Pruebas Especiales en Fisioterapia
Pruebas Especiales en Fisioterapia
Pruebas Especiales en Fisioterapia
intentando distinguir: estado de hidratación de la piel, movilidad tegumentaria, cicatrices, cifosis, escoliosis, lordosis,
dismetrías entre MMII...
Además de lo anterior, se deben realizar pruebas previas para establecer la seguridad de los tests: buscar
inestabilidad atlanto-axoidea, prueba de la arteria cervical (vertebral), estado del sistema vestibular-laberíntico…
o Prueba de Aspinall:
Objetivo: poner de manifiesto una inestabilidad atlantoaxial.
Posicionamiento del examinador: de pie detrás de la cabeza del paciente, con una mano bajo el occipital y otra
sobre el mentón.
Ejecución: el examinador efectúa una leve flexión cervical, estabiliza el occipital sobre el atlas y lo mantiene en
esta posición. Se aplica una discreta fuerza hacia delante sobre la cara posterior del atlas.
Hallazgo positivo: sensación por parte del paciente de que tiene algo en la garganta motivada por el
desplazamiento anterior del atlas hacia el esófago, propiciado por la hipermovilidad atlantoaxial.
Notas: la presencia de un chasquido se debe al movimiento hacia delante del atlas con respecto al axis. Esta
traslación es consecuencia de la insuficiencia del ligamento transverso del atlas.
Ejecución: imprimir una presión cizallante sobre ambas apófisis de manera simultánea.
Notas: normalmente siempre existe un mínimo desplazamiento entre vértebras; una movilidad excesiva
obedece normalmente a una displasia de la apófisis odontoides.
Posicionamiento del examinador: de pie o sentado detrás de la cabeza del paciente. Una mano sujetando el
hombro del paciente, y la otra acunando la cabeza; o ambas sosteniendo la cabeza.
Ejecución: con las manos de la cabeza, llevarla hacia extensión y rotación hacia el lado a valorar; mantener la
posición durante unos 30 segundos.
Hallazgo positivo: la aparición de síntomas (vértigo, mareo, nistagmo, pérdida de conocimiento, debilidad de
MMSS, visión borrosa, trastornos del habla...) en una de las rotaciones, indica una compresión de la arteria
vertebral de ese lado.
Notas: se le debe pedir al paciente que durante la prueba mantenga los ojos abiertos y que sea la persona la que
cuente los segundos.
Pruebas de Columna:
o Signo de Ott:
Objetivo: medir el grado de flexibilidad o capacidad de expansión de la columna vertebral dorsal. Este índice es
importante porque la movilidad general depende de la sumatoria de las movilidades parciales de todos los
segmentos cinéticos que la constituyen.
Ejecución: primero se marcan las apófisis espinosas de C7 y un punto situado 30 cms más abajo. En flexión
anterior la distancia aumenta 2-4 cms, y en flexión posterior se reduce 1-2 cms.
Hallazgo positivo: los cambios de la columna vertebral de tipo degenerativo o infeccioso conducen a una
limitación de la movilidad de la columna, y con ella la flexibilidad de las apófisis espinosas.
Notas: este índice es importante porque la movilidad general depende de la sumatoria de las movilidades
parciales de todos los segmentos cinéticos que la constituyen.
o Signo de Schober:
Objetivo: evaluación clínica de la columna lumbar para el diagnóstico de espondilitis anquilosante.
Hallazgo positivo: se considera positiva si la distancia aumenta en menos de 5 cms tras la flexión máxima,
mientras que en extensión se acorta hasta 8-9 cms.
Notas: permite conocer la flexión de la columna vertebral en especial de la región lumbar y las articulaciones de
la cadera, así como la flexibilidad y elasticidad de los músculos isquio-tibiales.
o Signo de Schepelmann:
Objetivo: diferenciar los dolores torácicos.
o Maniobra de Valsalva:
Objetivo: evidenciar la presencia de radiculopatías de origen mecánico.
Ejecución: el examinador le pide al paciente que coloque su dedo pulgar en su boca y sople.
Ejecución: se le pide al paciente que efectúe una inspiración y que mantenga el tórax hinchado, tras lo cual debe
incrementar la presión intraabdominal, como si fuera a defecar.
Hallazgo positivo: aparición de dolor en la zona lumbar que a menudo se irradia a lo largo del miembro inferior.
Nota: esta maniobra consigue incrementar la presión intratecal, y con ello el compromiso mecánico del nervio
ciático. Los síntomas pueden acentuarse si se le pide al paciente que flexione las caderas.
o Prueba de Spurling:
Objetivo: valorar el dolor de una carilla articular vertebral y la irritación radicular.
Ejecución: el examinador coloca sus manos encima de la cabeza del paciente y la mueve hacia ambos lados. En
una posición de inclinación lateral máxima, el clínico efectúa una presión axial sobre la columna vertebral.
Hallazgo positivo: al efectuar presión sobre los agujeros intervertebrales aparece un dolor periférico, no
circunscrito a segmentos vertebrales como consecuencia de cambios en las pequeñas articulaciones vertebrales.
Si se produce una irritación de las raíces nerviosas, aparecen síntomas de dolor radicular.
Notas: la compresión lateral conduce a un aumento de la presión, con carga de los cartílagos intervertebrales y
las zonas de salida de las raíces nerviosas, así como de las carillas articulares.
Cuando el dolor se localiza únicamente en el cuello, sin irradiación, no se considera signo positivo. Como en toda
lesión discal debe investigarse la presencia de signos de debilidad muscular o hiporreflexia.
Durante la compresión la fuerza es transmitida por el disco de una vértebra a otra de manera sucesiva, lo cual
produce un aumento de la tensión en el anillo. La aparición de dolor es provocada por la compresión de la raíz
nerviosa y el dolor se manifiesta en el dermatoma dependiente del nervio afectado. Si el dolor aparece en el lado
opuesto a la rotación, es señal de espasmo muscular.
La presión intervertebral está aumentada por alguna lesión que se encuentra ocupando parte del espacio de salida
de la raíz, como puede ser un osteofito, una hernia de disco o un tumor.
Se debe efectuar con precaución en pacientes afectos de osteoporosis grave o estenosis del canal raquídeo.
o Test de Tinel:
Objetivo: sirve para identificar una neuropatía.
Hallazgo positivo: el paciente debería sentir una parestesia, ya sea sensación de hormigueo o de descarga
eléctrica que recorre todo el antebrazo. La parestesia se atribuye a la regeneración de un nervio; o sea, si un
nervio se daña, se inicia consecuentemente una reparación; dicha reparación consta en la unión de las partes
seccionadas o traumadas de las fibras nerviosas. Cuando en realidad existe una neuropatía, el tejido nervioso
está sensible; así que cuando se realiza el golpeteo, existirá una sensación "extraña" que comenzará desde la
zona de la lesión y terminará en la parte más distal de la misma en donde la sensibilidad vuelve a ser normal.
La respuesta nunca debería ser dolorosa; si la persona refiere dolor cuando se golpea el nervio, se estaría en
presencia de un neuroma (tumor benigno de un nervio).
o Notas: se atribuye generalmente al nervio cubital, pero en realidad puede ser usado para cualquier nervio.
Este test, además de servir para identificar una lesión nerviosa, es de mucha ayuda para poder valorar el progreso
que lleva la reparación del nervio. Por lo mismo que se mencionó antes de que la parestesia inicia en la zona de la
afección y termina en el límite con el nervio "sano", se puede cuantificar cuánto ha retrocedido la hipersensibilidad.
También se puede extrapolar al miembro inferior, en donde se repercute el nervio tibial posterior sobre el área de
atrapamiento del túnel tarsiano. Desde allí se produce un calambre o descarga en todo el trayecto del nervio hacia la
planta y los dedos. Es positivo en el 50% - 90% de los casos.
Ejecución: se le pide a la persona que se mantenga en bipedestación, primero sobre sus talones y luego de
puntillas, y si es posible que dé algunos pasos.
Hallazgo positivo: la dificultad o la imposibilidad de mantenerse o andar en puntillas indica una lesión de S1; la
dificultad o imposibilidad de mantenerse o andar sobre los talones sugiere una lesión de L5-L4.
Notas: debe destacarse una rotura del tendón de Aquiles. Esta lesión imposibilita mantenerse en bipedestación
sobre los dedos de la pierna afectada.
Pruebas para Cadera:
o Signo de Trendelenburg:
Objetivo: detectar un debilitamiento o paralización moderada de los músculos glúteo medio y menor.
Hallazgo positivo: si la pelvis se inclina o cae hacia el lado opuesto de la pierna apoyada, se refiere disfunción de
los músculos abductores de esta última, que no pueden estabilidad la pelvis sobre el fémur. Puede aparecer
dolor en los músculos debilitados.
Notas: cuando existe una lesión de los músculos glúteos (debilidad muscular secundaria a luxación de la cadera,
parálisis, estado tras varias cirugías en la articulación de la cadera), con la consiguiente pérdida de la función, el
paciente no tiene ya capacidad para mantener la pelvis del lado que apoya. La pelvis se inclinará hacia el lado
sano (aducción) que no carga.
o Prueba de Ober:
Objetivo: determinar acortamiento o retracción de la banda iliotibial.
Posicionamiento del paciente: decúbito lateral sobre el lado sano; la pierna que contacta con la camilla se
mantiene recta, un brazo se flexiona a nivel del codo para sostenerse de la camilla y el contrario se coloca debajo
de la cabeza para más comodidad. La pierna a evaluar se coloca en hiperextensión de cadera y ligera aducción.
Ejecución: el explorador coloca una mano sobre la parte distal de la cintilla y valora así el estado del tono basal
de la misma. Con el antebrazo se perciben movimientos de la pelvis, al tiempo que con la otra mano se fija la
pierna. Para tensar la cintilla, se ejerce presión sobre la pierna del paciente hacia el suelo y se explora la
articulación de la rodilla con diversos grados de flexión.
Hallazgo positivo: cuando existe un acortamiento marcado de la cintilla iliotibial o del tensor de la fascia lata,
aparecerá dolor cuando la rodilla se flexiona entre 30º y 60º. Si existe un importante acortamiento de la cintilla
iliotibial, será prácticamente imposible la aducción de la pierna.
Notas: el acortamiento de la cintilla iliotibial puede provocar dolor crónico en la cara lateral del muslo y, cuando
se producen alteraciones en la inserción en el retináculo lateral, también alteraciones funcionales de la
articulación femororrotuliana.
El aumento del tono es fácil de detectar cuando la rodilla se encuentra en una extensión. Por el contrario, cuando
se flexiona la rodilla, se reduce el estado de tensión de la cintilla, porque en esta posición se acercan los orígenes.
Aunque originalmente descrito con la rodilla flexionada, el hecho de extender la articulación incrementa el grado de
estiramiento de la fascia lata. Si la rodilla queda en flexión, el nervio femoral también sufre la tensión, por lo que, de
estar afectado, la maniobra provocaría signos neurológicos en el trayecto nervioso. Cuando aparezcan síntomas
neurológicos como parestesias y/o dolor irradiado, se deberá sospechar una irritación de la raíz nerviosa L3/L4.
La aparición de dolor en el trocánter mayor indica una tendinopatía a nivel del trocánter o una bursitis trocantérea.
o Prueba de Roser-Ortolani-Barlow:
Objetivo: valoración de la inestabilidad de la articulación de la cadera en lactantes. Diagnosticar displasia
congénita de cadera.
Posicionamiento del examinador: se colocan las caderas y las rodillas del bebé en flexión, manteniéndolas con
las manos, de manera que el pulgar se encuentre sobre el cóndilo interno o pliegue inguinal y los dedos
centrales sobre el trocánter mayor.
Ejecución:
Prueba de Barlow: tras una aducción intensa del muslo, se realiza una presión axial cuidadosa al tiempo
que con el pulgar se tira de la cara interna del muslo hacia fuera. Esta presión hacia fuera genera resistencia
contra los dedos, que se puede valorar en caso de inestabilidad de la articulación por el cambio en la
dirección de la misma, que se percibe con el pulgar por un lado y el dedo medio del otro.
Fenómeno del Chasquido o Prueba de Ortolani : en la segunda fase de exploración se realiza una
abducción lenta del muslo manteniendo una ligera tracción. Si la cabeza del fémur se había salido del centro
del acetábulo durante la primera fase, se podrá ahora recolocar ejerciendo presión con los dedos contra el
trocánter mayor al tiempo que se va aumentando la abducción, fenómeno que se percibe como un chasquido
cuando la cabeza vuelve a entrar.
Notas: primero se hace la de Barlow (dislocación) y luego la de Ortolani (reducción).
La prueba de Barlow es negativa especialmente cuando el niño ya es un poco mayor. Ambos son muy útiles en las
dos a tres primeras semanas de vida.
En niños de mayor edad, existe una prueba alternativa llamada Prueba de Ludloff-Hohmann. Cuando se abduce y
se flexiona la articulación de la cadera, en condiciones normales se observa una flexión espontánea de la rodilla por
la tensión fisiológica de tipo mecánico de los músculos isquiocrurales. Cuando, en presencia de este movimiento de
abducción y flexión, la rodilla está totalmente extendida, se deberá sospechar una inestabilidad de la articulación de
la cadera.
o Signo de Ludloff:
Objetivo: poner de manifiesto patología insercional del
psoasilíaco (psoítis).
Hallazgo positivo: aparición de dolor a nivel del psoasilíaco, compatible con una psoítis.
Notas: es importante respetar la posición de partida donde actúa selectivamente el psoas ilíaco.
La psoítis o tendinitis del psoas ocurre cuando por causas biomecánicas se somete al músculo a una trabajo
excesivo en una posición de desventaja mecánica. Este músculo viene desde las lumbares hasta el fémur y tiene un
acentuado ángulo al pasar sobre la rama púbica, a su paso por esta zona de rozamiento puede comprometer una
bursa que existe precisamente para que el deslizamiento del músculo sea más fluido. Cuando por diferentes causas
la pelvis báscula hacia atrás el componente de fricción aumenta y si esto se mantiene puede dar lugar a un proceso
inflamatorio.
Hallazgo positivo: si la rodilla no movilizada inicia la extensión, es indicativo de contractura del recto anterior.
Ejecución: se induce al paciente a una aducción, flexión y rotación interna de la cadera, intentando luego la
extensión de la rodilla (o manteniéndola flexionada); lo anterior realizando una toma a nivel de la cadera, y otra
en la rodilla.
Hallazgo positivo: sensación de parestesia y/o dolor por el recorrido del nervio a través de la pierna.
Notas: parece ser que habría subyacente una alteración congénita en la que el músculo piramidal sería bífido y el
tronco ciático le atravesaría por la mitad y quedaría atrapado en ciertas posiciones como el estar mucho tiempo
sentado.
o Signo de Bonnet 2:
Objetivo: poner en evidencias ciatalgias.
Notas: el nervio se estira todavía más en esta técnica mientras atraviesa el músculo piriforme, esto hace que se
intensifique el dolor.
o Test de FAIR:
Objetivo: evaluar la existencia del síndrome del piramidal, valorando el grado de flexibilidad o acortamiento del
músculo.
Posicionamiento del paciente: decúbito lateral, con la pierna inferior extendida y la superior a evaluar en flexión
de 60º y aducción de cadera, junto con flexión de rodilla; de esta forma el pie se apoya sobre el hueco poplíteo
de la rodilla contraria.
Ejecución: el terapeuta estabiliza la pelvis con la mano craneal, y con la mano caudal realiza una rotación interna
para provocar un aumento de tensión en el músculo piramidal.
Hallazgo positivo: la aparición de dolor en el cuerpo del músculo. Además, si aparecen o se manifiestan los
síntomas de dolor neuropático asociados al síndrome del piramidal.
Notas: si el piriforme comprime el nervio ciático a su paso por la nalga dará lugar a la aparición de una ciatalgia.
Se puede realizar la prueba en la misma posición, pero pidiéndole a la persona que ejerza una abducción de cadera
y mantenga la posición unos segundos.
Ejecución:
1. El explorador sujeta con una mano la pierna extendida y en la eleva, mientras coloca la otra mano en la pelvis
(explora extensión de cadera y recto anterior).
2. En la segunda fase fija con la misma mano el sacro paralelo a la articulación sacroilíaca y coloca la pierna en
hiperextensión (explora sacroilíaca).
3. En la tercera fase fija con una mano el cuerpo vertebral de L5 y con la otra eleva la pierna (explora
lumbosacra).
Hallazgo positivo: la aparición de dolor cuando se fija el ilión (fase 1) sugiere una alteración de la coxofemoral o
un acortamiento de los músculos recto femoral y/o psoas; el dolor asociado a la fijación del sacro indica un
bloqueo de la articulación sacroilíaca y otras enfermedades de esta articulación (enfermedad de Berchterew, por
ejemplo); y la aparición de dolor cuando se fija la columna lumbar hace sospechar una alteración de la unión
lumbosacra (bloqueo vertebral, protusión distal o prolapso del disco intervertebral).
La aparición de dolor en las articulaciones sin irradiación radicular, sugiere trastornos degenerativos y/o
ligamentosos; el incremento de dolores radiculares indica alteraciones en los cartílagos.
Notas: el desplazamiento del punto de fijación con la mano en sentido craneal permite valorar también los
correspondientes segmentos superiores de la columna lumbar.
En condiciones normales, el movimiento es indoloro en todas las fases. Es posible hiperextender la articulación
coxofemoral hasta 10 - 20º. La articulación sacroilíaca tiene una movilidad escasa y la columna lumbar se deja
hiperextender en la unión lumbosacra de forma elástica (hiperlordosis).
Coxofemoral
Lumbosacra
o Prueba de Patrick:
Objetivo: distingue los trastornos de la articulación coxofemoral y los de la
articulación sacroilíaca. En niños evalúa la presencia de la enfermedad de
Perthes. También evalúa el síndrome del piramidal.
Posicionamiento del examinador: lateral a la pierna a evaluar, con una mano estabilizando cadera y con la otra
aplicando el empuje.
Ejecución: si se quiere valorar la sacroilíaca, se apoya una mano en la cresta ilíaca y con la otra forzaremos la
abducción de la que se quiere explorar.
Generalmente la rodilla de la pierna abducida prácticamente contacta con la camilla. Se debe medir la distancia que
queda entre la rodilla y la camilla y comparar ambos lados.
Notas: es una de las pruebas más sensibles y útiles para explorar las
sacroilíacas, y hay que hacerla siempre comparando ambos lados.
Los aductores se tensan, así que también podría servir para evaluar su
acortamiento.
o Prueba de Laguerre:
Objetivo: distinción entre el dolor originado en la articulación coxofemoral y el sacroilíaco.
Ejecución: el examinador flexiona la cadera y la rodilla hasta 90º. Posteriormente realiza la abducción y rotación
externa enérgica de la pierna sobre la coxofemoral.
Hallazgo positivo: la aparición de dolor en la articulación coxofemoral sugiere artrosis o displasia de cadera,
aunque también se puede encontrar en las contracturas del iliopsoas. La aparición de dolor dorsal en la
sacroilíaca sugiere un proceso patológico localizado a este nivel
Notas: esta maniobra provoca un desplazamiento de la cabeza del fémur hacia la parte anterior de la cápsula
articular.
Posicionamiento del examinador: sentado detrás del paciente, con los ojos a
la altura de la pelvis. El pulgar de una mano sobre la espina ilíaca postero
superior y el otro sobre la cresta sacra medial del mismo lado.
Hallazgo positivo: el dedo situado sobre la EIPS no se mueve o lo hace en sentido craneal.
Notas: en condiciones normales, cuando la articulación sacroilíaca no está bloqueada, se produce un descenso
del ilion del lado explorado. La espina ilíaca posteriosuperior se desplaza durante el movimiento entre 0,5 y 2 cm
como máximo en sentido caudal. En presencia de un bloqueo de la articulación sacroilíaca, se invierte este
descenso y la espina ilíaca posterosuperior se desplaza en sentido craneal como consecuencia del bloqueo
(vuelco de la pelvis).
o Signo de Gaenslen:
Objetivo: valoración de la función de la articulación sacroilíaca.
Posicionamiento del paciente: decúbito supino. Se tumba acercando todo lo posible el lado doloroso al
explorador. Para fijar la columna lumbar y estabilizar la posición se pide al paciente que flexione lo máximo
posible las articulaciones de la rodilla y coxofemoral contralaterales sobre el tronco.
Hallazgo positivo: cuando existe una disfunción de la sacroilíaca, la hiperextensión de la pierna provoca un
desplazamiento de la articulación con aparición de dolor o agravamiento del mismo.
Notas: se puede realizar también en decúbito lateral. El paciente debe tumbarse sobre el lado sano flexionando
la rodilla y la articulación coxofemoral. En esta posición se realiza la hiperextensión de la pierna estabilizando
cadera.
Esta prueba es inespecífica, pues la presencia de dolor puede ser síntoma de al menos tres patologías, lesión
sacroilíaca, disfunción coxofemoral o lesión mecánica que afecta la raíz de L4.
Ejecución:
Iliolumbar: la pierna se flexiona en las articulaciones
coxofemorales y de la rodilla y se aduce hacia la articulación
coxofemoral contralateral. Mientras se realiza este movimiento,
se ejerce una presión axial sobre la articulación de la rodilla en
sentido longitudinal respecto al muslo.
Este ligamento se ubica entre la apófisis costal de la 5ta vértebra
lumbar y la porción posterior de la cresta ilíaca.
Sacroespinoso y Sacroilíaco: flexión máxima de las articulaciones coxofemoral y de la rodilla y se abducen
hacia el hombro contralateral. Mientras se realiza este movimiento, se ejerce una presión axial sobre la
articulación de la rodilla en sentido longitudinal respecto al muslo.
El ligamento sacroespinoso está por delante del ligamento sacrotuberoso y tiene una dirección prácticamente
horizontal. Se base se inserta en el borde lateral del sacro hasta el cóccix; se dirige hacia adelante y termina en la
espina ciática.
Los ligamentos sacroilíacos son 3: anterior (desde la cara anterior de las primeras vértebras sacras, hasta la porción
anterior y medial del hueso ilíaco, por encima de la escotadura ciática mayor), interóseo (fibras cortas que rellenan
el espacio entre la tuberosidad ilíaca y la tuberosidad sacra), y posterior (cubre al interóseo y une el sacro con el ilion
mediante fibras de dirección oblicua hacia arriba y lateral).
Sacrotuberoso: flexión máxima de las articulaciones coxofemoral y de la rodilla hacia el hombro ipsilateral.
Se inserta por arriba y medialmente en las dos espinas ilíacas posteriores y en el borde lateral del sacro y del
cóccix; desde allí se dirige hacia abajo y lateral hacia la tuberosidad isquiática.
Hallazgo positivo: la aparición en pocos segundos de un dolor por distensión sugiere un acortamiento con
sobrecarga de los ligamentos, aunque este dolor puede aparecer también en los bloqueos o la hipermovilidad de
las articulaciones sacroilíacas.
Notas: el dolor por distensión de los ligamentos iliolumbares se proyecta hacia la región inguinal; el de los
ligamentos sacroespinosos o sacroilíacos se propaga al dermatoma S1 (superficie laterodorsal de la cadera hasta
la rodilla), y el de los ligamentos sacrotuberosos se irradia a la cara dorsal del muslo.
o Signo de Hoover:
Objetivo: valoración de la simulación de los trastornos de la
columna lumbar.
Hallazgo positivo: cuando el paciente no puede elevar la pierna porque refiere que le es imposible o el
explorador no percibe presión alguna en el talón contralateral, se debe sospechar que el paciente en realidad
no está tratando de elevar la pierna o está simulando que no puede hacerlo.
Notas: cuando una pierna tiene realmente debilidad o una isquialgia verdadera, la presión en el talón de la
pierna contralateral aumentará porque el paciente trata de compensar la falta de presión en la pierna que le
duele y/o está debilitada. Con frecuencia, el paciente no consigue elevar la pierna.
En la primera parte de la prueba, se le pide al paciente que levante la pierna sana mientras el médico evalúa la
presión hacia abajo de la pierna parcialmente paralizada en la palma de su mano. Si la presión descendente en la
mano del médico es equivalente a la fuerza mostrada durante la prueba de fuerza, se cree que la parálisis es
histérica. Cuando la fuerza hacia abajo en la mano del médico es más débil que la prueba de fuerza, entonces la
parálisis parcial se considera real o el resultado de un problema neuromuscular.
En la segunda parte de la prueba del signo de Hoover, se levanta la pierna paralizada parcial y se evalúa la presión
descendente de la pierna sana en la mano del médico. Si la presión hacia abajo de la pierna sana es menor y el
médico al mismo tiempo puede levantar fácilmente la pierna sana, entonces la parálisis parcial se considera
histérica. Cuando la fuerza hacia abajo de la pierna sana es fuerte, la parálisis parcial se considera real.
o Prueba de Thomas:
Objetivo: determinar el nivel de extensibilidad o acortamiento de la
musculatura flexora de la cadera.
Posicionamiento del paciente: decúbito supino, con ambas piernas colgando fuera de la camilla a nivel de las
rodillas.
Ejecución: se le pide al paciente que flexione la pierna contraria a la que se desea evaluar, hasta que esta
contacte con su pecho.
Hallazgo positivo:
Si se acorta el psoasilíaco, el muslo se levantará de la camilla.
Si se acorta el recto anterior aparecerá una extensión refleja de la rodilla.
Acortamiento del sartorio y también del psoasilíaco llevaría la pierna a una rotación externa.
Acortamiento del tensor de la fascia lata o banda iliotibial rota la pierna internamente y la abduce.
o Prueba de Lasègue:
Objetivo: poner de manifiesto la existencia de una radiculopatía lumbar de origen mecánico.
Posicionamiento del examinador: de pie, lateral al paciente; una mano sobre el muslo en anterior cerca de la
rodilla y la otra en la cara plantar del antepié.
Ejecución: el examinador flexiona la cadera hasta que el paciente indique dolor, manteniendo la rodilla
extendida.
Hallazgo positivo: solo se puede considerar como auténtico positivo cuando el dolor se trasmite de la zona
lumbar hacia el miembro inferior, siguiendo el territorio de inervación sensitiva / motora de la raíz nerviosa
afectada. Así como que se encuentre en menos de 60º de flexión de cadera.
El dolor corresponde a un deficitario deslizamiento de la raíz nerviosa o bien al incremento en el trayecto recorrido
por esta debido a la presencia de un núcleo herniado, tumor... Ambas situaciones provocan una tensión sobre el
nervio ciático.
Notas: al aplicar la flexión de cadera, el nervio ciático está completamente estirado cuando se alcanzan los 70º
de flexión.
El dolor puede ser aumentado por la flexión de cabeza (signo de Kernig), tobillo (Signo de Bragard), flexión dorsal
pasiva del hallux (signo de Turyn) o por una combinación, y ello ocurre por el estiramiento de la duramadre o por
la presencia de lesión espinal, como puede ser una hernia discal, tumor o meningitis. Si el dolor no aumenta con la
flexión cervical, la lesión puede deberse a contractura de los isquiotibiales o afectación de las articulaciones
lumbosacra o sacroilíaca.
Cuando el dolor aparece en el lado contralateral, se deberá sospechar un prolapso del disco o un tumor.
Un dolor que aumenta lentamente cuando se eleva la pierna en la región sacra o de la columna lumbar o un dolor
que se irradia hacia la cara dorsal del muslo se suelen considerar indicios de artrosis de la articulación (síndrome
facetario), de irritación de los ligamentos de la cadera (tendinosis) o de aumento de la tensión (acortamiento) de
los isquiocrurales (si la interrupción del movimiento es suave, se debe sospechar de afectación del lado contrario).
Se le suele dar valor cuando el ángulo de elevación es de menos de 60º respecto a la horizontal, y no tanto
cuando es de más de 60º, que en este caso sería más propio del dolor lumbar de carácter mecánico que de
estiramiento nervioso:
1. Si el dolor aparece en los primeros 35º de flexión de cadera, sospecharemos de lesión extradural del nervio
ciático (por no existir aún movimiento neural) y serán causantes la articulación sacroilíaca o el músculo
piramidal. Realizar Signo de Bonnet para diagnóstico diferencial.
2. Si el dolor aparece entre los 35º y 70º de flexión, puede existir una alteración de las raíces nerviosas o del disco
intervertebral.
3. Si el dolor aparece por encima de los 70º en la región lumbar, sospechamos un problema mecánico de la
articulación sacroilíaca o de origen articular vertebral (síndrome facetario).
Hallazgo positivo: dolor en la zona lumbar por tracción muscular que indica trastornos de la columna lumbar
(espondiloartritis, espondilitis o hernia discal) o de las articulaciones sacroilíacas.
Notas: dejar de sujetar la pierna de manera repentina e inesperada provoca una contracción refleja de la
musculatura dorsal y glútea. En primer lugar se produce una contracción del psoasilíaco con tracción de las
apófisis espinosas de las lumbares.
Es necesario efectuar el diagnóstico diferencial de un dolor visceral, dado que en esta prueba puede aumentar su
intensidad de manera considerable.
Pruebas para Rodilla:
o Test de McMurray:
Objetivo: valorar la afectación de meniscos y regiones parameniscales.
Posicionamiento del paciente: decúbito supino.
Ejecución: en flexión máxima de rodilla, se efectúan rotaciones extremas en ambos sentidos: se rota
internamente la pierna para probar el menisco lateral o se rota externamente para probar el interno. Luego se
extiende completamente la rodilla gradualmente, manteniendo firme la rotación.
Hallazgo positivo: la aparición de un chasquido o un resalte articular audible o palpable, en ocasiones doloroso,
es compatible con un desgarro meniscal.
Notas: el chasquido aparece siempre en el mismo ángulo de flexión, momento en que el cóndilo contacta con el
fragmento meniscal y oprime este contra el platillo tibial, lo que reproduce el dolor y el chasquido. Mediante
esta prueba es posible evaluar la mitad posterior del menisco; toda lesión anterior a este segmento suele pasar
inadvertida.
Su negatividad no descarta el daño meniscal.
La prueba tiene más valor durante la primera fase de la extensión de la rodilla.
Es válida únicamente cuando la extensión se inicia desde los 90º de flexión y no sirve para diagnosticar rupturas del
tercio anterior del menisco.
Algunas pruebas indican que al momento de aplicar la rotación, no es necesaria la extensión, ya que a mi criterio, se
podría correr un riesgo de agravar un desgarro meniscal si existe uno. Si con la prueba inicial no se observa ningún
chasquido, se podría avanzar al próximo nivel.
o Test de Apley:
Objetivo: valorar la afectación de meniscos y regiones parameniscales, además de diferenciar la lesión de un
menisco de una lesión capsular o ligamentosa.
Posicionamiento del paciente: decúbito prono, con la rodilla en flexión de 90º.
Posicionamiento del examinador: del lado de la rodilla a estudiar. Fija el segmento del muslo con una rodilla
sobre la cara posterior de su tercio inferior. Con una mano apresa el retropié y con la otra agarra el tercio medio-
inferior de la pierna.
Posicionamiento del paciente: decúbito supino, con rodilla y cadera flexionadas 90º y 45º, respectivamente.
Cajón Anterior: el examinador abraza con ambas manos la epífisis proximal tibial, sitúa los pulgares sobre la
cara anterior de la interlínea para sentir el grado de desplazamiento anterior o aumento del escalón
femorotibial, e induce una traslación anterior de la tibia.
La prueba se hace primero en rotación neutra del pie, es decir, con el pie mirando hacia delante (cajón anterior
neutro), y después con el pie en rotación externa (cajón anterior rotatorio externo) y en rotación interna (cajón
anterior rotatorio interno).
Hallazgo positivo: se aprecia un deslizamiento anterior excesivo del extremo proximal de la tibia (mayor a
5mm).
Un cajón anterior neutro patológico indica, habitualmente, ruptura del ligamento cruzado anterior, y si aumenta en
rotación externa, significa que el ligamento oblicuo posterior de Hughston y el ángulo posterointerno de la cápsula
están también lesionados.
o Notas: la prueba del Cajón Anterior es para la estabilidad del LCA; la prueba del Cajón Posterior prueba la
función del LCP.
El LCA limita la rotación externa de la tibia, y el LCP la rotación medial.
El LCP proporciona el 95% del total de la fuerza restrictiva que se opone a la traslación posterior de la tibia. En su
ausencia actúan secundariamente la cápsula posterolateral, que ofrece un 59% de la resistencia, y el LCM, que
aporta un 16%, además de otras estructuras menores como la cápsula posteromedial, el LCL, el ligamento poplíteo
arqueado o el ligamento oblicuo posterior.
En la posición inicial y mediante una mera inspección visual, puede apreciarse una retroposición de la tuberosidad
tibial anterior respecto al fémur en una rotura del LCP.
La prueba de Cajón Anterior posee una menor fiabilidad frente a otras pruebas y comienza a caer en desuso.
El LCA aporta el 86% del total de la fuerza restrictiva estabilizadora.
Los falsos positivos se deben normalmente a meniscectomía previa o a la afectación de la cápsula o de los
ligamentos colaterales. Un error frecuente es el de reproducir la maniobra sin comprobar previamente la posición
inicial de la tibia respecto al fémur, ya que su posición retrasada, compatible con una lesión del LCP, da lugar a un
falso cajón anterior positivo.
Es fundamental asegurar la completa relajación muscular del sujeto, en especial de la musculatura posterior.
Existe una modificación con la cadera y la rodilla flexionadas a 90º: el examinador ubica la pierna en su axila, y con
las dos manos posicionadas como en la prueba anterior, aplica una fuerza ascendente suficiente para levantar la
pelvis de la camilla. Esta variante permite transmitir una mayor cantidad de fuerza a cambio de menor espasmo y
dolor.
En las lesiones recientes, el test del cajón a 90º suele ser negativo dado que el dolor provoca una contractura
muscular de defensa de los flexores que lo impide. En estos casos será más útil el test de Lachman.
o Prueba de Lachman:
Objetivo: estudiar la integridad del LCA.
Hallazgo positivo: apreciación propioceptiva o visible de una traslación anterior anormal o excesiva de la tibia
respecto al fémur unida a un punto final blando, indicativa de afectación del LCA.
Notas: esta prueba es independiente del grado de contracción del cuádriceps o de los flexores, y por esto es más
sensible para las lesiones agudas o crónicas del ligamento cruzado anterior. El explorador debe notar la
presencia o ausencia de tope en el desplazamiento anterior de la tibia, y comparar siempre con la rodilla
contralateral.
Esta prueba viene determinada por el grado de traslación y por la calidad del punto final. El grado de traslación se
calcula en milímetros y admite diversas gradaciones: 1+ (0-5 mm), 2+ (5-10 mm), 3+ (más de 10 mm). El punto final
de denomina firme, marginal o blando; su calidad puede ser definitiva para establecer un diagnóstico certero.
Cuando ambos parámetros son normales el hallazgo es negativo, pero si solo uno de ellos es anormal el hallazgo se
considera positivo.
Una prueba positiva es sinónimo de laxitud ligamentaria, pero no necesariamente de inestabilidad funcional.
Pueden aparecer falsos positivos al reducir una subluxación posterior de rodilla por rotura del LCP.
o Prueba de Derrame o Chapoteo:
Objetivo: evidenciar la presencia de líquido intraarticular, de un derrame articular.
Posicionamiento del paciente: en decúbito supino, con las rodillas extendidas y la musculatura relajada.
Posicionamiento del examinador: sitúa la primera comisura sobre el muslo, a unos 5 cm del borde superior de la
rótula. La otra mano queda libre.
Ejecución: se realiza una presión en sentido caudal desde los fondos de saco suprarrotulianos y la cara lateral de
la rodilla. Con las yemas de los dedos de la mano que quedó libre se deprime la rótula contra el surco
intercondíleo.
Hallazgo positivo: la sensación de rebote y; en ocasiones, la observación del desplazamiento del líquido hacia los
espacios libres habla en favor de cantidades anómalas o excesivas de líquido intraarticular.
o Test de Noyes:
Objetivo: poner de manifiesto una inestabilidad anterolateral de la rodilla.
Posicionamiento del paciente: decúbito dorsal.
Posicionamiento del examinador: de pie, homolateralmente a la rodilla estudiada, sostiene la tibia con ambas
manos: una en la cara posterolateral del tercio superior y otra en la cara posteromedial del tercio medio. Para
mayor control apresa el tobillo entre su brazo y el tronco.
Ejecución: el examinador lleva pasivamente la rodilla a 20% - 30% de flexión con esta en rotación neutra. Una
vez ahí empuja la tibia en sentido posterior.
Notas: conocida también como "prueba del cajón en flexión-rotación", debe su nombre a que la subluxación
producida puede ser reducida disminuyendo el grado de flexión e imprimiendo a la tibia un empuje en sentido
posterior, como en la búsqueda de un cajón posterior.
Valora la subluxación dinámica, no de la tibia, sino del fémur. A muy poca flexión, el fémur adopta una cierta
rotación externa y desplazamiento posterior (subluxación). Si está roto el LCA, se debe hacer que a medida que se
flexiona la tibia se desplace hacia atrás y el fémur después ejercer una cierta rotación interna y se desplaza hacia
anterior (reducción).
Los test de estabilidad rotuliana valoran la tendencia a la subluxación externa o luxación de la rótula, más
propio de la patela alta asociada a un geno valgo o de una displasia rotuliana.
Posicionamiento del examinador: de pie homolateralmente a la rótula a evaluar; coloca ambos pulgares en el
borde interno de la rótula y el resto de dedos reposando sobre el miembro inferior para asegurar el agarre.
Ejecución: se desplaza la rótula lentamente hacia el exterior y luego se le pide una extensión de rodilla.
Hallazgo positivo: principalmente es positivo si existe dolor; además, un exceso de desplazamiento de la rótula,
subluxación, observación de aprehensión o ansiedad por parte del paciente, la persona verbaliza que se debe
detener el movimiento por miedo a una subluxación o una contracción refleja y potente por parte del
cuádriceps, serán signos de una posible luxación rotuliana.
Notas: es importante saber distinguir la ansiedad real del paciente y la del dolor secundario a la inflamación de
los tejidos de la zona.
Posición del paciente: decúbito supino, con rodillas extendidas y cuádriceps relajado.
Posición del examinador: desde el lado contralateral, coloca ambos pulgares en el borde medial de la rótula. El
resto de los dedos reposan sobre el miembro inferior asegurando un contacto firme.
Hallazgo positivo: la reacción temerosa o de malestar ante la prueba indican inestabilidad potencial o real de la
rótula en el seno del surco intercondíleo.
Posición del examinador: homolateralmente a la rótula a evaluar, con ambos pulgares en el borde externo y los
índices en el borde interno.
Posición del examinador: de pie, lateral al paciente y a la altura de sus rodillas, con una mano sujeto los bordes
medial y lateral de la rótula: el primer dedo sobre el borde lateral, y el 2º y 3º dedo en el borde opuesto.
Ejecución: el examinador separa el borde lateral de la rótula del cóndilo femoral homolateral, al tiempo que
presiona el borde medial suavemente, intentando que la rótula permanezca en el surco intercondíleo. El ángulo
formado por la nueva situación rotuliana respecto a la primitiva es normalmente de 15º.
Notas: en hombres llegan a considerarse normales mediciones angulares 5º inferiores a las citadas.
o Signo de Zohler:
Objetivo: valorar la existencia de condromalacia rotuliana.
Posición del examinador: a los pies del paciente, con ambos pulgares tracciona la rótula en sentido caudal.
Ejecución: en la posición anterior se solicita una contracción brusca del cuádriceps (o una patada).
Hallazgo positivo: la presencia de dolor o la sensación de arena debajo de la rótula indica una probable
condromalacia.
Notas: esta prueba ser positiva en una parte importante de población no afecta, así que es importante aplicar la
prueba en el miembro contralateral; pero presenta muy pocos falsos negativos (si no provoca dolor, los
cartílagos suelen estar conservados).
Pruebas para Hombro:
La inestabilidad del hombro es una condición que se produce cuando los músculos, tendones, huesos y ligamentos
que rodean al hombro no cumplen correctamente la función de mantener la cabeza dentro de la cavidad glenoidea.
Aprehensión:
- Anterior: dolor, aprehensión y resistencia al deslizamiento. El dolor no es positivo si no va acompañado de
inestabilidad. Un positivo leve, podría indicar presencia de otra disfunción.
- Posterior: dolor, aprehensión, resistencia al deslizamiento y posible chasquido.
Cajón:
- Anterior: desplazamiento, posible chasquido y aprehensión.
- Posterior: desplazamiento, posible chasquido y aprehensión.
Subluxación Anterior:
o Aprensión Anterior:
Objetivo: identificar una inestabilidad glenohumeral anterior.
Posición del paciente: decúbito supino.
Notas: debe ejecutarse suavemente, pues un gesto brusco puede provocar la subluxación capital, especialmente
en sujetos hiperlaxos.
La aprensión puede manifestarse como un cambio súbito en la expresión facial o una involuntaria reacción de
protección que se opone a la ejecución de la maniobra. El paciente relata que la sensación que experimenta es
similar a la sufrida en episodios luxantes o subluxantes anteriores. Se anotará el grado de rotación externa del
momento de la aprensión.
Cuando se efectúa a 45º de abducción, solicita el subescapular y el ligamento glenohumeral medio, mientras que
con 90º será el ligamento glenohumeral inferior el que sufra mayor estrés.
Para autores, esta prueba es positiva cuando provoca aprensión y dolor, y en ausencia de una respuesta
fuertemente positiva debe sospecharse cualquier otra disfunción del hombro. La respuesta dolorosa aislada es un
hecho positivo pero inespecífico que se asocia a múltiples entidades patológicas: tendinitis del manguito de los
rotadores, lesiones acromioclaviculares, síndromes de atrapamiento, lesión del borde anteroinferior del labrum,
etc..., que pueden provocar dolor en una posición de abducción y rotación externa.
o Cajón Anterior:
Objetivo: valorar el grado de inestabilidad o insuficiencia del hombro en
sentido anterior.
Posición del examinador: detrás del paciente; con una mano se estabiliza el
hombro, y con la otra se toma el tercio superior del húmero, colocando el
dedo pulgar en la parte posterior de la cabeza humeral para ejercer presión.
Ejecución: aplicar presión hacia anterior en la parte trasera de la cabeza del húmero.
Hallazgo positivo: excesivo desplazamiento anterior de la cabeza humeral, que puede acompañarse o no de
chasquido audible y/o aprensión.
Notas: prueba de elección en inestabilidades anteriores con prueba de aprensión negativa o cuadros
hiperálgicos.
Ocasionalmente puede apreciarse un chasquido audible (afectación del labrum) asociado a veces a aprensión.
El grado de inestabilidad, definido por la cantidad de desplazamiento de la cabeza humeral, se valora de I a III.
Cualquier inestabilidad puede verse temporalmente enmascarada por un proceso patológico de carácter retráctil
que afecte algunos de los elementos: cápsula, estructuras subacromiales, tendones, etc...
El testimonio del sujeto es más significativo que el grado de laxitud hallado.
Subluxación Posterior:
o Aprensión Posterior:
Objetivo: poner de manifiesto una inestabilidad glenohumeral posterior.
Posición del paciente: decúbito supino. El hombro y codo se encuentran flexionados a 90º, con el primero en
rotación interna máxima.
Posición del examinador: de pie, del lado a examinar. Con una mano estabiliza el borde medial de la escápula y
con la otra abarca el tercio proximal del antebrazo a la altura del codo.
Ejecución: el examinador aplica sobre el codo una fuerza axial en sentido posterior o descendente, hacia la mesa
de exploración.
Notas: la aprensión puede manifestarse como un cambio súbito en la expresión facial o una involuntaria
reacción de protección que se opone a la ejecución de la maniobra. Para autores, en una prueba positiva es más
probable que aparezca dolor que aprensión. Un chasquido audible podría aparecer en ambos casos.
Otra forma de realizarla es con el paciente en decúbito supino en la misma posición que la antes mencionada. El
examinador coloca su mano por encima del codo del paciente y se le pide a la persona que ejerza una fuerza hacia
arriba mientras el examinador pone resistencia.
o Cajón Posterior:
Objetivo: valorar el grado de inestabilidad o de insuficiencia del hombro en sentido posterior.
Posición del examinador: detrás del paciente; con una mano se estabiliza el hombro, y con la otra se toma el
tercio superior del húmero, colocando los últimos cuatro dedos en la cara anterior de la cabeza humeral para
ejercer presión. También se puede situar el examinador en anterior, y con el pulgar ejercer presión.
Hallazgo positivo: excesivo desplazamiento posterior de la cabeza humeral que puede acompañarse o no de
chasquido audible y/o aprensión.
Notas: el grado de inestabilidad, definido por la cantidad de desplazamiento de la cabeza humeral, se valora de I
a III. No suele ir acompañada de dolor, pero sí de un grado variable de aprensión que permite al examinador
identificar nítidamente la posición inestable.
Puede provocar dislocación o subluxación.
Puede realizarse también con el paciente en decúbito supino al borde de la camilla. Con el codo flexionado unos
120º y el hombro abducido 80º a 120º y en aducción horizontal de 20º a 30º. El examinador ubica su mano proximal
en la raíz del miembro, con los dedos sobre el acromión y la espina escapular y el pulgar sobre la cabeza humeral,
inmediatamente lateral a la apófisis coracoides. La otra mano en el tercio proximal del antebrazo rota el húmero
internamente y lo aproxima al plano horizontal unos 80º, momento en el cual el pulgar desplaza la cabeza hacia
abajo.
El primer frenador del desplazamiento posterior a 90º de abducción es el ligamento glenohumeral inferior,
conjuntamente con la cápsula posterior.
Posición del paciente: sedestación, con los antebrazos sobre los muslos.
Ejecución: la mano distal abraza el segmento del brazo por su tercio distal y
tracciona de este en sentido vertical y descendente.
Notas: con la elevación anterior y ante un estrechamiento patológico del espacio subacromial se consigue una
impactación de la tuberosidad mayor contra la bóveda constituida por la superficie anteroinferior del acromión y
el ligamento coracoacromial, con la consiguiente compresión de las estructuras subacromiales: tendón del
supraespinoso, bursa subdeltoidea y tendón de la porción larga del bíceps.
Neer distinguía un pinzamiento primario, producido por un estrechamiento del continente (forma congénitamente
cerrada del acromión, osteofito anterolateral, fracturas del troquíter, etc...) y un pinzamiento secundario, producido
por una inflamación del contenido (bursitis subacromial, rupturas del manguito, tendinitis calcificante, etc...).
Neer distinguía entre el "impingement sign" y el "impingement test". El primero es la prueba antes descrita, el
segundo es que para saber si el dolor provocado por esta maniobra corresponde a un proceso inflamatorio o a una
rotura del manguito, propuso la infiltración anestésica del espacio subacromial y la repetición de dicha maniobra: si
el dolor cede y la función está conservada, se trata de un proceso inflamatorio. Si hay una rotura del manguito,
aunque el dolor ceda, la función (en especial la abducción activa) estará limitada.
o Test de Hawkins-Kennedy:
Objetivo: evidenciar la presencia de un conflicto
anteromedial en el hombro.
Hallazgo positivo: la rotación interna desencadena la aparición o exacerbación del atrapamiento subacromial y
su manifestación como dolor o ligera molestia.
Otra forma de aplicarla en bloqueando con una mano el hombro del paciente y
descansando el codo sobre el antebrazo del explorador, se imprimirán
movimientos de rotación interna continuados, que provocarán dolor.
o Prueba de Gerber:
Objetivo: valorar la integridad del tendón del músculo subescapular.
Posición del paciente: sentado o de pie, con el hombro completamente extendido, rotado internamente y el
codo flexionado, de modo que el dorso de la mano contacta con la espalda.
Posición del examinador: de pie, detrás del sujeto. Una mano estabiliza la escápula y la otra se sitúa sobre la
palma de la mano o el tercio distal del antebrazo del miembro superior a examinar.
Ejecución: el sujeto intenta separar contra resistencia la mano del dorso merced a una rotación interna del
hombro.
Hallazgo positivo: incapacidad para separar el dorso de la mano de la espalda y/o dolor en la cara anteromedial
del tercio humeral proximal.
Notas: clínicamente la rotura del subescapular se manifiesta por una rotación externa pasiva aumentada y
vagamente dolorosa en sus últimos grados; ejecutada en posición neutra, puede provocar molestia y
aprehensión. Esta prueba carece de fiabilidad si el sujeto no posee una rotación interna pasiva completa o si la
activa se encuentra limitada por el dolor.
El requisito para ejecutar la prueba es poder adoptar y mantener la posición de partida, hecho imposible en
patologías que afecten el aparato capsuloligamentoso, como una capsulitis retráctil. En dicha posición, músculos
sinérgicos, como el pectoral mayor, el dorsal ancho y el redondo mayor quedan en desventaja mecánica.
La misma prueba se puede realizar pero situando la mano sin hacer contacto con la espalda (unos 10 cm de
separación) y se aplica resistencia pidiendo al paciente que mantenga la posición.
o Maniobra de Apley:
Objetivo: evaluar la amplitud y movilidad del hombro.
Ejecución:
1. En un primer tiempo se dice al paciente que coloque la mano detrás de la cabeza y que llegue a rascarse
la escápula contraria, con lo que se evalúa la abducción y la rotación externa.
2. En un segundo tiempo se le dice al enfermo que sitúe la mano detrás de la espalda hasta la punta de la
escápula contraria para valorar la aducción y la rotación interna.
Hallazgo positivo: limitación en alguna de las amplitudes podría indicar un acortamiento muscular, restricciones
por parte de la cápsula articular, los ligamentos o algún tope óseo que no permite el avance.
o Prueba de Jobe:
Objetivo: valorar el músculo supraespinoso y su inserción tendinosa.
Posición del paciente: de pie, con ambos hombros abducidos 90º y rotados internamente y los antebrazos
pronados, de modo que los pulgares siempre estarán orientados hacia abajo. Los miembros superiores de hallan
en el plano del omóplato, 30º de antepulsión horizontal.
Ejecución: se solicita el mantenimiento de la posición ante la aplicación de una fuerza descendente en ambos
brazos.
Hallazgo positivo: si hay una ruptura es posible que el brazo caiga, pero lo más frecuente es que se produzca
dolor; este o la incapacidad para soportar la fuerza externa indican un proceso inflamatorio o degenerativo en el
tendón del supraespinoso.
Notas: indica lesión del supraespinoso ya sea por tendinitis, ruptura parcial, completa o atrofia de su vientre
muscular. En general, si el paciente presenta tendinitis o ruptura parcial tendrá dolor más no disminución de la
fuerza; si además del dolor el paciente presenta disminución de la fuerza, se considera que puede tener una
ruptura completa del tendón o atrofia muscular del supraespinoso.
o Prueba de Yergason:
Objetivo: detectar la inflamación del tendón de la porción larga del bíceps braquial.
Posición del paciente: sentado, con el brazo junto al tórax y el codo pronado y flexionado 90º.
Posición del examinador: de pie, del lado a examinar. Con una mano sostiene el codo y con la otra agarra la
muñeca del paciente.
Hallazgo positivo: aumento de la sensibilidad en la corredera bicipital o luxación ocasional del tendón de la
porción larga del bíceps correspondiente a tendinitis bicipital o lesión del ligamento transverso,
respectivamente.
Notas: el dolor tendinoso bicipital tiende a aparecer ante la movilización o la palpación más que al colocarlo en
tensión.
La presencia de dolor asociado a chasquido en la corredera bicipital guarda relación con un cuadro de tenosinovitis.
o Signo de Patte:
Objetivo: comparar la fuerza de rotación externa.
Posición del paciente: sentado, con una separación de 90º del brazo y el
codo flexionado también a 90º.
Posición del examinador: de pie, detrás del sujeto. Una mano sobre la
escápula y la otra sobre el tercio distal del antebrazo.
Hallazgo positivo: sensación dolorosa localizada bajo el ángulo posterolateral del acromión o debilidad ante el
movimiento.
Notas: la puesta en práctica de esta maniobra manteniendo el codo junto al tórax impediría aislar al
infraespinoso del deltoides.
Es una prueba selectiva para el infraespinoso y el redondo menor.
Frecuentemente, una rotura del infraespinoso se acompaña de una hipotrofia muscular patente en la fosa
infraespinosa.
o Prueba de Yocum:
Objetivo: valora el compromiso del espacio subacromial.
Posición del examinador: de pie, detrás y lateralmente al sujeto. Una mano sobre el hombro para estabilización
y la otra sobre el codo para aplicar fuerza.
Ejecución: solicitación de la elevación del codo por encima de la horizontal superando la resistencia.
Notas: el dolor puede corresponder no solo a un síndrome subacromial, sino también a un proceso degenerativo
de la articulación acromoclavicular.
Ejecución: se realiza una fuerza hacia craneal a través de la línea del húmero (fuerza hacia delante y hacia
arriba). Partiendo de esta situación se le pide al paciente que empuje hacia abajo, tratando de contrarrestar la
fuerza ascendente.
Hallazgo positivo: existe compromiso del rodete glenoideo cuando aparece dolor en la cara anterior del hombro,
que puede acompañarse o no de chasquido por el desplazamiento.
Notas: mediante esta prueba pueden identificarse las lesiones del rodete, a pesar de la pobre inervación de este.
Ejecución: se lleva el hombro a unos 90º de abducción y se le pide al paciente que lo lleve lentamente a la
posición neutra.
Hallazgo positivo: incapacidad para soportar el peso del miembro o ejecución de la maniobra con dolor
considerable.
Notas: existe la posibilidad de que el sujeto no pueda descender activamente el miembro, pero sí detener la
caída o sostenerlo desde el hombro. Una sola palmada sobre la muñeca lo hará caer y pondrá de manifiesto la
inoperancia o el desgarro del complejo rotador, en especial del supraespinoso.
o Prueba de Rockwood:
Objetivo: evidenciar una inestabilidad anterior de la articulación
glenohumeral.
Hallazgo positivo: marcada reacción de aprehensión en los 90º, se asocia a dolor posterior. A 45º y 120º el
sujeto suele experimentar cierta incomodidad y malestar.
Notas: la prueba se lleva a cabo en diferentes posiciones debido a que la participación de los estabilizadores
pasivos del hombro difiere en función del grado de abducción. En posición neutra rara vez aparece la
aprehensión.
Esta prueba se relaciona con la Clasificación de Luxación Acromioclavicular de Rockwood, en donde hay 6 niveles y
cada uno representa un agravamiento de la lesión.
Entre los 0º y 45º se abarcan los primeros 2 grados, a veces 3; entre los 45º y 90º los 4 y 5, y más arriba de 90º se
habla del 6º nivel. Este diagnóstico no es específico, así que siempre hay que acompañar la prueba con una
radiografía.
Ejecución: el terapeuta con su mano más caudal, toma la mano del paciente y flexiona los dedos y la muñeca,
mientras prona el antebrazo y rota internamente el brazo hasta dejarlo en horizontal. La otra mano del
examinador se sitúa en el codo del paciente para asegurar la máxima extensión (a su vez, puede colocarse dicha
mano justo por encima del origen de los músculos, para así sentir mejor su elongación e identificar mejor el
dolor cuando aparezca); todo lo anterior buscando estirar los músculos epicondíleos.
Hallazgo positivo: al realizar lo anterior aparece dolor en la zona de origen de la musculatura epicondílea gracias
al estiramiento.
Notas: estas torsiones y estiramientos musculares pueden aprisionar al nervio radial, lo cual traería síntomas
muy similares a la epicondilitis; así que si el test da positivo, se debe realizar un diagnóstico diferencial mediante
electromiograma para poder identificar bien la etiología.
Posicionamiento del paciente: de pie, con el brazo a evaluar cerca del cuerpo,
antebrazo ligeramente pronado, muñeca en extensión dorsal y flexión de codo.
Ejecución: el terapeuta con su mano más proximal hace un agarre a nivel del
codo del paciente, mientras que la otra la coloca en el tercio distal del
antebrazo o sobre la muñeca. Se le pide al participante que desde su posición realice una supinación de
antebrazo, mientras que el examinador aplica resistencia.
Hallazgo positivo: al realizar lo anterior aparece dolor en la zona de origen de la musculatura epicondílea debido
a la tensión muscular.
Notas: una prueba activa similar es la de Cozen, en donde el examinador en vez de resistir la supinación: resiste
la flexión dorsal de muñeca.
o Prueba de la Silla:
Objetivo: identificar una epicondilitis lateral.
Ejecución: se le pide al paciente que levante la silla lateralmente manteniendo su brazo en extensión y
antebrazo en pronación.
Hallazgo positivo: si aparece dolor o se exacerba algún dolor ya latente en la región epicondílea derecha, que se
mantiene en la zona o se irradia hacia la musculatura extensora de mano: se podría indicar la presencia de
epicondilitis.
Ejecución: el examinador coloca su mano más craneal en el codo del paciente, y la contralateral la sitúa sobre su
palma y realiza una flexión dorsal pasiva de muñeca. Desde aquí se le pide a la persona que realice una flexión
palmar de muñeca y pronación, mientras el examinador aplica resistencia en contra de los movimientos,
activando así la musculatura flexora y pronadora mediante una contracción isométrica.
Hallazgo positivo: al realizar lo anterior aparece dolor en la zona de origen de la musculatura epitroclear debido
a la tensión muscular.
Notas: según autores, los músculos epitrocleares mayormente más afectados con el pronador redondo y el
palmar mayor.
Se recomienda repetir la prueba pero aplicando resistencia a nivel de los dedos, para probar así la integridad del
músculo flexor común superficial.
Ejecución: el examinador coloca su mano más craneal en el codo del paciente, mientras que la contralateral la
sitúa sobre su palma y realiza una flexión dorsal pasiva de muñeca.
Hallazgo positivo: al realizar lo anterior aparece dolor en la zona de origen de la musculatura epitroclear debido
al estiramiento muscular.
Ejecución: el paciente flexiona el codo ligeramente, a unos 15º aproximadamente. El examinador estabiliza el
brazo en su tercio distal con una mano, mientras que con la otra realiza una aducción de antebrazo.
Notas: es importante comparar los grados de amplitud del brazo a evaluar con el contralateral, para identificar
una posible normalidad.
Notas: es importante comparar los grados de amplitud del brazo a evaluar con el contralateral, para identificar
una posible normalidad. Además, se debe recordar el implícito y pronunciado ángulo de valgo presente en las
mujeres, el cual no debería considerarse patológico.
La inestabilidad puede ser culpa de una lesión del ligamento colateral medial, fractura de la cabeza del radio o por
sobrecarga crónica del aparato cápsulo-ligamentoso medial.
Pruebas para Muñeca, Mano y Dedos:
o Test de Allen:
Objetivo: se utiliza de forma preventiva para poder detectar un caso de
posible isquemia arterial o un defecto en la circulación colateral de la
mano; así mismo, sirve para detectar cuál arteria es la predominante.
Hallazgo positivo: dependiendo del tiempo se puede determinar el estado de dicha circulación, si el retorno es
de menos de 7 segundos, se considera que la circulación es normal; si tarda entre 7 y 14 se considera deficiente,
y si tarda más de 14 segundos es mala.
Una incorrecta circulación es contraindicación para una próxima punción de la arteria, además de que significa que
con el trabajo constante de la musculatura de la mano puede aparecer fatiga y posible isquemia.
Notas: la irrigación arterial de la mano está dada por ramas de las arterias radial y cubital, las cuales forman 4
arcos en la porción distal del miembro superior. Los arcos anterior y posterior se forman a nivel del carpo, y los
arcos superficial y profundo se forman en la palma.
Este se realiza siempre antes de una punción arterial o colocación de un catéter sobre la arteria radial.
Como complemento de la prueba, se puede hacer un simple test de irrigación de los dedos; en donde se aprietan los
pulpejos de cada dedo y se observa la rapidez con la que estos se ponen rojizos.
o Prueba de Elson:
Objetivo: sirve para valorar la integridad de la bandeleta o lengüeta central de las inserciones del músculo
extensor de los dedos de la mano.
Posicionamiento del paciente: sentado, con la mano en completa pronación y apoyada sobre una superficie en
donde se flexione en 90º la articulación interfalángica proximal del dedo a evaluar.
Posicionamiento del examinador: sentado frente al participante, aplicando resistencia con sus dedos sobre el
dorso de la falange proximal y falange media.
Ejecución: a partir de la posición de flexión de la articulación interfalángica distal y aplicando una leve resistencia
(no debe ser tan potente), se le pide que extienda el dedo.
Hallazgo positivo: si el paciente no extiende la falange media, sino que extiende la proximal: sería indicio de una
rotura o distensión de la bandeleta central, lo que hace que las bandeletas laterales tomen el mando completo
de la extensión del dedo y mediante una compensación, lo lleven hacia arriba comenzando por la falange distal.
También por culpa de la compensación, el dedo podría elevarse completamente de la superficie; o sea, que la
falange proximal se levante.
Si el músculo no está tan fortalecido pero de igual manera hay una rotura o distensión de la bandeleta central: la
falange proximal no se extendería, pero podría aparecer una rigidez y una tensión que indica que existe una
disfunción en todo ese complejo.
Notas: el músculo extensor de los dedos, al discurrir por debajo del retináculo extensor del carpo: se divide en 4
tendones que se dirigen cada uno a los últimos 4 dedos. Estos ligamentos a nivel de la falange proximal se
trifurcan en una bandeleta central y dos colaterales o laterales (medial y lateral); la bandeleta central
insertándose en la base de la falange media, y las dos laterales se vuelven a unir a nivel de la base de la falange
distal para insertarse juntas allí.
En un caso normal de un dedo sano, la situación sería contraria: la bandeleta central se encontraría tensa, y las
colaterales relajadas o distendidas.
o Test de Phalen:
o Objetivo: evidenciar una compresión del nervio mediano a través del túnel del carpo.
- Ejecución: el mismo paciente realiza una flexión palmar de ambas muñecas hasta sus límites permitidos,
haciendo que contacten los dorsos de las manos. Tal posición se acompaña de una flexión de codos y hombros;
todo lo anterior junto hace que aumente la presión en el túnel del carpo. La persona debe mantenerse así
aproximadamente 1 minuto. Otra manera de realizar el test es que en vez de una flexión palmar: se hace una
flexión dorsal, logrando que contacten ambas palmas entre sí como en posición de rezo.
Hallazgo positivo: si existe compresión, la persona refiere parestesia y entumecimiento en las zonas a las que
dicho nervio inerva (mayoría de músculos flexores, especialmente de los dedos 2 y 3; músculos de la región
tenar y lumbricales 1 y 2).
Notas: cuando se lleve a cabo la prueba realizando flexión dorsal, es importante no forzar la posición, ya que en
esta el nervio en vez de comprimirse: se está extendiendo, y una extensión por sobre el límite permitido podría
lesionar el nervio.
Es importante resaltar que puede aparecer un falso positivo en personas sanas, porque la mera posición prolongada
durante mucho tiempo hace que se sientan parestesias; debido a esto es importante controlar el tiempo y resaltar a
los pacientes que el movimiento no se debe forzar. La prueba es realmente positiva cuando al hacerla las
respuestas son sumamente dolorosas, lo que significa una exacerbación de la sintomatología ya presente.
o Test de Froment:
Objetivo: valorar el estado del nervio cubital.
Posicionamiento del paciente: sentado, con el brazo a evaluar sobre una mesa.
Ejecución: el terapeuta toma un papel y se lo acerca al participante, pidiéndole que lo tome entre su dedo índice
y pulgar haciendo una pinza; luego, el examinador jala el papel hacia él.
Hallazgo positivo: se considera positivo cuando la persona al momento de agarrar el papel lo hace flexionando
la articulación interfalángica del dedo pulgar; lo anterior indica una deficiencia del músculo aductor de dicho
dedo, en donde este está paralizado o posee debilidad y es suplido por el músculo flexor largo del pulgar. Lo
normal sería que el pulgar se mantuviera en posición recta.
Si sumada a la anterior flexión aparece también una hiperextensión de la articulación metacarpofalángica: la
gravedad de la lesión nerviosa es probablemente mayor.
Notas: la flexión de la articulación interfalángica del primer dedo viene dada principalmente por el flexor largo
del pulgar y el músculo aductor del pulgar; cuando este último se paraliza o deja de actuar, es reemplazado por
el flexor largo.
Este test se puede acompañar de hipoestesias de las caras cubitales de los dedos meñique y anular; así como de
debilidades o paresias de los músculos interóseos y lumbricales III y IV.
El mismo test puede extrapolarse a cualquiera de los demás dedos, en donde se realizan los mismos pasos y al no
poder la persona retener la hoja de papel: se indicaría una debilidad de los músculos intrínsecos de la mano como
lumbricales e interóseos.
o Prueba de Finkelstein:
Objetivo: valorar la presencia de una tenosinovitis de los tendones del abductor largo y del extensor corto del
primer dedo.
Posicionamiento del paciente: con la mano cerrada con el pulgar en su interior.
Posicionamiento del examinador: frente al sujeto, sostiene el antebrazo son la mano proximal y rodea el puño
con la mano distal.
Ejecución: manteniendo fijo el segmento del antebrazo con la mano proximal, se induce en la muñeca una
desviación cubital.
Hallazgo positivo: aparición de dolor en los tendones antes referidos, a nivel de la estiloides radial.
Notas: el dolor suele irradiar hacia el pulgar y hacia el antebrazo. Frecuentemente, ante una sinovitis, esta
maniobra o cualquiera que movilice el pulgar provoca crepitación, debido a la inflamación de la vaina tendinosa
y la correspondiente oclusión parcial de su luz. No obstante, en sujetos sanos la movilización en estas
condiciones suele provocar una ligera molestia, por lo que el examen deberá ser comparativo.