Historia-Resumen
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En diciembre de 1828, el general unitario Juan Lavalle regresó de la Banda Oriental, desalojó
del poder al gobernador Dorrego y ordenó su fusilamiento. Esta medida puso que la violencia
se había vuelto un instrumento habitual para resolver los conflictos políticos en las provincias
y llevó la rivalidad entre unitarios y federales a su más alto nivel.
Esto causó una inestabilidad en la provincia de Buenos Aires. En los primeros meses de
1829, se produjo una rebelión entre las masas rurales de la campaña bonaerense, que reflejaba
las consecuencias generadas por la expansión ganadera. En las estancias el trabajo asalariado
tenía una disciplina laboral muy dura y con el miedo al servicio militar, motivos que se
sumaron al descontento popular por el golpe de Lavalle. Juan Manuel de rosas, un próspero
estanciero y comandante de milicias rurales alineado con el federalismo porteño, fue acusado
de promover el alzamiento. Rosas, aprovechó la protesta para impulsar su propia carrera
política: se presentó ante la élite como un garante del orden en la campaña y, al mismo
tiempo, como un protector frente a las masas rurales. Alejado de la ciudad de Buenos Aires,
Lavalle fue derrotado por las tropas de rosas y Estanislao López.
El 8 de diciembre de 1829, Rosas fue elegido gobernador de Buenos Aires, otorgado con las
Facultades extraordinarias y lo declaró Restaurador de las leyes e instituciones de las
provincias. Estas eran atribuciones especiales en donde rosas podía suspender la vigencia de
las garantías individuales y asumir el manejo de la justicia sin intervención del Poder
Judicial.
Su llegada al poder fue apoyada tanto por los sectores altos de la sociedad-estancieros y
comerciantes exportadores- como por los sectores populares: gauchos, peones, artesanos,
sirvientes, vendedores ambulantes y esclavos.
Respaldado en estas atribuciones Rosas, construyó una autoridad fuerte, mediante la cual
restableció el orden y la disciplina entre los sectores populares en la ciudad y del campo
ordenó, las finanzas restringiendo el gasto público y limitó las libertades políticas. Rosas no
toleró la oposición: clausuró los periódicos que lo criticaban y persiguió a quienes no
manifestaban su apoyo a la causa de la Federación.
Como Rosas fue práctico, se alió con todos aquellos sectores que le permitieran garantizar el
orden y los privilegios de la provincia de Buenos Aires. De esta forma, integró a miembros
del antiguo Partido del Orden con seguidores del federalismo popular porteño, que había
encabezado Dorrego. Entre 1829 y 1832. Rosas reunió a estos dos grupos en el Partido
Federal porteño a través del cual se propuso disciplinar a los sectores populares y limitar los
enfrentamientos al interior de la elite.
Para enfrentar a la Liga Unitaria, los representantes de Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos y
Santa Fe; se reunieron y en 1831 firmaron el Pacto Federa. Este acuerdo establecía una
alianza ofensiva y defensiva contra todo ataque exterior e interior, declaraba el libre tránsito
de personas y mercancías y creaba una comisión representativa con atribuciones para
concertar tratados de paz, para declarar la guerra y para convocar a un congreso que
organizara el país según el sistema federal de gobierno.
El país quedó dividido en dos bloques. La Liga Unitaria carecía de recursos financieros
suficientes y de un apoyo popular masivo, en cambio, en la Liga Federal había controversias
económicas entre corrientes y Buenos Aires acerca de si se debía proteger a la industria
nacional, consecuencia de esta división fue el estallido de una guerra civil.
El triunfo federal
Estanislao López asumió la jefatura del ejército federal y declaró la guerra al general Paz, él
fue interceptado por una partida santafesina y cayó prisionero en mayo de 1831. Sin su
liderazgo político y militar, el derrumbe de la Liga Unitaria fue rápido, el 4 de noviembre de
1831 Quiroga vencía al general Lamadrid (había sustituido a Paz al frente del ejército
unitario) en la Ciudadela (Tucumán) y el federalismo triunfaba así, en todo el país.
La Confederación Argentina
"Confederación Argentina" fue el nombre que recibió el país a partir de la adhesión de todas
las provincias al Pacto Federal de 1831. Si bien, cada provincia debía ser autónoma, Rosas,
invocando amenazas contra la federación y mediante subsidios, cooptación, intimidación y
acciones armadas, intervino en los asuntos internos de las provincias apoyando a los
gobernadores afines y derrocando a los opositores.
A pesar de que la Confederación no tenía Congreso, Poder Ejecutivo central ni una
constitución escrita, Rosas ejerció el liderazgo nacional bajo la amenaza del uso de la fuerza
de Buenos Aires.
La política fiscal
Durante su segundo gobierno, Rosas se propuso dos objetivos fiscales: limitar los gas- tos
públicos y mejorar la recaudación impositiva. En 1836 no se pudo lograr el deseado
equilibrio fiscal y se recurrió a la venta de tierras públicas para paliar el déficit. Pero como
esta situación se repitió al año siguiente, Rosas decidió cancelar el presupuesto para
educación y para salud pública, por lo que la Universidad, los hospitales y los asilos de
Buenos Aires debieron cerrar sus puertas durante ese año.
A partir de 1840, el aumento de los gastos de guerra por conflictos internos llevó al gobierno
a emitir moneda sin respaldo. El sistema monetario de Buenos Aires se basaba en la
coexistencia de papel moneda para las transacciones internas, metálico para atesorar y letras
de pagos para el comercio internacional. Para apuntalar este sistema, en 1836 Rosas restauró
el Banco de la Provincia de Buenos Aires.
La organización financiera de las provincias
Ante la falta de una política económica nacional, las provincias organizaron sus sistemas
impositivos sobre la base de las aduanas interiores y del cobro de derechos de tránsito. A
estos se agregaron antiguos impuestos coloniales, como el diezmo, el sellado y las patentes.
También se aplicaron contribuciones extraordinarias y empréstitos forzosos sobre los
enemigos políticos. Las provincias mantuvieron sus propias monedas metálicas de baja
calidad y no aceptaron el papel moneda que emitía Buenos Aires. Muchas provincias vivían
en constante déficit y para paliarlos, recurrían a los subsidios entregados por Rosas, según
criterios absolutamente arbitrarios.
La prohibición de navegar los ríos interiores y el monopolio del puerto de Buenos Aires
perjudicaban el comercio del Litoral. El bloqueo al puerto de Buenos Aires que los franceses
decretaron en 1838 brindó la posibilidad a Corrientes y a Santa Fe de rebelarse contra Rosas.
El plan consistía en que el gobernador de Corrientes, Genaro Berón de Astrada, se rebelara
con el apoyo de tropas santafesinas. Pero Rosas intervino Santa Fe y luego envió sus tropas a
Corrientes, donde el gobernador de Entre Ríos (Pascual Echague) derrotó a Berón de Astrada,
quien murió en el combate.
El bloqueo francés
Las tensiones entre Francia y Buenos Aires estallaron cuando Rosas se negó a firmar un
tratado que concedía privilegios a los comerciantes franceses. Otros motivos fueron la
sanción de la Ley de Aduanas que gravaba con impuestos especiales las mercancías
provenientes de Uruguay (los franceses tenían allí sus depósitos), y la prohibición para los
buques extranjeros de navegar los ríos argentinos, lo que impedía el comercio directo con el
Litoral.
En 1838, el vicecónsul francés exigió la libertad de un ciudadano de su país que había sido
acusado por Rosas de ser espía al servicio de los unitarios. Era la excusa que necesitaba
Francia para impulsar una intervención militar. Rosas rechazó el reclamo, por lo que la
escuadra francesa bloqueó el puerto de Buenos Aires, con lo cual impidió la salida y la
entrada de barcos. Los unitarios que habían emigrado a Montevideo aprovecharon este
conflicto para aliarse con Francia, para alentar la rebelión del Litoral y para organizar la
expedición de Lavalle.
A la negativa de Rosas a ceder ante los reclamos franceses pronto se sumó la presión de los
comerciantes británicos, que se perjudicaban con el bloqueo. De esta manera, Francia se vio
obligada a deponer su actitud. A finales de 1840 llegó al Río de la Plata un nuevo cónsul
francés, que firmó un tratado que permitió terminar con el bloqueo. Este episodio confirmó la
habilidad política de Rosas: había derrotado las ambiciones francesas y, al mismo tiempo, a
sus aliados unitarios y a los disidentes federales.
El bloqueo anglo-francés
El bloqueo anglo-francés fue causa de que Rosas ordenó a la escuadra porteña bloquear el
puesto de la capital uruguaya y apoyo con tropas al general Oribe, quien sitió Montevideo.
Como las hostilidades afectaban los negocios de los comerciantes ingleses y los franceses que
operaban Uruguay, estos reclamaron la intervención de sus respectivos gobiernos. Las
consecuencias fueron: la carta de las importaciones inglesas, por lo que los británicos
decidieron negociar y levantar el bloqueo. Un año después, Francia siguió un camino similar
y retiró sus buques del Rio de la Plata.