Charles Sanders Peirce
Charles Sanders Peirce
Charles Sanders Peirce
Bien, vamos a empezar señalando que, a diferencia del interés que motivó el desarrollo teórico
de Saussure sobre el signo lingüístico (el interés por estudiar científicamente el lenguaje, para
lo cual realizó la operación de separación entre lengua y habla, puesto que esta última
presentaba una serie de dificultades para su estudio “científico”), encontramos en Peirce otro
interés: el de comprender, explicar el conocimiento de la realidad. Qué conoce el hombre, qué
puede conocer, cómo lo hace, y cómo es ese conocimiento son las preguntas que orientan el
desarrollo teórico de Peirce.
Si leen la primera parte del capítulo 2 (“Datos biográficos”) de Seis semiólogos…, se van a
encontrar con información que, además de ser bien interesante sobre su vida y obra, nos da
muchos elementos para entender los caminos que recorrió su producción teórica, identificando
la influencia de su formación matemática, filosófica, lógica, química…
Y aquí pasamos a lo que Peirce denomina segundidad. Se trata de la existencia bruta, dice.
También, como en el caso de la primeridad, existencia bruta más allá de nuestro pensamiento,
o mejor dicho, antes de nuestro pensamiento. En este caso, podríamos pensar en las
montañas antes de que las montañas sean pensadas (estudiadas, dibujadas, consideradas por
alguien, representadas de alguna manera por el pensamiento del hombre).
Mientras que lo tercero, o terceridad, tiene relación, ya, sí, con el pensamiento. El signo (o
pensamiento) dice Peirce, es tercero. No hay tercero sin primero y sin segundo (así como no
hay segundo sin primero).
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Mientras que a Saussure lo habíamos ubicado como referente para lo que luego se identificó como
estructuralismo.
- El objeto es aquello en lugar de lo cual está el signo. (Peirce aquí distingue el objeto
inmediato, que forma parte de ese signo, del objeto dinámico, que está fuera del signo,
pero es parte de la semiosis –y no algo “existente” exterior al pensamiento).
Por otro lado, si el signo es pensamiento, todo pensamiento remite a otro anterior, y genera o
deriva otros posteriores. Los signos se relacionan entre sí: cada signo remite a otro signo. Así
es como el pensamiento se transforma, avanza, se desarrolla. Hablamos, así, de semiosis
infinita.
Pensemos un ejemplo: la idea que tengo sobre algo (las docentes de esta asignatura) es una,
inicialmente, que combina las ideas acerca de otros profesores que conocí anteriormente, con
la idea que tengo de “la docencia”, con la idea previa que puedo tener del contenido de esta
materia (“la semiótica es aburrida, por lo tanto, las clases de esta materia deben ser
aburridas”).
Pero esa idea previa, en el transcurso de mi experiencia (en el transcurso del cursado de esta
asignatura) irá reajustándose, transformándose. Aparecerán nuevos signos acerca del docente.
No quiere decir que el primer signo era “mentira” y el último sea “verdad”, sino que se
transformará, dándole otro “espesor” a la idea inicial: confirmando que la semiótica es aburrida
o modificando, de algún modo, esa idea previa.
Para Peirce, el pensamiento realiza sucesivas aproximaciones a eso que está allí afuera (la
composición química del agua, el lápiz rojo, la montaña, las profesoras de esta materia). Y
nunca podrá, según Peirce, llegar a conocerlo total y definitivamente. El conocimiento, el
pensamiento, la cadena de signos, la semiosis está condenado al movimiento, transformación,
progreso perpetuo, podríamos decir.
Tendrán tiempo para profundizar esta presentación con la lectura y videos que les indicaremos.
En relación a los textos, no vamos a necesitar que avancen más allá de la página 65. Sí deben
considerar la distinción entre ícono, índice y símbolo, que también se desarrolla entre las
páginas 68 y 69.
Materiales:
-Zecchetto, V., (2010), La danza de los signos. Nociones de semiótica general. Buenos Aires.
La Crujía (Selección: Págs. 70-72)
-Zecchetto, V., (Comp. ) (2002), Seis semiólogos en busca del lector. Saussure, Peirce,
Barthes, Greimas, Eco, Verón. Quito. Abya-Yala. (Selección: Capítulo 2).
-La idea de que lo real es una construcción contingente y provisoria (signo, terceridad), más
allá del orden existente (primeridad+segundidad).
-La imposibilidad de considerar que sea posible algo como la “objetividad” o “la verdad”
acabadas.
Bibliografía
-Zecchetto, V., (2010), La danza de los signos. Nociones de semiótica general. Buenos Aires.
La Crujía (Selección: Págs. 70-72)
-Zecchetto, V., (Comp. ) (2002), Seis semiólogos en busca del lector. Saussure, Peirce,
Barthes, Greimas, Eco, Verón. Quito. Abya-Yala. (Selección: Capítulo 2).