Revista Ñawpa Marca 7f
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ÑAWPA MARCA
Raúl Adanaqué Velásquez
El arrendamiento de las lagunas del callao por los dominicos: 1728-1767 9
Pieter van Dalen Luna, Darely Narváez Camavilca y Diego Torres Vicente
Inventario del patrimonio arqueológico en la comunidad campesina de Otec,
distrito de Ihuarí – Huaral. Nuevos datos para la comprensión y caracterización
de la cultura Iguari 17
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 9-15 / ISSN: 2221-7819
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ADANAQUÉ VELASQUÉZ, Raúl: “El arrendamiento de las lagunas del Callao por los
Dominicos: 1728*1767”.
ÑAWPA MARCA
Revista de investigaciones sociales andinas y amazónicas.
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 9-15 / ISSN: 2221-7819
ÑAWPA MARCA
Revista de investigaciones sociales andinas y amazónicas.
ÑaMa
Volumen 3, Número 7 / enero – marzo de 2023. Año 3
Ñawpa Marca es una publicación científica periódica, donde se publican trabajos de investigación
originales e inéditos en el campo de la arqueología y áreas afines, a nivel de la región andina y amazónica
o regiones cercanas. Está dirigida a un público interesado en conocer las últimas investigaciones
arqueológicas y culturales sobre el área andina-amazónica. Es de periodicidad cuatrimestral.
DIRECTOR:
Anthony Ulises Villalta Tello
Jr. José Balta 295, Carabayllo -.Lima - Lima.
EDITOR:
Juan Conde Vilca
COMITÉ ASESOR EDITORIAL:
Dr. Alberto Bueno Mendoza, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Dr. Pieter Dennis van Dalen Luna, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Mg. Wilber Bolívar Yapura, Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco.
Mg. Ilder Elar Cruz Mostacero, Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo.
Dr. Eyne Omar Bendezú De la Cruz, Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica.
COMITÉ REVISOR POR PARES:
Lic. José Gabriel Amorín Garibay, Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga.
Lic. Donal Gutiérrez Espinola, Ministerio de Comercio Exterior y Turismo.
Lic. Guido Casaverde Ríos, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Lic. Nancy Santander Málaga, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Mg. Daniel Eduardo Cáceda Guillén, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Lic. Rubén Antonio Wong Robles, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Mg. Ismael Pérez Calderón, Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga.
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN:
James Quilca Chuco
Primera edición, marzo de 2023.
Calle Los Halcones 181, Dpto. 301, Lima 27, Lima-Perú.
Teléfono (0054) 01-442 0458.
Correo electrónico: revistañawpamarca@hotmail.com
El editor recibe los artículos, los cuales son seleccionados y revisados por el comité revisor por pares. Cada
artículo es responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la opinión del editor. Está permitida
cualquier reproducción, siempre citando al autor y a la revista como fuente.
Foto de la carátula: Vista de Waqra Pukara en Acomayo (Cusco). Contracarátula: vista de una vasija de la
cultura Moche.
ISSN: 2221-7819
Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú, Nº 2020-04210.
Tiraje: 200 ejemplares.
Impreso en el Perú / Printed in Perú.
Impreso en marzo de 2023.
JUAN GUTEMBERG EDITORES IMPRESORES E.I.R.L.
Av. Bolivia 148, int. 2069 (Centro Comercial Centro Lima), Lima – Lima – Perú.
Teléfono: 240-0523.
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ADANAQUÉ VELASQUÉZ, Raúl: “El arrendamiento de las lagunas del Callao por los
Dominicos: 1728*1767”.
ÍNDICE
Introducción 7
Pieter van Dalen Luna, Darely Narvaez Camavilca y Diego Torres Vicente
Inventario del patrimonio arqueológico en la comunidad campesina de Otec,
distrito de Ihuarí – Huaral. Nuevos datos para la comprensión y caracterización
de la cultura Iguari 17
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 9-15 / ISSN: 2221-7819
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ADANAQUÉ VELASQUÉZ, Raúl: “El arrendamiento de las lagunas del Callao por los
Dominicos: 1728*1767”.
INTRODUCCIÓN
La presente publicación corresponde al número 7 de la revista Ñawpa Marca. Se trata de
una publicación que inició con el objetivo de difundir las investigaciones sociales, principalmente
arqueológicas, en la región andina y amazónica. Esta publicación en esta oportunidad se ha
convertido ya en un referente nacional que difunde trabajos de investigación inéditos en los
diferentes departamentos del Perú.
Agradecemos a todos los autores que vienen contribuyendo con la presente revista en
todos sus números.
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ADANAQUÉ VELASQUÉZ, Raúl: “El arrendamiento de las lagunas del Callao por los
Dominicos: 1728*1767”.
ARTÍCULO ORIGINAL
Resumen
La pesca en nuestro territorio se practicó desde el Periodo Lítico en nuestro país, es
decir de aproximadamente, 10,000 a 14,000 Ac. La evidencia arqueológica nos señala
a el hombre de Paiján como uno de los antiguos habitantes en la costa norte que
practicó la pesca. Los demás pueblos costeros también debieron pescar cuya tradición
se la dejaron como legado a las culturas posteriores. Durante el periodo colonial, se
siguió pescando en el litoral limeño. Se podía acceder por Chorrillos, el Callao y
Ancón. Los pescadores tenían sus zonas de pesca exclusiva. En otros casos, los
miembros de las órdenes sacerdotales, como los dominicos, eran dueños de las
lagunas Lanza Grande y el Atravesado, ubicadas en el Callao. Lagunas que las
arrendaban, según documentos encontrados entre 1728 y 1767, para beneficiarse de
la actividad pesquera en determinadas fechas del año.
Abstract
Fishing in our territory was practiced since the Lithic Period in our country, that is, from
approximately 10,000 to 14,000 BC. Archaeological evidence points to the Paiján man
as one of the ancient inhabitants on the northern coast who practiced fishing. The other
coastal towns must also have fished, whose tradition they left as a legacy to later
cultures. During the colonial period, fishing continued off the Lima coast. It could be
accessed through Chorrillos, Callao and Ancón. The fishermen had their exclusive
fishing areas. In other cases, members of priestly orders, such as the Dominicans,
were owners of the Lanza Grande and Atravesado lagoons, located in Callao. Lagoons
that were rented, according to documents found between 1728 and 1767, to benefit
from fishing activity on certain dates of the year.
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INTRODUCCIÓN
La pesca marina fue una actividad fundamental en la extensa costa peruana. Así, se
demuestra por los resultados de las investigaciones arqueológicas. La gran evidencia de esta
práctica económica se aprecia desde la costa central hasta la costa norte, aunque todos los
pueblos costeros de Moquegua, Arequipa y Tacna también debieron participar de esa
experiencia económica. Más conocimientos se tienen desde la costa norte hasta Chincha.
Además de la cerámica de las culturas Paracas, Nazca, Chancay, Moche, Lambayeque, Chimú,
Tallán y Chincha donde se reconoce a los expertos pescadores y procesadores del rico alimento
ictiológico cuya información ha sido rescatada por la arqueología y la etnohistoria (Rostworowski
1989:233-238) contando además con especialistas en otros oficios que nos dejaron la exquisita
calidad de sus productos procesados con sal. Finalmente, se narra el encuentro de los balseros
con la expedición de Francisco Pizarro en el segundo viaje al sur de Panamá.
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ADANAQUÉ VELASQUÉZ, Raúl: “El arrendamiento de las lagunas del Callao por los
Dominicos: 1728*1767”.
EL ARRENDAMIENTO DE 17281
La condición era que se tenía que entregar tres cargas de pescado reputadas cada una
de ellas a razón de 20 pesos de a 8 reales y se debían entregar en los días de Santo Tomás
(21 de diciembre), Jueves Santo (la fecha varía entre marzo y abril) y Santo Domingo (8 de
1 AGN. Protocolo Notarial No. 811, escribano Pedro de Ojeda. Año 1728, folios 150r-150v.
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agosto). En caso de no ser el dicho pescado noble debía pagar su monto en dinero. Las dichas
dos lagunas, que en esta escritura no se indica los nombres, le serían ciertas y seguras al
sargento Francisco Vallejo, sin quitarle para otra persona. Si así fuere, se le debía entregar otras
con mejores beneficios. Luego de oír dijo que aceptaba todo lo señalado en la escritura.
Asimismo, se comprometía a no dejar desiertas las lagunas por la pena de pagar como si las
traficase, es decir, como si las estuviera explotando. Por ello renunciaron todas las leyes, fueros
y derechos a su favor. Años después, encontramos arrendando las dos lagunas señalándose
sus nombres tal como veremos a continuación.
EL ARRENDAMIENTO DE 17672
El 25 de agosto de 1767, ante el escribano Phelipe Joseph Jarava, se redactó y firmó una
escritura de arrendamiento entre el maestro fray Juan Joseph Pasarín, prior del convento grande
de Nuestra señora del Rosario, orden de predicadores en nombre de sus religiosos con Ambrosio
Romero, otorgando las dos lagunas que llamaban de Santo Domingo que estaban la una junto
al mar manso y, la otra junto al mar bravo en medio de la punta que llaman lanza grande y la
nombrada el atravesado de los términos de esta ciudad que era dueño y poseedor legítimo el
convento de Santo Domingo.
Figura 3: Fuente: AGN. AGN. Protocolo Notarial No. 554, escribano Phelipe Joseph Jarava. Años
1765-67, folio 683.
Ambos firmantes acordaron que la duración del arrendamiento, era por el tiempo de 9 años.
Los 3 precisos a cumplir y 6 voluntarios de acuerdo a la conveniencia de Ambrosio Romero. El
2 AGN. Protocolo Notarial No. 554, escribano Phelipe Joseph Jarava. Años 1765-67, folios 683-684.
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ADANAQUÉ VELASQUÉZ, Raúl: “El arrendamiento de las lagunas del Callao por los
Dominicos: 1728*1767”.
acuerdo, en esencia, consistía en poner todo el pescado necesario para la mantención de los
religiosos en los días de Santo Domingo (8 de agosto), Santo Tomás (21 de diciembre) y
Jueves Santo (la fecha varía entre marzo y abril), de todos los años que corrieren desde el
presente año de 1767. Si no cumpliere el acuerdo pagaría 20 pesos en cada uno de los 3 días
de cada año. Se obligaba el convento que no le quitaría las lagunas para dárselas a otra persona
y si así sucediere tendría que darle facilidades de pesca en otro lugar privilegiado.
Ambrosio Romero aceptó y Juan Antonio García, como su fiador y llano pagador, hizo suya
la deuda y negocio ajeno. Sin que para el cumplimiento de dicha paga no se aproveche el decir
o dejar que no hay aquel pescado suficiente para el entero de lo que se necesitase en los días
señalados por no haber hecho la respectiva pesca.
En las dos imágenes podemos apreciar las lagunas formadas en el extremo de La Punta
(Callao), y con certeza, de dos de ellas se refieren los contratos que en esta oportunidad
comentamos.
Si las lagunas se encontrarían embarazadas con otros, es decir, que personas ajenas a
este trato entrasen a pescar impidiendo que Ambrosio Romero pueda realizar la actividad, tenía
todo el derecho, en virtud de la facultad del prior de Santo Domingo, de poder expeler o botar a
los que se hubieren introducido sin el título de esta escritura. Por ello, no le quedaría ningún
recurso para dejar de pagar dicha pensión. Al parecer se cumplió el acuerdo. Ambrosio dijo no
saber firmar y lo firmó un testigo por su nombre. Estas lagunas se formaron por la cantidad de
agua que traía el río Rímac e inundaba las inmediaciones del Real Felipe, desde fines de año
hasta los meses de marzo a mayo en que seguía bajando agua en mayor proporción por el cauce
del río Rímac y, luego de rebalsar las acequias que distribuían el agua a las haciendas o chacras
del Callao. Por ello, la pesca debió ser de camarones y pejerrey3.
3 Dato proporcionado por Alexander Ortegal, en base a una conversación y su recuerdo de haber consultado
expedientes sobre el tema en los archivos nacionales.
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Hacia 17824, los pescadores del común del pueblo de San Pedro del Chorrillo dieron su
poder que se requería a Alberto Chosop5, procurador de los naturales para que en su nombre
los represente, siga y prosiga la causa iniciada con los armadores del puerto del Callao, sobre el
impedimento que les ponen para que no pesquen en aquellas inmediaciones. Se le pedía utilizar
todos los recursos legales para la defensa de los naturales de Chorrillos. Años posteriores, se
logra abrir el mar a los pescadores de otros grupos sociales.
En 1786, tenemos el caso de Manuel Veas, quien abandonó la idea de emprender una
empresa para la venta de pescado. Personaje que simplemente desaparece sin que se intente
continuar el proyecto (Flores Galindo 1981:160-161). Tal vez, las órdenes religiosas y los
comerciantes alrededor del Tribunal del Consulado o los miembros del Cabildo limeño impidieron
que se formen comunidades pesqueras y comercializadoras. Las actividades agrícolas y, la
necesidad de controlar la mano de obra, debieron impedir el desplazamiento masivo hacia la
pesquera. A pesar de ello ya he demostrado qué a inicios del siglo XVII, el cacique de Colán, don
Luis de Colán6, llegó a Lima para acordar enviar desde Piura, tollo para Semana Santa.
Finalmente, las fiestas religiosas debieron ser motivo para que se active el negocio de la
comercialización de pescado en las fechas de prohibiciones del consumo de carnes rojas de la
ciudad de Lima del siglo XVIII.
FUENTES PRIMARIAS
BIBLIOGRAFÍA
FLORES GALINDO, Alberto. (1981). La pesca y los pescadores en la Costa Central (s.
XVIII). Histórica, V (2): pp. 159-165.
4 Fuente: AGN., Protocolo Notarial No. 1087. Escribano Manuel de Udias. Años 1776-99, folio 547.
5 El procurador de naturales, Alberto Chosop, merece que se le haga una investigación profunda, una tesis, sobre
su actuación en defensa de la población indígena de Lima y como maestro botonero de la segunda mitad del siglo
XVIII, su papel en la economía del virreinato. Teresa Vergara (2013), tiene un estudio bien avanzado de este
personaje.
6 Raúl Adanaqué, 1993.
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ADANAQUÉ VELASQUÉZ, Raúl: “El arrendamiento de las lagunas del Callao por los
Dominicos: 1728*1767”.
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
ARTÍCULO
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. ORIGINAL
Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
Resumen
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 17- 66 / ISSN: 2221-7819
Abstract
The peasant community of Otec is one of the furthest from the province of Huaral,
located in the sub-basin of the Huataya River in the district of Ihuarí. To this day it
maintains many of its ancient cultural manifestations, with a rich and varied
archaeological heritage that in late pre-Hispanic periods corresponded to the
development of a local sociopolitical formation, known as the Iguarí culture, which
developed throughout this sub-basin. On this occasion we present the results of the
archaeological prospecting investigations carried out in the area of this peasant
community, which has made it possible for the first time to know the cultural and
archaeological importance of this territory. A total of 24 archaeological sites of different
types and functions have been identified, which generally present a fair state of
conservation. However, there are some sites that, due to their characteristics and good
state of conservation, have a high potential for future management and enhancement
work.
INTRODUCCIÓN
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
ANTECEDENTES DE ESTUDIOS
Aunque es verdad que los distritos de alta montaña en la provincia de Huaral han sido objeto
de muy pocas investigaciones en diversos campos científicos, el distrito de Ihuarí en particular
carece de investigaciones publicadas tanto en arqueología como en otras ciencias sociales.
Como resultado, el conocimiento acumulado sobre las estructuras socio- políticas que ocuparon
este territorio durante los periodos prehispánicos aún es desconocido.
Para obtener una mejor comprensión del distrito de Ihuarí durante los periodos
prehispánicos, sería necesario realizar investigaciones arqueológicas y estudios
interdisciplinarios que aborden tanto la ocupación humana como el contexto ambiental de la
zona. Estas investigaciones podrían proporcionar información valiosa para completar el
conocimiento actualmente limitado sobre la historia ancestral de esta región en particular. Esto
permitirá promover la realización de investigaciones arqueológicas y estudios interdisciplinarios
que aborden tanto la ocupación humana dentro de esta área y comunidades colindantes al centro
poblado mencionado
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
Por otro lado, la comunidad campesina de Otec conserva fuertes lazos con su patrimonio
cultural y tradiciones. La música y la danza folclórica son elementos importantes en las
celebraciones y festividades comunitarias. Los trajes típicos, con colores vibrantes y diseños
simbólicos, son usados con orgullo durante estas ocasiones especiales, según lo dicho por los
Otecanos, existe una danza única que es representada únicamente por varones en el cual
veneran al agua. La comunidad campesina de Otec también se esfuerza por preservar y proteger
su entorno natural. Muchas de sus prácticas agrícolas están en armonía con la naturaleza,
evitando el uso excesivo de pesticidas y promoviendo la conservación de los recursos naturales.
Las montañas cercanas a Otec ofrecen una vista panorámica espectacular, con picos
nevados y una vegetación exuberante. La altitud varía en la zona, con alturas que oscilan entre
los 2,500 y los 4,000 metros sobre el nivel del mar. Esta ubicación en las alturas andinas
proporciona un clima fresco y una variedad de microclimas que influyen en la diversidad de la
flora y fauna de la región.
MATERIALES Y MÉTODOS
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 17- 66 / ISSN: 2221-7819
Este sitio arqueológico se encuentra ubicado en la ladera del cerro Cauchucoto, el cual se
localiza geográficamente en la margen derecha del río Ocopampa, a unos 3348 m.s.n.m, en las
coordenadas UTM: 0291030E, 8762505N. Se encuentra al Sur y a unos 1.54 km de la comunidad
de Otec. La ladera se caracteriza por tener una topografía de pendiente fuerte con afloramiento
rocoso, con vegetación arbustiva y herbácea.
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
2.- Cuchuhuajana
El sitio arqueológico está ubicado en el poblado de Otec, distrito de Ihuarí, provincia de
Huaral. Geográficamente, se encuentra en la cima del cerro Cuchuhuajana, a unos 3442
m.s.n.m., con coordenadas UTM: 290647E y 8762205N, encontrándose al sureste de la
comunidad de Otec a unos 1.99 km. En la parte alta del cerro, se identifica un muro perimétrico
que rodea un área elíptica, hacia el lado oeste se aprecia una estructura rectangular moderna.
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 17- 66 / ISSN: 2221-7819
Hay un pircado moderno de 2.70 m de largo, 1.75 m de ancho (espacio interno) y una altura
de 0.85 m. El pircado moderno presenta una técnica constructiva de muros con mampostería
ordinaria de acabado tosco. No presenta mortero y está construido a base de piedras angulosas
recogidas del campo. El acabado del paramento es irregular; y no está de forma acarreada.
Posee un vano de acceso orientado al norte de 0.80 m de ancho y una altura de 0.60 m.
Figura 10 (izquierda): vista lateral de oeste a este del paramento (pircado moderno). Figura
11 (derecha): Vista panorámica del pircado moderno.
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
Hay un muro perimétrico que rodea un espacio elíptico de 15.90 m. de largo (sur-norte) y
7.40 m. de ancho (oeste- este). El espacio está cubierto de abundante vegetación herbácea. En
la superficie se han encontrado fragmentos de cerámica utilitaria, presenta engobe de color
naranja y marrón; un fragmento presenta superficie interna de color negro y en la parte exterior
es de color naranja. El muro perimétrico tiene un ancho de entre 0.50 a 0.70 m. y tiene una altura
máxima de 1.29 m.
El muro que rodea el espacio es rústico de pircado doble, construido a base de piedras
angulosas recogidas del campo; sobre los muros ha crecido abundante vegetación arbustiva
(espinosa) y herbácea que rodea todo el espacio. Hacia el noreste, por la cima del cerro, se han
identificado dos huancas; se muestran fuera del espacio cercado por el muro perimétrico, la
huanca más próxima está a unos 14 m. de distancia y la otra huanca está a unos 24.40 m. de
distancia. Estas dos huancas se encuentran en una superficie ligeramente inclinada, sin
embargo, se encuentran en el espacio de la cima del cerro; la superficie está llena de vegetación
(pastizales). Huanca 1: presenta una planta rectangular de 0.75 x 0.40 m y una altura de 0.58
m.; y la huanca 2 presenta una planta rectangular irregular de 0.26 m. x 0.30 m. y altura de 0.34
m.
Figuras 13, 14 y 15: Vista panorámica de la huanca más próxima y distante al muro perimétrico
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 17- 66 / ISSN: 2221-7819
Figura 16:
Vista de
este a oeste
del muro
perimétrico.
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
Desde el sitio se tiene una amplia vista hacia la comunidad de Huachinga y al valle del río
Ocopampa. En cuanto a la filiación cronológica corresponde al Periodo Intermedio Tardío, el
estado de conservación es pésimo y para llegar al sitio se tiene que ir por un camino de herradura
accidentado, teniendo un acceso ligeramente complicado.
El sitio se emplaza a una altura de 3263 msnm; según lo visto en Google Earth el canal se
extiende desde Otec hacia campos de cultivo en la ladera sur del cerro Cauchucoto
extendiéndose por 1.6 kilómetros y se ubica en el punto UTM: 291363E y 8762960N 18L.
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Figura 20: Vista panorámica del canal; imagen superior: contrario a dirección a Otec NE-SW,
imagen inferior: dirección a Otec SW-NE
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
La tierra de la ladera socavada es usada como soporte del muro externo. En las partes con
mayor pendiente se ha realizado la construcción de un muro de contención de piedras canteada
en la técnica de mampostería ordinaria con rellenos de champas o restos orgánicos como
mortero.
El muro de contención exterior está construido de doble hilera, variando su ancho de 0.80
a 0.90 metros y una altura de 0.20 a 1.40 metros, dependiendo de la inclinación de la pendiente.
El cauce del canal tiene un promedio de 0.80 metros de ancho y 0.40 metros de profundidad
aproximadamente.
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 17- 66 / ISSN: 2221-7819
Figuras 23 y 24: Muro de contención emplazado en la parte más empinada, detalles del muro, uso
de la piedra y mortero.
Este sitio arqueológico se localiza geográficamente en la cima del cerro Ucacoto a unos
4281 m.s.n.m., en las coordenadas UTM: 0292702N y 8766973E. Políticamente, se encuentra
ubicado en el centro poblado de Otec, distrito de Ihuarí, provincia de Huaral en el departamento
de Lima. Este sitio arqueológico se caracteriza por tener 29 recintos, un mirador y patios, todos
estos están divididos en 5 sectores, los que se encuentran interrelacionados entre sí por su
cercanía y asociación.
Sector A: Se emplaza sobre un terreno semi plano rodeado por afloramientos rocosos,
conformado por 2 recintos hacia el lado este del sector. Estos recintos son alargados y de forma
elíptica, teniendo extremos curvos y lados alargados. Estos dos recintos están adosados y se
encuentra un muro central para dividir estos dos espacios. El material constructivo consta de
piedras canteadas unidas con mortero de barro, pero se ha perdido producto de la erosión pluvial
(acción de la lluvia). A su vez, hay presencia abundante de vegetación arbustiva exterior e interior
de los 2 recintos. No se observa materiales culturales muebles en la superficie del terreno o al
interior de los recintos.
El vano de acceso de los recintos está orientado al lado este, sin embargo, no se logra
apreciar por el derrumbe de los muros. Respecto a las dimensiones de los muros presenta una
cabecera promedia de 0.50 metros. El primer recinto presenta un largo de 5.60 metros, el ancho
es de 2.90 metros y la altura máxima no se puede determinar debido al colapso, ya que la mayor
parte de las piedras canteadas se han colapsado al interior y exterior del recinto. Respecto al
recinto 2, las dimensiones que presenta son: un largo de 4.30 m, ancho de 2.60 m y una altura
máxima de 0.50 m. No se han identificado elementos arquitectónicos complementarios como
banquetas o nichos al interior de los recintos; tampoco se ha identificado patios externos a los
recintos.
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
Figura 25: Recinto 1 respecto al sector A en el cual se puede apreciar el colapso y el adosamiento
con el recinto 2.
Figura 26: Recinto 2 en el cual se muestra el estado actual de este y el colapso a través de las
piedras que se encuentran al interior.
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Sector B: Está ubicado hacia el lado oeste del sector A. Se halla un muro perimétrico que,
probablemente, se trate de un mirador defensivo. Este se encuentra a 4289 m.s.n.m y en las
coordenadas UTM: 292709N y 8766969E. El material constructivo son piedras canteadas con
rellenos de cascajo (piedras pequeñas) en la parte central, formando un muro perimetral de doble
hilera. Las dimensiones que presenta este muro perimétrico son: un largo de 6.50 metros, ancho
de 0.80 metros y una altura máxima de un metro.
Figura 28: Recinto en el cual se presenta el vano de acceso y a su vez el adosado hacia el
afloramiento rocoso.
Sector C: Está ubicado al lado este respecto al sector A, a una altitud de 4289 m.s.n.m y
en las coordenadas UTM: 292692N y 8766987E. Se identifica 5 recintos de formas irregulares y
cuadrangulares con esquinas curvas. Algunos de estos recintos se encuentran adosados al
afloramiento rocoso, que ayuda a completar el contorno del recinto. El material y la técnica
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
constructiva es similar al recinto 1; sin embargo, lo que más se usa son piedras de gran tamaño.
Los vanos de acceso no tienen una orientación definida, ya que varían, algunos se encuentran
al norte y otros al este.
Figura 29: Recinto en la parte baja del sector en el cual se adosa hacia
el afloramiento rocoso.
Sector D: Se ubica al lado oeste con respecto al sector B, está emplazado sobre una ladera
de fuerte pendiente, y se localiza a 4275 m.s.n.m y en las coordenadas UTM: 292673N y
8766986E. En este sector se identifican 4 recintos que presentan como material constructivo de
piedras canteadas entre pequeñas y grandes y en algunas se usan enormes bloques de piedras.
Este mismo material se usa para los muros de contención que ayudan a aterrazar la ladera. Los
vanos de acceso no presentan una orientación igual entre recintos o no se puede precisar debido
al colapso de estos. Los materiales son piedras alargadas que se usan como jambas de acceso
y que presentan una altura de 0.60 metros y un ancho de vano de 0.55 metros.
El recinto más grande ha sido emplazado en un terreno rocoso que previamente ha sido
nivelado. Este se caracteriza por ser una estructura cuadrangular con esquinas curvas que
presenta un acceso al lado sur. Presenta un largo de 4.40 metros, ancho de 4.20 metros, altura
máxima de 1.10 metros y una dimensión del muro de 0.60 metros de ancho. El recinto más
pequeño se trata de una estructura de forma alargada e irregular en el cual la orientación del
vano de acceso no es precisa. Esta presenta un largo de 5.30 m y un ancho de 2.20 m.
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Figura 32: Recinto más grande a partir de una vista cenital de este.
Figura 33: Recinto con mejor estado de conservación que demuestra el vano de acceso y la forma
morfología globular.
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Sector E: Se encuentra emplazado sobre una pendiente suave, ubicado al lado sureste
respecto al sector A. Se localiza a 4284 m.s.n.m y en las coordenadas UTM: 292682N y
2766931E. Se hallaron 18 recintos irregulares que presentan entre secciones de muro rectas y
curvas. Las estructuras presentan formas entre: ovoide, rectangular y elíptica principalmente. A
su vez se identifican 4 patios asociados a los recintos que, en algunos casos, también están
unidos por pasadizos. Respecto a los vanos de acceso van a tener una orientación variada o en
función a los patios como punto de conexión. El material constructivo se trata de piedras
canteadas de diferentes tamaños y una técnica constructiva donde, probablemente, hubo uso
del mortero, pero este se encuentra deteriorado por la erosión pluvial. El recinto en mejor estado
de conservación, tiene los muros de un acabado tosco en el cual se colocan las piedras
canteadas de múltiples tamaños y de manera irregular, que se superponen al afloramiento
rocoso. Las dimensiones son: un largo de 3.20 metros, ancho de 2.50 metros, una altura máxima
de 1.50 metros y el ancho promedio del muro es de 0.60 metros. El patio en mejor estado de
conservación presenta como dimensiones: un largo de 14.10 metros y un ancho de 5.70 metros.
Figura 34: Vista panorámica de sur a norte de la afectación del camino por la construcción de la
carretera, nótese la línea amarilla como proyección del camino.
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Este camino se encuentra extendido en la ladera de los cerros, tiene un recorrido que va
desde Otec hacia el Caserío de Yancao, en todo el tramo se aprecia calzadas de tierra, otras
que tienen escalones, muros laterales y de contención. El primer punto de registro fue tomado
en las coordenadas UTM: 291026E y 8765628N, a 3615 m.s.n.m., por lo cual se ubicaría en la
región Suni, según Pulgar Vidal. En ese punto se puede observar que el camino se encuentra
cubierto por vegetación, así como también tiene un corte por la carretera. Además desde ese
punto hacia Yancao se observa que ha quedado en desuso por la abundante vegetación que
cubre la calzada, así como también hay tramos que presentan muros laterales de piedras
labradas con mampostería ordinaria, que están ubicados hacia la pendiente. El estado de
conservación es malo, ya que en el tramo en algunas secciones está cubierto por vegetación,
incluso hay afectación por la erosión pluvial.
El segundo punto fue tomado en las coordenadas UTM: 291086E y 8765266N. En este
punto se puede apreciar una zona de afectación en la cual se observa un deslizamiento de
piedras cortadas que habría sido provocado por la construcción de la carretera, así como también
se identifica un corte de la roca madre para construir la calzada, esta tiene unos 2.40 m de ancho
aproximadamente.
Figura 35: Vista de sur a norte de la afectación del camino por la construcción de la carretera. La
flecha roja indica el paso de la vía moderna cortando el camino.
Por último, el tercer punto fue ubicado en coordenadas UTM: 291177E y 8764156N, donde
se observa un muro de contención de piedras canteadas unidas con mampostería ordinaria de
una sola hilera que está ubicado en la zona del talud, así como también una calzada que se
encuentra cubierta de vegetación. Tiene un ancho de 2 metros aproximadamente, así como
también se aprecia que hacia la parte del cerro solo se tiene el talud del corte que se realizó para
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6.- Huancancoy
Presenta un muro de una sola hilera, construido a base de piedras angulosas y de campo.
La técnica constructiva del muro consta de piedras canteadas que se adosan a la pared vertical
de un afloramiento rocoso y tiene una forma triangular de acabado rústico. Este muro está
asociado a una abertura triangular del afloramiento rocoso. La altura del muro llega hasta la base
de la abertura triangular y se extiende por toda la extensión del afloramiento rocoso. El ancho del
muro tiene entre 0.50 a 0.60 metros, su altura máxima es de 0.40 metros y su altura mínima mide
1.10 metros. El muro mide 10.10 metros de largo.
Al pie del muro, a la altura de la abertura triangular, hay una especie de nicho triangular,
formado naturalmente; pero que, posiblemente, le hayan dado alguna significancia social desde
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
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un punto de vista ceremonial; se tiene un pequeño muro, a manera de una banqueta, esta
funcionaría para poder acceder a la abertura triangular. Esta banqueta mide 2 m de largo, 0.60
m de ancho y 0.60 de altura.
A la parte posterior del afloramiento rocoso, lado noreste, está asociado a un corral
moderno; construido a base de piedras de campo, con la técnica constructiva del pircado en seco
y de una sola hilera. Hacia el lado noroeste hay una estructura rectangular moderna, con lados
curvos; el material constructivo es de piedras angulosas de campo, construido con la técnica del
pircado al seco, de muro doble. En cuanto la filiación cronológica se desconoce, aunque es
prehispánico. El estado de conservación es pésimo y para llegar al sitio se tiene que ir por un
camino de herradura accidentado proveniente desde Otec, teniendo un acceso sencillo.
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El panorama del lugar denota un sitio ganadero, en temporadas de lluvia hay pocas
personas recorriendo por el lugar, en contraste, en época seca este lugar es locación de ganado
bovino debido a la geografía plana y llena de pastos; cerca al sitio los abrigos rocosos son
propicios para la crianza de ganado caprino.
Figura 38: Vista desde el sitio Machays de Huancoy, dirección NW- SE, valle del río Ocupampa, en
el centro de la imagen el pueblo de Huachinga.
Machay 1: Está ubicado al pie de un farallón que pertenece a la cumbre del cerro
Huancacoy, ubicado en el punto UTM: 290167E, 8761951N 18L, a 3475. m.s.n.m. La morfología
del farallón hace que presente una concavidad propicia para refugiarse en algunas secciones de
las inclemencias de la lluvia. Es en estas cavidades donde se encontraron 2 recintos orientados
hacia el noreste. Los recintos están construidos por muros circulares adosados a la pared rocosa,
está construido con piedras angulosas grandes y pequeñas adosados, dando como resultado un
espacio semicircular, posiblemente estas estructuras fueron usadas como espacios funerarios.
El recinto mayor mide 2.20 metros por 1.60 metros, formando una especie de “D”, teniendo
al afloramiento rocoso como pared interna. El muro mejor conservado tiene una altura de 0.50
metros y un ancho de 0.40 metros y sus piedras angulosas están unidas por una especie de
mortero arcilloso. En el recinto menor está en un abrigo rocoso como una especie de gruta. Se
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puede observar solo la cabecera de muro con un ancho de 0.30 metros, su estado de
conservación es pésimo; tiene un diámetro de 1.20 metros. Al igual que en el recinto mayor, el
ganado caprino y las herbáceas afectaron al lugar.
Figuras 39 y 40: Vista lateral de los dos recintos, para esta imagen se limpió el lugar para una
mejor visualización de la superficie.
Machay 2: Está ubicado en la misma base del farallón del Machay 1, ubicado a
aproximadamente 10 metros de distancia del Machay 1, en el punto UTM: 290171E, 8761948N
18L y a 3476 m.s.n.m. El abrigo rocoso le da la particularidad de tener una concavidad en la roca
que se orienta apuntando hacia el noroeste, también fue afectado por las herbáceas y el estiércol
del ganado caprino. Este recinto en particular es de difícil acceso, debido a las formaciones
rocosas y a la vegetación espinosa que hay en el lugar. Solo se puede apreciar la cabecera de
muro hecha de piedras angulosas que en su tiempo estuvo adosada a la afloración rocosa, con
un ancho de muro de 0.30 metros. El recinto registra un ancho de 0.70 metros y una profundidad
de 0.90 metros. El sitio corresponde al Periodo Intermedio Tardío, tratándose de un área
doméstica relacionada con el pastoreo.
Este sitio se localiza geográficamente en la cima del cerro o apu Huacancoy. Presenta una
altitud de 3516 m.s.n.m y con coordenadas UTM: 290176N y 8761882E. En este sitio se hallan
múltiples estructuras que, probablemente, corresponden a un solo periodo de ocupación. El
estado actual en el cual se encuentra está cubierto por vegetación arbustiva y herbácea que se
refiere a pastos naturales. La primera estructura se define con una forma cuadrangular ubicada
al lado sur del espacio alargado, y este presenta 2 niveles constructivos. El material y la técnica
constructiva son en base a piedra angulosas unidas con mortero de barro (se trata de una
mampostería ordinaria donde el paramento presenta un acabado tosco). Las dimensiones de
esta estructura son: En el primer nivel se presenta un largo de 2.35 metros, ancho de 2.15 metros
y una altura máxima de 0.40 metros. En el segundo nivel se presenta un largo de 1.70 metros,
ancho de 1.46 metros y una altura máxima de 0.50 metros. La parte superior de esta estructura
está cubierta de piedras angulosas de manera desordenada.
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Figura 41: Recinto de Machay 2, por lo inaccesible del terreno no se puede conseguir una toma
mejor del sitio.
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la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
Figura 44: Recinto doméstico en el cual se encuentra el adosamiento al afloramiento rocoso que
se encuentra en la parte izquierda.
La cuarta estructura se encuentra sobre una pendiente regular hacia el lado oeste. Esta se
localiza al lado norte respecto a la estructura de dos niveles y va a estar emplazada sobre la
cima baja del cerro Huancacoy que va a estar apartada de este primer conjunto y está
conformada de la estructura trunca y los dos muros perimetrales. Ubicada según coordenadas
UTM: 290452N y 876629E. Acá se va a identificar una estructura probablemente doméstica, la
cual está cubierta por vegetación arbustiva que imposibilita identificar la forma de la planta. El
material y técnica constructiva es una mampostería ordinaria de piedras angulosas canteadas
de diferentes tamaños; con un ancho de 0.55 metros, altura máxima de 0.60 metros y el largo es
indeterminado por la vegetación presente. A su vez estos muros se adosan al afloramiento
rocoso que cierra el espacio que conforma el recinto.
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El sitio está conformado por un sitio doméstico del Periodo Intermedio tardío, en regular
estado de conservación.
Figura 45: Muro perimetral que rodea la ladera en la cual se denota el material y técnica
constructiva.
9.- Takray
Este sitio, conformado por un área funeraria del Periodo Intermedio Tardío, está ubicado
geográficamente en la margen izquierda de la quebrada “Takray” con coordenadas UTM
290701E y 8762843N, a 3238 m.s.n.m. Se encuentra emplazado en medio de abrigos rocosos
poco profundos, en laderas donde el espacio es casi inaccesible por la pendiente del cerro que
se encuentra a unos 5 metros del cauce de la quebrada.
En este lugar, se han identificado dos abrigos donde según nuestro guía, el señor Urbano,
habría presenciado restos óseos humanos. Como materiales asociados a estos machay se tiene
un tronco de madera que no es común encontrarlo entre la vegetación presente; asimismo los
machay se encuentran en mal estado de conservación, ya que han sido totalmente disturbados.
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Figura 46: Vista E-W de la ladera con los abrigos rocosos. La flecha roja indica el abrigo rocoso
grande, flecha azul indica el segundo abrigo rocoso más pequeño, sin embargo, este último no se
aprecia en la imagen por el ángulo de la fotografía.
Figura 47 (izquierda): Vista de este a oeste en detalle del machay grande. Figura 48 (derecha): Vista
de este a oeste del machay con restos óseos.
El abrigo más pequeño tiene 0.80 metros de profundidad, 0.90 metros de ancho y 0.60
metros de altura, en el cual se encontraron 2 restos óseos de la parte de la clavícula y una
vértebra de un niño. Este machay se encuentra en mal estado de conservación, ya que habría
sido huaqueado y se encuentra cubierto de vegetación.
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El sitio se ubica muy cerca al centro poblado de Otec. Geográficamente se ubica en la cima
del cerro Otec en el Divortium aquarium del río Ocupampa y el río Ihuari. El lugar es de muy fácil
accesibilidad, para llegar al lugar basta una caminata a pie por un camino, pudiendo llegar en 10
minutos del pueblo de Otec, aproximadamente a unos 350 metros de distancia.
La vista del lugar da a un bosque de eucaliptos que se emplaza por la cima del cerro Otec,
según lo relatado por las personas de la localidad en este lugar existían “casas de los antiguos”,
construcciones antiguas, que fueron desmontadas para la construcción del pueblo actual de Otec
y para la construcción de corrales de animales. Actualmente en el lugar apenas se pueden
encontrar rastros de las estructuras.
Figura 50 (izquierda): Imagen del sitio dirección SW-NE, se puede apreciar la cabeza de muro que
pudo haber existido, sin embargo, la vegetación dificulta esta tarea. Figura 51 (derecha): Vano
encontrado, nótese la galería colapsada. Foto tomada en dirección NW-SE.
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El sitio se emplaza a 3353 m.s.n.m., sobre la lomada de una pequeña colina con
coordenadas 291626E 8763629N 18L. Consta de una estructura hecha de piedras canteadas
que según los pobladores servía para colocar una cruz en una especie de pirámide trunca con 3
plataformas. La primera plataforma tiene un área de 3.50 x 3.50 metros y una altura de 1 metro
en la parte más alta, la segunda plataforma es de un área de 2.60 x 2.60 metros y la tercera
plataforma tiene un área de 2 x 2 metros de área y 0.35 metros de altura. En el lado suroeste se
encuentra un vano trapezoidal de 0.50 metros de alto, 0.45 metros de ancho en el umbral y 0.35
metros en el dintel. Este vano se conecta por una especie de galería con el otro lado noroeste
de la estructura; no obstante, esta galería está colapsada
El sitio tiene un muro perimetral, el cual solo conserva la cabecera del muro cubierta de
vegetación que no permite visualizar la superficie del lugar y los materiales asociados.
Figuras 52 y 53: Imagen del sitio cerro Otec (izquierda) y del sitio 8, Cima del cerro Huancacoy
(derecha). Nótese las similitudes de las dos estructuras, ambas, ubicadas en lo más alto de sus
cimas.
Se trata de dos segmentos de camino prehispánico, ubicados en la margen derecha del río
Kimpar a una altitud de entre 3357 msnm y 3552 msnm respectivamente. Está ubicado en el
departamento de Lima en la provincia de Huaral, distrito de Ihuari, en la comunidad campesina
de Otec. La ubicación UTM es:
● Primer segmento: 18L 290823.289 E - 8762168.929 N
● Segundo segmento: 18L 290722.19 E - 8762103.94 N
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Se encuentra ubicado geográficamente en la margen derecha del río Seco de Ihuari, a una
altitud de 3250 msnm. Ubicado en el departamento de Lima en la provincia de Huaral, distrito de
Ihuari en el centro poblado de Otec. Se localiza en las coordenadas UTM: 18L 288712.574 E –
8760328N. Para acceder desde de Otec, se sigue un camino hacia el oeste de la comunidad
campesina el cual es accidentado, hasta llegar al cerro Ataquipa.
Sector A: Está compuesto por dos recintos rectangulares con un largo de 2.12 m y un
ancho de 3.34 m, con esquinas rectas y la construcción está compuesta por piedras canteadas
medianas unidas con argamasa. Posee muros con doble hilera, estos recintos eran usados
probablemente cómo recintos domésticos.
Sector B: Se aprecian aterrazamientos sobre los que se encuentran recintos en mal estado
de conservación y solo se observa algunas de sus bases. Estos están construidos a base de
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piedras canteadas de forma rectangular con caras planas al interior y cuenta con un largo de
1.75 m. Este sector cuenta con tres recintos y se encuentran hacia el oeste a 6 m aprox. de los
recintos del sector A.
El sitio fue ocupado durante el Periodo Intermedio Tardío. Se trata de un pequeño centro
poblado. No se encontró ningún tipo de material cultural mueble. El sitio se encontraba en mal
estado de conservación con presencia de vegetación que cubría la vista y con ganadería
moderna que destruyó los recintos, solo se observó la base y un poco de los muros de los
recintos.
13.- Willkacoto
Ubicado en la margen derecha del río Ahuashuarco, a una altitud de 3676 msnm. El sitio
se encuentra en la cumbre del cerro Willkacoto, emplazado sobre la cima y la ladera del cerro.
Se localiza en las coordenadas UTM: 18L 292304 E, 8764850 N. Para llegar al sitio que se
encuentra al este de la comunidad campesina de Otec se sigue la carretera que se dirige a la
piscigranja Jato Viejo, luego hacia el oeste por el camino de herradura hacia el sitio. La distancia
a pie desde la salida de la comunidad de Otec hasta el sitio tiene un promedio de 2h 30 min.
El sitio data del Periodo Intermedio Tardío. En la superficie del sitio se encontró fragmentos
de cerámica la cual se encontraba dispersa por todo el sitio. También, se vio la presencia de la
vegetación que cubría los recintos, excremento del ganado bovino y hongos que se podía ver en
todos los recintos. El sitio se encontraba en mal estado de conservación, se vio presencia de
maleza que cubría la mayor parte de los recintos, así como también espinas y vizcaínos. El
excremento del ganado bovino que se vio en todo el sitio nos muestra la presencia de estos
animales hasta estas zonas, al transitar por los recintos afectaron los muros.
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Figura 58 (izquierda): Vista de un recinto rectangular del sitio de Huillcacoto. Figura 59 (derecha):
fragmento cerámico de estilo Quillahuaca.
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14.- Sacracancha
15.- Turunpaco I
El sitio se encuentra situado en la margen derecha del río Ahuashuarco, con una altitud de
3511 msnm, al noreste del pueblo de Otec. Su localización es en las coordenadas UTM: 18L
290954E, 8764644N. Para llegar al sitio se pasa siguiendo la carretera que se dirige hacia
Yancao que se encuentra al noreste del pueblo de Otec, se transcurre una caminata de una hora
siguiendo el camino de la carretera hacia Yancao.
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16.- Turunpaco II
El sitio se encuentra situado en la margen derecha del río Ahuashuarco, con una altitud de
3526 msnm. Se localiza en las coordenadas UTM: 290944E, 8764681N. Para llegar al sitio se
pasa siguiendo la carretera que se dirige hacia Yancao que se encuentra al noreste del pueblo
de Otec, se transcurre una caminata de una hora siguiendo el camino de la carretera hacia
Yancao. Situada en la cima del cerro Turunpaco al noreste de las chullpas del sitio de Turunpaco
I.
Este sitio está conformado por una estructura aislada ubicada en la cima del cerro
Turunpaco, está construido a base de piedras canteadas unidas con argamasa de barro, el muro
es de doble hilera y se trata de una estructura rectangular sobre la cima de un cerro. Las medidas
de la estructura son de largo 6.10 m, de ancho 4.70 m y cuenta con una altura conservada de
1.70 m al exterior. El sitio corresponde al Periodo Intermedio Tardío.
Figura 66 (izquierda): vista del muro del recinto de Tururpaco II. Figura 67 (derecha): vista del
recinto cubierto de vegetación.
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17.- Antakaka
Está ubicado a 4 km al sur oeste de Otec en el cerro Antakaka, a 3305 msnm. Se encuentra
al sureste del río Hualpalomino, ubicado en la comunidad campesina Santo Domingo de Otec,
distrito de Ihuari, provincia de Huaral, departamento de Lima. Se localiza en las coordenadas
UTM: 289232E, 8760680N. La vía de acceso se encuentra de noreste a suroeste en donde
podemos encontrar senderos y trochas.
El lugar se encuentra en la cima de una colina del cerro Hualpalupina, al noreste podemos
encontrar una trocha que parece estar asociado con el sitio. Asimismo, encontramos estructuras
de formas indeterminada, bases de muro de doble hilera de piedras canteadas sin presencia de
argamasa con un área rectangular cuyo ancho es de 0.50 m y un largo de 1.30 m. También se
pudo observar un muro perimetral de gran extensión que rodea la colina. Se ha encontrado
material cerámico abundante en el sitio, aparentemente se trata de una cerámica doméstica. Las
estructuras se encuentran en un mal estado de conservación afectado por la vegetación
arbustiva, la humedad y la instrucción del ganado.
Figura 68 (izquierda): vista del muro de un recinto cubierto de vegetación. Figura 69 (derecha):
vista de fragmentos de cerámica encontrada en el sitio.
18.- Girish 1
Se observa un recinto de forma circular irregular, este recinto se puede ubicar en la parte
superior de la laguna Girish (ladera alta de la montaña). Este sitio tiene como acceso una
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carretera, al llegar a la laguna y al bordear se puede encontrar el sitio. Hay mucha presencia de
afloramientos rocosos, carece de vegetación arbustiva, hay mucha presencia de vegetación
herbácea. E recinto tiene muros a base de piedras canteadas sin argamasa, las formas son
distintas, las estructuras tienen formas semiovaladas cuyo diámetro es en promedio de 6.30
metros.
19.- Girish 2
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El sitio se encuentra sobre la roca madre cuyas características resaltan al encontrar rocas
de color rojo posiblemente por la presencia de hierro, es un muro de piedra canteada de
dimensiones grandes de una sola hilera de piedra, con presencia de mampostería simple,
asimismo no contiene argamasa.
Ubicado en la ladera media del cerro Antaculpa, asentado sobre roca madre y presencia de
abundantes abrigos rocosos al norte encontramos el río Ucro a una altura de 4157 m.s.n.m. Se
localiza en las coordenadas UTM: 291438E, 8768365N. A este sitio se puede acceder mediante
carreteras afirmadas que parten desde la comunidad de Otec desde el noroeste, hasta cierto
punto en la ladera media del cerro Pucacoto, después de ahí se puede seguir un sendero hasta
una carretera de piedra cerca de la laguna Girish, luego dirigiéndose al noreste de la carretera
está el sitio.
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Se observan las bases de muros de contención, a base de piedras canteadas sin argamasa
edificada para sostener la ladera del cerro Pucacoto; la calzada es parte de la superficie natural,
asimismo, las dimensiones de los muros son de 0.40 metros de alto y 1.20 metros de ancho y el
ancho del camino es de 2.20 metros.
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Ubicado a 4.3 km al noroeste de Otec en la ladera media del cerro Antaculpa a unos 4147
metros. Se encuentra localizado en las coordenadas UTM: 291356E, 8768090N. A este sitio se
puede acceder mediante carreteras de tierra que parten desde la comunidad de Otec desde el
noroeste, hasta cierto punto en la ladera media del cerro Antaculpa, después de ahí se puede
seguir un sendero hasta la una carretera de piedra cerca de la laguna Girish, luego dirigiéndose
al suroeste de la carretera está el sitio
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Ubicado a 4.3 km al noroeste de Otec en la ladera media del cerro Antaculpa, a 4124 msnm.
Se encuentra localizado en las coordenadas UTM: 291089E, 8767985N. A este sitio se puede
acceder mediante carreteras que parten desde la comunidad de Otec desde el Noroeste, hasta
cierto punto en la ladera media del cerro Antaculpa, después se puede seguir un sendero hasta
la una carretera de piedra cerca de la laguna Girish, luego dirigiéndose al suroeste de la carretera
está el sitio, junto a otros sitios posiblemente asociados
Se observa estructuras de muros derruidos de una hilera en plantas semi circulares, para
poder acceder se tiene que pasar al lado de un camino aparentemente prehispánico, está
ubicado en la ladera del cerro Antaculpa y está rodeado de afloramientos rocosos, los muros
miden de largo 0.39 m y 0.14 m de ancho. Encontramos rocas al centro de la estructura
posiblemente parte del muro colapsado. Se trata de un corral prehispánico del Periodo Intermedio
Tardío. No se ha encontrado material alguno sobre la superficie del sitio. El estado de
conservación se encuentra en muy malas condiciones, las estructuras se encuentran derruidas
y es afectado por humedad, vegetación herbácea y ganadería
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
Ubicado a 4.2 km al noroeste de Otec, en la ladera media del cerro Antaculpa asociado
posiblemente con el camino sitio (camino prehispánico) al este de la laguna Girissh con una
altura de 4140 msnm. Se encuentra localizado en las coordenadas UTM: 290971E, 8764682N.
A este sitio se puede acceder mediante carreteras que parten desde la comunidad de Otec desde
el noroeste, hasta cierto punto en la ladera media del cerro Antaculpa, después de ahí se puede
seguir un sendero hasta una carretera de piedra cerca de la laguna Girish, luego dirigiéndose al
suroeste de la carretera está el sitio, junto a otros sitios posiblemente asociados
Se trata de un sitio muy grande con estructuras de piedra que lo rodea como si se tratase
de un muro perimétrico a lo cual posiblemente se trata de un corral, estás estructuras se
caracterizan por estar adosada con la roca madre, las rocas son de tamaño regular a grande,
algunas son piedras canteadas de 0.82 m de alto y 0.20 m de ancho. Se trata de un corral
prehispánico del Periodo Intermedio Tardío. No se ha encontrado material alguno sobre la
superficie del sitio. Se encuentra en regular estado de conservación, se puede apreciar las
estructuras, sin embargo, sigue afectado principalmente por la humedad, vegetación arbustiva y
el pastoreo.
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 17- 66 / ISSN: 2221-7819
Ubicado a 1.5 km al noroeste de Otec, en la ladera media del cerro Turupamco, al noroeste
también tenemos el río Mina y al suroeste tenemos el río Mojón, se encuentra a 3519 msnm. Se
encuentra localizado en las coordenadas UTM: 290960E, 8764704N. A este sitio se puede llegar
mediante carreteras o senderos partiendo desde la comunidad de Otec con dirección noroeste,
está en la cima del cerro Turupamco.
Figura 76 (izquierda): vista del muro de contención del sitio Cerro Turumpaco. Figura 77 (derecha):
Fragmentería cerámica vista en superficie de este sitio.
DISCUSIÓN
Los sitios arqueológicos, que corresponden a centros poblados del Periodo Intermedio
Tardío, presentan recintos o corrales de planta cuadrangular y algunos ovalados, de
mampostería ordinaria y construidos a base de piedras canteadas. Se identificó tres centros
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
Figura 78: Ubicación de sitios arqueológicos de la comunidad campesina de Otec. En azul: áreas
funerarias. En morado: doméstico. En blanco: caminos. En rojo: centros poblados. En verde:
canales. Fuente: Google earth.
poblados del Periodo Intermedio Tardío (Willkacoto, Cerro Ucacoto y Cerro Huancacoy) que
contaban con numerosos recintos, al parecer de uso doméstico, presentaban muros perimétricos
y la disposición de sus recintos es alrededor de patios. En los tres lugares se aprecia una similitud
en la técnica constructiva. En Willkacoto se encontraron cerca de 50 recintos.
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Por otro lado, se tiene los caminos que fueron encontrados, algunos tramos se siguen
usando, pero otros ya se encuentran en mal estado debido al desuso, cubiertos de vegetación o
cortados por las carreteras, estos caminos presentan muros de contención, muros laterales,
algunas escalinatas y se observa que usaron el mismo afloramiento rocoso como calzada.
En cuanto a los abrigos rocosos, la mayoría de estos se encuentran en las laderas de los
cerros de difícil acceso, estos se encuentran en el mismo afloramiento rocoso, de cavidades
semicirculares, lastimosamente todos estos se encuentran disturbados y solo se apreciaron unos
cuantos huesos, como en el abrigo de Takray. Por otro lado, cabe destacar que justamente en
este abrigo, como dato etnográfico, la comunidad presenta cierto respeto, ya que lo consideran
sagrado y maligno, debido a sus creencias que cualquiera que pasa por ese lugar podría darle
el “mal del abuelo”.
CONCLUSIONES
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VAN DALEN, Pieter; NARVAEZ, Darely; y TORRES, Diego: “Inventario del patrimonio arqueológico en
la comunidad campesina de Otec, Ihuarí. Nuevos datos para la comprensión de la cultura Iguarí”.
RECONOCIMIENTOS
BIBLIOGRAFÍA.
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GUTIERREZ BAEZ, Rosa: “El panorama de la arqueología de la provincia de Acomayo en base a las
investigaciones arqueológicas”.
ARTÍCULO ORIGINAL
Resumen
Acomayo es una de las provincias que ha tenido una larga ocupación cultural
representativa desde el periodo lítico hasta la época colonial. Cada periodo cultural
tuvo gran importancia en la arqueología de esta provincia y de la región de Cusco,
porque se han desarrollado una gran diversidad de culturas, desde lo más simple
hasta lo más complejo, donde se han desarrollado grupos étnicos diferenciados. Los
pocos estudios arqueológicos han permitido conocer de manera general las
características de estas sociedades complejas. Así tenemos: sitios del periodo
Precerámico asociado a pinturas rupestres, sitios del Periodo Formativo de influencia
altiplánica, la presencia de las culturas Qotacalli y Wari, el desarrollo de la nación
Qanchis en periodos tardíos y la dominación Inca. Para la Colonia hay también vastas
evidencias arqueológicas como las iglesias, puentes y otras construcciones
arquitectónicas de este periodo. La arqueología de Acomayo nos muestra un
panorama de los procesos arqueológicos de la región altoandina de la región del
Cusco.
Abstract
Acomayo is one of the provinces that has had a long representative cultural occupation
from the lithic period to the colonial era. Each cultural period had great importance in
the archeology of this province and the region of Cusco, because a great diversity of
cultures have developed, from the simplest to the most complex, where differentiated
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ethnic groups have developed. The few archaeological studies have allowed us to
know in a general way the characteristics of these complex societies. Thus we have:
sites from the Preceramic period associated with cave paintings, sites from the
Formative Period of highland influence, the presence of the Qotacalli and Wari
cultures, the development of the Qanchis nation in late periods and Inca domination.
For the colony there is also vast archaeological evidence such as churches, bridges
and other architectural constructions from this period. The archeology of Acomayo
shows us a panorama of the archaeological processes of the high Andean region of
the Cusco region.
INTRODUCCIÓN
Durante nuestra formación universitaria, muchas veces hemos querido aprender más sobre
la arqueología de la provincia de Acomayo, pero nos dimos con la sorpresa de que no existe una
información sistemática. De las pocas investigaciones que se han desarrollado en este territorio
se tiene publicaciones aisladas y de difícil acceso. Es por ello que en este artículo hemos querido
sistematizar la información general y el estado de la cuestión del desarrollo cultural de esta
provincia.
Acomayo es una de las provincias que cuenta con tradiciones culturales y costumbres
variadas que se conmemoran, conocen y practican hasta hoy en día de manera casi cotidiana,
lo cual distingue a sus poblaciones de otras sociedades. Este es el caso de los mitos y las
leyendas que hasta la actualidad están fuertemente arraigados en esta sociedad; como es el
caso de la leyenda Qanchimachu, que aún sigue vivo para las personas y que incluso se sigue
escenificando. Son constantes también las interacciones con otros grupos del Altiplano, tanto en
sus costumbres y tradiciones.
Las pocas fuentes etnográficas y etnohistóricas nos muestran el desarrollo complejo que
se tuvo en este territorio y la importancia con relación a otras sociedades contemporáneas. Esto
se debe a que se han desarrollado sucesos importantes que han permitido entender en la
actualidad muchos aspectos culturales. Existen manuscritos de muchos cronistas que hablan
sobre cómo se desarrollaron las sociedades durante ese tiempo, fuentes etnohistóricas que
muestran datos sobre como en tiempos de la Colonia se han divido por la ley de reducción de
los pueblos, contrastadas con evidencias arqueológicas que muestran ocupaciones desde
periodos iniciales hasta lo colonial. Las fuentes orales también han permitido comprender y
complementar ciertos aspectos que son desconocidos de este proceso cultural. Así como en la
Colonia se han desarrollado hechos históricos de gran importancia durante la revolución de
Tupac Amaru II, en base a las fuentes orales se conoce las hazañas de Tito Qosñipa, gran
caudillo Qanchi que se enfrentó al poder imperial incaico buscando su libertad y de sus pueblos.
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GUTIERREZ BAEZ, Rosa: “El panorama de la arqueología de la provincia de Acomayo en base a las
investigaciones arqueológicas”.
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Además, cuenta con una variedad de recursos turísticos, tradiciones y costumbres como el
circuito de cuatro lagunas, el sitio arqueológico de Waqrapukara, la reserva de vicuñas, danzas,
escenificaciones históricas-culturales (Qanchimachu), entre otras; que se desarrollan por
ejemplo en el distrito de Pomacanchi.
Los cambios climáticos favorables tras la culminación del Pleistoceno, al desarrollo del
hombre hicieron que hacía los 7 mil años A.P. se produzcan profundos cambios sociales que van
a favorecer el sedentarismo con la domesticación de planta y animales. Van a aparecer los
primeros asentamientos complejos con arquitectura monumental en el 5 mill A.P. (Bonavia,
1992). Aunque hasta el momento no se han encontrado sitios arqueológicos del periodo Arcaico,
suponemos que futuras investigaciones van a reportarlos y se podrá conocer más sobre los
patrones de asentamiento de este periodo.
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GUTIERREZ BAEZ, Rosa: “El panorama de la arqueología de la provincia de Acomayo en base a las
investigaciones arqueológicas”.
Figura 2: Ubicación satelital del sitio de Kúllupata, ubicado a orillas de la laguna de Pomacanchi.
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Otras investigaciones (Alegría y Oroz, 1994) permitieron recuperar abundante cerámica del
periodo formativo en K’ullupata, correspondiente a variados estilos, a partir de os cuales se
elaboró una interesante secuencia cerámica para el sitio Callapiña y Oroz. 2014). Existen
también otros estudios sobre análisis de material cerámico Formativo, conocer más sobre la
tecnología y otros patrones culturales como el uso de pigmentos con fines decorativos (Del Solar
y Bustos, 2016).
También tenemos que mencionar el estudio de Luis Cuba (2001) desarrollado en los sitios
arqueológicos de Pampamachay, Qollani, Qespillaqta en el distrito de Sangarará, donde se
encontró ocupación prehispánica temprana y tardía.
Para el Periodo Intermedio Temprano (500 a.C. – 500 d.C.) gran parte del departamento de
Cusco, incluida la provincia Acomayo, estuvo ocupada por poblaciones de agricultores y
ganaderos quienes desarrollaron un estilo de cerámica propio conocido como Qotacalli. Ya
desde el año 200 después de Cristo estas poblaciones de Cusco mantuvieron relaciones
comerciales y culturales con otras regiones como Ayacucho, pues en la región de Lucre se han
encontrado cerámica Qotacalli y Huarpa en asociación (Glowacki y McEwan, 2001, p 40). S en
encuentra en los sitios Arqueológicos de Acomayo, en los del Periodo Formativo (por ejemplo,
Kullupata) abundante fragmentería de estilo Qotacalli en superficie. Esta cerámica se caracteriza
por su engobe crema sobre pasta naranja, presentando en algunos casos cara gollete y
decoración pintada con líneas y figuras geométricas.
El Horizonte Medio en los Andes (500-1000 d.C.) se caracteriza por la expansión del imperio
Wari por gran parte de los Andes desde su capital la ciudad de Wari en Ayacucho. En el Cusco
la presencia estatal Wari aparece desde el 550 d.C. con el establecimiento del centro
administrativo de Pikillaqta (cuenca del río Lucre) Pikillaqta se constituyó en un gran centro
urbano, conformado por barrios de función administrativa, ceremonial y residencial; de trazo
ortogonal y una vigencia de más de 300 años de ocupación (McEwan, 1991).
En el siglo pasado el arqueólogo Sergio Chávez (1984) excavó varios contextos funerarios
del imperio Wari en Pomacanchi, se trata de 20 contextos asociados a 141 piezas de metal, entre
ellas 22 diademas, 34 brazaletes y plumas metálicas. Tupus, entre otros.
Para el Horizonte Medio el sitio de Kullupata fue utilizado como áreas de enterramiento,
donde los huaqueros disturbaron una tumba Huari con cerámica fina y materiales de plata
(Espinoza, 2019, p. 80). Las excavaciones del 2015 dirigidos por Espinoza:
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GUTIERREZ BAEZ, Rosa: “El panorama de la arqueología de la provincia de Acomayo en base a las
investigaciones arqueológicas”.
“…. Se pudo comprobar que los huaqueros habían profanado y destruido la matriz de la
cimentación de estructuras funerarias de Horizonte Medio. . De los contextos arqueológicos
alterados (….) fueron recuperados ceramios, fragmentos de cerámica estilo Chakipampa A
que se deriva del estilo Huarpa, asociados con objetos de metal (cascabeles, diademas,
brazalete), material malacológico (Spondylus prínceps), cuentas de lapizlázuli, sodalita,
turqueza y crisocola” (Ibid).
En este periodo de expansión del imperio Wari la ocupación humana en Kullupata destruyó
los contextos ceremoniales del Formativo, para utilizar estas áreas como zonas de enterramiento.
El contexto funerario 3 excavado el año 2014 corresponde a una tumba Wari, con una cista
circular de 0.90 metros de diámetro y 0.50 metros de profundidad, construido con piedras unidas
con mortero, con la base empedrada con lajas; contiene a un individuo de sexo masculino de 30-
35 años de edad, y otro individuo femenino de 18 años de edad, asociado a una cantimplora con
iconografía de felinos, cuatro botellas pequeñas con cara gollete y un pectoral laminado de cobre
(Ibid, p. 83). Estas piezas metálicas fueron analizadas químicamente, determinando su
composición (Gamarra y Espinoza, 2019).
El Periodo Intermedio Tardío (1000- 1470 d. C.) se inicia luego de la caía del imperio Wari,
caracterizado por la disgregación étnica de múltiples sociedades que van a ocupar territorios de
limitada extensión. La provincia de Acomayo fue el escenario donde se desarrollaron los Qanchis,
sociedad que logró su independencia de los Waris y que se adaptó a este territorio de valles y
puna donde supieron aprovechar sus variados recursos. Los Qanchis se organizaban en ayllus
en cada una de sus parcialidades. (Caballero, 1987)
Los Qanchis se asentaron en las partes altas de los cerros adaptando la geografía del
terreno, la característica de sus construcciones son particulares, presenta estructuras de planta
ovalada, edificadas con piedras canteadas de pequeñas y medianas dimensiones, mampuestas
y unidas con argamasa de barro. En cada sitio de este periodo de observan más de 40 recintos
asociados a terrazas y en algunos casos asociado a corrales de medianas dimensiones. Algunos
de los sitios presentan grandes murallas circundantes. En algunos sitios se encuentra estructuras
rectangulares y cuadrangulares lo que indica reocupación posterior (Incas).
Esta sociedad se desarrolló en una época en donde existían muchos conflictos y guerras
internas con grupos vecinos, es por ello que las características de sus construcciones, con
grandes murallas defensivas, que han permitido resistir ciertos enfrentamientos. Fueron
sociedades dedicadas principalmente a la agricultura y la ganadería. Aprovecharon los diferentes
ecosistemas y recursos naturales para su consumo. Se han encontrado sistemas de andenes
simples asociados a sitios Qanchis, con fines de ampliar la frontera agrícola y también hay
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evidencia de corrales de grandes dimensiones en su mayoría, lo que indica que hubo una vasta
cantidad de animales como camélidos en esos tiempos y que fueron muy aprovechados.
Este grupo estaba organizado por diferentes ayllus que compartían similitudes y coexistían
dentro del mismo ámbito geográfico. Las evidencias arqueológicas halladas demuestran que su
proceso cultural fue complejo. Su cerámica es particular y bien definida, presenta una pasta
delgada de color naranja, decorada con líneas de color marrón en los bordes. Muchos de los
recintos estaban asociados a corrales de grandes dimensiones lo que indica que la crianza de
animales se realizaba al interior de sus áreas domésticas.
No hay una ocupación Inka muy notoria en la provincia de Acomayo, o al menos no se han
realizado investigaciones arqueológicas profundas que evidencien lo contrario. El sitio
arqueológico más representativo es Waqra Pukara, ubicado entre los distritos de Acos y
Pomacanchi en la margen derecha del río Apurímac (Colque, 2005; Dueñas, 2005). Se trata de
un área ceremonial, con dos grandes afloramientos rocosos colindantes, en cuya base se han
edificado plataformas y kallankas en fino estilo Inca, con vanos de doble jamba, observándose
en la parte baja recintos de planta circular que corresponden al Periodo Intermedio Tardío.
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GUTIERREZ BAEZ, Rosa: “El panorama de la arqueología de la provincia de Acomayo en base a las
investigaciones arqueológicas”.
Valdemar Espinoza (2019) menciona cuales fueron los grupos étnicos que se desarrollaron
en la provincia de Acomayo. Hace referencia los Qanchis, de quienes señala: “…. gente pacífica
y razonable sin malicia en sus actos, siempre provechosa para el trabajo, en especial en la
minería de plata y oro. Producían maíz, tenían muchas perdices y abundaban los cóndores. En
sus ríos pescaban infinidad de peces, buenos y sabrosos. En sus pastizales, abundaba el ganado
de llama y alpacas.” (Espinoza, 2019, p.1388). También señala que los Qanchis utilizaban como
distintivo étnico una trenza de color negro que les colgaba hasta la quijada. Define a este grupo
como poblaciones Aymaras (citando al cronista Pedro Pizarro). Para este reconocido historiador,
la dominación incaica de los Qanchis se inició con el inca Wiracocha, siendo luego muy
apreciados por los gobernantes Incas. Sin embargo, se levantaron contra el Cusco aprovechando
la guerra con los Chancas, siendo finalmente derrotados en Combapata (territorio Canas) por
Pachacuteq. Los Incas respetaron la organización sociopolítica de los Qanchis, teniendo sus dos
parcialidades: Urcosuyo y Omasuyo. La primera comprende desde Yanaoca, Pomacanchi,
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Por los alrededores de la laguna de Pomacanchi (lado Norte) se habilitó el Qhapaq Ñam
que se dirigía al Collasuyo, hasta hoy se pueden ver tramos empedrados de fino acabado que
se desplazan por la pampa. Se construyeron tambos asociados a este camino principal como el
tambo de Pomacanchi que formaba parte del sistema de tambos registrados a inicios de la
colonia que se extendían hacia el Collao. En la década pasada el programa Qhapaq Ñam del
Instituto Nacional de Cultura Cusco inició las investigaciones de registro arqueológico en varios
caminos y tramos de la provincia de Acomayo, determinando sus características, recorridos y
tramos (Condori, 2003; Escalante, 2005).
Las crónicas coloniales tempranas hacen pocas referencias sobre el estado de estos
territorios durante el Incanato. Algunos autores señalan que este territorio fue dominado por el
Inca Sinchi Roca: “El segundo Inca Sinchi Roca ganó todo el Collasuyu, Hatun Colla, Puquina
Coila, Pacaxi Quispillacta, Pomacanche, Hatun Conde y Cullana Conde” (Valcarcel, 2015, T. III,
p. 233). Felipe Guamán Poma de Ayala señala que fue el segundo capitán Tupac Amaru Inca,
hijo de Sinchi Roca, quién dominó esta región, con mucha crueldad y destrucción, principalmente
el Pomacanchi, dominando a los Acos (Guamán Poma, 2015, T III, p. 64)
Durante el desarrollo del estado Inka, se construyeron más edificaciones sobre el área
ceremonial de Kullupata, las excavaciones de Espinoza recuperaron dos contextos funerarios
con sus respectivos ajuares (Espinoza, 2019, p. 80). En el sector de Plaza cancha se evidenció
las bases de edificaciones Inkas, en cuyo interior se excavaron los entierros de dos camélidos
tiernos y tres adultos colocados como ofrenda constructiva. El contexto funerario 1 fue excavado
el año 2013, se encontró debajo del piso Inka, presenta una tapa de piedra plana que cubre la
boca de la fosa, que tiene al interior los huesos completos de un individuo masculino de 19-20
años de edad, asociados a cuatro platos, algunos con apéndice zoomorfa, un cuenco pequeño,
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GUTIERREZ BAEZ, Rosa: “El panorama de la arqueología de la provincia de Acomayo en base a las
investigaciones arqueológicas”.
dos tupus de metal y un cántaro globular (Ibid, p. 83). El contexto funerario 2 fue excavado el
2014 con una tumba de 1.20 metros de profundidad, conteniendo restos humanos incompletos
de un hombre de 30-35 años de edad junto a dos platos, dos ollas de base pedestelada, un
cántaro mediano y dos tupus, todo colocado sobre una cama de cantos rodados (Ibid).
CONCLUSIONES
Esta provincia mantuvo relaciones sociales con diferentes regiones desde el periodo
Formativo, con influencia del Altiplano (Pucara) y en el Horizonte Medio con Ayacucho (Wari).
Estas interacciones se ven reflejadas en los estilos cerámicos y arquitectónicos presentes en los
sitios arqueológicos locales, donde aparecen algunos estilos foráneos.
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Héctor Espinoza Martínez: Las relaciones culturales entre las sociedades del Formativo
Tardío con Qotacalli es evidente. Bueno, les explico. Yo tuve la suerte de escuchar las clases del
Dr. Chávez Ballón en los años 1975 y 1976. Él estaba en esa época bastante joven y caminaba
bastante. El enseñaba, no era una persona que agarraba un libro y transmitía, sino que el nos
enseñaba desde sus experiencias en campo. Dentro de ello, nos explicó que el Formativo en el
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GUTIERREZ BAEZ, Rosa: “El panorama de la arqueología de la provincia de Acomayo en base a las
investigaciones arqueológicas”.
valle del Cusco es Marcavalle y Chanapata; que él había descubierto el estilo Marcavalle,
mientras que Chanapata lo descubre Rowe.
Pero él había encontrado también el Formativo en Acomayo, en Pomacanchi, pero era una
expresión muy regional y muy local. Era muy diferente a lo que es el Formativo en el valle de
Cusco. Yo jamás he pensado trabajar en Acomayo, llegué a conocerme con su alumno de
Chávez Ballón el antropólogo Wilber San Román, el era mi jefe y me dice: “Héctor hay tantas
cosas por hacer en Acomayo, en mi tierra yo no puedo investigar, no puedo excavar, pero puedo
conseguir el financiamiento. Trabájalo”. Era mi gran amigo. Me recomendó y fui. Tenia que
revisar mis apuntes de las clases de Chávez Ballón y empecé a investigar por ahí. Así encuentro
pues el Formativo más importante para mí que está en Pomacanchi, es una expresión muy local
y muy diferente. Entonces, eso me entusiasmó mucho.
Gracias a esos objetos le salva la tesis por que en excavación no encuentra casi nada.
Bueno, San Román todo esto lo tenía reservado. Estaba muy delicado de salud antes de que
empiece la pandemia, lo visité y le pregunté si todo es verdad, por que había encontrado cosas
muy extrañas, que me comente para ampliar. Vino y le entreviste y ahí me contó toda esa historia.
Lo encontramos y lo comprobamos en el sector Colinas de Kullupata.
Kullupata está divido en dos sectores. El Sector Colinas que está hacia el lado de
Pomacanchi y sector Plaza Cancha hacia Marcaconga. Y en Pomacanchi está también el sector
la Plaza Cancha 2 que no lo hemos tocado porque ahí hasta el último, la gente de Kullupata ha
vivido, hasta la reducción de Toledo y de ahí ya trasladan a toda la gente hacia Marcaconga.
Marcaconga es un asentamiento netamente Wari y está asentado sobre Formativo, y es por eso
que en las excavaciones se encuentran cosas fabulosas, nos comenta la gente.
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Cusco solamente en Quispicanchi (Pikillaqta), no hay otros centros más del Horizonte Medio,
salvo en Espinar en el cañón de Suykutambo. También Horizonte Medio tenemos aquí por
Chumbivilcas en el distrito de Chamaca, en la cuenca del río Santo Tomás hay unos andenes
del Horizonte Medio fabulosos que estaban en proceso de construcción.
Del Altiplano siguen viniendo con volvo y con camiones trayendo cerámica para canjear con
productos en la zona de Kullupata hasta el día de hoy. El intercambio de productos alimenticios,
ellos dicen que las cosechas no todos los años salen bien en Puno, el clima y las heladas los
afectan, entonces ellos llevan maíz. El mejor maíz no está en el valle sagrado de los Incas sino
en Acomayo, Acos, Huayqui, Pomacanchi, Pillpinto, es zona maicera de primera y de buena
calidad. Ahora está saliendo camionadas y camionadas de maíz para Maná. El Puneño tiene
desde sus ancestros en mente de que guardan alimentos para cuatro años, si hay cuatro años
de sequía, escases o hambruna ellos no se mueren de hambre porque tienen comida guardada.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Cuáles son las características de la ocupación del Periodo
Formativo en Acomayo?
Héctor Espinoza Martínez: El Formativo Tardío del valle de Cusco es Chapapata, son dos
colores, el color negro con borde grueso y el color rojo con borde rojo, incisa; son platos, cuencos,
etc. La particularidad del Formativo de Pomacanchi y de Kullupata es que es uno solo, lo que
predomina es el color rojo, hay 20% de cerámica de color negro, es mucho; el color rojo es lo
que predomina. En la parte exterior de la cerámica hay representación de panojas, puede ser de
quinua, caiu o puede ser amarantos (kiwicha). Hay representación de panojas de cereales
andino. También, hay representaciones pintadas de aves al borde de la laguna, en la estilización
si hay representaciones en los bordes con una serie de culebras (serpientes) y hay una fuerte
representación de batracios; puede ser rana o sapo. Y tiene sus pinturas en líneas, es diferente
al Chanapata del valle de Cusco, pero hay que estudiar la pasta, la iconografía y todo eso, pero
no lo hice yo por la falta de tiempo, pero esos son las características particulares. Entonces, el
Formativo de Acomayo está en pampa de Pomacanchi y Sangarará mas difundido, pero en Acos
me contaron también que hay Formativo, pero no tuve la oportunidad de ver de cerca a la
población, estaban haciendo zanjas para agua potable y ahí encontraron bastantes fragmentos
de cerámica Formativa con borde grueso de color rojo.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Cuáles son las influencias del Periodo Intermedio Temprano
después del Formativo?
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GUTIERREZ BAEZ, Rosa: “El panorama de la arqueología de la provincia de Acomayo en base a las
investigaciones arqueológicas”.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Qué conocemos del Horizonte Medio en Acomayo?
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Cómo y cuál fue la relación de los Wari con la provincia de
Acomayo, Chumbivilcas y el valle de cusco (Pikillaqta)?
Héctor Espinoza Martínez: El Qhapaq Ñam está pasando por ahí, de Cusco está saliendo
a Pikillaqata, de Pikillaqta se está elevando hacia parte alta hacia Rondocan, de Rondocan sale
por la parte alta de Acomayo mismo, está saliendo por Sangarará, es la ruta que han utilizado
desde el Horizonte Temprano posiblemente. Porque lo Pukaras están apareciendo sobre
Chanapata Tardío, está bien demostrado en la estratigrafía porque nosotros hemos encontrado
y de eso no hay duda. En el Horizonte Medio la cerámica está viniendo de diferentes partes, el
Wari mismo. Y de Pikillaqta, por ejemplo, el estilo Qoripata que encuentra Glowaki lo
encontramos también Kullupata y en la publicación va aparecer. Son muy similares, es decir, hay
producción de cerámica Horizonte Medio (Qoripata) y estamos encontrando en estratigrafía en
el sector Colina de Kullupata. Entonces, la presencia del Horizonte Medio es fuerte en Acomayo.
Lo Inca estaba empezando recién, incas no hay, el único pueblo inca es Yananpampa y andenes
Inca hay en Sangarará y Waqrapukara, después no hay más Inca.
Rosa Luz Gutierrez Baez: Coméntenos más sobre la función y la importancia de los
andenes de Sangarará.
Héctor Espinoza Martínez: Bueno, todos los asentamientos del Intermedio Tardío están
sobre colinas, están amurallados y sobre esto están llegando los Incas. Los incas infunden su
arqueología, construyen kallankas y colcas. La colca más bonita está en Espelliko, que está en
la comunidad de Ttio, en un cerro. Cuando llega Pedro Pizarro lo que cuenta en su crónica, les
faltaron la comida y se fueron ahí, encuentran comida y toda la comida lo trasladan ahí y se traen
como dos mil o tres mil carneros dicen, porque la alpaca no puede caminar, habrán sido llamas.
Entonces, ahí están las colcas, nadie ha excavado, todo está profanado, solo quedan cinco o
seis intactos, valdría la pena excavar y hacer un gran proyecto ahí, para saber qué es lo que se
guardaba ahí.
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7 / 2023, 67-88 / ISSN: 2221-7819
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Que nos puede hablar sobre las sociedades del Periodo
Intermedio Tardío que se desarrollaron en la provincia de Acomayo, cual fue la cultura, las etnias
o grupos sociopolíticos?
Héctor Espinoza Martínez: Bueno, según los trabajos que he revisado de los cronistas,
como Valdemar Espinosa, en el Intermedio Tardío están los Papres, que es en Llaqtaraqaypata,
Una parte está amurallada y las otras son barranco. Habla también Guamán Poma de Ayala del
sitio, Santa Cruz Pachacútec Salccamayo, que son pueblos del Intermedio Tardío que estaban
divididos en diferentes grupos. El tipo Papres también está en Corma y hay una tesis que están
preparando sobre ese sitio y es muy parecida. En Sangarará tenemos Puma Orco, otro sitio
fortificado muy parecido.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿En el caso de las etnias, los Qanchis tienen alguna influencia
en Pomacanchi y que tienen relación tienen con el Periodo Intermedio Tardío?
Héctor Espinoza Martínez: De todas maneras, tiene que ver, pero hay que revisar los
trabajos de Bill Sillar, esos trabajos de Canas y Canchis.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Hay alguna relación de la etnia Qanchis entre canchis
(sicuani), Quispicanchi y Pomacanchi (Acomayo)?
Héctor Espinoza Martínez: Sí tiene relación, pero en la cerámica todos sabemos que en
el Intermedio Tardío el estilo es Killke. Y eso es cierto. Pero no se ha encontrado aquí en
Acomayo. Aquí se ha encontrado una cerámica totalmente diferente, más local. Por ejemplo,
¿Cuál es el estilo cerámico de Canas que ni tampoco ha podido definir Bill Sillar? Tantos años
que trabajó ahí, tampoco no lo define, hay temor y miedo. Pero, los Killke no están ahí. Killke
vas a ver hasta en Livitaca. En tumbas, excavaciones y estratigrafía podemos encontrar, pero es
poquito, eso lo estamos viendo, no lo estamos tipificando, Es otro gran problema que resolver.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Cómo se está dando la presencia de estilos formativos, de
dónde están llegando, qué Influencia recibe la zona de Acomayo de estilos formativos foráneos
del Altiplano?
Héctor Espinoza Martínez: El Formativo del Altiplano es Pucara y eso es para el Horizonte
Temprano Tardío y para el Intermedio Tardío tenía que ser el estilo collao. Llega a Espinar, llega
a Canas, pero también llega poco a Acomayo, pero hay. Pero en mi excavación no encontré.
pero en superficie de otros sitios hay. ¿Pero, cuál es la cerámica de Canas y Chumbivilcas? Eso
tenemos que encontrar. Nadie se atreva a decir esta es la cerámica chumbivilcana, esta es la
cerámica caneña.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Y en cuánto las estructuras funerarias, las chulpas tienen
mucha influencia del Altiplano, las chulpas del Intermedio Tardío?
Héctor Espinoza Martínez: No, no encontramos. Porque las chullpas de Sillustani todos
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GUTIERREZ BAEZ, Rosa: “El panorama de la arqueología de la provincia de Acomayo en base a las
investigaciones arqueológicas”.
son incas, En un artículo que estoy preparando que va a salir publicado hago una comparación
de las chullpas, hay representaciones de serpientes, de Amarus.
Rosa Luz Gutierrez Baez:¿Y sobre la ocupación pre cerámica en Acomayo? ¿Hay
evidencia del período Lítico o Arcaico?
Héctor Espinoza Martínez: No, yo no encontré pinturas rupestres. Hay dicen, pero yo no
he visto ninguna, pero he escuchado hablar a varios colegas de Cusco.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Cuántos años investigando la arqueología de Acomayo tiene
usted?
Héctor Espinoza Martínez: Desde el año 2012 recién hasta el 2018, seis años. He
caminado de rincón a rincón. He caminado para qué. Hasta Surimana he entrado, Todo el
sistema de andenes de Acomayo donde tenemos Horizonte Medio e Intermedio Tardío, Inca muy
poco. Andenerias Inca no vas a encontrar, todo es del Intermedio Tardío. Los andenes de
Surimana, Huayqui, Santa Lucia, son Intermedio Tardío. Los incas recién están empezando a
construir los andenes de Sangarará, preciosos son, se parece mucho al sistema de andenes de
Yucay y de Chinchero, tienes que visitar el sitio.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Y en las punas en las zonas altas de Acomayo?
Héctor Espinoza Martínez: Eso es muy pobre, no tiene mucha ocupación. yo empecé a
investigar porque a mí me gusta mucho el pastoreo y empecé a visitar toda la zona alta de
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Pomacanchi. Solo ahí hay zona de pastoreo extenso, pero es un pastoreo mixto, predomina un
pastoreo de alpacas, ovejas, y llamas será un 5% de esa población. Después en Acos, en la
parte alta de Corma, hay pequeños rebaños de camélidos (alpacas, llamas), en Papres, De esa
zona no hay más. Pero es poco. Yo quería estudiar un ritual pastoril para comparar si se parecía
al de Chumbivilcas o si se parecía a los de Canchis y Quispicanchis. No, sus rituales
desaparecieron hace tiempo porque no hay rebaños gruesos, es muy reducido. En esa parte sí
no vale la pena estudiar Acomayo para investigar el pastoreo.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Y qué otros estudios arqueológicos o etnográficos ha realizado
usted en la provincia de Acomayo?
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿Nos puede decir algunas apreciaciones sobre sus estudios o
recorridos en Pomacanchi y Ttio?
Héctor Espinoza Martínez: Ahí me llamó la atención lo que dijo ahorita Margaret
Gutmann. Ella ha hecho trabajos sobre Qanchi Machu solamente en Pomacanchi, no sale afuera,
tiene que salir afuera a investigar, por ejemplo, la festividad que hacen sobre Qanchi Machu en
Ttio no está investigado, el de Chosecani si he visto. Son muy diferentes y siempre son muy
diferentes las danzas, pero lo están haciendo. Margaret dice: “Qanchi Machu aún vive”, y es
cierto, el mito lo han teatralizado para mí y lo siguen practicando. Entonces Qanchi Machu sigue
viviendo. El mito convertido en teatro, el Qanchi Machu lo han teatralizado y siguen practicando,
es fuerte pero es muy similar al Inkarri de Apurímac y Ayacucho. Este mito es de Ttio, Chosecani
y Pomacanchi. son tres pueblos seguidos. Y también en Huayqui bailan el Qanchi Machu,
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GUTIERREZ BAEZ, Rosa: “El panorama de la arqueología de la provincia de Acomayo en base a las
investigaciones arqueológicas”.
bailaban pero a los últimos años que he ido ya no logré encontrar. Son las danzas más populares,
el mito más popular de Qanchi Machu en Acomayo.
Rosa Luz Gutierrez Baez: Profesor, haciendo un recuento o un resumen para que nos
indique sus investigaciones que ha realizado en todo Acomayo. ¿En que sitio fueron, en que año
y a qué periodo cultural corresponden?
Para el Intermedio Temprano tienes en toda la pampa Qotacalle, hay contacto del Altiplano
puneño en la última fase del Formativo de Acomayo, hay contacto comercial hasta ahora, ese
nexo no se ha perdido.
Para el Horizonte Medio tenemos en Acos, tenemos en Waqrapukara, Santa Lucia, en toda
la pampa de Pomacanchi y Sangarará. La presencia Inca no es fuerte en Acomayo, tenemos ahí
en Papres, en Llaqtaraqaypata, Corma, los andenes de Sangarará y la única obra monumental
hasta ahora de la época Inca está en Waqrapukara, de ahí no hay más Inca, claro el Qhapacñan
también.
Rosa Luz Gutierrez Baez: ¿De todos los años de investigación en Acomayo, qué
perspectivas se tiene sobre la arqueología de Acomayo en el futuro, que es lo que falta
investigar?, ¿Qué es lo que falta trabajar, que nuevos descubrimientos puede develar la
arqueología de Acomayo?
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7 / 2023, 67-88 / ISSN: 2221-7819
solo han predominado ahí los depredadores y los huaqueros, en todo sitio vas a encontrar cosas
fabulosas. Para etnoarqueología, uff hay temas muy interesantes en Acomayo, así es, por eso
los que van a trabajan en Acomayo van a tener mucha suerte, por eso yo también me he animado
a dedicar mi tiempo, mi dinero, pues las investigaciones lo he hecho a mi cuenta, no por la
institución. Porque la institución te dice: “ya que no te vas del sitio, esto trabaja”. Es como un
avestruz que mete su cabeza al hueco y no puede sacar, entonces eso no es investigación.
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ALTAMIRANO ENCISO, Alfredo: “Qelqa: El mensaje del sacrificio humano a las Wak´as en un ceramio
Moche IV”.
ARTÍCULO ORIGINAL
Resumen
El artículo aplica la metodología de la “semiótica suave” a un ceramio moche IV, del
área sur, que retrata a un personaje desnudo que fue sacrificado y porta un tatuaje
ricamente ornado. Se identificaron 10 sememas que se correlacionan con vocablos
quechuas y sus respectivos significados simbólicos. Al organizar estos sememas
según su posición en el cuerpo (vista anterior, lateral y posterior) se infiere el mensaje
del artesano ceramista mochica que invoca a las wak´as de las montañas o Apus ante
una fuerte sequía, interpretado por la asociación entre la serpiente-felino= el agua que
fluye y asciende; y el zorro = el robo (o escasez), pidiendo que llueva y fluya el agua
por los canales para el inicio de las siembras, todo realizado con cánticos tristes (taki
o endechas).
Abstract
The article applies the methodology of soft semiotics to a pottery Moche IV, from the
southern area, which portrays a nude character who will be sacrificed and carries a
richly ornamented tattoo. We identified 10 sememas that correlate with Quechua words
and their respective symbolic meanings. In order to organize these sememas
according to their position in the body (anterior, lateral and posterior view), the
message of a group of Mochica farmers who invoke the divinities of the mountains in
the face of a severe drought (inferred by the association between snake-feline = The
water that flows and ascends and fox= theft or scarcity by the fox) that comes and
flows the water of the channels for the beginning of the sowing, all done with sad songs
(taki).
Keywords: Semiotic archeology, north coast, mochica culture, Wak´anism.
* Presentado: 2 – 03 – 2023. * Aprobado: 30 – 03 – 2023.
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 89-114 / ISSN: 2221-7819
INTRODUCCIÓN
Qelqa, quillca o quelqa es la escritura andina (Sime Take, 2005: 455). s. Signo gráfico,
trazo, rasgo. || Grabados, representación por signos o letras. || Escritura. || Habas, frejoles, etc.
que tienen dibujos parecidos a huellas dactilares. Sinón: seq'e, qhelqa. En el quechua de
Ayacucho es jelka o jelja, en el Cusco de qelqa y en el Ecuador de llinphi.
Esta ecología viviente, sagrada y poderosa, que genera riqueza, salud, enfermedad y
muerte, se alternan cíclicamente con fenómenos climáticos con terremotos, sequías y lluvias
torrenciales, los cuales eran venerados y temidos, condicionando a un conjunto de poblaciones
humanas andinas a unirse por vínculos de sangre o ayllus (altamente trabajadores bajo sistemas
del ayni, minka y mita) para resolver los problemas del agua, territorio, oráculo y construcciones
de wak´as, caminos, acequias y chacras.
Se les ofrecían sacrificios humanos con el fin de equilibrar esta energía poderosa para
mitigar la economía de la población, con buenas cosechas y elevado número de llamas y alpacas.
Los sacrificios humanos se elaboraban en momentos de alta crisis ideológica o noxas para
invocar a las wak´as el restablecimiento de su equilibrio entre el tinkuy y Pacha.
El tema del sacrificio humano o capacocha había sido frecuente en el Perú antiguo,
principalmente de niños dedicados a los glaciares, volcanes y litorales para la salud del inca,
favores sociopolíticos de curacas locales y ritos de fundación de ushnus durante el
Tahuantinsuyu (Duviols, 1976), deviene desde el Arcaico Tardío con los grabados de Cerro
Sechín, valle de Casma, como wak´as antropomorfizadas que emergen para castigar a
poblaciones incrédulas y crear nuevas poblaciones con la fe del Wak´anismo, descubriéndose
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ALTAMIRANO ENCISO, Alfredo: “Qelqa: El mensaje del sacrificio humano a las Wak´as en un ceramio
Moche IV”.
nuevos casos como los numerosos niños aspacoy y llamas tiernas o arpay de la playa de
Huanchaco (Prieto et al., 2019, 2014; Verano, 1995, 2001, 2001a, 2008, 2016).
Bars (2014) analizó el ceramio mochica bajo estudio, donde aplicó las bases teóricas de la
arqueología semiótica, resaltando la importancia del método para la construcción del
conocimiento y revelando que la composición escultórica y pictórica de la botella sirve para una
iconografía compleja, que parte de la dualidad, íntimamente ligada a los conceptos centrales de
la cosmovisión andina. Sin embargo, este trabajo quedó inconcluso debido a sus limitaciones
lingüísticas del quechua de la investigadora y habiendo alcanzado un 50% de la base teórica-
metodológica. Este desafío nos permitió proseguir, ahondar, aislar los sememas y descifrar el
significado simbólico de las figuras geométricas expuestos en el cuerpo del personaje sacrificado.
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 89-114 / ISSN: 2221-7819
Figura 1: Mapa de la sociedad mochica, costa norte del Perú, lugar donde se halló el ceramio bajo
estudio (tomado de Castillo & Donnan, 1994: fig. 1).
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ALTAMIRANO ENCISO, Alfredo: “Qelqa: El mensaje del sacrificio humano a las Wak´as en un ceramio
Moche IV”.
Figura 2: Botella mochica con el individuo del sacrificado del Museo R. Larco H. (Bars, 2014: fig. 1).
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de temática compleja. Estas escenas forman una especie de narrativa, expuesta en diversos
ceramios que retratan aparentemente una serie de rituales conectados entre sí, cuyo ápice sería
el sacrificio final de prisioneros, derrotados en una “batalla ritual”.
METODOLOGÍA
Figura 4: Divisiones del ceramio del personaje sacrificado mochica. Cara anterior. Moche fase IV.
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ALTAMIRANO ENCISO, Alfredo: “Qelqa: El mensaje del sacrificio humano a las Wak´as en un ceramio
Moche IV”.
DESCRIPCIÓN ICONOGRÁFICA
Figura 5: Imagen de un wak´acamayoq curandero malero de ascendencia asiática. Moche fase II.
Véase la riqueza simbológica del tocado, orejera, uncu, brazos y la base con los símbolos del
camaq. El pico crema indica que es un individuo masculino.
1 En la historia de la arqueología andina, hacia el tercer o cuarto milenio antes de Cristo, hubo oleadas de asiáticos
que llegaron a nuestro territorio, anteriormente vivían individuos cazadores y recolectores que tenían cráneos
dolicocéfalos como los paijanenses. El arribo de estos grupos de cráneos braquicéfalos, agricultores con cerámica
y constructores de templos Wak'as y de las plantas maestros, allí surgió el Wak'anismo con fuerte influencia de la
selva amazónica. Hay chinos con bigotes en la cerámica mochica que tenían cargos de sacerdotes guerreros, que
aparecen compitiendo entre sacerdotes de otros ayllus y quién perdía pasaba a ser sacrificado.
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Los sememas
Fig. 8.- Dos ceramios moche IV contemporáneos con la pieza bajo estudio que representa el
semema del Yarqapatapatawan. Si comparamos ambos todavía hay diferentes, como colores,
triángulos concéntricos, seres humanos y base rectangular, implicando mensajes diferentes y
concatenados. Es el símbolo sagrado de la wak´a o huaca.
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ALTAMIRANO ENCISO, Alfredo: “Qelqa: El mensaje del sacrificio humano a las Wak´as en un ceramio
Moche IV”.
El tercer semema son las colcas que aparece en el uncu invertido del individuo
sacrificado, simboliza a los ancestros y las buenas cosechas que son almacenadas en los silos.
El sexto semema concierne a dos yarqha en forma de “L” y remata en voluta. Ambas
volutas: una larga y otra corta que se localizan a nivel del codo del personaje central. Este signo
dual posee una connotación relacionados con las acequias (Simi Take, 2005: 777). Por otro lado,
2 En un friso del interior de la Huaca Ventarrón, Lambayeque, la representación de dos venados negros capturados
dentro de tejidos reticulares o lluku. En un contexto ceremonial datado en aproximadamente 4,000 años (Ignácio
Alva Meneses, comunicación personal 2014). La antigüedad de este mural testifica la importancia simbólica de la
caza al venado, un tema que todavía está siendo representado, de manera casi idéntica, en tejidos, ceramios y
artefactos de culturas arqueológicas posteriores como la mochica, Wari e Inca. El tema retrata venados,
generalmente machos, siendo apañados en redes, representadas de la misma forma que el semema en cuestión
– un patrón de líneas paralelas cruzadas. En muchas de las representaciones de este tipo son retratadas también
los cazadores; señores ricamente ataviados, acompañados de sus perros. Larco Hoyle (1938: 318) compara las
escenas retratadas en la iconografía mochica con las ceremonias de caza realizadas en la época incaica. [...]
individuos armados trataban de reducir las presas en pequeños grupos, hasta que consiguiesen que entrasen en
una gran red previamente extendida [...] dentro de ella ... los jefes atacaban a los venados [...] en todas las escenas
de caza podemos comprobar que la mayoría de los animales atacados son machos, hecho que puede ser
relacionado íntimamente con la costumbre inca, en el cual las fieras eran exterminadas, los guanacos y vicuñas
eran tranquilizados, y era dada libertad a las hembras (Larco Hoyle, 1938: 318).
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cabe indicar que todos los sememas están delimitados por dos líneas paralelas que en muchos
casos una es gruesa y otra delgada. Estas representan la fuerte sacralidad.
RESULTADOS
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ALTAMIRANO ENCISO, Alfredo: “Qelqa: El mensaje del sacrificio humano a las Wak´as en un ceramio
Moche IV”.
Figura 9: Lectura del pecho del curandero-guerrero que transporta el mensaje sagrado a la
Ultratumba.
Figura 10: Lectura del brazo del curandero-guerrero que transporta el mensaje sagrado a la
ultratumba.
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Figura 11: Lectura de la cara dorsal del curandero-guerrero que transporta el mensaje sagrado a
la ultratumba.
DISCUSIÓN
Aquí vamos a discutir tres aspectos del presente ceramio: la teoría semiótica, aspectos
iconográficos y datos etnográficos, veamos estos items:
La teoría semiótica
Preucel (2006, p. 2) al señalar que la “arqueología es por sí sólo un acto semiótico”, también
llamó la atención al hecho de que las implicancias de esta premisa serían de que nuestras
interpretaciones son, y siempre serán, incompletas. La total objetividad es ilusoria. Sin embargo,
para Bars (2014, p. 36) esto no implica que habría un relativismo total o que haya avances en el
conocimiento de la arqueología. La semiótica es una excelente herramienta metodológica, y debe
ser incorporada a los más diversos estudios sobre la cultura material, sean estos relacionados a
los aspectos funcionales o simbólicos de los objetos y estructuras. Gervereau (2004, p. 10) afirmó
que: “… una explicación de la imagen nunca puede dar cuenta de todo lo que un documento
contiene. El único equivalente de la imagen es siempre la propia imagen. Llenos de esta lección
de modestia fundamental, debemos todos prepararnos entonces para luchar infatigablemente
contra la imperfección”.
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ALTAMIRANO ENCISO, Alfredo: “Qelqa: El mensaje del sacrificio humano a las Wak´as en un ceramio
Moche IV”.
Los ancestros y sememas de ancestralidad constituyen los principales preceptos que rigen
la cosmovisión andina. La mantención de los tiempos “cíclicos” y “lineares” por medio de los
rituales de sacrificio; la visión de la naturaleza como una verdadera red integrada por las diversas
formas de vida; y principalmente, la estructuración de estos conceptos a través de la dualidad,
que no debe ser comprendida como inmutable o inmediatamente “opuesta”, sino como en
constante movimiento, además de complemento o yanantin.
Si había algún contenido liquido en el interior de esta botella, al ser vertido este se “dividiría
en dos”, para después tornarse “uno” nuevamente. Este “encuentro” de estas dos partes puede
ser comprendido como el tinku. En la mentalidad andina, el tinku representa una especie de
“punto de encuentro”. Según Golte (2006) todos los “pares opuestos” complementarían uno al
otro, y se encontrarían en tinku, creando nuevas situaciones, como nacimientos y muertes. Así
como afirmó Viveiros de Castro (2002, p. 85) la “dualidad” es la reducción de una estructura más
rica. No solo porque está en eterno movimiento, y porque sus significados pueden “mudar” de
acuerdo con la perspectiva adoptada, más porque no se detienen apenas en lo “dual”. La
“dualidad” también es una estructura formadora de la “unidad” y la “multiplicidad”. En el caso del
artefacto en cuestión, la “unidad” es representada, como comentado por el propio personaje que
contiene en su cuerpo todos los conceptos duales.
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De forma general, el hecho de que la semiótica no había sido adoptada como herramienta
metodológica por muchos arqueólogos no implica en la inadecuación de la metodología en sí,
sino en el hecho de la consideran “compleja” y por demás “filosófica”, y no comprehenden como
ella podría ser aplicada en el estudio de la cultura material en forma clara. Otro factor citado por
Preucel sería que la semiótica, de forma general, tiende a tratar a la cultura material o la
iconografía como un “texto”, hecho que incomoda a muchos arqueólogos procesualistas como
Binford. Este destacado investigador, en su crítica a la arqueología contextual de Hodder, afirma
que:
“[...] al adoptar los procedimientos dictados por la arqueología contextual, asumimos que
la interpretación del registro arqueológico depende tanto de un conocimiento sólido y
suficiente sobre la naturaleza humana, como de un acto interpretativo, a fin de que sea
posible recrear los “códigos” o las “expresiones mascaradas” relacionadas a las antiguas
esferas de negociaciones de poder [...], en resumen, nosotros simplemente traducimos lo
que inferimos sobre el pasado para nuestra visión contemporánea” (Binford, 1987, pp. 392).
Para Preucel (2006, p. 2), la arqueología en si ya sería un “acto semiótico”, pues, “….
necesariamente tiene que mantener conectados a todos ellos que hacen permanecer unidos a
la teoría, los datos y las prácticas sociales en la búsqueda de los significados”. La semiótica se
podría tornar una excelente herramienta metodológica y puede ser aplicada en el análisis de la
cultura material como un todo, ya que sus objetos de estudio, los signos, pueden ser
comprehendidos como palabras, imágenes, sonidos, gestos u objetos. Deetz (1967, p. 2), por
ejemplo, utilizó la semiótica en el análisis estructural de artefactos, como puntas de proyectil, los
cuales serían fabricados de acuerdo a una serie de “reglas” que gobiernan la distribución de
diferentes atributos a las armas. Estos atributos fueron tratados como: factemas” o “morfemas”.
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ALTAMIRANO ENCISO, Alfredo: “Qelqa: El mensaje del sacrificio humano a las Wak´as en un ceramio
Moche IV”.
Los principales enfoques que llevan en cuenta el uso de la semiótica en arqueología son,
por tanto, provenientes de corrientes post-procesualistas y de la arqueología cognitiva. Estos
enfoques, de una forma u otra, buscan generalmente apoyarse en los trabajos de Ferdinand de
Saussure (1916) y en las diversas revisiones hechas por sus seguidores estructuralistas y post-
estructuralistas. Según este investigador, considerado el creador de la semiología, la define como
una ciencia que estudia el papel de los signos como parte integrante de la vida social (Saussure,
1916, p. 16).
Para Charles Pierce (1931, p. 58), creador del término “semiótica”, hoy ampliamente más
utilizado, ésta es una “doctrina formal de los signos”, que posee un funcionamiento lógico y
racional. La semiótica saussuriana está estrechamente asociada a las teorías de Lévi-Strauss
(1945, p. 6) y puede ser comprendida como una metodología que buscó construir un puente entre
la antropología y la lingüística. Mientras que Lévi-Strauss buscaba comprender las estructuras
que permeaban la organización y forma de los mitos, de los sistemas de parentesco y del
totemismo, Saussure buscaba desvendar las estructuras que sustentaban a la organización
social de los signos entre sí.
A lo largo del tiempo, los estudiosos de la semiótica pasaron a trabajar como corrientes
teórico-metodológicas que, de manera general, pueden ser subdivididas en dos grandes
tendencias, conocidas como semióticas “dura” y “suave”. Según Barthes (1957), la “semiótica
dura” tiene como base el concepto estructuralista de “pares opuestos” propuesto por Lévi-
Strauss. Su metodología de análisis se basa en el montaje de cuadros comparativos en los
cuales estos “pares opuestos” son colocados y discutidos. Muchas veces, estos cuadros de
análisis eran basados en modelos matemáticos y alcanzaban un alto grado de complejidad. Esta
“complejidad” convertía a la “semiótica dura” en desinteresante a diversas disciplinas, incluyendo
a la arqueología.
La “semiótica suave”, por su vez, surgió como una alternativa a los modelos dictados por la
“semiótica dura”. En el lugar de sus cuadros de análisis y de las complejas descripciones que los
seguían, la “semiótica suave” propone la producción de un texto: “La única forma de comentar
una imagen es crear un texto sobre ella”. Generalmente este es el método más utilizado en
arqueología.
Flannery y Marcus (1998: 40) señalan que para la realización de estudios iconográficos
“verdaderamente científicos” es necesario tener un conocimiento sobre la cosmología, la religión
o aspectos ideológicos de una sociedad antigua, por medio de la etnohistoria, arqueología y
etnografía. Específicamente en relación a la arqueología del área andina, la semiótica tiene como
aliados los conocimientos acerca de la cosmovisión de estos pueblos, los cuales permiten una
mejor comprensión de los contextos de construcción de las imágenes.
La extensa área cultural conocida “Andes” abrigó diversas sociedades que tuvieron su
desenvolvimiento y ápice en el periodo precolombino. A pesar de las particularidades inherentes
a cada una de ellas, existen algunos conceptos fundamentales por estas compartidos, que nos
permiten hablar en términos de una “cosmovisión andina”. Estos conceptos fundamentales
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forman la base de los modos de relación entre el hombre, la naturaleza y las fuerzas invisibles o
sobrenaturales.
Para que haya la comprensión de las estructuras internas que forman una imagen o un
conjunto de ellas, es necesario que se esclarezcan, en primer lugar, los mecanismos de
relaciones entre sus unidades mínimas de significación. Estas unidades, o sememas, poseen
por si solos significados propios. En conjunto, por tanto, forman un cierto número de sintagmas
(combinaciones de sememas) y ofrecen informaciones de como la imagen debe ser “leída”, y de
sus sentidos de la “lectura”. Informalmente podemos decir que la combinación de los sememas
forma una “frase” o un “texto”, que puede ser comprendido hasta cierto punto.
Para la arqueología, la lectura de estas imágenes lleve a una comprensión del papel de los
símbolos o de los sistemas simbólicos en su contexto social y cómo sus mecanismos de
funcionamiento proporcionan la mantención y la construcción de los patrones sociales e
ideológicos. Según Renfrew y Bahn (1991, p. 391) tal vez sea muy distante el alcance del
arqueólogo por la comprensión total de los significados a partir de una lectura iconográfica.
Mientras tanto, es posible comprender como los sistemas simbólicos viene a existir y actuar
dentro de un contexto específico; o sea, en las palabras de Sturrock (1986, p. 22), comprender
“qué significan los signos”.
Conforme lo comentado, los enfoques semióticos en arqueología tienden a seguir una línea
saussuriana. Tal hecho también se refleja en el área andina. Investigadores como Golte (2009),
por ejemplo, se basan fuertemente en las ideas de Saussure en la medida que dan gran énfasis
al concepto de “pares opuestos” en sus análisis. Este concepto es bastante utilizado en estos
casos, pues parece “encajarse” perfectamente a diversos conceptos “pares” que permean la
cosmovisión wak´anista. Los conceptos de hanan (arriba) y hurin (abajo), por ejemplo, eran
utilizados como parámetro para cuestiones como la organización jerárquica, el tiempo, el
espacio, la vida y la muerte (Arcuri, 2005, p. 56).
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ALTAMIRANO ENCISO, Alfredo: “Qelqa: El mensaje del sacrificio humano a las Wak´as en un ceramio
Moche IV”.
A hanan se asociaban las ideas de vida, orden y luz, mientras que hurin, eran ligadas las
ideas de muerte, desorden y oscuridad. A pesar de aparentemente “opuestos”, conceptos como
los de hanan y hurin no traducen una oposición binaria “fija”. La mentalidad andina comprende
los “pares opuestos” o la “dualidad” como un perpetuo movimiento que hay en el universo. La
“vida” y la “muerte” no pueden ser comprendidas como “opuestas” simplemente. El pasaje de la
vida para la muerte es una larga transición, que comienza con el proceso natural del
envejecimiento y anuncios rituales antemortem (ej. Llegada del taparaku, pillpintu, cantos de
búhos, sueños de amor, la soga y la red, entre otros).
Los sacrificios humanos, en el mundo andino, eran realizados bajo la perspectiva de que la
muerte promovería una transformación dinámica que permitiría nuevos nacimientos. Estas
transformaciones eran reguladas, según los preceptos del Wak´anismo, uno en tiempo linear y
otro en tiempo cíclico. El tiempo linear indicaba el final de una etapa. La forma “humana” del
guerrero dejaba de existir. Su alma o jayja iniciaría una nueva etapa, una nueva “vida” en el Uku
Pacha o mundo interno (Kauffmann, 2010).
3 Cada significado estaría sujeto a una correcta interpretación, de acuerdo con el punto de vista adoptado. “Del punto
de vista de los espíritus, humanos y animales intercambian aspectos esenciales; del punto de vista de los animales,
humanos y espíritus quizá sea una misma cosa. Hay, por tanto, tal vez, dualidad; mas ella sería apenas la
reducción de una estructura más rica” (Viveiros de Castro, 2002: 85).
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Aspectos iconográficos
Concerniente a las “batallas rituales” mochicas, Luis J. Castillo (2000) señala que los
“sacerdotes-guerreros”, ricamente vestidos y ornados con símbolos de alto status, libraban
enfrentamientos cuerpo a cuerpo, compitiendo por el territorio y el agua. Al parecer, eran
representantes de líderes de diversos ayllus que estaban en pugna. El guerrero derrotado sería
despojado de sus ricas vestimentas y conducido desnudo y amarrado, con una cuerda en el
cuello y las manos, en una especie de procesión hasta el local del sacrificio. Sus restos eran
inhumados en estructuras sagradas o wak´as en la cima de cerros.
La posición sedente con las piernas flexionadas es utilizada para retratar innúmeros casos
de personajes de la iconografía mochica, desde grandes jefes, hasta sus “ayudantes” más
próximos, “guerreros” o wak´a camayoq y sacerdotisas o warmi-wak´a camayoq. Trabajadores,
cuando retratados en sus oficios, también pueden ser representados sentados o arrodillados.
Incluyendo seres sobrenaturales, como la “divinidad principal” Ai-Apaec, son ocasionalmente
retratados de la misma forma. Por ende, estar sentado con las piernas flexionadas denota
dignidad. Al estar sentado sobre el cuerpo de la botella, de color rojo o Hurin Pacha, es un rito
de pasaje del Kay Pacha al Uku Pacha donde yacen las wak´as.
Ellos compiten para ser sacrificados y estar próximo a las divinidades de la naturaleza, es
un honor y privilegio por esta inmolación para la comunidad al cual pertenece y seria convertido
en mallqui, luego wank´a y después wak´a. Para nuestro caso, el cuerpo del wak´a camayoq-
guerrero está repleto de sememas de significados complejos que transmiten un conjunto de
pensamientos y preocupaciones relacionados al problema del agua y sobre los ciclos de vida y
muerte del Wak´anismo.
Entre los sememas “metafóricos” representados en los brazos, tórax y piernas del
“sacrificado” de dicho ceramio están las yarqhas, las wak´as, llukuska y q´enqo o sacsay.
Además, estos sememas tienen sonidos en quechua y/o muchic, con un profundo significado
simbólico y, a la vez, están ordenados expresando un mensaje relacionado al problema de la
sequía prolongada, vistos en la interacción entre la serpiente amaru y el zorro atoq.
Cabe indicar que la pieza en si ya tiene su propio numen, creado por el alfarero que plasma
su pensamiento del Wak´anismo, que otros denominan “animismo”, “perspectivismo ontológico”
u “ontología múltiple”, que a la vez son conceptos deícticos o duales (Allen, 2015; Viveiros, 2013,
2004; Altamirano et al., 2015). El tiempo cíclico indicaba que la sangre del sacrificado penetraría
en la tierra y la fecundaría, es la chicha de la tierra, manteniendo a la “muerte” y la “vida” en
perpetuo movimiento. Los sacrificios y ofrendas actuarían como un mecanismo de control y
mantención del buen funcionamiento del universo, a fin de garantizar que ambos tiempos, linear
y cíclico, permanezcan en constante equilibrio o “Pacha” o las fuerzas de la naturaleza.
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ALTAMIRANO ENCISO, Alfredo: “Qelqa: El mensaje del sacrificio humano a las Wak´as en un ceramio
Moche IV”.
Datos etnográficos
Arguedas (2010, pp. 95-98), en los ritos de la siembra en el Apurímac, Ayacucho, Cusco y
Huancavelica (Perú), revela que todavía la gente andina sigue ofrendando a la tierra con el
mismo fervor y devoción de hace milenios, junto con cánticos muy tristes dedicados a los Apus
glaciales del Vilcanota, Kunurana, Antasaya y Yanaorcco. En los meses de siembra, por las
noches, un canto lúgubre y agudo se oye desde todas las chacras. En la obscuridad o luz de la
Luna, ese canto parece salir desde dentro de la tierra o bajar del cielo frio y hundirse en lo más
hondo y duro del suelo. El yachac, sacerdote andino o guía, primero canta una sola voz, la voz
aguda se hace fina a modo femenino, es penetrante y extraña, como un aullido lento que llegara
desde lejos, ese cántico parece seguir vibrando en el aire y resonando en el cielo y el corazón
del que oye. Luego, el mismo cántico es realizado en coro por los agricultores, triste, fuerte e
intenso, sacude más fuerte el alma de los que oyen desde lejos.
Estos cantos de imploración a la tierra no tienen letra fija. Luego se reúnen en la casa del
propietario de la tierra o mayordomo para libar chicha o aguardiente de cañazo; siguen cantando
con la letra de imploración a la tierra para que reciba con buena voluntad la semilla que se acaba
de enterrar, para que la haga germinar en abundancia y en fruto grande. Los yachaq son muy
conocidos en cada pueblo y viajan a las comunidades que soliciten sus servicios. Son verdaderos
maestros y crean la letra y el canto de acuerdo a la época, crisis y problemas de agua. Uno de
estos cantos dedicados a la Pachamama reza de la siguiente manera:
“Recuerda que somos tus criaturas,
Acuérdate, madre nuestra, que sufrimos
Oye la voz de tus hijos que lloran,
Recibe en tu corazón cariñoso
Esta semilla que hemos sembrado,
Dale tu aliento…”
Los agricultores y visitantes que participan del ritual sienten la profunda energía, emoción
y vibración del canto a la tierra pacha, saben que ésta es viviente, posee una fuerza
verdaderamente infinita y extraña o camac, y ve y oye la imploración de los hombres. La tierra
es eterna y el hombre andino siente al mundo como animado, emocionante e iluminado. Todo
tiene vida: la misma naturaleza, las rocas, quebradas, ríos, cerros, árboles, animales y los
ancestros. Es un mundo altamente dinámico y profundamente religioso. No todo es triste, en el
ritual de la siembra, durante el día, los jóvenes y pashñas o mujeres solteras corren en las
chacras y al ser atrapadas son arrastradas de los pies por todo el campo sembrado para trasmitir
su virginidad a la tierra. Luego ejecutan el ritual del Pampachay que consiste en depositar la
ofrenda a la tierra, es una chuspa llena de maíz de dos colores (blanco y rojo), sebo o wira de
camélido y papeles metálicos dorado y plata. Todos están arrodillados y el yachaq dándole su
aliento al atado la entierra en una esquina de la chacra. Implora para que la semilla sea bien
recibida en el seno de la tierra, la cosecha sea buena, para ahuyentar a las heladas y a las
enfermedades de las plantas. Los ritos varían según la región y los pueblos, pero el fervor con
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que los celebran es igual en todas partes. El rito de la siembra es la más expresiva y emocionante
como el cántico triste o taki durante las noches frías.4
CONCLUSIONES
2.- “En las wak´as se ejecutó un ritual de la muerte para el pedido del agua (yarqhas) para
invocar a la divinidad Pacha (Apus) a través del Rayo”.
4 Artículo periodístico publicado por J.M. Arguedas en el Suplemento Dominical de la Prensa, Buenos Aires, el 2 de
marzo de 1941.
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Moche IV”.
AGRADECIMIENTOS
Al Museo Rafael Larco Herrera por apoyar con las imágenes de guerreros mochica, en
especial a la Magister Ulla Ulmquist; a la Dra. Cassia Bars Rodrigues de la Universidad de São
Paulo por iniciar esta interesante investigación; y al Dr. Pieter Van Dalen Luna, docente de
arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, por incentivar a la culminación y
publicación del presente estudio.
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VAN DALEN LUNA, Pieter: “Usos sociales del cuy en la medicina tradicional y la alimentación como
ARTÍCULO ORIGINAL
expresión cultural en las comunidades campesinas de Huaral”.
“Social uses of the guinea pig in traditional medicine and food as a cultural
expression in the peasant communities of Huaral”.
Resumen
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ÑAWPA MARCA / Vol. 3, No 7/ 2023, 115-132 / ISSN: 2221-7819
scare healing rituals or as an offering to the Andean deities of this region. The raising
of the guinea pig in homes occurs inside the domestic areas, although in recent years
its breeding and, therefore, its consumption has been decreasing.
INTRODUCCIÓN
El presente articulo está referido al uso tradicional del cuy en las comunidades campesinas
de la provincia de Huaral, en la sierra del departamento de Lima. Esta provincia cuenta con 36
comunidades campesinas tradicionales que mantienen vigentes muchas tradiciones culturales
desde siglos atrás.
El cuy ha sido para la civilización andina un animal de gran importancia ritual, muy utilizado
en los potajes festivos no solo de la población, sino también en los banquetes mortuorios
ofrendados por las culturas prehispánicas al momento del entierro de los difuntos, como en la
actualidad en la celebración del día de los muertos.
El cuy es un animal doméstico muy común en las áreas rurales andinas, donde además de
ser muy estimado al interior del seno familiar, es preparado en potajes de gran importancia
culinaria y simbólica.
EL CUY
El cuy (Cavia porcellus) es un animal típico, famoso y muy reconocido en la América Andina,
en especial en Perú, Bolivia y Ecuador. Es un pequeño animalito doméstico, muy utilizado en
fines diversos: como alimento de alto valor protéico, como instrumento de curación y adivinación,
entre otros; aunque en países de América del Norte y Europa es utilizado como mascota. Al igual
que los camélidos como la llama (Lama glama), la alpaca (Vicugna pacos) y la vicuña (Vicugna
vicugna) es el animal más representativo de esta región geográfica.
El nombre cuy es de origen quechua, pero en otros países andinos fuera del Perú o dentro
de él, recibe otras denominaciones como cuye, cuyi, cuyo, cuilo, cuis, cuwe (Cusco), sacca
(Junín), jaca (Huánuco), aca (Ucayali), rucu (Cajamarca), kututo (Arequipa), entre otros; según
los idiomas en que se le llame como aymara, cuye, puquina, entre otros.
En los Andes existe una población estable aproximada de 35 millones de cuyes, con una
mayor densidad en el Perú, donde anualmente se obtiene una producción de 16 500 toneladas
de carne derivadas de más de 65 millones de cuyes, con una población estable de
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VAN DALEN LUNA, Pieter: “Usos sociales del cuy en la medicina tradicional y la alimentación como
expresión cultural en las comunidades campesinas de Huaral”.
El cuy es un mamífero pequeño del orden de los roedores. Su nombre científico es cavia
porcellus. La información taxonómica del cuy es el siguiente:
Reino Animalia
Phylum Chordata
Clase Mammalia
Orden Rodentia
Familia Caviidae
Sub familia Caviinae
Género Cavia
Especie Cavia porcellus
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Hasta hace 20 años, en todos los pueblos de la cuenca alta del río Chancay – Huaral, se
criaba el cuy en casi todas las viviendas. Esta situación ha decrecido considerablemente. En la
actualidad en la región altoandina y en la Costa de la provincia de Huaral, la crianza de cuy se
mantiene vigente: en la región altoandina al interior de las áreas domésticas y principalmente
para autoconsumo familiar, mientras que en la Costa se desarrolla a nivel doméstico o en granjas
especializadas, con fines de autoconsumo y comercial. En la gastronomía de la provincia de
Huaral, el cuy es un ingrediente muy cotizado, consumiéndose en ocasiones festivas, como
instrumento de sociabilización e interacción social y cultural.
Muchos cronistas tempranos, tanto españoles como indios, han descrito las diversas
enfermedades que aquejaban a la población del Tawantinsuyu, las cuales según la población
andina podían tener su origen en aspectos naturales, castigos de los dioses o por acción de otras
personas (brujería). El estudio de las crónicas permiten conocer diversas enfermedades que
aquejaron a la población de las diversas sociedades andinas: los males gastrointestinales, los
males respiratorios, las enfermedades a la piel, las enfermedades mentales, entre muchas otras.
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VAN DALEN LUNA, Pieter: “Usos sociales del cuy en la medicina tradicional y la alimentación como
expresión cultural en las comunidades campesinas de Huaral”.
Con la invasión hispana, esta concepción cósmica fue relegada y postergada, aunque no
olvidada y practicada en la clandestinidad de la medicina, desde ese momento llamada
tradicional; introduciendo nuevos actores en la generación de enfermedades y la salud, como el
hombre mismo a través de los hampicamayocs o curanderos.
Muchas civilizaciones del mundo han utilizado a diversos animales con fines medicinales,
esto debido al alto valor simbólico, ritual y de propiedades curativas con que cuentan. Así, en los
Andes, el cuy es un animal de amplia conceptualización medicinal para las sociedades
tradicionales. En Mesoamérica también había algunos animales que tenían esta misma
valoración simbólica, como el tecolote cuya presencia se asociaba con la llegada de la
enfermedad y la muerte; o el tlacuache, capaz de curar múltiples enfermedades y muy presente
en los mitos fundacionales.
La soba del cuy se constituye en una técnica terapéutica tradicional andina, siendo un
procedimiento de diagnóstico, pronóstico y curación de enfermedades, el cual se realiza frotando
con un cuy por todo el cuerpo del paciente o enfermo (sobando con las partes análogas del
animal al del enfermo), sacrificando luego al animal para examinar su organismo (Reyna; 2002:
13). Durante el proceso de diagnóstico, el organismo del cuy va a asumir y reproducir las
afecciones del enfermo, el cual va a ser visualizado por el yatiri, hacaricuc o cuyricuc (persona
especializada en abrir y examinar los cuyes), quien al observar las entrañas del cuy va a
visualizar el organismo del paciente y los males que lo aquejan. Así, el pronóstico es el proceso
de identificación de los males del paciente mediante la lectura de los males de los órganos del
cuy (al momento de la autopsia del animal), identificándose la gravedad de las enfermedades y
posteriormente la evolución de este mal. El pronóstico se realiza luego del sobado, una vez que
el cuy ha muerto. La curación o limpieza de las enfermedades se produce, cuando el cuy ha
absorbido los males (enfermedades, impresiones, sustos o energías negativas) que aquejan al
paciente, visualizándose en sus órganos, el especialista procede a limpiar dichos órganos del
cuy, lo cual simboliza la curación del paciente mismo.
La soba del cuy también permite poner en evidencias afectaciones de las que el paciente
aún no siente malestares o dolencias, de las que solo se dará cuenta mediante el análisis del
cuy (Reyna; 2002: 14). Sin embargo, en muchos casos de la medicina andina, el curandero busca
información sintomatológica y del cuadro clínico de parte de los familiares, acompañantes o del
mismo paciente, a fin de lograr un diagnóstico más acertado y detallado, lo cual va
complementado con el uso de la hoja de coca y otros elementos simbólicos (Arredondo; 2007:
24). El curandero va a servir de nexo y ente dinamizador entre el mal (la enfermedad) y la cura
(salud), articulándose intrínsecamente con el paciente, interiorizándose en el individuo mediante
la concordancia de las estructuras objetivas (sociedad) y las estructuras subjetivas (actores
sociales), mediando entre estos opuestos complementarios en el punto del eje equilibrador
intermedio. Aunque en algunos lugares, los métodos utilizados por los curanderos han sido objeto
de sincretismo entre métodos médicos tradicionales y métodos médicos modernos
(comportamiento sincrético médico alternativo), en los cuales además del proceso de curación
con el cuy se puede recetar medicamentos de los centros de salud (Ibid: 25).
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En la actual provincia de Huaral, existen más de veinte comunidades campesinas (de las
36 que tiene la provincia), donde aún hay especialistas que realizan la curación de enfermedades
mediante la soba con cuy y otros productos animales o vegetales. Se ha registrado en una
muestra de siete comunidades altoandinas a los especialistas, a quienes se ha entrevistado
sobre esta práctica. El 89% de los especialistas identificados en las comunidades altoandinas
viven y practican este oficio en el mismo pueblo en que nacieron, aunque muchos de ellos van a
curar a enfermos de otros pueblos vecinos. Las prácticas desarrolladas por ellos son similares,
salvo en el caso de San Miguel de Vichaycocha, que recibe mucha influencia de la sierra central
en su procedimiento (Pasco y Junín). La entrevista ha radicado en preguntas referidas a: lugar
de nacimiento, como aprendieron el oficio, el procedimiento que utilizan, los ingredientes que
utilizan en el procedimiento además del cuy, desde hace cuanto tiempo realizan esta práctica,
frecuencia de la práctica al mes, entre otra información relevante.
Cuadro 1: Cantidad de especialistas en jubeo con cuy, identificados por comunidad campesina
altoandina de la provincia de Huaral (van Dalen, 2020).
Comunidad campesina Cantidad de Especialistas Cantidad de personas
especialistas nacidos en el que jubean al mes
en jubeo1 mismo pueblo (promedio cada uno)
San Miguel de Vichayocha 5 5 4
San Pedro de Pirca 5 5 2
San Pedro de Huaroquin 2 2 2
Santiago de Chisque 2 1 2
Ravira 1 1 3
San Juan de Viscas 2 2 2
Chauca 2 1 4
Total 19 17
1 Se debe señalar que la cantidad real de especialistas es mucho mayor en cada comunidad, el problema es que
muchos de los señalados por la población como especialistas, negaron desarrollar este oficio al momento de
apersonarnos a la entrevista respectiva. Esto se debe a la desconfianza o a que no quieren que en el pueblo todos
sepan que se dedican a esta actividad.
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VAN DALEN LUNA, Pieter: “Usos sociales del cuy en la medicina tradicional y la alimentación como
expresión cultural en las comunidades campesinas de Huaral”.
prácticas y valores que engloban a la cultura alimentaria andina. Por ello, muchos estudios sobre
la alimentación andina se basaron solo en la observación y en determinar la ausencia de
determinados productos (como las hortalizas y animales occidentales), para concluir que no se
trata de una dieta balanceada, nutritiva y proteica (Solorio y Revilla; 1992).
Figuras 3 y 4: vista de dos especialistas en jubeo de cuy en las comunidades de Ravira y Chauca,
Huaral.
En las últimas décadas la dieta tradicional andina se ha visto distorsionada por la llegada
de nuevos productos (por la facilidad de acceso mediante las nuevas carreteras), que antes no
eran consumidos, entre estos: el arroz, el fideo, el azúcar, el pollo, los saborizantes, etc.; los
cuales han ido reemplazando paulatinamente a los productos autóctonos, como la papa, la
cancha (maíz), la carne de llama y de cuy, entre otros; tomando nuevos hábitos urbanos de
alimentación, dejando de lado el autoconsumo. Muchas veces estos cambios en los patrones
alimenticios generan a su vez problemas drásticos de salud, ya que no hay una asimilación total
de estos nuevos alimentos. Al mismo tiempo, provoca que los productos tradicionales dejen de
ser producidos, al no servir ya para el autoconsumo diario, abandonándose campos de cultivo y
dejando la crianza de animales. Lamentablemente esta situación es favorecida por la falta de
políticas estatales agrarias y ganaderas, orientadas al desarrollo tecnológico rural con base en
la sabiduría andina, la falta de incentivos en precios para los productores, la falta de créditos, los
programas asistencialistas estatales, entre otros (Solorio y Revilla; 1992: 26-27); resultando una
total ausencia de fuerzas productivas, incentivado también con la masiva migración hacia la
Costa a las grandes ciudades como Chancay, Huaral y Lima.
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VAN DALEN LUNA, Pieter: “Usos sociales del cuy en la medicina tradicional y la alimentación como
expresión cultural en las comunidades campesinas de Huaral”.
Por su parte, al hablar de la cocina, la construcción social y cultural de las comidas, con las
formas artísticas y culturales de su preparación y combinación, debemos clasificarla en dos tipos:
A.- La comida cotidiana: Corresponde a la comida preparada todos los días, basado en la
cotidianeidad y tradición. Estos platos son preparados con productos nativos y con productos
importados de la costa. La papa forma parte fundamental de todos los platos preparados
cotidianamente, sea sopa o segundo. El hecho que estas comunidades altoandinas produzcan
papa de alta calidad hace que su adquisición sea muy fácil. Otro producto muy utilizado en las
comidas cotidianas es el fideo, utilizado para sopas o segundos. En el caso de las carnes,
cotidianamente se consume visceras de res o carnero (menudencia) y pollo. A pesar de la crianza
de ganado vacuno por parte de todos los comuneros (en casi todas las comunidades
campesinas), no consumen carne de res cotidianamente.
B.- La comida festiva: Son aquellas comidas preparadas en días festivos: sean fiestas
regionales, sociales o familiares. En estas festividades casi siempre está presente la carne de
res, de cuy o de oveja. En cuanto a sopas, las más preparadas son el caldo de mote con
mondongo de res (estómago), el cual lleva como ingredientes al mote (maíz) y la cabeza de res;
el patachi es otro caldo típico a base de carne seca de res, arverja seca, habas con cáscara y
trigo; el caldo de barbecho, preparado a base de papa y carne de vaca o carnero; el caldo de
faena, con carne de toro con verduras y fideos; el caldo de cabeza de cordero con papas y arroz.
Entre los platos de fondo tenemos: la pachamanca de res o de oveja, aderezado en color verde
(con yerbas como chincho), acompañada de papas, habas, humitas de choclo y servidas con
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cremas de ají; adobo de res, preparado con chicha de jora y ají panca molido en carne de cerdo,
res o carnero; trucha frita con papas, arroz y ensalada; entre otros platos como el cuy.
El cuy en los platos de la región altoandina de Huaral siempre tiene una significación
básica de tipo A, tratándose del ingrediente principal y de mayor significación cultural. Los platos
que se consumen pueden ser andinos (de sierra) o criollos (de costa). En San Miguel de
Vichaycocha, el cuy se consume acompañado de papas, en picante, aderezado con ají panca,
orégano, culantro, cebolla y ajos. También se prepara frito acompañado de papas o arroz.
También se prepara con un guiso de maní acompañado de papas o arroz; así como en
escabeche con guiso de cebolla. Es preparado además en caldo para curar males como la
anemia, gastritis y otras gastrointestinales; así como para personas que han quedado débiles
por operaciones o enfermedades. El ponche de cuy se prepara para el sobreparto o para las
personas que están débiles (por sobre peso, estudio o recuperación de alguna enfermedad),
haciendose hervir con canela y clavo de olor y mezclando con huevo batido caliente. Aunque el
cuy es un plato principalmente festivo (en cumpleaños, ya que en festividades sociales
comunales se prepara res, alpaca o carnero), puede ser consumido cualquier día al antojo de la
familia. Para un almuerzo de seis personas se sacrifican dos o tres cuyes.
El cuy como alimento simboliza las relaciones interpersonales al interior de una sociedad
tradicional, o en sus relaciones con individuos externos a esta. En las comunidades altoandinas
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expresión cultural en las comunidades campesinas de Huaral”.
La preparación de los platos a base de cuy está relacionada exclusivamente con el género
femenino; pues son preparados por las esposas e hijas, quienes conocen por tradición la forma
de preparar y los ingedientes a utilizar. Esta preparación se desarrolla al interior del área
doméstica familiar. La relación entre la mujer y el cuy no se da exclusivamente al momento de la
preparación de los alimentos, desde la crianza, alimentación, reproducción, obtención de
productos alimenticios, la mujer es la encargada de velar por el buen desenvolvimiento de estos
procesos, teniendo a su cargo, las áreas domésticas donde viven y se desenvuelven estos
animales.
Durante su crianza, los cuyes van a demandar una alta atención de parte de los miembros
del grupo familiar, principalmente de la mujer, siendo considerados incluso como miembros
integrantes activos de la familia (por encima de otros animales domésticos), recibiendo múltiples
atenciones y cuidados para evitar que se estrecen y mueran2. Al igual que con el cuidado en que
son criados, son también seleccionados para ser sacrificados y preparados en ocasiones
especiales; brindando al ser querido o al visitante un plato con alto valor protéico y de gran
connotación cultural.
El proceso de consumo del plato de cuy se da en este ámbito familiar o cuasi familiar, por
lo general en la región altoandina y en la mayoría de casos en la Costa de Huaral, la carne de
cuy es consumido con la mano, sin utilizar instrumentos (tenedor o cuchillo).
El rol integrador del cuy se hace evidente en la reunión familiar donde en la misma mesa
participan del banquete todos los integrantes del grupo familiar que se hallan presentes. El cuy
se constituye en un símbolo básico de la hospitalidad familiar y social.
2 Sin embargo, debemos aclarar que, en las comunidades altoandinas de la provincia de Huaral, los animales que
reciben el mayor afecto de parte de la familia son el ganado vacuno. El status social de una familia se mide en
relación a cuantas “vacas” tiene. Este ganado vacuno va a recibir una serie de atenciones de parte de la familia,
desarrollando con gran afecto y pomposidad la fiesta del ganado o erranza, que consiste en el marcado anual de
todo el ganado vacuno (además del ovino y camélidos); desarrollándose durante tres días fiestas con banda y
arpa donde se entonan cánticos en honor al ganado vacuno.
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Por lo general, son las personas mayores de 40 años quienes desarrollan esta actividad de
preparar cuyes en estas ocasiones especiales, siendo muy escaso en las parejas jóvenes. El cuy
para ellos, simboliza la identidad cultural local (personal y comunal), representando ser
conocedores del mundo interno comunal, tratando de esta manera mantener viva la identidad
cultural propia. Hasta hace 30 años, los platos a base de cuy se consumían acompañados de
otros productos propios del mismo piso ecológico de la comunidad. El hecho de consumir estos
platos acompañados de arroz (traído desde la Costa) significaba tener solvencia económica y
mayor status social, ya que era un producto de difícil accesibilidad. En la actualidad, con una
rápida conectividad entre estas comunidades y la Costa (ciudades de Huaral y Chancay), es muy
común el consumo de estos platos con arroz, evidencia de la interacción entre lo local y lo
foráneo.
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expresión cultural en las comunidades campesinas de Huaral”.
El sistema religioso andino autónomo o prehispánico era una compleja cosmovisión sui
generis adaptada a su realidad socioeconómica, política, geográfica e histórica. En esta realidad,
la cordillera de los Andes, con su ecología, fauna y flora, condicionó el desarrollo de diversos
grupos sociales que poseían una ideología dual entre waka y wamani, kay pacha y uku pacha,
hanan y hurin, allauca e ichoq, inti y quilla, huari y yacuaz, enqa y onqoy, tinkuy y chiaraje, runa
y huarmi, entre otros.
Si bien es cierto que la importancia económica y ritual de los cuyes no había sido
comparada con la de otras especies domesticadas como los camélidos, canidos y patos, sin
embargo, las representaciones iconográficas de las mismas comparten funciones rituales y
simbólicas de importancia primordial en los sistemas religiosos andinos. 3 Estos aspectos de la
relación entre el hombre y los animales no habían recibido la debida atención en la literatura
arqueológica (Valdez, 2000; Altamirano, 1986, 1995).
Las sociedades andinas han tenido a través del tiempo, una significación parecida o común
para el uso de ciertos animales, como las llamas, alpacas y cuyes, en el ámbito del festín, el
sacrificio ritual y su consumo en espacios domésticos; pues, durante el proceso de matanza de
estos animales, sea con fines domésticos o sacrificales, tiene un alto componente ritual en el
cual se invocan a las divinidades tutelares, desarrollándose un conjunto de comportamientos de
todos los participantes en este proceso (Osborn; 2019: 356-357). El contexto arqueológico nos
mostrará solo algunos aspectos del contexto de deposición de los restos de estos animales,
utilizados en el banquete, sacrificio o almuerzo; sin embargo, a partir del análisis contextual de
los elementos residuales de estos animales, podemos reconstruir este proceso ritual.
Los rituales religiosos en los Andes con presencia de animales ofrendados era una práctica
muy común, tal comno lo señalaron los primeros cronistas hispanos y lo vienen evidenciando los
contextos arqueológicos que se están descubriendo. Al momento de identificar un contexto ritual
es necesario considerar cuatro unidades de análisis: la estructura o soporte en la que se
encuentra el animal, el individuo animal en sí, los materiales asociados y las características del
ritual. Con respecto a la estructura o soporte se debe determinar el lugar de deposición de la
ofrenda, si cuenta con arquitectura o no, sus dimensiones, orientación, tipo de estructura
(funeraria, ceremonial, almacenamiento, etc), tipo de relleno con que ha sido cubierto (tipo de
tierra), entre otros. Con respecto al individuo animal, determinar la especie, si es domesticado o
silvestre, sexo, color, tipo de deposición (primario o secundario), si se trata de una deposición
individual o colectiva, si presenta tratamiento corporal (presencia de fardos, disecamiento, etc),
orientación, posición, edad aproximada, etc. Entre os materiales asociados se deben analizar
minuciosamente, ya que de ellos dependerá la caracterización del contexto, si es ritual o no ritual.
De estos tres primeros se podrá determinar las características del ritual que se ha desarrollado
y el contexto de deposición.
3 Los cuyes y otros roedores como vizcachas y pericotes o ukush, están presentes en la mitología andina como
héroes civilizatorios del inframundo y se relacionan con los tubérculos. Además, roen la soga de la vida que une
el kay pacha con hanan pacha cuando protegen a los gemelos míticos en su huida de Achiké o Achkay (Carranza;
2008).
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expresión cultural en las comunidades campesinas de Huaral”.
Los rituales ofrendatorios que se desarrollan con la participación del cuy, se realizan como
parte de:
1. Rituales propiciatorios medioambientales: aquellos que se desarrollan para propiciar
las lluvias.
2. Rituales propiciatorios de abundancia: aquellos desarrollados para el aumento del
ganado (vacas, ovejas, cuyes, llamas), o de la producción agrícola. En estos casos se
acompaña el sacrificio del cuy con la colocación de illas o conopas con figuras de
animales o productos agrícolas, según lo que se quiere aumentar.
3. Rituales de sanación: desarrollados para la cura de enfermedades culturales como:
daño, susto, mal del abuelo, mal aire, etc.; pidiendo a las divinidades que intervengan
en la curación del enfermo.
4. Rituales de permiso: solicitando permido a las divinidades tutelares para el desarrollo
de actividades como: la siembra, la cosecha, la construcción de un canal de irrigación,
construcción de local comunal, habilitación de estancias de ganado, etc.
5. Rituales de iniciación: a los nuevos curanderos, especialistas o adivinadores que van
a cumplir un papel fundamental en la sociedad local. También en algunas
comunidades del distrito de Ihuarí se realizan estos rituales cuando una nueva
autoridad va a asumir el cargo de directivo comunal.
6. Rituales de agradecimiento: desarrollados para agradecer a la divinidad por algún
beneficio recibido.
CONCLUSIONES
4 Así llaman a las almas de los antiguos pobladores prehispánicos, no bautizados, cuyas almas residen en las zonas
arqueológicas.
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migrantes de otras regiones del Perú; por ello que presenta diversos procedimientos y
tratamientos.
El proceso de jubeo con cuy se va a realizar mediante la aplicación de una serie de símbolos
con significación conocida y reconocida por los integrantes de la sociedad que la practican. La
eficacia simbólica permitirá un apropiado proceso. El cuy representa simbólicamente un agente
dinamizador en las relaciones y comunicaciones entre los hombres y las fuerzas de la naturaleza
y las divinidades, relaciones mediadas por el curandero o especialista. Las interpretaciones
simbólicas identificadas en el proceso de jubeo con cuy presentan un sistema dual, en oposición
y complementario (el patrón constructivo simbólico de opuestos complementarios).
El cuy como alimento simboliza las relaciones interpersonales al interior de una sociedad
tradicional, o en sus relaciones con individuos externos a esta. En las comunidades altoandinas
de la provincia de Huaral, el cuy es consumido solo en ocasiones festivas, en banquetes
ofrecidos a visitantes o en ocasiones para sellar acuerdos comerciales o de reciprocidad entre
miembros de una misma comunidad. El cuy como alimento representa un ingrediente festivo, no
cotidiano, simboliza la integración familiar, cumpliendo un rol integrador El cuy se constituye en
un símbolo básico de la hospitalidad familiar y social.
En las comunidades altoandinas de la provincia de Huaral, el uso del cuy con fines rituales
aún se mantiene vigente. El cuy simboliza este proceso integrador entre lo humano y lo divino,
entre los vivos y los muertos y entre el cuerpo y el alma.
Es importante que el Estado Peruano adopte mecanismos para involucrar estas prácticas
tradicionales ancestrales en diversas esferas públicas, a fin de estudiarlos con más profundidad
y amplitud; destacando sus aspectos positivos y revitalizándolo.
BIBLIOGRAFÍA
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