historua
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El comercio porteño
En Buenos Aires asumió como gobernador el federal Juan Ramón Balcarce. Quien
debió enfrentar serios problemas económicos y la división de los fede- rales. Los
federales netos o apostólicos, organizados por Rosas y su esposa Encarnación
Ezcurra, mantuvieron su fidelidad a Rosas, en tanto los lomos negros, doctrinarios
o cismáticos fueron sus opositores. La disidencia se mani- festó en los periódicos
que defendían una u otra posición.
Un juicio contra el periódico rosista El Restaurador de las Leyes (INFO) dio fugar a
una maniobra política de los federales apostólicos, quienes convencie ron a los
sectores populares de que Rosas sería juzgado. Alentados por Encarnación
Ezcurra, en noviembre de 1833, sus partidarios produjeron un levantamiento
conocido como la Revolución de los Restauradores. La legisla tura tuvo que ceder
y reemplazó a Balcarce por Juan José Viamonte. Este no pudo conciliar a los dos
sectores del federalismo y renunció en junio de 1834. El gobierno quedó en manos
del presidente de la legislatura, Manuel Vicente Maza.
La confederación rosista
Rosas ejerció un férreo poder en su provincia. Con medidas represivas persi- guió
toda oposición y contó con instituciones dóciles, como la legislatura, que se
renovaba anualmente mediante un sistema de lista única. Cada cinco años era
reelecto en el cargo de gobernador, como una mera formalidad.
Una vez consolidado su predominio en Buenos Aires, y ante la falta de cau- dillos
opositores poderosos, fue extendiendo su influencia en las provincias. Impuso,
entonces, su idea de no convocar a un Congreso Constituyente y de conformar
una unidad mediante la delegación del manejo de las relaciones exteriores en su
persona. De esta manera, se conformó la Confederación Argentina durante la
etapa rosista.
Consenso y oposición
Sin embargo, para Rosas el restablecimiento del orden implicaba acallar toda voz
opositora, ya se tratara de los unitarios o de federales contrarios a sus poli- ticas.
Dispuso numerosas cesaritias de empleados, militares y miembros de la Iglesia
señalados como enemigos de la causa federal. Impuso el uso obligatorio de la
cinta punzó, como símbolo de incondicionalidad politica.
Rosas continuó con la política de puerto único, que perjudicaba los intereses
comerciales de las provincias del Litoral. Por esa razón, en 1839, el gobernador
correntino, Juan Genaro Berón de Astrada, inició un levantamiento que fue
derrotado por las tropas de Rosas.
Ese mismo año, con apoyo francés y de los emigrados de Montevideo, Lavalle
invadió Entre Ríos para iniciar una campaña contra el gobernador de Buenos
Aires. Derrotado en esa provincia en julio de 1840 y sin el apoyo que esperaba de
la población del Litoral, se dirigió al Norte, donde se había producido un
levantamiento.
La caída de Rosas
En Buenos Aires, las acciones de Urquiza despertaron una reac- ción popular a
favor de Rosas. Por su parte, el gobernador por- teño no creia que su poder
corriese verdadero peligro y, por eso, no ordenó preparativos militares especiales.
• los primeros fueron los “verdaderamente unitarios”, como Agüe- ro, Valentín
Alsina y Salvador María del Carril.
• los federales del Litoral, que estaban enfrentados con Rosas a causa de la
política económica y los federales del Interior, que rechazaban el centralismo
porteño y el sometimiento a Buenos Aires.
Los núcleos opositores de Buenos Aires a veces se hallaron entre los integrantes
del régimen, como en la llamada Conspiración de Maza, o en núcleos de
hacendados disconformes con la política de tierras, como en la sublevación de los
Libres del Sur.
La derrota de la Confederación
Mitre fue nombrado encargado provisorio del Poder Ejecutivo Nacional, reiniciando
la unificación del país, cero, esta vez, bajo la hegemonía porteña. Asimismo, en-
expediciones militares al Interior que impusieron gobiernos afines en la mayoría de
las provincias. Una vez asegurado el control poli- oco de la situación, convocó a
un nuevo Congreso que, reunido en Buenos Aires, lo gió presidente constitucional,
a partir del 12 de octubre de 1862. El principal objetivo del gobierno de Mitre fue
fortalecer al Estado nacional in- cluso frente a los intereses bonaerenses. Fue asi
como hizo aprobar la nacionaliza- ción de la Aduana, organizó un Ejército nacional
y el Poder Judicial federal. Sin embargo, la oposición de los autonomistas
porteños no le permitió federalizar la cudad de Buenos Aires como capital de la
República, cuestión que siguió sin resal verse hasta 1880.
Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi fueron los intelectuales más
influyentes en las decisiones políticas del período 1852-1880. Sus discusiones
adquirieron la forma de debates publicados a través de libros y de la prensa,
abordan- do temáticas referidas tanto al pasado como al futuro de la Argentina.
El tramo más famoso de esas polémicas comenzó en 1853, cuando durante sus
va- caciones en una quinta en el valle de Quillota, Chile, Alberdi escribió una serie
de cartas públicas en las que cuestionaba los artículos de Sarmiento en los diarios
de Buenos Ai- res. En estas Cartas quillotanas, Alberdi criticaba el papel del
periodismo coma grupo de presión frente a la situación politica del país y defendía
la actuación de Urquiza, que era atacado por Sarmiento, partidario de la política
separatista de Buenos Aires. En respuesta a las Cartas quillotanas, Sarmiento
publicó Las ciento y uno, obra en a que argumentaba que Urquiza representaba
una continuidad del caudillismo, al que había que darle fin. Según Alberdi, para
constituir la “República posible, ha- bia que ofrecer garantías e incluir a todos,
incluso a los gauchos y a los caudillos. Sarmiento, en cambio, opinaba que Alberdi
había redactado las Bases para obtener sentajas y espacios de poder dentro de la
Confederación.
El periodo de construcción del Estado no fue fácil. Tras superar nuevos enfren
tamientos armados y conflictos de intereses provinciales, la Argentina logro
constituir un Estado nacional recién a fines del siglo xix. En 1880, el poder
ejecutivo consiguió imponer a la provincia de Buenos Aires, a través del uso de la
fuerza, la decisión de federalizar su ciudad capital.
El papel del Estado
Za lo gro
Vas clas
Justo José de Urquiza habia nacido en Entre Rios en 1801 Fue gobernador de su
provincia y lider del federalismo local durante el periodo rosista qulerda)
Vicente Lopez y Planes (1758- 1856) tenia una larga trayectona politica que se
emoritans a su participación en el Cabildo Abierto de 1810 (Derecha
Er to la chas
Acuerdo de San Nicolás estableció un plan que respondía a los intereses del Inte-
scador y debilitaba la supremacía porteña: reafirmaba el federalismo como
fundamento de a organización nacional; convocaba a un Congreso Constituyente
integrado por dos diputados por provincia; suprimia las aduanas interiores y
encargaba a Urquiza, como director provisorio de la Confederación, la
representación externa y el mando de los ercitos. También dejaba en sus manos
resolver las cuestiones referidas a la navegación de los ríos interiores, el comercio
interior y exterior y la administración de correos. Por ültimo, fijaba que cada
provincia contribuiría con el ingreso de sus aduanas exteriores a reunir los fondos
necesarios para sostener al gobierno federal y los gastos del Congreso.
El triunfo porteño
Las guerras civiles volvían así a ser parte del escenario político nacional. Dos
expe diciones marcharon desde Buenos Aires hacia Corrientes con la intención de
forzar un levantamiento contra Urquiza, pero fueron derrotadas y debieron
regresar.
La Constitución de 1853
La presidencia de Urquiza
Los problemas económicos fueron una de las principales problemáticas que debió
enfrentar el gobierno de la Confederación. Si bien Buenos Aires no pudo impedir la
libre navegación de los ríos establecida por la Constitución, segula
hegemonizando el co- mercio exterior. Para competir con ella, la Confederación
habilitó el puerto de Rosario e inició trabajos de infraestructura en áreas como el
transporte y las comunicaciones.
La Confederación Argentina
La secesión de Buenos Aires inició una década caracterizada por la dificil
convivencia entre dos Estados independientes. Si bien la Confederación nunca
reconoció la au tonomía bonaerense, firmă diferentes pactos con los porteños que
buscaron evitar los enfrentamientos armados continuos en el territorio nacional.
La Confederación Argentina existió como tal entre 1853 y 1862 y sus presidentes
fueron Justo José de Urquiza (1854-1860) y Santiago Derqui (1860-1861),
“Gravamen:
CHACO
SANTIAGO ESTERO
CORODBA ENTRE
MENDOZ
BUENOS
Ang
Referencias
Estado de Buenos
GLOSARIO
Para hacer frente a esa situación, Urquiza contrató préstamos com banqueros
brasileños y, en 1856, impulsó la aprobación de la Ley de Derechos Diferenciales.
Esta recargaba con un mayor gravamen a las mercaderías europeas que llegasen
al territorio de la Confede ración a través de Buenos Aires.
Los primeros conflictos internos surgieron con el caudillo riojano Angel Vicente
Chacho Peñaloza, quien resistió el atropello de las fuerzas enviadas por Mitrea
terior después de Pavón. En 1863, Peñaloza solicitó una reparación económica su
provincia por los graves daños causados por la guerra civil, pero, ante la negat del
gobierno nacional, se levantó en armas. Las fuerzas nacionales, a las que se sum
ron los gobiernos de San Juan, Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca,
derrota a las montoneras de Peñaloza en Lomas Blancas y Las Playas.
Finalmente, Peñal fue tomado prisionero, y el 12 de noviembre de ese año lo
asesinaron y decapita Su cabeza se expuso en público con el objetivo de prevenir,
a través del miedo, tum ras resistencias populares.
En 1865, Paraguay intervino en favor del partido blanco, declaró la guerra al Brasil
y cruzó sin autorización el territorio correntino para atacar el sur brasileño. En
estas circunstancias, el conflicto se generalizó rápidamente.