Módulo 1
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El texto 6
Referencias 22
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¿Qué es la comunicación?
La comunicación se encuentra presente en todos los órdenes de la vida de todas las personas. No importa la
edad, ocupación, clase social o religión, todas las personas comunican consciente o inconscientemente.
Wolton (2006) sostiene que los actos de comunicación son actos de libertad y modernidad, es la búsqueda
de la identidad propia que transita cada sujeto. Pero también explica que así como la capacidad de
comunicarse otorga libertad e independencia, a su vez todo acto de comunicación reconoce la existencia de
otro. Es decir, cada comunicador, por más autosuficiente que sea, depende de otro sujeto que reciba y
comprenda su mensaje para que la comunicación sea eficaz.
El autor explica que dentro de todo proceso de comunicación es posible diferenciar dos dimensiones, la
normativa y la funcional. La normativa hace referencia a la información, es decir a la producción y la
distribución del mensaje. Mientras que la funcional apela al lugar de la comunicación en las relaciones
humanas, es la apropiación del mensaje, que está determinada por la relación entre el emisor, el mensaje y
el receptor. Es por esto que Wolton sostiene que para que la comunicación se produzca de manera eficaz
no solo es necesario distribuir un determinado mensaje, sino que también es necesario tener en cuenta
las condiciones del receptor y su devolución. Puede suceder que la recepción del mensaje no se produzca
de la manera esperada. Esto se puede dar por diferencias culturales, políticas o filosóficas entre las partes
participantes. Si esto ocurre no hay comunicación, sino que simplemente es una transmisión de información.
El autor sostiene que este fenómeno de incomunicación se da cada vez con mayor intensidad debido a la
mundialización. Explica que a raíz de la proliferación de los medios de comunicación masivos como las redes
sociales, cada vez hay más receptores para un solo emisor, por lo que el mensaje que este emisor produzca,
al no tener un vínculo directo con sus receptores, muchas veces no llega a comunicar.
La comunicación verbal es en la que se utilizan las palabras para generar una interacción. Esta puede ser
tanto oral como escrita. La comunicación oral puede expresarse mediante un lenguaje formal y articulado
como el idioma, que es la forma más clara de código comunicacional de una determinada sociedad, pero
también puede tomar otras formas más universales como gritos, risas, llantos, entre otros.
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Fournier (2004) explica que uno de los aspectos más importantes de la comunicación oral es la imagen
verbal del orador, es decir, lo que proyecta al receptor. La imagen verbal está compuesta por las experiencias
vividas, la forma de pensar y la cultura.
Por otro lado se encuentra la comunicación no verbal, que es la que no incluye palabras, como por ejemplo
las señales auditivas, olfativas, los gestos, las luces, las banderas, los colores, entre otros. Este tipo de
comunicación está presente en todos los actos de comunicación de la vida de las personas. Incluso se dan
de manera involuntaria o cuando se creería que no hay comunicación, como con el silencio, que es una
manera -categórica- de comunicación no verbal.
El lenguaje es entendido como “un método exclusivamente humano, y no instintivo, de comunicar ideas,
emociones y deseos por medio de un sistema de símbolos utilizados de manera deliberada” (Edward Sapir).
Es una construcción propia de cada sociedad o civilización con base en conocimientos, creencias, ideologías
y está en constante cambio. Se produce por la articulación entre la oralidad, la escritura y la gestualidad con
el fin de materializar y comunicar un pensamiento.
Por otro lado, de esta noción de lenguaje como un conjunto complejo de fenómenos, se desprende una
dicotomía fundamental: la de la lengua y el habla, dimensiones opuestas y complementarias de esta facultad
humana.
La lengua es la parte social del lenguaje y se desarrolla de manera externa al sujeto, es decir que éste no la
puede modificar ya que se basa en las leyes colectivas de una determinada sociedad. La lengua está
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formada por una serie de signos asociados cada uno a una imagen sonora que sólo cobran sentido dentro
de una determinada comunidad. La existencia de este código común entre los participantes hace posible la
comunicación. La lengua funciona como un todo del que los hablantes particulares conocen o emplean sólo
una parte.
El habla es el campo de la ejecución individual -del uso del sistema de la lengua- por parte de los distintos
integrantes de la comunidad, movidos por diversas intenciones comunicativas. El habla es propia y singular,
de cada individuo hablante, es la manera en la que elige expresarse utilizando una combinación única de los
códigos lingüísticos y físicos.
Cualquier idioma, considerado como unidad, es un objeto imaginario ya que no tiene existencia real en el
uso de los hablantes (en el habla): para comunicarse, los seres humanos utilizan dialectos y no lenguas
propiamente dichas. Los dialectos se definen como conjuntos ordenados de forma lingüísticas que utilizan
todos los miembros de una comunidad lingüística -una comunidad lingüística es el conjunto de hablantes de
un mismo dialecto- y suele establecerse por delimitaciones geográficas; pero dentro de ese mismo grupo
pueden reconocerse diferencias vinculadas con la pertenencia social de los hablantes -sociolecto- e incluso
vinculadas a su edad -cronolecto-. En suma, el dialecto es una variación lingüística relativa al origen
geográfico, social y etario de los hablantes.
Por otra parte se denomina registro a la variación lingüística ligada al contexto de comunicación. Sea cual
fuere su dialecto de origen, el hablante acomoda su producción verbal a distintos contextos
comunicativos que puede identificar y distinguir. Su discurso será más formal o más informal según lo
genere en un ámbito laboral o en un escenario familiar, por ejemplo. A la vez, sus elecciones verbales
también diferirán si el canal que emplea es oral o escrito.
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“El proceso de aprender una lengua se nos presenta como el ensanchamiento
gradual del repertorio verbal [...], del conjunto de dialectos y registros que cada
hablante domina” Isidor Marí
La variación dialectal expresa con frecuencia la diversidad de estructuras sociales en tanto que la variación
de registro da cuenta de la diversidad de los procesos sociales. Como “lo que somos” se ve afectado por “lo
que decimos” -y viceversa- ambos tipos de variantes se mezclan constantemente en la comunicación
cotidiana.
Para pensar: ¿Podemos reconocer variaciones de dialecto y de registro en nuestras propias comunicaciones
cotidianas?
El enunciado oral es una construcción en contínuo desarrollo, y por lo tanto es provisorio y reformulable. Su
producción está limitada por la temporalidad que incide sobre la capacidad de memoria y atención tanto del
emisor como del destinatario. De este modo, la comunicación oral es más espontánea que la escrita, y
observa una serie de rasgos característicos: su materialización fónica la expone a problemas de articulación
-palabras incorrectamente pronunciadas- y su forma en proceso admite el uso de muletillas, repeticiones de
términos y fórmulas de llenado, al igual que desprolijidades sintácticas como anacolutos -oraciones
gramaticalmente incompletas-, errores de concordancia de género o número o falta de correlación de
tiempos y modos verbales.
A diferencia del enunciado oral, el texto escrito tiene una forma definitiva, invariable, y esto influye en su
elaboración: quien escribe puede -y debe- revisar lo ya formulado y producir estructuras sintácticas mejores
y más complejas, puede cuidar la selección léxica y mantener la cohesión.
El registro escrito requiere, además, del empleo de una serie de códigos que se agregan al alfabético:
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● El ortográfico, qué son las normas que fijan el uso de las letras y el apropiado empleo de acentos
gráficos.
● El tipográfico, qué son los distintos tipos de letras.
● El de puntuación, qué son los signos que marcan pausas u organizan la distribución de las palabras
en el texto.
● El de diagramación, qué es la distribución espacial del texto sobre su soporte.
A esto se agrega el hecho de que la comunicación escrita normalmente es diferida y por lo general, el
emisor y el receptor no comparten el mismo contexto espacio temporal, circunstancia que exige explicitar
claramente los referentes del discurso. En suma, la expresión escrita es un territorio distinto al del habla y
guarda sus propias convenciones.
Oralidad Escritura
Simultánea Diferida
En proceso Definitiva
Provisoria y reformulable. El lector se encuentra frente a un enunciado fijo.
Fónica Gráfica
Cadenas fónicas(sonidos), entonación, énfasis, Tipografía, ortografía, puntuación, disposición
pausas. espacial.
El texto
Los textos forman parte de nuestra experiencia cotidiana, los oímos, los leemos, los decimos, los escribimos
con diferentes propósitos y en diversas circunstancias. Sin embargo, no resulta tan sencillo proporcionar un
concepto. La mayoría de las personas tienden a interpretar como texto a una serie de oraciones ordenadas
espacialmente. En otras palabras, considera texto a una secuencia de proposiciones fijada en forma escrita
que responde a ciertas características que le confieren unidad. Debe aclararse, sin embargo, que para la
lingüística actual esta noción se extiende también a las expresiones orales que se ajustan a esta
descripción.
Por su etimología, el término “texto” (proveniente del verbo latino texere: tejer) remite a la idea de un tejido,
un entramado o una textura cuyos hilos (las palabras) se combinan siguiendo un orden. Los textos son
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tejidos lingüísticos, construcciones producidas por la capacidad humana del lenguaje para cumplir una
determinada finalidad comunicativa y expresiva. Estas unidades lingüísticas se caracterizan por presentarse
como una estructura, es decir, como un conjunto de unidades menores (palabras, proposiciones, oraciones)
que se relacionan entre sí generando una conexión interna. Desde el punto de vista comunicativo, en
cambio, el texto se define a través del concepto de función comunicativa o función textual. Por “función” se
entiende la finalidad de la producción del texto.
Por otro lado, no todas las formas textuales tienen como soporte el lenguaje verbal. Algunas disciplinas
consideran texto a “cualquier comunicación registrada en un sistema de signos”. Así lo serían una pintura,
una escultura, un cartel en la calle, el diseño urbano, una película o una murga, o sea, objetos culturales que
comunican conceptos, valores o emociones (Rueda de Twentyman, 1992).
¿Cuáles son los diversos tipos de textos? ¿Cómo se clasifican? ¿De acuerdo con qué criterios? ¿Qué clases
de textos existen? Aquí intentaremos hacer un acercamiento a una cuestión compleja con la intención de
orientar en el estudio del tema.
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Clasificación según los géneros textuales y las prosas de base
La italiana María Teresa Serafini publicó en 1989 su obra “Cómo redactar un tema” que inmediatamente se
convirtió en libro de consulta frecuente para profesores y estudiantes. Luego se editaron en castellano dos
textos muy interesantes y recomendados: “Cómo se escribe” y “Cómo se lee”. En la primera de las obras,
Serafini propone la clasificación de textos desde diferentes perspectivas.
La primera y más difundida es la clasificación según géneros textuales de acuerdo a cómo se dan en los
diferentes textos las prosas de base: descripción, narración, exposición y argumentación.
Un texto no es una unidad indivisible ya que puede ser descompuesto en sus partes. Para una didáctica de
la composición es muy útil determinar los diferentes tipos de prosa o formas del discurso que constituyen el
texto. Estos son:
La descripción
Es una prosa que hace la presentación de objetos, personas, lugares y sentimientos, utilizando, en la medida
de lo posible, los detalles concretos. La descripción pone en evidencia la percepción que tiene el autor de
los objetos y de los sentimientos, a través de sus cinco sentidos.
La narración
Es una prosa que presenta una historia, expone un suceso o una serie de sucesos en un sentido amplio. En
el caso de que se trate de más hechos, estos se relacionan por medio de un hilo conductor (que puede ser,
por ejemplo, el tiempo, el protagonista, un lugar, etcétera).
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La exposición
Es una prosa que presenta y explica ideas, sujetos y argumentos, aclara los fines y muestra la organización.
Utiliza diferentes métodos retóricos, tales como la clasificación, la comparación, el contraste, la analogía, la
definición y el ejemplo.
La argumentación
Es una prosa que presenta hechos, problemas y razonamientos de acuerdo con una opinión, que
normalmente es la del autor. Los diferentes tipos de prosa se pueden encontrar, en diferente medida, en
cada texto (y no sólo en los de tipo persuasivo, que son los que la retórica estudia en particular).
Las investigadoras argentinas Ana María Kaufman y María Elena Rodríguez presentan en su obra “La escuela
y los textos”, editada en 1997, una tipología basada en el cruce entre función predominante y trama que se
puede detectar en los textos.
Lo importante es recordar que ninguna de estas funciones se presenta en un texto o mensaje de manera
aislada sino que aparece asociada con otra u otras. Además, esa asociación se da jerárquicamente ya que
puede determinarse una como más importante y otras subordinadas a ella.
“(…) sería difícil encontrar un mensaje que cumpliera con una sola función. La
diversidad de los mensajes no estriba en el monopolio de una u otra función sino
en la diferencia de jerarquía entre éstas. La estructura verbal de un mensaje
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depende, ante todo, de la función predominante” (Jakobson, R y Barthes, R. citado
en Rueda de Twentyman, AÑO 1999: 90).
Con respecto a la trama, es entendida como las “distintas estructuraciones o configuraciones de los textos”.
Según Kaufman y Rodríguez, las tramas son:
Los escritos pueden ser agrupados según el género textual al que pertenezcan. A cada género textual le
corresponden características específicas, tales como el tipo de información presente, la elección del
lenguaje y la organización estructural.
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Algunos géneros textuales
Biografía: Es una narración hecha por alguien acerca de la vida de otra persona; si trata de la vida del autor,
es autobiografía. Son personajes cuya acción ha sido calificada como relevante en el acontecer histórico. Los
datos se ordenan cronológicamente, se usan recursos lingüísticos que aseguran conectividad temporal:
adverbios, frases adverbiales, etcétera. Exige objetividad y se manifiesta en las citas textuales de las fuentes.
Relato histórico: Es una narración que informa acerca de acontecimientos pasados donde se pone el acento
en lo narrativo para la comprensión de la ciencia de la Historia. La historia responde a las preguntas acerca
de cómo se genera un acontecimiento relatando sus antecedentes.
Textos literarios
Cuento: Es un relato en prosa de hechos ficticios. Consta de tres momentos perfectamente diferenciados: 1)
un estado de equilibrio 2) la intervención de una fuerza, un conflicto que da lugar a una serie de episodios y
3) cierra la historia con la resolución del conflicto y la recuperación del equilibrio perdido. Tiene núcleos
narrativos que establecen relaciones causales. Generalmente, la demarcación del tiempo aparece en el
párrafo inicial. Los pretéritos imperfectos (miraba) y los perfectos simples (entró, miró) predominan en la
narración. El tiempo presente en los diálogos y las descripciones. El narrador es una figura creada por el
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autor para presentar los hechos. Puede adoptar distintas posiciones y puede saber lo que saben los
personajes o saberlo todo.
Novela: La novela es similar al cuento pero con más personajes, más complicaciones, más diálogos. Las
acciones secundarias pueden llegar a convertirse en unidades narrativas diferentes.
Obra de teatro: Dramas, tragedias, comedias, van tejiendo historias y conflictos mediante la interacción
lingüística de los personajes. No existe narrador. La trama es conversacional y hay huellas de la oralidad en
la escritura, que se manifiestan en el lenguaje espontáneo, con interjecciones (¡Ah Ah!) o repeticiones.
Alcanzan toda su potencialidad a través de la representación escénica. Se organizan en actos que
establecen la progresión temática. Cada acto contiene escenas, determinadas por la entrada y salida de los
personajes. La trama es descriptiva en las acotaciones escénicas, oraciones unimembres y bimembres de
predicado no verbal.
Poema: Generalmente escrito en verso con una espacialización muy particular. Es puro lenguaje figurado.
Habilita la lectura en voz alta para captar el ritmo de los versos.
Textos periodísticos
Noticia: Es una unidad informativa completa. Usa la técnica de la pirámide invertida: comienza por lo más
importante y finaliza con detalles. Consta de título, copete (o bajada) y desarrollo. El copete contiene lo
esencial de la información y se redacta en tercera persona. Exige veracidad. Para salvar alguna
responsabilidad se recurre al potencial (habría). Cuando se menciona lo dicho por alguna fuente se usa la
cita directa encomillada. Oraciones enunciativas breves que respetan el orden sintáctico canónico: sujeto y
predicado. La progresión temática gira en torno a: qué, quién, cómo, dónde, cuándo, por qué y para qué.
Artículo de opinión: Encierra comentario. Es la evaluación acerca de un tema por su trascendencia. Incluye
editoriales, artículos de investigación, columna con firma del periodista. Sigue una línea argumentativa y se
usan estrategias discursivas para persuadir: Acusaciones, ironías, insinuaciones, digresiones, apelaciones o
bien, construcciones impersonales. Muestran oraciones enunciativas y también dubitativas y exhortativas.
Nota de enciclopedia: Presenta un tema base y una expansión de trama descriptiva. La progresión temática
es de tema derivados: comentarios referidos al tema base se constituye en nuevo tema. Las características
de los objetos aparecen con adjetivos calificativos descriptivos. Se utiliza el tiempo presente para lograr
atemporalidad; predominan los verbos estáticos (presentar, tener) y los copulativos (ser, estar, parecer,
semejar)
Informe de experimentos: Son textos que describen experimentos. El punto de partida es algo que se
quiere conocer pero no se puede encontrar con las cosas tal como están. Es necesario establecer
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condiciones; se cambia algo para ver qué sucede entonces. Con frecuencia se usan oraciones que
comienzan con “Si” -en condicional- y con “Cuando” -temporal condicional-. Adoptan una forma descriptiva
del proceso, la variable tiempo aparece a través de adjetivos numerales ordinales (primer, quinto, décimo,
último) . Puede estar redactado en forma impersonal (Se colocó un recipiente…) o en primera persona del
singular (Coloqué un recipiente…)
Monografía: Estructura en forma analítica y crítica de la información recogida de diferentes fuentes acerca
de un tema. Exige una selección rigurosa y una organización coherente de los datos recogidos. Se debe
determinar en el primer párrafo el tema a tratar, se usa la técnica del resumen (qué es lo que sostiene cada
fuente consultada). Se usa el discurso directo o indirecto, recurre con frecuencia a verbos declarativos (decir,
expresar, declarar, opinar, etcétera)
Textos instruccionales
Receta e instructivo: Generalmente contienen dos partes: 1) contiene las listas de elementos y 2) desarrolla
las instrucciones. La lista presenta sustantivos concretos acompañados de adjetivos numerales (primero,
segundo). Las instrucciones son oraciones bimembres con verbo en modo imperativo o verboides: bata,
mezcle, introduzca, etc./mezclar, batir, introducir.
Textos epistolares
Carta: Las cartas pueden tener distintas tramas: narrativas o argumentativas, y distintas funciones del
lenguaje: informativa, expresiva, apelativa. El estilo es espontáneo e informal, y deja ver marcas de la
oralidad. Reúnen las distintas clases de oraciones.
Solicitud: En la solicitud del receptor posee algo considerado valioso para el emisor. Se recurre a fórmulas
de cortesía. Es un tratamiento formal y convencionalizado. Pueden estar redactadas en primera o en tercera
persona. La progresión temática se da a través de dos núcleos informativos: 1) determina lo que el emisor
pretende y 2) las condiciones que reúne para alcanzar aquello que pretende. Netamente argumentativo.
Suele verse la estructura del tipo quién soy, qué quiero, por qué lo quiero, agradecimientos anticipados.
Textos humorísticos
Historieta: Trama narrativa con base icónica. El texto busca la participación activa del lector por vía
emocional. Existen diversos tipos de historietas. Una clásica tira cómica que se caracteriza por su
intencionalidad apelativa y su contenido humorístico; en otras predomina la función literaria, aquellas en las
que se desarrollan aventuras, historias, romances. Las hay con función apelativa, especialmente las
destinadas al campo de la educación en salud. La historieta humorística se caracteriza por su economía
narrativa, condensa el relato. Las viñetas se relacionan con la progresión temática. Los globos indican
pensamientos o son para el discurso directo.
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Textos publicitarios
Aviso: Las tramas pueden ser de los cuatro tipos y frecuentemente conjuga lo verbal con lo icónico. En la
estructura profunda de un aviso está el modo imperativo. Se caracterizan por su síntesis. Las estrategias
discursivas más usadas son los juegos de palabras, metáforas, insinuaciones, repeticiones, onomatopeyas,
uso de estereotipos, etcétera.
Afiche: Cumple una función apelativa y su trama es descriptiva por lo general. Utiliza un mínimo de recursos
para llamar la atención. Importa el color, el diseño, la tipografía.
Folleto: Tiene intención claramente apelativa, pero a diferencia del aviso y el afiche, éste se expande en su
base informativa. Que destacan los circunstanciales de lugar construidos por adverbios, adjetivos
calificativos, sustantivos propios y abstractos. Muchas veces la trama es argumentativa.
La lista que está expuesta es completamente indicativa y sin pretensiones de ser completa. Al raconto de
géneros podrían agregarse el monólogo, el diario, el telegrama, la nota, el esbozo, el resumen, la crónica, la
declaración, el reglamento, la ley, el proverbio, el epitafio, el chiste, el guión, el editorial, el ensayo, el
comentario, el post en redes sociales o el tuit, por mencionar solo algunos otros. Por eso los términos no se
definen y se dejan a la intuición de las/os estudiantes.
A veces se adjudica un tipo textual a un escrito también en función del contexto en el que se encuentra,
además de hacerlo en función de sus características. Por ejemplo, es difícil indicar el género textual de un
telegrama que contiene una poesía, ya que el contexto creado por el papel del telegrama contrasta con el
estilo de lo que está escrito.
“Es crucial reconocer que la misma lengua tiene la posibilidad de variar las normas que se usan,
según el código que la vehicula. Podemos reconocer personas que hablan como un libro y también
personas que escriben tal como hablan; y solamente una breve reflexión nos permite comprender
que hay cosas que podemos hacer cuando hablamos (por ej. expresar mediante el tono ironía,
sarcasmo, rabia o intereses afectivos) para las que tenemos que buscar una manera distinta de
expresarlas cuando escribimos, y viceversa.
Estas diferencias en el código pueden producir variaciones en la misma lengua. Gregory y Carroll
(1978) A menudo se ha presentado el código escrito como un sistema de signos que sirve para
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transcribir el código oral, como un medio para vehicular mediante letras la lengua oral. Si se
analizan de manera sucinta las características propias del escrito y se compara este código con el
oral, se llega a la conclusión de que no se trata de un simple sistema de transcripción, sino que
constituye un código completo e independiente, un verdadero medio de comunicación. Esta
afirmación tiene importantes consecuencias para la enseñanza de la lengua: adquirir el código
escrito no significa solamente aprender la correspondencia entre el sonido y la grafía, sino
aprender un código nuevo, sustancialmente distinto del oral.
¿Qué sabe un escritor del código? Si consultamos las gramáticas más usuales (Bello, 1847; Real
Academia, 1973; Seco, 1972, o Alcina y Blecua, 1975), veremos que el análisis de una lengua consta
básicamente de tres partes: fonética y ortografía, morfología y sintaxis y léxico. Si consultamos los
manuales de redacción y los libros de ejercicios que tienen como objetivo enseñar a escribir, nos
daremos cuenta de que las explicaciones y los ejercicios que presentan la mayoría de ellos se
pueden agrupar según la misma división. Esto puede llevar a pensar que el código escrito se
reduce precisamente a estos tres grupos de conocimientos gramaticales (con excepción de la
fonética). Y, efectivamente, ésta es la concepción más difundida del código escrito, la que lo reduce
a la ortografía y a algunas reglas de morfosintaxis. Pero los estudios de lingüística textual o de
gramática del discurso han modificado notablemente este planteamiento.
Según éstos, cuando hablamos o escribimos (y también cuando escuchamos o leemos) construimos
textos y, para hacerlo, tenemos que dominar muchas más habilidades: discriminar las informaciones
relevantes de las irrelevantes, estructurarlas en un orden cronológico y comprensible, escoger las
palabras adecuadas (por ejemplo, ¿vos o usted? ¿hacer o realizar? ¿ joder, molestar o perturbar?),
conectar las frases entre sí, construir un párrafo, etcétera. Las reglas fonéticas y ortográficas,
morfosintácticas y léxicas que permiten formar oraciones aceptables sólo son una parte del
conjunto de conocimientos que domina el usuario de la lengua. La otra parte es la formada por las
reglas que permiten elaborar textos: las reglas de adecuación, coherencia y cohesión”
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Propiedades de los textos
Para que un grupo de enunciados o de oraciones encadenadas conformen un texto, deben cumplir con
algunas propiedades. Daniel Cassany (1994) propone que esas propiedades sean la adecuación, la
coherencia, la cohesión, la gramática, presentación y estilística.
Adecuación: se refiere a las variedades lingüísticas (regional, social, profesional, etc.) y al registro (escrito,
oral, formal, coloquial, etc.). Implica el conocimiento de la diversidad lingüística: ser adecuado significa saber
elegir entre todas las posibilidades que ofrece la lengua, aquella más apropiada para cada situación de
comunicación (Cassany, 1994).
Cohesión: tiene que ver directamente con la forma de un texto y los enlaces entre las partes. Se refiere a las
articulaciones gramaticales y lexicales del texto, al modo en que se relacionan y conectan las oraciones. Esta
propiedad engloba todos los mecanismos lingüísticos y paralingüísticos que sirven para relacionar las frases
de un texto entre sí. Para ser cohesivo, éste tiene que estar ordenado, tiene que asegurar continuidad de
forma. La cohesión es fundamental para darle a los textos la forma de un tejido, para construir la textura.
Coherencia: se refiere al dominio del procesamiento de la información, del contenido, a la relación entre las
ideas. Se manifiesta en un nivel más profundo y está directamente relacionada con el sentido. Es la cualidad
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semántica que selecciona la información y mantiene la unidad temática del texto. Supone la ausencia de
contradicciones lógicas. Constituye una estructura profunda que organiza el pensamiento. Al decir de
Cassany (1994), metafóricamente equivale a los planos de una casa: la coherencia o sentido global asegura
la estructuración del contenido del texto en el marco de una estructura comunicativa ajustada a un contexto.
Por ello, algunos autores, como Marta Marín (2004), entre otros, sostienen que es a la vez semántica y
pragmática. Semántica, porque en primera instancia, está dada por la relación que existe entre las ideas de
un texto y, pragmática, porque es el receptor (fuera del texto, como parte de la situación o contexto) quien
tiene que reconstruir esa relación.
Gramática o corrección: remite a la formación de frases y oraciones (nivel microestructural). Incluye lo relativo
a morfosintaxis, léxico, pronunciación y ortografía. Esta propiedad apunta a las reglas del sistema de la
lengua que todo texto debe respetar en su elaboración.
Presentación: es la disposición del texto sobre su soporte (papel digital) márgenes, espacios. La “mancha
gráfica”.
Estilística: se refiere a la capacidad expresiva general del texto. Contempla la riqueza y precisión del
vocabulario, recursos retóricos, complejidad y variedad sintáctica, etcétera.
Intencionalidad: apunta a la actitud del escritor. Es un principio de carácter sociolingüístico, según el cual se
asume que el productor del texto intenta obtener unos objetivos o metas prefijados. Esta propiedad indica
que el texto ha de contar con una intención comunicativa, es decir, el emisor debe querer decir algo a
alguien, y por tanto hacer uso de estrategias pertinentes para alcanzar eficacia y eficiencia comunicativa.
a) Signos de puntuación. Sus funciones son marcar las pausas y la entonación con que deben leerse los
enunciados, organizar el discurso y sus diferentes elementos para facilitar su comprensión, evitar posibles
ambigüedades en textos que, sin su empleo, podrían tener interpretaciones diferentes, y señalar el carácter
especial de determinados fragmentos de texto —citas, incisos, intervenciones de distintos interlocutores en
un diálogo, etc.—.
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→ coma; comillas; corchete; dos puntos; interrogación y exclamación (signos de); paréntesis; punto;
puntos suspensivos; punto y coma; raya.
Monosílabos de/dé
de: preposición.
Un vestido de seda.
Monosílabos el/él
Monosílabos mas/más
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Más: Lleva tilde en el resto de los casos:
Me gusta más la carne que el pescado.
Poné más azúcar en el café.
Dos más dos son cuatro.
Monosílabos mi/mí
Monosílabos se/sé
Monosílabos si/sí
Monosílabos te/té
Por otra parte, también se aplica esta tilde diacrítica a unas cuantas palabras polisílabas, como los
interrogativos y exclamativos cómo, cuándo, cuánto y (a)dónde, que forman serie con los interrogativos y
exclamativos qué, cuál, cuán, quién.
Se recuerda además que -desde el año 2010- no llevan tilde, según las normas generales, ni los
demostrativos este, ese y aquel, funcionen como pronombres o como determinantes; ni la palabra solo, ya
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sea adjetivo o adverbio (en este último caso el uso de la tilde únicamente es admisible si existe riesgo de
ambigüedad, aunque no necesario).
Regla antigua:
adverbio sólo (equivale a solamente)
Sólo estaba mirando.
Por último, la tilde diacrítica «no se emplea en español para distinguir pares de palabras de igual forma y
distinto significado que siempre son tónicas, como di del verbo decir y di del verbo dar», ambas sin tilde.
Ejemplos:
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● Salió corriendo (salió y corría)
● Comía mirando la tele (miraba y comía al mismo tiempo)
● Sonaba el timbre indicando el recreo (simultáneo)
● La casa, construida de forma muy deficiente, poco a poco se iba viniendo abajo (anterioridad)
● Estudiando mucho, Juan se graduó con honores. (Primero estudió y después se graduó)
La regla es que siempre debe ser anterior o simultáneo al verbo, nunca debe indicar posterioridad.
Veamos algunos usos Incorrectos :
● “Llegó sentándose cerca mío”. Las acciones de llegar y sentarse no son simultáneas (no es manera
de llegar) Además, ¿mío? ¿un posesivo? Mejor es: “Llegó y se sentó cerca de mí”.
● “Recibí una caja conteniendo un montón de discos” “Recibí una caja que contiene…”
● “Tiró un fósforo provocando un incendio”. Incorrecto porque tiró un fósforo y después se provocó el
incendio. ¿Cómo sería mejor?
● “Discutieron comiendo” por “Discutieron mientras comían”. Al menos que toda la discusión haya
transcurrido mientras masticaban la comida, el cual sería un caso de simultaneidad y sí sería correcto
expresarlo de ese modo.
● “El ladrón huyó, siendo capturado al día siguiente” por “El ladrón huyó y fue capturado al día
siguiente”.
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Referencias
Cassany, D. (1994) “El sistema de la lengua” En: Enseñar lengua. Barcelona: Graó, 1994. pp. 313- 359.
Fournier, M. C. (2004). Comunicación verbal. México: Thompson.
Kristeva, J. (1988). El lenguaje, ese desconocido. Madrid: Editorial Fundamentos.
Marchese A. y Forradellas J. (1987) Diccionario de retórica, crítico y terminología literaria. Revista de Filología
Románica
Oberti, L. Bettendorff, E. (2001) Cuadernillo de Comunicación oral y escrita. Facultad de Diseño y
Comunicación. UP.
Serafini, M. Teresa (1995) “Géneros textuales y Prosas de base” en “Cómo redactar un tema”, Paidós.
Wolton, D. (2006). Salvemos la comunicación. Aldea global y cultura. Una defensa de los ideales
democráticos y la cohabitación mundial. Barcelona: Gedisa. Recuperado de:
https://geninternet.files.wordpress.com/2016/04/wolton-dominique-salvemos-la-comunicacion.pdf
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