Esquemas Ópticos

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Lacan, J., Seminario 1: cap. VII: par. 1 y 2, cap. X: par. 2, cap. XI: par. 2.

VII: La tópica de lo imaginario


1.
El estadio del espejo no es solo un simple momento del desarrollo. Cumple también una
función ejemplar porque nos revela algunas de las relaciones del sujeto con su imagen en
tanto Urbild del yo. Ese estadio del espejo tiene una presentación óptica.

Las imágenes ópticas presentan variedades singulares; algunas son puramente subjetivas,
son las llamadas virtuales; otras son reales, es decir que se comportan en ciertos aspectos
como objetos y pueden ser consideradas como tales. Pero aún más peculiar: podemos
producir imágenes virtuales de esos objetos que son las imágenes reales. En este
caso, el objeto que es la imagen real recibe, con justa razón, el nombre de objeto virtual.

La óptica se apoya en una teoría matemática sin la cual es absolutamente imposible


estructurarla. La hipótesis estructural es que para que haya óptica es preciso que a cada
punto dado en el espacio real le corresponda un punto, y sólo uno, en otro espacio
que es el espacio imaginario. Allí también espacio real y espacio imaginario se confunden.
Esto no impide que deban pensarse como diferentes.

En óptica existen una serie de fenómenos que podemos considerar como totalmente reales
puesto que es la experiencia quien nos guía y, sin embargo, la subjetividad está
constantemente comprometida. ¿Dónde se encuentra lo subjetivo y dónde lo objetivo?
estamos acostumbrados a una distinción somera.

Espejo esférico: si lo acercamos casi hasta llegar a la mesa, ustedes no se verán dentro;
así, aunque cada tanto yo me transformarse en caldero, el fenómeno de espejismo que se
produce cada tanto entre mis alumnos y yo, no se producirá aquí. Un espejo produce una
imagen real. A cada punto de un rayo luminoso proveniente de un punto cualquiera de un
objeto situado a cierta distancia le corresponde en el mismo plano, por convergencia de los
rayos reflejados sobre la superficie, otro punto luminoso: se produce entonces una imagen
real del objeto.
Ejemplo: experiencia del ramillete invertido. ¿Qué sucede? El ramillete se refleja en la
superficie esférica para aparecer en el punto luminoso simétrico. Dada la propiedad de la
superficie esférica, todos los rayos que emanan de un punto dado aparecen en el mismo
punto simétrico. Se forma así una imagen real. La característica de los rayos que
impresionan un ojo en forma convergente es la de producir una imagen real. Convergen
cuando llegan al ojo, divergen cuando se alejan de él. Si los rayos impresionan al ojo en
sentido contrario, se forma una imagen virtual. Es lo que sucede cuando miran una
imagen en el espejo: la ven allí donde no está. Aquí, por el contrario, ustedes la ven donde
ella está, siempre y cuando el ojo de ustedes se encuentre en el campo de los rayos que ya
se han cruzado en el punto correspondiente. En ese momento mientras no ven el ramillete
real, que está oculto, verán aparecer, si están en el campo adecuado, un curiosísimo
ramillete imaginario, que se forma justamente en el cuello del florero.

2.
El dominio propio del yo primitivo, Ur-Ich o Lust-Ich, se constituye por clivaje, por distinción
respecto al mundo exterior: lo que está incluido en el exterior se distingue de lo que se ha
rechazado mediante los procesos de exclusión, Aufstossung y de proyección. Sin duda las
concepciones analíticas del estadío primitivo de la formación del yo colocaron en primer
plano esas nociones que son las de continente y contenido.

En su proceso de maduración fisiológica (progresivo dominio de fx motoras) → acceder a un


dominio real de su cuerpo. Pero antes, aunque en forma correlativa, el sujeto toma
conciencia de su cuerpo como totalidad. Insisto en este punto en mi teoría del estadío del
espejo: la sola visión de la forma total del cuerpo humano brinda al sujeto un dominio
imaginario de su cuerpo, prematuro respecto al dominio real. En esta aventura imaginaria, el
hombre se ve, se refleja y se concibe como distinto, otro de lo que él es.

La imagen del cuerpo es como el florero imaginario que contiene el ramillete de flores real.
Así es como podemos representarnos, antes del nacimiento del yo y su surgimiento, al
sujeto.

El ojo debe ocupar cierta posición, debe estar en el interior del cono. SI esta afuera no vera
ya lo que es imaginario, por la razón de que nada proveniente del cono de emisión le
impactará. Verá las cosas tal como son, en su estado real, al desnudo, es decir el interior
del mecanismo y un pobre florero vacío.
La caja representa el cuerpo y el ramillete, los instintos y los deseos. El caldero, tal vez,
sería el córtex. El ojo es el símbolo del sujeto.

En relación entre lo imaginario y lo real, y en la constitución del mundo que de ella resulta,
todo depende de la situación del sujeto. La situación del sujeto está caracterizada por su
lugar en el mundo simbólico; dicho de otro modo, en el mundo de la palabra. De ese lugar
depende que el sujeto tenga o no derecho a llamarse Pedro. Según el caso, estará o no, en
el campo del cono.

Cap. X: parte 2.

Modelo en la misma línea de los deseos de Freud. Las instancias psíquicas deben
concebirse en su mayor parte como representantes de lo que sucede en un aparato
fotográfico: como las imágenes, virtuales o reales, producidas por su funcionamiento. El
aparato orgánico representa el mecanismo del aparato, y lo que aprendemos son imágenes.
Las instancias deben interpretarse mediante un esquema óptico.
El florero será producido por el juego de reflexión de los rayos por una imagen real, no
virtual, que el ojo puede enfocar. Si el ojo se acomoda a nivel de las flores, vera la imagen
real del florero rodeando el ramillete, confiriendo estilo y unidad; reflejo de la unidad del
cuerpo.

Se trata de la relación entre la constitución de la realidad y la forma del cuerpo. Qué veré
en el espejo? primero, mi propia ara, allì donde no está. En segundo lugar, en un punto
simétrico al punto donde está la imagen real, veré aparecer esa imagen real como virtual.

Mannoni hablaba de dos narcisismos. En primer lugar, un narcisismo en relacion a la


imagen corporal. Esta imagen es identica para el conjunto de los mecanismos del sujeto y
confiere su forma a su Umwelt, en tanto es hombre y no caballo. Ella hace la unidad del
sujeto, la vemos proyectarse de mil maneras, hasta en lo que podemos llamar la fuente
imaginaria del simbolismo, que es aquello a través de lo cual el simbolismo se enlaza con el
sentimiento con el Selbstgefûhl que el ser humano, el mensch, tiene de su propio cuerpo.

El primer narcisismo se sitúa a nivel de la imagen real del esquema, en tanto esta imagen
permite organizar el conjunto de la realidad en cierto número de marcos preformados. En el
hombre la reflexión en el espejo manifiesta una posibilidad noética original, e introduce un
segundo narcisismo. Su pattern fundamental es de inmediato la relación con el otro.
El otro tiene para el hombre un valor cautivador, dada la anticipación que representa la
imagen unitaria tal como ella es percibida en el espejo, o bien en la realidad toda del
semejante. El otro, el alter ego, se confunde en mayor o menor grado, según las etapas de
la vida, con el ich-ideal (ideal del yo). La ID narcisista (la del segundo narcisismo) es la
identificación al otro que permite al hombre situar con precisión su relación imaginaria y
libidinal con el mundo en general. Esto es lo que permite ver en su lugar y estructurar su ser
en función de ese lugar y de su mundo.

El sujeto ve su ser en una reflexion en relacion al otro, es decir su relacion al


Ich-ideal.

Es preciso diferenciar las funciones del yo, por un lado el papel fundamental en la
estructuración de la realidad, por otra, debe pasar en el hombre oir esa alienación
fundamental que constituye la imagen reflejada de sí mismo; forma originaria tanto del
ich-ideal como de la relación con el otro.

¿Cuál es el primer elemento del esquema? ¿el sujeto?


Otro elemento: la relación reflexiva con el otro.

Estricta equivalencia entre objeto e ideal del yo en la relación amorosa. En la carga


amorosa el objeto amado equivale, estrictamente, debido a la captación del sujeto que
opera, al ideal del yo.

XI: IDEAL DEL YO Y YO-IDEAL. Par 2.

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