Nari Gustavoa
Nari Gustavoa
Nari Gustavoa
TRABAJO DE TESIS
Para optar al titulo de Doctor en Medicina y Cirugía
2007
1
Comisión de Tesis
2
Articulo 28
3
Dedicada a: Christina, a mis hijos Julieta, Bruno y Carola por su apoyo
incondicional, por el amor y por tantas horas y cosas que no pude compartir
con ellos en pro de ser un poco mejor en esta profesión que abracé con tanto
cariño.
AGRADECIMIENTOS:
4
INDICE
1 Título 1
2 Comisión de Tesis 2
3 Artículo 28 3
4 Dedicatoria y agradecimientos 4
5 Índice 5
6 Resumen 6
7 Summary 8
8 Introducción 10
-Objetivos 12
9 Material y Métodos 13
a. Presentación del sistema de tracción 13
-Retractor abdominal 13
-Sistema de tracción 17
b. Distribución en quirófano 18
c. Técnica de colocación del retractor 19
d. Colocación de los trocares 23
e. Colecistectomía laparoscópica 26
f. Cierre de incisión de trocares 55
g. Datos evaluados 58
10 Resultados 59
11 Discusión 62
12 Conclusiones 77
13 Referencias bibliográficas 80
5
RESUMEN
6
tiempo operatorio promedio fue de 63 minutos. La colangiografía intra-operatoria se realizó
en el 76,07 % de los casos, 57,05 % de los pacientes presentaba colecistitis crónica
litiásica, 25,76 % litiasis vesicular, 13,45 % colecistitis aguda. En un porcentaje inferior a
2 para cada uno, se encontró vesícula esclero-atrófica, poliposis y colesterolosis.
El índice de conversión fue de 1,84 %, mientras que el dolor postoperatorio se
consideró aceptable en el 88,3 %. La morbilidad de la serie fue de 6,13 % mientras que la
mortalidad fue de 0 %. Finalmente la estadía hospitalaria tuvo una media de 25 horas.
Después de haber analizado los datos y comparado con otras series se puede concluir que:
7
SUMMARY
8
Conversion to open modality was 1,84 %. When postoperative pain was measured the
same was acceptable in 88,3 % of all patients. Morbidity was 6,13 % and mortality 0 %.
Finally, hospital stay has an average of 25 hours.
After our results were evaluated and compared with other series we can conclude that:
3 This device have a simple handle which is observed in the technique of use,
sterilization and in the possibility to change part of them giving the opportunity to
separate any place of the abdomen.
4 This technique has fewer costs because of CO2 is not necessary and trocars could
be re-utilized.
9
INTRODUCCIÓN
10
El éxito de esta técnica radica fundamentalmente en:
* La masificación de la video-cirugía y
* La prolongación en el tiempo del neumoperitoneo.
11
abdominal, el aumento de la presión intra-abdominal, la difusibilidad del CO2,
los cambios de temperatura, el efecto spray y otras. Así se han comunicado
lesiones por punciones viscerales y/o vasculares de diferente envergadura,
trastornos cardio-respiratorios, desequilibrios del estado acido-base, trastornos de
la función renal y hepática, hipotermia, dispersión de gérmenes y células
tumorales, etc. (67)
Por todo lo anteriormente expresado, fueron surgiendo desde distintos
grupos de trabajo diferentes propuestas para disminuir o evitar estas
complicaciones,. Así se ha sugerido por ejemplo, la utilización de sistemas de
tracción parietal solos o asociados a neumoperitoneo mínimo, reemplazo del
CO2 por otros gases, calentamiento del CO2 para evitar la hipotermia,
variaciones en la técnica y elementos para realizar la inyección de gas dentro de
la cavidad abdominal con la intención de resolverlas total o parcialmente.
Es por ello y con la misma inquietud, que en el año 1994, en el Servicio de
Cirugía III del Hospital San Roque de Córdoba, iniciamos una experiencia con
un aparato de tracción parietal de mi diseño para intentar resolver los problemas
del neumoperitoneo a tensión, experiencia que he continuado en el Servicio de
Cirugía General del Sanatorio San Martín de Santiago del Estero.
12
MATERIAL Y MÉTODO
13
Dos de estas valvas con sus respectivos tubos, ya que en realidad son de una
sola pieza, pueden ser cambiadas por otras de diferentes tamaños de acuerdo a la
distancia que exista entre el ombligo y la zona operatoria. He desarrollado tres
juegos de diferentes longitudes para este propósito. (Ver figura I)
El retractor es completamente desarmable, lo que facilita su limpieza y
esterilización.
A continuación se muestran figuras I a VIII con los diferentes pasos de armado.
Figura I : Retractor armado con los tres juegos de valvas accesorias y polea.
14
Figura II: Aparato completamente desarmado.
Figura III: Introducción del tubo B por dentro del A y colocación de mariposa y perno 1
15
Figura IV: Colocación del tubo complementario D.
16
Figura VI: Colocación de mariposa y perno 2.
Figura VII: Colocación del dispositivo 3 para fijación de las valvas y sistema de tracción.
(Aparato completamente armado).
Figura VIII : Aparato armado y desplegado. ( Nótese que cada mariposa se dirige en sentido
opuesto a la valva que comanda ).
17
B)- El sistema de tracción: está compuesto por dos elementos: 1- un sistema de
cadena y polea; la cadena toma el sistema de enganche o dispositivo que se
encuentra en el extremo superior de la rama vertical del retractor y luego pasa por
la polea que está enganchada a la barra. 2- Barra en L, es un aparato en forma
de L invertida, cuya rama vertical, la más larga, en su extremo inferior se inserta
en un “dado” ubicado en la cabecera de la camilla y la rama horizontal sirve de
soporte a la polea que será desde donde se realiza la tracción. Al estar sujeta a la
camilla de operaciones, cualquier movimiento que se le imprima a ésta se
corresponderá con uno de la barra y esto evitará el cambio en la posición de las
valvas intra-abdominales. (Ver fotos y esquemas con inscripciones explicativas).
(Figuras IX a la XII).
Figura IX: Barra con sus dos ramas. Figura X: Barra colocada en la cabecera y a
En la rama horizontal posee una la izquierda de la camilla.(Nótese el parale-
corredera desde donde cuelga la polea lismo entre la barra horizontal y camilla.
18
Figura XI: Esquema de barra y retractor en uso. Nótese el paralelismo entre la barra
horizontal, camilla y posición de las valvas intra-abdominales. (Flechas)
19
DISTRIBUCIÓN EN QUIRÓFANO
Primero: medición del espacio que existe entre el sitio de incisión peri-
umbilical y la región del hipocondrio derecho donde se supone se encuentra la
vesícula biliar. Este espacio nos dará la noción de la longitud de las valvas a
emplear.
Segundo: se realiza una incisión supra o infra-umbilical transversa de piel de
aproximadamente 2 a 2,5 cmts. Tercero: divulsión del tejido celular sub-cutáneo
hasta la aponeurosis; ésta debe quedar expuesta en un radio de 1,5 cmts. Cuarto:
colocación de dos puntos tractores en la misma (uno a cada lado de la línea
media). Quinto: apertura vertical por la línea media de la aponeurosis con
20
electro-bisturí (FIG XIV). Sexto: al realizar tracción desde los puntos
aponeuróticos, se procede a la apertura del peritoneo en el mismo sentido de la
incisión aponeurótica con lo que se llega a cavidad.
21
FIGURA XV: Introducción del retractor a cavidad abdominal
22
tracción, el ayudante las fija en esa posición a través del dispositivo que se
encuentra en el extremo superior de la rama vertical del retractor. Finalizado el
procedimiento y la fijación de las valvas se realiza una tracción manual, suave y
sostenida hasta lograr el campo operatorio necesario para llevar a cabo la cirugía.
En este momento, se colocan la polea y la cadena en la barra en L invertida que
se encuentra asegurada a la camilla, se pasa la cadena a través del retractor y se la
fija en esa posición. Es ahora cuando realizamos la semiología intra-operatoria
con la video-cámara de todo el abdomen.( ver figuras XVI , XVII y XVIII )
23
Figura XVII: se observa distensión abdominal similar o superior al neumoperitoneo.
24
COLOCACIÓN DE LOS TRÓCARES
25
COLECISTECTOMÍA LAPAROSCÓPICA
Dibujo que representa la foto 1, donde pueden observarse el Hígado, Vesícula Biliar y la
valva central del retractor.
26
2
Dibujo que representa la foto 2, donde puede observase el Hígado Vesícula Biliar y la
valva central de retractor
27
3
28
4
Dibujo de foto 4, que muestra ingreso a cavidad abdominal del trocar bajo visión directa.
29
5
Dibujo foto 5, se observa prensión del fondo vesicular, valva del retractor y múltiples
adherencias del epiplón.
30
6
Dibujo foto 6, se observan valva, vesícula biliar traccionada hacia arriba y puesta
en tensión de la adherencias.
31
7
Dibujo de foto 7, que muestra tracción del fondo vesicular y sección con tijera de las
adherencias en tensión
32
8
33
9
Dibujo de foto 9, que muestra sección con tijera de adherencias de la unión del cuerpo
con el bacinete.
34
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13
38
14
Dibujo de foto 14, donde se muestra vesícula biliar liberada y peritoneo de la cara
posterior del triángulo de Calot.
39
15
Dibujo de foto 15, disección de cara anterior del triángulo de Calot con Hook.
40
16
Dibujo de foto 16, en el que se observa disección completa del conducto cístico.
41
17
Dibujo foto 17, se observa cístico completamente disecado al igual que parte del bacinete.
42
18
Dibujo de foto 18, nótese el pasaje de la doble utilidad por detrás del conducto cístico
para lograr una adecuada liberación del mismo.
43
19
Dibujo de foto 19, se muestra doble utilidad abierta por detrás del conducto
cístico, lo que facilitará un adecuado clipado del mismo.
44
20
Dibujo de foto 20, se observa cistico con clip cercano al bacinete, tijera seccionando
parcialmente el cístico para poder introducir la cánula de colangiografía, que ya se
encuentra en cavidad abdominal
45
21
Dibujo foto 21, donde se observa clisado alto del conducto cístico y cisticotomía
(Flecha), por donde se introducirá la cánula para la Mirizzigrafía.
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22
47
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24
49
25
50
26
Dibujo de foto 26, que muestra sección del conducto cístico con sus cabos proximal y
distal, este último con su clip.
51
27
Dibujo de foto 27, donde se observa liberación con tijera de la vesícula del lecho
vesicular.
52
28
53
29
Dibujo de foto 29, en la que se observa vesícula biliar cuyo bacinete ha sido llevado sobre
el domo hepático, seccionándose las últimas adherencias del fondo vesicular a su lecho
54
30
Dibujo de foto 30, nos muestra valva de retractor y exéresis completa de la vesícula biliar
sostenida por la pinza de fondo.
55
CIERRE DE INCISIONES DE TRÓCARES
56
Figura XVIII : Vista de sitios de punción post-extracción de los puntos.(nótese en el
hipocondrio derecho el sitio de punción para colangiografía )
57
DATOS EVALUADOS
58
RESULTADOS
16 años---------------49---------------84 años
59
nuestra experiencia. Las causas por las que no se realizó colangiografía fueron: la
presencia de cístico fino que imposibilitaron su canulación, los pacientes con
poliposis diagnosticada y pacientes con cálculo único por ecografía.
De la totalidad, tres pacientes requirieron conversión. Uno, al inicio de
nuestra experiencia, que fue convertido a neumoperitoneo por la presencia de
múltiples adherencias y dos a cirugía a cielo abierto por gran dificultad en la
disección de los elementos a nivel del triangulo de Calot por importante proceso
flogótico a su nivel. El índice de conversión fue de 1,84 %. (Tabla IV )
Tabla IV. Causas de conversión a otra técnica.
Tabla V. Morbilidad
60
La medición del dolor postoperatorio de realizó mediante la escala visual
análoga (EVA) arrojando los resultados que se observan en la Tabla VI
Tabla VI: EVA – Dolor postoperatorio
Dolor 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Nro. 18* 20 30 5 34* 29 8 6 3 6 4
Figura XX: Imagen microscópica donde se observa tejido adiposo, conectivo y muscular con
leve edema y pequeño foco de hemorragia. Biopsia perteneciente al orificio umbilical donde se
colocó el retractor abdominal.(Se corrobora ausencia de signos microscópicos de tricción
tisular).
61
DISCUSIÓN
62
vieron incrementadas y magnificadas, fundamentalmente por la masificación de
la video-cirugía y por la prolongación en el tiempo del neumoperitoneo.
Así, las lesiones viscerales y vasculares por la punción a ciegas en la
introducción de la aguja de Veress y primer trócar fueron motivo de diferentes
publicaciones. (11,16,73,105,42,88,25,29,95,67, 61) La embolia gaseosa, (10,22,77,81) (sea por
la inyección directa de gas en un vaso o por absorción del mismo), el enfisema
subcutáneo, (26,67) neumomediastino, neumotórax, neumopericardio, (20,41,67,68,77)
arritmias, (19,28,31,67,83,101) severos trastornos hemodinámicos y respiratorios en
pacientes con co-morbilidad cardiorrespiratoria previa, (14,26,70,80,47,48,49,54,89,100) el
efecto spray y metástasis, (1,35,36,44,45,63,69,104,107) trastornos en la temperatura,
(39,69,74,75,76)
etc., por nombrar las más conocidas, han motivado a diferentes
autores a la búsqueda de soluciones a estos problemas.
A fin de lograr un ordenamiento, estas complicaciones pueden ser divididas
en dos grandes grupos: el primero es aquel que versa sobre la técnica de
realización del Neumoperitoneo, fundamentalmente las punciones a ciegas; (73) el
segundo, está compuesto por aquellas complicaciones dependientes del gas
utilizado y sus repercusiones.
Dentro del primer grupo, para la creación de un espacio real dentro de la
cavidad abdominal, se requiere de la introducción de CO2 a la misma; la aguja de
Veress es en la actualidad el vehículo más utilizado. Algunos grupos utilizan la
introducción directa del primer trócar, otros, la técnica de Hasson o sus
modificaciones. (12, 17,50,55,60, 64, 95) Los dos primeros son introducidos a ciegas y
son los responsables de la mayoría de las complicaciones de este primer grupo.
Las mismas, por mencionar algunas, son las lesiones vasculares (arteriales o
venosas) (16, 25, 30, 61, 67, 73,77,81,88, 95, 105) , con la consiguiente hemorragia que puede
ser leve o masiva de acuerdo a la magnitud del vaso lesionado y al tamaño de la
lesión. En pocos casos, la inyección del gas directamente dentro del vaso puede
conducir a la embolia gaseosa (22, 77, 81) . En un análisis de complicaciones de
neumoperitoneo en el Hospital San Roque, registramos en una cirugía
ginecológica, la lesión de una arteria que requirió de conversión urgente y
reparación vascular en una paciente que presentaba un shock hipovolémico. (67)
Otro tipo de lesiones se dan en vísceras huecas, (11, 16, 25, 19, 42, 73, 88, 95, 105)
estas reconocen el mismo mecanismo de producción que las vasculares y el
riesgo se ve incrementado en pacientes con cirugía abdominal previa con
presencia de adherencias a la pared abdominal. El reconocimiento intra-
operatorio de estas lesiones conduce a una solución más fácil y menos riesgosa,
mientras que las que no son reconocidas tienen una mayor morbi-mortalidad.
La introducción de la aguja y la consiguiente inyección de gas en el omento
o en los mesos, principalmente en pacientes con mesos hipergrasos, que pasa
desapercibida inicialmente, puede producir retención de CO2 y la consiguiente
hipercapnia. La inyección de CO2 en epiplón ocurriría en alrededor del 0,3 %. (26)
63
Otra complicación que puede ocurrir por una colocación defectuosa de la
aguja de Veress, principalmente en pacientes obesos, es la aparición de
enfisema subcutáneo, que en la mayoría de los casos es de poca cuantía y no trae
consecuencias, pero si el mismo es moderado o importante puede acarrear la
aparición de acidosis o hipercapnia por su absorción. Según diferentes autores el
enfisema subcutáneo rondaría el 0,4 al 0,5 % (26, 67) Si bien la técnica de Hasson
(38)
y sus modificaciones (17, 55) han intentado resolver el problema de las
punciones, la insuflación del CO2 se hace en forma rápida lo que puede acarrear
serias complicaciones, fundamentalmente cardio-respiratorias.
El índice de complicaciones inherentes a este primer grupo según diferentes
autores sería para la inyección de CO2 en omento de 0,3 %, 0,4 % enfisema
subcutáneo, 0,08 de lesiones intestinales menores, 0,33 de mayores, de las cuales
el 15 % no son reconocidas durante la cirugía. (11, 16, 25, 26, 29, 42, 67, 73, 88, 95, 105) y
que en la laparoscopia diagnóstica serían menos frecuentes que en la terapéutica.
(11)
Las lesiones duodenales son las que conllevan mayor mortalidad. (29) Las
lesiones vasculares mayores oscilarían entre el 0,03 y 0,05 , mientras que las
menores rondarían el 0,07. (16, 25, 30, 61, 67, 73, 88, 95, 105)
Deziel, (25) sobre 77.604 casos, recolectó trece lesiones aórticas, cinco de la
vena cava inferior, once de arterias ilíacas, siete de venas ilíacas, cincuenta y
siete lesiones de intestino delgado, treinta y cinco de colon, doce de duodeno y
cinco gástricas. Gregory reporta la perforación de la vejiga urinaria (37)
En el segundo grupo de complicaciones, conviene seguir los lineamientos
descriptos por Joris (49), quien los divide en:
1 Problemas ventilatorios
2 Problemas hemodinámicos
3 Problemas relacionados con la posición del paciente y personalmente
agregaría un grupo de
4 Misceláneas, para otros tipos de complicaciones no mencionadas por Joris
(efecto spray, metástasis, infecciones, inmunidad, hipotermia,
complicaciones incisionales, trastornos de la perfusión renal, trastornos de
la hemostasia, omalgia, formación de adherencias, etc.).
1- PROBLEMAS VENTILATORIOS.
64
quizás a la depresión ventilatoria inducida por la anestesia. (49)
Los factores que influenciarían el incremento de la PaCO2 serían la duración
del neumoperitoneo, la anestesia y el aumento de la presión intrabdominal.
Como es bien sabido el CO2 es un gas con alta difusibilidad, por ende su
difusión a través de la membrana peritoneal podría ser una de las explicaciones
de este incremento, aunque se sostiene que el gas es más difusible a través de la
pleura que del peritoneo. Sin embargo, esta difusibilidad peritoneal sería la
responsable de alrededor de un 10% de este aumento. Otras explicaciones a este
incremento serían el aumento del espacio muerto fisiológico y la depresión de la
ventilación por la anestesia. La elevación del diafragma conduce a un desajuste
entre ventilación y perfusión pulmonar, se ha descrito un aumento de la
diferencia arterio-alveolar de CO2 que se refleja en un aumento del espacio
muerto fisiológico.
El incremento de la PaCO2, es significativamente mayor en pacientes con
trastornos cardio-respiratorios previos, es decir en pacientes ASA II - III y en
pacientes obesos.
Este aumento y la consiguiente acidosis arterial pueden tener repercusiones
deletéreas en diferentes órganos. Por todo esto es que los anestesiólogos
recomiendan mantener la PaCO2 dentro de valores fisiológicos. (35-45 mmHg.)
El neumotórax, neumopericardio y neumomediastino pueden ser
ocasionados por el pasaje del gas a través de orificios congénitos; en el caso del
neumomediastino, éste se puede producir también en casos de cirugía de la unión
esófago-cardial. El neumotórax puede ser ocasionado por la ruptura de bullas
enfisematosas debido al aumento de insuflación alveolar secundaria al
incremento de la ventilación por minuto durante la creación del neumoperitoneo.
Estas complicaciones son potencialmente graves y pueden desencadenar
trastornos respiratorios y hemodinámicos severos.
La embolia gaseosa es tal vez la complicación más temida y fatal de la
laparoscopia. Ésta puede estar producida, como ha sido mencionado, por la
inyección directa de gas en un vaso durante la insuflación, puede producirse
durante la cirugía, o también, más allá de la misma por atrapamiento del gas en
la circulación portal.
La fisiopatología del embolismo gaseoso estará regida también por el tamaño
de las burbujas de gas y la velocidad de entrada. La insuflación rápida de gas
puede producir un “cierre gaseoso” a nivel de la vena cava y en la aurícula
derecha. Se producirá una obstrucción del retorno venoso con disminución del
gasto cardíaco e incluso colapso. (49)
El diagnóstico de embolia gaseosa se basa en la detección de émbolos de gas
en el lado derecho del corazón o en la identificación de los cambios fisiológicos
comunes a las embolias.
Finalmente dentro de los problemas ventilatorios debemos mencionar al
65
Síndrome de Mendelson o síndrome de aspiración ácida. Es un problema que se
debe tener presente ante todo paciente que será sometido a laparoscopia. Los
factores de riesgo son la regurgitación o reflujo que pueden ser facilitados por el
aumento de la presión intrabdominal. (49)
2- PROBLEMAS HEMODINÁMICOS
CUADRO 1 : Mecanismos que inducen disminución del gasto cardiaco y aumento de tensión
arterial
66
La disminución del gasto cardíaco y el aumento de la presión intra-
abdominal pueden tener repercusión importante a nivel de los órganos intra-
abdominales. Así por ejemplo se constató que una presión intra-abdominal de 20
mmHg aumenta en un 500% la resistencia vascular renal, mientras que la función
renal y el índice de filtración glomerular disminuyen a menos del 25 %, lo que
implica serios riesgos en pacientes renales.
Las arritmias son complicaciones conocidas de la laparoscopia; en la década
del 70 se atribuyeron a la hipercapnia, que como es sabido es arritmógena. En la
actualidad el papel de la hipercapnia como etiología de las arritmias ha sido
desplazado por la teoría de que sería el aumento en el tono del reflejo vagal uno
de los principales factores desencadenantes de las mismas. Las extrasístoles
ventriculares son por lejos, las más frecuentes, pero pueden aparecer la
bradicardia e incluso la asistolia. Estas arritmias acontecen con más frecuencia al
inicio de la insuflación momento en que los cambios hemodinámicos son más
intensos. Otros autores (28), han demostrado en pacientes de edad durante la
colecistectomía laparoscópica, un aumento del intervalo del QT y de la
dispersión del QT, considerando que la significación clínica de este incremento
debe aún ser establecida. En pacientes ambulatorios este incremento puede ser el
que ocasiona arritmias ventriculares o “torsades du point”.
67
B- Efectos respiratorios.
La posición de Trendelenburg facilita la formación de atelectasias,
disminuye la capacidad funcional residual, la volemia pulmonar total y la
distensibilidad pulmonar. Los cambios respiratorios con la cabeza elevada no han
sido suficientemente estudiados pero el desplazamiento del CO2 hacia arriba, con
la consiguiente compresión diafragmática y por ende, de la base pulmonar
podrían acarrear complicaciones de tipo atelectásica.
C- Lesiones nerviosas:
La lesión nerviosa depende pura y exclusivamente de la posición del
enfermo y no del neumoperitoneo, por lo que no será considerada en este trabajo.
4- MISCELANEAS
68
ectópica de embarazos, por ejemplo, en la región sub-hepática. (3)
En lo referente a la hipotermia, el CO2, tal como es utilizado en la mayoría
de los centros que realizan cirugía laparoscópica, produciría una disminución de
la temperatura corporal, que parece no representar un peligro real para el
paciente, sin embargo, algunos grupos de trabajo (74, 75) han insistido en este tema
y decidieron incluir controles de temperatura corporal como parte habitual del
monitoreo y buscar una alternativa a este problema, proponiendo desde el uso de
retractores abdominales, el precalentamiento del CO2 o el reemplazo del mismo
por Helio. ( 39,69,74, 75, 76)
Si bien es conocido que la formación de adherencias postoperatorias en
cirugía laparoscópica es menor que en cirugía convencional, Molinas, (62) en
estudios sobre reproducción, atribuye a la hipoxemia que ocasiona el
neumoperitoneo un incremento en la formación de adherencias y concluye que la
asociación de oxígeno disminuye la formación de las mismas.
Por otra parte, diversos autores (34, 59) han atribuido al neumoperitoneo
trastornos en la funcionalidad hepática y disminución en los factores de la
coagulación hepato-dependientes.
Joris refiere una disminución de la perfusión renal en pacientes sometidos a
neumoperitoneo, esto podría convertirse en un problema serio en pacientes con
disminución previa de la función renal. Por otro lado en un estudio randomizado
realizado por Hazebroeck, (40) no se notó ninguna alteración de la funcionalidad
renal en pacientes que recibieron un transplante renal cuya nefrectomía fue
realizada en forma laparoscópica con neumoperitoneo. La insuflación de una
bolsa en el abdomen de perros ocasionó una caída del 40 % de filtración
glomerular. (91) Por otra parte existiría una disminución de la renina plasmática y
cambios hemodinámicos sistémicos y renales. (97) Es básicamente por estas
posibles complicaciones que algunos autores recomiendan el uso de la tracción
abdominal en pacientes con trastornos de la función renal. (70)
Larsen (56) refiere, que la cirugía con neumoperitoneo incrementaría el stress
quirúrgico, basando sus resultados en el dosaje de cortisol, insulina, glucosa y
proteína C-reactiva. Por su lado, Stone, (97) en un excelente trabajo donde realiza
mediciones en diferentes etapas de la insuflación, nota una franca elevación de lo
que llama “hormonas de stress” (aldosterona y vasopresina) principalmente en la
etapa post-insuflación.
Otro de los trastornos frecuentes, es la omalgia postoperatoria, (26)
complicación que según algunos autores puede aparecer hasta en un 70 % de los
casos. (9) Es por esto, que algunos (87) proponen el uso de neumoperitoneo a
presiones de alrededor de 9 mm Hg. con lo que la incidencia de esta
complicación se reduciría al 11 %.
Por todo lo expresado anteriormente, es que desde hace varios años
diferentes autores proponen diversas soluciones a estos problemas. Estas
69
soluciones oscilan desde la utilización de técnicas abiertas para la realización del
neumoperitoneo, la utilización de otros gases, la disminución de la presión intra-
abdominal o diferentes sistemas de tracción parietal asociada o no a una
insuflación a baja presión de CO2. (2, 6, 12, 15, 17, 38, 50, 60, 64, 65, 67, 71, 95, 96)
Se han propuesto por ejemplo, la Técnica de Hasson y sus modificaciones
(12,17,55,64,95)
en un intento de evitar la lesiones viscerales o vasculares. Con ella se
evitan las lesiones, pero la insuflación del gas se realiza en forma rápida, lo que
no es favorable para el paciente por la abrupta distensión del abdomen y los
cambios que esto genera. El reemplazo del CO2 por Helio, (71) con un incremento
del gasto operativo difícil de sobrellevar; el calentamiento del gas (39,76) y
finalmente, las diferentes propuestas de no utilización del neumoperitoneo, todas
ellas basadas fundamentalmente en la tracción de la pared abdominal anterior.
( 2,15,65,95)
70
cosmética respecto de la cirugía realizada con neumoperitoneo. El tiempo
empleado para la colocación del retractor tuvo una media de 2,45 minutos,
tiempo que en nuestra experiencia es similar o sensiblemente menor al utilizado
en la realización del neumoperitoneo. Una de las ventajas de una incisión
umbilical de mayor tamaño es que la extracción de la pieza operatoria es mucho
más fácil evitando forcejeos, apertura de la pieza, derramamiento de bilis y
cálculos y ampliación de la herida a ciegas transformando una cirugía elegante en
engorrosa. Otra de las ventajas, a nuestro entender, es que si bien el cierre de la
herida umbilical demanda más tiempo que en la cirugía con neumoperitoneo,
dicho cierre es obligatorio disminuyendo la posibilidad de eventraciones. Éstas
aparecen en la cirugía con neumoperitoneo entre el 1 y 6 %. (24)
En lo que respecta a la técnica de la colecistectomía propiamente dicha,
podemos asegurar que lo único que cambia es la disposición de los trócares; los
mismos se encuentran dispuestos detrás del retractor con las valvas desplegadas
porque si se colocasen entre dos valvas por ejemplo, los movimientos del
instrumental se verían impedidos en algún momento de la cirugía por una de las
valvas. Afirmamos esto por habernos sucedido al inicio de la experiencia donde
distribuíamos los trócares de acuerdo a la técnica pre-establecida por la escuela
francesa. Cuando analizamos las diferentes propuestas de tracción abdominal,
Akimaru (2) y Bezzi (7) , utilizan aparatos que se ubican en forma sub-cutánea, a
nuestro entender la colocación de este tipo de retractores es traumática ya que
implica una importante liberación de tejido celular sub-cutáneo en el caso de los
llamados retractores planos, por otra parte en uno de los trabajos, mencionan que
la separación es a nivel del Hipocondrio derecho y no de todo el abdomen como
el propuesto en este trabajo. Bossuto (9) y Speranza (96) , proponen ejercer la
tracción tomando toda la pared abdominal lo que coincide con el aparato
propuesto por nosotros, con la diferencia que usan sistemas de tracción
hidráulicos o eléctricos, lo que nos da la sensación de que la tracción que se
ejerce sobre los tejidos es mas difícil de controlar que cuando se lo hace en
forma manual como lo proponemos . Por otra parte en ninguno de los trabajos se
menciona la posibilidad de desarmar completamente el instrumento como en el
nuestro y esto es de suma importancia a la hora de realizar su limpieza y
esterilización, ni tampoco, la existencia de valvas de diferentes longitudes como
el que se describe, que permite acceder a cualquier región del abdomen y pelvis.
Fueron operados con esta técnica 163 pacientes, de los cuales 119,
pertenecieron al sexo femenino y 44 al masculino, el mayor número de mujeres
se debe a que como es habitual, la patología litiásica de la vesícula biliar es más
frecuente en este sexo.
La edad media de la serie fue de 49 años con extremos entre 16 y 84 años.
Cuando evaluamos el tiempo que se tardó en la colocación del retractor
abdominal, el mismo tuvo una media de 2,45 minutos; los tiempos menores
71
fueron obtenidos en pacientes delgados, con escaso tejido celulo-adiposo. En
aquellos pacientes con algún grado de obesidad, el tiempo demandado fue mayor,
lo mismo en pacientes que tenían cirugías previas en hemi-abdomen superior con
presencia de adherencias. En estos últimos, la colocación del retractor fue
realizada cuidadosamente y siempre bajo visión directa, lo que nos permitió ir
seccionando las adherencias en forma cómoda y sin riesgo alguno.
Una vez colocado el retractor, posicionadas y fijadas las valvas, con tracción
firme y regular se logra el espacio real necesario para llevar a cabo la cirugía, con
la video-cámara se realiza una semiología intra-operatoria satisfactoria
observando perfectamente la introducción del resto de los trócares, que, como he
explicado anteriormente, se colocan por detrás del retractor.
De los 163 pacientes, 93 tenían colecistitis crónica, 42 litiasis vesiculares
simples, 22 colecistitis aguda, 3 colecistitis esclero-atróficas, 2 poliposis y 1
colesterolosis; esto demuestra que se pueden abordar los diferentes estados de la
patología litiásica vesicular al igual que en la cirugía con neumoperitoneo, con
una buena visibilidad a la hora de liberar las adherencias de otros órganos con la
vesícula biliar, lo mismo que la disección de los elementos del triángulo de
Calot.
El tiempo operatorio tuvo una media de 63 minutos con extremos entre 30 y
130 minutos. El mayor tiempo quirúrgico lo tuvimos cuando existió un
importante proceso inflamatorio y en pacientes obesos; ya que la presencia de
mesos hipergrasos como así también la ausencia de gas a presión, que comprime
las vísceras hacia abajo, hicieron más dificultoso el procedimiento. Los cambios
de posición de la camilla juegan un rol importante, fundamentalmente por la
elevación de la cabecera y la rotación de la misma hacia la izquierda, lo que
permite el desplazamiento de las vísceras hacia abajo y a la izquierda
favoreciendo una mejor visualización del hipocondrio derecho. En estos
pacientes solemos utilizar tiras de tela que sujetan ambas raíces de los miembros
inferiores del paciente (articulaciones coxo-femorales) a la camilla lo que permite
elevar la cabecera hasta su máximo sin que el enfermo se desplace. El recurso
del separador en forma de mano es también una alternativa a tener en cuenta,
aunque no lo hemos utilizado porque su colocación implica la realización de un
nuevo orificio y no tuvimos la necesidad de dicha separación. De todas maneras
es un instrumento que se debe tener a disposición.
La Mirizzigrafía fue efectuada en 124 pacientes (76,07%), de las cuales las
primeras 33 fueron colecisto-colangiografías por punción vesicular al inicio de
nuestra experiencia.
72
Las causas por las que no se realizaron colangiografías fueron:
73
horas de postoperatorio en la mayoría de los pacientes, que habitualmente ya
estaban en su domicilio y habían sido dados de alta con el drenaje sin que éste
represente riesgo para ellos.
La estadía hospitalaria tuvo una media de veinticinco horas con extremos
entre catorce y ciento veinte horas. Normalmente el alta fue otorgada de acuerdo
a la recuperación individual de cada paciente y a la gravedad de la patología
vesicular como así también las dificultades intra-operatorias. La estancia
hospitalaria no difiere de lo publicado por diferentes autores (46) ni a la de los
pacientes que hemos operado con neumoperitoneo. No iniciamos ningún
protocolo de cirugía laparoscópica de corta estancia fundamentalmente por que
en la provincia (Santiago del Estero) muchos pacientes viven en el interior con
malas condiciones de transporte y caminos.
La morbilidad de la serie fue de 6,13 % y estuvo representada por cinco
abscesos de pared a nivel de la herida umbilical, tres hematomas de la región
peri-umbilical, una bilirragia de 60 cc. por el tubo de drenaje a las 24 horas de
operada y que se agotó al cuarto día en su domicilio; la misma fue ocasionada
por la caída del clip del conducto cístico. La colocación del drenaje, como lo
expusimos anteriormente, fue de utilidad evitándole la formación de un bilioma
postoperatorio que hubiese requerido de un posterior drenaje percutáneo. Si bien
habíamos efectuado una colangiografía intra-operatoria, al quinto día de operada
le realizamos una fistulografía por el equipo perfus multi-perforado que
habíamos dejado como drenaje y que había agotado su debito 24 hs. previas,
confirmando una fuga de aspecto filiforme a través del conducto cístico por
pérdida del clip.
Una paciente, a los 8 meses de operada, presentó elevación de bilirrubina y
fosfatasa alcalina con episodio de dolor en hipocondrio derecho por litiasis
residual única de colédoco que fue resuelta por papilotomía endoscópica. El
índice de litiasis residual fue de 0,62 % lo que al igual que en morbilidad, no
difiere de lo publicado por otros autores. (93)
La mortalidad de la serie fue de 0 %.
En lo que respecta al dolor postoperatorio, 144 pacientes (88,3%),
presentaron dolor aceptable, el mismo fue evaluado con la EVA, aunque es
importante reconocer que la medición del dolor es subjetiva y depende en parte
de factores psicológicos.
En lo que se refiere a las biopsias tomadas de piel y músculo, el informe
anatomo-patológico no mostró signos de tricción debido al retractor, sólo
pudieron observarse los cambios propios del termocauterio del electro-bisturí de
la sección aponeurótica y peritoneal que demuestra que la tracción no produce
isquemia ni lesiones que puedan incrementar el dolor o favorecer la formación de
abscesos o hematomas de la herida. Por otro lado cuando medimos la fuerza de
tracción, esta tuvo una media de 10 Kg.- fuerza, las mayores fuerzas de tracción
74
fueron efectuadas principalmente en pacientes jóvenes con buena tonicidad
muscular y en aquellos pacientes con sobre-peso, mientras que en pacientes de
edad, con menor tonicidad muscular, requirieron menor fuerza de tracción.
Finalmente, describiremos las dificultades y ventajas que observamos con la
tracción parietal.
Dentro de las dificultades, debemos decir que al inicio de la experiencia la
movilidad hepática de ascenso y descenso por la ausencia del neumoperitoneo
que fija al hígado fue un problema que superamos con un simple ajuste de
“tiempos” y movimientos. En la actualidad no representa un problema, y puedo
decir que al igual que cuando se inicia la experiencia en cirugía laparoscópica,
existe una curva de aprendizaje que se debe superar; la cirugía laparoscópica sin
neumoperitoneo no es la excepción.
Como expresamos anteriormente, la obesidad y la ausencia de depresión
visceral son también dificultades que presenta la cirugía sin neumoperitoneo; la
solución a estos problemas radica en los cambios en la posición de la camilla o,
como proponen algunos autores, agregar a la tracción parietal una insuflación
mínima para lograr una mejor visibilidad, con esta última opción no tenemos
experiencia. Si bien otros autores han referido menor visibilidad en la cirugía con
tracción (57), aducen que la ausencia de depresión visceral es el factor primordial
de la misma. Nosotros coincidimos con aquellos que manifiestan una visibilidad
similar entre ambos procedimientos (46) , destacamos que la ausencia de la
mencionada depresión visceral es fácilmente solucionada con los cambios de la
posición del paciente, principalmente la lateralización de la camilla de
operaciones hacia la izquierda y la elevación de la cabecera, la ausencia de gas
intra-abdominal nos permite que esta elevación pueda ser importante sin que el
gas se desplace hacia arriba ocasionando algún trastorno.
También debemos contar dentro de las dificultades, el posicionamiento del
aparato de rayos X o arco en C, ya que la cadena que sostiene el retractor impide
una adecuada movilidad; esto fue resuelto ingresando el cabezal del aparato de
rayos desde el lado izquierdo del paciente.
Por último, dentro de las dificultades, el tiempo de cierre de la herida
umbilical es más prolongado por que el mismo implica puntos de sutura para el
peritoneo, aponeurosis y piel. De todas formas, este cierre obligatorio,
disminuye la posibilidad de eventraciones post-operatorias que oscila entre el 1 y
6 % según algunas publicaciones cuando se utiliza el neumoperitoneo (24); no
detectamos ninguna en la presente serie. Es probable que el orificio dejado por la
introducción del trocar de 12 mm en la cirugía con neumoperitoneo requiera
también del cierre de la brecha aponeurótica para disminuir la incidencia de
eventraciones.
En lo que se refiere a las ventajas y coincidiendo con otros autores (4,9,70,85) ,
podemos decir que la cirugía laparoscópica sin neumoperitoneo, evita la
75
posibilidad de producir lesiones viscerales o vasculares por la introducción de la
aguja de Veress o trócares a ciegas. En esta serie no observamos ninguna.
Evita las complicaciones inherentes al uso del CO2 expuestas en la
introducción, al igual que aquellas producidas por el incremento de la presión
intra-abdominal porque son inexistentes.
El uso libre de la aspiración evita la des-insuflación y consecuente “caída”
del campo operatorio con la consiguiente pérdida de tiempo y visibilidad.
Facilita la extracción de la pieza operatoria ya que la incisión umbilical es un
poco más grande y evita forcejeos y ampliación de la herida para extraer la
vesícula biliar.
Permite el uso de instrumental de cirugía convencional, esto es importante a
la hora de extraer cálculos por rotura de la vesícula.
Disminuye los costos operativos ya que no se utiliza CO2 y se pueden re-
utilizar los trocares en forma prolongada que son caros y que pierden gas después
de algunas cirugías tanto los descartables como los metálicos a los que se deben
cambiar las válvulas.
No modifica los principios cosméticos de la cirugía laparoscópica ya que no
existen diferencias entre la que usa neumoperitoneo como en la que se usa la
tracción.
Se puede utilizar anestesia peridural o raquídea en pacientes seleccionados,
lo que disminuiría los costos anestésicos y es una opción beneficiosa para las
mujeres embarazadas.
76
CONCLUSIONES
77
*- La ausencia del neumoperitoneo a tensión, permite la utilización a discreción
de la aspiración sin la posibilidad que disminuya la visibilidad, ahorrando el
tiempo de espera de una nueva insuflación.
78
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