FREUD Sobre El Sueño1
FREUD Sobre El Sueño1
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II como él tantas veces ya lo ha hecho, para reflexionar sobre
ella, sino para poner en claro todo cuanto se le ocurre-sobre
ella, sin excepción, y comunicarlo al médico. La aseveración,
que tal vez emerja entonces, de que la atención nada puede
asir, uno la descarta asegurando enérgicamente que es del
todo imposible esa falta de un contenido de representación.
De hecho, muy pronto se obtienen numerosas ocurrencias a
las que se anudan otras respecto de las cuales, empero, quien
se observa a sí mismo se apresura a decir, por lo general, que
Para mi gran sorpresa, un día descubrí que no era la
son disparatadas o carecen de importancia, no vienen al caso,
concepción del sueño de los médicos, sino la de los legos,
se le ocurrieron al azar y no guardan conexión con el tema
m.dio prisionera todavía de la superstición, la que se apro-
dado. Enseguida se nota que esta crítica es la que ha exclui-
ximaba a la verdad. En efecto, alcancé nuevas elucidaciones
sobre el sueño aplicándole un nuevo método de indagación do todas esas ocurrencias de la comunicación y aun, antes de
psicológica que me había prestado destacadísimos servicios eso, de su devenir-concien tes. Si uno puede mover a la per-
en la solución de las fobias, ideas obsesivas, ideas delirantes, sona en cuestión para que renuncie a esa crítica sobre sus
etc., y que desde entonces ha sido acogido bajo el nombre ocurrencias y siga hilando las series de pensamientos que se
de «psicoanálisis» por toda una escuela de investigadores. presentan a raíz de esa atención sostenida, se gana entonces
Las múltiples analogías de la vida onírica con los más di- un material psíquico que pronto se anuda nítidamente a la
versos estados de enfermedad psíquica en la vigilia ya han idea patológica adoptada por tema, despeja sus enlaces con
sido señaladas con acierto por numerosos investigadores mé- otras ideas y, si se lo persigue más adelante, permite sus-
dicos. Por eso, de antemano pareció promisorio recurrir tituir la idea enfermiza por una nueva que se inserta de una
también, para el esclarecimiento del sueño, a un procedi- manera comprensible dentro de la trama anímica.
miento de indagación que se había acreditado en el caso de No es este el lugar para tratar por extenso las premisas
los productos psicopáticos." Las ideas angustiosas y obse- en que ese experimento se basa, ni las conclusiones que pue-
sivas se contraponen a la conciencia normal de manera pare- den inferirse de su habitual buen éxito. Baste entonces con
cida a como lo hace el sueño respecto de la conciencia de este enunciado: a raíz de cualquier idea enfermiza alcanza-
vigilia; el origen de aquellas es para la conciencia tan des- mos un material suficiente para su solución si dirigimos
conocido como el de los sueños. En el caso de esas formacio- nuestra atención, precisamente, a las asociaciones «involun-
nes psicopáticas, un interés práctico presionó para que se tarias» que «perturban nuestra reflexión» y que por lo co-
sondease su origen y su génesis, pues la experiencia había mún la crítica eliminaría como desechos sin valor. Cuando
mostrado que una tal revelación de las vías de pensamiento uno practica sobre sí mismo este procedimiento, el mejor
escondidas para la conciencia, las vías por las cuales las ideas modo de procurarse un apoyo para la indagación es poner
patológicas se entraman con el restante contenido psíquico, enseguida por escrito las ocurrencias, incomprensibles al
equivale a la solución de esos síntomas y trae por conse- principio, que a uno le vienen.
cuencia la sujeción de la idea hasta entonces no inhibible. De Ahora quiero mostrar adonde llego si aplico este método
la psicoterapia provino entonces el procedimiento del que de indagación al sueño. Para ello serviría de igual manera
me valí para la resolución de los sueños. cualquier ejemplo de sueño; no obstante, por ciertos motivos
Esc procedimiento es de fácil descripción, aunque ponerlo escojo un sueño propio que en el recuerdo se me aparece
en práctica exigiría enseñanza y ejercicio. falto de nitidez y de sentido, y que es recomendable por su
Cuando uno tiene que aplicarlo a otro, por ejemplo a un brevedad. Quizá precisamente el sueño de la noche pasada
enfermo cjue padece de una representación angustiosa, se lo satisfaría esos requisitos. Su contenido, fijado inmediatamen-
exhorta a que dirija su atención a la idea respectiva, mas no, te después del despertar, rezaba de la siguiente manera: Una
reunión de personas, banquete o «table d'hóte» * . . . Se co-
•'•' {Frcud emplea «Psychopathies) («psicopatía») como sinónimo de
«enfermedad de la psique», en general. Hoy suele designarse «psico- * {Comida servida en un restaurante, que los comensales pagan
pático» a un tipo particular de enfermedad mental.} por partes iguales.}
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me espinaca. . . La señora E. L. está sentada a mi lado, se me Una segunda ocurrencia sobre la table d'hote: Unas se-
consagra por entero y pone confianzudamente su mano en manas antes, en la mesa de restaurante de un paraje' de las
mi rodilla. Yo le aparto la mano poniéndome a la defensiva. montañas del Tirol, me fastidié muchísimo con mi querida
Ella dice entonces: «Pero ha tenido usted siempre unos ojos esposa porque ella no fue bastante reservada respecto de
tan lindos. . .». Yo veo entonces de manera no nítida algo unos vecinos con quienes yo no quería trabar relación en
como dos ojos a guisa de dibujo o como el contorno de unas absoluto." Le rogué que se ocupara más de mí que del ex-
gafas. . . traño. Por cierto, es como si yo en la «table d'hote» hubiera
Este es el sueño íntegro, o al menos todo lo que yo re- salido chasqueado. Ahora se me ocurre la oposición entre el
cuerdo de él Me parece oscuro y sin sentido, pero sobre todo comportamiento de mi esposa en aquella mesa y el de la se-
extraño. La señora E. L. es una persona con quien apenas ñora E. L. en el sueño, que se me consagra por entero.
alguna vez cultivé relaciones de amistad, y que yo sepa nunca Y más: ahora reparo en que el proceso onírico es la re-
la he deseado más entrañablemente. Hace mucho tiempo que producción de una pequeña escena, semejante punto por
no la veo, y no creo que en los últimos días se hubiese ha- punto, que tuvo lugar entre mi esposa y yo en la época en
blado de ella. Ninguna clase de afectos acompañaron al pro- que yo la pretendía secretamente. La caricia bajo el mantel
ceso onírico. fue la respuesta a una carta mía de serio requerimiento. En
El reflexionar sobre este sueño no lo acerca a mi com- el sueño, empero, mi esposa está sustituida por la extra-
prensión. Pero ahora anotaré sin propósito deliberado y sin ña E. L.
crítica las ocurrencias que la observación de mí mismo me ¡La señora E. L. es la hija de un hombre a quien yo he
brinden. De inmediato caigo en la cuenta de que para ello es debido dineral No puedo menos que reparar en que ahí se
conveniente descomponer al sueño en sus elementos y pes- descubre un insospechado nexo entre los fragmentos del
quisar para cada uno de estos fragmentos las ocurrencias que contenido del sueño y mis ocurrencias. Si avanzo por la ca-
se les anuden. dena de asociaciones que parte de un elemento del contenido
Reunión de personas, banquete o «table d'hóte». A esto del sueño, pronto me veo reconducido a otro elemento de él.
se anuda enseguida el recuerdo de una vivencia nimia que Mis ocurrencias sobre el sueño establecen conexiones que en
puso término a la velada de ayer. Yo partía de una pequeña el sueño mismo no son visibles.
reunión acompañado por un amigo que se ofreció a tomar Cuando alguien espera que otro se afane por procurarle
un coche y llevarme a casa. «Prefiero un coche con taxíme- provecho sin extraer de ello un provecho propio, ¿acaso no
tro —dijo—; eso lo ocupa a uno tan agradablemente, uno suele preguntársele irónicamente a ese candido: «Cree usted
siempre tiene algo a lo cual mirar». Cuando hubimos to- que esto o aquello le será dado por sus lindos ojos»? Hete
mado asiento en el coche y el cochero acomodó el disco de aquí, entonces, que el dicho de la señora E. L. en el sueño,
suerte que pudieron verse los primeros sesenta céntimos, yo «Es que ha tenido usted siempre unos ojos tan lindos», no
continué la broma: «Apenas hemos subido y ya le debemos significa sino esto: «A usted la gente siempre le ha dado
sesenta céntimos. El coche con taxímetro me recuerda siem- todo por amor; usted lo ha tenido todo gratis». Lo contrario
pre a la table d'hóte. Me pone mezquino y egoísta, sin cesar es, desde luego, lo cierto: Todo lo más o menos bueno que
otros me concedieron, yo lo he pagado caro. Por eso, buena
me recuerda mi deuda. Se me antoja que esta crece dema-
impresión tiene que haberme causado el que ayer yo tuviera
siado rápido, y yo temo salir chasqueado, justo como en la
gratis el coche en que mi amigo me llevó a casa.
table d'hóte no puedo defenderme de una cómica aprensión,
la de que me dan demasiado poco, que tendría que afanarme
los Poderes Celestiales, y su traducción literal sería: «Vosotros nos
por sacar provecho». En un contexto más alejado a lo dicho, ponéis en la vida, / dejáis que la pobre criatura se llene de culpas».
yo cito: Pero tanto «Armen» como «schuldig-» pueden tener también otros signi-
ficados. «Armen» puede significar «pobre» en el sentido económico.
y «schuldig», «en deuda». De manera que en el presente contexto el
«Ihr führt ins Leben uns hinein, segundo verso podría traducirse: «vosotros hacéis caer en deuda
Ihr lasst den Armen schuidig werden».^ al hombre pobre». — Estos versos son citados nuevamente por Freud
en El malestar en la cultura (1930a), AE, 21, pág. 128.]
1 [Estos versos son de una de las canciones del arpista en Wilhelm 2 [El episodio es también mencionado por Freud en su Psicopalo-
Meister, de Goethe. En el original las palabras estaban dirigidas a Icgia de la vida cotidiana (1901&), AE, 6, pág. 136.]
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Además, el amigo en cuya casa fuimos ayer los huéspedes cadenas de conexión lógica en las que ciertas representacio-
me ha hecho muchas veces su deudor. No hace mucho dejé nes aparecen repetidas veces como centrales. Así, los opues-
pasar, sin aprovecharla, una oportunidad de retribuirle. De tos interés-desinterés, los elementos ser deudvr y tener gra-
mí tiene un único obsequio, un plato antiguo sobre el que tis, son representaciones centrales de este tipo, no subroga-
se han pintado por doquier unos ojos; es uno de los llama- das como tales en el sueño. Dentro del tejido que el análisis
dos occhiale para defenderse del mdocchio. Además, él es descubrió, yo podría estirar más los hilos y mostrar entonces
médico oculista. En esa misma velada le pregunté por una que ellos convergen a un único punto nodal; pero miramien-
paciente que le había enviado para que le recetase gafas. tos de naturaleza no científica, sino privada, me impiden
Según observo, casi todos los fragmentos del contenido exhibir en público este trabajo. Tendría que dejar traslucir
del sueño se han acomodado dentro de la nueva trama. No demasiadas cosas que mejor me guardo en secreto, pues se
obstante, para ser consecuente podría preguntar todavía: me pusieron en claro, por el camino hacia esta solución, toda
¿Por qué en el sueño se come justamente espinaca? Porque suerte de cuestiones que de mal grado me confieso a mí mis-
espinaca me recuerda una pequeña escena que ocurrió hace mo. Ahora bien, ¿por qué no escogí de preferencia otro sue-
poco en nuestra mesa familiar cuando uno de mis hijos ño cuyo análisis se prestase mejor a ser comunicado, y así
—precisamente aquel de quien con derecho pueden alabarse despertara mayor convencimiento sobre el sentido y la trama
los lindos ojos— se negó a comer espinaca. Yo mismo, de del material descubierto por análisis? He aquí la respuesta:
niño, hacía lo propio; la espinaca fue para mí, durante largo porque todo sueño del que quisiera ocuparme me llevaría a
tiempo, un horror, hasta que más tarde mi gusto cambió y esas mismas cosas de difícil comunicación y me pondría en
esta legumbre se alzó a la condición de plato predilecto. La idéntico caso de forzarme a guardar discreción. Y tampoco
mención de este plato establece, pues, un acercamiento entre evitaría esta dificultad trayendo para el análisis el sueño
mi juventud y la de mi hijo. «Date por contento de tener de otro, a menos que las circunstancias permitiesen, sin per-
espinaca», reconvino la madre al pequeño gourmet. «Hay juicio para quien se ha confiado a mí, dejar caer todos los
niños que se darían por bien satisfechos con espinaca». Así velos.
me son recordados los deberes de los padres hacia sus hijos. La concepción que ahora se me impone desemboca en
Las palabras de Goethe: esto: el sueño es una suerte de sustituto de aquellas ilacio-
nes de pensamiento rebosantes de afecto y ricas de sentido
«Ihr führt ins Leben uns hinein, que yo he alcanzado tras un análisis completo. Todavía no
Ihr lasst den Armen schuldig werden» conozco el proceso que de estos pensamientos ha hecho nacer
al sueño, pero bien veo que es equivocado tildarlo como un
cobran en este contexto un nuevo sentido.^ proceso puramente corporal, falto de significado psíquico,
Haré un alto aquí para echar una ojeada panorámica sobre que nacería por la actividad aislada de grupos singulares de
los resultados obtenidos en el análisis del sueño. Siguiendo células del cerebro despertadas del dormir.
las asociaciones que se anudaron a los elementos singulares Dos cosas he de apuntar todavía: que el contenido del
del sueño, desprendidos de su trama, he llegado a una serie sueño es mucho más breve que los pensamientos de los cua-
de pensamientos y de recuerdos en que me vi forzado a re- les lo considero el sustituto, y que el análisis ha revelado que
conocer importantes exteriorizaciones de mi vida anímica. el suscitador del sueño fue un acontecimiento nimio de la
Este material, hallado mediante el análisis del sueño, está en velada anterior al soñar.
relación estrecha con su contenido; no obstante, esa relación Desde luego, no extraeré una conclusión de tan vasto
es de tal índole que lo nuevo que hallé nunca habría podido alcance teniendo ante mí un único análisis de sueño. Pero si
discernirlo a partir del contenido del sueño. Este era falto la experiencia me ha mostrado que, persiguiendo las asocia-
de afectos, inconexo e incomprensible; en cambio, mientras ciones con abandono de toda crítica, desde cualquier sueño
yo iba desenvolviendo los pensamientos que había tras el puedo llegar a una cadena tal de pensamientos, entre cuyos
sueño, sentí mociones afectivas intensas y bien fundadas; elementos retornan los ingredientes del sueño, y que están
los pensamientos mismos se compaginan destacadamente en interconectados de manera correcta y plena de sentido, de-
bería resignarse sin dilación la mínima sospecha de que las
•' [Cf. pág. 621«, El primer verso podría tomarse ahora en e!
sentido de que estas palabras están dirigidas a los padres.] tramas observadas la primera vez pudieran ser fruto del
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azar. Me juzgo autorizado, entonces, a fijar la nueva inte- Ill
lección mediante un nombre. Al sueño, tal como se me apa-
rece en el recuerdo, lo contrapongo al material correspon-
diente hallado por análisis; llamo al primero contenido ma-
nifiesto del sueño, y al segundo •—para empezar, sin más
distingos—, contenido latente del sueño. Me encuentro en-
tonces frente a dos nuevos problemas, no formulados hasta
ahora: 1) ¿Cuál es el proceso psíquico que ha trasportado
el contenido latente del sueño a su contenido manifiesto,
que me es conocido por el recuerdo?, y 2) ¿Cuál es el mo- La mudanza de los pensamientos oníricos latentes en el
tivo o los motivos que han requerido esa trasposición? Al contenido manifiesto del sueño merece nuestra atención ple-
proceso de mudanza del contenido latente del sueño en su na como el primer ejemplo llegado a nuestro conocimiento
contenido manifiesto lo llamaré trabajo del sueño. Al corres- de trasposición de un material psíquico de una manera de
pondiente de ese trabajo, que realiza la trasmudación opues- expresión a otra, de una que nos resulta comprensible sin
ta, lo conozco ya como trabajo de análisis. En cuanto a los más a otra en cuya comprensión sólo podemos penetrar con
otros problemas relativos al sueño, los interrogantes por guía y esfuerzo, aunque tiene que admitírsela, también a
sus suscitadores, por el origen del material onírico, por el ella, como operación de nuestra actividad anímica.
eventual sentido del sueño y la función del soñar, y por las Atendiendo a las relaciones entre su contenido manifiesto
razones que provocan el olvido del sueño, no los elucidaré en y el latente, los sueños admiten ser clasificados en tres cate-
el contenido manifiesto del sueño sino en este nuevo que gorías. Podemos distinguir, en primer lugar, los sueños que
hemos adquirido, el latente. Puesto que yo atribuyo a la poseen pleno sentido y son al mismo tiempo comprensibles,
ignorancia del contenido latente del sueño, que sólo puede vale decir, se dejan insertar sin mayor objeción dentro de
revelarse mediante análisis, todas las indicaciones contradic- nuestra vida anímica. De esos sueños hay muchos; las más de
torias y todas las equivocaciones que sobre la vida onírica las veces son breves y en general nos parecen poco dignos
hallamos en la bibliografía, en lo que sigue pondré el máxi- de nota, pues les falta todo lo que mueva a asombro o a
mo cuidado para no confundir el sueño manifiesto con los extrañeza. Su ocurrencia es, además, un fuerte argumento
pensamientos oníricos latentes. en contra de la doctrina que atribuye el origen del sueño a
una actividad aislada de unos grupos singulares de células
del cerebro; faltan en esos sueños todos los rasgos de una
actividad psíquica disminuida o fragmentada y, no obstante,
no se da el caso de que les objetemos su carácter de sueños
ni los confundamos con los productos de la vigilia. Forman
un segundo grupo aquellos sueños que son, por cierto, co-
herentes en sí mismos y poseen un sentido claro, pero pro-
ducen un efecto extraño, porque no sabemos colocar este
sentido dentro de nuestra vida anímica. Tal es el caso si so-
ñamos, por ejemplo, que un pariente amado ha muerto de
peste, cuando en verdad no tenemos razón alguna para una
expectativa, una preocupación o una conjetura así, y nos
preguntamos maravillados: ¿Cómo he dado con esta idea?
Al tercer grupo, por último, pertenecen aquellos sueños a
los que ya les falta sentido y comprensibilidad, que parecen
incoherentes, confusos y disparatados. La abrumadora mayo-
ría de los productos de nuestro soñar exhiben estos carac-
teres, que han dado pie al menosprecio por los sueños y a
la teoría médica que los considera el producto de la activi-
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dad anímica restringida. Sobre todo en las composiciones y de su menú destaca precisamente aquello que en los días
oníricas más largas y complicadas, rara vez están ausentes inmediatos, según supone, le será mezquinado. — De pa-
las notas más evidentes de la incoherencia. recida manera sueña con un goce frustrado un varoncito de
La oposición entre contenido latente y contenido mani- veintidós meses que, el día antes, se había visto forzado a
fiesto sólo tiene importancia, desde luego, para los sueños de ofrendar a su tío una cesta rebosante de frescas cerezas, de
la segunda categoría y, con mayor propiedad todavía, para las que, desde luego, le dejaron probar sólo algunas. Des-
los de la tercera. Aquí se presentan los enigmas que única- pierta con esta gozosa comunicación: «He(r)mann alie Kir-
mente se desvanecen cuando se ha sustituido el sueño ma- schen aufgessen!•>•>.* — Una niñita de tres años y tres meses
nifiesto por el contenido de pensamientos latentes, y en un había dado durante el día un paseo por el lago que segura-
ejemplo de esta clase, en un sueño confuso e incomprensi- mente le pareció corto, pues se echó a llorar cuando debió
ble, ejercitamos también el análisis que precedió. Ahora desembarcar. A la mañana siguiente contó que durante la
bien, muy a pesar nuestro, tropezamos con motivos que nos noche hiabía viajado por el lago; prosiguió, pues, el interrum-
movieron a defendernos, a no tomar un conocimiento cabal pido paseo. — Un varón de cinco años y tres meses pa-
de los pensamientos oníricos latentes, y por la repetición de reció quedar poco satisfecho de una excursión por la comar-
idénticas experiencias estaríamos autorizados a formular la ca del Dachstein;^ quería saber, cada vez que se divisaba un
conjetura de que entre el carácter incomprensible y confuso nuevo monte, si ese era el Dachstein, y después se negó a
del sueño y las dificultades que ofrece la comunicación de sumarse a una caminata hasta una caída de agua. Su com-
los pensamientos oníricos media un nexo íntimo y ajustado portamiento se atribuyó a fatiga, pero se explicó mejor cuan-
a ley. Antes de que exploremos la naturaleza de ese nexo, do, a la mañana siguiente, contó su sueño: Había escalado
convendrá dirigir nuestro interés a los sueños de la pri- el Dachstein. Es evidente, había esperado que el escalamien-
mera categoría, los que se comprenden con facilidad, en los to del Dachstein sería la meta de la excursión y se contrarió
cuales contenido manifiesto y latente coinciden, y por ende al no ver el anhelado monte. En el sueño recuperó lo que el
el trabajo del sueño parece no haber intervenido. día no quiso brindarle. — Idénticamente procedió el sueño
La indagación de estos sueños es recomendable también de una niña de seis años" cuyo padre, por lo avanzado de la
desde otro punto de vista. En efecto, los sueños de los niños hora, hubo de interrumpir un paseo antes de alcanzada la
son de tal índole —plenos de sentido y no extraños— que, meta. De regreso le saltó a la vista un cartel indicador que
digámoslo de pasada, aportan una nueva refutación al in- nombraba otro lugar de excursión, y el padre le había pro-
tento de reconducir el sueño a una actividad cerebral diso- metido que otro día la llevaría también ahí. A la mañana si-
ciada mientras se está dormido, pues, ¿por qué ese rebaja- guiente recibió a su padre con la comunicación de que por
miento de las funciones psíquicas se contaría entre los ca- la noche soñó que el padre había estado con ella en un lugar
racteres del estado del dormir en el adulto, mas no en el y también en el otro.
niño? Ahora bien, nos es lícito, con pleno derecho, confiar
en que el esclarecimiento de procesos psíquicos en el niño, Lo común a estos sueños infantiles salta a la vista. Cum-
donde quizás estén simplificados a lo esencial, demostrará plen cabalmente deseos que se avivaron durante el día y
ser un indispensable trabajo preparatorio para la indagación quedaron incumplidos. Son simples, y no disfrazados, cum-
de la psicología del adulto. plimientos de deseo.
Por tanto, comunicaré algunos ejemplos de sueños que he No otra cosa que un cumplimiento de deseo es, asimis-
recopilado de niños. Una niña de diecinueve meses debió mo, el siguiente sueño infantil, a primera vista no del todo
guardar ayuno todo un día porque había vomitado por la comprensible. Una niña que todavía no tenía cuatro años
mañana y, según lo dicho por la niñera, se había indigestado fue llevada desde el campo a la ciudad a causa de una afec-
con fresas. La noche que siguió a ese día de hambre se la ción poliomielítica y pernoctó en casa de una tía sin hijos,
oyó decir en sueños su nombre y agregar: «Er(d)beer,
" {«¡Gemán comió todas cedezas!» («¡Germán se comió todas las
Hochbccr, Eier(s)peis, Papp».* Sueña, entonces, que come, cerezas!»).}
1 [Una montaña de los Alpes austríacos.]
* {«Fresas, fresas silvestres, huevos, papilla», que en la media len- - [En La interpretación de los sueños ( 1 9 0 0 J ) , supra, 4, pág. 148,
gua propia de los niños sería, más o menos, «Fesas, fesas silvestes, donde se informa sobre el mismo sueño, se dice en dos oportunidades
evos, papía».} que la niña tiene «ocho» años.]
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en una cama grande —en extremo grande, desde luego, para deseo en un grado más indirecto; hace falta todavía, esta-
ella—. A la mañana siguiente informó que había soñado que blecer un vínculo, una relación de consecuencia, y por tanto
la cama le quedaba tan chica que no cabía en ella. La so- el esbozo de un trabajo de interpretación, para reconocer ese
lución de este sueño como sueño de deseo se obtiene con cumplimiento de deseo. Así, un hombre me cuenta el sueño
facilidad si se recuerda que «ser grande» es un deseo, a de su joven mujer: Le ha venido el período. No puedo me-
menudo también expreso, de los niños. El grandor de la nos que pensar que el período no llega, y por eso la joven
cama le hacía presente a la agrandada niña su pequenez, señora espera inquieta un embarazo. Entonces, la comunica-
remarcándosela en demasía; por eso corrigió en el sueño esa ción del sueño es un anuncio de embarazo, y el sentido del
proporción que le disgustaba, y se hizo tan grande que aun sueño es que muestra cumplido el deseo de que el embara-
esa gran cama le quedaba demasiado chica. zo se retrase todavía un tiempo. En circunstancias desacos-
Por más que el contenido de los sueños infantiles se com- tumbradas y extremas tales sueños de carácter infantil son
plique y sutilice, es en todos los casos evidente que ha de particularmente frecuentes. El jefe de una expedición al po-
concebírselos como cumplimientos de deseo. Un muchacho lo, por ejemplo, informa que los hombres de su destaca-
de ocho años soñó que viajaba con Aquiles en el carro de mento, durante el período de invernada en medio de los
guerra, y Diomedes era el auriga. Pudo demostrarse que días hielos, con su monótona dieta y sus magras raciones, soña-
antes se había absorbido en la lectura de unas sagas de héroes ban regularmente, como los niños, con grandes banquetes,
griegos; fácil es comprobar que tomó a esos héroes por mo- montañas de tabaco, y que estaban en casa.*
delo y lamentaba no vivir en aquella época.'' No es inusual que de un sueño largo, complicado y con-
De esta pequeña recopilación resalta, de inmediato, un fuso en general, se destaque un fragmento particularmente
segundo carácter de los sueños infantiles; su nexo con la vida claro que contiene un inequívoco cumplimiento de deseo,
diurna. Los deseos que en ellos se cumplen quedaron pen- pero está soldado con otro material incomprensible. Si uno
dientes del día, por regla general de la víspera, y en el pen- hace repetidas veces el experimento de analizar también los
samiento de vigilia estuvieron provistos de una intensa to- sueños en apariencia trasparentes ^ de adultos, averigua, pa-
nalidad de sentimiento. Lo inesencial e indiferente, o lo que ra su sorpresa, que raramente son tan simples como los
al niño tiene que parecerle tal, no ha hallado acogida nin- sueños infantiles, y que tal vez tras cierto [evidente] cum-
guna en el contenido del sueño. plimiento de deseo ocultan otro sentido.
También en adultos pueden recopilarse numerosos ejem- Sería, es claro, una solución simple y satisfactoria del
plos de tales sueños de tipo infantil, que, empero, como enigma de los sueños que el trabajo de análisis llegara a po-
dijimos, las más de las veces son de sucinto contenido. Una sibilitarnos reconducir también los sueños sin sentido y con-
serie de personas responden regularmente al estímulo noc- fusos de adultos al tipo infantil del cumplimiento de un de-
turno de sed con el sueño de que beben, que así aspira a seo que durante el día se sintió con intensidad. Ciertamente,
quitar del medio el estímulo y a proseguir el dormir. En las apariencias no se pronuncian en favor de esta expectativa.
muchos hombres hallamos tales sueños de comodidad a me- Los sueños rebosan la mayoría de las veces del material más
nudo antes del despertar, cuando se ven requeridos a levan- indiferente y ajeno, y en su contenido no hay indicio alguno
tarse. Sueñan entonces que ya están levantados, frente al de cumplimiento de un deseo.
lavabo, o ya se encuentran en la escuela, en ¡a oficina, etc., Pero antes de abandonar los sueños infantiles, que son
dondequiera que deban estar a una hora fija. La noche an- cumplimientos no disfrazados de deseo, no queremos dejar
terior a un viaje proyectado no rara vez se sueña que se ha de mencionar uno de los caracteres principales del sueño,
llegado al lugar de destino; antes de una representación tea- hace tiempo señalado, que justo en este grupo resalta con la
tral, de una reunión social, no pocas veces el sueño anticipa mayor pureza. A todos estos sueños puedo sustituirlos por
—impaciente, por así decirlo— el contento esperado. En un enunciado desiderativo: «¡Ojalá el paseo por el lago hu-
otras oportunidades el sueño expresa el cumplimiento de
* [Citado en forma completa, desde 1911 en adelante, en La in-
•' [La mayoría de estos sueños infantiles son comunicados con más terpretación de los sueños (1900fl), supra, 4, pág. 150, n. 11. — Las
detalle en La inlerpretación de los sueños (1900a), supra, 4, págs. 146 dos últimas oraciones de este párrafo se agregaron en 1911.]
y sigs., y en la 8'- de las Conferencias de introducción al psicoanálisis 3 {«Durchsichtigen». Así rezaba en la primera edición. En la se-
(Freud, 191617), AE. 15, págs, 115 y sigs.l gunda y siguientes dice, por error de imprenta, «undurchsichtigen».'\
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hiera durado más!», «¡Qué ganas tengo de estar ya aseado y IV
vestido!», «¡Si pudiera guardarme las cerezas en vez de dár-
selas a mi tío!». Pero el sueño da algo más que este enuncia-
do desiderativo. Muestra al deseo como cumplido, figura ese
cumplimiento como real y presente, y el material de la fi-
guración onírica se compone predominantemente —aunque
no de manera exclusiva— de situaciones y de imágenes sen-
soriales, en su mayoría de índole visual. Tampoco en este
grupo, por tanto, se echa de menos una suerte de trasmu-
dación —que es lícito designar como trabajo del sueño—: Nos inclinaremos a conjeturar que una trasposición así, a
Un pensamiento en modo desiderativo es sustituido por una una situación, se ha producido también en el caso de los
intuición {sensible}* en tiempo presente. sueños confusos, aunque no podemos saber si también aquí
recayó sobre un enunciado desiderativo. El ejemplo de sue-
ño que comunicamos al principio, y en cuyo análisis nos
hemos internado un tramo, en dos puntos nos da ocasión
sin duda de sospechar algo de esa índole. En el análisis acon-
tece que mi mujer se ocupa de otros estando a la mesa, y
yo me resiento de ello con desagrado; el sueño contiene exac-
tamente lo contrario, a saber, que la persona que sustituye
a mi mujer se me consagra por entero. Ahora bien, ¿a qué
deseo puede dar mejor ocasión una vivencia desagradable, si
no al de que acontezca lo contrario de eso, tal como se con-
tiene, consumado, en el sueño? Y en una relación completa-
mente análoga se encuentra el amargo pensamiento del aná-
lisis, que nunca he tenido nada gratis, con lo dicho por la
señora en el sueño: «Es que ha tenido usted siempre unos
ojos tan lindos». Una parte de las oposiciones entre conteni-
do manifiesto y contenido latente del sueño, por tanto, ad-
mite reconducirse a cumplimiento de deseo.
Más llamativa es, empero, otra operación del trabajo del
sueño, por la cual son producidos los sueños incoherentes.
Si en un ejemplo cualquiera se compara el número de los
elementos de representación, o la extensión que abarcan
puestos por escrito, en el sueño y en los pensamientos oní-
ricos a que conduce el análisis y de los que se reencuentra
en aquel una huella, entonces no cabe duda de que el traba-
jo del sueño ha producido aquí una enorme compresión o
condensación. Sobre la medida de esta condensación no es
posible formarse un juicio desde el principio; pero se nos
impone tanto más cuanto más hemos penetrado en el aná-
lisis del sueño. Es que no se encuentra ningún elemento del
contenido del sueño desde el cual los hilos de la asociación
no se separen en dos o más direcciones, y ninguna situación
que no esté formada por retazos de dos o más impresiones y
vivencias. Vaya un ejemplo: cierta vez soñé con una suerte
{«Anschauung»; cf. infra, pág. 648.} de piscina en que los bañistas se dispersaban en todas direc-
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clones; en un lugar del borde estaba de píe una pcrsonn c|uc bien. . . o bien», hay que sustituirlo, para la interpretación,
se inclinaba hacia uno de ellos como para izarlo. La situación mediante una «y» y tomar cada miembro de esa aparente al-
estaba compuesta del recuerdo de una vivencia de la época ternativa como punto de arranque independiente de una
de mi pubertad y de dos cuadros, uno de los cuales yo había serie de ocurrencias.
visto poco antes del sueño. Los dos cuadros eran estos: el de Allí donde no están presentes esos rasgos comunes entre
las ninfas sorprendidas en el baño, del ciclo Melusina de los pensamientos oníricos, el trabajo del sueño se empeña en
Schwind (véanse los bañistas que se dispersan [en el sue- crearlos para posibilitar su figuración común dentro del
ño]), y una representación del diluvio universal de un maes- sueño. El camino más cómodo para aproximar entre sí dos
tro italiano. Ahora bien, la pequeña vivencia de mi pubertad pensamientos oníricos que todavía no tienen nada común
había consistido en que pude ver cómo en la escuela de consiste en alterar la expresión lingüística de uno de ellos;
natación el profesor ayudaba a salir del agua a una dama para concordar con este último, tal vez el otro se le acerque
que se había demorado hasta el ingreso del turno de caballe- asimismo mediante un correspondiente trasvasamiento a otra
ros. En el ejemplo escogido antes, el análisis de la situación expresión. Es este un proceso parecido al de la versifica-
me lleva a una pequeña serie de recuerdos de los que cada ción rimada, en la cual la consonancia hace las veces de lo
uno ha contribuido con algo al contenido del sueño. Primero, común que se busca. Buena parte del trabajo del sueño con-
está la breve escena del tiempo de mi requerimiento de amo- siste en la creación de tales pensamientos intermedios, que
res, de la que ya hablé; un estrechamiento de manos bajo aparecen sobradamente ingeniosos muchas veces, pero a me-
la mesa, ocurrido entonces, brindó para el sueño el detalle nudo también forzados; ellos, desde la figuración común en
«bajo la mesa», cuyo recuerdo tengo que introducir con pos- el interior del contenido [manifiesto] del sueño, echan un
terioridad. Del «consagrárseme por entero», desde luego, ni puente hasta los pensamientos oníricos motivados por las
hablar en ese entonces; yo sé por el análisis que este elemen- ocasiones del sueño y diversos en su forma y en su esencia.
to es el cumplimiento de deseo por oposición, que correspon- En el análisis de nuestro ejemplo de sueño encuentro un
de a la conducta de mi mujer en la table d'hóte. Tras este caso así de remodelamiento de un pensamiento para hacerlo
recuerdo reciente se oculta, sin embargo, una escena pare- coincidir con otro, que por esencia le es ajeno. En efecto,
cidísima y mucho más importante de la época de nuestros en la prosecución del análisis tropiezo con este pensamiento:
esponsales, que nos tuvo en discordia un día entero. La «Yo querría tener alguna vez algo gratis»; pero esta forma no
confianza de poner la mano sobre la rodilla pertenece a un es utilizable para el contenido del sueño. Por eso es sustitui-
contexto completamente diferente y a otras personas que da por una nueva: «De buena gana querría gozar de algo sin
nada tienen que ver. Este elemento onírico deviene, a su tener "gastos"». Ahora bien, la palabra Rosten {gastos} se
vez, el punto de partida de dos particulares series mnémi- adecúa, por su segunda acepción {probar}, al círculo de re-
cas, etc. presentaciones de la table d'hóte, y puede hallar su figu-
El material de pensamientos oníricos reunido para formar ración mediante la espinaca que se come en el sueño. Cuan-
ia situación del sueño tiene que ser apto de antemano, desde do en casa se trae a la mesa un manjar que es rechazado por
luego, para ese uso. A tal fin se reciuiere que algo común los niños, la madre ensaya primero la vía de la persuasión
—o varias cosas comunes— esté presente en todos los com- y los exhorta: «Prueben {Kosten} aunque sea un pedacito».
ponentes. El trabajo del sueño procede entonces como Fran- Que el trabajo del sueño explote tan sin reparos la ambi-
cis Galton para producir sus fotografías de familia. Hace güedad de las palabras parece sin duda insólito, pero una
coincidir los diversos componentes como superponiéndolos experiencia más rica nos lo presenta como un proceso ente-
unos a otros; entonces aparece nítidamente destacado lo ramente habitual.
común en la imagen conjunta, pues los detalles discordan- Por el trabajo de condensación del sueño se explican tam-
tes casi se eliminan entre sí. Este proceso de producción ex- bién ciertos ingredientes de su contenido que son sólo pro-
plica también en parte los cambiantes grados de caracterís- pios de él y no se encuentran en el representar de vigilia.
tica nebulosidad de tantos elementos del contenido del sue- Son las personas de acumulación y personas mixtas, y los
ño. La interpretación del sueño formula, apoyándose en esta extraños productos mixtos, creaciones comparables a esas
intelección, la siguiente regla: Toda vez que en el análisis mesturas de animales que compone la fantasía de los pueblos
al^o no determinado admite resolverse todavía en un «o orientales, y que, empero, en nuestro pensamiento ya se han
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cristalizado en formas estereotipadas, mientras que las com- trae a la memoria, por un breve rodeo, la luz de Auer [lám-
posiciones oníricas los recrean siempre de nuevo con una para de gas incandescente], y yo sé enseguida que me gus-
riqueza inextinguible. Por sus propios sueños, cada uno taría hacer un descubrimiento que me proporcionara tanta
de nosotros conoce tales productos; las maneras de su pro- riqueza e independencia como dejó a mi compatriota, el
ducción son en extremo variadas. Yo puedo componer una doctor Auer von Welsbach, el suyo, y que querría viajar en
persona prestándole rasgos de una y de otra, o dándole la vez de permanecer en Viena. En el sueño viajo yo con mi
figura de una y pensándole en el sueño al mismo tiempo el descubrimiento, el sombrero cilindrico de vidrio (todavía no
nombre de la otra, o puedo representarme a una persona vi- consagrado por el uso, es cierto). — El trabajo del sueño
sualmente, pero ponerla en una situación que aconteció con gusta en extremo de figurar dos representaciones, situadas
la otra. En todos estos casos la contracción de diversas per- en un vínculo de oposición, mediante idéntico producto mix-
sonas dentro del contenido del sueño en una única, su sub- to; así, una mujer se ve en el sueño portadora de un alto
rogada, es plena de sentido, está destinada a representar una ramo florido, según es figurado el ángel en los cuadros de la
«y», un «así como», una equiparación de las personas origi- Anunciación de María (inocencia; María es el nombre de
nales en algún aspecto, que también en el sueño mismo pue- ella), pero el ramo está poblado de grandes flores blancas,"
de estar mencionado. Por regla general, no obstante, sólo que semejan camelias (opuesto a la inocencia: La dama de
el análisis permite pesquisar esta comunidad de las personas las camelias).
fusionadas, y en el contenido del sueño no se la indica sino,
justamente, por la formación de la persona de acumulación. Buena parte de lo que hemos averiguado acerca de la
Esa misma diversidad de la manera de producción, e idén- condensación onírica se deja resumir en esta fórmula: Cada
tica regla para resolverla, valen para los productos mix- uno de los elementos del contenido del sueño está sobrede-
tos en que es incalculablemente fértil el contenido del sueño terminado por el material de los pensamientos oníricos; su
y de los que por cierto no me hace falta citar ejemplos. Su genealogía no reconduce a un elemento único de los pensa-
carácter insólito se disipa del todo si nos decidimos a no mientos oníricos, sino a una serie entera de ellos que en
clasificarlos en la misma serie que a los objetos de la per- modo alguno tienen por fuerza que ser contiguos, sino que
cepción de vigilia, acordándonos de que constituyen un pro- pueden pertenecer a las más diferentes regiones del tejido
ducto de la condensación onírica y ponen de relieve, en abre- de pensamientos. El elemento onírico es, en el sentido
viación justa, un carácter común de los objetos así combi- cabal de la palabra, el subrogado dentro del contenido del
nados. Esa comunidad ha de discernirse también las más sueño de todo ese material dispar. Pero el análisis descubre
de las veces por el análisis. El contenido del sueño sólo enun- todavía otro costado del complejo vínculo entre/ contenido
cia, por así decirlo: ToJas estas cosas tienen en común algo del sueño y pensamientos oníricos. Así como/desde cada
X. La descomposición de tales productos mixtos mediante elemento del sueño hay conexiones que llevan a varios pen-
el análisis lleva a menudo por el camino más corto al sig- samientos oníricos, así también por regla general un pensa-
nificado del sueño. — Así, soñé cierta vez que estaba sen- miento onírico está subrogado por más de un elemento del
tado con uno de mis primeros profesores universitarios en sueño; los hilos de la asociación no convergen simplemente
un banco que, en medio de otros bancos, experimentaba un desde los pensamientos oníricos hasta el contenido del sue-
rápido movimiento hacia adelante. Esta era una combina- ño, sino que en el camino se entrecruzan y entretejen de
ción de una sala de conferencias y de un trottoir roulant} múltiples modos.
Omito proseguir aquí con ese pensamiento. — Otra vez Junto a la mudanza de un pensamiento en una situación
estaba yo sentado en un vagón de ferrocarril y tenía en el (la «dramatización»), la condensación es el carácter más im-
regazo un objeto en forma de sombrero cilindrico, pero con- portante y peculiar del trabajo del sueño. Nada se nos ha
feccionado con vidrio trasparente. La situación hace que al develado por ahora acerca de algún motivo que habría for-
punto se me ocurra el refrán: «Con el sombrero en la ma- zado a semejante compresión del contenido.
no caigo bien en todos lados».* El cilindro de vidrio me
literalmente, «Con el sombrero en la mano se puede atravesar todo
el país».}
[Pasarela móvil instalada en la Exposición de París de 1900.] 2 [Probablemente debería decir «rojas»; así son descritas las flores
{«Mit dem Hule in der Hand kommt man durchs ganze Land»; en el relato, mucho más completo, que se da de este sueño en La
interpretación de los sueños (1900a), supra, págs. 353-4.]
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Lo que he llamado «desplazamiento onírico» pude designar-
V lo también subversión de las valencias psíquicas} Pero no
habré apreciado el fenómeno de manera exhaustiva si no
agrego que este trabajo de desplazamiento o de subversión
participa muy variablemente en los diversos sueños. Los hay
que se han producido casi sin desplazamiento. Estos son al
mismo tiempo los plenos de sentido y comprensibles, según
tomamos conocimiento de ello, por ejemplo, en los sueños
de deseo no disfrazados. En otros sueños, ni un fragmento
siquiera de los pensamientos oníricos ha conservado el valor
En el caso de los sueños complicados y confusos, de los
psíquico que le es propio, o bien todo lo esencial de los
que ahora pasamos a ocuparnos, la impresión de desemejanza
pensamientos oníricos aparece sustituido por algo accesorio;
entre contenido del sueño y pensamientos oníricos no se deja
entre esos dos extremos puede reconocerse la serie más
reconducir por completo a condensación y dramatización. Se
completa de transiciones. Cuanto más oscuro y confuso es
nos ofrecen testimonios de la operación de un tercer factor,
un sueño, tanto mayor es la parte que lícitamente puede
merecedores de que se los recopile con cuidado.
adscribirse, en su formación, al factor del desplazamiento.
En primer lugar, noto, cuando por el análisis he llegado
al conocimiento de los pensamientos oníricos, que el conteni- El ejemplo que escogimos para analizar exhibe por lo me-
do manifiesto del sueño maneja un material totalmente di- nos un grado de desplazamiento tal que su contenido apa-
verso del manejado por los pensamientos latentes. Por cier- rece centrado diversamente que los pensamientos oníricos.
to, esta es sólo una apariencia que se disipa con una indaga- Esfuerza hasta el primer plano del contenido del sueño una
ción más precisa, pues al final reencuentro a todo el conte- situación en la que una mujer parecería hacerme unos avan-
nido del sueño declarado en los pensamientos oníricos, y a ces;* en los pensamientos oníricos, el centro de gravedad
casi todos estos, subrogados por aquel. No obstante, algo de descansa en el deseo de gozar alguna vez de un amor desin-
esa diferencia persiste. Lo que en el sueño debía tildarse teresado, que «nada cuesta», y esta idea se esconde tras el
decidida y claramente de contenido esencial tiene que con- giro idiomático de los hndos ojos y tras la remota alusión
tentarse, tras el análisis, con un papel en extremo subordina- a «espinaca».
do entre los pensamientos oníricos; y en cuanto a aquello Si por el análisis deshacemos el desplazamiento onírico,
que, después de que lo declararon mis sentimientos, tiene alcanzamos plena certeza sobre dos problemas del sueño, muy
entre los pensamientos oníricos el derecho a la máxima aten- discutidos: el de los excitadores del sueño y el del vínculo
ción, o bien nada de su material de representaciones se en- de este con la vida de vigilia. Hay sueños que dejan traslu-
cuentra en el contenido del sueñe, o bien está subrogado por cir directamente su anudamiento a las vivencias del día; en
una alusión remota en una región no nítida del sueño. Puedo otros no se descubre huella alguna de un vínculo tal. Si des-
describir así este hecho: Durante el trabajo del sueño la pués se demanda el auxilio del análisis, puede mostrarse que
intensidad psíquica se traspasa, de unos pensamientos y re- todo sueño, sin excepción posible, se anuda a una impresión
presentaciones a los que justificadamente les corresponde, a de los últimos días —probablemente sea más correcto de-
otros que, a mi juicio, no tienen derecho alguno a ser des- cir: del día anterior al sueño (el día del s u e ñ o ) —. La im-
tacados así. Ningún otro proceso contribuye tanto a escon- presión sobre la que recae el papel de excitador del sueño
der el sentido del sueño y a volverme irreconocible la tra- puede ser tan importante que el ocuparnos de ella en la vi-
bazón entre contenido del sueño y pensamientos oníricos. En gilia no nos mueva a asombro, y en este caso decimos del
este proceso, que llamo desplazamiento onírico, veo también sueño, con derecho, que prosigue los intereses importantes
trasponerse la intensidad, importancia o afectividad psíqui- de la vida de vigilia. Pero toda vez que en el contenido del
cas de los pensamientos en cuanto a su vivacidad sensorial. sueño aparece un vínculo con una impresión diurna, lo co-
Lo más nítido en el contenido del sueño me parece sin duda mún es que esta sea tan ínfima, tan irrelevante y merece-
lo más importante; pero [por el desplazamiento ocurrido]
en un elemento no nítido del sueño a menudo puedo recono- 1 [Cf. La interpretación de los sueños (1900fl), supra, 4, pág. 335
cer el retoño más directo del pensamiento onírico esencial. y K. 35.]
* {Freud emplea el galicismo «Avance».}
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dora de olvido, que nosotros mismos no podemos sin algún con mi amigo para hacerme acordar de los vínculos con aque-
trabajo recobrar el recuerdo de ella. El contenido del sueño lla otra persona. La impresión indiferente que por esos en-
parece entonces, aun donde es coherente y comprensible, ocu- laces se convierte en el excitador del sueño está sometida
parse de las fruslerías más indiferentes, que si estuviéramos todavía a una condición que no rige para la fuente real del
despiertos serían indignas de nuestro interés. Buena parte sueño: en todos los casos tiene que ser una impresión re-
del menosprecio en que se tiene al sueño deriva de esta pre- ciente, que provenga del día del sueño.
ferencia suya por lo indiferente y por introducir unas nade- No puedo abandonar el tema del desplazamiento onírico
rías en su contenido. sin traer a colación un extraordinario proceso que ocurre en
El análisis destruye la apariencia en que se funda ese jui- la formación del sueño, y a cuyo efecto cooperan conden-
cio menospreciador. Donde el contenido del sueño pone en sación y desplazamiento. Ya a raíz de la condensación he-
primer plano, como excitadora, una impresión indiferente, mos tomado conocimiento de este caso: dos representaciones
ahí el análisis pesquisa por lo general la vivencia importan- incluidas en los pensamientos oníricos, que poseen algo co-
te, la que emociona con derecho, que se sustituye por la mún, un punto de contacto, son sustituidas en el contenido
indiferente, con la cual ha entrado en vastas conexiones del sueño por una representación mixta en la que un núcleo
asociativas. Donde el contenido del sueño trata un material más nítido corresponde a lo común, y unas determinaciones
de representaciones falto de importancia y de interés, ahí el colaterales no nítidas, a las particularidades de ambas. Si a
análisis descubre las numerosas vías de conexión por cuyo esta condensación se suma un desplazamiento, no se arriba
intermedio eso sin valor se entrama con lo más valioso en la a la formación de una representación mixta, sino de algo
estimación psíquica del individuo. Que en lugar de la im- común intermedio, que se relaciona con los elementos sin-
presión justificadamente excitadora se recoja en el contenido gulares parecidamente a como lo hace, en el paralelogramo
del sueño la indiferente, y en vez del material que con de- de fuerzas, la resultante respecto de sus componentes. Den-
recho interesa llegue a él uno desdeñable, no son sino obras tro del contenido de uno de mis sueños, por ejemplo, se
del trabajo de desplazamiento. Si atendiendo a las inteleccio- habla de una inyección con propilo. En el análisis alcanzo al
nes ganadas a raíz de la sustitución del contenido manifiesto principio sólo una vivencia indiferente, eficaz como excita-
del sueño por su contenido latente se busca dar respuesta dor del sueño, en la que «amilo» desempeña un papel. Pero
a las preguntas acerca de los excitadores del sueño y de lo todavía no puedo justificar la permutación de amilo por pro-
que entrama al soñar con los afanes cotidianos, es preciso pilo. Ahora bien, al círculo de pensamientos de este mismo
decir: E/ sueño jamás se ocupa de cosas que tampoco du- sueño pertenece también el recuerdo de una visita a Munich,
rante el dia serían dignas de ocuparnos, y pequeneces que donde los propileos " me llamaron la atención. Las circuns-
de día no nos acosan tampoco tienen poder para perseguir- tancias inmediatas del análisis inducen a conjeturar que fue
nos cuando dormimos. la influencia de este segundo círculo de representaciones so-
¿Cuál es el excitador del sueño en el ejemplo que hemos bre el primero la responsable del desplazamiento desde amilo
escogido? La vivencia, en verdad trivial, de que un amigo hasta propilo. Propilo es, por así decir, una representación
me procuró un viaje en coche gratis. La situación de la table intermedia entre amilo y propileos, y por eso ha alcanzado
d'hote en el sueño contiene una alusión a esta ocasión indi- el contenido del sueño a la manera de un compromiso, me-
ferente, pues durante el diálogo yo había parangonado al co- diante una condensación y un desplazamiento simultáneos.^
che de taxímetro con la table d'hote. Pero también puedo Más acuciantemente aún que en el caso de la condensación
indicar la vivencia importante que se deja subrogar por esta, sale a relucir aquí, en el trabajo de desplazamiento, la nece-
mezquina. Pocos días antes había hecho yo un fuerte desem- sidad de descubrirles un motivo a estos enigmáticos empeños
bolso en beneficio de una persona de mi familia que me es del trabajo del sueño.
querida. «Vaya maravilla», se dice en los pensamientos oní-
ricos, «que esta persona haya de estarme agradecida por eso;
ese amor no sería "gratis"». Ahora bien, un amor gratis se - [Un pórtico ceremonial construido según el modelo ateniense.]
sitúa en el primer plano entre los pensamientos oníricos. •* [El sueño del que se ha tomado este detalle fue el primero
Que no hace mucho tiempo yo hice varios viajes en coche analizado por Freud en forma exhaustiva. Se informa extensamente
sobre él en La interpretación de los sueños (1900<3), supra, 4, págs.
con el pariente en cuestión habilita a este otro viaje en coche 127 y sigs., y, para este detalle en particular, págs, 300-1.]
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