Esclavo Del Deseo
Esclavo Del Deseo
Esclavo Del Deseo
terapia.
Índice
ÍNDICE
GLOSARIO:
ADVERTENCIA DE CONTENIDO:
EXPUESTO EN LO ALTO
ES SOLO UN BESO
CONTROL DE DAÑOS
ENEMIGO EN CASA
LAMER HERIDAS
99%
CRUZADO EL UMBRAL
VESTIDO DE NOVIA
LA VISIÓN DE LA SACERDOTISA
COLMILLOS OCULTOS
CAMBIO DE TORNAS
FUGAS
AFRENTAS Y VERDADES
TE PERTENEZCO
CAÍDA LIBRE
AGRADECIMIENTOS:
CÓMPLICE DE PLACER
EL VIAJE NO HA TERMINADO
Glosario:
Omegaverse (ABO): subgénero del romance
paranormal. Su principal característica es que los personajes
presentan un segundo género biológico que puede ser alfa,
beta u omega. Cada autor diseña su propio mundo, que
puede distar mucho del clásico género de cambiantes o
apegarse más a él. Por lo que no las reglas las decide el
autor y su mundo.
Salta.
—Gracias.
El cambiante solar frota su mejilla con la suya, tiene
una piel suave que siempre consigue mejorar el humor de
Yuma. Es algo cariñoso y territorial.
—¿El qué?
Pertenecer.
No tiene sentido.
Ella sonríe.
—¿Y tú eres?
—¿Pero en promedio?
Él cruza los brazos, se reclina en el asiento. Piensa en
Zamil. Jamás lo ha celado. Lo quiere y es un jaguar muy
atractivo, ni siquiera su naturaleza juguetona y coqueta han
provocado desconfianza o posesividad.
—¡Fascinante!
Salen del túnel y la luz reflectada en los edificios que
parece que brotaran de la tierra, hacen a Yuma asomarse.
—¿Acaso no es…?
—Sí, creo que sí. Tiene que ser él: Yuma Blackwood.
—Gracias.
—¿Piso?
Ellian.
—Pero...
—Eso espero.
Ellian resopla.
Yuma asiente.
Mierda.
Su padre niega.
Se escapan de su poder.
Quillian siempre ha odiado la falta de libertad de su
especie. Yuma sabe que él debe de ser la peor decepción de
su vida: un omega atrofiado incapaz de resistir a su instinto.
A su enfermedad.
No lo quiere.
Es su celo.
Saca el vial que lleva en el bolsillo, se traga las dos
pastillas sin agua. Le raspan la garganta. Aprieta los
párpados en un intento de frenar lo inevitable, aunque lleva
años sin experimentarlo, lo reconoce como un viejo
enemigo.
—No lo sería.
—Tendrías más tiempo libre, Yuma. —Su padre se rascó
la nuca, suspiró incómodo—. Te vi con ese chico, noté como
te olía ¿Es tu amigo?
—¿Podré aparearme?
—¡No!
Quillian salió de la oficina y Yuma apenas llegó a
escuchar el sonido de la llave cerrando por fuera. Lo siguió
hasta quedarse parado frente a la puerta y oyó las ropas
rasgarse y los muebles cayendo al paso del alfa. Luego
llegaron el gruñir del lobo, los aullidos entrecortados y
espaciados. ¿Qué haría su padre para aliviar su celo?
—Ese es mi asunto.
Su rostro se calienta.
Xel suspira.
—¿La esperaremos?
—Entiendo.
Pero no lo es.
Y entonces lo huele.
Yuma gira el rostro. Un lobo lo mira del otro lado del río.
Es casi del tamaño de Quillian. No hay en sus ojos amarillos
ni una mínima pizca de humanidad. Su pupila dilatada es un
agujero negro de pura violencia.
«Es papá».
La sensación de protección y calidez es inigualable.
Nadie, nunca, en ningún lugar podrá hacerlo sentir tan
tranquilo, tan seguro y al mismo tiempo tan vulnerable. La
presión en su pecho aumenta y su mente se difumina.
Pero ahora…
—¿Qué cosas?
—Lo quiero.
Ella asiente, hace una media reverencia y sale del
cuarto sin intercambiar miradas.
—Tranquilo, me quedaré.
La boca se le amarga.
El alfa gruñe.
—Fuera —repite con su Voz de Mando. Ravieri cuadra
los hombros y sale con el porte erguido—. Si puedes
levantarte, te espero en el laboratorio, Yuma.
—¿Y?
—Con cuidado.
—Quiero la verdad.
—No puedo —gime con dolor—. Haz que pare, haz que
pare.
—¡No quería!
—Lo sé, lo sé, Li. Veme solo a mí, ¿Por qué perdieron el
control? ¿Qué pasó momentos antes?
Ella niega.
—No.
Quillian coloca su mano encima de la de Yuma, este la
aparta.
Es imposible.
¿Y sí…?
Hasta ahora.
Hasta ahora que sabe que Nicté y Quillan no estaban
destinados.
«Prueba de parentesco».
No.
No.
—¿Seguro?
—¡Fuera de mi vista!
—¿Todo bien?
—Hablaba con otra persona. Me alteré un poco.
—¿Zamil?
—Claro, te lo debo.
El sonido de la puerta y el aroma de su padre lo tensan.
Zamil sigue hablando, él es incapaz de conectar ya las
palabras con su mente. Balbucea algo al teléfono. Cuelga.
Abraza los papeles como si estos lo protegieran de lo que
mora su interior.
—Desde el principio.
Pero no se mueve.
—No es así…
—Volvamos —ordena.
Nicté.
Nicté.
Nicté.
—¿A quién?
—Es peor.
—¿Estás feliz?
—¿Lo sabías?
Ace por fin se gira para clavar sus ojos en los suyos.
—Lo hice.
—¿Cuándo?
Él sonríe.
—Por supuesto.
—¿Cuáles viste?
—¿Cómo dices?
—Lo que queremos decir es que nos encantaría recibir
en nuestra casa a los clanes que vienen a la boda, tenemos
espacio. Mi marido se crio en una clan solar, así que no se
sentirán incómodos con nuestra atención —explica ella
parándose frente al beta.
—Yo…
La mujer asiente.
—Manda a Ixchel y Bej con ellos, por favor.
—Hecho.
—Lo es.
—¿Te acompaño?
—Muérdeme.
—No me provoques.
Él quiere creerle.
Un hueso duro de roer
La comitiva de omegas de Amara lleva horas
adornando el plató para la ceremonia prenupcial. Ashdia
ordenó una cortina de azafrán y un tapete de lavanda para
el baile y ritual de la noche que los ha mantenido en un
cortar y acomodar constante.
—Está bien.
—Lo dudo.
Que suenen los tambores
Lucine y Mabel flotan en el oscuro cielo para la hora en
la que la música toca la puerta de la Casa Alfa. Los
Moonlight celebran con velas en las manos y el sonido de
campanas, que facilitarán el primer encuentro ceremonial
de la pareja de líderes. Esta es la forma de su pueblo de
decirle que aprueban y bendicen la unión.
El Beta se marcha.
«Oh vaya…»
Yuma se congela.
—Estás balbuceando tonterías.
—Egoísmo. Te quiero…
Cierra los ojos y deja que la fuerza del río haga con él lo
que quiera. Su cabeza golpea contra troncos que la
corriente arrastra de la misma manera que a él y siente los
encontronazos de su cuerpo chocando contra piedras. La
herida sangra y deja un camino de despedida, un hilo de
color bermellón que promete volverlos a reunir.
CONTINUARÁ
Agradecimientos:
Gracias, lectora querida, por llegar hasta aquí. Sin ti
esta historia no hubiera sido posible.
¡Gracias a todas!
Cómplice de placer
Los gemelos Wolfgang están en el medio de una lucha
por el poder del Norte Nevado. Las leyes son claras: solo
uno puede gobernar y para ser candidato al puesto de Alfa
este deberá desposarse con una omega fértil.
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