Jose Maria Wodr

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JOSE

MARIA

ARGUEDAS

LAS COMUNIDADESDE ESPARA Y del PERU

UMA PERU
LAS COMUNIDADESDE ESPARA Y del PERU

LIMA PERU

JOSE MARIA ARGUEDAS

LAS COMUNIDADESDE ESPANA Y DEL PERU


UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

Deportamento de Publicociones

LIMA - PERU

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

Deportamento de Publicociones

Bibl iot ec a de Cu l t ur a Super ior


A Lola Hoffmann

(c) Copyrtght
SUM ARIO

PREFACIO ...............................................................................................................................

INTRODUCCION ................................................................................................................

NOTAS ACERCA DE LA UBICACION GEOGRAFICA Y LA HISTORIA DE SAYAGO.


LAS COMUNIDADES DE PUQUIO, PERU, Y LAS DE SAYAGO
.................................................................................................................. 11

APUNTES GEOGRAFICOS.

La noturoleza en Sayago. El poisaje, el suelo, el ague, el clima....................... 23

BERMILLO

Un Municipio con Tierras Comunalea de Aror y do Postod/ y Soclolmentd Dividida en Costas

ECONOMIA

La propiedod comunal. Tierras del comun y tierras propias................................. 33

Lo Comunidod y la Agriculture ....................................................................................... ^3

La Gonoderia, su distribucidn e influencia social .................................................... 59

La Artesania y los artesonos ........................................................................................... 69

Comercio .................................................................................................................................

Lo tronsformaci6n urbane y la dtfusj6n del trigo.......................................................

82

Alimentocibn y consume ..............................................................................................


90

Los trojes ..................................................................................................................................


92

Cooperoci6n .............................................................................................. 94

Dos ecemomios, dos mundos en Bermillo. El vecino esponol y el comunero

peruano ........................................................................................................................
96

ESTRUCTURA SOCIAL BASICA


Lo familio ...................................................................................................................................
10®

De la infoncio a la muerte ............................................................................................... 108

ESTRUCTURA SOCIAL DEL GRUPO

Estrotificocibn Sociol. El Peru Andino yBermillo........................................................ 161

Tensiones entre las costas ......................................................................................................


168

Movilidod Sociol ..........................................................................................................................


182

Migrocidn ...............................................................................................................................
.... 189

El cuno formal del Mundo Hispano-IndioColonial...................................................


192

2 SUMARIO

GOBIERNO COMUNAL. POLITICA

............................... 195

SUMARIO 3

El ontiguo Ayuntomiento trodicionol y los Alcoldes de ind.os 203

El Ayun,crr,ien,o d. Ber^illo. Econo„,lc y Servicios. Los foenos connunalos 203

Ingresos del Ayuntomiento .................................................................... 206

Servicios comunoles ................................................. 211


SAYAGO Y EL PERU ANDINO

.......................... 240

Lo educocion oficiol. Losmoestros .................................. 2^q

La instruccion oficiol y la culture ............................................................. 243

El Teotro Juvenil y la Biblioteca Ambulonte .............. • - • ■ ^ • • • • • • _ Lo


culture intelectuci en 1958. Medics de informac.on y l.teraturo, El

Ausencia de instituciones socio-culturoles y ..............................................................

IMAGEN FINAL ...............................................................................................................

LA MUGA

Oria comuhidaa ' Qumoniiada" en DesairoUo. hacia una Sociedod d.

Tipo Liberal

LA MUGA ANTES DE LA "QUINONIZACION" > ' DE LAS TIERRAS

Una referenda necesoria acercc de nuestros informontes, ol pueblo y la cornu-

nidod en su ospecto actual................... .. • 257

Tenencio de lo tierro ontes de la "Quinoniiacion" ...............................................

Historio de lo "Quinonizacion .........................................................

CONSECUENCIA DE LA "QUINONIZACION"

265
LRoeocfecribion
a.n..t..e....l.o.s....c.a..m....b..i.o..s..:...d..e..s..d..e...l..o..s..."..m...a..l.d...i.t.o..s......h..o..s..t.o....los
goilzfos .....................

986

EN LA ESTRUCTURA SOCIAL

............................... 289

La fomilio ............................................................. ‘ • 306

Administrocion comunol, lo politico, la comun.dad y e! re.no...............................

to Religion, Dios y el clero.........................................................................

(l) De qulfibn. parcela. Divldida en parcelM de propledad Individual.

PREFACIO

Aioituncidcimenie, este libro se publica seis anos despues de haiber sido escrito; /ue
presentado como tesis para obtener ki graduacidn en la espedaiidad de Etnologia en la
Facultad de Letras de la Universi- dad de San Marcos.

Hemos Jenido, pues, la oportunidad de leer el trabajo con una pers- pectiva que nos ha
permitido aliviarlo, hasta donde nos ha sldo post- ble, de su atuendo academico-escolar.
Tardia y debilmente instiuidos
en la especialidad, empleamos con vacilante iormalismo tanto la ter- minologia como los
esguemas aprendidos, en la utilizacion de los re- sultados de nuestros trabajos de campo.
Felizmente no ocurrlo lo mis- mo con el metodo. Fuimos cautivados por la personalidad de
algunos vecinos de las dos comunidades casiellanas que estudiamos —/cornu- nidades tan
identicas en muchos aspectos medulares de la vida a aqu^ lias peruanas que observamos
me^or o en Jas gue pasamos nuestra in- fancia!— e hicimos nuestio trabajo recogiendo cad
textualmente cfe hoca de esos vecinos la coniesion de un Juicio sobre todas las cosas. De ese
modo, el manuscrito aparece como una mezcla, no carente de inferes, enfre el iormalismo
vacilante, el entusiasmo por exaltar las se- mejanzas entre las comunidades peruanas y
espaholas, y la palpita- cion pura y fuerte de la vida de los dos pueblos estudiados.

Anotamos todo cuanto nos /ue posible, hasta los ultimos detaUes, sobre las costumbres de
Bermillo y de La Muga de Sayago. Alojados en posadas de orrieros duran/e el invierno, la
primavera y parte del ve- rano tuvimos la suerte y la oportunidad de ganar el aiecto y la con-
iianza de muchos vecinos y de pequehos negociantes ambulantes. Nos permitieron anotar sus
confesiones, por escrito, muchos de ellos, y asi se presentan en la tesis, con animacion que me
parecia entonces poco academicc pero aonveniente para los lines del estudic. Creemos gue
nuesira iniuicion fue constanfemenie mejor que nuestros instrumentos estrictamenfe
universitarios; considerdbamos, por error, la intuiddn como algo ajeno a lo universitario, y eso
se alirma en la ultima pagi ng de las cast doscientas cincuenta dedicadas a Bermillo.

Es pues, este irregular libro, una buena cronica; tiene, por tanto, algo de novela y esta
salpicado de cierto matiz academico, pardonable y hasta amenamente pedantesco y temeroso
a la vez. Nos parece que

6 PREFACIO

de toda esta mezcla de ingredientes emergen cuadios inteiesantes y cler

ics personajes que alcanzan a mosfrar una imagen seguramenie muy apioximada de la vida de
las comunidades supervivientes de Espana, de sus vmculos con la historia y con la civilizacion
actual Algunos de esos personajes de Bermillo y de La Muga de Sayago, como el ruble y
lornldo labrador C. A. que juzgaba a Dios, a las aufcrldades, a la

juveniud y se juzgaba a si mlsmo con serenldad y poderosisima amar- gura; como la viuda de
La Muga. que suponia que solo en su aldea existia Dios, por ser la unica de toda Espana que
tenia un cura bueno, y la del misero empJeado del Banco de Bermillo. misero y pleno de ca-
ridad, quizd permanezean en la memoria del espedalista y del lector curioso. A ellos, ademas
de la doctora Lola Hoffman, me permilo de dicar este ambicioso estudio que. felizmente.
alcanza a ser una descrip- cion algo hrmalista pero fidedigna y animada de las comunidades de
Castilla y del Peru y. por tanto. util para la escasa bibliografia efnogrd-

llca de Espana y la comparativa de Espana e Iberoamerica.

J. M. A.
INTRODUCCION

La Unesco nos ofrecio la oportunidad de reolizor nuestra vieja osr piracion de estudiar algunas
comunidodes de Espana ccn el objeto de buscar en la actual orgonizacion de esas
comunidades datos comple- mentarios para el mejor conoclmiento de la historia de las
comunida- dea indigenes del Peru. Coniidbamos en que encontrariomos en Es pana,
especialmente en Castilla y Extremadura, supervivencias de muy antiguas formas de
orgonizacion comunal; y que el buen conocimien- to de esas supervivencias y de sus
fundamentos histdricos iluminarian la historia y la realidad actual de la orgonizacion y
funcionomiento de nuestras comunidades, lo que sus instituciones representem como pro-
ductos del pasado y como partes integrontes de nuestra actual e intrin- cada composicion
social.

Nuestra fe estaba fundada en el hecho comprobado de que Espa na es uno de los poises
menos evolucionados de Europa y que, por tanto, las supervivencias tenian que ser alii
mcryores y mds integros. Por otro lado, estaba asimismo demostrado que la politica colonial
aprovechd hdbilmente y hasta donde fue posible tanto las formas de organizacidn social del
antiguo Peru como las de Espana- Y que tales formas se integroron o ensamblaron no adlo por
obra de los gobeman- tes sino de la prdctica cotidiana de las ordenanzas, de su interpreta-
cion por el colonizador y de su acierto para explotar la antigua orga nizacidn indigene en su
beneficio.

Luego de nuestra breve permanencia, en tres pueblos de Castilla, algunos aspectos de la


historia social del Peru se nos presentaron co mo problemas que podian ser mejor
esclarecidos, y pudimos quedar convencidos de la utilidad del trcdxijo que realizomos-

• * *

Dos circunstandas impidieron, desventuradamente, que nuestro tra- bajo rindiera todos los
frutos que podian esperorse de un plan asi con- cebido: la brevedad del tiempo de que
dispusimos para el estudio de campo Cseis meaes) y nuestra falta de erudicidn histdrica.

El primer inconveniente se produjo como consecuencia de una c^re- suroda dl^joeiddn,


probcdDlemente inconsulta, de la burocrada de la
8 Jose Ma r ia Ar gued as

Unesco. Me conminoron a fijor la fecha de mi viaje a Paris cuondo ha- bia iniciado openas la
primera semona de trabajo de compo. Mi esca- sa informacion para la consideracion de un
problema que requiere un profundo conocimiento de las historias de Espana y el Peru se debe
a que no fue precisomente esa la disciplina a la que dediqu4 de preferen- cia mis estudios
personales y mi debil formacion profesional.

Presentomos, pues, los resultados de nuestra trcdxjjo con la temero- sa convlccion de que es
incompleta pero con la sequridad de que, aun asi, contribuird, sin duda, al mejor
conocimiento de la cultura actual de Espana y del Peru, de los antecedentes historicos de la
comunidad in- digena en Hisponoamerica y, sobre todo, servird para llamor la aten- cion de
los jovenes etndlogos e historiadores hacia un problema que am- bas ciencias deben continuar
investigondo.

jjPor que elegimos Sayago y Aliste?

Segun las bases de nuestra beca disponiaraos de un mes para es tudios bibliogrdficos en
Madrid. Sobiamos que los regiones de mayor interes para nuestro proyecto eron Castilla,
Extremadura y "las antiguas provincias castellonizadas del reino de Leon" Porciue fueron
extreme- nos y Castellanos los mds de los conquistodores y colonizadores y por- que la medula
de Espana como pais colonizador estd en las dos regio nes cilados. Se llevd a America el
espirltu de la reconquista y sus me- todos: la dominacidn del nuevo mundo y su colonizacidn
fueron como proceso historico una prolongacion de la reconquista. Francois Chevalier
demiiestra en su admirable libro "La formation des grands domaines aux Mexique. Terre et
Sociele aux XVIe - XVIIe Siecles” como el procedimiento de concesidn de tierras y privilegios en
America siguio exactamente el mismo metodo que el empleodo para las concesiones de igual
naturaleza en las provincias reconquistadas del poder de los moros. Debiamos. pues, realizor
nuestro trabajo de campo en Castilla, Leon o Extremadura, porque el plozo de que
disponfomos no nos per- mitia aspiror al ideal de trobojor en ambas regiones.

' La reconquista partio de Castilla y se extendid primero a Extrema

dura. Los esponoles pretendieron y consiguieron imponer en America el regimen economico


y politico de la monorquia absoluta y el cotoli- cismo, triunfontes en la peninsula. Este tipo de
gobierno pretendio y consiguio orgonizar a la inmensa masa de indios en una fuente de
produccion para la Corona. La destruccidn de la poblacion indige- nct se debio en el Peru
princlpalmente a este hecho. La odministracidn

1 Zamora y Leon actuales, segiin Caro Baroja: “Los pueblos de Espa- fia’’. Editorial Bama
S. A. 1946. Barcelona.

2 Institut D’Etnologie, Mus4e de L’ Homme. 1952. Paris.

La s CoMUNiDADEs DE Espa Ra y del Per u 9


real legalizo y regimento, con fines economicos, las diferencios entre es- pafioles y, como
consecuencia, se profundizo aiin mds la controposi- don de sus intereses. A1 antagonisrao
indio-espanol, estobleddo por el hecho misrao de la conquisia y la dominaddn de los notivos
por los espanoles, se agrego el que impuso la administracion real al considerar al indio como
una propledad de la Corona, que en las colonios estuvo frecuentemente contrapuesta a la
economia de los colonizadores.. ^Hos- ta que punto la orgonizadon de las comunidades de
indios en el Peru durante la Colonia fue determinada, en su orgonizadon administrati- va,
por la pugna arriba expuesta, y hasta que punto ella subsiste o subsistlo en la oposidon de
castas y closes? iOue elementos de la or- ganizadon de las comunidades de Castilla tomo,
prindpalmente Tole do, en su politico de organizar las pobladones de indios con vistas a su
oprovechomiento para la economia real y a evitar que fueran ex- plotados unlcamente en
beneficio de los encomenderos? como los encomenderos, a su vez, trataron de hacer
frente a esta politico y tor- deron a su favor las instituciones montadas por la administracion
real para la explotadon de la masa de indios? ^Y, de que modo la gran de y loboriosa poblacion
indigena, tan minudosa y eficazmente admi- nistrcKia por los Incas, mediante instituciones que
tenian su roiz en la evolud6n milenaria de las cultures andinas y costefias, de que modo, a
pesar de la destruccion fisica de que fueron victimas, asimilaron las nuevas formas de gobierno
que les fueron impuestas y las convlrtie- ron en instrumentos de gobiemos propios? Tales
erctn las cuestiones que nos plcmtedbamos al trotor de elegir la comunidad que debiamos
estudiar. Considerdbamos que no ibamos a resolver estas cuestiones, pero que ofreceriamos,
sin duda, algtma fuente mds para su estudio.

Con el generoso auxilio del personal de Conservadores del Museo del Pueblo Espanol y del
Centro de Estudios de Etnologia Peninsular, de Madrid, iniciamos nuestra investigacidn
bibliogrdfica. Pudimos com- probar asi, que durante el presente siglo no se ban hecho
estudios de comunidades en Espana y que se realizoron muy escasos y limita- dos trabajos de
campo. La revision de la bibliogrofia etnogrdfica ac tual nos dio pues muy pocas luces para
nuestra orientacion- Los fol- kloristas espanoles dedicoron su tiempo a la recopilacion de
literatura oral y de olgimos otros aspectos de la "cultura popular”. Unicomente Julio Coro
Baroja oplica su inmensa erudiddn al estudio de la etnohis- toria de los pueblos de Espana y al
de ciertos elementos de la cultura hispdnica, como los documentadisimos y admirobles que
ha publica- do sobre las norias y mdquinas y sobre el "Toro de San Marcos”.

Fue en los libros de Joaquin Costa: "Derecho Consuetudinario" y "Colectivismo Agrorio” y en


los de sus discipulos y seguidores, publi- cados a fines del siglo pasado, donde encontramos la
informacion que

10 Jos£ Maa Ia Ar ou ed a s

nos era necescnia. El primer llbro contiene excelentes monogroHas et- nogrdficas sobre
comunidodes de cosi todas las provincias de Espona, monografias escritas por diversos
autores. De estas, las mds intere- santes para nuestro proyecto, son la del mismo Costa sobre
Soyago y Aliste y la de Elias Ldpez Moron sobre las comunidodes, de la antigua provinda de
Ledn y, ademds, la monografia sobre Aliste, de San- tfago Mendez Plaza, editoda en 1900.
Los ires autores, especialmente Lopez Mordn y Mdndez Plaza, ofrecen informaciones sobre la
orgoniza- cion comunal, la economia, las normas tradicionales que region la vi- da de los
pueblos de Zamora y Ledn que, por su gran aislamiento, ha- bion conservado muy ontiguas
instituciones sociales comunitariaa.
La semejanza de la organizacidn de estas comunidodes de Zamo ra y Ledn con las del Peru
era tan extraordinaria que decidi elegir al- guna de ellas para realizar mi trobajo de campo-
Decidi ir a Sayago, porque las de Ledn, mejor descritas, estaban aisladas por el hielo en

esa epoca del ccno.

Encontre en Sayago, vivas, algunas de las instituciones descritas

por Costa. Pude obtener de boca de los informantes la historic de la ex- tincidn de muchas de
las costumbres que Costa describid con tanto en- tusiasmo; vioje a Aliste y encontrd alii
supervlvencias mds abundan- tes. Tuve la fortune de llegctr, especialmente a Sayago, en un
perio- do de crisis, cuando las instituciones ontiguas que hicieron de los pue blos de estas
zonas verdaderas comunidodes agrorios, han sido remo- vidas por la F>©netracidn de la
economia moderna, y algunas de ellas han liquidado su estructura econdmica comuned y se
han lanzado agu- damente, a la correra de la economia liberal, basada en la acumula- cidn y
prosperidad individuales. Proceso semejante, en muchos aspec- tos ol que se inicid, con muy
paredda historia, en las comunidodes del voile del Montoro, del Peru, y que se estd
desorrollando en otras provincias del sur de nuestro pais.

NOTAS ACERCA DE LA UBICACION GEOGRAFICA Y LA HISTORIA DE SAYAGO. LAS


COMUNIDADES DE PUQUIO, PERU, Y LAS DE SAYAGO

Vbicaci6n historico-geografica

Sayago es iin Portido Judicial de la Proyincia de Zamora. Equiva- le, en lo que se refiere a su
importonda en la demorcadon politico- geogrdfica de Espana» at nivel de una Provinda del
Peru. El Portido de Sayago, segun el Censo de Pobladon y de Vivlendas de 1960, tie- ne 36
Munidpios con una pobladon total de 22,627 habitantes. La ca pital, Bermillo, es un p>equeno
pueblo que figura en el censo indicado, con 935 habitantes. La Provinda de Zamora aparece
con 309,142 ha- tontes-

En el libro "Alma Sayaguesa", de Ricardo Ballesteros, editado en

julio de 1924, por el impresor Rodriguez, de Zamora, libro que lleva en la cardtula la slguiente
advertenda: "Bermillo de Sayago de 1923, no- viembre a febrero de 1924", se dtan y describen
44 pueblos, fijando los habitantes de coda imo de ellos, por sexos. La pobladon total de Sa
yago arroja un numero bostonte mds alto que el del censo de 1960, 25,555. Ballesteros era
bermillano; omitio indicar la fuente de la que tomo las dfras, pero es indudoble que debid
hacerlo de los resultados de algun censo ofidal, pues los numeros precisos que consigna de
va- rones y mujeres lo demuestra o constituye un indido muy demostrativo. Sayago se
encuentra exactomente ol sur del Munidpio de Zamo

ra. Su teixitorio limita con Portugal por el O., o sea con el rio Duero, por el S. con la Provinda
de Salamanca y por el E. con el Portido de Fuentesauco, de Zamora.

Bermillo y todos los pueblos del Portido, hasta Fermoselle, que es el Munidpio mds importonte
de Sayago y que se encuentra sobre la escarpada y profunda "quebrada" del Duero, estdn
unidos a la ciudad de Zamora por una carretera ofirmada; otra corretera de la misma ca*
lidad comunica Bermillo y los pueblos del Portido con la dudad de Salamanca. De Bermillo a
Salamanca hay 83 Kmts- y a Zamora 36.

A pesor de la relotivamente pequena distancia que existe entre Zamora y Bermillo y oiin
Fermoselle, 62 Kmts., Sayago, como Alcani- ces (Aliste), otro Portido que se encuentra ol N. de
Zamora y en el

12 Jose Ma r Ja Ar gued as

cuol observomos la comunidad de San Vitero, permanecieron excep- donalmente crislados y


con su organizacion economica, social y poli tico conservada hasta la primera guerra mundial.
en un estado de cm- tigiiedad correspondiente a la del siglo 3CV, y en algunos aspectos aun
mds antigua. La difusidn del trigo en Sayago, segun nuestros inform^- tes data del tiempo de
la primera guerra mundial, o "quizd unos anos antes, entre 1910 y 13"; es decir. que este
cereal, bdsico para la oli- mentacldn compesina y su economia, se difunde en Soyago y Aliste
cast cuotro siglos despuds que en el Perd. Segdn los compesinos de La Muga de Soyago y
de San Vitero de Aliste, "el trigo hlzo desapa-

recer la pobreza y los piojoa". Y, de acuerdo con el pequeno e impor- tantlsimo libio de
Santiago Mdndez Plaza, "Costumbres Comunales de Aliste", editada por la Real Academia de
Ciencias Morales y PoliUcas, de Madrid, en 1900, hacia mediados del siglo pasado no existia en
Alis

te la propiedad privada. Los campesinos sembroban y cosechaban .en comun y se repartian


los productos de la cosecha proporcionalmente al trabaio con que contribuyeron al cultivo.
La moneda era casi in- existente; todos los negocios importantes se realizabon y concertaban a
la hora do la cosecha, y los pocos orticulos que existion en venta, en poder de las autoridades
estatales, se cambiaban con productos.

El origen de la propiedad privada en Bermillo la recuerdon los ve- cinos y la explicon,


mediante una especie de leyenda. Cerca de los

limites del Termino Comunal del pueblo, hacia el sur, hcina una de- hesa grande que
pertenecia a una mujer ya vieja. El centro poblado de la dehesa se llamaba Santiago. "No hace
tantisimos anos, que se diga", una peste de colera mato a todos los habitantes de la dehesa,
menos a la dueha. La onciona sobreviviente intento refugiorse en los pueblos mds proximos;
asi fue primero a Villamor de Cadozos, pero no la admitieron por temor al contagio; entonces
se echo a ondor con di- reccidn a Almeida; llegd, pero de alii tombi^n la echaron, finalmente,
se dirigid a Bermillo donde fue no solo aceptada sino tratada con mi- serlcordio. Ella era la
unica propietoria de todos los terminos de San tiago. Cuando la onciona murio.. el
Ayuntamiento, previo acuerdo en

conseio de cabildo, distribuyd las tierras de Santiago a los vecinos, en venta, a muy bajo precio.
"Desde entonces, los labradores se convir- tieron en propietorios de tierras y el Ayuntamiento
adquirio un capital que no era poco, para esos tiempos". Todavia se llama La Dehesa a la
zona donde se contempla la mds abigarrada sombra de muros construidos con la muy tipica
piedra negra de Soyago. Unicamente las tierras "propias" estdn cercadas en Soyago y Aliste, y
se llaman "cOr- tinas" a las porcelas amuralladas. El estilo particularisimo de esos muros
es merecidamente famoso. Luego, los propietorios de tierras, lo- groron adquirir porcelas en el
Comdn de Bermillo, "no sabemos como;

La s Comunjd ades de Espan a y del Per u 13

aunque esas lierras son pocas si se comparan con los terminos del Comun".

Viriaio y Sayago

Causa especial inleres y sorpresa comprobar que, en la indocta y aun podria afirmar muy
ignorante poblacion de campesinos de Sa- yago, a la cual 1© sirve muy poco la escuela oficial,
el recuerdo de Vi-* riato, hero© maximo de la resistencia peninsular al ejercito romano, se
mantiene vivo. Todos los labradores afirman rotundamente que Viria- to fue sayagues. del
pequeno pueblo de Torrefrades, que se encuentra a cinco kilomefros al S. E. de Bermilio. En
Torrefrades se deposita aun el esUercol vacuno en pequenos corrales que se construyen
delante de la fachada de las casas, hacia la calle; y el pueblo tiene asi un aspec- to exotico;
es horto maloliente y con una sombra de moscas que 2um- ban en todas las calles- Asi era
Bermilio, 10 anos antes, y todas las co- munidades de Sayago. En las mds "adelantadas", el
Municipio ha con- seguido que el guano sea depositado lejos del nucleo urbano. En una de
esas calles exoticas de Torrefrades, los vecinos mueslran con orgu- llo la casa en que nacio y
vivio "el pastor” Viriato antes de que enca- bezara y dirigiera la legendaria resistencia
antirromana.

El nombre de Viriato es pronunciado con reverencia y orgullo. Sa- ben los campesinos que el
lucho por Espana contra los "extronjeros”; dicen que fue el mds "grande guerrero que ha
existido en el mundo conocido”, pero no pueden precisar cuando se realize esa lucha ni contra
quienes. "Fue en los primeros tiempos de nuestros mds antiguos abuelos", dijo un campesino
de La Muga; otro que lo escuchaba, afir- md: "Ouien sabe eso ocurriria en esos tiempos en que
dicen que los pdjaros sabian hablar. Pero el fue nuestro defensor. Dicen que desde entonces
ningun extranjero se atrevio a entrar a Sayago”.

Aparentemente, no hay vestigios de la dominacion de los drabes en Sayago, pero su


romanizacion aporece como evidente. Y sea esta la oportunidad para referirnos a un aspecto
de la cultura sayaguesa que no hemos analizado en nueslra tesis: en tanto que Sayago se nos
presenta como un drea culturalmente antigua, en la que superviven costumbres
verdaderamente arcaicas, especialmente en la economfa y la estructura social, no ocurre
igual con el lenguaie. El castellono que habla el campesino sayagues tiene escasos arcaismos.
como podrd

comproborlo el lector, en los larguisimos parlamentos, que textualmen- hasta donde es


posibie lograr esta hazaha sin el auxilio de una maquina magnetofonica—, recogimos de boca
de nuestros informantes principales, algunos de ellos muy sabios y por tanto dominadores exi-
mios del Castellano mds puro que oi'mos en Espana. La explicacion d©

14 Jose Ma r ia Ar gued a s

un tal desconcierto es problema para los linguistas y se encuentra fue- ra del alcance de un
ontropologo deficlentemente formado.

Volviendo al caso del heroe, encontramoa que Viriato constituye un elemento que vincula a
los pueblos sayagueses y hace que se re-

conozcan como perlenecientes a una especie de grupo etmco comun. Contribuye, asimismo, a
consolidar y dar aliento cotidiano a ta vmculo,

el tnenosprecio con que en la ciudad de Zamora se trala a los saya- gueses, un poco como a los
indios en las ciudades prosperas y rela- livamente modernizadas del Peru andino. Trataremos
acerca de estos puntos en esta breve introduccion y los desarrollaremos mas adelante. Nos
falta unicamente agregar que existe una polemica no resuelta

acerca del verdadero origen de Viriato, considerado como lusitano por la mayor parte de los
historiadores, especialmente los alemanes Hott-

mann y Scholten, y como celtibero por Arenas

gueses tienen la razon mayor de la tradicion, que hace de Vrnmo S^soyagues mds grande y el
rncis grande hombre que ha exisudo,

aunaue de veras no fuera sayagues. Al joven bermillono que gano en la competenda de


aradores del Partido, para seleccionar al represen- tante de Soyago en el concurso provlnaal
donde se competma el pu

to de representante de Zamora al "concurso nacional que se reahza en Madrid, lo


proclamaron "digno hiio de Vinato . El mozo tenia

una figure crtletica y armoniosa y habia demostrado poseer una desireza excepdonal, Trazo
dos surcos que parecia que habian sido

delineados con el auxilio de instrumentos de precision.

On'genes de ias comunidades y de la propiedad comunal de la lierra.

El caso de Sayago. de Espana; el caso Puquio, del Peru


En la monumental obra de Cesdreo Fernandez Duro, ''Mamonas de la Ciudad de Zamora, su
Provincia y Obispado , editada en Ma drid por los Establecimientos Tipogrctficos de los
^cesores de Riva- deneyra. 1882, en la pdgina 85 del primer tomo, se ofirma lo siguiente. "Del
soyo de los veceos y Jucitanos se cree precede el nombre de S yago de uno de los portidos de
Zamora". Joaquin Costa, en su hbro. ya cldsico, "Colectivismo Agrorio". T. II. cita a Diodoro
Siculo, histo- riador del siglo I. al referirse a Soyago: "coda ano se reportian el sue- lo laborable
por suerte, y poniendo los frutos en comun, se distribuim

coda uno la porcion que le correspondia". "Pertenecia esta

ma luego Costa— a la nacion de los veceos, en la geografia de los ib -

ros" Coinciden estos datos con los resultados de la cuidadosa inves-

tigacion historica que Jorge Dias hizo acerca de los veceos, aunque no cita las escasas fuentes
que he consignado, en su excelente estudio

La s Comunida des de Espan a y del Per u 15

sobre "Rio de Honor" una comunidad que s© encuentra cerca d© Sa- yc^o y tomblen ©n la
front©ra d© Espana con Portugal. Es importonte adveriir que Rio de Honor tiene una parte
d© su Termino en territorio espanol y que esta comunidad es identica a las d© Soyago en
cuanto al regimen de aprovechomiento de las tierras comunales y a la propor- cion d©
individuales y del Comun. En los otros aspectos de la cultura la similitud de las comunidades
sayaguesas y Rio de Honor es tan grand© que frecuentement© llega a ser, asimismo,
identica- La histo- ria de Rio d© Honor aparece, por supuesto, vinculada a la de los

veceos.

La sorprendente informacion de Santiago Mendez Plaza acerca de

la persistencia del sistema d© ©xplotacion comunitoria absoluta de las tierras en Aliste hasta
©1 siglo pasado y ©1 aparentemente origen re- ciente de la formacion de la propiedad
privada en Bermillo, constituyen testimonies sino suficientes, muy significativos e importontes
que nos permiten oventurornos a sostener la tesis d© que tal sistema fue y, es oun, ©n
cuanto a las cuontiosas supervivencias del sistema, de origen muy antiguo, que s© remonta a
los liempos de la nacion de los veceos cuya vinculacion con la Soyago actual, aparece
comprobada tanto por Joaquin Costa como por Jorge Dias. Mendez Plaza publico en 1900 una
monografia corta, de 74 petginas con ©1 titulo d© "Costumbres comu nales d© Aliste”,
pequeno libro que citaremos con frecuencia en la pre sent© tesis.

Don Carlos d© Lecea y Garcia escribio otro libro d© gran interes

para el estudio del tema que estamos intentando analizar; fue editado

©n la Ciudad de Segovia en el ano 1898- En un tomo d© 460 pdginas ofrec© una historia muy
documentada d© "La Comunidad y Tierra de Segovia", que es tambien el titulo de la obra.
"La comunidad y Tie rra d© Segovia o la Universidad d© la Tierra que tambien se le llama-
ba asi en lo antiguo —dice el autor citado, en la primera pdgina de 8u libro— es un cuerpo
colectivo, compuesto d© la muy noble y muy leal Ciudad de aquel nombre, y d© un
considerable numero de pueblos y lugores... Tuvo y tiene por objeto tan important©
asociacion, el dis- frute y aprovechamienio en comun de los vastisimos territorios reco-
nocidos y coniirmados por monarcas castellanos a los valerosos hijos de esta comarca,
recompensa debida a sus proezas innumerahles en la titanlca lucha de la Reconquista”. La
comunidad fue "reconocida y ratificada por D. Alfonso VIII, Son Fernando, Alfonso el Sabio,
hasta Fernando VI, en 1753" (Pdg. 36). A portir de esa fecha comienza la historia del
desmembramiento de la Comunidad y Tierra de Segovia por disposicion d© los monarcas
posteriores; de Lecea y Garcia descri-

1 “Rio de Honor”. Comunitarismo agro-pastoril. Centro de Estudios de Etnologia Peninsular.


Porto, 1953.

16 JosE Ma r ia Ar gued a s

be, «n patetismo conmovedor, la historia del despojo de las

munales por orden de los reyes en beneficlo de Congregadones Rellgia-

SOS y de la aristocracia.

Con respecto al origen de las comunidades, el aulor afirma lo si-

guienle: "Lo mismo la de Segovia que todas cuanto se conocen, nace- ton al par o poco
despues que los conceios, en los bempos mas re- motos de la Edad Media, sin que su
creacion se deta a nmgun pr^ cepto legal de los monarcas ni de las Cortes que al

dos los Conceios y las Comunidades y al comprender la utilidad que

podian prestar para la conquista y mds aun, para la reorgonizacion m didol y administrativa,
tan conveniente entonces, la admitieron, omparoron en ellas como elementos valioslsimos en
el reo™®" del Estado. La necesidad engendro esos otganismos. Las comunidades y Conceios
que apenas dan senales de su existencia en los prim.eros tiempos de la reconquista, cuando
las pocas villas y ciudades que se ganan al enemigo son otros tantos fuertes donde impera
el elemen-

,o militar, se desarrollan, crecen y llegan al mayor apogeo, cu^do

para alimentor y sostener esos centros de resistenoa, se hace pr^lso repoblar y cultivar los
compos conquistados, cuando se ve <Jue 'a gue- rra es imposible sin los recursos que produce
la orgcmizacion cmL cuando todo el mundo se persuade que la monstruosa division de los

territorios que se ganan al enemigo en reolengos

gos y behetrias, sin que el elemento popular, sosten de la

ga la libertad de accion indispensable para vivir y montener a todos,

dord al traste muy luego con el naciente reino, si ®‘

o godo o cualquier otro similar de la mas precisa de las insbtuciones piibllcas, no suria y se
levante poderosa, en interes de todas las clases

y condiciones sociales". 102-1903).

Luego, de Lecea y Garcia, cita a vorios outores "historici^lticos de


nuestra leglslacion", Martinez Marina, Sempere y

HrascriS pdrrofos de las "Adidones" que Pedro f“

1847 al "Fuero Vielo de Castilla" (Edidon de 'La Publicidad , Madrid).

"En Castilla hobia en efecto vcirias clases de gobiernos reza uno e aquellos pdrrofos- uno era el
de las Comunidades o Concejos, especies de republicas que se gobemaron bastante liempo por
si mJsmas, que le-

vantoon tropas, impusieron pechos y admlnistraban justlda a sus cm-

dadonos” CP<^9- 104)- ^

En un muy original documento tilulado "Libro Verde de Segovia ,

"curiosisimo cuademo de las costumbres", escrito ^r el Lie.

Arias Verdstegul, en el afio de 1861, en que Arias Verastegui era Regi- dor de la dudad,
aparecen registrados y des^tos, swun LecTO y Garda, todas las ocurrencias e historia
de la Commidod- Alli se h constor que "ademds de la hadenda que la dudad tiene suya que
11a-

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 17

man propias porticulores (Cap. X). iiene otras comunes de que solo la ciudad es
administradora libre ..

De acuerdo con las referendas y citos que hemos hecho de las obras de Joaquin Costa,
Fernandez Duro, y Jorge Diaz, especialmente la tronscripcion que Costa consigna de Diodoro
Siculo, el origen del regimen comunal de Sayago se remonta al periodo prerromdnico de la
historia de Espana. Estas informaciones nos demuestron. odemds, que las comunidades
espanolas tienen un doble origen: a) las que se for- maron durante la reconquista y como una
consecuencia o "necesidad" del propio proceso de la reconquista y b), las de origen
"primitivo” que se asimilaron e integraron a la estructura legal que en un periodo extenso de
tiempo fue credndose y dictdndose para la orgonizadon de las comunidades. Las de Sayago
pertenecen'a las de este segundo tipo. Como trataremos de demostrorlo en el capitulo
respedivo, las co munidades de Sayago no fueron victimas de la ombidon de los reyes ni de la
oristocracia ni de las congregaciones religiosas- Las ordenes re- ligloso-militares y la Iglesia, con
la protecdon de los reyes, despoja- ron a cast todas las comunidades, de sus fueros y de sus
tierras, ton heroicomente obtenidas durante el periodo de la reconquista. Tuvimos la
oportunidad de examinar dos trabojos importontes, oporte del ya ci- tado acerca de Segovia,
sobre la historia de la disolucion de las co-* munidades por el despojo que de sus tierras
hicieron las ordenes religioso- militores y la oristocracia con la protecdon de los reyes en la
region

de Extremadura^.

Sayago fue defendida por la extremada pobreza de su suelo y la tecnica agricola primitive con
que se cultivaba y se cultiva aun tan poca fecunda tierra. Permanecio aislada, como tras
de una muralla, de la lentisima y frenada evolucion historica de la peninsula. Sin em bargo, le
fue impuesta la orgonizadon politico de las comunidades cas- tellanas y tal orgonizadon ha ido
siendo reformada conforms al pro ceso general de cambios administrativos estatales
impuesto por el go- biemo del reino. Pero la supervivenda de la "primitiva" comunidad duro
hasta fines del siglo pasado. Ambos factores historicos le dleron y le confirieron los rasgos
de ima area cultural muy uniforme y no tan exotica como aun se cree en la propia ciudad de
Zamora. La revolu- cion economica que causo la introduccion del cultivo del trigo, sacudio la
estructura total de estas comunidades, singularmente la de La Muga, que es una de las que
hemos estudiado. Consideromos que la tordia difu sion del trigo se debe en parte, a la
persistencia de los caracteres ne gatives del regimen comunal del aprovechamiento de la
tierra, que se

® Antonio Floriano: “Caceres ante la historia”, Badajoz, 1949. Esteban Rodriguez Amaya: “Las
tierras de Badajoz desde 1230 hasta 1500”, en “Re vista de Estudios Extremenos”, Julio-
Diciembre, Badajoz, 1951.

18 Jose Ma r ia Ar gued a s

r”S^rt.

sposib?le lajdrifursion del trigo cuyo cultivo requiere de tlerra mas abo- En
tomilirl°tntroduio una nueva close de "personal" Cgente)

rsfr't “r-=

" ^rrs. r—rssr ,z»

—stp.ri=t

Sovago Y por eso la eleglmos para nuestro estudio.

^oyago permonecio, pues, al morgen en muchos osp^ os de su

cultura de la historio general de Espona durante yarios siglos, espe^ Sataente en los ultimos,
y se conseryo bostonte ”^0'^“ rt: ^n ese senudo, lo

S^O 'rordicr^urrr ^rs — ae.inldas:

o 'Wia" del Peru, formando un universe original que marcha lenli


rrr;™ —s"»” a. Pa„....

. ■Tu^o, una eultura en proceso de cambio” Revista del Musee Na- cional, T. XXV, 1956 Uma.

La s Comunid a des de Espa na y del Per u 19

nero. Durante el extenso periodo en que Puquio permanecio aislado y como pueblo de indios,
estuvo organizando en cuatro ayllus pre-incas a los cuales los espanoles los reconocieron como
comunidades con sus respectivos linderos de origen legendorio. Porque el Dios Inkarri, creador
del hombre y del Universe, segun el mito posthispdnico puquiano, dio potestad a los Wachoq,
heroes culturales, que horadaran a los dioses montahas y formaron los manantiales que sirven
p>ara mantener la vida de los hombres y de los animales, para el regadio de las plantas y el
sustento del esplendor de la tierra. Los Wachoq salieron por los ma nantiales, "con una flnya
(tambor pequeno) de oro en la cobeza y ves- tidos tan brillantemente que porecian altores".
Luego los Wachoq dis- tribuyeron la tierra entre los cuatro ayllus del pueblo y regimentoron
el culto a los dioses montahas CWamanis) y Allpamama (la diosa tierra).- Y desaparederon.

Un detalle, oporentemente sin mucha importancia, de la fiesta del Yarqa Aspiy (limpieza de los
acueductos), que ea una de las dos opor- tunidades en que los comuneros rinden culto a los
Wamanis, mediante un ceremonial minudosamente observado, que concluye con el sacrifi-
cio de una llama y de dos "castillas" (corneros) cuyos corozones aun palpitantes arrojan al ojo
del manantial mds importonte que sirve para el riego, ese detalle nos revelo las probables
reladones espedficas que debion haber enlre Puquio y las comunidades dependientes de la
du- dad de Zamora o de la ciudad y los ayllus de Puquio: a las cuatro don- zas simbolicas que se
exhiben durante el Yarqa Aspiy, los indios los Homan "impesiones"- No nos fue posible, a mi y
al etnomusicologo Jo- safat Roel Pienda, que nos acompaho en el ultimo viaje de estudio a
Puquio, descubrir el origen de este apelativo. No encontromos en el folklore del Peru, hasta
donde lo conocemos, sino un caso en que se usa- ba el termino y, precisamente para
demostiar no ya las danzas sino la fiesta total de Yarqa Aspiy, en un pueblo que pertenece a
la misma area cultural que Puquio; Laramarca, del Departamento de Huancave- lica. Froylan
Soto Gutierrez publico en el T. XXII. de la Revista del Mu- seo Nacional de Lima, 1953, un
orticulo descriptive sobre la indicada fiesta, con el titulo de "Invencion" o "Fiesta de
Cochabamba"; pero no explica por que emplea la palabra "Invencion" que no vuelve a apa-
recer en toda la descripcion de la fiesta.

En el ya citado libro "Memorias Historicas de la ciudad de Za mora", su autor, Fernandez Duro,


describe la fiesta del Corpus ChrisU: "Desde que ss instituyo la fiesta del Sontisimo Sacramento
—dice, pdgs. 254- 55— por los ahos 1264, vino a ser esta procesion la mds solemn?. El
Municipio corria con los gastos, no omitia gasto ni fatiga, nombrando comisiones especiales
con plenos poderes para discurrir y prepetrar es- pectdculos e invenciones que elevarian el
concepto de la suntuosidad

20 Jose Ma r ia Ar gued a s

zamorona.. •" "Ofrecia —ofirma mas adelante— como galardon. el Re- gimiento, seis ducados
al que sacara mejor obto; dos al que presentara la mds ingeniosa invencion. •No hay duda
de que la palabra "im- pesiones" que emplean los indios de Puquio y, probablemente los de
Laramarca, derivan de dsta que oporece en el libro de Fernandez Duro, pues denomina cosas
semejantes, aunque las danzas del Yarqa Aspiy tienen contenido mdgico y casi todas las de
Puquio aparecen tambien en Laramarca. Nos falta, naturalmente, y lo decloromos, hober
hecho una revision cabal de la difusion de esta palcd)ra en la propia Espoha. En todos los
articulos sobre folklore que leimos en la coleccion de la re vista de "Dialectologia y folklore”,
de Madrid, no la encontramos.

La significacidn de este detalle especifico nos parece que confiere a otros de mayor cuantia
una especie de cierta garantia de valor docu mental en cuonto que demuestra muy probables
derivaciones. como la conservacion, hasta hace solamente una decada, de la importoncia de
los alcaldes de indios en Puquio. En el Peru se llamon Varayoq (el que tiene o lleva vara) a
estos Alcaldes. Los Varayoq de los cuatro ayllus de Puquio, reconocidos como comunidades
indigenas despues de 1942, tenion outoridad y otribuciones importantisimas; la mayor de
todas era que unicamente ellos tenion la potestad de repartir el agua de regadio que es
comimal. Esta potestad aparecia como algo sorprendente si se tiene en cuenta que la ciudad
estd politicamente dominada por la clase senorial de los "mistis” o 'Veraqochas”, nombre con
que los indios denominan a los descendientes de los conquistadores y a quienes, siendo
racialmente mestizos y irecuentemente indios, participon del poder po litico de los
dominadores. El espectdculo de la reporticion dominical del agua resulta sorprendente,
podriamos emplectr la palabra increibie, porque el Varayoq, en la plaza de coda ayllu, de pie
sobre una piedra o un corredor alto, reportia el agua "a cada quien segun sus necesi- dades”,
y los "sehores" no pudieron arrebcrtar esta potestad de monos de los indios, de los ''perros”
indios. Porque tal potestad estoba respal- dada por la leyenda, la historia y la legislacion
colonial "para las co munidades de indios”. Los "mistis” llegoron muy torde a Puquio y no
pudieron disfrutar de las oportunidades que la close senorial aprove- cho en otros pueblos
para despojor a los alcaldes indios, de origen co lonial, sus atribuciones. Tal potestad de los
Varayoq fue resguardada por el aislamiento. Pero, constmida la corretera a la costa, a lets
ciuda- des de Ncizca, Ica y Lima, en Puquio se produjo una revolucion econo mica muy
semejante a la de Sayago como consecuencia de la difusion del trigo. La influencia de los
agentes extemos se acrecento; los pro- ductos tradicionales de la economia del indio —trigo y
ganado— aumen- toron subitamente de precio. Reconocidos oficialmente las cuatro co
munidades, los Varayoq deiaron de ser sus representantes legales: fue-
\z nH3cj laa a VNVdsg aa saavaiNnKOQ sv^

22 /osE Ma r ia Ar gued as

ron sustituidos por los Personeros, que no pudieron ser Indies, sino mes-

120S y oun senores. pues debian saber leer y escribir y entender de leyes. Estos senores
legalizaron asi su condicion de comuneros y tuvieron

que tomor el nombre de alguno de los ayllus.

A los Varayoq les resto unicamente los privilegios formaies de origen coloriial —seraejantes a
los que tuvieron en Sayago— de asistir a misa en el altar mayor, en un lugor jerdrquicomente
superior al de los se nores y su Alcalde, y la de presidir, simplemente presidir y no decidir ya,
el reporto del agua,- vocear los nombres de los favorecidos a quienes designa el Juez de Aguas.
En cambio, los comuneros —como se les llama a los Indies— conservaron el poder de elegir al
Personero; incremer.- taron considerablemente sus ingresos economicos, como los de Sayago
con la difus’cn del trigo; construyeron escuelas y decidieron que sus hijos dejaran de ser
indios y tomaron el poder politico o lo comporUeron con los mestizos y senores. mediante las
posibilidades de promocion que la movilidad social y espacial y la educacion escolar les
promete ahora. Asi lo habian decidido y estan en camino de lograr su empeno, pues es dificil
que el indio no realice un proyecto que ha calculado con lucidez y paciencia, teniendo en
cuenta sus experiencias de grupo secu- larmente sojuzgado y su muy fina intuicion o
conocimienio de todos los medios de ascenso que la incontenible evolucion social, aunque de
rif- mo aun lento, le ofrece en el Peru. Tales posibilidades no existen para los comuneros de
Bermillo, como trataremos de demostrarlo en los ca- pitulos respectivos de nuestra tesls-

APUNTES GEOGRAFICOS

LA NATURALEZA EN SAYAGO. EL PAISAJE, EL SUELO EL AGUA, EL CLIMA

La region soyoguesa carece de montanas que merezcan tal nom- bre, y en general toda ella es
una meseta grcmitica formada. en su ma yor parte, entre los n'os Duero y Tormes, que la
circundon por el N O y S. respectivomente”, describe en el libro "Alma Sayaguesa" Ricardo
Ballesteros Escalero, unico escriior bermillano del que se guarda memo-

na entre sus paisonos-

La altura de la meseta se oprecia poteticamente al termino de ella, en la frontera con el


Portugal y a orillas del Duero. El hombre oriundo de los Andes se siente conmovido
contemplando el poderoso Ho desde la cima del profundo abismo por donde discurre, muy
abajo del pueblo y compos de Fermoselle, ultima villa de Espana por ese lado de la fron tera.
lines 500 metros de hondura ha de haber entre la cima donde co- mienza la meseta y las orillas
del Ho. Se trata de una especie de ver- dadera quebrada" peruana, como aquellas que
encojonon a todos nues- tros nos amazonicos en su curso alto- Exactamente como un voile
andino nuestro, en cuyas faldas escorpadas el labrador siembra con mucho tra- bajo pero con
singular regoeijo; porque lobra en un ambiente natural cct- lido, donde lo verde de los compos
tan dificilmente culUvados contrastc con la tierra y la sequedad de los muchos borroncos.

El ambiente de esta quebrada de Fermoselle donde se da prodigio- samenle la vid, las


hortalizas y las frutas, regadas por centenares da ciguehas con que se extrae agua de los
pozos; este ambiente, todo ilu- minado por la luz y el sonido del majestuoso no, contrasta
nitidaraente con la meseta sayaguesa no completamente liana como la del Kollao por eiemplo,
o la de otras zonas de Extremadura y Castilla, donde la vista se pierde en la redondez del
ilimitado campo. La meseta de Sayago tiene suaves colinas, tesos, y voiles por donde corren
pequehos regatos; los voiles esldn modelados por declives que no permiten abarcar con los
ojos grandes distancias. Sin embargo, en ciertos sectores, los bosques de robles y los compos
recien arados o ya cubiertos por el verdor de las sementeras, se extienden en una o en otra
direccion. dilatadamente,
como no es posible imaginarlo siquiera en el Peru.

24 Jose Ma r ia Ar gued as

Lo singular de la meseta de Sayago, en que los bosques se inter- cxilan con extensers tierras
sembrodas, es la obundoncia de rocas y piedras muy oscuras. Tombien eso recuerda ciertas
zonas de "pedre-

gales" de los Andes, crunque por muy excepcional que porezea esta abundancia de rocas y
piedras en Sayago, resulta sumamente rala en compctracion con nueslros pedregales, que asj
se llaman cuemdo ape- nas es posible encontrerr entre las rocas algun espacio de tierra que
permita el paso de las gentes y de los onimales mayores. Las rocas y piedras negras de Sayago
son notables y dan un coracter especial a la orquitectura rural de la zona que las oprovecha
con lorgueza.

En esta meseta de Sayago se respira la solemnidad y el silencio geogroficos que quien haya
estado en las punas del Peru puede com- prender mejor. Pero en las mesetos de Espona hoy
drboles, bosques y raillonorias sementeras; no tienen el silencio y la ferrea tristeza de nues-
tras llonuras de la puna; y ounque en ciertas zonas hoy gran sequedadi ella estd onimada
siempre por la figura nunca muy lejona de los ar* boles. En ninguna region los campos son
tan yermos y pelados como en el Peru; y en la primovera y el verono se embellecen
prodigiosa- mente con el canto de los pdjoros y las flores que broton verdadera- mente a
roudales, amenazando la propia vida de las sementeras, como ocurre con la amapola que tine
de rojo vivo los campos de cebada, trigo y centeno y en no pocos trechos llega a domlnorlos
por completo.

No resisto, ounque porezea fuera de lugar, citar dos notas especial- mente inolvidables que se
refieren al paisaie de Sayago. El de la hi- guera que broto de los muros de piedra negro
lobrada y bien ajustada, de la iglesia de Bermillo y el del canto y vuelo de la "lutubia".

Una higuera aparecio en una rajadura del muro del templo; la des- cubri en abril, cuondo el
arbol apenas habia logrado estirar una debil ra- ma hacia el aire. Me acerque y la contemple
detenldamente. Era el tlempo en que el famoso negrillo de la plaza, tan reseco, empezaba
tam-

bien a brotar. En mayo, la higuera habia extendido vigorosamente sus ra- mas cubriendo un
buen trecho de la pared. Apcrrecia como un alarde verdaderamente exagerado de la
naturaleza. Los ninos no podrion co- ger sus fmtos porque quedarian muy altos, ni podrion
donarlo en lo menor. La sombra de este fantdstico drbol se proyectaba toda en el muro. Y en
este tiempo, en que la higuera habia alcanzado su mayor desorrollo, contemplaba con
regoeijo muy semejante, el vuelo y canto de la ”tutubia“. Es un pequeho petjaro que vuela a
golpes de ala, y va elevdndose muy alto; a cada movimiento fuerte de sus alas, emite lo mejor
de su canto- Esluve una vez, cerca de Vlllamor de la Ladre, cua-

renticinco minutos oyendolo cantor y embriagarse, a ml parecer. entre muslca, velocidad y


evoluciones aereas. El inmenso clelo, con densas nubes, que el viento llomado “d© Arriba*'
©n Sayago, podia convertir
La s Comunid ades de Espa na y del Per u 2o

en cualquier momento en tempestad, y los bosques de negrillos, robles y algunas encinas que
rodean a Villamor, asi como los compos de cen- teno bordeodos por infinitos flores, todo la
noturolezo porecia otento, como vibrondo ol compos del juego y el canto oereo de ese
pajorillo.

Si, el verono es mds esplendido que en el Peru, es verdoderomente el mes de lo modurocion,


mientros que en nuestros montonos es el del riego y de los lluvios. Arrostromos desde el
tiempo de io conquisto el error de llomor ''inviemo'' en lo sierra de los Andes ol verono, por
ser el tiempo de las Iluvias. La primovera es asimismo mds esplendido, mucho mds aun que el
verono.

El invierno es feroz, mds inclemente e implacable que en nueslras altisimas cordilleras- El frio
no cede a ninguna hora. El sol alumbra pe- ro no calienta nada, o casi nada. Resulta
asombroso para un peruano ver el sol de invierno en Espana y comprobar que alumbra sin
dor color. Les porecerd a muchos ingenuo e inutil que haga constar estos hechos. Lo hago,
porque contribuye a explicar, en parte, la tranquilidad con que los conquistadores cruzaron
nuestras formidables montonos. Para el labrador que soportd el inviemo de Castilla; las
inclemencias, la nieve, los vientos y el frio de los Andes, resultan algo tibio y fdcil de
sobrellevar. Las fatigas de escalar las inmensas cuestas del Peru, de trotar por sus desiertos
arenales, son pocas y muy inferiores a las que he visto que debe soportor, aun hoy, el
labrador de Castilla, que sale al campo, muy temprano, en el inviemo, con un viento helado y
fuerte que corta y golpea con dura y ciega cmeldad. Jamds el frio y el viento son tan
terribles en el Peru. Y en el verono, el mismo labra dor, debe segar la mies, 14 o 16 horas
seguidas, bajo un sol de 40 grados, capaz de enloquecer en pocos dias a quien no ha padecido
desde la infancia su terrible color.

En el inviemo, los compos estdn verdoderomente muertos; los dr-

boles permanecen de pie, sin hojas, con las romas renegridos, conver- tidas oporentemente en
leha seca. Y solo el gorrion canto en las ma- nanas- Los otros pdjoros emigran. Desconocemos
por enter© los hom- bres del tropico esta faz de la naturaleza que tiene una extrana hermo-
sura. La resurreccion primaveral del mundo, a la que asistimos desde los caminos de Sayago,
en los alrededores de Bermillo, es otro aeon* tecimiento completamente nuevo para un hijo
de los Andes, donde la naturaleza no se detiene nunca por enter© en su funcion de germinar-
Por ejemplo, la flor del qantu, que es una de las mds hermosas de los Andes, s© da en pleno
inviemo, en plena sequedad. Y los arbustos y po cos drboles jamds pierden sus hojas.

El suelo y el agua.

Sayago tiene fama de region pobre. "Se ha ido Ud. a meter a lo ultimo de Espana, ipor que?",
me dijo la dueha de una pescaderia, en

26 Jose Ma r ia Ar gued a s

Zcanora, cuando al advertir, por mi modo d© hablctr, que ©ra extron* jero, m© pidio que 1©
dijera d© dond© venia y con que objeto. L© repli- qu© que me sentia feliz en Soyago y qu©
no me porecia "lo ultimo” si- no imo d© los distritoa mds bellos de Espona, y qu© sus vecinos
©ran amobles y gen©rosos. La senora s© echo a reir d© riluy buena gana, y

me miro con risuena burla, como se considera a un individuo ©strafa-

lorio. Porque, apart© d© la fama de miserable, de su region naliva, los sayagueses tienen
renombre d© ovoros, defect© de qu© todos ellos se

declaran convictos y confesos.

"En general —ofirma Ballesteros, autor que asegura haber leido

todos los tratados d© Geografia generales sobr© Espona y los especiales sobre Zamora— todo
©1 terreno del Portido, sobr© todo ©n la parte del

O. Y del S. es de infima calidad, pudiendose calificar do siJiceo. Ei suelo o capa loborobl© en


muchos puntos no alconza mas profundidad que unos veint© centfmetros, siendo el subsuelo
roca gronitica impermeable, por lo qu© con poca Iluvia s© hac© pantonoso e imposibl© de
cultivor .

Es probable qu© esta pobreza del suelo haya librado a la region de la codicia d© la
aristocracia feudal que consiguio opoderorse por la fuerza d© los terminos comunales © hlzo
desoparecer las comunida- des ©n Extremadura y casi toda Castilla, convirtiendolas en las
inmen- sas dehesas o Icrtifundios que hasta ahora acoparon la propiedad ds la tierra. En
Soyago, ©1 suelo solo producia centeno, hasta hace poco. Las contadas dehesas que existian,
y qu© en el curso del presente siglo fueron compradas y parceladas por las comunidades,
nunca fueron bie- nes principales de sus duenos y no constituyeron verdaderos sehorios, como
el de Alcahices, en la vecina Aliste, por ©jemplo. Fueron dehesas pequehas, ©n comporacion
con las inmensas y actuales d© Salamanca, tambien vecina, y pertenecieron a propietorios
qu© no tuvieron muchos inconvenientes en venderlas porque no constituion para edos una
fuente

important© ni principal de sus ingresos.

El suelo es pobre y todo de secano. No hay tierras d© regadio en

ningun sitio. En Bermiilo no exist© una sola noria, ni en La Muga, ni en Fresnadillo, ni ©n


Villamor de Cadozos, Pasariegos y Torrefrades, pue blos vecinos de Bermiilo. Unlcamente los
pequehos huertos que las mu- jeres cultivon s© alimenton de la muy escasa ogua que pueden
©xtraerse de pequehos pozos> mediant© rudimentorias ciguehas .

El labrador vive constontement© preocupado por la sequia o por el ©xceso de agua- La


Iluvia, cuando es muy ci)undante, empapa pe- ligrosamente la superficial capa de tierra. Por
eso, las cortinas , que asi se liamon a las tierras de sembrio cercadas, estan protegidas por
conales de songria que sirven para desaguorlas.

Los regatos, que nosotros los peruonos llamamos riachuelos, las fuentes y arroyos, como en
todas las regiones de secano, se forman

La s CoMUNroADEs de Espan a y del Per u 27


y abundan cuando llueve; es decir. cuctndo no son necesorias para ei riego.

Los monontiales abundan en Sayago, pero no tienen rncts caudal

que el suficiente para dor de beber al ganado. Estdn protegidos por obras de conteria, que
ademds de empozor el agua la pone en condi* clones de ser mejor oprovechado,

El clima.

"Muy seco en el verano y humedo en el invierno”, anola Balleste ros. Y con muchos
vientos, agregaremos nosotros. Y asi quedcrrci bas- tante bien coracterizado el clima de
Sayago.

Nosotros llegomos a Bermillo en el invierno, pasamos alH la pri- mavera y asistimoa al


comienzo del verano. A la brusca voriabilidad del clima, tan particular de la zona del norte
de la peninsula iberica. y en general de la Europe septentrional, habria que agregar el rigor
que ofiaden los vientos, la sequedad y la humedad ya citadas.

Hay cuotro vientos en Bermillo: "el de Arriba”, que sopla de E. a O.; el de "Abajo”, en sentido
controrio; el ''Gollego", de N. a S. y el "Solano” en sentido controrio a este ultimo. El de orriba
es el rncts fuer- te, el que se utiliza para la trilla, y es el mds constante; luego, viene, en
intensidad y frecuencia. el de "Abajo”; los otros dos son menores- Desde las ventemas de
nuestro alojamiento, en la posada para arrieros de la senora Sabina, veiamos, con
admiracion y asombre, a los labradores, en los dias de invierno en que el viento soplaba con
vio- lencia comparable solo con el atroz trio, veiamos como los labradores salion muy
temprano a la corretera y caminaban contra el viento. Lle- vaban la cora y la cabeza protegidas
por el "pasamontanas”, del que parece que proviniera el "chullu” indigena, aunque algunos se
cu- brian la cabeza y el cuerpo con un amplio panolon que ellos llaman "topcbocas"- Las
mujeres tambien ibetn al campo, protegiendose igual- mente con un panolon, identico al que
actualmente usan las senoras en los pueblos de la sierra del Peru. El clima. ofuera, era en
esos dias temible; superior a mis posibilidades de resistencia. El viento sacudia los secos
drboles, levantaba tierra y verdaderamente ululaba en los compos. Tratdbamos de recordor
nuestros viajes a caballo y a pie por las altisimas cordilleras del Peru y los arenales de la
costa. En nuestra ninez hicimos a caballo el comino del Cuzco a Ica, ertravesando tres
cordilleras; y luego, despues, hicimos otros viajes menos extensos, pe ro debiendo acamperr
en las punas, en cuevas, o en chozas de los in- dios, y alguna vez a la intemperie. No habrian
sido posibles tales ha- zanaa en estos compos de Sayago. Ouien lo intentara amaneceria

congelado.

La naturaleza exige mucho mds de la resistencia biologica huma-

28 Jose Ma r ia Ar gued as

na 9n estas zonas de Europa. EjercUa mucho mds las defensas, endu- rece y curte duramente
el cuerpo. Nuestros vientos. nuestro invierno, nuestras Iluvias y tempestades —me refiero al
Peru— son casi un jue- go de ninos en comporacion con la Inclemencia del tiempo en Espana.
Unicamente la altura, la descomunal orografia andina puede ser igual- mente temible, a simple
vista. Pero aun ella, por la latitud en <?ue sa encuentra, y que la dulcifica, resulta poco
obstdculo, poca exlgencia para un hombre ejercitado y castigado desde la infoncla por el
clima de la Europa septentrional. Asi, la hozona fisica de los conquistado- res resulta siendo
menos asombrosa, mds naturali y perfectamente ex plicable. Y no obra de semidioses, como
nos porecia, cuando las so las lecturos de la geogrofia de Europa no pudo domos el
conocimlen- to verdadero de su clima y de como este cria y fortalece a los seres humonos.

Los puebJos.

Nosotros veniamos de recorrer Castilla, Andalucia y Extremadu ra, cuando llegamos a


Zamora y nos dirigimos a Soyago. Comproba- mos, con creciente osombro, a lo largo de este
recorrido, que en lo que se refiere a la orquitectura y el urbonismo, el Peru fue ima colonia
en que la Imogen de las ciudades y residencias de toda Espana fue casi exactamente
reproducida. no por zonas, sino todo o casi todo en cada ciudad. Lima, Trujillo, Ayacucho,
Cuzco, Arequipa, las capitales ma- yores y mds castizas del Virreynoto, y aun otraa ciudades
mds peque- nas, como Ica o Urubamba, y las aldeas pequefias que fueron resi- dencia de
esponoles, tienen casas y calles, unas de estilo castellano y otras, andaluz. Es que el Peru por
su inagotable capital humano, y por lo manso del clima, permltio al colonizador, de cualquier
region de Es pana, sentlrse en su lor nativo y reconstrulrlo. Plantar drboles frutoles y flores,
hacer tailor puertas, rejas y balcones, levantar corredores y construir patios y arcos; todo podia
deseorlo y obtenerlot a este res pect©, en seguida. La mono de obra indigena era ingente, en
numero, habilidad, y lo quo es mds, en capacidad para la interpretacion; y era casi
gratuita. Ciudades como Ayacucho, a primera vista parse© que tuvieran un estilo andaluz
coracteristico; pero recorriendo sus ca lles, exomindndolas casa por casa, se descubr©
que las residencias del tipo castellano, d© Salamanca. Avila o Santillana del Mar, son tan
abundantes como las de tipo andaluz, que destacan mds al primer gol- pe d© vista, por sus
sobresalientes detalles extemos.

Y observomos al mismo tiempo que, en cambio, la orquitectura re-

ligiosa colonial es mucho mds Independlente d© la ©spanola, que la civil. Las famosas
iglesias peruonas, las del Cuzco, Cajamarca, Aya cucho y Huancavelica, y las iglesias menores
d© las aldeas y peque- nos pueblos, pero igualmente famosas por su belleza, como las de
Juli,

La s Comunidades de Espa na y del Pehu 29

0- Pomata, Checacupe, Santo Tomds de Chumbivilcas o Cajomarqviilla, son obras


origlnales. Ninguna catedral de Espana nos porecio haber sido tomada como modelo direclo
para nuestros templos coloniales, ni

en la fechada ni menos aun para los retoblos. Pertenecen al mismo estilo, pero porecen ser
obras por entero orlginales, mucho mds que las casas, cuyas fachadas e interiores dan la
impresion de ser exacfo* tamente iguales que las espanoJas.

Este contrast© resalta mds si se comporon los pueblos, los pue blos pequenos. La
configuracidn y la arquitedura urbonas son, co

mo ya dije, muy parecidos, hasta causar verdadero asombro. Las igle- sias, todas ©Has, son
en cambio, o nosotros las encontramos muy

'V distlntas. No dejoba de repetir como podian creer algunas gentes


consideradas en el Peru como ilustradas, que las calles angostas y tortuosas, los pueblos en las
cimas de colinas y aun ©n las cumbres, eron cosas d©l Peru antiguo; son tambien
caracteristicas de Espana y Europa. En Andalucia contemplomos, desd© lejos, pueblos y
ciudades grondes ubicados en las cumbres. Y nuestras ciudades tienen, por su- puesto, trazos
mucho mds regulares que los antiguos d© Esp>ana. Los colonizadores aplicaban en ese
sentido tecnicos y ciencia modernas; sus ciudades eran cosas del pasado-

Una coracteristica original tienen los pueblos de Sayago. Las casas estdn hechas d© la piedra
oscura que abunda en los compos. Los muros

sin ©nlucir y las portadas, algunas muy grondes, todas de piedra, dan cierto asp>ecto cicldpeo
a las calles. Y el contrast© entr© e) blanqueo da las casas de los labradores ricos y de los
edificios publicos y los muros negros, de solidez arqueoldgica, d© las casas comunes ©s tipico
de Soya- go, hasta dond© me ©s posibl© afirmar esto dado mi porcial conocimien- to d©
Espana.

Las calles son laberinticas; no hay trazo regular, no lo encontramos en ninguno de los pueblos
de Sayago que visitamos o estudiamos. A diferencia d© las grondes ciudades ©n las que las
catedrales, frecuente e inexplicablemente para un hispanoamericano comun, estan no frent©
a plazas extensas sino en medio d© lo abigarrado de la ciudad, como la inmensa catedral de
Granada y aun la d© Toledo, las pequehas iglesias d© Sayago tienen un amplio ©spacio por
delante o a un costado. Pero no se deb© esto a consideracion urbonistlca general olguna, sino
a una circunstoncia d© tipo funcional y local. Los muros de las iglesias sirven d© fronton en la
mayoria d© estos pueblos para el juego de la pelota, que

©s ©1 unico deport© que se practica Y, ©n los que por su importoncia o riqueza, como ©n
©1 caso de Bermillo y Muga, ©1 fronton estd edificado apart©, hay frent© al muro no solo
©1 ©spacio necesario para ©1 juego, sino tambien para los ©spectadores; este espacio
constituye la plaza del lugor; y frent© a la iglesia hoy openas un pequeho compo, ademcts del
muy pequeho otrlo.

30 Jose Ma r ia Ar gued as

Mas que en las ciudades, en estos pueblos de Soyago tuve cierta dificultad para hacerme al
hecho de que no debia asociar la iglesia con la plaza. En el Peru iglesia y plaza de ormas son
elementos que funcio- nan juntos; asi fueron concebidos por el colonizador- ^

No son los pueblos nucleos urbonos continues; estdn interrumpldos

por tierras cercadas en las que se siembra, como en los pueblos de la sierra peruana. No se
trata solo de huertos sino de tierras de siembra co- mun; cast todas dan "erren” para la
alimentadon del ganado, en el in-

viemo y principios de la primovera.

Bermillo de Sayago. Los barrios

La altisima torre se divisa a gran distoncia. Es la mds alta en el Por- tido Y como en todas las
torres de Soyago hay en la cima de ella un gran nido de cigueha. Estd la villa en un sector
elevado de la mesela, aunque ia vecina Torreirades y la Ermita de Gracia, junto a Villamor

de Cadozos, ocupan lugares mds altos aun.


La calle central es, como en muchos pueblos del Peru actual, el ji-

ron por donde pasa la correlera mds importante. Se trata de la muy antigua carretera Zamora-
Fermoselle, que va hasta la frontera con el

Portugal-

Como la villa ocupa una zona desigual y la calle principal pasa

muy cerca de la mayor altura de la lomada en que estd ubicado el

pueblo, la division de los barrios se ha hecho con criteiio topografico aunque no se traduzca
por entero en los nombres. Hoy nueve barrios: Del Cristo, los Totorales, La Plazuela, Del Pozo
Esteban, La Aguadera,

Las Penas, Salgd, Pozo Brogas, De los Chicos.

Pero esta division tradicional porece que nunca desempend papel

alguno en lo que se refiere a la orgonizacion poKtica ni a la funcion social de la villa. No hubo,


segun nuestros informontes, alcaldes de barrio ni se tomd en cuenta a los barrios para la
organizacion de loi faenas ni de los fiestas religlosas. Tampoco existid rivalidades entre barrios
ni ninguna actividad de algun tipo que pudiera haber hecho

aporecer y estimulado despues tales rivalidades como en nuestras co- munidades de sierra y
costa. Esta misma comprobacidn la hicimos en La Muga de Soyago y en San Vitero de Aliste.
No podemos deduar de tan limitada informacidn que la tan especifica fxmcidn que los ba rrios
desempehan en la organizacion politico y social de nuestras co- munidades sea de origen
totalmente indigena; pero consideramos ne- cesario hacer constor que en los puebos de
Espoha que estudiamos no encontromos vestigioa de la importancia de los barrios en la orga
nizacion de las comunidades. Esta comprobacidn contrasta nitidamen*

te con la semejanza y aun identidad que encontromos en cuanio a mu chos asoectos de la


organizacion politico y la estructura social.
BERMILLO

Un Municipio con Tierras Comunales de Arar y de Pastes, y Socialmente Dividida

en Castas

ECONOMIA

LA PROPIEDAD COMUNAL. TIERP^ DEL COMUN Y TIERRAS PROPIAS

El censo del Ayuntamiento confirmo la opinion de viejos labrado- res que me hci)ian
asegurado que por lo menos una mitad de las tie- rras de todo el Termino del pueblo eran
comunoles. Esas tierras se distinguen muy cloromente de las propias, porque las comunales
no estdn cercadas, mientras que un abigoxrado conjunto de grises muros de pledras rodeon
la villa. Cada porcela de propiedad particular es- td defendida por cercos primorosamente
levontados. A estos cercados las llomon cortinaa. Aporentemente, Soyago ofrece un
verdadero es- tilo en la construccion de estos tipos de muros.

Comprobe, pues, con asombro, que la propiedad comunol agrico- la es en Bermillo de


Sayago mucho mds importonte de cuanto hobia calculado a base de las informaciones que el
libro de Joaquin Costa nos ofrece. Los otros pueblos del Partido que tuvo oportunidad de es-
tudlar o visitor presenton la misma configtiracidn en cuanto se refiere a la tierra: una
sombra casi circular de muros alrededor del pueblo y vastos compos libres que se
extienden hasta el limite del Termino. Lo amurallado es propio, lo libre es comunol. Por
excepcidn hay al- gunas tierras propias no acortinadas aun y algunos cerccaios que se
extienden o penetran en los compos comunales. Pero el caso de las pro- piedades particulares
no defendidas es muy rcrro, mientras que la difu sion de las coTtinas hacia los compos libres
es mds frecuente. Y se da el caso de "cortinas" que se han extendido a todos lados, como
^ d© La Muga de Sayago, donde la propiedad comunal fue liquidada no ha- ce mucho tiempo.
La relacion entre propiedad privada y cortina es sin duda directa en Sayago. El pueblo de La
Muga ha empleado inmensas energiaa en le- vantar cortinas, porque las tierras comunales
fueron "quinonizadas”, es decir que las porceloron y vendieron a los propios vecinos.

El caso del Partido de Alcanices, vecino de Sayago y considerado igualmente como muy
atrasado, parece ser identic© en cuanto se refiere a la propiedad de la tierra. San Vitero,
pueblo al que 1© dedicamos algu nos dias de estudio ofrece la misma relacion proporcional
entre propie- dades particulares y comunales que Bermillo, y el contraste entre campo

34 Jose Ma bia Ar gued as

libre y cortinas es id4ntico. Tal coniraste coracteristico desoporece en los limitGS misinos d9
©stos dos Partidos con ©1 d© Zamora, Capital de la Provincia. Desde la corretora s© divisan
las grises Hneas obigarradas de muros alrededor d© los campanarlos, mlentras s© cruza el
territorio d© Sayago o Aliste; al oproximors© al d© Zamora los muros desaparecen y la
vostisima llanura, tan tiplca de ©sta zona d© Castilla, se v© libre; no hoy otro contrast© qua
©1 de las pequenas villas y los inmensos compos orados, yermos o verdes, segun la estacion y
los bosques. No hay pro- piedad comunal d© tlerra de sembrio, no existen por tanto muros.
Mas adelante nos referiremos a c6mo, ya en Sayago, ©n los pueblos donde la propiedad
comunal estct slendo liquidada se aspira a hacer desaparecer

las cortinas que quiton capital, tierapo y tierras.

No se concib© en Sayago ningun veclno sin tierras. Vecindad y pro piedad territorial son
conceptos identicos. Los compos comunales estdn destinados al reparto ©ntr© los miembros
de la comunidcad qu© hoyon adqulrido el derecho a la vecindad. Tal derecho se obtiene
mediant© la

residencia en el lugor y ©1 motrimonio. No hay, aparentemente nlnguna otra limitacion. A los


diez dias d© mi orribo a Bermillo y en conocimien- to d© qu© era casado, mis amigos del
barrio del Ciisto dond© estaba hos- pedado me preaentaban a los bermillanos d© los otros
barrios, como al nuevo vedno* El guarda de compo, Morcelino, qu© llego a ser uno de mis
mds generosos informantes, m© conocio en el comedor de la posada. Sonriendo me estiro la
mono, y dl]o: "Ah, este es ©1 nuevo

vecino".

En cambio no ©s vecino ©1 hombre soltero, por mucha que sea su edad y su antiguedad en la
residencia. Se da ©1 caso de bermillanos, hijos de muy antiguas familias del pueblo y ya
hombres maduros y aun ancianos que no son vecinos por haber permanecido solteros. S©

trata pues d© una sociedcd abierta, sin hostilidad ninguna al de fuera. No tuvimos siquiera la
oportunidad d© oir que se nos trata de "foras- tero" durante todo ©1 tiempo de nuestra
permanencia en Sayago y, con excepcibn de las outoridades ofidales, los vecinos en general
nos dleron el trotomiento combn y cordial que se da a un miembro de la

comunidad.

Las vecindades.
Una vecina’ad ©s la parcela de tierra comunal a que tiene derecho todo hombre casado
con residencia ©n el pueblo. En Bermillo la vecin dad estd compuesta d© dos porcelas: la
"entrega y la portilla . Por tradicion, ambas parcelas se encuentron casi siempr© muy lejos
una de otra; s© don en "lienzos" separados. No s© encuentra ©xplicacibn racional para ©sta
©vidente arbitroriedad e inconveniencia. Asi es.

La s Comunid aces de Espa na y del Per u 35

asi ha side y asi serct, hasta cuando Dios quiera", nos dijo un viejo la brador.

El reparto de las vecindades se hace en sesion publica, en el Ayun- tamiento, durante el mes
de marzo. Sin embargo, nosotros tuvimos la suerte de presenciar el reparto que se hizo, esta
vez, el 25 de abril. Los vecinos estaban Inquletos e indignados contra el Ayuntamiento y el Al
calde porque habi'on demorado excesivamente la entrega de las tierros, pero la sesion se
realize en orden. Solo hiobo un ligero incidente.

En el salon de sesiones estaban reunldos unos cincuenta hombres, to- dos labradores. El
estrado lo ocupaban el Alcalde, el Secretorio y \ino de los Repartidores. Estaba tambien a la
mesa el concejal labrador. Los vecinos ocupaban sillas, y fuera de la sala conversobon algunos,
y fu- maban. Tambien fumabon en la sala. Algunos vecinos hablaban en voz baja. Los hicieron
collar varias veces cuando alzaron algo la voz. La conducta de los vecinos era la de hombres
que se encuentran entre iguales y en lugar que tienen derecho a ocupor. Los unices re-
presentantes de los "senoritos" en la sala eran el Alcalde y el Secre- tario, pero no fueron
ellos quienes intervinieron para silenciar a quie- nes charlaban sino los propios labradores. El
Alcalde permanecia en actiiud despreocupada; pero fruncio el ceho y parecio disgustarse cuan
do un labrador se levonto para hctblor. El hombre diio que no se le ha- bia adjudicado la
vecindad a que tenia derecho. El Alcalde le advirtio que debia esperor que concluyera el
reparto y que despues fuera a ha- blar con el a su despacho. Otro labrador se atrevio a
intervenir nueva- mente y dijo que debia dorse tierras a todos. El Alcalde lo hizo oallctr y le
dijOr como al anterior, pero con tono mds outoritorio aun, que los reclames los hiciera a el en
su despacho y no en la sala. Nadie mds ha- bld. No hubo comentario alguno con respecto al
incidente-

Las tierras comunales se dan por un ano. No existe ninguna posi- bilidad de que al ano
siguiente el Iciirador se beneficie con el mismo lote. Es la costumbre. Y ella ha empobrecido las
tierras. En San Vitero las tierras se conceden por seis anos, y el labrador las trabaja casi co-

mo a las propias, las cdjona y protege. En Bermillo la certidumbre de que las "vecindades" se
dan solo por un ano ha creado una habitual indiferencia y hasta clerto menosprecio por las
tierras comunales. Na die las abona ni las protege. No producen sino centeno y, algunos, muy
pocas, cebada.

Cuando pregunte a mis amigos labradores por que no presentoban la iniclativa de que las
tierras se dieron por cinco anos, me miroron con

^ctroneza. Aun I- J., tan inteligente, listo y experimentado, sonrio: "Todo cristo recibe su
tierra por un oho”, dijo concluyentemente. Tuve la im- presidn de que me queria dor a
entender que esa tradicion era tan in variable como los elementos que no dependen de la
voluntad del hombre

36 Jose Ma r ia Ar gued a s

Los reportidores fijon el area de los lotes segun la calidad de la tie* rra. Hay tierros de 1^. 2^,
3^, 4». y cam close, aunque las dos ultimas son raras. Un lote de tierros de primera calidad
puede ser arada en dos horas o dos horas y media por una poreja de vacas de rendimiento
comun, y produce un promedio de 18 a 20 fanegas, de 48 a Vi klg. d© centeno. Un lote de
segunda close tlene im tercio mds que la de 1^, y la de tercera un tercio mds cju© la d© 2^
close. Con una vecindad no puede montenerse ningun cristo. Se requiere un minimo de diez
tierros Ccinco vecindodes) y alguna ''cortinica'' para el mcmtenimiento de una lamilia pobre.
Una familia pobre, independiente, con casa apar- te, requiere despensa y bienes para el
mcmtenimiento de una poreja de vacas, un burro, un cerdo y algunos gallinas- No es posible
vivir unicamente de las tierros comunales, porque ellas no producen ningu- na close de
alimento para el consumo humano: patatas, verdures y alguna menestra; especiolmente las
patatas que son la base de la ali- menlacion del labrador. Las galhnas, exactamente como en el
caso del indio peruemo, sirven como medio comun de obtener dinero para la

adquisicion de productos indispensables que es necesario compror en el comercio: sal, azucor,


''cafe".

Las tierros comunales producen unicamente los cereales que no requieren de abono- No
exist© otro sistema d© proteger estas tierros que el desconso anual. Los tierros comunales
©stem divididas en dos Hojas; la d© Aniba y la d© Aba}o. Mientros se siembra en una, la otra
desconso,• es decir, que mantlene unicamente ol ganado lonctr. La mi- tad no sembrada
se denomina la Hoja seca y la que s© siembra se lla

ma simplemente la Ho/a o el Pan.

Todas las tierras comunales estdn divididas en iienzos, que son de- terminadas extensiones
delimitadas a veces por casi imperceptibles ac- cidentes naturales que los labradores conocen
con minuciosidod que me recordaba vivamente la detalladisima toponimia quechua
andina, la prodigiosa memoria de los campesinos indios para recordarla.

Los 47 Iienzos d© la Hoja hobiem sido divididos para 1958 en 255 vecindodes, de las cuoles
once se dejoron en bianco y tres fueron ad- judicadas por derecho cd duefio d© los "toros del
pueblo . Las once ve- cindades en bianco sirven para ajudicaciones de nuevos vecinos que
adquieran el derecho en el curso del oho y para los casos de omisiones. Poblaban, pues, la villa
en este afio, 251 vecinos- Se excluyen unica mente a los tronseuntes y a los hobitontes
eventuales. Son considera- dos como personas con residencia eventual los guordias civiles y
los peones y pastores forasteros contratados. Los peones no son cristo , se suele decir.
Pero si el peon contratado s© casa en ©1 pueblo o trae a su mujer y se establece, adquiere
el derecho a tomor vecindad . As-

La s Comunidades de Espa na y del Per u 37


ciende a la categoria de "todo cristo", mientras tanto ocupa la mds ba- ja situacion en la escala
social.

El procedimiento para el reporto de las vecindades es el siguiente: en una jorra de vidrio se


colocon las balotos con los nombres de los vecinos. Uno de los reportidores saca la primera
balota del recipiente y lee el nombre del vecino, el segundo repartidor onuncia en voz alia el
lote que le ha tocodo, el 1^ que figxira en el cuademo del "Patron de los Vecindades". Asi
por ejemplo, a un labrador que estoba Junto a mi le toco en suerte el lote 1 del Jlenzo de
Ruta Libcd Abaio, del otro la- do del Riga,, empezando por aba/o; el lote 2 le correspondia al
labra dor cuyo nombre es leido a continuacion. El Secrelario del Ayunta- miento anota el
resultado de la distribuclon y, desde el siguiente di'a los labradorea se disponen a arar la tierra.

Aprovechamiento real de las Vecindades.

Se comprende muy claromente que las tierras son distribuidas en- tre todos los jefes de
familia establecidos en el pueblo, bajo el supuesto de que todos son lahradores. Teoricamente
se considera que es asi, y debl6 ser tal el caso en Bermillo en algun tiempo, como es el del
pue blo de La Muga y de las demds aldeas de Sayago. La Muga es en cier- tos ospectos un
pueblo mds prosper© que Bermillo, pero todos aran alH, inclusive el comerciante mds rico
del lugar. Unicomente el medico y el cura, que son forasteros, no labron la tierra. Los
maestros de es- cuela, que en Bermillo y en todo Sayago pertenecen a la clase de loe senoritos,
"tienen labor" en La Muga y realizon con sus manos algunos de los trabajos de campo, aquellos
que su ocupacion profesional les

permite.

Pero en Bermillo habia, en 1958, solo 87 lc±>radores y las vecin-

dades eran 251. El numero de labradores fue obtenido mediante una encuesta directa hecha
entre vecinos de cucrtro barrios y confirmada por la Secretaria del Ayuntomiento. Se
entiende que se trata de 87 Jefes de familia y no del numero total de labradores, que son
mds, pues, como nos referiremos detollodamente en otro copitulo, en Ber millo hoy mayor
numero de solteros que de casados, entre los hombres de 30 o mds anos.

Estos 87 labradores usufructuan las 251 vecindades. Los "senori- tos" que en Bermillo, segun
nuestros informontes, estdn divididos en tres estratos muy diferenciados, entregon sus
vecindades a los labra dores mediant© convenios de hasta tres closes: las arriendan, y se
paga por ellos de 150 a 250 pesetas anuales; las dan a "mediania"; las cambian por
productos (la duena de la poscala entrega la suya a cambio de dos cargas de "escobas") y.
finalmente, algunos de los "se- fioritos" las obsequian. De este modo resulta en cierta forma
fdcil

38 Jose Ma r ia Ar gueo as

conseguir ©stas tierras qu©, como ya dijimos, son d© pobrisimo rendi* miento. "No valen
nada", es la afinnaclon general d© los labit^ores
respecto a las vecindadeS’ Sin ©mbargo, mediant© una ©ncuesta, pu- dimos comprobor qu©
de los 87 lobradores, sesenta d© ©llos no podion subsistir sin los tierras comxmales, ©s decir,
qu© d© ©lias obtenian el

pienso indispensable no solo para la alimentacion de su gonado slno para la obtencion del
pan, que adquieren combiondo la cebada o el centeno con trigo o directamente con hcrrina de
trigo. Y, pan y vacas son la base de la vida ©n Soyogo, pues "labrador sin "poreja" Cva- cas
d© tiro) ©s como sastr© sin aguja", segun im dicho popular del mis-

mo Sayago.

Est© ultimo hecho ©xplica, d© olgun modo, o ©s una d© las cousas por las cuales ©1
bermillcmo considera ton ©stoicomente, con indiferen- cia oporentemente obsurda, la
desvitalizacion de las tierras comuna- les que producen openos ©1 30% d© lo qu© podrion
rendir, y de lo que linden las tierras propias. Una porcela de tierra propia de igual area qu©
una "vecindad” produce d© 40 a 50 fonegas d© trigo que vale mu-

cho mds qu© ©1 centeno.

Los pastos comunales. Lo comunal y lo individual.

Es qu© los "vecindades" son unicament© parte d© las tierras del Comun; ton importontes
como ©Has son los pastos d© "voiles", cafia- das y bosques. Y no existiria la una sin la otra,
ambas propiedades son part© d© un mismo bien y constituyen ©1 Comun.

Pero, ©n tanto qu© por la misma pobreza de rendimiento de las tierras de labor, ©lias van
finalment© a beneficiar a los mds necesitados; los pastos, por ser de usufructo comun d©
toda la vecindad, benefician

mds a quienes mds tienen, es decir, a quienes poseen mayor numero de gonado, qu© son
los ricos del pueblo; los ricos de la close d© los lobradores, pues los comerciantes y
funcionarios no poseen hacienda. El "senoritismo" ©n Bermillo ©std fundodo precisament©
en la ninguna relacion con el trabajo d© campo; ©1 que va al campo no es "senorito”

sino "vecino", ©s decir, labrador. Concepto muy important© para el ©stu dio de nuestra
historia social.

Ya ©n las ©xcelentes monografias publicadas por Joaquin Costa

©n su "Derecho Consuetudinario", se hoc© resaltor la desigualdad e injusticia qu© constituia


entonces y qu© subsist© ©xactament© hasta hoy> la participacion por igual en ©1 usufructo
d© los pastos comunales, de los lobradores ricos en gonado y de los pobres. Tal injusta
despropor- cidn ©s causa d© tensiones intemas crecientes ©n algunos pueblos d© Sayago y
Aliste, y en uho de ellos, La Muga, hizo crisis y desencadeno

La s CoMUNiDADES DE Espan ay del Per u 39


la lucha de pobres y ricos, lucha que concluyo con la liquidacion de las tieiras comunales.

Mediante un regimen de cotos se admlniatra el usufructo de los pastes comunes. Tal regimen
es el siguiente:

La Hoja permanece en coto de agosto a mayo. El 20 de agos- to, levantada la cosecha, se


cambia la Hoja. A esa fecha el ganado lanar es trasladado de lo que era la Hoja Seca a la
Hoja, y esta liltima se convierte en la Seca. En mayo los valles estdn verdes y florldos, las
fuentes de los compos y de la pequena ciudad plenas de ague crlstalina, los regertos y riberas
lievan corriente y sus orillas estdn cu- biertas de yerba.

De mayo a agosto se permite el ingreso de las vacas, el ganado de estimacion y de trabajo.


Golpes de la campana de la iglesia mior- can la hora de ingreso y la hora de retire del ganado
de los valles, en la metnono y en la tarde. Es un espectdculo animado el que ofrecen los
oaminos de entrada a la Hoja, cuando el ganado es arreado a pas tor. A la voz de la campana,
las mujeres y, excepcionalmente, algu- nos hombres y ninos, sacan las vacas de las fenados
y las echan co los caminoa; se encuentran los cuidadores a la salida del pueblo y cambian
bromas. La esplendida generosidad y belleza de la tierra en esta estacion toca tombien a los
vecinos. Hombres y animales van al campo con la misma vivacidad.

No contratan en Bermillo pastores de vacas; no hay boyeros; los propios vecinos las vigilan y
cuidan de que el ganado no entre al pan. El unico Guctrda del pueblo acude al campo, pero
como es tan vasto, no puede vigilor sino un pequeno sector de la Hoja.

Despues del 20 de agosto, cuando la cosecha ha sido levantada y recogida la paja, se alza el
coto para el ganado lanar. Las ovejets pastan donde el ganado vacuno ya ha consumido la
yerba. Toda la Hoja es obierta para el ganado; el rasirojo es de propiedad comun. Al ini- dorse
el invierno y concluido el pasto de los compos, se inicia el perio- do dificil de la alimentacion
del ganado a costa de los propios recur- sos del labrador: pienso y paja.

Ningun labrador que no posea cortmas propios puede mantener dos vacas, un burro y unas
diez ovejas. Como ya dijimos, esta hacien da minima no puede ser sustentada si el labrador no
tiene en enriendo alguna cortina, pues necesita oporte del pienso, eixen, que asi llaman al
pasto verde (centeno) que siembran en los cercados y se da a las vacas en los meses de
marzo y abril. Las posibilidades de acumula- don son nulas para el vecino que no tiene
ninguna persp>ectiva de ad-

quirir tierras propios. La economia del labrador estd pues rigidamente limitada por esta
circunstancia.

Esta rigida limitadon porece que ha determinado al mismo tiempo

40 Jose MARfA Ar gued as

un tope oparentemente implacable ol crecimiento de la poblacion, pues ella ha permanecido


casi Inalterable durante los ultimoa cuarenta anos, periodo durante el cual la poblacion de
Espona se ha casi duplicado-

El rendimiento de la propiedad comunal, tanto en pastes como en productos alimenticlos, se


complementa sustancialmente con el de la propiedad individual. Segun ofirmon todos los
lobradores de Bermlllo,
ningun rico podria mantener la hacienda que posee sin el complemen- to de los pastes
comunales. El grado de la riqueza en Bermillo depende sin duda de la cuontia de tierras
propias que cada individuo hoya he- redado o adquirido. Este hecho ha elevado en forma
excepcional, ver- daderamente monstruosa, el precio de los corfinas, en Sayago y Aliste; de
tal monera que no existe ninguna posibilidad de que un labrador, por sus propios medios y
las perspectivas intemas que ofrece la comu- nidad, alcance jamas la acumulacion de capital
suficiente para com- prar una cortina. Unlcamente los ricos pueden hacerlo, los que nacie-
ron ricos; o quienes emigroron a America y volvieron despues para realizor esta inalcanzoble
ombicion de compror tierras propias. Se rea- lizaron algunos de estos cases, todos en los
buenos tiempos de lo emi- gracion a la Argentina y Cuba, entre 1910 y 1920. Los jovenes que
emi- gran a otras provincias, especialmente a las importontes ciudades de Espona no pueden
alentar nunca esta posibilidad. Ademds, quienes encuentron trabajo en otras ciudades
mayores de Espona, por lo ge neral, se establecen en ellas, adquieren los hdbitos de la ciudad
y no vuelven mds al pueblo o vienen de visita, por pocos dios-

La propiedad comunal, tal como estd admlnistrada, porece cons- tituir en Bermillo, una
supervivencla economicomente perjudicial. Ella ha congelado las posibilidades de mejor
oprovechomiento de la tierra y ha entregado las perspectivas de acumulacion y prosperldad,
siem- pre limitadas, a im cfrculo ferreamente cerrado de lobradores ricos y ha clausurado
toda aspiracion de ingresar a ese cfrculo a los hombres que nacieron pobres. Se trata de una
especie de control, de fuerza ni- veladora que no permite el enriquecimiento individual sino
hasta cierto Ifmite. No hay posibilidad de desbordor el status social mediante la la- branza,
quien pretende intentarlo ha de escoger otro camino, como tra- taremos de mostrorlo en otro
capftulo.

La escoba.— La escoba es un arbusto de flor amarilla o roja que crece abundantemente en


los compos. En la parte de la Hoja que no se siembra, entre los viejos y moltrechos robles y
entre otros arbustos, la escoba se desarrolla espontdneamente. Es una planta muy util por-
que sirve de combustible en la cocina y, para prender el fogon. Sus ra- mas delgadas, cuando
estan secas, arden con facilidad y producen una llama alta y fuerte. Las mujeres de los
lobradores pobres alimentan el fogon con escoba y algo de lena y corbdn.

La s CoMUNiDADEs DE Espan a y del Per u 41

La lena es muy escasa en BermiUo- Los bosques son pobres, de robles bajos y escualidos. La
escoba suple esta deficioncia, porque sir- ve, ademas, para calentar el homo. El carbon que es
el combustible mds usado y ccrro, lo traen de Villa de Pera, un pueblo de Sayago, cer- ca de los
limites del Portido con Aliste. La leha se compra princlpal- mente en Villamor de Cadozos,
pueblo vecino de Bermillo, que tiene un hermoso bosque de encinas.

El ayuntamiento senala dos dias ol ano, "en el tardio", a ultimos de setiembre o en octubre,
para la recoleccion de escobas. Durante esos dies los vecinos pueden cortor toda la contidad
de escoba que sea po- sible. Otros doa dias son senolodos para el acorreo. Por lo general cada
vecino alconza a recoger dos corros de escoba.

El bosque.— A1 segundo dia de mi llegada a Bermillo asisti a la faena comunal de rose del
bosque. Hacia 25 ones que no se realizaba este trabajo. segun me aseguiaron los labradores.
El roso consiste en cortor los brotes de cada drbol, brotes que salen alrededor del tronco.
Estas ramas no deian desarrollar bien al drbol. Fue para mi una inoprecioble ocasion esta de la
faena, pues me permitio relaclonorme cordialmente con los labradores. Tome una lampa y
trabaje algunas horas en el roso, esforzondome por no quedar rezagado y trotondo de rendir
tanto como los hombres de mi grupo. Festeiaron con muy buen humor mis aciertos y la para
ellos sorprendente buena disposicidn que mostre para la faena. Lea dije que en mi juventud y
ninez habia parti- cipado en algunas faenas, tombien comunales, del Peru, y me fue muy grato
dories algunas noticias de nueatro Pais cuyo nombre oian todos por primera vez. Durante el
tiempo que duro el almuerzo, la charla se animo mucho mds; los labradores me acosaron a
preguntas, y al fi nal, muchos de ellos estaban dispuestos a emigrar al Peru.

Yo aproveche la buena disposicidn de los campesinos para infor-

morme acerca de las faenas y de la participacidn que la comunidad ter nia en el bosque.

Me aseguroron todos, y el dato fue confirmado por las informacio- nes tornados
posteriormente, que ese bosque ralo y de drboles escud- lidos fue un tiempo —unos 40 anos
atrds— bosque cerrado y hermoso,

cuondo pertenecia al Comun. Desde que el Gobiemo lo declord de pro- piedad del Estado y
nombrd guardas jurados para su vigilancia, la gente empezd a robor leha y en muy poco
tiempo lo destrozaron. La co munidad no se ocupd mds de cuidarlo y de regimentar su
oprovecha- miento, y el expediente del robo, que no existld antes, se infundid en to dos los
vecinos que no tuvieron otro modo de aprovechar el bosque que antes fue suyo-

En la actualidad el bosque es considerado con sumo desprecio. En los ultimos 35 ahos solo
una cargo de leha por vecino fue legalmente

42 Jose Ma r ia Abgued as

distribuida en el pueblo, luego de un moroso trdmlte ofidal que el Ayun- tamiento se encorgo
de seguir.

En el "Derecho Consuetudinorio". de Costa, se puede leer el proMso

historico que slguio la posesion de los bosques antes comunales y como el cambio de
adminlstraclon fue perjudldal para la conservadon de es- tos bienes. En Bermillo tuvimos
oportunidad de comprobor pateticamen- te la verdad de la exposicion que leimos en el libro
de Costa.

El turno comunal del roso se cumpUa con desgano. Y como muchos vecinos prefirieran pagar
las 30 pesetas de multa en vez de concurrir, el

Ayuntamiento ordeno que los omisos enviaran reemplazo y que no se aceptoria mds la multa.
Ouien se benefido con esta medida fue ur ho^ bre haraposo y medio loco cuyo origen no se
conocia y que deambulaba por el pueblo. Todos los omisos envioron a ese peon pOTa que los
reem- plozara. Trabajaba algo y era mucho mds lo que servia de diversion a

quienes participabon en la faena.

Virtualmente el bosque estd considerado como un bien comunal, pe-

ro como depende directamente del Estado, los labradores lo considercm como un bien
perdido y conservan frente a este hecho un sentimiento
de amargura. ,

Nos relate el Guarda que unos diez anos antes, el Estado decidio

amplior los bosques y destine veinte heetdreas para reforestacion; as alambro y sembro
encinas. Los labradores mataron las plontos, as oplostaron, e hideron fracasar el ensayo.
Porque, esa extension de le- rras fue separada de las que sirven para la distribudon de las
vecin-

dades, es decir, de la Hoja. Sin embargo, el ano de nuestra

da en Bermillo, se iba a repetir el ensayo. En el cuaderno del Patron

de las Vecindades se leia lo siguiente: "Ayuntamiento de Bermillo e Sayago.- Relacion de


Entrega que se forma por este Ayuntainiento, nuevamente reformado, en virtud de cesidn
para plontadon forestal de

una zona de dneuenta Has. oproximadomente ...

La contribucion de los bosques a la economia comunal aparece como casi completamente


nula; hecho contradidorio, pues la calefac- don, indispensable en el invierno. se hace con
carbon en ciertas ha- bitaciones que se uUlizan poco. sola y comedor, mientras que en la co-
dna la fomilia se calienta al calor del fogon, que se alimenta con le- na. En los dormitories
no se usa ninguna espede de calefaccion, a pe-

sar de los invlemos tan extremados.

Si es verdad la afirmadon de que, cuando los bosques estabem ad-

ministrados por la comunidad produdon lena sufidente y al mismo tiempo estaban mejor
conservados, la medida de hoberlos entregado

a la lejana y morosa administradbn ofidal aparece como un error por entero absurdo; aunque
dudamos que los bosques de roble que vimos

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 43

en Bermillo hubieran alguna vez side sufidentes para suministror lena a toda la comunidad-

Propiedad legal de las tierras comunales.

En el Libro del Ayuntamlento figuron los bosques y pastes y tierras de roturadon como
propiedad del Comun. Pero la administradon de todos estos bienes depende del Estado- El
Ayuntamiento estd obligado a pedir del Iltmo. Sr. Ing. Jefe del Distrito Forestal, la outorizacicn
res- pectiva para utilizorlos. En la sesion ordinaria del 12 de abrii de 1958, con el N*? 3., figura
el acuerdo de solidtor el oprovechamiento de 200 Has. para roturadon; 50 m3 de piedra; y
pastes para 129 cc±>ezas de gonado vacuno, 650 lonar y 59 de mulor; dfras, estas del gonado,
muy inferiores a las reales.
En La Muga de Soyago, pueblo vecino de Bermillo, figuran, sin em bargo, algunas tierras como
de propiedad total del Ayuntamiento, es dedr del Comun. Y no hacia sino cinco afios que se
hobia vendido uno de los ultimos lotes comunales libres para finondor en parte la cons-
truccl6n de los nuevos locales del AyimtomiOTto y de la Escuela.

LA COMUNIDAD Y LA AGRICULTURA

El Cultivo de los huertos.

Hay dos cultivos diferentes en dclo y en espedes: el del "Pan" Ctrigo, centeno, cebada) que es
el mds vosto, y el de los huertos que estd dedicado a las hortalizas y papas. Este ultimo es
complementorio y de menor cuontia; slrve para mantener la despensa-

Las papas y los frutos de huertos: gorbonzos, gulsantes, verdures, se siembron en "cortinas".
Es trobajo de mujeres, excepto el oror que lo hacen los hombres. Aparentemente, no se da
importoncla a este tra- bajo. Estd dedicado a obtener los alimentos complementarios del ser
humano y, en Bermillo como en La Muga y San Vitero, no es al hombre al que se cuida sino al
gonado. No se observe tanto el estado de salud de los hiios como el del gonado. Toda la
actltud del labrador estd di- rigida a mantener las vacas y de ser posible en oumentor su
numero. "Hombre sin vacas peer que sin monos”, se suele decir siempre. La vaca es cd
mismo tiempo que el instrumento principal de todos los tra- bajos del labrador, el linico
recurso para conseguir dinero. Por eso la gran siembra es la del centeno. de la cebada y del
trlgo, que es para

©1 pienso y el pan. Pienso y pan son el sustento de la vida, pero como sin el pienso no hay
pan, ambas cosas se nombran con la misma pa- Icdsra.

44 Josf MARfA Ar GUEDAS

Las Uerras de las cortinas y huertos que se dedicon a la siembra de papas y hortalizas se
preporan en marzo. Se aran y se les pasa a "rostra"; se vuelven a hacer los surcos, y se siembra
en marzo. Se eli- gen las tierras mds pr6ximas al pueblo. Luego de hoberlas sembrado se
deian las tierran al cuidado de las mujeres. Ellas deshierban los surcos y mullen las plcmtas; lo
que en la zona quechua del Peru se de-

nomina el "qoray" y "hallmay".

La "rostra" es un Instrumento que no se usa en el Peru; se trata de una armazon triangular de


madera que se unce al yugo, de la mis-

ma manera que el arado. El labrador se para sobre el madero que forma la base del tridngulo y
que estd apoyado en el suelo. C^n el peso del hombre la tierra se iguala y los terrones se
desmenuzan. La rostra tiene todos los elementos del arado; la reja es sustituida por la rostra .

La papa se siembra "a las patadas". Se abre un hueco con el pie en el surco, se echo la semilla
y luego con el otro pie se arroja tierra so bre la semilla. El trabajo lo hacen prindpalmente las
mujeres-
Cada familia debe tener un "huertico", por pequeno que sea. Todo

huerto tiene un pozo para sacar agua y regor. Generalmente el agua se extras con una
cuerda y un balde. Muy pocos huertos -solo ^nc^ d personalmente dos— tienen
rudimentorias "ciguenas . Las verduras son consideradas como alimentos complementarios en
el verano Se cultlva prindpalmente lechuga y tomate. Los labradores muy pobres destinon un
trozo de una cortina para huerto; en la oira parte slem-

bran cebada, trigo o legumbres. , ^ ^ i Otro tipo de cultivo de


huertos es el de erren. Se llama erren al

centeno que se siembra en odubre o noviembre. Sirve de pienso verde para el ganado en los
meses de marzo y abril, al finalizor el inviemo,

cuando aus rigen los cotos- , , j i

Muy de madrugada las mujeres cortan el err4n y lo dan a las va-

cas en las tenadas o en la misma "cortina" si 4sta colinda con la casa del labrador. Cuando se
ha sembrado cebada y no centeno, a este

pienso verde se le llama forrcrge.

El pan.

"Las tierras del comun no valen casi nada”, pues los no la bradores a quienes tambien les
corresponds su parte casi la re- galan como ya lo hemos explicado en el capitulo anterior.
Este hecho demuestra que lo que vale en realidad es el trobojo necesorio para hacerlas
produdr. El labrador debe trabojor rudomente para cultivar una tierra pobre y por entero
sometida a los rigores del clima y de las irreguloridades atmosf^ricas; ademcis, el trabajo es
arduo porque los m6todos y los instrumentos son sumamente ontiguos y no han sido re-
novadoa en el tronscurso de los diez o quince ultimos siglos.

La s Comunid ades de Espa na y del Per u 45

"De arar no se termina nunca", crfirmon los campeslnos de Bermi- Uo y La Muga. Se rotura la
tierra tres, cuotro o m<fts veces; porque cuon- tas mds veces se voltea la tierra estord en
mejores condiciones de pro- ducir; "se va curtiendo mejor".

En obril comienza la roturacion y continua hasta mayo. Relva se llama a la primera vueita;
Bima, a la segunda, y puede haber Tercia y Cuorfa, segiin el tiempo y las porejos de vacas
de que dlsponga el labrador. La siembra del grono, que es la siembra grande, se hace en
setiembre.

El aror es trobojo que coda quien hace, dentro de eslos dos meses, "a como pueda". Aron los
hombres, rora vez las mujeres; en algunos otros pueblos del Portido oron las mujeres tanto
como los hombres; en Son Vitero de Aliste las mujeres hacen este trabajo tan diestra- mente
como los hombres.

En Bermillo s61o habian dos labradores que tenian a su servicio un crlado cada uno. Cada
labrador ora por sf mismo sus tierras. De los dos que tenion crlados, uno era viejo y no
estaba ya en condicio nes de aror. Los que tienen muchos tierras las don "a mediaina" a
otros labradores. Pero como disponen de dos meses para esta labor, todos los hombres se
pason el dia entero orondo. Los motrimonios jo- venes, sin excepcion, viven en casa de sus
padres durante un minimo de tres onos; hoy quienes lo hacen por seis y siete anos. Estos
hombres recien casados aran las tierras de los padres. No es la roturacion y la siembra ton
opremiontes como la siega y la trilla, y los mismos labra dores alcanzan a realizorlas sin
necesidad de contratar peones fuera de la villa.

Se ora y se cultiva los huertos y la tierra del "pan", pacientemente- La cosecha en combio se
hace en todos los compos al mismo tiempo y de manera febril. La concurrencia comimal y el
ambiente de fiesta

surgen porque son necesarios para sostener el ritmo del trabajo y el extraordinorio numero de
horas continuas que el hombre debe trobajor.

La siembra se realiza en setiembre y solo en febrero se cumple la otra fase importante del
cultivo: el desyerbe que en Sayago se llama arlcar". No se hace con las monos como en el Peru
sino con la yunta

de vacas y con un arado especial que tiene un timon mds largo y el

yugo mds ancho. La reja va orrancando las yerbas del surco que se de- jan en el sitio. Arican los
hombres y a falta de ellos, las mujeres.

Resulta angustioso contemplor las grandes llanuras de Sayago, y de Zamora, cruzados


lentamente por las parejas de vacas que

Oran o arican. El espectdculo es por entero semejante al de los pueblos aislados y escabrosos
de los Andes; porque en los valles importontes del Peru, como el del Montoro y el del Cuzco se
ora ya con tractores. En Sayago pennanecen los lobrcdores desde la primera luz del dia hasta

46 Jose Ma r ia Apgued a s

el emochecer orondo lentomente estos compos qua podricm constituir un porolso para las
maquirras. "De arar no se termma nunca , e«la- man. Y en pleno silencio repiten el trabaio en
el mismo luqar, todas

las veces que sea posible- , « ' i +• El orado es id4nUco al que monejan los indios en
el_Peru; el onti-

quisimo orado al que nosotros llamamos "romono . La jmica diferencia que observamos
consisle en que el ganan no in<^)a ninqun Instrumento punzante para excitar a las vacas,

lillo" que es una cuerda amarrada a una oreia de ^

cuerd^pora "mancar" (herlr) al animal o para dirigirlo. Tampoco

uson quia, que en las comunidades indigenas de Ayacucho es un m- no que va delante de la


poreia para guiorla (pusaq).

Hay en Espona un concurso nadonol de "aradores". Vimos en Bermillo la competenda de


selecdon del Partldo. Un labrador se pre- sento c»n un orado de vertedera tirado por mulas.
Este orado produi revuelto en el oampo: todos los partlcipantes y espectadores contempla-

ron asombrados el orado que veian por primera vez, El dueno ™ "
CO labrador que habia emigrado a la Argentina e hizo alh su fortuna,

de vuelta compro muchas tierras y las araba el mismo. ^

La competencia se reaUzo en una gran llanura muy proximo al^e- blo. Conslstla en competir no
en rapidez unicamente sino en la desl^za con que se podia trazar dos surcos redos y paralelos.
Fue gcmador un

ioven de Bermillo que aro con vacas. Los surcos, de unos

tros de largo, eran tan redos que parecian haber sido trazados con

teodolito. Los hizo al paso lento de las vacas y dl)o ™ pnnto de referenda en los dos sitios
de llegada. L°s prop os labrad<>

res quedoron encantados de la proeza del foven de Bermillo a qu

llamoron "hijo legitimo de Vlrioto . , v. i Nadie, entre los labradores, piensa que se
pueda twlMjar los

compos de otro modo que con las yuntas de vacas. En La Muga v. enmohedendose a la
intemperie unc trilladoia que trajo ™ l°b^°dor que es al mismo tiempo comerdante. No
pudieron hacerla Lmd^ar Wen en la primera prueba y la tiroron a la calle. Solo otro
oomerdmte de la misma aldea usa una aventadora a motor, pcna h-®”- “e

ron que la ven fundonor con curiosldad pero no se han dejado imp sionar por la rapidez con
que el comerdante recoge el grmo y guarda la paia "No es de Dios eso de meter las
maqumas en el trabaio de lo hombres". nos dijo en La Muga una labradora rica. "Hay ^e ven.r
contando con la paia sobre el carro desde las eras: asi lo ha conv

nido Dios”, y se persignd conlritamente-

Se ora con vacas, nunca con bueyes. Esa es otra diferenaa nota

ble con respedo al Peru. Se considerorfa obsurdo en el P«u la idea de undr vacas al yugo.
La vaca es un animal cast venerado que sir-

La s Comunid ades de Espa na y del Per u 47

ve para dar leche y para parir. El toro, el macho, es el que debe trabajor. En Sagayo y Aliste el
toro es criado para la venta y casi nunca llega al desorrollo completo. Lo venden cuando
apenas es ternero. Porque la vaca ara, tira del corro, pore y oun da leche; el labrador
sayagmes la cuida y estima. El prestigio de cada vecino estd en relacion directa con la eslampa
de sus vacas- El campesino a quien fotografie con la rastra no permitio que ic hiciera por el
lado en que tenia a una vaca que no lucia el pelo brillonte aunque no tenia mal aspecto.
Ningun ve cino —excepto el considerado como el mds rico y que tenia dos hijas maestras— me
pidio que fotogrofiara a su familia, en cambio retrcrte a casi todas las vacas de Bermillo.
Gustaban los labradores posor jun to a las vacas mds gordas y hermosas. Los vecinos muy
pobres que no podion alimentar bien a sus vacas en el invierno no me pidieron que
fotogrofiara a sus vacas y supe que estaban sumamente abatidos por esta desventura.

Las vacas tiran el carro que sirve para casi todas las faenas del campo: cargan en ellos la yerba
cortada, la mies y la paja; traen la leha del bosque; llevan el estiercol; cargan de todo;
ademds, como ya hemos dicho, aran durante todo el tiempo que dura la luz en los meses de la
siembra. Trabajan casi tanto como las mujeres. Los labradores dicen siempre; "la pareja de
vacas son tres". Porque una hace de re- puesto; de otro modo el labrador se quedaria peor que
sin monos.

Los vecinos muy pobres, algunos recien casados, aran con burros. Los arados para burros son
mds pequenos. El yugo, tambien mds corto, se amarra a los burros sobre las "colleras” que se
meten al pescuezo- Constituye asi una verguenza error con burros. El burro sirve natural-
mente para montarlo y llevar a los amos al campo; sirven tambien para tirar carros
pequenos y para transportar cargo. En cada familia medianamente acomodada cada hombre
adulto tiene un burro. Entre los vecinos pobres montan dos y aun tres personas en coda
burro. En ningun sitio vi que estos animales fueran mds utiles ni peor tratados.

El abono.

En el vecino pueblo de Torrefrades el estiercol, unico abono que se utiliza en Sayago, estd
depositado en corrales que ocupcm un espa- cio a la entrada de las casas. Estdn defendidos
por muros bajos que dan a la calle. Toda la aldea huele a estiercol y estos corrales amurallcfti a
las casas, atraen bichos y moscas. El aspecto del pueblo, es raro;

no aparecen las fachadas de las casas frente al visitemte; a lo largo de todas las calles se
exhiben estas filas humeantes de depdsitos de es tiercol. Asi era Bermillo hasta hace solo dos
ahos, segun nos informa- ron. El Ayuntamiento prohibio la acumulacidn de estiercol en las
casas y exigid que fuera llevado al campo. Desde entonces el labrador palea

48 losE Ma r ia Afgued a s

el estiercol a los carros y los lleva cerca de sus "coriinas". El abono dejado a la intemperie
durante muchos meses pierde buena parte de su calidad.

"Vale mds orm de oveja rabona que bendicion de cura con coro na", es un refrdn muy popular
en Sayago. El abono del estiercol de ove-

}a estd considerado como el mds poderoso y mds que este, los orines. Por eso al ganodo lanor
se le hace dormir en el campo. Durante la pri- movera y el verono. las encierran en cercos
portdtiles de madera (ca-

nizas) que llevan en los carros y las ovejas duermen en las cortinas : cada noche en lugar
diferente. Durante el invierno las reunen junto a los

muros de las mismas cortinas.

El "descanso" de un ofio y el abono con estiercol son las unices

formas conocidas de proteger la tierra- Como ya dijimos, La Hoja no se abona nunca ni merece
cuidado ninguno contra otros riesgos, cemo el del exceso de las aguas. El tratamiento de las
lierras propias es cuida-

doso- El labrador dedica a las "cortinas" que orrienda o posee una atencion especialisima,
tanto como a las vacas. Pero tambien las tie- rras propias siguen el mismo regimen de
rotacion que las tierras del Comun. Es decir que descansan un ofio. La Hoja comprende
tambien

en sus Hmites, para la rotacion del cultivo, a las "cortinas".

- La cosecha

El trabaio mas temido y festejado, es la cosecha de los granos: el trigo y el centeno; es decir: el
pan. Y cuondo se habla de este trobap no se entiende otra cosa que la cosecha de esos frutos y
no de ningun otro. Debemos recordor que el labrador entiende por alimento mucho

.mds el que se dedica al ganado que aquel que sustenta al hombre. Porque, sin la vaca, que
es el instrumento fundamental del trabajo y la fuente de ingresos economicos mds
importante, la vida humona per-

deria su base.

Es neceserrio hacer constar que existe una diferencia muy signifi-

cativa entre la cosecha en las tierras propias y en el comun. En las propias el labrador siego,
trilla y acorrea con peones, indistintamente, en lo que se refiere a la fecha. Lo hace cuando
puede o en el termino por el calculadamente elegido. La cosecha en las tierras del comun
esld regido en todo su desarrollo por el Ayuntamiento y la tradicion. Cuando un labrador de
Bermillo habla de la siega y trilla no piensa

-en la que realize cada uno en su tierra propia sino al trabajo ordena-

do y jubiloso de la faena en el "pan" o "La Hoja" comunal.

Como la cosecha del pan se cumple en un plazo fijo, por causa

-del tiempo y de la coatumbre, los labradores con muchos tierras —es decir quienes han
orrendado o tornado a su cargo muchas vecinda-

La s Comunidades de Espan a y del Per u 49

des”— y quienes, ademas, poseen tierras propias extensas, contratan trabajadores el dicr de
San Juan, el 24 de junio, en la feria anual de

^Almeida o el 29, fiesta y feria de Luelmo. De ahf viene el dicho: "En- tre San Juan y San
Pedro echan a gente de casa".

La cosecha se inicia, por tradicion, el de julio. Los peones con- tratados liegan a la casa del amo
el 30 de junio en la noche. Sueljen llegar tambien algunos segadores libres a ofrecerse para
el trabajo. Los toman en seguida-

^ La siega.— El trabajo de segar es considerado el mds arduo de todos, no solo porque el


labrador y los peones dedican entre doce y ca- torce horas del di'a de verano a esta labor sino
porque se realiza bajo un sol implacable que quema, y mantiene durante la mayor parte de las
boras una temperatura que oscila entre 36 y 40 grades de calor- "iEs de miedo!", exclaman
todos los informantes refiriendose a esta la bor. Ademds, porque la siega se realiza en
competencia. La compe- tencia, de cardeter deportivo, compromete no solo a los miembros de
una cuadrilla sino a todas las cuadrillas, entre sf, es decir, a todas las familias de lobradores-

El mejor segador adquiere un prestigio que le permite ciertas li- bertades o licencias en la vida
social. El labrador J. A. estaba consi derado como un holgazdn en todo Bermillo. Su mujer era
una senora de un dnimo y de una fortaleza ffsica excepcionales y sobre ella re- cai'a el
mantenimiento del hogar, el trabajo multiple de limpiar la ca sa, de cuidar el huerto, de
atender al ganado, de criar a los hijos. J. A- permaneda casi constantemente en la taberna. Sin
embargo, como estaba calificado como el mejor segador de la comunidad, se consi- deraba su
vida cotidiana de holganza y despreocupacion, mds como un derecho adquirido que como un
vicio- Porque J. A. era imbatible en los interminables dias de la siega. "Avanza como un dguila”,
so- h'an decir de el, refiriendose a la velocidad y la perfeccion con que se- gaba y amarroba las
gavillas.

La Cuadrilla propiamente dicha estd formada por los peones con- Iratados, pero tambien cada
grupo de familias constituyen una cuadri lla y el jefe es el ''mayoral''.

Todo Cristo siega; de segar no es escapa nadie". Las mujeres tra- bajan desde los 11 anos y los
hombres desde los doce.

A medida que siega, el trabajador va haciendo gavillas. Unos atan a cruz" con la misma paja y
otros a "bencejo", haciendo un nudo. Luego las^gavillas se juntan en "cueras", a las que
tambien se llaman

morenas”. A la siega se le llama tambien "senora" o labranza.

Detrds de cada cuadrilla van uno o dos "atinos" o

"atinas" que

atan los haces y forman las "morenas". Tiene, ademds, la cuadrilla un

50 Jose Ma r ia Ar gued a s

"revecero” que es un mozo de servicio: atiende los mondados del ''ma yoral'', va a traer el
agua y la comida. En las cuadriilas formadas por un grupo familiar es la persona menos
opta para la siega quien se ocupa de hacer la comida y de llevarla al campo-

Como dijimos, !a siega es una faena de competencia. El "mayoral" toma el comando de la


cuadrilla e inicia la labor con la mayor velod- dad posible, sin contemplaciones para nadie. Los
otros deben seguirlo, inclusc los nines. No es posible tomar descanso. La faena comienza a las
cinco de la manana y hay grupos de familias que empiezan antes, a las cuatro; dura hasta las
ocho de la noche, y no faltan quienes se quedon hasta que la luz del sol se extingue por
complete. La trilla se inicia, por orden comunal, en fecha fija y las familias con pocos miem-
bros deben haber concluido para entonces con la siega.

—"}Mira que perrazo!", "[Mira que holgazdn!" son las frases des- pectivas mas frecuentes que
se lanzan contra los que quedaron re- trasados. Una especie de refrcin interpreta muy
elocuentemente el ti- po de competencia y el animo con que se interviene en ella: "Si quie-
res saber lo que tu companero aguanta a segar, porate a mear"-

"Se contiene aun las nscesidades del cuerpo con tal que a una no la dejen atras", afirmaba una
senorita y, aseguraba muy orguliosamen- te que era frecuente que las mujeres dejaran atrds,
en la faena, a muchos hombres "Ahi los viejos se vuelven mozos, los chicos se hacen grandes.
Es cosa de Dios", exclamo la misma informante. Yo le pregunte, si duran te la jornada o al final
de ella se solia cantar, jugar o bailor como ocurn'o en algunas comunidades del Peru.
"jMenudo juego para la cintura iodida que se tiene a esa horal", me contesto sin reirse.

Pero J. A. me diio que sf se canta. Que el mayoral entona una can- cion Ifpica de la siega y la
cuadrilla contesta. Y que, en lo mds fuerte del calor "eso da dnimo", aunque no se puede ni
se debe cantar segui- do. "En todas las "vecindades", el mayoral da la voz. le contestan, y la
tierra se mueve de lo que estd parada con la fuerza del sol". Tambien hay un canto para el
"acarreo". J. A. entona con hermosa voz la cem- cidn de la siega:

jOle!, que me corte un dedo

]olei que me sale sangre, que viene una niha

con un panuelo a limpiarme.

Ya viene la galbana (el color) por encima de los robles-

Galbana toma dos cuortos y dejame a los aegadores.

La s Comunid a des de Espa na y del Per u 51

Como es el trobajo mas arduo se pagan los meiores jornales y se atiende a los trabajadores con
"lo mejor" de la cx>mida. El ano ante rior se habia pagado hasta 60 pesetas diarias a cada
peon, cuondo lo usual era de 30 6 40 y unos dies onos antes no se pagoba mds de un duro,
cinco pesetas

Regimen alimenticio durante la siega, Dios y el trabalo.

A1 Isvanlarse, hay quienes beben aguardiente con pan. Y se van al campo entre las 4.30 a 5. a.
m. No todos pueden oirecer eete "luio" a los peones ni tomarlo los mismos miembros de la
farnllia.
i4/muerzo.— A las 6-30 6 7 a. m. El ama o el "revecero" lo lleva en burro Se sirve sopa de
patatas (el plato colidiano de los labra- dores de Bermillo) o patatas apotajadas y "un cacho"
de todno frito

y pan.

Las diez.~ A esa hora se sirve tortillas, queso y chorizo o jamon Debe tenerse en cuenta que el
jamon y el chorizo estdn considerados como especies tambien de lujo, que se consume
linicamente en los

convites o en los dias solemnes; romerias, bodas, etc-

Comida- A las 12. Cocido de garbanzos, lor mas estimado; sopa y lechuga. La lechuga
aparte y con lorgueza.

que es el potaje popu- se sirve, en un plato

Siesta.— Es "lo mas ansiado" de la siega. Todos se echan bajo la sombra de los pocos robles o
en cualquier sitio a dormir una hora Ei mayoral da la voz para reiniciar el trabajo. Psro la siesta
ha repa irJdef™'

decir^o y

ear lo mas exquisito y preciado de toda la comida sayaquesa.

chlzo%r"l' TT'rT ° "‘>®™”ente, jamon y cho- chlzo. Un plato de lechuga. A veces "una
migada" de leche

existan maqumas que puedan hacer esta parte que es la mds dma

mo una°T^°' P^dra de afilar. Consldera co- tanto ^ ™Puesto al humano" esta de


segar en

mo ™°durar la mies hornea el aire y cae co-

na PPPdrillas y exige de la energia huma-

mor y dicha PPP’Pleio de orgullo, te-

fruto con t ^ue ganar el

n la sangre; nada de maqumas", me dcci'a con inquebrantable

52 Jose Ma r ia Ar gued a s

convencimiento C. A., el labrador mds lucido, fuerte y representatiyo de Bermillo. "La


mdquina humilla al humano. Estd contra Dios. ^Quien me dice que el hombre ha perdido su
fuerza, que ya no vale ^ra traba- jor con su mano la tierra?" Me permit! observorle que la
mdquina era tambien producto del trabajo y que el hombre la habia fabricado para hacer
rendir a la tierra mds de lo que antes podia producir y dejar a centenares de miles de hombres
dedicarse a otras labores que hacian po- sible la creacion de implementos para el mayor
bienestar del hombre. "El mucho bienestar, pudre, amigo. El labrador a labrar. ^Me entien-
de? El labrador que no ara y siega, se pudre, mil veces. El orden de Dios es el orden. Cuando
alguien quiere revolverlo, jode al hombre y jode a la tierra. For la buena de Dios, quien no
ora y siega en Soyago se lar

go o se mete a "sehorito", que es peer”.

La friJia.

El Concejo tiene tradicionalmente sehaladas las eras. Ocupan las orillas de los regatps; son
espacios muy llanos en donde crece un tipo del pasto corto y fino. Hay un numero fijo de eras.

A las cinco de la mahana tocan la campana del pueblo- En ese ins-

tante los carros, ya llenos de bdlagoi son descorgados a las eras. Cada

familia ha elegido ya la suya.

No se trilla como en la sierra del Peru con los cascos de caballos, as-

nos o mulas ni se tiene idea de que pueda hacerse con los pies humanos y ceremonialmente,
como en ciertas comunidades de nuestro pais

—Ayacucho, voile del Mantaro—. Se sepora el grano de la paja con el trillo. El madero
dentado es arrastrado a traccion animal sohre la paja. Con las bieldas; "biendas" les
llaman los bermillanos, aprie- tan la paja. El "piorno" sirve para barrer el sol donde ha estado
ex- tendida la paja. Nos informaron que en ciertas comunidades de Ex tremadura se trilloba
con animales. Quizd de esta region se haya difundido en el Peru la forma de la trilla que sigue
un procedimien-

to distinto que en Soyago.

Concluida la trilla, de pie sobre la parva, lanzan al viento la paja para separar el grano, cinco o
seis hombres. Se espera el viento "De Arriba" o el "De Abajo" que son los mas fuertes, si tarda,
se inicia el

trabajo aun con viento leve. "Gransa" se llama la paja gruesa. Dos mujeres "baleadoras" la van
retirando del "Pejo” que es el grano que va saliendo limpio, la "gransa" es azarandada para que
no quede gra

no ninguno.

"Nuelo" llaman al monticulo de grano que se forma sobre la era.

Los labradores ponen un pico o una pala sobre ella. En el valle del Vilconota, Cuzco, se coloca
ceremonialmente una cruz de paja en la cima y los indios adoror el grano y la cruz.

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 53


El venteo se hace en la manana, de 4 a 8 a. m., despues )a Iri- lla. En la tarde, todos Ics dias,
se va llevando el grano a la "pone-i ra" o el "sobrao” que esta en el "doble" de la casa, en
un altillo; "tro Je" se llama en el Departamento de Ayacucho.

Luego ae acarrea la paja, preciadisima para alimentor el ganado en el invierno. "Medero” se


llama a la ultima que se trae a la casa.

Durante la trilla, el regimen de las comidas es el mismo que en la siega, pero "se da menos
que en la siega", porque el trabajo ya no es tan duro. La competencia continua.

No se canta durante el trabajo, pero el viaje de los labradores, de las eras a la oldea es
considerado por todos como el momento mcts feliz del ano y de la vida. Montados sobre
los carros llenos de trjgo o center.o o algarrobo, al ancchecer, bajo el cielo leve y
profundamen- te iluminado por el inmenso sol que ha caido creciendo en dimension y
belleza y decreciendo en luz y rigor, el labrador se siente regocija- do por el esplendor
realmente incomparable de la naturaleza y la di- cha de haber asegurado el sustento para el
tiempo feroz e inclemente del invierno. Van en carovanas de carros y entonces canton; el
ma yoral da la voz y hombres y mujeres entonan en core:

Me gustan los labradores sobre todo en el verano con los cornales al hombro para recoger el
grano.

Y a la riberana ramo de flores,

a la riberana

y a mi me gusta jole! por la manana.

por la manana ramo de flores

a mi me gustan jole! los labradores.

t Los labradores por la manana el primer surco que aran jy ole! es por su amada.

A la riberita

que a mi me gusta ]ole! por la manana.

34 losE Ma r ia Ar gued a s

Los labradores en el verano trillcm la paja jy ole!

y cogen el grano.
A la riberita ramo de flores

a ml me gusta ]y ole!

por la manctna-

De noche, mientras los labradores cenan o descansan, oirdn, a lo lejos, el canto del ruisenor
que se alterna con las muchas varieda- des de pajaros que canton en el dla. En el interior de
las casas, tan pobres y tan limpias, se escucha esta melodla que entona con amor indefinible,
el ruisenor, al que ol por primera vez en estos compos pobres, tan empenosa y devotamente
labrados por el antiguo hombre de Espana. La competencia ha terminado, empieza la rutina y
el traba- jo menos pesado y mds tedioso.

Las patatas.

Como ya dijimos, la potato es un cultivo de huertos y lo hacen las mujeres. Por eso es que
se considera que no es posible que un la brador pueda mantenerse sin arrendor o tomar a
"mediana" por lo menos una cortina. La sopa de patatas es el alimento cotidiano de los
labradores. Es, sin duda, la base de las comidas. "Las patatas lie- nan el estomago", afirmaba
la sehora Sabina, dueha de la posada, mu- ier de quien se decia que habia sido y aun seguia
siendo una de las mds pobres del pueblo. Con las patatas se come el tocino y el pan. Y eso
puede bastar. Las menestras son menos frecuentes en la mesa del

pobre.

En Bermillo se conocen siete closes de patatas: Blancas lisas

Blancas con hoyos

De siete semanas (para brolar) Moradas

Encornodas Bizcochadas Galbana.

No alcanza, en Bermillo, el cultivo de la papa sino la categoric de producto calculado


para cubrir las necesidades del consume del hogar. Algunos labradores ricos, muy pocos,
pueden lograr cosechas algo mayores y cambian los excedentes per tocino, jamon y otros
pro-

ductos.

La s Comunid ades de Espa na y del Per u 55

Antecedentes de la posesion del comun y el caso de los labradores ricos

En todo el proceso de la cosecha y de los otros periodos del cul- tivo hay competencia, no
cooperacion; no hoy oyuda mutua, salvo cases excepcionales. La competencia se realiza en
ambiente deporti- vo durante la fase mds ruda que es la de la cosecha. El ambiente fe- liz
surge naturalmente del hecho mismo de haberse culminado toda la labor del cultivo; pero no
podemos dejar de considerar que se trata de una supervivencia. La cosecha en las "cortinas" se
hace en priva- do; no tiene repercusion popular. Existe un contraste, que todos exal- tan, entre
la cosecha del ''comun'' y la silenciosa de las "cortinas"-

De "comun" solo existe ahora en Bermillo la posesion indirecta, aunque de hecho indiscutible,
de una mitad del Termino del pueblo, la cosecha, que ofrece toda la opariencia de una faena
comunal y el usufruct© del rastrojo.

El sayagues es avaro, el bermillano lo es quizd en mayor grado, pero, precisamente en


Bermillo, ningun labrador concibe todavia que el "comun" deje de ser alguna vez el
"comun", a pesar de que esas tierras se empobrecen progresivamente por el sistema tan
inconvenien- te de reparto a que aludimos. Aparentemente, la posesion de un lo- te por
mds de un aho, hace surgir la perturbadora idea de que la lie^* rra empieza a convertirse en
propiedad individual, en tanto que dis- frutdndola solo un aho e ignorando por enter© que
parte del "comun" ha de tocarle a coda vecino, la propiedad comunal oporece corn© mu- chc
mds solidamente comunal, libre del ejercicio, inclusive de la ini- ciotiva individual para
enriquecer cualquier parcela, pera diferencior- la artificialmente de las demds.

El hecho es verdaderamente notable, porque en Bermillo existe un contrast© tan agudo entre
labradores ricos y pobres corn© el que de- sencadend en La Muga la lucha de pobres y ricos,
lucha que condu- yd con la liquidacidn del "comun". En San Vitero, de Aliste, la pugna habia
surgido ya, cuando estuvimos en el pueblo. El disfrute desigual, diriamos que irritantemente
desigual de los pastos comunales, por quie- nes tienen mucho ganado y por los que apenas
poseen una poreja de vacas, 0 simplemente una pareja de burros, habia empezado a inquie-
tar a los labradores pobres de San Vitero y la "quihonizacidn" de las tie rras comunales porecia
inminente.

El aprovechamiento desigual de los pastos es tanto mds notorio si se tiene en cuenta que el
rastrojo que queda en los compos ya cosecha- dos se convierte automdticamente en bien de
disfrute comun. Deberaos hacer constar edmo en el Peru, en ciertas comunidades, como en las
de San Juan de Lucanas, Lucanas, Puquio y algunas mds del Deportamen-

56 Jose Ma r ia Ar gued as

to de Ayacuho, en las tierras de propiedad individual con titulos regis- trados, el rastrojo, de
maiz o de trigo, se convierte en bien comunal, ape- nas concluido la cosecha.

^Por que en Bermillo no solo no produjo inquietud alguna el repar* to de todas las tierras
entre los labradores pobres de la tan vecina Muga luego de una lucha tenaz por parte de los
pobres, que describiremos en capitulo especial? No solo no hay inquietud sino un
oferramiento inque- brantable a la costumbre, como ya lo expusimos en su oportunidad.

Creemos que la explicacion no es muy dificil; consideramos haberla encontrado en el mismo


pueblo:

En Bermillo, por ser capital del Partido, existe una burocracia ofi- cial relativamente numerosa;
por el mismo hecho y, a pesor de no te- ner mds habitantes que otros pueblos del Partido,
como Almeida y La Muga, el comercio es importante; existe una verdadera clase de co-
merciantes. Debaio de estas dos closes, los artesanos (sastres, corpin- teros, herreros,
albahiles, panaderos) forman otro grupo que es con- siderado superior al "vecino" o
“labrador". De este modo, el labrador de Bermillo se ve enfrentado a una numerosa y
despectiva close de "se- horitos" de vorias categorias. El labrador rico aparece o estd verdade-
mente protegido por el rencor de los labradores a los "sehoritos". El

labrador por muy rico que sea, ara, arica, siega, trilla, acarrea, es un “igual'' al labrador pobre,
aunque en ciertas oportunidades se colude con las autoridades oficiales o se ve precisado a
obedecerles y a cooperar con ellas para el cumpUmiento de ordenes que hacen apare- cer
publicamente y en forma algo afrentosa la inferioridad del labra dor frente al ''senorito''. Tal
el caso, por ejemplo, del acorreo de lena para las escuelas publicas. Los “senoritos", cuyos
hijos se educan en la misma escuela, no tienen obligacion alguna de cooperar en esta tarea.
“Ustedes son los que tienen vacas y carros; ustedes tienen que llevar leha a la escuela para el
invierno", es la orden del Ayuntamien- to. Y el labrador cumple con cierta amargura esa
orden; el labrador ri

co da el ejemplo.

Por otra parte, como ya lo hicimos constor en un acdpite mds per- tinente, los labradores
pobres se benefician con las "vecindades" que reciben los comerciantes y demds “senoritos"
del pueblo, que despre- cian la tierra. Este hecho hace posible que el campesino pobre tenga
verdadera facilidad para obtener, a muy poco costo y a veces regala- da, una o vorias
“vecindades". Y se consideran diez vecindades co mo la extension minima para el
mantenimiento de una familia. Los la bradores ricos no gestionan el arrendamiento de tales
“vecindades". Existe una especie de convenio o de aquiescencia tradicional a esta
"preferencia" de los pobres. Es una manera de paliar, de cast solu- cionar" la situacion de los
vecinos miserables, y de consolidar la re-

La s Comunid a des de Espa na y del Per u 57

signacion aparentemente muy profunda de estos a la pobreza y a sus rigores, resignacion que
aparece como fundada en las creencias re* ligiosas. Tanto los "senoritos" como los labradores
ricos Uenen asi una especie de instrumento de defense comun contra la exacerbacion del
desccnlento de los labradores pobres.

El irigo y el cambio social.

—"Senor, el trigo hizo desaparecer a los piojos", exclomo con cier- to patetismo un luddo
anciano de ochenta anos, de La Muga- "Antes de que viniera el trigo los piojos nos comian;
dormiamos en el suelo; rlo conociamos casi la monada. Eramos brutos y haraposos."

Le pregunte cudnto tiempo haefa da ia introduccion del trigo en el cultivo de los compos. "No
hard mds de cincuenta ahos, dijo. Has- ta entonces no se comproba casi nada. No habian
tiendas sino dos ta^ bernas que vendian algo de ultramarines y abarrotes. La gente se ves- tia
con telas tejidas por alios mismos. Todos los hombres tejian. No en los "seranos” sino en el
campo o en las casas. Se echaban la tra* ma al pescuezo |y hala! a tejer. Tejfan los hombres
las medias, que como eran largas y labradas echaban mucha labor. Las copas de in- vierno,
largas y grandes y el paho pardo eran hechas por maestros que no tenfan labranza y se
dedicaban a su oficio- Pare ni alios aga- rraban dinero. Se cambiaba la tela por productos.
Unicamente los que tenfan mucha hacienda (ganado) podfan comprar telas de paho fine
para el traje y ellos se mostraban lujosos en los dfas de fiesta. Costa- ba cuatro "perras" (veinte
centavos) la libra de ternera frita o asada. El tabernero cobraba un real (veinticinco
centavos) si no lo dejaban

.participar de la came".

"Se comfa pan de centeno. No sabfamos como era al trigo. No se conoefa el catre ni el
colchon- Se dormfa sobre torimas en un jergon que se llenaba, de bdlago. No se tenfa otros
muebles que arcones donde se guerrdaba de todo. [Habia mds y no habfa! Porque todo valfa
poco y no se consegufa dinero. En lo unico que no se ha progresado es en los instrumentos de
labranza. Estdn igual que en los tiempos de mi bi- sabuelo a quien conocf como yo he conocido
a mis biznietos".

"Recuerdelo bien, senor. Fue el trigo. El trigo nos igualo a todos. Tra-

}0 el dinero, el negocio. La bendicion de Dios".

En San Vitero, que estd en el vecino Partido de Aliste, pero sin co- nexion direcla con La Muga y
Bermillo, pues hay que ir a Zamora y to- niar de alif otro camino para dirigirse a los pueblos de
Aliste; en San Vi tero, uno de los Miembros del Ayuntamiento. Don P. F., hombre como de
sesenta ahos, de gran humor, mucho juicio y abierto de espfriiu, me hablo respecto del trigo,
en terminos casi identicos que los que us6 el

venerable anciano L. G. de La Muga; Apunte sus palabras textuales

58 Jose Ma r Ia Ar gu ed a s

como procuraba hacerlo siempre, no solo por el interes de la informa- cion sino por la riqueza
del lenguaje que estos campesinos de Castilla hablon:

"Los piojos desaparecieron de Son Vitero —dijo P. F.— cuando ss hizo la primera cosecha de
trigo. El trigo se comio a los piojos; antes ellos nos comian a nosotros. jSi le contora todas las
cosas que los pas- tores hacfamoa con los piojos! Nos comian, pero eron nuestro entrete-
nimiento. lugdbamos con ellos. Los haciamos peleor, subir y bajor te-

£OS, trepar en competencia por un pelo de los cojones. Sin embargo —di jo— hay quienes se
oponen a que se siembre mds".

Dona Sabina, de setenta onos, duena de la posada de arrieros

donde estuve alojado en Bermillo, emigre a la Argentina con su esposo, cuando era joven. Ella
acaba de morir en 1962» Me dijo que a su vuelta a Bermillo encontro, despues de veinte anos,
muchas cosas muy distin- tas- "Habia cambiado mucho la Iraza de los labradores- Porecian mds

alzados. El pueblo tambien estaba mds active. Era, sehor, por el trigo. El trigo habia llegado a
santificar a la gente".

Los labradores triplicaron sus ingresos con el cultivo del trigo. La diferencia extremada que
habia entre quien tenia hacienda y el que no la tenia se hizo menos agobiante y abrio la
posibilidad de adqui- rir vacas aun a campesinos pobres que, antes de la introduccidn del trigo.
habrian considerado como una locura pensar en tal posibilidad. Pero, naturalmente. la difusidn
del trigo se hizo posible merced a un complejo de circunstancis que trataremos de estudiar
mds adelanle. El campesino, por supuesto, recuerda los efeclos revolucionarios y li- beradcres
del cultivo del trigo como la unica causa de los cambios. "jSi no hubiera habido guerra (la
guerra civil) estoriamos por los cie- los!", exclamo un ilustrado labrador de La Muga. "Dos
venas de sangre chorrean desde entonces sobre nuestro campo y nuestras almas- jOui- zd no
han de secorse nuncal" Se referia tambien a la prosperidad subi- ta. al cambio en las
costumbres, a la "civilizacidn" que el trigo trajo a "estos pueblos miserables, que por
miserobles quedaron en manos no de holgazanes "senoritos" sino en la de quienes labrem".

Comer pan de centeno es un signo de vergonzante pobreza en los pueblos de Sayago. "Hay
todovia quienes comen este pan, pero aparlo del enterrador no se sabe bien quienes lo
comen", afirmo la senora Sabina, de Bermillo.

"El trigo da para la hacienda y para su dueho". Alimenta al hom- bre, le ofrece un medio de
intercambio de precio alto, y la paja sirve para alimentar el ganado. Toda la planta es util. Sin
embargo, la ma yor parte de las tierras del comun se han empobrecido tanto que no tienen
la suficiente fecundidad para hacer germinar y producir ni me- dianamente el trigo. No era
posible, a pesar de esta evidencia, conven-

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 59

cer a un labrador que el sistema de San Vitero, de dor las tierras co* munales por seis ones,
era sin duda mds conveniente. ''[Sets anos!'', es mucho, una parte de la vida- Aquf todo
Crislo recibe su "vecindad" por un ano y si empobrece la tierra sera cosa de Dios.

Los factores reales, racionales, objetivos. que encontramos para explicor este empecinamiento
''absurdo” no nos dejoron, sin embargo, enteramente convencidos- Mds adelante, cuondo
hoyamos intentado describir la culture total, volveremos al andlisis de este problema, qua
muestra aporentemente uno de los caracteres "contradictorios por natu- raleza” del pueblo
esponol, "contradicciones" que han dado lugar a una caudalosa literatura acerca del tema,
mds con el objeto de exal- tarla que de analizarla.

El labrador de La Muga, que liene el mismo origen histdrico, la mis- ma tradicion que Bermillo,
la misma ''roza'', la misma "naturaleza" pro- cedid con una Idgica absolutamente distinta. No
en forma "contradic- toria” sino claramente determinada por causes racionales y objetivas.

LA GANADERIA, SU DISTRIBUCiON E INFLUENCIA SOCIAL

Tradicionalmente es la base de la riqueza en Bermillo y oun en toda Sayago y Aliste. Antes del
trigo no existia otro medio de conseguir capital que la posesidn de ganado. Ouien no lo tenia
era casi un bdr- baro, un "comido por los piojos”.

Por supuesto, la posesidn del ganado estd directamente relacio-


nada con la mayor o menor extension de las tierras propias. El 50% de la tierra se cultiva y se
dedica al sustento del ganado. El hombre come papas y tocino todo el ano, un poco de
verdures en el verano, algo de menestras, y pan; el pan todos los dias y en todas las comi- das-
La preocupacidn de pobres y ricos ss el de almacenar pienso y forraje para el ganado.

Es considerado un rico labrador aquel que tiene ''mucho'' ganado vacuno y lanar- J- P. pasaba
por ser el mds acoudalado labrador de Bermillo. En el registro municipal encontramos los
siguientes dates acerca de su propiedad pecuaria:

Cerda: 0.— Vacuno: 15.— CabaiJar: 0.— Asnal: 0.— Mu/ar: 2.—

Lanar 90.

Se afirma publicamenle que el registro no es fiel, que contiene mu cho menos de io que en
realidad cada labrador posee; especialmente en lo que se refiere a los "ricos"- Las cifras son
disminuidas por el propietario, de acuerdo con los funcionarios, y nunca se realize una
investigacion. Con todo, estas cifras constituyen una medida del ni- vel mds alto de riqueza
que un labrador de Bermillo puede alcanzar y hasta que punto los "ricos", son
verdaderamente tales.

60 Jose Ma r ia Ar gued a s

El registro municipal se lleva para cobrar el arbitrio de ganaderia- El labrador paga una dfra
anual por unidad de los vorios tipos de ga-

nado que posea:

Por cada caballo mayor de un ano ....................

Por cada caballo menor de 10 meses....................

Por res vacuna mayor de seis meses ..............

Por res vacuna menor de seis meses y may. de 3 Por cabeza de ganado lanar, hasta 100 ...........

Por cabeza de ganado lanar. hasta 125 .........

Por cabeza de ganado lanar, hasta 150 ........-....

Por cabeza de ganado lanar, hasta 200 ...........

Por cabeza de ganado cabrio ............................

Por cabeza de ganado cerda ................. -........ -...

El censo pecuario de 1958 era el siguiente:

Ganado503

28

41
........... 154

4,774

cerda . ....--------- 154

90 pts. 50 ”

90 ”

60 ”

10 ”

15 ”

20 ”

30 ”

20 ”

5”

Para obtener un cuadro de la distribucion de la riqueza pecuario- entre los vecinos del pueblo
hicimos una estadistica minuciosa de la proporcion de ganado lanar y vacuno que cada uno
poseia, y luego de la pequeha caniidad de asnal, mular y caballar. El caso del porcino lo
examinaremos tambien especialmente por tener mucha importancia en

la alimentacion popular.

En el registro municipal figuran 142 vecinos propietarios de algun

tipo de ganado. Hemos confeccionado tres cuadros que nos permitieron distribuir a los vecinos
en los cuatro niveles que segun ellos mismos existen en la vecindad de Bermillo en lo que se
refiere a la economia. Esta clasificacion es solo aproximada, por que no pudimos disponer de
iiempo ni de medios suficientes para levantar un censo de la propiedad agricola, pero
comprobamos que existe una relacion directa enlre la cantidad de hacienda (ganado) que
posee un labrador y la cuantio de sus tierras propias, 'cortinas''. Debemos advertir,
tambien, nuevo-

mente, que nos informaron que las cifras que figuran en el registro no son exactas; que los
vecinos Icgran ocultar sismpre algo de la verda- dera cantidad de ganado que poseen para
pagar menos por concepto de ccnsumo de pastes de la comunidad- De todos modos- esta
reduc- cion es, asimismo, mds o menos proporcional a la riqueza de cada

qulen.
La s Comunid ades de Espa na y del Per u 61

Cuadro 1.— Distribucion de ganado vacuno, lanar y otros tipos de ganado.

A. — Distribucion del ganado vacuno

Propietarios de una cabeza 4

Quc no posecn vacunos 61 43%

B. —Vecinos qne poseian ganado vacuno y lanar:

Vacuno — Lanar Vacuno — Lanar

1 14 6 34

1 20 6 34

2 15 6 60

2 19 6 74

2 70 6 75

3 12 6 88

3 29 7 19

3 43 7 25

3 53 7 35

4 4 7 62
4 28 7 77

4 65 7 100

4 87 7 123

4 96 8 38

5 4 8 55

5 7 8 60

5 7 8 74

5 10 8 138

5 11 9 35

5 12 9 46

5 19 9 80

5 26 9 96

5 29 9 98

5 32 10 49

5 32 10 83

5 34 10 84

5 47 10 94

62 Jose Ma r ia Ar gued as

Vacuno — Lanar Vacuno — Lanar

5 90 10 95

6 16 10 106

6 22 10 136

6 23 12 28

6 26 12 105

6 28 13 106

6 32

Total: 67 47.1%

C. —Con una sola vaca y animales de traccion....... 3 2,1%


D. —Con mas de una vaca y otros animales no lanares 10 7.0%

E. —Con una vaca sin otra clase dc ganado .......... 1 0.7%

Total: 81 56.9%

Cuadro N9 2. Vecinos que poseian ganado lanar sin vacuno.

A. —Con ganado lanar y dc traccion:

B. —

Total: 22 15.4% Cuadro N9 3. — Vecinos sin ganado vacuno ni lanar

Con animales de traccion................................................. 15 11.27%.

Con un solo asno ............................i....... ....................... 3 2.1%

Que solo tienen cerdos: Con un cerdo 3

Con dos cerdos 6 -..............—.............................. 9 6.3%

El 56.9% de los labradores (81 personas) lenian ganado vacuno, que es el mds importante,
aunque un labrador figure como propietario de una sola cabeza de este tipo de ganado y sin
ninguna otra close de animales. El 15% (22 personas) aparece como predominantemente pas-
tora y muchos de ellos como probablemente no dedicados a otra activi- dad, pues no estdn
inscritos sino como poseedores de ovinos. Un 7.7%, de labradores, poseian ademas de ganado
lanar, animales de traccion

La s Comunida des de Espa na y del Per u 63

no vacunos. Y 16 personas, 11.27%, no eran propietorios d© ganado la- nor ni vacuno sino
unicamente de caballar, mular o asnal en niimero suficiente como para poder orar la tierra;
©ran agricultores. Finalmente, tres vecinos figuran sin mcts ganado qu© un solo asno y nuev©
como propietorios unicamente d© ganado porcino en cantidad infima, no mds de dos*

Los cinco niveles


Con el consejo d© tres informantes confeccionamos ©I cuadro d© los niveles en qu© la
poblacion estd clasificada en reladon con su eco-

riomia:

Muy pobres

Con menos de 10 cabezas de ganado lanar, sin ganado de tracci6n 14

Con un solo asno 3

Con dos asnos — 3

Con un solo asno y un cerdo 2

Con un solo caballo 2

Con una sola vaca y sin animales de traccion ......... . 1

Total: 25 17.3%

Pobres

Propietarios de 10 a 40 cabezas de ganado lanar sin ganado de traccion

11

Con una sola vaca y animales de traccion 6

Ganado lanar hasta 23 y ganado de traccidn no vacuno 5

Con solo animales de traccidn no vacuno 16

Con dos vacas y menos de veinte cameros 2

Total: 40 28.%

Acomodados

Propietarios de dos a seis vacas y hasta 90 ovinos..... 35

Propietarios de 7 vacas y menos de 80 ovinos...... ....... 5

Propietarios de 50 a 70 ovinos y ganado de traccion 3

Propietarios de 41 a 80 ovinos sin ganado de traccion_ 2

Total: 45 31.8%

Ricos

Con 7 y 8 vacas y hasta 150 ovinos..............—............ 12

Con 9 y 10 vacas y hasta 100 ovinos 10

Con 12 vacas y hasta 80 ovinos 1

De 81 hasta 178 ovinos sin ganado de traccidn 3


26 18.4%

64 Jose Ma r ia Ar gued a s

May ricos

Con 10 vacas y 106 y 136 ovinos, respectivamente ....... 2

Con 12 y 13 vacas y 28 y 105 lanares, respectivamente 2

Con 13 vacas y 106 ovinos ...... — - - —-------------- 1

Con 179 ovinos y ganado de traccion no vacuno — — 1

6 4.3%

Esta clasificacion no comprende a la casta d© los sefioritos , por- qu© ©stos s© diferencian
d© los labradores pr©cisam©nte ©n que no solo no s© dedican nl complementariament© a
la agricultura ni a la gona* deria sino qus la consideran como un trabajo caracteristico, tipico,
dife- renciantG ds la "close boja". El 'senorito arrienda a vil precio. y no falta qm©n obsequia,
el usufructo de su "vecindad” a los labradores. No hubo nunca ©n Sayago, hasta donde
estamos informados, una aris- tocracia terrateniente con residencia en alguna de las aldeas o
villas del Partido. Las dehesas, algunas bastante extensas, fueron vendidas por sus
propietarios a los vecinos. ©ntr© los afios de 1920 y 35. Pero ningu- no d© sus propietarios
vivia ni siquiera en Zamora sino en Madrid. No se habia visto jamdn en Sayago a ningun
miembro de las famiiias o quie- nes pertenecian esos iafifundios, pequenos, si se comparon
con los in- mensos que pose© la aristocracia actual en la vecina Provincia de Sa lamanca. Casi
todas las dehesas estaban orrendadas a los labradores, por lotes. Emisarios de los propios
vecinos ibon a pagar cada ano el alquiler d© las tierras. Dijimos que se trataban de tierras de
secano muy pobres que unicomente producian centeno y que debicm someter- se a rotacion
anual para que conservoron su misera fecundidad. Es- ie hecho constituyo una
circunstoncia que favorecio la compra por los vecinos d© tales tierras- Luego fueron mejor
cuidadas; y cuando se pro- dujo la "quinonizacion" del comun en La Muga, y se introdujo el cul-
tivo del trigo, algunas de esas tierras produjeron con relativa abun- dancia. Reliriendose a la
dehesa de "Sobrodillo de las Garzas que fu© una de las ultimas que compraron los
labradores de La Muga, el anciano L. G. me dijo: "Ahi estd, tal como Dios la hizo, con yerba al-
ta que alegra la vista y el corozon como ningima otra cosa; y ahi es- tard hasta que la sonta
voluntad de Dios la haga desaparecer .

El nivel economico del bermillano depend© principalment© de su

posibilidad de orar, es decir de la mayor o menor cantidad d© onima- les d© traccion y» en


especial, d© vacas que posea. Unicamente 22 ve cinos, el 15.4% eron pastores; no temon
onimales de traccion d© nin- guna close. A estos los encontramcs en los niveles mds bajos, no
figuran entre los "muy ricos". Algunos vecinos consideraban aun un nivel mds bajo que el
d© los muy pobres! ©1 d© los cristos sin nodo y comprendfan en esta cotegoria a los
que no poseian ningun ganado
La s Comunid ades de Espan a y del Per u 65

de traccion, o un solo burro o cabollo y menos de diez ovejas- De las.

25 personas consideradas en el nivel de los "muy pobres”, hasta 20 eran tratados como
"cristos sin nada”, aunque no despeciivamente, si- no a secas; no demostraban ni piedad ni
menosprecio por ellos. A1 fin y al cabo, el nivel que ocupaba un vecino en cuanlo a la
economia y a to- do lo demds no dependian del individuo mismo; "era cosa de Dios, que sabe
lo que hace". Por tanto no se concebia el menosprecio hacia los pobres. El unico que habia, y
tambien por voluntad de Dios, y agria- ba la vida, era el mutuo rencor y menosprecio entre
"sefioritos” y "ve- cinos".

Vecinos que solo tienen un burro oron penosomente y nunca su- ficientemente bien. Una mula
es, noturalmente, mejor que un burro y dos burros pueden ser alternados y empleados al
mismo tiempo por dos miembros de la fomilia. Las mujeres oron en Bermillo muy rora vez
pero en las comunidades vecinas es mucho mds frecuente esie Ira- bajo femenino. Creimos
encontror muestras de que la presion ejerci- da por el desprecio del "senorito" influye en esta
inhibicion de la mu- jer para la labor de arar en Bermillo.

La alta proporcion de vecinos, acomodados, 31.8% constituye una fuente de equilibrio que,
oporte de otras cousas, no ha permitido que surja en Bermillo una pugna aguda entre ricos y
pobres y ningun sin- toma evidente de que pueda desencadenorse hasta convertirse en una
lucha por obtener la parcelacidn de todas las tierras comimales, como ocurrid en la muy vecina
Muga- La iguolmente considerable proporcion de vecinos pobres, y muy pobres 45.5%
contribuye, aunque porezca contradictorio, a montener este equilibrio, porque los pobres en
Bermillo se beneficion con las "vecindades" que los "sehoritos" menosprecion y ciertos
labradores ricos estan dispuestos a ofrecerlas a "mediania" a quienes lo soliciten.

Los "cristos sin nada", como todos los labradores de Bermillo, es tan, oporentemente,
resignados de manera imperturbable a su suerte. En el capitulo dedicado a la estratificacion
social tendremos oportuni- dad de examinor mejor este hecho. "En Bermillo nadie se muere
de hambre”, repiten con orgullo los labradores, "y es porque el comun da de comer a
todos, a unos para no morirse a otros para mds, y has ta de sobra", Los "cristos sin nada" no
muestron un semblonte de gran humillacion o de tristeza. Los ricos los hacen trabajar a
"mediania" y se beneficion con parte del rendimiento de los "muy pobres"; pero "to dos aqui
—dicen, y con rozon— trabajamos desde que amanece has ta la noche". Se refieren
noturalmente a los periodos en que es nece- sario lobror los compos.

Resulta sorprendente para el observador extranjero la resignacion de los pobres ante el


aprovechamiento comunitario irritontemente in-

66 Jose Ma r ia Ar gued as

justo de los pastes coraunales. Ya, como lo anotamos* Costa, en su li- bro: "Colectivismo
ogrario”, Habia observado con indignacion esta cir- cunstancia. En principio, todo vecino tiene
derecho al oprovechamien- to de los pastes comunales; pero tal derecho beneflda mds a
quien mds tiene y resulta obsolutomente inutil para quien no posee ganado. 'Xos ricos no
podrion ser ricos sin el comun”, erfirman todos. No ies se- ria posible mantener su ganado a
costa de sus tierras propias. No existe una proporcion directa, estricta, entre la cuantia de
las tierras propias y la cuantia de la posesidn del ganado de propiedad parti cular.
Desventuradamente no nos fue posible, trobaiondo solos y en ton poco tiempo, realizor un
censo de las tierras propias; pero es una conviccidn voceada por pobres y ricos que sin los
pastes del comun,

el rico no seria copoz de alimentor su ganado. La propia 'Vecindad de los muy pobres se
convierte en rastrojo comun ,openas recogida la co-

secha.

En La Muga, donde todas las tierras comunales fueron quinoniza- das, los ricos me confesoron
condolidos que, no solomente durante el invierno sino en los periodos de abundancia, tenion
que alimentar el ganado ddndoles la comida en la boca, con la mono y midiendo gra- no por
grano, el pienso. Eso "desde cuondo los pobres gonoron el plei- to de la parcelacion del
comun”.

Que no hoya surgido una tension fuerte entre labradores ricos y pobres en Bermillo, ante una
tan notable desproporcion del disfrute de las tierras comunales, consideromos que se debe, en
parte, como ya nos adelantamos a opuntorlo, a que la pugna, el odio mutuo y profun- do entre
"sehoritos" y vecinos, domina la atencion y la pasion de los vecinos. Pero, al mismo tiempo,
como podemos apreciar por los cua-

dros, que no tienen la exactitud deseable pero que constituyen una descripcion sin duda
oproximada de la realidad economica de la co- munidad, estos nos muestran que el estroto de
los "acemodados", es decir, de quienes cuentan con el mmimo de ganado de traccion mas
poderoso, que es tambien fuente de los ingresos economicos mds im- portantes: la vaca, en
proporcion mayor de dos, hasta siete, y de 41 a 80 ovinos, constituye el mds numeroso, 31.8%,
de la poblacion inscrita en el registro municipal como propietorios de ganado. Una proporcion
ton elevada y que no aparece como muy ogudomente in ferior a la de por todos considerados
como ricos, contribuye a mante ner el equilibrio y la filosofia que la sustenta: \m tipo
singulorisimo de Concepcion religiosa que racionediza el estado de cosos dominonte, sin
haber permitido hasta la fecha de nuestra visita al pueblo, la for- macion de un sentimienio de
amargura agresiva o de rebeldi'a entre

los pobres.

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 67

Unas notas complementarias sobre el trato que el labrador bermillano da al ganado vacuno y
al asno

El burro.— "Qui4n tiene duelo del burro mds burro es el". "El buno es burro y mds quien lo
compodece".

"Hoy que dories leno (polos), pues.. • porque son burros, y por- que su corne no vole nodo”.

Y, sin embargo, no es posible conseguir en Bermillo un burro ol- quilodo. Coda labrador que
posee un asno, y unicamente 23 eran los que no lo tenian, lo necesitan de tal manera qu© no
les ©s posibl© pres- cindir de sus servicios. Es el animal que mds trabaja: ora, tiro el ca- rro,
cargo de todo; montan en 41 los amos, frecuentemente, casi toda una lamilia sobre un solo
asno, tres personas. Y ningun dueno da de comer a este animal sino lo peor del pienso y del
forraje y una can* tldad tradicionalmente bien medida para que openas conserve las hierzas.

En ima de las ferias de Bermillo, un campesino pretendia vender una burra joven. La montoba
y corria a gran velocidad en ella, reali- zaba maniobras dificiles; la lucia con habilidad. "jEs un
dguila; es un dguila!" exclamaba. Casi todos los lobradores se rieron de el. C. A. me dijo:
"Este es un bizono o un coj.. Cuanto mds haga por mos- tra la ligereza del bicho menos
se interesordn por el. El burro ha de ser manso, triste. bueno para los polos y la cargo- Burro
engreido, bu rro bien comido, burro que no es burro. Nadi© lo quiere”.

No vi un solo asno que no presentora, ©fectivamente, las carac- teristicas que C. A.


consideraba como las distintivas de un "verdadero" burro. Jamds fui testigo d© mayor
crueldad de parte de un ser huma ne contra un animal ton util. Se 1© castiga, casi siempr© sin
motivo, brutalmente, como si no s© tratara de un ser vivo. A puntapies o a po los, nines,
adultos y viejos, castigan salvajement© a los asnos que, ©n Bermillo, tienen una actitud aun
mds humild© y dolorida qu© la qu© siempre se estd acostumbrado a suponer en ellos.

Teniamos la impresion d© qu© la agresividad del berraillono se descarga con la mayor rudeza
y sin inhibiciones d© ninguna close so- br© ©1 asno, porque entre los hombres mismoa casi
no se producen ri- nas. Examinamos los archivos del juzgado y nos sorprendio compro- bar que
el porcentaje da denuncias o quejas por agresiones es excep- cionalmente bajo. Durante los
varies meses qu© permanecimos ©n la comunidad no se produjo un solo case de rina. El
burro, es aparente- mente, el objeto o el ser sobre el qua descarga toda su amargura el
campesino. "El que tiene duelo del burro mds burro es ©1", m© repe- lian, cuando,
coiimovido por la flacura, la ©xpresion de absolute ren-

68 Jose Ma r ia Ar gued as

dimiento fisico y la tristeza de eslos animales, me acercaba a ellos para acoriciarlos. Les
porecia una actitud inexplicable y risible.

La vaca.— En cambio a la vaca se le dedica todos ios cuidados de que cada comunero es capaz
segun su fortuna. Se asegura la alimen- tacion de la vaca antes que la de la fomilia.

Es que, aparte de hacer todo lo que hace el burro, y con mds efi-

cacia, la vaca pare, y el ternero o novillo ea el mayor capital con que puede contor y sonar un
bermillano. Un burro costaba en 1958 de dos a ties mil pesetas, precio que era considerado
como absurdo. Los co- muneros explicaban esta alza porque segun decian se habian informa-
do que "algunos desgraciados" comian corne de burro en no sabian que pueblo de
demonios. "Hosta 1955 un bichorraco de estos no valia mds de 500, y era mucho". En cambio
el precio de im novillo no ba- jaba de 20 mil pesetas y los terneros, muy pequenos, los
vendian en diez u ocho mil.

"La vaca es el padre y la raadre del labrador", suelen aflrmar con entusiasmo los comuneros de
Bermillo.

Ml amigo E. F. llevaba en la cortera la ompliacidn de una fotogra-

fia de la primera vaca que tuvo.

El labrador P. H. no quiso acudir ol llomado ongustioso que le hi-


zo una hija suya que se encontraba grove en un pueblo vecino, por que su vaca tambien
estaba enferma. Murio la hiia y salvo la vaca, y el se alegro mucho.

Cuando me vieron con la cctmara fotogrdfica me rogoron casi to-

dos los campesinos que retratora a sus vacas. Se colocaban junto a ellas y, cuando les
obsequiaba ia fotografia, contemplaban detenida- mente la imagen, y nunca observe
expresidn mds feliz entre los Ictbra- dores. Elegian a las vacas de mejor estampa. Los
lcd>radores que solo tenian vacas flacas no me pidieron que las fotografiara y se lamenta-
ron mucho que sus "tan queridas companeras de la vida" no estuvie- ran presentables como
para que se "dejara un recuerdo de ellas".

"jQue linda estd la hembral" exclamo un labrador cuando le mos- tre la fotografia de su vaca.
Efectivamente, la piel de la vaca brilla ba y el labrador aporecia muy bien montado sobre la
rostra.

No se ordena a las vacas de IcixDr. S61o se toma el colostro de

los primeros dias de la paricion. Toda la leche es para los becerros. Algunos lobradores ricos
tienen vacas "suizas" que no trabajan y que producen unicamente leche. Hay muy pocas en
el pueblo. La leche no forma parte de la dieta del labrador. La toman los "sehoritos".

El labrador considera a la vaca "como a su padre y a su madre": la maxima aspiracion de


quien no posee ganado vacuno es alcanzor a comprar una poreja de vacas- Considera esta
posibilidad como una verdadera ilusion, que impulse su trabojo. Y ocurre que el labrador

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 69

que no tiene sino uno o dos burros para oror y para halar los corros es quien peor trola a estos
onimales. Constituye una verguenza oror con burros. La vaca da presUgio, el burro,
oporentemente, cuando no cons tituye solo un ouxilior del labrador sino su unico medio de
trobajo, causa desprestigio. Y tales hombres son los que mds inhumonamente castigan a estas
pobres bestias tan utiles y ton dociles. Y como podrd apreciorse en las fotografias, el burro de
Sayago es pequeno y lanudo, mds frdgil que todos los que vi en el Peru.

Nos hemos decidido a agregar estas notas, oporentemente Uricas sobre el burro y la vaca de
Bermillo, porque revelon el sentido prdctico del labrador y como el amor estd determinado
por ese sentido prdcti co sin que este ausente la rozon de prestigio. El burro es un animal su-
mamente util, pero es, asi lo observamos, uno de los pocos cauces de descarga de la
agresividad del campesino. Quien solo tiene burros para el trobajo, en lugar de sentirse
aliviado. sufre, por cuanto no tie ne como auxiliares sino una bestia a la que tradicionalmente
se debe trotor con crueldad. La crueldad para con el burro no solo es permitida sino
considerada como una actitud que da prestigio-

El ganado porcino.

El numero de ganado porcino inscrlto en el registro municipal, 154, aparece como de una
insuficiencia inexplicable, si se considera que toda la poblacion de labradores se alimenta
fundamentalmente de to- cino, papas y pan. Y que el chorizo es el monjor predilecto de todo
soyagues- Se sirve como un homenaje a los visitantes forasteros de im- portancia, en las
ceremonies y durante las pocas romerias religiosas que se realizan en el ano. Se ofrece
tambien diariamente, como lo ano- termos, durante la fatigosisima labor de la siega y la trilla.

Nos explicoron que los cerdos son adquiridos en las ferias de los pueblos y son engordados en
pocas semcmas. Bermillo no es un Muni- clpio dedicado a la cria de porcinos. Como en ciertos
pueblos de la sierra peruana, la matonza de un cerdo constituye un verdadero acon-
tecimiento y, la familia que lo hace, envia de obsequio a sus compa- dres y vecinos mtimos
ciertas piezas selectas de la carne, cruda o co- cida.

LA ARTESANIA Y LOS ARTESANOS

Los orlesanos no tienen derecho al tratamiento de "Don”, pero re- presentan el estrato mds
bajo de los "senoritos". Existe un consenso ge neral acerca de este hecho. El grupo diverse de
amigos informantes a qulenes consultamos, convirtiendolos en jueces, para la
clasificacion de los estrotos sociales, estuvieron todos de acuerdo en que los sastres,

70 Jose Ma r ia Ar gued a s

albonilea, carpinteros, peluqueros, zopoteros, herreros, elc.f constituion unct c 1q s 9 de


gente ”sup©rior” a la de los lobradores. Sostuvieron Que aun los lobradores muy ricos,
como C- A. que altemaban en el cafe con aigunos "senoritos", de verdad, no gozan del respeto
que se tiene por un sastre o un albanil: "porque si bien el senor C. A. ya no labra, por- que sus
hijos lo hacen por el, ese ha sido su trabajo y no ha tenido otro". Ouien labra la tierra ocupa
inexorablemente, la close baja.

En Bermillo existe un mercado relativamente importante para zapa- teros y sastres, porque
hay una burocracia que no se encuentra en los demos munlcipios del Partido. Por supuesto
que la escala de los zapa-

teros es voriada; desde el remendon hasta el fabriconte de zapalos que tiene un taller con
aigunos operorios; lo mismo puede afirmorse de los sastres. Ademds, ciertos lobradores ricos y
los poquisimos funcio- narios de los otros pueblos —secretarios de Municipios, medicos,
veteri- narios —acuden a los talleres de Bermillo. Pero los zapaleros fabrican tambien para
llevar sus productos a las ferias de los pueblos.

Algo sorprendente es que en Bermillo no existia un solo albanil espanol. Todos, unos tres, eran
portugueses que eran considerados *'ga- llegos"; su clientela, abarcaba casi todo el partido,
except© Fermo- selle, aunque en aigunos pueblos, como Villamor de la Ladre encontra- mos
tambien albahiles, pero siempre portugueses. “Los de Sayago no scdDen construir casas”,
afirmobon rotimdomente estos olbaniles. Y, co mo podrd opreciorse por las fotografias.
Sayago ofrece un especldculo, originalisimo e impresionante en lo que se refiere a la
orquitectura. Junto a residencias tfpicamente espaholas, de una identidad conmove- dora con
la de los vecinos peruanos de los Andes, aparecen construc- ciones de piedra negra, algunas de
apariencia ciclopea y primitiva. Estas ultimas son las de los lobradores menos ricos y menos
moderni- zados. Por el estilo, parecen ser originales de Sayago, y son probable-

mente a los que se refiere Ballesteros.


El herrero es no solo un artesano, es un personaje de importancia singular en todos los
pueblos de Sayago. Cuanto mds libre de buro- cratas y “senoritos" estd el pueblo, mds
importancia tiene la casa y ta ller del herrero.

El herrero no solamente fobrica, afila y arregla rejas y clava he-

rrajes al ganado coballor y las vacas; su taller es uno de los centres mds animados de
tertulia social- Ha decrecido el grado de importancia de estos talleres en ese sentido, si
comparamos con las informaciones de Costa, pero sigue siendo un centro de recreacidn.

El herrero sayagues no tiene ayudante. El ayudante es el mismo labrador. Cuondo le toca su


turno, el labrador se desnuda el torso y blande con formidable energia el martillo o la pesada
comba. El he rrero va modelando certeramente bajo los golpes, la pieza que debe com-

La s Comunida des de Espan a y del Per u 71

poner. Las bromas sobre el labrador que suda caen cost de todos los contertulios. En esas
reuniones no escuche a nadie que se expresora con amargura o desesperacion. El que posee
una reja es, aparente- mente, un hobre feliz o se contagia de quienes acuden donde el
herrero a charlar alegremente. La politica, la religion o la censura a las outori- dades no liguro
nunca en los casos observados por ml como tema de las charlas. C. A., mi informante mds
experimentado, agudo y sabio, ya me habia advertido en Bermillo: "El sayagues sabe ahora
obedecer, con o sin razon. jComo si no fuera humono, amigo! Y es mudo".

Para herror a laa vacas el Municipio tiene unos aparatos espe- ciales nunca vistos en el Peru.

EJ esquilador.— No hay esquiladores en Bermillo ni en La Muga. El esquilador, como el


afilador, son artesanos ombulontes. El que solia venir a Bermillo era de Pinilla de Toro.

La gran faena del esquilador llega cuondo hoy que cortar lo lana a las ovejas. Pero eso ocurre
una sola vez al ano. Esquilar burros y mu- las es, en cambio, un trcbajo que constontemente se
realiza en los pue blos durante todo el ano.

Segun el esquilador de Pinilla, A. J.; que se alojaba en la misma posada que yo, se deberia
trasquilar a las bestias cuotro veces al ano; un "tropero" de Zamora que comportia la mesa con
el esquilador y con- migo, aseguraba que en Zamora se trasquila dos veces al ano, y que es
una limpieza necesaria para las mulas y burros, porque les libra de ciertos trastornos que les
produce el sudor y la suciedad que forma "es- corias" al apelotonarse en el cuerpo del animal.

El esquilador de Pinilla era famoso y popular en Bermillo. No tenia dientes sino en un lado de la
boca; era bajo, vestia de overol y se abri- gaba con una chompa de algodon, en pleno inviemo,
Dormia sin fraza- das, en el suelo, sin desvestirse. Era un hombre feliz; nanador inconsa- ble de
las mds graclosas oventuras. Esquilaba con verdadero cuidado. Ropoba a mulas y burros,
todo el pelo del cuerpo, desde e! iomo hasta la panza. En el pelo del cuello solia hacer figuras
omomen- talea con su tijera. Adomaba a las bestias y los dejaba con un aspecto entre ridiculo
y gracioso. A ciertas mulas de lobradores ricos las esqui laba con un estilo especial; les
imprimia una presenda realmente vis- tosa y elegante. Los dientes estoa se marchaban muy
contentos. Los due- nos pobres de burros le pagobon el mfnimo de la tarifa y, frecuente-
mente, tambien el senalaba a los burros con surcos grotescos y los a- frentaba esquildndoles el
pelo de la frenle y del cuello de manera cu- riosa y mahosamente rldicula. El dueno no se
indignaba. Porecia que- dar contenlo de que, a cambio del dinero que gastaba en el
"bicharraco" miserable, lo hubieran dejado con im aspecto que no le causaba Ids- time sino,
ol poreoer, el deseo de opaleorlo con mds entusiasmo-

72 Jose Ma r ia Ar gued as

El afilador.— Es otro artesctno ambulonte que se presenta en los pueblos casi periodlcamente.
A Bermillo venion dos. Me asegurcrron que todos los ofiladores eran gallegos. Estos lo eron.

Viajan en bicicleta y suelen llevor al mismo tiempo algunas bora- tijas para vender. Se alojaban
en la posada d© la senora Sabina. Iban por las calles tocando la misma pequena flauta de pan
melctlica con que Homan a los clientes en el Peru. Tenian siempre Irabajo- Pero ganaban poco.
Los dos que conoci ©ran individuos silenciosos, casi melancoli- cos y humildes. En el feroz
inviemo, protegidos por una bufanda, cru- zaban los heladisimos compos de Castilla
manejando la bicicleta co t ' gada de la piedra de afilar y de las baratijas.

Aunque estos personajes no pertenecian a los pueblos que estudie formoban parte de la
comunidad de un modo especial. Se les espera- ba y s© les necesitaba. AI llegor, se
incorporaban a la comunidad cc- mo viejos conocidos d© ella y no dejaban de alborotar en
cierta forma a la close de los labradores. Les llevaban noticias d© porientes que Vi vian en
ciudades y pueblos lejanos. Contaban historias de sucesos im- portantes. Constituian un
vinculo activo, casi el unico, entre estas co- munidades y las mds lejanas y algunas ciudades,
porque el labrador es alfabeto pero no lee periodicos-

El esqullador y el afilador boratijero se incorporaban al grupo de los labradores, porque los


"senoritos" no tienen hacienda.

No existe artesama ariistica.

Tompoco s© teje ya. Alguna que otra senora hila a la monera an- tigua, en pequenas mdquinas
de madera identicas a las que utilizan en el Peru, especialmente en el voile del Montaro
(Hualhuas). La ofir- macion del lucido anciano de La Muga, es cierta: el tejido como ac- tividad
indispensable para el sayagues desoporecio con la llegada del trigo.

Se sigue usando, por los labradores ollas de borro, pero las traen los mercachifles y troperos
ambulantes que, o vienen a la feria o las traen en dias ordinorios para cambiarlas
principalmente por trapos.

Han desaparecido por completo los trajes tipicos antiguos- Solo en La Muga pude encontrar
algunos labradores que aun guardobon esos trajes y pude tomar algunas fotografias. En
cambio ©n San Vitero, las mujeres usan todavia los vestidos tradicionales.

En Bermillo nadie se dedica a ningima actividad artistica, ni er. La Muga. Los hombres y
mujeres no canton sino en las misas solemnes. No sup© d© ningiin labrador que tocara
guitorra o algun otro instru- mento. La gaita con la que s© bailaba y ccmtaba en las fiestas y
"se- ronos" ha desaparecido; pero todos recuerdon aun al "Pelegre" que fue

La s Comunidades de Espan a y del Per u 73

el mds grande d© los gaiteros. "Era buenazo y hacia bailor hasta a los mds viejos y tristes".

Cuondo pregunte a C. A. como en un pueblo important© no era po- sible encontror a un solo
miisico y que la gent© no contara; ©1 me con- testd: "Las vacas no dejan tiempo para nada"
amigo. jBueno seria que un labrador se echara a cantor teniendo tanto d© qu© preocuparsel
Pa ra el bermillano no hay mds que vacas y dormida. Ni las mujeres ya

©xisten para el. iQue puede haber de flor ©n ©1 corazon del humano sino se ©namora? (El
bermillano no se enamora, desd© qu© oparecie- ron las vacas, amigol Antes, en los seronos,
se cantaba y bailaba y, luego, a la salida habia tiempo y aliento para el amor. Teniamos hasta
veladas con representaciones. Las vacas y el trigo, 1© dire, trajeron la ambicion. Desd©
©nlonces los hombres andas solteros pensando, pen- sando ©n las vacas, y ©n la pun !"

—"^Y es© hermosisimo coro qu© los hombres cantaron en la Ermita d© la Gracia?'', I©
pregunte.

—"Para Dios todavia hay algun sitio, a pesar d© los curas- Pero

©se coro que usted oyo ya no es el de antes. (Hasta yo, qu© dicen que soy corrompido, no sin
poca razon, cantaba; desde abajo, claro! Pero fi les©, amigo. iOuienes forman ohora ©1 coro?
Casi todos son "sehoritos", comerciantes, qu© para ellos no hay mds que Dios y las "perras"
(dinero).

Unicamente un empleado del Banco tocaba el acordeon y solo para acompofiar cantos
religiosos.

"Aqui no hay mds art© qu© la flor d© la primovera, y basta y oun sobra con ©so", ofirmo
concluyentement© C. A.

"Y el canto d© los pdjaros", 1© dije.

—"Ah, si- Tombien eso. Pero d© oirlos, d© oirlos que se diga, ©s mds dificil. En cambio lo que
entra por los ojos, ounqu© tu no quieras".

—"iAsi es que ©1 labrador s© impresiona con las flores?"

—"Las flores vienen, amigo con otras cosas para los vacas "

"Llegan tombien los pdjaros ..." "La cigiieha primero ... Cuondo se la V© volar sobre la
torre y empieza a reparor su nido, con el ala trae algo bueno, muy bueno para el humano
que vive de arar. A los otros no les puede importar, creo "

—"Y esa felicidad, C. A. ^no s© manifiesta de algun modo parti cular? iEl hombre no sient©
la necesidad de expresor esa emocion de algun modo? Cantando, es la forma mds comun..
74 Jose Ma r ia Ar gued as

—"jMe c. en Son Pedrol ^No es suficiente con sentir ese alivio? Se ccoitoba algo, y aim mucho,
hosta hace unos treinta ones. Ahora se piensa en las vacos. [No hay juventudl ^Usted no lo ha
visto? listed estuvo presente cuando llego la primovera. Yo lo he observado a lis ted, porque
ahora ondo algo ocioso. Para cantor, digo, para cantor de veras, hay que tener tiempo. ^No
cree usted? jHoy que tener tiem- po en la conciencial Aqui no lo tenemos, salvo yo que estoy
viejo y ya no me inquietan sino el cafe y la mujer, como vicios. Usted dirct que soy amargo, y
eso es verdad. Es que las vacas y el trigo mataron a la juventud. Y la guerra, amigo. Porque,
aqui, en este pueblo que nada tenia que hacer con las peleas que habian, que habian habido
sin que lo supieramos; aqui se mato gente. Toda inocente. A uno, le pegaron un tiro en la boca
porque era un pobre bobo, porque cuando entroron los falongislas no se acordo que se hobia
dado instrucciones para salu- dar con la mono derecha, y el bobo se quedo quieto. Desde un
ca mion, un jovencito le disparo y le hizo volar la cabeza.. • iQuien va a cantor, despues de
haber visto eso? Que yo recuerde, en Bermillo hasta entonces no se habia matado a nadle. Yo
tambien anduve co- rrido, porque algunos quisieron roberrme mi hacienda... Despues que uno
ha visto eso, eso del balazo... que jamets nadie setbia que podia suceder; porque aqui somos
ignorontes; despues de eso •.. la vaca y el trigo... Hasta la mujer se seed en el pensamiento
de los mozos. Us ted habrd visto. Aqui hay mds solteros que casados. Yo tengo ties hijos; dos
hombres de cerca de treinta ahos y no se arriman a la mu jer. Creo que hasta le tienen miedo.
Cosas de Dios, dicen; yo, que por desgracia, se que tengo algo de diablo, digo: fcosas del reino
del de- moniol jMe cago en la V.l”

C- A. fue mi informonte mds documentado, agudo y constante por que, como el lo coniesaba
con frecuencia, ya no trobajoba. Los hijos estoban a cargo de la lobronza.

"Pero los nihos juegon y canton como no he visto que lo hagan en ningun otro de los
centenores de pueblos que conozco”, le observe, temiendo que sus decloraciones tuvieran
exceso de piesimismo.

C. A. entomo sus ojos que temian al sol; eran muy azules y ape- nas protegidos por unas
cejas ralas. muy rubias y no conosas como sus cabellos.

"jEso! jEstudielo, amigo! Porque de verdad nuestros nihos canton y juegan como angelillos.
Quizd lo hacen por todos nosotros; porque ellos no tienen la hiel amarga y el cuerpo
cansadote. Si usted ha ve- nido a estudior, tiene que eatudior eso, que yo no le puedo dor con-
testacion debida".

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 75

COMERCIO

Tlendas y bazares
Bermillo tenia doce tiendas comerciales. No existia ninguna proporcion entre la
contidad de vecinos y "senoritos” y este nu- mero, bastante grande de tiendas, relativamente
bien surtidas. La explicacion parecia encontrorse en el hecho de estor Bermillo en el centre
mismo del territorio del Partido. Esta circunstoncia hizo posible que Fermoselle, una poblacion
mucho mds grande y activa, toda de vinoteros, no pudiera hober conseguido que
trasladaran la capital alii. Porque Fermoselle estd sobre el Duero, en la frontera con Portugal.

Casi toda la gente del Partido podia encontror en Bermillo los pro- ductos que no existion en
las pequenas tiendas de los otros pueblos que son casi exclusivamente de lobradores.
Ademets, la feria de Ber millo se parecia. aunque en pequena escala, a nuestra feria de Huan-
cayo. Porque los feriantes venion a vender y tambien a comprar en las tiendas. Por eso las
ferias mds importantes del Partido —todos los pueblos tienen la suya— eron las de Bermillo y
La Muga, por ser al mismo tiempo los pueblos que tienen mayor numero de tiendas co
merciales.

El Molino, era importante. Ocupaba un espacio bastante gran de al final del pueblo,
camino a Fermoselle. Funcionaba a petroleo y molia todo el trigo de Bermillo, La Muga,
Torrefrades, Fresnadillo, Vi- llamor de la Ladre y otros pequenos pueblos del Partido. Tenia seis
tra- bajadores a su servicio.

Este molino habia hecho desoporecer los de piedra que eron mo- vidos por asnos y bueyes. La
forma de las piedras y el fimcionomiento eron muy semejontes a los molinos de agua que
todovfa existen en Ic mayoria de los pueblos del Peru.

El Banco

Funciona ima sucursal del Banco Esponol de Credito. Fue abierta en 1929. La guerra civil no la
oblige a cerror ningun dia.

En todo el Partido no existion sino dos sucursales: la de Bermillo y la de Fermoselle. El


Administrador de Bermillo nos manifesto que la de Fermoselle tenia mucho mds movimiento.
"Esta sucursal —dijo por la de Bermillo— es principalmente una especie de caja de ohorros".

El Administrador que conoci estaba a cargo de la Agenda desde 1934 y sus informaciones
fueron muy utiles.

76 Jose Ma r ia Ar gued a s

"Hoy aqui Icdjradores que pason del millon de pesetas", me dijo. "Pero no depositan todo su
dinero en el Banco".

Me explico lo que yo ya suponia y hasta podia decir que sabia;

que el labrador tiene la obsesion de acumulor dinero, por el simple go- zo de verlo acumulado.
"No invierten —me dijo— ni siquiera en va- cas". Le advert! que dada la extension de tierras y
la initante des- proporcion con que los rices usufructuaban la tierra comunal no porecia ssr
posible una adquisicion de mas ganado por parte de estos. "Si —dijo el Administrador—.
Puede ser cierto eso. Tompoco quieren aporecer como muy ricos. No mds de quince o veinte
vacas. Ese es el limite, no solo por el case de las tierras sino porque no quieren que se
desciobra que tie- nen mds de lo que ellos mismos decloran y de lo que los otros supo- nen
que posee. Pero de verdad tienen mds. Ahora lo sabemos".

El Banco funcionaba antes unicomente para los comerciontes de toda la region central y
occidental del Portido. Es decir, unas 40 6 50 personas. Concedia prestamos y recibia
depdsitos, principalmente en ahorros. Pocos tenian cuenta corriente. Cuando el
Administrador ac tual llego a la .sucursal esta solo tenia un empleado, y un sirviente
Personalmente fue a charlar a casa de los labradores ricos y menos "antiguallos". Trato de
convencerlos que el dinero que tenian no solo estoria mds seguro en el Banco sino que
les beneficictria con los reditos. A1 principio no entendian nada. Como un maestro de
escuela "y hasta con mds paciencia", les explico en que consistian los reditos. Hasta que
por fin, uno, uno solo se "oventuro” a impo- ner un pequeho capital en ahorros a plazo fijo:
un ano. El Admi nistrador espero tranquilamente. A1 cabo del oho, el labrador fue a
retiror su dinero y se lo llevo con un 4% mds que correspondia a los reditos. Pocos dias
despues, volvio acomponado de dos labrado res y los tres depositaron en el Banco ima
contidad mayor y por el mismo plazo. Y se repitio la historia. "Ahora todos los que pueden nos
entregan su dinero en ahorros. Esta seccidn es relcrtivcrmente cuantiosa".

Pero un vecino jomds alconza a obrir una cuenta corriente. No ha podido aprender a girctr
cheques. El Banco no logro hacerles enten- der que pueden pagor y cobror por medio de
cheques. "La mollera no les da ni les dord nunca, me porece, a entender esta operacion ton
sencilla". Yo me permiti observorle que, viendo con calma las cosas y en relacion al tipo de
economia de los labradores, la cuenta corrien- te no les podia ser oun necesaria, que si lo fuera
de veros, no les cos- toria mucho aprender a giror cheques y a cobrarlos. El Administrador mo
vie la cobeza negativamente y con la misma conviccion que otros, a los que hemos de
referimos despues, dijo: "Es cuestidn de la mollera; Dios ha dividido a la gente, segun su
voluntad en mayores y menores". El labrador usa del Banco para gonor algun dinero con los
reditos

La s CoMUNiDADEs DE Espa na y del Per u 77

y unicamente para eso. Y no todo su dinero, como ya lo hemos dicho. Se ofirma, muy
rotundamente, y ei Administrador lo creia y sostenia, qu© el labrador entieixa, en su propia
casa la mayor parte del dinero acumulado y que no lo presta nunca a otros iabradores.

Le pregunte si habia pensado en oventurarse a convenoer a al- gun vedno pobre a pedir
prestomos. "Eso 1© estct prohibido al Banco", dijo. Insist! en que habria sido una forma
riesgosa pero quizd muy efi- caz de inicior las operaciones de este tipo. Un labrador pobre que
medi- diante un prestamo a plazo prudencial y bajo un interes moderado, com- pra algunas
vacas y alquila "cortinas", podia prosperor y sin duda ganar lo suficiente para cumplir con el
Banco. El ejemplo alentoria inme- diatomente a todos los demds. Podia combior hasta el
propio tipo de economia de la zona. El Administrador me dijo que "los pobres no prosperan,
que constituiria un riesgo que pondria en grove peligro el prestigio del Banco, pues si quedaba
en ridiculo, perderia su respeta- bilidad". "El pobre es pobre y lo serd siempre. EI Banco no
puedo pensor en el”.
Las propias tiendas de comercio temen no poco al credito, pero lo solicitan y el Banco lo
concede, cobrando intereses hasta del 12%.

El Banco no habia logrado controlar la economia del pueblo. Ei labrador se mantenia


aprovechdndolo con un sentido muy prdctico. El Administrador conocia bien el medio y movia
los negocios y la influen- cia del Banco hasta donde los limites que las antiguas costumbres del
pueblo podian permitirle. No se atrevia ni concebia que podia saltar fuera de esos limites.

El Banco tenia, entonces, cucrtro empleados, un portopliegos y un sirviente.

Las ferias y los "amhalantes"

En nueve de los pueblos de Sayago se realiza una feria mensual.

El calendario es el siguiente:

En La Muga el 1° de cada mes. En Villa de Pera: el 7.

En la Ermita de Gracia: el 9.

En Moralina: ©1 15. En Pehousende: el 17. En Bermillo: el 20.

En Torregamones: el 25. En Pereruela: el 26.

En Almeida: el ultimo dia-

Las de Bermillo, La Muga y Almeida son las mds importontes.

En todas ©lias es ©1 negocio del gonado ©1 que concede cotegoria a la feria. Los d© La Muga
y Bermillo estabon consideradas como las

78 Jose Ma r ia Ar gued as

mds importontes. Yo no tuve oportunidad sino de observor estaa dos y la de la Ermita de la


Gracia.

Ferias de BermiJio y La Muga

Llegaban desde las cinco de la manana los compradores y vende- dores: El Mimicipio tiene
asignado un sector de la villa o del campo para la venta de cada close de productos.

Acudion vendedores de comestibles y de toda clase de utensillos.

La villa alconzoba a tener ese dia un verdadero ombiente de fiesta. Los vendedores se
preparaban a tentar sus tronsacciones bebiendo en las tabemas, con gran obundoncia el
excelente vino baratisimo de Fer- moselle.

Pero no solo figuraban en la feria vendedores sino artesanos am-

bulantes, muy particularmente, silleteros y zopoteros y tombien esqui- ladores. Los silleteros
eran salmantinos; hombres de excelente bue.n humor. Se alojaban ellos, como todos los
mercachifles ambulantes, en la posada de la sehora Sabina que yo ocupoba.
Los silleteros arreglabcm sillas de esterilla con una ropidez y des- treza excepcionales. Su sitio
estaba ubicado junto a la iglesia. Cerca

de ellos tenfan sus puestos los vendedores de sondolia y zapotos de llanta. Estos ultimos eran
sorprendentemente exactos a los que se fa* brican y venden en las ferias de los pueblos
ondinos del Peru, y te- nion como en nuestro pais una clientela muy vasta y animada. Se
probaban las prendas; los vendedores los otroicm con bromas risuehas: exaltaban la elegoncia
de los zapotos y sandalias, su durabilidad y su incomparable baratura.

Gallinas, huevos, quesos, cebollas, sombreros, tejidos, ropa hecha,

aperos para burros y caballos. •. ocupcdxm las aceras de las calles. Lo mds caracterxstico y
pintoresco, como en los mercados domini-

cales y ferias de la costa peruana, eran los vendedores ambulantes. Ellos, tambien, llegaban la
vispera, a la posada. Venian en corretas tiradas por formidables mulas, esmeradamente
cuidadas y acicaladas. El amor de estos hombres por las mulas era muy semejante al del
labrador por la vaca. Las llamaban por sus nombres; las acoricioban: ponderaban sus virtudes,
contabcm anecdotas sobre sus hozanas; se ocupaban antes de la comida de las bestias que la
de ellos mismos.

El ambulante se aloja en la posada y solo ocupa de ella un lugotr, una pequeha area de la
cocina y de la pieza de piso de tierra que ha- bia como antesala de la cocina. La mujer cocina
y todos traen su ro pa de coma. Pagan, pues, linicamente por el derecho de ocupar la co cina
y el espacio bojo techo. Alguno de la fomilia duerme en el corro vigilondo la mercaderia,
aunque en Bermillo. como en toda Soyago el robo no existe-

La s Comunid ades de Espa na y del Per u 79

El ambulante trae en el carro una variedad de productos casi in- clasificable: desde agujas,
instrumentos de labranza, vajilla de loza y barro, hasta cuodros religiosos y novelas del oeste
norteamericano. Tienden parte de sus productos en el suelo y la otra la exhiben muy
llamotivamente en el carro.

Pregonan con verdadera gracia y saben convencer a los clientes; pero no tocan nunca vitrolos
o instrumentos musicoles como en el Peru, ni canton. Voceon y convencen.

El mds famoso de los ambulanles era "El Manco”. Con su unico brozo, manejaba dlestramente
a las mulas, acomodoba casi primoro- samente su multicolor e igualmente multiple mercaderia
y, ogitondo el brozo, que daba a su cuerpo una figura entre muy alrosa y grotesca; pregonaba y
vendfa mucho. Su monquera le ouxillaba.

Tambldn los zapateros Ilevaban sus productos en mulas. Las dos zapxjterias importantes de
Bermillo tenian, coda una, un carro tirado por mulas y un personal que recorria las ferlas. "El
Manco" vivia de ferla en feria. "Yo no tengo casa; mi casa y ml buen corazon son las fe- rias.
jViva la ferial", solia exclamar en publico o en la posada. Aun- que, con cierta frecuencia, en la
posada, se quedaba sentado en la co- cina silencioso y rendido, con una expresion de gran
fatiga y sufrimien- to. "Usted amigo, traboia con alegrfa, pero debe dolerle ondor siem- pre
por los mismos caminos", le dije cierta vispera de un 20 del mes. "El mlsmo camino ^que
importa? Lo que pasa es que el cuerpo no es de fierro y (me c. en D.l la pobre bestia se cansa.
Asf, dentro de pocos afios ya no podre gritar y gonor mds "perras".

El sector del ganado ocupaba un amplisimo campo, a la salida del camino hacia Fermoselle,
hada la derecha. Burros, vacas, novlllos, ovejas, cerdos y cabras ocupoban seclores distintos.
Era la zona mds concurrida. Aunque el publico espectador era siempre mds numeroso que el
vendedor y el comprador. Conte en una d© ©sos ferias: 80 va cas, 550 ovejas, 10 burros, 18
cobras, veinte cerdos. Se vendio todo el ganado. Mi gran amigo y camorada L. L., un labrador
fomido y altanero, recien casado, que vivia en frente de la posada, con su ma- dre, soHa ir a la
seccion de las vacas, esperando comprar una con el dinero que habia ahorrado en tres anos.
En las cuatro veces que estu- vlmos juntos no pudo ©ncontrar una vaca lo suficientemente
vieja o flaca que costara el poco dinero que tenia. "(Seguire arando con los blcharacos feos
hasta el fin del mundol", decia siempre. "No los cas- tigue y Irabajordn mejor", le dije- "No,
amigo peruano, el burro no ha- ce nada sino se le muele a palos".

Los compradores y vendedores regatean, muchas veces hasta enfu- recerse. La Muga es la
mayor feria d© ganado. Yo fui con L. L. y C. A. Mi vecino estaba resuelto a ir a pie para
ahorror las cuatro pesetas

80 Jose Ma r ia Ar gued as

que costoba el pasaje. Tuve que insistir mucho para que aceptora mi invitacion.

C. A. ya no se ocupoba, sino de compror y vender ganado. Sus hijos aron y trabojon. En la


extensa llanura que ocupaba el mercodo del ganado, a la entrada del pueblo, C. A. se
detuvo ante una peque- fia monada de ovejas que vendia im labrador de Argonm. Ofrecio por
ellas un precio irrisorlo. menos de la mitcoi que el de la oferta:

—"Estos de Bermillo —dijo textuoimente el orgoninez— hocen po- drir los billetes; es su
costumbre. lAnde, hombre, de a coda quien lo que es suyo y ofloje la bolsa! Que la
podredumbre no se la va a lle-

var al purgotorio".

—"Al purgatorio von los coju..contesto C- A., mirando de reo- jo, y con ese movimiento
caracteristico de la cabeza que se veia obli- gcdo a hacer por temor a que el sol le hlriera
mucho Ics ojos. Luego nos tomo del brozo y nos fuimos.

Otro vendedor, tambien de ovejas, que protesto por la misma cau sa, le dijo a C. A.:

—"Usted procloma ser muy conocedor y resabido ^A que no sabe cudl de mis ovejas es la mds
vieja?”

—"Tu —ie contesto en seguida C. A. —Tii eres la mds vieja, y no doy por ti mds de cuatro
perros- Y es mucho".

Los que rodeaban al vendedor se echarona reir a carcajadas. C.

A. no compro nada ni L. L. encontrd vaca alguna suficientemente ba- rata.


En La Muga habia un taberna improvisada al final del campo de venta del ganado, muchos
pequenos toldos con viondas y vino. Los labradores bebion en gran cantidad. No se
embriagabon jamds- No peleaban. no armaban rinas de ninguna close, no cantaban. El
vino los animaba solo un poco. Yo consideraba este hecho como algo ex- cepcional, casi
inconcebible. Pero el sayagues no se embriaga, por su tradicional resistencia al vino y porque
im lcd:>rador de estos, tan so- brio y medido, siempre, tan realmente solemne y ovoro,
ofrecerfa un espectdculo verdaderamente inconcebible si se embriogaba.

Le pregunte a C. A. si alguna vez el, o algun otro bermillano se habia embriagado hasta perder
el equilibrio o el buen juicio. "jQue va, hombrel Ni Dios ni el bolsillo lo consienten- Una
vez, solo una vez estuve en peligro. pero no aqui sino donde no me conocen, en un burdel de
Zamora. A usted se lo digo. Pero... un sayagues que se emborracha perderia el alma para
siempre...!"

La s Comunid ades de Espa na y del Per u 81

Los fraperos

Son mercaderes ombulcmtes caracteristicos de toda esta region de Espofia. Compran tropos y
fierros viejos para las fdbricas de papel y los acaparadores de chatorra.

En nuestra posada se alojaban todos. La mayor parte de ellos eron zomoronos. Viajaban
acomponados de su mujer. Llegaban casi pe- riodicamente al pueblo y muy rara vez coincidia
el arribo de dos tra-

peros.

Como todos los demds clientes de la posada, solo pagabon el de-

recho de cocina y el espacio en que dormian. No dejaban de hacer constar que ellos le dejaban
a la duena el buen obono de sus mulas en el corral, que estaba bajo techo y ocupaba el piso
bajo de mi ha- bitacion-

El tropero vendia principolmente vajilla de loza y barro y toda close de utiles necesarios en
la casa de un labrador. No era merca- der de feria, por el controrio, llegaba siempre en dias
tronquilos. Mien- tras la mujer vendia en el puesto que, generalmente, orregloba cerca de
la posada, el marido iba pregonondo por las calles proponiendo compror fierros viejos y tropos
viejos. No habia trapo suficientemente sucio y destrozado como para no obtener una
cotizacion.

Cuando consideraban agotado el mercado de Bermillo los trope- ros se levantaban antes del
amanecer e iban a los pueblos proximos; volvian por la noche. Luego portion a otro centre de
un pequeno circulo de pueblos. Volvian a Zamora cuando hobian agotado su mer- caderia o el
corro estaba suficientemente bien cargado de fierro viejo y tropos.

El trapero tambien recreaba algo a Bermillo y a los otros pueblos

y les daba la oportunidad de negociar cosas que, antes de la opari- cion de las fdbricas de
papel se tiraban a los basurales.
El trapero no era, no es un negodante miserable. Llega en carros tirades por mulas muy bien
cuidadas. Uno de ellos, el Sr. J. B. era quien con mds reguloridad venia a Bermillo, cada quince
dias. "A los quin ce dias ya hay tropos o algun bruto se ha decidido a entregar alguna reja no
tan estropeada o necesita cachorros, que vendemos mucho mds borato que en las
tiendas", solia decir.

Le pregunte por que razon maldecia tanto a las mulas por las que sentia tanto cariho. "Mire —
dijo— es como el encendedor que iisamos la gente baja- Nosotros lo llamamos "contra la
voluntad de Dios", por-

que el viento en lugar de opagorlo lo enciende mds ^no es cierto? Asi es la mula, como la
mujer. Las bestias, cuando estdn reacias solo oyen el juramento, y no cualquiera sino el dicho
de "Me c. en Dios"; eso lo oyen y tiemblan. Aqui, en Espana, amigo, la unjca razon qu©
convene© es la vara" (palo).

82 Jose Ma r ia Ar gued as

La mujer Is replico: "Mira que no es cierto eso que dices, por lo menos de la mula y de la
mujer. Es el juramento que dices, claro- Pero mas, mds que eso, es la cora que pones al juror.
Tu tombien tiemblas. Y de veras la mula solo obedece cuondo oye ese juramento. Pero a mi, a
mi, que se diga, nc me aplicas esa maldicion que no la necesito".

—"De vez en cuando mujer, de vez en cuondo. Sino, el morido no seria marido ni la mujer
obediente. jMe c. en D.l"-

Este hombre tenia un hijo en la Universidad; una casa propia en Zamora y gastaba mucho
dinero en las fiestas religiosas, en ofrendas. Pero vestia tan miserablemente como un labrador
pobre. Trabajaba, como el labrador en el verano, 12 6 14 horas diorias, voceando por las calles
y la mujer voceando junto al puesto de cacharros rodeado de ninos.

El pimentero es otro vendedor ambulante. Todos los que llegaban

a Bermillo eran salmantinos. Como los otros ambulantes, utilizcdxin mu- las, pero estos
cargcdxm en sacos y con reatas el polvo de pimiento- La forma de hacerlo era identica a la de
los antiguos orrieros peruanos. Todos los pimenteros que conoci en la posada eran silenciosos
y mds humildes que los traperos de Zamora, o mejor dicho, fueron los unicos parroqulanos con
expresion y aire humilde que conoci en Bermillo. An- daban algo tenidos por el polvo de
pimiento. Cominabctn por la calle ofreciendo su mercancia, muy util, casi indispensable en la
dieta del sayagues de todas las closes sociales.

LA TRANSFORMACION URBANA Y LA DIFUSION DEL TRIGO

Segun el libro "Alma Sayaguesa", del bermillano Ricardo Balles teros que hemos citado vorias
veces, Bermillo tenia en 1923 "ochenta o noventa fdbricas (casas) de piedra y de un solo piso,
incomodas, re- ducidas y escaso su numero para el aumento de la poblacion que se
advierte”. Desventuradamente, Ballesteros no ofrece en su libro datos concretes acerca de
la economia. Se reduce a ofirmor que la guerra mundial de 1914 al 18 hizo que los precios
del gonado y de los cereales oumentoran en tal forma que varies pueblos de Soyago pudieron
comprar dehesas invirtiendo en estas adquisiciones hasta la suma de 3.220,000 pesetas "de las
cuales a los dos liltimos ones corres- ponden 2-500,000 pesetas".

El outor se queja amorgamente del mal estado en que se encuen- tra la agricultura por la falta
absoluta del uso de etbonos ortificiales, por los elementales instrumentos con que se labra la
tierra ("se usa to- davia el arado romano", crfirma, ounque nosolros vimos como ese orado no
era caracteristico solamente de Soyago en 1958, sino de casi toda la region de la Provincia de
Zamora que visltamos). Sin embargo, se

La s Comunid a des de Espan a y del Per u 83

explica la adquisicion sorprendente de las dehesas por el hecho del le* gendario hdbito del
aayagues para el ahorro. No se justifica de otro modo, segun Balleteros, que "un pueblecito"
como Formoriz —que si- gue siendo un pueblecito— hubiera adquirido una finca por valor de
275,000 pesetas. Qta el caso asombroso de Torregomones, que compro la dehesa de
"Villanueva la Malsentada" en un millon de pesetas. Pe- ro no figura Bermillo entre los pueblos
compradores y, respecto de La Muga solo nombra una.

Por los informes que recogimos en Bermillo, ya el cultivo del trigo habia sido difundido en todo
el Portido a la fecha en que el libro de Ballesteros fue editado, 1924, y, por tanto, el desorrollo
de la ganaderia hobia sido subitamente incrementado. Coincide tal desorrollo con el periodo
de la primera guerra mundial, y el soyagues pudo acumular inesperadas sumas de dinero por
el aumento del precio del ganado y del trigo. Sin embargo, tal aumento no hobia producido
cambios en la orquitectura local.

Si comparomos las fotografias que ofrecemos al final del presente trobajo, de las casas de los
labradores ricos y de los comerciantes, y el aspecto de las calles con la lamentable descripcion
de Ballesteros, comprobaremos que el enriquecimiento del bermillano por causa de la difusion
del cultivo del trigo y del incremento alcanzado por la ganade ria, tuvo efectos
tronsformadores revolucionorios en la habitacion y en todo el aspecto urbcmo de Bermillo-

Algunos de los labradores ricos tienen casas de dos pisos; la ma yor parte de ellos hctn
construido de nuevo sus casas, de un solo piso, pero con habitaciones muy amplias, patios
empedrados, corredores en- losados y techos de tejas con maderamen fino. El labrador ha
invertido sus ahcrros, primero en comprar tierras, luego en remodelar sus casas. Porque el
mismo aspecto que Bermillo, presentan los otros pueblos.

Pero es aun mayor el numero de casas de piedra negra, e impre* sionante el aspecto que
presentan. Especialmente para un perucmo re- sulta sorprendente el parecido de estas casas
con las de ciertas ruinas prehispdnicas bien conservadas. Los marcos de las puartos especial
mente, estdn construidos, algunos, de piedras reolmente ciclopeas, de una sola pieza; las
ventanas tambien, como las puertas estdn enmor- cados con piedras apenas labradas; algunas
presentan piedras enor- mes cuidadosconente cinceladas pero en las que el alarde de lo
ciclo- peo resalta; oun ciertas "cortinas" estdn amuralladas y defendidas por puertas en que los
marcos han sido ormados con piedras elementales
y enormes.

El bermillano vivia, pues, hasta 1924 en estas casas de piedra, rus- ticas y seguramente muy
ontiguas, proboblemente no modificadas des- de la epoca prerromdntica. Por la informacion
de Ballesteros sabemos

84 Jose Ma r ia Ar g Ueda s

que cam los seis comerciantes que existian en esta epoca con "tiendas bien surtidas” y la
propia casa consistorial y la cdrcel cjue funcionaban en un solo local ocupaban edificios
rusticos de piedra.

En la actualidad, el Ayuntamiento tiene un edificio amplio de dos pisos; los comerciantes,


algunos pocos labradores y los profesionales residen en casas de dos pisos cuyo aspecto
exterior e interior es exacta- mente igual al de las habitaciones de nuestros vecinos priDcipaies
—que tambien son los duenos de las tiendas comerciales— de las capitales de provincias y
distritos ondinos.

Bermiilo tiene, pues, dos tipos de construcciones muy distintas: la antigua, de piedra sin
mordiente; y la moderna de piedra labrada, em- pastada y enlucida con cal, trecuentemente
de dos pisos, con balcones. Sin duda, los labradores ricos se diferencian notablemente de los
pobres y aun de los acomodados, en la clase de habitacion que ocupctn;

hacia 1924 porece que esta diferencia era menos acusada.

Pero la configuracion interior sigue conservando la misma estruc- tura en las casas de ricos
y pobres,• toda ella estd adoptada a las ne- cesidades del cuidado del ganado, a la
cohobitacion de gonado y per sonas. Solo las dimensiones de los espacios son diferentes, y
muy excep- cionaimente —en el barrio del Cristo, de 35 labradores solo en una— en la casa del
mds rico, el Sr. V., la tradicional tenada hctbia side redu- cida al minimo y el gonado era
mantenido en un corral grande que quedaba enfrente, en la otra acera de la calle. Se trataba
de una modi- ficacidn muy importante y habia side determinada por la influencia de las dos
hijas del labrador, que por haber obtenido diplomas de maestras en Zamora, habian ingresado,
por derecho, a la close de los "senoritos"- Nosotros tomamos ei piano de la casa de un
labrador que solo te

nia dos vacas y dos burros. La familia constaba de la madre, y de tres hijos, un hombre casado,
y una senorita (ver el piano en la pdg. 85).

Como puede observarse en el piano, una mitad de la casa estaba destinada a alojar al ganado y
la otra mitad a las personas; pero, con- trariamente al uso de los pueblos ondinos, a su logica
urbana, el sector destinado a las bestias ocupaba la parte delantera, la que da a la
calle. Se explica el hecho, porque no pudiendo haber sa- lida a la calle por la parte
posterior o lateral, que dan a terrenos aje- nos, el ganado necesariamente debe ocupar la
parte inmediata a la puerta. De ese modo, el estiercol se palea a los corros; las bestias no
atrovieson por la parte destinada a las personas y al deposito de los gronos y se tiene al
ganado en un lugor de donde puede ser comoda- mente sacado al campo. Pero esta
configuracion ha regido oun el pia no de las casas muy grondes que tienen acceso a dos y mds
calles.
En las casas de los ricos, los espacios destinados al ganado son mucho mds extensos: la
"tenada” constituye todo un patio empedrado;

OAtA D£ UN LABRADOR ACOMOOAOO OE BAJO NIVEL

COMEOOft. COCINA y H^NO


CA LI E

86 Jose Ma r ia Ar gued as

el ''comedero'' es igualmente amplio y con varies morteros. En algu- nas casas. los morteros
estan colocados sobre un poyo, a un metro del suelo- La misma diferencia de espacio existe
en las piezas destinadas a las personas. En la casa del rico V., que es nueva, la "tenada"
podia ser considerada como una simple supervivencia; alojaba alii unicamen- te a una yegua
que tenia un crio, una preciosa muUta que de veras porecia un animal de lujo. V., ademds,
disponia de una sala para reci- bir a las visitas. La verdadera "tenada" y "comedero” habian
sido tras- ladados a un terreno que poseia enlrente de su casa y alii tenia ya instalaciones que
bien podian ser considerados como los de un establo. Pero, como ya dijimos, era el unico y
primer caso de casa modificada en todo el barrio del Ciisto.

La casa de los muy pobres y de los artesanos tienen un piano dis- tinto. El labrador muy pobre
dispone de un pequeno espacio para su unico burro o para cuando le sea posible adquirirlo- Ei
espacio estd Irecuentemente tras de lo casa, sin techo. No dispone sino de dos pie zas y la
cocina. Los muros son de piedra sin enlucir; la puerta inva- rioblemente de dinteles de piedras
de una sola pieza, como dijimos, de aspecto casi cicldpeo. Existe, pues, una diierencia
notable entre la hobitacion de los muy pobres con respecto a la de los pobres, acomo- dados y
rices.

Se afirraoba en Bermillo que todas las casas de Soyago, de ricos y pobres fueron construidas
por portugueses a quienes llomon "gallegos”. En Fermoselle que es unc villa de cuotro mil
habitantes y en La Muga, como en Villomor, los lobradores nos confesoron que ningun
sayagues sobe hacer casas. Un albonil "gallego", de La Muga, nos declare con- fidencialmente
que era portugues.

El maestro constructor y albonil "gallego” B. A., de Bermillo, de

76 ones de edad, nos dijo que el trobajoba fobricondo casas en Ber millo desde la edad de 10
anos, cuando era ayudont© de su padre- Nos aseguro tambien que, "por fuerza" muchos
"gallegos” ya eran bermi- llanos o de los otros pueblos d© Soyago, pero que la gente no se ol-
vidaba nunca de la procedencia original de los fundadores de las fa- milias d© constructores y
que siempr© seguian llamdndolos "gallegos”. El hecho de que durante 66 anos. ©1 maestro B.
A. estuviera dedicado a la albanileria ©n Bermillo y que su padre, segun dedoracion del pro-
pio maestro a que nos referimos, hubiera dedicado "toda su vida” a la construccion de casas,
significa que ©ste portugues y su padre ban construido casas en Bermillo durante mds de un
siglo. Por otro lado,

©1 maestro B. A. nos manifesto que el no era experto, que los "galle

gos” y ©1 mismo "no son expertos en ©1 enlucido d© cal que ahora se usa ni tampoco en
hacer los pisos, pero que tratdndos© de trabajo no

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 87

lino (es decir que si es solo de piedra) ellos tombien lo hacen. Para el enlucido y
enmosaicado son buenos los zamoronos".

"La piedra es tan fdcil de trobojar como la madera", asegura tran- quilamente el maestro B. A-
"Es igual", dice. Para la piedra no hoy semicho, p>ero con las unas de acero se le arronca de la
pena "tan sencillo como se corta el tronco con el serrucho y hosta mds fdcil". Se orranca del
penasco "cuorterones en las medidas deseadas a volun- tad". Se meten, 10» 12 6 14 cunas
en los conales obiertos con el pico, y se golpea con la "marra". Se llama "tronco" al primer
corte; "levon- te", al segundo. "El andar de la piedra con esos cortes queda hecho". Afirma
que rara vez falla un corte, cuondo tropiezon en el penasco con algun "liso" que "son vientos
que tiene por dentro". ' El trobajo va muy rdpido con la piedra", asegura; pero no porece
que de veras lo fuera tanto, pues una "piedra eaquina" requiere un dia de trobajo; tres
dias un pilon (botea) de 1.70 x 0.80 y dos piedras de gradas por coda dia- La opreciacion del
tiempo es, sin duda bastante local y al modo campesino.

"Si hay 200 casas en Bermillo, 198 las hemos hecho los A.; yo; o mi padre", afirmo
rotundamente nuestro informonte.

"^Y los casas antiguas? —le pregunto— ^Las que porecen negras y de tiempos muy pasados?".

"Otros "gallegos" las hicieron. Los de Scryago no entienden y nun- ca han entendido de eso".

Me ha parecido oportuno ofrecer algunos detalles acerca de la construccion de las casas en


este capitulo, porque resulta sumamente caracteristico el hecho comprobado por confesion de
sayagueses y constructores "gallegos", que los sayagueses nunca hicieron sus ca sas.
Portugal colinda con Sayago; Galicia estd muy lejos. Hubo un momento en que supuse que las
casas de aspecto ciclopeo pertenecian a la arquitectura original de Sayago y que la otra, la de
paredes en- lucidas pertenecia al periodo "gallego", pero resulta que no es asi, que el
"gallego" no entiende de enlucir y es el quien fabrica las casas de piedra que iienen ese
aspecto "primitivo" y algo sombrio y, que el otro, el mds tipicamente "castellano" es, por el
controrio, posterior, co- rresponden a los cambioa que en todos los pueblos del Portido se pro-
dujeron como consecuencia del desorrollo de la gonaderia y de la di fusion del cultivo del trigo-

• * *
El confort de las casas de ricos y pobres es tombien, ahora. clara- mente diferente. En el barrio
del Cristo ocho labradores tenian radio* receptores, un 40%. Ningun pobre duerme ya en
torimas y en colcho- nes de bdlago. Haata donde me fue posible investigar, todos poseen

88 losE Ma r ia Ar gued as

cotres de madera y colchones de poja especiales; adsmds, en las co- cinas que son al mismo
tiempo comedor, se sientan en sillas de este- rilla o de madero. Junto a la cocina existia
todovia lo que llamon "es-

canos , que no siempre son de madera sino mds frecuentemente de adobes cubiertos de tela
de lana, qeneralmente de hechura antigua. Alh tambien se sientan los hcmbres a descansar y
charlar. Es el lugar de estor de la casa, especialmente durante el largo invierno. Alli van
directamente las visitas, alH se charla; las mujeres tejen o cosen, al co lor del fuego de la
cocina y de un bracero que se coloca bajo una pe-

quena mesa llamada mesa "camillera", al rededor de la cual tambien se sientan a descansar y
las mujeres a tejer o coser. Pero los hombres prefieren el "escano". Alii juran, comentan los
sucesos diarios de la villa, los trabajos que estdn por realizorse; los asuntos del Ayunta-
miento; los raros acontecimientos importontes; murmuron contra los ri- cos y especialmente
contra riertos “senoritos".

Los cases de los acomodados” y ctun de los pobres son mds con-

curridas que la de los ricos, pero, naturalmente, no se reunen a la ho- ra de comer. Ningun
sayagues convida nada, salvo rarisimas excep- ciones. Van donde los vecinos a gozar de la
charla y de la compahia. Puede ocurrir que entre todos se onimen a comprar algunos litros de
vino y avivar la reunion de ese modo, pero eso sucede muy rara vez. El sayagues tiene la
bolsa muy duramente cerrada. Ya tratoremos de este aspecto de la culture mds adelante.

Los ricos son muy poco visitados aun por los mismos labradores

igualmente ricos. Algunos de ellos, que ahora han decidido dar educa- cion secundaria y aun
profesional a sus hljos, ocupan una situacion muy singular, como el rico V. del barrio del
Cristo. Aran y trillcm, pero sus hijos, por el sistema, tambien bastante singular de movilidad
so cial, hon alcanzado la categoria de “Senoritos”; de tai monero que tales sehoritos no
reciben a los labradores. Los vecinos que van a ver al dueno o a charlar a la casa de V., lo hacen
con el y su mujer, pero no con las hijas que rehuyen a tales visitontes. Entonces tambien V- los
recibe no en la sola, amueblada con perezosas, decorada con cua- dros "cldsicos” de
comedor; con inmensas fotogrofias iluminadas a co- lores del propio V., de su mujer e hijas;
con oleografias que represen- ta escenas de Olelo , Hamlet y otras tragedias y comedias;
no re cibe alh V. a los labradores, sino en la cocina, donde tambien tiene su buena mesa
"camillera" con un bracero bien alimentado de fuego. Lo visitan por asuntos de negocios,
salvo algunos de su propio nivel que van a charlar. A los visitantes "senoritos" que acuden
donde el, tam bien por asuntos de negocios, los recibe en la sala, donde durante el invierno se
pone un bracero al centro.

Pero el caso del rico labrador V. era excepcional; los otros ricos del barrio del Cristo no
tem'an hijos "senoritos" y algunos de ellos no

La s Comunid a des de Espan a y del Pebu 89

hctn modificado sus casas, ni siquiera las han mondado enlucir. Tienen sus casas exactamente
del mismo aspjecto que las de los pobres, con la diferencia ya onotada de la mayor amplitud
de los espacios. Y a estas casas concurren mas visitantes, durante el inviemo C. A., y la mayor
parte de los labradores con quienes puede hoblor, desprecian y odian intensamente a los
"senoritos”; se rien de V., porque estdn seguros que sus hijas desprecian y se avergiiei^an del
padre. "Hay que ser CO... para criar a un hijo de monera que se convierta en amo de su
padre, un co que ni Dios va a perdonor", soUa afirmor C. A. "iQue

bicho les pica en la cobeza a estos desventurados?” Yo trotoba de hacer- le comprender que
era una ley natural que el hombre trotora de ascen der de categoria: "^A la categoria del
"senorito" que mosca a su padre y a su madre, y a la de los otros que miran la tierra de que
hemos sido hechos como a una maldicion? iQue me dice?". Era siempre muy intere- sante
discutir con C. A. Cierta vez me aventure a decirle: "iNo cree usted que todos tienen derecho
a ser respetados y no humillados?". "Nos humiliamos los unos a los otros, cual mds cual
menos. No siem pre el que manda humilla; se le ve rads cargado por los infiemos".

Los muy pobres son pocos; no reciben visitas de los acomodados y ricos sino cuando los
necesitan, rara vez. para proponerles algun tra- baio. Entre ellos mismos tampoco se tratan
con frecuencia. Viven bas- tante aislados, aunque acuden a los bailes de los domingos y sus hi
jas e hijos pueden bailor —hecho que no es frecuente— con los hijos de los labradores ricos y
acomodados. Tienen la cocina en el suelo. Esta es la caracteristica mds notable. Los ricos y
acomodados la tienen en alto. Cocinan los pobres con escoba y leha, principalmente, y no con
carbon que hay que comprar. Elios recolectan la mayor cantidad posible de "escoba"-
Aguantan el frio. No uson bracero sino cuando el frio "aprieta" demasiado.

El gobierno habia construldo hacia la salida de la carretera, en direccion a Fermoselle, una


serie de pequehas viviendas modemas pa ra empleados. Los labradores los consideron
exoticos e inhobitobles, porque el piano no corresponde, naturalmente, a los necesidades
de un trobajador de compo.

Es un hdbito del bermillono de todas las cotegorias el montener las casas muy limpios, y este
rudo trabojo estd encomendado, al pore- cer en toda Espofia, a la muier. Ella blonquea las
poredes hasta tres veces al oho; no iimpia sino lava el piso con tropos mojados, en invier- no y
en verono. El piso de las casas de los labrcdores pobres es )de aspecto ciclopeo. Estd formado
por inmensas piedras planes irregulores que han sido armadas con especial hobilidad. No
se usa, de mane- ra que nos porecia obsurda, la madera para el piso. Los labradores ri-

90 Jose Ma r ia Ar gu eo a s
cos empleon el mosoico, probablemente porque son borotos. Asi en el inviemo, las
habitaciones, salvo la codna, son heladas.

La mujer emplea buena parte del dia en lovor las piedras o ei mosaico de los plsos. Resulta
gratamente sorprendente entror a las casas mds humildes, y encontror poredes y suelos sin
ninguna mues- tra de sociedad; aun los grondes patios de ciertas casas de lobrado- res ricos
son barridos diariamente. Unicamente los "tenadas" y los

* chiqueros" huelen mal. Y no hoy manera de evitarlo, porque el es- tiercol debe acumularse
necesariamente. Ocurre asi que, dentro de las casas, el visitants extranjero encuentra un
explicable pero, inevita- blemente hiriente contraste entre la limpieza de las habitaciones
desti- nadas a las personas y el mal olor, las moscas y el cargado ambien- te que brota de las
"tenadas” y chiqueros.

Todo labrador tiene su casa- El recien casado no se emancipa has- ta no haber construido su
casa. Y como trotoremos mds detenidamente Qste aspecto de la culture al ocuparnos de la
familia, ocurre que, cuan- to mds ricos son los padres del recien casado mds tiempo
permanecen

la casa de sus padres.

Un hdbito, igualmente sorprendente, en la casa del bermillono es que los hombres y las
mujeres, desde cierta edad, considerada como limits _11 en la mujer. 14 en el hombre—
varones y mujeres ocupan dormitories separados. Los nines duermen en la habitacion de los
pa dres y, con notable frecuencia, ocupan und habitacion especial, sepa- rada del dormitorio
de los padres especialmente si son muchos. Es- te es el patron comun que rige el piano de la
casa, como com secuencia de la concepcion moral, patron que rige la convivencia de hombres
y mujeres en la familia y fuera de ella. Los muy pobres as- piran a cumplir con este precepto
antes que con cualquier otro. Y por lo general no se cason sino cuentan con la posibilidad de
cumplirlo.

ALIMENTAaON Y CONSUMO

Todas las familias de labradores tienden a ser autosuficientes en lo que se refiere a la


alimentacion- "El soyagues no compra sino ozu- car, sal y vino, porque no lo puede sembrar",
es un dicho muy popu lar. En esto no se diferencia del vecino peruano, es decir del senor de
pueblo. El indio suele ser dispendioso; su economia estd regida por razones de prestigio. La
ovoricia, la acumulacion del dinero sin miras a la inversion, constituye el principio fundamental
que norma la conduc- fa de un labrador soyagues y del tradicional vecino peruano. No gas-
lor, no invertir, guardor, ahorror y acumular. El labrador bermillono rcira vez come gallina y
huevos; estos poductos estdn destinados de nianera tan igualmente n'gida como entre los
campesinos ondinos, pa

La s Comunida des de Espa n a y del Per u 91


ra la venta. Tampoco s© consume corn©. Se come gallina o came de res unicamente cuando
la peste amenaza a las oves d© corral o cuan- do alguna res muere por accident© o
enfermedad.

La dieta del labrador s© diferencia notoblemente de la del comer- cianie, d© la del burocrata
o el profesional que han sido educados ©n la Ciudad o han venido de ©lla.

"Sopas y patatcrs” ©s ©1 plato sayagues considerado como ti'pico, y, con la sopa de ajos, es la
dieta que consume todos los dias ©1 Icdara- dor. Para preporar las sopas y patatas se miga el
pan y s© le mez- cla con papa cocida. S© le adereza con un poco de todno o aceite y polvo de
pimiento. El tocino es otro d© los alimentos verdaderamente cotidionos. Los ninos llevan a la
escuela un pan con tocino para la hora del recreo.

Laa menestras s© consumen con mucha medida, porque se siem- bra poco. Las mas
obundontes son la alubia y ©1 gorbanzo. Las verdu- ros, como ya nos referimos a ©lla, son un
olim^to de verono que s© sirv© con derta generosidad a los que trillon y siegon. El orroz no
fi-

gura en la dieta. El fideo si, de vez en cuando-

Casi todos los labradores tienen homos para hacer ©1 pan en sus casas; oun los muy pobres.
Los pobres y muy pobres cambion harina d© trigo con centeno y amason y homeon ©1 pan en
aus casas o cam- bian el pan ya hecho con centeno. Tambien los pobres suelen cam- biar el
jamon qu© guordan, como una verdadera raerconcia, con toci- no. Hoy, como en la sierra
pemona, acoporadores de huevos y, en Bermillo, tambien d© jamon. La propordon que regia
©1 cambio era el slguiente: dos y medio kilos d© tocino por uno d© jamon.

Segun nos aseguraron varios informontes y las duehas de las po- sadas, hasta 1930, el azucar
se compraba unicamente para endulzor las tisonas que se tomaban como remedios. Porqu©i
como los campe- sinos del Peru, el de Soyago almuerza en la monona, no toma el cld- sico
desoyuno urbano. El azucar no era indispensable- S© hizo cuan do se introdujo el cafe. El
"cafe” actual ©std hecho de achicoria o d© gorbanzos; el outentico desoporecio desd© el
tiempo d© la guerra civil.

Los labradores —solo uno en el barrio del Cristo, C. A.— que van ol cafe y consumen alii como
los "sehoritos", son considerados estra- falarios; se monifestoba cierto asombro y desconfianza
hacia ©llos. Por su parte C. A. consideraba la vida qu© llevaban los labradores "como de
bestias".

El labrador joven no invita jamds nada ni a las muchachos a qirie- nes corteja. Gastar, oun en
est© caso, ea considerado como un acto de lorpeza, de verdadera ©stupidez. Cuando en la
Ermita d© Gracia, du rante la romeria, que ©s una d© las fiestas mds populores y ©speradas

92 Jose Ma r ia Ar gueda s

con vehemencia por los jovenes, yo invite a las mnchachas y mucha- chos, unos 40, una botella
de agua gaseosa dulce a cada uno, preten- dieron levantarme en hombros y me vitorearon,
proclamdndome mds generosos que todos los Ayuntamientos de los que se tenian memoria.
LOS TIDIES

Los trajes tipicos, los tradicionales antiguos, tejidos y confeccio- nados por los mismos
labradores han desaparecido por completo en Bermillo y en La Muga. En Son Vitero de Aliste
encontromos el troje femenino, asombrosamente porecido al de la mujer de ciertas zonas,
de las mds oisladas del Peru.

Algo realmente notable, que me couso una de las moyores sorpre- sas en Bermillo y La Muga,
es que el traje del hombre es extraordina- riamente porecido al del indio actual de Puquio,
capital de la Provin- cia de Lucanas, ciudad que tiene cuatro antiguos ayllus: el traje del
hombre esd hecho de unc tela llamada diablo fuerle, pana la denomi- nan en Bermillo. Es
exactamente la misma tela de algodon. aterciope- lada y a rayas en relieve. Y aun el color —
negro o verde muy oscuro— eran en ambas comuriidades los predominantes. Lo que
diferencia, vis- tos de espaldas, a los comuneros de La Muga y Sayago de los de Pu quio
modemizados, es que el sayagues no usa sombrero aino boina. En inviemo se protegen con
un panolon al que tambien llaman ”ta- pabocas".

Y un contraste singulari'simo se comprueba con relaclon a la seme- janza a que nos hemos
referido. Las mujeres visten, en cambio, en las dos comunidades de Sayago citadas,
exactamente iguai que las senoras principales de Ics pueblos andinos del Peru. Dos prendas
las identifi- ca en grade notable: el panolon, la mantilla y el color del traje segun la edad y el
estado civil. El panolon y la mantilla tienen la misma for ma, la misma calidad y las uson
exactamente de la misma monera; se arropan con el pantalon al mismo estilo y diriamos que
luego adoptan el mismo ademdn. Y como las formas de las otras prendas —falda, blusa,
zerpatos y medias— y casi siempre el material del que estdn fa- bricados. es tambien el
mismo; ver desfilar a las soyaguesas estas, a la salida de la misa, por ejemplo, causa una
impresion contrad’ctoria que asombra al observador peruano de procedencia andina; tal
pa- rece que los indios se hubieran desposado con domas de la aristocra- cia pueblerina;
que, de repente, hubieran sido ascendidos al mismo ni- vel y hubieran aprendido por obra
de magia a comportarse frente a sus antiguos amas, duehas y patronas casi absolutas como
siis oer- fectoa iguales. El comunero sayagues de los pueblos que estudie no se diferencia
much© por el aspecto externo del comunero de Lucanos; por

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 93

esa razon, con derta frecuencia me ccnosoba un absurdo asombro de que en vez de ese
castellono purisimo no se expresctron en quedhua. No se trotoba, por supuesto, de que
esta impresion estuviera inspira- da exclusivamente por el troje; las coracteristicas externas
influi'an so- bresalientemente pero tambien la actitud de estos comuneros frente a los
"senoritos”, su amor a la tierra, ounque en ciertos labradores de Bermillo, alconce a percibir
algunos smtomas de fatiga respecto de la tierra. Porque ya no existe entre ellos el vinculo
mdgico que une al co- munero indio con la naturaleza.

Estos ''veclnos” bermillanos, trajeados con iguales prendas que los indios de Lucanas, eran,
pues, y son vecinos, y el termino define en Cas tilla actual una cotegorfa sodal semejonte a la
del "comunero”, "co-
mun runa”, o indio en el Peru. Desfilan si no con la humildad del co-' munero peruano, si con
un aspedo exterior idOTtico y con una cargo de resentimiento interior frente al "senorito”,
muy semejonte al que el indio siente por el vecino peruano.

El troje del hombre, del labrador, no varia. En cambio la mujer viste de colores oscuros desde
que contrae matrimonio y de negro du rante el periodo de la viudez. La norma que determina
este uso es el mismo que rige entre las senoras en los pueblos muy aislados del Pe ru: la
mujer casada se despide de casi todas las formas de recreadon de la soltera; en realidad no
debe existir para ella otro objeto de atendon y finalidad en sus pensamientos y conduda
que el cuidado del marido; se despide del "mundo” en el sentido de que pueda ser fuente de
placer; y cuando el esposo muere, la mujer se viste de ne gro para el resto de su vida,
puesto que se ha extinguido la unica persona que podia ser para ella fuente de legitimo
gozo. La persisten- cia de esta norma de tipo religioso-moral en ctmbas sociedades ha he- cho
posible que se conserve un paralelismo de veras scrprendente en la evoludon del troje
femenino. Porque los trojes tipicos antiguos, co- mo dijimos, han desajxrrecido en Sayago, y
la mujer de Bermillo no se diferenda por la forma del troje de la mujer "aristocrdtica'', salvo
en COSOS muy excepcionales, como el de la senora de uno de los profe- sionales, que era
madrilena y se vestia a la moda. Por lo demos, la diferenda consiste en el uso de cosmeticos y
en la libertod con que las senoras y senoritos de la ''aristocrada", se pintan. La mujer
lobrado- ra considera este hecho como inmoral. Sin embargo, algunas labrado- ras jovenes,
empezaban ya a usar muy discretamente la pintura en los labios.

Asimismo, una buena parte de los hijos de los labradores de La Mu- ga solicm usar trajes de
casimir; corbata y cuello para los bailee del domingo, durante las fiestas mayores y en
ciertas ceremonias, como el de las bodas. Pero el bermillano de edad media y el maduro y
vie-

94 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

jo, llevcin el troje ya descrito. Noturaimente que no llega a ser una es- pecie d© loniforme
como en el case d© los indios; los bermillanos y muguenses suelen usor pontolon de pona y
americona de otro tipo de tela y hechura, pero no es lo cormin.

Los sastres de Bermillo confeccionan estos trajes, aunque ya d© Za mora habian empezado a
traer ropa hecha del mismo estilo y mas barata. Hombres y mujeres uson tambien "chombas"
lo qu© nosotros solemos llamar chompas. A pesar del rigor del inviemo, el labrador no usa ya
traje de Iona porqu© la tela es muy cara. Ha ocurrido en este sentido el mismo cambio que en
el Peru. El labrador antiguo hilaba la lana de sus ovejas y tejia la bayeta con qu© cosia muy
frecuentemente ©1 mis mo las bragas (pantalones) y la chaqueta. Hoy usa tela de
algoddn y la forma de la chaqueta y del pantalon han voriado, con respecto a la d© los
antiguos trajes. La braga era corta como el pontalon que usa ahora ©1 indio peruono (ver
fotografi'a tomada en La Muga) y la cha

queta tambien era corta.

Pero no se ha introducido aun en Bermillo el uso del overol ni hay


©1 menor indicio de la penetracion de la mercancia ni menos de ciertos usos
norteomericonos. ni siquiera de la musica.

Encontromos ©n La Muga dos telores antiguos, pero sus duenos se

dedlcan exclusivamente a la confeccion de mantas. En el invierno se requiere de mucho abrigo


por las noches y estas frazados son las me-

jores.

COOPERAaON

Mas d© una mitad de las tierras de Bermillo son comunales y la cooperacion institucionalizada
exist©.

Ha de ser interesante la comparacion qu© hagamos entre el pro-

ceso lento de extincion de ciertos formas d© cooperacion entre los ve- cinos en Bermillo y la
muy brusca que s© oper6 en La Muga como con- secuencia d© la quinonizadon d© las tierras
del comun. Los llamados trabajos comunales todovfa exlsten y obligan unicamente a los labra-
dores, como a los comuneros en el Peru; © igual que ©n nuestros pue blos, tales trabajos se
realizon para mantener los servicios de utilidad publico: orreglo de caminos, d© manantiales,
de las eras, de los fron- tones, etc. Los dirige y organiza el Ayuntamiento, cada ano con menos
atendon, como trataremos de describirlo ©n ©1 capftulo correspondiente- La norma mds
important© que regia la cooperadon entre los vecinos

©ran los llamados "contratos". Todovfa existen pero de manera menos formal y sin el rigor
que tenia en cuanto al cumplimiento de la obligacion d© ccKia osociado.

Los controtos eran asodaciones d© vecinos, asociadones formali-

zadas mediant© un document© y una institucion que tenia su presiden-

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 95

ie, que obligaba a cada miembro a caixiliar a algun otro qu© habia per- dido, por accident© o
enfermedad, uno o rncts ejemplares de cualquier clase d© ganado. El asociado comproba,
porporcionalment©, una parte de la corne d© la res si esta habia muerto por accident© y ©1
veterinorio la habia declorado en buen ©stado; la compraba "aunque no la comia". Si la
muerte era producida por enfermedad, ©1 asociado daba ©n dinero la parte proporcional.
Los confrafos existen aun y se cumplen todovia, pero el retiro de asociadoa ©s cada vez mds
numeroso.

Otras formas de cooperacion tradicional se realizaba durante el acorreo de la "©scoba" y en la


trilla y siega del comun.

El acorreo de la ''©scoba'' es mucho mds necesaria © important© precisamente para los


vecinos muy pobres qu© no tienen ganado de traccion y mucho menos carro. Los parientes y
amigos "mds los ami gos, qu© todos lo somos, porque por la gracia de Dios en Bermiilo no hay
rihas", lo cual es exactamente cierto, acarreon en su carros la "es- coba" que el vecino pobre
ha cortado con infatigabl© esfuerzo desde antes del amanecer hasta algo despues del
crepusculo, el dia sehalado jDOra el corte por el Ayuntamiento. El vecino fovorecido agasaja a
quie- nes lo ayudaron conviddndoles un poco de vino y, si 1© es posible, cho- rizo o jamdn-

En la siega y la trilla.— Los lobradores siegan y trillan las "vecin- dcdes" de los enfermos y de
las viudas. Lo hacen cuando cada quien ha concluido el trabajo d© su propia parcela. En 1957,
oho anterior al de mi permanencia en Bermiilo, el unico hijo de una viuda habia enfer- mado
de tifus. Los lobradores acudieron a segar, trillor y acarrear el grano y la paja de las tierras de la
viuda en mucho mayor numero del qu© era necesario para realizar la torea. La faena s©
realize de muy buena gana y "hasta con mds voluntad que la qu© se pone en lo de uno
mismo". Pregunt© si esta close d© cooperacion s© ofrecia tambien a los vecinos muy pobres.
"Elios ya no necesitan —me dijo la sehora S.— trabajan a mediania y son asistidos por los ricos
qu© les toman la tie- ira ©n esa forma. Sin vacas no se puede aror bien. Se araha la tierra. El
burro es flojo. Pero a los que se atrevion, por mucha necesidad, a labrar la tierra, tambien los
ayudaban, hasta qu© la iglesia, lo prohibio".

A este tipo de cooperacion para con el labrador muy pobre s© le denominaba "perrejero". Los
lobradores amigos orabon la tierra del pobre los dias domingos en la mahana. Acudion muchos
hombres con sus vacas y podia incluso conseguir, el labrador pobre, la "bima" y aun la
"tercia" de sus "vecindades". Pero el sehor cura, hacia solo cuatro c aeis ahos, prohibio
regurosament© esta faena por considerarla controria a los preceptos de la iglesia que ordena
el descanso dominical. En La Muga se siguio inmediatamente el ejemplo ds Bermiilo y el
"parejero” desaparecio. Los lobradores pobren fueron despectivamente orrojados

96 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

de la casa cural cuando fueron a rogor que el pdrroco reconsiderara la orden. Este hecho
dio mayor fundomento a la supersticion actual de muchos labradcres que creen que "los curas
no son tales sino ontl- cristos disfrazcaios".

Los labradores ricos y acomodados tambien suelen prestar vacas a quienes solo tienen dos y
una de ellas ha enfermado-

« « «

El bermillono, ton ovaro, no lo es en cuanto se trata unicamente de ofrecer su trabajo y


hasta con su equipo. Ni una patota pero si un dia de labronza, incluso con la mejor poreja de
vacas. La opreciacion del valor del tiempo y del trabajo sigue siendo la misma que la de un
cam- pesino antiguo; se diria ahora que la de un habitante de las regiones subdesorrolladas. Y
el trabajo y el tiempo se le ofrece con la mejor vo- luntad a algun miembro de la comunidad
fisicomente inhdbil. Esta evi- dencia de contor con el auxilio de los demds crea en el labrador
de po- cos medios y aim en el rico y el acomodado, puesto que nadie tiene peones en el
pueblo —salvo para la siega, por parte de los ricos— crea en el labrador un sentimiento de
seguridad que lo protege.

No hoy incompotibilidad en Bermillo entre ovaricia y cooperacion,


no se olvida por eso la drdstica y, para los pobres abrumadora deci sion de la iglesia de hacer
desaparecer una de las formas mds acti- vas, desinteresadas y oportunas de tal
cooperacion: el "Parejero”. En La Muga, segun nuestros informantes, esta decision fue
recibida con no disimulado regocijo, porque alH ya no existe la propiedad comunal. Tal parece,
como trataremos de demostrarlo medionte las informadones re- cogidas en Sayago, que los
curas o la Iglesia espahola consideraban la cooperacion como una negative supervivencia y
como un mal ger- men politico.

La cooperacion estd sustentada, indudoblemente, en la existencia del comun. Donde las


tierras comunales han sido quihonizados, la co munidad como tal, como un sistema de vinculos
que ligan a los miembros de un pueblo e inspiron en cada uno de ellos cierto sentido de identi-
ficacidn mutual, de mancomunidad, a pesar de las diferendas de nivel economico, desaparece.
El minifundio y el individualismo se acredentem y la conduda Humana combia
sustondalmente. Tendremos oportunidad de examinor este hecho al trator de la comunidad
de La Muga.

DOS ECONOMIAS, DOS MUNDOS EN BERMILLO. EL VECINO ESPANOL Y EL COMUNERO


PERUANO.

Estudiamos en Soyago dos comunidades, observamos tres mds, y una en Aliste. Ni en La


Muga. ni en Torrefrades, Villomor de la Ladre,

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 97

ni en Tudera, ni en San Vitero existe la casta de los "senoritos''; nos in- formoron que tompoco
existe en las otras comunidades ogropecuorias de Sayago* En Bermillo, en combio, como ya
lo expusimos con cierto detenimiento, los profesionales, comerciantes empleados y artesanos
forman el mundo de los "senoritos''. Incluso el artesonado, algunas de cuyas especialidades
son indispensables en todos los pueblos de Sa- ycego, como el de la herreria, por ejemplo y el
de la sastreria, en Ber millo establecen una categoria diferente y superior a la del labrador
o vecino. En la Muga como en San Vitero, herrero y sastre son consi- derados como vecmos»
es decir dentro de la categoria predominante y considerada formalmente como la unica, de
labradores.

La "oristrocracia" de Bermillo estd constituida por individuos de niveles economicos tan


extremadamente diferentes como las que com- probamos que existen entre los labradores. Se
formo o oporecio con la burocracia que vino al establecerse la capital del Portido en la aldea.
Los profesionales que la administracion publica requerfa, ocuparon in- mediatamente una
posicion superior, "aristocrdtica", en relacion con el labrador del pueblo. El burocrata y
todos sus auxiliores, abogados, procuradores, escribanos, telegrafi'stas, medicos, sanitorios,
portopliegos, etc. La necesaria afluencia a la capital del Portido de toda una clientela
obundante que por razones de la administracion publica debia acudir a Bermillo y el propio
personal de esta administracion hizo surgir en Ber millo el comercio y su desarrollo. Tal hecho
puede explicor la mayor importancia que en este pueblo tienen los artesanos, necesariamente
tra- bojadores a tiempo complete en sus tallerea-

Un labrador rico que cuenta con un millon de pesetas depositadas en el Banco tras
lorguisimos anos de dura labor y ahorro es economi- camente tan fuerte como el mds rico
comerciante del pueblo e infinita- mente mds poderoso que un empleado del Banco cuyo
sueldo (1,200 a

1.500 pesetas) no le permite ni siquiera p>ensar en la posibilidad de contraer motrimonio. El


labrador rico ocupa, en lo econdmico, un nivel mucho mds alto que el 90% de "senoritos" de
Bermillo, sin embargo, el mismo se considera como de "clase baja".

Es el tipo de ocupacion lo que levonta la valla, lo que delimita los dos mundos sociales de
Bermillo: quien fabra es vecino, comunero; per- tenece a la close baja; quien se dedica a otra
close de actividad que no sea la del campo —desde el abogado y el medico hasta el portaplie-
qos del Banco— es "senorito". Los artesanos no aceptan ser incluidos en esa categoria y, de
hecho, no se comportan como tales. Constituyen un pequehisimo y naciente grupo
intermedio.

La close de ocupacion determina el tipo de conducta y una actitud perfeclamente


definida del individuo de uno de estos estratos respecto al que pertenece al otro: desprecio
y odlo mutuos. que

98 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

no se debiliton sino que .opctrentemente, se montienen igualment© fuer- tes e intensos


cuanto mas bajo es el nival economico del "senorito”.

Afirmomos que ambos estratos o castas o para ser mas exactos, el

senoritismo se formo con la oparicion de la burocracia, porque, como lo hicimos resaltor en


el copitulo respectivo, teoricomente, todo hombre casado con residencia en Bermillo es para
el Ayxmtamiento un vecino y, predsamente, para los efectos del reporto de las tierras del
comun. Formalmente, pues, Bermillo es, como todos los demds pueblos d© Sa-

yago, una comunidad d© vecinos, es decir, de labradores. La burocra cia aristocrdtica” surgio
en Bermillo con el aparato administrative que requen'a el gobierno del Portido, cuando este
fu© creado.

Noturalraente, tal ''aristocracia” no existiria ni habria podido dife- rendarse sino fuera porque
Espana continua siendo un reino con su- pervivencia feudal. El hecho de que todo Soyago,
except© la muy pe- quena zona fronteriza da Fermoselle, sea una region de tierras muy
pobres, contribuyo sin duda, a montener a la pobladdn del Portido ©n un estodo de gran
aislamiento y pobreza, impidiendo la pre- senda d© una arisfocrada de rongo tradicional. No
existio ningun titulo de nobleza en Soyago. Tal circunstancia permitio, asimismo, la conser-
vacion de las antiguas costumbres comunitarias y no solamente eso sino la posibilidad de
liquidar, a favor de las comunidades, como ya lo anotamos, las pocas dehesas o latifundios que
existian y que fueron adquiridas por los pueblos.

La oparicion, en Bermillo, de abogados, notaries y procuradores, y escribanos, gente de


otros usos y costumbres, diferentes a las del la brador a quien esta nueva gente despreda por
la "boja ocupxicion" a que estdn dedicados, hizo surgir la nueva "casta”. Elios mismos
s© llamaron "senoritos", e impusieron los titulados —titulos profesio- nales— que se le
llamora "Don" y no "senor" como entr© si se tratan los labradores. Los auxiliares de estos
titulados se asimiloron a la nue va casta y ocuparon grades inferiores a la cotegoria de sus
jefes.

Y de este modo se establecio la estratificacion social singulorisima de Bermillo, en contrast©


con la de las otras comunidades de Sayago-

La semejanza de las bases de este tipo d© estratificadon con las del Peru, en las regiones
donde han sobrevivido las comunidades indi- genas, es clora. En Puquio, por ejemplo, con la
cual tratoremos d© es- tablecer comparaciones frecuentemente, existen comuneros, es dedr
in- dios, que tienen tierras y ganado en cantidad apreciabl© y son econo- micament© mucho
mds poderosos y mds rices que muchos ”se- fiores” vecinos mistis o weiaqochas; sin
embargo, y por las mismas cousas determinantes que en el caso del comunero de Bermillo,
ocu- pan el grado mds bajo ©n la escala social. Noturalmente, que en el caso del Peru, apart©
de las mismas cousas determinantes que en Bermillo

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 99

existen otras, como el del prejuicio, que ya no es racial, sino cultural, respecto del indio.
Porque en el Peru, el vecino espofiol, es decir, el la brador, segun la clasificacion soyaguesa,
convertido en propietorio de tierras e indios, se elevo a la categoria de senor, mientras que el
indio del antiguo ayllu, que, como el comunero vecino actual de Soyago, la- broba tierras
comunales que se repartian anualmente, se convierte en el comunero post-colombino, el
comun runa, gente del comun, integran- te de la comunidad.

De este modo el tipo de ocupacion determina y delimita los dos c^culos de la estratificacion
social en Bermillo. En las regiones del Pe ru semejontes a la de Sayago en cuanto al grado de
desorrollo socio-

economico, ademcts del tipo de ocupacion influye el tipo de la cultura, el grado de


aproximacion a la india o a la occidental. La lucha, por tonto, la tension principal que aglutina
y dirige a estos circulos no estd determinada por razones puramente economicas; se le puede
considerar como una lucha entre dos castas.

El labrador cree que el sehorito" obtiene el dinero "injustamente", anticristianamente ,


mediante un trabajo que no es (raba;o; permane- neciendo sentado en las oficinas "para jo... a
los demds" o "sentado tras de un mostrador para robor a la gente". La unica fuente
legitima de riqueza segun el es el "trabajo por Dios ordenado", el del musculo, la labronza.
"Los demds viven de nosotros como sanguijuelas maldi- tas", repetia C. A. con gran indignacidn
y convencimiento.

Este concepto cristiano del trabajo rige todo el curso de la vida del bermillono. El recreo, el
goce humano de los sentidos y la libertad para disfrutor de el estd graduado segun la edad, es
decir, segun la optitud fisica para el trabajo. El hombre casado no puede bailor sino durante las
fiestas religiosas y unicamente con su esposa. La moce- dad da derecho al mdximo del goce
pero compartido con el mdximo del trabajo, porque es el periodo de la despedida de la
libertad mayor para el placer de los sentidos. El nino es libre, porque sus formas de goce
son puros y existe un sistema muy riguroso para defender esa pureza- Por eso en Bermillo, el
unico artista es el nino, la niha, diria- mos, porque es la unica que canto y danza.

Una contradiccion muy notoria se percibe entre este concepto y la aceptacion formal
undnime de que quien se dedica al ver- dadero y unico trabajo que cristianamente puede
llamarse tal. ocu- P© el ultimo lugar en la escala social. Se descubre, por cierto sin mu- cho
trabajo, que el labrador acepta este hecho consumado no por con- viccion sino por el rigor. Los
"senoritos” tambien estdn seguros de ello. Por eso el rigor se aplica sin contemplaciones por
quienes tienen el dominio politico que son aquellos que, segun el campesino de Bermi llo, no
trabajon, si se acepta honradamente el concepto cristiano del trabajo.

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 101

ESTRUCTURA SOCIAL BASICA:

LA FAMIUA

No hoy matrimonio en los ties pueblos que estudie en Soyago y Aliste que forme hogor
seporado inmediatamente despues de la cere- monia ni aun siquiera uno o dos anos despues.
El recien casado vuel- ve a habitar la casa patema. El matrimonio vive seporado. Excep-
cionalmente, si los padres de alguno de los novios son mds acomoda- dos reciben en su casa a
la pareja- Pero lo tradicional es que cada recien casada vuelva a la casa paterna, hasta que
ambos hayan reu- nido la hacienda y un capital suficientes para construir casa y vivir
independientemente. Porque los padres se oponen al matrimonio de sus hijos con jovenes
de inferior nivel economico y durante el periodo de la sujecion al hogor paterno, cada padre
exige una participacion equivalente en el auxilio a los recien casados y lo exige rigurosamen-
te. Pero cuando el matrimonio se ha logrado independizor, la eman- cipacion es total y
constituye una familia de tipo nuclear. Los padres no tienen autoridad especial ninguna
sobre los hijos.

En cambio, en tanto que viven en la casa de los padres, el status

del recien casado sigue siendo exactamente el mismo que el del solte- ro: tanto la mujer
como el hombre trabajan en las tieiras de los pa dres y para beneficio de los pcaires. Los
padres a su vez alimentan y visten a los hijos y a los nietos. La unica fuente de beneficio propio
del matrimonio nuevo son la "vecindod” que el marido lecibe, las que pueda alquilar y los
cerdos que estd autorizado a criar.

La emancipacion de los recien casados se haoe posible, porque


ademds de las vecindades, si el padre de alguno de los conyuges o de ambos, son ricos, les
asignon \ma o dos “cortinos'' no de las mejo- res ni de las mds grandes. Los medianomente
acomodados obsequian a los novios una "churra” (vaquilla). Tambien reciben en calidad de
obsequio algunos muebles, tanto de sus padres como de los amigos y porientes- Asimismo,
tienen derecho a criar cerdos en sus casas, tanto

el hombre como la mujer, y este es uno de los medios mas prontos y seguros de obtener algun
capital en dinero, para los matrimonios de

padres pobres.

Los hijos viven en la casa de la madre, es decir de los abuelos matemos.

La norma es que un matrimonio no se emancipe mientras no ha- ya alcanzado el nivel


economico y social en que estdn ubicados los

padres dentro de la comunidad. Los hijos casados de un labrador rico no forman una familia
emancipada mientras no hoyon trabajado lo suficiente, con el limitado capital que recibieron
al tieropo del matri monio, como para haber llegado al nivel tambien de ricos, no, por su-
puesto, en el grado de los padres, pero si con una hacienda (gonado) que les permitird sin
duda, alconzar tal grado. Esta norma general ex plica que sean precisamente, tanto en La
Muga, como en Bermillo y Son Vitero de Aliste, oparentemente en toda Soyago y Aliste, que
los hijos de los ricos sean los que tordon mds en emonciparse. Tuve infor- maciones acerca de
recien casados que vivieron en los hogores de sus padres hasta diez anos.

Nuestros informantes, especialmente C. A., a pesar de su agudo sentido de observacion y su


sobiduria, no tenian en cuenta esta rigu- rosa situacion cuando intentobon explicar
racionalmente, la extraordi- naria y alormonte cantidad de hombres y mujeres solteros que
existen

en Bermillo-

La familia constituye un verdadero nucleo solido de individuos vin- culados por la necesidad
comun del trabajo. La mujer mantiene un status muy alto en el hogor, a pesar de ciertos
dichos popfulares que hemos citado en otro lugar y que oparentemente constituyen indicio
de la sujecion humillada de la mujer con respecto al marido. No hay tal. La mujer trabaja
tanto o mds que el marido. Es de tal modo in« dispensable la colaboracion de la esposa para el
mantenimiento del hogor y las posibilidades de incremento de los medios de produccion, que
el esposo en Soyago, reconoce y respeta esta colaboracion

El trabajo de la mujer no deja de ser nunca abundante y hasta obrumador, mientras que el
del hombre es duro e intense solo duran te las fases mds importantes del cultivo. La mujer,
ademds de preparor los alimentos para la familia, ayuda al marido en el cuidado de las va- cas
y de toda la hacienda. Ella vigila a los cerdos, selecciona la racion de cada uno de ellos,
alimenta y cuida a las gallinas y a los conejos, que casi todas las familias crian; y, ademds,
lava, ploncha, zurce y realiza la rudisima labor de limpiar la casa. La rutina dioria de una
mujer, soltera o casada, mds, por supuesto de la casada, estd plena de trabajo; les queda
apenas alguna hora libre para visitor a las ami- gas y charlar un poco con ellas y aun cuando
esto ocurre no dejan de llevar "labor" para aprovechar el tiempo durante la tertulia; general-
mente va a tejer o coser alguna prenda pequeha. Y sobre todo esto tie- ne a su cargo el
huerto que significa un rudo trabajo fisico-

102 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Citemos para ilustror mejor esta descripcion general, un case:

Nuestros excelentes amigos y vecinos EHas y Agustina, que tenian ya ties hijos cuondo
estuvimos en Bermillo y diez afios de casados, vi- vieron tres anos y medio en las casas de sus
respectivos padres. Elias es considerado como un labrador acomodadc, de nivel mds alto
que el de su padre y es famoso como segador. El dia de las bodas reci- bieron como obsequio,
cada novio una "churra" de sus respectivos pa dres. A ella le dieron ademds, en su casa, una
mesa ''camillera'' y un catre. Tuvieron pocos regalos de los amigos. Elias recibio en seguida
tierras del comun, una "vecindad" completa y no pudo orrendor mds, ni de las del comun ni de
"cortinas". Ambos trabajoron en las casas de sus padres exactomenfe iguai que cuondo
eran solteros. Tuvieron dos hijos que fueron vestidos y alimentados por los padres de ella. A\
segundo aho Elias logro alquilor cinco vedndades y una ''cortinica".

A1 tercer ano del motrimonio pudieron compror dos cerdos que lueron alimentados por los
padres de ambos- Los cerdos resultoron muy buenos. Los beneficiaron sin obsequior
nada a nadie. Entre am bos hideron embutidos, jamdn y tocino. Con la venta de estos produc-
tos comproron, por fin, un carro. Las "churras" habian crecido y tenian crias. Vendieron
terneros y pudieron construir una pequeha casa. Se independizoron merced a los cerdos y los
terneros. Fundoron un ho- gar que contaba con lo indispensable para una familia
acomodada; casa, carro, tres vacas, algunas oveias.

Elias como de unos 35 anos de edad goza de mucho prestigio co mo contante de "aires
ontiguos" y de bailarin de la unica donza folklo- rica que queda en Bermillo; el de la ofrenda
del ramo. Enlona con hermosa voz algunas pocas conciones de la trilla y el acorreo. Es ge-
neroso y un tipo bastonte moderno de labrador.

Se levantaba en el mes de morzo a las 6.30 a. m. Va a dor de co mer a las vacas, en ayunas.
Vuelve a las 8.30 Almuerza a esa hora; sopos y patatas y cafe. A las 9 y 30, vuelve ol campo a
oror en tierra orrendada. A la una comio un bocadillo de tocino y "Agujas", especie de
sardinas. Continuo arondo hasta las 4 y 30 p- m. Luego de llegor a su casa comio "asadas"
(una verdura silvestre) en ensalada y un huevo frito. A las 5 y 30 regreso al campo a dar de
comer a las va^ cas, arren. De regreso chorlo unos instantess con los labradores que tombien
venion al pueblo. Comio a las 8 y 30, una sopa de ajos, y se acosto a las 9.

A<^ustina enciende la lumbre a las 7 y 30 a. m. Los nihos duer- men oun. Luego barre y hace
los ''ovios'* de la casa y prepara el al- muerzo para su morido- A las 9 oyuda al esposo a atar el
yugo a las vacas. “Sobre las nueve despiertan los nihos”; los lava o hace que se loven. Tiene
tres hijos, una niha de 9 ohos, \m niho de dneo y otro

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 103


de un oho. Segun la edad toman diferente "desayuno”. El niho ma yor cafe (achicoria) con
torrados (pan "torrao” con aceite, frito); la niha sopa de ajos con pan. Luego despacha a los
dos moyores a la escuela; les da un "cachito” de tocino y pan, para que tomen con la leche
que, con oyuda norteamericona, les sirven en la escuela. Ella se va en seguida al huerto a
trabajar. Cuondo hay buen dia va a lavar la ropa de color, o encala la casa. Vuelve a cocinar.
A la una y media regresan los nihos y les da de comer, generalmente sopas y patatas o cocido
de gorbonzos- Ella come con los nihos. Los chicos vuelven a la escuela a las tres de la torde.
Ella da de comer al cerdo y regresa al huerto. A las cinco salen los nihos de la escuela. Les
da un cachito de pan con azucar o chocolate. La gente pobre solo puede ofrecerles tocino a sus
hijos a esa hora. Los nihos de mds de cinco ohos se von a la calle a jugor libremente. Ella
prepara la comida y sepora el pienso para el gonado. Si tiene tiempo, teje o cose. A eso de
las tres, algunas veces, suele "escoparse” por unos minutos pare conversor con la sehora
Maria.

* • •

Emoncipado el nuevo motrimonio cesa por complete la autoridad de los padres sobre sus
hijos casados- En cambio los solteros, cualquie- ra que sea su edad quedon rigurosamente
sujetos a las drdenes del padre y, en cuonto se refiere a su economia, a la buena o escasa vo-
luntad del padre, a su grado de ovoricia.

No existe obligacion ninguna especial del hijo casado respecto de sus padres. Es ya un vecino
emoncipado y los riesgos o buena fortu- na los afronta y disfruta sin la participacion o
proteccion de los padres. No hay familia extensa. Incluso puede una familia esperar mucho
mds de ciertos amigos que de hermonos y padres, salvo, naturalmente, los casos
excepcionales. Pero la norma comun es que la familia recibe la proteccion de los padres en
tanto viven formando parte del grupo pa- temo. Por eso la emancipacion de los recien
casados tarda muchos anos en realizarse, pues una vez lograda, la nueva familia constituye
un nucleo que no cuenta con la posibilidad de la cooperacion especial de sus parientes sino
de las formas comunales que ya hemos descri- to. Los padres se muestron ante los hijos
emancipados ton ovoros e indiferentes como ante cualquier otro vecino, e iguai actitud toma
ei hijo frente a su padre.

El motrimonio se libera unicamente cuondo ha obtenido la seguri-

dad evidente de que puede economicamente bastarse a si mismo ea el nivel al que


pertenecen sus padres, mientras tanto estd obligado a sufrir la supeditacion extremadamente
rigurosa a los padres- Porque ellos no ofrecen ninguna participacion a los hijos que oran,
siegan,

104 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

trillon y acorreon los frutos, de las tierras de los padres. El recien ca- sado estd obligado a
desarrollarse a fuerza de ingenio, de trabajos su- plementarios, sobre la base de la "vecindad"
que recibe y del ganado que se le obsequia —y que no estd oun en edad de orar— al tiempo
del matrimonio. Claro que las familias ricas obsequion mds ganado que los acomodados y
ofrecen a los recien casados alguna tierra de ''cortinas”, pero nunca con abundoncia. El
hombre joven y la mujer joven deben trobajor rudamente para alconzor su emoncipacion;
cuon- do al fin la consiguen no guardan hacia sus padres ninguna grotitud especial, puesto que
han sido en cierta forma servidores de ellos, a pesar de ser ya personas casadas. De este modo
no supervive un vinculo afectivo profundo entre los padres y sus hijos casados. Las re- iaciones
se mantienen, aporentemente> en los mismos terminos que con el resto de los vecinos. El
matrimonio cuesta, pues, bastante mds caro en Bermillo y creo que en todo Sayago y Aliste
que en nuestras comunldades indigenes, en muchas de las cuales los comuneros cons- truyen
para los recien casados una vivienda nueva.

La esposa no usa el opellido del marido, sigue llevando su nombre y opellido de soltera y los
amigos y porientes asi la nombran. Los hi jos llevan el opellido del padre.

La fidelidad conyugal es muy solida en Bermillo- El adulterio es considerado como un acto


monstmoso. No se recordaba un solo caso de adulterio que hubiera ocurrido en La Muga o
en Bermillo, entre los matrimonios de lobradores. Se hablaba de dos "sehoritos" que tenian
amantes, no en la misma villa sino que las motenian, uno en Zamora y otro en cierto pueblo
proximo. Se consideraba a estos individuos co mo a seres excluidos de la "voluntad y de la
coridad de Dios” y ex- cluidos por tanto de ser considerados como seres humanos verdaderos,
como cristianos. Y, naturalmente, en estos pueblos quien no es crislia- no no puede ser
tornado como un ser humano cabal. El control social es, pues, en este sentido implacable y
sumamente estricto,

El porenfesco no consanguineo o "espirituaJ” no exists. No hoy pa- rentesco artificial de


ninguna especie. El propio termino de compadre no exists, no se usa. Los padres de un nino o
de un recien casado no Homan compadre al padrino de berutismo o de matrimonio de sus
hijos. Estas ceremonias no crectn vinculos ni obligaciones especiales entre los participantes.

Al tiempo de bautizar el parroco no amonesta al padrino ni le in- dica, como en el Peru, que se
convierte en una especie de segundo padre del nino y que le debe asistencia y consejo durante
toda la vi* da. La unica advertencia que hace es que los padrinos no pueden ca- sarse con sus
ahijados sino pagando la dispensa correspondiente. Eso es todo. Y, por costumbre, el padrino
de bautismo es elegido tambien

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 105

para apadrinar la boda. Solo en casos muy raros, "cuondo ha habi- do algun
resentimiento”, el padrino rehusa aceptor el nuevo compromi- so, pero, por lo general, la
tradicion se curaple. Tampoco en este caso, el padrino estd obligado a ofrecer a los ahijados
ima contribucion es pecial, ni obsequies ni otra cosa. Es un simple cristiano que acepta
representor, en el acto de la ceremonia, un papel necesorio para el cumplimiento del
sacramento. No representa nada mds para la fomilia del nino o del joven a quien ha
apadrinado. Unicamente, el dia de Re yes, y no constituyendo una obligacion necesorio para
conservor el prestigio, los padrinos suelen obsequiar a sus ahijados de bautismo al gun regalo
pequeno, juguetes o alguna prenda de vestido de poco valor-
Los padrinos de confirmacion de todos los nihos son el Alcalde y su esposa. Es \ina obligacion
mds del Alcalde como autoridad. No crea ni puede crear vinculos.

Estas comprobaciones, que hicimos no solo en Aliste y en Sayago sino tambien en algunos
pueblos de Sevilla, nos llevaron a la conclu sion de que las diversas formas de padrinozgo que
existen en nuestras comunidades indigenas constituion una creacion original determinada
por las coracteristicas singulores de la estratificacion social en el Peru. La institucion del
padrinozgo ha intervenido e interviene con frecuen- cia de manera muy importante en la
relacion de las castas y como mecanismo de proteccion en el Peru. Constituyo una de las pocas
for mas de establecer vinculos relotivomente intimos entre los inferiores con los superiores.
es decir entre indios, mestizos y sehores, y entre mestizos y senores, Tal funcion del
compadrazgo sigue rigiendo en el peris. Abner Montalvo ha hecho un estudio minucioso del
compadraz go en la Hacienda Vicos (Tesis para optor el grado de Bachiller en Etnologia y
Arqueologia) y ha demostrado como el comF>adrazgo crea vinculos permanentes entre los
compadres y entre el padrino y el ohi- jado y como este hecho hace que la seleccion de los
padrinos sea con- siderada con criterio sumamente interesado y que el padrino tambien tenga
en cuenta sus "conveniencias” para aceptor o no el estableci- miento del vinculo. Luego, en
Vicos, existen hasta ocho formas o mo- tivos que establecen tal vinculo, aunque unos obligan
mds que otros. Y, en general, en todo el Peru, aparte del bautismo, la confirmacion y el
matrimonio, existen otras ceremonias y ritos o "costumbres” que re- quieren de padrinos y
originan relaciones permanentes entre los com padres (de "agua de socorro”, de corta pelo, de
arras, de cera, de te- cha casa, etc-) Algunas de estas ceremonias son mds importantes que
otras y determinon por tanto grades diferentes de relacion entre los com padres,
especialmente en las comunidades de indios y mestizos. El padrino por ejemplo, de una "techa
casa” o "wasi hispi” wasiebakuy o waykatay, nombres con que, respectivomente, en el valle
del Mantarc,

106 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

en los Deportamentos de Ayacucho, Huoncavelica y en Ancash se de- nomina a la fiesta con


que se celebra la conclusion de la construccion de una casa. el padrino de esta ceremonia es
un personaje que cum- pie obligaciones costosas y estd obligado a mantener relaciones de
asistencia y afecto con su "compadre", dueno de la casa recien con- cluida. En algunos
pueblos del voile del Mantaro son varies los padrinos que intervienen en un "techa casa" y se
les llama "masha", que en quechua nombra al cunado. En Puquio, como en Huancayo o Jauja,
la ceremonia de im "wasichakuy" dura todo un dia y una no- che y en este tiempo se cumplen
diversas ceremonias cenidas a patro- nes muy estrictos. En Puquio concluye con la "danza de
las cintas", y el "despacho" que consiste en el entierro de algunos desperdicios de materiales
de construccion y de las comidas. El entierro lo hace un "pongo" que es una especie de
chametn o sacerdote que ha alcanza- do, tras largo oprendizaje y mortirios, la virtud de
comunicorse con los "wamanis" o "Apus", los dioses-montanas. El padrino de un "wa sichakuy"
obsequia al dueno de la casa recien techada, dos cruces, una pequena. de plata que debe
guordorla en un cofre y una grande y policroma de lata o acero que clava en el techo, entre
dos "toros" de betrro. El didlogo cantado que se realiza a la entrega de las cru ces es de lo
mas emotivo; porque el padrino elogia en versos quechuas los esfuerzos y sacrificios hechos
por el indio que ha construido su casa y le desea prosperidad y paz a la sombra de su nueva
casa; el dueno agradece, entre Idgrimas, y en versos muy hermosos, la ofren- da y los buenos
deseos del padrino.

Sin duda que estas formas del "compadrazgo" son originales y han seguido en la cultura
indigena peruana el mismo curso de readap- tacion, reinterpretacion y creacion que sufrieron
otras ceremonias, fies tas y expresiones ortisticas de origen esponol; p>ero, William Foster nos
ha ofrecido un excelente trabojo sobre el compadrazgo en Espoha y America Latina y citando a
Mintz y Wolf * ha demostrado, como, en la Espoha medieval, el compadrazgo cumpUo las
mismas funciones que en el Peru colonial y en el contempordneo de los Andes y de que modo
prolifero el numero de compadres. a tal punto que se convirtio en un pe- ligro grave para el
oumento de la poblacion, pues el compadrazgo impedfa el matrimonio entre parientes
espirituales. El riesgo llego a tal extreme que las autoridades eclesidsticas intervinieron
para limi- tor el numero de padrinos: "Un documento esponol registra —afirma Foster— un
edicto del oho 1440 de la orden de Santiago del Espada, aconsejando a los sacerdotes no
aceptar mds de dos padrinos de ca-

1 "Cofradia y Compadrazgo en E.spana e Hispano America”, en “South western Journal of


Anthropology" Vol. 9, N9 1953. Traducido y reproducido en la “Revista del Museo Nacional”,
Lima. Vol, XXVIII 1959.

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 107

da sexo para el bautismo y sehalando que "cuatro o cinco, diez, quin ce, veinte padrinos y
madrinas y mas” eran aceptados por estos. Pues- to que hay tm solo padre de generacion
corporal, solo debe haber uno de regeneracion espiritual, o a lo mds dos, para el honor del
niho y de sus padres". El problema fue oficialmente resuelto por un edicto del Concilio de
Trento que reducia los padrinos de bautismo a uno de cada sexo y padrinos de confirmacion
tambien a uno de cada sexo. "No obs tante —advierte Foster— los cambiantes patrones socio-
economicos, en vez del Concilio de Trento, fueron los cousontes del fracaso del compa drazgo
en Espoha como una medida integrativa y de ayuda mutua".

Han sido estos mismos "cambiantes patrones socio-economicos" los que han hecho
desaporecer en algunas provincias modemizadas an- dinas. y en la costa, muchas de las
ceremonias y medios de los quo se podia aprovechar un individuo para hacerse de
compadres. Pero resuita evidente que en esta variedad de ceremonias, consituyen una
creacion, como lo suponiamos, de la cultura indigena post-colombi- na, pues la proliferacion
o incremento de padrinos y compadres en Espoha se consiguio mediante el fdcil recurso de
oumentor el nume ro de padrinos del bautismo y la confirmacion. En el Peru colonial se
crearon nuevas ceremonias y las antiguas supervivientes, como el de la ceremonia con que
concluye la construccion de una casa, fueron apro- vechadas u obligadas a cristianizarse
mediante la adopcion del padri- nazgo catolico *.

Memos tratado de hacer resaltar el hecho singular, en cuanto se compora con la familia del
Peru andino y aun de ciertas regiones de la costa, de que en Sayago y Aliste no existe el
parentesco artificial. Las formas de cooperacion comunal a que nos hemos referido pa-
recen ser y nos oventuroriamos a afirmar que son las unicas fuentes de segurldad y auxilio con
que cuenta el labrador. Los parientes coloterales no estdn obligados mds que el padre
de los hijos emancipados por el matrimonio. Mds alld del periodo de solidaridad ya
descrita de padres e hijos, no existen otros vinculos de familia que puedon funcionor como
medios de seguridad y proteccion. La familia, una vez emoncipada y establecida
independientemente, lucha sola, en- frentdndose a los riesgos que, segun sus medios
economicos o el nivel que ocupa entre los labradores, son moyores o menores en grado, pero

a los que por tradicion estdn acostumbrados a conjuror o sufrir.

J En Bermillo y, hasta donde hemos investigado, en toda Espana, la conclusion de una casa se
celebra unicamente con una comida especial que se dedica a los maestros de la obra; se les
agasaja a ellos; la fiesta no tiene relacion con los duenos de la casa.

108 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

DE LA INFANCIA A LA MUERTE

Embarazo, alumbramiento y primera iniancia. Bautismo.

No hoy en Bermillo porteras profesionales. Las mujeres emborozadas son atendidas por sus
madres y con el consejo y el ouxilio, a la hora del alumbramiento, de una ''comadrona'' o
mujer "mcts sabida" en es- tas atendones. Cuondo la familia se ha emoncipado basta la ayuda
del morido y de alguna amiga con experiencla.

No es superstidoso el soyagues. Fue una de nuestras sorpresas. Es hombre prdctico y objetivo.


La gestacion y el nadmiento de un niho no eston, por eso, comprometidos ni por buenos o
malos augurios de nin- guna close o por la creenda de que algo qua este presente en el
instonte del alumbramiento pueda ejercer influencia nefasta o favorable para la salud
fi'sica del nino o para su futiu-o. El porto es tenido como un acto natural y venturoso. salvo
que la familia sea muy pobre; porque en este caso el reden nacido mds que una promesa de
ouxilio para dias bastante lejanos constituye una cargo abrumadora.

No trasdende, tampoco, mucho la noticia de un alumbramiento. Los propios parientes


proximos consideran el hecho como algo natural y no se alborotan ni se apresuran a visitor a
los padres del reden naddo para felidtarlos-

Por las drcunstandas en que los motrimonios no emondpados vi- ven, tampoco constituye la
llegada del primer hijo un acontedmiento tan conmovedor, aparentemente, como entre los
vecinos y oun entre los

indios de nuestras comunidades. El padre seguird viviendo, durmiendo


y comiendo en la casa paterna, lejos de sus hijos y de su esposa. Es una familia disperse; toda
familia se inicia disperse en Soyago.

Entre la close o casta de los 'sehoritos'' el nadmiento del primer hijo de un matrimonio
constituye un acontecimiento. Pero hoy pocos sehoritos jovenes que residen en Bermillo. Y
nosotros hemos estudia* do, desventuradamente, por la estrechez del tiempo de que
disponfamos, prindpalmente la vida sodal de los comuneros.

La recien casada ha preporado el ajuar del niho durante el periodo del embarazo. No redbe
regalos de nadie con motive del nadmiento de sus hijos. Las prendas con que se abriga y se
viste a un recien na cido Uenen la misma forma y llevan los mismos nombres, pero el ma terial
de que estdn hechos voria segiin el nivel economico de los pa dres y abuelos:

A1 nacer envuelven al infante en un pahal y en una "envuelta", de moleton o pique (que son
las telas mds coras). Todo padre trata que su hijo sea abrigado con esta close de tela; si es muy
pobre, tendrd que resignorse a otras corrientes y ordinarias, de algodon. Luego fajan al

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 109

niho, pero no apresdndole las monos como en la sierra peruana. Les de- jan los brazos libres y
los fajan "nada mds hasta la barriguita”. Asi los tienen hasta que cumplen dneo meses, "si tiro
bien el tiempo”. Despues de los cinco meses los "ponen en corto”. Si es voron lo visten con un
"ponchito”, que es una especie de mameluco. y si es mujer con una faldita o ''mandilonin''.

El niho duerme y permanece en el ''brlzo”, nombre tradicional de la cuna, que estd siendo
reemplazado por este ultimo.

Las madres no corgan a sus hijos en la espalda. Los llevan en el brazo izquierdo,
"enrebujados”.

Al oho, el infante empieza a caminar. No le cambian el tipo de vestido. A esa edad los destetan.
Les han ensehado a comer desde los ocho o diez meses y "cosas fuertes”: verduras, "si es
el tiempo”, pure de garbanzos o aluvias, jamon y aun tocino.

A los tres ahos visten a los nihos con pantalon largo y chaqueta.

Las nihas siguen "de corto” hasta la pubertad.

Penodo de la Iniancia Indiscriminada

A los cinco ahos los nihos, hombres y mujeres, ”ya marchon a co- rrer a su eleccion”. Hasta los
seis ahos varones y mujeres juegon jun tos- Este es el periodo pre-escolar en que el niho
permanece bajo la po- testad directa de los padres y no interviene oun la autoridad de la es-
cuela oficial.

Los nihos de 5 y 6 ahos se supone que todovia no tienen "malos instintos", que son "angelillos"
y que pueden, por tanto, jugor entre ellos, libremente, sin peligro de ninguna close para la
pureza del alma. Se inicia el conocimiento de la calle, de las pequehas plazas y de los compos
adyacentes, en forma personal y sin reglamentos exteriores rigidos que los opriman o limiten.
Los nihos toman contacto con la na- turaleza en compohia intima, con toda la intimidad que
es posible a esa edad, entre varones y mujeres.

La libertad de que gozan es verdaderamente casi absoluta, como la que siguen teniendo
despues, desde los siete ahos, pero separada- mente, porque el hombre se convierte en tabu
para la mujer y la mu

jer pOTa el hombre.

La libertad es casi absoluta por que no los vigilan y casi no les JXMien limite a la hora en que
deben volver a casa. Nos asombroba esta confianza total de los padres en las posibilidades de
defensa que ya a esa edad estdn, segun ellos bien desorrollada, contra los peligros de caer de
los cercos o de las piedras y rodor por las no muy peli-

grosas pendientes de los alrededores. A esa edad el ser humane es Hbre en Bermillo, y la unica
en que es completamente libre.

no Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Loa muchas y bellas formas de juego de que disfrutan los ninos de Sayago son ensayadas a esa
edad por los ninos. Durante la prima- vera y el verono, se reunen en los pequenos compos
llbres que hay cerca de las calles, no en la misma calle, y juegon hasta muy entrada la
noche, a veces hasta las diez; en verano empieza a caer la sombra del crepusculo a las
nueve. En el dia pueden aleiorse del pueblo, aun- que no se les permite ni lo intentan, ir muy
lejos.

Son considerados angelillos y se comportan como tales, entre

si y para el regociio de todoa los demds. Un nino o una nina de diez onos contempla el juego
de estos infantes con cierta expresion de me- nosprecio y de asombro.

La Infancia Sexualmente Discriminada y el Salon de Baile

Entre los seis y los siete ahos se levonta una barrera, bruscamen- te, entre los dos sexos. Para
los observadores que no practican esta norma, la medida aparece algo brutal y cruel al
mismo tiempo. Pero los ninos ya lo saben de antemano, aunque no se les da explicaciones
de ninguna close. No entenderian, no se le puede hablar del pecado a un angelillo recien
salido de su casa- Seria pecado mortal. Se I0 prohibe nada mas, por la autoridad del padre y
del maestro, y eso basla. Que entienda o no en esos dias, no importa. Lo entienden poco a
poco, y mds pronto de lo qua uno cree”, ofirmoba la dueha de la po- sada.

A la edad de ingresor a la escuela —siete onos— el niho no pue- de ya caminar mds ni mucho
menos jugar en compahia de las nihas. Hombres y mujeres forman mundos separados, que se
desconocen o que deben desconocerse entre si. Les esta ’’prohibido rigurosamente hablar
entre ellos. Se alienta a ninos y ninas que delaten a sus ami gos o no amigos cuando alguno de
ellos habla con ninos de sexo dis- tinto. Las delaciones son frecuentes y los castigos muy duros:
a am- bos ninos, en la escuela, se les obliga a permonecer orrodillados en
cruz y a veces con una piedra en cada mono, sobre el suelo". Aun cuando estdn delante de
los moyores esta separacion se mantiene. A la salida de la escuela, las madres, no de cada
niho, sino de todos, estdn obligadas a vigilor que los ninos no se junten con las nihas.

Sin embargo, no observe timidez especial en los jovenes adoles- centes ni en los nihos como
consecuencia de esta vigiloncia incesante e implacable. La tradicion se cumple por metodos de
fuerza y hasta crueles, pero, oporentemente, no forma en el hombre inhibiciones per-
manentes y verdaderomente notables frente a la mujer, y viceversa. La conducta de los
jovenes y de los nihos porece omoldarse con cierta naturalidad a esta regia, y cada grupo
seporado tiene formas numero- sas y bellas de recreacion, especialmente las mujeres, cuya
libertad

La s Comunida des d e Espan a y del Per u 111

es, sin duda, mds restringida a portir de esta edad hasta que cumple los 15 onos en que
vuelve a recuperor su libertad, aunque limitoda, de trator con los mozos.

Durante los bailes dominicales que se realizaban cumplidamente en el "Cafe", los nihos
tenian derecho libre de asistir. Y ocurria algo notable: iodas las nihas podian bailor entre si,
pero no con los nihos. Se consideraba como algo "natural" que las nihas se recreoron en
esta forma, pero no se concebia que lo hicieron los chicos. Esta misma norma se oplicoba a los
mozos y mozos. Ellas podfan bailor entre si y eron, frecuentemente, mds numerosas las
parejas de mujeres que las verdaderas, de hombre y mujer. Porque los mozos de "puros
avaros", prefen'an quedarse mirondo el espectdculo; se orrimabon al mostrador, porque no
costaba nada el ingreso al "Cali" durante el baile, pero pa ra sacar a una moza a bailor habia
que pagor un real.

Los nihos se dedlcaban a corretoar en el cafd, a perseguirse entre ellos y esconderse entre las
parejas y los muebles. Grltabon y feste- Jaban sus trovesuras. Y esta interferencia, que seria
seguramente con- siderada Intolerable en algima otra parte, en Bermillo porecia que no
mortificaba y era tenida como algo usual, aunque dertos mozos licen- dados del ejerdto y los
"sehoritos" de ultima categoria que asistfan a estos bailes, empezaban ya a protestor.

La libertad de que disponian los nihos, desde los siete ahos de edad, para asistir a los bailes
dominicales oporecia como una contra- dicdon notable con la discriminadon o separaddn de
sexos, pero se montenfa dentro de la norma general de conceder a los nihos una li bertad muy
amplia, siempre que montuvieran el respeto al tabu ya indicado. Recuerdo que un sdbado
por la noche fuf a chorlor con mi amigo I. L-, en el barrio del Cristo. Vi en mi reloj que
eron las 9. de la noche y pregunte por la hijita de diez ahos que el matrimonio tenia. El
padre me dijo tranquilamente: "ester en el baile; no se sabe a que hora llega". Me explico que
venia en compahia de otra niha vedna, termbien de la misma edad. Yo comente sonriendo:
"Asi es que usted no va y la pequeha si se divierte hasta muy tarde de la no che". "Se
cuidon bien entre ellas —contestd— y los mozos y mozas tambi4n las vigilan bien. Un casado
no tiene nada que hacer en un baile. Los nihos son los que mds gozon, y eso sin pagor
nada a nadie. Estdn muy bien vigilados, "por todo el pueblo". La niha llego minutos antes de
las diez.
La libertad concedida a lc« nihos es en Bermillo y La Muga casi ilimitada, siempre que no
miren, ni acompahen, ni menos dirijan la pa- lobra a los nihos del sexo opuesto. Como
veremos despues, tampoco trabajan en tareas que excedon sus posibilidades fisicas. El niho es
fe- liz, creo que verdaderomente feliz, en Bermillo.

112 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

La s Comunida des de Espa n a y d e l Per u

113

Los nines no raaton a los paioros ni buscon nidos en los drboles. Me impresiono
especialmente este hecho. Yo hobia visto a un fraile en el huerto del mds hermoso templo
de la ciudad de Avila, dirigir y alentar a dos chicos que con hondas de jebe asesinobon pdjaros
en los belh'simos drboles que rodeobon el templo. Cuondo coia algun paja- rillo, el fraile era el
primero en correr y recoger, con verdadero rego- ciio, el cuerpecillo muerto o aun tembloroso
y agonico. En Bermillo no se conclbe o no se tiene conocimiento de que un nino pueda
divertirse en un juego sangriento. Hombres y mujeres tienen sus juegos ti'picos, al^nos de los
cuales, describiremos; y muy hermosas canciones, las

ninas, conio parte de sus danzas y juegos- Sin embargo, la diversion predilecta era el bcdle del
"Cafe".

Dos semanas antes de mi salida de Bermillo ocurrio algo que hizo cambior repentinamente no
solo la situacion de los nines, toda una fasG de su vida en esta edad discriminada, sino la del
grupo social en su integridad: se abrio un salon de baile nuevo. Un salon de baile modemo,
en el que habia que pagar la entrada, una cuota que para el caso de Bermillo no poreci'a
muy barata: un duro.

Asistimos a los primeros bailes. No se permitio el ingreso de los nines, por primera vez en la
historia de la comunidad. La guordia ci vil fue llamada para que colaborara en el control de
la asistencia y en la vigiloncia de la calle. El salon nuevo no estaba muy lejos del sino
bastante cerca y en la misma calle principal. El viejo

"Cafe" daba a la plaza.

Los nines no habian reclbido ningun aviso previo de parte de na- die acerca de que no se les
permitiria la entrada. Porece que hubo dudas a este respecto hasta el mismo dia de la
inouguracion. Pero los duefios, que eran de la close de los comerciantes, exigieron a to- dos
el pago de la cuota de ingreso y se opusieron al ingreso de los nines que no la pagoran.
Nadie protest©.
Los nines pugnaron al principio por forzar la puerta; fueron re- chazados con energia. Luego
permanecieron desconcertados, en gran numero, frente a la puerta del salon. Algunos
pudieron trepor a una ventana que la sola tenia a poca altura; se prendieron de los
borrotes y estuvieron mirando de alli, deslumbrados y con angustia, el espa- cio bien
iluminado, las sillas nuevas y edmodas, el piso lustrado y las

parejas boilondo en gran numero y con onimacion. No alcanzaban a convencerse que ellos no
podian ya entrar al salon de baile, las ni nes a bailor entre ellas y los ninos'a jugar y alborotar,
Se les habia ccmcelado de la noche a la mahana un derecho tradicional, el campo mas
anhelado de sus diversiones.

El "Cafe" donde se habia celebrado los bailes durante no menos de cincuenta cinos fue cerrado
temprono aquel dia- Los ninos se diri-

gieron alii con inutil esperanza. No podian suponer ni esperor que alii no hubiera musica y
alegria un domingo en la noche. Lo encontroron casi a oscuras, con unos cuemtos "sehorltos"
viejos Jugondo a las cartas. Volvieron aun los chicos a la puerta del salon nuevo, siempre se-
parados, los hombres y las mujeres. En dos grupos permanecieron va ries horas, tumandose en
la ventana a la que podian trepor. Luego, por fin, ya bastante entroda la noche, se fueron.
El domingo siguiente vinieron en mucho menor cantidad a ver la entrada de los mozos al
salon, a oir desde fuera la musica y a trepor a instantes a la ventana. Todos comprendimos que
acoborian por permonecer solo poco tiem- po disfrutondo de tan magro y aun torturante
espectdculo. "Se acabd el baile para los ninos —me dijo ima vecina— El bendito negocio se va

metiendo cada vez mds adentro de todas los cosas. [Es el diablo; me c... en San Andres!"

Pero... para los mozos y, especialmente para las mozas, comen-

20 una nueva era con la opertura del salon. Las mozas no pagobon la entrada. Y cambio todo
el aspect© del baile, y su importancia- Se ini- cid no con radiola sino con una pequena
orquesta troida de Fermo- selle. Los mozos que habian pagado su cuota de ingreso
adquirieron el derecho de bcrilar todas las veces que quisieron, ilimitadamente. Pa ra eso
hc4)ian "aflojado" un duro, cinco pesetas. jUna verdadera for- tunal Y todos, noturalmente.
estaban decldidos a "sacorle el jugo" a ese gasto. Y bailaban con cuanta moza pudieran
hacerlo. Ya, desde ese domingo, las muchachas no esperoban sentadas, casi siempre, sin
suerte, que algun mozo se decidiera a pagar un real para sacorlas a bollar. Unicomente las muy
"boilaoras" y buenamozas salion, y no en todos los numeros conseguian que las "bailoron". Las
otras se confor- maban con mirar o con bailor entre ellas. En el salon nuevo todo cam bio
radicalmente- Las boilaoras", es decir las que tenian gracia es pecial y destreza pora el
baile, y las buenamozas, tenian a su alre- dedor un grupo constante de mozos que se
disputaban ser "aceptados", las demds encontroron siempre un mozo que no estaba, por lo
menos, dispuesto a desperdiciar un numero, "ya que habia pagado para en trar al salon".

La cantina aparecia bien surtida y servida por dos mozos pulcra- mente vestidos que otendion
a los vecinos con el mismo entusiosmo y delicadeza que a cualquier "senorito".
Aparentemente, esto y el he cho de que el propio bar se ofrecia muy hdbilmente orreglado,
hizo que los mozos y los vecinos que, el segundo domingo habian acudido en
mayor numero, gastaran tombien con inuaitada abundancia y "des- prendimiento” en el bar.
Los cdlculos del empresorio del salon se cum- plieron esplendidamente. Mds tarde, sin duda
que subiria los precios de los licores y aun del mismo ingreso.

114 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Se hobia conseguido tambien que los casados concurrieran a los bailes. Y vi a mds de uno sacor
a una moza y bailor con ella, aunque las mozas se resistieron un poco a acceder. La primera a
quien un ca- sado se decidio a invitar no pudo eludir el corapromiso porque quien la solicitaba
era una persona muy conocida de su familia. Una faz im- portonte de la cultura del pueblo
hobfa empezado a cambiar radical- mente: el baile, "la diversion mundana", permitida a los
mozos y ve- dada para los casados, "porque asi lo ha dispuesto el Sehor", fue per- turbada y
cambiada ante nuestros ojos- El "mundo moderno" ingreso a Bermillo tentadora e
irresistiblemente con ese nuevo salon de baile: la juventud encontro ocasion propicla,
obligada; encontro un medio de contacto "tentador" que hacia falta, porque los mozos habi'an
sido obli- gados a pagor por adelantado el derecho a bailor. El solterio que era considerado por
una mayoria de los hombres como un mal menor, qui- zds, disminuiria por consecuencia en
esia forma de contacto; "porque habian solteros ricos, solteros por puro ovaros, y muchos".
Recorde durante el segundo baile algunas sentencias de mi sabio informonte C. A.: "Aqui,
amigo peruano, todo lo que se hace es por la fuerza, y no s61o aqui sino en toda Espana: el
latigo es el unico convencedor de las voluntades y tambien de las conciencias". El trapero de
Zamora solia repetir constantemente la misma conviccion.

La especie de furia por sacarle el mayor provecho a los cinco pe sos de entrada hizo bailor a
todos los mozos aquellos domingos en el nuevo sal6n. Ingresoron por curiosidad y por guordor
el prestigio. Y vi como fueron "atropados" despues. Vi, asimismo, como cambio la ex- presion
de las muchachas. En el antiguo "Cafe" permanecian a la ex- pectativa, resignadas pero
sufriendo si no bailaban, y muy felices cuan- do las sacaba algiin mozo. En el nuevo salon
todas, hasta las bastonte feas, resplandecian verdaderamente de entusiasmo, porque ninguna
se quedo sin bailor. Ademds, el segundo domingo asistieron tambien en mayor numero las
hijas de los mds ricos labradores, es decir, de los mds ovaros. El exito del primer domingo
tuvo resonancia y conmovio al mocerio y a todo el pueblo. Las mozas, hijas de los ovaros,
pudie- ron convencer a sus padres para que las dejaran asistir a los nuevos bailes. La
oportunidad de contacto se omplioba, ima oportunidad "muy propicia" para los jovenes, y la
asistencia de los hijos de los ricos campesinos ampliaba tal contacto en todas direcclones. El
antiguo "se- rono" resucitaba en una forma repentina y modemizante.

No estamoa tratondo de justificar las sentencias del senor C. A- ni del activo trapero zocarrdn
de Zamora. Pero un viejo hdbito, una tra- dicidn oislonte comenzo a debilitorse y desoporecer
en el nuevo sa lon a causa de que para ingresor alH habfa que pagor por anticipado el
derecho a bailor. Y otra norma rigida empez6, asimismo, a romper-

La s Comunida des d e Espan a y del Pe r u 115


se: el hombre y la mujer casados renuncian a los "placeres mimda- nos"; para ellos, deade el
dia del matrimonio no puede haber otro me dio de recreo y de compensacion que el hogar, el
goce mismo del ma trimonio, y los hijos. La participacion de los "goces mundanos" es solo una
preparacion para el matrimonio, un "recreo" previo, un atributo y derecho exclusivos del
mocerio. Porque aun el soUero que ha pasa- do la edad en que es considerado mozo —entre
los 30 y 35 anos— no puede gozor ya por derecho sino por abuso de esos placeres, como
son el baile, los paseos, las roraerias, acompanando a las mozas. El nuevo salon de baile se
abrio, desventuradamente dos semonas an tes de que me viera obligado a salir de Bermillo.
Pero crei ver lo sufi- ciente. Se convirtio en un agente sumamente poderoso de penetracion
de las costumbres modernas, ciudadonas, producto y caracteristica d© una realidad socio-
economica dislinta que la de la campesina y anti- gua Sayago.

Nos hemos desviado un poco, en oporiencia, del tema de ©ste sub-

capitulo, pero no podiamos dejar de mostrar y analizar la causa que orrebato a los ninos, con
derecho a salir de noche en Bermillo, de uno de sus medios, sino espedalmenle predileclos,
muy caracteristicos e importontes de recrearse- Ellos eron, en verdad, los mejor beneficiados
con los bailes del antiguo "Cafe". Yo vi como fueron despojados d© ese medio de diversion,
como s© les cerro para siempre las puertas d© imo de sus paraisos. Los vi sufrir y ©mpezar a
resignorse, con la tradicio- nal optitud que s© tiene entre los labradores, y ©specialment© en
Es pana, a resignorse ante los despojos. El despojo, la prohibicion fu© hecha, como ya dijimos
inesperadamente, a los ninos. Se dedicaron desde entonces unicament© a sus juegos. y me
parecio —finalizaba la primavera— y puede ser ©sta una apreciacion subjetiva, que, especial-
ment© las nihas, cantaron y bailaron sus danzas y bellas canciones con mds intensidad que
antes. La tradicion se fortaleda por ese lado.

Las nihas y el folklore

A un costado de la posada de orrieros de la senora Sabina hobia una "solana" donde las nihas
jugaban. Las nihas canton; todos sus juegos son con cantos. Los ninos no canton nunca. No
resislo la tentacion de copictr unas pdginas de mi libreta de campo que se refieren a como vi
por primera vez el juego de las nihas, la impresion que me causo este descubrimiento:

"En la tarde cambio repentina y completamente el tiempo. Ceso

el aire. El sol calanto —3 d© mayo—. Junto a la posada, ©n el campo que hay a un costado,
frente a la ventana de la cocina —comedor, se reunieron vctrias mujeres, sentadas contra la
pared, sobre un tronco de drbol, a tomar el sol. Era cerca de las siete. Oi un canto de nihas.

116 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Me asome a la ventana para observor. Habi'on formado un corro y empezaba el juego".


^

Una ninita de chompa encarnada bailaba una especie de iota con otra chica algo mayor, en
el centro del corro. La de chompita tiene ma gracia conmovedora —me dijeron despues que
era la hija de E.

.. tamoso porque es el linico que recuerda los cantos y balles antiguos


del pueblo- Desde la cocina miro el corro. Las ninas se don cuenta que las contemplo y en vez
de cohibirse se entusiasman y me miron ya la una ya la otra. Soy un forastero en Bermillo.
Ellas empiezan a’voriar los juegos .

Yo cuento las diferentes figures de los iuegos, y como ya pasaron de seis, salgo afuera.
Encontre en la "solcma" a Pepe y Juan, dos mozos

que ranoci en !a faena del roso. Las senoras me preguntaron si me gustaba el juego de las
ninas y como afirmo con entusiosmo que si

me pregunton si en ml pais no hoy iuegos de nines como esos qu- veo. Les contesto que hay
iuegos pero no tan variados y tan rnusicales.

Las nines me oyen y se animan aun mucho mds".

"Jugco-on trace variados corros, todos contados y con danzas. Se

acerca una senorita ai grupo y yo la pregunto si alia recuerda la letra da_ los cantos; me
responde que de muchos, pero que son las propias ninas las que saben mejor, especialmente
Trinita, la hija del linico ve-

emo que recuerda los antiguos cantos. Me dice que tambien en la es- cuela les ensehan
algunos de los juegos”.

"El sol cae con hermoslsima luz en el horizonte, cerca ya de las ocho Bermillo no tiene colinas;
todo es una llonura redonda; solo se ven los campos de centeno y algunos drboles en cuyos
brazos negros del mvierno han brotado hojas. Cantan los pdjoros, luminosamente entre esos
^boles y el campo sin Umites. Las ninas tambien canton bajo el cielo l^llisimo en que un color
azul dorado, resplondece y anima el corozon de estas criaturas que estdn ahora felices. Canton
las ninas todas son hijas de lobradores pobres o muy pobres, excepto Trinita.

Las extronas piedras negras, muy oscuros, de los muros de las ca ses se transfiguran con el sol
crepuscular. jOue diferente y que pareci- do, a la vez, es el Peru andino a este pueblo y a estos
compos!".

Trece variedades de juegos cantaron y bailaron ese atordecer en la solcma de la senora


Sabina. Una "solcma" es un espacio protegido de los vientos donde el sol abriga mejor en los
dfas siempre voriabilisi- mos de la primervera. Son los siUos elegidos para el juego de las ninas

juegos que se convierten en un espectaculo para las madres y aun para los mozos y mozas.
Las nihos en cambio iuegan por su cuenta. espe- CToImente en el negrillo de la plaza y en los
frontones. Cuatro de las ni

nas c^e vf bailor por primera vez en la "solana" de la posada se con- vertinan en mis mejores y
hasta fertigantes informadoras.

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 117

Juegan durante horas y mucho mds si tienen publico. Resultaba para mi cada vez mds
asombroso que ninas de tan poca edad hubie- ran aprendido una cemtidad tan grande de
ccmciones. Luego pude co- piar casi todas las que sabion el primer grupo (que vi bailor. Aquella
primera vez cantaron y bailaron cerca de dos horas. Era tambien la primera vez que oia cantar
en Bermillo. Los adultos no cantan en Sa- yago sino en las fiestas religiosas. Como ya lo dije,
son secos y prdc- ticos, aparentemente p(x:o cmiigos del arte, o se habfon convertido en eso.
Porejue Costa des<nibe los "seranos” como centros de jolgorio y precisamente de cantos y
bailes de los mozos. Los "seranos” habian desaparecido hacia muchisimos ahos y, segun
todos mis informantes, la guerra civil habfa acabado por dejar mas "secos" a los hombrea
que ya no se preocupaban de otra cosa que de las vacas.

El dulce coro de las ninas, a esa hora transfiguradora del crepuscu- lo primoveral europeo, y
en esa villa donde no habfa ofdo cantor a nadie, donde se me habfa dicho que no existfa una
sola persona que supiera tocar un instrumento musical, excepto el joven beato empleado que
tocaba "algo" el organo de la iglesia y muy rora vez una concer tina, y mal; donde los
enamorados no canton serenatas "ni nada" y donde hasta se sonrieron despectivamente
cuemdo les hice una pregunta acercra de las condones de amor, pues no existen; en esa villa
asf seca, rodeada en aquellos dfas de una naturaleza en que las flores cubrfcm la tierra que
habfa tenido toda la apariencia de la muerte, y los drbo les tambien renaefan
poderosamente y cxin jubilo contagioso, bajo ese delo azul dorado, oir el coro de las ninas
me recordo el Peru musical de los Andes; las pequenas aldeas, las comunidades donde el
cemto y la donza constituyen todo un lenguaje que interpreta la concepdon que el hombre
tiene acerca de la sociedad y del mundo. En Bermillo el dolor, (aparentemente, se sobrelleva
en silenclo y se va acumul(3ndo en la conciencia del hombre. No cantan.

Pero las ninas, y unicamente ellas, c(antan en las "solanas" de to dos los barrios. Los mayores,
especialmente las mujeres, se regoeijan viendolas y oyendolas.

La grada de los antiguos bailes sobrevive solo en estos juegos, porque el charro y la jota han
desaparecido en forma absoluta de los bailes de salon y de las romerfas. Han sido desplazados
por el vals, el pasodoble, el tango y el bolero, es decir, por los bailes "agarrados”, antes
prohibidos o considerados como inaceptables, incompatibles con los mandates de Dios en lo
(que se refiere a las formas de contacto en tre hombres y mujeres, en publico.

E\ "corro" se inicia con una cancion que entonon las ninas forma-

das en dos filas; lxril(3n al comp<3S de la musica:

118 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Continerita nina bonita,

si yo pudiera lograr tu amor, una semana de buena gona sin con el rancho estaria yo.

Luego forman el corro, dos de ellas salen a donzor al centro. Tam- blen contan con el coro
mientras bailan;

Yo soy la continerita nina l^nita


La s Comunida des de Espa n a y del Per u

Sal a bailor, morenita sal a bailor, resalada,

que la sal del mundo tienes

y no te meneas nada

jBaila chiringuelo, chiringuelol [Baila chiringuelo, chiringuelo! y nada mds.

jAy colinl [Ay colctnl

Baila chiringuelo, chiringuelo, y nada mds.

119

del regimiento

que a todos mis soldados llevo contentos.

Me dicen al pasar

'' lEscuadronl iSaludol"

Las ninas hacen el ademdn de saludar, y mientras quienes canta- ron al centro del corro
ingreson a la fila, salen olras y ocupan el medio del campo. Canton:

Oue saiga la madama vestida de marinero que vales mds pesetas

que estrellas en el cielo. Al buen Jesus,

yo soy mortal las colegialas habrdn vencido.

Tocoremos a [zis zas!

iFuego, pun! Zis. Zas.

Salen de la tabema salen diciendo:

"lOle morena, ole saladal"

Si no te gusto el vino salen diciendo:


"jOle morena, ole saladal"

A coda nueva cancidn, que tiene melodia disUnla, otras ninas ocu pan g I centro del corro. En
ciertos casos, se elige a una sola para que dance en medio de la rondo. La letra de la cancidn
alude entonces a ella.

Considerdbamos como algo muy triste que los mozos no hubieron conservado formas de
danza tan felices, tan plenas de gracia. Pero, sin duda, estas danzas correspondian a la era
de los piojos y del centeno, de los colchones de bdlago y de las comunicaciones de trac- cidn
a sangre. Con el trigo, el incremento del ganado, la difusion de los oparatos de radio, el
confort ya reldtivamente moderno de las ca ses,• la comunicacion por carretera y buses y
automdviles a Zamora y Salamanca, las dos grondes ciudades capitales proximas a
Bermillo, se logro hacer desaparecer los seranos, las danzas al aire libre, la gaita y el piano
a menubrio. Se inicio el imperio de los bailes de salon, de parejas "agorradas" que antes
causaban esponto. Y las danzas antiguas, propias de la tierra y del hombre nativo, creados
por el (o ellos) fueron relegados al repertorio y la vida infantil como una supervivencia, como
pure folklore. Asi enmudecio el hombre de Ber millo y de toda Sayago, por la invasion de
cantos y bciles modernos y extranjeros llegados por difusion; miisica y bailes que pudieron im-
ponerse en razon de su prestigio y de los cambios en las formas de vida "atrasadas". Los
piojos se llevoron la suciedad, la miseria y casi todas las danzas, cantos e instrumentos
musicales de la region. El ni- no, y ni siquiera toda la ninez, a causa del tabu sexual, sino
unica- mente las ninas guordoron, y no durard mucho tal supervivencia, algu- nas de las
hermosfsimas conciones con su bella y tan documental poe- sia y ciertas formas de los bailes
tradicionales.

Tronscribiremos todo el repertorio de los "corros" que ei grupo de Trinita cemtaba y bailaba.
Como hemos ofirmado, estas condones tie-

nen importancia para el conocimiento de los valores de la redentemen- te cambiante


poblacion campesina de Sayago.

2. — "Por el pico echaha sangre..."

Han puesto una librerfa con los libros muy baratos con un letrero que dice: "Viva Carmencita
Franco".

120 Jose Ma r Ja Abgueda s

Los quince reales que tengo los tengo que repccrtir

los tengo que repartir:

unos cinco para pan

otros cinco para el tabaco, y los cinco que me quedan para bailar el zopato.
Mi obuelo tenia un peral que daba las peras finas, en la ramita mds alia contaba un tortolito;

por el pico echoba sangre y por las alas decia:

''Oue tontas son las mujeres que de los hombres se fian.

A los hombres cononazos

y a las mujeres rosquillas,

y a los que estdn escuchando mil palos en las costillas,

y a los que les parece poco que los cuelguen de una viga".

(Creo que la onadidura del primer cuorteto resulta evidente).

3. — "A1 salir de La Habana"

A1 salir de La Hobona de nadie me despedi solo de mi perrito chino

que corria tras de mi, tras de mi.

El perro como era chino

un sefior me lo compro, me lo compro por un poco de dinero

y unas betas de charol.

Las botas se me rompieron y el dinero se me acetbo vale mds un perro chino

que unas botas de charol, de charol.

La s Comunida des d e Espa na y del Pe r u 121

4. — "Tengo una muneca..

Tengo una muneca vestida de azul con su sobrefalda y su canesu.

La lleve a paseo y se me constipd,


la meti en la cama con mucho dolor.

Esta manana me dijo el doctor

que le diera jarabe con un tenedor.

Dos y dos son cuatro cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho

y ocho, dieciseis,

y ocho, veinticuatro, y ocho, treinta y dos.

Animas benditas me arrodillo yo.

Popeles son papeles

cartas son cartas palabras de los hombres todas son falsas.

5. — "Papa, si me dejas, si.. Papd, si me dejas, si,

papd, si me dejas, si un poquito la alameda, los hijos de Ceferino

que llevan rica merienda a la hora de merendar.

Se perdio la mds pequeha su mamd la fue a buscar calle orriba, calle abajo, calle de Santo
Tomds.

En un portalito oscuro donde la vino a encontrar, en un portalito oscuro hablando con su


galdn; las palabras que decia: “contigo me he de cosor

aunque me cueste la vida".

122 losE Ma r ia Ar gu ed a s

6. — "Cuantos panecito..

(La nina que ocupa el centro del corro hace las preguntas)

—iCudntos panecitos tiene el homo?

—Veinticinco y el quemao.

—iOuien los quemo?

—La puntita de la hornica.

—iHasta donde fue con ellos?

—Hasta Puerto Simon.

—lY su mujer?

—^Pilando pihuelos

—iTe dio un par de ellos?

—iTe dio agua?


—A la fragua.

—iTe dio vino?

—Pal molino.

—iTe dio cama para dormir?

—Un poquito.

iHmda, huida, huida! (todas)

(Luego el corro se abre y danzan en cadenas serpenteantes. Vuel- ve a formarse el corro, y


sigue el didlogo, con otra nina en el centro).

—iQue hora es?

—La una.

—iQue hora es?

—Las dos.

(Continua el dialogo hasta llegar a las does. Otra nina ocupa el centro del corro y el baile y
canto siguen).

—iOuien esta arriba?

—La Virgen Maria.

—iOuien estd abajo?

— |A montorlo, a montorlol

Le dan de cuiazos a la nina que estd en el centro del corro. Debemos advertif que la palabra
escrita entre comillas no es grosera en Bermillo sino un sustantivo que se usa con entera
libertad).

7. — "Cuando la china ..

Cuondo la china se caso en el Jop6n

al otro dia la untan con carbon al otro di'a la sacon a bailor,

La s Comunida des d e Espa n a y del Per u 123

que es un baile muy fino que resulla mal,

al anaquincun

que es un baile muy fino, ol anaquincun

que es un baile real, bailado por los chinos que resulta mal.
— "A esa que esta en el medio..

A esa que estd en el medio se le ha coido el volante

y no lo puede coger,

porque estd el novio delante. [Ay chunga, calatachunga! [Ay chunga del camison,

ay chunga las sehoritas que llevan el camison!

Las senoritas de ahora dicen que no tienen novio porque dice su mamd

que la iba a tirar del mono.

9. — "Al levantar una lancha "

Al levantar una lancha una jardinera vf

regondo sus lindas flores y al momento la seguf.

Jardinera, tii que entrastes al jardin del amor,

de las flores que regastes dime cual es la raejor.

La mejor es una rosa que se viste de color

del color que se te antoja y verde tiene la hoja.

Tres hojitas tiene verdes y las demds encornadas

a ti te escojo copullo por ser la mds resalada.

124 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

CElige a una nina y la saca al centre del corro. La elegida canta y boila).

Muchas gracias jardinera por el gusto que has tenido tontos nihas en el corro

y a mi sola has escogido,

a mi sola has escogido.

10. — 'Tengo una horda verde..

Tengo una borda verde bombambd

que la tengo que tenir bombambet

con la songre de Maria bombambd

jQue tiroteol bombambd jOue canonazol bombambd

que se ponga de culazo.


CLa chica que estd al centre se pone en la posicion que le ordena el corro, haata que las ninas
dan una vuelta completa; luego otra ocu- pa el centre y se repite el canto).

1 !•— "Hacia el corro cahallero..

Hacia el corro coballero hacia el corro de escuchar, contra el son de las trompetas la gitana va
a bailor.

A la gitanilla

que canto y que baila con mucho primer, zapatitos calados bonitos, la nina bonita

me la escoio yo.

Al dindingo, al dindingo

las cerezas se cogen del drbol y los higos, los higos, brevas,

que los higos ya se han vuelto brevas, las brevets de tu Jose

se han madurado y no florecen.

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 125

La vergiienza de los hombres se ha perdido y no parece.

12. — "Alla arriba hay un palacio "

Alld arriba hay un palado que se llama Marivel

y en el medio del palacio llorord pobre Isabel.

Por que lloras, hija mia, por que lloras Marivel.

Voy a reportir esta pera (ademdn) que vengo muerta de sed

Si las portire derechas

o las portire al reves.

13. — "Estaba la pafrona "

Estaba la patrona haciendo su guisito,

el goto la miraba con ojos golosinos El goto echo la una,

lardn, larctn, larito.

CCorre la que hace de ama detrds del goto; cuando lo coge, canta;)

Perdone usted padre lardn lardn, larito que le corte el rabito.

14. — "Las estrellas del cielo "


Las estrellitas del cielo se visten de Colorado,

y yo me visto de negro porque mi novio es soldado.

I Hay que la barca se va que se la lleva el riol

[Ay que la barca se lleva

y la barca se le va, se le va, se le vai

Que saiga la dama, dama, vestida de marinero

y el que no tenga dinero serd carita de cielo.

126 Jose Ma r Ia Ar gueda s

Log polios en la cazuela son pocos y saben bien.

Llamad a la BasilUsa

que los sabe componer. Se le echa sopa de ajo y la hoja de laurel.

Este cuerpo, este talle quo vole tanto dinero, esta cara tan salada que vale tanto salero.

15. — "Desde chiquiiita..

Desde chiquitita me qued6, me quede

algo resentlda de este pie,

de este pie.

Aunque bailor

es cosa muy bonita, disimulor

que soy una cojita, disimulor

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u

A darte un beso lairon, lairon, lairon, lairon, lairon, lairon,

su novio ya ha venido giii, giii, gui.

Ya se lo ha dado, trico, trico, tri.

Ya se lo han dado, lairon, lairon, lairon, lairon, lairon, lairon.

17.— "La tarara si..."

La torard si, la tarard no la tarard mia de mi corozon.


Dice la tarard que no tiene novio debajo de la cama tiene a San Antonio.

Tiene la tarard unas pantorrillas que parecen polos de colgar morcillas.

Tiene la tarard unos pantalones

que de arriba a abajo todos son girones.

127

lo dislmulo bien.

Sal a bailor

que te de con este pie ...

CHace el ademon de golpear con el pie a la nina que debe ocupar el centre del corro).

16.— "Los cordones que tu me dabas..

Los cordones que tu me dabas ni erem de seda ni eran de Iona ni eron de seda ni eran de Iona,
todos me dicen que no te quiera.

Eres buenamoza, si, cuando por la calle vas. Eres buenamoza, si,

pero no te ccraords pero no te casords,

porque me lo ban dicho a mi.

Eres buenamoza, si cuando por la calle vas;

me gusto Carolina [y ol6l (Se orrodllla)

La version sayaguesa del corro es asi una especie de danza es* pahola. La nina o nihas que
ocupan el centro bailan con el tipico rit- mo y aire espahol. Por lo general es una jota o un
charro. Las que forman la cadena tambien danzan tipicamente, con la inconfundible
personalidad de la coreografia popular hispdnica.

No vi nines entre los espectadores de estos corros. Me dijeron que no les estaba prohibido
yerlas, naturalmente, pero que preferian ju- gar por su cuenta con sus propios
entretenimientos.

La comha.— Se llama asi al salto de la soga. En Bermillo se hace

al compds de cantos especiales que son muchos. Las ninas tambien

se organizan en filas. Mientrds dos, una de coda fila opuesta, mueven la soga, todas, menos
la que salta, canton en coro.

Vamos a tronscribir la letra de las combos del repertorio del gru* po de Trinita:
El juego y la cancion tienen casi siempre dos partes. En la prime- ra canton melodiosamente,
moviendo suavemente la soga. Esta parte puede durar una o dos estrofas. Luego cambia el
ritmo, agitan vivamen- te la soga mientras canton. La letra toma un sentido tambien
opropiado. La nina designada, generalmente por turno de fila, se lanza certera* mente bajo la
soga y empieza a saltar, hasta perder. Algunas veces

canton directamente al ritmo del salto. Puede en las letras de las com bos notarse cloramente
si tienen exordio o no.

128 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

1. — "Una y dos ."

Una y dos patatas con arroz Arroz con leche

leche con escabeche.

jOue viva la sal que viva el salero que vivan las ninas

que gaslan sombrero!

CEsla sstrofa la canton mientras mueven la soga, cuando una d las nines empieza a saltar,
entonon la siguiente;)

Debajo de esta piedra hay una culebra diciendo que pierda

que pierda Mari Tere que pierda Rosi

que pierda Trini...

2. — "A la barca..

A la barca barca me dijo el berrquero, las mujeres bonitas no gastan dinero.

Yo no soy bonita ni lo quiero ser arriba la barca una dos y tres.

3. — "Las alas extranjeras..

Las alas extronjeras que van por aha mar con el ruido de las olag empiezan a balancear.

Balance aqui balance alld cuatro pa'qui cuatro pa'lla.

4. — "El medico esta malo

El medico estd malo le van a dor adiog

los curas a la puerta pidiendole perdon.

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 129

La criada a la ventana partiendo la manzana


La criada en el balcon partiendo requezon.

Oue una, que dos, que tres

que saiga la nina de este cordel que va a perder.

5. — "La calle anchica"

La calle anchica de San Francisco

tiene un puente con doce canicos.

Los doce canicos son de metronica para las nimicas de zargocica.

Ha sucedidico la calle anchica se ha caido

que la levanten.

Vagar tienen los estudiantes.

Los pies p'qui los pies p'alld ...

6. —"El cocherilo ...

El cocherito, lere me dijo anoche, lere, que si queria, lere, montar en coche, lere y yo le dije,
lere,

con gran salero, lere, que me mccreo lere,

Una dos y tres pluma tintero y popel para escribir una carta a mi querido Manuel. En la carta
le decia recados para ml tia; estd comiendo judia

en un papel de lejia

130 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

7. — "Mana a la botica "

Maria a la botica

el boticario Is dio pastillas; estas son pocas.

Y despues le da un chorizo

iasi, asil jfuerte, fuerte!

8-— "Una y dos . .

Una y dos

ia como da los huevos? a treinta y dos.


No puede ser.

Sale la criada con el mono tieso

icaramba, y es esol

9. — "Quisiera saber...

Ouisiera saber mi vocacion soltera, casada. viuda y vieja. Ouisiera saber mi novio Franco,
Herrada, Juan Antonio.

Ouisiera saber en que mes me caso,

enero, febrero, marzo

Ouisiera saber que dia me caso lunes, martes, miercoles, jueves viernes, sdbado y doming©.

Ouisiera saber cudntas ninas

una, dos tres, cuatro (hasta que pierde el salto).

10. "Oue una, que dos "

Oue una, que dos y ven aqui,

que cuatro, que cinco [y vamonosi

11. — "Margarita tiene un goto"

Una, dos, tres y cuatro, Margarita tiene un gate con las orejas de trapo

y los ojos de cristal hace gracia el animal.

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u roi Una, dos, tres y cuatro,

se venden cerillas en el Estanco y papel de fumadores

y per eso le llaman el Estanco Nacional.

12. —"Tc convido "

Te convido

iA que? Al cafe.

lA que hora? A las tres.

Una dos y tres;

entra Rosa color mariposa; salta clavel color moscatel.


13. ^ "Y chichibeo ..

A una y dos, y chichibeo cuatro, cinco [y vdmonos!

Oue una, que dos y ven aqui.

Nueve cuatro, nueve cinco

[Y vamonos 1

La Pelota— Las ninas hacen rebotar la pelota sobre el suelo o orrojdndola contra la pared, al
compds de un canto. Puede jugar una nina sola de este modo, pero suelen hacerlo en grupos
y, entonces, mlentras el coro canla, una de ellas juega a la pelota, ritmicamente. Vamos a
ofrecer la letra de las canciones de este juego:

1. — "Me tengo que fr a vlvir.. Me tengo que ir a vivir, a vlvir,

a las orillas del mar, del mar,

por ver si veo venir, venir

a mi amante de pescar y pescar.

Si lo veb venir y venir

no me tengo que asustar, asusfar, que son tres marineritos

que vienen de novegcfr y nrrvegar. -

132 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

2. — "Juan Tintua..

Juan Tintud de Sinforja y si ha de lit©

berene a de lite

y de liton [miau!

3. — "Pepito estaba eniermo ..

Pepito estaba enfermo lo llevan al hospital

y en el hospital le dicen que no le pueden curar.

Oue me tiren cuatro tiros que yo no puedo vivir

con los brazos partidos,

4. — "Pompeye si..

Pompeye si la Beti no,

Coperucita, y el lobo feroz.


Pompeye si y la Beti no

los corderitos y el lobo feroz.

5. — "Maria si vas al puerto..

Maria, si vas al puerto quitate la zapatilla

con la flor del romero

que te pone amarilla jMiau, miau, miou!

Pompeya, marino escojo, aquel, que le falta un ojo aquel que no se le ve Pompeya, marino
escojo,. jMiau, miau, miau!

6. — "A mi una ..

A mi una

los hombres fuman

las mujeres fuman cloveles los nihos fuman pitillos

a las caracollllas

y la bola del niho.

La s Comunida des d e Espa Sa y del Pe r u 133

A mi una a la fortuna.

Isabel

planta un pie, planta el otro,

con la mono blanca (derecha) con la mano de cristal.

Al tope tope al topeado, atrds, adelant©

a los coracolillos y al estudiante. Cabeza, hombritos,

cadera rodilla puntera zopato

de media suela

tacon y puntero.

7. — "En Buenos Aires las costureras ”

En Buenos Aires las costureras visten y canton de su manera,


a la una von a comer

y ya no vuelven hasta las tres. Y si vuelven llevan poraguas hasta los picos de las enaguas, sus
zapatos son de chorol,

si se las gastan joy mi Dios, ay mi Dios!

El Fscondite.— Tambien la niha que ha de buscar a sus compa- neras de juego que se esconden
es elegida mediant© un canto. Se lla- mo "Suertes para el escondite”. Aquella que es sehalada
por el ultimo verso hace de persecutora. Una sola de las ninas canta y va sehalan- do a las
otras. Comienza a sehalcrr a las nifias por cualquier sitio de la fila. Vamos a transcribir los que
oimos ©n el barrio del Cristo.

1. — Al escondite leite

la burra y el biche.

Don Chinfion

que gordito estd usted.

Claro que si

porque como muy bien. llego a mi casa

134 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

ms tomo un cafe; Hega la criada me rasca los pies,

[Don Chinfloni

2- Un goto se tiro a un pozo, las tripas hicieron jgua!

A remote piti poto piti poto piti pd.

3. —Endendepice iquien era tu papa? era comandante purrencence.

La mamd de tu papd

[salvado estd usted!

4. — Endendipe miserere

coratf endipe.

5. — Mi papd tiene un coche porropopo

dime nina, ^de que color ...?

—Verde ... (puede elegir cualquiera, la que contesta)

Mi papd tiene un cajdn

lleno de puntas,
dime nina icudntas son?

6. — A1 escondite, leite, del caga litdn;

tres gallinas y el capon.

El capon estaba muerto las gallinitas

en el huerto.

7. — Pilon chiviricu chiviricu

chiviricuri curi curifd chiviricuri curifero

me Ian don y no las quiero metales en un puchero,

que yo no los quiero.

La s Comunida des d e Espa n a y del Per u 135

Diriamos, pues, que las ninas en Bermillo al tiempo de recrearse re- crean tambien a sus
madres y a las mozas y mozos. Las "solanas" son de por SI lugares de tertulia, excepto en el
invierno, pero las ninas dan a estos espacios abrigados, ya contra el sol ya contra los vientos,
un atractivo especiansimo. Frecuentemente, mozas y mozos tienen en estas solanas
encantadas por el coro de las ninas, una oportunidad propicia para charlar. Las ninas cumplen
asi un papel singular en el pueblo; no estdn solas entre si como los nines. Los labradores y
"senoritos", estos con menor frecuencia. son atraidos por el juego de las ninas. Apenas se
forma un corro se reune un pequefio publico para verlas, y en raras oca- siones, incluso, vi
como cplaudian a las pequenas bailadcras. Constitu- yen, ya lo dijimos, sus danzas, lo unica
forma superviviente, aunque no complete, de los antiguos bailes y cantos populares. Existe,
por eso, un interes emocional, de anoranza real y profunda, en los espectadores quo las
contemplan. Porque nadie ha aprendido oun en el pueblo a cantor ni tararear ni silbar la
melodia de tangos, boleros, valses y zambas; este tipo de musica no ha alcanzado a
popularizarse realmente; sigue siendo exotica y formal.

El bermillono oia y veia con regoeijo tranquilo, porque de por si es sobrio, los corros de las
ninas. Pero puede observar en sus semblantes la expresion de la felicidad. Se reian y
permanecian, especialmente las mujeres, largo tiempo, espectando los juegos, porque ellos se
realizan po- co antes de la hora en que los hombres empiezan a llegar del campo y las mujeres
disponen de tiempo para recrearse un buen rato.

Este hecho hace que las ninas sean menos timidas que los ninos pa ra con el forastero. Son, en
general, mas sociables. Yo no tuve ninguna dificultad para hacerme de amiguitas que
charlaban conmigo libre y ex- tensamente y me dictaban, cantando, su repertorio. No me fue
fdcil en cambio, a pesar de la facilidad con que en todos los pueblos donde he vivido
conquistaba a los pequenos y jugaba con ellos, no me fue fdcil en Bermillo ganorme la
confianza de los ninos. Son mds huranos y re- traidos; forman un pequeno mundo cerrado.

Los ninos
Ya lo dije, forman un grupo "aporte". Los mozos mismos no los ad- miten sino cuando se
aproximan claramente a la edad y el desarrollo necesarios, quince a diecisiete ohos, ni ellos,
los ninos, admiten a los mozos.

Debemos advertir que no hacia muchos anos, unos diez o quince se-

gun nuestros informantes, que habia desaparecido en Bermillo la cere- monia de pasaje de la
infancia a la mocedad. Nos ocuparemos do ella mds adelante; y este rito se cumplia aun en
algunos pueblos bostante proximos, como Arganin. Los grupos por edades, especialmente el
moce-

136 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

n'o y la segunda infancia, estaban muy formalmente separadas en Soya- go. El nine se aisla,
porque se embargo en ciertos juegos que no son pro- pios del mocerio ni "dignos” de el, pero
tambien se dedica al unico de- porte que se practica en Sayago: el iuego de la pelota, "el
pelotaris".

Ya dijimos que la ninez goza en Bermillo de una libertad bastan- te ampha, mucho mayor que
la que se concede en las comunidades, pueblos y ciudades peruonas. Es que en Sayago el nino
no trabaja co- mo el campesino peruano. El pastoreo es casi un oficio en toda Espana; los ninos
no cuidan nunca de las cvejas, ni cuidan las vacas; se dedican a ese trabajo los mozos y mozas y
los pastores. El nino juega, y oyuda a su madre en algunos menesteres hogarenos que no
requieren de su presencia constonte.

La diversion fovorita de los ninos, entre los seis y ocho anos de edad, es la de subirse a los
drboles, especialmente al legendario negrillo d© la plaza, de la pequena que esta frente a la
iglesia. Este vieji'simo drbol es de tronco hueco; su venerable tronco ha sido horadado y forma
un tunel que concluye en el punfo en que se reparten sus grandes ramas. Los ni nes logran
trepar por el tunel y alcanzar la cima del tronco principal. Se entrenan incansablemente, los
mds pequehos, para realizar esta hazaha. Cuando la logran por primera vez, de hecho han
vencido una etapa de la infancia y han ingresado a otra. El historiador Ballesteros, dedica H-

ricas frases a este negrillo, en su ya citado libro y afirma que le recuer- da su infancia.

El nino que ha subido por primera vez el tunel del negrillo de la pla za, repite la proeza
muchi'simas veces en el mismo dia. Asf queda consa- grado. Yo observe, fui testigo, mds de
una vez, de la especie de regoci- jado asombro de los ninos que realizaban la hazaha por
primera vez. Des- de ese instanle pertenecian a una categon'a superior. Y luego se erven-
turaban con mucho tino, con inusitado temple, a trepar las grandes ra,- mas casi horizontales.
La poreja de cigiiehas que tenian su nido en lo alto de la torre volaban sobre este drbol tan
viejisimo, y tan nuevo cada primovera. Los ninos lo escalaban y montaban en grupos
excesivamente nutridos. Pero sus ramas resistion. No vi una sola vez caer un nino de ese arbol.
Era, es sin duda, el buen abuelo de los infantes de Bermillo. Es© drbol tan famoso en todo
Sayago.

juegetn tambien los ninos al Cautivo', a las "Tres naves hay ©n el mar . El Cautivo es un juego
de persecucidn. El otro nunca me lo qui- sieron explicar y no lo vi jugar completo. Como el cine
es una novedad reciente, el nino de Bermillo no juega oun a los bandidos del oeste, a pesor de
que la unica literature que el "Bazar” vende en el pueblo son novelas del oeste
norteamericono.

El juego fovorito, de los ninos de nueve a doce ahos, es el de la pe lota, que lo explicaremos
en un capitulo posterior. A esa edad miran n

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 137

los chicos que pugnan por trepar al negrillo, o a quienes se regocljan balancedndose o
mostrdndose sobre sus ramas, con la misma expresidn de cierta superioridad con que el nino
que ya estd sobre el drbol mira al que sueha con realizar la hazaha de veneer el mismo tunel
del gran drbol.

* * *

"Ni hablar de que una niha pueda hablar a un chico, ni siquiera pa ra conversor de la Virgen
Santfsima”, me deci'a una joven solterona que fu© una d© mis buenas informontesu La
infraccion de la regia trae, ade- mds del castigo fisico, el enojo de los maestros, de los padres y
de todos los mayores. Viven, pues, los ninos en un estado de libertad segregada de modo
implacable. El temor religioso cotolico el sexo, al gran "pecado", condiciona la vida de la
comunidad, rfgidamente. La fidelidad conyugal se montiene de veras absoluta por la outoridad
indiscutida de este prin ciple, y las madres solteras son maJdftos, como lo veremos mds
adelan- te; los hijos de las madres solteras son hijos sin padres, aun cuando el padre quiera
atreverse —y este caso ©s rorisimo— a reconocerlos.

La vida social y sexual de la juventud y de la madurez en Ber millo estd condicionada y


distorsionada por tan rigido principio religio so. Su influencia ©s mucho mayor de la que tiene
entre los "vecinoe”

Csehores) de las comunidades y pueblos de la sierra peruana, donde tambien este principio
religioso era, hasta hace unos veinte ethos, casi tan rigido como en Bermillo y las infracciones
traion las mismas con- secuencias.

Infancia sin discriminacion social

En Bermillo hay una sola escuela, la del Estado. Todos los ninos asisten a ella. Los "sehoritos”
son pocos y avaros; ni siquiera piensan en la posibilidad del sostenimiento de un escuela
particular ni envian a sus hijos, salvo dos casos, a los centros de ensehanza de las ciuda des, a
los internados. La comaraderia en la escuela se forma y se cul- liva sin discriminacion de castas;
esa camaraderia continua en la calle. "Usted io ve —me decia el propietorio de la mds
important© tienda
de comercio, refiriendose a los ninos— juegetn entre todos como iguales; netdie les prohibe
que se junten, ni los de abajo ni los de etrriba. Pero salen (egresem) de la escuela y yo no ie
puedo explicar como desde entonces hay division, y envidia del labrador para el sehorito hasta
ia muerte. Usted verd, asi no queda sino ©1 rigor para con ellos; no puede ser de otro modo.
Los padres labradores les inculcon a los ninos desde tempremo la desconfictnza por los
sehoritos; pero al juego, juego. Paso esa edad y se entra a; la otra en que cada quien ocupa su
lugar. jY cada

138 losE Ma r ia Ar gu ed a s

quien a lo suyo! Alli viene la hora de los odios y el rigor comienza. Dios no cna a los hombres
iguales ..

Los nmos no tienen que meterse en las porquerias de los grandes

que somos corrompidos -aiirmdba P. E„ un padre de lamilia labrador joven . Elios son como los
paiarillos, que vuelan y que cantan sin saber de lo male y de lo bueno. Todo tiene su hora y su
liempo" L»

pregunte si era verdad que les inculcaban desconfianza y odio a los hi,os de los "senoritos". P.
E. era un labrador cuya madre era muy vedna de la senora Sabina. Luego de ver a su madre
venla a la po- sa a y charlaba con los arrieros y conmigo, frecuentemente. Habia emigrado por
un tiempo a trabajar en unas minas de la Provincia de Oviedo. Volvio aterrorizado, a los pocos
meses. No era muy agudo. Araba con burros, era pobre. Sin embargo vestia con cierta
elegancia. Era alto, hermoso y fornido; acomponoba siempre en las ferias a C.

A. No trataba a este labrador, viejo y sabido como un zorro, con la

desconfianza que los otros del barrio, por el hecho de que C. A. fuera continuamente al Cafe.
P. E. medito un buen rato antes de responder a la pregunta ^e le hice. "Verci usted —me dijo
— Esas son cosas sa- bidas de los 'senoritos''. Elios estdn mds corrompidos que nosotros,

porque su ocupacion de ellos es mds bien como un robo. Piensan de m.alas. Los ninos oirdn lo
que nosotros hablamos, con razon, de esa gente. Pero un cristiano no puede inculcar odio en
el corozdn de un

angelillo. ^No lo cree usted? Deapues, cuando adquieren conciencia en el trabajo, en la


mocedad... ^que quiere usted? ^Que respeten y le tengan confianza al que los desprecia, al
que los considera bestias

que no merecen sino el Idtigo para andar derechos? jEso si les ense- nan los senoritos, apenas
salen sus hijos de la escuela! No creo que antes; soy cristiano. Es voluntad de nuestro Senor
Jesucristo que los ninos no se odien a pesar de que vienen de dos bandos que si nos

odiamos. jEso estd bieni ^No es cierto? Y no es obra de la gente sino

de Dios. Desde la mocedad nos odiamos, y hasla la muerte".

El comerciante insistio en que no encontraba otra explicacion para que, al termino de la ninez,
empezara la division de castas que la ac- atud agresiva de los labradores y su odio a los
"senoritos". "Porque nosotros no los odiamos, puesto que son inferiores, solo les aplicamos el
rigor".
Oue la ninez en Bermillo, como lo comprobe diariamente, no estu- viera contominada del odio
de las castas, era sin duda una consecuen- da de la vida en comun que hacion en la escuela
unica y de la s6- lida moral cristiana de los labradores. Los "senoritos" aceptaban la
cbnvivenda, la camoraderia de los ninos de ambas castas, aparen- iemente de buena gone. Es
probable que los principios rehgiosos influ- yeran algo, oun en ellos, apesar de la afirmacion
del comerciante que

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 139

aseguraba que Dios cria distintos a los hombres y los distribuye en ca- tegorias. Pero regia el
principio moral de que la ninez debe estar a salvo de los rencores del hombre maduro.
Vencida la edad del juego, segun el criterio del comerciante, cuya confianza gone
honestamente y que llego a ser un buen amigo e informante mio, vencida esa edad, en
Bermillo "cada quien ocupa su lugar, segun su categoria y cada quien a lo suyo". Es decir, a
defender por el rigor su lugar de privilegio los senoritos, y a resignarse tambien, por fuerza
del rigor, los labra dores. "Cada quien a lo suyo": el labrador a orar y el "senorito" a las
oficinas y a las tiendas;

La ninez no estd contominada de los rencores de casta. Los ninos de Bermillo disfrutan del
raro privilegio de la igualdad social, dentro de un pueblo donde el odio de castas es
implacable. El proceso de for- macidn de este odio, comienza en la mocedad. Los ninos forman
una isla social en el pueblo, una isla feliz.

• * *

Las relaciones de los ninos con sus padres son de respeto de par te del niho y de ternura de
parte de los padres. No presencie un solo cdso de extremado rigor en el castigo a los ninos;
salvo el que supe que se aplicaba en la escuela cuando algun nino era delatado o sor- prendido
hablando a solas con una niha. Los nines sen bien amados y libres en Bermillo, libres,
incluso, del odio de castas.

Los ninos sin padre

Esta especie de privilegiada vida de los nines alcanza incluso a los "hijos sin padre". Una
mujer soltera que ha tenido un hijo es una especie de "maldita", una marginada social. Ya
trataremes de este punto enseguida. Pero su hijo no es segregado, no sufre ninguna repre-
sion social, ocupa un lugar, un status semejonte al de los demds. El hecho de ser un "hijo sin
padre" le acetrrea en la edad adulta cierlas limitaciones no muy graves. Incluso los
"hospicianos" han llegado a

ser vecinos de mediana categoria en Bermillo, y habian cinco que estaban casados con mujeres
relotivamente acomodadas.
El niho ilegitimo goza de la misma libertad y derechos en su gru- po que cualquier otro niho.
Entre los vecinos de las comunidades del Peru un hijo ilegitimo era severamente discriminado
y aun ofrentado hasta hace pocos ahos, a pesar de la igualdad que la ley establece. En la
actualidad es todovia considerado como socialmente inferior a los hijos legitimos. En
Bermillo, que es una especie de poraiso de los

'ninos, no cae sobre el ninguna sombra, a pesar de que su madre es cruelmente marginada y
se la trata como "a una muerta en vida". •

140 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

La mocedad

Los ninos son considerados "ropaces" desde los once hasta los quince onos. A los dieciseis
pueden ingresar a la ccrtegona de mozos.

No pudimos fijar una fecha suficientemente determinada del ano

que en Bermillo desaparecio la mocedad como un grupo organizado. Pero en algunos pueblos
bastante proximos, como Arganin, que estd a 25 Km. al noreste de Bermillo, por el camino de
La Muga, todavia el

moceno montiene su organizacion tradicional. Y es la misma que te nia en Bermillo. Algunos


informantes aseguraban que hacia como 40 anos que habia desaparecido el rito de ingreso a
esta edad y el cargo

de Alcalde de Mozos; otros ctfirmobon que no hacia tonto tiempo.

El ingreso al mocerio. El antiguo rito. Era exactamente igual al que describe Lopez Mordn para
las comunidades de Leon en el ya citado libro de Costa "Derecho Consuetudinario"; en el
pueblo de Arganin se cumple aun esa ceremonia.

La primera oporlunidad que el rapaz tenia de acercarse a una ni- ha y cmn de bailar con ella
era durante la fiesta de los cainovales. Se le permitia hacerlo. Las rapazas' ya son
expertas porque bailan entra ellas todos los domingos. En la actualidad se adquiere el derecho
de mocerio sacando a bailor a una moza en un baile publico. Cumplidos los 16 anos se es mozo
por la edad; para confirmor formclmente tal de recho debe bailor con una muchacha en un
baile publico. Algunos mo zos, por timidez o por inexperiencia, demoran a veces hasla los 18
ones en cumplir con la formalidad. Se debe tener en cuenta que el rapaz no tiene la misma
oportunidad que las ninas de aprender a bailor. "Apren- den mirando, nada mds”. Y la
separacion de sexos ha sido inflexible. Sin embargo, realizada la hazaha del primer baile,
esta separacion se relaja. Durante las fiestas religiosas, las romerias y los bailes, es-
pecialmente durante las romerias —que se cumplen con motivo de las fiestas religiosas— las
relaciones de mozos y mozas son bastante libres, pero "delonte de los ojos de los mayores” o
donde pueden ser vistos: por ejemplo, en los sitio.3 de los regatos donde las mozas lavan la rc-
pa, en las fuentes de agua potable. No es permitido el paseo de una pareja en el campo donde
pueden esconderse. Tampoco a un mozo le 9S permitido acompcchar de noche a una moza;
ella debe estar junto a un familiar o a una amiga respetable. En mds de una ocasidn vi co mo,
alguna moza, de noche, al termino del baile, era acompahada por algunas amigas y mozos; la
despedion en una esquina y ella vencio ia distoncia que habia de su casa a la esquina a toda
carrera, sin vol- teor la cara.

El antfguo rito consistia en una reunion que los mozos celebraban

©n una toberna para recibir a los nuevos”. Los nuevos estabon obliga-

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 141

dos a pagar todo el consume de vino que se hacia durante la ceremonia. Los mozos brindaban
por el exito de los recien ingresados y estos jura- ban cbediencia al Alcalde.

El Alcalde de Mozos era elegido en cabildo por todos los jdvenes y el Alcalde del Ayuntamiento
le confirmaba en el cargo, verbalmente. Cumplido el rito, el mozo tenia derecho a cortejor a
las mozas; an

tes le estaba prohibido, aun cuando hubiera cumplido c sobrepasado

la ©dad.

Los mozos forasteros estaban obligados a pagar "la mediana” pa ra obtener el derecho a
enamorar a las mozas del pueblo. La "media na" consistia en el pago en dinero de cierta suma
relativamente alta, de 30 a 40 pesetas, que los mozos gastaban en vino. La "mediana" la
cobraba el Alcalde de Mozos. El forastero que no cumplia con esta obli- gacion era
"cencerrado". Los mozos tccaban, todos, cencerros, siguiendo por las calles al forastero
enamorado. Los viudos tambien estaban obli gados a pagar este derecho; es decir, su
reingreso a la mocedad. Lo pez Mordn considera esta costumbre como un rezago de la
endogamia.

En Arganin, donde la costumbre subsist©, estaba en 1958 a punto de extinguirse, segun uno
de los peluqueros de Bermillo, que era arga- fiinez. Cinco anos antes, hacia 1953, los mozos
cencerraron a un viudo durante todo el periodo del noviazgo, en la ceremonia del matrimonio
y a lo largo d© las calles, que los novios tuvieron que recoirer, de la iglesia hasta la casa del
viudo. Todo porque el viudo se nego a pagar la "mediana". Un aho despues, le aplicaron la
misma sancion a un guordia civil forastero. En visperas de la boda, el guardia se rindio y tuvo
que pagar al Alcalde d© Mozos el doble de la suma que s© le ha bia exigido cuando empezo a
cortejar a su novia. El guardia y el viudo fueron a quejars© al Gobernador de la Provincia, en la
ciudad de Za mora. El Gobernador ordeno la prision del Alcalde de Mozos y de dos jovenes
mds. Permanecieron ©ncarcelados los tres, mds de dos anos. "Creo qu© en Arganin tambien
se acabd la Alcaldia de Mozos", me dijo con cierta tristeza el peluquero.

El mozo ya no podrd jugar mds con luces de colores durante las noches de fiesta; ©sa es
diversidn de los ropaces. Ingreso a la cate- goria de adulto y debe trabajar, como labrador,
con el rendimiento de un adulto. El mozo qu© no se ha atrevido a realizar su primer baile, for
ma sin embargo parte del grupo de mozos en ©1 Cafe durante los bailes y en las romerias. Es,
no obstante, una especie de mozo incomplete, no formalizado. Estd, asimismo, obligado a
realizar las mismas faenas que los adultos. Los ropaces solo trabajan en las tareas apremiantes,
como la siega y trilla y no se les exige sino qu© contribuyan en la m.edida de sus fuerzas. El
mozo debe competir con el adulto.
Como ya dijimos, todos los bailes que se realizan en Bermillo y en

142 Jose Ma r ia Ar gued as

Soyago son de mozos. El casado solo puede bailor durante las grandes fiestas religiosas, unas
pocas veces y exclusivamente con su esposa. El casado que se atreve a sacor a bailor a una
moza es considerado como un ''libertino" y, por !o general, es rechazado por la muchacho; si
esta lo acspta, merece la censura de toda la concurrencia y especial- mente de las mozas
"jMira que bailor con un casado!'' suelen ex- clamar.

El mocerio es la edad prematrimonial, el pen'odo en que el ser hu- mano tiene derecho
regiamentado pero legi'timo a todas las format de goce^y diversion que "al cristiano le es
permitido". La explosion de la alegria irrestricta es considerado no solo como propia sino
caracte- n'stica y necesaria del mocen'o. Elios deben alegrar el pueblo, especial- mente las
fiestas; los ninos son considerados pajorillos. angeles intc- cados por los vicios huraanos, y
como a tales se les cuida. El mozo se inicia vigorosamente en el conocimiento del bien y del
mal y, como su future ha de ser de entrega absoluta al trabajo y al renunciamiento de la
libertad para los medios u oportunidades de disfrutar los placeres que al cristiano le es
permitido en la sociedad, el mozo puede gozor de esas oportunidades y debe hacerlo
intensamente.

Pero la mayon'a de los mozos de Bermillo tenian apariencia de ti- midos. En el Cafe como ya lo
dije, bailaban poco, en las romerias bai- laban algo mds. En la romeria a la Hermita de Grocia
iugaron con ani- macion contagiosa, tratondo de arrastrar al Sindico hasta la laguna, en una
corretilla, conforme c la costumbre.

Corsidere que podia ser la falta de dinero lo que hacia de ellos timidcs, poco duehos de si,
poco audaces, y no realmente felices en apariencia. C. A. afirmaba que no era por eso. "El
mocerio nunca tuvo dinero, antes menos que ahora. La alegria le viene de la sangre y con resa
fuerza, usted ve, el hombre que es como debe ser, le entra a cualquiera y consigue no solo lo
que de derecho le pertenece sino tam- bien lo que hay que conquislarlo por la fuerza. Asi era;
el mocerio de antes reinaba. Ahora parecen tropa de burros". "Y, ^por que?", le pre- rgunte.
jVaya usted a saberlo! Desde la guerra y porque el mundo cambia hacia el reves. Oiga usted, el
mundo cambia de lo alegre a lo triste, en todo, Y al que se mantiene derecho sin hacerle
mientes a esos retrocesos, le dicen "libertino", "licencioso" y otras.. . [Como quien

;Oye llover, amigo! El lobo viejo y experimentado anda con sus propios

pies y solo le hace caso a su olfato. Dios castiga al coi..., al mustio. aomo estos mozos de ahora
que no sirven ya ni para lo que mds pide el cuerpo de todo cristiano: arrimarse a una hembra..

"Usted lo ha dicho. El mundo cambia. Ahora el dinero es mucho mds necesario que antes para
sentirse seguro, para tener oudacia..."

> - "Al reves, amigo, al reves. Esta usted hablcmdo con un hombre

La s Comunid ades de Espa na y del Per u 143


jugado. Nosotros eramos mocerio que reinaba, y no habia dinero.. "No habia dinero. Ahora
que abunda, quien no lo tiene, es inferior". "iQue dinero se necesita para arrimarse a \ma
moza que estd ar-

diendo por meterse con im hombre? ... Se arrimetn a las vacas, oiga; si, no se asuste..

"No, amigo C. Antes se hacia pagar la "mediana"; se admitia a los mozos nuevos en una
taberna y el vino lo pagaban los nuevos. Los mozos podian cencerror. Casarse ahora cuesta
mucho. Y una moza con hijo en vuestro pueblo es algo peor que una muerta ”

C. A., porpaded los ojos, como solia hacerlo cuando le era nece sario reflexionor.

"El dinero, la guerra, los curas, el rigor de las autoridades que son

obra de los "sehoritos" ... Si; ha cambiado para peor. Por algo se han achicado los mozos.
Nosotros tambien, los labradores somos ahora mds chicos cada dia que posa. El dinero vale y
no vale. (Pobres mozos de este tiempo y mds pobres las mozas! Yo tengo tres hijos solteros;
uno de 30, otro de 32, y una hija de 29 ..

Vida sexual. El solteno

"Yo, a los 20, tenia mds de una que se echaba petnza ctrriba para mi. Los mozos ahora se
pasan todo el dia en el campo. En la primovera, a la vuelta del trabajo, se quedetn parados en
las "solonas" mirondo y oyendo los corros y la comba de las nihas, como estacas; en el invier-
no hablan en familia junto a la mesa "comillera"; en el verono troba- jan mds que las bestias
Y Dios, ^que les da en cambio a los mozos?",

"^Se orriesgaban por usted, las mozas?" —le pregunte a C. A, "Hay que saber hacer las cosas
amigo; y antes los curas no te

nian el reinado que ahora tienen".

"iA que le llama usted, saber hacer las cosas?"

"Usted pregunta mucho y cosas que son secretos de cada quien. Yo no prehe sino a una.
^Usted sobe lo que eran los "seronos"? ^Pora que hizo el vecino de antes esa costumbre? El
hombre de antes sobia. El de ahora estd, hasta aqui, en este pequeho pueblo, azorado, como
animal que ha perdido el juicio y no sabe en una division de caminos por donde debe tiror. Los
"seronos" eran para que las mozas y los mo zos se conocieran en todo y por todo. Alii se
bailaba hasta tarde de la noche con gaita y tamborin, y cantos de las mozas. Se bebia vino que
todoa llevaban, los vecinos, se entiende, A la salida se acompanaba a las mozas... o tambien
se salia con ellas un rato al aire... ya us ted sabe para que. Usted no sale con una moza al aire
para miror las estrellas o para oir a las ranas solamente. Eso daba a los mozos lo que les
correspondia, Ahora, despues de la guerra hay mds rigor, y miedo, mu-

144 Jose Ma r ia Ar gued a s


cho mledo, amigo, miedo ©n todo tipo d© corazon. Ahi tiene usted a la guardia civil, al cura,
ol senorito Alcalde. Antes era un labrador el Al calde o le debia al labrador su mando. Nosotros
lo elegiamos y se nos respetaba. Todo influye, oiga amigo, influye mds el miedo..

Transcribe mis apuntes al pie de la letra. C. A. era, como ya lo h© dicho muchas veces, el
labrador mds sabio y observador de Bermillo. Ya no trabajaba en la labranza. Era un li'der
natural de los lobradores. Le ©mbargoron sus bienes, por un largo tiempo, al termino d© la
guerra civil y pudo sobr©vivir con lo qu© ganaba a los "palurdos”, "senori- tos” o no, ©n ©1
juego. Luego, lo dejoron tronquilo; pero su ©xp©ri©ncia d© la persecucion y del embargo
influia ©n sus reflexiones, en ©1 punto d© vista con que observaba al pueblo.

Creo haberlo dicho mds d© una vez, C. A. m© trataba con crfecto, y con cierto aire d©
maestro, de superioridad qu© yo aceptaba sincera- mente. Est© hecho pudo haber tenido una
influencia ambivalent©. Pro bablemente ©xageraba algo las cosas, pero ©n cambio las decia;
no callaba nada; no dejaba d© exponer su juido sobr© todas las cosas qu© le planteaba.

"Usted tiene tres hijos, practicament© solterones y es usted un ve- cino nada pobre. iPor que
ere© usted qu© no se han casado sus hijos? iPor qu© ©n Bermillo hoy tantos solterones y
aun solterones ricos?".

"Ya 1© dije. D© la guerra para acd s© hon vuelto mds bestias. Los qu© ©ran ©ntonces
mozos, no s© han casado y los que han creddo ©n estos ohos han seguido ©se ejemplo. Yo
h© hablado con mis hijos. Yo tengo hacienda, y no poca; pueden mis hijos tener novia, a quien
quie- ran; porque, ademds, usted lo ve; no son cojos nl mancos. Pero no se oniman; se pason
©n el campo orondo, con las vacas, siempr© con las malditas vacaa. Oue un pobre le tenga
miedo al motrimonio, es justo. Pero iun acomodado? Usted ©studie esto amigo, ya qu© ha
venido a

©so. Yo no sabria decirl© otra cosa qpi© los mozos, ahora, porece que 1© han tornado recelo
a las mujeres. Yo, yo, a mis 66 ohos, tengo quien ... pero d© modo qu© no I© hare hijos. sino,
me come la hadenda y como ya ©stoy mal visto ... jSeria ©1 infiemol Ya 1© he dicho qu© ©1
bermi- llano es bestia; pero en esto sab© menos qu© la bestia misma".

En San Vitero d© Aliste, a los seronos s© les llama hilanderas. Es una misma costumbre con
diferente nombre. Durant© los inviemos so- licm reunirse, por las noches, mozas y sehoras en
la cosa d© alguna vecina, con el objeto d© hilar. Acudion ©n mayor numero las mozas. A
cierta hora, las visitaban los mozos, acompohados de musicos, y can- tando. Ingresaban a la
casa; se intemimpia ©1 trobojo y se iniciaba una

©specie d© jarana. Las mozas boilaban con los mozos; se bebia vino; los casados s© divertion
con el espeddculo. Elios no bcdlcdxm ni canta- betn. "Eso era ya por demds —me dijo uno de
mis informontes en Son

La s Comunid ades de Espa na y del Per u 145

Vitero— Los mozos y mozas salian d© las hilanderas y hacictn ©n la ca ll© lo que quen'on, y
mds cuando las acompahaban d© vuelta a sus ca- sas. Recuerdo que hobia, durante los
ultimos ohos en qu© hubo esa cos- tumbre, un fomoso gaitero, el Tio Gaticas" que era
llevado a las hi- londeraa por los mozos. No se 1© pagaba nada; s© 1© agasajaba y con-
vidaba. El colentoba a las mozas". "Era un escdndalo —me dijo P. F., miembro del Concejo y un
buen amigo informante que tuve ©n el pue blo—. Haci'omos con los mozas lo qu©
queriamos”. Pero aclaro, despues que, generalmente. los noviazgos s© concertabon durante
©sas noches y qu© los mozos s© casoban con las mozas "a las qu© prenaban" "Pero no
dejaba d© haber alguno que no aceptaba su responsabilidad y el cn'o se quedaba sin padre".
Precise tambien P. F. qu© la llbertad no consistia en que cualquier mozo pudiera
oprovechors© d© la muchacha qu© 1© diera la gana, sino que "habiendo simpotia d© por
medio, o lo qu© es decir, mutua aceptacion, en las hilanderas s© pasaba fdcilmente a los
hechos, especialment© cuando las mozas s© iban a sus casas y

©1 mozo las acompohaba".

Como los seronos d© Bermillo, las hilanderas d© San Vitero desa- parecieron hace muchos
anos; no pudieron precisar cuantos. "Fue ©1 cambio d© costumbrea que trajo el trigo, el
aumento de ganado, de los negodos; la mayor preocupacion que hay, lo qu© hizo
desaparecer las hilanderas y, tambien ©1 mayor rigor qu© los curas aplican en su vigilancia;
©1 mayor poder qu© tienen", afirmo P. F. "Eso era tambien ima costumbre muy atrasada,
creo, como d© pueblos un poco gentiles", concluyo. Yo 1© advert! qu© las mozas ©staban
ahora, como en Bermi llo, abondonadas y los mozos sin otro medio d© diversion que los fron-
tones, porque en Son Vitero no existian ni existieron los bailes publi- cos d© los domingos.

"Asi es —contesto P. F. — Es todo un silencio est© pueblo".

Las dos hijas del dueno de la hosteria ©n qu© m© aloje —qu© era al mismo tiempo taberna
—se quejaban de qu© no existia en Son Vi tero una sola manera de divertirse, de entrar ©n
contacto con otras mo- zos y con los mozos. "Todas las qu© pueden s© van, ounqu© sea para
empleors© de fregonas ©n las ciudades, qu© ©s lo peor qu© hay. Pero esta vida de
aburrimiento ya no se soporta".

Y la queja era muy ©xpresiva, porque en Son Vitero las solteras con hijos no son consideradas
"deshonradas", ni ©stem excluidas del grupo social, como en Bermillo. Pueden cosorse,
"siempr© que tengan hacienda, pues si son pobres no tienen remedio en esta vida; para ©lias
cada di'a es peor". "Pero tienen siquiera su hijo —©xclamo una d© las

mozas d© la taberna— iOue se gema con la hacienda si no hoy ale- gria?"

146 Jose Ma r ia Ar gued a s

La cancelacion de estas reuniones noclurnas del invierno, como con- secuencia de los cambios
que se realizaron en estos pueblos por el desa- rrollo casi subito de la economia, por el mayor
contacto con las ciudades, que el aumento de la produccion determine, y el poder casi
omnimodo ad- quirido por la iglesia, no habia sido reemplazado por ningun otro medio que
puaieron en contacto relativamente intimo y permitido a los jove- nes de ambos sexos. Los
cambios, la relotiva modemizacion del con- fort, la facilidad con que, en comporacion con los
tiempos anteriores a la difusion del trigo, podia conseguirse dinero y acumulorlo, no pu- do
obrir, sin embargo, un couce nuevo a las formas tradicionales de contacto social ya
desquiciadas; agentes de presion moral conserva- dora lo impidieron y creoron el estado de
''silencio” o "miedo” con que en San Vitero y en Bermillo definion los propios labradores el
des- concierto en las relaciones eroticas del mocerio.
No cambio, tampoco, el sistema de obstaculizor el matrimonio, sistema que nos parece que
fue establecido como una forma extrema de control de la natalidad. La poblacion de Bermillo
no hctbia oumentado en medio siglo.

El subito incremento de la economia no produjo en Bermillo cambios radicales en otros


ordenes de la cultura, cambios que si ocurrleron en algunas comunidades del Peru en las
cuales la economia fue, como en Bermillo, tan subitamente desarrollada: tales los casos de las
comuni dades del valle del Mantaro y de las cuotro de la ciudad de Puquio. En el Mantaro se
realize la integracion de las castas con predominio de ciertos valores de la cultura indigena, la
castellanizacion e incorpora- cion de las comunidades a las interrelaciones nacionales L En
Pu quio, los indios, anolfobetos durante siglos, construyeron escuelas, edi- ficaron centenares
de casas nuevas, perdieron la fe (los jovenes) en sus dioses locales indigenes y mucho mds
en los catolicos; y estdn re- sueltos a tomor el control politico de sus comunidades que han
pasadc

—con el reconocimiento oficial de las comunidades— a monos de los mestizos de coda uno de
los cuatro ayllus o comunidades

En La Muga el aumento del valor de los productos agropecuorios desencadeno la lucha de


ricos y pobres y la quinonizacion de las tie- rras comunales.

Pero al mismo tiempo que la economia de la comunidad de Ber

millo se incrementaba, el poder de la Iglesia y de los "senoritos” se hizo mucho mds fuerte,
especialmente despues de la guerra civil. Este poder se ejerce en el sentido de mantener la
"pureza cristiana de las

’ Escobar: “Sicaya una comunidad mestiza" Mimeografiada, 1961, Aya- cucho, publicado
despues en el libro “Estudios sobre la cultura actual del Peru”, Ed. Universitaria da San Marcos,
1964, Lima.

2 Jos6 Maria Arguedas: ‘‘Puquio, una comunidad en proceso de cam bio”, en la Revista del
Museo Nacional, Lima, Tomo XXV.

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 147

costumbres y la sujecion de los brutos campesinos”. Se produjo como consecuencia, un


premeditado e implacable detenimiento de la expan- siOT de los cambios; la mutilacion del
proceso de evolucion social, por la close de regimen politico del reino que estet fundado en el
monte- nimiento de la estructura feudal de la propiedad de la tierra y de la propia estructura
social. Las comunidades de Zamora que estudie evo- lucionan en forma sumamente original y
condicionada, como ya lo di- jimos.

El sistema que limita la evolucion economica de la comunidad a la que nos hemos referido,
ha mantenido inalteradas ciertas normas y

anulado otras, transtornando las vias de contacto tradicionales de raozas y mozos. El


matrimonio, por ejemplo, sigue siendo tan dificil de realizarse como antes, o mds dificil; la
separacion de los ninos por sexos es impla cable; las hilonderas y los seronos han sido
suprimidos. ^Cudles son en- tonces los cauces del contacto sexual tan reprimldo por la gran
dificultad de alconzor el matrimonio y la ninguna oportunidad propicia de relacio nes de mozos
y mozos, y el terror que se mantiene para reprlmir los con- tactos "ilicitos", marginando, por
ejemplo, con la mayor severidad a las solteras que conciben hijos? ‘'No lo sabemos", afirman
los adultos. "Se arriman a las vacas", aseguraba C. A. padre de tres hijos soltero- nes, gran
observador de la conducla humana en la comunidad.

Repetimos, otra vez, nuestro juicio de que este complejo de repre- siones establecen, en
Bermillo y en todo el portido de Sayago, una es- pecie de singularisimo sistema de control de la
natalidad.

El "nuevo Salon de baile", a la moderna, porecia que habia abierto una via nueva de contacto
entre hombres y mujeres. La mayor parte de los vecinos tienen dinero acumulado. Gastarlo en
la cantina y en el Cafe era considerado como una dilapidacion pecaminosa y absurda. El
nuevo Salon de bail© nos dio la impresion de que podia romper algo esa norma. Vi a muchos
labradores gastar en la cantina, como ya lo anote, bailor con mozas; y a los mozos no
desperdicior una sola pieza d© las que tocaba la orquesta.

Las deshonradas

La duena de la posada de La Muga en la cual estaba yo alojado era frecuentement© visitada


por una muchacha que tenia una hija de pocos meses. Yo me habia enterado que la niha era
hija de un hijo de la dueha de la posada. El joven estaba haciendo su servicio mi- litar. Un
dia le pregunte a la sehora si se sentia feliz con su nieta. "iQue nieta?", me preguntd. "La
nina que Ud. tiene en los brazos", le contest©. "Serd mi nieta cuando mi hijo se case con
esta", replied la sehora, sehalando a la madre de lu niha.

148 losE Ma r ia Ar gued a s

Un viejo informonte mio, d© Bermillo, criaba en su casa una chi- quilla como de cuotro onos.
Yo lo visitaba con frecuencia, porque era hospiciano , no muy inteligente pero sumamente
franco y gran cono- cedor de las costumbres y personas del pueblo. Un dia pregunte a la
esposa del viejo quien era la chiquilla: ”Es de mi hija —contesto—. Es hija sin padre. Esta lo
perdio todo lo que tenia que perder", y senalo, con un ademdn amargo a una joven que
estaba sentada en la puerta. La muchacha bajo la cabeza, contrajo el rostro y permanecio
rigida. "Ouedo como congelada", escribi en mi libreta de campo.

Esta muchacha deshonrada" recibio excelentes propuestas de tra- bajo desde Madrid y
Zamora, porque tenia en esos ciudades varies hermonos; pero habia decidido no obondonor
Bermillo. Era sirvienta del veterinario y durante el periodo d© la cosecha pedia dos meses
de licencia. Tenia fama de segadora excelente y ganaba buenos jorna- les en esos meses.
Vigilaba a su ex-novio. Ella no habia sido pedido. Gozaba en el barrio de prestigio como
muchacha honesta y sumamen te trabajadora. La madre me confeso que no habia perdido
ni perde- ria por mucho tiempo la esperanza de quebrantar la voluntad de su deshonrador y
logror casarse con el. Mientras tanto, como las otras "deshonradas", vivia al morgen de la
sociedad de las mozas.

El tercer caso que tuve la oportunidad de conocer y observer fue el de la hija de una familia
bastante acomodada; la joven habia sido burlada por un labrador rico, de los mds ricos del
pueblo. Este hom- bre vivia con otros tres hermanos solteros, mayores que el. El burla- dor
tenia cuorenta anos. Desde antes del nacimiento de su hijo adopto una conducta despectiva
respecto de su ex-novia, que tompoco habia sido pedida. No la saludaba. La muchacha
vestia a su hija, una ni- ha como de ocho ethos, con verdadero lujo. Le habia comprado dos
bicicletas. Pero, a diferencia de las dos jovenes cuyos casos hemos cltado, esta sehorita se
habia convertido en im problema para su fa milia y aun para su barrio. Tan buena que era,
ahora es una burra loco decictn. Odiaba a todos los nihos, hijos legitimos; si encontra- ba
la oportunidad de poder maltratorlos fisicamente lo hacia con bru- talidad y, por esa razon,
era repudloba en su barrio y mal vista en el pueblo.

Pero no era necesario llegar a la "deshonra completa" para que una muchacha perdiera su
prestigio y toda esperanza de casarse. Bas- taba con que el novio se desonimara y se casora
con otra o que sim- plemente "la dejara". Ningun mozo pretend© a ima "novia abandc- nada .
Una vecina de la posada era muy graciosa, y diestra para los boiles modernos; los mozos, aun
en el Cafe ontiguo, se disputaban por bailor con ella; pero ninguno la pretendia ni concebia
que la pudiera pretender. Su novio la habia "despreciado" a ultima hora y se habia

La s Comunidades de Espa na y del Per u 149

casado con otra. La joven se mostraba alegre durante las fiestas, en su casa se 1© notaba
agobiada y triste. Era una de las mds bellas del barrio. Participaba en el grupo de las mozas
durante las romerias; pero si no habia bail© preferia permanecer en su grupo familiar, jun to
a su madre. Creia, ©ntonces, observar en ella la expresion d© quien sufre una condena, o
expia una cuipa.

La "deshonrada" no pued© asistir a los bailes dominicales ni mucho menos al de las romerias;
tampoco pueden asistir a las otras fiestas familiares, como las bodas, por ©jemplo. "Estdn
manchadas". Se les trata como si tuvieran una enfermedad contagiosa. Exist© ©n Bermillo
una Institucion caritativa que s© llama "La Conferencia de San Vicente de Paul"; no acude
nunca ©n auxilio de las "deshonra das" pobres, aun cuando "s© estdn muriendo de hombre,
aunqu© aqui nadie s© muere d© hombre", afirmaba ©1 Guarda d© Campo.

Un caso excepcional se habia producido cuando ©stuve en el pue blo. Una "deshonrada",
lavaba la ropa a un peon que no era bermi- llano. En el pueblo solo habia dos peones. D©
lavandera, la deshon rada s© convirtio en amante del peon. Ella traberjaba rudament© y con-
tribuyo a ©levar ©1 nivel de vida d© su amante. Tuvieron un hijo. S© sabia, sin embargo, que
el peon jamds se atreveria a casarse con la "deshonrada"; "y si s© meti6 con ella es porque es
peon y ford- neo", comentaba la sehora Sabina. "Una deshonrada aqui ©s una des honrada
d© por vida".

Los padres de los hijos ilegitimos los niegan "de rigor"; los des- conocen. Reconocerlos
significaria tambien "deshonrarse”. El hijo ile- gitimo es un hijo sin padre. No hay castigo ni
posibilldad de revancha contra ©1 burlador. No es culpable. La unica culpable es la mujer; el
hombre permanec© al morgen d© lo acontecido, ajeno a el, sin res- ponsabilidad. Pero
tampoco puede, por tal motivo, aludir al caso ni aun en la intimidad d© la camoraderia con sus
amigos. Sencillamente el hecho para ©1 no ha ©xistido nunca.

S© recordaba un solo caso d© un hombre que se caso con la mu- ier a la que habia
"deshonrado”. Durant© muchos onos fu© un raotri- monio no bien admitido en la sociedad.
"Parecia un matrimonio en el que no creiamos a pesar de que lo vimos", afirmaba la senora
Sabi na. Y permanecio a las puertas de la sociedad durante algunos onos, hasta que fueron
incorporados con plenos derechos al grupo. Pero nun ca s© olvido que ella habia sido
"deshonrada".

La patrona de la posada de La Muga admitia las visitas de Ic "deshonrada" y de su nieta,


porque el muchacho estaba firmement© decidido a casarse con la'joven y asi lo habia
©xpresado en publico. No lo habia hecho con la formalidad debida por la oposicion de la
madre. Ella se fundaba en que el mozo no era aun mayor de ©dad.

150 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Este era un caso singular, Y la muchacha no sufria, gracias a la ac- titud energica del novio, la
agresividad ni la exclusion total que ago- biaba a las "deshonradas”.

Sin la relotiva facilidad con que, a cambio de la sumision abso- luta, la humildad publicamente
vergonzante, las "deshonradas" con- siguen, sino el perdon de los padres si su proteccion;
estas jove- nes se verian obligadas a hulr. La proteccion de los padres les per- mite y las
obliga a cumplir la expiacion de su falta.

Un pecado sexual es pues mds horrendo que muchos otros, como

el robo, por ejemplo, segun afirmaban mis informontes. "Porque aqui ss roba una vez cada
siglo y solo cuando algun hombre ha perdido el juicio". La represion sexual, aparentemente. y
en contra de lo que afirmaba mi experimentado amigo C. A., porecia un hdbito acaso no muy
doloroso y estoicamente practicado. La indiferencia de los mo- zos frente a las mujeres, su
falta de entusiasmo por el motrimonio, se nos presentaba no como un misterio, que C. A.
explicaba a su modo, sino como consecuencia de la sacrificada vida del recien casado y los
rfgidamente limitadas posibilidades de progreso economico para la moyorfa de los hijos de
los labradores poco "acomodados”, y para tc^os los pobres. Los ricos no se casan por avaricia,
por el terror, eso si comprobado, a ''abrir' la bolsa aun para "gozar lo mejor que este rnundo
tiene para el hombre, que es la hembra", como afirmaba con inmenso desprecio C. A. "iUsted
cree que la burro de A. P., solo le sirve para montarla de dia, amigo... y las vacas para
oror y tirar los carros, tambien, cuando no alumbra el sol...?" C. A. giilhaba el ojo
zocorronamente, con ima expresion de iroma, desprecio y superio* ridad muy coractensticos.
Los hacen suirir de dia y de noche, hom bre. [Este A. P., mfrele usted, es mds bestia
que la misera bicha que monta”. Y permitaseme decir, que el ricachon A. P., un labrador de
unos 45 ahos, de veras tenia una expresion notablemente mds torpe que el de la burrita
lanuda y mai alimentada sobre la que cobalgoba; porecia un personaje de Goya, sin la
transfiguracidn que el ortista Im- prime a lo que hay de grotesco en la humanidad espahola:
la reali dad objetiva era harto mds lamentable.
* * *

Ya dijimos que los hijos de las deshonradas** no sufren discrimi- nacion social, ni aiquiera los
*'hospicianos**. En ese aspecto de las nor- m.as sociales existia un contrasts respecto del
Peru. En nuestrcs co- munidades de vecinos e indios, o en las pequenas y medianas ciuda- des
andinas de vecinos, las "deshonradas** —no existe el caso entre los indios que asi se llaman,
como en Espcdna, no tien'en el porvenir

La s CoMUNiDADEs DE Espan a y del Pe r u 151

clausurado como en las aldeas de Sayago. La conmocion inicial que sufre la familia y el grupo
social es fuerte y puede dar lugor, y se co- nocen numerosos casos, a verdaderas tragedias.
Pero vencido el pri mer cheque, la madre soltera se reincorpora a la sociedad con cierto grado
de inferioridad; la mayoria de ellas se casan, y el burlador pue de y aun debe ser castigado.
En cambio, los hijos, a pesar de que pueden ser reconocidos legalmente por el padre ante
la iglesia y la ley, cosa que no se admite en Sayago, sufren un cierto grado de dis- criminacion
social, que se ha ido debilitando en las ultimas decadas. Pero hasta hace unos treinta ahos un
hijo ilegitimo era socialmente inferior. En las comunidades de Sayago no se tiene en cuenta la
con- dicion del nacimiento de un vecino. Eso es culpa de la madre que bien coro ha pagado
ya su pecado, durante toda la vida.

No existia ninguna **deshonrada'* en la sociedad de los "sehori- tos'* cuando estuve en


Bermillo. Me informe que el burlador "sehorito" es considerado como un monstruo y los
padres o hermonos de la jo- ven estan obligados a borror la ofensa con la vida u obligondo al
bur lador a casarse con la muchacha. Se recordoba un solo caso ocurridc en Bermillo. El
burlador huyo y la joven tuvo que salir del pueblo. Luego de haberla flagelado los padres la
llevaron a Madrid donde unos

poriente&

Entre los vecinos de los pueblos todavia muy aislados del Peru

rige esta norma ultima con respecto al burlador, y el castigo corporal a la pecadora puede
llegar a ser cruel. Pero en las aldeas y ciudades en proceso de modernizacion se ha relajado
mucho tal rigor. Consti- tuye una *'verguenza'* para la joven soltera tener un hijo y el estigma
olcanza a toda la familia, pero ya no constituye un crimen que se debe lavar con songre y
sepultar en vida a la pecadora.

No solamente la emigracion, de la que nos ocuporemos mds ade-


lante explica, pues, que Bermillo tuviera en 1922, 983 habitantes (453 vorones y 530 hembras),
segun los datos ofrecidos por Ricardo Balles teros en su obra ya citada y que esta poblacion
hubiera descendido a 883, segun el censo oficial de 1950, y que conforme al censo mds
reciente de 1960 no alcanzase todavia a la poblacion de 1922 pues, el citado censo consigna
unicament© 935 habitantes ©n Bermillo, 48 me- nos que hace 28 ahos. La ©migracidn no es,
o no era en 1958 ni ai- quiera muy relativamente important©. El estoncamiento
demogrdfico se debia principalment© a la escasisima natalidad. Comprobe que ©xis- tia
equilibrio sorprendente entre natalidad y mortalidad, examihando los registros del
Ayuntamiento. La mayor parte d© los hombres y mu jeres permanecen solteros y los hijos
ilegitimos son rarisimos.

1S2 Jose Ma r ia Ar qued a s

Noviazgo y matrimonio

La peticion de la novia se hace, por los padres del pretendiente, unos dos o tres meses antes
del dia que se ha senalado para las bo- das. No hay ninguna ceremonia especial en este acto.

Pedida la novia, el acontecimiento trasciende en todo el pueblo. Ya ha de comprenderse por


que. Una boda es cosa rora y dificil en Soyago.

La enhorahuena.— Despues de la segunda amonestacion, los con- vidados se dirigen de la


iglesia a la casa de la novia. AlH se les in^ vita refresco que no es ninguna bebida
refresconte sino una vorie- dad de dulces y licores alcoholicos: el "bollo maimon", un dulce
tipi- CO de las fiestas fomiliores, ''montecados'' y copas de anis y cohac. Los invitados se
sienton alrededor de una mesa que es presidida por los novlos. Los gastos de este convile, el
de las bodas, los hacen a me dics los padres de los novios.

Es la unica ocasion en que el vecino afloja la bolsa", ofir- man todos los bermillcroos
refiriendose a las bodas. Porque la comida Calmuerzo) que se sirve a los Invitados, y el boile,
cuestan dinero, mucho dinero"; una razon mas para que los bodas seon verdadera- mente
raras. En cinco meses no vi ninguna ni tuve noticia de que se hubiera concertado alguna. En La
Muga osistf a la ultima parte de la

ceremonia y ol poseo del padrino (ver fotos).

La boda.~ La novia no se viste de bianco para casorse. Entre los ' sehoritos" si es "de rigor" el
traje de novia, bianco. Pero los novios lobradores deben estrenor en la ceremonia un traje
nuevo, comun.

La comida de bodas.— Es el acto culminante del matrimonio. Los lobradores ricos y muy
acomodados contraton el Cafe para este con- vite. Los pobres limpian la "tenada" de sus
casas (el establo) y tien- den alii la mesa. Me aseguraron que el menu es siempre el
mismo: 1’ paella; 2^, polio guisado; 3*?, filete de temera; cordero asado o un Plato de
pescado; 4^. fruta del tiempo; cohac y anis. Cuando los no vios son ricos se sirven entremeses
antes de la comida: pimientos, morrones, aceitunas, ensaladitas.

No existe la torta de novios, ningun potaie especial para los pa-


drinos, como en la celebracion de las bodas de los campesinos del valle de Huacho y del
voile del Mantaro del Peru; tampoco se levan- tan arcos omamentales de ninguna especie
a la puerta de la casa de la novia y de las calles por donde debe pasar, como en las bodas
de los indios y mestizos de todo el departamento de Ayacucho, los lu-

josos y brillantes killes, adornados con monedas de plata, cintas y flo- res. No se adoman,
asimismo, el templo y la casa de la novia con florea blancas.

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 153

El respigo.— Era el boile ceremonial de los obsequies. Cada invi- tado bailaba con la novia, y ol
final de la danza depositaba su obse- quio sobre una mesa. A esto se llamaba "bailor el
respigo". Las ofren- das eron variadisimas, desde dinero hasta muebles. Esta ceremonia es
exactamente igual ol palpa de las bodas en el valle del Mantaro del Peru y al que se realiza en
algunas comunidades de Cuzxro y Aya cucho. Pero durante el palpa los comuneros del Peru
depositan, fre- cuentemente, en una bandeja, documentos en los que so comprometen a
entregor ganado y aun tierras, segun el grade de parentesco con los novios o el prestigio
que desean alcanzar mediante la ceremonia, que se realize siempre cuando la concurrencia
ha tornado ya bastan- te alcohol. Parece indudoble que el palpa precede del respigo. El puntL
potaje especial que se sirve a los padrlnos, ceremonialmente, y con acompahamiento de
musica especial, y el palomay y punuchiy, o sea la marcha de la comitiva que acompaha a los
novios hasta la c6- mora nupcial especialmente construida solo para la noche de bodas en
algimas comunidades como en las de la provincia de Conchis (Cuz co) no existe en Soyago. En
cambio el respigo de las mujeres, que sepamos, no se difundio en el Peru. Consiste en un beso
que las sol- teraa y cosadas dan a la novia y luego depositan tambien su obse- quio sobre la
mesa. Qaro que qulenes donobon muebles —casos ra- ros y ahora imposibles ya— dejobon
una constoncia escrita del com- promiso de obsequio.

El boile de bodas ya no se realizaba, porque los gaiteros hon muer- to y nadie los ha
reemplazado; el oficio de musico ha desoporecido. El respigo "tambien desoporecerd
pronto. ^Cdmo puede hacerse sin el boile si era boile?", reflexioncdxi la senora Sabina. "Los
obsequios son cada vez de menos voler; "se hacen en frio y asi no resulta".

El fxidrino estaba obligado a ofrecer a los novios un buen obse* quio y a los mozos "lo suyo",
en dinero. Los mozos, exigen del novio una cuota en dinero para gastarlo aparte, en una
tabema y separadamente. El obsequio de los mozos.— Los mozos no estdn obligados al res
pigo pues no tienen categoria de vecinos, por el controrio, exigen al novio una cuota en dinero
para que obtenga el derecho de acostarse con la novia. En esta ocasion se cumple,
generalmente, un forcejeo

verbal entre mozos y novio: "es la costumbre":

"—Tienes que dor mil al quieres acostorte con fulana Si no, no te dejamos".

"—jOud nol Oue me la hon dado sus padres y el cura". "—jQue si! Todovia nosotros no te la
hemos dado. Oue si no das,

no te dejamos”.

El regateo, que es parte de la ceremonia, el aspecto humoristico,


dura un buen rate, hasta que ombas partes convlenen en una suma mu-

154 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

chisimo menor que la exigida por los mozos. Generalmente unos 15 6 20 duros.

Rara vez el novio no accede al cupo y Se somete a los riesgos que tal resolucion conlleva,
siempre. Me informoron de dos cases:

Un recien casado escape sigilosamente, en pleno baile, y se lue a dormir a la casa de un


pariente, rehuyendo el obsequio a los mozos Estos irrumpieron en todas las casas de los
labradores hasta que des- cubneron a la poreja. "Se meUeron a los dormitorios, al asolto". Les
quitoon las cobijas; los obligoron a vesUrse, a pagor el precio que ori- ginalmente hobion
exigido y a volver al baile.

En Torregamones, un pueblo que estd a 15 kilometros de Bermillo, descubrieron a los novios


que habion huido para eludir el obsequio Los mozos castigaron a los recien casados
unciendolos a un yugo y obligandolos a oror durante un buen rerto. "Dicen que la gente no
pro- testo; se reion. Los mozos actuaban conforme a su derecho", comento la senora Sabina.

El solteron

Ya hemos informado que ei derecho a pertenecer a la comunidaa se obtiene mediante el


matrimonio. sean los individuos oriundos o no de Bermillo. Nos hemos referido con bastante
frecuencia al status es pecial del hombre que en Bermillo pasa de los 35 ahos sin haberse
casado. A pesOT de ser bermillono no alconza nunca, si no se casa, el derecho a la "vecindad".
No puede recibir las Uerras del comun; por tonto. llegado a la moyoria de edad es un
ciudadono del reino de Es- paha pero no adquiere el pleno derecho de vecino de la
comunidad, ni sus deberes ni sus obligaciones. Vencidos los 35 ahos, y aun antes deja de
pertenecer al grupo de los mozos. En cierta forma es un mar- gmado, pues tompoco es
incorporado al grupo de los vecinos. Lo ex- cluyen de las relatives libertades de recreacion de
que el mozo goza en la comunidad; su situacion es en algo semejante al de tin renun c^te a la
vinculacion normal con el grupo del sexo femenino. Debc observer con respecto a las mujeres
la conducta de un casado sin ser casado y sin recibir de la comunidad la compensacion mayor
al "sa- crificio" del matrimonio: las Uerras del comun. La presion social sobre los solteros para
ir al matrimonio es, pues, bastante fuerte y, sin em bargo, el porcentaje de solteros es muy
alto, entre el 50 y 60% Y ha>^ como ya lo dijimos, muchos solteros ricos, propordonalmente
mds que los solteros acomodados y pobres.

Aceptan los solterones su status de exclusion relative del grupc,

se resignan a sus consecuenclas, pero no forman ellos mismos un gm- po con mayores vinculos
entre si. Observe la conducta de algunos la-

La s Comunida des de Espan a y del Per u 155


bradores ricos. especialmente de A. P. y de sus tres hermanos mayo res, todos solteros.
Aporentemente, no buscaban en el mundo y en el grupo humano al que pertenecian ninguna
compensacion social, nin- gun favor, ni deseaban tampoco donarle, igualmente nada de su
tiem- po ni de sus bienes. La actividad de los cuatro, su rutina diaria, se re- petia con exactitud
acaso mayor que los detalles regimentados de la vida conyugal, inalterci>le y
verdaderamente rigida. Temian a la gen te o la despreciabon. Eran silenciosos. Cabalgobon
en burras no bien mantenidas y pasaban por ias calles con cierta expresion petrea. La moyoria
de los vecinos con quienes tuve oportunidad de hablar de estos cuatro hermanos los
juzgaban mal, como los mds ovaros de! pueblo. "Nunca van a una taberna, a una boda, a una
romeria. Oyen misa por obligacion y salen de la iglesia entre los primeros; desfilan a sus casas
sin hablar con la gente. Deben tener la bolsa llena sin sa ber que estdn trabajando para el
diablo", me dijo el ponderado labra dor A. G.

Otros solterones no mantenian un oislomiento tan extraordinorio. Pe ro no iban a los bailes


dominicales y no los vi en las romerias. Las romerias son paseos campestres de grupos
familiares y de mozos. Los solterones no tenian lugor alii, salvo uno que otro, muy religiosos,
que ondobon solos o se incorporobon al grupo de sus porientes mds pro- ximos. La familia en
Sayago son los hijos, los padres y los abuelos. Los porientes colaterales, excepto los hermanos
mozos, no forman par te de ella si no muy debilmente.

La viudez

"Las~^udas siempre son pobres" es una sentencia popular. Por- que la viuda no puede arar y
cuidor a los hijos al mismo tiempo.

Las viudas no se vuelven a casar jamds en Bermillo. Los viudos,

si, pero no antes de los cuatro ahos de la muerte de la esposa. La viu da es considerada como
propiedad perpetua del morido, y este no muere para su viuda. Pero no hay prohibicion
expresa; segun la igle sia la viuda puede casarse despues de los nueve meses. La regia tra-
dicional la obliga a vivir trojeada de negro hastq la muerte y guardan- do castidad com con
mds rigor que las solteros. Los hijos, si los tiene, y todo el grupo social la respeton como a tal y
la vigilan.

Vefez

•No se observa ninguna consideracidn por los oncionos. Trabajan mientros sus iuerzas le
permiten hacerlo. Se les ve cabalgar penosa- mente sobre los pequehos y mansisimos burros
sayagueses, e ir al campo. Aran, siegan, trillan, arican con admirable resistencia, como

156 Jose Ma r ia Ar gued a s

los indios del Peru. Pero no merecen respeto o distincion especial a

<^sa de au edad. Por el contrario, el presUgio disminuye con la an- cionidad, al reves que en
las comunidades de Indios. La relacion entre prestigio y rendimiento en el trobajo es muy
directa en Sayago. y el
mciono que no es ya opto para trobajor —solo conoci un caso en La Muga— es considerado
como una corga, salvo que sea un compesino rico capaz de tomor peones a au sendcio, en
cuyo caso su prestigio se mantiene. Hobia dos de estos en Bermillo. Sin embargo, no solo por
las normas trodicionales sino por la excepcional ovoricia de los vecinos,

onciano se ve precisado a controtor peones unicomente cuando ha llegado a la invalidez


absolute. Y. si bien, en cierto modo, guarda aai' su prestigio ante los demds, ante si mismo se
considera disminui'do- Yo ya valgo poco, casi nada. Es mejor irse al otro mundo cuando se llega
a este estado", me declaro con resignacion, sin amorgura y casi podna decirse que
implorativamente, uno de los onclanos de Bermillo que tenia un peon a su servicio.

Este hombre era viudo; no permitia que sus hijas y nueras le arre-

glaron la case. Doha su ropa a lavar a una mujer a quien le pagaba un salario, y el se ocupaba,
con sus pocas fuerzas, de barrer el extenso potio empedrado de su casa Hobfa reportido su
hacienda (ganado) entre sus hijos y solo se habia guordado una burra y tres vacas. El
Administrador del Banco consideraba a este hombre como a uno de los que mds dinero tem'a
depositado en la secdon de ohorros. Pero se ves- tia muy miserablemente; como la mayor
parte de los viejos; porque el troie lujoso o, por lo menos, en buen estado, era considerado
como una necesidad exclusive de los jovenes y de los hombres maduros El onciano debia vestir
conforme a su debilidad de fuerzas y su aoarien- da: como viejo y con cosas viejas. "Somos,
senor. sobrontes que no se sabe por que el Alti'slmo nos deja oun entre los vivos", me confesd
un viejo de Son Vitero.

El viejo. es, pues. viejo iQue hace entre los vivos?", sentencio rotundamente C. A. "Yo hare que
mis pulmones revienten a su debido tiempo; ahom pueden todovia tomor todo el olre que
necesito poro ser fuerte. Puedo castigar a cualquier mozo y revolcorlo. Elios soben Pero el
que es verdoderomente viejo... |ol hoyo omigol, Mejor poro el y los otros..

>

Mu&rte y Funerales

Las ceremonias con que se solemnizoba la muerte y los funerales son de las que mds han
cambiado en los ultimoa treinta ohos; pero al- gunas de ellas se conservan todovia en los
pueblos alejados de la ca- rretera Fermoselle-Zamora.

La s Comunida des de Espan a y del Per u 157

La muerte estd considerado como acto que se realiza por la deci- sidn de Dios. Se trata de una
seporadon definitiva del ser humano con respecto a este mundo. No existe, hasta donde
pudimos informornos. e investigamos este punto con tenaddad. no existe ninguna creencia
acerca de la posible vuelta al mundo del "alma" del muerto. No retor- na. Va a alguna de las
tres moradas de castigo. de redendon o de pre- mio que la iglesia cotolica condbe con respedo
a la vida ultroterrena: la gloria, el purgatorio o el infiemo. Entre estos tres estadios y el mun
do existe una borrera infranqueable. Nos sorprendio comprobar este hecho; suponiamos que
existin'an muchas supersticiones respecto de las almas en pena, por ejemplo. No encontre
nada.

La muerte determine el perdon y el olvido de todas las ofensas y desavenencias que


cualquier vedno hubiera tenido con el difunto. Este no ha de volver mds y no podrd cousor
dano ni beneficio sobrena- tural alguno.

Ocurrio un falledmiento cuando estuve en Bermillo. Murid una senora del barrio del Cristo.
Durante todo el dia desfilaron hombres y mujeres vestidos de negro hacia la casa de la difunta.
La senora Sa bina me hizo notar, sin embargo, que algunos, muy roros, no llevaban traje
negro. "Son muy pobres, dijo, pero van a cumplir su deber". Ningun vedno dejd de concurrir
a la casa mortuoria para dor su condolencia a los deudos: el esposo y una hija como de 25
anos.

La fomilia era pobre. Hobion colocado el cajdn con el cadaver den- tro en el suelo barrido.
Junto a la cabecera, dos idmporas "maripoaa" de aceite alumbrobon debilmente la
habitaddn que era pequeha.

Los deudos y visitantes estobon reunidos, casi opinados en el salon- dto y la coclna-comedor.
Hobfa en el ombiente un aire de verdadera so- lemnidad y recogimiento. Pero la hija de la
duena de la posada me di jo que, cuando la casa era grande, de "algun rico", los hombres
solfan formor grupo seporado y se dedicaban, como entre los vecinos del Peru, a contarse
chascorrillos y oun chistes "muy colorados” durante e. velorio. Y se refan sin mucho recoto.

Como los deudos de la senora a que me refiero eran pobres, no

hobfon alcanzado a alquilor un crucifijo para colocarlo sobre el pecho de la muerta. Las
visitantes se arrodillabcm delante del cajon y luego beaaban ima de las monos del cadaver,
porque no tenia el crucifijo.

Velan al muerto toda la noche. Es mayor la obligacion de "los mds arrimados" (parientes
proximos). Yo me levante, el dfa del entierro, al amanecer. Era el mes de marzo; el sol
oporeefa despu^s de la ocho de let mafiana. Vi a algunos vecinos muy obrigados con sus
tapabocas Cpanolones) dirigiendose a la casa mortuoria.

158 Jose Ma r ia Ar gued as

Los iunerales

Se inician con la misa. En el caso observado, se celebro a las diez de la manana. No asistieron
sino los parientes muy proximos y algu- nos amigos.

Concluida la misa, los condollentes se acercoron ol viudo, lo abra- zaron y, al darle la mono, le
entregoron pequenas contidades de dl- nero, muy discretamente. Algunos le dejoron
monedas de un peso o de medio duro, olros simples "perras” (monedas de diez centavos).
Al poco rato salio el cura al altar y estiro su bonete hacia el viudo. Este deposito alii todas las
pequenas donaciones en dinero. El cura recibe, aparte, derechos por la misa y el entierro.
La ''sepultura".— Se llama asi al espacio del piso de la iglesia, libremente elegido por los
deudos. AlH colocan una cruz de madera que ellos llevon; a ombos lados de la cruz prenden
cirios y al pie uno vela comun. El pdrroco, al finalizor la misa, ovonzo hasta la sepulture y olH
rezo un response.

Haci'a solo ocho o diez ones que la permonencia de la "sepultura'', su mantenimiento


indefinido se habia prohibido. En la actualidad con- cluye despues del response. Contaban,
en Bermillo que dona Maria, la Boticaria, tuvo una "sepultura” que fue montenida por los
deudos duremte 37 anos. La cruz no, sino las velas que eron colocadas en file y prendidas
durante todas las misas que se celebraban en el templo. Cierta vez hubo al mismo tiempo
tantas "sepulturas", que toda la parte central de la iglesia estaba ocupada por ellas "y habia
menos sitic para los vivos que el que ocupaban los muertos". Don Alfonso, e! Parroco anterior
al que tenia el curerto en 1958, prohibio la continuacion de las "sepultures" y ohora solo se
forman el dia de la misa que pre cede al entierro. Pero en La Muga, "los sepulturas”
permonentes exis- lian todovia. Cuanto mas tiempo son mantenidas mds prestigio ga- nan
los deudos.

La ofrenda. Tombien la prohibio el cura Don Alfonso. Consis- tia en la entrega al cura de
unci cesta conteniendo un pan entero y otro cortado en tojadas. Al final de la misa se hacia
la entrega de la cesta al cura en la baranda del altar mayor. El pan entero era para el cura
y el cortado en tajadas lo repartia el monoguillo entre los concurrentes. Se les llamaba a estas
tajadas "el bendito". Los deudos mantenian "la ofrenda" durante uno o dos anos, todos los
domingos. En La Muga regia aun la costumbre y no solo consistia en pan sino en otras espe-
cies, como potatas y garbanzos, que se entregabon al pdrroco; para la concurrencia se
ofrendaba siempre tajadas de pan.

La s Odmunid a des de Espa na y del Per u 159

La Comida Funeraria.— Ya no se celebra sino en Luelmo, un pueblo que estd a 21 Km. de


Bermillo. Conslste en un convite que los deudos hacen a todos los que concurren al entierro.
Generalmente sacrifican vorioa corderos o un ternero y hacen con esa come diferentes closes
de potojes. Pero no se bebe vino sino muy "medido”.

Llantos.— Tombien se acostumbraba hasta la epoca de Don Alfon so que, sin duda fue, un cura
reformista en Bermillo. Los deudos de- bian lanzar alaridos de dolor y pregonerr las virtudes
del muerto. Des pues "ya en sus casas, la gente se refa de las exclamaciones de los llo- rones y
hasta ellos mismos hacian mofa de cuanto habian dicho", afirmaba la sehora Sabina. "No uno,
sino muchos, comentaban, hasta en forma perversa, los elogios mentidos que se dedicaban al
difunto, porque lo hacian a tontas y locas; mereciera o no, viniere a cuento o no las loas que
le dedicaban al difunto. Felizmente don Alfonso termi- n6 con esa tonteria”.

Lavatorio.— Causo curiosidad o asombro entre los bermillanos el sober que la ropa de los
difuntos era lavada ceremonialmente entre las comunidades indigenos del Peru (plchqoy o
chunka). Tampoco pude encontrar ningun indicio de que existiera el juego mdgico que
durante las noches del lavatorio y de los funerales se realizan en las comunidades indias y
mestizos del Cuzco, Ayacucho, Apurimac, Huan- cavelica y Junin

No existe la creencia de que algo del difunto ha quedado impreg- nado en los trojes que usaba
y que lavdndolos se auxilia al muerto y se le alivia de una parte de sus culpas. "La ropa del
difunto la here- dan los hijos y ni sabemos como se la reparten, cuando hay mds de un hijo
o hija", afirmo la sefiora Sabina, y esta fue la misma informacion que recogi de otras personas.
Conslderado el asunto como de muy po- ca importoncia, no existia, aparentemente, ninguna
regia que definiera el reporto. "Es cosa de ellos. ^A quien puede importarle?” dijo C. A.

El entierro.— Unicamente los "senoritos" se preocupan de tener nichos para sus muertos; el
labrador conaidera que el hombre debe vol- ver a la tierra y alH lo sepultan. El "enterrador"
tiene el oficio de ha- cerlo. Cava la tumba y echa la tierra sobre ella. "El cuerpo se pudre, los
gusanos lo comen, pero el alma va donde Dios determine, segun el hombre haya sido digno o
indigno", dijo sentenciosamente C. A. "Y, ipuede saberse por los hombres cuando ha sido
indigno o digno?", le

1 En el N9 2 de la Revisla “Tradicion”. del Cuzco se publico un exce- lente trabajo de Demetrio


Roca Huallparimachi, sobre estos juegos.

160 losE Ma r ia Ar gued as

pregunte. "jClaro, hombrel el humane no es mucho lo que puede ocul- tar dentro de su
conciencia y de su casa. La muier que ha muerto era tronquila, sufria. Le dard nuestro Sehor,
quizds unos meses de purga- torio porquG, quien tiene carne y dentro de la carne alma
siempre peca. iCaprichos del Sehorl." .

Cuando existian las "comidas funerarias" toda la comitiva se tras- ladaba, del pantedn a la casa
de los deudos. Ahora se despiden los con- dolientes en la puerta del cementerio. Los deudos
vuelven a su casa

en compohia de los mds "arrimados”, pero no entran; tambien se des piden en la puerta.
Comienza el duelo.

Los nichos son considerados como un lujo inutil y como una de- mostracidn del bajo orgullo
humane, por los lobradores. Sobre la tum- ba colocon una cruz con el nombre del difunto y la
memoria que se le rinde no dura mds de dos generaciones, como en los cementerios ca-
tdlicos del Peru compesino.
ESTRUCTURA SOCIAL DEL GRUPO

ESTRATIFICACION SCX^IAL. EL PERU ANDINO Y BERMILLO

Ya hemos descrito como hay en Bermillo dos castas: la de los "senorltos" y la de los lobradores
o vecinos. Los individuos de una y otra casta se reconocen a si mismos con los terminos que
hemos consig- ncKlo.

Daria material suficiente para una obra extensa e importonte el

estudio comparativo entre el status de los vecinos y lobradores de las

comunidades de Castilla en las que existe una estructura socio-econo- mica como la de
Bermillo y la del status de vecinos y comuneros de las comunidades peruanas donde existen
ambas castas. Adelantaremos si, no la hipotesis sino la comparacion objetiva que hicimos, de
que el vecino o comunero espanol al trasladcrrse al Peru tomo el status del senorito e impuso
a la poblacion indigene el status del vecino de Casti

lla, del comunero.

Tal hecho explica que unicamente el indio se tenga a si mismo co mo comunero ^comun runa,
genie del comun), en el Peru y conside- re al vecino como a un individuo de categoria superior,
por la caiidad de su origen y no por razones economicas, pues hay indios bastante mds
acaudalados que muchos vecinos. Los indios llamon lambien, como es sabido, wiraqocha
(nombre del Dios supremo incaico) a los vecinos; estos se denominan a si mismos vecinos y
asi se denomina- ron los espaholes sin tilulo nobiliario en el Peru colonial, y el termi- no
comprendia, genericamente, a todos los peninsulores, a la casta dominante. La caiidad de
wiraqocha, de Dios, que el indio confirio al espanol se explica por la forma "sobrenatural'' en
que este oporecio en el imperio y por las arraas de fuego que empleo para la conquista;
luego el termino se siguio aplicando para nombror a los miembros de la roza y cultura
conquistadora y dominadora. El individuo racialmente bianco, mestizo o indio, que pertenece
en la actualidad, por su cultura, a la close de los sehores sigue llamando, muy
despectivamente, indio al comunero andino y, tambien, frecuentemente, y como sinonimo
usa el termino de comunero. La connotacion rudamente despectiva de es- ta palabra se
extiende al indio y a todo lo que el hace y crea.

Sin embargo, como se habret hecho evidente a troves de los capi-

162 Jose Ma r ia Ar gu ed a s
tulos que ya hemos ofrecido, entre los vecmos o senores ("ssnoritos") peruonos rigen, aim
ahora, cxisi todas las normas sociales que hemos sefialado que condicionon la vida del
comunero esponol actual.

Asimismo, entre ios comuneros peruonos encontramos normas y costumbres que, igualmente,
proceden de las normas y costumbres de los vecinos espanoles. Este importonte aspecto
que se relaciona

con nuestra tesis, trataremos de resumirla mds adelante, de la manera mds cuidadosa que sea
posible.

El senorito.— Hemos adelantado ya en el subcapitulo anterior mu- chos de los rasgos


economicos y sociales que tipifican ai "senorlto", segun el criterio de los vecinos y de los
propios "senoritos”. La di- ferencia fundamental es la misma que sepctra y caracteriza en el Pe
ru andino a las dos castas: es no comunero, es decir, senor, quien no labra la tierra. En el Peru
un senor que se orruina y llega por cuai- quier circunstoncia, al extreme de no poder
sustentorse sin hacer oror sus tierras con los indios, ya sean comuneros peones, o siervos que
le pertenecian, tiene que emigror. No puede degradorse en su propio pueblo a la
categon'a de labrador ni siquiera para oror su propia tie rra, si le queda alguna. El caso de
Espana, en general, es identico. Pe- ro el de Bermillo no lo es del todo; porque el "senoritismo"
de Bermi- llo se basa no en la propiedad de la tierra sino en la "calidad" del tra- bajo: el
"senorito” no tiene tierras; es ima casta reden creada por la burocrada y el comercio. El
"senorito" de Bermillo trabaja. Por esa ra- zon, en las otras comunidades de Soyago, excepto
en la vinotera de Fermoselle que tiene obundonte comercio, no hay "sehoritos"; no exis ts
diferenda de castas. Todos son vecinos comuneros, incluso en La Muga donde las tierras del
comun fueron repartidas y se acentuaron definitivomente las diferendas economicas
individuates. Pero debe- mos advertir que la quinonizacion de las tierras comunales es
historic redente en La Muga. Un "senorito" de Bermillo que emigre o es tras- ladado a alguna
dudad espohola boja de categoria y puede incluso pertenecer a la mds baja de todas. Tol seria
el caso, por ejemplo, el de un zapatero o el de un portapliegos de la unica sucursal de Banco
que exists en Bermillo.

Las cuatro categorias de "senoritos".— Nos valimos del metodo de jueces para establecer las
categorias que los vecinos establecen entre los "senoritos" y en todo el grupo social de la
comunidad. Como el numero de "sehoritos" es pequeho y cada uno de ellos son conoddos
minudosomente por cada uno de los vecinos, este metodo fue, creo, acertado. Los jueces
fueron nombrando individualmente a cada "seno rito" que segun ellos pertenecia a una u otra
categoria

Hideron de jueces ties mujeres y tres hombres lobradores, moyo- res de 40 ethos, cuya
confionza y afecto habia gonado en cuatro me-

La s Comunida des d e Espan a y del Per u 163

ses de charlas y trato continue. No considerconos petra este encargo a C. A.

Primera categoria de "senoritos".—^Pertenecen a ella "los titula- dos", es decir, los


profesionales, y unicamente ellos merecen el trota- miento de Don. Eran pocos: los dos jueces
letrados, los dos procura- dores, el medico, el cura, los dos etbogados, los tres maeslros, que
eran normalistas, el veterinario, el Copitan jeie de la guordia civil. Los seis jueces estuvieron de
acuerdo en que tambien pertenecian a la close mas alta, a pesar de no poseer titulo
profesional; el Jefe de la sucur sal del Banco, el Registrador de la propiedad, el Jeie de la
Oficina de Correos, el Jefe de la Oficina de Telegrafos. Pero en tanto que uno de los
abogados recibia el tratamiento de Don, a pesar de ser hijo de un labrador de Torrefrades,
comunidad muy proximo a Bermillo, los Jefes de la Oficina de Telegrafos y de Correos y el de la
Sucursal del Banco no recibian ese tratamiento sino unicamente por los forasteros, por
quienes no estaban enterados de los antecedentes de estos tres personates. Porque el Jefe de
la Sucursal del Banco era hijo de un labrador rico de Malillos, el Jefe de la Oficina de
Telegrafos era hijo de un carretero y el de Correos, de un labrador de Vadilla. Los bermi- llanos
que conocian la ascendencia de los tres les daban el trataraien- to de senor que es el que
corresponde a todo vecino. Sin embargo, los seis jueces estuvieron de acuerdo en que "por el
cargo" que desempe- naban pertenecian a la primera categoria de "sehoritos" y asi eran con-
Siderados por los titulados que "son los que mayor derecho tienen a per tenecer a esa
categoria". Por esa rozon, oun quienes mds llanamente tratobon a estos tres personates, "en
el fondo" les tenian respeto, "y mu- dio", porque "de veras son sehoritos".

Segunda cafegorfa de sehoritos.— Pertenecen a ella: los dos em- pleados principales del
Banco, el Secretorio del Municipio, los dos secretaries de los Juzgodos, los dos empleados de
Contribuciones, el Brigada de la Guordia Civil (segundo Jefe, no es oficial), los cuatro duehos de
las cuatro tiendas de comercio mds importantes, el dueho del Cafe, los duehos de la
Empresa de Tronsportes de Omnibus de las lineas de Zamora y Salamanca, a quienes
tambien los llamaban "de la fonda", por haber tenido antes que el negocio de tronsportes un
restaurant (fonda) y una pensidn. A ninguna de estas personas se le da el tratamiento de
Don.

Tercera categoria de senoritos: El carpintero de primera, que tiene un buen taller; el zapatero
de primera que, asimismo, tiene un buen taller; el sastre de primera; el Sargento de la
Guordia Civil, el dueho de la camiceria y de la pension, el dueho del mollno, los duehos de
la principal panaderia (cuatro hermanos solteros, tres mujeres y un

164 Jose Ma r ia Ar gueda s

hombre), los duenos de los olros estoblecimientos comerciales (nom- braron seis), los dos
borberos, el alguacil del Juzgado, el enfermero.

Cuarta categoria.— Las guardias civiles, un sastre de segunda, un carpintero de segunda, los
tres herreros, un carnicero de segunda, el Alguacil del Municipio.

A la close baja: "todos los labradores vecinos, ricos y pobres".

"Poi debajo de la close baja”: los criados y pastores.

Un marginado absoluto.— "Ya no queda nadie —dijo una de las senoras— Estdn todos”. Pero
la hija de la duena de la posada —una Senorita como de 40 anos— pregunto con una
especie de exclamacion: ''^Y el tio Pablo, el enteirador? Tambien es zapatero remendon”. Los
otros cinco jueces se quedaron en silencio. Uno de ellos, el de mayor edad y quien mds
cotegoricamente habia estado confirmando o propo- niendo a las personas clasificadas, dijo al
fin: "Ese no pertenece a nada. Estd per debajo de lo ultimo. Es el unico que busca mujer en
Bermillo y no la consigue, aqui, donde hay tanta moza en pena. No hay lugor para el. No se
puede trobajor a los muertos y pertenecer bien a este mundo. Nadie lo acepla, le tienen
Idstima pero no lo acep- ton, de aceptar, aceptar que se diga”.

Par debajo de la close baja estan hs criados: peones* y pastores.— "El pastor ahora es un
senorito —decia, algo irritado C. A.— Antes dor mia con las ovejas en el campo, en invierno y
verano, en todo tiempo. Ahora hay que dorle buen salario y buen trato, duerme bajo lecho,
se ha hecho senorito". Algunos mozos y recien casados se controtan como pastores. Uno de
ellos me informo acerca de cudnto ganan y co mo viven. Antiguamente se asociaban varies
propietarios de ovejas y controtaban pastores que pagaban en comun; ya es muy rora esa clo
se de asociacion, y ahora tienen a su servicio esta clase de trobajado- res unicamente los
poquisimos vecinos que tienen muchas ovejas y po- cos hijos.

Un pastor gana de 5 a 6 mil pesetas por aho. Ademds, cada amo les "empareja” dos ovejas.
Consiste esta costumbre en la obligacion por parte del amo de alimentar una petreja de ovejas
del pastor du rante el invierno, con "erren" y cebada "muy pequenina”, que es co mo les
gusta a las ovejas. Los amos se obligon tambien a oror, culti- var, cuidor y cosechor las tierras
que el pastor recibe del comun, si es casado; si no es casado, el amo debe conseguirle una
porcion de tierra equivalente y cultivarla.

El pastor habita y come en casa del amo, o por cuenta de el. La comida del pastor consiste,
mds o menos en lo siguiente: al amane- cer, almuerzo, sopas con patertas, un cachito de
tocino y tortilla. Para "que voya a despachar" (comer al medio dia), le dan una fiambre- ra
de tocino, pan y un poco de chorizo. Lleva estas cosas en una alfor-

La S CbMUNiDADES DE ESPANA Y DEL Pe RU 165

ja o en un morral. En la noche: patatas con aluvias y pan. En el ve rano, ademds, una


ensalada.

El solorio anual del pastor estd tambien condicionado por el nu- mero de ovejas y la cantidad
de estiercol que las ovejas hon produci- do para el obono.

El salario de un peon o criado "viene a ser mds o menos lo mismo y las condiciones tambien,
solo que no tiene "empareja'', pero troba- ja mucho menos horas".

Un vecino baja de categoria en el mismo momento en que se con- trata de criado. Uno de mis
buenos informontes, ya casado, se con- trato de pastor. Contaban que fue uno de los mozos
mds codiciados de Bermillo, porque era muy "guopo" —y seguia siendolo—, alto, muy fomido,
de hermosa cabeza y rostro. Lo deseaban por marido todas las mozas, oun las hijos de los
mds ricos, porque, ademds, bailaba con gracia. Cuando lo conoci era un hombre como de 35
ahos, impo- nente de aspecto, verdaderamente senorial por su apostura y modales. Se caso
sin embargo con una moza muy pobre y fue durante tres anos, pastor. Cuando estuve en
Bermillo araba con dos burras y ya teni'a di- nero para comprorse una vaca. De mozo
codiciado, centro del interes de todas las mozas, bajo bruscaraente a pastor, es decir a
criado. Lue- go de tres anos, recupero su categoria de vecino.
En Bermillo solo habian, cuando yo estuve en la comunidad, tres pastores y ocho peones,
contando con los que trabajoban en el moli- no. No habian, pues, obreros, propiamente
dichos. Exactomente igual ocurria en los pueblos de la Provincia de Lucanas, del Peru, hasta la
tercera decada de este siglo; los peones se controtaban por ohos y no ga- naban salario diario
ni pago semanal o mensual. Al peon se le adelan- taba una tercera parte, y al final del oho se
le pagaba el resto del mon- to total del contrato. En las comunidades de la Provincia de
Lucanas, a los peones contratados por ono se le denominoba "concertodos” o "laca- yos”. Las
condiciones eran exactamente iguales a la de los peones bermillanos. El salario anual de un
"iacoyo'' o "concertado". hacia 1924, era de 40 soles al oho, algo menos que un dolor y
medio. Pero, como en Scryago, para logror un contrato de estos era necesorio ser
oomunero, es decir indio perteneciente a una comunidad. Las gron- des haciendas tenion y
siguen teniendo siervos, que viven en la hacien da y pertenecen a ella.

Clasificacion de los vecinos.— "No hay diferencias entre los veci- nos, no hay ninguna
diferencia, de nada. Todos somos iguales", afirmo cotegoricamente uno de los seis jueces que
me auxiliaron, el de ma yor edad. Le adverti que hobia diferencias muy grandes de riqueza,
de nivel economico entre los vecinos. "Si lo hay, pero eso no otorga superioridad o inferioridad
entre nosotros. jSomos iguales" repitio mds

166 losE Ma r ia Ar gu ed a s

rotundamente aun, y los otros cinco lo acompanaron con afirmaciones ton enfdticas como
las de este labrador.

Yo me atrevia a exponerles una observacion que me habia hecho

C. A. No lo nombre, por supuesto, pero dije: "Un vecino muy conoce* dor de las costumbres
del pueblo y de todos sus habitantes me ha di- cho que las outoridades se entienden, a veces,
con los vecinos ricos para monejor ciertos asuntos de la comunidad y que esos vecinos tie- nen
mds influencia ante las outoridades”.

"Eso es cierto, —contesto mi primer interlocutor—. Lo sabemos. Cuando hay obliqaciones,


como la de llevar lena para la escuela, los ricos son los primeros en cumplir ain exigir que los
"sehoritos" tambien pongan de lo suyo, puesto que la escuela es de ellos y de nosotros.
Cuando se trcrta de exigir algo de los vecinos para el Ayuntamiento, sin tocar con la misma
obligacion a los "senoritos”, las outoridades se entienden con los ricos. Es cierto. Pero no por
tal, esos vecinos son mds que cuolquier otro que tiene poca hacienda o que no la tiene. Por
el contrario, son menos, si se quiere, ante la consideracion del comun porque doblan el
espinazo ante la autoridad que en estos tiempos no la pone el pueblo. Olvidese de que la
mayor o menor hacienda hace

que un vecino sea considerado menos o mds |Somos igualesi Nos ente- rramos iguales, nos
trotomos con igual respeto. Entre nosotros no hay categorias”.

^listed cree que J. V. o A. P., labradores muy ricos se sienten de igual cotegoria que el
"hospiciono” M. R.?”

"Yo no le puedo contestar de veras, por ninguno de esos dos vecinos; no soy la conciencia de
ellos, la pura conciencia, pero por cuenta de la conciencia del comun le puedo contestar que
son igua les, y si alguno de ellos no lo cree asi, de uno o de otro modo, peca contra Dios. Y de
ese modo, senor J. M., aqui no pecamos, que se di- ga. Hay otras formas de faltar al Senor y El
lo toma en cuenta". Lue- go me interrogo: usted, que durante no se cuantos meses ya ha
esta- do examinando nuestro modo de vivir ^ha visto olguna vez que A. P. o J. V. mire como
"senorito” a algun vecino?".

Tiene razdn —le dije—. Le ruego que perdone mi insistencia. Asi tengo que proceder para
conocer a fondo las cosas". "No se le de, ami go. Usted sabe hacerse estimar”. Pues, mi
querido amigo, por esa es- timacion que con la gracia de Dios he gonado entre ustedes,
desearia hacerle una ultima pregunta. Estoy convencido ya que no existe lo que se llama
diferencias de categorias entre los vecinos en cuanto que todos se troton con el miamo
respeto sin tener en cuenta la hacienda ni la propiedad de tierras de coda cual, pero ^no
hoy una palabra, lo que nosotros denominamos un termlno que diferencie a los que tie-

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 167

nen poca hacienda de los que tienen mucha y de los que no tienen nada?"

"|Cloro que la hoyI Los ricos, los acomodados, los pobres y los

criados; pastores o peones. Hoy tiene Ud. como llomamos a eao que di- ferencia nuestra
hacienda pero no nueatras personas".

Los jueces se fueron sonrientes y satisfechos. Los habia reunido en la cocina-comedor de la


posada de arrieros de la senora Sabina. Fue para mi una suerte que a mi llegada a Bermillo el
unicc semldemente del pueblo que se presto a cargar mi valija, me llevora a la posada de los
arrieros y no a la pension de los senorttos.

* * *

Volvere a confesor que en todas estas oportunidades me moravi- llaba la precision y la belleza
del costellano que hobloban estos veci nos que tan poca y mala instruccion recibian en la
escuela. Pero el juez mds reflexivo y experimentado de los seis que elegi no olcon- z6 a
convencerme que la igualdad entre los labradores era absolute. Se referia, naturalmente,
al trato formal entre ellos; pero A. P. y, espe- cialmente f. V., que tenia hijas normalistas, que
habia mandado hacer tma "tenada" especial para una fina yegua que acaboba de parir una
hermosisima mulita; este hombre que recibia frecuentes visitas del Ad- ministrador del Banco
y de comerciontes ganaderos de Zamora, se mantenia bastante solitaiio; no asistia a ninguna
de las romerias; oia radio en su salon de muebles chillones, comprodos en la capital dei la
provincia. ^Por que su conductor diferia de modo tan evidentemente notable? El araba;
monejaba su corro halado por vacas, cumplia, el primero, con las obligaciones impuestas,
como a gente inferior a los labradores; era avarisimo y estoba considerado como el mas rico la
brador del pueblo. Era un hecho real, objetivo y visible que J. V. era tratado con mds
consideracion por los senoritos y el, asimiamo, no compartia exactamente como los demds
labradores de la conducta ti- pica de un vecino. Era, sin duda distinlo. Debia sentirse
superior. No lo podia declorar, por supuesto, ni hacer demostracidn algrma osten sible y ni
siquiera verdaderamente indicioria de este concepto de su- perioridad, pero de hecho existia
una muy perceptible diferencia de hdbitos entre el y los otros. Sin embargo, el primer juez y
los cinco vecinos que me ouxilioron a establecer la estratificacion social en Ber millo,
ofirmabon con toda energia: "J. V. es como cualquier vecino. Que tenga mucha hacienda y
dinero no le hace. Ni el puede conaide- rorse mds ni menos que otro vecino ni ninguno de
nosotros menos o mds que J. V. Los vecinos somos todos iguales”. Habia, pues, entre los
labradores una vinculacion estamental muy sdlida que neutralizoba ta les diferencias
economicas e impedia que ellas determinoran estratos,

166 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

diferencias d© cotegorias y conflictos. Yet veremos como funcionobon los meconismos que
mantenian la unidad de las castas.

TENSIONES ENTRE LAS DOS CASTAS

Actitud y concepto de los senoritos respecto de hs vecinos

Con el dueno de la Empresa de Transportes.— Pud© conseguir va- rios ©ntrevistas con el
mayor de los cuatro hermanos, duenos de la Em presa de Omnibus de las Hneas a Zamora y
Salamanca. Eran estos los senoritos mas odiados de Bermillo. Uno de ellos, el menor,
atrapello con un omnibus a una monada de ovejas y mato a dos de ellas. El pastor
enfurecido golpeo con su "cayata" (baston) al ©ngreido senorito, cuando ©ste se digno
bajorse para ver a las ovejas agonizan- tes. Como el pastor no se humillo sino que, por el
controrio, ataco al

senor, ante el asombro de los pasajeros, "el de la fonda" volvlo opre- suradomente al omnibus
y ©n cuanto llego a Bermillo hablo con el Alcalde y el Jefe de la Guardia Civil. El pastor fue
apresado y, se- gun afirmaban algunos vecinos, lo azotoron. Estuvo detenido varies dias. El
atropellador guardo silencio; no considero el hecho como una hazana ni oprovecho la ocasion
para vociferar con inmundas pala- bras contra los lobradores, como en otros oportunidades
en que habia logrado humillarlos.

El hermano mayor, a quien en mi ultima ©ntrevista le pedi su opi nion sobre los lobradores,
contesto con su habitual rudeza a mis pre- guntas:

Los vecinos son gente baja, sucios, brutos, ignorantes, hipocritas

y, sobre todo, cobardes, como no hay mds". "iTodos: tambien J. V.?", le pregunte.

"Mas que todos J. V. Cuanto mds dinero tienen son peores. Porque ellos no han nacido para
monejor dinero. ^Usted sabe que hacen con el dinero? Lo entierran, solo una parte lo
depositan en el Banco. Como son brutos y cobardes, son avaros, y no son capaces de
emprender un negocio. No soben lo que es un negocio verdadero. Engordor vacas y pedir por
ellas siempre el doble d© lo que valen, para luego reba- jar hasta la mitad, es cosa de bestias
amargadas. Para esta gente, ami go, no queda otra cosa que el rigor. Con el palo ondon bien,
y no se quejon".

"Pero uno de los obogados del pueblo es hijo d© vecino", 1© dije. El hombr© se quedo
pensativo un instant©, me miro con muy per

ceptible expresion de ira y, luego respondio;

"Pero a ese obogado preguntel© por su padre. No lo recib© si- quiera; Si pretendiera ©ntror a
la casa de su hijo sen'a arrojado a

La s Comunida des d e Espan a y del Per u 166

puntapies, como un perro. Lo hizo obogado, quizds por disposicion del Senor, pero en
seguida el profesional nego a su padre y a su ma- dre. Ya no ©s vecino".

Los seis jueces discuiieron el caso de estos hermanos, duehos de la Empresa de Transportes;
fue el unico caso qu© consideroron du- doso. No esiaban seguros si debian comprenderlos en
la segunda, o ©n la tercera close de "senoritos"; porque "si de verdad por su mucho di nero
debieran pertenecer aun a la primera, por ©1 desprecio qua todo Bermillo les tiene y porque
tambien fueron duenos de fonda en que trobajaban en bajos menesteres, quizd pertenecen a
la cuarta". Fi- nalmente convinieron en considerarlos en la segunda close, superando todos, su
rencor personal.

"^No les importa a ustedes qu© los vecinos los odien, porque ellos sienten el desprecio con
que ustedes los tratan? Si todos vosotros sois cristianos ^no seria lo natural que no se
odiaran?", pregunte al due no de los omnibus.

"Oiga usted —me contesto, con violencia— Lo de ellos no debe usted llamor odio sino miedo.
Un cobarde no odia, solomente se orina d© miedo ante el que monda. Dios los hizo para la
obediencia, pccra criados; los hizo nacer gent© baja. Y si duda d© mi, preguntel© al se nor
cura. El le dira cosas peores y mds verdaderas de los vecinos".

”lA pesar de qu© es hijo d© sacristan?".

"Mucho mds por ©so. Vaya usted donde el, qu© ya yo I© dije lo que debia. Y aunque usted
pregunta cosas necias, las contesto porque me place decir esa close de verdades que parece
que usted quier© oir d© nosotros mismos. ^Verdad?".

"Si, senor. Le ruego que me disculpe si le he disgustcado. Le agra- dezeo muchisimo y


sinceramente por su franqueza".

"Vaya con Dios, amigo, y no vuelva".

La entrevista en que, por fin, me aventure a hacerle estas pre- guntas s© realize ©n la propia
casa d© los hermanos. Nos despedimos sin darnos la mono muy a gusto de ambos. Eran los
ultimos dias de mi estada ©n Bermillo.

El dueno del Bazar, a quien ya he citado una vez al tratar de los


nines, no fue menos categorico que el dueno de la empiesa de trans portes. Era un hombre
casi gordo, de expresion mas bien tranquila y simpdtica. Ya dije que cantaba bellamente en el
coro de hombres durante la misa ©n la Ermita de Gracia.

"Los vecinos son amargados, brutos y cobardes —me dijo— Son gente ruin e hipocrita. Lo
unico que entienden como razon es ©1 rigor.

Dios los hizo asi. Por que, sino ^como se explicoria que fueron de ese modo ignorantes a pesar
de la escuela, y brutos, siempre brutos e hi pocritas? Ellos son asi como la piedra nacio piedra y
la rona es rana.

170 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Usted habrd oido como contan por miles esos bichos ahora en los rega- tos, espedalmente
junto al puente”.

la ofirmacion de la Biblia de que todos somos semejantes a Dios?'', le pregunte;

''Mire usted, amigo, son cosas de la Biblia. Serd mds verdadera, con perdon del Antiguo
Testamento, que lo que ven nuestros ojos y entra por todos nuestros sentidos, cada dia del
Senor. iOue habrd querido de-

cir con esa frase la Biblia? Semejantes solo en la figura pero no en e! alma que es la verdadera
hechura de Dios. Son brutos y cobardes. Se les trata por el bien y se ensoberbecen,
pretenden lo que no pueden; en cambio, se les trata por el rigor y estdn contentos,
tranquilos".

"No estdn contentos".

Dirdn que no, pero saben por experiencia que para ellos no hay otro modo de tenerlos en paz
y orden que el rigor".

Me acorde entonces de la ofirmacion igualmente rotimda del tra- pero de Zamora que sostuvo
energicamente la misma regia; de C. A. que consideraba igualmente el polo como el unico
instrumento eficaz para hacer andar bien al espahol, y del propio buen mozo, joven y an-
gustiado labrador que regresd huyendo de las mines de Oviedo. Tam- bien este joven
aseguraba que en Espaha no hay mds remedio para que la gente "siga por su camino que el
rigor".

"Ouien quiera confundir al vecino con el sehorito, meterlos en el mismo saco y someterlos a
las mismas leyes, es un anticristo —afirmo el dueho de! Bazar— iComo va usted a mezclar lo
que Dios dividid; lo bajo y ruin con lo alto y diferente?"

iUsted sabe, mi buen amigo, que la gente decia lo mismo cuando vieron por primera vez un
buque movido a vapor? iComo se atreve el hombre a mezclar el agua y el fuego, que Dios creo
separados y distintos?".

"No compare, amigo, las cosas con los hombres. Los hombres no tienen remedio mientras
que a las cosas el hombre las pueda hacer y deshacer".

Le agradeci por sus decloraciones y me despedi cordialmente. El dueho del Bazar acababa de
introducir en el mercado las novelas del oeste norteomericano. Las vendia y tomblen las
alquilaba.
Con dos empleados.— Los dos eron de origen humilde. N.. hijo de pastor y lobradora, no
acepto nunca ser criado o pastor. Una vez que solid de la escuela siguid estudiondo. Su madre
lo protegia. Tomd un curso de ingles por coirespondencia y se dedied a la lectura de nove las,
poesi'a, historia y geogrofia. Era, en 1958, un hombre como de 24 anos. Me quede osombrado
cuando me dijo que la capital del Peru era Lima, su puerto principal el Callao y que la
segunda ciudad en importancia era Arequipa; Luego me did referencias exactas de Ecua-

La s Comunida des d e Espan a y del Per u 171

dor, Bolivia y Mexico. Hasta los profesionales tenian en Sayago una idea muy vaga del Peru. No
faltd uno que afirmo, como tratando de demos- tror su buena informacidn, que el Peru era
una pequeha ciudad que es- taba a pocos kildmetros de Buenos Aires. N. habia leido algunas
obras de Shakespeare, Victor Hugo, Dickens y Dostoyewsky; pronunciaba los nombres de los
autores extranjeros a la esponola. En religion era bas- tante esceptico, pero me lo did a
entender en forma indirecta y muy discretamente. Lo unico que afirmd con franqueza fue que
el clero es pahol se iria a los infiernos, sin excepcidn alguna. N. era, en realidad, un joven
excepcionalmente ilustrado para el medio en que se habia formado, pues, nunca pudo visitor
Zamora por mds de un dia y a Sa lamanca sdlo habia ido dos veces en su vida.

Este joven llegd a ser empleado en forma novelesca. Un tio suyo, ex-guordia civil, habia hecho
una carrera comercial realmente fabulosa. Alcanzd a ser Director de una de las grandes
empresas comeiciales de Espaha. Era de origen bermillono. Cierta vez visitd su pueblo natal,
ya como gran sehor. No habia olvidado a su sobrino, huerfono de pa dre. Lo hizo llamar.
Charld con N. un buen roto y quedd sumomenle impresionado por la inteligencia y la
instruccidn del mozo. Le ofrecid hacerlo nombror en pocos dias empleado de oficina. Y asi fue.
Hizo creor especialmente para N. un puesto. Pero un personaje influyente de Zamora tenia, a
su vez un protegido, otro sobrino, R., y "le birld el puesto a N."; N. tardd algo en hacerselo
saber a su tio, el Director. Este lo hizo nombror para otro cargo con un sueldo algo inferior al
que ya ganaba R.

Me quede desconcertado, a pesor de todo lo que ya sabia acerca de la culture de la


comunidad, cuando N. me dijo que "los labradores forman una clase excluyente, sin
aspiraciones, necesoriamente torpe, porque las vacas no les dejon tiempo para pensar ni gozor
de nada". L© replique energicamente, pretendi demostrorle que tenian muy buen iuido, quo
hablaban en un castellano excelente y rico y que muchos de ellos tenian verdadera sabiduria
sobre las cosas y, que ademds, eran muy cordiales.

"Depend© del asunto del que les hable usted y de la forma". Le ob serve que a todos nos
ocurre igual.

"Pero a ellos, hctbleles de patatas y de como ganar "perras" sin

gastar ellos un centavo para conseguirlas. Y no les pida nada que no se lo dordn".

Le adverti que a mi me habian dado todo lo que les habia pedido y aun mucho mds.

"Nada de patatas ni de gorbonzos, ni un cacho de nada. iOue les les ha pedido?".

Hablaba como si la close "baja" no tuviera ni hubiera tenido ja-


172 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

mds ninguna relocion con el y, si no los juzgaba con el desprecio opa- sionado que el duenc del
Bazar y el otro senorito, propietario de la Em- presa de Tranportes, se percibiria en el tono de
su voz y en sus concep- tos un raenosprecio fn'o e inconmovible por los vecinos.

Valiendome de que este joven me tratoba con verdadero respeto, pues habiomos chorlado
muchisimas veces, especialmente durante los holies del Ccrfe al que asistia invariablemente,
trate de convencerlo de que los vecinos poseian un juicio comun de gran lucidez, no unica-
mente para todo lo relacionado con vacas y patatas sino en cuonto juz- gaban la vida del
pueblo y la vida humana en general; que, en lo que se referia a su ovoricla, el, N., no sen'a
capaz de demostrarme que los comerciontes y profesionales fueron menos ovoros; que yo
estaba con- vencido, por los hechos que habia observado durante mds de cien dias, que un
comerciante tampoco estoria dispuesto a obsequior un cacho de nada a nadie, y que llegado el
caso, un labrador se sentiria mds con- movido ante la desventura de un semejante suyo que un
"senorito", y que podia llegar en ese caso a desprenderse de mds de un cacho de tocino.

"Usted piensa y juzga con mds outoridad y luces que yo

—me replied— Yo no tengo escuela; pero no puede negar que conozco a los vecinos mejor
que Ud. que declara que estd aqui solo poco mds de cien dias; los conozco, don J. M., los
conozco mejor que a la palma de mis monos. Hetzte un poco mds orriba que ellos y entonces
lo ves mejor".

"iQue entiende por "estor orriba"?"

"No estor todo el dia metido entre ellos".

"Y, ^edme conocerlos entonces sin estar con ellos?”.

"Despues de haberse salido de entre ellos, de la bajeza en que viven". "A los toros desde lejos,
Don J. M."

Me daba el alto tratamiento de Don, mientras que los labradores me hablaban como a igual y
me decian "sehor".

iDe veras, amigo N., Ud. estd convencido que los vecinos son gente despreciable, baja y ruin,
brutos por naturaleza como creen algu- nos "sehoritos"? Perddneme que le recuerde que
usted nacid entre ellos y vivio como ellos duranto toda su infoncia y su primera mocedad".

Por eso los conozco. Son brutos, no se o no creo que por natura leza sino por la vida que
llevon. Para el caso da lo mismo. Son brutos, ovoros, de mente oscura. Y es cierto que hay que
tratarlos, para que ha- ya orden en la sociedad, hay que tratarlos como a bestias que son.
De que otra manera podria manejdrseles para que esten en paz entre ellos y con los
senoritos?”

^No podria tratdrseles como a usted lo estimuld su madre, llegando a someterse a crueles
sacrificios con tal de que usted estudiara?"

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 173


"Usted no los conoce, no los conoce ni de lejos. ^Por que he sido yo el unico que sin llegar a
ser profesional he podido elevarme a la categoria que tengo? Los otros son, de verdad, brutos,
muy brutos, y el tratamiento que se les da es justo y el unico que se merecen".

Comprendi que no era posible discutir mas con el ilustrado N. No pudo convencerme que sus
conceptos eron absolutamente sinceros. Pa- recia repetir los de la casta de los "senoritos" de
manera sospechosa- mente exacta. En los bailes del Cafe se comportoba como un mozo la
brador alegre y, ounque cuidaba sus "perras” y no bailoba todas las piezas que tocabon, soiia
sacor a las mozos con algo mas de libera- lidad que los labradores. Vestia con cierta elegoncia
ciudadana.

Al observar que me habia quedado reflexionondo en silencio, me dijo, con vehemencia:

"Me ire de Espana. Estoy oprendiendo ingles. Espana toda es un corral muy grande, lleno de
curas, peor que Bermillo. ^Por que cree us ted que he formado una sociedad con R. para crior
patos y tengo que vestirme de sucio todos los amoneceres y en las tardes para ir a dor de
comer a los patos y limpiar la gronja? |Me ire de Espana y a America!". "Le voy a hacer otra
pregunta —le dije— iOue piensa o como juz

ga a los "sehoritos"?

"Unos son peores que otros, y los peores estan orriba de los malos". R., era ei mds activo de
los dos en la sociedad que formo con N. para crior patos. Tenia mds sueldo y categoria que su
socio. Porecia que se entendian bien. R. era muy ignoronte y me dio la impresion de ser el
unico mozo bastante feliz en Bermillo. Los domingos bailaba ca- si todas las piezas que
tocaban; se vestia con elegoncia algo exagera- da; los domingos calzaba unos zapatos blancos
muy llamativos. Me pre- gunto sd los peruanos habldbamos castellano o que si yo lo habia
apren- dido en alguna academia; tambien me pregunto que en cuonto tiempo nos habia
conquistado Cristobal Colon. Este joven era el unico musico de Bermillo; tocaba concertina y
laud, ounque muy imperfectamente; di- rigia el coro de nihos que contaban en la iglesla; era
muy catolico y cantaba con hermosa vaz que se destacoba sobre el delgado tono de los nihos.
R, hijo huerfano de una maestro, habia sido criado por una tia ca-

ritativa que no le dio mal trato pero que tampoco lo alimento bien.

"Creo que los labradores son buenos —me dijo— mientras no les pidas poco ni mucho; esto es
en dinero o en productos, que tiempo te lo dan, siempre que no sea durante la cosecha".

"^No comparte Ud. de la opinion de quienes estdn seguros que los vecinos son brutos,
cobardes y amargados?"

R. se atemorizo claramente ante la pregunta. "La verdad —me di jo— no he reflexionado en


eso. Trato poco con ellos. Compro los alimen- tos para los patos; pago el precio debido y ellos
me lo agradecen. ^Oue

174 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

mucha inteligencia se necesita para aror y crior vacas?. Conmigo son buenos, mejor que los de
arriba, es decir, los senoritos. Ouizds sean de verdad brutos, aunque veo que lo que hacen,
lo hacen bien. Pero usted sabe que yo soy de poco alcance para los pensamientos. Yo di- ria
con seguridad que soy muy bruto para hacer lo que usted, que es de mucha escuela. Yo
ando entre los senoritos y los vecinos. Me porece don J. M. que los "senoritos" estdn mds
descontenlos de su suer- te. Maldicen siempre el silencio y la pequenez de este pueblo, y, sin
embargo, aqui hacen sus buenas "perras" y no se van. Maldicen a los lobradores y, usted ve
^quidn les compra a los comerciantes sus cosas? A los profesionales iquien los ocupa, de
quien sacan las "perras"? Yo diria que mds, mucho mds de los lobradores de todos los pueblos.
Hay confusion, mucha injusticia de los unos para con los otros. Veo que se odian. Pero yo rezo
a Dios todos los dias y el Senor sabrd por que no estcy en contra de nadie. Quizd por ignorante
y tonto que soy".

"}A1 controrio! —le replique, entusiasmado— Lo que no cemprendo, le declaro con sinceridad,
es cdmo usted no se ha contagiado del odio o el desprecio que N. siente por los vecinos".

"iOu4 soy yo, amigo? Un pobrecito que gana 1,300 pesetas al mes, cuando el kilo de corne
cuesta 60 pesetas. Como poco y me visto como requiere mi categon'a de empleado. Mi
esperanza son los patos. Si se cumplen nuestros planes, me ire a America, a Cuba o Argentina,
que todo Espana es igual o peor que Bermillo, segun me dicen los que vuel- ven de las
ciudades y de las minas".

"Me hobfon dicho que iba usted a casorse pronto".

"iCasarme con 1,300 pesetas al mes? Ni N. ni yo tenemos labran- za. Aquf, un mozo que se
casa en esas condiciones sena un criminal asesino, y nadie se atreve. El mocerfo no es tan
trlste; uno tiene sus di- versiones y, siempre que la conciencia este bien con Dios, todo se pue-
de soportar, menos el motor de hambre a ninos y engorlor a una mu- jer, sacrificcrrla como a
un perro. ^listed sabe que a los perros y gatos no les dan de comer en estos pueblos? El
labrador afirma que a estos anlmales el dueno s61o estd obligado a vestirlos y a calzarlos".

Se echo a reir de buena gana, y yo con el.

El mundo tiene sus dos caras. ^Usted que dice? Una cara mala y otra buena... Aunque para
muchos, la otra, la cara buena, no se mues- tra sino una sola vez al ano... o coda diez onos.
Aquf, senoritos y ve- cinos se odian, y los unos viven de los otros. A veces no entiendo al Se-
nor y le pido perdon de rodillos".

"Y por que, mi querido R., por que harfa el mundo asf, el Senor?" "Porque es su santa
voluntad. Y en la otra vida todo se compensa".

Con el Medico.— Me fue sumamenle diffcil establecer relaciones cordiales con los mds altos
representontes del "senoritismc" de Bermillo.

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 175

Los abogados, los jueces, el procurador y aun los maestros, se mostra- ron siempre recelosos y
esquivos. Juzgaban mi presencia en el pueblo como algo inusitado y sospechoso; esquivaban
mi companfa. El Capitdn de la Guardia Civil hizo que el Sargento me visUara diariamenle y me
interrogara sobre lo que habia hecho durante el dfa; esta vigilancia du- ro algo mds de un
m.es; luego me dejo tranquilo.
Pero yo fui cliente del Medico. Y una vez lo encontre paseando a lo largo de la calle principal,
que era parte de la carretera pavimentada, y me anime a acercarme a el, como un amigo. Me
trato con simpati'a, y me oventure a hacerle algunas preguntas, que contesto con franqueza
Me dio la oportunidad el mismo al preguntarme acerca del catolicismo en el Peru.

"Sin duda es mds sincero que en Espana —me dijo— Porque aquf se obliga a la fuerza a la
gente a ser catdlicos”.

Le pregunte por el grado de catolicismo de los lobradores.

"Creo que no son nada en el fondo —contesto— Juran contra Dios, la hostia y la Virgen, por la
menor cosa. Son unoa bdrbaros, de los mds torpe que hay en el mundo".

Le pregunte si no convenfa en que la fe religiosa de los lobradores serfa mds sincere y libre de
esas formas de aparente irrespetuosidad y barbarie, si no se les obligara a profesar la fe por
la fuerza.

"Ouien' sabe lo que harfa esta gente —dijo— Pienso, a veces, co mo medico, que tienen en
realidad, una naturaleza algo distinto. Pre- fieren el rigor al buen traio, el azote a la libertad".

‘'^Tiene usted alguna prueba, un fundamenlo objetivo, comprobado, que sustente una
afirmacion tan radical y, permftame confesdrselo, bas- tante anticientffica?"

"Toda la historia de Espana es una prueba de ello. Deles libertad y se matan entre ellos y
matan sin misericordia a sacerdoles y a la gen te superior, y asf se quedan sin luces que les
gufen. Se despedazan en el desorden mds terrible. Para estos bdrbaros no hay otro medio de
ha- cerlos Irabajar y vivir en paz que el azote. Y estamos bien asf, muy bien; ellos y nosotros".

"Ouizds no sea tan cierta esta afirmacidn, doctor —me atrevf a re- plicorle— Ellos estdn
profundamente descontentos y los "senoritos" tam- poco dan muestras de ser muy felices. Son
algo agresivos, como si estu- vieron resentidos".

"Es que nos odiamos, mi querido amigo, nos odiamos y odiaremos siempre. Y ^que queda
entre gente que deben vivir juntos odidndose de este modo? Que un bemdo, el ilustrado, el
que piensa con el cerebro y no con el estom.ago, mande y tenga el poder de reprimir y castigar
a los otros. Asf no nos devoramos, y avanzamos lentamente. Y cada quien

tiene sus ametrguras que nacen de sus temores. Estamos sentados so-

176 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

bra los labriegos y, jclarol ellos no se estdn quietos. Tiene que interve- nir la fuerza al servicio
de la inteligencia y del progreso”.

Crei que no cabia replicar mas. Esa era su verdadera doctrina y su octitud. Se sobia que no
quiso visitar a un enfermo que no pagaba "igua- la” Ccuota mensual para asistencia medico), a
pesar de que el hombre se encontraba muy grave. El enfermo, un vecino acomodado, tuvo que
vender una vaca para cancelor la iguala” de vorios onos, y de ess modo consiguio que el
medico aceptara ir a verlo. Y le salvo la vido, porque como profesional era muy eficiente.

Los "senoritos” de la primera categoria, excepto el Jefe de Telegra- foa y, a veces, el Alcalde,
que era Procurador, eran bastante inalcan- zables. No iban jamas al Cafe. Salfan al atardecer,
en la primavera y a principios del verano, a paseor por la carretera, con sus esposas. Las
senoras se mostraban muy acicaladas, pintados con exageracion, algo mds que las madrilefias,
y vestian trajes costosos y elegantes. Contesla- ban, tanto ellas como sus maridos, el saludo de
los vecinos con mucha displicencia. Porecia ser este paseo la forma predilecta de recreacibn
de los senores de alta categoria. Luego desaparecfan.

El concepto de los senoritos respecto de los vecinos era identico al de los vecinos peruanos
respecto de los indios y mestizos. Pero los pe- ruanos tenian en su auxilio el alegato de la "raza
inferior" de los comu- neros, de su analfabetismo, que explicaban, suficientemente para ellos,
la bestialidad caracteristica y consustancial del indio, al cual el vecino tenia y cree ahora mismo
tener derecho a manejar como a seres irra- cionales, En Bermillo, el fundamento era una
convencion tradicional de que el labrador es bruto, coborde y amargado. Y de esia convencion
participaban aporentemente, muchos labradores, porque despues de la guerra civil se habia
intentado darle una fundamentacion religiosa.

Actifud y concepto de hs vecinos respecto de los senoritos

Con C. A. Lo hemos presentado casi a troves de todos los capitulos de nuestra tesis. Eramos ya
amigos, yo diria que muy buenos amigos, cuando faltando pocos dias para mi parlida de
Bermillo, charle con el acerca del tema de los senoritos ‘. Pasaba frente a la posada con aire
muy feliz, y lo detuve, acercandome a el. Le pregunte si tenia un poco de tiempo para una
entrevista. Me dijo que algo de liempo tenia, pero no mucho; que, en ciertos casas "las chorlas
hacian desaparecer el tiempo". Me llevo del brazo a un tronco de drbol que habia apoyado en
la pared de la posada. Era un asiento rustico, comodo y estimulante.

Le voy a hacer una pregunta muy dificil, le adverti. Cerro un poco los pdrpadcs (comprendi que
estaba en la mejor disposicion de dnimo); es una pregunta que acaso le moleste.

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 177

"Venga", me dijo.

Anote en mi cuaderno casi textualmente sus respuestas, como solia hacerlo siempre que me
era posible, especialmente cuando charlaba con

C. A.

Le confie claramente, pero con voz tronquila, la opinion que los "se* fioritos" tenian de los
vecinos. Le conte que habia recogido esa opinion de tal y cual persona y le pregunte que
pensaba el de este concepto que los "senoritos" tenian acerca de los labradores. C. A.
reflexiono desa* pasionadamente, no percibi en su rostro ningun signo de indignacion.
Estdbamos frente al sol. C. A. matuvo los pdrparos muy cerrados. Lue go, cuado se decidio a
hablar me mird por la ongosla rendija de ibs pdrpados; en sus ojos azules brillaba una especie
de onimacion, de en- tusiasmo y de inteligencia profunda.

"Mire, senor Jose... (me halagaba mucho que C. A. no me diera nunca el tratamiento de
Don). Llevan de razon ellos, y mucho —dijo—. Nosotros no somos instruidos, no leemos
nunca; tenemos que ser por fuerza torpes, como ellos dicen. iOue se aprende sin el ejercicio
debido? Y tambien somos ovaros, demasiado miserables, por la costumbre. ^Me entiende? A
mi me propusieron para Juez Supletorio. No acepte. Le dije al Juez: "Si !o hago bien, nadie me
lo agradecerd; si lo h.ago mal, que es lo mds seguro, per la ignorancia que me acompaha,
hablardn mal de mi, y con razon; me impondrdn multas, y merecidas. No, senor Juez; no
acepto. Y no acepte "

Le interrumpi. "iNo cree usted, le pregunte, que el no ejercer funciones publicas contribuye a
manfener en inactividad y recluido a un campo limitado el entendimiento de los labradores?"

"Pues, si, senor —me respondid— Pero ^a que va eso de ejercer de Juez que es cosa de otros
conocimientos? Antes eramos concejales, al caldes ... iPor que no nos encomiendan asuntos
del pueblo, que de eso si entendemos?”

"iNo hay ahora dos concejales labradores en el Ayuntamiento?" "Buenos para callar y recibir
ordenes. A mi no me escogen para

eso".

Las propias palabras de C. A. me indujeron a dirigir la chcrrla ha- da otro tema.

"El labrador P. E. —le digo— pasa entre ustedes por ser hombre de escasa inteligencia, ^no es
derto?”

"Por ahi va. No diria que es tonto". "Pero... ^cree usted que es inteligente? "No; no diria".

Le cuento algunas intervenciones en que se manifesto esplendida- mente el humorismo fino y


agudo de P. E.

"Pero eso no es muestra de inteligencia —replied C. A.— Bromea

m Jose Ma r ia Ar gu ed a s

bien ese hombre, y a secas. Digo a secas, porque su cara tiene siempro, como es alto, aire de
buenazo”.

Yo trato de convencerle que bromas tan agudas y acertadas no pue- den hacerse si no se tiene
igualmente una inteligencia fina y ejercitada. Luego le expreso mi absolute discrepancia con la
opinion de los seno- ritos respecto de los labradores. Le aseguro, con cierta vehemencia, quo
he conocido en Bermillo a muchos vecinos que hablan un castellana mds puro y rico que el de
casi todos los senoritos que conoci en Ma drid y el de todos los de Bermillo. C. A. me mira
casi friamente; no se altera con la explosion de mi entusiasmo y de mi afecto por los cam-
pesinos y de admiracion por el castellano que hablan. "iTendria us- ted alguna dificultad de
hacerse entender con los labradores, con al- guno de ellos?, le pregunte.

"jOue va, hombre, que cosas dice! Tendn'a dificultades para ha- cerme entender con los
''senoritos''.

"Pero usted alterna con ellos en el Cafe, o con algunos de ellos". "iEn el Cafe? Jugamos unas
"perras" y se habla poco. De hablar, hablor que se diga, nada, hombre. En el Cafe se habla lo
que puede ser necesario para el juego, y eso es poco. jCloro, en fin, se habla! Pero donde
debfa hablar el vecino ya no se puede ahora: en los con- sejos. De la guerre para acd solo han
reunido dos. Y ahora se va alH a oir, no a hablar. La verdad es que a los vecinos nos ven; pero
do oirnos [para que, hombre! Que somos torpes lo creen sober porque
nos ven el andor. [Como a las caballerfas, hombre!"

"lY en cudnto al concepto de que son cobardes? Yo los he visto a ustedes en el salon del
Ayuntamiento durante el sorteo de las "vecin- dades", y todos se manfenian con el cuerpo
bien erguido y el rostro sin una huella de humildad. Se comportaron con el "aplomo", come
solemos decir nosotros, de quien se encuentra en su casa. Si vieran ustedes la humildad sin
Ifmites con que nuestros comuneros se com- portan delante de las autoridades, jcomo si
estuvieran de rodillasi".

"Y que mds da eso. Lo que vale para los senoritos es que se obe- dezea. Eso, hombre, y con la
boca cerrada. Que el cuerpo este erguido o encorvado, no le hace, amigo. El que obedece con
la boca cerrada es igual aquf o alld, como quiera que sea su ropa y su compostura. El soyagues
de Bermillo no da que hacer, cualquiera que sea la orden. Debe ser por la poquedad del
corazon. Pues, ya le digo: ordenes hay que son malas, y contra la bolsa del labrador que es
donde rads le duele. Se cumplen a boca cerrada. El senorito tiene derecho a decir que somos
cobardes; y cada dfa mds y mds, hasta que hemos de meternos de vuelta al vientre de nuestra
madre. [Me c. en la marl Asf hay paz".

La patrona me habfa llamado ya dos veces para almorzar, y vino por tercera vez. Le rogue
que me esperara unos minulos mds.

La s Comunida des d e Espan a y del Pe r u 179

"^Y que me dice de los empleados senoritos, Don C. A.?"

Me observe sonriendo, luego dijo con un ligerisimo tono agresivo: "Don sin din, coj... en latin".

"Perdone —le rogue— alld en mi pais, esa palabra no significa ninguna distincion".

"Pues si. Me preguntaba Ud. de los empleados senoritos. Le dire que son mierda, mierda,
mierda. [Es de miedol

"^Y los otros a quienes ustedes estdn obligados a darles el trata- miento de Don?"

"Ellos son la madre y el padre de esos pobrecitos m. Pero saben imponerse, o mejor dicho,
tienen manera de imponerse. ^No serd ami go, que con la guerra civil Nuestro Senor ha
perdido la cabeza, que se ha confundido por la tanta sangre que corrio en Espaha? Porque si
no ^como los curas...? [Pero basta de hablar ya! |Es demasiado!

Se levanto. Era, como ya diie muchas veces, alto y barrigon. Aquel mediodfa me parecio
majestuoso. Nos despedimos, y se fue blandiendo su coyata. Lo vi alejarse con todo el aire de
un verdadero senor. Su modo de andor no tenia ningun rasgo de torpeza, como no lo tenia
la actitud y los pasos de casi todos los vecinos; pero el me habia aflr- mado que los senoritos
los juzgaban torpes por el modo de andar: "lo creen saber porque nos ven el andar". Solo
habia dos posibilidades de explicar una tan grande diferencia de apreciacion. O yo no habia
logrado percibir la diferencia de estilo del modo de andor de unos y otros o C. A. daba
a esa palabra una significacion mds vasta. La cargo de subietividad con que apreciaba
yo ciertos aspectos de la conducta de los bermillanos era insuperable y no contaba
sino con la ventaja de ser consciente de tal defecto. Encontroba, por ejem- plo, en muchos
labradores un porte digno y senorial, en tanto, el cura, uno de los dos abogados, los
empleados del Banco, el Brigada de la Guor- dia Civil y todos los comerciantes, no me
inspiraban respeto alguno y encontraba en sus figuras rasgos de insignificancia, de algo
ridiculo o mezquino. El labrador llevaba en la conciencia la conviccion firme, que trascendia, de
que el era el unico que trobajaba en Bermillo; el trobajo propiamente dicho, el que Dios
ordeno y dispusc: el que pro duce sudor en la frenle. Entendian el precepto al pie de la letra y
juz gaban a los senoritos como transgresores de una ley divina y usurpa- dores del poder. Los
soportaban como a tales. La conviccion de su su- perioridad y la fuente de su disposicion para
la obediencia tenian ion iUndamento religiose. Los senoritos a su vez estaban seguros que Dios
hizo a los hombres distintos, a unos para la obediencia, la cobardia, la torpeza y el trabajo
rudo, a los otros para mandar, disponer las le- yes e imponer el orden que les pareciera
conveniente.

Charla de dos curas en BermiUo.— Los ccnocia bastente bien a I05

180 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

dos. Uno de ellos, que estaba de paso, sentado en el asiento delontero de un omnibus, tenia
justificada fama de santo y caritativo. Se habian quejado contra el, mds de una vez al Obispo
de Zamora, los curas del Portido, porque cobraba menos de la mitad de los derechos que los
ctros pdrrocos, por los oficios religiosos; mantenia a cuatro huerfanos y se dedicaba con
generosidad al adoctrinamienlo y a la ensenanza de los nines. Este pdrroco no quiso bajarse
del omnibus, a pesar de quo demoraba 45 minuios en el pueblo. El otro cura le instaba a que
ba- ’ora. Y como no pudo convsncerlo, le pregunto en voz muy audible pa

ra mi:

Se acerca el tiempo de la siega. No vas a tener gente en misa.

Te lo advierfo. Los ninos tambien trabajan en la cosecha”.

Dire las misas de noche —contesto el santo— a las ocho y media" No conseguirds nada. A esa
hora siguen trabajando aun". "Prohibire que a mis ninos los lleven a tostarse al sol", ofirrad el

santo con tranquila energia.

Los llevardn siempre. Te lo advierto. Eres nuevo. No los conoces". "Mira J. —replied mds
energicamente el santo— son muy cobar- des. Los conozco mejor que tu. Los amenazare con
publicar los nom- bfes de los que no asisten a misa; hare lo que tu haces, por esta vez, y
cumpllrdn. jSon tan cobardss, tan cobardes....... I [No faltard uno!"

• * •

Ambas castas se iundan en la religion para considerarse como los poseedores de la


verdadera voluntad de Dios, como los verdaderos observantes de sus mandafos. El vecino
juzga *al sehorito como a un usurpador, como a un anticristo que impone por la fuerza, que no
viene de Dios, un tipo de orden social en que el labrador es la vi'ctima y el senorito el
cosechador, el beneficiado. No encontre un solo caso de la brador o de vecino que hablara
de la posibilidad de una rebelion de los vecinos. Los labradores, todos, paredan resignados,
aparente- mente, a consideror su situacion como congelada, como irremediable, en cierto
modo como obra de la voluntad de Dios mismo. Habian acep- tado en este sentido la filosofia
oficial del reino que se transmitia y di- vulgaba por boca del clero y era aplicada rigurosamente
por las auto- ridades.

A Bermillo no llegaba sino un diorio zamorono que ningun labrador, absolutamente ningun
labrador, leia. Solia llegor tambien el diorio ma- drileno 'El Pueblo", que es falangista; unos
cuantos numeros, que los sehoritos comprabon. La declaracion de C. A., el vecino mds
atento a los acontecimientos sociales del pueblo, el que mds viajaba a Zamora y Salamanca, C.
A. que habia sido perseguido por las auloridades politi-

La s Comunida des d e Espan a y d e l Pe r u 181

cas despues del Iriunfo del general Franco, que sufrid la intervencidn de sus tierras y hacienda
durante mds de dos ahos, C. A. parecia no conce- bir idea alguna acerca de una revancha
politico. Su concepto era su- mamente pesimista; "Somos cobardes; y coda dia mds y mds,
hasta que hemos de meternos de vuelta al vientre de nuestra madre".

En cambio en La Muga, donde no existe la casta de los sehoritos, mds de un vecino me habld
de que no pasaria mucho tiempo sin que el pueblo se levantara contra la opresion que ejercian
los curas y los "sehoritos" alii donde existen. "Esta vez, amigo —me dijo uno de los vecinos, sin
exaltarse—. Esta vez no quedord vivo un solo cura u obis- po, ni uno, ni uno siquiera; los
uniformados correrdn la misma suerte".

^Como explicor esta aparente contradictoria realidad, de qua aqui donde habia una
controposicion de castas ton aguda, no encontrara sintoma alguno de esperanza de revancha
o de organizacion, aunque lejana de una lucha politico de los vecinos contra los sehoritos, en
tanto que en La Muga donde no existe diferencia de castas, muchos vecinos no tuvieron
temor de declarar a un forastero que la situacion imperante no duroria mucho? En La Muga se
habia desencadenado y resuelto una pugna entre los labradores ricos y pobres, y los pobres
habian gnnado la contienda. Se repartieron las tierras comunales; la comunidad entro en un
nuevo periodo de desarrollo economico y social. La Muga con- taba con una experiencia de
lucha social en que los poderosos fueron derrotados. La antigua igualdad formal entre vecinos
se habia hecho mas efectiva con el reparto de tierras. Aparentemente, no quedaba nin gun
residue de mclevolencia, de resentimiento entre los antiguos y ri cos y los ahora ya no tan
pobres vecinos, a pesar de que los ricos perdieron su influencia en el gobierno de la
comunidad y una grave merma en sus haciendas. La Muga habia pasado por una
experiencia de lucha politica y social importante y, alii no existia una casta de se horitos que
imperara funddndose tradicionalmente en principios defor- mados de la propia religion
cristiana. En Bermillo, como en las comu nidades del Peru en las que tambien conviven
sehores y comuneros, estos ultimos han sido domesticados por una predica ideologica secu
lar y por una dictadura politica de severidad implacable. No existen en Bermillo ningun, o no lo
encontramos, ningun indicio de que los labra dores piensen acerca de la posibilidad de
encentrar un medio de liba- rarse de tal opresion; lo que hay es un odio feroz e impotente
contra los sehoritos y un sentimiento de profundo desprecio de los sehores para con los
vecinos, desprecio que se ejercita mediante el poder ab solute de que disponen. Asi el odio se
acrecienta sordamente, y los se horitos lo saben, aunque, al parecer, no lo temen.

182 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

MOVILIDAD SOCIAL

El rico labrador que tenia dos hijas normalistas no permitio que ninguna ejerdera su profesion
en Bermillo. Una de ellas trabajaba en un pueblo baslante alejado; la otra permanecia con su
padre y era ya una solterona.

Como hemos observado con patetica claridad en el caso ya descrito de uno de los empleados,
el hijo de labrador que asciende, por haber culminado alguna carrera profesional o por haber
ingresado a la clase de los burocratas, se incorpora a la casta de los sehoritos y adopta toda su
ideologia y actitud frente a los vecinos, aun contra sus padres y her- monos. El abogado, a
quien tan brutalmente se refirio el dueno de la Empresa de Transportes, realmente, segun me
informaron, habia prohi- bido a sus padres que lo visitaran en Bermillo. No los admitia en su
casa. Habia contraido matrimonio con una madrileha. La hija norma- lista del rico labrador, la
que no ejercia el magisterio tenia un status especialisimo en el pueblo. No pertenecia a
ninguna de las castas. Frecuentemente se le veia arreando vacas; pero vestia no como una
labradora sino como una sehorita de la close alta. Asistia a misa tra ieada a la moda y cubierta
con una mantilla muy iina. Ocupoba el sitio de los sehoritos, pero el ultimo lugar. Salia sola y
andaba sola; no tenia amigos ni amigos. Yo le tome varias fotografias y a traves de las breves
charlas que tuve con ella y su padre, ambos se empehorcn en demostrarme que ese
aislamiento de la normalista los enorgullecia y no al reves, como hubiera parecido lo natural.
La consecuencia mds directa de esta equivoca situacion fue que esta mujer no encontro novio,
Ocupaba un lugar irremediablemente bajo para que un sehorito la pre- tendiera, a pesar de
que era profesional e hija de rico, y su posicion era inalcanzable para un mozo labrador. Los
sehoritos pobres eran realmente menospreciados por esta solterona y, a su vez, esos jovenes,
admitidos de hecho en la casta dominante, conaideraban despecliva- mente la situacion
equivoca que la normalista ocupaba en la sode- dad. "Arrea vacas —decian— con mantilla y
rosario de oro". Pero el rico labrador sacrifico de este mode a su hija para no permitir que lo
negora como a padre, que rompiera los vinculos familiares y se elevara, inalcanzablemente a
la odiada casta de los sehoritos.

Sin embargo, mds de un labrador habia decidido que su hijo se

convirtiera en sehorito, y lo habia conseguido fdcilmente. La puerta de acceso estaba


siempre abierta, puesto que no constituia una casta aristocrdtica por linaje. Bastaba un titulo
profesional, un empleo en alguna de las oficinas publicas. Pero como la promocidn traia
consigo la ruptura total y aun el conflicto cruel de los hijos promovidos con los padres y teda la
vecindad, no constituia un ideal del labrador sino un

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 183


sacrificio heroico, casi absurdo, convertir a su hijo en un sehorito. Y de hecho, en el mismo
pueblo de Bermillo no existian sino tres casos: el del empleado, que hemos presentado, el del
telegrafista y el de un maes tro. El caso del abogado era el mds extremado, por el mismo
hecho de que el hijo del labrador alcanzo el titulo de Don en el pueblo; pero no era
bermillono, sino de una aldea proxima.

El caso del telegrafista era excepcional. Llego a ser sehorito y aun adquirio el derecho al
tratamiento de Don, en forma no premeditada sino casual. Hijo de un carretero fue tornado
como criado por el telegra fista, que no era bermillono. Este le enseho generosamente a
manejar los aparatos y el joven aprendio perfectamente a transmitir y recibir comunicaciones.
Estallo la guerra civil, y el gobierno retiro al telegra fista de Bermillo de Sayago, pequeho
pueblo sin importancia y que quedo al morgen de la contienda. El Ayuntamiento decidio
entonces encomendar al joven criado la oficina de telegrafos, puesto que habia aprendido a
manejarlo y administrarlo. El joven desempeho el cargo eficientemente y Bermillo no quedo
aislado. Cuando triunfo Franco y se restablecio el orden, extendieron un nombramiento oficial
a favor del telegrafista bermillono que habia mantenido satisfactoriamente el servicio. El hijo
de un vecino muy pobre se convirtio asi en el jefe de una de las Oficinas importantes del
Estado. Este proceso explica bien por que el telegrafista no rompio con los vecinos ni se
incorporo a la casta de los sehoritos; no adquirio los habitos de esa casta ni su ideolo gia. Con
sabiduria natural observaba una conducta inteligente que le permitia conservor el afecto de
los lobradores y la consideracion de los sehoritos. Ya era un solteron, entonces; muy catolico
y devoto.

En el fondo de la conciencia de los mds resentidos campesinos, me parecia percibir una sorda
agresividad y amargura que se vertia en mal- diciones tremendas contra todos los santos y
todo lo considerado como sagrado— ^no eran esos santos y todo lo sagrado lo que dabon fun-
damento al estado de cosas, al orden social imperante?—. El telegrafista parecia ser, cenforme
a mis observaciones la unica persona libre de amarguras y de soberbia en el pueblo. Era un
hombre bondadoso, opa- cible, cordial, creyente, casi humilde, en el sentldo religiose de la pa-
labra. Y esas virtudes, me parece, que le permitfon realizar el milagro de mantenerse bien
entre las dos castas y, oporentemente pertenecien- do a ambas, sin recibir los fuegos ni de los
unos ni de los otros.

La movilidad social era, pues, casi nula en Bermillo. En las comu nidades peruanas la
promocion de un hijo de comunero a la clase de los sehores traia consecuencias en algo
semejontes a los que ocurren en Bermillo Pero en las ultimas decadas, la parcial ruptura de la
ontigua estructura social en las regiones andinas mds activamente vinculadas con la costa, ha
modificado en estas zonas la composicion de los es-

184 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

tratos sociales y ha debilitado la discriminacion tradicional respeclo ds ios indios.'

Podemos afirmor que en Bermillo, a pesar de que la casta de los sehores no tiene origen
secular ni es una aristocracia de sangre, logro, mediante los recursos de la ideologia
socio-religiosa imperante en Espaha, consolidada por el triunfo de Franco y de la Iglesia en la
guerra civil, imponer en los labradores-vecinos una autoconciencia de su inferioridad
humana con relacion a burocratas, ccmerciantes y profesionales. Esta autoconciencia era
apenas vacilante en poqui- simos labradores que habian pasado los 60 ahoa en 1958. El caso
de

C. A. era el mds notable, por ser el vecino que mds acceso tenia al

trato con algunos representantes de la close alta, en razdn de su afi- cion al juego, de su
riqueza, de su ingenio, de s.u reprochada liberah- dad para gastar en el Cafe y dorse, en cierta
forma, trato bastante de- sajustado con las normos de conducta del labrador comun,
extremada- mente avaro y temeroso de alternar con la close alta para ninguna otra cosa que
no sea el de arreglcrr asuntos estrictamente de negocios. Sin embargo C. A. aceptaba el
principio de que los labradores por ser tales estdn necesariamente tocados de limitaciones
irremediables y de de- fectos caracteristicos: "somos cobardes y coda vez mds y mds y mds...
hasta que hemos de meternos de vuelta al vientre de nuestra madre". Pero, como no podia ser
de otro modo, al mismo tiempo C. A. tenia la conviccidn lucida de que este era un orden
bastante artificial, impuesto por la fuerza y la violencia. Recordaba aun los tiempos en que el
pue blo se gobernaba mediante los consejos o cabildos, y cuando los labra dores podian llegar
a ser Alcaldes y formaban la mayoria del Ayunta- miento. Los labradores comunes acudian a
la religion para expli- cor, iustificar y consagrar el orden existente: ellos, los vecinos, eran
los verdaderos observantes de la santa fe catolica: ''gcuictban el pan con el sudor d© su
frente"; los sehoritos eran anti-cristos que vivian del trabajo ajeno, porque no consideraban
verdadero trabajo el de tipo in- telectual, el burocratico ni el del comerciante, sino una
simulacion des- carada del verdadero trabajo, ordenado por Dios.

Los indios de Puquio, en el periodo mas largo y duro de la opre- sion social crearon el mito
mesidnico de Inkoni*, que es una simbiosis de uno de los mitos prehispdnicos sobre la
creacion del mundo, del que explica la fundacion del imperio y, de la historia evangelica del
mar- tirologio de Cristo y del concepto catolico del juicio final. Este mite so cial y cosmogonico
constituye una explicacion del origen del mundo,

1 Estudios sobre Puquio y sobre Sicaya, ya citados, de Arguedas y Ga briel Escobar,


respectivamente.

2 J. M. Arguedas, articulo citado.

La s Comunida des d e Espan a y d e l Pe r u 185

del estado de servidumbre a que fueron sometidos los indios, y la promesa de un juicio final en
que el supremo drbitro no seria el Dios catolico sino Inkarri, el Dios indigena post-hispdnico,
que dispondrfa la reposicion de las antiguas leyes y el castigo de los opresorea.

En Bermillo la clase baja aparentaba estar resignada, religiosa-

mente pasiva, ante el duro imperio de los senoritos; pero el odio contra la close alta, por lo
mismo que era impotente no habfa podido ser encauzado mediante ninguna
compensacion ideal, ardfa y se con- centroba sordamente. Algunos de los sehoritos tenfan
clara concien- cia de este hecho, como el dueho del Bazar, pero no les causaba verda dero
temor. Habia un consenso general entre los individuos de am- bas closes acerca de la
cobardfa irremediable del labrador y, por tan- to, de su impotencia natural e igualmente
absoluta. Y sobre este princi pio descansaba en Bermillo la superposicion de las castas.
Nosotros sentimos el fuego vivo del odio de los labradores como algo no tan impotente. La
religiosidad bastante acerba de loa vecinos era, apccren- temente, tan profunda como su odio
al clero y a la casta dominante.

Eelaciones y tensiones enfre los individuos de la misma casta.

La clasificacion en cuatro categorfas, que los seis juecea elegidos entre los vecinos del barrio
del Cristo hicieron de los sehoritos, estaba fundoda en la observacion muy detenida y la
experiencia de muchos ahos de trato con la llamada close alta. Esto clasificacion resulto siendo
suficientemente justificada por mis propias observaciones. Los profe sionales y altos
funcionarios publicos daban un tratamiento desdehoso a los empleados de sus propias
oficinas y a los comerciantes. Parecia la regia comun entre esta gente que el de mayor
categoria debfa mos- trarse majestuoso y superior ante sus subordinados, un poco a la ma-
nera de la disciplina castrense. Los comerciantes eran considerados co mo gente inferior, que
debian por fuerza de su oficio, mostrorse obse-

quiosos aun ante los labradores de los "mas infelices". Los comercian tes aceptaban de buen
grado y como cosa natural la superior jerctrqufa de los profesionales y de los altos
funcionarios y tomoban una actitud res- petuosa ante ellos, pero desdehobon a loa "muertos
de hambre", co mo soHan denominor a los empleados de baja categoria de las oficinas
publicas y del Banco.

La situacion de ios empleados que pertenecian a la tercera cote- gorfa de sehoritos era
verdaderamente infeliz. A ellos les aplico C.A. un calificativo no solo cruel sino
espantosamente desdehoso. Debia es tar bien enterado de que, especialmente los empleados
de baja catego ria, surgidcs de la casta de los labradores, comportian mds excla-

matoriamente el desprecio a los labradores y la conviccidn de que es- toa eran “gente baja y
ruin”. Y esos empleados eran de veras gente

186 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

desvalida. Ganaban sueldos miserables y estabon obligados a monte- ner una fachada que les
coslaba casi todo el sueldo. Pero, en cambio, podion crlternar con bastante libertad, sin que su
categoria sufriercx ma yor menoscabo, con el mocenb poblano. Bailaban animadamente en el
Ccrfe y no dejaban de gozar de cierta preferencia de las mozas sobre los mozos labradores.
Acaso constituia este hecho su unica compensa- cion. La preferencia a que me refiero podia
ser tambien algo superfi cial por el hecho de que eran los senoritos empleados los menos ava-
ros Y gastaban sus "perras” con mayor liberalidad para obtener el de- recho al baile.

Los senoritos empleados de tercera categoria sufrian el menospre- cio, en ciertos casos algo
compasivo de toda la comunidad, de los dc arriba y de los de abajo. Y ya hemos tratado de
mostror en la propia confesion de algunos de ellos cudn desdichados y amargos se sentian.

En cambio los artesanos de primera eran considerados por los la bradores como gente de
"trabajo fino" y justificaban sin indicios de nin- gun rencor que perlenecian a la tercera close de
los senoritos. Los sehores de mds aha categoria se Servian de esos artesanos tratdndolos con
evidente condescendencia paternalista o protectora. Era el case, y al parecer lo tenian en
cuenta, de profesionales de categoria inferior, pero que constituian genie independiente y no
suietos a un sueldo in- suficienle como los empleados. Sin embargo, no admitian, ellos, los se-
horitos, que estos artesanos pudieran formor parte de la close alta, sino de una categoria
intermedia, mientras que, a pesar de todo, aceptaban a los empleados de baja categoria
como miembros muy inferiores pero metidos dentro del circulo de los senores.

Los artesanos de segunda close, a quienes ocupaban los labrado res, los guordias civiles y dos
empleados de intima calidad; el alguadl del Ayuntamiento y el sacristan, formoban, segun los
labradores, la cuarta close de senoritos. Los senoritos de la primera categoria no ad mitian —
exceptuando a los guordias civiles— que estos perleneciercn ni lejanamente a la casta de los
sehores, pero les adjudicaban, sin em bargo un lugar mas alto en el grupo social que a los
labradores; por tanto, la clasificadon parecia justificada. Tambien estabon comprendidos
dentro de esa categoria los oficiales o aprendices. El odio de los labra dores no alcanzaba a
esta gente. En Bermillo los artesanos habian de- jado de trahoiar, el trabajo verdadero, y se
habian entregado de lleno a una forma que los vecinos consideraban complementaria del
trabajo ver dadero. Establedan una diferencia bastante rotunda entre estos arlesa- nos y los
de primera close. Se sentian muy proximos a los de segunda close y los trataban con absoluta
familioridad y en terminos de igual- dad, pero los tenian, a pesar de todo, por "senoritos”, por
cuanto no ara- ban ya, ni cosechaban, y orrendoban sus 'Vecindades" a los labradores.

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 187

Por su parte, los artesanos de segunda clase compartian con los la bradores, aunque en menor
grado, el odio a la close alta de los seho- ritos y rechazaban no solo sinceramente sino con
vehemencia que se les considerara como ''senoritos". Uno de ellos me dijo: "isehorito yo? No
acepto la broma ni tratdndose de un forastero de categoria como Ud.?” Le explique con la
mayor cortesia que no era yo quien asi lo calificaba sino los propios labradores. "Estdn
confundidos, y con razon. Lo dicen porque tengo mucha obra en mi taller y no me queda
tiempo para arar, y ni tengo con que hacerlo, puesto que no poseo vacas ni burros que d©
nada sirven en una sastreria". "Por eso lo diferencian a Ud. de ellos, creo

—le dije— Ellos consideran que es labrador unicamente quien labra la tierra y aquel que no lo
hace y se dedica a ganar dinero mediante un oficio, y permaneciendo siempre en el pueblo, no
siendo ya labrador tie- ne que pertenecer a otra categoria".

"Razon tienen Don J. M., pensdndolo bien, razon tienen, pero no mu cha —contesto ei sastre
—. El verdadero trabajo del cristiano es el que Dios mando: trabajor la tierra hasta sudor. Yo,
casd siempre trabajo mu- cho mds horas que ellos, todo el aho del Sehor, pero no sudo. Y eso
no deberia hacerme pertenecer a una posicion mds alta sino mds baja. (Me c. en los santos!
Pero los vecinos estdn confundidos ya le digo, por tanto abuso que se comete con ellos ..." Le
interrumpi; "Usted mismo ha- bla de los abusos que cometen con ellos, luego, el trato quo le
dan a us ted los senoritos es de mayor consideracion que a los labradores; tampo* CO ellos lo
tienen a usted por lobriego. Y los vecinos hacen una diferen cia bien clara entre usted y los
senoritos. A usted no lo odian ni lo des- precian, creo que lo estiman, pero como no va usted
ya al campo a la- brar; no tiene ni desea tener animates de labranza, puesto que no los ne-
cesita; los vecinos, con su buen sentido no tienen sino que apreciar la diferencia. Y me parece
que no encuentran otra palabra para expresarla que la de considerarlo, aun a Ud. como
sehorito, p>ero sin comprenderlo en el odio que sienten por la clase alta. Es pues, Ud., como
quien dice "sehorito" solo en la forma pero no en el fondo, para los vecinos".

"Lo comprendo. Soy harina de otro costal. Pero ique necesidad ha- bia de que se estuviera
teniendo que hacer esas diferencias? Nunca lo hubiera creido. Los labradores no se andan
pensando en esos meneste- res. iQue mosca les habrd picado?"

No me atrevi a confesar que la mosca era yo, no habria tenido uti- lidad alguna. Deje al sastre
algo preocupado pero sin pesadumbre. Le explique mds detenidamente que los vecinos no lo
comprendian en el grupo de la clase alta a quienes odiaban ni tenian por que comprenderlo.
Que sus servicios eran estimados por la vecindad como indispensables. Entre los vecinos no
existian rivalidades ni rencores profundos o es-

pecialmente notorios.

188 Jose Ma r ia Ar g ju ed a s

No habi'on antecedentes de rinas. Examine el archive del juzgado y no encontre cases de


procesos penales ni quejas o querellas. No existian tampoco rivalidades de barrios. Los pobres
considerabon su situacion con

resignacion religiosa aparentemente inquebrontoble.

No, no se pelean nunca”, me dijo la senora Sabina. "Todos tienen algo. El unico que nada tiene
es L., el demente que lo trajo a Ud. aqui en lugor de llevorlo a la pension. Ese duerme, aun en
invierno, en las casas que estan a medio construir. No se enferma y se alimenta de caridad. De-
rrepente desaparece por dias, hasta por meses. Se va a otros pueblos,

Y regresa. Es Huerfano y tonto de nacimiento ... Pero ni ese se muere de hambre en


Sayago”.

El sayagues y, creo que el espahol en general, no se embriaga. To- maban vino en grandes
cantidades en las tabernas y en el cafe. El vino es muy barato en Sayago, porque en la frontera
del Partido con Portugal hay una zona vinatera muy rica: Fermoselle. Bebi'cm cuantiosamente,
pe ro no vi una sola vez un hombre embriagado. Vivian en paz los labrado- res, entre ellos, a
pesar de su ovoricia. Las formas de cooperacion cornu- nal constituian un medio de vinculacion
efectiva y considerada como una obligacion religiosa.

Un contraste muy notable habia entre las frecuentisimas rinas que

nuestros comuneros indios fomentan entre si cuando estan embriagados y el buen orden que
existia entre Ics vecinos de Bermillo. Ya en otro ca- pitulo de nuestra tesis consideramos que la
solidoridad de los labrado- res entre si, solidaridad que se mantenia a pesar de las diferencias
de nivel economico tan notables y en algunos casos extremados, y el hecho mismo de que
estas diferencias no hubieran suscitado rencores ni indi- cios de una posible lucha entre ricos y
pobres como la que se produjo en la muy vecina Muga, se debia en parte a que la cargo de
pasion, de odio a la alta casta de los senoritos constituia un fuerte elemento uni- ficador. Habia
en frente un enemigo comiin de los labradores, un ene- migo poderoso e ilimitadamente
despectivo. Era un cuerpo grande que absorbia toda la intuitiva y consciente agresividad del
grupo.

La guerra civil no dejo rivalidades en Bermillo. Sus habitantes no tomaron parte en la lucha.
Como ya lo dijimos varies veces, solo el la brador rico C. A. sufrio persecucion y represalias
economicas, y no por

que hubiera tornado partido a favor de la Republica sino por su liberali- dad y su ascendencia
entre los labradores. Sin embargo, se recordaba con horror, y las mujeres con espanto como
reciente, el balazo con que le volaron la cara a un pobre tonto que no supo levantar el brazo
derecho cuando los falangistas ingresaron al pueblo; se recordaban tambien los muertos que
eran encontrados al amanecer en la puerta del panteon, para que el enterrador los sepultara.
Como Bermillo era capital del Partido. los presos capturados en Sayago eran llevados a este
pueblo,

La s Comunida des d e Espa na y del Pe r u 189

y a muchos los fusilaban de noche contra el muro del cementerio. Ese terror no habia sido
olvidado ni superado, pervivia en forma intensa. La guerra civil estaba presente en la
conciencia de todos, vecinos y se noritos y, como sus consecuencias habian acrecentado el
poder de la llamada clase alta, los vecinos vinculaban el triunfo de Franco con el de los
"senoritos". El Alcalde ya no era elegido por el pueblo; lo nom- braba el Gobernador de
Zamora, siempre entre la casta de los senoritos.

MIGRACION

Ya nos referimos a las correteras bastante buenas que unen Ber millo con Zamora y
Salamanca. Ninguno de los vecinos del barrio del Cristo conocia Madrid; muchos de ellos
tampoco conocian Salamanca; a Zamora viajaban con frecuencia para hacer compras muy
especifi- cas. Las tronsacciones ccmerciales se realizaban en la propia villa, en la feria mensual
y en las ferias de las comunidades proximas impor- tantes, como La Muga y Almeida. El
contacto con las dos ciudades era, pues, bastante circunstancial. Y porecia evidente que en
Zamora reco- nocian al sayaques por su apariencia; asi me lo aseguraron algunos vendedores
de pescado y frutas. Los considerabon palurdos y los mds avaros y miserables de toda la
Provincia. Comprendi a mi vuelta de Sayago, que las closes populares de Zamora, y ciertos
comerdantes, guordabon aun la Imogen del sayagues miserable de antes de la difu- sion del
trigo, de la era del piojo. No se habia borrado por entero esta imagen, a pesar de que el
sayagues actual viste de diablo fuerte, co mo los labradores de todos los demds partidos de la
Provincia y, algu nos jovenes hijos de labradores ricos y acomodados, especialmente de La
Muga, visitaban la ciudad con traje de casimir y luciendo corbata; pero sin duda estos no eran
tenidos por soyagueses sino por mozos de la propia ciudad o de otras ciudades. Para el
zamorano comun, el sayagues era un tipo que andaba con alforja al hombro, porque traia su
fiambre a fin de no gastar en el almuerzo —era aun frecuente esta figura tradicional— hosco y
de pocas palabras.
Los "quintos" constituian el medio mds influyente de contacto con las ciudades. Se llamon
"quintos" en Espana a los contingentes que van a hacer el servido militar. La despedida a los
"quintos" se realiza con un programa especial; un baile publico en la plaza es ei numero mds
atractivo y jubiloso del programa. Y coda generacidn o grupo de "quintos" conserve para
siempre ciertos vinculos permanentes ounque mds de tipo formal que efectivo. Pero aun el
servicio militar habia dis- minuido en importancia como medio de contacto con las dudades le-
janas del reino, especialmente con Madrid, porque se habia dispuesto que los reclutas
procedentes de la Provincia hicieran su servicio mi-

190 Jose Ma r ia Abgu ed a s

litor en la propia ciudad de Zamora. Una decada antes el ''quinto'' no sabia a que cuoriel y a
que ciudad iba a ser destinadc; lo frecuente y, segun algunos informontes, lo regular era que
no sirviera en Za mora sino que fuera trasladado a Madrid o a otras ciudades de Cota- luna,
Andalucia, Extremadura y oun de Africa. Algunos de los reclu- taa no volvfan; conseguian
ocupacion en las ciudades adonde habian side destacados y, como por lo general, eran
lugares distantes, no re- gresaban nunca a Bermillo; muy pocos lograban hacer una visita a su
comunidad nativa y siempre que hubieran prosperado notablemente. Desde que el servicio se
cumpHa en Zamora, casi todos los reclutas visitaban su casa con frecuencia, cuando les tocaba
el turno de estar francos. Muchos de ellos haefan el viaje en bicicleta y en grupos de tres o
cuatro. Acostumbraban llegor los domingos al mediodia a La Muga y Bermillo y vencian los 36
6 los 41 kilometres, de regreso, par- tiendo antes del amanecer.

Las carreteras hobfan obierto, asimismo, el camino de salida fa- cil a los centres induslriales
y mineros. La migracion de America ha- bfa cesado por complete, entre 1925 y 1930. Se
recordaba todavia los nombres de quienes partieron a la Argentina y Cuba, unices poises
latinoamericanos a los que la emigracion fue relativamente abundan- te. En la Argentina,
ciertos labradores que tomaron tierras virgenes pa ra cultivar o se contrataron como
partidarios de grandes terratenisntes, alcanzoron a reunir una forluna considerable. Muchos
de estos volvie- ron para realizar la mayor aspiracion de un soyagues pebre: comprar
"cortinas”, es decir tierras propias. Pogabon por ellas precios realmen- te exhorbitantes. Y,
aunque siempre una cortina valia casi tanlo come una mina de oro, desde la epoca de la vuelta
de estos pocos emi- grantes, el precio subio mas. Adquirir una vaca para un labrador po-
bre es una aspiracion tan grande como para un empleado de media- na categoria de Lima
comprarse un terreno propio o un automovil; no es un ideal imposible. Pero ninguno de ellos
concibe la posibilidad do comprar una "cortina”. El precio de estas tierras debe ser uno de los
mds altos del mundo sino el rncts alto. El senor Pedro, de San Vitero, pedia por una "cortina"
de unos 1,300 metros cuadrados algo asi como 200,OCK) pesetas y se sabia en todo el pueblo
que era la unica persona que estaba dispuesta a vender un terreno, y no era de los mejores.

Algunos mozos bermillanos y sayagueses en general fueron tambien a probar fortuna a las
minas; muy pocos quedaron atrapados alii por compromisos irremediables. Segun la
informacion de un labrador que volvio, esos "pobres" se quedaron porque consiguieron
pequehoa aumen- tos o ascensos y se casaron con mujeres que no deseabem ir al campo, Los
consideraban como martires. Describian el trabajo de las mismas co
La s Comunida des d e Espa n a y del Per u 191

mo infernal, como una pesadilla. "No s4 como pude soportor tres meses. El inflemo de Dios no
ha de ser peor".

La migracion era pues de muy poca cuantfa. Miskhin en su bre ve estudio de la comunidad
de Kauri CCuzco") * cuenta como las madres motabon a sus hijos para evitar que, a causa de la
esccsez de tierras y la desintegracion social que por este hecho habia sufrido la comu nidad,
emigroron despu4s a pueblos desconocidos. El sayagu4s que, como buen compesino, de poca
instruccidn y contacto con el mundo exterior, feme la emigracion, hobfa encontrado otra
forma menos cruel de evitorla: el control de la natalidad por medio de la conservacion del
cellboto.

La movilidad espadal tenia un dmbito o una area reducida en Bermillo y La Muga. No se


produio, como en el Peru, el exodo de los campeslnos hacia las ciudades, openas se
construyeron las carreteras; y no a© produio porque las perspectivas de encontror trabajo en
las ciudades espanolas es mucho menor que en el Peru, a pesor de todo, y porque el
soyagues que logro en los melores anos de su prosperi- dad econdmica liquldar,
comprdndolos y repartiendose, los pocos lati- fundios que hobiem en la region, no llego a caer
en el estado de mi- seria infrahumcma de muchas comunidades indigenas peruonas que fue
ron despoiadas de sus tierras durante el periodo de la Republica. Ade- mds, unicamente en
Bermillo, existia un sistema social de castas, pero el "sehorito", a pesar del dominio politico
absolute que eiercia sobre los labradores no poseia y no posee el tradidonal poder y la
potestad absolutos que el terrotenlente y que oun el vedno pobre tiene todavia en la
moyoria de las provindas andinas del Peru, para encorcelar, abofetear y disponer de la nersona
de los comuneros indios, ni exlste en esta region de Castilla, el siervo. Por otra parte, el
soyagues posee tierras comunales que, oun siendo pocas, le permiten estar a cubierto del
hombre, lo que no ocurre en zonas como Puno y otras provindas peruonas. Tal hecho explica
que la pobladon de Bermillo y de La Mu ga, hayan permaneddo estacionorias durante
cuorenta anos y no dis- minuidas hasta en un 40% como ha ocurrido con muchas comunidades
del Peru en un periodo de solo 20 anos Tdel censo de 1940 al de I960) a causa de la migracion
a las ciudades.

La movilidad espadal del bermillono y del soyagues alconzo una considerable intenslficadon
durante los ultlmos cuorenta anos pero no una expansion poralelamente importonte de
drea. La comunicadon con los centres tradicionales de intercombio —Zamora y Salamanca—

1 Articulo ya citado. Reproducido en el libro “Estudios sobre la cultura actual del Peru”,
igualmente citado.

192 Jose Ma r ia Ar gu ed a s
se hizo mds rdpida, pero el desplazamiento y los contactos del bermi- llono con ciudades mds
lejonas e industrlolmente mds activas conti nue siendo nula o cosi nula. Por otro lado, como
ya lo dijimos, la opor- tunidad qu© el servicio militar ofrecia al sayagues de conocer ciuda des
lejonas y de omplior su vision geogrdfica y humana del mundo ha- bia quedado, asimismo,
reducida. La migracion es, pues, muy limitada aun cuando, idealmente, constituye una
aspiracion confusa de la mayor parte del mocerio. Pero no se atreven a la oventura sino
poquisimos y, generalmente, vuelven.

EL CUfJO FORMAL DEL MUNDO HISPANO-INDIO COLONIAL

Bermillo de Sayago constituye un tipo de comunidad que fue de campesinos labradores y


agricultores socialmente iguales entre si, co mo La Muga, Villomor de la Ladre, Tudera,
Villamor de Cadozos, Fres- nadillo y Torrefrades, cadenas de pueblos que lo circundan. El haber
sido elegido para convertirse en Capital del Portido por el hecho de estar en el centre
geogrdtico de la zona de Sayago, y no porque fuera la poblacidn mds importante desde el
punto de vista urbono ni economi- CO, hizo que llegaran a la comunidad cierto tipo de
individuos que, "ex- tranamente" no obtenian la riqueza del trabajo manual ejercido en la la-
branza sino de otro tipo de ocupaciones que los campesinos conside- raban como no
productive, como no trabajo. Sin embargo, estos seno- res se presentoron como hombres de
una close superior a la de los la bradores y, ''extranamente” tambien, fundobon su
superioridad preci- samente en el hecho de que para obtener la riqueza, el dinero, no ne-
cesitaban labrar la tierra, sino cumplir funciones mediante las cuales se ejerda el poder, la
outoridad maxima para imponer la ley y el or- den. Alrededor de estos senores surgieron otros
que, si bien se ocupa- ban en negocios no desconocidos, "extranamente” se dedicaban de
monera exclusiva a esos negodos y no como un complemento del tra- bojo propiomente dicho,
de la lobronza, tal como hed^ia ocurrido tradi- donalmente; estos personajes fueron los
comerdantes profesionales y los ortesonos a tiempo completo. Luego vino esa otra institucion
mds rora aun: el Banco. Y se establederon otros servidos utiles como el medico y el
veterinario, que fueron desempenados por caballeros que tenian un titulo. El cura se acoplo en
seguida al nuevo grupo y, des pues de la guerra dvil, como una espede de lider natural de la
nueva gente. La mayor parte de esta nueva gente y los pocos ouxilioros que tomoron,
eligiendolos entre los hijos de los labradores, cumpHon sus fundones mediante el dominio de
conodmientos secretos y especiali- zados. La Guordia Civil o la guordia armada fue
extraordinoriamente incrementada como instrumento de accion de la nueva casta. En

La s Comunida des d e Espan a y del Per ij 193

la comunidad antigua el ejercido del poder politico se cumplia por medio de Institudones a las
que se tenfa acoeso predsamente por el hecho de ser labradores completes, vednos cosados.
Constituia im principio indisoluble el derecho a ejercer la admlnistradon politica y el
derecho y la obligaddn de obtener una "vedndad" y el de ororla, como ocurre aun en las
otras comunidades. La aparicion de personas especializadas para ejercer la adminlstracidn
publica y de- dicadas a ella profesionolmente constituia un acontedmiento nuevo. Porque,
hasta entonces el labrador bermlllano no hc4>fa entendido de monera cabal la orgonizacidn
de las dudades copitales como Zamora y no se preocupcdxi mucho de ellas; estaba
sufidentemente crislado para alconzor a examinorla y comprenderla y no sentia, igualmente,
un interes especial por el asunto. Bastante tenian con la labronza y la administraddn politico
local. Loa vfnculos con la Capital eran debi les y se Intensificaban s61o durante los periodos
eledorales, y no mu cho, porque en Sayago habi'an pocos sufragantea y la politico estaba
monejada por "cadques".

^Qu4 hacer con esta nueva gente reden llegada, poderosa, hostil e illmltadamente despectiva
respecto de los duenos de casa? Al fin y al cabo, si eran casados y ya estaban
estableddos en la comuni dad, habian adquirido el derecho a incorpororse al vecindario.
Una vez estableddos en Bermillo y con hogor formado, no cabia duda, se- gun el derecho
tradldonal, de que esta gente habia adquirido el de recho a la "vedndad". Y, por tanto, se
adjudico a cada matrimonio el lots de tierras del comun que les correspondia. Ninguno de
ellos lo re- chaz6 pero tampoco eran aptos para trcdxrjorla. La cedieron a los la bradores en
orrendamiento y por sumas irrisorias. Los labradores es- casos de tierras encontraron asi un
inesperado medio de oumentar sus tierras de cultivo.

Se produjo, pues, una diferencia de trato singular: el veclno, la comunidad, incorpord


formalmente a los despotas reden llegados, por- que formalmente habian adquirido el
derecho de pertenecer a ella, pe ro, a pesar de haber aceptado tal derecho y, por tanto, las
obligacio- nes inherentes a la condidon de comuneros, los burocrotas y profesio nales se
diferendoron cada vez mds de los labradores e impusieron que se les diera el tratamiento
respetuoso de "senoritos" y se les conside- rora como a una close superior constituida por
individuos superiores. El pdrroco justified y trotd de dor fimdamento religiose a esta diferen-
da, mucho mds rigurosomente desde el triunfo de Franco en la gue rra dvil. Yo conod a la
comunidad en tal estado. La Muga, en cam- bio, que estd a dneo kildmetros de Bermillo,
seguia siendo en el as- pedo social una comunidad sayaguesa y castellana tradldonal, a pe
sar de que se habia producido recientemente la quinonizaddn de las

194 Jose Ma r Ja Ar gu ed a s

tierros y esta reforma economica empezci>a a tener repercusiones en todos los aspectos de la
vida del pueblo. Son Vitero, del vecino Par- Udo de Aliste, era una comunidad mds tipica, mds
otrasada y conser- vodora que La Muga, sin embargo, hobion surgido ya allf los prime- ros
sintomos del desencadenomiento de la lucha de los campesinos ricos y pobres.

El dificil proposito de la presente tesis es el de realizar un estu- dio comporativo de las Ires
comunidades y tomar tal esludio como una fuente de conocimiento para el andlisis del
proceso historico y del es- tudio actual de las comunidades del Peru y de los otros poises
hispano- americonos en los cuales, por hoberse desarrollado una alta cultura antigua, la
poblacidn indigena sobrevivio y fue explotada por Ics con- quistadores. Para hacer posible tal
explotacion, como ya lo sabemos, los invasores organizaron y redujeron a la poblacidn nativa
en comu nidades cuycrs normas fueron tornados de los modelos hispanicos en una proporddn
mucho mayor de lo que hasta el presente se habia com- probado o supuesto, especialmente
en lo que se refiere al Peru. Dichas normas alcanzaron a tener vigencia real, vlda propia; se
aclimatoron o retradujeron con voriantes en coda peris y com en cada region, se- gun como
concordabcm y se adecuaban a las normas socio-econdmi- cas indigenas, con las cuales teniem
mds semejanzas que contradiccio- nes. Fue esta hazana de orgcmizacidn una prueba de la
sablduria his- pdnica para explotor y colonizcrr a los pueblos sojuzgados y del alto grado de
integracidn y desarrollo que habiem alcanzado las culturas andinas, mexicemas y
mesoamericemas.

GOBIERNOCOMUNAL. POLITICA

EL AYUNTAMIENTO

El Ayuntamienlo actual no es elegidc ya directamente por la co* munidad. La administracion


fronquista estableclo un sistema nuevo que asegura la denominacion del Alcalde y de los
concejales, previamen- te, entre quienes el gobiemo de la Provlnda, o sea del Estado. consi-
dera personas de confianza, que serdn instrumentos pasivos de las 6r- denes y de la voluntad
del gobiemo central. No existe identificacidn de los oparentes personeros de la comunidad
y la comunidad misma; por el contrario, la relacion es de desconfionza y resentimiento, como
oporece en las confesiones de nuestros informontes labradores que he- mos transcrito.

Los miembros del actual Ayuntamiento son siete: el Alcalde y seis

concejales.

Forma de eleccion: El Alcaide es nombrado directamente por el Gobernador de la Provincia; no


es electo. Hasta 1958 se habia nom brado siempre Alcalde al Jefe de la Falonge. El Alcalde en
funciones, cuando estuve en Bermiilo, era Procurador, tenia tambien titulo de maestro y era el
propietorio de la unica botica del pueblo. En Bermi- llo solo hobion dos automoviles, uno de
ellos era el del Alcalde. Se- norito de nacimiento, hijo de maestro, el Alcalde vestia con
elegoncia y sus modales eran los de un hombre de ciudcd "bien educado”. No tenia la
apariencia de un despota, pero en su despacho se mostroba outoritorio y severo. Durante el
sorteo de las vecindades hizo collar u los campesinos reclamantes hablando en un tono
concluyente que no permitia replica. Concurria al Cafe y jugaba con C. A. frecuentemente.
Siete afios hacia que desempenaba el cargo y la jefatura de la Fa- lange. Los vecinos me
informaron que el anterior Alcalde duro mu- cho mds tiempo.

Los Concejales.— Son mds que eiectos, designados cada tres anos medlante un procedimiento
especial. Integran el Concejo representan- tes de las llamadas Entidades, que son tres:
intelectuales (son conside- rcdos en esta ccrtegoria los maestros y los profesionoles);
sindlcatos, en los pueblos de campesinos estdn representados por la Hermandad de
Labradores; y los cabezas de famllia. Se renuevon por mitades.
196 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

El intelec^uai es designado por los dos concejales recien nombra- dos y los ties que se quedon.
A1 representante de los sindicatos^ lo eiige la Hermandad de Labradores. A1 de las cabezas
de tamilia lo eligen los jefes de familia, de una terna que propone el Gobernador de la
Provincia. La terna ia forma ei Gobernador en consulta con el Al calde y el Jefe de la Faiange
que, en Bermilio ha sido invariabjemen- te la misma persona. Si hoy alguna discreponcia, el
Gobernador toma el consejo del cura o del Copitdn de la Guordia Civil.

El Ayuntamiento de 1958 estaba integrado por un Procurodor (Al calde), dos comerciantes, ion
labrador rico, un maestro de escuela, un cobrador de contribuciones y uno de los duenos de la
Empresa de I'ransportes, es decir, por seis senoritos y un vecino. Los vecinos no se
conslderobon representados en este Ayuntamiento slno que veian en el un instrumento al
servicio de los senoritos, una entidad enemiga. Citaban para demostrario la reciente fajina
convocada para construir un muro de ia escuela, a la que concurren por igual los hijos de los
vecinos y de los senoritos. Los labradores tuvieron que acudir a la fa jina con sus corros, para
tronsportor los materiales y, ademas traba- jaron en la obra. Los senoritos no intervinieron, y
pagaron xma especie de multa de quince pesetas por dfa. Pero si faltaba a la fajina un la
brador, le imponfan una multa de cuarenta pesetas. Cuando reclama- ron por esta
discriminacion escandalosa, el Alcalde les respondio que los senoritos no tenfon vacas nl
corros ni aobfan trabajar en esa class de labor y que, por tanto, su ausencia en la faena no
perjudicoba la morcha de la obra tanto como la de un labrador. Les advirtio que des pues de
esta expiicacion no habia nada mds que alegar, y los despidio. Tampoco los senoritos
contribuyen —y ya anotamos este hecho en un capftulo anterior— con ninguna especie de
colaboracidn en la fajina del acarreo de lena para la calefaccion de la escuela. En esa ocasion
no pagaron ni siquiera una multa simbdlica. El Ayuntamiento, de este modo, no podia ser
considerado por el labrador sino como un instru mento al servicio de los senores y para obligor
a los vecinos a reolizar los trabajos de beneficio comun que antiguamente era obligacion de
todos, por igual.

Los labradores pobres y medianamente acomodados se quejaban, tambien, de que el Concejo


estaba coludido con los labradores ricos; que toda medida fovorcdjle a la ganaderia era
inmediatamente apoya- da por el Ayuntamiento, porque beneficiaba mds a los labradores ri
cos; en combio, cuando se solicitd que se dedicora mds tierras al co mun tomdndolo de los
bosques inutiles que el gobierno guordoba para si, los senoritos se negaron a opoyar el
pedido y el unico labrador que integraba el Concejo, que era rico, no defendid la solicitud. El
nu- mero de burdcratas aumentaba constcmtemente y asimismo el de los

La s Comunida des d e Espan a y del Pe r u 197

comerciantes, y los lotes del comun disminuicm proporcionalmente de drea. Por otra parte, el
Ayuntamiento estaba empenado en reforeatar el campo mediante la plantacidn de encinas
y, cada ono, se destinaba parte de las tierras del comun, extensiones considerables, p>ora este
proyecto, y ias "vecindades” fueron inevitoblemente reducidas. Las en cinas no se
descoTollaban. El labrador rico se oponia debilmente a ton inutil "capricho" de los senores.
No tomabcm las tierras de los bosques estatales para este ensayo, sino las del comun. Los
vecinos creion que estas disposiciones del Ayuntamiento no tenian otro objeto que el de
montener pobres a los pobres o mds pobres aun, y ofrecer a los ricos labradores ciertas
facilidades para oumentar su hacienda.

EL ANTIGUO AYUNTAMIENTO TRADICIONAL Y LOS ALCALDES DE INDIOS

Segun Ballesteros, el antiguo Ayuntamiento tampoco representoba la opinion de la vecindad.


Los "caciques" politicos influian por metodos indirectos en la eleccidn de sus miembros. Es
interesonte y hosta sor- prendente comprobar que esos metodos ©ran identicos a los que
nuestros caciques empleoron para compror los votos o para forzar a la vecin dad para que
sufragara a favor de ellos. Ballesteros cita tres metodos: el de la corrupcion del sufragante
mediant© el dinero, los grondes con- Vltes, la butiforra y ©1 vino; el ofrecimiento de puestos
publicos y de mando, de autoridad o influencia en el pueblo con ©1 apoyo del ‘‘caci que” que
se hacia elegir Diputado a Cortes y, por ©1 metodo de la ome- naza con represalias. Pocos
eran los vecinos que podian montener su independencia {rente a esta close de presiones y
votar segun los dic- tados de su propia conciencia. Debio ser tan general e ineludible y odiosa
la accion de los "caciques" que, Ballesteros, en el capitulo de- dicado al Ayuntamiento, en lugar
de hablamos sobre como estaba or- ganizado, como funcionaba y de qu© manera estaba
constituido se dedica unicamente a fustigar a los caciques, a clamor contra ellos y denunciar
los vedados medios que empleaban para imponer su auto ridad. Luego, finaliza su incompleto
inform© con un poema titulado "El

Cacique":

"—No consiento que saigas de casa que no quiero guerras,

y estdn hoy muy excitados los dos bandos

y la sangr© cociendo en laa venas, y los votos poniendo a to'el pueblo como loba parlda y
hambrienta.

iOue te importon a ti los politicos ?"

198 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Sin embargo, los vecinos lenian derecho al veto. Se sufragoba por escrito y se depositaban los
votos en iirnas especiales.

L. G., de La Muga, nos explico con verdadero lujo de detalles y en su enjudioso lenguaje
como, a pesar de la igualdad formal para elegir y ser elegidos, era imposibie que un pobre
pudiera aspirar a ser Alcalde y aun concejal. "Entonces ios ricos eran pocos y los mds de los
vecinos estobon comidos de piojos". No se podia ser Alcalde sin po- seer hacienda, porque el
traje ceremonial del Alcalde costaba una fortuna. Habia que ser "un gran rico” para pretender
el cargo. "El tra- je del Alcalde tenia que ser de paho fino; la capa de tabla, la gorra, coataban
mucho dinero. El chaleco debia ilevar botones de plata y la comisa, un boton de oro. Sin un
traje asi no se podia desempehar la Alcaldia".

El pueblo elegia ocho concejales y estos al Alcalde.

Pero las decisiones que el Ayunlamiento tomaba en Junta no eran aplicables mientras el
pueblo no las hubiera aprobado en concejo o cobildo abierto.

Los cabildos se realizobon los dias domingos, despues de misa, en el atric de la iglesia. El
Alcaide daba cuenta, en voz alta, de los acuer- dos. Todos los vecinos tenian derecho a voz y
voto y podian anuiar o modificor ios acuerdos oe la Junta y proponer los que creian necesa-
rios para la administracion comunal.

"La voz dei Alcalde era escuchada con mucho respeto, ni mds ni menos que la del cura en el
pulpito y diria yo que con mayor atencidn, porque se trataba de asuntos que interesaban no
solo al alma sino a las necesidades del pueblo", ofirmo L. G.

El Alcalde daba cuenta de las obras y trobajos que se habian pla- neado para la semana y
respecto de las decisiones tomadas para la administracion de los bienes comunales: cotos,
aprovechamiento de prados y bosques, faenos. etc.

Los vecinos pedian la venia del Alcalde para hoblor "y lo ha- cion comedidamente . Segun el
sobio onciono L. G. y el ex-comercian- te y muy instruido vecino A. M., a quien citoremos
frecuenlemente al ocupomos de la comunidad de La Muga, los cabildos no degeneroron nunca
"en tumultos, ni vocerios ni menos en rinas". Los vecinos ha- biaban en orden y con orden y ios
cabildos concluian tranquilamente en acuerdos, sin muchas dificultades".

El Secretorio del actual Ayuntamiento de La Muga, empleado ren- tado, burocrata de oficio,
forastero, procedente de un Partido lejano de la Provincia, nos informo que los cabildos
dominicales fueron suprirai- dos por el regimen imperante, porque, invoriablemente "se
convertian en interminables y desordenadas asambleos en las que eran frecuen- tes las
intervenciones desccbelladas y oun malignas y malintenciona-

La s Comunida des d e Espan a y del Per u 199

das. No se les entendia a los vecinos; eran reuniones que entorpecian la administracion; no
Servian sino de estorbo y para el necio entrete- nimiento de los labradores". Habian sido
sustituidos por "pequehos concejos que se reunion en el local del Ayuntamiento y al que se Ila-
maba por sus nombres; de 20 6 a lo mds a 30 vecinos calificados. El ultimo se realize en J950
para que se acordora el modo de pagar el arbitrio provincial".

La contradiccion de ambos informes no podia ser mds extremada y probablemente las dos
eran verdaderas. El Alcalde y los concejales designados en la actualidad por el gobiemo central
no tenian, segura- mente, la ascendencia ni inspiraban el respeto que antes imponian las
autoridades tradicionalmente electas, por mucho que el "cacique” hu* biera influido en su
triimfo electoral.

El Alcalde se mostreba en la puerta de la iglesia como un repre- sentante del pueblo, su


investidura era destacada por el traje que Ile- vaba. Los acuerdos de los que daba cuenta y
proponia eran el resul- tado de la iniciativa de los vecinos ricos, si, pero bien enterados
ounque dependientes de caciques provinciales. Tales acuerdos no herian los inte- reses de los
vecinos en provecho del Estado; no podian suscitar controver- sias agrias ni menos
intervenciones "malignas y molintencionadas"; eran recibidas con otencion e interes. El
vecindorio, por otra parte, en esos tiempos de antes de la guerra no estaba decepcionado ni
tenia "esta vena abierta que nos songra por dentro dia y noche sin cesor jamds, que es el
recuerdo de la guerra. Aqui se moto a tres hombres absoluta- mente inocentes". Asi opino el
instruido y muy experimentado vecino

A. S., de La Muga; el conocia Madrid y otras dos capitales europeas, y habia vuelto a su
comunidad, luego de concluida la segunda guerra mundial. "Ahora se monda, se ordena, se
impone; lo que se proyecta y lo que se exige no es el fruto de los acuerdos bien meditados en
rela- cion con los intereses y las posibilidodes de los vecinos. El Ayunta miento es un cuerpo
extrono, no es el instrumento de accion legitimo del pueblo. Estamos tristes. Entre el Jefe de
la Falonge que es un la brador ignoronte y ombicioso, el cura que es buena persona pero
amon- te de la obediencia ciega a las autoridades, y el jefe de la guardia ci vil, lo hacen todo,
lo planean todo y lo hacen cumplir. jAl dici)lo con este trio que alguna vez nosotros
envioremos al infiemc con nuestras propias manos, sin ayuda de Dios".

A. S. era un tipo excepcional. Habia llegado a ser rico y, por falta de cdlculo, siguio
ocupdndose de un negocio que, al termino de la gue- rra ya no le iba a rendir utllidades. Se
arruind. Pero en La Muga tenia muchas cortinas y hacienda. Volvid a su pueblo. Gozaba de la
estima- cion del vecindario. Por su traje y sus modales se distinguia cloromente de los
labradores. Pero el tambidn oroba, como todos en La Muga, y

200 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

no se consideraba superior a nadie. Era algo esceptico, lo que no le impedia sentir una
especie de amoroso piedad per sus paisanos y

acaso para consigo mismo. Se nos ocurria que era un esponol refor- mista muy representative
de este tiempo. Lo animaban el odlo a los senoritos, !a simpatia por los lobradores, la
oposicion ardiente, aun- que convenientemente medida, al gobiemo y a todo tipo de autoridad

impuesta desde fuera; su catolicismo era algo estrofalario y creo que

muy campesino: tal parecia que creia en Dios y en los santos unica- mente para maldecirlos:
odiaba rncts que a todo y a todos al clero; como la mayor parte de los labradores, llegaba a
sospechar que eran auten- ticos onticristos disfrazados que se habi'an apoderado de las
iglesias niotar la santa fe catolica. Mi querido amigo —solia decirme—

si hay otra guerra... los colgaremos a todos, absolutamente a todo.s, por la gloria del senor y
en su defensa”.

Este hombre recordoba los antiguos cobildos con sincera reverencia.

Ceremom'a del antiguo Ayuntamiento durante la misa. Los cabiidos.

Los Varayoq del Peru.


Los domingos y dias de fiesta, el Alcalde, el Teniente Alcalde y dos concejales asistiem a la
misa en sus escernos, dentre del altar ma yor, que estd separado del espacio del templo, por
barandas. El Alcal de llevaba su vara y los demds una cera. Los cuatro gozaban del pri- vilegio
de ingresar al templo por la sacristia, detrds del cura. El con- cejal que ingresaba en ultimo
lugctr se le llamaba "El Sacamantes". Los cuatro concejales que acompanaban al Alcalde
eran elegidos, co da vez, por votacibn.

Los cinco miembros del Ayuntamiento asiatian a misa en traje de ceremonia. Todos llevaban
"capo de tabla"; el Alcalde lucia su traje de pano fino, su chaleco con botones de plata y su
camisa con un bo- ton de oro. La iglesia demostraba de este modo su consideracion por los
representantes del pueblo y la consogracion que los haci'a mds res- petables. Al termino de la
misa; el Alcalde salfa por el centro del tem plo y la concurrencia le dejaba un espacio para que
pasara. Luego se celebraba el cabildo.

Los cabiidos dominicales y la ceremonial asistencia del Alcalde a la iglesia se realizaban


exactamente como en estas comunidades de Sayago, en las de Leon que tan minuciosomenle
describe Lopez Mo- rdn en el libro de Costa, "Derecho Consuetudinorio", que hemos cita- do
nuraerosas veces. Casi tan exactamente como en Leon y Sayago se cumplion en las cuatro
comunidades de Puquio, del Peru hasta el ono de 1942 h

1 La asistencia ceremonial de los Alcaldes indios a la misa se sigue observando en muchas de


las comunidades del Cuzco: Q’atqa, Pisaq

La s Comunida des d e Espa Sa y del Per u 201

Antes de su reconocimiento oficial, estas comunidades se denomi- naban ayllus. como en la


antiguedad. En nuestro breve estudlo sobre la religion en Puquio transcribimos el relato de la
leyenda de los he roes legendaries fundadores de Puquio; los wachoq. Las wachoq dlstri-
buyeron las tierras entre los cuatro ayllus. Nos hemos referido ya a como los del oyllu de
Qollana (excelso), recibieron las mejores tierras de cultivo y los de Qayau, Chaupi y
Pichaqachuri fueron fovorecidos con extensas tierras de pastes. Los colonizadores espanoles
crearon los municipios indios, los Alcaldes de indios. Los naturales concluyeron por
denominarlos Varayoq, que quiere decir el que tiene vara o el que lleva vara, por la insignia
que simbolizaba su mandate.

La tordia llegada de los espanoles a Puquio, que es capital de una extensa Provincia, Lucanas,
del Deportamento de Ayacucho, pctrece estor demostrada en el poder que conservoron los
Alcaldes indios o Varayoq, al que tambien nos hemos referido en otro capitulo. La anti- gua
Capital hispctnica de la region Rukona (Lucanas y Soras colo- niales), San Juan, una villa de
trazo muy castellono que estd a quince kilometres de Puquio, fue centro de una pequena pero
muy rica zona minera. Agotadas las vetas, sus vecinos empobrecieron, perdieron su influencia
y la sede de la capital, Puquio permanecio como un pueblo de indios hasta muy entrado el
periodo de la Republica. En la sehorial San Juan, los varayoq son simples y humillados
sirvientes del Tenien te Gobernador. El Alcalde es un vecino y no tiene jurisdiccion sobre los
varayoq, o no lo tenia; ellos estaban a las ordenes de la autoridad po- litica (Gobernador) como
auxiliares, a manera de policies. En Puquio, los cuatro Alcaldes indios de los cuatro Ayllus o
comunidades en que esta dividida la ciudad (8,000 hobitontes) oion misa en traje de cere
monia, arrodillados sobre mantas finos, frente al altar mayor, junto a las barandas y en un
lugor de privilegio, muy adelonte y encabezando a toda la concurrencia, netamente separada
dentro del recinto en espa- cios destinados a las tres costas en que estd estrotificada la
poblacidn: los vecinos (denominados tambien por los indios, misiis o wiraqochas) que
representan exactamente a los senoritos de Bermillo; ellos oion y oyen misa en reclinatorios
afelpados, en el espacio mds proximo a las barandas del altar mayor; los mestizos que
ocupaban un lugar inme- diatamente detrds de los senores vecinos, y los indios que se
arrodillaban en el suelo, en la parte posterior de la iglesia o en los costados, fuera de la mds o
menos ordenada fila de mestizos. En las grondes fiestas, los

Indies acuden en tal numero que, a pesar de que el templo es muy es- pacioso, lo rebasan y
escuchan o simplemente asisten a los oficios re- ligiosos desde fuera, extendiendose en el atrio
empedrado y aun en el piso de tierra de la plaza, frente a la puerta del templo. Pero los Vara
yoq permanecian mojestuosomente, apoyados en sus voras, no ton

202 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

gruesas como las de los Varoyoq cuzquenos, pero ornamentados con dibujos geometricos y
figures de bestias y pdjoros. Las voras concluian en una cruz y debojo de la cruz, simplement©
©sculpida en la propia madera de la vara, un onillo de plata. Esfos Alcaldes, que tuvieron fun-
cion religiosa en la colonia L demosiraban en la solemnidad de su por- te y de la expresion de
sus rostros, la importoncia que sus investiduras y el lugor que ocupaban en el templo les
conferfon. El Alcalde de los senores ocupaba un lugar cualquiera entre los mistis (sefiorifos).
Los varoyoq estaban a la cabeza de toda la ciudadania, a pesar de que, ya una vez afuera,
cualquier teniente gobemador de barrio o ayllu podia agredirlos impunemente, aunque no el
mismo dia domingo en que des- filaban solemnemente al atrio de sus iglesias, de ayllu
seguidos de toda su comunidad,

Los Varoyoq (Alcaldes) de Puquio desfilaban los dias domingos a la plaza de sus barrios o
comunidades. Como en Sayago y Leon, se cuadraban en el atrio de los pequenos templos,
vestidos con su tra- je de ceremonia. (En el Cuzco uson la tabla casaca y la manta de fi ne
pano, exactamente como en el Sayago de la pre-guerra civil, y una gruesa y fastuosa vara,
pesada de adornos de plata). El Alcalde indio de Puquio anunciaba en voz alta los proyectos de
trabaio comunal que para la semana habian planeado el y los regidores. Los regidores lie- van
una vara menos ornamentada. Todos los comuneros tenian, y aun iienen, derecho a objetar los
planes y a proponer otros. Esas asambleas, a las que yo asistia con respetuosa curiosidad en mi
ninez, eran tumul- tuosas. Los indios tienen la costumbre de hablar, frfecuentemente, al mis
mo tiempo, dos y cam rncts personas. El Alcalde solia imponer cierto orden y escuchar a todos.
EH cabildo concluia siempre en acuerdos bien aceptados. Durante el transcurso de esta
ceremonio el indio era estric- tamente respetado por las outoridades gubernamentales, ton
prepoten- tes y abusivos cotidianamente. El cabildo dominical era observado con inusitada
atencion y respeto por esas outoridades y los vecinos, porque se trataba siempre de faenas
que beneficietban no solo a los indios sino a toda la comunidad, a la ciudad en su conjunto.

No tenemos, pues, duda alguna acerca de que la organizacion de los municipios de indios fue
dispuesta por los colonizadores espanoles tomando de modelo los Ayuntamientos comunales
hispdnicos, asi como
!a creacion de las tierras del comun y el sistema de administracion,

adaptdndolos a la organizacion del antiguo ayllu prehispdnico. Los pas tes comunales de
Puquio, pertenecen por igual a vecinos y comuneros, como en Bermillo, y luego de haber sido
cosechados, cam en la misma castiza San Juan de Lucanas, los compos de maiz y de trigo, el
rastrojo,

1 Oscar Nunez del Prado en su estudio sobre los Qcros, ya citado, com- prueba que eran
nombrados por los Obispos.

La s Comunida des d e Espan a y del Pe r u 203

se convertian en pastes comunales, como en las comunidades de Saya go. El termino ''comun”
ha sobrevivido en el Peru y aparece casi como una palabra quechua; comunmi kani, comun
runan Jeani, manan vecinu- chu, suelen declarar los indios: soy del comun, soy hombre del
comun (comunero.J no soy vecino. El propio reporto de las tierras del comun, to rnados de las
incaicas destinadas al pueblo, debio ser remodelado segun los patrones hispdnicos, aunque
adaptdndolos a los precedentes antiguos; o bien, impuestos los modelos hispdnicos, estos
fueron rea- deeptados por los indios, porque tal reporto, en ciertas comunidades donde aun
existe (Mollepata de Apurimac, Ayamarca y Chaupisuyu, del Cuzco) sigue mds el sistema
inccrico, que el sayagues, porque en la extensidn que para coda comunero se destina, se
toma en cuenta el numero de hijos que tiene y el oumento de la prole. En otras comuni
dades, (Kauri), el reporto no es propiamente tal, sino la simple confir- macidn de la posesion ya
obtenida. Los repartos se realizcm siempre en ambiente de fiesta; se celebran con bailes y
cantos.

• * *

C. A. se quejaba de que la ocasion, la verdadera oportunidad en que el vecino podia hablar y


demostror sus conocimientos y ccierto, hcdDia desoparecido con el nuevo regimen: los
cabildos dominicales, los consejos de comuneros. En San Vitero de Aliste aun sobrevivia la
costumbre, pero completamente mediatizada: el Alcalde asistia a la misa en el altar mayor; a la
salida del templo, daba cuenta de los acuerdos del Ayuntamiento, pero ya no eran discutidos.
El Secretario del Concejo era un funcionorio muy experimentado, con mds de 15

afios en el cargo; no era por supuesto de San Vitero. Tenia expre sion autoritaria y estaba
vestido siempre de americana y corbata. Se colocaba junto al Alcalde, para "asistirlo” durante
el cabildo. Si alguien hobloba, contestoba el, el Secretario, concluyentemente. ''Hasta que los
vecinos se cansaron de hablar sin resultados y dejoron tronquilo al Al calde". Se trataba de la
supervivencia formal de una antigua costum bre que en la muy conservadora San Vitero no
hobia sido cnin abolida.

EL AYUNTAMIENTO DE BERMILLO.— ECONOMIA Y SERVICIOS. LAS FAENAS COMUNALES

El Ayuntamiento de Bermillo habia llamado a concejo solo dos vo ces en veinte anos. La ultima
se reunio poco antes de mi llegada para obligor a los lobradores a cumplir el turno del roso del
bosque. Un re- pique ©special de las campanas: "la llamada a concejo” convocaba al
vecindario. Los lobradores acudian de mala gana al turno del roso y muchos de ellos faltabcm,
porque los bosques no producion casi nada

204 Jose Ma r Ia Ar gu ed a s

y porquG crefan o estoban seguros que el gobierno hobia destinado una suma ©special de
dinero para la conservacion del bosque. Sostenian que el roso debi'a hacerse por cuenta del
Concejo y con cargo a esa partida especial. En el concejo, el Alcalde les ordeno acudir
cumplida- ment© a la faena o envior un reemplozo. Nadi© s© otrevio a exponer que sabi'a
que exish'a una partida del gobierno para los gastos d© mante- nimiento del bosque, que ese
dinero no habia sido inveriido y que de- beria ©mpleors© ©n pagar peones para el roso. Los
pocos labradores que hablaron se refirieron unicoment© a que ya era el tiempo d© arar y
que no disponia d© tiempo suficient© para la faena. El Alcalde fijo entonces un nuevo turno.
Loa vednos ofirmabon que nunca fueron aceptados los reclamos de los labradores en los dos
unicos concejos qu© 86 realizoron en veinte anos. S© conflrmoba asi la informacion ©n- tr©
indignada y esceptica de C. A. respedo de esos consejos: eron con- vocados para dor ordenes
no para consultor con los vecinos y ©scuchar y tomor en cuenta sus opiniones y sus intereses.

Se recordoba en Bermillo, como de algo inolvidabl© y casi legen- dorio ©1 caso d© un


labrador que llego a ser Alcalde y qu© de ese mo- do obtuvo ©1 titulo de Don, en los tiempos
de la preguerra dvil. Porque

©n Bermillo se impusieron siempre los condidatos senoritos. Pero esta- ban obligados a
realizor los cobildos dominicales y a escuchar y aca- tar la opinion d© la moyorfa. Y la moyoria
la formobon los vecinos, que antes del r^imen de Franco, tenian no solo libertad de hablor en
los cobildos sino qu© lo hacian con energia y aderto, puesto que de "eso, de los asuntos que
son d© interes para el pueblo, entendemos mejor que los senoritos y lo sabiamos exponer
tambien mejor que ellos”.

El Ayuntamiento de 1958 era, en realidad, una agencia mds del gobierno central. Per razones
obvias el gobierno tenia interes en ase- gurorse la incondicionalidad de las personas qu©
integraban el Ayun tamiento, guordando un minimo de oparienda de qu© sus integrantes,
excepto el Alcalde, ©ran electos. Ya hemos explicado como se habia reglamentado la seleccion
del personal del Ayuntamiento y como los vednos no se sentiem representados por ©se
personal sino qu© veian

©n ©1 un instmmento mds del predominio de los senoritos, la ostentacion de su poder


absolute.

INGRESOS DEL AYUNTAMIENTO

El Ayuntamiento tiene un presupuesto anual. Ofrece algunos ser- vidos publicos y cuenta con
varies rubroa de ingresos.

El presupuesto d© 1958 era ©1 slguiente:

Jngresos: 262,014.62 p>es©tas.


La Gonaderia proporcionaba al Ayuntamiento los mayores ingre sos Cciprovechamiento
©special de pastes, por cabeza de ganado).

La s Comunida des De Espa n a y del Per u 205

El Ayuntamiento recababa 105,000.00 pesetas por este concept©.

Otros Tubros ©ran los siguientes;

Arbitrio sobre edificios y construedones que observan as

pect© ruinoso o s© ©ncuentron sin rebocor o blanquecrr, por metro lineal d© fachada en
call© centrica 5 Ptas.y

©n no centrica 2.20 Ptas.................................................... i,0OO

Registros y matricula d© perros .......................................... 1,660

Derechos d© matricula industrial ........................................... 3,000

Matonza domidlioria (cerdos) .............................................. 14,000

Arbitrios por aprovechamiento de piedras ............................ 3,500

Rodaje y arrastre de vehiculos, 25 Pts. por corro de bueyes 2,925

Bicicletas, 15 por cada una..................................................... 1,065

Puestos publicos y puestos d© gonaderia ©n la feria.......... 14,000

Recargo de contribucion industrial ........................................ 7,000

Consume de gas y electriddad ............................................. 2,000

Riqueza provincial, 10% ........................................................ 2,000

Riqueza rustica, 8% del liquido imponible de contribuciones

cedido por ©1 Estado 13,909

Edifidos y Solares, 15% por el mismo concept© anterior 12,554

El total de ingresos alconzaba a la suma ya citada de 262,014.62, pe setas. El 40% de esta cifra
la propordonoba el derecho por aprove chamiento de los pastes comunales. Los rubros de mds
alto ingreso siguientes eran los de la feria y ©1 de la matonza domiciliaria de cer dos.

Es tambien curiosament© alto ©1 ingreso por matricula de perros. Porque la caza con perros
estaba relativamente bien difundida. El sa- yagues no es tan aficionado como el comunero
peruano a la crianza de ©stos animales, por simple amor y para que sirvan de compania.

Algo que resulta noiable en el presupuesto del Ayuntamiento es qu© no figurase el rubro de
licenciaa por establecimientos comerciales y por la aperture de otros nuevos. En cambio, los
ingresos por ma tricula de bicicletas habia aumentado en mds d© un 100% con respec- to al
ono anterior. Los vednos se trasladobon a los pueblos cercanos

©n bidcleta; muchos podian llegor hasta sus tierras en este vehiculo y s© deshacion de sus
burros, aquellos que mantenian burros unica- mente para este fin y no, como los pobres, para
arar. La difusion de la bicicleta era muy vasta en todo Soyago, como ©n las comunidades
peruanas que estdn ubicadas en los poquisimos valles longitudinales dond© no hay dificultad
pena veneer las pocas colinas y quebradas de los rios pequenos, ofluentes del principal que
forma los valles. Tales los casos del Mantaro, del Vilcccnota y d© Cajamorca.

206 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

SERVICIOS COMUNALES

La mayor parte del presupuesto del Ayuntamiento estaba destina- do al pago de los
empleados. Pero los servicios tradicicnales seguion siendo mantenidos. El mds importonte de
ellos era el de los "Toros del Pueblo".

Los Sementales.— Los "Toros del Pueblo” son dos y los eligen los concejales labradores,
anualmente, entre los sementales de mejor raza que los vecinos de la comunidad poseen.
Pueden ser reelectos. En 1958 hobion sido designados los de "Los Pinilla". Los llamaban asi
porque constituian una familia muy numerosa y rica. El Ayuntamiento oagaba anualmente
10,000 pesetas a los duenos de los toros.

"Los Toros del Pueblo" gozon de excepcionales privilegios. No ri- gen los cotos para estos
animales; el dueno puede cortor hierba para los toros en cualquier zona de los campos
comunales, salvo, natural- mente, de los que esten sembrados, y puede llevarlos, y es usual
este derecho, justamente a los pastes bajo coto. Se alimenton, pues, esplen- didamente.

Cualquier vecino puede solicitor a cualquier hora, aun de noche, los servicios de estos
sementales. No influye para nada en el goce de este derecho la enemistad personal que se
pueda tener con los duenos del toro. Durante el ano de servicio, los sementales en este
sentido no pertenecen a su propietario sino a la comunidad, por eso se llama tra-
didonaimente "Los Toros del pueblo".

En Villamor de la Ladre, una comunidad vecina, hay un "burro del pueblo" y un "potro del
pueblo". A estos sementales los emborrachan con pan y vino "para alegrorlos, y menudo
golosos que son”.

En todas estas comunidades existia, asimismo, un "Verraco del Pueblo", pero la crionza de
cerdos se habi'a hecho espedalidad de pue blos no sayagueses que acudian a las ferios y los
vendian a un precio que resultaba mucho mds conveniente que los gastos y cuidados que
significaban el montenimiento de una gonaden'a pordna, que oporecia muy declinante en
Soyago. Figuraba todavia en el rubro de egresos del Ayuntamiento de Bermillo una portida
para el "Verraco del Pueblo" (1,250.00 Pts. al ano) pero ya no era invertida, porque se habia
hecho innecesaria; el pueblo no la reclamaba.
Los Guardas de Campo.— El Guorda del Campo es un empleado municipal encargado de vigllor
los sembrados y cotos. Gana cinco pe setas diorias que cobra trimestralmente. Es un sueldo
miserable, pero el Guorda tiene el privilegio de criar un caballo que tampoco estd so- metido
a los cotos, goza de las mismas prerrogativas que los toros del pueblo. El Guorda puede,
asimismo, denunciar a quienes sacan leha ili- dtamente de los bosques. Se afirmaba que, en
tales casos, siempre el

La s Comunida des d e Espan a y d e l Per u 207

Guorda recibia unas "perras" y se callaba. No habia ninguna posibi- lidad de que todo el
termino pudiera ser vigilado por un solo hombre. El guorda sah'a al campo y soUa orar iierras
ojenas con su caballo o lo alquilaba a buen precio. El Guorda que tenia a su servicio el Ayun
tamiento en 1958 era un hospiciano casi anciano pero muy fuerte. Lo vi sembror pertatas "a
las patadas" en un pequeho huerto de la duena de la posada. Fue un buen amigo mio. Era
eniuto y prieto y muy arru- gado del rostro; tenia el semblante y el porte identico al de cierto
in- dio de Puquio. Me pregunto si en el Peru comiamos chorizo. Cuando le diio que no lo
comiamos, exclamo: "|Me c. en la marl Sin el chorizo

^como se vive?". Me dijo que su trabajo no era casi tcri, porque "los vecinos tienen de antiguo
el respeto a los cotos y los sembrados. Solo por casualidad o por la falta de mando de algun
pastor las ovejas se meten a los sembrados. Se castiga ol pastOT con alguna multa y yo le doy
lo que se ha gonado. maldiciendolo como es debido. Y ahi termina la cosa. Pero eso es rare,
amigo. Vivo tranquilo y con mi caballo aro tierras de vecinos pobres; en el Ayuntamiento me
troton bien. Por el suel do que me pagan no tienen derecho a mds".

Los aparatos para herrar vacas.— Como las vacas son animates que no solo oron sino que
halan los carros, el trabajo que realizan dia- riamente es continue y rudo. Por eso las hierran.
Los herrajes los traen de Zamora, aunque algimos herreros los suelen fabricar en Bermillo y
La Muga. Fue para nosotros una sorpresa encontrar esta proteccion a los cascos de las vacas,
que es mds constante que el que se ofrece en el Peru a las mulas y caballos. Para no
maltrotor al animal tumbdndolo ni permitiendo que permanezea inquieta sobre tres pies, la
amorran de monera muy original y eficaz en unos aparatos que son dos borros de madera
paralelas apoyadas en cuotro columnas de piedra; en la par te baja del rectdngulo hoy
atravesados otros dos maderos pero no intro- ducidos en las columnas sino sobre soportes de
piedras; en la parte mds alta de las columnas una sola barra de hierro que une dos de las co
lumnas que guordon mayor distancia, irorque el aparato es rectangular. El piso estd
empedrado. Yo no tuve la oportunidad de presencior nin- gun acto de la herradura; pero me
informaron que la vaca permonece muy comoda mientros el herrero le clava con finos clavos
los protecto- res de hierro en los cascos.

Las fuentes.— Estetn igualmente encomendadas a la vigilancia del Ayuntamiento. Son


manantiales acondicionados para bebederos del ga- nado. Los vecinos se quejaban de que
todas se encontraban abandona- das, llenas de sucias yerbas acudticas que cubrian casi
toda la fuen- te. En los otros pueblos que visile: Villamor de la Ladre, La Muga, Pa- eorlegos,
Torrefrades, las fuentes, de veras, estdn libres de yerbas y de
208 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

todo tipo de basura o de paja llevada por el viento; el agua se vei'a cris- talina y las piedras que
las defendian y circundoban porecion lavadas. Las varias fuentes de Bermillo, en cambio,
aparecion corao abondona- das por largo tiempo, con cumulos de yerbas densas que flotaban
no permitiendo ver el fondo del agua. En todos los campos hoy muchas de estas fuentes.

Comederos.— Tambien en las eras y a la orilla de los regatos se pueden ver bellas piedras
esculpidos que sirven de depositos para dar de comer pienso al ganado.

Lcrvaderos.— En los pueblos de Espana hay lavaderos de ropa pu- blicos, especialmente en las
comunidades de campesinos. En Italia, opa- rentemente, no hay ciudad o aldea que no cuente
con este servicio, muy cuidadosomente mantenido. En Guatemala constituye un motivo de
prestigio de los pueblos la buena presentacion y conservacion de los la vaderos, aun en las
aldecs mds pobres y pequenas, de campesinos. No se implanto en el Peru esta costumbre,
acaso por la abundancia de piedras en todos los riachuelos. En Bermillo habia un lovadero muy
de- ficientemente acondicionado. Solo se habia rodeado el remanso de un regoto con piedras
no bien pulidas ni especialmente cortadas y escul- pidas para servir de lavaderos. Acudian a
ese lovadero las muieres, y trabajaban, como las indias del Peru, agachadas. En Guatemala los
lavaderos estdn colocados a una altura conveniente. Las indigenas la- van en posicion mds
c6moda.

Las pilas de agua potable.— Hcijian muy pocas. Se trataban de pozos con una bomba de mono,
de metal. Las bombas estdn colocadas sObre una piedra rectangular y otra redonda hueca,
esculpida, que sir- ve para recibir los desperdlcios del agua. El muro en el que aparece
colocada la bomba, es de cal y canto, con arco. El manejo de la bom ba es sencillo y no
requiere mucho esfuerzo.

Algunas de estas obras estdn construidas con piedra negro, poco

devastada y con aspecto prehistorico, como los aparatos para herrar va- cas; son muestras
bellas de piedra esculpida.

Caminos y puentes.— Todos los vecinos se quejaban del mal es- tado en que se encontraban
los puentes y muy especialmente los ca-

.minos. "Los puentes enjevecen, se desmoronan por los hordes, los mu- ros de las orillas se
viene abajo, como si el pueblo no tuviera ya dni- mo para componerios; los caminos por lo
consiguiente. Se acuerdan de ellos unicamente poco antes de la cosecha; pero no lo
terroplenan bien, no los orreglon como Dios manda; unicamente cortan las ramas de los
drboles y orbustos que estorban el paso de los corros; el pdso queda igual y las pobres vacas
sufren arrastrando los corros por so- bre los huecos y morros", me dijo un vecino.

La s Comunida des d e Espan a y del Per u 209


Las faenas comunales.— Pregunte a mis informantes si la conser- vacidn de los servicios
publicos era una obligacion exclusiva del Ayun- tamiento o si requeria del trabajo de la
comunidad en faenas. El cui- dado de los caminos, las fuentes, la buena conservacion de las
eras era trabajo de faena. Pero el Ayuntamiento no las convocaba con la frecuencia necesoria.
Ademds, los propios lobradores consideraban que el Ayuntamiento tenia ya rentas que le
permitian ocuparse me- diante pago de peones, de la conservacion de todos los servicios co
munales. Se quejan de que nunca se daba cuenta a la vecindad de como el Ayuntamiento
invertia el dinero que recouddxr. Por otra par te, el Alcalde no tenia interes personal
ninguno en puentes, cami nos, fuentes, eras, ni comederos: ni el, ni los concejales. Si se
Iloma- ba a faena para trcdxijar en la compostura de estos servicios, su lim- pieza y arreglo, los
lobradores acudian en poco numero y de mala gana; los pobres no iban porque apenas se
beneficiaban con los pas tas y fuentes. El Alcalde no demostraba empeho porque las faenas
se cumplieran con la participacion de todos los vecinos. Se encogia de hombros. "^Oue close
de rigor debemos emplear contra los vecinos que no acuden a realizor los trabajos que
siempre han estado acostumbra- dos a cumplir para la conservacion de los servicios que solo a
ellos beneficia? —me dijo el Secretario del Ayuntamiento—. Si nos asis- ten a cumplir con
esa costumbre no los podemos obligor por la fuerza, puesto que es cosa de ellos. Bastante
tenemos con su resentimiento porque los presionamos para que asistan a las fajinas de
beneficio comun, como los de la escuela y del bosque".

Pero la escuela era un servicio comun para vecinos y sehoritos y estos ultimos
contribuyeron en escala mucho menor que los lobra- dores en las faenas del acarreo de la lena
y de la construccion del

muro.

Una tal demoslracion de diferente trato, de verdadera discrimina- cion, amen de otras
similores de prepotencia, creoron en el vecino una especie de rebeldia para concurrir a las
faenas, cam cuando es tas eran para trabajos que lo beneficiaban directamente. El mal
esta do de los servicios comunales era consecuencia de este relajcmiento del tradicional
entusiasmo del vecino por las faenas. Lo que mds lo resintio fue la del roso del bosque, faena
que ellos consideraban abso- lutamente improductiva y para la cjue el Alcalde demostro un
empeho extraordinario y ejercio toda su autoridad a fin de que se cumpliera. Los sehoritos
no fueron comprendidos en esa faena que no contribuia al mejoramiento de un bien comun
sino particular del Estado. Y no tados se hobicm olvidado que en tiempos pasados, los
bosques tambien fueron comunales y cuando estuvieron en memos de la comunidad fue ron
verdaderos bosques, mientras que en la actualidad eran un con-

210 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Junto de raquiticos robles, castigados por el robo constcmte, robo que se realizaba no sin
cierta ira.

Las faenas en Bermillo habion perdido su otractivo elemental, el mecanismo que les imprimia
entusiasmo: el vinculo real que existia entre las outoridades y los vecinos, el cuidado activo
que las autorida- des ejercion principalmente sobre los servioios comunales y no en los que
beneficiobon solo a ambas castas. Los vecinos veian en el Ayun- tamiento una Institucion
porcializada y despotica. No sentia respeto por ella y mucho menos reverencia, como antes,
sino resentimiento y muy perceptibles sintomas de que el resentimiento iba convirtiendose
en rebeldia y escepticismo, al extremo de que no les importaban des- cuidar los servicios
comunales que a ellos mismos les hacia falta. El Ayuntamiento que tenia conciencia o
conocimiento de esta situacion no mostroba, por contra, interes en convocor a faenas para el
mante- nimiento de estos servicios que ibon arruindndose.

Las fuentes y el pequeno puente de piedras que vi en Villamor de la Ladre presentaban un


aspecto limpio y no habia en ellos ningun detalle que fuera signo de descuido o abandono. En
Tudera, que estaba considerada como la comunidad rncts pobre por la esterili- dcKi de sus
tierras, a tal extremo que cada "vecindad” tenia un area cuotro veces mayor que las de
Bermillo, los cominos estobon terra- plencdos; la unica fuente que vi, ofrecia un asp>ecto tal
que parecia que las piedras que la orillobon habian sido lovadas. La Muga crtra- vesaba por un
period© interesonte, porque los servicios comunales eran aun mantenidos mediante faenas;
pero ya se iniciabon los reclamos de que el Ayuntamiento debia ocuporse de ellos, puesto,
que, por la quinonizacion de las tierras, hobion crumentodo sus ingresos y los ve cinos no se
beneficioban en comun con ninguna propiedad territorial. Pero las faenas s© cumplian con
entusiasmo y el extensisimo campo ferial era montenido limpio.

Existia, naturalmente, una diferencia radical entre el tipo de rela- ciones y de vinculos
psicologicos entre los Ayuntamientos de las comu- nidades donde no se habia formado la casta
de los sehoritos y el caso de Bermillo. Esta diferencia de actitud y de relaciones entre autorida-
des y vecinos se habia montenido notoblemente, a pesar de que tam- Jjien en las otras
comunidades, los vecinos ya no elegian a las outori- dades. En todas se cumplia la ley
fronquista para la designacion de tales outoridades. Pero, aun cuando en la Muga los
incondicionales del gobiemo central, pseudo falangistas, por vanidad y ansia de poder co mo
los calificaban en el pueblo, no eran bien vistos y habian acapa- rado los cargos publicos, no
existia oposicion de intereses entre esas gentes y los demcts vecinos. Pertenecian a la misma
close, en muchos sentidos pretendian o aspiraban en la vlda a los mismos ideales que

La s Comunida des d e Espan a y del Pe r u 211

todos los demds. No podia existir la ruptura total y mucho menos el odio de castas que
entorpecia la accion edilicia en Bermillo.

EL PODER POLITICO. BERMILLO Y LAS OTRAS COMUNIDADES

El Alcalde tiene en Espana poderes ejecutivos; es la autoridad po litico del Municipio. El reino
estd dividido en Provincias y estos en Pdrtidos Judiciales. Un Partido se subdivide en
Municipios. En las ca- pitales de las Provincias, los Municipios tienen jurisdicdon en los res-
pectivos territories que comprenden tales municipios. Los Municipios de las cabezas de
Portidos no estdn sujetos ai de la Capital de la Pro- vincia ni los de un Partido ejercen autoridad
sobre los Municipios en que estd dividido esta unidad territc^al politico. El Gobernador de la
Provincia es la autoridad que tiene jurisdicdon sobre todos los Muni- dpios que comprenden su
gobernadon. Tal hecho explica la razon por la cual el regimen fronquista ha organizado el
procedimiento de elec- cion de los miembros de los Ayxmtamientos de manera que en reali
dad, sean designados por el Gobernador mismo, a troves del partido politico dominante, de la
Iglesia y de la Guordia Civil.

El Alcalde puede dor ordenes a la polida y mandar detener a cual* quier ciudadano. Los
juzgados tienen sus aguaciles y, en caso nece- sario, a la guordia civil para el cumplimiento de
sus mandates. El Alcalde, los dos Jueces y el Capitdn de la Guordia Civil son agentes del
Gobiemo. De este modo, aimque teoricomente, el Alcalde de la ca pital del Partido no tiene
jurisdiccion sobre los otros Municipios, dado el sistema politico imperonte, es© Alcalde, que
es al mismo tiempo Jefe de la Falange, ejerce una influencia poderosa y decisiva en todo el
terri- torio del Partido. Los vecinos ven en el al representante rncts directo del poder
©Jecutivo, de sus ideas de gobiemo, de los metodos que emplea para impener el orden.

Ya hemos analizado en el capitulo anterior como la administracion cRibemamental mantiene


por la fuerza en la comunidad de Bermillo el predominio de la casta de los senoritos; y su
doctrina consist©, por los informes recogidos de ambos bandos, informes que coinciden en lo
fundamental, y coniirman nuestras deducciones, tal doctrina consiste en la concepcion de
que Dios hizo al hombr© con el destine de que ha- bria de dividirse en dos grupos de
individuos; uno superior al otro. Los superiores tienen el deber y el derecho de mandar, de
disponer los leyes, de dictar los ordenamientos a los que los inferiores deben some- terse para
montener la paz social. Se trata de la resurreccion del sis tema feudal de la organizadon sodal y
del gobiemo. AI clero se le ha encomendado la misi6n de predicor estos fundamentos y de
convencer a la ''close baja" que, trotdndose de una ley divina, los hombres tienen

212 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

el sagrado deber de acatorla. Existe una identidad notable ©ntre esta doctrina y los
procedimientos de que s© valen en Espctna para difun- dirla, fundamentorla y aplicorla con
los que rigen aun la vida social de las provincios andinas mds aisladas del Peru, especlalmente
en las haciendas de las zones de cabecera de selva cultivadas desde hace siglos y en los
grondes latifundios de los Departamentos con densa po- bladbn India, como Puno, Apurimac,
Cuzco, Huancavelica y Ayacu- cho; y termbien Cajoniarca.

En clerta gran hacienda de la Provincia de Aboncoy escuchamos personalmente, predicar, en


nuestra adolescencia, a dos frailes fron- clscanos y proclamar que el patron, dueho de la
hacienda, es el rs- presentante de Dios y que la voz del terrotenient© debia ser escucha- da y
obedecida como la voz de Dios mismo. Esas predicas se pronun- ciaban ©n quechua, en un
quechua patetico y conmovedor, riquisimo

©n metdforas y giros en que los elementos d© la naturaleza eran ©m- plecKios como
simbolos de un poder convincent© y ©nlernecedor in comparable. Los indios llorabcm a
torrentes ©n la copilla de la hacien da. Y cuondo los padres misioneros se morchoban, la
multitud de in dios siervos los seguian varies kilometros, acompohdndolos; y volvian como
atacados por una incurable desolacion. S© reunion ©n la puerta de la copilla a llorar.
Recogimos tambien la informacion no confirma- da d© que ©n uno de los grondes latifundios
de Cajamorca, los indios canton a las cuatro de la manana ©1 "Bendito y Alabado..pero
en lugar de nombrar al Santisimo pronuncian el nombr© del dueho del patron. El vecino ©n
©1 Peru, derivado del espahol, impuso a los indios conquistados ©I regimen de servidumbre a
que el, ©1 vecino estuvo sometido ©n Espaha y la doctrina con que la iglesia lo fundamento.
En ambos poises supervive marginalmente tal regimen social.

Sin embargo, el case de los otros municipios d© economia agro- p>ecuaria d© Sayago y en las
cuales subsist© la propiedad comunal de pastes y tierras de cultivo o donde este regimen
acaba de ser abolido mediant© el reporto d© dichas tierras y, por tanto, la ©structura social
no ha side cam claramente diferenciada de los demas; en estos munici pios en que la
poblacidn no ©std dividida en castas ni los labradores ricos se consideran socialment©
superiores y mucho menos ©n ©1 piano general de la naturaleza misma humana, las
autoridades politicos no tienen el mismo poder ni las atribuciones que en Bermillo. Son consi-
deradas incluso con cierto menosprecio por el comun de los labrado res, por cuonto para
obtener sus cargos se vieron obligados a ofiliar- se al partido politico oficial "sin ©ntender de
lo que se trata" y a ob- servor una conducta incondicional ante las autoridades centrales del
Partido y de la Capital de la Provincia. Como estos comunidades si- guen siendo tales y las
propias diferendas economicas entr© los labra-

La s Comunida des d e Espa n a y del Per u 213

dores— como podrd etpredarse en el cuadro d© la propiedad pecua- ria en La Muga— ©n


lugar de acentuorse, por el contrario, se han re- lajado desde la aparicion del trigo y la
quihonizadon de las tierras que permitio a muchos campesinos ©levar su nivel economico,
las au toridades politicas no representon el predominio de algun estrato sodal sobre otro ni
defienden los privilegios d© ningun grupo socialmente di- ferenciado y dominant©. Exist©
una igualdad democrdtica de antiguas rciices tradidonales en todas estas comunidades d©
Sayago. La au- toridad cumple en esos pueblos fimciones necesorias para montener los
servicios publicos y estd declaradamente supeditada al cumplimiento d© las tradidonales
obligaciones que la comunidad le impone para el beneficio comun y no para el de un grupo. Ya
repetimos muchas vo ces que en Bermillo se creo un "sehoritiamo" sui generis que no tenia
como afectar ni ejercer influenda alguna en la ©strudura social y la administradon politico de
las olras comunidades d© Sayago que man- tuvieron su economia tradidonal y se
desorrollaron siguiendo un pro- ceso distinto que el d© Bermillo.

A pesar de que a las autoridades d© las otras comunidades, el nuevo regimen de la postguerra
civil les confirio, como en Bermillo, mayores poderes, liberdndolos de someterse al control
semanal de los cabildos dominicales que fueron suprimidos, estas autoridades no po- dian
sentir ante los intereses comunales la misma indiferencia que las d© Bermillo, puesto que
quienes fueron y son designados para ejercer los cargos publicos ©staban inevitablemente
vinculados por intereses comunes con todo el vecindario, pues pertenecen a la misma close de
labradores. El cambio mds notable consistio ©n la potestad adquirida por el Concejo de
disponer de la economia del Ayuntamiento. Pero el Alcalde de una comunidad sin sehoritos y
que por tanto, no es sehorito, no ©staba armado psicologicamente para obrar arbitrariamente
con des- precio obsoluto por los miembros de la comunidad. Tal hecho explica que

©1 local ©scolar de La Muga fuera un edificio moderno excelente, mds

vasto y mejor equipado que el de Bermillo; que ©1 propio edificio del Ayuntamiento fuera,
asimismo, de arquitectura mds reciente y mejor acabado que el de la capital del Partido; que
la poblacidn tuviera ma yor numero de cafes muy concurridos y, que, ©n conclusion, la vida
so cial no ©stuviera perturbada ni mediatizada por la lucha sorda, soterra- da, pero viva y
trascendent© de las castas. El pdrroco no tenia qu© pre dicar la obediencia de unos individuos
a otros dentro d© la misma loca- lidad sino el mandoto divino de acator el orden impuesto por
el nuevo regimen y la sonidad del Jeie que lo representaba. Pero no habian lle- gado cnin a
estas comunidades otra muestra objetiva y algo depri- ment© d© las coracteristicas del
nuevo regimen qu© la supresion de

214 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

los cabildos y de la eleccion de los miembros del Ayuntamiento, y contra ei resentimiento que
esta medida causo entre los vecinos y los recuerdos cruentos de la guerra civil, las predicas y la
activa, verdo- deramente inconsable mision del buen sacerdote de La Muga, por ejemplo, no
tenian un verdadero efecto reporador. En las otras comu- nidades, los curas, casi
invariablemente ovoros y despoticos, como el de Bermillo, no solo no mitigaba el
resentimiento popular sino que lo acrecentaba, muy especialmente contra la Iglesia, que
tenia la mision de fundamentor la doctrina del regimen politico de la postguerra civil.

EL CLERO

El clero tiene en las comunidades de Sayago una outoridad equi- ixirable a la que ejercion en
las comunidades ondinas del Peru hace

30 6 40 onos. En las diferentes aldeas en las que pase mi ninez, sa tocobon las componas para
onuncior al pueblo que el cura estaba por llegar al pueblo. El sacristan tenia la obligacion de
vigilor el camino per donde el cura debia volver, luego de cumplir sus funciones en los caserios.
Cuando estaba a medio kilometro de la poblacion, cabeza de porroquia, el sacristan corria a
la torre y repicoba las campanas, a fin de que los feligreses se regodjoron con la noticia de
que el cura ya estaba cerca. En los caserios el regoeijo y el ceremonial con que se le recibia
eran moyores, porque el pdrraco los visitaba pocas ve- ces al ono.

Las outoridades consultobon con el cura todos los asuntos relacio- nados con el gobierno local,
y una comunicacion del pdrroco a los fun- cionorios de la administracion provincial o
deportamental era decisi- va y no eran discutidas casi nunca sus recomendaciones. Podia
hacer cambiar a las outoridades locales y designar a quienes el propusiera. La comunidad toda,
vecinos, indios y mestizos, se sometion a sus con- sejos y lo consideraban como la outoridad
maxima del distrito. Re cibia obsequios frecuentes de parte de los indios, en especies, oporte
de los derechos que cobraban por los oficios religiosos. Algunos de estos curas ejercierem su
outoridad con exceso, sin escrupulos y con ex- tremcKia avaricia. En cuatro decadas, con el
desorrollo general del pais, su mayor vinculacion con los grandes poises industrializados y
la apertura de las carreteras, al interior, los curas perdieron su influen cia primero y luegc
vinieron a ocupor una situacidn inverse a la de los tiempos de su esplendor. Durante los diez
onos que ejerci el pro- fesorado secundario —1939 a 1949— en una provincia del Cuzco y en
Lima, interrogaba siempre a mis alumnos del ultimo ono, acerca de la profesion que hobion
decidido seguir; no encontre una sola respues-

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 215

ta a favor del sacerdocio. En la actualidad existe un deficit de sacer- dotes que la iglesia
peruana considera grave y alarmante.

En Sayago, creo que en toda Espana, el clero poseia, en 1958, una outoridad tan grande
como la que ejercia en las comunidades del Peru hace cuarenta onos, pero sus fundamentos
eran en cierto grado diferentes, lo mismo que la actitud de los feligreses ante el clero. En las
comunidades peruanas, el cxira era considerado, de veras, como el representante de Dios
y su int^rprete. Los indios tenian una con cepcion muy difusa, de orden mdgico y plena de
temor, frente a este personate. Se le rendian, ademets, por la experiencia del poder de que
disfrutaba entre los senores. Es ya legendorio en el Peru como algu nos sacerdotes hicieron
mal uso de este rendimiento, llegando a come ter verdaderos excesos en lo moral y lo
economico. Los vecinos, fuer- temente penetrados ya de la influencia mdglca indigena,
catolicos in- condicionalea, poco instruidos aceptaban de buena fe y por convenien- cia el
paternalismo del clero. El sacerdote fundamentaba desde el pul- pito en predicas quechuos,
segun sabios modelos coloniales y siguien- do la tradicion colonial, el necesario y
religiosamente justificado pre- dominio de los vecinos sobre los indios. El cura recibia la
obediencia de toda la comunidad y de veras lo amaban, cuando era virtuoso. Re- cuerdo que
hacia 1918, siendo yo un nino, despedimos con Idgrimas, indios y senores de toda edad, a un
cura en el pueblo de San Juan de Lucanas. Lo acompahamos llorondo hasta im pequeho
coserio 11a- mado Aqola. Las indias contaban tristisimos harawis improvisando la letra de las
condones.

En 40 onos la actitud del vecindorio ha cambiado, del rendimien to y la obedienda


incondicional hada una aditud critica, eii el Peru. Y se conocen algunos casos en que los
curas han sido echados de las comunidades por la violenda. Los Indios han seguido un curso
seme- jante en la evolucion de sus relaciones con resp>ecto al clero, y ahora toman una aditud
de formal acatamiento ceremonial. Pero se acaba- ron los obsequios en espedes y la entrega
temerosa y obligada a la voluntod del pdrroco, salvo en pueblos muy aislados. Los fimdamen*
tos del poder politico han evolucionado en las comunidades peruanas, con las muy raras
excepciones, que se presentan en las zonas antiguas todavia muy oisladas.

El comunero soyagues, a juzgor por las declaraciones categoricas, libres de cautela, de todos
nuestros informontes, sin excepcion ningu- na, odia al clero. Memos dtado textualmente
algunas expresiones de informontes con relacion a este punto. En Bermillo la animadversion
del vecino era mucho mds aguda; hecho que se explica por las infor- madones que ya hemos
ofrecido sobre la cultura local reladonada con la Iglesia. Hombres y mujeres de la close
"baja", y no solo los

216 Jose Ma r ia Ar gu ed a s
bermillonos sino los ombulontes" que procedian de otros partidos y provincios y se olojabon
en la posada, consideraban ai cura del pue blo y, en general a todo el clero, como a los
"peores enemigos del

cristionismo", porque son "avaros", "ladrones" "delatores" y "despo-

!as . Consideraban los bermillonos al pdrraco de La Muga como a un santo, el linico cura
verdadero de Cristo que habian conocido en toda su Vida. "Los otros son anticristos
disfrazados con sotana. No; no se asuste, amigo, y menos se ria. El anticristo anda suelto en
Espana y man- dando, metido en el cuerpo de todos los curas, obispos y arzobispos".

Contaban un caso recientemente ocurrido, como ejempio: ei hijo unico de la viuda de un


labrador habia logrado ingresor al Semina- rio de Zamora; hizo sus estudios
satisfactoriamente. Cuando estaba cur- sando el ultimo ano, en un desfile por la plaza de la
ciudad, del Se- minario a la Catedral, uno de los seminaristas le dirigio la palabra a una
muchacha. El Obispo sindico al bermillano como el que habia pe- cado en esa forma y lo
expulso del Semlnario. El joven juro que no habia sido el quien hablo, pero el Obispo
mantuvo la orden; y la ex pulsion se cumplio. La viuda y toda la vecindad de Bermillo conside-
roron el hecho como una tragedia. El joven quedaba en una situacion dificil en el pueblo y no
tenia tompoco adonde dirigirse. Se refugio en la casa de su madre, se encloustro, a pesar
de la miseria que la viuda padecia. A los pocos meses del suceso, el Obispo anuncio una
visita pastoral a Bermillo, El pueblo lo recibio con grandes honores; las autoridades obligaron a
toda la vecindad a concurrir a la recepcion. El Obispo quedo bien impresionado. El propio
Alcalde tomo entonces la iniciativa de formor una comision que se presentara ante el
prelado para rogorle que perdonara al joven bermillano y le expusiera la con- movedora
situacion de la viuda y del propio ex-seminarista. La co mision fue integrada con el Medico y un
vecino rico. El Obispo los re cibio en la cosa cural donde estuvo alojado. No estaba solo; lo
rodea- ban muchos hombres y mujeres, sehoritos y lobradores. El Alcalde ammcio muy
respetuosamente que se presentaba presidiendo una co mision que iba a solicitarle una
merced. El Obispo le dio permiso, ama- blemente, para que hablara. Pero lo interrumpio
bruscamente cuando el Alcalde se refirio a la triste situacion de la viuda y del ex-semlna-
rista. La senora Sabina que presencio la esoena, dijo con vehemencia. que el rostro del
Obispo se demudo, que sus ojos y toda su cara se congestionoron d© ira y le ordeno
rudamente al Alcalde que se callara, que ni ©1 ni nadie tenion el derecho a solicitor que se
rectificora una orden que como Obispo habia impartido y hecho cumplir; que no po dia
insinuarse siquiera que dicha orden pudiera no ser justa, mucho

menos cuando se trataba d© un castigo. La actitud del Obispo, segun nuestros informantes,
fue ton despdtica, que el Medico se puso el som-

La s Coi 4unid ades de Espa n a y del Per u 217

brero y salio de la casa cural sin hacer ningun ademdn de despedida, sino por el controrio a
paso rdpido y energico, como una demostracion de que estaba indignado del trata rudo y
desconsiderado que ©1 Obis po habia dado a la mas alta autoridad del pueblo y sus
acompahantes que representobon a la comunidad.

La negativa del Obispo y la forma en que lo hizo impresicno de tal manera a los bermillonos
que, habian pasado varies anos desde el suceso, pero la indigncdon con que lo contaban
demostraba que el recuerdo era cam fresco. "iCabe en el corazon de un Obispo verdade-
ramente cristiano una soberbia que solo ei demonio puede prender en

©1 corazon d© un gran pecador?", s© preguntaba la dueha de la posa

da. Un trapero que comia un abundant© plato de sopa y patatas ©n la mesa camillera,
respondio sin altemors© y mientras saboreaba el potaje: "Son anticristos, los obispos mds
grandes que los curitas".

En un sermon dominical, el cura d© Bermillo solicito limosnas es- peciales para el seminario.
Expuso con ©nergia que el, como les cons* taba a todos, sabia cuanta hacienda tenia cada
persona en Bermillo y que, por tanto, no podna ser engohado. Todos debian dor sumas que
estuvieran en relacion con su hacienda y que antes de fijor esa cuota

tuviercm en cuenta que "ellos, los sacerdotes, el clero, tenian en Es pana la sarten por el
mango". Los vecinos permanecieron tronquilos y aun, aporentemente indiferentes. A la
salida, C. A. me dijo solo una Irase; "A los que tienen hacienda, a los otros no. [Pobrecillos!"

La asistencia dominical a misa era obligatoria. Se habia publi- cado ©n la puerta d© la iglesia
los nombres d© quienes faltaban a mi sa. El metodo empleado por ©1 cura tuvo resultados
inmediatos; solo los que ©staban fisicamente impedidos no acudian a la iglesia. Yo cum- plia
estrictamente con este deber que ©n los meses d© invierno repre- sentaba un acto heroico.
Los nativos del lugar soportaban el ambient© heladisimo del templo con menos sufrimiento.
Yo salia con las memos moradas. Los sermones del cura era monotonos y retoricos. No recuer
do que alguna vez s© saliera de sus temas favorites e invariables: re- prender, tratar a los
oyentes como a grandes pecadores; clamor porque 3© respetara ©I orden y s© mantuviera la
paz, y ©logiar a la Virgen. Los dos temas primeros los trataba con relativa claridad y, a veces
lo- groba ser elocuent© cuando se referia a ellos; elogiaba a la Virgen con frases
©slereotipadas, que me cemsaban la impresion de que no eran

sinceras. Los fellgreses lo escuchaban con resignacion disimulada. Na die salia del templo antes
que concluyera la misa.

Visit© al cura algunas veces y me cito hasta ©n tres oportunida- des para que fotografiora a
la Virgen. No acudio a ninguna de las tres citas.

216 Jose Ma r ia Ar gueda s

En Bermlllo se contaba el caso del cura de un pueblo vecino quo "dejo opestor a un cadaver
durante una semana" porque los deudos no tenian dinero para pagorle sus derechos. El
Obispo le ordeno al fin que cumpliera los ofidos y que el Ayuntamiento pagora al cura.

"Se salio con la suya. Un cura es un cura; no sobe de la caridad. [Bendlto sea el de La Mugal",
exclamo quien me norro el suceso.

La historia de este cura era tan difundida como la del medico que no quiso curar a un
enfermo grove porque no habia pagado su "igua- la”; pero el caso del cura era un hecho algo
antiguo mientras que el de Medico lo relataban como redente.
El poder politico del cura era tan importante, en 1958, en Scryago, que no podia dejar de
considerorlo en este capitulo. En Bermillo, ade- mds, el cura hacia ostentadon imprudente,
algo dnica de ese poder.

RELIGION

El veterinario eslatal de Bermillo tenia una sustituta: la senora Ammcia que curaba las
enfermedades mas corrientes del ganado, especialmente las infecciones de las heridas y la
"cfusanera” que se formaba en ellas "porque hay una mosca maldita que caga en cual- quler
heridilla de los bichos”. Esta curondera no hacia sino preguntar por la edad de la bestia y por
su color, luego diagnoslicaba e indica- ba el modo de curarla. El procedimiento mds corriente
era el de orde- nor que se tuviera al animal "bajo teja” (techo) un dia. Y nada mds. y la
vaca sonoba. La hija de la duena de la posada conto el caso de la curacion de im cerdo al
que le defecd la mosca en la herida de la castracion. La ojrandera dispuso que ae hiciera dor
tres vuelfas al cerdc alrededor de la casa y que se le tuviera bajo techc, y sane. "Pe- ro a
esta senora no se le da importoncia —afirmo la senora Sabina-— "Gracias Anuncia", se le dice
cuondo da el consejo para curor a al- gun animal, y con eso se le paga".

Aproveche la oportunidad para preguntarles como explicaban que esta mujer tuviera el don o
la sabiduria de curor tan fdcilmente y de donde creion que habia obtenido este don. "No lo
sabemos —dijo la hija de la senora Sabina— Nunca nos hemos preguntedo sobre eso. Debe ser
como la senora de Villamor que cura por gracia, pues no da remedies. Y lo que si me porece
rare, ahora que Ud. pregunta, es que si se oplica por voluntad de uno lo que ella manda para
curor ani- males, estos no sonon, o dicen que no sonan. Dios tiene tambien sus preferencias.
Lo vemos todos los dias".

No relacionaban estos misteriosos aciertos de la curondera con al- gun poder que hubiera
adquirido mediante prctcticas secretas especia- lizadas ni mucho menos por obra de un pacto
con poderes sobrena- turales malignos que no solo no provinieron de Dios sino de los pode
res opuestos. Y es que la desventura o la miseria social tanto como el poder, la riqueza y
los privilegios son doctrinariamente expli- cadas como provenientes de la santa voluntad del
Senor. El sayagues no maldice al diablo. Nc oi que alguien lo nombrora una sola vez. Maldice
con tremenda furia, en sus instantes de ira a todo lo sagra- do, aun a lo mas sagrado.

220 Jose Ma r ia Ar gu ed a s
Creimos percibir en la relacion contradictoria que el pueblo esta- blece entre clero y Dios una
de las fuentes del conflicto religiose que padece el comunero de Bermillo a monera de una
crisis permonente. Todos nuestros informantes —consideromos que como resultado de es- ta
contradictoria relacion— vivicm la evidencia de que el mal tambien viene de Dios. La ausencia
del demonio era excepcionalmente nota ble, mucho mds para quien como nosotros
pertenece a una cultura en que el mal estd vinculado con el demonio y donde el demonio es
un personaje dindraico de cedon cotidiana y contra el cual el individuo debe permonecer en
guordia permonentemente.

Otra fuente del conflicto religioso del labrador bermillano parecia derivarse de ju poca fe en
las compensadones ultraterrenas a quienes en este mundo son vidimas de la pobreza y de la
humillacion social.

81 Dios mismo ha dispuesto, segun la predica del clero, que un grupo

de gentes tienen el derecho de mondor a los otros a su orbitrio y para

su conveniencia material ^que argumento puede convencerlos de que las yi'ctimas de una
disposidon del Altisimo hon de recibir compen- saclon de ninguna espede? A esta pregunta,
que el labrador bermi

llano no se la formula con la nitidez que nosotros la planteamos, por con-

secuenda de nuestros observaciones y vivencias, pero que la siente y la prodama con


interjecciones, a esta cuestion, el bermillano se res- ponde con una exclomaddn sacrilega.
Todos los di'as tropieza con la evidencia objetiva de que los grupos fovoreddos por la voluntad
de Dios son individuos rauy imperfectos, casi siempre con mds vicios que el propio labrador
que "estd obajo", porque asi el Altisimo lo ha con- venido. "Dios tiene tambien sus
preferencias. Lo vemos todos los dias", afirmaba con naturalidad no excenta de cierta
omorgura una labra- dora, oprendiz de sastreria.

iCudles compensadones o, por lo menos, que compensadon mi- tigaba en la concienda del
labrador este conflido? Yo no oi nunca pro- nundar maldiciones sacrilegas a comerdantes,
profesionales o emplea- dos de alta cotegoria. Elios teniem la apariencia de estar satisfechos.

El scryagues en general demostroba estar convenddo hasta el ex- ceso de la desnoturolizaddn


que el clero habia hecho de la religion, de como el sacerdocio se habia convertido en una
funcidn politico y en un negodo vulgar*.

1 Existe la evidencia de que el clero tiene participacion en las grandes empresas del pais. A1
mismo tiempo han impuesto la conviccion de que el clero debe ser servido por el pueblo y
que en cambio no tiene obligacibn mnguna respecto de sus feligreses. Un vecino de La Muga
afirmaba que cuando una persona llega hasta la puerta de un convento, se le pregunta in-
v^iablemente: “^Que traes hermano?”. Y uno de nuestros informantes ju- ro haber oido
a un fraile, a quien se le preguntd por qu6 los conventos no haclan candad: Nuestro deber,
hijo, es recibir. No podemos dar”.

La s Co munid a d es d e Espa na y d el Pe r u 221


"Todos nos expiamos para el cumplimiento de nuestras obligaciones religiosas —afirmaba en
Bermillo un labrador acomodado y padre de muchos hijos— Si uno no va a misa no hoy quien
no le murmure; si al- guien no comulga en dia de obligacion hay desoprobacion general. Un
vecino que reincide en estas faltas es censurado y puede que un dia no le hoblen sus
amigos porque el cura lo amonesta desde e) pul- pito. Aunque sea mas malo que Cain si un
vecino va a misa y comul ga no lo censuran; aunque sea mds sonto que Cristo si no va a
misa lo onulan".

Contabon que el ono anterior, 1947, en el pueblo de Toro, el pd- rroco no permitid que el
sonto que habia salido en procesion ingresa- ra a la iglesia, porque el mayordomo de la
cofradia recogid las limos- nas y no las entregd al cura. El sonto ae quedd en la calle. En la pro-
pia capital de la Provincia, en la ciudad de Zamora, las monias de la Magdalena no dejoron
entror un "paso” Creproduccidn escultural de alguna escena de la pasidn), porque la cofradia
no pagd el alojamien- to, unas mil pesetas. Habian tronscurrido cuotro ohos de ese suceso y lo
recordaban todos en Bermillo vivomente.

Unos diez ohos atrds, un ex-legionario que luchd en las filas de los nacionales, se otrevid a
desafiar al cura en el mismo temple, por que no pudo soportar mds la ovoricia del pdrroco y
la disciplina "anti- cristiana" que habia impuesto en el pueblo. Un dia domingo durante la misa,
cuando el cura subid al pulpito para decir el sermdn, el ex-le- gionorio prendid su cigorro y se
puso a paseor, fumondo, delante del pulpito. Todos los feligreses lo contemplaron en silencio,
afirmd un la brador. El cura se puso morado de ira, pero no interrumpid el sermdn ni se
atrevid a amonestor al leglonario que ondaba con pasos segu- ros, echando humo de
cigorro, muy cerca del pulpito. "Si alguien se otreviera en estos dias a repelir la hozona lo
sepultarian en la edr- cel de por vida", sentencid el mismo labrador. Pero el legionario aquel,
estuvo unos dias mds en Bermillo, tranquilo, sin sufrir represalias ni reproches sino la
silenciosa solidaridad de los vecinos, y luego se mor- chd. Era un bermillano que habia
conoddo mundo.

j El comunero indio en el Peru, estd sdlidamente asistido por la fe en j I sus dioses


locales’. En algunos casos como en el de Puquio, el indio

j , ha creado un nuevo mito que esclorece el origen del actual orden so cial; lo presenta
como tronsitorio y anuncia el retorno de un dios (In-

1 “La religion en Puquio”, de J. M. Arguedas, Art. Cit. “El mundo so- brenatural en
Churnbivilcas”, de Josafat Roel Pineda, publicado en “Tres Tra- bajos”, Museo Nacional de
Historia, Lima, Peru. 1965. “Qero: el Hombre y

r la Familia, su Matrimonio y Organizacion Social” en: Revista Universitaria del


Cuzco, Ano 47, N*? 114.

222 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

karri) post-hispanico, creador del hombre y del universo, que volverd para realizor el "juicio
final”.
El comunero peruano estd asislido, tambien, per ciertas formas del cullo catolico que le
permitieron —y esta fue una astuta y sabia pre- caucion y disposicion de los colonizadores—
continuor disfrutando de casi todo el contexlo recreotivo de las antiguas fiestas: embriaguez
al- coholica intensamente fomentada, donzas y conciones. Fue tonta la li- bertad que en este
sentido les fue concedida que, durante el perfodo de la oolonia, el indio creo centenares de
nuevas donzas que requirie- ron, asinusmo, de nuevos trajes y del dominio de los
instrumen- tos musicales europeos. Estas donzas y bailes fueron readaptaciones de las
antiguas y composiciones originales a base de las que trajeron los espanoles y,
frecuentemente, nuevas formas en que simbolos y ele- mentos de una y otra cuitura fueron
empleados con singular propiedad en una mezcla armoniosa que todovia podemos estudiar
ahora

Pero la conservacion de este patrimonio compensatorio de la des-

piadada y masiva destruccion del capital humano fue, ademds, cobra- do por el colonizador
en una forma especial de supeditacion: la nue- va jerarqufa social y politica muy amplia en
grados, estuvo regida por el desempeno de los "cargos" religiosos ccrtolicos. Asf el individuo
con- tribufa a la recreacion de su comunidad, a la exaltacion del culto ca tolico externo y se
emoobreefa gradualmente con los gaslos obligc- torios que representabon el desempeno
tanto de los cargos religiosos como civlles. El comunero pago asi el costo de su libertad para la
con servacion y evolucion bastante independiente de las formas de su re creacion y creacion
artfsticas que contribuyeron a conservar su cohe sion social. Nada de esio se oponia a la fe en
sus verdaderos dioses y al culto que se les rendfa. Por el contrario; encontro nuevos elementos

para magnificar ese culto El indio estuvo de este modo asistido por la continuacion de su fe
reiigiosa y la prdctica de sus predilectas for mas de recreacion. Solo a partir de las ultimas
decadas, 1940, se ini- cia un perfodo de crisis reiigiosa entre los comuneros indios, como con-
secuencia de su verdadera oproximacion al mundo occidental y de la desintegracion o
desorrollo de su economfa. En el fondo de tal crisis se debate la lucha de dos direcciones
opuestos a que estd encomina- da u obligada a encaminorse nor los agentes que obron sobre
el en forma cada vez mas oguda: el individualismo, o la conservacion de

sus patrones de vida comunal.

^ En la antigua danza “Oanchi” del Cu.’co fignra el “Soltacho” que una caricatura satfrica
del snldado. “El Siflla”. es post-hispanica y ridiculiza a los magistrados y a la justicia oficial.

.. f I® fYarqa Aspiy), de Puquio, se sacrifican dos

castil.as(ovejas) y se echa el corazon de los carneros en el ojo del ma- nantial al que se rinde
culto.

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 223

Al comunero de Bermillo y de Sayago, en cambio, nos prsguntd- bamos ^que compensaciones


le permiten resistir la preslon de la mi- seria, del despotismo sehorial, de la corrupcion del
clero, de la pre- dica reiigiosa con fines decloradamente politicos y, por tanto, de su
escepticismo religiose?
Entre los vecinos mds pobres observamos un estado de resignacion estoica: soportaban la vida
con valentfa a pesor de que no alentaban nlnguna esperanza mas o menos concreta. "Todo
seguird igual por siempre", afirmaba la dueha de la posada de La Muga, que le quita- ba a su
goto los pdjaros que el pequeho felino cazaba. Habia recla- mado sin resultado alguno contra
el reclutamiento de sus unices dos hi- Jos, siendo ella viuda, con una hija menor y otro que
estaba recluf- do en un hospital, vfetima de una enfermedad incurable. Sin embar go, haefa
frente a la adversidad con energfa casi inexplicable y no hobfa aido tocada por la
descomposicion en sus principios morales. Todo seguird igual, por siempre". "Y, ^cudndo
vuelvon sus hijos?"; 1© pregunte. "No tenemos tierras ni hacienda; el mayor sabe de zapa-
terfa, pero ya tiene una liija... Serd siempre igual”. Puede, creo, obser- varse en Ja fotograffa
de esta mujer la resignacion no enteramente pa- siva que crefmos encontrar en ella. Luchaba
sin descanso, trabajaba en cuantos menesteres pudieron hacerle ganar unos centavos, sin
medir el tiempo. ^Cree usled en Dios?” le pregunte, cierto atordecer, en la cocina.
"Aquf todos creemos en Dios porque nuestro cura es bueno”, contesto. "^Y si el cura no
fuera bueno, sehora?”. "Renegorfomos de la religion como los de Bermillo. Dios se muestra
en la coridad de nues tro buen cura... Aunque... en La Muga, con Dios o sin El, para el que no
tiene hacienda y tierres no queda sino el Irabajo sin esperanza. iOue da el trabajo aquf sino es
el de la siembra y el ganado? Nada. Ape- nos puedo criar un goto, porque el se mantiene solo y
a veces, ©s ei unico que nos ayuda. Los labradores se ouxilion entre ellos, porque tienen. El
que no tiene, ni puede ayudar a otro ni esperar que le ayu- den”. "Pero hoy un cielo —le
advert!— un premio en la otra vida pa ra los que han sufrido..." La sehora me miro con esa
dulce y ener-

gica tranquilidad que tanto admiraba en ella. "No nos importa la otra

vida. No hay tiempo siquiera para pensar en eso. Se Iraboja y casi ni de la muerte se
acuerda una".

A un labrador que solo tenia un par de burros, hombre joven, ca- sado, de Bermillo, que vivia
en el barrio del Cristo, solia acompcthorlo al campo. Creia en la Virgen pero no en Dios. "Se nos
dice que ser cristianos consiste en ser mansos; yo no soy memso sino p>or fuera, por dentro
estoy caldeado; odio al cura y a su rueda de ociosos sehoritos. iCudndo he de poder comprar
una bicha que sepa parir y me de imas dos vacas para orar como es debido y tener un corro
para no ren-

224 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

dir el lomo dicr per did? Porque un burro no es para arar; no nacio para

©so, y 1© torcemos su destino metiendole la collera, y eso ©s vil. Ten* go que trabajar no se
cuantos anos... Y el cura estd feliz. Yo me c. en el y en todos los santos y... (nombro lo mds
sagrado). Pero la Virgen existe. Estd en todas partes y hay un consuelo cuando se le

mira la cara ..

”^Y, Dios?" —le pregunte. "Le sirve al cura, y a todos los que el cura ensalza y exige que
nosotros ensalcemos y respetemos con la boca cerrada. Yo no digo que no existe, pero el
cura es quien lo apro- vecha".
C. A. iuzgaba que en Bermillo era el cura el que no cred en Dios y el que habd contagiado su
mala fe a los vecinos. "Es cloro, senor, eso se ve cloro, cada dia mds y mejor. Creemos en
Dios por obllga- cion, lo confesamos por obligacion; nos arrodillamos por obligacion.

|Me c. en la mar! iOue obligacion es esa? Solo cuando canto el core

de hombres en la Hermita de la Gracia uno se santifica, porque esos hombres que el dueho del
Bazar hace cantor si que creen y te conta gion; te agarran la fibre. Luego pasan los dies y uno
vuelve a lo mismo".

Encontraba que el juicio de C. A. explicaba y expresaba con bas- tante certeza la verdad de la
crisis, sus caracteristicas y su origen. El vecino rico ©staba obsesionado por aumentar su
hacienda, el pobre por obtenerla de algun modo o marcharse del pueblo, aunque temi'a ha-
cerlo, por los malos informes de quienes habdn vuelto. La religion parecd haber perdido su
funcidn compensatoria y consoladora en la casta de los vecinos. Y las fiestas les daban pocas y
mezquinas opor* tunidades de diversion. Se habia hecho demasiado ostensible el apro-
vechamiento de la doctrine ccrtolica o su distorsion para justificar el orden social y
consolidarlo cada vez mds rigurosamente, asi como era demasiado ostensible !a vinculacion
interesada del cura con la casta de los sehoritos.

En la casta de los sehoritos encontre algunos que eran creyentes ferverosos, como el dueho
del Bazar, que cantaba con bella y conmo- vedora voz en el coro de hombres. Como ya tuvimos
oportunidad de referirlo, este hombre parecia creer sinceramente en que Dios habia hecho al
hombre de tal monera que habria de dividirse en dos gru- pos; los que fueron designados
para manddr y dirigir a los otros, y los otros, que eran torpes e ignorantes y no merecian
distinta suerte que la de ccuparse de trobajos que no requerian del "pensamiento" sino
unicamente de los musculos. Estaba convencido que la simple ob- servacion del grupo social al
que pertenecia demostraba de monera concluyente y sencilla esta verdad que expresaba la
voluntad de Dios,

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 225

que nadie debia modificar. Quien lo intentara era un reprobo, un re negade y merecia la
persecucion y aun la muerte.

La religion cumplia asi una funcion politico excesivamente y, di- riamos que, muy notoriamente
predominante; habia sido cast vlolenla e imprudentemente desgarrada de su funcion
compensatoria de la mi- seria economica y social que fue tan importante como la politico,
en el pasado. Dios, y miseria y obediencia a favor de los sehoritos y de los ricos, se habian
convertido en principios interdependientes dema siado ostensibles. Las fiestas religiosas,
segun todos nuestros informan- tes habian decaido mucho, aun en lo que habia en ellos la
recreacion popular, porque el Ayuntamiento pagaba parte de esos gastos; ahora el Concejo
suprimia cada vez mas ese tipo de gastos y los ricos se- guian el ejemplo del Ayuntamiento. "A
poco nos quedaremos sin fies tas, y a nadie le importard", afirmaba C. A.

Religion y Agricultura
El labrador no reza antes de sembrar; no se encomienda a su dios durante las labores agricolas
como en el Peru indigena, pero cuando la mies estd a punto de madurar, cuando ha vencido
las inclemencias del tiempo. se realize la Bendicion del Pan.

Como ya estd anotado, se llama Pan a los trigales y compos de oenteno, a la tierra sembrada.
Durante el mes de mayo, el "pan" se presenta a los ojos hum.anos como la expresion mds
regoeijente y bella de la naturaleza. El viento hondula la miea; las aves cantan con olegria
contagiosa y profunda; las flores orillon los sembrados pro- dlgioacrmente; aun la amapola que
hace daho y exhibe su corola bri- llonte entre las plantas o las cuales les ha quitado espacio y
jugo, no causan en el campesino rencor perceptible. En ese mes, los campesi- nos, en dies
distintos segun los pueblos, hacen que el pdrroco bendiga la tierra ya a punto de ofrecer sus
frutos al hombre.

El sacerdote se dirige a un lugar determinado, vestido con sus or- namentos, precedido por un
monaguillo que lleva la cruz alta; llega hasta el borde de La Hoja (la parte del comun que fue
sembrado) y bendice el campo esparciendo agua bendita con un instrumento de plata. Los
labradores se orrodillan en silencio. Acompahan al pdrroco, d© vuelta, hasta la iglesia. El Pan
ha sido bendecido; ningun riesgo ya lo amenaza. La cosecha se aproxima.

Mientras porticipdbamos de esta emociononte ceremonia no en- contrdbamos explicacion


convincente al hecho de que no hubiera sido difundida en ei Peru donde habria sido bien
incorporada a las costum- bres indigenas y habria acaso, sino sustituido, pero si conferido una
crpariencia formal catdlica a los harawis o wankas implorativos que

226 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

aun S9 canton en algunas comunidades del Cuzco, Apurimac y Ayacu- cho, antes y durante las
siembras y en las cosechas. En cambio, a lo3 ritos prehispdnicos de la fiesta de la marcacion del
ganado, que es una forma del culto a los dioses montanas y al agua, se les supedito for-
malmente a la presencia de un Santiago o de un "San Marcos", de un pequeno "cajon"
ornamentado que contiene la escultura de los santos patrones catolicos del ganado.

Seria necesario realizar un estudio del area de difusion eri Espana de la Bendfcidn del Pan
p>ara encontrar la explicadon de su ausencia en el Peru. Porque este caso me parece
semejante en cierta forma a lo no difusion del trillo en el Peru. En nuestras comunidades
andinas se trilla con los cascos del ganado cabaJIor, como en Extremoduro. Acaso la
fabricacion del trillo habrfa sido algo diffdl o bien se le emplea en las zonas, como Sayago,
donde el ganado caballor es es- caso. No era ese el case del Peru, donde asnos; mulas y
caballos s? reprodujeron con relativa abundancia, luego de las primeras dificul- tades causadas
por la altitud. El trillo estd vinculado a la abundando del ganado vacuno y la escasez del
caballor.

Las cTuces
Se colocan a la salida de los caminos y en los lugares donde alguna persona "se desgracio”.
Estas cruces, espedalmente las ul timas, son muy respetadas sino veneradas. A la salida de
los ca minos de Bermillo hay cruces Hticas gigantescas, de esa piedra oscura de derto aspecto
misterioso de las canteras de Sayago. En el Peru fu?5 vastamente difundida la colocacion de
cruces a la salida de los cami nos y en los sitios donde se produjeron muertes violentas.

Las cruces de los caminos en el Peru han sido densa y muy bella- mente ornamentadas
utilizdndose los simbolos de la pasion y algunor, otros de origen indigena. Aporecen en las
grondes cruces de madera de los caminos: el gallo de la pasion, generalmente en la cima del
madero vertical; la bolsa de los treinta dineros; los dados que em- pleoron los soldados
romanos para jugar a la suerte el sudorio ds Cristo; la lanza de Longinos; la escalera del
descendimiento; el mar- lillo con que clavaron las manos y los pies de Jesus a la Cruz;
las tenazas con que estos clavos fueron sacados y, en ambos extremes de los maderos
horizonlales, el sol y la luna; y tambien clovon en el madero vertical una calctvera esculpida en
madera. En algunas cruces figura la palorna. simbolo del espfritu santo, y pintado en el madero
vertical, sobre la cabeza de Jesus, un wayrongo (obejorro) simbolo in- dfgena de la muerte.

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r ij 227

Las cruces recordatorias de las muertes violentas, espedalmente las que aporecen a la orilla
de los caminos, fueron y son veneradas en el Peru. No todas sino algunas, por razones
circunstanciales. En las carreteras modernas algunas de estas cruces tienen pequenas copillas
donde orden constantemente velas que son ofrendas de Ics viajeros y de muchfsimos
choferes.

Pero, como ya es un hecho sumamente conocido, los misioneros co- locaron cruces en todos
los sitios donde antiguamente hubo wakas (adoratorios de los dioses antiguos o los propios
dioses indigenes lo cales). Per eso se ven en el Peru gigantescas cruces sobre la cima de las
montanas, sobre promontories, a la orilla de los rios. Las cruces que esculpleron los espoholes
a mitad de los impresionantes puentes de cal y canto a los que mestizos e indlos casi
adoramos, son muy ve neradas, porque simbolizan al no mismo que es un dios. Sobre el no
Pachachaca, en el camino de Abancay a Andahuoylas, hay un puen- te altisimo de un solo
ojo, sobre un rio poderoso, en su curso alto y muy brovio. La cruz de piedra de ese puente
era adorada. Yo le ren- di reverencia durante mi infancia porque me parecia o lo sentia co
mo simbolo directo del inmeso rio que tenia toda la apariencia de un dios. "Puente sobre el
mundo" significa el nombre quechua de ese rio.

CONGREGACIONES, COFRADIAS Y FIESTAS

Existian en Bermillo varias cofradias y congregaciones, unas de hombres y otras de mujeres.


Algunas se dedicaban a la caridad y las demds a la celebracion de fiestas. La de San Vicente de
Paul y el Ro- pero de Santa Teresita son de mujeres "caritativas". La mds importan- te
cofradia de hombres es la del Santisimo. Otras son las siguientes; Archicefradia de Maria; del
Sagrado Corazon de Jesus (Apostolado de la oracion), Congregacion de las Hijas de Maria,
Congregacion de las Marias de los Sagrorios y Calvaries.
En estas instituciones no hay discriminacion de castas; pertenecen a ellas senoritos y vecinos.
En las congregaciones se reunen mujeres labradoras y de las families de senoritos. Rezan,
reciben conferencias del cure y hacen coridades a las mujeres muy necesitadas que viven
conforme a las reglas tatolicas. La sehorita A. B. nos decia: "el cure lla ma a conferencia. Yo he
preguntado a otras si entienden lo que habla y, como yo. nadie le entiende. Nos aburrimos
en la iglesia pero cum- plimos. Damos diez centavos de cuota al mes. La hija del ricachon S.

B. es la unica que dice que el cura habla florido; las fiores ella sola las entiende; sera
porque ha tenido escuela".

La Cofradia del Santisimo.— Estd dirigida por dos mayordomos, El disUntivo del mayordomo es
una vara, como entre las de indlos ds

228 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Guatemala. Los mayordomos son elegidoa no por votacion sino "a la suerte”. Ni esta ni
ninguna otra congregacion o cofradia posee bienes ni local propio. Todas se reunen en la
iglesia. Tampoco hay tierras de santos, como en el Pern. La celebracion de la fiesta (Corpus)
corre a cargo de dos mayordomos. El incremento de la riqueza de los ve- cinos y su mayor
vinculacion con el exterior, ha debilitado las fies tas, tanlo porque los bermillanos se sienten
cada vez menos decididos a gastar en beneficio de la recreacion comunal como porque algunas
costumbres tradicionales que daban mayor atractivo a las fiestas han desaparecido,
especialmsnte los musicos o instrumentistas populates y las propias donzas tipicas.

Las fiestas.— Son cinco las fiestas religiosas que aun se celebran: Corpus, la Pascua, la Virgen
de la Asuncion; la de la Hermita de Gra cia, llamada tambien San Juan de los Huevos (6 de
mayo) —me di- jeron que su nombre oficial era "de Anteporten Lotinan"—, y el Ofer- torio de
la Virgen del Rosario.

Hay dos formas de financiar los gastos de las fiestas. Cuando los

mayordomos son mu;eres recurren a la cooperacion de la comunidad, cuando son hombres


redben una debil oyuda de sus cofrades.

Patron de las fiestas religiosas:

De Cofradia y con Mayordomo. Corpus Christi

"Tres jueves hay que relucen como el sol —es un dicho popular en Bermillo— Jueves Santo,
Corpus Christi y el jueves de la Ascension".

Las visperas. La Humaza.— "Todo el mundo va a estas visperas, aunque el que a visperas va
bien de mds estd".

La "Humaza" es el atractivo principal de las visperas. Tres o cua- tro dies antes de la fiesta, los
mayordomos mondon troer del campo dos o tres carros de tomillo y lo guardan en el patio
de sus casas. En la vispera eaporcen ramas de tomillo en la iglesia y la perfuman. For man
luego pequehos monticulos de las olorosas ramas en la plaza. Lanzan cohetes de arronque y
hacen reventor cohetecillos para anun- cior a la mozada y a los ropaces que el tomillo ya
estd preporado. Todo el pueblo concurre a la plaza. Entre las 10 y las 11 de la noche queman
los monticulos de tomillo. Sobre las llamas y el humo saltan los mozos y los rapaces. El humo
se extiende por calles y compos, per- iumdndolos. "Es el dor de la fiesta". En las comunidades
del Peru se quema el "chamizo” que es casi siempre retama. Hay mayordomos es- peciales
para el "chamizo”, y el ingreso de las mulas o burros qua cargan el arbusto, desde el campo al
pueblo, es uno de los aconteci- mientos mds regoeijantes y solemnes de la vispera. Siempre
enjaezan

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 229

a las bestias muy vistosamente. En muchas comunidades del Departa- mento de Ayacucho la
file de asnos o mulas va encabezada por los “Negros", hombres pintados y disfrazados de
"negro" y "negro". Al arribar a la plaza, esta pareja donza uh huayno con "fuga" de marine- ra,
exagerando los movimientos. Una orquesta o banda acompana la entrada del "chamizo"
y el baile de los negros. En la ciudad de Ayacucho la entrada del "chamizo", durante la
vispera del doming© de Ramos^ constituye un espectdculo impresionante. No menos de
ochenta mulas muy adornadas cargan la retama. Los grandes mon ticulos de este arbusto se
queman en la plaza durante la procesion del Sefior de la Ascension. Mientras el trono, altisimo
y adornado de ce- nefas y figuras de cera, avanza iluminado por ,centenares de velas, van
quemando delante de el el "chamizo” que se alza en llamaradas. Pero en la mayoria de las
pequehas comunidades, el "chamizo" se quema para alumbror la oscuridad de las plazas y
servir, como en Ber- millo, para la demostracion de la destreza de mozos y muchaches que
saltan sobre el fuego. ‘

En Bermillo se realiza un baile popular al mismo tiempo que la "Humaza". Desde hace muchos
anos no animan el baile el tamboril y la gaita; muy rara vez los mayordomos gastan en una
orquesta; el baile se hace con "alta voz”, toca-dlscos con amplificador. Al concluir el baile,
cuando los vecinos se encaminan a sus casas, todo el pueblo estd ya sahumado de tomillo.

La alborada.— Ha desaparecido hace muchos anos junto con el tamboril y la gaita. Al


amanecer, el tamboril recorria el pueblo tocan- do "La Diana" por todas las calles. Asi se
celebroba el comenzar dal gran dia. La misma "Diana" era tocada en la madrugada de los
dias de feria: el primer domingo de cada mes. "La Alborada" con el nom bre de "Diana" existe
aun en muchas comunidades de toda la sierra central y del sur del Peru. "La Diana" es
tocada en flauta trovesera con acompahamiento del tambor: la melodia es espohola casi
pura.

Los Altares.— Cada mayordomo levonta uno en la plaza o en al- guna calle. Ocurre con
frecuencia que ciertos vecinos tambien arman su propio altar. El altar consiste en una mesa
que se adorna con man tes y flores. Sobre la pared en lo alto de la mesa, se cuelga otro mon-
to. Hacia el centre del manto se coloca un cuadro religiose rodeado de floras. "Antiguamente
—hace unos treinta o cuorenta anos— levanta- ban arcos que cubrian con lienzos. Sobre estos
lienzos los mayordo mos o las familias particulares prendian todas sus joyas y objetos de plata;
lo major que tenian". Los Ai/ares del Corpus Christi en el Peru mueatran todavia esta forma de
adorno, pero los arcos formetn parte de los altares. Yo he visto colgados en los lienzos de
esos arcos, es-

230 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

tribes, fuenles, vajilla de plata, junto a prendedores y codenas de oro, en los pueblos de la
Provincia de Lucanas.

La procesion se detiene en los altores y vuelve a la Iglesia. Por la tarde se reza el rosorio. En la
tarde y en la noche continua el baile.

EJeccidn de Nuevos Mayordomos.— La manana del domingo sU guiente se elige por sorteo a
los nuevos mayordomos. En la tarde, los mayordomos entrantes ofrecen un dulce, una copa de
vino y cigorros al cura y a los cofrades —antes obsequiaban puros —. Y reciben la

vara.

El Oiertorio (Con mayordomas y la cooperacion de la comunidad)

Estd considerada como la fiesta mds popular y se la celebra en toda Soyago el primer
domingo de octubre.

Eleccion de las mayordomas.— Las designa el cura, desde el pui- pito, el mismo dia de la fiesta.
Agradece a las "que cumplieron" y pro- clama los nombres de las elegidas para el ono proximo.
El cura con- sulta con la maeatra para designorlas pero no pide la aceptacion pre via de las
muchachas. Generalmente se elige a mozas de 18 a 22 anos cuya amistad mutua este
comprobada. La mayor es considerada como primera moyordoma.

La cooperacion del vecindario.— Cuotro vecea al ano salen las ma yordomas a "pedlr para la
Virgen''.,Cada fecha coincide con la abun- dancia de determinado producto.

La primera salida la hacen en Cuaresma. Los lobradores regalan huevos en este tiempo a las
mayordomas, "ounque no es regia". Pue- den regalorles algunas pesetas. Cuando el donante
advierte, al en- tregor el dinero o los productos: "Son para ustedes, no vuelvan mds", es
serial de que no desea "dar para la Virgen". Entonces las mayor- domas no regreson a esa casa.
Pero tambien pueden declorar; "Es pa ra el ano" con lo que significa que no estdn dispuestos
a deer mds ob- sequios, y en tal caso tampoco vuelven las muchachas.

Los lobradores nunca aceptan contribuir mds de tres veces, gene ralmente donan dos veces.
Nuestros informontes nos dijeron que las mayordomas no se animan a visitor las casas de los
sehoritos. "Se va a pedir eapecies no dinero y los senoritos no producen especies", afir- maron
para explicor este temor. La fiesta es mds ontigua que la apa- ricion del senoritismo en
Bermillo.

La segunda salida se hace el 8 de setiembre. Los vecinos contri- buyen con gronos en esa
fecha. Lo general es que donen un celemin o medio celemin de trigo o centeno; o no miden
exactamente la canti- dad sino que suelen echar al saco de la moyordoma dos palanganas
de gronos.
La s Comunida des d e Espan a y del Pe r u 231

La fercera salida se hace por San Pedro, el 29 de junio. En casi todas las casas los lobradores
contribuyen con Iona en este Uempo. La cuarta salida, que es la menos fructifera, se realiza
pocos dias antes de la fiesta y quienes se deciden a donor, por no haberlo hecho en las otras
oportunidades, entregon pequenas cantidades de dinera En casi todas las casas se suele
donor para la Virgen y para las

mayordomas.

La fiesta del ofertorio

El "Baile de las Candelas”.— La primera obligacibn de las mayor'- domas es la de costear el


"baile de las candelas" que se realize el 2 de febrero. Invitan a todo el pueblo. El baile se hace
en el Cafe. No ofrecen sino el local y la musica. Ncrturalmente, la musica en la actua- lidad se
toca en discos y con un alto-parlante que en Bermillo se llama "alta-voz". El baile dura de 6 a 8
y continua despues de la cena. "An- tiguamente" el baile era acompanado de tamboril y antes
de la difu sion de las radiolas con una "charamblta", una pequena orquesta.

En hollo maimon de las mayordomas.— En la misma fecha del baile las mayordomas ofrecen
doa bollos maimones a la Virgen, du rante la misa. (El bollo maimon es tfpico de Soyago, su
preparacion requiere de 18 huevos, 18 onzas de azucar y otras 18 onzas de herrina de
almidon. Se le cuece en una homilla de hierro).

Las mayordomas colocan los boUos al pie de las andas de la Vir gen. Uno es para el cura y el
otro se rifa "en beneficio de la Virgen", en el mismo templo. Se venden numeros escritos a
pluma y "no hay quien no compre uno”; cuestan 25 centavos. Dos monaguillos venden los
numeros anticipadamente por todas las calles y tambien son ad- quiridos en la iglesia. El
producto de la rifa se lo entregon tambien al

cura.

La tortilla de las mayordomas.— Esta parte de la fiesta se extin- guio despues de la guerra. Se
realizaba el 8 de setiembre y era una fiesta del mocerfo. Las mayordomas invitaban a todos
los mozos y mo zas del pueblo a un paseo y baile campestre. Obsequiaban tortillas de patatas
o de escabeche, nunca de chorizos porque "son muy caros", llevaban tambien dulces y un poco
de vino. El mocerfo salfa contondo hacia el campo, despues del rosorio, a las tres de la tarde;
volvfan al anochecer. SoUan bailor con tamboril. y cuando desapaieclo el ultimo tamborilero,
los mozos bailaban con el canto de las muchachas. Se al- temaban los cantos y baile con el
juego. El "cono" y el "^conderlto" eran los favorites. Conforms habfan salido, ingresobon al
pueblo Ion- zando gritos y contondo jubilosamente. Alegraban al pueblo.

232 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Las Visperas.— No hoy fiesta; se reduce unicamenle a los oficios religiosos.


El dia: Misa. "Ofredmiento" y el "Ofertorio”. La danza del Ramo.— El "dia" comien^a con la
misa. El "Ofrecimiento” se realiza "entre misa". El cura baja al Ifmite del altar mayor donde se
han colocado las andas de la Virgen. Las mayordomas se aproximan al cura, le besan la estola
y colocan al pie de las andas una bandeja cada una, con el producto I'ntegro, en dinero,
de las donaciones recibidas de los ve* cincs "para la Virgen". Los gastos que tuvieron que
hacer lo toman de la parte que recibieron para ellas.

"El Ofertorio" es parte del "Dfa". Se realiza despues del rosario y la procesion. A este
rosario concurre el pueblo "sin que nadie falte". Van tambien los ninos. Se canta el rosario y
luego sale la procesion de la Virgen. Dos vecinos se ofrecen para servir de padn'nos, Son per
sonas que onhelon un milagro o que desean expresor su gratitud a la Virgen por algun
beneficio ya recibido. Los padrinos cargan durante la procesion las varas del Santisimo en la
misma forma que los ma- yordomos de la Cofradfa. Concluida la procesion colocan las andas
de la Virgen frente al altar, y a ambos lados de las andas un escobel.

AlH se sientan los padrinos. Se inicia el "ofertorio". Todos los vecinos, las mujeres y los ninos,
se acercan respetuosamente al cura, uno a uno, le besan ia estola y depositan en alguna de
las dos bandejas una ofrenda en dinero. Los ultimos son los padrinos; pero no lo hacen ellos
mismos, puesto que presiden el acto, con el cura. Un amigo de cada padrino se acerca al cura
corgondo un saco que contiene media fane- gada de trigo Cseis celemines), un pan de cinco
pesetas, de a dos kilos, y una vela de media libra. La vela la pone de pie sobre el grano "como
en una maceta". La "madrina", esposa de cada padrino, ade- mas de estas especies, deposita
un bollo moimon. Los bollos se subas- tan a viva voz en el mismo "ofertorio". El representante
del padrino carga las ofrendaa hasta la casa del cura. El propio parroco recoge el dinero de las
ofrendas y de la subasta de los bollos.

El acto del "ofertorio" concluia con la Danza del Hamo. Se extin- guio en 1956.

£i Ramo lo confeccionaban las mayordomas. Consisti'a en \m cua- drilatero de madera que se


forraba con un lienzo bianco. En uno de los lados del "ramo" se cosfa una gran rosea de pasta
banada en azucar y otras pequenas, de diferentes tamonos, que rodeaban a la grande,
adorndndola. Este tipo de roscas banadas en azucar se hace para la venta en casi todos los
pueblos de la sierra peruana, durante las prin- cipales fiestas. Al otro lado del "ramo" se cosian
pimientos de los mas grandes, que las mayordomas compraban en las ferias de La Muga

La s Comunida des d e Espa n a y del Per u 233

o de Almeida; rodeando el pimiento, manzanas, y roscas pequenas sin bano de azucar. Sobre
el lienzo, en el borde superior del marco de ma dera se amarraban tres ramos de flores
artificiales. El ramo tenia un fuerte mango de madera que hacia posible que las mayordomas
car- garan la pesada ofrenda, cada una la suya.

Concluido el "ofertorio" de los padrinos, las mayordomas se mor- chaban a sus casas a
"vestirse", traer el ramo y los bailarines. Volvian a la iglesia acompanadas de un tamborilero y
del bailarin vesUdo de "charro". Cada una traia en alto el "ramo", y mientras ovanzabon ce-
remonialmente hacia la Virgen, los bailarines donzaban con casta- nuelas. Daban vuellas
clredcdor de la muchccha y del ramo, mudan- do los pasos del baile, haciendo figuras
diferentes con los pies y las monos. Era una danza tipica, especial, la del Romo. No quedaba ya
en Bermillo sino un hombre como de cincuenta ahos que lo sabia bailor "como era debido".
Las mayordomas caminaban muy lentamente has ta el altar de la Virgen y al llegar junto al
trono depositaban los ramos, reclindndolos sobre las endas. Luego los llevaban, tambien
procesional- mente, a casa del cura. Al dia siguiente los rifaban. La danza habia desaparecido
porque en 1956 se pudo conseguir "a duras penas" un tamborilero en La Muga y no hubo
quien bailara para una de las ma yordomas. La danza se hizo con un solo bailarin. Se decidio,
entonces, suprimirla. En 1957 ya no hubo Ramos ni danza.

La Tabla de carnaval de algunas comunidades del Callejbn de Huaylas tiene casi exactamente la
configuracion del Ramo de Sayago. Pero los frutos y roscas se oirancon y se obsequian al
publico, lanzdn- dolos al aire, concluida la danza.

La Rosea de la Mayordoma.— La primera moyordoma ofrece una rosea bastante grande a los
mozos, pero no tan fina; es de horina, con poco huevo y mucho anis. Frente a su casa coloca
una mesita y sobre ella la rosea. Los mozos acuden a la voz del tamboril, se acercan bai- lando
charro, a la mesa, y donzon alrededor de ella. La mayordoma hace como que vigila la rosea,
pero al menor "descuido", los mozos alzan con la rosea y huyen; se la reporten en alguna
calle oportada. Se temia, en 1958, que esta parte de la fiesta desaporeciera, porque la del ano
anterior se cumplio a descontento a causa de que no se pudo conseguir un tamboril, y los
mozos deben roptar la rosea bailondo el charro.

La fiesta del Ofertorio concluye con un baile publico en el Cafe. Las mayordomas no ofrecen
otra cosa que la musica. Sin embargo, hay mu- cha animacion porque los mozos "no tienen
que aflojar la bolsa" para sacar a las muchachas.

234 Jose Ma r Ja Ar gu ed a s

La Romena

En el Peru no se difundio el termino Hermita. Hay en cambio mu- chos Cruces milagrosos,
como la de Chalpon; Cristos de pequenos puebloS; o Virgenes, igualmente famosas por los
milagros realizados, y casi todas estas imdgenes tienen capillas muy pequenos o simples
techos protectores. El dia en que se celebra la fiesta de estas imdgenes acuden inmensas
multitudes a los pueblos pequenos, en los que, con pocas excepclones, se realize al mismo
tiempo una ceiebre feria, come en Motupe de la costa norte y en Wonka, cerca del Cuzco. En
los ultl- mos anos se han producldo conflictos graves entre los pdrrocos de es- tos pueblos y
sus municipios y vecindad, como los recientes casos de Humay y Motupe. Porque la
recaudadon de la Iglesia por limosnas alcanza sumas coda vez mds considerables, decenas de
miles de soles. Los municipios aspiron a que una parte de esos fondos se dedique al omato de
los pueblos, a obras publicas y construccion de alojamientos que hagan mds comoda la
estancia de los millores de peregrines. Los conflictos concluyeron en excomuniones de
auloridades, interdicciones y pequenas concesiones de la Iglesia en favor de los pueblos. Y
aunque no existe la denominadon Hermita, si se realizan romerias, pero con caracteres muy
diferenciados.
Puede considerarse como una romeria bastante ajustada al patron

bermillano de la romeria —y podriamos afirmar que al espanol— el Iradicional "paseo" limeno


a la pampa de Amancaes, donde existe una copilla, que ha dejado de ser, hace mucho tiempo,
el motive religiose de la romeria. El ‘'paseo" ha evolucionado, bajo la influencia de bien
calculados planes oficiales hacia una especie de fiesta municipal de- dicada a realizor un
concurso de danzas y condones folkloricas. Junto con este concurso, que se cumple en un
espacio cerrado, aunque es po- sible espector el programa desde las faldas muy escarpadas de
la mon- tana, dos lorgas filas de "puestos” o corpas de venta de toda dose de viondas tipicas y
de licorea se levonton formondo una calle en el cam- po. En la epoca colonial y hasta hace
unos dneuenta anos fue una ro meria criolla costeha; desde el segundo gobierno de Leguia,
1919-1930, se incorporo a la romeria el concurso de danzas y condones andinas *.

En cambio, las grandes fiestas con que se celebran a los Cristos o Virgenes de las capillas
solitarias indigenas de la region andina: Kaninkunka, Wonka y Ooyllur Rit'i, del Cuzco; el
Senor de Untuna, en Aucard, Ayacucho, etc. han side muy tipicamente diferenciados y,
algunas de ellas, como la de "Ooyllur Rit'i, ofrece caracterislicas tan origlnales que es posible
suponer que fueron prehispdnicas.

1 Se extinguio dos anos despues de escrito este libro. La pampa de Amancaes es actualmente
una gran barriada.

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 235

La fiesta y romeria a la capilla del Senor de "Ooyllur Rit'i" es la mds indigena del Peru. Emilio
Mendizdbal Losack en un articulo pu- blicado en el suplemento de "El Comercio" de Lima,
ofrece datos e informaciones fundadas en el estudio de los cronistas y en la observa- cion
directa de la fiesta, datos que porecen demostror que el santua- rio encubre el culto de los
indios del Cuzco a una roca sagrada de la montana. O'oyllur Rit'i (Estrella de Nieve) es un
monte nevado de mds de cinco mil metros de altura. La p»equehisima capilla dedicada al
Cristo estd en una especie de hondonada, muy cerca de la nieve. El dia de Corpus Christ!
acuden a esta hondonada y a la montana decenas de miles de indios del Departamento del
Cuzco. El Santuorio se encuentra en una zona muy helada, a 4,900 metros de altura. Todas las
comuni dades marchan con sus bailorines. Los "ukukus" que von en mayor numero —algunos
centenares— escalan antes del amanecer la cima del monte, orrancando bloques de nieve,
y bajan con la luz de la aurora, cargando nieve al santuario. Los "ukukus" (osos) visten de
negro, con largos trajes. El desfile de estos bailarines sobre la nieve y luego sobre el suelo
amorillo, quemado, de este tiempo de sequia, constituye un espectaculo que evoca periodos
de la plenitud mdgico- religiosa. Marchan en fila de a uno, y en sus figuras iluminadas por
los bloques de hielo que corgan, el espectador siente la conjuncion del paisaje majestuoso, del
hombre y la luz del amanecer, todo rendido como un homenaje a lo sobrenatural. Los indios
que acampon por la noche en las faldas de la gran montana se dedicon a juegos magicos,
construyen con pequenas piedras la reproduccion de corrales de ga- nado y de casas, como
ofrendas propiciatorias. La procesion se realize sobre el pequeno espacio piano que hay frente
a la capilla y luego continua, 15 kilometros montana abajo, hasta el pueblo de Ocongate que
es ya de clima tibio. Durante esta lenta morcha, en un lomo de la montana, se detiene la
multitud para rendir homenaje al "Ausongate", nevado inmenso que se ve a distancia. Todos
los bailarines simulan una especie de batalla en esa loma, frente al nevado que adoran. Esta
"bala-

i lla" coreogrdfica en la que intervienen centenares de danzarines, y to da la


fiesta ha sido filmada por el Cine Club del Cuzco (Chambi y Nishiyam) y merecio el primer
premio en un festival internacional de cine documental.

Se trata de una "romeria" indigenizada, o de una ontigua forma de culto "cristianizada" por
la sustitucion formal del dios indigena por un Cristo.

Las romerias en Sayaqo, y en toda Espaha, son fiestas de recrea- ci6n mds directas que las
otras. El culto cotolico permite en estos casos una mayor Ubertad para el gozo "sensual".

236 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

En Bermillo /a Rom&na se hace a la Hermita de la Gracia que es- td a cinco kilometros de la


villa, sobre un teso, en parte alta. No hay poblacion junto a las hermitas. La de la Gracia se
encuentra en la ju- risdiccion del pueblo de Villamor de Cadozos, entre grandes y fron- dosos
encinores, drbol que no existe en los terminos de Bermillo.

La romeria es una fiesta en que cada familia lleva su fiambre y 6u vino, pero ©1
Ayuntamiento tiene la obligacion tradicional de obse- quiar un litro de vino a cada cabeza de
familia y una modesta suma de dinero a los mozos, tambien para vino y a las muchachas para
dulces, edemas paga la musica, una 'charambita'' o pequeha orquesta.

Se realiza el 6 de mayo, en la ©poca mds propicia del ano, cuando la primovera se encuentra
en su ©splendor. Yo asisti a la d© 1958.

Como es de costumbre que todas las familias lleven tortillas para comer al medio dfa, despues
de la misa, se llama tambien a la fiesta "Son Juan de las Tortillas'', por esa circunstoncia.

Asegurobon los vecinos que, antes de la guerra, el 6 de mayo no quedetba gente ©n Bermillo.
Era tradicional que todo "el personal" (los habitontes) fuera a la Hermita en burros o a pie. La
mayor parte de la gente, en 1958, utilizoron omnibus.

S© oy© primero la misa. Un coro de hombres, muy bien disciplino- dos. conta. A la salida de la
Hermita los mozos y mozas persiguen ai Alcalde; pero el Alcalde de aquellos onos no iba.
Persegufon al Ts- nient© Alcalde. Al fin le dan coza. Lo hacen sentar por la fuerza en una
carretilla y lo conducen hasta ©1 borde d© una pequena laguna que hoy cerca d© la Hermita.
Mientras lo llevon, los mozos le von exigien- do que d© dinero para vino. El Alcalde se resist©,
los mozos le solici- tcin una suma fuerte. Empujon la carretilla a toda velocidad, la tum- ban,
vuelven a cargorla con el cuerpo del Teniente Alcalde, y asi lle- gan hasta el agua. AlH, mientras
los mozos arriman la carretilla hasta mojarla ©n la laguna, s© produce un regateo. Las mozas
son las mds

©xigentes. Ellas piden lo suyo para dulces. Por fin, luego de un conato d© inmersion del senor
teniente en el ogua, este cede y entrega a los mozos y mozas no mds d© unos diez duros a
cada grupo. Luego viena la persecucidn a los ricachones —que ya no van desde hace muchos
ahos—. Antes se prestaban al juego. Pero siempre hay labradores aco- modados con
quienes la tradicidn s© cumple. Estos no donon mds de cinco pesetas, nunca. Nos contabon
que, la ultima vez que fue a la ro meria el ricachdn J. A., logroron orrastrorlo hasta la laguna, a
pesar de que este y su familia habian ©legido un encinar muy distant© para acampor. Pero J.
A. se resistio heroicament© a soltar los cinco pesos. Las mozas lo mojaron en el agua, lo
amarraron despues a un arbol y le quitoron la boina. Ya en el pueblo, persiguid a las mozas
durante semanas hasta que consiguid que le devolvieran la "gorra".

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 237

La "charambita" s© ubica cerca de la Ermita, y ©1 mocerio baila. Tambien es Ifcitc que lo


hagan los casados, esta vez, pero en "son de broma". Mientras tanto, las familias gozan a
plenitud, comiendo, be- biendo y charlondo bajo la somhra d© las encinas.

El regreso al pueblo se inicia despues de la comida del medio di'a. Los mozos van cantando en
homenaje a la Virgen. En 1958 se asegura- ba que el Ayuntamiento no daria vino a nadie; pero,
oportunamente, el alguacil entregd a cada vecino no un litro sino algo menos.

Por la noche continuaba ©1 bail© en la pequena plaza del pueblo. Se babia suprimido la
comida que la vecindad ofrecia al Ayunto- miento. al dfa siguient© de la romerfa. Paseaban al
Alcalde en burro antes de la comida y, segun nuestros informantes, esta costumbre fue
considerada cada vez mds como "afrentosa" por las nuevas autorida- des que suprimieron
primero esta parte d© la costumbre. Finalmente,

los vecinos se negaron a costear ©1 almuerzo.

El paseo en burro fue concebido no para un alcalde senorito sino para un labrador. Tordo sin
embargo en ser suprimido.

Una semana despues de la romerfa s© realiza una feria junto a la Hermita.

LAS FIESTAS DE BERMILLO Y LAS DEL PERU

Hemos apuntado algunas semejanzas de detailes en el patron de las fiestas de Bermillo y de


las comunidades del Peru. En general, los ires patrones que rigen las fiestas catolicas de Sayago
se impiontoron

©n el Peru. Pero como las del Peru fueron adecuadas a las celebra- ciones antiguas, como un
metodo para fortalecer el dominio colonial, los patrones se diversificaren en los detailes,
singulormente porque las del Peru alconzaron a ser mds fastuosas. En el Peru antiguo, fiestas,
danzas y musica, tenfan una tradicidn milenoria, region por region, valle por valle. Religion,
fiesta y sociedad constitufan un solo univer- so. Esa estructura se ha mantenido en las
provincias densamente quechuas.

Los mayordomos en el Peru son auxiliados por toda una jerorqufa d© submayordomos a
quienes se les encomienda la responsobilidad d© celebrar, a su costo, ciertos detailes o
aspectos d© las fiestas. Los co- muneros son iniciados ©n esta responsobilidad desde los 14 6
15 onos. En las pequenas ciudades y aun ©n las muy importantes, como el Cuz co y Huamanga
o Huaraz, los grandes senores quedan absolutamente exentos de ©stas obligaciones. En las
comunidades de aldea, los ve- cinos sf aceptan las mayordomfas; se ofrecen a desempenarlas
volun- tariamente, por devocion. Para los comuneros indios el cumplimiento de las
obligaciones que impone la celebracion d© las fiestas ©s nece- sarlo para ascender en la
jerorqufa social de su ayllu o comunidad.

238 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Quien ha pasado el mayor numero de ''cargos” o mayordomias y ha ascendido desde su


mocedad en esta jerarquia, que es poralela a la politico, ocupa el mds alto status social.

Ixi cooperacion comvnal funciona por intermedio de las relaciones de parentesco,


especialmente del artificial: los compadres de toda es- pecie. Sin esta cooperacion muy pocos
comuneros alcanzarian a hacer frente a los gastos que representan las obligaciones del
moyordomo que tiene que agasajar, convidar bebidas y comida a la comunidad ente- ra,
incluyendo a los mestizos y senores. Y regia y aun rige una acti- tud competitiva con respecto
a la celebracion de las fiestas. El desem- peno de las mayordomias y de los puestos politicos
dejan casi siem- pre arruinados a los comuneros, a pesar de que por lo general quien decide
pasar un "cargo”, calcula el ano en que le tocord desempenar- lo y se prepora para la
ocasion con una decada o cinco ahos de an- ticipacion, ahorrando y dedicdndose a negocios
especiales h

Esta imposicicn, cumplida finalmente con buena voluntad y hasta con regocijc durante varies
siglos, se ha debilitado o transformado: ha cambiado la forma tradicional de finonciar las
fiestas por otra de coope racion modernizada, como en algunas comunidades de Junin, o han
de- saparecido (Kauri, estudiada por Mishkin), o, como en el caso de Pu- quio, rigen solo entre
los comuneros viejos; los jovenes consideran inutil- mente dispendiosas las fiestas catolicas y
han perdido la fe en los dio- ses locales indigenes. En general tanto la organizacion de las
fiestas como la funcion que desempenan han ingresado a un proceso de cambios.

La cooperacion comunal para auxiliar a los mayordomos de fies tas tomo en coda region los
nombres de la prestacion de trabajo de ayuda familiar pre-hispdnica, como uyay en el valle
del Montoro; u otra especifica, como hurk'a en el Cuzco.

El desarrollo de las fiestas sigue el mismo patron que las de Ber-

millo: Vjsperas, la Diana ("Alborada" en Bermillo), el Dia. En las co munidades peruanas se


llama Despacho, al baile final, y luego, en las fiestas mayores se celebra La Octavo, que
frecuentemente es md.-? solemne que Ei Dia. Ocho dias despues del Dia se realiza una proce-
sion magnificada

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Per u 239

testo con la rapidez con que solia hacerlo siempre: "la fiesta es para el cuerpo que sabe lo que
neceslta, la religldn dicen que para el al ma que no sabe lo que quiere”. "iVerdaderomente
no sabe lo que quiere?”, le preguntd. "iQue va hombrel Lo que paaa es que otros te dicen lo
que debe y no debe pedir el alma y ya entonces viene lo con- fusidn. ^Sabe? La confusidn,
buena para el cura y mala para el al ma ..Iba a replicarle, pero continue: "Y la autoridad
nace de alii...

lo he pensado. De otro modo ^addnde nos llevarian los caprichos del alma de cada cual? Hay
que atender a los de algunos y que los de- mas se aguanten, cada quien hasta cuando lo
cargan al cementerio...

En Ja otra vida quedan libres". Y rio muy ironicamente, al final. "No, no tengo nada que
replicor —le dije— uated 8c4>e''. "jClctro que s4! Para eso me dieron buenas orejas, buenas
vistas y el entendimiento". Es decir que las fiestas constituyen para todos una ocasion de re-
crearse mds que de rendir culto a Dios y los santos. La comunidad estaba bien organizada para
dar a las fiestas esta funcion. Las fiestas constituion nucleos de cohealdn del grupo, e ibetn
debilitdndose a me- dida en que esta cohesion se resquebrajaba. Era evldente que las fies tas
se hobfon simplificado en p)oco tiempo, que empezaban a desinte- grarse, a medida que la
comunidad se modemizoba y el interds indi vidual se acrecentaba e iba convirtiendose en el
valor predominonte.

Religion, politico y iiestas

"La fiesta es una cosa, la religion ya ea otra”, aflrmaba rotunda- mente el experimentado y
agudisimo vecino C. A. de Bermillo. Cuan- do le pedi que me explicora el fundamento de esta
afirmaclon, con-

1 Exists toda una narrativa quechua acerca de las dificultades que pa- decen los i>obres para
desempenar los “cargos” mayores. En el libro ya cita- do "Canciones y cuentos del pueblo
quechua” figura un cuento muy pat6- tico sobre este tema: “Miguel Wayapa”.

EDUCACION Y CULTURA INTELECTUAL

LA EDUCACION OFiaAL. LOS MAESTROS

Interrogu6 a uno de los maestros si la escuela contribula en forma directa a mantener la


seporacion ton rigida entre los ninos de sexo diferente. "Eso de ondor seporados hombres y
mujeres sale de ellos miamos", me respondid. Tratd de demostrarle que los ninos de ton
corta edad no podfon tomor dedsiones de esta clase, por ellos mlsmos, y le explique con la
mayor clorldad posible que mi pregunta se refe- ria a que si los maestros consideraban como
conveniente esta separa- cion, si contribuian a imponerla y si recibfan instrucciones oficiales
con relacion a este aspecto de la educacldn. "Tiene que salir de ellos mis- mos —^insistio—
porque siempre van seporados''.

No fue posible mantener una entrevista suficientemente util con ninguno de los maestros de
Bermlllo y de La Muga acerca de la vida de los ninos. Tuve la impresidn de que, como muchos
normallstas pe- ruanos, estos espanoles carecion de aptitud para observor a sus alum- nos,
para alccmzar a comprenderlos y lograr una relacion fntima con ellos. Habian recibldo una
formacion rigidamente intelectualista, carga- da de aprendizaje formal de metodologfas y
hudrfona de Informacion real acerca de las experiencias y conodmientos humanos y, en espe
cial, de aquellos que hacen del maestro un ser inspirado y sensible, ca- paz de aproximarse a
la intimldad de los educandoa para orlentarlos e instruirlos. Desconodan la literotura y las
ortes; mantenfan frente a los ninos una actitud outoritaria y severa que estaba sustentada en
la convicdon de su superioridad intelectual. Vuelvo a repetir que me re cord© vivamente la
formaddn de la mayoria de los normaliatas lati-

noamericanos.

LA INSTRUCaON OFICIAL Y LA CULTURA

Me informaron los maestros que la instrucddn primaria estd divi- dida en tres ciclos:
elemental; de perfecdonamiento, y de inidacibn profesional. El ultimo es para adultos,
extracurricular, y no se ha Ini- dado siquiera ni en Bermillo nl en La Muga.

El ciclo elemontal estd dividido en dos perfodos, de dos anos ca- da uno, y el de
perieccionamiento consta de dos afios, 1^ y 2^.

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 241

No fue posible conaeguir informaci6n acerca del contenido de los progromas y de los Hmites
tedricos de cada dclo; ni los maestros dis- ponion de material escrito oficial sobre esta materia.
La respuesta que conseguf de los docentea fue la mlsma que me hobfon dado los padres de
familia: "Aqui se estudia desde los 6 hasta los catorce anos”.

Los maestros ofirmaron que los alumnos no siguen estrictamente el orden de estos ciclos;
depends del rendimiento de cada estudlante. Los inteligentes pueden "correr", pero no les
vole de nada, puesto que deben permonecer en la escuela hasta los catorce anos. Cuondo han
con- clmdo formalmente los dos ciclos, siguen estudiando para que no se ol- viden. Si, en
cambio, un nino o nina es deficiente y "duro de cabeza", de todos modoa sale de la escuela ol
cumplir la edad "reglomentoria", ounque no haya concluido con el plan de estudios primorio.
Los padres de familia suelen decir el referirse a sus hlios: "Todovfa le folton ties anos para
termlnor, pues ya ha cumplido once onos de edad”.

De este modo el plan oporece como flexible pero congelado por el Ifmite de edad que rige,
como unico factor, el periodo de egreso de la escuela.

La escuela importe instruccidn intelectuol con los metodos y teo- rias de la llomada escuela
Iradicional: memorizacion de dictados, dis- dplina rfglda; ninguna activldad extracurricular,
ningima referenda a la realidad geogrdfica y humonos drcundontes como elementos de
partlda de la ensenonza o como objetivizaddn de ella. Circulos cada vez mds vostos de
estereotipos congelados en la mente del profesor y tronsmitldos a la memorla de los ninos. Los
labradores jdvenes, modu- ros y viejos, ofrecen un tipo de formadon en quo la sobidurfa
tradido- nal es absolutamente predominonte. Redadon con graves faltas de or- tografia, y la
construccion de las oraciones es torpe y apenas compren- sible. Porecen no haber sido
tocados por la escuela sino en cuanto a la alfabetizacion. Ignoran los conocimientos
elementales de las dendas noturales y de la historia. Su informacion sobre America no pctrecia
tener otra fuente que los relates de los pocos emigrantes que volvieron de la Argentina y de
Cuba.

Muy pocos hijos de labradores alcanzaban a ingresar a los insti- tutos de ensenonza
secundaria, que no existen sino en las capitales de Provincias. Para logrorlo es necesorio
rendlr un examen especial de ingreso que se llama de "revdlida”. Tal examen puede ser
concedido sin la presentaddn de certificados que acrediten haber concluido el ci- clo primorio.
La ensenonza secundaria estd dividida en dos dclos: el elemental y el superior. Las Escuelas
Normales admiten a qulenes han aprobado el dclo elemental. La instruedon secundaria estd
orientada unicamente a impartir instruedon pre-profesional.

242 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

No hoy onalfcdoetos en Bermillo, pero la escuela no ha influido ni poco ni mucho, en la


modificacidn de los hdbitos ni en impartir a los labradores la mds insignificante cultura
intelectuol realmente viva. El labrcdor teme escribir y declora enfdticomente qu© no siente
©1 menor interds por le©r. El vecino, salvo casos muy ©xcepdonales, ©std, per

©ntero, al morgen de la cultura int©l©ctual a la que tern© y considera como una ©sped©
d© circulo ©soterico y sumament© dificil de penetrar y para el cual no ©std opto por
naturaJeza. Su resignacion a es© res- pecto ©s d© tipo tradidonal y parec© haber sido
fonnado y conservado interesadament© por quienes s© benefidan con esta creenda en su
innata ineptitude. La ©scuela morca el ritmo. Los maestros han sido modelados,
aparentemente, d© tal monera impotentes qu© son incapa- ces d© llevar al labrador mds olid
del circulo qu© enderra los limites

a que tradicionalmente les es permitido llegar. Elios mismos, los maes tros, son limitados; su
cultura intelectuol, como ya lo advertimos, nos did la impresidn —no podemos atrevemos a
ofirmor que la convieddn— d© estar formada por un cumulo de estereotipos que han
modelado, in clusive, su aditud personal, mds que algo pedantesca ante los ignoran- tes, y
rigida y huidiza ante quienes poseen mejor informacion que

©llos.

La ©scuela oficial no ©duca ©n Bermillo y La Muga, impart© un ti po d© instruedon precoria


y por tanto ineficaz, casi inutil, ©xcepto

©I de la alfabetizaddn qu© sirv© al vecino para ©ntender los pocos documentos que ©std
obligado a leer o escribir durante su vida, y para firmor. La sabiduria del labrador ©std
sustentada en la educaddn irre gular qu© redb© ©n su hogar y ©n su medio social. D© ©st©
modo, sus hdbitos y su mentolidad, sus concepdones, sus principios, son predo-
minontemente conservadores. Carece del contado con las fuentes im presdndibles qu©
impulscm ©1 cambio d© est© ©stodio d© la formacion del indivlduo: ©1 contact© con las
nuevas ideas, a troves de la lectura; la movilidad ©spacial, que sin los ©lementos de juicio que
ofrec© el co- nodmiento previo qu© la lectura permit©, resulta limitadament© fecun- do. Los
camblos susdtados ©n la comunldad s© deben exclusivament© a factores economlcos y,
como ya lo hemos anotado tontas voces, di- chos cambios son contenidos o regulados
estrictamente por el poder re-

ligloso y ix>litico.

1 “Refi4rome a la clase oficial que arriba queda dicho y quienes la constituyen, la cual,
lejos de ser la directora en el progresivo movimiento, por sus propios intereses se resist© a
toda iniciativa en tal sentido, porque permaneciendo estos habitantes en tan grande atraso,
son explotados con mas comc^idad”. “Costumbres Comunales de Aliste”, de Santiago Mendez
Plaza,

Madrid 1,900, Real Academia de Ciencias Morales y Politicas. P4gs. 9-10.

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 243

EL TEATRO JUVENIL Y LA BIBLIOTECA AMBULANTE

Nuestras inlormantes de cniarenta a cuarentaicinco anos n«^s ha- blctban con mucho
entusiasmo de la maestra Dona Mercedes cjue orga- niz6 un grupo de teatro juvenll en la
escuela.

Eron los tiempos en que los mozos soh'on dor serenatas a las mozas, en que los boiles se
realizobon con "monubrio", o con el gran maestro tamborilero (comprende tombien la goita)
"El Pelegre". Nuestra amiga iuformonte, la Srta. J. Ch. insistlo en contornos la historla del
"Monu- brio" que estd relacionada con la del teatro;

Causo gran revuelto su estreno en el pueblo; lo trajo el "tio" Angel; luego paso a poder del
"f/o" Galletero, que fue el primero en "acondicio- nor" una sola para teatro, con bastidores y
decorados. En este local ofrecieron "obras" grupos de ortistas que venian de Zamora; y
tombien los "ambulantes" se presentobon en esa sola, siempre que proboron que tenian
"antecedentes", es decir buenas referencias, sino se iban a algiin patio. El "t/o" Goliefero
usufructuo muchos anos del monubrio. En- tonces se realizobon bcdles noctumos los dias
jueves, ademds de los domingos que fueron siempre de tarde. "Me acuerdo de esos bcdles

—interrumpio la bella campeslna I. F.— al oir el relate. —Entonces yo era una "mierda" (niuy
nina)"— dijo. Luego ©1 "fio" Marino corn- pro el "monubrio" y lo tuvo tamblen algimos anos.
Tirso Fernandez 1© sucedio en la posesion del instrumento —fue el primer no "tio", es de cir
de mds categoria social— Pepe Merino, que regreso de Buenos Ai res, lo compro de poder de
Fernandez. Este obrio el primer salon de bail©. Pero, entonces, Don Ricardo Ballesteros, que
era abogado, tra jo a Bermillo una pianola y abrio otro salon para perjudicar a Fernan dez, por
"cuestiones politicos'’. Fernandez s© vio obligado a vender el "manubrlo" y lo hizo a im
compofiero "emigrante", que tombien re greso de Buenos Aires; el "Tio Costales". Pepe Colino
lo compro de Costales © instalo el "Caf4" actual que s© llama Central, unos dos anos antes d©
que s© iniciara la guerra. El Cafe fue blen equipado y servi- do por mozos, © hizo quebror ©1
salon d© Don Ricardo. Despues d© la guerra prohibieron los bailes nocturnos de los jueves. Se
cerro el tea tro. El "Grupo Juvenll" s© hobfa dispersado. N1 el "monubrio" ni la pianola
desplozoron al "Pelegre". Fue ©1 alto-porlante y las nuevas radiolas las que lo "humillaron" y
desplozoron, asi como a los anti- guos cantos y demzas. El cine vino pocos anos despues.

Dona Mercedes formo ©1 "Teatro Juvenil" en la escuela de muje- res, pero hizo que
porticiparan tombien ©n ©1 grupo mozos que ya ha- bfon egresado. "Echamos comedias —
contaba ©ntusiasmada la Srta.

J. Ch.— primero ©n la escuela, cuando yo tenia 12 anos". La primera obra que representaron
s© llamaba "La caridad incubierta". "En esos

244 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

tiempos habia curiosidad entre los labradores para ver las obras. Gas- taban sus perras de
buena gana".

El Teatro Juvenil se independizo pronto de la escuela de mujeres cc«i el asesoramiento de la


propia maestra, e incorporo a olgimos mo- zos. Como ya habia local bien equipado, y publico,
el Teatro Juvenil ensayo muchaa "obras” y las "echo" con tonto exito que el dinero re-
coudado les sirvio, primero, para realizar largos excursiones. Una vez fueron a los Altos del
Duero, a la presa del Esla, por el famoso puen- te de Pino; luego visitaron Zamora y conocieron
por primera vez el ci ne. En otra ocasion viojoron al bolneorio del Hervidero y se ilevoron el
"manubrio", alquildndolo. Bailarbn y se divirtieron mucho entre mo- zos y mozas. Pero,
despues, como seguian recaudando buenas sumas, decidieron comprar una Biblioteca
Ambulante cuyo local central fun- cion6 en la escuela. La biblioteca fue llevada a algunos
pueblos, por los mismos Jovenes que formc^an el grupo teatral, y en Bermillo pres- taban
libros a domidlio. La sehorita J. Ch. recuerda solo algunos titulos de los libros que figuraban en
la biblioteca: "Ben Hur"; "Por un pre- so", del Padre Coloma; "Inmaculada", de R Perez y Perez;
"El Rosa rio"; poesias de Gabriel y Galcin ... "Es la unica biblioteca publica que se ha conocido
en Bermillo, —dijo muy orgullosamente—. Nadie sabe como se perdio despu^s de la guerra".

No recordaba nuestra informants el nombre de un solo outor de los obras que representaron,
pero si de algunos titulos de las piezas: "El voile de la Jaroza", "Rosa de Madrid", "Via cnicis";
"Oue tienes en la mirada", que era muy comica; "Mi mujer es un gran hombre"... El Grupo se
fue renovando y duro hasta cuando nuestra informonte tenia ya 26' anos, y ella empezo a los
12, es decir que actu6 durante 14 anos. "Despu4a ninguna juventud continuo la costumbre y...
tampoco

hubo tiempo. El 34 vino la guerra".

LA CULTURA INTELECTUAL EN 1958. MEDIOS DE INFORMACION Y LITERATURA. EL CINE.


El distribuidor de periodicos nos aseguid que ningun labrador com- prcdxi diarios ni "los leia
siquiera de prestado". Aseguraba que en reali dad no sobion leer y que los habia visto y oido
en la oficina de telegrofos. rogor al empleado que les redactora los mensojes. Podia ser cierto
esto ultimo, que no leicm periodicos lo habia comprobado yo mismo. No lie- gaban al pueblo
sino un diario de Madrid y otro de Zamora; algunos "se- horitos", especialmente los
profesionales estaban suscrltos a otros periddi- cos madrllenos.

En el "Bazar" habia una seccion de "Libreria". No figuraban alii sino dos closes de publlcadones:
"novelas del oeste" (norteomericano) y "Co-

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 245

lecciones para Damas", de las Editoriales Bruguesa S. A., de Barcelch na; y Jara, y Colecciones
El Cid, de Madrid. El propietorio de ia tienda ofirmaba que estos libros se leian no
solo en Bermillo slno en todas las ciudades grcmdes y pequenas de Espana; "se ven- den
por millones". Los colecciones para damas, trofon al final de Icre novelas, un relate en figures,
"que era lo que mds gustoba". "Todo el senono de Bermillo lee estas dos closes de libros",
decia rotundamente el dueno del Bazar. Para los ninos traia una revista de oventuras; "Ro
berto Alcdzor y Pedrin" con figuroa a colores, que segun nuestro infor- mante, cubria tambien
todo el Reino. Dijo que durante algun tiempo montuvo en su Bazar un "servicio de combio" y
que algunos lobrodo- res lo utilizoron. Pero como era mds el trobojo que le daba que las
utUidades, lo conceld. Desde entonces un solo labrador compraba no velas del oeste, muy de
vez en cuando.

El Cine.— Ocupa un pequeno local. En la platea habia veinte filas de bancas; el altillo era
bastonte estrecho. El cine ofrecia funciones unicomente los domingos en vermuth. La entrada
costaba 4 pesetas para los adultos y una para los nihos. En invierno el local era hela- do. Los
IcdDradores concurrfon muy bien abrigados con sus sacones y topobocos; los senoritos con sus
gruesos abrigos. No asistfon las se- noras. Las bancas erctn rusticas e inedmodas, como para
lobradores. Los ninos concurrian en gran numero; les estaba prohibido ocupar el "balconcillo".
Frecuentemente iban solos, sin la compohia ni vigilancia de sus padres. Pero tambien alH,
hombres y mujeres ocupabcm sitios ale-

jados.

Poreefa que no se seleccionaban las pelfculos, como en el Peru,

para los pueblos. En el Peru, las empresos don especial preferencia a las habladas en
castellano y principalmente a los mexiconas. En Es pana la censura regia para todo el pais, y
luego los peliculas eran distribuidos indistintomente. Yo vl en Bermillo onunciadas obras ita-
lianas, francesas y norleamericanas, en la pequeha pizorra don- de se solia escribir con
tiza el nombre de la pelicula. La asistencia de los lobradores era nutrida, aunque se sabia de
muchos, famosamente avaroa, que jamds iban al cine ni a los boiles. "Cualquler pelicula que
den, el cine es bueno", era la aiirmacion de los lobradores. "Asi ve mos ctras ciudades
grandes sin movernos de Bermillo. Algo aprende- mos". En Espana todas los peliculas en
lengua extronjera son "dobla- doa" al castellano.
AUSENCIA DE INSTITUCIONES SOCIO-CULTURALES Y DEPORTIVAS

En los comunidades peruonos de categoria equivolente a Bermi- Ho, existen instituciones


deportivas y, casi siempre, otras de finalidad

246 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

''cultural”, o bien son instituciones mixlas, deportivo-culturales. Las mujeres orgonizan por su
parte clubes independientes. En las ultimas decadas los comuneros indios hon formado clubes
deportivos, espedal- mente dedicados a fomentor el futbol. Unicamente los indios aiervos
de hacienda, ''colonos'', permanecen al morgen de todo ©1 proceso de relotivo desarrollo de
las comunidades. Las competencias entre clubes de barrio, los interdistritales y oun
interprovincioles son frecuentea, a pesor de las grondes distoncios que en muchos regiones
seporon a los pueblos. Lc.' clubes constituyen nucleos de cohesion al mismo tiempo que de
©stimulo competitivo entre barrios o entre grupos formados por causas de otra indole.
Cuando la comunidad se ve comprometida a enfrentarse a otra en torneos deportivos, los
clubes se coordinon y se refuerzon para tormor una seleccion representativa.

Las veladas literario-musicales son para los clubes fuentes de re- caudacion de dinero y
ocasiones en que los ''intelectuales” y "ortistas" de los clubes y de la comunidad encuentran la
ocaaion de lucirse y de "ilustrar" al publico mediant© conferencias y recitales. Al mismo tiem
po, los instrumentistas y cantantes reciben el aplauso, vehementement© anhelado por los
aficionados. Cuando alguno d© estos programas ha tenido 6xito aobresaliente, las
comunidades se entusiasman e instan a los orgonizadores que realicen alguna giro que
difimda el prestigio, "el alto grodo cultural" que ha alconzado el pueblo.

El status del intelectual y del artista (principalmente de los ins- iiumentistas) es muy alto en
estas comunidades. La unidod de raedida del prestigio cultural de una comunidad constituye el
mirnero de pro- fesionales oriundos de cada pueblo que hon egresado de los Institutes
Universitorios. Algunas, como Muquiyouyo, del vail© del Montoro, hon becado a los
©studiontes distinguidos que concluyeron sus ©studios se- cundarios en Huancayo o Jouja y
los hon enviado a Dma y los hon mantenido hasta la terminacion de su correra, sin
compromiso u obli- gacion ninguna de parte de los becados para con ©1 pueblo. Gabriel
Escobar cifirma en su ya citada tesis que la segunda close social en Si- caya, otra comunidad del
voile del Montoro, estd formada por los ''in telectuales''; los comerciontes mayoristas han
logrado desplazarlos del primer lugar.

En Bermillo y en las otras comunidades de Sayago que estudie o visit©, no exist© una sola
institucion social de fines culturales o depor tivos. No hay otra cosa que las cofradias y
congregaciones. La "cultura intelectual" constituye en Bermillo un monopolio del
sehoritismo. Hasta las primeras decadas del siglo, un profesional era con- siderado en las
comunidades andinas del Peru como una especi© de superhombre. En las propias capitales de
provincia, un abogado o un mddico, constitufon individuos roros a quienes se tratcdxi con un
res-
La s Comunida des d e Espa n a y del Per u 247

peto apenas compcrroble con el que se doba cl cure. La presencia de un, medico, de un
ingeniero o de un abogado en la capital de una pro- vincia muy indigene causaba "sensacion".
Cuando mi padre, abogado, Juez de Primera Instancia de una provincia, visitaba un distrito,
(1920), era recibido con cabalgatas que "le daban alcance” algunos kilometres fuera del
pueblo, y todos los dias que permanecia en el pueblo se conver- tlan en verdaderas fiestas. Un
funcionario o un profesional gozobon de esa exhorbitante admiracion y poder en aquellos
tiempos. En las ulti mas decades, con la difusion de la educacion secundaria, la vincula- cibn
activa, mediante las correteras, de la sierra con la costa y la Ca pital, los profesionoles
aumentoron consideroblemente en numero, es- pecialmente los abogados. La "cultura
intelectual" siguio siendo conside- rada como un factor que elevaba el status del individuo en
su comunidad y como una actividad "peligrosa” y "subversiva” por los grandes terra- tenientes
conservadores, hecho que influyo tambien de monera indi- recta pero importante en el
foment© de la cultura intelectual.

AI comunero de Bermillo no se le ha permitido que tenga acceso a la cultura intelectual, se le


ha marginado. Si llega a ser profesional deja de ser comunero; niega a sus padres. El comunero
no lee, no se orgoniza con fines sociales o "culturales”; esta posibilidad parece estar absoluta-
mente fuera de su propia imaginacion. Las pocas cartas que recibi en respuesta a las que
escribi a mis amigos son documentos en que el es fuerzo por expresarse por escrito se siente
hasta causar ongustia, y el re- sultado de tal esfuerzo apenas alcanza a la redaccion de algunos
lineas que exigen una atencion ©special para comprender su contenido. Contrasta esle hecho
con la fluidez y elocuencia, con lo sustancioso del lenguaje oral que estos mismos labradores
hablan. Consideramos que sienten una ©specie de temor al lenguaje escrito, controriament©
a la audacia de ciertos jovenes quechuas a quienes doba closes extra- ordinorias en el Colegio
d© Sicuonl, porqu© ingresoron con un conoci- miento confuso del castellano, tan confuse que
muchos profesores con- siderabon la necesidad de echorlos d© las aulas, por ''imbeciles" ©
ine- ducables, puesto que no conocian ©1 idioma. Estos jovenes, por el con- trario, se
excedian ©n audacia al tiempo de escribir, s© precipitaban a usar los terminos recien
aprendidos. Todos alcenzaron c "desimbezili- zorse" en pocos meses y algunos de ellos
lograron destacar como alum- nos sobresalientes y llegaron a ser profesionoles.

Es necesorio comparar la situacion actual de Bermillo con los tiem- p>os del "Grupo Juvenil de
Teatro", de la Biblioteca Ambulant©, del "Manubrio" y de "El Pelegre". No era tan ajena,
entonces, para los vecinos la cultura intelectual. Durante las ultimas ties decadas se les ha
aislado mets; se les ha marginado. Y creemos ©star seguros, como ya tuvimos oportunidad
de tratox este problema en otro capitulo,

246 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

que el comunero tiene conciencia de que el sistema actual per- sigue cercorlo, lo ha
cercado, y que se considera impotente para uchor contra tal intento. Puede esta convicdon
ser otra de las iuentes de au amargura. de su oparentemente resignada actitud blasfemica
y de su retraimiento creciente con respecto a la lectura y a la recreacion de Upo intelectual.
Por reaccion. se dedica exclusivamente al linico cam-

po ^e se le ha dejado libre: la crianza de vacos. la ruda y poco fe% cunda agncultura, y el iuego
del pelotoris, unico deporte de la juventud.

Alguna relacion espedfica existe entre esta zona de la Provincia de Zamora y las comunidades
del valle del Mantaro, unica regidn del Peru donde este deporte es populorisimo. Tonto en loa
pueblos de Sa- yogo como en los del Montaro, la arquitectura del "fronton", sus di- mensiones,
el cuidado con que se le montiene, estd en relacion direc ta con la importancia del pueblo y de
sus recuraos. En las aldeas muy pequenas de Soyago no hoy fronton independiente, una de
las pare- des de la iglesia es destinada al iuego; en combio en pueblos grandes TOmo Muga y
Bermillo. el fronton es un muro especialmente construi- do de piedra bien tallada En el valle
del Montoio. los frontones de las aldeas son de adobe y en los pueblos grandes, de ladrillo y
cemento.

Pero no existen en Bermillo grupos organizados de jugadores de- porUstas; no hay bondos
rivales forraados por circunscripciones o ba rrios; solo se habla de unos jugadores mds diestros
que otros. A la hora de reunirse para el juego, formon grupos y, rara veces, opueston alguna
bebida refresconte o vino. En el valle del Montaro se realizan campeonatos de barrios e
interdistritoles. Los "senoritos" de Bermillo no practican este deporte.

Diiimoa que la ^Itura intelectual estd monopolizada por los seho- ntos de alta categoria. Pero
tampoco ellos mantienen entre sf vi'nculos organizados de ninguna close. Su lectura favorita
son los tipos de li- bros que el "Bazar" ofrece en grandes cantidades y siempre con "no-
vedades mds recientes; porque las novelas de cowboys y de "amor" se fobncon en
serie. En la propia ciudad de Zamora hay solo al- gunas librerias, escudlldas de fondos,
oporte de las mismas "series". Los mtelecluales", que tienen representacion en el
Ayuntomiento de Bermillo, estdn integrados por los maestros y profesionales cuya activi dad
es de tipo rutincrio. Tambien ellos se mantienen dentro de un cerco bastOTte estrecho, como
el que corresponde por lo general a la inlelectua- lidad de una pequeha villa. A troves de mis
entrevistos con uno de los profesionales de mayor ascendencia en el Partldo pude
comprobar que no tenia acceso sino a la llterotura bdsica de su profesion, y de- claro que en
Espana se daba gran estimulo a los libros "entretenidos"

y eientos de toda referenda a problemas series y mucho menos a los de caracter social. Que el,
como los otros profesionales, tenion "mucho

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Per u 249

trabajo” y que no era posible encontror revistos qu© ofrecieron articuloa informcrtivos sobr©
"lo que pasa en ©1 mundo" tonto ©n la poHtica como

©n los "avances” del pensomiento y de la dencia "Vlvimos en ©sta al- dea aislados, pero no
crea usted qu© los de Zamora y Salamanca dis- frutan d© muchos mds medios d©
iniormadon. Claro qu© algo rads tienen y no falta quien pued© conseguir, con un esfuerzo
espedal, revistos ©x- tronjeras, qu© alia si hay d© todo. Pero ©n Espana, en Espana misma,
que se diga, poco se publlca",
Sus titulos les conferian a los profesionales d© Bermillo una posicion en algo semejant© a la
que gozaban los profesionales en las pe- quenas dudades y aldeas andinas del Peru de
hace cuarenta anos. El titulo era considerado como algo que por si mismo conferia sabidu-
ria y "superioridad” casi irradonales; ©1 iiiulo daba al individuo, co mo ©1 apellldo
oristocrdtico, ion valor especial, independientemente de

!a calidad del titulado. El profesionol, hijo del labrador "bruto”, ape- nas adquiria un titulo, se
diferenciaba automcrticamente de sus propios padres, establecia entre ©llos y ©I hijo una
distancia inalcanzable. La culture inteledual'' d© los senoritos era, pues d©
cardeter casi exclusivamente formal. El "sehorito” mejor informado acer- ca de lo que
ocurria en el mundo y que reflexionoba sobr© la rea- iidad d© la pequena villa, d© Espana y
de algunos otros poises, con

©lementos de juicio personales y no ©stereotipados, era en Bermillo no un profesionol sino


un empleado de baja categon'a. Pero aun el, como lo hemos anotado en otro capitulo, era
prisionero, por lo menos en apa- rioncia, del prejuicio insensate d© qu© habia diferencios de
naturaleza entre el sehorito y el labrador. Si coroparamos este prejuicio con la ©vi- dencia de
qu© estdn imbuldos la mayoria d© los terratenientes andinos peruanos acerca de la
animalidad del indio. encontraremos que la di- ferencia no es tan grand© y qu© la d©
Bermillo es todavia mds irra- olonal.

IMAGEN FINAL

Afirmamos que Bermillo no es una comunidad muy tipica de Soyago, porque es la unica que
esta dividida en dos castas; y por tal razon es en cambio un grupo social cuyo estudio puede
ofrecer una ima- gen bastante aproximada de la estructura social predominante en Es- pana y
en algunas comunidades del Peru. Ya intentamos demostrar co- mo el "senoritismo"
bermillono, no obstante de tener bases acusada- mente locales ha tornado las atribuciones y
el "status", la conducta mental del "senoritismo” hispanico, a pesor de ser una "aristocracio"
que trabaja.

La dinamica de esta culture es impulsada y manlenida por la lu- cha de castas de que nos
hemos ocupado detenidamente. La presencia del "senoritismo" y la autoridad o predominio
absolutes que ella ejer- ce en Bermillo no ha permitido que las tensiones internes de origen
economico que existen entre la casta de los labradores se agudicen y se resuelvan, como en
La Muga y en San Vitero, en una lucha de ricos y pobres que, en La Muga, concluyo en la
liquidacion de las tie- rras comunaies y la formacion de una sociedad individualista en la que
sobreviven, como en ciertas comunidades del Peru que han segui- do un proceso de desarrollo
semejante, formas de vinculacion comu- nal. En los capi'tulos siguientes hemos de intentar
ofrecer una descrip- cion comporotiva de las dos comunidades citadas con la que acaba- mos
de estudiar.

« • •

Alrededor de la gran sombra del negrillo de la plaza, amigo y ca st protector paternal de los
ninos, o del esqueleto invemal negruzco e imponente de este mismo drbol, transcurre lenta,
por fuera, la vida de Bermillo, entre el laberinio de casas de pledra oscura y el cerco de pie- dra
de las cortinas regoeijadamente levontadas por los labradores ri- oos; pero por dentro, estdn
caldeados o temerosos los dnimos. Quienes tlenen el corozon y la vida oprimidos, blasfeman,
como la mds Intensa forma permitida de expresor su descontento y su omorgura concentra-
dos. Los supueslomente scrtisfechos, blonden el Insulto despectivo C"brutos'', "brutos por la
voluntad de Dios") y, cuando lo creen con-

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 251

veniente utilizan la ccffcel. El etnologo, mds intuitive que academico, creyo perclbir en este
conflicto. una no tan desigual poslbilidad do fuer- zas. La soludon del conflicto tendrd
seguramente coraderes distintos a los que hemos de ver que se desencadenaron en La Muga.

Mi sabio, viejo, querldisimo y rubio amigo, el labrador C. A., debe estar quizd reflexionondo en
este instante sobre las mismas cosas acer- ca de las cuales yo escribo: "Llevan de razon ellos
(los ''senoritos'') ...

pero en la cabeza no tienen mds seso que nosotros pioios. Y los piojos se matan, amigo,
fdcilmente ..
LA MUGA

Una Comunidad “Quinonizada” en Desarrollo hacia una Sociedad de Tipo Liberal

LA MUGA ANTES DE LA “gUINONIZACION” DE LAS TIERRAS

UNA REFERENCIA NECESARIA ACERCA DE NUESTROS

INFORMANTES, AL PUEBLO Y LA COMUNIDAD EN SU ASPECrO ACTUAL

No exist© ©n La Muga diferencias formales de tratamiento entr© loe vecinos por raz6n d©
sus diferencias economicas. Todos se consideron iguales entr© si. A la unica persona qu© 1©
don ©1 tratamiento de Don

©s al Medico, qu© no ©s del lugor; pero ©1 tftulo no hoc© del Medico una persona d©
cotegoria suF>erior; no lo consideron como a tal. Asi, la ac- titud frente a un reci4n llegado, a
im forastero es, oparentemente, la misma qu© la d© los vecinos de Bermillo; pero estos,
cuando se les pld© informacidn acerca de la vida de las gentes, ofrecen una visible resis-
tencia temerosa, mientras que los de La Muga hablan con liberalidod y, cuando s© trata de
algo que consideron como iemo que no les toca

juzgar lo dlcen francomente.

En la Muga tuvimos asi varies informontes de exUaordinaria in- teligencia y memoria. Un


onciono de 85 ones, L. G respetado, casi, ve- nerado por pobres y ricos a causa de su
sedDiduria, su ©xperlencia, su conocimiento minucioso y vivo de la historia del pueblo, y de su
con- ducta qu© "siempr© fue como Dios lo manda, a pesar d© ser uno de los hombres mds
ricos del pueblo e hijo d© ricos”. Otro de nuestros amigos fue un hombre maduro, A. M.
exalcalde e hito de su famoso alcalde del pueblo. Con excepcion de muy pocos vecinos todos
los de- mds consideraban la gestion de este ©x-alccdde como muy buena. Tu vimos otros dos
informontes que ademds d© ser Icdjradores se dedlca- ban a otros negocios importantes. Uno
d© ©llos, P. R. era dueno d© la tienda comercial mds grande, y el segundo un caballero
que habia

©stado fuera de la comunidad durante un largo periodo, dedicado al


comercio, A. S. Estos dos ultimos vecinos tenian un conocimiento mucho mds vasto d© las
cosas, no tanto porque hubieran recibido Instruccidn d© mayor grado sino porque conocian
mds mundo a causa d© sus ocu- paciones. A. S. leia revistas y libros, estaba relativamente
ilustrado acerca d© la historia d© Espana y habia reflexionodo mucho sobr© la guerra civil y
sus consecuencias. Su lucidez © Informaddn ©ran note-

256 Jose Ma r ia Ar gueda s

blemente superiores a la de todos los demds vecinos, excepto el an- dano L. G. que discemia
con un Juicio muy semejante al de nuestro gran amigo C. A., de Bermillo, en cuanto,
frecuentemente, hablaba con sentencias bonachonas o ironicas en las que resplandecia la
sabiduria de quienes ban permoneddo al morgen de la ilustracion inteledual y estdn
inspirados por el conocimiento tradicional profundo que el pueblo tiene en los paises de gran
antiguedad historica. La duena de la po- sada, a quien nos hemos referido repetidas veces en
nuestro estudio sobre Bermillo, fue, asimismo, una informonte franca y concienzuda. Aporte
de estas cinco personas, entrevistamos a muchos Icd^radores, artesanos y pequenos
comerciantes, con quienes alcanzamos fdcilmen- te a estoblecer una cordial amistad.

• • •

Sorprende desde el primer instante la gran extension del campo que cubren las "cortinas". En
todas las demds comunidades de Soya- go las "cortinas" ocupan solo una parte de las tierras,
las que rodean al niicleo urbono. En La Muga, casi todo el termino estd "quinonizado" y
cuidadosomente cercado. Nuestro amigo, el comercionte, calculaba en una suma oltisima la
cantidad de energia que se habia gastado, "inutilmente", en acortinar las tierras propias.
"Tenemos que tumbar- las pronto —nos dijo— porque traeremoa tractores y las piedras que
tanto sudor ban oostado nos servirdn de estorbo. Asi es el egoismo humano".

La Muga estd a 5 kilometros bacia el NE de Bermillo. En 1923, se- gun el libro de Ballesteros,
tenia 848 habitantes; el ultimo censo de 1960 le osigna una poblacidn menor: 844; pero seguia
ocupando el quinto lugar, despuds de Fermoselle, Pereruela, Almeida y Bermillo, en el Par-
tido de Soyogo.

El aspecto urbono mostraba una mayor dispersion que el de Ber millo. Las tierras cercados y
sembradas que seporobon las agrupacio- nes de casas eran mds numerosas que en
Bermillo. La iglesia queda- ba al extreme norte del nucleo urbano, sobre el lomo de una
suave colina que ocupa el pueblo. La colina, por el lado del camino a Ber millo, concluye en un
pequeno rio orillado de drboles. Del rio bacia el este se extiende un campo muy llano no
sembrado; es el campo fe rial. Una fila de grandes cruces de piedra se muestron en el limite
del campo municipal que sirve para la feria y, bacia el O., otras cruces de la misma piedra
oscura cd^ren el camino que comunica el pueblo con Tudera y otras comunidades pequenas.
Las calles no siguen ningun trozo preconcebido; ondulan entre los sembrados; muebas de ellas
son ciegas; formetn un IcdDerinto. Las ca

La s Comunida des d e Espa n a y del PERtj 257

sas muestron el mismo tipo de orquiteclura que las de Bermillo; algu- nas tienen muros de
apariencia ciclopea; la mayoria estdn enlucidas de borro y encaladas. Muy pocas casas bay de
dos pisos. El frontdn para el Juego de la pelota es grande y el campo forma una pequena
plaza.

Pero La Muga tiene una apariencia mds rural que Bermillo; las ofidnas publicas, proplaa de una
capital de Portido, y el comerdo, son mds numerosas y de mayor cuantia en Bermillo, excepto
el establed- miento de P. R., de La Muga, que ocupaba una esquina de la plaza y que ofreda
toda close de mercaderfos, desde productoa alimentidos hasta berromlentas. Una diferenda
slgnlficativa existfa, sin embargo, entre P. R. y los comerciantes importemtes de Bermillo. P. R.
concurria a las ferias como cuolquier "ambulante" y alqullaba un puesto, espe- clalmente para
la venta de berromlentas. Los com.erdontes de Bermillo considerabcm esta forma de venta
como "indigna" de su condidon.

En La Muga bay tres "Cafes" grandes. Despues de las seis de la tarde, y los domlngos y dfas de
fiesta, mafiana y tarde, todos tienen una concurrenda abundante. Resulta muy difidl
consegulr una mesa Itbre. Los vednos se slentan, por supuesto, junto a cuolquier ctro la
brador, aunque, cuando van en grupo prefieren ocupar una sola mesa. El mds grande de los
cafes tiene dos solas, una en el piso alto y otra en el bajo. Resultoba sumamente agradable
permonecer charlando en es- tos locales con cuolquier vedno. El amblente era de gran alegria.
Al- gimos labradores jugaban al domind o a las cartas, y podfa sentirse, desde el primer
instante, la ousenda de Jerarqufas entre los concu- rrentes. Poreefon unlformados, como en
las comunidades de Indies del Perd, por la semejemza de los trajes, en forma, color y calidad.
Fre cuentemente, vl al mddico beber con los vednos y redblr un trato igual que el de
cuolquier labrador.

En La Muga todos son comuneros vecinos, salvo los criados que, como en Bermillo, ocupan un
lugar inferior, y en La Muga, el numero de criados es algo mayor.

TENENCIA DE LA TIERRA ANTES DE LA "OUmONIZACION"

No pudimos conseguir Informaddn exacta acerca de la extension de tierras propias y de las


comunales. Begun L. G. y A. M. mds de las ires cuartas partes del termino eran comunales. El
comun de La Muga era mds grande que el de Bermillo; "tenfa dos compos inmensos con vo
iles, fuentes y tierras de sembrar y una dehesa muy grande y buenfsi- ma, "Sobradiilo de las
Garzas". L. G. explicaba el origen de esta ri- queza norrando una leyenda: 'Xa Muga se llamd
en realidad, bace muchfsimos anos, y durante un tiempo, "La Muda", porque tres pueblos
258 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

diezmados por la soma se "mudaron" al nuestro; esos pueblos fueron: El Curtido, El Villar y El
Sameo. Del Sameo quedo s61o una mujer y ella trojD a La Muga la pertenencia de todo el
termino de su pueblo".

Las tlenas comunales estahan dividtdas en dos seclores: el T4rmi- no Municipal y la dehesa
de "Sobradillo de las Garzas".

El Termino Municipal era "proplomente" el Comun y el nuis vasto. Todos los vecinos recibion
una porcela onual en las tierras de oror; se llamobon "Portillas" a esas parcelas. Pero
"los voiles, que eran lo mejor del comun no se repartian; estaban destinados para el gona-
do; no se orobon". Como en Bermillo, el reparto se hacia "a la suerte" y nadie podia sober en
que parte le tocaria su "Portilla" en el pr6xi-

mo aflo.

''Sobradillo de las Garzas” habia sido comprada por los lobradores a "unos monjes", en el
tlempo de los abuelos de L. G. Los comprado- res, que fueron los ricos, solo adquirieron el
derecho de propiedad "por una vida"; luego esas tierras ingresoron al Comun. El termino y
"Sobradillo" estaban divididos en tres hojas; las tierras se araban y sembraban por terceras
partes, coda tres anos. Las parcelas de "So bradillo" se llamaban "El cuorto".

"Fernandiel” fue una dehesa que pertenecia al Marques de San Felices de Aragon que residia
en Madrid. Los lobradores tomaban, voluntariamente, una porcela en la dehesa y pagaban por
ella una "renta". Cuatro vecinos estaban encorgcados de llevar anualmente la renta y se la
entregaban a Don Carlos, el Administrador del Marques. A pesar de que la dehesa tenia un
propietorio, los vecinos la conside- roron siempre como que formaba parte del comun, porque
era porce- lada por el mismo "quihonizador" del Municipio y la "renta" que se pagaba era "una
miseria".

Aprovechamiento de las tierras. Ficos y pobies.

Nuestros dos informantes prindpales, que eran lobradores ricos, afirmobon que el
aprovechamiento de las tierras commiales era muy desigual. Los pobres no sacaban provecho
de las tierras de pastes por que no tenian ni podian tener ganado; tampoco oprovechoixm bien
las de orar, porque no teniendo vacas no las podian ctrar como era debido. Asi se quedaban
siempre pobres "sin esperanza de mejoria" y los ricos tampoco lo eran tonto como ohora,
porque lo que producia la tierra no valia "gran cosa": centeno y malas potatos. Ganado habia,
sobre todo ovejos, pero tampoco valian mucho. "Asi y todo, entre un rico y un pobre habia
una diferencia ton grande que, despues hemos compren- dido que de veros era una ofensa a
Dios".

Era el tiempo de los piojos, de los colchones de bdgalo. No ae co- nocia el trigo. Las tierras del
comiin produdon coda vez menos, porque

La s Comunida des d e Espa n a y del Per u 259


nadie las cuidoba, puesto que nadie sobia si la misma porcela le iba a tocar o no al ano
siguiente.

Los pobres ondoban muy mal vestidos, "un traje de pano pardo que

ellos mismos tejian ies duraba hasta que se les caia del cuerpo. Los ricos teniamos coboUos;
con la venta de unas dos vacas podiamos dis- poner de dinero en tal cantidad que era el
asombro de los pobres. Nunca un pobre podia ospirar a formar parte del Concejo, porque para
serlo habia que vestirse como "era debido" y un traje de esa calidad no la comproba un pobre
ni con diez anos de sus ingresos".

Una sola tabema existia en el pueblo, y el Concejo tenia que pro- tegerla. La mayor parte de los
negocios se hacian "cambiando los pro- ductos, porque el dinero era muy escaso". No existia
ningun cafe ni tienda de comercio. En la tabema vendion sol, azucor, tobaco, velas...

Lo demos habia que comprarlo en Bermillo.

"No trotobamos mal a los pobres; los considerdbamos igual que a nosotros; pero ellos, aunque
orgullosos, estaban opretados por la miseria. Comian y dormian como perros. Tuvieron razon
en alzarse y los ricos se ofuscaron, seguramente porque aai convenia"; afirmo L G.

No todos los pobres podian comprarse una capo de inviemo, por que la hacian maestros que
no tenian labranza y cobraban su trobojo en productos. Los pobres no disponian sino de lo
necesorio para no mo* rirse de hombre. "La libra de temera que se consumia en la tabema,
frita o asada, costaba cuatro perras (20 centimos); si al tabemero no le permition porticipor
en el consume, cobraba un real (25 centimos)”.

Los ricos mandobon pastor su ganado con criados. A. M. recuerda que habian lobradores que
tenian hasta 800 ovejos y en los voiles "po dia verse, como una gracia divina, miles de ovejas".
Tambien se con- trotoban criados. entre los pobres, para porqueros. "En /in, habia mas y no
habia*', concluyo por decir el onciano L. G. "Porque todas esas riquezas daban muy poco
dinero y eJ rico no era verdadero rlco y el pobre no podia ser mds pobre".

Dos partidos politicos rivales dividian al vecindario: el Conser- vador que tenia por cabecilla a
los Garxote y el Liberal a los Marino. "La unica diferencia que existia entre nosotros —
afirmoba L. G.— era que ellos, los liberales, eran republicanoa; y nosotros, mondrquicos; pero
en todo pensdbamos igual. Ellos se hacian llamor el partido de los po bres, pero tenian mayor
mimero de ricos que nosotros”. Uno de los vie-

jos Marino convino en que esto era cierto.

Los metodos de la politico eran exactamente iguales que los de Ber

millo. Las normas morales tambien eran las mismas. Lo que diferencia- ba a las dos
comunidades era que en La Muga la lucha se desencodeno entre gmpos sociales formalmente
iguales, aceptados y tenidos como iguales, por ambos bandos, pero que estaban radicalmente
diferencia-

260 Jose Ma r ia Ar gu ed a s
dos por la economia: labradores ricos y labradores pobres. "Hasta que a los pobres les salio
un cobecilla muy listo, de mucho seso y va- liente, Ramon Iglesias, que en paz descanse,
aunque iue gran enemigo d© mi padre”, declare L. G. solemnemente. M© parecio percibir en
©i tone de su voz xm cierto dejo de sorna, cuando dijo ”qu© en poz des canse''. Le pregunte,
eritonces, cuai habia sido al final d© la suerte de Iglesias. "Fue trdgico. No lo merecia, creo",
contesto ©1 anciano con el mismisimo tonillo rarament© jocundo ^

En su pequefio libro "Costumbres Comunales d© Aliste", que he- mos citado, ya Santiago
Mendez Plaza describe un cuadro muy seme- jante, en ciertes aspectos, al de La Muga no
quinonizada. P©ro ©n Alis- t© no existia propiedad privada alguna. Todas las tierras ©ran
comima- les. Hacian de ricos las autoridades oficiales, que se aprovechan de su poder para
exaccionor a los comuneros, y los prestamistas que ade- Icmtaban dinero con intereses
leoninos. Todas las deudas eran cobradas

©n productos y a la hora de la cosecha. No habicm tiendas de comercio. La aparicion de la


propiedad privada se produce en Aliste, despues de la monumicion y por obra de estos
prestamistas y burocratas. Aliste era un feudo qu© pertenecia al Marques de Alcanices. Muy
pronto surge

©n las comunidades d© Aliste una lucha ©ntre pobres y ricos, todos la bradores.

Un hecho singular es necesario destacar con respecto a La Muga y Bermillo: ninguna persona
anciona recordaba qu© las comunidades hubieran tenido dificultades con propietarios de
dehesas en Sayago. No hubo luchas ©ntre las comunidades y los aristocratas terrotenientes.
Ya en otro capftulo tratomos de ©xplicor est© hecho por la ©xtremada pobreza d© las tierras
de la zona. Cuando los labradores ©stuvieron

©n condiciones de compror las dehesas, sus duenos no tuvieron nin- giin inconvenient© en
venderlas, y en 1958 no existia una sola. En cenn- bio, en otras regiones d© Castilla y
Extremadura, las comunidades, que fueron muy ricas, acabaron por ser desmembradas ©
invadidas por los grondes propietarios. "La Comunidod y la Tierra d© Segovia”, d© D. Carlos
d© Lecea y Garcia, publicada en Segovia ©n 1898, contien© una dromdtica historia d© como
la gran Comunidod y Ti©rra de Segovia

1 Despues del triunfo de los pobres, Ramdn Iglesias fue nombrado Se- cretario del
Ayuntamiento. Se desempend al^nos afios con eficiencia. “Na- die lo hubiera creido”, afirmo
L. G., pero delinquio “casi sin necesidad, por- que el hombre estaba bien y muy considerado”.
Altero las medidas de los “quintos” (reclutas). Ley6 en el local del Municipio las medidas
verdaderas, pero apunto otras falsas para librar a algimos mozos que lo habian sobor- nado.
El Alcalde descubrio el delito y lo demmeid. Lo juzgaron y condena- ron a treinta ahos de
prisidn en algun lugar de Africa, de las posesiones de Espaha. Ahos despuds consigiud que le
permitieran mandar por su esposa e hijos. Y no se supo nada mas de dl. Llegd el rumor no
confirmado, pero probable de que habia muerto en la prisidn. La pena que le aplicaron fue
considerada por todos en La Muga, aun por sus enemigos, except© un co- merciante, como
excesiva.

La s Comunida des d e Espa n a y del Per i ; 261


o la Universidad d© la Tierra, lue liquidada ©n varies siglos d© sucesi- vos despojos por los
reyes de Espana qu© adjudicaron esas tierras a grondes sehores y a Congregaciones
Religiosas. Sayago estuvo prote- gida por su pobreza.

HISTORIA DE LA "QUINONIZACION"

En el ya citado libro de Lecea y Garcia encontromos nitidoraente

©xplicado ©1 origen de la palabra "Quihon” que significa en todas par tes d© Castilla y
Extremadura, lot© o porcela de tierra. Ya en el ©stu dio de Antonio Floriono, que tambien
hemos citado, sobr© el problema medieval d© la propiedad d© la tierra ©n Cdceres,
©ncontramos olgu- nos antecedentes no muy ©xplicitos sobr© ©1 origen d© esta palabra.
Nos importoba conocerla por la aplicacion que tien© ©n todas las co munidades d© Sayago;
pues, si bien las denominaciones locales de porcela son varias, la palcd)ra "quihon" ©s
generica y d© uso comun. "Para defenders© d© las excursiones d© los sorracenos ocultos ©n
los altos bosques d© Lozoya —die© d© Lecea y Garcia (Cap. IX)—, la co- munidad organize
una milicia de cien Jinetes de lanza, y los llamoron Quinones. Despues dividieron todo el
extenso territorio ©n cuatro cua- drillas, disponiendo —Ordenonzos de 1302— como
obligacion de los Caballeros de tener casa, fobricarla y poblor la zona "habiendo de sos- tener
caballo propio que valiese por lo menos 200 morovedis”. Estos se consfderoron despues
duehos de la tierra o quinones que les conce-

dleron”.

El Cabildo, la Peticion de los Pobres. El Juicio.

Durante un cabildo, cuando don L. G. tenia entre 24 y 25 ahos, el labrador pobre Ramon
Iglesias pidio qu© los ricos dieron alguna com- pensacion a los pobres por ”©1 mucho mayor
uso y oprovechomiento" qu© ©stos hacian del comun. Segun L. G. y A. M., Iglesias no tomo
ocuerdo previo con los pobres sino qu© hizo el pedido por su cuenta, a sabiendas de qu©
seria opoyado por todos ©llos. Y asi fue. Los la bradores sin hacienda lo oclamoron y exigieron
a voces que s© llega- ra a un acuerdo. Pero los ricos s© "ofuscaron". "Nos dimoa cuenta que

©n ©1 fondo eramos soberbios”, ofirma L. G. El Alcalde, qu© ©ntonces era el padre d©


nuestro informant©, dio una respuesta humillonte a los

jK^res:

"Si no t©n4is hacienda cortaos las narices © id vosotros a comer el

pasto con vuestros hocicos”.

Segun A. M., qu© pertenece a una fomilia politicament© rival, por tradicidn, d© los G., ©1
Alcalde que presidio aquel cabildo "era mds

molo que su propio apellldo”.


262 josE Ma r ia Ar gu ed a s

Los pobres, encolerizados y dirigidos por Iglesias, consultoron con un Procurador de Bermillo y
denundoron las tierras comunales. El Go- blemo atendio la solicitud y envio al Juez del Portido
a La Muga, pa ra que reolizora una inspecdon ocular. Con el mal consejo del Alcal de, los ricos,
en lugar de entror en razon y entenderse con el Juez, decidieron asustario. Y lo encerroron.
Rodearon la casa en que es- tuvo alojado y le hicieron un escdndalo, tocdndole latos y
cencerros. Como el Juez estaba resguardado por dos policias ormados, les ordeno que
disporaran al oire. Uno de los tiros vino a caer junto al coballo de imo de los ricos. El hombre
se "pego un susto de los grandes, y huyo". Todos los ricos fugaron. Asi el luez se llevo una
impresion peor de los ricos, “peor de lo que eran". Y el Gobiemo fallo a favor de los pobres.

La "quinonizacion" del Comun

£1 Termino fue dividido en mds de 150 quinonea Cada lote se ta- s6 en 50 duros, 250 pesetas.
Lo vendieron primero en tres partes; fue- ron los compradores seis vecinos ricos cuyos
nombres citoron. Estos a su vez los vendieron a todos los pobres que pudieron compror lo-
tes. "No les valid mucho a los pobres ganor el juicio, porque la mayor parte de ellos tuvieron
que vender sus lotes a los ricos, porque no te- niendo hacienda no podion trabojarlas". Los
ricos acumuloron mds tierras y los pobres se quedaron con im pequeno capital. El Gobiemo
se beneficid con el valor integro del comun. Como era una suma alto, asignd al Municipio ima
subvencidn onual de 2,000 pesetas que cum- pUd en pagar durante muchos anos.

Ouiiionizacidn de Sobradillo

Como los pobres estobon "envalentonados” y no hobfon sacado gran provecho de la


quihonizacidn del termino, solicltaron la de la dehesa de Sobradillo de las Garzas. Los ricos se
opusieron nuevomen- te. Esta vez se fundoron en que no se accederia al pedldo, porque la
dehesa no hobi'a pertenecido originariamente al comun y era propie- dad del Municipio. Pero
tombien en este juicio gonoron los pobres, y la dehesa se lotizd. Fue el "quinonizador" de
Sobradillo, "un tol Do mingo Felipe, el mismo que qulfionizd el Tdrmino. Era gran conocedor de
todos las tierras de La Muga". Como se supo la decision del Gobier- no a tiempo, todos los
mozos del pueblo se casaron, aun los que no hobfan alcanzado edad necesaria para el servido
militor, porque loe solteros no tem'an derechc a redbir tierras del comun.

La s Comunida des d e Espan a y del Pe r u 263

El Gobiemo no percibio nada por los quihones, por que Sobradillo era propiedad que el pueblo
habia adquirido; se pago unicamente 35 pe setas por cada lote, para los gastos del juicio.
La quihonizadon de Sobradillo fue un rudo golpe para los ricos. "Era y es la mejor tierra de La
Muga —ofirmo A. M.— Sus valles eron como la gloria de Dios —y se quito el sombrero—. Y ohi
estan, ounque no lucen como en su prindpio. Porque entoncea, cuondo era del Co mun, 10 6
12 peoros de mil cabezas de ovejas, oporte de muchas otras mas pequenas, se montenian
de los voiles... Ahora no hay ovejas ni hay pobres en nuestro pueblo".

La compra de ia dehesa de "Fernandier

Los pobres dejaron de serlo con la adjudicaddn de las tierras de Sobradillo. Aun los mds
desvalidos tenian ya un pequeno capital ob- tenido con la venta de los lotes del termino. Los
quihones de Sobra dillo no fueron vendidos sino por contadisimas personas. Los demos ad-
quirieron ovejas a bajo precio, luego las vendieron en otros mercados y pudieron compror
vacas. Los ricos se vieron obligados a deshacerse de sus ovejas p>orque, cerrados los valles de
Sobradillo, no tenian donde montenerlas. Tampoco ellos quedaron muy descontentos, porque
luvleron la oportunidad de compror mds tierras a bajo precio. Todas las tierras, ya propias,
recibieron el cuidado esmeradisimo de sus due- hos, especiairaente de los pobres. Y
alconzoron a producir el triple que antes, que nadie las cuidaba. Empezaron a sembror trigo en
lugar de centeno. "Y el trigo dio. No lo creiamos, pero credo ante los ojos de Dios y de los
vecinos que no cabiamos de feliddad. |Y cosechamos trigo en la misma tierra que antes solo
producia centeno ccKia vez mds

malol"

Entonces los vecinos, ricos, y ex-pobres, decidieron proponer la compra de Fernondiel. El


padre de A. M.. fue comisionado por la Comunidad para solicitor al Administrador, Don Carlos,
que interce- dlera ante el Marques para que aceptora vender la dehesa. Se ins- cribieron 192
labradores para pagar el costo de la dehesa. El Marques accedio, y sehalo el precio de 55,000
duros. Los vednos aceptaron sin discutir este precio, y los mismos cuatro labradores que le
llevaban anualmente la "renta" de Fernondiel. le entregaron el dinero al Admi nistrador. Los
labradores jamds vieron al Marquis.

"Esa tierra es buenisima, sehor —exclamo don A. M.—. La puede Ud. ir a ver, es ima bendidon.
Solo cuatro lotes de aquellos 192 valen mds que todo lo que s© pago por la dehesa". El dueho
no la conocia, ni el Administrador, que vino una vez al pueblo y no posd ©n La Mu ga sino una
noche, alojado en la mejor casa del pueblo.

264 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

Con la adquisicion de 'Ternandiel'' todas las tierras de La Muga se convlrtieron en propiedod


d© los vecinos. Un nuevo periodo d© la historia d© la comunidad se inicio.

Quedaron unicamente algunos trozos pequ©nos de tierra comunal, que no fueron


quinonizados porque se reservoron para las necesidades del Municipio. El Ayuntamiento los
doba en arrendamiento, mediant© remote publico. Hacia pocos anos que hobian lotizado el
de mayor ex tension y lo vendieron. Con ©1 dinero recaudado construyeron el nuevo local de
las escuelas y el del Ayuntamiento. Pero aun quedan algunas tierras cuyo arrendamiento se
remata, y un pequeno valle que se ©n- trega anualmente al dueno de los Sementales del
Pueblo, por los servi- cios que presto. Ademds, hay una gran era comunal para la cosecha, y
ctras mds pequenas.

CONSECUENCIA DE LA QUIn ONIZACION

EN LA ECONOMIA Y LOS VALORES

Inhrme y juicio de aos campesinos.— Pregunte al labrador A. M. si la situacion general del


pueblo y de los vecinos era niejor antes o despues de la quinonizacion. A. M. pertenece deade
sus abuelos al gru-

po de los ricos.

"Mucho mejor despues. jQue val", contesto muy energicomente.

Le pedi que especificara hosta donde le fuera posible los hechos con los que podia
demostrorae io que afirmaba ton rotundamente:

"Antes no se comia pan de ftigo —me diio— sino pan negro. No

se podia imaginor que alguien se dedicara a la ponoderia. Todos ha- ciomos nuestro pan.
Ahora hoy dos panaderias, y bien grondes. No se comia come; no se tomoba vino; no corria
dinero. Eron todos pobres o como pobres. Las tierras producian poco y mal; no las cuidaba
na- die, porque no eron suyas y se entregabon solo por un ono. No las obonobon nunca. Ahora
guordan todos el estiercol para obonor sus pertenencias; han construido albahales para que
escurra el agua sin lavar la tierra. Antes el agua se llevoba lo mejor del jugo del suelo”.

Chorldbamos en la calle. Me llevo del brazo hacia una pequena cortina cuyos muros dabon a
la calle: Mire usted —me dijo alli Mire esa yerba, de flor morada; parec© que hubiera
sido sembrada y cultivada, porque reina en esta finca. Y sin embocrgo es yerba mala; no
sirve ni para los cerdos ni para las gallinas, ni para nodo. ^Por que sehorea aqui? Porque
los duehos estan desovenidos, no se sobe a quien va a pertenecer. Pero cuondo se deslinde y
se adjudique esta cortinica a un amo; el la cuidord, la abonard jY vera usted lo que pro duce!
Asi era la tierra del termino. Doha centeno pudiendo producir trigo; nadie la abonaba y ano
tras ano iba perdiendo su fuerza .

Esta era ima reflexion sencilla que me permit! exponerla ante los vecinos de Bermillo, sin que
la tomaran en cuenta: "Aqui todo Cristo re- cibe su tierra por un ono y asi serd hasta que el
mundo se acobe... ”,

me contestd uno de ellos.

Recordando como muchos pobres se vieron obligadog, q vender

sus lotes pregunte a mi buen amigo. Pero ahora hobra mas labrado-

266 Jose Ma r ia Ar qu ed a s

res pobres, puesto que ha desaparecido el comun y muchos pobres tu- vieron que vender sus
quinones".

lOue va, sehori —exclamo con entusiasmo— Cuando mi padre

que en paz descanse, era Alcalde, recibio una orden de iniormor cuctn- los pobres de
solemnidad habian en el pueblo. Y como respondio que s61o ties, se persiqnaron".

Aflrmo que en ese ano de 1958, unicamente diez vecinos podian aer considerados como
pobres en La Muga, porque no tenian cosa pro- pia ni UerrjM y el Ayuntamiento pagaba al
Medico la "iguola" por to- dos eilos. "Pero estos diez son rogados para trabaiar poixjue no hay

peones en el pueblo. Estamos temblando los ricos —dijo; era el roes de mayo— con la siega
que se acerca. ^Donde conseguiremos jornaleros? Si no vienen a ofrecerse cuadrillas de
Fermoselle, vamos a vernos en las negras... Aqui no hay pobres y hoy ricos”.

El capital antes y despues de la quinonizacion.— El mismo A. M. recordo que hacia unos


cuarenta ahos, cuando au padre era Alcalde, recibio la orden de informor cudntos vecinos
olcanzabon a un capital de 50 mil pesetas, considerando las propiedades y la hacienda. Y s61o
pudo contarse a 10. Ahora todos los vecinos poson de ese cc^ital y seguromente mds de diez
poson de los dos millones”.

L. G. aiirmo que anies de la quinonizacion La Muga no se diferen-

cioba en nada de Zafara, Tudera y Villamor, y que ahora hay mucho dinero. Que las ovejas
habian diaminuido pero que las vacas crumen- taron mucho y son ellas la verdadera riqueza.
Y tambien el comercio, los cafes; todos los negocios. jAntes La Muga era como Tuderal".

Tudera es una comunidad vecina a La Muga, y mds pequeha. Pre- guntd a L. G. y a vorios otros
vecinos, como, encontrdndose tan cerca, Tudera, Zafara y Villamor, no habian seguido el
ejemplo de La Muga: "Porque en esos pueblos no hay pobres ni ricos. No hay maldad",
afirmo A. M. "Porque los pocos ricos, que no io son, no tuvieron oca- sion de ofender a los
pobres", dijo, L. G.

Luego, conto, citando los nombres propios, el numero de criados que habian en toda la
comunidad, y llego a citor hasta trece. "No hay mds , dijo. "Todos los otros tienen labranza".
El Comerciante P. R., en discrepancia. Poseia una trilladora, la lini- ca del pueblo; era imo de los
hombres que mds cortinas poseia en los tres sectores tradicionales del tdrmino: en el antiguo
Comun, en Sobra- dlllo y en Femandiel; ademds, era dueno de la Uenda comercial mds
importonte de La Muga y una de las meior surtldas de Soyogo, ex- coptuando las de
Fermoselle. Pero, ya lo anotamos en pdginas ante- riores, P. R. vendia tambien en las ferias
de todos las comunidades. Era probablemente el hombre mds acaudalado de La Muga, el de
ma

La s Comunida des de Espa na y del Per u 267

yor iniciatlva y el mds emprendedor. No era mal visto; los vecinos no dejcdxtn de admlrorlo.
Era tm astuto comerdonfe.

"La quinonizacion trajo un mal grove —afirmo— Trajo la desapa- riddn del ganado lanar y el
mayor costo del sostenimiento de las va cas. Antes era muy fdcil montener el ganado vacuno
y no costaba na da el del lanar. Ambos ganados se echaban a los valles; ahora hay que
darles de comer con las manos, como es /ama que en La Muga se hace”.

Aceptd que hobfa aumentado el rendimiento de las tierras pero di

jo que se hcdjian perdido miles de metros con la construccidn de las cortinas. "Era triste ver
afanarse a los hombres y perder sangre en le- vantar las cortinas. Querian tener su cortina, su
tierrita cercada. Sino. no les parecia propia". Le expllque que se tratcdxi de una aspiracidn
j>erfectamente 16glca, que las "cortinas" por ser tales costcbon mas que el oro en casi todos
los pueblos". "Asi es, respondi6; pero ahora han em- pezado a entender que no eron
Indispenscbles, que nos van a estorbor y nos han quitado la tierra. No podremos utllizar
mctqulnas con esos mi- llares de cercos que obstaculizon los compos llanos". Le objet4,
recoidan- dole que si los pobres no hubieran levantado los muros habria sido difi- cll guordar la
tierra de la invasion del ganado y convertirlas en tierras de oror o conservorlas para uso
individual. Y que la prosperidad no ha bria alcanzado a toda la comunidad.

"Eao no —^replic6 el comerciante— Ese es un pensamlento simple. El alto costo de los


productos hcbria venido igual, lo mismo que la cd>un- dancia del dinero y del ganado que es la
riqueza bdsica, y ella se hu- blera mantenido con menor costo y el ovejuno no hcdjna
desaparecido .

Me cost6 no poco esfuerzo demostrorle que la capacidad productiva de la tierra se hcdsia


logrado como consecuencia de su quinonizacidn; que loa propios labradores ricos asi lo
ofirmoban y probaban. Y que sin ese hecho no se habria conseguido aumentar la capacidad
adquisitiva

del comunero.

"Es derto —dijo el comerdonte— Creo que los pobres solieron ga-

nando, ounque su cobedlla murl6 en el presidio". Le record^, entonces, que los ricos tambl4n
hcd^fon ganado mucho, puesto que pudieron adqui- rlr tierras a bojisimo costo, tonto por la
compra de quinones que les co- rrespondieron en la misma proporcion que a los pobres como
porque pu- dierem comprar otros mds a los pobres que no tenian como labrar sus
lotes.

P. R. no se deio convencer con este argumento. Acepto que los ricos

hcbfan comprado algunas tierras, pero que despuds nunca mds pudieron mcmtener la misma
coniidad de ganado. "Nos tuvimos que hacer cargo del sostenimiento de nuestra hadenda
que antes era allmentada por el comun". Sin embargo no pudo menos que aceptor que su
tienda no ha-

268 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

bria podido ofrecer la cantidad de obietos manufacturados ni tonto sur- tido d© toda close de
productos si los lobrodores s© hubieron monienido oI nivel de los d© Tudero o Zaforo y oun o
los de Bermillo. "Solo los idio- tos no son propieiorios en La Mugo —concluyo. Y si no hubieron
gonodo los pobres quiz6 no hobn'o obierto esto tiendo pero [cudnto hacienda ten- dria y
cudntos millones representorian ©se ganadol Ahora tengo que ir a las ferias a vender. Y no
es que me guste. Pero traere tractores y las coriinas tendran que desoporecer".

La diferenda notable que observamos enfre la actitud de los labra- dores ricos y la del
comerciant© respecfo d© la qulhonizadon correspon- de a la diferent© formaddn e ideales
©ntre los unos y el otro. El comer- dante representaba el capitalista modemo tipico, de muy
pocos escru- pulos morales. Su rencor por Ramon Iglesias, el lider d© los pobres, sobrevivia
casi ©ncamizadamente. Calculaba que sin la quihonizacion las decenas de vacas y los millores
de ovejas que hubiera podido criar habrfan constitui'do una fortuna, mientras que ahora
debia montener a las vacas ddndoles de comer con la memo y granos que se ha sem- brado
tamblen con la mono".

"Tenemos todos un h'mite para la crianza de vacos —afirmo con mu- cha omorgura—. Y ni
siquiera podemos esperar que crezean lo sufi- ciente. Debemos venderlas muy tiemas, porqu©
no podemos montener- las hasta que crezeon. El gobiemo ha prohibido quo ©1 ganado
vacuno

sea sacrificado a tan poca edad, pero ^como puede cumplirse esa or- den si^ al mismo Hempo
no nos dan el pienso para cumplir con lo orde- nado?". Luego, mirdndome detenidamente
exclamo: "Los pobres gana- ron, algunos ricos se hicleron mds ricos, pero como buen sayagues
el vecino de La Muga sigue siendo ovoro y gasta muy poco. Los que tene mos actividad no
podemos crecer en este pueblo sino hasta cierto limi- te. Nadie mds vend© una cortina aqui,
oun cuando se 1© ofrezea todo el oro del mundo".

Los otros vednos, A. M. y L. G. pensabon como campesinos. Les comolada que en la comunidad
no hubiera pobres y les inquietoba me- nos ©1 limit© que, en las circunstoncios del
momento, habfa en la comu nidad para la acumuladon ilimltada d© capital. Ademds, no todos
los vednos ricos eron partidarios del empleo de las mdquinas. Buena par te d© ©Ilos, y^casi
todos las muieres, conslderaban a la mdquina como un invento mas o menos infernal. "Dios
nos ha dado monos pora traba- Jar y ©lias son sufidentes". Pero el emprendedor comerdonte
P. R. tenia sus partidarios. Y se habfa iniciado una corrient© de descontento contra las cortinas
y la aspiracion por ©1 empleo d© tradores.

7n/orm© y fulclo de una vecina sin fierras


Ya hemos dtado varias veces en nuestro estudio sobr© Bermillo a la duefia d© lo posada
de La Muga. En este pueblo, como en Bermillo,

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 269

habfa, ademds de la posada de arrieros, una pension de mds catego- ria. Nosotros estuvimos
todo ©1 tiempo alojados ©n la posada. Como

©n la de Bermillo, aquf vem'an a alojarse los "troperos", el esquilador y los "ambulantes".


Todos los que iban a Bermillo pasaban despues a La Muga. La duena de la posada no tenia
tierras; era considerada co mo una mujer pobre, a pesar de los ingresos que percibfa de sus
hues- pedes. Los "troperos" y "ambulantes" solo pagc4>an ima peseta por el sitio que
ocupaban ©n el "altillo" de la casa; muy rara vez llega- ban alojados que necesitaban comas y
alimentadon. La senora haefa "algun negocio" unicamente los dfas d© feria, una vez al mes.
Ella se consideraba, a sf misma como muy pobre y el vecindario tambien, por- que tenfa en
cuenta que debfa alimentar a una hija y atender los gas- tos de im hijo incurable que estaba
recluido en un hospital de una dudad leiana. Y, sobre todo, porque era viuda sin tierras ni
hacienda. Ya la presentamos como una mujer de un cordder acerado; dolo-

rlda pero no amargada; alentada muy firmement© por una resignacion

©ntre reflexive y rellgiosa. Se habfa visto obligada a ser muy prddi- ca; su propia situadon la
induefa a iuzgor a las personas; debfa ©star constantemente atenta al modo de ser d© coda
vecino. Los conoefa a todos, y habfa concluido, luego de su largo experienda del grupo so cial
©n que vivfa, que de Dios debe esperarse muy poco o cast nada; que la ventura y la
desventura es obra de los hombres, pero que "se- guramente al ser humano lo hizo Dios”. Y
esta ofirmacion la expresa- ba con un tono d© p>esimismo muy poco disimulado. La alentaba
el ejemplo del cura de la poiroquia, qu© era caritativo y energico a la vez, autoritorio y
generoso. El cura protegfa a la hija de la viuda con pequenas proplnas.

Esta senora contemplaba la comunidad de los ricos como un es- peddculo ojeno © indeseable.

"S© pueden motor por una cortina, si llega el caso —ofirmaba con cierto frfo menospredo—
S© vuelve mala la gent© con la mucha ha- denda y las cortinas; ©1 "personal" (la gent©)
olvida a Dios y al delo y ni qu4 decir a los padres, hijos y semejantes cuando hay una cor
tina qu© ganar de por medio. No, no ©ran asf antes. Me acuerdo de los tiempos de mi padre.
Entonces habfa caridad y auxilio. Ahora coda persona no v© sino lo suyo y ambidona lo
ajeno, d© dfa y d© noche, a toda hora. Yo lo veo, sefior... Y hasta me tronquilizo de no tener
hadenda".

Yo 1© advierto que en Bermillo ocurr© lo mismo. Qu© alld, sin la

posesion de una "cortina", propia o orrendada, la vida no es posible. Y todos ambicionan


poseer tierra propia.

"Ya lo s4 —me contesto— Pero aquf son muy pocos los que no tienen tierras propias, aunque
sea un "cacho" d© cortina".
270 Jose Ma r ia Ar guedas

Le obsenro, entonces, que en combio, en Bermlllo, todos pueden disponer d© la tlerra


comimal:

"lEs por ©sol —©xclamo la senora con im lev© tono de vehemen* da, porqu© habloba muy
templadamente, conform© a su cordcter y con- ducta. Ha d© s©r por ©so. Aqui los vednos
tienen ©I coraz6n agrio, pero mds los qu© tienen mds... jAl reves de los tlempos pasados,
cuondo hobfa mds pobreza! Yo I© digo qu© lo qu© se hlzo para meioror trajo la maldad, la
©nvidia. Ahora hay menos pobrea qu© antes, mucho me- nos. Todos tienen; dnicament©
"golfos" o "artistas", como Homan a los artesanos, no tenemos. Ml hiio ©s "golfo" porqu© es
zapatero. Nos 11a- man asf porqu© no tenemos lcd>ranza. y los dfas d© cosecha, todos s©
van ol campo a trcdxtiar y ©n ©1 pueblo no quedan sino los ortesano© sin tierras; por ©so
les dlcen "golfos", qu© ©s palabra d© menospr©- do. Pero ahora, ©1 qu© tiene mds, quler©
mds y la omorgura le vlen© d© es© sentimiento. iOu© se ha orreglado ©ntonces con la
"quiho- nizaddn"? En estoa dfas la hiia d© un "artlsta" s© ha casado con ©1 hljo de un rlco.
Est© "artista" no ©s como nosotros, tien© Icijranza, aun- qu© no mucha. Pero su hiia ha
mereddo ©I despredo, ©n publico, d© la madr© del novlo. Estuvo solo un instant© ©n la
"Enhorobuena" te- n(a qu© regalar ima colcha a su nuera ©1 dfa d© la boda. No tuvo va lor
para faltor a la costumbr©; pero fu© a la casa del "golfo" ©n la vfspera; 1© tird la colcha, cosi
a la cora d© la moza, y 1© dilo; "He v©- nido a traerte ©1 obsequio ahora, porqu© mafiana
tengo qu© ir a las vacas, y no tendrd tlempo".

La seUora no ©staba sola ©n la posada cuondo iba informdndome acerca d© estos aspedos
d© la vida del pueblo; hobfon llegado poco antes dos vednos. Elios asentfan con la cabeza
mientras la viuda ha- blcdxr, y ©stuvieron d© acuerdo ©n qu© la omargura d© la madr© del
mozo rico no se debia a que la novia fuera hija d© un "golfo" sino por qu© ©1 padr© no
posefa sino muy poca tierra. "Aquf una deshonrada se casa si su padr© tien© muchas
"cortinas", concluyo por dedr la se- fiora. "S© deshonra ©n La Muga s61o la moza qu© es
hiia d© pobres”. Los vednos tamblen ©stuvieron de acuerdo en ©sto. "No hay, usted lo verd;
no hay en ©st© pueblo la diferenda cristiana entre lo bueno y lo malo, verdaderamente.
Todo depend© de si el pecador es rico o po- bre. A1 rico nadie 1© achaca sus pecados, salvo
nuestro actual cura qu© no 8cd>©mos cuanto nos durorct. Hoc© poco qu© ©std ©n La
Muga y ya los otros euros s© han queiado contra 41. Pero aun lo qu© dice el mismo cura no
tien© el mismo valor que en otros pueblos. Aqui la badenda y las "cortinas", mandan; mds
qu© Dios mismo; hacen del mal bien y del bien mal. Y en La Muga hay mds ricos qu© en todos

1 El patr6n del matrimonio es el mimio que rige en Bermillo.

La s Comunida des d e Espa n a y dei . Pe r u 271

los pueblos do Sciyago ... Quizd por eso el comun no se ha roparlido

©n esos pueblos, ni Dios lo quiera..


Vuelvo a insistir en que esta mujer hablaba sin vehemencia, sin rencor excesivo u ofuscanie.
Parecia expresar con mucha energia y dolor sus experiencias, y dcscribia con objeiividad,
convinceniemente, un panorama evu"’ y sombrio., como ya lo dliimos, Su dascripcion, aun-
que cargoda de una len;plada pcs on, la trataba de fundamsnlar y de- mostrar con ejemplcs.

UNA COMPARACION ESPECIFICA

Las informaciones de los dos campesinos ricos, la del comercian’a prospero y de mentalidad
muy nioderna, de iipo capUalista, y la des- cripcion y juiclcs'de la senora pobre, dueha de la
posada, nos cfrecen elementos de juicio complementarios para un intento de estudiar los va-
lores y la dinamica de esta comunidad en que la lucha de pobres y ri cos, con el triunfo de los
pobres, Iransformo una tradicional y antigua comunidad castellana en una socisdad orientada
hacia el tipo capita- lista. Tratoremos de intentar este estudio mds adelante. En seguida. y
como una fuente mds objetiva aun, proporcionaremos una estadistica, comparada con la de
Bermillo, de la distribucion de la principal riqueza de La Muga: el ganado. Como en el caso de
Bermillo, no dispusimos d© tiempo suficiente para levantar un censo o catastro de la
distribucion y posesion de la tierra. Pero la propiedad pecuoria, en el caso de las co munidades
de la meseta de Soyago, ofrece un indice muy aproximado de la cuantia de la propiedad
individual de la tierra:

•Censo Pecuario de 1958 (Inscripcion Municipal)

Bermillo La Muga

Ganado vacuno............ .................... 503 696

Ganado lanar .............. .................... 4,774 3,685

Ganado caballar ........ .................... 28 46

Ganado mular ............................... 41 51

Ganado asnal .............. .................... 154 168

Ganado cabrio.............. .................... 9 2

Ganado porcino .......... ...................... 154 0

2. —Rentas del Municipio por concepto de arbitrios al ganado.

En Bermillo exisle un rubro con el titulo de: Pesetas “Aprovechamiento de los


pastes comunales” 105,000

Representaba este ingreso el 40% de la renta Municipal

272 Jose Ma r ia Ar gu ed a s
En La Mujfa no existe este rubro, La renta que se cobra por cada cabeza de ganado figura bajo
el titulo de “Arbitrios Municipales”, con la cifra total de 60,827. Pts., de esta suma corresponde
a

la cobranza por pago de posesion de ganado 60,135

Que repre.senta el 33% de la renta total del Municipio.

Pero existe una diferencia notable entre lo que cobra el Municipio de Bermillo por cxida
cabeza de ganado y el de La Muga, lo que es logico; porque Bermillo cobra por la aiimentocion
del Ganado en Jos pastos comunales mientras que el Municipio de La Muga impone un orbilrio
sin compensacion, puesto que todas las tierras son propics:

Bermillo La Muga

Por cada vaca ............................ 00 Pts 25 Pts

Por cada caballo ...................... 00 ” 25 ”

Por cada mula .......................... 60 ” 25 ”

Por cada asno ......................... 50 ” 25 ”

El ganado lanar 10 y 30 segun

el numero ............................. 10-30 10 ”

Asi se explica como La Muga poseyendo mayor numero de ganado, excepto el lanar, obtenga
una renta mucho menor.

3. — Distribucidn comparativa de la propiedad del ganado vaenno

Bermillo La Mnga

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 273

Esle solo cuadro ya refleja la diferencia notable entre ambas co munidades, tipo de diferencia
que serd confirmada por los cuadros sub- siguientes. Intentemos un andlisis que determine las
diferencia a que nos acabamos de referir.

— A pesar de que La Muga no tiene pastos comunales, el nume ro y la prcporcion de personas


que poseen ganado vacuno es mayor que el de Bermillo, debiendo tenerse en cuenta que la
poblacion ac tual de este ultimo, 882, es ligeramente mayor que el de La Muga, 874. Nuestros
informantes afirman que el termino de La Muga era y es de mayor extension que el de
Bermillo, pero el numero de propietarios de ganado de Bermillo es mucho menor que el de La
Muga; 81 a 170, el 46%; y la relacion entre los que no poseen ganado vacuno en una y otra
comunidad guerdon una proporcion bastante desfovorable para Bermillo, 81-61 (47% de
comuneros sin ganado vacuno) y en La Mu ga 170-46 (21% de vecinos sin ganado vacuno).

Y nadie pudo ofirmar que el Termino de La Muga tuviera el doble de extension que el de
Bermillo. Nosotros recorrimos cxisi en todas las direcclones ambos Terminos y encontromos
que la diferencia no era, en verdad, muy grande.

2^— Debe tenerse en cuenta, ademds, que las "vecindades” que en Bermillo se adjudican a la
casta de los "sehoritos" beneficia, sin excepcion, a los comuneros. La diferencia que existe
entre el numero de vecinos de Bermillo, inscritos en el Regislro Municipal, 142, con el de La
Muga, 216, arroja una proporcion de 60.5%, es decir que los co- muneros de Bermillo, son
apenas algo mds que la mitad que loa de La Muga, cuando la diferencia de poblacion total es
unicamente de seis

Propietario de una cabeza Propietario de 2 cabezas

”3

»* >» ^ i»

” 5

" ” 6

>» » Y w

" »» g »

>• » g »

" ” 10 ”

I’ ”11 ”

4 2

4 12

5 17

7 20

19 19

12 21

7 11

7 6

S 6
7 S

0 1

persOTias. Lo que significa que el numero de "senoritos" de Bermillo es bastante alto y, por
tonto, la cantidad de tierras que ceden a loa vecinos es indudablemente importante. Nos
conduele no hablor con ci- fras sino parcialmente acerca de este aspecto importante de
nuestro trabajo; sin embargo; los terminos no son por entero vagos y su impreci sion no es
tanta como penra no atreverse a tomor en cuenta los hechos

e intentor un andlisis:

a) Estas cifras, y las deduccionea que se hacen funddndose en ellas, porece demostrornos
que la contradiccion entre pobres y ricos debid ser en La Muga bastante mds grove que en la
que actualmente existe en Bermillo y muchisimo mayor que en las pequenas comunidades
colindantes de La Muga, como Zafara, Tudera, Villamor de la Ladre,

Y Villar del Buey.

Nosotros visitamos las tres primerds y enc^tramos que no habfa

diferencias notables entre las casas de los vecinos, lo que constituia un tRdlcio de la ofirmacion
de A. M. y de L. G.

274 JOs6 MAftfA Ar gued a s

b) La quinonizacion, al elevar el rendimiento de las tierras, espe- cialmente para la


produccion de granos, hizo posible en La Muga que Ips propietarios de ganado pudieran
alimentarlos "con la mono”. Y la propiedad de vacas se extendio a un 79% de la poblacion.

c) Otro dato pertinente es que del 21% de los vecinos, 46 sin vacas, de La Muga, 27
pcseian ganado de traccion (caballos o mulas), y dos, ganado lanar suficiente (mds de 21) lo
que reduce el numero de vecinos sin medioa de labranza o muy pobres a 14 o sea el 6.8% de la
poblacion de labradores; en tanio que en Bermillo, de los 61 vecinos sin vacas, unicamente 16
poseian mulas o caballos y 6 ga nado lanar en cantidad suficienie (21) para subsistir, 7.17, es
decir

que 39, el 27% nc tenia animalss de traccion ni ganado lanar quo les permitiera vivir libres
de la miseria o de la servidumbre, hecho que confirma de que, realmente en La Muga "hay
ricos y no hay pobres", pobres en el sentido de gente que estd obligada a subsistir
dependiendc de oircs. En Bermillo tampoco exists ia miseria extrema, pero sin duda que los
muy pobres lo sen bastante mds que los de La Muga, donde los duenos de muchas certinas
estdn siempre dispuestos a dories a "ms- dias" y aun a entregar el ganado y las tierras por el
sistema de "media- nero", formas de trabajo a las que nos referimos mds adelante. En Ber
millo, conseguir una "cortina" arrendada o contrertada a "media" era sumamente dificil, por el
mismo hecho de que contaba con una mayor poblacion de vecinos sin ganado y unicamente
con las muy empobreci- das tierras del Comun, mientras que la falta de criados o peones de La
Muga era tan aguda de los labradores ricos yacomodados se queja- ban amargamente de esa
deficiencia.

Si en La Muga una "cortina" valia muchc, en Bermillo valia aun mds a pesar de que el vecino
podia contor con su "vecindad” y la "por- tilla , porque ambas parcelas no le garantizaban
sino una debil cose- cha de centeno, y para subsistir necesitaba verduras, que solo produ- cion
los huertos propios, muy exiguos o inexistentes en la casa de los pobres y necesitaba de las
cortinas" en las que se sembroba petatas y Ingo. La vjda de los campesinos pobres dependia
necesariamente en Berrnillo, de la propiedad de los ricos o acomodados.

d) Asi, la mds vasta posesion de ganado vacuno y caballar. hecho que se hizo posible con
la quinonizacion de las tierras comunales, con- virtio en La Muga al labrador en un individuo
libre de angustias con respecto al porvenir, y permitio a los ricos proyectar la posibilidad de
cumentar el rendimiento de la tierra propia medionte la aplicacidn ds maquinaria y mejores
abonos. Pero al mismo tiempo, los vinculos co munales se habian debilitado; el afdn de lucro
y enriquecimiento era el movil principal que alentaba a los hombres; el corazdn de los veci
nos se "habia vuelto agrio";, la, riquezq era el valor predominctnte, q

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Per u 275

veces en tal grade que habia destruido muchos valorss tradiciondles considerados como los
mds respetables. Es decir que el "egoismo" de los emtiguos ricos se habia difundido y
agudizado.

Sin embargo, los viejos campesinos ricos no pcrrecicn estar profun- damente dominados por
este movil; los mds acaudalados se mostraron complacidos de que en su comunidad hubiera
desaparecido la pobreza, que todos, excepto 13 personas bien contadas, no tuvieron tierras.
Era probable, o seguro, que aun estos vecinos ricos, a la hora de disputorsa una cortina, se
"enfurecieran y perdieron el recuerdo de Dios y del cie- lo", como tan expresivamente relataba
la viuda; pero entre ellos y el

comerciante prosper© al que nos hemos referido, habia una diferencia de grado notable en
cuanto a la exacerbacidn del individualismo y el desprecio a todo otro valor que no fuera el
dinero y la obsesidn de acu- mularlo.

La supervivencia del Comun esld reflejada en Bermillo en la ma yor cantidad de ganada lanar.
Debemos recorder, aqui, como, A. M. y L. G. y, muy especialmente, el comerciante
prospero, hablaban en La Muga de la "extincion" del ganado lanar a pesar de que habia 3,685
cabezas. El comerciante se referia al hecho con extrema amargura y resentimiento.

Evocando los tiempos del Comun, los vecinos se referian con de- leite a "la gloria de Sobradillo
donde pastaban pearas de miles de ove-, jas". La quinonizacion cambio el auge del ganado
lanar por el incre- mento del vacuno y de la produccion de granos, que se multiplico.
Abundoncia de ovejas y de centeno, simbolizaba en La Muga, la po breza, los piojos, la falta de
dinero, la barbarie. La quinonizacion y la construccion "que costo sangre" pero que se hizo
regoeijadamente, de

muros que acortinaron las tierras propias, y el incremento subsiguiente del ganado vacuno,
que apenas habia, y todo en poder de unos cuan- tos ricachones; la multiplicacion de la
fecundidad de las tierras. repre- sentaban la prosperidad, la desaparicion de la pobreza,
principalmen- te del ocio, y la iniciacion de los negocios, de la comunicacion con los
intermediaries que venian de las Capitales de Provincias, de la movili- dad espacial, de la
rovolucion economica, de la fama de la feria men- Sual, mientras el lider da los pobres, Ramon
Iglesias, agenizaba en una

prision de Africa. Hemos mencionado particularmente el ocio. El lector recordard la pintoresca


referenda que hicieron al autor dos vecinos que fueron pastcres en San Vitero de Aliste,
comunidad cuyo estudio in- tentaremos hacer separadamenle y no en este trabajo. Se habia
desen- cadenado en 1958 la lucha de los comuneros pobres contra los ricos, como en La Muga,
y el primer resullado de esla pugna fue la amplia- cion de las tierras del Comun a expenses de
los bosques. Parecia im probable que en San Vitero se censiguiera en 1958 lo que se habia lo-

276 Jose Ma r ia Ar gu eo a s

grade 50 ones antes en La Muga. Las pintorescas y tan expresivas onecdotas qus acerca del
entretenimiento de los pastores contaron esos dos vecinos de San Vitero, fueron ratificados
por nuestros informantes de La Muga.

“iOue era el pasloreo, sener? ^Era trabajo? ^Es trabajo estar tos- idndose a! sol sin hacer nada,
como una lagartija, o soportondo el hie- lo como una piedra del campo? Mas parecia un
castigo, y los mozos en su ociosidad aprendian mahas y vicios controrios a los santos man-
damientos; en la ociosidad obligada oian el pedido de los malos ins- tintos. El pastoreo es un
trabajo que pudre el cuerpo y el alma que es- tdn hechos para moverse, para ondar
libremente por el mundo". Asi reflexionaba el viejo y sapiente anciano L. G. "Ahora si se
trobaja. Y el hombre de La Muga tiene ahora la carretera para alconzor rdpida- mente las
ciudades y negociar. Y todavia no se negocia como es de- bidc. Aunue se avanza cada vez con
mds dnimo".

"Pero he cido decir a una sefiora muy tronquila y do buen enten- dimiento que ahora, en
cambio, hay mucho egoismo; que todos los propietarios de tier’-as y ganado tienen el
corazon agrlo" —le repli-

que.

"^Agric? —repitio el viejo y reflexiono un instante— No, mi amigo, t^nemos el corazon


contento. Esa sehora debe ser todavia joven y no vio los tiempos pasados. iOue es peer,
digame usted, la pobreza, Ics piojos, la ociosidad o el dnimo con que ahora empetimos ricos y
po- brss para negociar y tsiier mds? Es cierto que cuando la genie se me te en pleitos por una
cortina pueden sacarse hasta los ojos, pero an tes era peor. Una cortina valia mds antes,
aunque porezea que no es serio lo que digo. Solamente quienes tenian cortinas eran ricos, los
de- mds dormian sobre bdlaqo y Servian de alimento a los piojos. No nie- go que ahora hay
mds ambicion. Todos somos ahora ambiciosos; antes los pobres eran resignados, hasta que
Iglesias les sembro tambien la ambicion. Yc soy rico; antes mandaba mds que ahora; pero Dios
qui- zo que La Muga se despsrtara, y no se por que se ensaho contra el hom bre de quien se
valid para hacer combior a este pueblo, que ahora es envidiado; aunque, para decir toda la
verdad, nuestros vecinos de Tu- dero y Zafara nos rniran como si fuerames malos, quizd con
los mi£- mos ojos de esa senora que le habla mal de los propietarios. Es que el dinero trae el
bien y Irae el mal, y no creo que haya hombre con seso suficiente para que pueda arreglar eso
y consiga que la riqueza no venga con la ambicion mala; porque no toda ambicion es mala,
amigo. La de Iglesias era buena; hace ahos que pienso, que pienso en ello; y era buena. Pero
Dios lo castigo. No debemos pensar mucho en las cosas de la gente, de como y por que vive la
gente de este y del

La s CoMUNiDADES DE Espa n a y d e l Pe r u 277

otro modo; esos pensamientos, cuando son conlinuos pueden tambien

©nvilecer el corazon. Mejor es ir adelcmte, trobajar..

"Pero, me dice la senora, que algunos consiguen mejorar atrope- llando a otros y que ahora no
hay compasidn para nadie".

"jEs cierto eso, amigo, en parte es cierto; sobre todo eso de que bay poca compasion! Por eso,
el Municipio tiene una partida para be- neficencia desde hace muchos ahos. La igualdad es por
fuera, es cier to, amigo, pero no por dentro. Nadie permite que su hijo se case con una pobre.
El pretendiente debe tener tantas propiedades como la preten- dida, o un poquito menos o
mds. Sino, no hay motrimonio. Y la moza hi- ja de ricos, no teme gozar sin la bendicion del
cura; no hay deahonra para ella. Ya le dije, el dinero trae el bien y el mal, o mejor, le dire, hace
crecer el m.al y el bien. Y no hay hombre de seso suficiente pa ra que pueda componer eso".

Le manifiesto con entusiasmo que yo si creo que el hombre podrd superar esos males.

"Es usted aun joven y, por lo que se, conoce mucho mds mundo que yo; pero yo hace muchos
ahos que sstoy invdlido, pensondo en estas cosas de la gente. Crea usted cada vez mds en esa
eaperanza. Eso le hard bien. Yo soy viejo y muy experimentado. jYa ve! iQue es mejor: ser viejo
y con experiencia o joven y con ilusion? Todo es igual. Hay maldad en el hombre, en su
medula, en su songre, en su cere- bro. iOuien va a cambiarle su natural al hombre? Los
muguenses, de veras, son ahora mds ambiciosos que antes y andan como envenena- dos
cuando hay de por medio pleitos por una cortina. Pero voya us ted al cafe y todos gozan
tomando vino que antes no habia, y alli na die trata a otro como a gente de inferior condicion.
En Bermillo si es amorgo el personal, y de razon. No nos compare con ellos; son des- graciados,
desde que llegaron los "sehoritos".

Juicio del Caballero A. S.

En La Muga todos los vecinos estdn considerados como labrado- res, y lo son, excepto el
Medico. Los maestros y el unico empleado pu blico de la comunidad tienen tierras de arar y las
trabajan.

Pero A. S. habia eslado dedicado a una empresa comercial en un pais limitrofe durante muchos
ahos. Era el vecino que mds ciu.:lades conocia. Su porle, todo su aspecto exlericr, no
correspondian cl de un labrador sino al de un ciudadano; vestia de casimir y de amoricana, por
costumbre; sus modales y lenguaje, los muebles de su casa y la distribucion de los servicios en
ella, demestraban un grado de refina- miento muy superior y mds autentico que ei que habia
alcanzado el Medico. A. S. era el umco vecino que leia libros en el pueblo, y esta-

278 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

ba suscrito a un diario de Zamora y otro de Madrid. Despues de la segunda guorra mundial ia


empresa do A. S. se derrumbo, y el regrc- s6 a La Muga. Habia cambiado de facha pero no de
dnimo ni de ca- rdcter se incorporo a Ic comunidad sin "incomodidad ni sufrimienios, ni
dificultades". Rocupe’c parte de sus tierras que habia dado a me- dianeros y empezo a "arar
como en sus buenos tiempos". Porque quiea no ora en La Muga es un "golfo”, un mal visto, y
el caballero A. S. re* cupero su destreza de labrador, rdpidamente. Proyectaba dedicarso
principalmente al negocio del ganado y ocupor un status semejante ai de los maestros, arar
poco y dor a "medias” sus tierrcs y no a mo- dianeros.

Los vecinos opinaban bien de A. S. Justificaban que vistiese de otro modo que el labrador
tipico de La Muga. "Ha estado mucho tiem- po en el extranjero”. Y los entusiasmaba el
hecho de que, asi y todo, hubiera vuelto a las vacas, como si nada hubiera ocurrido. Le
oian con interes. A. S. era un ccncurrente cotidicno al cafe de dos pisos. Impresionaba su falta
de rencores, la tronquilidad aparentemente in variable de su espiritu. Juzgaba su fracaso en los
negocios con cierta tristeza y parecia sentirse verdaderamente bien, de nuevo, en La Muga,
aunque no habia vuelto a su antiguo oficio de herrero que ejercio q I mismo tiempo que el de
la labronza. Cuando sus negocios alcanzarcn un altd grado de prosperidad, venia a La Muga
de vez en cuando y compraba tierras a precios astronomicos. "Fui siempre un hombre de
aldea, ds esta, que es buena", afirmaba.

Cuando le pedi su opinion acerca de la exacerbacion del indivi- dualismo en La Muga como
consecuencia de la quihonizacion, y de Ics luchas encornizadas entre vecinos por causa de las
tierras, de la am- bicion creciente por acumular hacienda y dinero a costa de cualquier medio;
del menosprecic do los ricos por los. pobres. A. S. movio ne- gativamente la cabeza:

"He conocido paises, aldeas y ciudades muchas —dijo— y com- parando la vida que en esos
sitios lleva la gents y la que aqui dis- fruta, puedo asegurarle que La Muga es un pueblo feliz.
Hay pieitos, si, pero d,cada cudnlo iiempo?. Y ni un abuso, amigo mio, ni un abu- so de parte de
ics ricos para ccn los pobres; quien le diga que los ricos atropelian cqui a los pobres, miente. Y
^donde esldn los pobres? listed ha visto a los de Bermillo, yo he visto a los de Portugal dondc
la gente tiene que comer yerba y raices, en ciertos pueblos, para po- der subsistir. Los de
Bermillo tienen, aporle de su pobreza, el inenos- precio de los "senoritos" y del cura. Aqui hoy
un solo verdadero mi serable, pero porque es medio demenle. Vive en una cabana y hace hijos
casi todos los ahos y no quiere trabajar sino de vez en cuando. La Municipalidad lo auxilia y,
tombien, aunque no como debieran, al-

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 279

gunos ricos. Los otros que no tienen tierras, pueden conseguiilas a "medias" o como
"medianeros", que es mejor, y a la final se contratan de criados; y aqui hay que tratar a un
criado como a una novia, por que escasean. De ordinaria la vida cqui es tranquila, sin
sufrimientos, sin la compahia de harabrientos. Aqui, y metase esta verdad en su memoria
como si fuera un clavo, aqui no hay otra tristeza que la que nos viene de la guena; no hay
mas verdadera desgracia que esa. Y estaria bien que los periodicos no la hicieran recorder
todos los dias comb lo hacen. Antfs de la guerra La Muga era mucho mas alegre. pero'desde
entonces dos venas echan sangre dia y noche sOfare nueS- tra tierra y dentro de cada
pecho. jMe c. en diez.^ Y no sahemos si se

secara algun dia".

Sin embargo no oi hablar de la guerra a los otros labradores. Le llamo la atencion a mi amigo
sobre este hecho:

"Solo yo me atrevo a hablar sobre eso —dijo— Los otros se afa-

nan inutilmente por echar tierra a ese recuerdo. Guardan un silencio que es mas sufrimiento
que las palabras con que yo las hecho fuera. Pero cuando se atreven a tocar el punto, perjuran
y maldicen como de- monios que salieran pataleando de los infiemos .

EL REGIMEN DE APROVECHAMIENTO DE LAS TIERRAS. REZAGOS

Las Hojas.^ No todas las tierras han podido ser encortinadas. Hoy todavia parcelas extensas
que permanecon libres de muros. En esas tierras subsiste el regimen comunal de los pastos.
Levantada la co- secha, todos los labradores duehos de esos quihones no cercados echan su
ganado, libremente, sin que la mayor o menor hacienda de cada cual impiique una obligacion
o compensacion especial en favor de los

que tienen menos.

El Termino y Fernandiel estdn divididos en dos Hojas. Sobradillo en ires.— Las


tierras sin cercar se dividen en dos hojas, cualquiera que sea el sector en que se encuentren.
Antes de la quihonizacion. Fer- nandiel y el Termino estuvieron divididos tambien en tres
hojas. En Sobradillo se conserve el regimen antiguo no porque en esas tierras sean

•de menor calidad sino por la conveniencia de disponer de zonas de yer

ba. Dos terceras partes de la antigua dehesa que es la mejor tierra que existe"
permanecen destinadas a la produccion de pastos, mientras

la otra tercera parte se ara.

En las tierras sin cercar, cualquier vecino puede decidir encortinar

su parcela; pero en los prados todos han preferido, no de comun acuer- do expreso sino por
conveniencia tacita, no cercarlas. Como en la ac- tualidad no existe vecino que, teniendo
tierras, no disponga tambien de ganado, el aprovechomiento de los prados se realize con
cierta ventaja

280 Jose Ma r ia Ar gu ed a s
para los que poseen mas hacienda, pero eata se pasa por alto, por que cercar los prados
coslan'o muchc y ellas no producen lo suficiente, pues- to que se trata de tierras cuya
conversion en parcelas de arar significa- ria otra inversion mas, aparte del acorttnado. Se han
dejado, pues, que en esas zonas continue el regimen comunal. Y se permite aun el apro-
vechamiento de hs prados por terceras personas, porque se trata siem- pre de gente pobre
que lleva al prado no mds de uno o dos aanoa o una vaca, "que no lleva gran cosa del paste
y permite la armonia en- tre los vecincs", segun A. M. y el caballero A. S. No se ha desplozado,
pues, por entero a los pobres del aprovechamiento de los pastes; el regimen comunal se ha
conservado en una minima parte y con evidente prudencia y buen cdlculo por parte de Ics mds
acomodados. "^Ddnde estd, pues, el egoismo que envenena y vuelve dgrios los corazones?",
me preguntaba A. S., con expresion cast infantiimente triunfante. "La viuda —le dije— solo
tiene un goto que le auxilia y cuando sus hijos se incorporen a la comunidad serdn llamados
"golfoa", porque no tie- nen otra ocupacion que el oficio de zapatero que aprendieron de su
padre".

"Si, esa discriminacion es injusta, pero desaparecerd. ^Ha obser- vado Ud., que, por ei
contrario, en Bermiilo un artesauo es casi un sehorito?", me pregunto al final. Y respondio el
mismo:

"El homhre se mide aqui con una vara di^inia y hasta inversa que en Bermiiio: aqui es de mds
vaJer quien ara y hay que arar si se desea mantener la igualdad con los mejores; quien no
trabaja la tie- rra y se queda en casa a coser trapos o remendar o fabrlcar zapatos, es de
menos valer, un "artista", un "golfo".

EL TRABAJO DE LAS TIERRAS

El principal trabajador de la tierra es el propietario misme. En La Muga solo habian cuatro


labradores, bien contados, que tenian un criado a su servicio para la labronza y el cuidado de
la hacienda, Dos de estos vecinos eran prepieiorios de muchas tierras, y bastanto ancianos los
otros dos.

Criados.— Otra forma de trabajar la tierra es por tanto, mediante el empleo de criados, pare
como ya lo anotamos, el numero de criadcs es muy pequeho.

Los Medianero.s.— Sen vecinos que reciben de otro propietario, tie* rras y hacienda para
trabajarlas y administrarlas. Se reparten a me- dias tanto el producto de la tierra como el
incremento del ganado.

El trabajador a "medias".— En este caso el oomunero recibe uni- camente las tierras. El
propietario contribuye con una mitad del abono y de la semilla. La cosecha se divide por partes
iguales.

Antes de la quihonizacion no existia sino el regimen de criados,

La s Comunida des d e Espan a t d e l Pe r u 281

COOPERAaON
1ms ''contratas".— Un cambio importante sufrio una de las formas tradicionales de
cooperacion comunal: la obligacion de auxiliar al ve- dno que perdia alguna vaca o temero;
compraban la came, estuviera o no en buenas condiciones. Esa obligacion comprometia a
todo el vecindorio, como sigue compliendose en Bermiilo. En La Muga se debilito la
costumbre. Los vecinos la acatabon con desgono y acaba- ron por abandonar a las victimas.
Prefirieron, llegado el caso, correr los riesgos y sufrir las perdidas coda quien por su cuenta.
Pero Ics pro- pietarlos de poco ganado no se resignaron a que esta util y provisora forma de
cooperacion se extinguiese por complete, y decidieron aso- dorse voluntariamente para
prestarse auxilio en el caso de perdidas de ganado, por causa de enfermedad o de accidente.
A estas ligas de labradores se les llamo "contratas". Existen pocas y tambien se estdn
debilitando. Ya Costa se refiere a la orgonizacion de estas asociacio- nes en su libro
"Colectivismo Agrario".

Cooperacion durante la cosecha.— Se ha conservado la tradicion de ofrecer oyuda a quien


"por rozon justificada" se atrasa en la siega del "pan". El auxilio es mayor en el acorreo de
quienes no tienen ca- rros y vacas o de los que "han tenido mucho verono y poca fuerza".
Un vecino dijo en el cafe que se presentaban casos en que a un labra dor se le ofreda hasta 30
carros para acarreerr el grano y la paia. La hija del dueho del cafe que escucho esta
intervencion protesto energi- camente: "jNo es ciertol —exciamo— Eso era hace muchoa ahos.
Ahora, en la siega y en el acarreo, todos estan a la suya". El vecino a quien replied la mujer se
quedo callado. Enlonces, yo le pregunte: ‘^Y en el acorreo, senorita, tampoco se ayuda a los
que necesitan?". "Pues, si, pero no tanto como dicen estos sehores", respondio. Uno de los ve
cinos dijo entoncss con voz segura: "^Como que no? Se le da los ca rros que necesita". La hija
del dueho del cafe no quizo intervenir mds. "Si. sehor, se ayuda a los que necesitan, siempre;
pero cada aho

hay que hacer mds fuerza de voluntad para cumplir, dicha sea la pu re verdad", dijo
concluyentemente un labrador joven. Mi amigo A. S. confirmo esta afirmacion, y recordd que
la propiedad comunal tarn- poco habia sido liquidada por entero. Aun existian vinculos
economi- cos que sustentaban los rezagos de la cooperacion social.

El acarreo de la leha.— Todos los informantes estuvieron de acuer- do que, como ese trabajo
se hace una sola vez al oho y durante uti solo dia, los duehos de carros prestan su ayuda a los
que no tienen vacas o animales de tiro, con la mejor voluntad, como antes. Pero el beneficiado
agasaja al acorreador con un pequeho convite, que • es

282 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

espontaneo pero que nunca se deja de ofrecer. "Lo hacen de buen grade porque saben que se
les dard de beber y de comer lo mejor que una tiene”, afirmo la viuda. "Si alguien no
cumpliera con este convite na- die le ayudaria nunca mds”.

Pero habia transcurrido mds de cincuenta anos desde la quino- nizacidn de las tierras, y las
formas de cooperacidn comunal seguian sobreviviendo. Se extinguian muy lentamente ounque
los jovenes la- bradores pareci'an estar menos dispuestos a abservarlas. La regia que mds le
atraia era la de: "Cada quien a lo suyo".
INDUSTRIALI2ACION AGRICOLA

Solo dos tipos de mdquinas habian podido ser aplicadas a la agrt- cultura: las cortadoras de
yerba a traccion animal y las aventadoras mecdnicas. Las primeras las utilizaban veinte
labradores y unicamente dos posefan aventadoras electricas. Una de ellas tenia elevador, a la
otra habia que alimentarla con un bieldo.

Los duehos de estas mdquinas, uno de ellos el Comerciante, con- sideraban que la difusidn de
las mdquinas tardaria mucho en La Mu- ga, por la pobreza de la tierra, por las cortinas que
representaban mi les de barreras y per la propia "ignorancia" de los camcesinos, que en su
mayoria, abcrrecian a las mdquinas porque veian en ellas obras del hombre para fomentar la
ociosidad, puesto que reemplazaban el tra- bajo "sagrado" de las manos dispuesto por Dios
mismo. Estos labrado res contemplaban con no disimulado horror como los duehos de las
aventadoras Iraian a sus casas la paja y el grano, y la mdquina rea- lizaba el Irabajo culminanle
de la cosecha; separar el grano; ver como ibc depositdndose y aumentando de volumen sobre
la era.

En Bermillo no habia una sola mdquina ni un solo labrador que pensara en utilizorla. "Los
muguenses andan por otro camino...." so- lia decir C. A.

Tiendas de comercio.— Cuatro tiendas importantes habian en La Muga. El de nuestro amigo


era la unica que tenia una seccion de fe- rreteria. Las otras vendian de "todo": "colcniales"
(abarrote?), paque- teria, telas, mdquinas de coser, muebles, radios. Los cafes vendian tam-
bien algo de "coloniales". Todos los duehos de estas tiendas eran al mismo tiempo labradores,
y en los dias de la cosecha cerraban.

Antes de la quihonizacidn, como ya lo dijimos, unicamente las ta- bernas Vendian algo de
productos alimenticios y otros de uso de pri- mera necesidad, como velas y aceite. Durante
muchos ahos unicamen te la taberna "del Concejc" prestd este servicio, luego se abrio otra, la
de la "sehora Jesus". Desaparecieron las dos cuando se instalcrron los cafes.

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 283

LA FERIA

Todos los primeros dias de mes se celebra la feria de La Muga. Estd considerada, con la de
Bermillo, como la mds importante de Sa- yago. La Muga ofrece ganado y comercio. De Zamora,
de Salamanca, de Bermillo, de Almeida y Fermoselle vienen comerciantes a vender toda close
de productos. Anote que la tienda "Los del Buen gusto", de Bermillo, enviaban un camion de
mercaderia, pero no la conducia el dueho sino un empleado. El zapatero Tejo llevaba tambien
un camion de toda close de zapatos; otro colega suyo, Teso, iba a La Muga en una gran carreta
tirada por dos mulas muy bien tenidas. La panaderia "El Madrileho" tambien de Bermillo,
ofrecia un excelente surtido de pro ductos en una carreta bien presentada como la del
zapatero Tejo. Ahi estaba tambien el "quincallero", "El Manco" y todos los "ambulantes" que
conoci en la posada de la sehora Sabina, de Bermillo. La ma yoria de estos cargaban sus
cacharros e inclasificable surtido de pro ductos en carretas. Los "pobres" gallegos iban
impulsando, con tre- mendo esiuerzo, bicicletas armadas de pequeho estante adosado,
en el que hacian caber con hcbilidad casi misteriosa un mundo de objetos de fantasia aparte
del eparato de afilar cuchillos. Estaban igualmen- le en la feria los silleteros de Salamanca
y los fabricantes de sandalias hechas de llantas viejas.

. Los Comerciantes en la Feria

Levanlcban toldos en el campo ferial, en dos filas, dejando una calls de ocho metros de ancho.
Las filas ocupaban unos cincuenta me tros lineales, entre el rio y las escuelas.

No todos los vendedores levantaban toldos, algunos permanecian

a la intemperie, bajo el sol, colocando sus productos sobre pequehas mesas 6 telas que
extendian en el suelo.

Levante un pequeho inventario de una de las ferias y anote los siguientes puestos de venta:
tres de frazadas, telas de algodon tipico para los sacos que usan los vecinos de La Muga y
aparejos para las "caballerias"; dos puestos de cvillos de hilo muy grueso, de Iona, de colores
naturales, negro y bianco, exactamente como las que confec- cionan los indios y venden en
las ferias del Peru; cuatro puestos de frutas; cinco de caramelos, galletas y almendras;
dos de que- so; tres de sandalias de llanta; seis de telas surtidas, herramientas y muebles;
dos de ferreteria; ocho de vinos y bocados para "chatear”. Los silleteros de Salamanca se
habian ubicado fuera de las filas, al pie de uno de los muros de la escuela; eran tres y lenian
por delante mu- chas sillas y sillones de esterillas para arreglar.

284 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

A1 final de la "calle”, muy cerca del rfo, en un garaje ds techo muy alto se habfa
improvisado una laberna que ofrecia comida vino y re- frescos. Estcba repleta. Alii el rumor
humano de la feria era mas alto que en el campo donde tambien se senti'a el coracterfstico
murmullo, griterio y movimiento de las ferias. Pero no habfa musica ni cantos de ninguna
close.

La Seccion del Ganado

Era la mas impcrtante, ocupaba un extsnsfsimo campo; toda la llanura que permanecfa eriaza,
junto al local escolar, mds de un kildmetro. El ganado vocuno, ocupaba los dos tercios de esta
llanura desde la escuela hasta la Cruz Rigada que marca el camino a Villamor del Buey. AlU
estaba ia gran era comunal. Contamos cuatrocienlos se- tenta vacas y novillcs y no todo ese
ganado era de La Muga; con- currfan tambien vendedores de los pueblos vecinos y aun de las
co- munidades bastante alejadas, como Sibanal; pero el grueso del ganado era muguense. La
conciurencia de compradores en ese sector era muy nutrida. La oferla y demanda se hacfa casi
invariablemente entre bro- mas y sdtiras punzantes pero ingeniosas y jocundas. Los afectados
vaci- laban entre el enojo y la risa. Y las transacciones se hacfon con algo ds lentitud pero en
gran numero.

En la feria que observamos minuciosamente no quedaron sino treinta vacas muy viejas que no
se vendieron y un toro por el que su dueno pedfa "un disparate”. Luego de conclufda la
transaccion, los ne- gociantes iban al sector comercial a tomar vino o refrescos, los vende
dores que habfan acudido de pueblos lejanos, recibfan el dinero y se marchaban en seguida.

El ganado lanai ocupaba el espacio que dejaba libre el ganado vacuno, hacia el extreme
derecho, si el espectador se ponfa de espal- das al pueblo. C. A. calculo en mil el numero de
ovejas que estaban a la venta en aquel dfa de la feria. Los vendedores eran numerosfsi- mos,
mds que los de vacas y muchos de ellos tenfan el aspect© de gen^ te muy pobre. Venfan
igualmente de comunidades vecinas y lejanas. Una muchacha ^ quejaba trislemente porque
no le compraban ha- biendo tenido que arrear las ovejas toda la noche. "iPor que no las
vendiste de noche, moza?” —le dijo C. A.— Las mozas valen muchc de noche; las ovejas se
hubieran dado de robote”. La moza se enojo "Como se ve que Ud. no cree en Dios ni en su
madre”, contestd casi sin reflexionar. "En mi madre creo, hijita —replied C. A. mirdndola con
esa expresidn entre compasiva y esceptica que sus ojos medios cerra- dos y de pestanas
rubias hacfa resaltar— en cuanto a Dios, que prote* ja mds a tu ganado que a tf misma,
porque tu vas tras las ovejas y no

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Pe r u 285

alias tras de tf”. Nos alejamos del sitio; la muchacha se quedd perple- ja y como tocado por el
escepticismo del viejo y vigoroso compesino sabio de Bermillo. "No se apene —me dijo—
porque comprendid que yo compadeefa a la muchacha. Ella venderd sus ovejas; son pocas; pi-
de algo mds de lo que se puede pagor por ellas; pero en las ferias hay muchos tontos
principiantes, y la moza vale”.

Como a las seis de la torde quedaba una pequeha mancha de cor- neros en el campo ya
despejado. C. A. calificd de muy buena la venta de esa feria. "No quedan ya ni ovejas. Esas
que ve Ud. han de ser muy viejas pero muy viejas, cuando ni los tontos las han comprado”,
dijo. "Ya no valen nada mds que la poca lana que llevan”.

Los marranos ocupaban la orilla del rfo, junto a la seccidn comer- do. Todos estaban
encerrados en "cahizas”. La mayor parte eran le- chones. En el Registro Municipal de La
Muga no figuraba un solo ve- cino propietario de cerdos. La venta de marranos fue muy activa.
Los cerdillos chillaban al ser cargados a los camiones o carretas. No que- do uno. Se vendieron
todos. C. A., comento: ”Es buen negocio. El ma- rrano da diez por uno si se le sabe cebor.
Tocino, chorizos, jamon y patatas son el sustento del humano en estos pobres pueblos de
Saya- go. Jamon y chorizos para el rico que no es avoro, es decir para dos o tres, y para
venderios a buen precio; el todne para todo estomago. Y, no habrfan fiestas si no hubiera
chorizos. iOue horfon Dios y los santos si no hubiera chorizos. amigo? Se quedarfon tan tristea
como los pobres que, por fuerza, no pueden comer sino patatas y tocino”.
El Transporte. La Feria Anfigva.

Ademds de los comerdantes que acudfem en camiones, carretas, bidcletas y acemilas, la


empresa "Ferias y Mercados” de Zamora des- pachaba tres grandes omnibus a La Muga. Estos
vehfculos recogfan compradores de todos los pueblos de la ruta; partfan de vuelta al emo-
checer.

I-a feria existio siempre, desde tiempo inmemorial. Antes de la quihonizacion era mds de
jolgorio que de mercado. Se vendfa gana do unicamente y los comerdantes venfan a ofrecer
productos de pri- mera necesidad. Pululaban los pobres, mirando, sin poder compror ni
vender. Las transacciones se haefan entre los pocos ricos y los pocos compradores. Pero desde
la manana hasta la noche tocobon un tam- boril, que anunciaba el amcmecer con la musica de
"La alborada". Y por la noche se bailaba hasta tarde, en la taberna Municipal o en el campo,
segun el tiempo. En 1958, la feria era un mercado. Por la no che, en el "Salon” se realizaba un
baile con "alta voz”, como los que 9e acostumbraba los dfas domingos.

286 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

El cuia y la ieria.

Un confHcto grave e inesperado surgio, en los uliimos tres anos, como consecuencia de la
prohibicion que impuso el nuevo cura a que se realizara la feria si el dia primero del mes caia
en domingo. Es- ta disposicion sorprendio cl vecindario que la esUmo absurda y per- judicial.
Las ouloridades fueron a rsclamar al cura acompanados da una multitud de veclnos. El cura
permanecio inflexible. "No se trabaja on dia domingo --coniestc— Es dia de descanso por
orden de Dios". Los vecinos pretendieron demcstrarle que se trataba de una costum- bre
con siglcs de antiguedad; que los comerciantes, que los ganade- ros, que todos los
compradores y vendedores ya estaban en camino— El cura dicto la orden un dia scibado, fin
de mes-- "No hay nada qiu pueda quebrantar una orden de la Igissia —insis'io el cura— Todos
es- peraran hasla el lunes". Y asi se tuvo quo hacer. El cura tenia una gran ascendencia
scbre e 1 pueblo por sus viriudes y no por la fuerza, cc- mo el de Bermillo. Aquella feria se
convirtio en un fracaso. Los omni bus de Zamora se tuvieron que volver; muchos ganaderos
pequehos qua habian venido de lugares lejanos tambien se volvieron. Desde enton- ces
cuando el dia primero del mes cae en domingo la feria de La Muga se realiza el lunes dos.

Con el mismc alegcto religioso, un cura prcb.ibio que los labra- dores araran en dia domingo las
{terras de los labradores que no tc- nian vacas ni animales de tiro.

REACCION ANTE LOS CAMBIOS: DESDE LOS "MALDITOS" HASTA LOS "GOLFOS"

Cinco niveles o estratos creimos encontrar en La Muga en cuanto sa refiere a la exacerbacion


del individualismo y al desgarramiento-de las tradiciones comunitarias.

I*?—Los viejos ricos conservdores que se aislaron, que no acudian


nunca a los cafes ni a las fiestas y que dejoron de tener influencicr social y politica habiendo
sido esa class la todo poderosa antes de la quinonizacion.

2*^—Los viejos ricos progresistas que mantuvieron su influencia rec-

tora y que constituian Ics practicantes activos de las tradiciones coopa- rativas en favor de los,
pobres. Estos hombres estaban nutridos ademas, de sabiduria popular aheja y de la
generosidad caracteristica de los viejos convencidos de la caridad cristiana no exenta de la
influencia de la prdctica de las cosiumbres comunitarias.

39—Los nuevos ricos impulsados y animados por el cctivo contacto con las ciudades capitales,
con las facilidades de la movilidad espa- cial; productos de la experiencia del enxiquecimiento
por la actividad

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Per 6 287

y el trabajo propios y no beneficiados por la herencia; cloramente em- penados en


desvinculorse de la trodicion; hombres prdctlcos, poco in- teresados en la reflexion acerca de
los principios morales, alejados ya de la filosoffa popular; generaciones de la postguerra civil,
religiosa- mente escepticos; verdaderos come-curos casi todos, apesar de la pre- sencia
redente de un pdrroco muy ilustrado, caritcrtivo, pero outorita- rio. C"Si vlniera otra guerra
matarfamos a todos los cures y obis- pos, sin que quede uno solo. Elios son enemigos de
Dios y tiranos de los yednos" —exclamo con feroddad un campesino de 4stos; y todos mis In-
formantes estuvleron de acuerdo con tal expresidn). Era el mds nuraero- so y adivo de la
comunidad, el mds audaz y emprendedor. El ex-herrero e ilustrado labrador perdbfa muy
bien la sugerenda de este grupo, lo mlsmo L. G. El ex-herrero los definfa como un product©
"algo moldito" de la guerra dvll, laero convenlentemente encoraginado. "Son los que von para
adelcmte; no me gusto mucho como son, pero Espafia antes estaba formada oor dudademos
serviles y mantatados por los h(fi>itos que les metieron los tlrcmos para moneiorlos. jCrea
usted! Esta gente va para adelante. Y son campesinos". "iNo estdn algo desespanollzados?" —
le pregunte. "Precisamente —me contesto con su tan templada vehemen- da—. Eso
necesitamos. Combior la espanolidad que no cambia desde no s4 scflje qud slglos. Oigame,
amigo nrofesor: yo digo combiar la espa- flolidad, nada mds. Este es un pens muy ontiguo
perra dejarse meter cos- tumbres extranjeros por muy prdcttcas que sean". "iUd. ha leido mu-
(^1^0?" —le pregunte, algo sorprendido por los alcances de sus afir- maciones. "Aunque
seguramente sin entenderlo bien he lefdo algu- nos libros y autores, pero la lectura en cases
como el mio que fui herrero de pueblo, da poco. Es la vida: la exoerienda en otros paises; la
comporadon. Yo he estado en Cuba, tambien, de emlgronte. ^Oue otro produdo podia dor la
qulnonizacl6n y el enriquedmiento de gente tan aislada y metida en la tierra, que de repente
empieza a ver cosas y quiere, sobre todo tener poder y coda vez mds rlqueza? No creen en
Dios ni en los viejos. Buscon otra cosa y se avientan para adelante. lEstd bien eso, amigo,
estd bien, aunque tienen algo, no le podna de dr o predsor qu4, pero tienen algo de
malditos!"

Entonces me olrevf a preguntorle: "Pero querido amigo; yo le res- peto a usted y lo estimo
mucho, tanto como al viejo sabio L. G. y a mi amigo C. A. de Bermillo; por eso permftame que
le pregunte: "ique pre tends expresar cuando aplica ese calificativo de "maldito"? No
reflexiono mucho rate para responderme: "Maldito es el que tiene algo de ma- lo, el que se
tira contra la corriente..." "^De malo, dice Ud....? Si; porque no estd ya de acuerdo con
nuestras creencias; sdlo por eso . Convine en que de veras esta close de grupos son
indispenscdDles pa ra impulsar el desarrollo de los pueblos Me invito una copa de vino

288 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

y ccrmbiamos el tema de la chorla a asuntos menos intensos. Luego me presto su bicicleta y


ful a dor un paseo por el campo.

El cuarto grupo o estrato me parecia que lo formaban los pobres; es decir, aquellos
lobradores que corecian de vacas o animales de trac- don, o que solo tenian una vaca, un par
de burros o un caballo. No ofrecion smtomas de desdnimo ni de amargura; todos aquellos a
quie- nes' entreviste alentaban la esperanza de mejoror.

"Ya comprare una bicha mds y tirore para adelante. No voy a pa- sarme la vida entera
trabajondo a medias para otro. listed verd. Ya no se puede tener confidnza en la oyuda de
los ricos. Coda vez le au- xilion a uno cor. menos voluntad. Pero tengo como tirar para
adelante”. El ejemplo de los lobradores emprendedores los estimulaba. Aun los criados
consideraban Su situadon como pasajera. "Junto las perras y puedo compror otro asno mds o
una mula, y tomare tierras a medias. Siempre hay tiempo y ocasidn para el que espera
trabojando”.

Eran los artesanos sin tierra los verdaderos morginados, “los gol- fos”, espedalmente los
sastres y zopoteros, que no eran mds de dnco. Opinaban, sentian y se consideraban a si
mismos del mismo modo que la viuda, aunque no podian expresorse con la misma elocuenda.
Los herreros gozaban de derta estimacion, por que su oficio estaba direc- tamente vinculado
con la agricultura y aus talieres siguen siendo cen tres de tertulia.

Sin embargo, en el cafe, a la salida de misa o en la gran fiesta

de la Virgen de la Hermlta de Ferncmdiel, todos los muguenses pore- cian sociedmente iguales.
Vestian el mismo traje; saco y pantaldn de diablo fuerte negro o cafe oscuro, boina y los
zapatos toscos. En el Ca fe no existia la mds leve discriminacidn contra nadie; ni contra los
criados pobres o contra los "golfos”. Aporecia como una tertulia feliz en- tre iguales. Y tras el
inmenso pendon de la Virgen que los mozos car- gaban y sostenian enhiesto medionte lorgas y
poderosas cuerdas, contra la fuerza de los vientos que soplabon en direcciones contrarias en la
llctnura y la dma de los pequenos monies que habfa que cruzor hasta llegar a la Hermita, los
lobradores morchabon como un ejerdto uni- formado. Pero, por dentro, bulHa la desigualdad.
No tardoria sin duda en afloror, en tomar formas mds objetivas y dindmicas; porque lo pro
bable era que los "malditos” acaboriem por imponerse, dado el contex- to politico y social de
todo el Reino de Espona.
EN LA ESTRUCTURA SOCIAL

LA FAMILIA

No hem habido formales cambios. La organizadon del grupo y el status de cada miembro sigue
siendo el misme que el de Bermillo. Este tipo de organizadon de Ic fomilia rige en todo Soyago
y en Aliste.

Los recien casados no forman hogar nuevo sino despues de varios ofios, cuando ya han
adquirido los bienes suficientes que les permitan construir o alquilar casa y constituirse en una
familia de nivel equiva- lente al de los padres. Segun nuestros informontes mds viejos, el uni-
co cambio ha consistido en que, como hay mds ricos y acomodados que antes de la
quinonizadon, un mayor niimero de recien casados permanecen muchos anos seporados,
como ocurre con todos los ricos. Ningun padre acoudalado, ni sus hijos reden casados,
permiten ni aceptan constituirse en familia independiente sino han alcanzado a acumular un
capital que haga posible presentarse en la comunidad como una familia de cotegorfa
econdmica equivalente a la de sus pa dres. Hoy en este sentido una fiscalizaclon vigilante del
grupo. No se reconoce al rico por su aspedo extemo, porque unicamente dneo per sonas
vestion de corbota y americona en La Muga: el Mddico, el ex- herrero labrador, los dos
maestros y el secretario del Ayuntamiento. Entre los demds vecinos no hay posibilidad alguna
de reconocer, me- dlante algun signo externo, el nivel economico al que pertenecen. Fre-
cuentemente los ricos visten mas pobremente que los menos acauda- lados y que los propios
criados; ademas, con la mlsma clase de tela. Pero todos saben quien es quien y cuonto posee
cada vecino, en la pe-

quena aldea. El cambio ha consistido, pues, unicamente en que son mds numerosos los reden
casados que tienen que esperor muchos anos pa ra independizorse. "A los pobres no les
importa luchor desde los tres o cuotro orimeros anos del motrimonio, juntos”, afirmeba la
viuda. "Los ricos en cambio, se quedan hasta diez anos, cada quien en casa de sus padres, para
tener mucha hacienda, muchas herromientas y cor- tinas para formor hogar oporte".

No se trata de un tipo de familia extensa propiamente dicha, sino de una dependenda


controlada con vistas a la conservacion del sta tus economico y sodal de los matrimonios
redentes. Pero en clertos

290 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

aspectos, el recien casado presenta la coracteristica y, toma las obli- gaciones, de un hijo
casado ©n la organizacion de una familia extensa, porque trabaja no s61o para el sino para ©1
padre. Se exige de este modo, en forma especifica, que el hombre, en su periodo de mayor
ren- dimlento, prodxizca para si mismo y en beneficio del patrimonio poter- no que, a la largo,
vendrd tambien a beneficiarlo despues. Pero folle- cido el padre los vinculos entre hermonos
no reconocen prioridad nin- guna. SI quedan hijos menores, son recogidos o se adjudican al
her- mano qu© tiene mayor numero de afios de casado y este admlnistra los bienes de los
menores. Cuando llegan a contraer matrimonio per- manecen en ©1 hogar del hermano
mayor, como en el del padre, pero sin la estriclez que el padre puede y deb© exiglr. La
auloridad del her mano mayor no reemplaza con todos sus atributos a la del padre.

El ciclo de la Vida

Sigue, asimismo, formalmente el patron bermillano; pero se hon pro- ducido en algunos
periodos cambios de tipo radical, come consecuenda de la quinonizadon.

Los ninos est<fm sometidos a la misma disdplina y gozan de la mis- ma libertad porcial qu©
©n Bermillo. Ingreson a los bailes dominicales gra- tuitamente, pero la separacldn por sexos
©a tan rigida como en toda Sa- yago; ballon las nihas entre ellas, nunca con los vorones. El
cura esta- ba en 1958, empenado en una campana tenaz para qu© los ninos no asis- tieron a
los bailes. Ofrecia a la misma hora dne recreativo en la Porro- quia y aun algunos bocadillos.
Habia progresado notablemente en su em- peno aunque siempre concurria un numero mayor
d© ninas al sal6n d© baile, para ver danzor a los mozos y bailor ellas mismas, con gran
regodjo, mientras los ninos jugaban entorpedendo algo la libertad de movimiento de las
porejos. Pero la presencia de los ninos no solo era tolerada sino deseada y considerada como
una parte de la fiesta, tra- didonalmente imprescindible; d© tal monera que, si bien le daban
la razon, tedricomente, al cura, en su afetn de opartor del baile a los ni nos, los vecinos no
estaban entuslasmados con este empeno del pdrroco. En cuanto a las formas de recreacion de
la ninez comprob© que

©xistfa una diferencia notable entre ambas comunidades.

Las ninas de La Muga no cantan, no juegan al corro ni a la rondo; no Juegan al salto de la soga
(combo) ni a la pelota, acompanandose de condones belHsimas a cuyo compos juegan y
danzan las ninas en las solanas de Bermillo, ni exist© esta palabra "solana” y no oiraos mendo-
narla durante todo el tiempo que permanedmos en La Muga. Fueron las "solanas" las que
nos dieron oportunidad de acercornos a las ni nas en Bermillo y gonor sin ningun esfuerzo su
confianza y su amis-

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 291

tad. No podemos desvincular en nuestra memoria los cristalinos can tos y juegos de las ninas
en las "solanas" del renacer profundo de la naturaleza, del brotor de las hojas en los troncoa
negros d© los drbo- les y la llegada de los pdjoros cantores a los compos. Por eso me con-

movlo la mudez de las ninas de La Muga. La hija de la duena de la posada tenia doc© ctnos y
aunque era muy recatada y religiosa —oia

dos misas coda domingo— no era antisocial; asistia a los bailes de los domingos y se
comportaba alii normalmente; tambien ella bailaba con sus companeras de escuela y, sin
embargo, no sabia ninguna cancion infantil ni de ningun otro genero, y como ella, todas.
Representaban bastante bien a la comunidad ©n lo que se refiere a la musica. Los vecinos
habian olvidado las canciones tradicionales y no habian aprendido las qu© difundian las
estaciones de radio y las qu© oian por

©1 altavoz. Ya nos referiremos, luego, a este aspecto de la cultura del

pueblo.

Las canciones infantiles no ©ran patrimonio de toda la comunidad en Bermillo sino


unicamente de las nihas. Porecia evidente que, en par te, el centro de ensehonza y de difusion
era la escuela. iPor que la es cuela en La Muga, no empleaba tambien la cancion como un
medio no ya formative sino simplemente recreativo? Tuvimos oportunidad de comprobor
que las nihas de La Muga no aprendian cantos en la es cuela. Una de las maestras acepto la
hipotesis de que en Bermillo los cantos fueron utilizados porque olguna maestra los considero
necesa- rios para los hijos de los "sehoritos" y no para los hijos de los "lolwa- dores", y como
en La Muga no hoy sehoritos, esas canciones con "le- tra en verso" no son adecuados para
los labradores. Yo le repuse que

©n Bermillo los corros de las solanas estaban formados, todos, por las hi-

jas de los labradores. "Es que ellas se juntan con las hijas de los seho ritos que tienen otro
troto y otros gustos, y aprenden . Y lo practieem, se recrean con esa musica frecuentemente y
acaso con rads regoeijo que las hijas de los sehoritos", —le observe—. "Puede ser
contesto la maestra— pero aquf no ©nsehamos cantos; y si lo hicieromos los la bradores
dirian que lo hacemos por "ociosas" y para ensehor ociosi- dades". Me permit! aconsejar a la
maestra que no prejuzgara tan opresu- radamente; que tuviera en cuenta que en Bermillo las
solanas son ai- tios de regoeijo de ninos y vecinos, porque los padres pueden ver a sus hijas
cantor tan bellamente y jugando al ritmo de la musica. Es por los sehoritos —insistio la
maestra— y de ellos hon aprendido. Aquf ©1 labrador Alcalde nos censurorfa de que en vez
de trabajar nos ^hara-

mos a ensehar cantos y juegos que no son parte de la mstxuccion .

Consideramos que la explicacion no coreefa d© fundamento, tan- to por la experiencia del


medio como de nuestro trato con los maes- tros. El hecho se det-'a a la poca sensibilidad, a
la seca formacion

292 Jo se Ma r ia Ahgued a s

profesional del magisterio y al temor relotivamente justificado, de que los padres de familia
labradores consideraran la ensenanza del canto como una forma de perder el tiempo o de
eludir el trabojo por parte de las maestras. En una comunidad no indfgena sino mestizo, con
un alto porcentoje de senores del Peru, un maestro ensencba juegos re- creativos y cantos a
los ninos. Juzgaron que el maestro era, como te- mia la maestro de La Muga, "un ocioso". Pero
en esas comun’dcKies del Peru ia musica y el canto constituyen la sustancia de la vida, y los
ninos juegan imitando a los danzorines de las fiestas; en La Muga podia ocurrir una reaccion
semejonte por razones contrarias; el canto parecia no ser ya necesario; ha sido olvidado. En
todo caso la escuela procedia sin audacia, rutinaria y resignadamente, segun las pautas de la
ensenanza tradlcional con sus metodos mds anticuados y rigidos. El unico juego que
practicaban con entusiasmo las nihas era la Barcabala que es de persecucion y ni cam para
designor a la de tur- no empleaban algun ritmo; simplemente contaban hasta 15 y a quien le
tocara este numero perseguia a las demds hasta atrapar a alguna

que la reemplozaba como persecutora.

Los ninos no tenian un drbol abuelo como el bienamado Negri llo de la plaza de Bermillo.
Tuve menos oportunidad de observar sus juegos,• no vi que formaran pandilias ni grupos
mds o menos orgcmi- zados para dedicorse a algun juego de conjunto. Los de diez anos
para adelante jugaban principalmente a la pelota en el "trinquete" o en las paredes de
algunas casas o de la Iglesia o donde hubiera es- pacio suficiente. Los pequehos corrian por
los compos libremente; ju gaban a "pastores y ovejas"; subian a los muros, escalaban ctrboles.
A pesor de que el futbol habia alcanzado a convertirse en el mds gran de y predilecto
espectdculo deportivo en Madrid y en las ciudades im- portantes de Espana, en La Muga y en
Bermillo no oi que se pronun- ciora siquiera el nombre del juego.

Los mozos y mozas disfrutaban de una libertad algo mayor que en Bermillo. Se trataba en
ciertos casos de cambios importantes. Du rante el baile, en Bermillo, las mozas se sentaban en
fila formando un grupo aparte y los hombres se reunion junto al mostrador del bar en grupos,
lejos de las muchachas. En la Muga porejas de mozos y mo zas se paseaban juntos durante
los intermedios del baile; charlaban con soltura y libertad o permonecian, tambien juntos,
sentados en al guna banco, y podicm continuar asi mientras los otros bailaban. La separacion
rigida, el tabu, se habia roto, por lo menos en esta opor tunidad.

Pero en la calle, el tabu se imponia tan estrictamente como en Ber millo. Un mozo no podia
acompanar a una muchacha hasta su casa. Estos pueblos no tienen alumbrado publico. Vi
como, en una ocasion.

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 293

varias muchachas y mozos caminabctn en grupos, de noche, a la sali- da de un baile. Una


muchacha se despidio de los demos en una esqui- na y. como era noche de luna, se echo a
correr a toda velocidad calle arriba, hasta que llego a su casa y entro en ella. La casa estaba
a

unos cuarenta metros de la esquina.

Rigen en La Muga las mismas oportunidades estrictamente sena- ladas y restringidas que en
Bermillo para las relaciones entre los sol- teros. Pero durante tales ocasiones la juventud de La
Muga goza de

mds libertad; el ceremonial ha sido roto y sustituido por una conducta libre y mds espontdnea.

No existe ya el rito del ingreso al mocen'o. El Pendon.— Cumpiidos

los 18 ahos el rapaz se convierte en mozo y adquiere todos sus derechos como tal. Tampoco,
existe, naturalmente, el Alcalde de mozos, pero si el cargo de Mayordomo del Pendon que
era, segun calcularon nuestros informantes, hasta la segunda decada de la quihonizacion, el
Alcalde de Mozos, como sigue siendolo en las comunidades vecinas de Tudera y Zofara que
acuden, tambien como varios otros pueblos, a la gran Romeria de la Hermita de la Virgen de
San Fernandiel, llevondo sus pendones. Por eso, el Mayordomo del Pendon debe ser un mozo
forni- do. El pendon es exactamente como una vela muy alia de borco con un mdstil de seis
a ocho metros de alto. El Mayordomo incrusta la ba se del asta del pendon en una esf>ecie de
funda de acero forrado que lleva a la altura del estomago y sostenido por bondas de cuero
oma- mentadas que se amorra a la espalda. Varios mozos auxilion al Ma yordomo mediante
cuerdas que estan sujetas a diferentes alturas del mdstil, y con ellas tiemplan la vela. El
Mayordomo se echa a andar sosteniendo el enorme peso del mdstil, y del viento que se
estrella so- bre la ancha vela. El mozo mantiene enhiesto el mdsUl con esfuerzo casi
sobrehumano, especialmente cuando los sostenedores de las cuer das pierden la coordinacion
ante el embate de alguna rdfaga repentina. El pendon es el simbolo y motive de orgullo de los
pueblos que porti- cipan en la marcha verdaderamente competitiva hacia la Hermita. La
Muga debe conservar su viejo prestigio de ser la comunidad que corga el pendon mds alto.
Le ha costado la quebradura y la involidez de varies hombres. Pero el momento de clavar el
mdstil del pendon contra su pecho es el culminante en la vida de un mozo. Toda la co munidad
estd p>endiente de el, mientras dura la marcha de cuatro ki- Idmetros, por "profundisimas"
encanadas y "grondes" cuestas y montes. como solian decirrae antes de que fuera testigo de la
romeria. Para un hombre de los Andes tales "profundisimas" quebradas, cuestas y mon- tahas,
son accidentillos que no impresionan ni a los ninos de dneo

anos de edad.

294 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

El camhio mds nofabie en la vida del moceno y lo que distingue a La Muga, de Bermillo y de
las otras comunidades de la meseta de Sa- yago, ©s que la moza, hija de ricoS; estd liberada de
la deshonra que

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 295

los cuatro pueblos durante los ethos de 1953 a 1957, inclusive, arrojan las siguientes
proporciones:

es el castigo mds cruel y, de acuerdo a nuestros valores, el mds gra ve. Este hecho de la
supeditacion de una norma moral, de un acto punitivo de control social que estd sustenlada
por una tradicidn rauy ontigua y que afecta la vida total de un individuo, su supeditacion a la
economia, constiluye un hecho revolucionorio que morca de monera cosi brutal la distoncia
que hay entre ricos y pobres en la nueva Muga.
Bermillo

Defunciones Matrunonios

223 163

............ 74 56

4fl 29

68 23

Constituye de hecho un escdndalo para el grupo de los pobres, porque representa un privilegio
exclusive de los ricos, un privilegio nuevo que ha saltado sobre los valores que eran
considerados inconmovibles, porque tenian y tienen origen religiose catdlico. Los pobres ven
en este privilegio la coniabulacidn de los ricos con el clero y los campe- sinos menos radicates
y mds resignados, una prueba de la benevolen- cia del clero a favor del rico.

Una moza heredera de cortinas y hacienda no se deshonra ni aun cuando llega a tener un hijo
y puede casarse y, de hecho, encuentra novio y se casa en La Muga. En Bermillo basta que la
moza haya sido olvidada por su novio para que quede al morgen de los derechos de ima
moza '’honesta''; queda marcada para siempre. Si, por desventura, llega a tener un hijo. Jia
muerto en vida. En San Vitero de Aliste, una comunidad mucho menos desarrollada que
Bermillo, lu moza rica goza tambien del mismo privilegio que en Bermillo. El patron de la po-
sada que era un viejo cazurro, soUa decir refiriendose a este hecho: "jUh... con lo que cuesta
una cortinal ^Que importa un cuernito pos- tizo?". En San Vitero se habia desencadenado ya la
lucha de los pobres contra los ricos.

El problema del Solterio

La alta pxoporcion de soltexos cdcanza en La Muga una ciira menos alarmante que en
Bermillo, pero evidentemente extraordinoria. En ambas comunidades parece que el problema
no preocupara sino a pocas personas; todas las demds se hem acostumbrado a consideror a
los numerosos solteros como un hecho natural, como una coracteristi- ca normal del pueblo, y
asi parece que fuera. Acudimos al Registro Civil de Bermillo y anotamos las cifras
demogrctficas de estas dos co munidades exclusivamente agropecuorias y la de otros dos
Munici- pios que se precian de mds "dvilizadas” al punto de considerarse no "sayaguesas",
como ya lo hicimos constar, y comentomos el hecho en un copftulo de la primera parte de
nuestro trabajo.

Las cifras totales correspondientes a motrimonios y defundones de


En el cuadro respective podrd observarse que la proporcion entre la notolidad y mortaiidad
son muy fctvorobles en Fermoselle y Almeida donde la natalidad es bastemte alta. Fermoselle
surte de peones a toda la region de la meseta sayaguesa para las faenas apremiantes y cuen-
ta con la mds alta cifra de emigremtes, desde principles del siglo, se- gun los dates de
Ballesteros. En Bermillo hoy un cierto equilibrio entre la natalidad y mortaiidad: 54% a 46%. En
Almeida la natalidad es mu cho mayor: 62% contra ^8% de mortaiidad. En Fermoselle, la
nataiidad alcanza el 64% y la mortaiidad el 36; hecho que explica la superpobla- cidn de este
Municipio. (^Escuchamos en la villa vocear a un pregonero que pedia obreros para una mina
de Asturias).

Las defunciones y motrimonios guordan la misma relacidn en los cuatro pueblos, como podrd
observarse en el cuadro resumldo qje ofre- cemos mds arriba. En Bermillo resolta la
desproporcion, 74% de de- iunciones y 26% de motrimonios; en La Muga es ligeramente
menos acusada tal desproporcion, 63% a 37%.

En La Muga no existen las cctusas de orden economico que expli- can hasta cierto punto la
conservacidn del solterio en Bermillo, pero existieron hasta antes de la quihonizacidn. y los
hdbitos o normas que rigen la formacidn de un hogor nuevo siguen siendo las mismas que
antes de la quihonizacidn, es decir las mismas que en Bermillo: los re- cien casados deben
permanecer en el hogor de los padres hasta al- canzar mediante un trabajo redoblado,
hacienda y tierras para si mis- mos, sin dejar de contribuir al acrecentamiento o conservacidn
de la heredad paterna. El matrimonio constituye asi un acto de rudo sacri- ficio. En La Muga los
cambios sociales qu© se produjeron como conse- cuencia del reparto de las tierras coraunales
no habian modificadc aun el antiguo hdbito o patrdn que regia el matrimonio; y el numero de
solteros seguia siendo desproporcionadament© alto, aunque no tanto como en Bermillo. Y los
hombres observadores, inteligentes y "progresis- tas" no ©ncontraban, como el sabio
campesino C. A. de Bermillo, una explicacidn suficiente de este hecho. Tratabon d© justificarlo
mediante razonamientos semejantes a los que hacia C. A., con horta repug-

nancia.

296 Jc3E Ma r ia Ar gu ed a s

El control de lo Natalidad y la propiedad de la tierra

La causa determinonte del estoncamiento demogrdfico de estas co- munidades y de la


renuncia al matrimonio que entre los mozos existe creemos haberlo encontrcdo en La Muga.
Desde la ya relativamente lejana fecha de la quinonizacion de La Muga no se habia producido
ninguna subdivision peligrosa de la tierra; no se percibia sintomas de un proceso evidente de
minifundismo. Las trabas al matrimonio se nos presentaban como un mecanismo de
autodefensa de la comunidad con tra la atomizacion de la propiedad de la tierra. No se
concebia que un padre acomodado consintiera que su hijo, ni que este aceptara, for- mar un
hogar independiente en tanto no hubieran adquirido la hacien da y tierras suficientes que lo
mantuvieran en el mismo status econo- mico y social de sus padres. De este modo se
resguardaba la conser- vacion de la tierra a costa del estoncamiento demogrdfico. El soltero
temi'a al matrimonio y se decidia a afrontorlo unicamente cucmdo es- taba seguro de que lo
haria sin poner en riesgo el status de su fami- lia paterna. Este tipo de control era tan duro y
eficaz que habia, con el tiempo, creado la costumbre habitual de consideror el solterio come;
un estado tan natural como el del casado, a pesar de que el soltero es- taba al morgen de los
beneficios comunales, especialmente de la par- ticipacion de las tierras. De este modo, las
parcelas no disminuian de extension ni los labradores ricos corrion el riesgo de que su
here- dad se atomizara y sus hijos cayeron en la pobreza. Esta, nos porece, la explicacion
de la extraordinoria abundancia de solteros. El sabto labrador C. A. de Bermillo no lo pudo
descubrir y lo interpretaba mediante explicaciones de tipo moral que le causaba indignacion y
re- pugnancia. Los actos repudiables que C. A. citaba, eron la consecuen- cia y no la causa de
la autodefensa de la comunidad contra la disper sion de la propiedad de la tierra.

El matrimonio, la rutina diaria, la muerte y los funerales

Siguen en La Muga el mismo patron que en Bermillo. Lo que re- sulta excepcional es la
conservacion de las "sepulturas” en la iglesia. Constantemente, dia y noebe, arden centenares
de velas en el piso em- pedrado con adoquines ornaraentados de la Iglesia. En Bermillo ya no
existe la costumbre de montener por mucho tiempo las "sepulturas". En este aspecto La Muga
es mets conservadora y ontigua que Bermillo.

Nivel Social. Valores determinantes

Precisor la relacion de superioridad e inferioridad social entre los vecinos de La Muga es tarea
harto compleja. En Bermillo, los labrado-

La s Comunida des d e Espan a y d e l Pe r u 297

res tienen una imagen muy clara de los grupos que "reciben mayor o menor consideracion" de
parte de los demds y tienen, por tanto, una conciencia igualmente clara de las causas por las
cuales existe tal di- ferencia. Los "sehoritos", a su vez, estdn seguros de los valores que les dan
derecho a ocupar la mds alta posicidn social en el grupo y aceptan las diferencias de grade que
exislen entre ellos; los estable- cen con la misma medida.

Ya en el copitulo anterior expusimos c6mo el valor predommonte de la categoria de las


personas es en La Muga contropuesto al de Ber millo: en La Muga el vecino que no ara, que no
labra el campo, es de "menos valer". Se exceptua unicamente de esta medidc al Medico y al
Cura, porque son profesionales, hasta esa fecha necesaria o inevi- tablemente forasteros.
Quien ocupa una categoria superior, aceptada por el vecindario, es aquel que ademds de arar
tiene algun otro nego- cio que le proporciona ingresos supiementarios que pueden llegar a
ser tan cuantiosos o mds cuantiosos que el de la agricultura y la ga- naderia: estos son
algunos comerciantes y los maestros de escuela; estd considerado, tambien en esa categoria el
Secretorio del Ayunta- rniento. Quien ora tierra ajena, el criado, ocupa un lugar inferior, y
el "artista" que no ara, el ultimo.

Pero no existe ninguna forma externa, ninguna lormalidad de tra- tamiento en que se
manifieste socialmente las diferencias anotadas. El criado se sienta para comer en la mesa del
amo y charla con el de igual a igual, incluso la criada del prosper© comerciante P. R. El me dico
alterna en el cafe "con el primero que llega" y, si bien todos los vecinos le dan el tratamiento
de "Don", siendo el unico "Don" de La Muga, no se traduce en distincidn externa ningima la
mencidn del titulo, Aporece en las tertulias de cafe como uno de tantos. Los maestros re ciben
el tratamiento de "Dori" unicamente de parte de sus alumnos, los vecinos los llaman "senor”
como a cualquier otro vecino, pero no se les aplica nunca el tratamiento de "tio", que puede
dorse a cualquier ve cino: "el tio Juan" o el "tio Antonio".

Subjetivamenle, coda labrador parecia estar mds o menos alen- tado por la cuantia de su
riqueza, cuya importancia apreciaba siem- pre en comporacion con la de quienes poseian
mucho mds o mucho menos. Nos aventuramos a user el termino discutible y muy poco pre cise
de "subjetivamente", porque todo vecino sabia cuanto poseia co da quien y segun ese valor,
lo consideraba como mds pobre o mds ri- co que el; y el resultado de tal comporacion le
conferia la concien cia de su propia posicidn dentro del grupo. Esa era la medida predo-
minante. No se tenia en cuenta, por ejemplo, de que la esposa de tal o cual vecino
hubiera tenido un hijo ajeno antes del matrimonio ni menos que hubiera side "despreciada"
por un novio. (Se llama "des-

298 JfjsE Ma r ia Ar gued as

preciada” en este caso, como en las comunidades muy hispanizadas del Pern andino, a las
muchachas que simplemente hctn side olvidadas por un pretendiente, y mds si han sido
sustituidas por otra). Lo que influye, lo que otorga el status es la cuantia de cortinas y del
ganado y el comercio, o el ejercicio de alguna profesion, como actividad com- plementaria o
paralela a la agropecuoria, sin la cual el individuo se ra un "golfo", salvo que se trate de un
forastero que ejerce alguna fun- cion oficial, como los guardias civiles, el cura y el Medico.
Pero exis- te una excepcidn singulorisima: la de los ricos de cuno antiguo, algu- nos de los
cuales eron los mds ricos del pueblo.

Estos ricos de cuno antiguo son menospreciados a pesor de su alto nivel econdmico. Todos son
viejos, o casi viejos, y la mayor parte de ellos solterones. Observan una conducta muy
semejonte a la del rico de cuno antiguo de las villas muy virreynales de la sierra peruana:
cuan- to mds combion las costumbres se oferron mds a los antiguas tradicio- nes, y son
irritontemente ovaros: esconden su dinero bajo tierra. Estos de La Muga no van nunca a los
cafes, que no existion cuando eran mo- zos; no asisten a las tertulias ni romerias; van donde el
herrero apresu- radamente y solo en coso extreme; visten mol, porchon ellos mismos las
roturas de sus pontalones; temen el trato, especialmente con la gente joven o madura; huyen
de los trabajos cooperativos, "manosamente". Procuran sacarle el mayor portido posible a los
cambios ocurridos en la comunidad en cuanto les ofrece facilidades para gastar menos o elu-
dir fajinas y contribucion en trobajo en ouxilio de los pobres. Contoban de uno de los mds
acaudalados de estos vecinos una anecdota muy sig- nificotiva: el viejo recibid la visita
repentina de un pariente suyo que vivia en Salamanca. No pudo evitar llevarlo al cafe y pidid
una bo- tella de ''gaseosa''. No sirvid el liquido en los vasos sino que el se ade- lantd Y tomd,
primero, con la boca, directamente de la botella, la mitad del contenido y le alcanzd el reato a
su convidado; este se vio precisa- do a limpiar la botella con su panuelo y tomor el sobrante.
Luego, el viejo se levanid de la mesa y se llevd a su pariente sin haber cruza do una palabra
con ningun otro vecino. Era dia domingo y el cafe estaba muy concurrido.

Este pequeno grupo de ricos de cuno antiguo no ejerce influencia alguna en la direccidn de la
comunidad; estdn marginados; su inter- vencidn social es menor que la de los "golfos" y "son
descendientes todos, de los antiguos ricos”. "Estdn como petrificados o enfermos; no parecen
de este mundo ni del otro", decia de ellos el propio A. M. que era contempordneo de algunos
de esos ricachones.

En conclusion, si bien la "actividad intelectual” tal como se entien- de en Bermillo no conferia


en La Muga un status superior, los maes- tros estaban ya dispensados de algunas de las faenas
comunales y

La s Comunid ades de Espa na y del Per u 299

de ciertos trabajos del cultivo; podian emplear peones sin ser censu- rados, pero todos, aun el
unico que hobfa dado sus tierras a media- neros porticipan en la siega, trilla y venteo que
son los mas ru- dos trabajos. El medico era "Don"; el Secretorio del Ayuntomiento trabajaba
todo el dia en la oficina, pero tenia que participar en la siega. Su mujer, hija de un vecino
mugueno dirigia el resto del cul tivo. El Secretorio era forastero, de un pueblo de Aliste. El
comercionte

P. R. tambien faltaba cada vez mds frecuentemente a algunas faenas

agricolas, justifiedndose con sus viojes a las ferias y ciudades; paga- ba bien a los criados que
tomaba para la lobronza; dedicaba la mayor parte de su tiempo al comercio y empleoba
algunas mdquinas para la agrlcultura; habia comprado ya una segadora para emplearla en la
cosecha de 1958. "Causard espanto en unos y gran esperonza en otros. Ella sola hard el trabajo
de cincuenta hombres. No puedo negar que siento algun temor”, me cenfesd.

Teniendo en cuenta la opinion de pobres, ricos, comerciantes. "or- tistas", maestros, la del
Medico, la del cura y la de la duena de la posa- da, acerca de ciertas personas consideradas por
mi como mas o menos representativas, intentamos trozar una imperfecta linea divisoria entre
los diferentes niveles que en la comunidad ocupobon los vecinos, se- gun los valores que
determinan la estimacion que se debe a las per sonas, no exactamente su categoria. Porque si
se pregunta a cualquie- ra en el pueblo acerca de las diferencias entre las personas, la res-
puesta es undnime y uniforme: "Acd hoy ricos y pobres, pero todos so- mos iguales". Y esta
conclusion o conviccion estd fimdada en que no hay diferencias en las formalidades del
tratamlento social entre todos los miembros de la comunidad. Y si un "senorito de Bermillo
visita La Muga no se le hace distincion alguna, salvo que sea una outoridad

ofldal importante y venga como tal.

La imperfecta linea divisoria a que nos referimos morco seis ni veles:

19— £i Medico y el Cura.— El Medico tenia automdvil y era aca-

so el coche mds antiguo de cuantos he visto, pero no habia otro en La Muga. Los ricos lo
consideraban como un buen profesional y como in- dolente los pobres. En el ofertorio de la
Virgen era el primero en depo sitor la limosna. El cura no alternaba jamds con los vecinos
sino des- de el pulpito y en relacidn con los oficios religiosos. Se dedicaba con gran abnegacion
a su ministerio; sostenia en su caaa a varies huerfa- nos; daba propinas a los ninos que
asistian puntualmente a las misas y algo mds a los que asistian a las dos misas dominicales.
Cobraba derechos sumamente moderados por los oficios y a veces los reali- zoba
grotuitamente; invertia en gastos de la iglesia y de una limitada asistencia social a los ninos, los
cuantiosos fondos que percibia en el

300 Jose Ma r ia Ar gued as

ofertorio a la Virgen de la Hermita de Fernondiel. Era ilustrado y mo- demo, pero autoritario.
Cualquier otro pdrroco que hiibiera prohibido la gran feria mensual si caia en dia domingo,
hubiera siifrido la rebe- lion del vecindorio, pero a el le obedecieron. Estaba imbuido de la gran
jerarquia de su cargo y de sus obligadones. No se tomaba ninguna de cision importante con
respecto a la politico y la administracion sin pe- dirle consejo. Lo daba siempre, y
concluyentemente. Era un hombre joven e infundia respeto. Todos los curas del partido
hobion solidtado dos vo ces al Obispo que lo cambiara de Sayago a otra parte. Su conducta
per- judicaba economicomente al resto del clero.

2*?—Los maestros, el comercian/e P. R., el Secretario del Ayuntamien- to Y el labrador A. S.


Todos los maesfros tenion lobronza, lo mismo que el Secretario, pero el trobajo ''inteledual” a
que estabcm dedicados les permitia ser dispensados de ocuparse de arar, es dedr de trobajar
por ellos mismos en todas las fases del cultivo. Con el comerciante P. R. ocu- rria algo
semejante, pero que por su dedicadon a negocios que le daban ingresos extraordinorios que
iban convirtiendolo cada vez mds en hombre acaudalado e influyente, P. R. frecuentaba el
Cafe, informaba acerca de la poh'tica, de los sucesos mundiales de los que el se enteraba por
los periodicos y sus viajes frecuentes a Madrid. Habia prescindido de Zamo ra y Salamanca;
hada sus pedidos diredamente a Madrid. A. 3. vestia como ''caballero” y se comportoba como
un campesino y como un ciu- dadano culto y fine a la vez. Era un rico "con opinion que
convencia". Su conodmiento de otros paises le daba prestigio porque no habia vuelto como
otros inmigrontes, sin "haber llegado a Roma", como soHon califi- corlos, sino, mejorado, con
mds juicio y con facha de verdodero ciudada- no sin que este hecho hubiera perturbado su
conducta y su respeto hacia sus co-aldeanos. Era respetado y estimado. Porque, ademds,
"habi'a vuelto a arar", aunque dabc parte de sus cortinas "a medias".

39—iQg ricos maduros y jovenes y los ricos viejos modernizados, de los que nos hemos
ocupado con suficiente minuciosidad, para el caso, en el copitulo relative a la economia.

4^—Los "parejeros" y los herreros.— Los "parejeros”, es decir, quie- nes disponion de pocas
tierras y unicamente de una pareja de vacas. No se les consideroba como propietorios de
ganado. Los herreros que eran cuotro, de los cuales uno no tenia tierras, pero era el mds
diestro. El herrero, naturalmente, era una de las personas mejor informadas acerca de lo que
acontecia en el pueblo y de lo que cada vecino tenia. 59— los ricacbones de cuho antiguo, los
que se quedaron rezaga-

dos y oun mds desadaptados al medio social. Son objeto del menos-

precio unctnime, a pesor de su riqueza.

No es, pues, por consiguiente, la cuantia de la tierra y de la ha cienda el unico valor


determinante de la importancia de un vecino en
La s Comunid ades de Espa na y del Per u 301

la sociedad de La Muga. La actividad o profesion "intelectual" es esti- mada. pero vale por si
misma solo en el caso en que el profesional es fordneo; de otro modo ha de tener labranza
para valer.

Trotondo de sistematizar un poco el orden de los factores deter- minantes de los niveles
sociales en La Muga que nos hemos aventura- do a trazor, nos atreveriamos a concluir que si
bien, oporentemente, sigue siendo el trobajo de la labranza (arar) el valor predominante;
la liberacidn de esta actividad o, mds propiamente, la exoneracidn jus- tificada de participar en
las fases menos apremiontes y rudas, coloca a los individuos en un nivel superior; el
comerciante P. R., el propio la brador "caballero”, A. S., los maestros, el Secretario del
Ayuntamiento. Ademds, el ejercicio de las profesiones intelectuales: el Medico,

los maestros, son comprobadamente actividades que confieren presti gio. A ningun maestro
se le puede dar el trafamiento de "tio"; ol Me dico se le confiere el de "Don". La sabiduria
academica es tornado en cuenta como un valor mds alto que el tradicional, oun cuando el
titulado sea de hecho, un hombre de poca opinion y de menor sabiduria real. Pero, como un
rezago, como una especie de tribute al valor local pre dominante, en el sentido de ser mds
universal, los titulados y espe- clalmente el comerciante y el ex-hombre de negocios, deben '
arar' algo, a pesor de que no solo podrian mantener su nivel economico sino incrementarlo
mds si estuvieran enteramente liberados de esa obligacion. El vecindorio de La Muga no
acepta que quien pertenece a la comuni- dad no sea labrador practiconte. El cura y el Medico
son considerados fordneos, de residencia precaria en el pueblo. (Recordemos que for-
malmente, oun en Bermillo los habitantes del pueblo son considerados como vecinos
labradores y se les confiere tierras en virtud de ese prin- cipio). Pero, en La Muga, este
principio todavia imperante, ha empeza- do a ser flexible y concluird por no ser universal.

La intervencion activa en el grupo social es otro valor modifica- dor de la predominante que
es el de la economia; los ricos avaros y anticuados no merecen respeto alguno sino, por el
contrario, el repudio del grupo dirigente que es el de los ricos emprendedores y los inte

lectuales".

Contrariamente a lo que ocurre en La Muga, el artesano, salvo el herrero, es tenido en menos.


La habilidad manual, el oficio, confiere menor categoria que la posesion de una pareja de
vacas, oun cuando, como en el caso de dos de los albohiles "gallegos" tengan un nivel

©conomico bastonte alto. El termino "artista" es peyorativo en La Mu ga, y contiene el


significado primario de la polabra.

Otro valor en decadencia es la porticipacion en las faenas comu- Hales y cooperotivas. El


mismo proceso desvalorizativo siguio en las comunidades del valle del Montoro del Peru la
cooperacion en las

302 Jo se Ma r Ja Abgued a s
lobores agricolas, que ha sobrevivido en combio para las celebracio- nes religlosas y cotolicas y
los trcdDOjos ceremoniales d© origen prehis- pdnico, como la construcclon de una casa,
especialmente la faena de la techa-casa o colocacion de la teja o de la paja. Parceladas las
tierras comunales, la cooperacion ©n el trcdxrjo agricola se debilito, no asi cier- tas faenas
comunales de utllidad publica, como las que eron necesorias para la construccion de escuelas.
La escuela cuya funcion para la mo- villdad social fue muy bien comprendida por estas
comunidades, ad- quirid al mismo tiempo, y por la misma razon, un alio valor de orestiglo para
la comunidad, y los pueblos se empenaron en una competencia sin gular en dor mds
"grondiostdad” o "majestad" a sus locales escolares, algunos de los cuales fueron, incluso,
decorados por muralistas.

En La Muga, las formas de cooperacion comunal iradlcionales se cumplen aun, pero no don
mds prestigio a quien las acota fielmente; por

©1 contrario, los labradores mds influyentes cumplen esta obligacion de la manera mds
limitada posible y demostrando cloromente su descon- tento. Llegamos al convencimiento de
que serd en La Muga donde la cooperacion en beneficio d© los pobres ha de desoporecer
primero, an tes que en las otras comunidades de Soyago, si la direccidn general de la
evolucion del pcrfa sigue siendo conducida con la misma orien- iacion que regia en 1958.

6^— Los "ariistas" y criados.— Un "artisia” oun tenlendo alguna lobranza no dejaba d© ser un
"golfo'*. En La Muga solo tres artesanos estabon exclusivomente dedicados a su oficio: dos
alboniles y uno de los tres zapoteros. Este ariesano se quedo sin tierras, porque a la hora del
reparto de la herencia, orefiiio quedors© con la casa y cedid las tierras a sus hermonos: se
convirtio en un "golfo”. Uno de los tres al- baniles ©s de La Muga y tiene tierras suficientes. No
lo llaman "golfo".

Los otros dos son forasteros.

El especial sentido despectivo que en esta comunidad tiene la pa-

labra ''ortista” es el resultado del desconocimiento tradicional que se tiene del otro y recto
sentido del termino. En La Muga no hay arte, salvo el del lenguaje; las otras formas populores
artisticas se habian extinguido.

En la movilidad social. Tensiones.

En La Muga, aunque no tanto como en Bermillo, resulta sumamen- te dificil mejorar de status,
ascender ante la consideracion d© los de- mds. Los labradores no aspiron a que sus hijos seon
profesionales, a pesar de que los ''titulados'' gozan d© ciertos privilegios, que no son muchos
ni tan importantes como en Bermillo; no se produce por ©so, la brutal ruptura ©ntre el
"titulado" y sus padres y parientes, si estos son

La s Comunid ades de Espa na y del Per u 303


labradores, como ocurre en Bermillo. Ademds, el ejercicio de una pro- fesi6n llevoria
inevitablemente al individuo fuera de su comunidad, y no hay en La Muga muchos
descontentos que desean emigrar, entr© los ricos o acomodados, y los pobres no pueden
aspiror a Ingresar en un institute de formacion profesional.

Es la actividad econdmica, la hobilidad para los negocios, el in- cremento del capital (hacienda
y tierras, como en el caso de A. S.) el medio casi unico d© gonor la mayor consideracion del
vecindetrio. Y todos ricos, pobres y criados, suenan con recorrer ©se camino. Se tra- ta d©
gonor, ademds de muy escasos aunque importantes privilegios, un tipo de distincion
predominantement© subjetivo; porque, la influen- da politica, el poder politico, estabon
desprestigiados, por cuanto para conseguirlos no se necesitaba sino la incondicionalidad ant©
los jefes provinciales del partido oficial y de las autoridades gubernamentales
incondicionalidad que se comprobaba mediant© ©1 espionaje de la con- duda de los demds
(la confidenda) y la obedienda dega y pasiva a las ordenes. Y un labrador no constgue
ascender ante la ©stimadon d© sus compoblanos mediant© actitudes como estas que
siempre fueron tenidas como avergonzantes. El comando politico lo tenian, pues, en La Muga,
algunos campesinos acomodados y oun "porejeros" ombidosos o resentidos que aceptaban
los imposiciones "inmorales” de gente "d© arriba”, a quienes no se conocian y de los
cuales se desconfiaba.

La movilidad social era, por tonto poco octiva en cierto sentido, por la folta de medios de
ascender y por los rarisimos casos de empo- bredmiento de acomodados o ricos, casos que se
producian unicamen- te por cousas d© enfermedod prolongada, d© incapadtacion fisica del
individuo. Sin embargo, las perspedivas ©ran considerablemente mas abiertas que ©n
Bermillo; los lideres de La Muga eron dos labradores comerciontes y hombres de empresa, uno
mds que ©1 otro. P. R. pro- yectaba, con la seguridad d© obtener exito, la difusion d© la
moquina- ria agricola, el demimbamiento de las cortinas para dor libre paso a los tradores; A.
S. lo secundaba y apoyaba con su prestigio de hom- bre "que ha recorrido con provecho el
mundo y ha madurado el seso . En verdad, la tierra no solo se prestaba para el empleo d© la
maqui- noria sino que nos porecia que seria convertida en un poroiso de la industria agraria,
puesto que era toda liana; y causaba preocupacion y asombro que tierras ton vastas y
Ilonas estuvieron atomizadas por cercos fuertes de piedra que cerrabon a veces muy pequenas
areas de tierra; y se orara como en casi toda Castilla y Extremadura, con instrumentos de la
epoca de los romanos; y que la siega fuera temida y anhelada, porque habia que hacerla con
hoz, baio temperaturas obru-

madoras, de 38 a 42 grados de color.

Las tensiones sociales estaban impulsadas por las diferencios de

304 Jose Ma r ia Ar gu ed a s

nivel economico. La riqueza otorgoba ya privilegios irritantes y los ve- cinos acoudalados
moatraban, cada vez mds, su mala voluntad para cumplir con sus tradicionales obligaciones de
cooperacion en favor de los pobres. Ya hemos apuntado cdmo las hijas de los ricos estaban li-
bres de los terribles riesgos de la "deshonra”. Los pobres, sin embargo, continuoban
llamdndolas ''deshonradas'', aunque no se atrevion a ex- presorlo publicomente, puesto que la
Iglesia hobfa consagrado el pri- vflegio celebrando el matrimonio de las "deshonradas”, con
quienes no habion sido los causontes de la deshonra.

Los pobres observoban a los ricos cada vez con mayor sentido critico y viceversa, aunque en
los pobres la observacion, por fuerza, era mds constonte, interesada y aguda, especialmente
por parte de las mujeres. Se juzgaba a los ricos como onticristianamente egoistas,
consideraban que estaban cegados por la ambicion de acumulor riquezas y cada vez mds
indiferentes hacia la suerte de los muy p>obres. Los ricos afirmobon que "nadie
pasaba necesidades" en La Muga; sostenian cotegoricamente: "aqm hay ricos y no
hay pobres", y juzgaban a los menos fovorecidos como gente in- dolente" y "resignada". La
resignacion estaba calificada como un de- fecto repudiable. "Todo vecino que se decide a
progresor aqui, progre- sa trabajondo como es debido", era la opinion de los ricos. "Cloro que
el dinero o la hacienda no se gana en dias sino en ahos, y la envidia, ademds de ofender,
debilita la voluntad. El envidioso se conforma moldiciendo, consuela asi su vida; pero el
labrador "parejero" y hasta el peon que se decide, como hombre que es, a ir para adelante,
au- menta su hacienda y puede llegor a ser rico”, decloroba L. G. con su coracteristica
profundidad de reflexion y ondlisis. "iOuien era A. S. y quien es ahora?; Es un eiemplo
grande. Dicen que lo fovorecio la suerte. La suerte va como la sombra junto al cristiono
empenoso. Us* ted ve la ccrra de ese hombre y no hay "indicio" de que hubiera envi- diado a
nadie. Ahora viste como "caballero" sin ofender a nadie y aqui le ofmos iodos. Mire, amigo.
Nadie hace trampas ni robos en La Muga, a pesar de que ya llego aqui la guordia civil que
dicen que otrae a los ladrones. Quien es rico en La Muga, a el mismo se lo debe y en parte a
sus padres, nunca a la trampa ni ctl robo".

Acepto sin embargo, que la cooperacion en favor de los lobrado- res sin vacas era menos
activa y se hacia con creciente mala gana. "Tiene la culpa un cura que prohibio que se orora los
dias domingos en la mahana las tierras de los vecinos que no tenion vacas", replico

L. G. "Nuestro joven cura remacho esa prohibicion y hasta ordeno lo que porecia imposible:
que la feria no se hiciera si caia en dia do* mingo. Los curas siempre fueron ambiciosos y
mandones; ahora lo son todo; todo lo male. Cloro que nuestro cura no es asi, pero ya ve

La s Comunida des d e Espan a y d e l Pe r u 305

usted, en esc de no ayudar a los pobres en dia domingo estuvo contra Jesucristo, porque
Nuestro Sehor se compadece mds de los pobres que de guardar una fiesta. Entre una y otra
cosa ^como un hijo del Se- nor puede preferir el desamparo de los necesitados? De alii
empezo a desganorse mds la gente rica. Y llevan de razon en quejarse los pobres que no tienen
hacienda ni tierras, aunque con eso nada se remedia”.

Pero la actUud del pdrroco era, como ya dijimos, muy distinta a la de los otros curas del
Partido. Su incondicionalidad ante la jerorquia eclesidstica no porecia ser tan absoluta; no
solamente aceptaba que el clero y la propia Iglesia atrovezaban en Espana por un periodo de
crisis sino que admitia que las posibilidades de superorla eran minimas o nulas. "Ejercer el
poder politico hace detno", declard con cierto aire de humildad; pero el ejercia ese poder en
La Muga y no podia eviterr la vigilancia de los agentes del partido oficial ni desobedecer sus
man- dertos. Sin embargo, era evidente que no lo hacia de buen grado. Ha- bria querido
recomendar personas en razon de sus propias conviccio* nes y no por otros motivos, como el
de la incondicionalidad y pasivi- dad absolutas que se exigian y cumplian. Era una especie de
complice forzado, cuya falta de libertad a este respecto era resaltada por su conducta
caritativa que contrastaba con la de los otros curas de los pueblos vecinos.

Los ricos de cuno antiguo habian dejado de constituir una preocu- pacion para los lideres de la
comunidad. Los pobres los despreciaban mucho mas que a los otros ricos.

Existia tension entre labradores ricos y los labradores sin hacien da ni tierras, pero no se
monifestaba en forma hiriente y ostensible si no en roras ocasiones, como en aquella a_ue
cite del matrimonio del "golfo" con la hija de ricos. Se daban entre si, el mismo trato que los
ve cinos de Bermillo dentro de su casta o clase. Las autoridades ofi* dales pertenecian a la
misma close de labradores y no podian come ter orbitrariedades escandalosas ni menos
apoyar arbitrariedades y abu ses ojenos, como en Bermillo. Estaban obligados a conducirse
como labradores y no conocian otro tipo de conducta. Y, en lugar de gozar de gran autoridad
e inrnunidad como en Bermillo, el Alcalde y los concejales, eran motive constonte de censuras.
Y se afirmaba que to- dos los alcaldes "se habian hecho crecer las uhas en el Ayuntamiento '.
No conferia, por tanto prestigio verdadero el desempeno de las fundones oficiales; en tanto
que en Bermillo el ejercicio de la arbitrariedad, el des- precio y aun del abuse de las
autoridades con respecto a los pobres, cons- tituian una especie de obligacion del cargo oficial.
Lo que parece demos- frar que en Espana, donde hay "senoritismo", el poder se ejerce en
provecho de esa close mediante el empleo de la maquinoria ofidai. Las comunidades que
permanecieron muy aisladas, como La Muga, y don-

306 Jose Ma r ia Ar gueda s

de por rozones de la geografia y de la historia, no se implanto la di- ferencia de castas y siguio


rigiendo las normas de las antiguas co- munidades, ni oun la aparicion de la propiedad privada
y la diferen- ciacion economica de Ics pobladores ha provocado la tirania de los mds ricos
sobre los pobres. La acumulacion lenta de la riqueza en po- cos monos no alcanza a superar
sino con igual o mayor lenlitud los tradicionales valores y normas comunitarias, aunque
inevitablemente las quebranta. En tanto que en las comunidades mixias, de tipo Bermillo, la
comunidad de lobradores permonece mds conservadora y solidaria, a pe- sar de las diferencias
de nivel, porque deben presenter un frente co mun a los tiranizadores ''sefioritos”.

ADMINISTRACION COMUNAL, LA POLITICA, LA COMUNIDAD Y EL REINO

El Ayuntamiento tiene todo el poder politico y estd orgonizado e instituido mediemte el mismo
procedimiento y con las mismas normas aue en Bermillo. Los Munidpios de \m Partido, ya lo
dijimos, no guar- dan relaciones de dependenda con respect© al de la capital del Partido sino
que dependen de la autoridad politica provindal, el Gobernador.

Antes de la guerra dvil la actividad politica era muy intense en el period© pre-eledoral,
cuando los Partidos debian elegir a sus repre- sentantes porlamentarios. Esa actividad, como
ya lo referimos, estaba limitada a orgonizar convites de parte de los candidatos y sus agen-
tes, a los electores. L. G. y todos nuestros informantes coinddieron en dedarar que quien
aceptaba asistir a un convite y "le comia su esca- beche” a determinado candideto, se sentia
"en el deber” de votar por el. Este deber, rarisima vez era quebrantado y, quien
"troidonaba"

aai a su convidante se desprestigiaba. "El compromise era ton serio que si un Marino (liberal)
invitaba a un labrador que ya habia comida en casa de un Garrote (conservador), el labrador
contestaba: "ya le comi el escabeche, tengo que votar por el candidate de Garrote". Y el
inviton- te aceptaba la explicadon y la respetaba. "Nadie comia a dos carrillos . Durante el
periodo que, en el Peru, la politica se valia de este mismo me- todo (hasta 1931) para gonor
electores, ningun candidate podia estar se- guro de la fidelidad de quien habia recibido "una
butiforra". General- mente los eledores pobres comian las "butiforras" de ombos candidatos y
luego votobon, calculando por cuenta propia quien podria ser el ven- cedor. En La Muga "habia
honradez" a este respecto. Debemos tenor en cuenta que los compesinos indios no tenian ni
tienen aun derecho a vo tar, por ser analfabetos. Las "butiforras" se obsequiabon a los criollos
y mestizos alfabetizados. Mds torde se difundio el metodo nuevo de la compra de votos
con dinero. La "lealtad" al comprador sigui6 la tra-

La s Comunida des d e Espa n a y del Pe r u 307

dicion del convite. "Cuando el vecindorio empezaba a pensar ya por su cuenta y a votar segun
sus verdaderas simpatias politicos, vino la gue rra civil y todo volvio a corromperse en peor
forma. No se compran ni se venden votos; se gana a las personas por la amenaza o por la
oferta del mando, del ejercicio del poder que a tantos les gusto, pero que en La Muga no
ofusca a los vecinos tanto como en Bermillo" afirmo con cier- ta amargura un labrador
acomodado.

A. S. nos inform© que la Republica casi no tuvo tiempo de llegor a Sayago. No influyo en nada
ni hizo cctmbio alguno. Estaba demasiado lejos y carecia de importancia. Un socialista paso
cierta vez por los pueblos y dio charlcs que inquietaron algo a los lobradores. En Ber millo, los
"sefioritos" empezoban a preocuparse de su suerte, cuando se desencadeno la guerra. Y el
vecindorio continuo en la ignorancia con respecto al rest© de Espoha y el mundo.

El Ayuntamiento de La Muga constituia, a pesar de todo, una ins- titucion bastante


representativa de la estructura economica y social diferenciada de esta comunidad con
respecto a las otras del altiplano de Sayago, especialmente de las limitrofes. Se habian
reportido las tierras; se habia desarrollado la competencia individual como el me- canismo
principal que estimuloba la actividad de los vecinos cuyos

tradicionales vinculos y contradicciones economicas habian sido en-

causadas de modo singular. Se mantenian aun las relaciones de ti po comunitario


Iradicioncl para la conservacion y sostenimiento de los servicios publicos; y esta caracteristica
era semejante, en cierto gredo con la de muchas comunidades peruonas en las que no se
produjo la "quinonizacion" de las tierras comunales y el desorrollo de la competen cia
individual y del comercio: tal es caso ya citado de las comunidades del Valle del Mantaio;
ounque, como ya lo dijimos en otro lugor, el tope o limite que la estructura socio-politica del
Peru permite a ©se desorrollo, es bastante mds amplio que el actual regimen del reino de
Espana, ©s- pecialmente, en la vieja Provincia d© Zamora.

LA RELIGION, DIOS Y EL CLERO

El nuevo cura, de cuyas virtudes hemos hablado en vanos capitulos de este trabajo, habia
sustituido a otro que goberno la parroquia durante muchos ethos y que, a juzgar por las
informaciones, de vecn- nos y vecinos de diferentes niveles economicos, lue un pdrroco tird-
nico, dvaro y repudiado por toda la comunidad, algo mas que el de Bermillo. El nuevo cura no
habia logrado oun hacer olvidor las malas

308 Jo se Ma r ia Ar gued a s

obras del anterior ni de poner remedio al desconcierto que couso con su conducta
''anticrisUana''. Oiga usted, amigo, se lo digo de veras, lo juro F>or la Virgen: el cura
anterior, no era un cura verdadero sino un onticristo disfrozodo, un lucifer con sotana", me
confeso con aire de secreto un vecino pobre, un "golfo”. Consulte esta ofirmacion con mis
informantes mds juiciosos y de mayor experiencia. "Si —afirmo uno de ellos— todos creiamos
igual. Y no se podia hacer nada contra el, porque los curas estan bien apoyados por todos los
que mandan. Y tenia sotana. La sotana es la sotana; eso se respeta, por mucho que debajo
orda el infiemo, como en ese viejo que fue el azote de los po- bres y el explotador de los ricos".
Luego, ya muy interesado por el te- ma continue hablando: "Son mucho peores estos curas
que los que habian antes de la guerra. Piden, exigen, cobran mds de lo debido y jamds dan un
centime a nadie ni para nada. El clero esponol es muy suyo. Preguntele usted a cualquier
vecino. Todos sabemos que no son representantes de Cristo sino de Sertands... Si hubiera otra
guerra no quedaria uno. No; los colgarion a todos'*.

"i Y el joven cura que hoy ahora en La Muga?", le pregunte. "Es un santo, asi porece, pero
prohibid que la feria se realizara en dia do- mingo. Lo prohibid en la vispera. Fuimos a rogarle
todos que, siquiera por esa vez consintiera la feria; que la orden se cumpliera de alii pa ra
adelonte. Pero no aceptd. Tiene de los otros curas eso de sentirse la autoridad que no
quebranta una orden dada. No estuvo bien eso. Tenia, entonces, la misma ccra de soberbia
que el viejo, y yo me que- de descontento, como todos. No tanto por la feria, le dire, sino
porque nueslro buen cura se porid como maio. Se nos nubld la conciencia de nuevo por mucho
tiempo. Ahora estd bien con nosotros. Pero, usted verd, vive como en un castillo en su casa,
rodeado de los nines y las nihas. Porece que a los grandes nos mirara como a gente perdida.
No nos co- noce. Yo no digo que verya al cafe; pero despues de la misa podria hoblar un poco
con los vecinos, y visitorlos. Muchos necesitan de con- suelo. Algunos creen que es im
"senorito". Pero yo contesto que si asi fuera no viviria en un pueblo asi tan triste como La
Muga. Y el estd aqui contento. No es como los otros. ^Usted sabe que los curas son due- nos
de grandes empresas, de los mds grandes negocios? Para el ve cino, cura y Jesucristo son
cosas que no van juntas sino al controrio, el primero es el mayor enemigo del otro. Y estd
protegido por los que tienen el gorrote en la mono y el protege por su parte al que moneja
el gorrote. Si nuestra religion no estuviera asentada desde ontiguo en nuestra alma, los curas
la habrion hecho desoporecer. El Anticristo andn feliz por estos pueblos. Los curas le obren el
camino; empujon a la gente a que vaya detrds del enemigo de Dios. Yo le aseguro, amigo;
en ningun sitio del mundo es mds grande el Anticristo que en Espaha.

La s CoMUNiDADES DE Espa n a y del Pe r u 309

Y eso puede reventor, puede reventor en algo malo. Que Dios no lo permita y cure a tiempo la
gongrena que ya apesta en muchos, porque eso revienta; todo mal olor escondido, revienta,
tiene que reventor, pues... de otro modo icomo seria el cristiono y ctun el animal?".

Igual que en Bermillo, lo conducta de los curas y la relocidn de

eata conducta, que todos encontrobon uniformemente onticristiona. con los verdaderos
mandatos de Dios y con lo existencia misma de Dios, era un pensamiento, una
preocupacion obsesiva en la cosi^ totalidad de los vecinos de La Muga. En esta comunidad
era esa relacion de con- traste lo que torturabo la conciencia de los creyentes, mientras que en
Bermillo, ademds de tal contraste existia otro aun mds agudo y apre- miante: el apoyo de la
iglesia a los privilegios de los "sehoritos", he cho que ya intentamos onalizar. Unicamente el
comerciante mds rico parecia estar baslante liberado de esta obsesion entre los vecinos de
La Muga a quienes observe con cuidado y que fueron mis informantes. "Que hagan los curas lo
que quieron. No es cosa que me toque. Aqui uno debe seporor al ciara de la creencia, que
es de coda cual. Los cu ras dejan trabajar. Los vecinos se quejan, si, y con razdn, de que
hubiera prohibido la feria si caia en domingo, que es el meior pma los negocios. Era cuando
mds gente venia a la feria. Y tambien estdn resentidos los ''poreieros" y los que no tienen
vacos porque se prohibid la faena domini cal que los ricos hacian para orar las tierras de Ids
pobres. Pero, oiga us ted; en todas partes la caridad es voluntoria y desde que se portieron las
tierras no hoy pobres en La Muga. Elios diieron que no habria pobres y de verdad no los hoy
sino unos pocos, que lo son, porque quieren. Aqui el hombre que trabaia como Dios manda
deja de ser^ pobre. Yo no me meto en esto de pensor si el cura es cura o es Satands disfroza-
do. Son cuentos de ociosos, si usted ve las cosas como conviene que vea quien le importa
verdaderamente su salvacidn. Murmurando, ali-

mentando el resenUmiento como a un mal gusano en la conciencia, se ofende mds a Dios y


uno se pierde, se echo en los brozos del Anti cristo del que tanto habian. Eso es todo, mi
amigo, por mi parte. Y

ni una palabra mds. Y como ya usted sabe no me inquieton, ni me llegan lo que otros piensen
de las cosas alias o bajas. Cada quien es coda quien y asi hizo Dios al ser humano .

Existia un mertiz que diferendaba cloramente la forma como plan-

teaba y resolvia la preocupacion religiosa este comerciante, y la irre solute y aguda inquietud
de la moyoria de los comuneros. Pero el propio comerciante no desconocia la existenda de
la crisis religiosa y del agente que lo habia creado; lo que habia conseguido era resolver
el problema: no le importaba que los curas fueron o no fueron ya ver- daderos ministros de
Dios; tenia en cuenta que ellos "dejobon traba jar" y podia haber dicho incluso que alentaban
en todas partes, incluso

310 josE Ma r ia Ar gued a s

en La Muga, la close de empresa y los metodoa que este co- merdonte empleaba y, mucho
mds, su posidon frente al clero de ser conodda por los interesados. El prospero comerdonte
habia logrado adaptor c6moda y al parecer, como un case de condenda, su ideo- logia y su
actividad a la conduda del clero, y en este sentido era este hombre un ejemplo muy
representative. Pero los campesinos ca- tdlicos tradicionalistas, o moderados aun conforme a
la tradicion, habian tornado una posicion ardientemente militante contra el clero, aunque sus
posibilidades de accion eron nulas. Sin embargo, el joven cura conoda muy bien el estado de
conciencia de sus feligreses y, con pocas reservas, lo justificobo. Porque los comuneros no se
callaban; vencion frecuente- menle, para este caso, la barrera del temor.

La mayor parte de los hombres escuchaban la misa de rodi- llas sobre las piedras del piso
de la iglesia, durante el heladisimo inviemo. El coro de hombres dialogaba con el de las
mujeres y, si estos cantos no alcanzaban la intensidad dolorosa y casi terrible de las
condones en quechua que los indios entonaban a Idgriraa viva especialmente durante la
Semana Santa en Ayacucho y Cuzco ex- presaban un fervor profimdo y anhelante. No percibfa
en ellos nin- gun indicio de la fe del creyente que implora a Dios, confiado. El indio vierte o
vertia su dolor a torrentes, en la linica ocasion y lugar que le era posibie hacerlo,
entonando los pateticos y casi te- nebrosos versos quechuas en que se describe la pasion y la
muerte de Cristo; el campesino de La Muga y, mds aun, el de Bermillo, segun mi muy personal
experiencia, interpretoba en sus coros esta preocu- padon algo trdgica de que los sacerdotes,
quienes oficiaban vestidos con las insignias propios del representante de Cristo, estaban
ganados por el espiritu del mal. Se trataba de una crisis sumamente agude que, como ofirmo
tino de los vednos "habria de reventor, pues, de otro mo- do icomo seria el cristiano y aun el
animal?" Tenian la evidencia de que el clero estaba corrompido irremedioblemente y que esa
corrup- don habia causado ima herida supuronte en la condenda de coda vecino. "Pero el cura
es el cura", y seguia mereciendo el respeto for mal de la grey y, en el altar se transfiguroba, a
pesor de todo, en el ministro de Dios, para todos los comuneros.

Ningun antecedente encontromos de que en estos pueblos se hu- biera hecho propaganda
anticlerical; ya hemos tratado de demostrar de que manera estdn aislados y como no se les
conferia ni confiere importanda alguna. En la ciudad de Zamora se consideraba al cam pesino
de Sayago como a un bruto ignorante; "los mds atrasados que hay en toda Espana". La
actitud y el estado de condenda anticleri cal del soyagues era el resultado directo de la
conduda inmoral del propio clero, sobre todo de su excesiva avarida y despotismo.

La s CoMUNiDADEs DE Espan a y del Per u '311


En La Muga, como en Bermillo, se creia que el mal precede de Dios. Pero en La Muga,
aparentemente, los labradores ricos y empren- dedores habian logrado despreccuparse de la
inexplicable oposlcion Cristo-catolidsmo-cura, en tanto que los vednos pobres y muy pobres
estaban sobrecogidos por la potencial amenoza que esa aberracion re- presentoba; y se daban
casos como los de la viuda que identificoba fe en Dios con cura bueno y, negadon, casi
inexistenda de Dios alii donde el cura era malo. Solo unos pocos ricos vecinos habian logrado
separor la identificacion de religion, Dios y cura, identificadon en que residia to do el poder y
la debilidad del clero.

FIESTAS. UN INTENTO DE ANAUSIS COMPARATIVO

Tres eron las fiestas religiosas principales de La Muga: la de Nues- tra Senora del Rosario; la de
San Roque y la de la Virgen de la Her- mita de Femandiel, que se celebraba en abril y era
llamado "Pascua

de abril”.

La de Nuestra Senora del Rosario sigue el mismo patron que el

Ofertorio de Bermillo; la unica diferencia que existe es que "El Ramo" lo boilan cuatro porejas
de mozos y mozas y no solo dos mozos como en Bermillo. El nuevo pctrroco habia introducido
una modificacion muy importonte, que demostraba su honestidad excepcional: habia prohibi-
do que las raoyordomas salieran a pedir para la Virgen, porque el pro- ducto de las ofrendas
beneficiaba exclusivomente al cura. Iba, pues, a desoporecer ese aspect© tradicional de la
fiesta. Subsistia el ofertorio mismo y los padrinos voluntarios, asi como el Ramo y la rifa en be-
neficio de la Iglesia. La danza del Ramo se realizaba conforme a la tra dicion, porque en La
Muga habia oiin un tomborilero, que era un maes tro que no tocaba ya sino en estas
ocasiones.

La fiesta de San Roque (16 de agosto) es famosa porque en esa fecha se realize la unica
corrida de toros que se conoce entre los pue blos llmitrofes de Bermillo y La Muga.

La corrida se hace de la mlsma manera que en los pueblos an-

dinos del Peru: cerrando las cuatro esquinos de la plaza; pero mien- tros que en La Muga se
bloquean estos espacios con carros de bue- yes, en la sierra peruana se levonton borreras de
madera.

El numero principal es el paseo de "Pepe Grillo". Pepe Grille es un gran muneco d© paja que
los mozos hacen cabalgar, omarrandolo

©n un burro, Tiron del burro con una soga muy lorga, d© mds d© 40 metros, y los mozos lo
pasectn por todo el pueblo, con gran algozora. Los iovenes s© disfrazan, como para un
camaval. Pepe Giillo ©s el pri mer torero al que "los bichos" despedozon. Luego toreon los
mozos, por gnipos. Me informoron que no recordaban que alguna vez im mo-

312 Jose Ma r ia Ar gued as


20 hubiera sufrido una cornada nada grove. En el Peru, los indios to- reon ebrios en las
inmensos plazas de los pueblos. Las "senoras prin* cipales" soHon donar una enjalma para
cada loro, en ciertos pueblos de Ayacucho, Huancavelica y Junin. La enjalma consisti'a en una
pe- quena manta de seda en cuyos cuatro extremes amarraban monedas, frecuentemente de
oro. Los indios se lonzoban contra los toros bravos en tumulto por orroncar la enjalma, y eron
heridos de muerte, muchos. Se acostumbraba, tambien, y aun subsiste la tradicion, en muchas
co- munidades de Huancavelica, Ayacucho, Apurimac y Cuzco, amarrar un condor vivo
sobre el lomo del toro, para que el condor picora al "bicho" y lo enfureciera. El paseo de los
condores era un espectdculo entre triunfal y trdglco. Los encerraban, constalados, en la cdrcel
del pueblo la vispera de la fiesta. Despues de la corrida, al anochecer, los llevaban hasta el
"onden de las despedidas'' que habia en todos los pueblos; alU adornaban a las inmensos aves
con cintets de colores, y las iban soltando una tras otra, mientras las mujeres contobon
harawis, que son las conciones mds tristes y penetrantes del folklore quechua. En estas
corridas morion siempre muchos indios. Ahora se estd extin- guiendo esta forma culminante
de celebror las fiestas.

El "Amo” (moyordomo) de San Roque, de La Muga, obsequia vino a los mozos durante la
corrida.

La fiesta de la Virgen de la Hermita de Fernandiel es de tipo ro- meria. Ya nos hemos referido a
como la marcha del pendon es el as- pecto mds impresionanie y caracterfstico de esta fiesta.
Detrds del pendon, cargan los vecinos, trojeados de oscuro, cristos y otras imd- genes. El rostro
de los comuneros que llevan los cristos, su actitud y aun el traje, la manera de cubrirse la
cabeza, es muy porecida, dirfa

que identica, a la de muchos comuneros mestizos peruanos que tam bien cargan imdgenes
pequenas, detrds de los grandes tronos de los santos potrones.

En el camino a la Hermita, la multitud de La Muga se va encon- trando con la de los otros


pueblos pequehos, vecinos, que tambien acu- den con su pendon a la romerfa. Confluyen las
filas de creyentes; los pendones se colocan detrds del principal y mds alto que es el de La
Muga; y entre la multitud que cubre en dos filas varies kilometros, na- vegan las velos
blanquisimas de los pendones, "heroicamente" man- tenidas en alto por los mozos de cada
comunidad. La marcha de los pendones se hace en verdadera carrera competitiva; es casi un
depor ts, que requiere fuerza y destreza. Algunos pueblos, como Argonin, tienen que
otrovesar angostos puentes de madera llevando enhiesto el pendon. Los vecinos no se
cansan nunca de enaalzor la proeza que significa la marcha de los pendones, y van
observdndolos; debe man- tenerse perpendicular el mdstil; reciblr la tela toda la fuerza de los

La s CoMUNiDADES DE Espan a y del Per u 313

vientos. Los vecinos contemplan sus pendones tanto o mds que a las propias imdgenes
sagradas que cargan. Estd considerada por los la- bradores esta marcha como caracterfstica de
Sayago, y los pendones como el pendon y marcha del "gran Viriato" que tuvo en jaque a las

legiones romanas.
Ya sobre la pequena colina donde estd edificada la Hermita, los pendones son anclados frente
a la puerta. La Hermita estd en el hor de de la escarpadisima y profunda "quebrada" del
Duero que hemos descrilo al principle de este libro. El paisaje es grandiose y feliz, porque en
el mes de obril todos los compos estdn cubiertos de ama- polas y de una brillante variedad de
flores silvestres pequenas y olo- rosas. En el campo abunda el tomillo que perfuma el aire.
Despues de la misa, mozos y mozos bailan, como en la Hermita de Gracia; los ca- scados
disfrutan de comidas y bebidas que se sirven en el campo, ba- jo la sombra de los drboles.
Hay gran animacidn y vocerfo. Los veci nos amigos se visitan y convidan vino y chorizo. No
hay vino del

Ayuntamiento.

Como a las cinco de la tarde, se inicia el regreso, con los pendo nes en alto y teniendo que
luchar los mozos que los sostienen, nmeho

mds a esa hora, porque los vientos aumentan su velocidad y empuje. Marcha
ceremonialmente la multitud y se va bifurcandc, disminuyen- do a medida que los pendones
de los pueblos toman su propio cami no. Por la noche hay un bolle publico en el "Salon' de La
Muga.

La prohibicion de las donaciones en especies para la celebracion de la fiesta de Nuestra


Senora del Rosario, equivalente al Ofertorio de Bermillo, la hobfa dictado el cura nuevo
porque tuvo en cuenta la resistencia creciente de parte de los ricos y acomodados a hacer ta
les donaciones. El ciclo de produccion agropecuaria conforme al cual se hobfa establecido las
fechas y el tipo de especies con que los ve- dnos debfan contribuir, habfa sido alterado por la
quihonizacion, sino totalmente, de modo muy importante en lo que se refiere a la cuantfa y la
variedad de la produccion. En La Muga, por ejemplo, la crianza de gallinas para la produccion
de huevos habfa casi desaparecido, en tanto que en Bermillo subsistfa con el mismo nivel
de tiempos an- tiguos. Por otra parte, el cura consideraba como no muy correcto que las
mozas salieron a pedir limosna, no para la Iglesia sino para el propio cura, a nombre de la
Iglesia; porque, no se pudo estrblecer desde que tiempos, aunque todos los informontes
coincidieron en que no eron muy lejonos, las donaciones se destinaban a gastos de las ma-
yordomas para los grandes convites que se haefan al pueblo y, que poco a poco, los curas
fueron restringiendo la parte correspondiente

a las moyordomas y concluyeron por guardarse Ids donaciones en su propio beneficlo. El


nuevo cura habfa dado fin a un tipo de vfnculo

314 Jose Ma r ia Ar gueda s

trcdicional que existia entre los vecinos y qu© sus ontecesores acoba- ron por desprestigiorlo:
la contribuci6n ©n ©species para la celebra- cion de las fiestas que ccnstituion una de las
formas predilectos y casi linicas d© recreacion d© la comunidad. Tuvo ©n cuenta qu© la
finali- lidad de las donadones habia sido desvirtuada y, que, por esa ra- z6n y por ©1
crecient© Individuolismo d© los vecinos, ©stas donadones s© ofrecian cada vez con mayores
protestas y en contidad mds pe- quena. El buen criterio del nuevo cura descubrio rdpidamente
que era mejor para "la salud" d© la comunidad suprimir los donadones, pues- to que ©lias no
contribuian al sostenimiento de la fiesta sino en una fn- fima parte y conserve la ofrenda final
en dinero y la rifa de los ho llos y ramos. La comunidad quedo complacida, salvo los viejos
comu- neros que, aunqu© ricos, vieron ©n la desoporldon d© ©sta costumbre un sintoma
claro del decaimiento de la "fe cotolica".

Los vecinos sin tierras comprendieron, asimismo, que la medida fue didada por consideracion
al egoismo de los ricos y, aunque ellos recibieron complacidos la liberadon d© ©sta limosna
obligada, no de- joron d© descubrir la causa que motive la supresion y encontraron en ©11a
la confirmacion consagrotoria de su omorga ©xperienda y opi nion respecto de los ricos.

Los pendones, en cambio, seguian representondo ©1 simbolo dis- tintivo de cada uno de
los pueblos que tradicionalmente asistfan a la romerfa d© la Hermita de la Virgen d©
Femondiel. En La Muga ya no hobfa Alcalde de Mozos y no era este, como personero ofi-
dal de la juventud, el que corgoba el gran mdstil del pendon; se le denominaba simplemente
moyordomo y era elegido por los mozos te- niendo en cuenta au vigor fisico. En 1958 carg6 el
pendon im joven vestido d© un traj© muy de moda, de casimir; quienes lo acompanoron
estaban igualmente vestidos "a la modema" y llevoban, todos, corbata. Era la generacion mds
urbonizada. Mozos d© 18 a 21 ctnos. (Ningun hijo d© labrador, ©n Bermillo, viste de ©ste
modo, por muy rico que sea). Sostuvieron la inmensa insignia del pueblo con destreza y el vi
gor necesarios. El mdstil del pendon d© La Muga tenia seis metros de alto y la vela ires en su
parte mds ancha. Vi ol comerciante prospero acercors© al grupo d© mozos para alentorlos.
Cuondo la ©norm© insig nia era conducido firmemente por el campo, todos los vecinos la
con- templaban con regoeijo y orgullo. El comerciante iba esccltando al pen- don; y ya muy
cerca de la Hermita contemplaba la fila de los otros pendones menos grandes, con visible
orgullo. ''|E1 pendon de La Muga marcha a la cabeza, hace de jefe!", exclomoban algunos
ve cinos y mujeres. Constituia ©sa marcha una ©specie d© acto de ©xal- tacion del orgullo
d© cada pueblo, reconociendo todos que el de La Muga era el primero, aunqu© los otros
tenfan qu© d©mostror mayor valor

La s Comunid a des de Espa n a y del Per u 315

y destreza para conducir su insignia por caminos escarpados y angos- tos. La romeria a
Femondiel si, vinculaba a los labradores ricos y po- bres entre si y a La Muga con las otras
comunidades mds pequefias. Con- tribuia a dor a la fiesta esta funcion, la gran concurrencia de
vecinos de Bermillo, de Almeida, de Fermoselle, aun de Zamora; es decir, de las capitales
mds importontes y algunos de ellas las mds engreidas de Sayago, como Almeida y Fermoselle,
qu© ibcin ©n peregrinacidn a la Hermita de Fernandiel atraidos, sobre todo, por el
espectdculo de la marcha de los pendones qu© era, d© veras, impresionante y tenia un aire
d© derta grandeza evoccdora. Porqu© desfilaban a la manera de

los antiguos pendones guerreros.

En la comunidad no se conocia el origen de los pendones. Como ya lo dije, lo mds qu© se


otrevion a ofirmor era que procedia desd© los tiempos del gran Viriato; a pesor de qu© el
hero© era tenido como orlundo de im pueblo dond© no existia esta tradiddn. Pero los horn*
bres d© La Muga y Tudera recordobon muy conscientement© las ha- zanas de Viriato y
afirmaban qu© los pueblos d© Sayago formoron las tropas del guerrero, cada uno con sus
pendones, "qu© creo yo no se- n'an en esos tiempos tan grandes, porqu© hubieran eslorbado
en vez d© servir para la guerra".

Los fiestas descritas y los cafes ©ran los medios d© recreacion d© la comunidad. El mocerio
habia perdido sus tradidonalos y bien esta- bleddas formas d© recreadon y de reladon con las
mozas, como los "seronos", las serenotas y los paseos compestres exclusivos que cons- tituian
parte de las fiestas religiosas y que oun aubsistian en Bermillo, pero habian sido sustituidas por
una mayor liberalidad en el troto co- tidiano de mozos y mozas, lo que no era tolerado ©n
Bermillo.

Entre las fiestas y la religion existia la reladon xmiversal d© cons- tituir los imas el canal d©
expresion d© las necesidades vitales regula- das por el culto. La romeria a la Hermita de
Fernandiel mostraba rezagos aparentemente reconocibles de la vinculadon de las creencias
religiosas con la actividad dvica, militar y cam ©r6tica. Un termino medio es convenient© —
afirmaba mi excelente amigo A. S. creo qu© nuestro buen cura asi lo cree: la fiesta deb©
servir para dor iibre y sono curso a las necesidades del cuerpo qu© tambien es hechura d©
Dios, pero no perra fomentor el abuso d© ©sets necesidades, qu© es el vldo. La presenda de
nuestro nuevo cura ©n el pueblo ha servido para eao. En la Hermita, se embriagaban y hacion
escdndalo algunos vecinos, debiles de cuerpo y alma. Porciue usted vera, aqui la gente toma y
toma y no se emborracha; en la Hermita se propasoban. Porqu© ©1 tiempo ©s bueno y el
campo coluroso, con sus yerbas y flo- res oviva los instintos; pero basta la presencia de nuestro
buen cura para que la gent© march© como es debido y en su justa medida. Oja-

316 Jose Ma r ia Ar gueda s

Id que en todas partes Juera asi y en todas las cosas. Tenemos miedo de que a nuestro cura lo
hagan combior los otros que estdn celosos de el Y lo odian porque no es ladron sino caritativo.
Entonces puede ve- nir el fin del mundo a La Muga, quiero decir el desbordamiento de las
malas pasiones, como en Bermillo, donde la gente estd al reventor. La religion sola sin un
sacerdote bueno ya no sirve en Espona. Y ^don- de estdn esos sacerdotes buenos? Dios tiene
en prueba a Espona, no sabemos desde cuando ni hasta cuando”. "iNo cree usted que la
guar- da para un alto destine?”, le pregunte. "Al que sufre le aguarda siem- pre un alto destine;
ya le digo, sierapre que se trate de un pueblo cur- tido y no de un pobre cristiano solo que
puede desfailecer si su san- gre se adelgoza. Para pueblo curtido jEspona, Espona, mi querido
amigo! ”

Fueron los dos hombres a troves de los cuales, mds que como etno- logo, entre aficionado y
academico, como observador comun y como hombre que ha vivido fuerte en diferentes
pueblos que se debaten entre las poderosas fuerzas de la tradicion y de los invencibles agentes
"mo- dernizadores”, fueron estos dos hombres C. A. y A. S. los que me ins- truyeron y
me tronsmitieron cdlida y algo dramdticamente el modo de Vida de sus respectivas
comunidades: Bermillo y La Muga de Soyago; sus problemas, las preocupaciones que
agobiaban o iluminaban la conciencia y el dnimo de sus gentes. Evoco a ambos, tan distintos y
tan representertivos a su vez de sus comunidcoies: C. A. tantas veces presentado ya, cozurro,
esceptico, maldiciente, cargado de un odio fe- roz pero controlado contra el "sehoritismo”;
viejo noble y con rarfsi- mos y por lo mismo inolvidables y penetrantes gestos de ternura,-
fuer te como un toro bien entrenado y bien nacido. Y A. S., casi elegante, se rene, concienzudo
lector autodidacta; hombre de facha y pensamientos indisolublemente mezclados de
elementos campesinos y urbanos; sa- bio como C. A., pero sin su escepticismo amargo ni su
odio; reflexive y iusto, que se turbaba unicamente cuando se referia al clero y a cier- tos
peligros que representaban el egoismo creciente de los ricos de su comunidad. A. S. y C. A. se
me ofrecian como hombres muy repre- sentativos de los conflictos generales de la Espona
actual, en la me- dida o la escala de las aldeas menos desarrolladas del Reino, pero en las
cuales, como en todo ese viejo pofs, los elementos en conflic- to se presentan con la misma
profundidad y grandeza que es con- secuencia de su antigua y complejfsima historia y de su no
menos compleja realidad social contempordnea.

La s Comunida des de Espan a y del Per u 317

LAS a rt es , l a musica y d a nza tr a dicion a l es . el t a mbo r il

Y LOS INSTRUMENTOS DE ALIENTO INDIGENAS DEL PERU

Como en Bermillo, no hay artesonia artistica de ninguna close. Se ha extinguido mds que en
Bermillo, la musica y los bailes tradiciona les, que en la capital del Partido sobreviven en el
juego de las ninas. Pero existe todovia un "tamborilero”, es decir un tocador de "gai-

ta" Y tambor. Lo busque. El maestro era tambien tejedor de pahos "on- tiguos”. En una
pequena pieza, openas alumbrada por la luz de la puerta, tenia un telar identico a los verticales
hispdnicos que usan los mestizos e indios en el Peru. Manifesto ser el ultimo tejedor y el
ultimo tamborilero. Le rogue que me mostrora sus instrumentos. Me sorpren- dio la forma de
la "gaita" ton semejonte a las floutas de pico del drea musical peruana que integron los
Deportamentos de Ancash, Hudnu- co y parte de la sierra de Lima (Prov. de Cajatambo).
Tome muchas fotografias de los instrumentos. del maestro y de su esposa e hijo. Tu- ve que
suplicorles que salieran a la calle para que las fotografias re- sultaran mds nitidas, porque la
casa tenia un patio muy pequeno don de una briosa mula no dejoba de agitarse. Ya en la calle,
el maestro ctccedio a tocar un "charro”. Entonces ocurrio algo sorprendente, no solo para mi
sino para el propio miisico. Los vecinos de la calle solle-

ron casi corriendo y en poco rato formaron un grupo numeroso que nos rodeo. Sin ninguna
esperanza, "sin pensarlo”, les dije que por que no bailaban el charro que estaba ton
excelentemente tocado. Varios hombres se onimaron inmediotamente; tomaron de perrejas a
algunas mujeres, un poco por la fuerza; las colocaron en sus "sitios”, en doble fila, jy
empezoron a bailor! Muchas de las porejas danzaba con gra- cia y entusiasmo crecientes. Y
repitieron tres o cuotro veces la pieza. Elios mismos rogaron al tamborilero que tocora una vez
mds.

Yo pregunte despues, como era posible que habiendo un musico tan bueno en el pueblo, no se
boilora una danza tan hermosa y olegre en el salon del cafe, los dias domingos. Un hombre,
como de 40 anos, me dijo que ya ei "charro” habia quedado nada mds que para el tea- tro, Y
eso cuando los llamaban al concurso de Zamora. Yo he baila- do en Madrid con esta chica" —
dijo senalando a la moza que con mas gracia habia bailado. "Y obluvimos el segundo premio .
Pero en el salon nunca se lleva al tamborilero. Unicamente en las fiestas y en los
motrimonios. Ayer acompane a un padrino por todo el pueblo. Es instrumento de "costumbre"
no de boile de salon .

Ouedo asi perfectamente explicado el proceso de extincidn del

instrumento y de la danza. Lo que no ocurre en el Peru, donde los ”se- rranos" (indios y
mestizos aculturados de Lima) donzon con orques-

318 Jose Ma r ia Ar gued as

tas de jazz los recien y mal aprendidos holies modemos; pero duran te las horas finales de
las fiestas, se olvidan de la musica moder- na y ballon "waynos" con fervor y hasta
desenfreno, acompanados por orquestas tipicas o discos que ahora se imprimen por
centenores con la musica que los limenos y los duenos de fdbricas de discos siguen llomondo
"incaicos", no sin cierta propiedad aunque con evidente ana-

cronismo.

Yo no puedo afirmar que en toda Espana, pero si en Sayago, el baile y musica tradicionales
han desaparecido como patrimonio po pular dominante y aun diria que vigente; constituyen
un rezago des- plazado de las ocasiones de recreacion en que antes el pueblo los in-
terpretaba. Las danzas ceremoniales, excepto la del Romo, han desa parecido. Un viejo
labrador rico que fue "gran boilorin" de la Danza de los Palos acepto describir toda la
coreografia y dicto el parlamento cantado de la danza. Era rica en su composicion coreogrdfica,
en lite- ratura y musica. Segun el viejo labrador habian transcurrido "por lo menos cuorenta
anos" desde la ultima vez que se presentd la danza en la calle. Ella estd descrita en varios
libros; las versiones de Bermillo y de La Muga teni'an coracterfstlcas locales; las estrofas
cantadas con- tienen referencias a la Virgen de coda pueblo, trozos de antiguos ro mances y
temas profctnos. Vamos a citor algimas;

Los bailarines eran veinte; inidaban la danza formondo "cuatro calles" o dobles filas, unas
perpendiculores a las otros. Coda uno lle- vaba en la mono una especie de corto bastdn
C”p<ilo”)- Cantaban:

"Con su albarda y su alborddn".

Y chocaban los ''polos". El canto proseguia: "San Anton

tenia una burra

con su albarda y su albarddn, y los frailes le dedan

la burra de San Anton". "Si nos dais posada

en el vuestro corazdn,

si nos dais posada vida y corazdn".


Cantando estos versos se alineaban en las "cuatro calles". En el segundo verso golpeobon un
polo contra otro, y despues levontobon los dos polos en una mono, ap>oyando la otra en la
cintura.

La musica era tocada por un tomboril y los bailarines vestian de

charro; se cubrian la cabeza con un panuelo de color.

La s Comukid a des de Espan a y del Per u 319

La segunda "figura" era danzada mientras entonaban el siguiente romance antiguo:

"Mohanitas de San Juan; (un golpe) madrugo el Conde de Cabrio

a ddrle agua a su caballo a las orillas del mar".

"Y mientras el caballo bebe,

el Conde le echo un cantor:

bebe caballo. bebe,

que esta agua no te hard mal.

Abajo nadan los peces y crrriba van a donzar".

Luego el orgumento del canto saltaba a otro tema con otra figu ra" coreogrdfica.

"Quien me le vuelve al oragones; este muy castellanito es.

Quien me le vuelve al oragones;

que como te quemaste retama de negrillo

que como te quemaste que todo te has ctrdido".

En seguida se imploraba y I'oaba a la Virgen del lugar: "La sacaron en procesidn

a la Reina Soberona

la sacaron en procesidn; los vecinos de este pueblo le tenemos devocidn.

Con amor y reverencia con reverencia y amor, nos de buerios temporales

y despues la salvacidn".

Cambiaban a otra "mudanza" del baile, tal como suele llamar- se a las figuras de las danzas
indigenas del Peru, y entonaban un him-

no a Jesucristo:
"En el monte murid Cristo Dios Y hombre verdadero; no murid por sus pecados sino por los
mios ojenoe,

320 Jose Ma r ia Ar gued as

enclavodo en una cmz, con duros clctvos de acero.

Una y mil veces me peso ofender a un Dios tan bueno.

No tengo nada que daros, Senor,

que todc es vuestro.

El alma tenge prestada;

desde ahora oa la ofrezco, para que descanse y goce con VOS en el reino del cielo,

amen..

El informante nos dijo que los bailarinea de La Muqa y Bennillo oprendieron otros versos de
"unos chiquillos que vinieron de Villctr del Buey a bailarle a la Virgen. Eran unos versos
preciosos. Verd Usted, y con sus figures propias”:

''Caballero que quieres de- mi, Caballero que quieres de mf; saca la mula, monta a caballo,

pica la espuela y vete de aqui" ...

"Oue cada quien atiende a su juego, que tontaroran, tontararero.

La molinera trin, trina,

la molinera trinord;

la molinera no hace nada, que no sabe Irabajar".

C«i una rodilla en tierra y biandiendo los polos; dirigiendol'os ha* cia atrets y a los costados:

"Morenita del alma

vamcnos a dormir que se nos hace tarde y nos hetn de refiir".

- Y venia en seguida el canto de "los oficios":

"Oue me mantenga, sefictf; que oficio cogiera, madre, que me mantenga seizor. Operario o
corgodor, cuentitito de Ant6n,

de Anton, pirulero'^
La s Comunida des de Espan a y del Per u 321

' ■. Y el de la "mujer furiosa";

"Oue me daba una vida muy mala mi maridino matei;

que me daba una Vida muy mala;

ayudddmeloa has a fordelejor,

que muerto lo tengo debajo la cama'

Conduidc la danza, el grupo se dirigi'a a otro barrio cantando una 'morcha":

"La Virgen Maria

y es nuestra protectora, con tal defensora

ya no hay que temer:

vence al mundo, demonic y carne. jGuerra, guerra contra Lucifer!"

Segun nuestro informante, esta y la danza del Ramo eran las unicas que se conocian en el
pueblo. La de los palos requeria de mucho personal y ensayos, y por eso, en los nuevos
tiempos, con el

tretbajo que hoy, se perdio.

En los versos de las canciones de La danza de los palos puede en-. contrarse la expresion
caracteristica del espiritu religiose que el cam-

pesino esponol no puede dejar de reiacionar con los picaros aspectos da la vida y el legado
legendorio de los antiguos romances. Los tres elementos los encontramos en las canciones
citadas, elementos que se confunden armoniosamente, interpretemdo la magnitud de la
antigua vitalidad de estos campesinos, su vinculacion con el pasado; el uso ins- pirado Y
belHsimo de la lengua espahola. Todo esto ha quedado silen- ciado y, aparentemente
fenecido, en La Muga y Bermillo. En el trans- curso de casi un ano no oimos sino la voz cascada
del viejo que ento-

no, a pedido nuestro y con entusiasmo renaciente estos versos que no habian sido olvidados
en cyarenta ahos. Creimos encontxar en este he- cho el signo de un proceso de desarraigo de
la tradicion, bastante mds

grove que el que amenazaba al Peru.

■■ En el Peru, la musica folklorica andina cuyo caudal estd integra-

do per la confluencia de las fuentes hispana e India emtiguas y la con- servacion, muy
recreada, de las formas tradicionales propias de uno Y otro origen, se transforma, se "estiliza"
bcoo la presion de la masa urbana hasta la cual ha llegodo; se "estiliza" en las capitales pero no
en las aldeas creadoras, y aun asf, adecuada a las preferencios de un publico
predominantemente andino pero modificado por la influencia- cosmopolita, ese repertorio
sigue siendo original; y, Gn lugor de difu-
322 Jose Ma bia Ar guh >a s

minarse gcma clieniela entre los habitantes de la costa. Incluso ha opa- recido un wayno
limeno. El wayno es el baile y canto folklorico de ori- gen prehispdnico mds popular en lodos
los Andes, desde el Ecuador hasta el norte orgentino, aunque en cada region y pais toma
nombres locales diferentes. Pero, como en Espana, son las danzas ceremoniales incorporadas
a la celebracidn de las fiestas catdlicas y a las indigenes locales las que estdn en proceso de
extincidn incontenible. Sin embargo, fue nueslra experiencia de la inmensa difusidn y vitalidad
creciente del repertorio de la musica folkldrica indigena y mestiza peruana, la que nos hizo
sentir preocupacidn ante la comprobacidn de que en estas aldeas de Sayago, la musica
tradicionai ha sido silenciada, aporenta- mente para siempre. Y es que en el Peru, la triunfante
musica folkldrica andina representa, la presencia urbona de las masas indigenes y mes tiza
surgentes y el hecho de que la clase senorial de esta region andi na fue ganada, durante el
period© colonial, en las pequenas capita- les, por la musica y danza precclombinas. En Espana
no existia la pro funda dicotomia cultural que en el Peru. Relegada en Espana la musi ca y la
danza a la categoria de espectdculo teatral y no de uso / ejercicio cotidianos; sustituida en los
salones y compos por el reper torio internacional, la musica y danza tradicionales no se
transformaron, no evolucionaron como en el Peru; fueron oficialmente brganizadas con fines
de propaganda cultural y politico y se convirtieren en una iuente de estudios de los
especialistas en folklore y en musicologia.

La gaifa y las ilautas de pico peruanas

Con el etnomusicdlogo peruano, joserfat Roe! Pineda, habiamos ya empezado a sospechar que
las muchas variedades de flautas de pico andinas pudieran ser de origen espanol y no
prehispdnico. La atenta observacion de la "galta" setyaguesa y del tamboril; la forma en
qua el musico, uno solo, toca ambos instrumentos, acrecento en nosotros la sospecha.

En el Peru no serd muy dificil trazor las dreas musicales; ellas co- rresponden, o porecen
corresponder, a los limltes de las antlguas dreas cullurales preincoicas. Todas las informaciones
y testimonies que se iienen acerca de la musica y la danza en el Imperio Inccrico demuestran
quo los Incas no solo respetoron sino que fomentaron los "takis" (nom* bre con que los
cronistas designon la musica y el baile) regionales. Y en la fiesta mdxima imperial; el Inti
Roymi, ("Fiesta o Pascual del Sol") una de las ceremonias mds importantes era la que los
cronistas denomi- noron "El baile de las nacionea". Cada "nacion” conquistada exhibia en la
gran plaza del Cuzco (Auqccypata) sus danzas, con sus Irofes a Instrumentos tipicos, delanto
del Inca.

La s CoMUNiDADEs DE Espan a y del Per u 323

La flauta de pico es el instrumento predilecto del indio de la zona andina norte: Coiamorca,
sierra de La Libertad, Ancash y Hudnuco, a pesor de que en la sierra de La Libertad no hay
ya indios, pues to- do el compesinado habla espanol, asi como en la mayor parte de Ca-
Jamarca. En esta drea, cuya uniformidad de estilo musical es notable, el indio balla el wayno
al que llaman "chuscada" o "cachua", siem pre al compds de un conjunto instrumental
identico al que forman el "tamboril'' y la gaita sayaguesas. Y ocurre que, como en Sayago. el
mismo hombre toca ambos instrumentos y el conjunto es denominado no por el nombre de
la flauta sino del instrumento de percusidn; asi se llama "roncadora" a la "coja" y al
instrumento de allenlo. Tanto la "ca- ia", como la "flauta" tienen diversos nombres, segun las
dimensiones, especialmente la flauta: en Ancash, se denomina "chiska", "rayon", "chiroca"
que son distintos del todavia llamadc "pingollo" que no es de pico y cuya antiguedad no
puede discutirse. La forma del tamboril ofrece notables variaciones, desde el de una "tinya"
prehispanica, que es pequeha, hasta el que acompaha a los chirocos que son "cajas" enormes;
se les llama "roncadoras". por la vibracion de las cuerdas templadas que cruzan el instrumento
rozando el pergamino que se per- cute. La "indiada" baila con estos instrumentos en el area
citada, y no con otros. salvo algunos cases raros en que el violin forma un conjun to, propio
de la misma area, con la "caja". En ninguna otra zona del Peru existe "acompanamiento" de
"caja" y violin. El arpa y el violin que en esta zona han alcanzado una difusion muy grande,
no son, sin embargo, tan populares ni abcrcan todos los niveles soc'ales del bajo pueblo",
come en la zona denominado todavia "chetnka" (Huancove- lica, Apurimac y Ayacucho) y la
inca (Cuzco).

Una comporacion de las fotografias de los tocadoies de "tambo- ril" y "roncadora" pueden
constituir un testimonio de que la segunda puede haber dado origen a la primero.

LA CULTURA INTELECTUAL. EDUCACION OFICIAL

Solo tres personas: el Medico. A. S. y el prosper© comerciante

P. R. leian periodicos en La Muga. Todos los demds vecinos no tenian en sus cases sino algunos
periodicos viejos y, muy pocos jovenes, las

• novelas de cowboys que vendian en el Bazar de Bermillo y en las li- l^erias de Zamora.
La culture intelectual podia ser considerada como inexistentes en esta comunidad. Los
maestros, como los de Bermillo, habian recibidc una formacion en que las metodologias
copabon el cu rriculum Y no se les daba sino una muy superficial informacion acerca de las
cisneias y de las letras. Repetiremos que los normalistas que conoci en Sayago porecian ser
aun mas formalistas que los peruanos:

324

Jose Ma r ia Ar gued a s ■

La s Comunid ades de Espan a y del Per u 325


una hinchada msmorizacion de normas pedagogicas, de formulcs acer- ca de Ict psicologia
infantil y del adolescente; un cumulo de^ conoci- mientos formales que se montenian
congelados en la memoria sin ha- ber llegado a formar parte viva de su verdadera conciencia
los carqc- terizaba. Meriospreciaban la sabiduria popular y no conocian- Id aca-

demica.

En el Peru, la Escuela Normal Superior de "La Cantuta , iuc des- Iruida por el Estado a causa de
que habia roto con este viejo sistema ds formacion de maestros esteriles que oporentaban
sabiduria y que eran en verdad, adversaries de la propia sabiduria popular. En la'Normal
Superior de "La Cantuta" se revise el pedagogismo, se le desterrof se dio preferencia al estudio
de las humanidades y de los problemas so- ciales del Peru, de su historia cultural; y se modified
el estudio de ias metodologias de modo que ouxilioran como un medio a la formacion y
desorrollo de las virtualidades del educando y de la difusidn de los descubrimientos humanos
acerca de si mismo y del mundo. Los maes tros egresados de esa Escuela estdn trabajando con
eficacia que no se

A. S. me doba la razdn. "Pero estos maestros, amigo, no piensan

^o igual que los otros labrodwes, en aumentar su hacienda y sus ti^ros. Ouizd si fueran
maestros forasteros se interesariem en las o^xas que usted considera que la escuela debe
hacer y que la hona, y bien, si tu'viera maestros con intelecto. Pero no lo tienen. Y los vecincs,
cin- cuenta anos alrds, aabian las mismas cosas que los de ahora, y hasta le diria que lo mismo
da que vayon o no vayan a la escuela. Sino fudra porque es conveniente oprender a firmar y
leer los documenlos ...". ‘ "La escuela es un poco meior ahora —afirmaba el anciono y sa-
teo L.G.—- Es un poco mejor, porque von mds rapaces y rapazas a apren-

d«r a leer. Es bueno para los negocios sober leer y escn'bfr----

CUADRO ESTADISTICO DE JUICIOS PENALES Y CIVILES 1953

conocia antes. Ahora que "La Cantuta" ha side remodelada segun las antiguas formulas" y
estd integrada por profesores elegidos en re-

ladion con su mayor o menor grado de su "docilidad" a la burocracia

Alnettta J,FkB. J.CW.

FsrnioMU* Mttfs Bermillo

1. Pis. Jf. Civ. J. Pis. J. Civ, J. Pis. J. CIv,

oficial, todos los maestros, excepto aquellos que se formoron a si mis- mos, por fuerza de su
vocacion y calidades excepcionales, seguirdn siendo identicos a los "pedagogos tradicionales”
a quienes he descrito y cuya obra en los pueblos de Espaha que he estudiddc es, sin duda, aun
mds deficiente y esteril que en el Peru.

No existe, ya lo dijimos, en La Muga, la borrera que en Bermillo separa socialmente al maestro


de la comunidad de vecinos labradores. Sin embargo, la influencia de la escuela aporecia ton
nula como en Bermillo. No olvidamos, por supuesto, que la escuela, para convertirse en un
verdadero centro de difusion requiere de la intervencion coordi- nada de otros agentes
igualmente importantes; pero algunos de ellos es- taban dados en La Muga mds que en
Bermillo. Los campesinos habrian side conmovidos y "movilizados" si la escuela de La Muga se
hubiera convertido en un centro activo de difusion de cultura intelectual, por medio del teatro,
por ejempio, como el antiguo juvenil de Bermillo; de las "veladas literario musicales" que
tanto entusiasmo despiertan en las comunidades que "quihonizaron" sus tierras de arar en el
Peru; mediante el cine y la biblioteca que, en La Muga, podian ser fdc^lrnen- te accesibles para
la escuela por el alto numero de campesinos ricos que, por orgullo comunal, para "superar" a
Bermillo, a Almeida o a Fermoselle, pueblos "rivales" que de antiguo demostrabem su menos-
precio por La Muga, hubieran quizds auxiliado economicamente a., la

escuela.

134 7

no 4

41 4

9 11

294 22

19 5

32 13

14 7

20 8

06 23 1 5 61 28

19 5 5

17

14

23 0 21 4

4 66 26
326 Jose Ma r ia Ar gued as

19 5 6

Almeida

Civ.

Fermoselle

J. Pis. J.Clv.

Mufa

J. Pis. J.Clv.

BermUlo

I. Pb. J. Civ.

17 2

30 9

13 6

14 9

74 26

19 5 7

20

14
14

15 12

11 19

22 8

18 3

66 42

12

10

18

12

54 13 52 22

SAYAGO EL PERU ANDINO

ALGUNAS CONCLUSIONES
Francois Chevalier en su admirable tesis "La Formation des Grands Domaines du Mexique
(Terre et Societe aux XVIe - XVIIe Siecles) pu- blicada cor el Institute de Etnologia del Museo del
Hombre de Paris, en 1952, ha logrado desentrohar minuciosamente la historia de la cplica-
cion de las instituciones hispdnicas en la organizacion de las corhuni- dades mexicanas,
teniendo en cuenta las instituciones notivas que po- dion servir de base y sustento para la
politica muy sabiemente trazada, en interes de los conquistadores, de integror unas y olros
instituciones en estructuras nuevas y convenientes para la "mejor administracion"
(explotacion) de los imperios conquistados.

No se ha intentado aun emprender un estudio equivalenle en el Peru. Pero, teniendo en


cuenta ciertas semejonzas ya comprobadas que exis- tian entre los imperios mexicano e inca,
muy especialmente en lo que se refiere a la economia; el mencionado estudio de Chevalier
asi como el de Aguirre Beltran sobre las "Formas de Gobierno Indigena", de Me xico nos han
dado muchos dates para examinor el coso peruano a la luz de cuanto observamos en las
comunidades espoholas que hemos es- tudiado. Acatando las formas a que deben sujetorse las
tesis, y, sobre todo, por convenir a los fines que tratamos de alconzor en nuestro tra- bajo de
campo. consignaremos algunas conclusiones que deben hacer* ae resaltar:

En lo que se refiere a la Economia

a) Los colonizadores espoholes disfrutaban ya de una experiencia propia y muy ontigua


del aprovechamiento comunal de la tierra, me- diante la adjudicacion de porcelas de oror a
coda miembro de una co- rnunidad y del usufructo comun de los pastes. La aplicacion por los
es- paholes de su propia experiencia a un gran imperio donde encontraron sistemas de
explotacion de la tierra tan semejontes al suyo constituyo una tarea relativamente fdcil y
evidentemente necesoria y logica. Mas facil que la relativamente equivalente que oplicoron
duremte el prpgeso de la reconquista en la propia peninsula.

b) La Corona tuvo en cuenta sus intereses especfficos, que no con- cordaron siempre con
los intereses de los colonizadores y, al trazar la

330 Jose Ma r ia Ar gued as

poHtica relativa a la administracion de las comunidades de indios. tra* * taron de


protegerlas de lo voracidad de los vecinos espanoles, otOTgan- doles ciertas garantias que
impidieron ©I ©nriquecimiento ilimitado de los colonos. Frenar la capitalizacion de los
colonos, la formacion de una burguesia fuerte y da una close de terratenientes propietorios
perpetuos de la tierra fue uno de Ics objetivos de la poUtica real, porque d© este mode s©
impedia las posibilidades de independizacion de colonos que ha- bitaban un continent© ton
lejano y tan pleno de medios de produccion. Pa ra este fin, la Corona conservo la propiedad
legal d© laa tierras y la propiedad de los indios. permitiendo que Ics vecinos disfrutaran de
am- bos instrumentos de ©nriquecimiento, pero supeditandolos a la outori- dad y a los
intereses particulares del rey. Esta politico y los metodos que se emplecrron para aplicarla
hicieron que los pueblos de indios, despues de las reducciones que Toledo aplico
implacablemente, disfru taran de un Termino Comunal, de una propiedad comur. de tierras de
arar y de pastos, las que, segun Mishkin, fueron tornados de las tierras quo estaban destinadas
al pueblo en el Imperio. Las palabras Comun

y Comunero y los conceptos que expreson se incorporan bien pronto al lenguaje general de
indios y vecinos. Comunero se convirtio en sino- nimo d© indio, Comun en sinonimo de ayllu y
Comunidad. Asi, un in- dio dice "comunmi kani" (soy comun, o pertenezco al comun) o "co-
muneron kani" (soy comunero). El termino vecino (sinonimo de comu nero en los pueblos de
Sayago y Aliste) sirve para nombror generica- mente a los espanoles radicados en el Peru que
adquieren en Ameri ca la jerarquia de los "senoritos" de Espana,

c) El comunero no tiene o no poaee vecindad; porque, igualmente, esta palabra, de


acuerdo con el nuevo sentido que adquiere en Ame rica, significa otra cosa que en Sayago y
Alisie. Chevalier, en su obra ya citada, dice lo siguiente: "En 1655 y ohos siguientes, hombres
veni- dos a poblor la "villa" de San Miguel, recibieron coda uno una vecin dad por el
representonte del virrey o en su nombre. Era costumbre !a concesion junto con el titulo de
VECINO o de BURGUES de la villa, de un terreno para construccion (solar) y para jardin, una o
dos caballerias de tierra de labor y de un campo de pasto para las ovejas dentro del termino de
una extension cuadrangular de seis leguas de la cual Son Miguel ocupaba el centro" (Pdg. 63).

La vecindad en Nueva Espafta comprende, pues, todo un complejo econdmico; el comunero


solo tiene derecho a parcelas de tierras que se reportlran anualmente, conform© a la tradicion
hispdnica e inca. "Or- denes reales sometieron el rastrojo al libre pastaje de las bestias, una
vez levantada la cosecha", afirma Chevalier (Pdg. 66 Ob. Cit.), y tal costumbre subsist© aun en
las comunidades de la Provlncia d© Lucanas, Y como ocurrid ©n Mexico, en detrimento de los
indios y a favor de los

La s Comunid a des de Espa na y del Per u 331

vecinos, en aquellos pueblos-comunidades que tenfan y tienen una po- bladdn mixta.

d) El reparto de tierras en algunas comunidades peruanas —co mo Mollepata de


Apun'mac— se realiza teniendo en cuenta el aumenlo o la disminucidn de los miembros de
cada familia, siguiendo el nidtodo inca y no en forma rfgida como en Sayago. En otras, como
©n los ay- lius de Ayarmaka y Chaupisuyu, de la Provincia de Anta, los terrenos que no fueron
cultivados durante el erno anterior son declorados va- cantes, y se adjudican a las viudas, que
no poseen parcelas en ©sa "suerte" (zona), a los jdvenea que han formado un hogar y que ya
tienen hijos, y, en tercer lugor de preferencia, a los casados que aun no tienen prole

e) En algunas roras comunidades, como la de Lucanamarca, d© la Provincia de Victor


Fajardo, las tierras de pastos son d© propiedad individual, en tanto que las de arar son del
Comun y se reporten anual mente, y se les llama, por eso muyuy, que rota. Se explica este
hecho por ser Lucanamarca una comunidad en que la gonaderia constituye la principal
fuente de produccion, la base de la economic -.

f) Las formas de cooperacion comunal en beneficio de los indi- viduos y de la comunidad


misma presentan en el Peru caracteres his- pdnicos y otros propios, heredados de la
antiguedad peruana, entre los indios: el ayne y la minka subaisten, aunque en muchas
comimidades se ha confundido, oporentement© el significado de ambas palabras y hasta en
algunas, como en la isla de Taquil© ^ han cambiado de sen tido. Se llama minka a la prestacion
de trabajo entre familias, cuando a tal forma de trabajo se le denominaba ayne en el Imperio y
sigue llamandose asi en la mayoria d© las comunidades indigenes. En Ta- qulle, minka designa
al ruego de prestacion de trabajo gratuito. En cambio las "faenas" o "fajinas” ("republica" se
les llama en Ancash y Cajamarca) ofrecen los caracteres de las hispcmicas y llevan, in- cluso, el
mismo nombre. Los miembros de una comunidad podion y pueden todovia ser convocados
para "faenas" o trabajos de "republi- ca” en beneficio no solo de su ayllu sino de la zona en la
cual estd ubicada, cuando se trata d© construccion de caminos y de canales, per ejemplo.
Tanto la minka y ©I cryn© pasan, en la actualidad, por un pa- riodo inicial de crisis de
extincion, como lo demuestra el patetico ©s- tudio de Mishkin sobr© la desintegraclon d© la
comunidad de Kauri *.

1 Informaciones de los maestros; Archive del Instituto de Estudios Et- noldgicos del Museo de
la Cultura, Lima, Peru.

* “Cuentos religioso-magicos de Lucanamarca”, estudio de J. M. Argue

das, en “Folklore Americano”, N*!* 8-9, 1960-1961, Lima, Peru.

^ Jo.'se Mato.=:: “El trabajo en una comunidad andina”, en “Etnologia y Arqueologia”, N"? l.
1960, Lima. Peru.

* Revista "Tres”, 9, setiembre, diciembre, 1941, Lima, Peru.

332 . Jo se Ma r ia Ar gued a s

' g) En let mayor parte de los casos, aun en Mollepata y Anta, el- reparto consiste en la simple
confirmacion de la posesion de las tierras que usufructuan los comuneros desde que
recibieron su parcela. En otras comunidades, como las de Huorochiri, ocurre algo semejante
al caso de la politica real durante Id Colonia: los individuos son duenos de facto de la tierra,
pero la posesion legal pertenece a la comunidad.

No hay reparto anualh

' h) La mayoria de las comunidades indigenes hah parcelado sus tierras de arar; algunas de
monera definitive, aunque conforme al sim ple derecho consuetudinorio, otras mantenlendo la
formalidad del re parto anual que no tiene ya sino una funcion de tipo ceremonial. Esle hecho,
el reparto, ha permitido la diferenciacion de los indios, exacta- rriente, como en La Muga, en
niveles altos y bajos, economicamente, pero sin que se haya creado signos sociales que den
formalidcd a ta les diferencias. Ademds, la posesion individual de tiends de arar ha hecho
posible el desarroilo de las comunidades que pudieron conservar una proporcion
relativamente alta de tierras, como las del valle del Montoro y Puquio. El proceso de este
desarroilo ha sido muy seme jante al de La Muga, a pesar de que a los indios no se les permitlo
nunca la posibilidad de adquirir ninguna hacienda, salvo en el caso muy reciente de Pucord en
el Montoro.

- 0 Conviene aqui hacer resaltar el necesario metodo de autode- fensa que en Setyago se
aplico en las comunidades, para controlar la natalidad, a fin de que no ocurriera el caso del
Peru, en que el aumen- to de la poblacion ha provocado casos tan dramdticos y brutales de
desintegracion como el de Kauri, estudiado por Mishkin, comunidad en la cual Ids madres
matan a los nihos para lograr lo mismo que consi- guieron los soyagueses, poniendo trabas
muy duras al matrimonio.

i) En el Peru se dan casos de comunidades mixtas, es decir, de pueblos en que conviven


indios y sehores. En- estos casos, aunque no

©n el alto nivel de capital de Departamento, como en Guatemala, la

villa o pueblo tiene dos municipios paralelos: varayoq para los natu- rales y alcalde disthtal
para los sehores. En tales tipos de comunidad. la tension es muy fuerte entre las dos castas,
como en Bermillo y, los vecinos -tienden incensantemente a despojar de sus tierras a los indios
y estos se memtienen firmes en la defense de sus parcelas. Los juicaos son. innumerables y
duran generalmente muchos onos y hasta muchas decodes, los pastes son comunes para
indios y sehores, como en Ber- millc. Y las faenas o minkas, en beneficio de los servicios
publicos.

’ “La s actuates comunidades de Huarochiri”, monografias dirigidas por ebDr. Matos


Mar, Institute de Etnologia y Arqueologfa de la Universidad

de San Marcos de Lima, 1958.

La s Co mun id a d es d e Espa n a y d e l Pe r u 333

del mismo modo que en la capital de Sayago, han sido estatuidas co- mo obligacion exclusive
de los comuneros.

En Jo que se re/iere a la poJifica

a) Los miembros de los municipios que region y gobemabcm las comunidades de Sayago
hasta la guerra civil, eran elegidos por los comuneros y adminislraban los bienes comunales y
planeaban los pro- yectos de trabaje y los ejecutabon, en consejo con todos los vecinos,
mediemte cabildos dominicales que se realizaban en la puerta de las iglesias. Los miembros del
Concejo gozaban de ciertas prerrogativas durante la asistencia a la misa dominical y debian
llevor un tiaje ce remonial distintivo, entre ellos la capa de tabla y la vara. Los muni cipios de
indios del Peru gobernaban, y aun gobieman a las comuni dades, oficialmente no reconocidas,
mediante los mismos trdmites, y sus miembros se visten con trojes ceremoniales de modelo
hispctnico puro, aunque el indio ha recreado las formas de esos trajes y ha con- vertido las
varas en insignias ostentosamente ornamentadas con ani- llos de plcrta burilada, como en el
Cuzco, o las han embellecido con dibujos que repreaentan oves, flores y hojas, o simples
figurar- geo- metricas, segun las diferentes areas culturales. La capa de tabla la usan los indios
alcaldes de algunas comunidades del Cuzco, tales co mo Pisaq y O'atq'a. Bien sabemos que la
palabra Varayoq con que se designa al Alcalde indio es una composicion de la- palabra
esponola

vara y del sufijo quechua yoq (el que tiene).

b) Los concejos de las comunidades indios y sus bienes estuvie- ron protegidos por
ordenanzas especiales y rigurosas durante la colo nia- No de otro modo se explica que hasta el
presente hoyon retenido los Varayoq prerrogativas tan importantes como las que tenian, y aun
las poseen formalmente en Puquio, de repartir las aguas de regadio a cada quien segun sus
necesidades”, a pesar de que para la pobladon- en esta dudad, capital de Provincia, el agua
es tenida como de mayor valor que el oro. Tales prerrogativas tenian pc«r objeto Umitar la ex
pansion economica de los vecinos, como ya lo expusimos anteriormen- te. Es tan evidente este
hecho que, apenas Bolivar disolvio las comu nidades, declorando la iguoldad de indios y no
indios, se inicio el pe- riodo de despojo mds terrible de las propiedades comunales * hasta que
la Republica tuvo que volver a reinstourar la politica colonial de de fense patemalista de las
comunidades indigenes, 1920.

« Romero, Emilio: “Historia Ectmdmica del Peru”, Imprenta Torres Aguirre, 1W9 - Lima, Peru,

334 Jo se Ma r ia Ar gued a s

c) Fueron los caciques o curacas las autoridades politicas, con- servadas del regimen
incaico, los agentes del gobiemo coloriilal ante y entre los indios. Los curacaa tuvieron el
poder y gozcron de excep- cionales privilegios que la Corona les adjudico, aumentando y con-
solidondo los que ya disfrutaban durante el Imperio. Los caciques de- saparecieron, a pesar de
su origen antiguo, cuando el gobierno colo nial fue liquidado, y permonecieron los concejos
de indios, porque so hobian convertido en una institucion representativa de las nuevas co-
munidades y se integraron solidamente a la cultura indigena, pues, habiendo sido fundadcts
para su defensa, alcanzoron a cumplir esa fun- ci6n hasta donde era posible. Los varcryoq,, se
convirtieron en los para- choques de la comunidad de indios ante la agresividad y ambicion
de los vecinos; no fueron intermediaries para la explctacion de sus conna- cionales sino que
ellos sufrieron y aun sulren el despotismo de las au toridades oficiales de los vecinos, mientras
el resto de la comunidad puede trabajar en la muy relativa paz de que gozan. Este
descubrimien-

, to de la funcion de parachoque la hizo Gabriel Escobar' (Yo vi en la comunidad de Son Pablo,


Provincia de Conchis, a un Varoyoq Alcalde, sacarse el poncho y arrojorlo al suelo; levantar
tierra del piso y echetr- sela furiosamente a la cabeza, y maldecir en el atrio de la iglesia el
cargo que acababa de entregor a su sucesor. Se habia orruinado du rante el periodo de un
oho que dura el mandate, pues todo ese tiempc debia estar de guardia constante en la puerta
de casa de las autoridades politicos distritales, para servir de raondadero, de policia, de
sirviente y de mensajero adonde quiera que necesitaran o se les ocurriera enviarlo

El cacique fue convertido en un funcionario directamente vincula- do a los intereses de las


autoridades coloniales; y cuando intentoron re- belarse contra ese regimen fueron.
exterminados y suprimidos.
d) La integracion del Municipio castellano en la cultura nativa. como instrumento de
gobierno, se hizo posible porque las bases econo micas de los ayllus convertidos en
comunidades fueron conservadas en grado suficiente, pues se conciliabon con la de los
municipios espa- fioles, florecientes aun durante el periodo de la organizacion del Vi- rreynato.
De este modo, la administracion colonial, consiguio alcanzar uno de sus objetivos importantes;
mantener culturalmente aislado al indio, sustentdndose sobre sus misrrios valores antiguos.
Por este me- todo, el nucleo de la cultura indigena permanecio intocado y los me- dios de
desorrollo hacia las formas de la cultura occidental fueron clau- surados. El estudio y fomento
del idioma qUechua, su utilizacion como el instrumento mds eficaz para la catequizacion, con
el auxilio de la propia musica nativa, y aun la difusion del idioma inca mas aUa de

1 “Plan Regional para el desarrollo del Sur del Peru”, T. XXII, 1959.

La s Comunida des d e Espa n a y del Per u 335

las fronteras del Imperio, tuvieron per c^Jeto fortalecer las borreras del alslamiento que
garantizcdxm el montenimiento de la poblacion nerti- va en un nivel de inferioridad
inemediable y evidente. Los Alcaldes de indios cumplleron una funcion al mlsmo tiempo
polftica y religiosa; como ya lo expusimos, se convirtieron en medics de enlace y al mismo
tiempo en parachoques, en elementos que mantenfan la frontera y la comunicacion. Tan sutil
e importonte rol pudo ser no muy lentamente fijado, mediante la fusidn de los atributos y
prerrogativas del Munici pio castellano con los de la orgonizacidn politico^onomica de los
ayllus, de tal manera, con tan calculado aclerto, que la institucion re presentativa de la llbertad
de los pueblos en Espana se convirtio en el Peru en una mds compleja, que mantuvo la
relativa libertad-aisla- mlento de los indios y sirvid como medio de enlace para el cumplimien-
to de las ordenonzas y de las disposiclones de las autoridades colonia les que uttlizoron a los
miembros de las comunidades como un material humane a merced de los intereses de los
colonizadores, y de la Corona.

e) Sin embargo, este tipo de organizacion comunal olconzo tal gra do de Integracion en la
cultura nativa que se convirtio en un medio permonente de cohesidn de los ayllus. Trasladados
a los Alcaldes mu-

• chos de los atributos de las antiguos autoridades, se mantuvieron, a pe- aar de la


aniquilacion en masa de la poblacidn, las formas de recrea- cion prehispdnicas, con gran
esplendor, y permitieron la continuacion del eierdcio de las virtudes creadoras artfsticas
indigenes que, en cier- to modo, fueron enriquecidas por los instrumentos y tecnicas
tornados o impuestos por los espafioles. Una nueva era se abrid para las artes tradicionales
natives, porque, ademds, las fuentes mdgicas de su ins- piracidn no fueron cegadas. El indio no
llego a ser nunca cristiano.

En lo que se reiiere a la estructura social

a) Hablendose impuesto el aislamiento de la comimidad indigena de la formada por los


vecinos mediante la conservacidn de las bases econdmicas del antiguo ayllu y de una politico
inteligentemente ade- cueda, los dos mundos sociales, comuneros y vecinos, culturalmente
distintos y, clausurados todos los caminos de una posible fusidn, pre- sentan caracteres
radicalmente diferentes en cuanto a toda su estruc tura social.

b) El vecino considera al indio aun mds inferior que el ''senorito" bermillano al vecino del
lugor. En ambos cases la diferencia social es- td definida o sustentada porque vecino
bermillano y comunero peruono dehen trabajar la tierra. Qulen labra la tierra, quien ara es de
condi- cidn aervil y debe estar bajo el mandato, el gobierno, del senorito por dsolengo o de
quien se dedica al comerdo y a Ic® "actividades intelec-

336 Ios£ Ma r ia Ar gu ed a s

tuales". Tal conviccion ha sido consagrada por el clero. En Bermillo y en el Peru, "senorito" que
ora pierde su status de tal, se degrade, baia de cotegoria social. En el Peru, se ogrega por
supuesto, a este factor, el de Upo cultural, o "racial", como suele aun denomlnorlo el vulgo: el
indio es inferior por noturoleza, por pertenecer a una roza inferior. En Bermillo, el "senorito"
sostiene la misma teoria respecto del vecino,

ro no tiene en su ouxilio el factor etnico. El dioiio limefio Expreso ofrecio una


informacion ilustrada, en el mes de setiembre del presente oho, acerca de como un
hacendado cuzqueno hizo cercenor el brazo a una India de su finca, porejue no se
prostemo ante el, como es de rigor aun que lo hogon los "colonos" o siervos de hacienda en
los De- partamentos del Cuzco y Apurfmac. Pero, consideromos que no me dia sino una
diferencia de grodo entre el concepto que tiene y el des- precio que siente hacia los indios el
vecino actual de los pueblos pe- ruonos en los cuales se ha montenido la estructura colonial, y
el que monifiesta el "senorito" bermillono por el vecino de Sayago. Sin em bargo, existe una
diferencia radical: hoy identidad de normas para todo el ciclo de la vida, para la moral y la
religion, entre "sehoritos" y vecinos de Sayago, en tonto que entre comuneros y vGcinos del
Peru, tales normas son ton distintas como la totalidad de los dos mundos culturoles en que
estdn divididos. Las normas de Bermillo son las mis- mas o eron casi las mismas que modelan y
rigen la conducta de los vednos peruonos, hasta la tercera decada del presente siglo, y
aun son id4nticas en los pueblos todovfa muy oislados.

c) Las pocas diferencias que existen entre el grupo senorial de Bermillo y los vecinos
peruonos, on cuanto a la estructura social, hon sido determinadas por las diferencias
principalmente de orden econo- mico. En el Peru, los "senoritos" (vecinos) recien casados no
estan obligados a permonecer durante ahos en la casa de sus respectivos pcKlres ni existe un
control indirecto de la natalidad por este medio, pues, naturalmente, no existe o no existfa el
factor economico que obli- go a tomar esta forma de autodefensa del status social de los indi-

viduos.

d) ' La separacion por sexos, desde la segunda infancia, rigio en el Peru tan estrictamente
como en Sayago en los pueblos peruonos. Las mismas normas crueles respecto al
mantenimiento de la honra de las mozas, tambien se oplicobon, habiendo llegado en el Peru
el cumplimiento de tales normas a la eiecucion de hechos cruentos y has ta macobros, tonto
en la sierra como en la costa. Conocemos el caso de un padre de familia de Piura que
desconocio a su hija por haber sido ropterfa por un pretendiente al que habia rechazado 41,
como je- fe de la familia. La roptada, consciente de su "crimen no quiso salir iomds a la colle,
hasta que el raptor se cdDurrid de tal empecinamlen-

La s Comunida des d e Espa n a y d e l Per ij 337

to y empezo a maltrator bmtalmente a su amante. Compadecida de tan triste sltuacidn, la


hermcma de la ioven rog6 al padre que perdonora a su hiia. El padre respondid: "Ya no es
mi hija, pero puede volver a la casa como una desventurada recogida por la compasion de
un buen cristano". La Joven se atrevio a reingresor a la casa patema y sufrid durante toda su
vida el enclaustramiento absolute en ella y el menosprecio de su padre que nunca mds le
dirigid la palabra.

e) La estratificaddn social estd determinada entre los vecinos peruonos por la cuantfa de
su hacienda y de sus tierras, como en Sa- yc^o, aunque el "apellido" tiene en el Peru una
influencia que en Sa yago no existe. Pero la sodedad de los vecinos no es tan implacoble-
mente cerrada para admitir a los mestizos y aun a los hijos de indios que logran completar
una correra profesionoi. Estos nuevos "senori tos" no tienen que cerror sus puertas a sus
propioa padres, como en Bermillo, para segulr pertenedendo a la casta de los senores. Sin em
bargo, no es enteramente olvidado el origen "humilde de tales profe- sionales, aunque pueden
casorse con las hijas de los senores, e in- cluso las "senoritos" anhelan tal close de union
matrimonial. El pres- tigio del "intelectual" es muy grande en los pueblos y lo eron aun mds
hace dos o tres decadas. La movilidad social es mds activa en el Peru; la castas no estdn
congeladas como en el tipo social Bermillo de Es- pana. Se explica la diferencia por el
contexto poHtico-sodal del pais que es bastante menos conservador que en Espana, aun en
las pro vindas muy oislados y todovfa semi-coloniales.

f) El ciclo de la vida en las comunidades, entre los comuneros, sigue mucho mds la
tradicidn local indigena que la hiapanica, aunque de esta ultima se hayan tornado algunas
formas extemas para ciertas ceremonias impuestas, como el bautismo, el matrimonio catolico
y los funerales. Existen algunos ritos de pasaje tfpicos de los comuneros, como el corta-p>elo
o rutuchibuy, a los nihos que ingreson en la segun da infancia. La clasificacion de la poblacion
por edades sigue muy cerconamente a la descrita por Huamdn Poma de Ayala y, en las co
munidades de indios, el individuo sube de cotegoria a medida que avanza en ahos, norma que
ya no se acata en las relativamente desa-

rrolladas o aculturadas.

g) Oscar Nunez del Prado, en su trabajo sobre los Qeros , de- mostrd que no existe entre
los indios el tan difundido y hasta algo es- tudiado "matrimonio de prueba" al que los
mestizos llaman sirvina- kuy (servirse mutuamente). Se llama "sirvinakuy al periodo qua
media entre el matrimonio indigena y el catolico de la misma pareja. EJ mafrimonfo indigena
se realiza conforms a normas estrictas, regi- mentadas y sometidas a un ceremonial minucioso,
que culmina con un

338 Jose Ma r ia Ahgueda s


ritual estereotipado, que Nunez del Prado ha descrito bien en lo que se refiere a los O'eros.
Tal motrimonio no tiene validez oficial, ni para la iglesia ni para el Estado, i^ero lo tiene y muy
rigurosamente dentro de cada comunidad, a tal punto, que el adulterio casi no existe, por-
que las penas que amenazon a ese tipo de infraocion moral son tan severas, acxirrean
sanciones do orden religiose y social tan implaca- bles, que el adulterio openas se concibe
que pueda ocurrir, el cdul- terlo en los motrimonios realizodos conforme a las costumbres
locales. Deciamos que como este mafrimonio no es reconocido oficialmente, tuvieron que
buscar un termino nuevo para denominorlo, los indios o quienes observoron sus
costumbres, y de ese modo surgio la palobra "sirvincdcuy", tan equivocadomente
interpretada.

Los comuneros celebron, pues, ohora ties motrimonios: el que exi- ge las costumbres de su
comunidcKi, el civil y el religioso. Pero cum- pHon unicamente con los ultimos, aquellos que
deseaban y disponian de medlos para desempenar cargos publicos. En las ultimas dos deca

des tal exigencia se ha relojodo.

h) En las comunidades, el status social estaba determinado en forma directa para el


desempefio de los cargos religlosos y politicos. Ouien mayor mimero de esos cargos habia
desempenado alcanzaba una mds olta Jerarqufa. Pero no era posible realizar dicha hetzana sin
tierras y hacienda; de tal manera que, en ultima instancia, era el nivel econdmico el que fiiaba
el nivel social, con pocas excepciones. Las fiestas eran tantas y de tal manera jerarquizadas,
ellas tombien a su vez, que comunero que hcdDia cumplido con todas, concluia su carre- ra
religioso-social generalmente arruinado y en la miseria. Existen ra- zones para suponer que
estaba bien calculada la finalidad de las fies tas para desempenar, ademds, esta funcion de
descapitalizor a los in dios. Comunero que habia pascido todas las "mayordomias
religiosas tenia mds derecho a ser oido en los cabildos; el Indio pobre que solo habia
llegado a "Sargento" o "Palmero", por ejemplo, en la comuni dad de Lucanomorca, openas era
escudiado y 41 mismo no se otrevia a intervenir. En las ultimas tres ddcadas ha cambiado
mucho este re gimen. Y los iovenes indios de Puquio, por eiemplo, parecen raligiosa- mente
escepticos, tanto en lo que se refiere al catolicismo como a sus

dioses locales. •

En lo que se refiere a la religfdn

a) Afirmomos muy rotundamenle que el indio nunca llego a ser catdlico. Dos estudios se
han realizado ultimamente sobre la religidn en comunidades de indios: el que hicimos, con el
auxilio de Josafat Reel Pineda y del socidlogo fronces, Bourricoud, en Puquio, y el del

La s Co munid a d es d e Espa n a y d e l Pe r u 339

propio Reel Pineda en Chumbivilcas CCuzco) cuyos resultados aun ineditos, fueron dados a
conocer por su outor en una conferencia so bre "El mundo sobrencrtural en Chumbivilcas", en
el Institute de Etno- logia de la Universidad de San Marcos.

Comprobamos, en Puquio, que el indio cree que todos los bienes


de que puede disfrutor el hombre, constituyen un don de los Wamonls, dioses montanas. Elios
producen el agua que convierte en fertil a la tierra; protegen el gemado y aun lo fecundan
cuondo es indispensable. En cada montona hoy un Womoni, personificado por un condor o
por una figura humona. Viven tambien en su interior, los ninos que murie- ron; habitan en un
palacio deslumbrante donde hay jardines que cuidar y golosinas con las que los infantes se
alimenton. El Womoni protege al hombre dia y noche y, cuondo nace, ya hay uno que estd
junto a el.

b) Los Waraar.is, son obra de Inkarri que creo al hombre y todo cuanto existe. JnJcam' fue
hijo del sol en una mujer salvaje. Amorro a su padre, con unos flejes, sobre la cima del
Qoropuna, cuondo compro- b6 que le iba a faltar tiempo para concluir de hocer todas las
cosas. Luego de haber creado al hombre, dicto leyes conforme a las cuales el indio vivio en paz
y abundancia. Mucho tiempo despues, Inkarri fue apresado por el rey esponol. Lo
mortirizaron; i"maytas, maytas, maytas'l C[Cudnto, cudnto, cudntoO, y le cortaron la cabeza;
se la llevoron a un lugar llamado Cuzco y alH la entenoron. Pero el Dios

estd reconstituyendose; su cobellera estd creciendo, y su cuerpo tam bien, pero su cuerpo
hacia abajo de la tierra, para que los "senores" no puedetn descubrirlo. Cuondo este
reintegrado, saldra, ya invenci-

ble. Morchard sobre el mundo y "hara el juicio final . Entonces las le

yes ontiguas se volveron a instouror.

Inkarri es el primer dios, los Wamanis, son el segundo dios. "Y

inuestro Sehor Dios que estd en la Iglesia y en el cielo?", 1© pregun- lamos a los tres oncionos
que norretron el mito. Elios se descubrieron con profundo respeto, y no sin cierto temor,
contesto uno de ellos. El es el "verdadero" primer dios, pero el no se met© (manan
metekuncho) (en los asuntos de los comuneros)". Utilizo la palobra castellana meter- se, con
un sufijo negativo quechua (chu).

Los muertos van a la cima del Qoropuna (un nevado altisimo).

AlU se dedican a construir una torre que jamds concluyen. Tienen un trobaio entretenido y
©terno. S© alimenton de excremento de llama que a ellos se les presenta bojo la figura de
maiz cocido en agua (mote). La montona estd protegida y resguordada por San Francisco.

El sacerdote del Wamani es el pongo. Aprende su oficio luego de terribles sacrificios y pruebas
que solo son capaces de soportor ciertos elegidos. El pongo tiene atributos excepcionales y no
todos llegan a al- canzarlos en su plenitud. Hay Jerarqufa entre los pongos. El mds per-

340 Jo se Ma r ia Ar gued a s

fecto puede ilomar a los "Wamonis'' y hoblor con ellos, y curor enfer- medodes, descubrir el
lugor en que s© ©ncuentra las ©species y gonado robados y, flnalmente, puede disponer de
la vida ojena, cousor la muer- te. Los aubis son los mensajeros, tombien sacerdotes, de la
comunldad ante los Wamanis'; ellos hacen los sacrificios cruentos y entonan los himnos
sagrados.

Los comuneros de Puquio lienen osi toda una jerorquia de dioses y de sacerdotes y han
concebido y compuesto un mito qu© explica ©1 or- den social post-hispanico y abre una
posibilidad de solucion al es- tado de servidumbr© ©n que el indlo se ©ncuentra: Inkarn
hard el "jui- cio final”, 41 volverd a imponer ©1 antiguo orden.

La mitologia de Chumbivilccts (Cuzco) ©s muy semejante; pero el mismo Inka oporece como el
dios creador, y el derecho de los indios a todas las tierras, segun el mito, ea de origen sagrado.

c) En ©1 poema quechua al Illimani, d© Kilko Woroka (Andres Al©ncastr©)^ se


©ncuentra una concepcion indigena religiosa aun mds abstracta del mundo: en las entronas
del Illimani (nevado auki o wa- mani, qu© se levanta sobr© ©1 altiplano del Titicaca) estdn el
Khuru, el Khuya, el Wahi y el Inqa. El Khuru (gusano), representa la forma mds elemental de la
vida; el Khuya (derivado de la palabra Khuya, amor y piedad) es el "doble”, la Imogen
fiel de coda cosa que estd sobre la superficie d© la tierra; un doble vigilante, piadoso y
amante d© su Imogen obietiva terrena. Wahi significa origen, veto, madre; con el sufijo
posesivo de tercera persona: n, significa hermono d© ©1, conser- vando sus otras acepclones;
asi Wahin nombra al hermono, al modelo germinont© de cada cosa qu© hay en ©1 mundo. El
Jnga ©s la figura perfecta hacia donde s© dirigen las cosas, al que pretenden imitar, el que los
atrae y con ©1 cual no llegan a confundirs© nunca, porqu© ©s demasiado perfect©; se trata
d© una ©specie d© arquetipo platonicox. Tronscribiremos el cuorteto del poema qu©
contiene esta concepcion radgico-filoaoflca del indlo kana, recogida por Alencastre, y
traducida por mi al castellano:

La s Ck)MUNiDADES DE Espa n a y d e l Pe r u 341

tomo esta concepcion mdgica del pueblo caneho. Canas se encuentra ©n la frontera de las
montahas con el altiplano, ha recibido la influenma milenaria de kollas y oymoras, y
permonedo muy alslado en los gron- des cumbres andinas a las que domino meior que
ningun otro pue blo de la region, porque aprendio a ser un diestro ilnete.

Debemoa agradecer al ontropdlogo Gustavo Alencastre, prime d©

Andres, por habemos ouxiliado en la traduccion del poema ai ''IlUrna- ni" y descubierto la
filcsofia mdgica tradicional de Canas que ella

La poblacion india tiene, pues, sus propios dioses, una religion sis- tematizada que forma un
contexto funcional con toda la cultura notiya. Las sanciones que resguordon la observacion de
las normas sc^iedes

Y morales, el derecho a la propiedad de instrumentos. casa y oun he- nas Y hacienda, donde
quiera que ella ha sido estoblecida; los pnn- cipios e insignias que dan invesUdura a las
outorldades; todo esta con- sogrado por las religiones locales. Los Varayoq Alcaldes y
regidores son. por ©jemplo, nombrados ahora por los outorldades politicaa dis- tritales luego
que las comunidades los han elegido el de ©nero; pero, en la provincia de Canchis (Cuzco)
no alcanzan a ejercer el

go mientras no se haya celebrado el ritual y fiesta del Tasa Tlachty que estd vinculado con
la religion local. El Tasa Tiachiy se reahza en el nucleo urbane d© los ayllus; luego d© una
impioracion a los dioses montahas, los Varayoq salientes entregan ceremomolmente la vara
a los reci4n elegidos. La fidelidad matrimonied esta resguradada por terribles castigos
reiigiosos y socialea a los adulteros; los ladrones de instrumentos se "condenan” y vagan
despues de muertos devoron-

do bestias y seres humanoa®, etc.

d) La religion catolica es observada formalmente y ella rige aun la estratificacion social


en las comunidades indigenas, como un factor importonte, tal como ya lo expusimos en otra
parte de estas conclu- slones. Las fiestas catolicas se superpusleron a algunas de las mas
grondes de la antigiiedad peruana (el Corpus Christi al Inti Roymi, el camoval a las
celebraciones del Paqoy, tiempo d© la maduracion, etc.).

Tukuy kausaq uywakunaq inqankuna, khuyankuna, khurukunan, wahinkunan,

ukhuykipi punushanku

De todo ser viviente

el principio, el germinal arquetipo, la semilla elemental, ©1 amor creante,

amado,

en tu honda entrana duermen.

Sobre las wakas destniidos los mlsioneros mondaron conshuir capi- nas o levantaron cruces.
De este modo, el cotollcismo contribuyo a la conservacion de las antiguas fiestas mediante el
acatamiento formal a las insignias catolicas instauiadas por la Iglesia Romana. Este hecho tuvo
una importoncia trascendental para el desarrollo de la cultura na-

Alencastre, el mds grande poeta quechua peruano de los tiempos modemos, hombre que toco
todos los inatrumentos indios de Canas,

1 “Taki Parwa”, Cuzco, 1955, J. M. Arguedas: “Taki Parwa y la poesia quechua de la Republica”,
en “Letras Feruanas”, 12, agosto de 1955, Lima.

tiva: se conservetron en gran medida el ritualismo tipico mdfgena; se trasladaron a las fiestas
patronales catolicas todo el aparato magico-
Americano”, 1, 1953.

342 Jo se Ma r ia Ar gu ed a s

estetlco de las antiguas y, como los espanoles impusieron tombien las propias ds ellos, las
nuevas fiestas hispano-incas, estimularon la crea- ci6n de vn ingente caudal de nuevas donzas
y muaica, en las que los instrumentos de expresion antiguos fueron ilimitadamente
enriquecidos por los europeos, que no solo trojeron los espanoles sino que los im* pusieron a
los indios: tales como el orpa, el violin, y la flouta trovesera.

Los indios cabecillas de los cuatro ayllus de Puquio proclamoron que el primer dios es
"Nuestro Senor" (Jesucristo), pero manan mete- kunchu: no se inmiscuye en los asuntos de los
indios. Esto poreceria demostrar que consideran al dios catolico como propio de los "seno-
res”, porque de los wamanis dijeron "propiopunin", usando, asimismc, un termino espanol,
propiopunin, es decir exclusive de los indios y pro pio de los naturales y no de los advenedizos,
de los weraqochas (se- nores), cuyo rey mat6 a Inkarri. Rlnden culto a los santos catolicos, a la
Virgen, al Crucificado, porque siendo dioses de los omos les de- ben tombien acatamiento. Y
ya dljimos c6mo aprovechan esas oportu- nidades para recreorse sin inhibiciones y hasta para
demostrar su va lor como hombres: algunos donzas miman los holies de salon, unas con
intencion satirica otras competitiva, como la Chonguinada del Va lle del Mantaro. Y, si se
prescindlera de las donzas y bailes y otms formas de expresidn de regocijo indigena de las
fiestas catolicas del Peru andino, estas se quedorion vacias y en silencio.

e) Las predicas en quechua, como la estremecedora poesia que- chua catdllca,


intentaron, y lo consiguieron en gran medida, cimen- tar en la conciencia de la multitud
indigena el temor al "pecado”, defi- niendolo como toda ofensa a Dios. Las ofensas consistian
en la deso- bediencia a los "mandamientos de la Iglesia" y a las ordenes de las Cfutoridades
constltuidas, entre las cuales ocupaba un lugor preeminen- te el amo, el senor vecino; el
encomendero primero y luego su sucesor, el hacendado. La virtud fundamental del catolico
indio debia ser la humildad y la resignacion ant© todas las formas de sufrimiento. Era el
camino directo al perddn de los pecados y a la gloria. Yo oi en la hacienda "Korkekl'', del
Distrito de Huonipaca, Apurimoc, predicor ©n quechua a dos padres fronciscanos, en la bella
copilla de la hacienda. Los indios lloraban a torrentes, mientras el padre deacribia como este
mundo es de dolor y que seguird siendolo eternomente; como el hom- bre debe temer a Dios
y ser infinitomente humilde, como debe contem- plar en ©1 senor —dueno d© la hacienda—
al protector d© la vida y del alma de los indios, sus slervos. La lengua quechua tlen© recuraos
poderosos para interpreter todas las formas del dolor; los padres lo utilizaron con maestria ©
inspiracidn; los indios, d© rodillas, lloraban. Y cuando los padres montedson a coballo para
volver al Crozco, la mul titud de siervos los seguia uno o dos kilometros llorando; regresaban

La s Co munid a d es d e Espa n a y d e l Pe r u 343


como ©xtroviados; s© reunion ©n la puerta d© la copilla y, cantando tristisimos himnos
quechuas, volvion a lloror, hasto el onochecer. To- do el mundo majestuoso de los Andes
orientoles, en que la nieve de las cumbres y ©1 fuego d© la profundisima quebrada llegan a
los ojos y a la come de los individuos, aporecia como emperpado por ©1 llan- to desesperado
d© los indios, d© sus voces agudas que penetraban ©n todas las cosos y ©n mi memoria d©
pequefio adolescent©. Al comen- zar lo noch© iban a prosternorse a los pies del patron, un
poriente "politico" mio; el los bendecia con la expresion mds severe que he visto nunca, y los
despedia. Subian la montana los indios, hacia sus tierras d© la zona fria, y yo los ocomponaba
hasta que cerroba lo no- che. Y luego, volvio solo, llorando acaso mds tristement© que ©sa
mul titud o lo cuol omoba y hobio visto trabojar con ©nergia extraordina- ria y sin casi ingerir
alimentos.

La Iglesia en ©1 Peru hobia comprometido su destine al de los se- hores hacendados del tipo
de aquel poriente mio. Lo similitud con el caso Bermillo es notcd)le, pero en cada lugor ha
tornado caracteres particulares, adecudndos© ol caso ©specifico d© la estructura econdmi-
ca social de cada pais y region.

f) En las comunidades libres ©i clero mismo fu© ©1 amo, con ra- ras excepciones, y se
comporto como los tradicionales amos, sehores o v/eragochas. Era, por ejemplo, obligacion de
las novias indios ir a ser- vir ©n la casa porroquiol durante dos o mds semonos antes del motri-
rnonio, para que el cura les ensehara sus obligaciones de esposa. Por eso los matrimonios
religiosos se celebraban cada vez mds estricta- ment© solo cuando ©1 comunero debia
desempenor algun cargo poli tico de alta jerorquia, regidor o Alcalde; y se casaban despues d©
los 50 ahos. El desprestigio del clero aumento con el muy relcrtivo deaorro- Uo de estas
comunidades; la profesidn d© sacerdote, tan anhelada ©n

©1 siglo pasado, logro convertirs© ©n un oficio sumoment© menospre- ciado. Sin embargo,
no ha llegado en el Peru ©1 desprestigio del clero al extreme que en Bermillo y La Muga.

En lo que se refiere a la educacion

a) Tratamos de demostrar como exist© una ©xtraordinaria simi litud en la formacion que
redbieron los maestros que conoci en las co munidades de Sayago con la de los normalistas
peruanos; como la ©x- cesiva preferenda conferlda al estudio d© metodos con olvido o des-
cuido del conocimiento d© las propias dlsdplinas que han d© ensefiar- s© y de la realidad
social del pais, hon hecho del maestro un agent© bastante ©steril, diferendado y aun
segregado del medio, por una ©s- peci© d© ©xceso de outovaloraddn y rigidez que 1©
impld© convertlrse

344 Jo se Ma r ia Ar gued a s

en buen ©ducador y auxilior ©ficoz de las comunidades ©n qu© tra- baja. Revelaban los
maestros lalta d© s©nsibilidad, d© vision y d© v©r- daderos medics qu© los hicieran aptos
para la torea formotiva d© los ninos y aun para instruirlos. En ©1 vecindorio no s© distinguion
como lideres; en Bermillo perienecion a la clas© d© los "senoritos" y ©n La Muga se
confundian con los vecinos sin relieve especial alguno, y fren- t© a sus alumnos oparecion
como severos y rigidos. De ©st© mode, la escuela no daba neda verdaderomente dindmico a
la comunldad. Los vecinos egresados d© la escuela sctbion leer, ©scribir y contor, ©n gra de
muy elemental, ton debilmente que, con el tiempo, s© convertian

©n genie qu© solo sabia firmar y leer con dificultad los pocos documen- los qu© durante su
vida necesitaba rubricar, enterdndos© de su conte- nido. Existia un notorio contraste ©ntr©
©1 castellono rico, pleno de re- cursos de expresion, que hobloba la moyoria d© los vecinos, y
su di

ficultad y oun temor d© ©scribir y leer.

b) Pero ©1 Estado Esponol no tien© ©1 problema de dor instruc- cion a una mosa que
pertenec© a otra cultura y habla un idioma dis- tinto del oficial y que representa la mitad de su
poblacion. En ©1 Peru la ©ducacion oficial ha seguido una poHtica qu© ni siquiera podemos
colificar d© inepta sino d© cdssurda. Ha impuesto —no intentodo— la obligacion d© dor
instruccion ©n castellono a una multitud d© indios que hablan unicament© quechua o
oymora. No existiria diferencia al- guna si se hubiera ordenado que dlcha instruccion se
importiera ©n japones, porque para los fines propios de la educacion e instruccion, tan
extroho es para el indio el castellono como ©1 japones.

Los resultados d© tal imposicion han sido por supueato nulos en las comunidades de indios
monolingues. En las mestizos, la escuela ha conseguido importir a los egresados una confusa
informacion acer- ca d© los elementos d© las ciencias y d© las letras, tan confusa como

©1 castellono que les fu© impuesto y al qu© s© aferran desesperada- mente, sepultado ©1
quechua y, no disponiendo al final, sino de un es- panol limitadfsimo, rudimentario, qu© los
hoc© ©xhibirs© con pedant©- ria ant© sus paisanos y, casi sin ©xcepcion, como ridfculos y
aun gro- tescos ante los senorea d© sus pueblos y ©n las capitales d© la zona mas
desarrollada de la costa. Es decir que, como resultado final, se quedon sin lengua propia y
entorpecidos para ©1 verdadero perfeccio-

namiento intelectual.

En el Colegio "Mateo Pumacahua" d© Sicuemi, Cuzco, donde

fuf profesor secundario, los alumnos procedentes d© las comunidades mestizos y de los
barrios d© la ciudad, ©ran vfetimas del menospredo de la moyoria de sus companeros d©
©studios y d© casi todoa los pro- fesores, por ©1 betrbaro castellono qu© hablaban. Me
decidi, por esa ra- zon, a ofrecerles cinco horas semanales de closes ©xtraordinorias de

La s Co mun id a d es d e Espa n a y d e l Pe r u 345

castellono, y ©n seis meses alcanzaron a corregir sus defectos mds gra ves. Las ©xplicacion©s
las hacia en quechua para corregir coda error, y ©1 medio principal d© la ©nsenanza fue el
©j©rcicio intense de la ©lo- cucion y d© la lectura.

c) El Estado destruyo ©n ©1 Peru hace solo dos anos, ©1 unico cen tre d© formacion de
maestros qu© habia logrado concebir im plan d© trabajo que ©staba determinado por las
necesidades porticulares d© la educacion en el pais, y por las universales que la ciencia ha
des- cublerto para logror la formacion d© ninos y adolescentes ajustados a su medio social y
preparados para alentar o estimular ©1 desarrollo de las comunidades donde debian trobaiar.
El plan alcanzo a cumplirse casi ©n toda su medida, porque pudo contor dicho centro, la
Escuela Normal Superior "Enrique Guzmdn y Valle", d© "La Cantuta", con un grupo de
maestros ©xcepcionalmente aptos para realizor dicho plan. Despojada la Escuela de su
autonomia universitoria, separados de ella su director y sus mejores profesores, volvio a
ser entregada ©n ma- nos de profesores burocratizados, rutinariamente formados, que ha-
bian sacrificado sus posibilidades creadoras —que algunos d© ©llos la tuvieron— a la
docilidad sensual ante la burocracia, instrumen- to igualmente docil de la politico de los
grupos gobemantes que, apa- rentemente, desean que la ©ducacion oficial siga siendo tan
esteril co mo hace un aiglo.

Es acaso un hecho muy significative a ©st© respecto la inverse acti- tud de la Republica si la
comparamos con la d© la Colonia, en relacion con el quechua. La Colonia foment© ©1
quechua, lo estimulo y utilize pa ra oislar y dominor al pueblo conquistado; 1© nego la
©nsenanza del Cas tellano, pues mediant© esta lengua hobria podido el indio tener acceso a
la cultura intelectual y a la tecnica ©uropeas. Consolidado por la Colo- nia ©1 aislamiento, la
sujecion y el estado de servidumbre del indio, la Republica interrump© el fomento del
quechua y no lo acepta como len gua para la ©ducacion oficial. Porec© evident© que
considera este me- todo como peligroso, porque d© ©s© mode se hobrfa hecho posible la
ver- dadera instruccion del native, su informacion real y dindmica acerca de las ciencias, de la
tecnica y d© la historfa. Tambien la Republica ha per- seguido, pues, y logrado conservor el
aislamiento y la continuacion de la servidumbre del indio y, para conseguir ©1 exito d© esta
politica, tu- vo que seguir un metodo inverse al de la Colonia en lo que se refiere al idioma
nativo.

Dinamica y Valores

a) Soyago, como toda la zona ondina del Peru, hcdbfa sido deteni- da en su desarrollo
hlstorico. Aporentemente, sobre ambas zonas, so

346 Jo se Ma r Ja Ar gued a s

ejerdta ahora un tipo de presion —en Espofia ncda disimulada y en el Peru controrrestada
por fuerzas endogenos de las proplas comunida- des y por agentes extemos— para condudr a
tales comunidades ha- cia su conversion en pequenas sociedades de tipo liberol, en las cuales
el enriquecimienlo individual sea el ideal motriz unico que impulse la actividad del grupo, en
unos casos, como en la "quinonizada" Muga y, en otros, como on la dividida en castas de
Bermlllo, para montener el estado de cosas imperonte.

Las comunidades se debaten asi entre la tradicion que creo vin- culos cooperativos entre los
vecinos y la presidn externa que trata de deaintegrar las bases de tales vinculos para
convertirlas en sociedades en que los hombres se enfrenten coda vez mds agudamente unos
a otros, mediante una correra competitiva para acumular bienes mate- riales. Donde no es
necesario oplicor esta presion sino conservor la division en castas, \ma dominadora de la otra,
el Estado y los grupos sociales gobemontes ejercen todo su poder para montener tal division
de castas, siendo esta una politico peligrosa, porque provoca una acu- mulacion creciente de
omorgura y resentimiento en los dominados, que puede explosionor en cualquier momento.

b) El cuadro general de la cultura en Bermillo y La Muga presen- ta asi una notable


semejanza de estructura socio-economica con el del Peru andino semicolonial. Pero las fuerzas
endogenos de los pueblos peruonos son, a nuestro juicio, mucho mds poderosas en cuanto a
su ethos comunitario. En aquellas que han alcanzado el mds alto grade de desorrollo, como
las del Valle del Mantaro y Puquio, se mantienen vinculos de cooperacion y de cohesion
aparentemente muy fuertes. Re- fuerzan tales vinculos no unlcamente el hecho de
identificorse como mestizos o indias frente a las closes o grupos tradicionalmente califi- cados
o autocalificados de "sehores", dotados de mayor jerorquia hu- mana, sino de la supervivencia
de trcdiciones que vienen desde perio- dos rads antiguos que el propio Imperio Incaico. En
Espoha, tambien, la tradicion es igualmenle antigua. Pero en Soyago no existe el factor etni- co
diferenciante. El hecho de haber sido cercoda y aislada la cultura indigena en la Colonia, y en la
Republica hoata la tercera decada del siglo XX, hizo que ella se mantuviera segregoda,
rigiendose por valo- res distintos que los de los vecinos. En las Ires ultimas decadas tales
valores se desarrollan y se encominon hacia una especie de fusion con los occidentales. En esta
nueva fase de la lucha los indios se presentan necesariamente encubiertos, debiendo adoptar
la apariencia del aprendiz humilde y humillado, pero con una cargo inagoloble de energia que
surge de su gran antiguedad no debilitada sino concentradamente ejercitada por su propia
condicion de close demogrdficamente vastisima, y tipifica- da como baja no solo por la
dominacion a que fueron sometidos sino por

La s Co munid a d es d e Espa n a y d e l Pe r u 347

actuar y creor; animados por esos valores distintos, originates y an tiguos.

Algo nuevo ha de surgir o estd surgiendo, de veras, en el Peru,

de esta crisis. Conslderamos que en Espana la crisis puede estollor en aquellas zonas donde el
conflicto social se agudiza. "Mataremos los piojos", decia mi rubio y viejo amigo C. A., de
Bermillo, y lo decia probablemente con cierta intencion. El Estado espahol acaso modifique su
sistema de trato con relacion a comunidades, como Bermillo; lo que no nos parece posible
predecir es que si lo hard para acentuor el ri gor o para obrir posibilidades de oscenso a los
comuneros que el pro pio clero considera, en estos lugares como de condicion humana
inferior.
LAMIN AS
'Municipalidad de Villomor de lo Ledre", de Sayogo.
Portdn de Ig cgso de un (labrodor) rico, Bermille,
IgfMie d« B«rmHlo.
Aporato utilizgdo paro herror las vacas, Bermillo. En Son Vitero, de Aliite.
Llevondo "conixas" ol compo, Bermiilo.
Instrumento paro lo trillg, Bermiilo.

En le Hermita de lo Grocio; las moxos cbligon o un vecino a dar unos "perres" ol moceno.
En uns procesi^n, Lo Miiga.

Lo dueno do le posodo de errleres de Bermillo.


Un infQrmante, de Sayo90.
Un deseonso durante le faene eomunel del rate del boMiue, Bennillo.

La foena cemunel de llever leno para la escuela, Bennillo.


Ballon le ]cto en une celle de Le Muge.
El Mitimo gaitcro da La Maga. Pita y caja« de Cajamerca.
Le fen'o de Bermillo.
Uno torde en la faria de Bermillo.

Otre ospecte de le ferio de Bermillo.


Un teler en Lo Mugo.
Uno rue«a de Bertniilo.
Un esquilodor ambulante hoce dibujos en el once de uno mule, Bertniilo. Lovodero
municipol, Bertniilo,

La esposo de un rico labrador, lavo e«i case, Bermille.


Corretflla poro llevor ogua, Bermillo,
Uno COSO de San Vitero, de Aliste.
Una lemilta de San Vitero, de Aliste.

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