Nezahualcóyotl
Nezahualcóyotl
Nezahualcóyotl
Ilustraciones:
Rocío Solís Cuevas
Alejandro Pérez Sáez
Rodrigo Sánchez Arce
Consejo Editorial
Consejeros
Marcela González Salas y Petricioli, Rodrigo Jarque Lira, Gerardo Monroy Serrano, Jorge Alberto Pérez Zamudio
Comité Técnico
Alejandro Pérez Sáez, Rodrigo Sánchez Arce, Laura G. Zaragoza Contreras
Secretario Ejecutivo
Alfredo Barrera Baca
ISBN: 978-607-490-385-0
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento,
sin la autorización previa de la Secretaría de Cultura y Turismo del Gobierno del Estado de México,
a través del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal.
Contemos la vida de un príncipe mexicano
destinado a gobernar con sabiduría el
reino de Texcoco: poeta, arquitecto,
diestro en la política y la guerra, amante y
protector de las plantas y los animales, del
agua y la tierra. Acolmiztli Nezahualcóyotl
fue su nombre.
Esto ocurrió hace muchos muchos años,
antes de la llegada de los españoles a las
tierras que rodeaban el generoso lago de
México-Tenochtitlán.
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Toda historia tiene un comienzo
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Su familia y su palacio
Así pasó el tiempo para Nezahualcóyotl: Como sabía que al caer su tlatoani un
siempre aprendiendo de la vida. Hasta que pueblo está vencido, Ixtlilxóchitl se refu-
en 1414, justo cuando el príncipe cumplió gió en los montes de Otumba, donde fue
doce años, su padre tuvo que emprender alcanzado por los tepanecas.
una guerra contra el ambicioso Tezózomoc, Todo parecía perdido. Los acolhuas
quien deseaba conquistar todos los habían sido superados por los guerreros
pueblos del Anáhuac. de Azcapotzalco. Así que el rey habló con
Ixtlilxóchitl sitió la ciudad de Azcapot- Nezahualcóyotl: “Hijo mío, brazo de puma,
zalco durante cuatro años. Después de éste será el último de mis días. No desam-
este tiempo, pactó una tregua con el ene- pares a tu pueblo y recobra tu imperio. Sólo
migo para dar un descanso a sus hombres, resta que te escondas en estas arboledas”.
y dejó desprotegido Texcoco. Tezozómoc Y así lo hizo. Trepado en la copa de un
aprovechó la oportunidad para romper el frondoso árbol, el príncipe pudo presenciar
pacto y atacar la ciudad con numerosos la lucha. Su padre combatió con bravura
guerreros, unos por tierra, otros por agua y dio muerte a varios enemigos, hasta que
en grandes canoas de guerra. fue apresado y asesinado. Los texcoca-
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nos lograron recuperar el cadáver de
su rey. Desconsolados, a la mañana
siguiente quemaron su cuerpo y guar-
daron las cenizas, siguiendo la antigua
tradición de su pueblo.
En un abrir y cerrar de ojos,
Nezahualcóyotl tuvo sobre los
hombros el peso de recuperar
el trono de su padre para con-
vertirse en tlatoani de Texcoco
y rey de los acolhuas. Pero,
¿cómo podía un joven de sólo
dieciséis años gobernar un
reino vencido?
¿Cómo se reconquista
un reino?
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El texcocano se disfrazó de guerrero
chalca, se unió a sus fuerzas armadas e
incluso peleó en una batalla.
Nezahualcóyotl se hospedaba en la ca-
sa de una señora que vendía octli (pulque),
lo cual estaba prohibido. Por tal motivo
discutieron acaloradamente y, entre el
revuelo, fue reconocido. Corrió lo más que
pudo para salvarse, pero, por no conocer
bien las calles de la ciudad, entró en un
callejón sin salida, donde lo atraparon.
Condenado a muerte, encerraron al desdi-
chado en una jaula de madera.
Adolorido por los golpes recibidos, Ne-
zahualcóyotl pasó largas horas de tristeza
y lamentos bajo la oscuridad de la noche,
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cuando de pronto oyó una voz que susu- tlán y Tlatelolco. Vestido de comerciante,
rraba su nombre; era Quetzalmacatzin, el cruzó el lago en una canoa cargada de
hermano del rey chalca, quien en secreto le flores. Al amanecer se mezcló entre las
dijo que no merecía morir por ser el suce- demás embarcaciones, que viajaban de
sor legítimo del reino. Después, le ofreció Xochimilco, Culhuacán y Coyoacán para
intercambiar vestimentas para ocupar su intercambiar mercancías en la isla mexica.
lugar y dejarlo libre. Al amanecer, mientras Ya en tierra, atravesó la puerta Tepatzinco
Nezahualcóyotl huía solitario hacia Tlaxca- y caminó por la ancha calzada de Ixtapa-
la, Quetzalmacatzin fue acusado de trai- lapa hasta el Templo Mayor, donde fue
ción y asesinado por su propio hermano. recibido con gran alegría por una de sus
tías, que era esposa de Chimalpopoca, el
tlatoani mexica. ¡Un descanso al fin!, des-
En Tenochtitlán pués de tanto sufrimiento.
El joven nunca pensó que pudiera
Nezahualcóyotl decidió ir a buscar a las existir una ciudad tan bella, limpia y
tías de su madre, que vivían en Tenochti ordenada, con altos edificios y casas con
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jardines floridos en los techos. La gente
era amable y alegre. En sus barrios se
celebraban grandes fiestas con danzantes
que vestían exóticas plumas y describían
círculos concéntricos que un ave en vuelo
podría confundir con una flor abriendo y
cerrando sus pétalos. Todo eso y más era
lo que él deseaba para Texcoco, su reino
perdido.
La trampa de Maxtla
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Ahí va Nezahualcóyotl
con traje de plumas y armadura
de algodón. Lleva chimalli
(escudo) y macuahuitl (macana
de madera y obsidiana).
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Su gobierno
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Tenochtitlán le pide ayuda
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In xóchitl in cuícatl
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Cuando en sus poemas Nezahualcóyotl En el poema anterior, Nezahualcóyotl
hablaba del respeto por la naturaleza y el equipara la corta vida de una flor con su
amor entre los seres humanos, era porque deseo de que el canto (es decir, la poesía)
deseaba que su pueblo incorporara esas no se apague nunca. En el siguiente, com-
ideas a su forma de vida. Eso se conoce co- para pájaros, flores y piedras preciosas con
mo enseñanza de su pensamiento filosófico. el amor por los seres humanos:
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Los nahuas no escribían sus poemas, porque no
tenían un alfabeto como el nuestro. Pero hacían
dibujos para recordar las ideas principales, que
pintaban en hojas de papel amate llamadas cuicá-
matl (hojas de cantos o poemas). Eran libros que
se usaban en las escuelas para que los alumnos,
al ver las imágenes, recordaran los poemas, que
tenían que aprender de memoria.
Se considera
que mi reinado logró
el mayor florecimiento
económico, social
y cultural de Texcoco.
El fin de un reino
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Descendientes
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Para recordar a Nezahualcóyotl
antiguas construcciones. Hoy estos pala- Para recuperar la historia del Rey Poeta
cios siguen en pie y los puedes ver en el y el pasado de la nación mexicana, es-
centro de Ciudad de México. Fernando de pecialistas en arqueología, antropología,
Alva Ixtlilxóchitl estudió en el Colegio de historia, lingüística y otras áreas del cono-
la Santa Cruz de Tlatelolco y llegó a ser cimiento han trabajado con dedicación. En
gobernador de Texcoco. Podemos imaginar 2022 se cumplen 550 años de su falle-
el orgullo que sintió de saberse heredero cimiento. Mantener viva la memoria de
del gran Nezahualcóyotl. nuestro pasado prehispánico es una forma
de saber quiénes somos, de dónde venimos
y hacia dónde podemos ir como perso-
nas y como país.
Los códices y los poemas antiguos nos
ayudan a conocer nuestras raíces cultura
les. Si aprendes de memoria uno de los
pequeños poemas de Nezahualcóyotl que
vimos antes, guardarás para siempre una
de sus enseñanzas.
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Curiosidades
El coyote hambriento
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La lengua náhuatl Aprende a contar en náhuatl
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Bibliografía
Ilustraciones:
Rocío Solís Cuevas