Derecho Penal UNIDAD 1
Derecho Penal UNIDAD 1
Derecho Penal UNIDAD 1
Para lograr tal objetivo, en la unidad 1 aprenderá las diversas posturas en cuanto a
conceptos, denominaciones, características y fines del Derecho Penal; en la unidad 2,
identificará los rasgos que caracterizan a la ley penal y comprenderá sus principales
aspectos técnicos, entre otros. De esta forma, en la unidad 3 aprenderá las formas de
interpretar la ley penal, sus diversos ámbitos de validez, reconocerá el concurso aparente
de normas y las formas de solucionarlo.
Una vez concluidas las tres primeras unidades tendrá los conocimientos sobre la Teoría de
la Ley Penal, y con ello, la información necesaria para que a partir de la cuarta unidad se
estudie la Teoría del Delito. De esta forma, en la unidad 4 tendrá las habilidades para
estudiar el concepto jurídico del delito y los elementos que lo conforman, sus
presupuestos, distinguiendo los delitos consumados y de tentativa, así como los delitos
con las diferentes formas de autoría y participación; ya en la unidad 5, estudiará al primer
elemento del delito denominado “conducta”, de este elemento distinguirá el aspecto
dogmático del delito y las principales corrientes y teorías que se ocupan de su estudio; los
elementos positivos del delito y sus aspectos negativos.
Con la información obtenida en las unidades anteriores ya contará con las habilidades
necesarias para la unidad 10, en la cual estudiará los principales sistemas doctrinales que
existen con referencia del delito, integrará los rasgos del causalismo, de la teoría de la
acción social, del finalismo y del modelo lógico, así como de corrientes funcionalistas. Una
vez estudiadas las unidades en su totalidad tendrá los fundamentos teóricos necesarios
para resolver los casos que se le presenten en su vida cotidiana. Máxime, que con el
sistema de justicia penal acusatorio y oral, la teoría del delito representa el elemento
jurídico de la teoría del caso.
Desarrollo de contenido
Profesora Mayra Alfaro Sánchez (2018-2019)
Profesor Irving Arellano Regino (2019)
Profesor Gerardo García Silva (2018-2019)
Profesora Patricia López Flores (2018-2019)
Profesor Juan Jesús Mora Mora (2019)
Objetivo general
Nota: Revise las competencias (De acuerdo con el Plan de estudios 2020 aprobado por la
Facultad de Derecho, las competencias que debe adquirir en la asignatura Derecho Penal son:
Competencias Generales Conciencia de la importancia del Derecho como sistema regulador de
las relaciones sociales. Capacidad para identificar y aplicar todas las fuentes jurídicas de
relevancia en una cuestión concreta. Competencias Transversales Los estudiantes aprenderán los
fundamentos del Derecho Penal, para prepararse para en un futuro ser Mediadores,
Negociadores, Árbitros y Litigantes. El Jurista siempre promoverá, respetará, protegerá y
garantizará los Derechos Humanos, especialmente de los niños, niñas, y personas con
discapacidad, así como la equidad de género. Competencias Específicas Trabajar en equipos
interdisciplinarios como experto en Derecho contribuyendo de manera efectiva a sus tareas y
actuar jurídica y técnicamente en diferentes instancias administrativas o judiciales con la debida
utilización de procesos, actos y procedimientos, conocer los conceptos teóricos fundamentales de
la normativa penal. Competencias jurídicas a adquirir Aplicar sus conocimientos de manera
especialmente eficaz en el área del derecho penal; tendrán la capacidad de enfrentar nuevas
situaciones y a contribuir en las soluciones jurídicas en casos específicos y generales. Actuarán de
manera leal, diligente y transparente en la defensa de intereses de las personas a las que
representa) que debe adquirir de acuerdo con el programa de estudio de la asignatura
Derecho Penal, que fue aprobado en la Facultad de Derecho (2020).
Unidades
Unidad 4. El Delito
6.1. La tipicidad
o 6.1.1. Noción
o 6.1.2. Elementos
6.2. Atipicidad
o 6.2.1. Atipicidad por ausencia de conducta (involuntariedad)
o 6.2.2. Atipicidad por falta de elementos del tipo
o 6.2.3. Consentimiento del interesado
o 6.2.4. Error de tipo invencible
o 6.2.5. Caso fortuito
8.1. Culpabilidad
o 8.1.1. Noción
o 8.1.2. Elementos
8.1.2.1. Imputabilidad
8.1.2.1.1. Noción
8.1.2.1.2. Imputabilidad disminuida
8.1.2.1.3. Acciones libres en su causa
8.1.2.2. Conocimiento de la antijuridicidad
8.1.2.3. Exigibilidad de otra conducta
8.2. Aspectos Negativos
o 8.2.1. Inimputabilidad
8.2.1.1. Causas
8.2.1.2. Efectos
o 8.2.2. Error de prohibición
o 8.2.3. No exigibilidad de otra conducta
Glosario
Acción
En los delitos de acción el sujeto activo realiza un movimiento físico que encuadra en un
tipo penal determinado.
Conducta
Es aquella actividad o inactividad voluntaria, que está compuesta por dos elementos:
psíquico, que se presenta cuando el sujeto activo ha querido mentalmente hacer u omitir
algo; y elemento físico, que consiste en no hacer u omitir algo.
Conducta ilícita*
Es aquella conducta prohibida por la Ley penal, que desarrolla el sujeto activo del delito,
es decir, cuando se despliega una conducta contraria a derecho.
Conducta lícita*
Es aquella conducta desarrollada conforme a derecho, pues se trata de una conducta que
no produce una sanción penal, ya sea prisión o medida de seguridad.
Culpa
Existe culpa cuando se obra sin intención y sin la diligencia debida, causando un resultado
dañoso, previsible y penado por la ley.
Dolo directo
Es aquel en el que el sujeto se representa el resultado penalmente tipificado y lo quiere.
Hay voluntariedad en la conducta y querer del resultado. El resultado coincide con el
propósito del agente (decide privar de la vida a otro y lo mata).
Dolo eventual
Se desea un resultado delictivo, previéndose la posibilidad de que surjan otros no
queridos directamente (incendio de una bodega, conociendo la posibilidad de que el
velador muera o sufra lesiones).
Dolo indeterminado
Intención genérica de delinquir, sin proponerse un resultado delictivo en especial
(anarquista que lanza bombas).
Dolo indirecto
El agente se propone un fin y sabe que seguramente surgirán otros resultados delictivos
(para dar muerte a quien aborda un avión, coloca una bomba cerca del motor, con la
certeza de que, además de morir ese individuo, perderán la vida otras personas y se
destruirá el aparato).
Dolo malo*
Se refiere a la forma en que se cometió el delito, esto es, está constituido por la
representación del hecho típico, la voluntad de la realización del resultado representado,
y el conocimiento de la antijuridicidad.
Dolo neutro*
Se refiere a la forma en que se cometió el delito, esto es, está constituido por la
representación del hecho típico, y por la voluntad de la realización del resultado
representado.
Error de prohibición*
Es una falsa apreciación de la realidad, que se derive porque el sujeto activo del delito
actúa desconociendo la existencia de la ley o su alcance de ella, o por considerar que su
conducta está justificada.
Imputabilidad
Se refiere a la capacidad de transgredir el orden jurídico por propia voluntad.
Inimputabilidad*
Es una causa de inculpabilidad derivada de que el sujeto activo del delito presenta un
trastorno mental transitorio o permanente, que le impide transgredir el orden jurídico
penal por propia voluntad.
Injusto penal*
También denominado como “injusto”, se define como aquella conducta contraria a
derecho, que se considera como delito. Sus elementos son: conducta, tipicidad y
antijuridicidad.
Juicio de reproche*
Consiste en determinar si el sujeto activo del delito es imputable, si tenía conocimiento de
que su conducta es considerada como delito, y, sobre todo, si le era exigible
racionalmente una conducta licita (conforme a derecho).
Omisión*
En los delitos de omisión, se castiga al sujeto pasivo del delito debido a que no realizó la
conducta que obligatoria y objetivamente debía cumplir.
Omisión simple*
Se define como un no hacer lo que la Ley le exige hacer (cumplir), cuyo resultado es
formal, ya que no se requiere un daño al bien jurídico tutelado, pues sólo basta la puesta
en peligro del bien jurídico tutelado.
Tipicidad*
Se define como el exacto encuadramiento de la conducta delictiva al tipo penal, dicho de
otra forma, es un razonamiento lógico cuya conclusión es determinar si la conducta
desplegada por el agente asocial es o no un delito.
Tipo penal
Es la descripción normativa de una conducta delictiva, que trae aparejada una sanción
como consecuencia de su inobservancia.
Unidad 1.
Derecho Penal
Introducción
Ante los retos que representan en la actualidad, por un lado la Criminalidad (común y la
organizada), así como el respeto a los Derechos Humanos de los gobernados frente al
arbitrio punitivo del Estado, es importante tener muy claro cuál es el papel que juega el
Derecho Penal, pues como ya lo han advertido penalistas de la talla de Francisco Muñoz
Conde (España) o Eugenio Raúl Zaffaroni (Argentina), estamos viviendo un momento de
expansión del Derecho Penal bajo la tentación del populismo penal, es decir, querer usar
al Derecho Penal como prima ratio, en lugar de usarlo (como debe ser) como ultima ratio.
De ahí la importancia de conocer el surgimiento y evolución del Derecho Penal y los
perfiles que debe tener en el contexto de un Estado Democrático y de Derecho.
Luiggi Ferrajoli menciona que “el Derecho Penal, define lo que no es lícito lesionar, ni con
el delito, ni con la sanción” (Cfr. Sarre y Manrique, 2017: 6). Es por lo anterior que conocer
la evolución y desarrollo del Derecho Penal, debe servirnos para evitar cometer los errores
del pasado, al igual de valorar los aportes de quienes han pretendido hacer de éste, una
herramienta útil para racionalizar la reacción social hacia aquello que denominamos delito
y de qué forma lo castigamos.
¡Adelante!
Objetivo particular
Temario
Así pues, hay que entender al Derecho Penal como ese sector del Derecho Público que se
encarga de determinar las conductas que son consideradas como delitos y, en
consecuencia, la sanción o medida de seguridad que, eventualmente se pueda imponer a
quien se ha comprobado judicialmente que ha realizado dicha conducta tipificada en el
ordenamiento legal como delito.
Lo que hoy conocemos como el Derecho Penal, deviene de un proceso muy largo de
evolución respecto de la facultad del Estado denominada Ius puniendi, es decir, el derecho
a castigar.
La concepción del Derecho Penal puede partir de dos aspectos (Díaz Aranda, 2014: 3):
Derecho penal
subjetivo
El derecho penal subjetivo es sinónimo del “derecho a penar” que tiene el Estado, el cual
es conocido por su denominación latina: ius puniendi, y se puede definir como la facultad
del Estado para prohibir las conductas consideradas como delitos e imponer las sanciones
penales a quienes las realizan.
Derecho penal
objetivo
Cuando el Estado ejerce la facultad de emitir normas penales da origen al llamado
derecho penal objetivo, el cual podemos definir como el sistema de normas contenidas en
las leyes emitidas por el Estado para dar a conocer a los miembros de la sociedad las
conductas prohibidas y establecer los requisitos para sancionarlas como delitos con penas
o como injustos con medidas.
Concluimos este apartado con el siguiente pensamiento de Luiggi Ferrajoli, que refleja las
ideas que hemos compartido para su consideración (Cfr. Sarre y Manrique, 2017: 6):
“El Derecho Penal define lo que no está permitido lesionar ni con el delito ni con la pena”
Concepto
Mencionamos anteriormente, las ideas sobre lo penal han atravesado por un largo
proceso de evolución, reflejando la ideología y valores de las diversas sociedades, lo que
se ha reflejado en las diversas definiciones que se han generado con el tiempo. Sería
prolijo enumerarlas todas y hacer justicia a todos quienes han realizado un esfuerzo por
brindar una definición satisfactoria o universalmente aceptable.
Von Liszt
Derecho Penal es el conjunto de las reglas jurídicas establecidas por el Estado, que asocian
el crimen, como hecho, a la pena, como legitima consecuencia.
Edmund Mezger
El Derecho Penal es un conjunto de normas que regulan el ejercicio del poder punitivo del
Estado, conectando al delito, como presupuesto, a la pena como su consecuencia jurídica.
Relaciones del Derecho Penal con otras ramas del Derecho y Ciencias
auxiliares
Como se ha comentado en los apartados anteriores, el Derecho Penal surge y ha
evolucionado derivado de la necesidad de tutelar, bienes jurídicos fundamentales para la
vida social a través de la regulación de conductas consideradas como antisociales, o mejor
dicho como delitos.
Podemos decir que, en el ámbito jurídico el Derecho Penal guarda relación con otras
ramas del Derecho como las siguientes: derecho constitucional, derecho civil, derecho
laboral, derecho administrativo, derecho fiscal, derecho mercantil, etcétera. Asimismo, el
pensamiento penal ha sido enriquecido con las aportaciones de otras ciencias o áreas del
conocimiento como: medicina legal, criminalística, criminología, victimología, política
criminal, dogmática penal, entre otras.
Cada una de ellas ha hecho contribuciones importantes que han coadyuvado a ampliar la
comprensión del fenómeno delictivo, la concepción del delito, del delincuente y los fines
de la pena, para que éstos estén más acordes con los tiempos en que vivimos.
Evolución histórica
Parafraseando un conocido refrán: “El Derecho Penal, no siempre fue lo que hoy es”, es
común caer en el error de considerar que la reflexión penal y la regulación del arbitrio
punitivo del Estado siempre han sido reguladas de la forma y bajo las bases y
fundamentos que hoy tenemos, nada más alejado de la realidad. Como ya hemos
mencionado, el Derecho Penal es el resultado de un largo proceso de evolución y
desarrollo que nos ha llevado siglos, incluso eones (Eón proviene del latín aerum (griego).
aion, eternidad.
1. s. m. Filosofía. Término usado en el nosticismo para designar cada uno de los seres o
inteligencias divinas y eternas, emanados de la unidad suprema, que ponen en relación la
materia y el espíritu.
2. Período de tiempo indefinido e incomputable.).
Así pues, la idea que queremos transmitir es que no debemos caer en el error de suponer
que todo el bagaje de conocimiento que hoy constituye al Derecho Penal “siempre ha
estado ahí”, al contrario, se ha ido construyendo lenta, penosa y en ocasiones
amargamente, nutriéndose de reflexión, introspección, análisis, valoración y naturalmente
crítica.
Tener en cuenta esos aspectos, previo al estudio de la evolución del Derecho Penal nos
permitirá poner juntas ideas y conceptos como delito/pecado, venganza/justicia,
libertad/control social, pena/medida de seguridad, acción/omisión, etcétera.
La mayoría de quienes han escrito sobre esta evolución coinciden en que este proceso
puede quedar establecido o comprender los siguientes momentos o estadios:
Reflexión…
Previo al estudio de esta evolución histórica, es preciso mencionar que los estadios
señalados, no constituyen momentos precisos o tajantes en este proceso de evolución,
sino que tratan de dar cuenta de grandes momentos cualitativos dentro de la reflexión
penal que, incluso es posible entender que se traslapan, en algunos casos, unos con otros,
por lo que su valor es simplemente ilustrativo de un proceso largo y complejo, pero a la
vez fascinante.
Venganza privada
La idea de la venganza privada está relacionada con lo que se conoce comúnmente como
justicia por propia mano. Ante la ausencia de mecanismos formales para la resolución de
los conflictos sociales (tribunales, códigos, jueces, etcétera), este primer período se
caracteriza por que son las partes las que lo gestionan, generalmente por conducto de la
violencia.
Es así como eran las partes quienes, por sus medios solucionaban el conflicto, naturalmente
entendemos que en ello habría precisamente mucho de venganza y poco de justicia. Nos
encontramos en los albores de la regulación de la vida social y por lo tanto del Derecho Penal.
Pensamiento que aclara Castellanos Tena al observar que no toda venganza puede
considerarse antecedente de la represión penal, sino la actividad vengadora apoyada por
la colectividad misma, al reconocer el derecho del ofendido a ejercitarla,
proporcionándole la ayuda material o el respaldo moral necesario (Cfr. Pavón
Vasconcelos, 2004: 46).
Particularmente encontramos que en este período se atiende a los conflictos, los cuales
más adelante llamaremos delitos, que implicaban un daño material y constituían la base
de la venganza (la generación de un daño similar o equivalente al causado). Entre los
Babilonios encontramos la llamada Ley del Talión: ojo por ojo, diente por diente, que
remite y resumen de manera muy gráfica el sentido de justicia característico de este
estadio, más tarde se dará paso a las llamadas composiciones (arreglos económicos entre
las partes) para evitar mayor generación de violencia e intentar una suerte de
autocomposición entre las partes.
Venganza privada
En este estadio, llama la atención que comienza a generarse la idea de que el daño
causado (delito/pecado) se refiere sobre todo a un mandato divino o a una deidad. El
castigo se da, no en función al daño que se genera a otro individuo miembro de la
comunidad, sino que se ha infringido un mandamiento, un dogma, de origen divino, así
que el castigo busca, sobre todo castigar la falta de cumplimiento al mandato divino, más
que a la tutela de algún bien jurídico en particular.
Una época histórica que puede ubicarse en este contexto es la que históricamente hemos
estudiado como la Edad Media (algunos lo han denominado también oscurantismo), en el
que se gestó y actuó el llamado Tribunal del Santo Oficio; mejor conocido como la Santa
Inquisición que, bajo una concepción religiosa, detuvo, procesó, enjuició y ejecutó a miles
de personas por delitos/pecados “cometidos en contra de la fe”, lo que sin duda
constituye una página muy oscura y triste en la historia de la humanidad.
Venganza pública
En esta etapa de la evolución de las ideas penales, se transforman los conceptos de pena y
de función represiva, dándoseles un carácter eminentemente público. Se caracteriza, al
decir de Cuello Calón, por la aspiración de mantener, a toda costa, la tranquilidad pública.
“Este es el ciclo en que aparecen las leyes más severas, en que se castigan con más dureza
no sólo los crímenes más graves, sino hasta hechos hoy indiferentes... reinaba en la
administración de justicia la más irritante desigualdad, pues mientras a los nobles y a los
poderosos se les imponían las penas más suaves y eran objeto de una protección penal
más eficaz, para los plebeyos y siervos se reservaban los castigos más duros y su
protección era en muchos casos tan sólo una caricatura de la justicia...; los jueces y los
tribunales tenían la facultad de imponer penas no previstas en la ley, incluso podían
incriminar hechos no penados como delitos, y de estos poderes abusaron con exceso,
pues no los pusieron al servicio de la justicia, sino al de los déspotas y tiranos depositarios
de la autoridad y el mando” (Cfr. Pavón Vasconcelos, 2004: 51).
Así pues, la venganza pública, diríamos que constituye un primer intento por dotar de
objetividad y racionalidad el ius puniendi del Estado, que, dicho sea de paso, también
comienza a consolidarse como idea política, social y jurídica.
Oriente
Babilonia llegó a ser una potencia comercial y militar asentada entre los ríos Tigris y
Éufrates, es considerada por algunos la verdadera cuna de la civilización occidental. Fue
una sociedad teocrática que comenzó a organizar los aspectos penales por primera vez en
una codificación conocida como Código de Hamurabi, en honor al rey Hamurabi, quien la
encomendó, y que contiene las primeras reglas de corte, diríamos “penal y procesal”
(aproximadamente 282 reglas), ya que aún no se lleva a cabo una distinción entre ambos
aspectos.
Grecia
Sin duda, otro de los referentes obligados para conocer y estudiar la incipiente
organización penal es en la antigua Grecia. Cuna de filósofos y del pensamiento
occidental, incluso los griegos reconocían la necesidad de generar normas de carácter
penal para regular y sancionar determinadas conductas, basados en una peculiar forma de
entender la vida y las relaciones; tanto humanas como divinas. El siguiente pasaje nos
muestra algunos aspectos de su organización penal a través de uno de los juicios
históricos más famosos: el de Sócrates.
Roma
Roma sin duda es un referente obligado, debido a que nuestro sistema legal cuenta con
una impronta muy importante derivada de este pueblo. Al igual que pueblos como los
griegos o los babilonios, los romanos se caracterizaron por ser un pueblo conquistador y
comercial, pero encontraron la base para afianzar su dominio en las leyes. En el caso de la
legislación penal, se basa sobre todo en delitos cometidos por extranjeros (no ciudadanos
romanos), así como un proceso de corte inquisitivo, que con el tiempo se nutrirá de otras
formas de organización penal, particularmente de los llamados pueblos bárbaros, de
quienes retomaron instituciones muy interesantes como: las ordalías, el combate judicial y
las conjuras, entre otros, como formas de solucionar los conflictos generados por el delito.
El proceso poco a poco fue derivando hacia el sistema acusatorio, el cual alcanzó su
esplendor en la época republicana. Con la Ley Calpurnia, puede decirse que se establece
el proceso típicamente acusatorio. El proceso iniciaba con la acusación, el acusador debía
sostener la acusación durante todo el proceso y aportar pruebas de cargo.
A inicios del siglo XX (1904), el Papa Pío X creó una Comisión que se encargara de la
redacción del Código de Derecho Canónico, la cual se promulgó hasta 1917.
Podemos señalar que, aunque se tratara de un código de carácter religioso, constituye uno de los
esfuerzos más logrados de sistematización y ordenación de normas de contenido religioso que sin
duda contribuyeron en los esfuerzos (desde el ámbito seglar) para la redacción de los Códigos
penales modernos.
Periodo humanitario
Se busca superar las limitaciones que se generaron durante el llamado oscurantismo, bajo
el predominio de las ideas religiosas. En el ámbito penal esta tendencia se hará más
patente bajo las reflexiones de autores como César Bonesana, marqués de Beccaria, quien
con su obra “De los delitos y las penas”, generará toda una revolución en cuanto al castigo
introduciendo conceptos e ideas innovadores para la época. Otro tanto harán en
Inglaterra autores como John Howard, en Inglaterra tras haber estado privado de la
libertad, dedicó su existencia a hacer lo que se ha llamado la geografía del dolor, reflexión
sobre lo que hoy llamaríamos Derecho penitenciario. Así pues:
Según Novoa, iba a ser el movimiento ideológico del siglo XVIII, promovido por “el
despertar intelectual y libertario”, el que habría de señalar las pautas, haciendo accesible
el camino, hacia una total reforma penal. Dentro de este movimiento destacan,
fundamentalmente, las obras de Montesquieu (el espíritu de las leyes), Voltaire (sobre la
tolerancia) y Rousseau (el contrato social), en las cuales se denuncian la excesiva crueldad
de las penas y lo irregular de los procesos, señalándose, como fundamento de la pena, el
contrato social (Pavón Vasconcelos, 2014: 53).
Las reflexiones de este período humanista sembrarán los cimientos para un período que
buscará consolidar los avances en los campos del conocimiento humano con una base
científica, reflexión que buscará llevarse al delincuente, al delito y a la pena, lo que
igualmente constituirá todo un hito en la historia de la reflexión penal.
Periodo científico
Asimismo, vemos que, en el aspecto penal, se nutren y desarrollan varias ideas que resulta
interesante considerar (Cruz Cruz, 2004: 30):
¿Sabía que…?
Uno de los representantes más destacados del periodo científico fue Von Feuerbach,
considerado en Alemania el padre del derecho penal moderno. Siguiendo en esencia las
doctrinas de Kant, Feuerbach crea el criterio de que la pena es una coacción psicológica,
con lo cual da origen a la teoría de la prevención general.
Época precortesiana
Los delitos considerados como tales y los castigos reflejan la idiosincrasia de estos pueblos
precortesianos que nos muestra y habla de la sus valores y filosofía.
Por ejemplo…
Un ejemplo lo encontramos en la siguiente narración de Díaz Aranda (2014: 7). Teja Zabre
nos ilustra sobre los delitos y las sanciones que se imponían en el territorio de la Triple
Alianza (México, Texcoco y Tacuba):
Por ejemplo…
A, C, D, E
Por ejemplo…
F, H, I, M
Por ejemplo…
P, R, S, T
Por ejemplo…
Entre los delitos que no corresponden a las clasificaciones actuales
Aunque se considera que la aportación a la reflexión penal por parte de estos pueblos
pueda ser escasa, sirve de testimonio sobre la preocupación prácticamente universal por
las cuestiones penales.
Época colonial
En la llamada época colonial, vamos a ver cómo se van a proyectar la cultura, religión y en
este caso la legislación, en general y en particular la penal de España hacia lo que
entonces se denominaba la Nueva España, como podremos constatar a continuación, en
lo que hace a las normas penales, vamos a ver que se van a aplicar disposiciones como
la Novísima recopilación, las Siete Partidas y otras que tenían como objetivo, generar la
aplicación de la ley en casos de los denominados delitos cometidos en esa época, aunque
hay que decir que se aplicaba bajo ciertos raceros (criterios), de manera clasista y desigual
a los habitantes de la Nueva España, tal y como Enrique Díaz Aranda detalla a
continuación.
Después de la conquista fue necesario establecer las instituciones jurídicas que regularían
la vida en los nuevos territorios españoles; por ello, la Novísima recopilación de 1805 y las
Siete Partidas fueron ordenamientos aplicados frecuentemente en la Nueva España. Las
últimas se integraban con una serie de ordenamientos sustentados en la tradición
romano-canónica-germánica y son, por tanto, el origen de nuestro actual sistema jurídico.
El delito se concibió desde una perspectiva religiosa y política como “un acto peligroso que
infringe los cánones de la religión ya como infidencia al Estado, o como una agresión
perjudicial a la seguridad y armonía de los individuos asociados. La penalidad, es una
expiación, una vindicta o una forma de escarmiento” (2014: 9).
¿Sabía que…?
Durante la época colonial, tanto las leyes aplicables como las penas a imponer se
determinaban atendiendo a la raza del condenado, por lo cual a los conquistadores se les
aplicaban las leyes que regían en la península, mientras que a los indígenas y negros se les
aplicaban las leyes emitidas para la Nueva España.
De acuerdo con lo anterior, las sanciones impuestas podían ser: pena de muerte, horca,
prisión, azotes, destierro, trabajos forzados en arsenales o en obras públicas, relegación,
proscripción, multa, confiscación, castración de negros cimarrones, trabajo para los indios
en los conventos, etcétera (Díaz Aranda, 2014: 9).
Época independiente
Como veremos a continuación, este proceso estuvo lleno de vicisitudes que implicaron
que, al principio, se siguiera con cierta inercia sobre las instituciones de origen europeo,
sobre todo español. Poco a poco se fueron consolidando esfuerzos para lograr en la parte
penal, dar a luz nuestros primeros intentos de legislación penal, como se muestra a
continuación (Díaz Aranda, 2014: 10):
Las ideas del siglo XIX y las propias dinámicas internas de nuestro país influyeron en los
primeros intentos de organización penal que fueron poco viables, sin embargo, como
veremos en el siguiente apartado, también se llegará a consolidar los primeros esfuerzos
de codificación penal, desde una perspectiva nacional que, con sus aciertos y errores,
constituye un primer y logrado esfuerzo en ese sentido.
El Código penal de 1871, mejor conocido como Código Martínez de Castro, de corte
liberal (de acuerdo con la época) es un primer logro de legislación penal, aunque de
inspiración ibérica, pero que ya igualmente mostraba la forma en que las ideas de corte
liberal (como las de la ilustración y de la Revolución Francesa) habían arraigado en nuestro
país. Su mérito está sobre todo en tratar de romper esa impronta y dar a la luz un
documento nacional en ese sentido, la siguiente reseña nos habla de ese proceso.
Díaz Aranda (2014: 10-11) menciona que el Código Penal para el Distrito Federal y
territorio de la Baja California sobre delitos del fuero común y para toda la República
sobre delitos en contra de la Federación fue elaborado por la comisión integrada por
Antonio Martínez de Castro, José María Lafragua, Manuel Ortiz de Montellano y Manuel
M. de Zamacona tomando como modelo el Código penal español de 1870. Este código fue
promulgado el 7 de diciembre de 1871, es más conocido como Código Martínez Castro y
en él se adoptó la ideología liberal proveniente de la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre. Asimismo, reunió y sistematizó por primera vez las normas penales,
dando certeza jurídica a los ciudadanos, aunque los 1151 artículos que lo conformaban lo
llevaron a un casuismo extremo, propio del positivismo de la época y una concepción
retribucionista de la pena.
Pero de igual manera hay que reconocer que esa legislación pronto se vio rebasada por la
realidad y la necesidad de estar acordes con las nuevas ideas que se estaban generando,
sobre todo en Europa, en particular, a partir de las críticas al Positivismo y la
llamada Escuela clásica del Derecho Penal, por lo que estas alcanzarán al Código de 1871
y darán la pauta para realizar un nuevo esfuerzo que fue conocido como el Código
Almaraz de 1929.
El delito es un acto social que daña al hombre y a los agregados sociales, reconocidos
expresa o implícitamente por la ley fundamental, en cualquiera de sus valores esenciales
reconocidos por la misma ley como derechos, y en forma tal, que el daño no pueda ser
reparado por la sanción civil.
De ahí que "tan pronto como entraron en vigor las flamantes leyes, se vio que eran obra
de gabinete, que no reflejaban las ideas expuestas por el licenciado Chico en sus
conferencias, adoleciendo de graves omisiones, de contradicciones notorias, de errores
doctrinarios" (Díaz Aranda, 2014: 12) y debido a esto fue necesario emprender de
inmediato nuevos trabajos de reforma que culminarían con un nuevo código penal.
A veces es necesario fracasar para poder alcanzar el éxito. Consideramos que esa puede
ser la reseña del Código de 1929 que, aunque no llegó a entrar en vigor, supuso una serie
de reflexiones que sirvieron para intentar una nueva legislación que se concretará en
1931, tal como se expondrá en el siguiente apartado.
Diríamos que la ventaja de mirar hacia atrás es que nos permite ver el camino que hemos
recorrido. El Código penal de 1931 es heredero de un proceso de reflexión que ya venía de
tiempo atrás y que permitió consolidar y unificar las visiones que en esa época pugnaban
por manifestarse.
Las reflexiones sobre el delincuente, la pena como mal social, los fines de la pena, se
proyectarán en el Código de 1931 como avances importantes, por otro lado, conceptos
como la peligrosidad, la defensa social y la expiación, son ejemplos de debates que no
necesariamente se resolvieron sobre lo mejor o lo más conveniente, sin embargo, lo que
se aplaude es la riqueza conceptual y de posturas que se encuentran en este código y que
se muestran en las siguientes consideraciones:
La Comisión redactora del código penal se conformó por José Ángel Ceniceros, José López
Lira, Alfonso Teja Zabre, Luis Garrido y Ernesto Garza, quienes no publicaron la exposición
de motivos del código penal, por lo cual resulta muy importante lo contenido en las actas,
dado que nos pueden orientar sobre los lineamientos que los guiaron y como
interpretación auténtica del mismo (Díaz Aranda, 2014: 13-14):
Díaz Aranda (2014: 13-14) menciona que de este modo se publica el Código penal para el
Distrito y Territorios Federales en Materia de Fuero Común y para toda la República en
Materia de Fuero Federal el 14 de agosto de 1931, el cual dejó de ser aplicable para el
Distrito Federal con la reforma del 23 de diciembre de 1974, y con la reforma del 18 de
mayo de 1999 quedó como Código Penal Federal (CPF). Posterior a la emisión del CPF de
1931 se han elaborado diversos proyectos, a saber: anteproyecto de Código penal de
1949, ante proyecto de Código penal de 1958. Sin embargo, ninguno de ellos ha llegado a
tener vigencia.
Múltiples han sido las reformas al Código Penal Federal de 1931, pero las más relevantes
son las de 1984 y 1994, las cuales han tratado de ajustarlo a los parámetros de un Estado
social y de derecho.
Sin duda, esta legislación penal nos muestra la consagración de un largo camino que sin
embargo no ha concluido, como se dio cuenta, el Código de 1931, pese a sus innegables
avances ha tenido que sufrir ya varias modificaciones desde su emisión a la fecha. Hoy en
día hay propuestas sobre una legislación penal única para todo el país, al igual que ya
existen en la materia procesal penal, esto nos indica que la evolución del Derecho Penal es
permanente, ya que está en función de las necesidades y retos que se deban enfrentar en
cada época y lugar.