Caso Trastorno de Bipolaridad y Ansiedad Corregido
Caso Trastorno de Bipolaridad y Ansiedad Corregido
Caso Trastorno de Bipolaridad y Ansiedad Corregido
MATERIA
FARMACOLOGÍA
CURSO
OCTAVO “B”
DOCENTE
BIPOLARIDAD Y ANSIEDAD
REALIZADO POR
LUCIA TORRES
ROMINA PALACIOS
PRISCILA JAPÓN
MATEO CÓRDOVA
CASO 2
Presentación del caso:
Juan, un hombre de 35 años, ha enfrentado fluctuaciones extremas en su estado de
ánimo desde su adolescencia. Durante sus momentos de manía, Juan experimenta una gran
energía, se involucra en comportamientos arriesgados, gasta dinero de forma impulsiva y
tiene dificultades para conciliar el sueño. Estos períodos maníacos suelen extenderse durante
varias semanas y a menudo son seguidos por episodios de depresión profunda, en los cuales
se siente abrumado, pierde interés en las actividades diarias y tiene pensamientos suicidas.
Juan también ha experimentado episodios mixtos en los que experimenta síntomas de manía
y depresión simultáneamente.
Diagnóstico:
Juan es diagnosticado con trastorno bipolar tipo 1 (TBP1) después de una evaluación
exhaustiva por un psiquiatra. Su historial clínico y la descripción de sus episodios maníacos y
depresivos cumplen con los criterios para el TBP1.
Tratamiento Farmacológico:
El psiquiatra recomienda un tratamiento farmacológico para estabilizar el estado de
ánimo de Juan y reducir la frecuencia y gravedad de sus episodios maníacos y depresivos. El
tratamiento farmacológico para el TBP1 generalmente incluye los siguientes medicamentos:
Estabilizadores del estado de ánimo: A Juan se le receta litio, que es un estabilizador del
estado de ánimo efectivo en el tratamiento del TBP1. El litio ayuda a reducir la intensidad y
la frecuencia de los episodios maníacos, así como a prevenir los episodios depresivos.
-Antipsicóticos atípicos: Además del litio, a Juan se le puede recetar un antipsicótico atípico,
como olanzapina, para ayudar a controlar los síntomas maníacos y estabilizar su estado de
ánimo.
Antidepresivos: En algunos casos, el psiquiatra puede recetar antidepresivos, pero con
precaución, ya que pueden desencadenar episodios maníacos en algunas personas con TBP1
(por ejemplo, fluoxetina). Estos se usan con cuidado y generalmente en combinación con
otros medicamentos estabilizadores del estado de ánimo.
Seguimiento y Terapia:
Además del tratamiento farmacológico, Juan participa en terapia psicoterapéutica,
como la terapia cognitivo-conductual o la terapia interpersonal. La terapia le ayuda a
comprender y gestionar sus emociones, a identificar factores desencadenantes y a desarrollar
estrategias de afrontamiento saludables.
El tratamiento de Juan es supervisado de cerca por su psiquiatra, y él asiste a visitas
regulares para ajustar la dosis de sus medicamentos según sea necesario y evaluar su
progreso. El apoyo de su red de apoyo, incluyendo familiares y amigos, es fundamental en su
proceso de recuperación. Es importante destacar que cada caso de trastorno bipolar es único,
y el tratamiento puede variar según las necesidades individuales y la respuesta al tratamiento.
Este ejemplo ilustra uno de los muchos posibles escenarios en el tratamiento del TBP1.
CASO 3
Un adolescente de 15 años, hijo único que vivía con su madre después de un divorcio.
En el último año, tuvo que ser hospitalizado en una unidad de agudos debido a un episodio
maníaco caracterizado por hablar incesantemente con ideas dispersas, aunque sin síntomas
psicóticos, pero con una alteración conductual grave manifestada en agresiones hacia su
madre, comenzando hace 2 semanas. Durante su hospitalización, recibió litio (niveles entre
0,9-1,5 mEq/l) y diazepam (10 mg/día), con una respuesta muy positiva. En los últimos 9
meses, ha mantenido una estabilidad que llevó al diagnóstico de trastorno bipolar,
continuando con el tratamiento de litio (0,7-1 mEq/l) y diazepam (2,5 mg/día). En los 7 años
anteriores, experimentó episodios de irritabilidad grave sin un patrón cíclico claro, que a
veces se volvían violentos, resultando en ataques hacia otros niños, familiares y profesores, lo
que lo llevó a acudir varias veces a servicios de urgencia. Mostraba ansiedad moderada todo
el día y una gran dificultad para mantener la atención. Anteriormente se le diagnosticó
trastorno por déficit de atención/hiperactividad, con una respuesta muy pobre a la terapia
psicológica de modificación de conducta y sistémica, a la que se agregó tratamiento
farmacológico con metilfenidato durante 6 meses a los 10 años, pero se suspendió debido a su
falta de eficacia.
CASO 4
Una niña de 8 años ha sido remitida a la unidad de salud mental infanto-juvenil luego
de haber recibido intervención psicoeducativa debido a dificultades académicas
significativas, problemas de sueño que incluyen dificultad para conciliar el sueño y
despertares durante la noche, así como episodios de agitación motriz intensa. En el entorno
escolar, la niña ha enfrentado desafíos en sus relaciones con otros niños y ha experimentado
marginación. Sus padres la describen como una persona que se abruma fácilmente ante
situaciones frustrantes. Tiene un hermano de 11 años y su padre tiene antecedentes de
trastorno de ansiedad generalizada, con una respuesta positiva al tratamiento con
escitalopram. Su madre es cariñosa y está profundamente preocupada por ella. La relación
entre los padres es estable y de apoyo mutuo.
Inicialmente, el pediatra la refirió con un posible diagnóstico de trastorno del espectro
autista (TEA), pero posteriormente se consideró el diagnóstico de trastorno de ansiedad
generalizada, y la respuesta al tratamiento con escitalopram ha sido muy alentadora.
CASO 5
Un chico de 12 años fue ingresado nuevamente en el Hospital Psiquiátrico Fray
Bernardino Álvarez bajo la recomendación de su psiquiatra. No tiene historial médico o
quirúrgico relevante, siendo el menor de seis hermanos y perdiendo a su madre hace dos
años. Tras vivir en un hogar funcional junto a sus hermanos, fueron separados en diferentes
hogares debido a dificultades de manejo, cuatro meses después. Inició tratamiento
ambulatorio hace un año y medio por problemas de conducta, y ha estado tomando
olanzapina de manera intermitente durante cinco meses. Su primer ingreso en la misma
unidad ocurrió dos meses atrás debido a comportamientos desafiantes y amenazantes, siendo
diagnosticado con Trastorno Disocial. Se le recomendó seguir con la medicación y
tratamiento ambulatorio. A partir de ahí no se sabe mucho sobre su entorno familiar, excepto
que reciben ayuda económica de Servicios gubernamentales, quienes notaron una falta de
atención emocional y física por parte de su padre. El segundo ingreso se debió a una
descompensación aguda dos semanas atrás, evidenciada por cambios de humor y
comportamiento, episodios de exaltación seguidos de calma, e irritabilidad. Antes de este
episodio, estaba estable, lo que llevó a intentar reducir la dosis de Olanzapina, sospechando
además de una irregularidad en la adherencia al tratamiento durante los fines de semana en
casa. No presenta consumo de alcohol u otras sustancias. Al ingreso, mostraba consciencia,
orientación, buscaba atención y afecto, con episodios de hipertimia e irritabilidad. Se
diagnosticó un único episodio maníaco sin síntomas psicóticos, añadiendo Litio al
tratamiento previo, lo que provocó una rápida estabilización y su posterior alta.
ANSIEDAD
TRASTORNO DE ANSIEDAD
CASO 1
Sofía tiene ocho años. Durante cuatro días consecutivos, sus padres la llevaron a
urgencias del hospital porque se encontraba mal y le costaba comer. Sofía afirmaba que
sentía bichos por todo su cuerpo. En urgencias logró calmarse, pero al desayunar vomitaba.
Se quejaba de dolor de estómago y sensación de falta de aire. En menos de una semana,
perdió 3 kilos de peso y apenas podía comer debido a la sensación de tener algo atascado en
la garganta. Cuando tenía esa sensación, se tocaba el corazón. Presentaba una alta
tranquilidad motora. Los padres llevaron a Sofía al hospital de manera exigente cuando se
encontraba en esta situación, con verdaderos ataques de pánico.
Diagnóstico: Se hace el diagnóstico de trastorno de ansiedad generalizada y ansiedad de
separación.
Tratamiento Farmacológico: Sofía estaba en un estado de gran excitación en el que se
superponen ataques de pánico. Se le prescribe medicación: Clorazepato (Tranxilium) 2,5 mg
cada 8 horas. Se deben utilizar tranquilizantes menores. Se informa a Sofía y a los padres
sobre la enfermedad que tiene. Se inicia psicoterapia en la que se van marcando objetivos
para superar conductas de evitación y rituales (Gaitán-Rossi et al., 2021).
CASO 2
La historia de la paciente Rosi, una mujer de 45 años originaria de Loja, Ecuador es
compleja y marcada por eventos difíciles desde su infancia. A lo largo de su vida, ha
enfrentado numerosos desafíos que han dejado secuelas emocionales profundas. Desde los 7
años, sufrió abusos sexuales por parte de familiares y amigos, una experiencia traumática que
ocultó por temor a represalias. Este secreto la ha atormentado, generando sentimientos de
culpa, baja autoestima y dificultades para manejar la frustración.
Además, a los 17 años, un accidente automovilístico con su familia la dejó con
fracturas y migrañas ocasionales. La pérdida de sus figuras paternas y los conflictos
familiares posteriores, como peleas con su hija e infidelidades, han agravado su angustia
emocional.
La relación con su familia de origen también ha sido problemática debido al abandono
físico y emocional por parte de sus padres, lo que ha afectado la comunicación y ha
dificultado revelar los abusos sufridos. A pesar de su aspecto adecuado y su disposición
colaborativa durante las consultas médicas, la paciente muestra alteraciones en su
funcionamiento mental, como dificultades de atención, juicio alterado y un estado de ánimo
distímico.
En resumen, la paciente enfrenta una carga emocional significativa debido a
experiencias traumáticas no resueltas desde su infancia, lo que ha afectado negativamente su
bienestar emocional, familiar y social. Aunque recibe tratamiento, su falta de colaboración
dificulta su progreso y no se observa una mejoría significativa en su condición.
Diagnóstico: Trastorno mixto de ansiedad y depresión
Tratamiento Farmacológico:
➢ Alprazolam: 1mg vo hs (2011)• Escitalopram: 10mg
➢ Risperidona: Tres gotas vo hs
➢ Venlafaxina: 75 mg vo am
➢ Diazepam: Una ampolla control de 72 horas
CASO 3
Ana, de 39 años, es ama de casa y busca ayuda médica por lo que ella llama "dolor de
cerebro". Está angustiada por la posibilidad de sufrir un "derrame cerebral", ya que su vecina
experimentó síntomas similares antes de sufrir uno. Cuando se le pregunta sobre otras
molestias, menciona sentir "opresión y pinchazos en el pecho", dificultad para conciliar el
sueño, problemas digestivos, sensación de tener la mente "embotada" y estar extremadamente
nerviosa. Ana ha experimentado estos síntomas durante varios años, pero se han vuelto más
constantes y molestos en los últimos 8 meses, coincidiendo con las crisis convulsivas de su
hijo de 13 años. Aunque su hijo ha estado sin síntomas durante 3 meses gracias al
tratamiento, ella sigue preocupada por una posible recaída. Describe una sensación de
pesadez en la nuca que mejora con el reposo.
Ana recuerda una infancia tumultuosa, marcada por las constantes discusiones entre
sus padres y su posterior separación cuando tenía 10 años. Atribuye el empeoramiento de sus
nervios al matrimonio con un hombre alcohólico. A pesar de estas dificultades, niega haber
experimentado episodios depresivos o consumir alcohol, aunque admite recurrir
frecuentemente a analgésicos sin prescripción médica.
Durante el examen mental, se muestra aprensiva pero su lenguaje es coherente. Niega
tener pensamientos fóbicos u obsesivos. En el examen físico, se observa una frecuencia
cardíaca de 90 por minuto, una presión arterial de 120/80 mmHg y dolor moderado a la
palpación de la nuca. El resto del examen es normal. Los resultados de los análisis de
laboratorio y la radiografía de la columna cervical son normales.
El médico diagnostica un trastorno de ansiedad generalizada y tranquiliza a Ana al
explicarle el origen de sus síntomas. Le proporciona pautas para abordar y manejar las
preocupaciones relacionadas con la epilepsia de su hijo, así como ejercicios de relajación.
Además, sugiere la posibilidad de medicación en casos extremos y la cita para un
seguimiento periódico.
Diagnóstico: Trastorno de ansiedad generalizada.
Tratamiento Farmacológico:
❖ Buspirona: de 5 a 10mgs TID.
❖ Betabloqueadores propanolol 20 mgs. TID, atenolol 50 mgs. diarios.
❖ La hidroxizina, 25 mgs. BID.
❖ Amitriptilina, imipramina, clomipramina, maprotilina: 12.5 mgs. hasta un
máximo de 75 mgs.
❖ Sertralina, fluvoxamina, paroxetina, citalopran. Dosis: Sertralina 50 mgs.,
fluvoxamina 100 mgs. y el resto 20 mgs. diarios.
❖ Venlafaxina. Dosis: 75 mgs. diarios.
❖ Tianeptina. Dosis: 12.5 mgs. TID.
❖ Moclobemida. Dosis: 150 mgs. BID
CASO 4
Juan, un hombre de 62 años, viudo y jubilado, visita al médico de atención primaria
seis meses después de una inundación catastrófica en su comunidad. Su hogar en el barrio
Los Pinos quedó sumergido durante el desastre, y desafortunadamente, fue testigo de cómo
su esposa fue arrastrada por la corriente sin poder hacer nada para salvarla. Como resultado,
perdió todas sus pertenencias y ahora vive con uno de sus hijos. Durante dos meses,
experimentó una profunda depresión, perdiendo 15 libras y sintiéndose culpable por no haber
podido rescatar a su esposa.
Tres meses después, comienza a experimentar ansiedad extrema, dolores de cabeza
occipitales y pesadillas recurrentes que reviven el horror de la inundación. Se siente exhausto,
incapaz de concentrarse en sus actividades diarias y preocupado por su rendimiento debido a
problemas de memoria. Los recuerdos traumáticos lo persiguen constantemente,
especialmente durante las lluvias, lo que aumenta su ansiedad al temer que ocurra algo
similar nuevamente. Evita escuchar informes meteorológicos y se vuelve irritable y retraído.
Además, busca atención médica con frecuencia debido a problemas digestivos, falta de
apetito, fatiga y dolores abdominales.
Aunque el examen físico no muestra anomalías significativas, presenta dolor
moderado en la zona lumbar. Dada la presencia de múltiples síntomas psiquiátricos, se
solicita una consulta con un residente de psiquiatría, quien diagnostica trastorno de estrés
postraumático. Se prescribe un tratamiento que incluye carbamazepina y venlafaxina, junto
con psicoeducación y apoyo psicológico para abordar sus sentimientos de culpa y motivarlo a
reintegrarse en sus actividades cotidianas una vez que sus síntomas mejoren.
Gracias al tratamiento, Juan experimenta una mejoría notable y vuelve a sus
actividades habituales después de 40 días. El tratamiento está planificado para continuar
durante seis meses.
Pautas Para El Diagnóstico
1. La persona ha sido expuesta a un evento traumático.
2. Experimenta recuerdos persistentes del evento traumático a través de imágenes,
pensamientos o percepciones intrusivas, pesadillas relacionadas con el trauma,
síntomas somáticos y mentales de angustia, y reviviscencia del evento ante estímulos
que lo recuerdan.
3. Evita estímulos asociados con el trauma y presenta embotamiento.
4. Presenta síntomas de activación como dificultades para dormir, irritabilidad,
hipervigilancia, sobresaltos y dificultad para concentrarse.
5. Estos síntomas persisten por más de un mes y generalmente se manifiestan dentro de
los tres primeros meses después del trauma.
Tratamiento Farmacológico:
El objetivo es reducir los síntomas intrusivos, el estado de
excitación/impulsividad/ansiedad y el embotamiento/depresión basándose en las alteraciones
neurobiológicas que ocurren en el sistema noradrenérgico, GABA-benzodiacepínico,
dopaminérgico, opiáceo, serotoninérgico y en el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal.
Además, el trastorno de estrés postraumático casi siempre se acompaña de comorbilidad
ansiosa, depresiva, fóbica, psicótica, etc., que requieren tratamientos farmacológicos
específicos. El plan terapéutico depende de la predominancia de síntomas y de la condición
comórbida:
1. Predominancia de pensamientos intrusivos, excitación, hostilidad o impulsividad:
- Lamotrigina 50 a 200 mg/día.
- Gabapentina 300 a 900 mg TID.
- Clonidina 0.1 a 0.3 mg BID.
- Amitriptilina de 25 a 150 mg diarios.
2. Predominancia de síntomas de ansiedad, sin marcada depresión, intrusividad y
evitación:
- Pregabalina de 75 a 300 mg/día.
- Diazepam de 2 a 10 mg TID.
- Lorazepam 0.5 a 2 mg BID.
3. Predominancia de síntomas depresivos:
- Antidepresivos tricíclicos como nortriptilina, desipramina o trimipramina en dosis
de 25 a 150 mg diarios.
- Alternativas como los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina
(paroxetina, 10 a 40 mg diarios; escitalopram: 5 a 20 mg/día; fluvoxamina: 50 a
300 mg/día), estimuladores de la recaptura de serotonina (mirtazapina: 15 a 45
mg/día) o inhibidores reversibles de la MAO (selegilina: 5 a 10 mg/día).
4. Predominancia de síntomas psicóticos: Elección de uno de los siguientes:
- Aripiprazol de 5 a 15 mg/día.
- Clozapina de 25 a 200 mg/día.
- Lurasidona de 40 a 160 mg/día.
- Paliperidona de 3 a 12 mg/día.
CASO 5
Laura Martínez, una mujer de 30 años, trabajadora de oficina, sin hijos y con un
esposo que sufre de estrés crónico debido a su trabajo, acude a su médico quejándose de
dolores de cabeza tensionales y una constante sensación de opresión en la nuca, persistente
por tres semanas. Además, en la última semana, Laura ha reportado un aumento en la fatiga,
inquietud generalizada, palpitaciones esporádicas, disminución de su interés por actividades
que antes disfrutaba y cambios en su patrón de sueño.
Aunque el examen físico no revela anomalías significativas, el médico nota signos de
agotamiento y tensión muscular. Recomienda a Laura adoptar técnicas de relajación, reducir
el consumo de estimulantes como la cafeína, y practicar yoga o meditación. También sugiere
mejorar la higiene del sueño y anima al esposo de Laura a buscar asesoramiento o terapia
para gestionar el estrés. Se solicitan análisis de laboratorio que incluyen pruebas de glucosa
en sangre, función tiroidea y perfil hormonal (Sáiz Martínez et al., 2014).
Cuando Laura regresa una semana después con los resultados de los análisis, que
están dentro de los rangos normales, informa que los dolores de cabeza han disminuido, pero
aún se siente muy fatigada y desmotivada. El médico observa signos de ansiedad y tristeza
durante la consulta, y diagnostica un trastorno mixto ansioso-depresivo.
Tratamiento Farmacológico:
Se inicia tratamiento con escitalopram (Lexapro), comenzando con una dosis de 10
mg diarios. Se planifica revisar y ajustar la dosis en un mes.
De persistir los síntomas de ansiedad, se considerará agregar buspirona para ayudar a
controlar la ansiedad sin los efectos sedantes de las benzodiacepinas (Luna et al., 2001).
Se espera una mejora en un plazo de tres a cuatro semanas con el tratamiento inicial.
Se programa una cita de seguimiento en un mes para evaluar la respuesta al tratamiento y
ajustar la medicación si es necesario. Se discuten los posibles efectos secundarios de los
medicamentos, incluyendo náuseas y cambios en el apetito y el peso (Martínez et al., 2004).
Escitalopram (Lexapro):
Dosis inicial: 10 mg diarios, administrados por vía oral.
Revisión y ajuste: La dosis puede ser evaluada y ajustada después de un mes,
dependiendo de la respuesta y tolerancia de Laura al medicamento. La dosis máxima
recomendada generalmente no supera los 20 mg diarios.
Buspirona (si se agrega debido a la persistencia de síntomas de ansiedad):
Dosis inicial: 5 mg administrados por vía oral tres veces al día.
Ajuste de dosis: Dependiendo de la respuesta y tolerancia, la dosis puede aumentar
gradualmente. La dosis total diaria usualmente no excede los 30 mg, divididos en varias
tomas.
Quejas Presentes:
• Estado de ánimo bajo o tristeza.
• Pérdida de interés o capacidad de disfrutar.
• Ansiedad o preocupaciones predominantes.
• Los síntomas de ansiedad y depresión aparecen simultáneos, pero ninguno predomina
claramente, ni tienen la suficiente intensidad como para considerase un diagnóstico
por separado.
Frecuentemente aparecen asociados, los siguientes síntomas:
• Trastornos del sueño.
• Astenia y pérdida de energía.
• Falta de concentración.
• Ideas o actos suicidas.
• Pérdida de la libido.
• Temblores.
• Palpitaciones.
• Mareos.
• Sequedad de boca.
• Tensión o intranquilidad.
Análisis:
La elección de escitalopram, un inhibidor selectivo de la recaptura de serotonina, está
basada en su eficacia para tratar tanto los síntomas de depresión como de ansiedad.
La adición de buspirona puede ser considerada si los síntomas de ansiedad persisten,
proporcionando un control más focalizado sin los riesgos asociados a las benzodiacepinas.
El enfoque del tratamiento refleja un manejo integral de los síntomas ansioso-depresivos,
buscando estabilizar el estado emocional de Laura y mejorar su calidad de vida general.
Bibliografía
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P., Marina González, P., Al-Halabí, S., Szerman, N., Bobes García, J., & Ruiz, P.