Tercera Unidad Emprendedores
Tercera Unidad Emprendedores
Tercera Unidad Emprendedores
Según Delors (1997), las competencias se articulan en torno a tres saberes esenciales:
saber ser, saber hacer y saber conocer.
● Saber ser: es el eje conductor que permite construir una visión del mundo. El saber
convivir forma parte del saber ser.
● Saber hacer: es la dimensión del actuar que permite transformar la realidad.
● Saber conocer: involucra la creación y transformación de las interacciones sociales
con los procesos mentales y el pensamiento racional.
AUTOCONFIANZA
La autoconfianza es crucial para el emprendimiento, ya que implica el convencimiento de
que uno es capaz de realizar con éxito una tarea o escoger el enfoque adecuado para
realizar un trabajo o resolver un problema. También implica mostrar confianza en las propias
capacidades, decisiones y opiniones. Este convencimiento es lo que permite abordar restos
arriesgados, tan necesarios a la hora de emprender. Tener confianza en sí misma permite a
la persona emprendedora ser capaz de:
● Mostrarse segura de sí misma.
● Actuar con independencia.
● Tener seguridad en sus capacidades: actuando como alguien que domina sus
responsabilidades y saca las cosas adelante; no desanimándose ante los fracasos y
asimilando eficazmente sus lecciones; manifestando explícitamente confianza en
sus propios criterios y juicios; persiguiendo sus objetivos con tenacidad.
● Buscar retos y/o afrontar los conflictos: buscando nuevas responsabilidades y
aceptando nuevos desafíos; manifestando su opinión de forma adecuada cuando no
está de acuerdo con otras personas; ofreciéndose pare realizar actividades y asumir
responsabilidades desafiantes; aceptando riesgos calculados para conseguir sus
objetivos.
COMUNICACIÓN
La comunicación es esencial en el ámbito emprendedor porque para llevar con éxito un
negocio propio es imprescindible un buen entendimiento y una buena capacidad de
escucha, especialmente con los clientes, aunque también con los proveedores y
colaboradores y con el equipo de trabajo, si es el caso. Una buena capacidad comunicativa
permite escuchar y ser receptivo a las propuestas de los/ as demás, así como convencer a
los otros del punto de vista propio.
En el caso de trabajar en equipo, unas buenas dotes comunicativas permiten a la persona
que ejerce el rol de líder escuchar, entender y valorar empáticamente información, ideas y
opiniones que su equipo le comunique, siendo capaz de retroalimentar asertivamente el
proceso comunicativo. También es importante saber adaptarse a los intereses y
características de los distintos interlocutores y comunicar de forma diferente en función de
quién es el destinatario.
La persona que sabe comunicarse es capaz de utilizar el canal y la forma de comunicación
adecuados adaptando el mensaje y el medio en función del interlocutor/a; sabe hacerse
entender y crea las redes de relación necesarias para obtener la información que es
relevante; adapta su discurso para atraer el interés de los demás y sabe anticiparse y
prepararse para las reacciones de los demás.
NORMAS Y TAREAS
La persona que emprende una actividad por su cuenta debe ser consciente de los
compromisos y responsabilidades que deberá asumir y que tendrá que asumirlos en
solitario pues, en muchas ocasiones, no contará con un equipo de personas en quien
apoyarse o delegar. Por ello se hace vital su capacidad para cumplir normas y tareas, ya que
lo que está en juego, si éstas se desatienden o no se cumplen, es su propio puesto de
trabajo y su propio negocio. El compromiso que la persona emprendedora asume consigo
misma, aquello que se obliga a cumplir, es un contrato con su proyecto y con las tareas que
debe realizar para lograr la meta.
RAZONAMIENTO MATEMÁTICO
La persona que emprende debe tener una base de conocimiento y razonamiento
matemático para poder gestionar con holgura la administración y las cuentas de su negocio.
Sin este manejo básico es difícil que la persona pueda llevar las operaciones diarias que
suelen realizarse en una actividad económica por cuenta propia, como por ejemplo: el
control de sus stocks para saber cuándo debe hacer un pedido y de cuántas unidades, qué
precios poner a sus productos o servicios para cubrir costes, cuánto vende al mes, etc.
Suele ser recomendable, incluso, tener capacidad para analizar, organizar y presentar datos
financieros y estadísticos y para establecer conexiones relevantes entre datos numéricos.
FLEXIBILIDAD
El espíritu emprendedor supone querer desarrollar capacidades de cambio, experimentar
con las ideas propias y reaccionar con mayor apertura y flexibilidad. Por ello se requiere de
una importante dosis de flexibilidad y versatilidad para enfrentarse a las situaciones nuevas
y para aceptar los cambios que van a ir surgiendo en el día del desarrollo de un negocio de
una manera positiva y constructiva. Es crucial que la persona emprendedora esté en
disposición de cambiar de enfoque o de forma de concebir la realidad y que sea capaz de
buscar la mejor manera de hacer las cosas, adoptando posiciones diferentes a fin de
encontrar las soluciones más eficientes.
ACTITUDES
La actitud con la que la persona se enfrenta a una aventura emprendedora es clave para
lograr el éxito. La motivación suele ser el inicio de cualquier idea de negocio: lo ideal es que
una persona emprenda una actividad que le guste y por la cual sienta entusiasmo. Sin ese
entusiasmo y sin ese “sentir suya” la idea de negocio habrá más probabilidad de abandono
cuando surjan las dificultades. La fortaleza y la capacidad de hacer frente a la adversidad
son un seguro cuando lleguen las dificultades y tenga que hacerles frente. La constancia, la
perseverancia y el optimismo ayudan a transitar por esas primeras fases de la actividad en
las que no se ve claro el futuro y no se están obteniendo aún los resultados esperados.