La Filosofía de Jenófanes
La Filosofía de Jenófanes
La Filosofía de Jenófanes
1) Cuestiones teológicas
Con respecto a la teología Jenófanes comienza por realizar
una crítica a los dioses homéricos de la tradición griega.
Estos dioses, afirma Jenófanes, no son más que una
invención humana, creada a imagen y semejanza del ser
humano. Dotados no solamente de cuerpos, brazos y
piernas similares a las del hombre, los dioses tienen
además todos los vicios imaginables. Son corruptos,
mienten, engañan, traicionan, etc. por lo que en ningún
momento deberían ser usados con fines educativos. En
este aspecto Jenófanes es claramente un moralista
preocupado por las posibles influencias que las creencias
tradicionales podían tener en los modelos de conducta de
la juventud. No olvidemos que los textos de Homero eran
parte fundamental de la educación, no sólo de los jóvenes,
sino de todo el pueblo. La crítica al antropomorfismo es
uno de los frutos de los viajes realizados por Jenófanes y
del espíritu crítico adquirido en ellos, pues no se limita a
señalar una mera semejanza general entre dioses y
humanos, sino que en cada región del mundo los dioses
tienen las características de los habitantes de la zona:
"Los etíopes dicen que sus dioses son chatos y negros,
Mientras que los tracios dicen que los suyos tienen ojos
azules y son pelirrojos"
Frente a estas divinidades Jenófanes propone la existencia
de un único Dios que no guardaría ningún parecido con los
seres humanos. Este Dios es un precursor del Ser de
Parménides, aunque, de nuevo, a la hora de precisar las
características del Dios de Jenófanes las interpretaciones
difieren. Hay común acuerdo en atribuirle la inmovilidad,
probablemente debido a que todo cambio, ya sea espacial
o de otro tipo, es visto como una imperfección, mientras
que el Dios de Jenófanes se nos presenta como un ser
supremo y perfecto:
"Sin esfuerzo sobre el Todo reina con el simple
pensamiento e intención.
Todo él ve, todo él conoce y todo él oye".
Por el contrario falta el acuerdo en lo que se refiere a su
corporalidad. Algunos interpretes han considerado,
basándose precisamente en que el Dios de Jenófanes "ve"
y "oye", que debía tratarse de un ser corpóreo, aunque
distinto a los humanos, mientras que otros han
interpretado tales términos como meras concesiones
lingüísticas para explicar de forma sencilla y accesible al
Dios sin que hayan de ser tomadas literalmente. En caso de
aceptar la corporeidad cabría discutir si la forma que
adopta es esférica, como hará Parménides al hablar del Ser
o si cabe alguna otra posibilidad.
Otro punto controvertido es la identificación que algunos
interpretes, como Aristóteles y Teofrasto, han realizado de
Dios con el mundo, que harían de Jenófanes un panteísta o
un hilozoísta, en la medida en la que el hilozoísmo acepta
la penetración divina en la materia. Esta postura, sin
embargo, probablemente es errónea: si, como hemos
afirmados, el Dios de Jenófanes está inmóvil y el mundo se
encuentra en movimiento ¿cómo pueden identificarse el
uno con el otro?