Casación #2222-2021-Huaura
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CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA CASACIÓN N.° 2222-
2222-2021
2021
DE LA REPÚBLICA HUAURA
FUNDAMENTOS DE HECHO
Primero. Por escrito recepcionado el diez de febrero de dos mil catorce (foja 01
del cuaderno de debate), el Ministerio Público formuló requerimiento de acusación
contra CLAUDIO CARRERA OLIVARES y FERNANDO CARRERA GERVACIO por
los delitos de peculado y malversación de fondos, previstos en los artículos
387 (primer párrafo) y 389 (primer párrafo) del Código Penal, en agravio del
Estado-Municipalidad Distrital de Cochamarca.
1.1. Por sentencia contenida en la Resolución n.o 16, del veintidós de junio de dos mil
diecisiete (foja 184 del cuaderno de debate), se absolvió a los acusados de los delitos
denunciados. Esta sentencia fue apelada por el Ministerio Público (foja 245, subsanada a
foja 259 del cuaderno de debate) en el extremo de la absolución y por la Procuraduría en
el extremo de la reparación civil (foja 250, subsanado a foja 264 del cuaderno de debate),
recursos de apelación que fueron concedidos (foja 285 del cuaderno de debate).
1.2. En segunda instancia, se declararon inicialmente nulos los concesorios de apelación
por Resolución n.o 19, del veintisiete de marzo de dos mil dieciocho (foja 294 del
cuaderno de debate); sin embargo, por Resolución n.o 20, del dieciséis de abril de dos mil
dieciocho (foja 303 del cuaderno de debate), se declaró fundado el recurso de reposición
interpuesto por la Procuraduría y se declaró nula la citada Resolución n.o 19; en
consecuencia, quedó subsistente sólo el recurso de apelación interpuesto por la
Procuraduría.
1.3. Por sentencia de vista, contenida en la Resolución n.o 28, del catorce de agosto de
dos mil dieciocho (foja 327 del cuaderno de debate), se declaró nula la sentencia contenida
en la Resolución n.o 16, en el extremo de la pretensión civil y nulo el juicio oral solo
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en el extremo civil, y que el juez llamado por ley lleve adelante la audiencia que
corresponda y emita el pronunciamiento pertinente.
Cuarto
Cuarto.
rto. Recurso de apelación. Esta resolución fue objeto de recurso de
apelación por la Procuraduría (foja 416 del cuaderno de debate), cuya pretensión
impugnatoria era la nulidad del auto recurrido, al considerar que desacata e
incumple lo ordenado por el órgano jurisdiccional superior: la Sala de
Apelaciones. Alegó que el artículo 12.3 del Código Penal indica que el
sobreseimiento o la sentencia absolutoria no impide al órgano jurisdiccional
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Quinto.
Quinto. Auto de vista. En ese sentido, la Sala Superior Penal de Apelaciones
y Liquidadora de la Corte Superior de Justicia de Huaura, a través del auto de
vista contenido en la Resolución n.o 45, del quince de abril de dos mil
veintiuno (foja 447, transcrito a foja 472), resolvió confirmar la Resolución n.o 40,
fundando su decisión en que por sentencia de vista, del catorce de agosto de
dos mil dieciocho, se declaró la nulidad de la sentencia de primera instancia,
del veintidós de junio de dos mil diecisiete, que absolvió a Claudio Carrera
Olivares por el delito de peculado y a Fernando Carrera Gervasio por los
delitos de malversación de fondos y peculado, ambos en agravio del Estado,
en el extremo en que declaró improcedente la pretensión civil y nulo el juicio
oral respecto a dicho extremo, y se dispuso la audiencia que corresponda y el
pronunciamiento pertinente.
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Sexto.
Sexto. Recurso de casación. La Procuraduría interpuso recurso de casación
excepcional (foja 456 del cuaderno de debate) con el propósito de que se declare nula
la Resolución n.o 45 y se ordene llevar a cabo las audiencias ordenadas por la
misma Sala de Apelaciones, mediante la Resolución n.o 28, del catorce de
agosto de dos mil dieciocho, que declaró nulo el juicio oral de primera
instancia solo respecto al extremo civil para que el juez llamado por ley lleve
adelante la audiencia que corresponda y emita el pronunciamiento pertinente.
Invocó para ello el numeral 4 del artículo 427 y las causales contenidas en los
numerales 1 y 5 del artículo 429 del Código Procesal Penal; como agravios,
expuso los siguientes:
6.1. La resolución de primera instancia produjo indefensión al Estado, dado que, de acuerdo
con el artículo 11 del Código Procesal Penal, nunca cesó la legitimidad del Ministerio
Público para participar en el juicio oral por el objeto civil, debido a que la Procuraduría
Pública Anticorrupción no se constituyó en actor civil y su participación en el proceso
siempre fue como “agraviado”.
6.2. La resolución de vista, que confirmó la referida decisión de primera instancia, también
ocasionó indefensión al Estado, ya que es el Ministerio Público, conforme a la norma
procesal precitada, quien debe intervenir para debatir el objeto civil, como lo estuvo
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El recurso fue admitido por Resolución n.o 47, del diecisiete de mayo de dos
mil veintiuno (foja 463).
Séptimo.
Séptimo Recibido formalmente el expediente, mediante decreto del veintiuno
de marzo de dos mil veintidós (foja 33 del cuaderno formado en sede suprema), se
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corrió traslado a las partes procesales por el término de ley. Culminada esta
etapa, por resolución del diecisiete de enero de dos mil veintitrés (foja 37 del
cuaderno supremo), se señaló fecha para la calificación del recurso impugnatorio.
Así, mediante auto de calificación del trece de febrero de dos mil veintitrés
(foja 39 del cuaderno supremo), se declaró bien concedido el recurso de casación
interpuesto por la Procuraduría por las causales que describen los numerales
1 y 5 del artículo 429 del Código Procesal Penal.
Octavo. Notificadas las partes con la resolución que antecede, según el cargo
Octavo.
de notificación (foja 45 del cuaderno supremo), por resolución del veinticuatro de
abril de dos mil veintitrés (foja 47 del cuaderno supremo) se señaló la realización de
la audiencia de casación para el diecisiete de mayo de dos mil veintitrés, la
cual se realizó mediante el aplicativo Google Hangouts Meet. Una vez
culminada, se produjo la deliberación de la causa en sesión secreta, en virtud
de la cual, tras la votación respectiva, el estado de la causa es el de expedir
sentencia, cuya lectura se fijó para el treinta de mayo de dos mil veintitrés
con las partes que asistan, conforme al artículo 431, numeral 4, del Código
Procesal Penal.
Noveno.
Noveno. El Colegiado Supremo ratificó el acceso casacional del recurso
concedido (consignado en el quinto considerando del auto que declara bien concedido el
Décimo.
Décimo. Para ubicarse en el contexto factual que da origen a la controversia
materia de grado, cabe señalar que el Ministerio Público sustenta
fácticamente su acusación contra por procesados CLAUDIO CARRERA
OLIVARES y FERNANDO CARRERA GERVACIO, en lo siguiente:
10.1
10.1.
.1. Respecto al procesado Claudio Carrera Olivares
10.1.1.
10.1.1. Hecho precedente. El imputado CLAUDIO CARRERA OLIVARES
ejerció el cargo de alcalde del distrito de Cochamarca entre los años
2003 y 2006, periodo durante el cual habría recibido como partida
presupuestal la suma de S/ 772 458.86 (setecientos setenta y dos mil
cuatrocientos cincuenta y ocho nuevos soles con ochenta y seis céntimos de nuevo sol)
FUNDAMENTOS DE DERECHO
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Undécimo.
Undécimo. El proceso penal puede tener varias finalidades; tradicionalmente,
se entendió que sólo buscaba sancionar el delito investigado (finalidad represiva),
pero en la actualidad también persigue restaurar la lesión ocasionada por el
delito (finalidad restaurativa). Estas finalidades no necesariamente se
contraponen, pueden combinarse en determinadas proporciones y se
persiguen en función del sistema procesal adoptado, privilegiando el derecho
fundamental al plazo razonable y el principio de economía procesal.
Cuando se habla de finalidad restaurativa se mencionan los casos en que, por
ejemplo, se utiliza un mecanismo ex damno, para reparar el daño de
inmediato y poner fin al conflicto antes de formalizar la investigación. El
Código Procesal Penal reconoce dicha finalidad en el principio de
oportunidad (artículo 2.1), el cual faculta al Ministerio Público a no continuar
con el proceso penal cuando no exista necesidad de pena y falta de
merecimiento de pena; en el acuerdo reparatorio (artículo 2.6), este permite que,
cuando la víctima y el imputado se pongan de acuerdo, el Ministerio Público
se abstenga de ejercer la acción penal, a cambio de que se garantice la
reparación inmediata y efectiva del daño ocasionado a la víctima. La
jurisprudencia suprema, en efecto, como invoca el recurrente, ha aclarado
esta particular connotación de la competencia y finalidad del proceso penal1, a
saber:
La reparación civil —en cuanto derecho de la víctima—, bajo el entendido de que una
absolución o un sobreseimiento no necesariamente importa o motiva la improcedencia
de su declaración y ulterior determinación. La opción normativa que admitió el
artículo 12, apartado 3, del Código Procesal Penal, no solo ratificó la diferencia entre
acción penal y acción civil —los criterios de imputación son propios, no
necesariamente coincidentes, en tanto que la acción civil es ex damno y se sigue por
las reglas del Código Civil (preceptos de naturaleza civil), al tratarse incluso de un
1SALA PENAL PERMANENTE, Corte Suprema de Justicia de la República del Perú, Casación n.o 1535-
2017/Ayacucho, del veintiséis de septiembre de dos mil dieciocho, fundamento jurídico tercero.
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proceso civil acumulado al penal—. Además, el sistema que aceptó el Código Procesal
Penal, a diferencia del que asumió el Código de Procedimientos Penales (accesoriedad
estricta), es el de autonomía de la acción civil en relación a la suerte de la acción penal,
por lo que, sin perjuicio de lo determinado en relación al objeto penal, corresponde al
juez decidir si se presentan los criterios de imputación propios de una conducta ilícita
que ocasionó un daño indemnizable, conforme al artículo 1969 del Código Civil.
En estas condiciones, el órgano jurisdiccional penal aun cuando sobreseyera la causa o
absolviera al imputado, mediando una pretensión civil, debe examinar, desde las bases
del Derecho civil, si se produjo un daño indemnizable y proceder en su consecuencia.
Así las cosas, el proceso penal no debe tener como finalidad otorgarle la
razón o responder a una expectativa social mal entendida, ni dirigir su
actuación por los impulsos de la presión mediática, presión política o
cualquier otra presión, este es el sentido de su autonomía e independencia
como órgano supremo que ejerce el poder de administrar justicia.
Otra posición sobre el particular2 indica que los fines del proceso penal se
desdoblan en genéricos y específicos. Los genéricos son remotos y se
conjugan con el perseguido por toda la función jurídico-penal del Estado:
pacificación jurídica por el mantenimiento del orden establecido. Los fines
específicos son los que corresponden al proceso en su unidad integral, siendo
propios de él, y se resuelven en la obtención del material juzgable, para
actuar en derecho, con respecto a él; y en su caso, proveer el cumplimiento de
las condenas. Pueden distinguirse en mediato e inmediato. El fin específico
mediato coincide con la finalidad de la jurisdicción, actuación concreta del
derecho penal y eventualmente el civil, que se resuelve en la obtención de la
cosa juzgada puesta en práctica en la ejecución. El fin específico inmediato es
el sustento de esa actuación del derecho, y se resuelve en la obtención de la
verdad con respecto al elemento fáctico del objeto propuesto, fijándolo a
través de la prueba en cuanto a su coincidencia con la realidad histórica.
Duodécimo.
Duodécimo. El Ministerio Público es un ente constitucional autónomo, a
quien le está confiado el ejercicio de la acción penal y la conducción de la
investigación del delito desde su inicio, conforme lo indica el artículo 1 de la
Ley Orgánica del Ministerio Público, Decreto Legislativo n.o 052, sus
atribuciones también alcanzan a la persecución de la reparación civil. Así
pues, su accionar en este último extremo se encuentra delimitado por el
artículo 11 del Código Procesal Penal, al asignarle expresamente el ejercicio
de la acción civil, la cual cesará cuando el perjudicado se constituya en actor
civil, lo que es reafirmado por la doctrina jurisprudencial suprema, en el
fundamento 7 del Acuerdo Plenario n.o 5-2011/CJ-116 y en el fundamento
27 del Acuerdo Plenario n.o 04-2019/CIJ-116.
Es claro que el ejercicio de la pretensión civil vincula, pero de modo derivado,
al Ministerio Público, quien debe promover hasta que se verifique la
pretensión civil, y se mantendrá vigente hasta que el perjudicado se
constituya en actor civil; de lo que se infiere, además, que la eventualidad de
que se admita la constitución de actor civil en sede judicial y luego se retire
implicará que el fiscal retome el ejercicio de la acción civil.
2022/Ucayali, del catorce de diciembre de dos mil veintidós, fundamento 7; Apelación n.o 106-
2022/Selva Central, del diecisiete de octubre de dos mil veintidós, fundamento 8.2.2; Casación n.o
2812-2021/San Martín, del veinte de febrero de dos mil veintitrés, fundamento quinto; Casación n.o
495-2022/Nacional, del diecisiete de octubre de dos mil veintidós, fundamento undécimo.
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requisitos del test puede declararse la nulidad del o los actos examinados.
La declaración de nulidad debe superar el test de nulidad, es decir, que se
cumpla con acreditar concurrentemente la existencia de los tres principios
necesarios para configurar la nulidad, los cuales son el principio de
taxatividad, el principio de lesividad o trascendencia y el principio de
oportunidad
oportunidad. Estos deben aparecer, cualquiera sea el caso, de la nulidad
procesal invocada o declarada de oficio. Por el principio de taxatividad,
como ya se anunció, la causal invocada tiene que encontrarse
expresamente señalada en la ley o tratarse de la afección al núcleo esencial
de un derecho consagrado o protegido en la Constitución o en los tratados
de derechos humanos de los cuales el Perú es parte obligada7.
La taxatividad es material cuando la nulidad está señalada como tal en el
dispositivo procesal o sustantivo aplicable al caso concreto; y es formal
cuando se incumple algún requisito del procedimiento que genera nulidad,
sea porque el legislador ha previsto su realización bajo sanción de nulidad o
porque el requisito ausente u omitido forma parte del contenido de validez
del acto procesal. Este principio ha sido reconocido en el artículo 149 del
Código Procesal Penal, que ordena: “La inobservancia de las disposiciones establecidas
para las actuaciones procesales es causal de nulidad sólo en los casos previstos en la ley”.
Decimoséptimo.
Decimoséptimo. En el plano del recurso de casación, el legislador
estableció como causal del recurso (artículo 429.2 Código Procesal Penal) la
inobservancia de normas legales de carácter procesal sancionadas con la
nulidad. La norma no establece si se trata de nulidad relativa o absoluta,
por lo que conviene aclarar este punto con la doctrina general del derecho
7 LUJÁN TÚPEZ, Manuel Estuardo. (2013). Diccionario Penal y Procesal Penal, Lima: Gaceta
Jurídica, pp. 517 a 520.
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procesal sobre las nulidades procesales y las normas del Código Procesal
Penal que regulan la nulidad, concretamente los artículos 150 a 154.
Conforme a estas normas, solo cabe recurrir en casación cuando las
normas procesales infringidas se encuentren sancionadas con nulidad
absoluta.
Así pues, tomando en cuenta las consideraciones del ordenamiento jurídico en
su totalidad, podemos reconocer que el legislador peruano ha previsto cuatro
tipos de nulidades: (a) primero,
rimero la nulidad absoluta, que puede ser nulidad
procesal absoluta material,
material, en el caso de que la ley así lo establezca
expresamente, o bien, segundo,
segundo se sigue del hecho de no haber respetado las
formalidades establecidas por la disposición legislativa, siempre que sean
insubsanables, en cuyo caso se trata de nulidad procesal absoluta formal;
formal; o (b)
tercero,
tercero se trate de algún vicio que pueda ser subsanado o convalidado,
renovando el acto, rectificando el error o cumpliendo con el acto omitido;
siempre que no se afecte derechos o facultades de los intervinientes, se trata de
nulidad procesal relativa;
relativa y (c) por último,
último se trate de la existencia de nulidad
procesal sustancial,
sustancial, provocada por la inobservancia del contenido esencial de
los derechos y garantías previstos por la Constitución. Obviamente, también
aquellos reconocidos en los tratados y convenios sobre derechos humanos. En
consecuencia, al tratarse de una nulidad sustancial, tanto la parte invocante
como el magistrado, (cuando la pretenda declarar de oficio) deben recorrer el análisis
de la materia recurrida en dos tramos: 1) el primero, demostrar que el acto
nulificable haya vulnerado algún derecho o garantía constitucional, y 2) el
segundo (de conformidad con lo señalado en fundamento 9 de la Sentencia Expediente n.o 01417-
2005-AA/TC-Lima en el caso Manuel Anicama Hernández, del ocho de julio de dos mil cinco, que
constituye, además, precedente vinculante), demostrar que tal agresión haya afectado el
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Decimoc
Decimoctavo.
tavo. En el caso concreto, se tiene que en la sentencia de vista
contenida en la Resolución n.o 28, del catorce de agosto de dos mil dieciocho
(foja 327), la razón determinante por la que se declaró nula la sentencia
absolutoria de primera instancia, que declaraba improcedente la reparación
civil, fue que no hubo fundamento alguno que sustentara tal decisión, lo que
evidencia una notoria vulneración del principio de congruencia procesal, más
aún si la acusación fiscal pretendía el pago de la reparación civil y
correspondía la emisión de un pronunciamiento puntual al respecto. Así, la
decisión de la nulidad estaba justificada.
Decimonoveno
Decimonoveno.
noveno. En ese mismo sentido, si bien la Procuraduría no especificó
la condición procesal (agraviado o actor) por la cual impugnaba la sentencia
absolutoria, el cuestionamiento a su impugnación en torno a la reparación
civil es, por un lado, irrelevante, pues de conformidad con el literal d) del
numeral 1 del artículo 95 del Código Procesal Penal, incluso si no tuviera la
condición de actor civil, solo por su condición de agraviado, tendría la
facultad para recurrir una sentencia absolutoria o una resolución de
sobreseimiento, tanto más si el reclamo de la reparación civil —aunque fuera
realizado por el Ministerio Público— no fue acogido (vid. fundamentos decimotercero y
8 LUJÁN TÚPEZ, Manuel Estuardo. (2013). Diccionario Penal y Procesal Penal, Lima: Gaceta Jurídica,
pp. 517 a 520.
9 HERRERA GUERRERO, Mercedes. (2017). Los recursos en el proceso penal. Un análisis doctrinal y
Vigésimo.
Vigésimo. Aun en el supuesto de que la apelación de la Procuraduría
generase vicio de nulidad, que no lo tiene, este vicio no sería absoluto sino
relativo, y como tal, su interposición se debe sujetar a las condiciones de
procedencia previstas en el artículo 151 del Código Procesal Penal, lo cual no
ha acontecido. Lo anotado evidencia que la nulidad solicitada por el
Ministerio Público debería haber sido desestimada. Por lo demás, el
agraviado posee legitimidad para defender sus propios intereses en el juicio
del extremo civil; incluso, desde una interpretación literal y formalista, el
Ministerio Público, al no haberse constituido el agraviado en actor civil,
mantiene la legitimidad para defender los intereses damnificatorios del
agraviado y, como tal, por mandato expreso del artículo 11 del Código
Procesal Penal, le corresponde asistir al juicio en el extremo civil y sustentar
su requerimiento de condena en ese apartado, que además está consignado en
su requerimiento acusatorio. Al respecto, nada obsta que a tal efecto coordine
con la Procuraduría Pública para que sea esta la que sustente en audiencia tal
reclamo, sin perjuicio de su debida intervención.
Vigesimoprimero.
Vigesimoprimero. Finalmente, cabe acotar que es característica de la nulidad
que se retrotraiga el estado del proceso a la etapa en que se produjo el vicio, a
tenor del artículo 154 del Código Procesal Penal, lo que no ocurre en el
presente caso, pues la consecuencia del auto de vista recurrido confirma
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LUJÁN TÚPEZ
ALTABÁS KAJATT
SEQUEIROS VARGAS
CARBAJAL CHÁVEZ
MELT/jgma
MELT
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