11dere Proce Constitucional

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CURSO DE DERECHO PROCESAL

CONSTITUCIONAL

Trabajo de Fin de Curso:


LA JUSTICIABILIDAD DE LOS DERECHOS
ECONÓMICOS, SOCIALES, CULTURALES EN EL PERÚ:
DESAFÍOS Y PERSPECTIVAS DESDE EL DERECHO
PROCESAL CONSTITUCIONAL

Mgtr. Braulio Idelgar Calle Vega


Profesor del curso
Equipo de trabajo (alumnos):
1. Alban Cevallos, Daniela
2. Borrero Rivas, Blanca
3. Cornejo Villalta, Walter
4. Fiestas Silva, Milagros
5. López Condolo, Marita
6. Miranda Gonzales, Maria
7. Navarro Zapata, Valentina
8. Olivares Guzmán, Ashley
9. Perata Rumiche, Junior
10.Rodríguez Seminario, Fabian
11.Saba Ramón, Aracely

Piura, 15 de noviembre del 2023


Resumen

Este tema examinará la viabilidad jurídica del ejercicio de los Derechos


Económicos, Sociales y Culturales (DESC) en Perú, centrándose en el Código
Procesal Constitucional. Se explorarán los fundamentos jurídicos y los desafíos en la
legitimidad de estos derechos, incluyendo las limitaciones estructurales y las
barreras culturales. Se utilizarán estudios de caso y comparaciones internacionales
para analizar los desarrollos jurisprudenciales y las herramientas procesales
disponibles. Por último, las recomendaciones para mejorar la protección de los
DESC pondrán de relieve la necesidad de una reforma legal y las estrategias para
superar los retos identificados.

Abstract

This theme will examine the legal feasibility of the exercise of economic,
social, and cultural rights (ESCRs) in Peru, with a focus on the Constitutional
Procedural Code. It will explore the legal foundations and challenges in the
legitimacy of these rights, including structural limitations and cultural barriers. Case
studies and international comparisons will be used to analyze jurisprudential
developments and available procedural tools. Finally, recommendations for
improving the protection of ESCRs will highlight the need for legal reform and
strategies to overcome the challenges identified.
Introducción

La presente investigación trata sobre: “La Justiciabilidad de los Derechos


Económicos, Sociales y Culturales en el Perú: Desafíos y Perspectivas desde el
Derecho Procesal Constitucional”. Aborda el estudio de la justiciabilidad de los
DESC en el contexto peruano, centrándose en el análisis de cómo estos derechos,
que abarcan cuestiones como el acceso a la educación, la salud, la vivienda, y otros
son aplicados y protegidos a través de los procesos judiciales constitucionales. En el
Perú, la realidad problemática radica en la dificultad de garantizar la efectiva
aplicación y protección de estos derechos mediante los mecanismos judiciales
constitucionales.

La investigación se justifica teóricamente en la búsqueda de contribuir a la


construcción de una base teórica sólida que guíe el desarrollo normativo y
jurisprudencial en este campo, debido a que actualmente existen lagunas en el
conocimiento legal sobre justiciabilidad de los DESC. Por otro lado, desde la
perspectiva social, se demuestra al abordar problemas tangibles que afectan a la
sociedad peruana, ya que los DESC resultan ser fundamentales para el bienestar
de la población. Por último, desde un punto de vista metodológico, la investigación
se justifica al emplear un enfoque integral que combina métodos jurídicos, análisis
de casos y comparaciones internacionales.

La pregunta guía de este estudio es: ¿Cuáles son los obstáculos y desafíos
que enfrenta la justiciabilidad de los DESC en el Perú, y cóm o pueden ser
abordados desde la perspectiva del Derecho Procesal Constitucional para una
aplicación eficaz? Por lo tanto, nuestro objetivo general es analizar y evaluar el
marco jurídico nacional teniendo como base los obstáculos para lograr la protección
efectiva de estos derechos. Para ello, se ha propuesto la siguiente hipótesis de
investigación: El desarrollo y aplicación adecuada del Derecho Procesal
Constitucional pueden mejorar la protección efectiva de estos derechos.

Con respecto a la meto dología utilizada sobre este tema en el ámbito


nacional contamos con una tesis de maestría, dos artículos de investigación y dos
revistas escritos por reconocidos doctrinarios, juristas peruanos; por otro lado, en el
ámbito internacional se cuenta con tres artículos de investigación, con dos libros y
varias revistas jurídicas realizados por reconocidos juristas internacionales. En
cuanto al método utilizado, es descriptivo, en la búsqueda y organización de la
información que deriva de las fuentes mencionadas.
Capítulo I: Aspectos generales

1.1. Concepto de Justiciabilidad de los Derechos

Bolívar (2008) ha definido a la justiciabilidad como la posibilidad que tienen


las personas de acudir a mecanismos contenciosos o administrativos para reclamar
del Estado el reconocimiento, el respeto o la satisfacción de un derecho, en la forma
establecida en las normas jurídicas respectivas. Por ejemplo, todas las personas
tenemos derecho a la salud o educación, los cuales están protegidos tanto por el
derecho nacional e internacional de derechos humanos.

Asimismo, Pinto señala que: “las obligaciones de los Estados con relación a
los derechos humanos son -respecto de todos ellos- las de respetarlos y
garantizarlos, así como la de adoptar las medidas necesarias a tales fines” (2012, p.
162). A su vez, que todas estas obligaciones deben adecuarse a la naturaleza que
presenten los derechos mencionados.

Pese a ello, para que los derechos mencionados puedan realizarse de


manera efectiva y plena, se deben de adoptar mandatos constitucionales, leyes y
políticas públicas. Asimismo, contar con mecanismos o vías eficientes para su
ejecución, como recursos legales que exijan que estos derechos sean justiciables.

Y es que, el derecho a un recurso efectivo no debe interpretarse


necesariamente en el sentido de que exige siempre un recurso judicial, sino que
también existen vías alternativas como los recursos administrativos lo cuales
también devienen en apropiados, por lo tanto, es lógico el razonamiento del que las
personas que viven bajo la jurisdicción de un Estado Parte pueden esperar que las
autoridades administrativas tomen decisiones que sean compatibles con el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Al mismo tiempo,
estos recursos administrativos deben ser accesibles, de bajo costo, rápidos y sobre
todo eficaces.

1.2. Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC): Definición y

Características

La definición de los DESC ha estado situada en una gran controversia. La


primera, que los considera como simples orientaciones de la acción de los Estados,
y el otro, que los conceptúa como derechos humanos, lo que permite exigirlos ante
el Estado en términos jurídicos y políticos. Así lo explica Súarez:

La primera postura frente a los DESC corresponde a la perspectiva

neoliberal que les quita su condición de derechos y los redefine como normas

programáticas cuyo cumplimiento está condicionado por el crecimiento

económico, lo que no les permite a las personas su exigencia inmediata. La

segunda postura los define como verdaderos derechos humanos, necesarios

para que los individuos tengan la garantía de que podrán disfrutar de sus

libertades civiles y políticas, y de que sus proyectos de vida se realizarán en

las mejores condiciones gracias al acompañamiento y cumplimiento por parte

del Estado de sus obligaciones en esta materia. (2009, p. 62).

Para nosotros, los Derechos económicos, sociales y culturales (DESC) son


en definitiva derechos humanos que se enfocan en aspectos fundamentales de la
vida de las personas:

El concepto de los derechos económicos, sociales y culturales ha


evolucionado a largo del tiempo en la jurisprudencia constitucional; así, han
pasado de ser derechos fundamentales por conexidad a ser reconocidos como
verdaderos derechos fundamentales, estos derechos son merecedores de una
protección reforzada autónoma por mandato expreso de la Constitución.
(Ramiro, 2010, p. 30).

Estos derechos abarcan todo lo relativo a las condiciones sociales y


económicas básicas necesarias para una vida en dignidad y libertad como el trabajo,
la seguridad social, la salud, la educación, la alimentación, el agua, la vivienda, un
medio ambiente adecuado y la cultura.

Los derechos económicos, sociales y culturales son aquellos derechos


humanos que hacen posible que la persona y su familia puedan gozar de un nivel de
vida adecuado. La palabra “adecuado” implica el respeto a lo referente a la
diversidad cultural, geográfica, etc. Se puede reconocer estos derechos humanos
económicos, sociales y culturales en la vida diaria de las personas a partir de la
ubicación de aquellas condiciones fundamentales para la satisfacción de sus
necesidades básicas. Tales condiciones fundamentales son un bien común o un
bien público y contribuyen al desarrollo y la realización plena del ser humano
conforme a su dignidad connatural, y por lo tanto tienen la dimensión de derechos
humanos (Areli, 2001, p. 13).

En conclusión, cuando nos referimos a los DESC, hablamos de una


categoría de derechos humanos que se enfocan en aspectos fundamentales de la
vida de las personas. Específicamente, los derechos económicos tratan el acceso al
trabajo y condiciones laborales justas, en tanto que los derechos sociales abordan la
educación, salud y seguridad social. Con respecto a los derechos culturales, estos
se vinculan a la participación activa de la vida cultural, el acceso a la ciencia y
beneficios del progreso científico. Todos esos derechos mencionados tienen un fin
en común el cual trata sobre buscar asegurar una vida digna para todas las
personas.

Espiell (1986) clasifica sus características de la siguiente manera:

- Son universales, lo cual da a entender que todas las personas, sin ninguna
excepción, tienen derecho a gozarlos. Asimismo, supone que se debe trabajar para
eliminar los obstáculos sean estas sociales, económicas, culturales, étnicas, de
género o de cualquier otro orden que no permitan el ejercicio de estos derechos en
condiciones dignas para todas las personas.

En el caso del derecho a la educación, por citar solo un ejemplo, la


universalidad se expresa en que toda persona, sin excepción, debe tener acceso a
la educación y la cultura, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes,
vocación y aspiraciones.

- Son indivisibles e interdependientes, esto debido a que solo es posible vivir de


manera digna y plena con la realización de todos los derechos, es así que se ratifica
los principios de indivisibilidad e interdependencia, que es fundamental en la
concepción de los derechos humanos. Solo cuando sea posible el reconocimiento
integral de todos los derechos, se podrá asegurar la existencia real de cada uno de
ellos.

Un ejemplo de lo mencionado puede observarse en la necesaria vinculación


existente, entre el derecho a la huelga y el derecho a un salario digno. O entre el
derecho a la salud y el derecho a la vivienda, o entre el derecho a la salud y el
derecho a la alimentación.

- No discriminatorios, esto hace referencia a que los DESC deben aplicarse a todas
las personas sobre la base de la no discriminación. Los derechos humanos
pertenecen a todas las personas y el ideal de aplicación debe tender
progresivamente a la más amplia cobertura. Los Estados deben definir políticas y
destinar los recursos necesarios y suficientes para garantizar que todas las personas
tengan la misma posibilidad de acceso a los servicios esenciales. Implica también lo
que se llama discriminación positiva, o sea, la obligación del Estado de establecer
medidas especiales a fin de favorecer a los sectores de la población que estén en
situación de especial marginación, vulnerabilidad o discriminación.

Por ejemplo, en cuanto al derecho de salud, el principio de no discriminación


conlleva a tener en cuenta una realidad caracterizada por la existencia de sectores
de la población que por distintas razones no tienen las mismas oportunidades de
acceder a los servicios de salud, y en tal sentido, deben hacerse esfuerzos para que
el derecho pueda ser igualmente disfrutado por ellos.

Por último, cuando no se garantizan los DESC para toda la población, se


favorecen situaciones de discriminación que terminan profundizando las diferencias
entre amplias capas de la población y los minoritarios sectores sociales que tienen
acceso al disfrute de los derechos, que perpetúa la inequidad social. Un ejemplo que
permite ver esta problemática de manera clara son los casos de miles de niños y
niñas que dejan de asistir a la escuela a tempranas edades, estos son en su
mayoría aquellos provenientes de hogares con menores recursos, los que a su vez
se ven obligados a integrarse tempranamente y con poca capacidad al mercado
laboral, y por lo tanto, con menor capacidad para el ejercicio de sus derechos.

1.3. Naturaleza de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales

Existe una gran polémica acerca de la naturaleza jurídica de los derechos


económicos, sociales y culturales principalmente por las implicaciones económicas
que tal definición conlleva, las cuales versan acerca de si son de corte fundamental,
subjetivos prestatarios u objetivos.

Hay algunos autores que catalogan a estos derechos como meras directrices
políticas destinadas al legislador y a los gobernantes a la hora de adoptar programas
y políticas públicas. Entendiendo que dependen de los fondos que el Estado pueda
destinar a satisfacer los mismos. En cambio, para otros más allá de la disposición
económica del Estado, los derechos económicos y sociales son inherentes a la
persona humana (derechos fundamentales) y deben ser consagrados como tales. Lo
cierto es que los derechos económicos y sociales provienen del reconocimiento de
los derechos de las personas, consignados en el derecho constitucional, así como
en los tratados internacionales. Los cuales, han evolucionado o se han ido
acomodando a su naturaleza real, orientados a los principios de universalidad,
indivisibilidad, integralidad e interdependencia. Tal como se fijaron en el génesis en
la Proclamación de Teherán de 1968 y decididamente impulsada en la Declaración
de Viena 2 adoptada por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de 1993.

Según Hernández, este debate sobre la naturaleza jurídica de los derechos


económicos, sociales y culturales:

Ha impedido que los mismos sean vistos como derechos subjetivos

(de aplicación inmediata) y mucho menos como derechos fundamentales.

Por lo anterior, son caracterizados más bien como meras declaraciones de

buenas intenciones, de compromiso político de parte de los gobernantes a la

hora de implementar políticas públicas. Aunque se acepte la privilegiada

jerarquía normativa de los tratados internacionales, los instrumentos que

establecen derechos económicos, sociales y culturales son considerados

documentos de carácter político, antes que catálogos de obligaciones

jurídicas para el Estado, como es el caso de la gran mayoría de los derechos

civiles y políticos (2010, p. 45).

Hace muchos años, los derechos de las personas no habían sido


organizados ni conforme a su naturaleza ni a su exigibilidad frente al Estado. De
hecho, las personas simplemente tenían conocimiento de que eran poseedoras de
derechos inherentes a ellas por el mero hecho de serlo. Y es que, como señalan
Espinoza-Saldaña y Cruces:

Luego de la Segunda Guerra Mundial, va progresivamente

apareciendo una nueva comprensión de la fundamentación teórica de los

derechos. Y es que, si se entiende a la dignidad como valor y principio


fundamental de todos los derechos, tiende a debilitarse la distinción entre los

derechos civiles y políticos y los DESC. (2015, p. 105).

Con el tiempo, la doctrina y jurisprudencia desarrollaron más el tema y


brindaron alcances acerca de la teoría constitucional sobre los derechos
fundamentales; asimismo, las Constituciones, ahora consideradas vinculantes por sí
mismas, integran una serie de derechos de índole social, económica y cultural que
anteriormente no habían incluido

Cuando las Constituciones no eran documentos jurídicos, sino más bien


políticos y no poseían fuerza vinculante en sí mismas, los derechos y su exigibilidad
no estaban completamente asegurados. Cuando estos textos normativos adquirieron
carácter jurídico y fuerza vinculante, los derechos reconocidos en ellos se volvieron
exigibles frente al Estado y terceros. El problema, sin embargo, no concluía ahí, esto
porque no todos los derechos reconocidos a las personas podían ser exigidos
inmediatamente por sus titulares. La doctrina y jurisprudencia, en relación con la
legislación, dividió a los derechos fundamentales en derechos civiles y políticos, y en
derechos económicos, sociales y culturales. Ambos grupos de derechos son
derechos fundamentales, pero los primeros eran de exigibilidad inmediata y los
segundos, más bien de exigibilidad progresiva o programática.

1.4. Importancia de la Justiciabilidad de los DESC

La justiciabilidad de los derechos económicos, sociales y culturales es crucial


para garantizar su efectividad y protección. Permite a los individuos buscar remedios
legales cuando estos derechos son violados, promoviendo así la rendición de
cuentas y la equidad en el acceso a condiciones de vida dignas. Además, la
justiciabilidad contribuye a consolidar el estado de derecho al establecer
mecanismos para hacer valer estos derechos y fomentar el desarrollo sostenible y la
inclusión social.

“Todos los derechos humanos requieren del Estado acciones que

aseguren su respeto, protección y realización. La protección se asegura en la

medida en que se desarrollen mecanismos y normas para evitar su violación


y para que, si éstas ocurren, el afectado pueda exigir su restitución y/o

reparación por la vía judicial” (Bolívar, 2008, p.13).

La justiciabilidad de los derechos económicos, sociales y culturales se refiere


a la capacidad de hacer valer legalmente estos derechos. A menudo, estos derechos
son considerados programáticos y dependen de recursos disponibles, lo que puede
afectar su aplicabilidad directa en comparación con los derechos civiles y políticos.
Sin embargo, el grado de justiciabilidad puede variar según las leyes y sistemas
legales de cada país. Algunas jurisdicciones han desarrollado mecanismos para
hacer cumplir estos derechos a través de tribunales y otros mecanismos legales,
mientras que, en otros lugares, la implementación puede depender más de políticas
y acciones gubernamentales.

Capítulo II: Antecedentes de los DESC en el Perú

2.1 Evolución histórica de la protección de los DESC

El escenario previo a la Constitución de 1979 en Perú revela una preocupación


constante por temas sociales y económicos en los textos constitucionales desde los
primeros años de la República. Incluso en la Constitución de 1823, se reconocía la
instrucción y el acceso a centros educativos como derechos, y estas pautas se
mantuvieron en las constituciones subsiguientes hasta la de 1867.

El reconocimiento de derechos sociales en estas constituciones, sin embargo, se


consideraba más como afirmaciones declarativas que como normas con carácter
vinculante. Durante el siglo XIX, estos derechos a menudo eran redactados como
obligaciones del Estado sin el carácter normativo que poseen en la actualidad.

En las Constituciones de 1920 y 1933, hubo avances hacia un reconocimiento


más formal de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC). La Constitución
de 1920 introdujo el concepto de "garantías sociales" y desarrolló algunos derechos,
mientras que la de 1933 otorgó nuevas competencias al Estado en áreas como la
propiedad y la participación de los trabajadores en los beneficios de las empresas.

Sin embargo, estas constituciones no tenían el carácter normativo ni servían


como referentes para la comprensión y aplicación del resto del ordenamiento jurídico.
Fueron eclipsadas por interrupciones causadas por gobiernos militares y regímenes
autoritarios.
Es con la aprobación de la Constitución de 1979 que se observan cambios
significativos en el reconocimiento y tratamiento de los DESC en el contexto peruano,
marcando una nueva etapa.

Posteriormente con la Constitución peruana de 1979 se introdujeron muchas


virtudes cuya relevancia no se puede ignorar. El más importante de ellos es, sin duda,
que fue el primero en tener realmente un atractivo normativo. Además, a pesar de
algunas limitaciones o dificultades, fue la primera en realizar esta tarea de cierta manera.
Es el primero que, estrictamente hablando, prevé un tratamiento sistemático de los
DESC:

● En el artículo 2, esencialmente, de los derechos civiles y políticos, también se

menciona a los DESC, como los relativos a la propiedad, la libertad de contratación y


la libertad de trabajo, que luego desarrolla, y una cláusula implícita de derechos.

● En su artículo 4 aborda capítulos completos sobre los siguientes temas: seguridad

social; salud y bienestar; educación, ciencia y cultura; o trabajar. Por otro lado, los
tratados de derechos humanos reciben rango constitucional, esto previsto en su
artículo 105, que, en la lógica de promover la comprensión del desarrollo del
derecho consuetudinario, proporcionó un mayor margen para la protección de los
DESC.

● Finalmente contiene un título completo sobre el orden económico con capítulos

sobre la actuación del Estado en la economía, sobre la regulación de la propiedad,


etc.

Ahora la Constitución de 1979, y así como señala Espinoza-Saldaña y Cruces


ocurre: “una incorporación históricamente tardía de elementos del Estado de
bienestar en el Perú, así como un intento de incluir o reconocer aquellos aspectos
considerados logros del autoproclamado "Gobierno Revolucionario de las Fuerzas
Armadas" que administró el país” (2015, p. 104).

Entre 1968 y 1980, ningún escenario favorable para mantener lo que había
propuesto a nivel del CES. Y además de recurrir a argumentos, que podríamos llamar
“clásicos” para cuestionar la plena vigencia y carácter fundamental de los DESC, tales
como: reconocimiento de una mayor libertad creativa para el legislativo; la necesidad de
una mayor disponibilidad de recursos; o finalmente la adopción de determinadas
fórmulas como la distinción entre normas operativas y normas programáticas utilizada
por el Tribunal Constitucional italiano o, como indica el Tribunal Constitucional español,
el reconocimiento de estos derechos como principios de los rectores que no admiten
tutela por amparo directo. Sin embargo, también surgieron otros factores. Uno de estos
factores fueron sin duda los efectos de la llamada “crisis del petróleo”; y luego los
cambios globales en la hegemonía política (el caso de la bipolaridad) y en la economía
(Consenso de Washington). Además, en el Perú tuvo enorme relevancia el fenómeno
subversivo que causó grandes daños a nuestro país en los años 80 y gran parte de los
90. Luego llegamos a un escenario de concentración del poder público y liberalización
económica; al mismo tiempo, la liberalización va acompañada de un escenario que
muchos consideran menos protector socialmente. Fue en este contexto que se redactó la
Carta de 1993.
Si analizamos las disposiciones sobre DESC en la Carta de 1993, podemos ver que allí,
en comparación con lo dispuesto en la Constitución de 1979, hay un desarrollo menos
detallado. El capítulo sobre "Derechos Sociales y Económicos" agrupa derechos que
antes se abordaban en capítulos separados, como educación, salud, seguridad social y
trabajo.

No corresponde aquí hacer un juicio de valor sobre los méritos o deméritos que
esto implica; fácilmente se pueden notar. Además, en comparación con la Constitución
de 1979, algunos aspectos no están presentes, y el tratamiento de ciertos derechos varía
notablemente.

Es más, el abordaje de determinadas cuestiones, siempre comparado con lo


previsto en la Constitución de 1979 al respecto, no incluye ciertos aspectos que sí
estaban presentes en su predecesora. Por otra parte, el énfasis dado a la consideración
de ciertos derechos varía significativamente. Para citar un caso bastante notorio: la Carta
de 1993 establece ahora que la propiedad se ejerce en armonía con el bien común; la
Constitución de 1979 declaró que la propiedad debe utilizarse en armonía con los
intereses sociales. Finalmente, si se examina el texto literal de lo aprobado en 1993, se
puede ver que no reconoce expresamente el rango constitucional de los tratados de
derechos humanos. Hay que tener en cuenta que, en la lógica de lo que muchos
consideraron una configuración del common law, se fortaleció o detalló la comprensión
de los derechos fundamentales en general y de los DESC en particular. Hemos llegado
entonces a una situación que sólo empezará a cambiar a principios del siglo XXI.

Capítulo III: Aspectos legales


3.1 Reconocimiento de los DESC en la Constitución Política del Perú

Rubio, nos muestra una descripción de las diferencias existentes entre la


Constitución vigente y la Constitución precedente la de 1979, la cual resulta de suma
relevancia ya que, en sus palabras: “evidencia el tratamiento diferenciado que le han
dado a los DESC y cómo ello ha influenciado en el hecho de seguir sosteniendo que
los derechos civiles y políticos pueden tener mayor exigibilidad que los derechos
económicos, sociales y culturales” (2013, p. 208).

Del mismo modo, la Constitución de 1979 dedicó el Título I a los derechos y


deberes fundamentales de la persona. Y dentro de ello se trataban también los
capítulos sobre la persona, la familia, seguridad social, salud y bienestar, la
educación, la ciencia y la cultura, entre otros; es decir la Constitución anterior dio un
tratamiento similar a los derechos civiles, políticos, económicos sociales y culturales,
considerándolos a todos como derechos fundamentales. En contraposición a la
norma constitucional de 1979, la Constitución Política de 1993, como señala Rubio:
“estableció una evidente separación dentro del Título I al contemplar en el capítulo I
a los derechos fundamentales de la persona, el capítulo II a los derechos sociales y
económicos y el capítulo III dedicado a derechos políticos” (2013, p. 210).

Esa clasificación de los derechos sociales y económicos en un capítulo


diferente al capítulo que contiene los derechos fundamentales pone de manifiesto la
diferencia que durante mucho tiempo se ha venido sosteniendo entre los derechos
civiles y políticos y los DESC, según la cual los primeros han sido entendidos como
inmediatamente exigibles para el Estado, mientras los segundos tenían un carácter
programático y, por tanto, atendibles en la medida que los recursos económicos lo
permitieran. Este tratamiento diferenciado se hace más evidente si se tiene en
cuenta que la Constitución anterior no establecía separación alguna, tal como ya se
ha señalado. No obstante, la Constitución de 1993 establece en el artículo 3 que la
enumeración de los derechos contenidos en el capítulo I sobre derechos
fundamentales de la persona no excluye los demás que la Constitución garantiza ni
otros de naturaleza análoga o que se fundan en la dignidad del hombre, o en los
principios de soberanía del pueblo, del Estado democrático de derecho y de la forma
republicana de gobierno. Adicionalmente al acertado y trascendente contenido del
artículo 3, hay que mencionar que este parece corregir el significado político que
implicaba establecer un capítulo sobre derechos fundamentales sin incluir a los
derechos económicos sociales y culturales.

Así Rubio (2013) nos recuerda lo importante que es tener presente que en
determinado momento, el actual artículo 3 fue retirado del debate constitucional para
ser finalmente incluido en la actual Constitución, lo que da una idea de la falta de
consenso sobre la necesidad o conveniencia de su presencia, cosa que en la
actualidad resulta sorprendente, pues hubiera implicado el quebrantamiento de la
unidad que existe entre todos los derechos fundamentales. Esta situación puede
entenderse mejor si se tiene en cuenta que la Constitución de 1993 posee un corte
neoliberal que la aleja del modelo de 1979. Muestra de ello es justamente el
concepto de Estado social que se incluía en el artículo 4 de la Constitución de 1979
y que fue suprimido en el artículo 3 de la Constitución de 1993.

En conclusión, la Constitución política del Perú reconoce a los derechos


económicos, sociales y culturales como derechos fundamentales. Así es que, en el
Capítulo I del Título I de la citada norma contempla al principio-derecho de la
dignidad como el principal presupuesto jurídico de todos los derechos fundamentales
que aparecen enumeradas en el artículo 2, en su artículo 3 se puede apreciar que
incluye de manera tácita los demás derechos reconocidos en todo el texto
constitucional como fundamentales. Es decir que el tratamiento que le da la
Constitución a los derechos fundamentales también incluye a los derechos sociales y
económicos reconocidos en el capítulo II como derechos fundamentales al igual que
los civiles y políticos contenidos en el capítulo III.

Todo ello ha quedado evidenciado en diversas decisiones, como por ejemplo


el fundamento 13 de la sentencia emitida en el mismo expediente 1417-
2005-AA/TC, o el fundamento 74 de la sentencia pronunciada en expediente 0050-
2004-AI/TC del 3 de junio de 2005.

3.2 El Papel del Tribunal Constitucional en la Protección de los DESC

El Tribunal Constitucional del Perú es el máximo intérprete de la Constitución


y tiene la función de controlar la constitucionalidad de las leyes y resolver conflictos
de competencia entre los poderes del Estado. Respecto a los derechos económicos,
sociales y culturales (DESC) en Perú, el Tribunal Constitucional ha tenido un papel
importante en su protección y defensa.
En la Constitución peruana, los derechos económicos, sociales y culturales
están reconocidos en diferentes disposiciones. Estos derechos incluyen el derecho a
la educación, a la salud, al trabajo, a un medio ambiente equilibrado, entre otros. El
Tribunal Constitucional ha emitido diversas sentencias que han contribuido a
fortalecer la protección de estos derechos.

El Tribunal ha interpretado de manera extensiva los derechos económicos,


sociales y culturales, reconociendo su importancia y estableciendo pautas para su
protección. Ha establecido que el Estado tiene la obligación de garantizar estos
derechos, adoptando políticas y medidas concretas para su efectivo cumplimiento.
Además, ha resaltado la interdependencia e indivisibilidad de los derechos,
reconociendo que su realización plena está vinculada entre sí y con otros derechos
fundamentales.

En sus decisiones, el Tribunal Constitucional ha enfatizado la obligación del


Estado de adoptar medidas progresivas para asegurar la realización gradual de los
derechos económicos, sociales y culturales, a pesar de limitaciones económicas y
recursos disponibles. Asimismo, ha establecido que existen mecanismos para la
exigibilidad de estos derechos, como la acción de amparo, que permite la protección
inmediata de los derechos fundamentales frente a amenazas o vulneraciones.

En resumen, el Tribunal Constitucional del Perú ha jugado un papel relevante


en la protección de los derechos económicos, sociales y culturales, contribuyendo a
su interpretación, garantía y promoción a través de sus sentencias y
pronunciamientos.

La producción de jurisprudencia es resultado de la labor de las y los jueces


que, desde los pronunciamientos que hacen en los casos que se someten a su
conocimiento, interpretan los instrumentos internacionales (tratados, convenciones y
otras fuentes del derecho internacional), aportando una gran variedad de criterios
para la mejor protección de la dignidad, la igualdad y los derechos humanos libro.

3.3 Rol del Derecho Procesal Constitucional en la Justiciabilidad de los Derechos

Riedel y Melander refieren que el derecho procesal constitucional: “no solo se


encarga de proteger los derechos económicos, sociales y culturales a nivel teórico,
sino que proporciona herramientas prácticas para su efectiva salvaguarda,
garantizando su aplicación y cumplimiento efectivo en la sociedad (2014, p. 25).
El derecho procesal constitucional juega un papel fundamental en la
justiciabilidad de los derechos, ya que proporciona el marco legal y los mecanismos
procesales para garantizar la protección y aplicación efectiva de los derechos
fundamentales consagrados en una constitución. El derecho procesal constitucional
proporciona los instrumentos legales y procedimientos necesarios para hacer que los
derechos consagrados en la Constitución sean efectivamente aplicables y
justiciables, permitiendo a los individuos proteger sus derechos frente a posibles
violaciones por parte del Estado u otros actores.

Asimismo, establece los procedimientos y mecanismos para que los


individuos, grupos o comunidades puedan acceder a los tribunales y presentar
demandas relacionadas con la violación de sus derechos económicos, sociales y
culturales. Esto permite que las personas afectadas puedan hacer valer sus
derechos ante las instancias judiciales.

A través del derecho procesal constitucional, se ejerce el control de


constitucionalidad de las leyes, políticas públicas y acciones gubernamentales que
puedan afectar los derechos económicos, sociales y culturales. Los tribunales
constitucionales o cortes supremas tienen la facultad de declarar inconstitucionales
aquellas normativas o acciones que violen estos derechos consagrados en la
Constitución (Daniel Sabsay, 2010, pág. 40).

Permite la interposición de acciones de amparo o medidas cautelares para


proteger de manera inmediata y urgente los derechos vulnerados. Esto puede
implicar la suspensión temporal de una medida que afecte gravemente derechos
fundamentales hasta que se resuelva definitivamente el caso.

El derecho procesal constitucional, a través de los tribunales, puede adoptar


una interpretación progresista de los derechos económicos, sociales y culturales.
Esto implica adaptar la interpretación de la ley o la Constitución a las realidades
cambiantes de la sociedad, garantizando una mayor protección y expansión de estos
derechos

Capitulo IV: Desarrollo normativo y legislación comparada

4.1. Normativa Nacional e Internacional Sobre Derechos Económicos,

Sociales y Culturales
● Los DESC en el sistema universal

Para Bregaglio, “la Comisión de Derechos Humanos se propuso la


función de adoptar un pacto o instrumento jurídicamente vinculante sobre
derechos humanos. La opción de adoptar un tratado único se mantuvo hasta
1951. La Asamblea General implícitamente llamó a la complementariedad e
interdependencia de los derechos humanos, señalando que el cumplimiento
de los DESC está estrechamente vinculado al cumplimiento de los DCP.
(2010, p. 18).

Por ello, refiriéndose al proyecto de Tratado de Derechos Humanos


Lazarte nos dice que existe una clara relación, señaló la necesidad de:

Incluir en el Pacto de Derechos del Hombre los derechos económicos,


sociales y culturales y el reconocimiento explícito de la igualdad de hombres y
mujeres en cuanto a esos derechos, según consta en la Carta de Naciones
Unidas;

Invitar al Consejo Económicos y Social a pedir a la Comisión de


Derechos del Hombre que, conforme al espíritu de la Declaración Universal,
enuncie claramente en el proyecto de Pacto los derechos económicos,
sociales y culturales en forma que los vincule a las libertades cívica y políticas
proclamadas en el proyecto de Pacto. (2010, p. 19).

Bregaglio nos indica que:

Aquí estados de renombre como Reino Unido y Estados Unidos

consideraron que “los DESC eran derechos que por su propia naturaleza

resultaban complejos de articular con los DCP, por lo que plantearon la

propuesta de elaborar dos pactos, uno referido a los DCP, que además iría

acompañado de un protocolo facultativo que permitiría al órgano de control

del tratado (denominado Comité de Derechos Humanos) tramitar denuncias

individuales y quejas interestatales; y otro referido a los DESC, respecto del

cual no existiría la posibilidad de habilitar un mecanismo de denuncias


individuales (y que incluso en sus orígenes, no contó con un órgano de

control)” En contraste, los Estados de orientación socialista sostenían la

importancia de considerar de manera integral los derechos, aunque también

coincidían en establecer restricciones a la capacidad de llevar a los tribunales

las violaciones a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC).

(2010, p. 19)

● Los DESC en el sistema interamericano

Héctor Faundez nos señala que:

A nivel interamericano la situación resulta similar, pero con algunos


matices. Tal como han señalado varios autores, la CADH (Convención
Americana sobre Derechos Humanos) no debería ser entendida sólo como un
instrumento de DCP (Derechos Civiles y Políticos), sino como uno que
“incorpora una visión holística de derechos humanos, aunque en su técnica
legislativa se encuentran falencias que puedan imaginativamente, generar tal
confusión” (2009, p. 73).

Para Bregaglio, los antecedentes de la CADH se remontan a 1959,


año en que la “V Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores
ordenó al Consejo Interamericano de Jurisconsultos la elaboración de un
instrumento convencional en materia de derechos humanos para la región”
(2010, p. 29).

El primer proyecto de convención en el sistema interamericano fue:

Presentado en la Cuarta Reunión del Consejo Interamericano de


Jurisconsultos y que luego fuera complementado con propuestas presentadas
por los Gobiernos de Chile y Uruguay, distinguió un capítulo para el
reconocimiento de los DESC y otro para el de los DCP. No obstante, en 1967
la CIDH remitió al Consejo de Jurisconsultos un estudio sobre el proyecto en
el que manifestó su preferencia por contar con un instrumento convencional
que sólo abordara lo que consideró “derechos humanos fundamentales”,
expresión referida a los DCP. (1976).

Bregaglio (2010) nos señala que la CIDH, tomó como argumento


principal la especial naturaleza de los DESC, apostó por la separación de
instrumentos normativos, porque en ese momento era imposible desarrollar, si
es que existían, mecanismos de control que regulen controversias
relacionadas con este grupo de derechos, ya que en cambio si se podía con
los DCP.

Este mismo nos indica que se debe precisar que la Comisión ha


reconocido, en primer lugar, que existen límites a su capacidad para perseguir
las infracciones a los DESC y, en segundo lugar, que basándose en estos
límites percibidos, la Comisión recomendó la aprobación de dos instrumentos
convencionales diferentes. (2010)

4.2. Regulación en la Constitución de los Distintos Países

México: La Constitución de los Estados Unidos mexicanos regula los


DESC de la siguiente manera:

Derecho a la educación (art. 3). La educación pública debe ser


gratuita, pero también se permite la educación impartida por particulares.

En el artículo 4 de la Constitución, se encuentran regulados varios


DESC. Entre ellos se encuentran:

-Derecho de decidir libremente sobre el número y espaciamiento de


los hijos.

-Derecho a alimentación nutritiva, suficiente y de calidad.

-Derecho a la protección de la salud.

-Derecho a un medioambiente sano, el daño o deterioro genera


responsabilidad para el causante. Derecho de acceso al agua.
-Derecho a una vivienda digna.

-Derecho a protección particular de los niños.

-Derecho de acceso a, y ejercicio de la cultura.

-Derecho al deporte y a la cultura física.

Derecho al trabajo (art. 5). Este artículo es complementado por el


artículo 123, titulado del trabajo y de la seguridad social, quien establece que
toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil. El artículo 123
tiene ocho páginas y regula, de manera detallada, los principios rectores de la
legislación del trabajo y las bases mínimas de la seguridad social. (2014)

Suecia: En el artículo 2 de la Constitución sueca, en el capítulo 1


sobre los principios básicos de gobierno, se dispone que:

El bienestar personal, económico y cultural del individuo debe ser uno


de los objetivos fundamentales de la actividad pública. En particular, las
instituciones públicas deben garantizar el derecho al trabajo, a la vivienda y a
la educación, y deben promover la seguridad y los servicios sociales, así
como condiciones favorables para la salud. Además, deben velar por la
protección de los niños y proteger la vida familiar y privada del individuo.

En el artículo 18, se establece el derecho a la educación y el derecho


a la investigación científica. (1974)

Italia: La Constitución italiana establece, en su artículo 3 que:

La obligación de la República de suprimir los obstáculos de orden


económico y social que, limitando de hecho la libertad y la igualdad de los
ciudadanos, impiden el pleno desarrollo de la persona humana y la
participación efectiva de todos los trabajadores en la organización política,
económica y social del país. (1947)

4.3. Sobre la Delimitación de los DESC a Partir de la CADH. la

Importancia Del Art. 29.


“Un sistema de derechos que se considere completo y total tiene
silencios, tiene implicitudes, tiene carencias normativas, no obstante, lo cual,
nutrido en el arsenal principista-valorativo, abastece en plenitud a los
derechos, sea que muchos consten en normas, sea que otros les falten
normas de reconocimiento”. (Campos, 1998, p. 98).

Estas palabras de Campos (1998) alcanzan de manera ilustrativa la


realidad jurídica de los derechos fundamentales y de los derechos humanos.
El contemplar siquiera la posibilidad de que una norma, cualquiera que sea,
una Constitución o un Tratado internacional, precisen de manera absoluta
todos los posibles casos o vulneraciones que puedan presentarse
relacionadas a un derecho, es simplemente irrealizable. De caer en tal
pretensión, condenaríamos la protección de los derechos humanos a su
anquilosamiento y decadencia; más aún si tomamos en cuenta, que la tutela
ius humanista debe responder a la realidad evolutiva de una sociedad.

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