Nezahualcóyotl

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El poeta y su reino NEZAHUALCÓYOTL una historia de vida

Imagina una ciudad a orillas de un hermoso lago, con jardines


floridos en los techos de sus casas, árboles repletos de pájaros
y estanques con peces, todo en perfecta armonía con la
naturaleza. Así era Texcoco, el reino de Nezahualcóyotl. Pero
¡espera!, antes de llegar a esa parte de la historia, hay detalles
que contarte. Tal vez ahora mismo te estás preguntando cómo
este rey logró construir una ciudad tan sorprendente. No resultó
nada fácil. En este libro verás que, desde que era un joven
príncipe, Nezahualcóyotl tuvo que enfrentarse a tiranos que
querían apoderarse de Texcoco, viajar a sitios desconocidos,
huir de peligros mortales y encontrar grandes aliados. En estas
páginas, la historia del México antiguo se convierte en cuento y
se llena de ilustraciones fascinantes. Acompaña a Nezahualcóyotl Alejandro Pérez Sáez
en la aventura de recuperar su reino y descubrir que la poesía es
una gran manera de compartir lo que llevamos dentro. Rodrigo Sánchez Arce

Ilustraciones:
Rocío Solís Cuevas
Alejandro Pérez Sáez
Rodrigo Sánchez Arce

Ilustraciones: Rocío Solís Cuevas


Alfredo Del Mazo Maza
Gobernador Constitucional

Marcela González Salas y Petricioli


Secretaria de Cultura y Turismo

Consejo Editorial

Consejeros
Marcela González Salas y Petricioli, Rodrigo Jarque Lira, Gerardo Monroy Serrano, Jorge Alberto Pérez Zamudio

Comité Técnico
Alejandro Pérez Sáez, Rodrigo Sánchez Arce, Laura G. Zaragoza Contreras

Secretario Ejecutivo
Alfredo Barrera Baca

El poeta y su reino Nezahualcóyotl una historia de vida


© Primera edición: Secretaría de Cultura y Turismo del Gobierno del Estado de México, 2022

D. R. © Secretaría de Cultura y Turismo del Gobierno del Estado de México


Jesús Reyes Heroles núm. 302,
delegación San Buenaventura, C. P. 50110,
Toluca de Lerdo, Estado de México.

© Alejandro Pérez Sáez y Rodrigo Sánchez Arce, por el texto


© Rocío Solís Cuevas, por las ilustraciones

ISBN: 978-607-490-385-0

Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal


www.edomex.gob.mx/consejoeditorial
Número de autorización del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal
CE: 226/01/14/22

Impreso en México / Printed in Mexico

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento,
sin la autorización previa de la Secretaría de Cultura y Turismo del Gobierno del Estado de México,
a través del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal.
Contemos la vida de un príncipe mexicano
destinado a gobernar con sabiduría el
reino de Texcoco: poeta, arquitecto,
diestro en la política y la guerra, amante y
protector de las plantas y los animales, del
agua y la tierra. Acolmiztli Nezahualcóyotl
fue su nombre.
Esto ocurrió hace muchos muchos años,
antes de la llegada de los españoles a las
tierras que rodeaban el generoso lago de
México-Tenochtitlán.

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Toda historia tiene un comienzo

En tierras pobladas de frondosos bosques


de pinos, ocotes y oyameles, altos
zacatales y una muy abundante vida
silvestre, vivían los acolhuas, uno de
los siete pueblos nahuas que habitaban
alrededor de la gran laguna de la Cuenca
de México; por eso la región recibía el
nombre de Anáhuac, que en náhuatl
significa “rodeado de agua” (atl, “agua”;
nahuac, “rodeado”).
Texcoco era la capital acolhua y esta
historia comenzó bajo el gobierno del tla-
toani (rey) Ixtlilxóchitl.

Los siete pueblos nahuas del


Anáhuac, que emigraron de
Chicomostoc (lugar de las
siete cuevas), fueron acolhuas,
tlaxcaltecas, tepanecas, xochimilcas,
chalcas, huejotzingas y mexicas.
Mapa realizado a partir
del dibujo de Alberto Beltrán
en el libro de Miguel León-Portilla,
Nezahualcóyotl. Arquitecto,
filósofo y poeta.

Aunque el Anáhuac vivía momentos


de paz y tranquilidad, no faltaban
los conflictos y las guerras entre los
pueblos vecinos. Pero lo cierto es que
todos temían a Tezozómoc, el tlatoani
tepaneca de Azcapotzalco, un tirano
que deseaba vencer a Ixtlilxóchitl para
apoderarse de las riquezas naturales de
su reino y esclavizar a su gente.

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Su familia y su palacio

Para protegerse de sus enemigos, los


acolhuas se aliaron con los mexicas
cuando Ixtlilxóchitl se casó con
Matlalcihuatzin, la hija del rey de
Tenochtitlán, Huitzilihuitl. El primero
de sus hijos varones nació en el año ce
mazatl ce tochtli (uno venado uno conejo).
En nuestro calendario, ese día fue el 28
de abril de 1402. Llamaron Acolmiztli
Nezahualcóyotl al bebé.
El pequeño príncipe vivió su infancia en
un hermoso palacio de piedra pintado de
rojo y azul, con patios llenos de plantas y
flores, pájaros cantores en jaulas de ma-
dera y esculturas de obsidiana en grandes
altares. Mientras jugaba con su hermana
Atotoztli, a Nezahualcóyotl le gustaba ver
a los macehuales construir columnas y
encalar muros, pero sentía más curiosidad
por las flores y las aves, por los cielos y
las nubes.
Era un niño muy despierto y un gran
observador del mundo.
La escuela

Pero no creas que Nezahualcóyotl tuvo


una infancia fácil, porque el hijo de un
tlatoani era educado para gobernar.
Por eso, a toda hora lo acompañaban
maestros muy sabios, que le enseñaban
cosas y respondían sus preguntas.
A los seis años fue enviado a la escuela
de la nobleza, el tlacateo. Adaptarse a tan
rígida enseñanza le costó muchos coscorro-
nes y llantos, pero con el tiempo aprendió
a disfrutar sus clases de escritura y dibu-
jo, de historia y astronomía, de música
y danza.
Como todo príncipe, tenía que
convertirse en un buen guerrero.
Poco a poco supo manejar armas
de guerra como cerbatanas, arco y
flechas, hondas, lanzas, macanas
y el chimalli o escudo de madera y
plumas para protegerse.
El destino de un príncipe

Así pasó el tiempo para Nezahualcóyotl: Como sabía que al caer su tlatoani un
siempre aprendiendo de la vida. Hasta que pueblo está vencido, Ixtlilxóchitl se refu-
en 1414, justo cuando el príncipe cumplió gió en los montes de Otumba, donde fue
doce años, su padre tuvo que emprender alcanzado por los tepanecas.
una guerra contra el ambicioso Tezózomoc, Todo parecía perdido. Los acolhuas
quien deseaba conquistar todos los habían sido superados por los guerreros
pueblos del Anáhuac. de Azcapotzalco. Así que el rey habló con
Ixtlilxóchitl sitió la ciudad de Azcapot- Nezahualcóyotl: “Hijo mío, brazo de puma,
zalco durante cuatro años. Después de éste será el último de mis días. No desam-
este tiempo, pactó una tregua con el ene- pares a tu pueblo y recobra tu imperio. Sólo
migo para dar un descanso a sus hombres, resta que te escondas en estas arboledas”.
y dejó desprotegido Texcoco. Tezozómoc Y así lo hizo. Trepado en la copa de un
aprovechó la oportunidad para romper el frondoso árbol, el príncipe pudo presenciar
pacto y atacar la ciudad con numerosos la lucha. Su padre combatió con bravura
guerreros, unos por tierra, otros por agua y dio muerte a varios enemigos, hasta que
en grandes canoas de guerra. fue apresado y asesinado. Los texcoca-

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nos lograron recuperar el cadáver de
su rey. Desconsolados, a la mañana
siguiente quemaron su cuerpo y guar-
daron las cenizas, siguiendo la antigua
tradición de su pueblo.
En un abrir y cerrar de ojos,
Nezahualcóyotl tuvo sobre los
hombros el peso de recuperar
el trono de su padre para con-
vertirse en tlatoani de Texcoco
y rey de los acolhuas. Pero,
¿cómo podía un joven de sólo
dieciséis años gobernar un
reino vencido?

¿Cómo se reconquista
un reino?

El príncipe texcocano comenzó


a huir y anduvo de pueblo en
pueblo en busca de aliados para
reconquistar su reino. Después de un
tiempo en Tlaxcala, Nezahualcóyotl
viajó a Chalco, un pueblo cómplice
de Tezózomoc. Quería convencer a
aquellos ejércitos de ayudarlo.

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El texcocano se disfrazó de guerrero
chalca, se unió a sus fuerzas armadas e
incluso peleó en una batalla.
Nezahualcóyotl se hospedaba en la ca-
sa de una señora que vendía octli (pulque),
lo cual estaba prohibido. Por tal motivo
discutieron acaloradamente y, entre el
revuelo, fue reconocido. Corrió lo más que
pudo para salvarse, pero, por no conocer
bien las calles de la ciudad, entró en un
callejón sin salida, donde lo atraparon.
Condenado a muerte, encerraron al desdi-
chado en una jaula de madera.
Adolorido por los golpes recibidos, Ne-
zahualcóyotl pasó largas horas de tristeza
y lamentos bajo la oscuridad de la noche,

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cuando de pronto oyó una voz que susu- tlán y Tlatelolco. Vestido de comerciante,
rraba su nombre; era Quetzalmacatzin, el cruzó el lago en una canoa cargada de
hermano del rey chalca, quien en secreto le flores. Al amanecer se mezcló entre las
dijo que no merecía morir por ser el suce- demás embarcaciones, que viajaban de
sor legítimo del reino. Después, le ofreció Xochimilco, Culhuacán y Coyoacán para
intercambiar vestimentas para ocupar su intercambiar mercancías en la isla mexica.
lugar y dejarlo libre. Al amanecer, mientras Ya en tierra, atravesó la puerta Tepatzinco
Nezahualcóyotl huía solitario hacia Tlaxca- y caminó por la ancha calzada de Ixtapa-
la, Quetzalmacatzin fue acusado de trai- lapa hasta el Templo Mayor, donde fue
ción y asesinado por su propio hermano. recibido con gran alegría por una de sus
tías, que era esposa de Chimalpopoca, el
tlatoani mexica. ¡Un descanso al fin!, des-
En Tenochtitlán pués de tanto sufrimiento.
El joven nunca pensó que pudiera
Nezahualcóyotl decidió ir a buscar a las existir una ciudad tan bella, limpia y
tías de su madre, que vivían en Tenochti­ ordenada, con altos edificios y casas con

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jardines floridos en los techos. La gente
era amable y alegre. En sus barrios se
celebraban grandes fiestas con danzantes
que vestían exóticas plumas y describían
círculos concéntricos que un ave en vuelo
podría confundir con una flor abriendo y
cerrando sus pétalos. Todo eso y más era
lo que él deseaba para Texcoco, su reino
perdido.

La trampa de Maxtla

El tío Chimalpopoca, que era nieto


de Tezozómoc, logró convencer a su
abuelo de perdonar a Nezahualcóyotl e
incluso de permitirle visitar Texcoco de
vez en cuando. Así, en Tenochtitlán,
Nezahualcóyotl continuó su
formación militar y también
descubrió su talento para
crear poemas que mostraban
sus sentimientos y los
de su pueblo (por eso se le
conoce como el Rey Poeta).
Ocho años después, en
1427, estaba listo para
reconquistar su reino.
Meses más tarde, el viejo Tezozómoc
murió, pero antes nombró sucesor a su
hijo Tayatzin. Lleno de envidia, Maxtla,
el hijo mayor de Tezozómoc, asesinó a su
hermano y ocupó su lugar. Así de cruel
era el nuevo señor de Azcapotzalco, quien
de inmediato canceló el pacto de perdonar
a Nezahualcóyotl y ordenó capturarlo. Por
suerte, para ese momento, éste ya había
escapado.
Furioso por no poder atrapar a su ri-
val, Maxtla apresó a Chimalpopoca. Todo
era confusión y las nubes de la guerra
oscure­cían el cielo. Arriesgando la vida,
Nezahualcóyotl viajó a Azcapotzalco para
pedirle que perdonara a su tío. El tlatoani
tepaneca accedió e incluso organizó un
banquete para celebrarlo, pero en realidad
se trataba de una trampa mortal, de la
que el príncipe logró fugarse una vez más.
Enfurecido, Maxtla asesinó a Chimalpo-
poca. En ese momento, los mexicas, indig-
nados por la muerte de su rey, rompieron
relaciones con Azcapotzalco y formaron
una alianza en su contra.
La batalla final

Gracias a la Triple Alianza entre Tenochti­ Nezahualcóyotl enfrentó a Maxtla en


tlán y Texcoco, a la que se sumó Tlacopan, la plaza mayor de Azcapotzalco. Jóvenes
Nezahualcóyotl integró un poderoso ejército. y fuertes, pelearon cuerpo a cuerpo como
Después de ganar muchas batallas, marchó bravos pumas. Herido en brazos y piernas,
hacia Azcapotzalco y sitió la ciudad. Sin casi vencido, Nezahualcóyotl aprovechó
agua ni alimentos por más de tres meses, que el sol candente de mediodía deslum-
aquel pueblo no pudo resistir más y los bró a su oponente y le clavó en el pecho
guerreros aliados libraron la batalla final su poderosa macana de filosas navajas
contra los tepanecas. La lucha fue tremenda de obsidiana (macuahuitl). Maxtla cayó
y los cielos y la tierra se tiñeron de sangre y sin vida en la plaza. El tiempo pareció
dolor. detenerse un momento y, como en una

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Ahí va Nezahualcóyotl
con traje de plumas y armadura
de algodón. Lleva chimalli
(escudo) y macuahuitl (macana
de madera y obsidiana).

pintura, todos los guerreros quedaron


congelados.
Derrotado el tlatoani tepaneca, Ne-
zahualcóyotl recuperó su reino en 1431
y comenzó una nueva y larga vida como
tlatoani de los acolhuas.

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Su gobierno

La paz entre los pueblos es el estado


ideal para el bienestar, el progreso y el
florecimiento de la vida. Ya en el trono,
Nezahualcóyotl decidió hacer de Texcoco
una ciudad ejemplar, imponiendo leyes
estrictas para mantener el orden. Repartió
tierras y, para que no faltara el alimento,
mejoró la agricultura y el comercio.
El Rey Poeta fue un gran urbanista:
construyó palacios y plazas con estanques
y jardines, donde intercambiaban ideas
notables astrónomos, poetas y pensadores.
Además de escuelas para los jóvenes más
talentosos, formó amoxcalli o bibliotecas
con libros de matemáticas, astronomía,
historia y botánica, hoy llamados códices.
Nezahualcóyotl mantuvo limpias las
aguas del lago de Texcoco y plantó cente-
nares de árboles en la ciudad y los cam-
pos. Impulsó las ciencias naturales con
jardines botánicos de plantas medicinales,
un zoológico y un gran aviario para repro-
ducir las especies de todo el Anáhuac.

20
22
Tenochtitlán le pide ayuda

La habilidad urbanística de Nezahualcóyotl


llamó la atención de Moctezuma
Ilhuicamina, el nuevo tlatoani de
Tenochtitlán, quien le pidió ayuda para
construir un dique en el lago: quería
separar las aguas dulces de las saladas
que lo alimentaban y así evitar las
inundaciones en la ciudad. Aunque la
profundidad del lago era poco mayor de
dos metros, la obra suponía un reto de
ingeniería. Nezahualcóyotl ideó colocar
hileras paralelas de pilotes de madera
rellenas con piedras y argamasa, creando
un sólido muro de 6.5 metros de ancho y
más de 16 kilómetros de largo. Además,
remodeló el Templo Mayor y creó el
bosque de Chapultepec, con sus ahuejotes
(sauces) y gigantes ahuehuetes (sabinos),
que hoy siguen vivos.
Nezahualcóyotl también engrandeció
Texcoco con la construcción de un Templo
Mayor y los imponentes jardines de Tez-
cutzingo (que significa “Texcoco chiquito”),
centro cultural y religioso con el que cele-
bró su amor por la naturaleza.

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In xóchitl in cuícatl

La sutil fragancia de las flores y el


armonioso canto de las aves eran lo más
estimado en la cultura náhuatl. Por eso,
consideraban que la poesía era como in
xóchitl in cuícatl, es decir, “flor y canto”.
Como en náhuatl cuícatl significa
“canto” y también “poema”, sabemos que
la poesía no se recitaba, sino que se can-
taba. Además, se acompañaba siempre
con música de sonajas, cascabeles, flautas,
tambores y danzas.
Esto nos permite entender mejor los
poemas de Nezahualcóyotl y quizá imagi-
nar cómo los cantaba:

Por fin lo comprende mi corazón:


escucho un canto,
contemplo una flor…
¡Ojalá no se marchiten!

24
Cuando en sus poemas Nezahualcóyotl En el poema anterior, Nezahualcóyotl
hablaba del respeto por la naturaleza y el equipara la corta vida de una flor con su
amor entre los seres humanos, era porque deseo de que el canto (es decir, la poesía)
deseaba que su pueblo incorporara esas no se apague nunca. En el siguiente, com-
ideas a su forma de vida. Eso se conoce co- para pájaros, flores y piedras preciosas con
mo enseñanza de su pensamiento filosófico. el amor por los seres humanos:

Amo el canto del cenzontle,


pájaro de cuatrocientas voces,
amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.

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Los nahuas no escribían sus poemas, porque no
tenían un alfabeto como el nuestro. Pero hacían
dibujos para recordar las ideas principales, que
pintaban en hojas de papel amate llamadas cuicá-
matl (hojas de cantos o poemas). Eran libros que
se usaban en las escuelas para que los alumnos,
al ver las imágenes, recordaran los poemas, que
tenían que aprender de memoria.
Se considera
que mi reinado logró
el mayor florecimiento
económico, social
y cultural de Texcoco.

El fin de un reino

Plagas, sequías, hambrunas, guerras


y otros problemas tuvo que enfrentar
Nezahualcóyotl en sus 42 años de
gobierno. Pero su inclinación por la justicia,
la educación y las artes se reflejó en la
grandeza de una ciudad que fue la capital
cultural de su tiempo. Después de su muerte
en 1472, subió al trono su hijo Nezahualpilli,
quien continuó la obra de su padre.
Ixtlilxóchitl, Nezahualcóyotl y Neza-
hualpilli fueron los tres reyes de Texcoco
anteriores a la llegada de los españoles, en
1519. A Cacamatzin, último gobernante
y nieto del Rey Poeta, le tocó enfrentar
la conquista de México en 1521 y murió
defen­diendo su reino. Ése fue el princi-
pio de la Nueva España.

27
Descendientes

Después de la conquista, los nahuas


tuvieron que adaptarse a nuevas formas Pomar. Él rescató muchos poemas nahuas
de pensar y de vivir. Libros, esculturas y antiguos y en 1582 escribió una historia
la mayoría de las grandes obras de los y varios romances (un tipo de poesía) que
tlatoanis se perdieron, pero el recuerdo cantan la gloria de sus antepasados.
de aquel mundo ha perdurado hasta hoy Otro descendiente de Nezahualcó-
gracias al esfuerzo de quienes estudian yotl, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, vivió
la historia, como lo hicieron algunos en una Ciudad de México completamente
descendientes de Nezahualcóyotl. distinta a la antigua Tenochtitlán, en el
Por ejemplo, Ixtlilxóchitl II, bisnieto del siglo XVII . En lugar de los templos nahuas,
Rey Poeta, a quien los españoles bauti- se alzaron espléndidos palacios novohis-
zaron con el nombre de Juan Bautista panos construidos con las piedras de las

28
Para recordar a Nezahualcóyotl

antiguas construcciones. Hoy estos pala- Para recuperar la historia del Rey Poeta
cios siguen en pie y los puedes ver en el y el pasado de la nación mexicana, es-
centro de Ciudad de México. Fernando de pecialistas en arqueología, antropología,
Alva Ixtlilxóchitl estudió en el Colegio de historia, lingüística y otras áreas del cono-
la Santa Cruz de Tlatelolco y llegó a ser cimiento han trabajado con dedicación. En
gobernador de Texcoco. Podemos imaginar 2022 se cumplen 550 años de su falle-
el orgullo que sintió de saberse heredero cimiento. Mantener viva la memoria de
del gran Nezahualcóyotl. nuestro pasado prehispánico es una forma
de saber quiénes somos, de dónde venimos
y hacia dónde podemos ir como perso-
nas y como país.
Los códices y los poemas antiguos nos
ayudan a conocer nuestras raíces cultura­
les. Si aprendes de memoria uno de los
pequeños poemas de Nezahualcóyotl que
vimos antes, guardarás para siempre una
de sus enseñanzas.

29
Curiosidades

En todas las ciudades de México hay


municipios, calles, plazas, fuentes, salas
de conciertos y monumentos dedicados a
Nezahualcóyotl. Encontramos también su
nombre y su imagen en timbres postales y
en papel moneda, como los billetes de cien
pesos que han circulado durante años.
En el municipio de Ecatepec se ha res-
catado un tramo del famoso dique de Ne-
zahualcóyotl, aquel que construyó en las
hoy inexistentes aguas del lago. Ahora se
le llama Albarradón de Ecatepec, y puedes
verlo desde la vía del Mexibús.
En Ciudad de México se ubica el fron-
doso bosque de Chapultepec, plantado
por el Rey Poeta hace más de 570 años.
Que sea un bosque y no los edificios de
piedra lo que más tiempo ha perdurado
de las obras materiales de Nezahualcóyotl
habla de la importancia de la
naturaleza para la vida en
el planeta.
Un gobernante ejemplar

¿Y si contamos la vida de Nezahualcóyotl


en nuestras casas y escuelas? Explicar
la forma de pensar de un gobernante
que buscó la justicia, el cultivo de las
artes, una cultura de paz y respeto por la
humanidad y la naturaleza puede servirnos
para saber qué debemos exigir a quienes
nos gobiernan.

El coyote hambriento

El nombre de Nezahualcóyotl significa


“coyote que ayuna”. El dibujo de arriba
representa un coyote. Los tlacuilos o
escribas aprendían de memoria esa figura
y la usaban cuando querían representar el
animal o la palabra coyote.
Ellos podían dibujar otros signos para
expresar una acción. Para decir que el
coyote hablaba, trazaban el signo de la
palabra junto a su boca. Y para decir que
no comía, como Nezahualcóyotl, pintaban
un cordón anudado alrededor de su cuello.
Se cree que un animal en ayuno o ham-
briento es muy feroz y está más alerta a
todo lo que le rodea, como Nezahualcóyotl.

31
La lengua náhuatl Aprende a contar en náhuatl

En Texcoco, como en todo el Anáhuac, se 1– ce


hablaba la lengua náhuatl, que los espa- 2– ome
ñoles llamaron también mexicano, porque 3– eyi
el imperio mexica era el más poderoso al 4– naui
momento de la conquista. Aunque este 5– macuilli
idioma se sigue hablando hasta hoy en 6– chicuace
muchas regiones de nuestro país, está en 7– chicome
riesgo de desaparecer. 8– chicuei
En náhuatl, los nombres de lugares y 9– chicnaui
de personas se forman por la unión de 10 – majtlactli
varias palabras.

México: metl (luna), xictli (ombligo), Otras palabras


“ombligo de la luna”
Acolmiztli: acolli (brazo), miztli Sí: quema
(puma, felino), “brazo de puma” No: amo
Nezahualcóyotl: ne (yo), zahualli Me llamo [tu nombre]: notoca
(ayuno), coyotl (coyote), “coyote que [tu nombre]
ayuna o hambriento” Yo vivo en Toluca: nehuatl
Iztaccíhuatl: iztac (blanco), cíhuatl nichanti Toluca
(mujer), “mujer blanca”
Popocatépetl: popoca (humear), tépetl Ahora, intenta decir en náhuatl:
(cerro o montaña), “montaña humeante”
Sí, me llamo [tu nombre],
yo vivo en Toluca

32
Bibliografía

De Alva lxtlilxóchitl, Fernando (2002). Historia


de la nación chichimeca. Dastin.
Horcasitas Pimentel, Fernando (1996).
Náhuatl práctico. Universidad Nacional
Autónoma de México.
León-Portilla, Miguel (1967). Trece poetas
del mundo azteca. Universidad Nacional
Autónoma de México.
León-Portilla, Miguel (2016). Nezahualcóyotl.
Arquitecto, filósofo y poeta. Gobierno del
Estado de México.
María Garibay, Ángel (2000). Poesía náhuatl
I. Romances de los Señores de la Nueva
España. Universidad Nacional Autónoma
de México.
Alejandro Pérez Sáez
Es compositor y traductor. Licenciado en jazz y profesor de la Escuela
de Artes Escénicas de la Universidad Autónoma del Estado de México
(UAEM ), estudió viola, composición, dirección coral y orquestal en
México y en España. En 2018 ingresó al Sistema Nacional de Creadores
de Arte (SNCA ). Fue bajista fundador del cuarteto de jazz mexicano
Astillero (1983-2010). Como subdirector académico del Centro Cultural
Ollin Yoliztli (2011-2014), fundó la Escuela de Mariachi Ollin Yoliztli en
Garibaldi. Se desempeña como investigador, autor de textos de música e
historia de la música popular mexicana y traductor del Fondo de Cultura
Económica (FCE ) desde 2002. Su trabajo puede consultarse en
la página <utopalia.org>.

Rodrigo Sánchez Arce


Es escritor, politólogo e investigador para la paz. Se ha desempeñado
como servidor público durante 25 años en los gobiernos federal y
estatal, así como en el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM ).
Ha trabajado como profesor de asignatura y asesor de tesis en la
UAEM y en diversas instituciones de educación privada. Es articulista
y comentarista sobre temas de paz, no violencia, historia, cultura y
relaciones internacionales en diversos medios impresos y electrónicos, así
como en libros colectivos. Es autor y colaborador en publicaciones del
Fondo Editorial Estado de México (FOEM ) y del Ayuntamiento de Toluca.
Actualmente forma parte del Comité Técnico del Consejo Editorial de la
Administración Pública Estatal (CEAPE ).
Rocío Solís Cuevas
Estudió la maestría en diseño editorial del Centro de Estudios Gestalt y
el diplomado en ilustración de la Academia de San Carlos; su trabajo
fue seleccionado en el Cuarto Catálogo Iberoamericano de Ilustración
en 2013. Ha diseñado e ilustrado publicaciones para la Secretaría de
Educación Pública; la Secretaría de Educación y la Secretaría de Cultura
y Turismo del Gobierno del Estado de México; el Instituto Electoral del
Estado de México; Amaquemecan, y Editorial Aguilar. Su trabajo puede
ser consultado en <rociosolis.wordpress.com>.
36
37
El poeta y su reino. Nezahualcóyotl, una his­toria
de vida, de Alejandro Pérez Sáez y Rodrigo Sán-
chez Arce, se terminó de imprimir en julio de
2022, en los talleres gráficos de Jano, S. A. de
C. V., ubicados en Ernesto Monroy Cárdenas
núm. 109, manzana 2, lote 7, colonia Parque
Industrial Exportec II, C. P. 50200, Toluca, Es-
tado de México. El tiraje consta de quinientos
ejemplares. Para su formación se usaron las
familias tipográficas Sassoon Infant, de Rose-
mary Sassoon, de la fundidora Monotype Corp.
y Auto Pro, de Bas Jacobs, Akiem Helmling y
Sami Kortemäki de la fundidora Underware.
Concepto editorial: Hugo Ortíz y Rocío Solís
Cuevas. Formación, portada y supervisión en
imprenta: Rocío Solís Cuevas. Cuidado de la
edición: Mariana Aguilar Mejía y los autores.
Editor responsable: Alejandro Pérez Sáez.
El poeta y su reino NEZAHUALCÓYOTL una historia de vida
Imagina una ciudad a orillas de un hermoso lago, con jardines
floridos en los techos de sus casas, árboles repletos de pájaros
y estanques con peces, todo en perfecta armonía con la
naturaleza. Así era Texcoco, el reino de Nezahualcóyotl. Pero
¡espera!, antes de llegar a esa parte de la historia, hay detalles
que contarte. Tal vez ahora mismo te estás preguntando cómo
este rey logró construir una ciudad tan sorprendente. No resultó
nada fácil. En este libro verás que, desde que era un joven
príncipe, Nezahualcóyotl tuvo que enfrentarse a tiranos que
querían apoderarse de Texcoco, viajar a sitios desconocidos,
huir de peligros mortales y encontrar grandes aliados. En estas
páginas, la historia del México antiguo se convierte en cuento y
se llena de ilustraciones fascinantes. Acompaña a Nezahualcóyotl Alejandro Pérez Sáez
en la aventura de recuperar su reino y descubrir que la poesía es
una gran manera de compartir lo que llevamos dentro. Rodrigo Sánchez Arce

Ilustraciones:
Rocío Solís Cuevas

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