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Sentencias
DERECHO CIVIL
DERECHO DE LA PERSONA
1. Conflicto entre la libertad de expresión y el derecho al honor, a
la intimidad y a la propia imagen.–La libertad de expresión es un derecho
(iv) Por lo que respecta a una persona que celebra un contrato para un
uso que está relacionado parcialmente con su actividad profesional y que, por
tanto, tan solo es parcialmente ajeno a ésta, el Tribunal de Justicia ha consi-
derado que podría ampararse en las disposiciones protectoras del consumidor
únicamente en el supuesto de que el vínculo de dicho contrato con la activi-
dad profesional del interesado fuera tan tenue que pudiera considerarse mar-
ginal y, por tanto, solo tuviera un papel insignificante en el contexto de la
operación, considerada globalmente, respecto de la cual se hubiera celebrado
el contrato.
Estas pautas han sido reiteradas por la STJUE de 14 de febrero de 2019,
C-630/17 (asunto Anica Milivojevic v. Raiffeisenbank St. Stefan-Jagerberg-
Wolfsberg eGen): esta protección particular tampoco se justifica en el caso de
contratos cuyo objeto es una actividad profesional, aunque esta se prevea
para un momento posterior, dado que el carácter futuro de una actividad no
afecta en nada a su naturaleza profesional.
Respecto de la cualidad legal de comerciante o empresario, la circunstan-
cia relativa a la posesión de licencia fiscal o administrativa que ampare el
ejercicio empresarial es irrelevante. De igual modo, en Derecho español, la
cualidad de comerciante o empresario individual no deriva de la obtención de
determinadas licencias o la superación de concretos requisitos administrati-
vos, sino que del artículo 1 del CCo se infiere que basta con el cumplimiento
de dos requisitos no formales: tener capacidad y ejercer habitualmente la ac-
tividad, requisitos a los que la jurisprudencia ha añadido el de actuar en nom-
bre propio. (STS de 11 de abril de 2019; ha lugar.) [Ponente Excmo. Sr. D.
Pedro José Vela Torres.]
tancias especiales de cada contrato, y si de los términos del mismo cabe dedu-
cir conclusiones suficientes que disipen la posible oscuridad que presenten,
resulta relegado el precepto (STS 17 octubre 1998), que, como dice la senten-
cia de 27 de septiembre de 1996, «no entra en juego cuando una cláusula
contractual ha de ser interpretada, sino cuando, una vez utilizados los criterios
legales hermenéuticos y, por supuesto y primordialmente, las reglas de la lógi-
ca, no es unívoco el resultado obtenido, sino que origina varios con análogo
grado de credibilidad (STS de 13 de marzo de 2019; no ha lugar.) [Ponente
Excmo. Sr. D. Pedro José Vela Torres.]
frente a los propietarios y los terceros adquirentes de los edificios o parte de los
mismos, en el caso de que sean objeto de división, puesto que dirigida la acción
contra cualquiera de los agentes de la edificación, se interrumpe el plazo de
prescripción respecto del mismo, pero no a la inversa, o de aquellos otros en los
que la acción se dirige contra el director de la obra o el proyectista contratado
conjuntamente, respecto del otro director o proyectista, en los que también se
interrumpe, pero no respecto del resto de los agentes, salvo del promotor que
responde solidariamente con todos ellos en todo caso (art. 17.3 LOE), aun
cuando estén perfectamente delimitadas las responsabilidades y la causa de los
daños sea imputable a otro de los agentes del proceso constructivo (SSTS 24 de
mayo y 29 de noviembre de 2007, 13 de marzo de 2008, 19 de julio de 2010,
11 de abril de 2012 y 5 de marzo de 2015) (STS de 14 de marzo de 2019; ha
lugar.) [Ponente Excmo. Sr. D. Eduardo Baena Ruiz.]
curso, pues la previsión del artículo 59 LC debe entenderse referida solo a los
remuneratorios, pues el artículo 59.1 LC, cuando prevé que, por regla gene-
ral, desde la declaración de concurso se suspende el devengo de los intereses,
se refiere solo a los remuneratorios, pero no los que se devengan por la mora
del deudor. En principio, declarado el concurso, los créditos concursales que
forman parte de la masa pasiva, conforme al artículo 49 LC, quedan afecta-
dos a la solución concursal por la que se opte, el convenio y la liquidación,
sin que sean exigibles antes de que se alcancen tales soluciones. Por esta ra-
zón, como existe una imposibilidad legal de pago, no tiene sentido que du-
rante el concurso operen instituciones como los intereses y recargos de de-
mora, que incentivan el pago puntual de las obligaciones.
Crédito con privilegio especial: salvedad.–El artículo 155.2 LC contie-
ne una salvedad que legitima a la administración concursal a pagar las amor-
tizaciones e intereses vencidos con cargo a la masa. Es una facultad que tiene
la administración concursal, en el caso en que le interese mantener la vigen-
cia del préstamo. Y también en ese caso, los únicos intereses de demora que
debería pagar serían los que se hubieran devengado por las cuotas vencidas e
impagadas antes del concurso y hasta su declaración, pero no los posteriores.
Esta interpretación se acomoda a la ratio del actual artículo 155.5 LC. La
deuda originaria es la cubierta por la garantía, teniendo en cuenta que no in-
cluye los intereses moratorios posteriores a la declaración de concurso, por-
que no se habrían devengado.
Crédito con privilegio especial: deber de comunicar el crédito.–El
privilegio especial que le confiere al acreedor la garantía real, no le dispensa,
en caso de concurso de acreedores de su deudor, del deber de comunicar su
crédito, conforme a lo previsto en el artículo 85.3 LC.
Crédito con privilegio especial: alcance del deber de comunicar su
crédito.–Si cuando se realizó la comunicación de créditos todavía no se ha-
bía alcanzado el límite garantizado, debería haberse comunicado la cantidad
devengada hasta esa fecha como crédito con privilegio especial y la parte to-
davía no devengada como crédito contingente sin cuantía propia (hasta que
se cumpliera la contingencia) y con la calificación de privilegio especial.
(STS de 11 de abril de 2019; ha lugar.) [Ponente Excmo. Sr. D. Ignacio
Sancho Gargallo.]
DERECHO DE FAMILIA
ción de la demanda. «El art. 148 CC dispone que los alimentos no se abona-
rán sino desde la fecha en que se interponga la demanda. Por ello, al no haber
habido ocultación por parte de doña Virginia y haberse presentado la deman-
da el Sr. Eulogio el día 30 junio 2015, debe atribuirse el efecto de la extinción
de la pensión alimenticia a esta fecha respecto de ambos hijos».
La representación procesal de la parte demandada y apelante interpone
recurso de casación, por interés casacional, articulada en un motivo único, al
amparo del artículo 477.3 LEC con interés casacional por contravenir la ju-
risprudencia del Tribunal Supremo, considerándose infringidos los artículos
106 y 148 CC y 774.5 LEC.
La Sala considera que para la mejor inteligencia de la presente resolución
se han de tener en consideración dos datos: (i) Que la legitimación de la recu-
rrente para percibir los alimentos destinados a cubrir las necesidades de sus
hijos mayores de edad, la tiene al amparo del artículo 93.2 CC. De ahí que el
actor formule demanda contra ella y no contra los hijos, para la modificación
de la medida alimenticia, en orden a su extinción; (ii) que ambos hijos, según
consta como hecho probado, adquirieron independencia económica, e inclu-
so residencia independiente, en las fechas que fijan ambas sentencias de la
instancia, que no entran a valorar posibles avatares posteriores, salvo para
calificarlos de voluntarios. De ahí que se declara la extinción de las pensio-
nes, pronunciamiento que ha devenido firme.
A partir del dato fáctico resulta de sumo interés traer a colación la STS de 7
de marzo de 2017 para entender la legitimación de la recurrente para ser per-
ceptora de la pensión alimenticia, aunque destinada a contribuir a las necesi-
dades de tal naturaleza de sus hijos mayores de edad. Dicha sentencia afirma
lo siguiente: «La Ley de 15 octubre 1990 añadió el párr. 2.º del artículo 93
CC, incorporando que se permitiese fijar los alimentos de los hijos mayores
de edad en la propia sentencia que resuelve el proceso de nulidad, separación
o divorcio. En concreto establece que «si convivieran en el domicilio familiar
hijos mayores de edad o emancipados que carecieran de ingresos propios, el
juez, en la misma resolución, fijará los alimentos que sean debidos conforme
a los artículos 142 ss. de este código». La doctrina ofreció varias razones para
justificar esta previsión normativa. Ya por economía procesal, para evitar otro
proceso, éste de alimentos de los hijos. Ya para evitar que éstos tuvieran que
enfrentarse con los padres o con algunos de ellos. En cualquier caso daba
respuesta a una necesidad social acuciante, que era proteger al hijo que, aun
siendo mayor de edad, no era independiente económicamente y habría de con-
vivir con alguno de sus progenitores. Este párrafo del artículo 93 CC ha dado
lugar a cuestiones muy controvertidas, tanto a nivel doctrinal como jurispru-
dencial. Lo que es relevante a efectos del recurso, y de otra parte la más cues-
tionada, es la relativa a la legitimación del progenitor que reclama alimentos
en el proceso matrimonial a favor del hijo que convive con él. Se ha cuestio-
nado si se trata de una legitimación directa o indirecta, y si fuese esta última si
es legitimación por sustitución o legitimación representativa. Asimismo han
existido corrientes doctrinales y jurisprudenciales que han buscado justifica-
ción a la legitimación. Destacan las que la basan en las cargas del matrimonio
o las que creen que existe un derecho de reembolso del progenitor convivien-
te. El origen del problema se encuentra en que el artículo 93.2 CC establece
como requisitos para su aplicación los siguientes: (i) que los hijos mayores
carezcan de ingresos propios, lo que se interpreta por doctrina y jurispruden-
cia en sentido amplio, esto es, no como una falta total de ellos sino que sean
insuficientes; (ii) que los hijos mayores convivan en el domicilio familiar, lo
para justificar esta previsión normativa. Ya por economía procesal, para evi-
tar otro proceso, este de alimentos a instancia de los hijos. Ya para evitar que
éstos tuvieran que enfrentarse con los padres o con alguno de ellos. En cual-
quier caso daba respuesta a una necesidad social acuciante, que era proteger
al hijo que, aun siendo mayor de edad, no era independiente económicamen-
te y habría de convivir con alguno de sus progenitores. Este párrafo del artí-
culo 93 CC ha dado lugar a cuestiones muy controvertidas, tanto a nivel doc-
trinal como jurisprudencial. La que es relevante a efectos del recurso, y de
otra parte la más cuestionada, es la relativa a la legitimación del progenitor
que reclama alimentos en el proceso matrimonial a favor del hijo que convive
con él. Se ha cuestionado si se trata de una legitimación directa o indirecta, y
si fuese esta última si es legitimación por sustitución o legitimación represen-
tativa. Asimismo han existido corrientes doctrinales y jurisprudenciales que
han buscado justificación a la legitimación. Destacan las que la basan en las
cargas del matrimonio o las que creen que existe un derecho de reembolso
del progenitor conviviente. El origen del problema se encuentra en que el
artículo 93.2 CC establece como requisitos para su aplicación los siguientes:
(i) Que los hijos mayores carezcan de ingresos propios, lo que se interpreta
por doctrina y jurisprudencia en sentido amplio, esto es, no como una falta
total de ellos sino que sean insuficientes; (ii) que los hijos mayores convivan
en el domicilio familiar, lo que también ha merecido una interpretación
extensa. El primer requisito no hace más que reconocer el de alimentos de los
hijos mayores, en virtud del artículo 143 CC, siendo ello, pues, los necesita-
dos. El segundo requisito, que es la novedad, justifica el nuevo cauce proce-
sal para reclamar los alimentos de los hijos mayores, en concreto que se fijen
en el proceso matrimonial. Tiene el precepto la laguna de no concretar, dentro
del proceso matrimonial, la legitimación para reclamarlos. Se echa en falta la
existencia de una norma, como sucede en otros ordenamientos, que expresa-
mente conceda legitimación al progenitor conviviente con el hijo mayor de
edad para solicitar la contribución del otro en el sostenimiento del hijo, Así
aparece en el artículo 295 CCfr. tras la reforma de junio de 1975 (... ) en el
mismo sentido lo dispone el artículo 155 CCit, y dentro de España el artícu-
lo 233-4 CCcat. Estos ordenamientos prevén una legitimación directa del
progenitor conviviente.
A consecuencia de la citada laguna ha tenido que ser la jurisprudencia la
que haya tenido que decidir la cuestión, y así lo hace la sentencia de 24 de
abril de 2000, ampliamente comentada por la doctrina científica citada en
todos los recursos sobre la materia. En el presente litigio la cita tanto la par-
te recurrente como la recurrida. En esta sentencia se declara la exclusiva le-
gitimación del progenitor conviviente en lo que se refiere a los alimentos del
hijo mayor de edad, pero naturalmente siempre que se cumplan los requisi-
tos establecidos en el precepto tal como se interpretan jurisprudencialmente.
Por tanto la sentencia de 24 de abril de 2000, seguida por la sentencia de 12
de julio de 2014, ha supuesto un cambio del estado de la cuestión al dejar
claro que la legitimación la tiene el progenitor que convive con el hijo ma-
yor, que es lo ahora relevante, sin entrar en opiniones doctrinales todas dig-
nas de consideración. Más adelante añade que el hecho que se decida en el
proceso matrimonial sobre los alimentos de los hijos mayores se fundamen-
te no en el derecho de esos hijos a exigirlos de sus padres, que es indudable,
sino a la situación de convivencia en que se hayan respecto a uno de sus
progenitores.»
DERECHO MERCANTIL
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de su finalidad y contenido básico, y luego unas palabras claves. A conti-
nuación, el título, el resumen y las palabras claves en inglés. Las palabras
claves irán separadas por un punto, tanto si son palabra, frase o expresión.