Nari Gustavoa

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Universidad Nacional de Córdoba

Facultad de Ciencias Médicas

TRABAJO DE TESIS
Para optar al titulo de Doctor en Medicina y Cirugía

2007

“COLECISTECTOMÍA LAPAROSCÓPICA CON


TRACCIÓN PARIETAL: PRESENTACIÓN DE
INSTRUMENTAL PROPIO Y ANÁLISIS DE
RESULTADOS”

Sr. Médico Gustavo Adrián Nari

1
Comisión de Tesis

1 Prof. Dr. Eduardo Antonio Moreno

1 Prof. Dr. Cesar Nani

2 Prof. Dr. Rodolfo Bielochercovzky

2
Articulo 28

LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA NO


SE SOLIDARIZA CON LAS EXPRESIONES Y
RESULTADOS VERTIDOS EN EL PRESENTE
TRABAJO DE TESIS

3
Dedicada a: Christina, a mis hijos Julieta, Bruno y Carola por su apoyo
incondicional, por el amor y por tantas horas y cosas que no pude compartir
con ellos en pro de ser un poco mejor en esta profesión que abracé con tanto
cariño.

AGRADECIMIENTOS:

En primer lugar, a mis padres: por darme la posibilidad de estudiar


Medicina, por su sacrificio.
A mis maestros: Prof. Dr. Manuel Molina Rivero, quien con su autorización
para comenzar la experiencia en cirugía laparoscópica sin neumoperitoneo
en el servicio de cirugía 3 a su cargo, allá por 1994, fue uno de los pilares
para lograr este trabajo; por su ejemplificadora conducta en lo que hace al
esfuerzo y al estudio, al igual que por sus consejos. Al Prof. Dr. Cesar Nani,
uno de los padrinos de Tesis, quien con su ortodoxia y un cariño encubierto
que siempre supe ver, me enseñó todo: desde como colocar el porta-agujas
hasta el punto cuadrado en el “ángulo de las tormentas” de las
gastrectomías. Al Prof. Dr. Eduardo Moreno, otro padrino de Tesis, al que no
solo puedo agradecerle su participación en mi formación con enseñanzas,
consejos, reprimendas, ejemplos de honestidad y ética, sino su amistad
desinteresada, un padre profesional del que me siento orgulloso.
Al Prof. Dr.Rodolfo Bielochercovsky, por sus aportes y correcciones. Al Dr.
Mariano Leonel Jozami, por su invaluable colaboración en la confección del
presente trabajo.
A todos los colegas que de una u otra manera han participado en diferentes
centros en forma desinteresada en la elaboración de esta casuística que es
hoy el tema de esta Tesis.
Gracias.

4
INDICE

1 Título 1
2 Comisión de Tesis 2
3 Artículo 28 3
4 Dedicatoria y agradecimientos 4
5 Índice 5
6 Resumen 6
7 Summary 8
8 Introducción 10
-Objetivos 12
9 Material y Métodos 13
a. Presentación del sistema de tracción 13
-Retractor abdominal 13
-Sistema de tracción 17
b. Distribución en quirófano 18
c. Técnica de colocación del retractor 19
d. Colocación de los trocares 23
e. Colecistectomía laparoscópica 26
f. Cierre de incisión de trocares 55
g. Datos evaluados 58

10 Resultados 59
11 Discusión 62

12 Conclusiones 77
13 Referencias bibliográficas 80

5
RESUMEN

La colecistectomía es el tratamiento de elección ante una vesícula biliar enferma.


Desde que en 1882 Langebuch realizara por primera vez este procedimiento, ha existido
una incesante búsqueda con el objeto de mejorar los resultados en las patologías del árbol
biliar, siendo sin duda alguna la colangiografía intra-operatoria ideada por Pablo L. Mirizzi
uno de los avances más importantes. En 1987, Philip Mouret, tras combinar un viejo
procedimiento diagnóstico (laparoscopia), tecnología y técnica quirúrgica adecuada, realiza
la primer colecistectomía laparoscópica.
Con esta vía de abordaje, se logran resultados francamente espectaculares al punto que
en la actualidad, la colecistectomía laparoscópica se ha transformado en la primera opción
de tratamiento ante una colecistopatía quirúrgica, desplazando a la colecistectomía
convencional al segundo lugar.
Las ventajas de la colecistectomía laparoscópica sobre la convencional asientan
básicamente en un menor trauma quirúrgico que conlleva una menor estancia hospitalaria,
rápida recuperación postoperatoria, menor tiempo de reintegro laboral con la consiguiente
disminución de los costos socio-laborales y una importante diferencia desde el punto de
vista cosmético.
Para poder llevar adelante esta cirugía, se requiere crear una cavidad real dentro del
abdomen, que se logra con la inyección de un gas inerte a través, principalmente, de la
aguja de Veress.
Si bien esta técnica trajo aparejados importantes beneficios para los pacientes, con el
correr del tiempo se hicieron evidentes una serie de complicaciones inherentes a la misma.
Las lesiones quirúrgicas de las vías biliares se incrementaron en número y gravedad y la
litiasis residual, fue también un punto controvertido ya que varios centros abandonaron el
uso sistemático de la colangiografía intra-operatoria.
Por otra parte, el agregado del neumoperitoneo con CO2 y su técnica de realización
trajeron aparejados un grupo importante de complicaciones que fueron observadas por
cirujanos y anestesiólogos. La punción de vísceras y vasos al introducir a ciegas la aguja de
Veress, las consecuencias del aumento de la presión intra-abdominal, los trastornos propios
de la difusibilidad del CO2, el cambio de temperatura, el efecto spray y otros,
representaron una esfera nueva de complicaciones. Estas, desencadenaron la búsqueda de
alternativas con la intención de evitarlas, apareciendo un importante número de propuestas.
Siguiendo esta tendencia creamos en el Servicio de Cirugía III del Hospital San Roque, un
sistema de tracción parietal abdominal para evitar la realización del neumoperitoneo a
tensión y sus complicaciones.
Los objetivos de la presente tesis son: presentar el sistema de tracción parietal
abdominal, la técnica de la colecistectomía laparoscópica sin neumoperitoneo, evaluar la
viabilidad de la técnica y sus dificultades y por último, evaluar las ventajas del método con
respecto a la colecistectomía con neumoperitoneo a tensión.
Los datos evaluados fueron, sexo, edad, diagnóstico, tiempo operatorio, porcentaje de
colangiografías intra-operatorias, índice de conversión a técnica abierta, dificultades y
ventajas para realizarla, dolor postoperatorio, estancia hospitalaria, morbilidad, mortalidad
y en un grupo de pacientes, se evaluó a través de biopsias del ombligo, la repercusión de la
tracción sobre los mismos.
Se operaron con esta técnica 163 pacientes, con una media etaria de 49 años. El

6
tiempo operatorio promedio fue de 63 minutos. La colangiografía intra-operatoria se realizó
en el 76,07 % de los casos, 57,05 % de los pacientes presentaba colecistitis crónica
litiásica, 25,76 % litiasis vesicular, 13,45 % colecistitis aguda. En un porcentaje inferior a
2 para cada uno, se encontró vesícula esclero-atrófica, poliposis y colesterolosis.
El índice de conversión fue de 1,84 %, mientras que el dolor postoperatorio se
consideró aceptable en el 88,3 %. La morbilidad de la serie fue de 6,13 % mientras que la
mortalidad fue de 0 %. Finalmente la estadía hospitalaria tuvo una media de 25 horas.
Después de haber analizado los datos y comparado con otras series se puede concluir que:

1 La colecistectomía laparoscópica con el sistema de tracción parietal abdominal


evita totalmente las complicaciones del neumoperitoneo a tensión y de su técnica
de realización.

2 Es viable. No conlleva diferencias importantes en lo que hace a duración del acto


operatorio, campo visual, resultados cosméticos, recuperación postoperatoria,
estadía hospitalaria, índice de conversión y porcentaje de realización de
colangiografía intra-operatoria, cuando se la compara con la técnica con
neumoperitoneo a tensión.

3 La técnica de colocación, esterilización, desarmado e intercambio de valvas para


acceder a diferentes patologías abdominales, es de manejo simple y sumamente
versátil

4 La utilización de esta técnica permite un importante abaratamiento de los costos


ya que da lugar a la re-utilización de trocares.

5 Evita el uso de CO2.

6 Creemos que la colecistectomía laparoscópica con el sistema de tracción parietal


presenta ventajas con respecto a la que emplea neumoperitoneo a tensión

7
SUMMARY

Cholecystectomy is the choice treatment in different gallbladder pathologies. From


1882, when Langebuch made for first time this procedure, a permanent search for better
results in the treatment of the biliary tree pathologies were made. Intra-operative
cholangiography, created by Pablo L. Mirizzi, probably is one of the most important goal in
this field.
In 1987, Philip Mouret, with the combination of an old diagnostic procedure,
technology and surgical technique, is the first surgeon in made the laparoscopic
cholecystectomy.
With this technique, results were so good that this procedure became in the first choice
option in the actuality, making that open cholecystectomy takes the second place.
Advantages of laparoscopic over open cholecystectomy are basically a lesser surgical
trauma with a consequent diminution of hospital stay, a more fast incorporation to work
with diminution of socio-economic costs and an important difference in cosmetic results.
To make this technique, creation of a real cavity was necessary; injection of CO2
inside abdominal cavity is performed through a needle of Veress.
Laparoscopic cholecistectomy bring a great number of benefits, but, in the other hand,
some kind of complications was noted. Biliary injury increase in number and gravity,
residual lithiasis was another problem because of some centers the systematic use of the
cholangiography was abandoned.
In the other hand, pneumoperitoneum with CO2 and its technique of realization bring a
new group of complications observed by surgeons and anesthesiologists.
Visceral and vascular injuries because of blind introduction of Veress needle, increase of
intra-abdominal pressure, CO2 diffusion, hypothermia, spray effect, etc are some of this
new group mentioned.
Some alternatives tending to solve them were proposed by different authors. In the
same way, we created, in the 3rd. General Surgery Service of Hospital San Roque, a device
of abdominal wall lift with the intention to avoid these complications.
The aims of this thesis work were: To present the device and surgical technique,
evaluation of safety of this procedure and advantages when is compared with laparoscopic
cholecistectomy with pneumoperitoneum.
Were evaluated sex, age, diagnostic, time consuming, percentage of intra-operative
cholangiography, number of conversion to open modality, difficulties and advantages,
postoperative pain, morbidity and mortality. In a group of patients, a biopsy of umbilical
wound was made with the intention to know the repercussion of traction in this place.
163 patients were operated on with this technique, average age was 49 years, consuming
time has a media of 63 minutes, intra-operative cholangiography could be made in 76,07 %.
From total, 57,05 were chronic cholecistitys, 25,76 % gallbladder lithiasis, 13,45 acute
cholecistitys and in less of 2 % each one sclero-athrophic cholecistitys, polyps and
cholesterolosis.

8
Conversion to open modality was 1,84 %. When postoperative pain was measured the
same was acceptable in 88,3 % of all patients. Morbidity was 6,13 % and mortality 0 %.
Finally, hospital stay has an average of 25 hours.
After our results were evaluated and compared with other series we can conclude that:

1 Laparoscopic cholecystectomy with the abdominal lift device avoids all


complications of pneumoperitoneum and its technique of realization.

2 Laparoscopic cholecystectomy without pneumoperitoneum is safety and don’t


present differences in time consuming, visibility, cosmetics results, postoperative
recovery, hospital stay, conversion to open modality and cholangiography
realization when is compared with laparoscopic cholecystectomy with
pneumoperitoneum.

3 This device have a simple handle which is observed in the technique of use,
sterilization and in the possibility to change part of them giving the opportunity to
separate any place of the abdomen.

4 This technique has fewer costs because of CO2 is not necessary and trocars could
be re-utilized.

5 We believe that laparoscopic cholecystectomy with abdominal lift present


advantages over laparoscopic cholecystectomy with pneumoperitoneum.

9
INTRODUCCIÓN

La primera colecistectomía fue realizada por Langebuch en 1882. En 1913,


Kehr publica su serie de 2000 colecistectomías. A partir de ese entonces este
procedimiento quirúrgico se fue transformando en habitual para el tratamiento de
las diferentes colecistopatías. En el siglo XVII, Bozzini impulsó el surgimiento
de la endoscopía moderna al inventar un dispositivo que emitía luz en las
cavidades humanas y que fue mejorado por Desormeaux y presentado en la
Academia Imperial de Medicina de París el 20 de Julio de 1883.
En 1901, el cirujano alemán Kelling, describe la primer visualización
endoscópica del esófago y estómago a la cual denominó “Celioscopia”. En 1911,
Jacobeus, reporta sus primeros 109 casos. Años más tarde, Goetze inventa la
aguja automática en un intento por disminuir los riesgos implícitos de la punción
a ciegas. En 1951, los gastroenterólogos alemanes Kalk y Bruhl, diseñan un
aparato de óptica oblicua con un trócar dual para la toma de muestras tisulares
bajo anestesia local. Ruddock, un internista norteamericano, había ensayado el
mismo procedimiento en 500 pacientes en 1937 pero no alcanzó suficiente
repercusión. (49, 91) La laparoscopia diagnóstica tuvo un importante auge en la
década del 60; en la década del 70 se introdujo la Colecistocolangiografía por
punción para el diagnóstico diferencial de las colestasis (91). En 1976, Semm, un
ginecólogo, practica por primera vez una apendicectomía laparoscópica (91) . La
primer colecistectomía laparoscópica fue publicada por el cirujano alemán
Muehe en 1986 (91) . En 1987, el cirujano platense Aldo Kleiman, presenta su
experiencia en colecistectomía laparoscópica en ovejas (52, 53) ; en 1989 y 1990,
Dubois y Perissat respectivamente, publican su experiencia, aunque es el cirujano
francés Philip Mouret quien reclama ser el primero en realizarla en 1987. (27, 49, 91)
Desde esa fecha en adelante, la colecistectomía laparoscópica ha ido ganando
adeptos, hasta transformarse en la actualidad en el procedimiento quirúrgico de
elección ante una vesícula biliar enferma (79, 92, 98) . En Argentina, el
procedimiento tuvo amplia aceptación, lo que quedó demostrado por el número
de publicaciones realizadas. En Córdoba los Dres. Pablo Sonzini Astudillo
(92,93,94)
y José Foscarini fueron pioneros en la aplicación de esta técnica, a la que
se sumaron posteriormente y en Hospitales públicos, los Servicios de Cirugía del
Hospital San Roque y Hospital Córdoba Por otra parte, es importante tener en
cuenta que la cirugía laparoscópica ha continuado su evolución y en la actualidad
cada vez son más las patologías abdominales que son abordadas con esta técnica,
llegando inclusive a la novedosa cirugía robótica o la cirugía fetal in útero por
laparoscopia.

10
El éxito de esta técnica radica fundamentalmente en:

1 la disminución de la estadía hospitalaria


2 una mejor recuperación inmediata y mediata en el postoperatorio
3 un rápido reintegro laboral y
4 resultados cosméticos que superan ampliamente a la técnica abierta.

Por todo lo anteriormente expresado, la colecistectomía laparoscópica, se ha


transformado en la técnica de elección para la remoción de la vesícula biliar, con
beneficios importantes, pero también con una serie de complicaciones inherentes
al procedimiento. La que más ha despertado el interés y alerta de los cirujanos, ha
sido la lesión quirúrgica de la vía biliar, que no sólo se ha visto incrementada en
número, sino que su gravedad es mayor porque las lesiones suelen ser más altas
que en la cirugía convencional (18, 23, 26, 78,84, 94).
Otro de los ítems que generó interés fue la litiasis residual y el uso
sistemático de la Mirizzigrafía (84, 93), siendo en la actualidad un problema
resuelto, ya que esta última se utiliza en la mayoría de los centros en forma
rutinaria. De todas formas, la sistematización del uso de la colangiografía, no
solo tiene fundamento en la pesquisa de litiasis coledociana sino que es de gran
importancia en el reconocimiento de la anatomía de la vía biliar principal y puede
descartar la posibilidad de una lesión quirúrgica. En caso de que esta se
produzca, brinda una idea de la altura y gravedad de la misma, orientando al
cirujano a tomar la decisión correcta para la solución de esta gravísima
complicación en el mismo acto operatorio. Es importante recordar la gran
cantidad de variantes anatómicas a nivel de la encrucijada biliar como así
también de la unión cistico-coledociana.
Menor atención recibieron las complicaciones inherentes a la creación de
una cavidad real dentro del abdomen para poder ejecutar la cirugía. Así, la
creación del neumoperitoneo, posee una esfera propia de complicaciones
conocidas desde la época de la laparoscopia diagnóstica. (70) Fueron
fundamentalmente los anestesiólogos quienes llamaron la atención sobre este tipo
de problemas, que se vieron incrementados respecto de la era de la laparoscopia
diagnóstica, por dos causas principales a saber:

* La masificación de la video-cirugía y
* La prolongación en el tiempo del neumoperitoneo.

Este último grupo de complicaciones tiene relación fundamentalmente con la


realización de punciones a ciegas para la inyección de gas dentro de la cavidad

11
abdominal, el aumento de la presión intra-abdominal, la difusibilidad del CO2,
los cambios de temperatura, el efecto spray y otras. Así se han comunicado
lesiones por punciones viscerales y/o vasculares de diferente envergadura,
trastornos cardio-respiratorios, desequilibrios del estado acido-base, trastornos de
la función renal y hepática, hipotermia, dispersión de gérmenes y células
tumorales, etc. (67)
Por todo lo anteriormente expresado, fueron surgiendo desde distintos
grupos de trabajo diferentes propuestas para disminuir o evitar estas
complicaciones,. Así se ha sugerido por ejemplo, la utilización de sistemas de
tracción parietal solos o asociados a neumoperitoneo mínimo, reemplazo del
CO2 por otros gases, calentamiento del CO2 para evitar la hipotermia,
variaciones en la técnica y elementos para realizar la inyección de gas dentro de
la cavidad abdominal con la intención de resolverlas total o parcialmente.
Es por ello y con la misma inquietud, que en el año 1994, en el Servicio de
Cirugía III del Hospital San Roque de Córdoba, iniciamos una experiencia con
un aparato de tracción parietal de mi diseño para intentar resolver los problemas
del neumoperitoneo a tensión, experiencia que he continuado en el Servicio de
Cirugía General del Sanatorio San Martín de Santiago del Estero.

Los Objetivos de este trabajo de Tesis son:


1 Presentar un sistema de tracción parietal abdominal para realizar la
Colecistectomía laparoscópica sin neumoperitoneo.
2 Presentar la técnica de Colecistectomía laparoscópica sin neumoperitoneo.
3 Evaluar la viabilidad de la técnica y sus dificultades.
4 Evaluar la existencia de ventajas respecto al neumoperitoneo a tensión.

12
MATERIAL Y MÉTODO

PRESENTACIÓN DEL SISTEMA DE TRACCIÓN PARIETAL

Para comenzar la descripción del sistema de tracción hemos decidido


dividirla en dos partes: a) retractor abdominal y b) sistema de tracción.

A)- Retractor abdominal: es un aparato totalmente construido en acero


inoxidable en forma de L, que presenta dos ramas, una vertical y otra horizontal.
(Fig. II)
La rama vertical, de forma cilíndrica, posee dos funciones. La primera es
que en su extremo superior presenta un dispositivo desde el que se realizará el
enganche para la tracción y este dispositivo sirve a la vez para la fijación de las
valvas intra-abdominales en la posición deseada.
La segunda es que en esta rama van insertas tres “mariposas” y cada una de
ellas comanda el movimiento de las valvas intra-abdominales para su
posicionamiento adecuado.
Esta rama vertical, de forma cilíndrica, está compuesta por un tubo de acero
inoxidable, con tres orificios por donde penetran las mariposas. Por el interior de
este tubo, corren 2 tubos más de menor calibre, quedando la rama vertical
constituida por tres tubos uno dentro de otro y correspondiendo cada uno de ellos
a cada una de las tres valvas intra-abdominales que constituyen la rama
horizontal. Cada uno de estos tubos está comandado por cada una de las tres
mariposas y cualquier movimiento que se les imprima se transmitirá a la valva
intra-abdominal correspondiente. (Ver figura VIII)
Las ramas horizontales, están constituidas por tres valvas planas y semi-
curvas, superpuestas una sobre otra y que están fijadas al extremo inferior de
cada uno de los tubos antes mencionados. Estas valvas se introducen en el
abdomen y se abren en forma radial a través del sistema de comando (mariposas)
que se encuentra en la rama vertical.

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Dos de estas valvas con sus respectivos tubos, ya que en realidad son de una
sola pieza, pueden ser cambiadas por otras de diferentes tamaños de acuerdo a la
distancia que exista entre el ombligo y la zona operatoria. He desarrollado tres
juegos de diferentes longitudes para este propósito. (Ver figura I)
El retractor es completamente desarmable, lo que facilita su limpieza y
esterilización.
A continuación se muestran figuras I a VIII con los diferentes pasos de armado.

Figura I : Retractor armado con los tres juegos de valvas accesorias y polea.

14
Figura II: Aparato completamente desarmado.

A Tubo externo con su valva.


B Tubo medio con su valva.
C Tubo interno con su valva.
D Tubo complementario
1 Mariposa y perno que sujeta e imprime los movimientos del tubo y valva B.
2 Mariposa y perno que sujeta e imprime los movimientos del tubo y valva C
3 Dispositivo de fijación de las valvas y sistema de enganche.

Figura III: Introducción del tubo B por dentro del A y colocación de mariposa y perno 1

15
Figura IV: Colocación del tubo complementario D.

Figura V: Introducción del tubo C por dentro del tubo B.

16
Figura VI: Colocación de mariposa y perno 2.

Figura VII: Colocación del dispositivo 3 para fijación de las valvas y sistema de tracción.
(Aparato completamente armado).

Figura VIII : Aparato armado y desplegado. ( Nótese que cada mariposa se dirige en sentido
opuesto a la valva que comanda ).

17
B)- El sistema de tracción: está compuesto por dos elementos: 1- un sistema de
cadena y polea; la cadena toma el sistema de enganche o dispositivo que se
encuentra en el extremo superior de la rama vertical del retractor y luego pasa por
la polea que está enganchada a la barra. 2- Barra en L, es un aparato en forma
de L invertida, cuya rama vertical, la más larga, en su extremo inferior se inserta
en un “dado” ubicado en la cabecera de la camilla y la rama horizontal sirve de
soporte a la polea que será desde donde se realiza la tracción. Al estar sujeta a la
camilla de operaciones, cualquier movimiento que se le imprima a ésta se
corresponderá con uno de la barra y esto evitará el cambio en la posición de las
valvas intra-abdominales. (Ver fotos y esquemas con inscripciones explicativas).
(Figuras IX a la XII).

Figura IX: Barra con sus dos ramas. Figura X: Barra colocada en la cabecera y a
En la rama horizontal posee una la izquierda de la camilla.(Nótese el parale-
corredera desde donde cuelga la polea lismo entre la barra horizontal y camilla.

18
Figura XI: Esquema de barra y retractor en uso. Nótese el paralelismo entre la barra
horizontal, camilla y posición de las valvas intra-abdominales. (Flechas)

Figura XII: Paciente en posición anti-Trendelenburg. Nótese que la rama horizontal


acompaña el movimiento de la camilla y de las valvas intra-abdominales, evitando que éstas
cambien de posición.

19
DISTRIBUCIÓN EN QUIRÓFANO

La distribución del personal y de los diferentes elementos necesarios que


utilizo para la realización de la colecistectomía laparoscópica sin neumoperitoneo
es la siguiente: en la cabecera del paciente el anestesiólogo con su mesa, el
cirujano se coloca a la izquierda del paciente y el ayudante a la derecha del
mismo. (Normalmente se requiere uno solo). La instrumentista con su mesa, se
ubica a la derecha del paciente y detrás del ayudante, próximo a los pies del
enfermo. El monitor y equipo de laparoscopia se instalan a la derecha del
paciente, próximos a la cabecera de la camilla de operaciones. (Ver Figura XIII)

Figura XIII: Disposición en quirófano.

TÉCNICA DE COLOCACIÓN DEL RETRACTOR ABDOMINAL

Primero: medición del espacio que existe entre el sitio de incisión peri-
umbilical y la región del hipocondrio derecho donde se supone se encuentra la
vesícula biliar. Este espacio nos dará la noción de la longitud de las valvas a
emplear.
Segundo: se realiza una incisión supra o infra-umbilical transversa de piel de
aproximadamente 2 a 2,5 cmts. Tercero: divulsión del tejido celular sub-cutáneo
hasta la aponeurosis; ésta debe quedar expuesta en un radio de 1,5 cmts. Cuarto:
colocación de dos puntos tractores en la misma (uno a cada lado de la línea
media). Quinto: apertura vertical por la línea media de la aponeurosis con

20
electro-bisturí (FIG XIV). Sexto: al realizar tracción desde los puntos
aponeuróticos, se procede a la apertura del peritoneo en el mismo sentido de la
incisión aponeurótica con lo que se llega a cavidad.

FIGURA XIV: Puntos de tracción aponeurótica

Séptimo: colocación del retractor con las valvas superpuestas dentro la


cavidad de la misma manera que se introduce un laringoscopio (FIG XV).
Octavo: una vez introducidas las valvas intra-abdominales, por el mismo orificio
umbilical se coloca la camisa de un trocar de 10 mm y por dentro de éste se
coloca la video-cámara.

21
FIGURA XV: Introducción del retractor a cavidad abdominal

De esta manera y bajo visión directa, se despliegan las valvas intra-


abdominales y se colocan en la posición deseada. Normalmente disponemos una
valva paralela y en contacto con el ligamento redondo, otra dirigida a la unión de
los segmentos V y VI del hígado y la tercera en el flanco derecho. El triángulo
formado por las dos primeras y el reborde inferior de la última costilla, suele ser
el sitio donde se encuentra la vía biliar principal, por ende, el espacio por donde
penetran los rayos X de la colangiografía intra-operatoria.
Una vez posicionadas las valvas y mientras el cirujano realiza una suave

22
tracción, el ayudante las fija en esa posición a través del dispositivo que se
encuentra en el extremo superior de la rama vertical del retractor. Finalizado el
procedimiento y la fijación de las valvas se realiza una tracción manual, suave y
sostenida hasta lograr el campo operatorio necesario para llevar a cabo la cirugía.
En este momento, se colocan la polea y la cadena en la barra en L invertida que
se encuentra asegurada a la camilla, se pasa la cadena a través del retractor y se la
fija en esa posición. Es ahora cuando realizamos la semiología intra-operatoria
con la video-cámara de todo el abdomen.( ver figuras XVI , XVII y XVIII )

Figura XVI: Fotografía del retractor en uso. Obsérvese la distensión lograda.

23
Figura XVII: se observa distensión abdominal similar o superior al neumoperitoneo.

Figura XVIII: esquema de la disposición de las valvas intra-abdominales. Se observa que la


vía biliar principal queda entre dos de las valvas permitiendo la colangiografía intra-
operatoria.

24
COLOCACIÓN DE LOS TRÓCARES

La colocación de los trócares se realiza en sitios diferentes a los de la cirugía


con neumoperitoneo. Este cambio obedece a que la existencia de valvas intra-
abdominales en el hipocondrio derecho limita el movimiento de los trócares y del
instrumental si se utilizan los mismos sitios que en la cirugía con
neumoperitoneo. La inserción de los trócares, debe realizarse por detrás del
retractor, donde los movimientos son amplios y sin obstáculo.
Normalmente, se coloca un trócar de 10-12 mm en la unión de las líneas
medio-clavicular izquierda y la perpendicular a ésta que llega al ombligo. Este
trócar representa el canal de trabajo y es por donde penetra la video-cámara
cuando llega el momento de extraer la pieza operatoria a través de la incisión
umbilical. Un trócar de 5 mm se coloca a nivel de la unión de la línea axilar
anterior derecha y la línea de división del flanco derecho y fosa ilíaca derecha;
por este trócar ingresa al abdomen la pinza de prensión del fondo vesicular.
Finalmente otro trócar de 5 mm es colocado en la unión de la línea medio-
clavicular derecha con la línea de división entre el flanco derecho y fosa ilíaca
derecha; por éste ingresa al abdomen la pinza de manejo del bacinete.
Dispuestos los trócares de esta manera, se respeta el principio de
triangulación en cirugía laparoscópica. (Ver figura XIX)

Figura XIX: Disposición de los trócares :


1-umbilical (ingreso de retractor y videocámara).
2-trócares de 10/12 mm .Canal de trabajo.
3- trócar de 5 mm. Pinza de cirujano
4- trócar 5 mm pinza de fondo vesicular.

25
COLECISTECTOMÍA LAPAROSCÓPICA

En la siguiente serie de treinta fotografías y sus correspondientes dibujos explicativos se


observan:
A Campo operatorio con valvas colocadas. ( Fotografías 1 y 2)
B Introducción de trócar bajo visión directa. (Fotografías 3 y 4)
C Vesícula biliar con adherencias y su liberación. (Fotografías 5 a 13)
D Disección de triángulo de Calot y conducto cístico. (Fotografías 14 a 19)
E Colangiografía intra-operatoria. ( Fotografías 20 a 24)
F Clipado y sección de conducto cístico. ( Fotografías 25 y 26)
G Resección de vesícula biliar. ( Fotografías 27 a 30)

Dibujo que representa la foto 1, donde pueden observarse el Hígado, Vesícula Biliar y la
valva central del retractor.

26
2

Dibujo que representa la foto 2, donde puede observase el Hígado Vesícula Biliar y la
valva central de retractor

27
3

Dibujo de foto 3, se observa insinuación peritoneal durante la introducción del trocar


bajo visión directa

28
4

Dibujo de foto 4, que muestra ingreso a cavidad abdominal del trocar bajo visión directa.

29
5

Dibujo foto 5, se observa prensión del fondo vesicular, valva del retractor y múltiples
adherencias del epiplón.

30
6

Dibujo foto 6, se observan valva, vesícula biliar traccionada hacia arriba y puesta
en tensión de la adherencias.

31
7

Dibujo de foto 7, que muestra tracción del fondo vesicular y sección con tijera de las
adherencias en tensión

32
8

Dibujo de la foto 8, en la que se observa tijera con ramas abiertas en proceso de


liberación de la adherencias

33
9

Dibujo de foto 9, que muestra sección con tijera de adherencias de la unión del cuerpo
con el bacinete.

34
10

Dibujo foto 10, donde se observa liberación de adherencias entre el bacinete y el


duodeno.

35
11

Dibujo de foto 11, donde se muestra liberación de últimas adherencias al duodeno.

36
12

Dibujo de foto 12, se objetiva liberación peri-cística de adherencias con tijera.

37
13

Dibujo de foto 13, se observa vesícula biliar totalmente liberada

38
14

Dibujo de foto 14, donde se muestra vesícula biliar liberada y peritoneo de la cara
posterior del triángulo de Calot.

39
15

Dibujo de foto 15, disección de cara anterior del triángulo de Calot con Hook.

40
16

Dibujo de foto 16, en el que se observa disección completa del conducto cístico.

41
17

Dibujo foto 17, se observa cístico completamente disecado al igual que parte del bacinete.

42
18

Dibujo de foto 18, nótese el pasaje de la doble utilidad por detrás del conducto cístico
para lograr una adecuada liberación del mismo.

43
19

Dibujo de foto 19, se muestra doble utilidad abierta por detrás del conducto
cístico, lo que facilitará un adecuado clipado del mismo.

44
20

Dibujo de foto 20, se observa cistico con clip cercano al bacinete, tijera seccionando
parcialmente el cístico para poder introducir la cánula de colangiografía, que ya se
encuentra en cavidad abdominal

45
21

Dibujo foto 21, donde se observa clisado alto del conducto cístico y cisticotomía
(Flecha), por donde se introducirá la cánula para la Mirizzigrafía.

46
22

Dibujo foto 22, podemos observar la realización de la colangiografía intra-operatoria.

47
23

Dibujo de foto 23, muestra canulación del conducto cístico y realización de


colangiografía intra-operatoria.

48
24

Dibujo de foto 24, donde se muestra otra toma de la realización de la Mirizzigrafía

49
25

Dibujo de foto 25, finalizada la realización de la colangiografía, se coloca el segundo


clip, inferior a la cisticotomía.

50
26

Dibujo de foto 26, que muestra sección del conducto cístico con sus cabos proximal y
distal, este último con su clip.

51
27

Dibujo de foto 27, donde se observa liberación con tijera de la vesícula del lecho
vesicular.

52
28

Dibujo de foto 28, en la presente se continua la liberación de a vesícula de su lecho

53
29

Dibujo de foto 29, en la que se observa vesícula biliar cuyo bacinete ha sido llevado sobre
el domo hepático, seccionándose las últimas adherencias del fondo vesicular a su lecho

54
30

Dibujo de foto 30, nos muestra valva de retractor y exéresis completa de la vesícula biliar
sostenida por la pinza de fondo.

55
CIERRE DE INCISIONES DE TRÓCARES

El cierre de los sitios de punción de los trócares de 5 mm y el de 10 mm


ubicado en flanco izquierdo, se realiza simplemente con puntos de piel.
El cierre de la herida umbilical se efectúa elevando los puntos tractores de
aponeurosis exponiendo el peritoneo que se toma con pinzas de Halstead y se
cierra con un surjet de catgut. Posteriormente y utilizando los puntos tractores de
aponeurosis, se la expone y se sutura con puntos separados de lino 60 con nudo
diferido.
Cierre de piel con dos o tres puntos de lino 100. (Ver figuras XVII, XVIII, y
XIX).

Figura XVII : Cierre de sitio de inserción de trócares.

56
Figura XVIII : Vista de sitios de punción post-extracción de los puntos.(nótese en el
hipocondrio derecho el sitio de punción para colangiografía )

Figura XIX: : Vista de sitios de punción post-extracción de los puntos.(nótese en el


hipocondrio derecho el sitio de punción para colangiografía )

57
DATOS EVALUADOS

Se incluyeron en la presente evaluación 163 pacientes operados de vesícula


biliar por videolaparoscopía con el retractor abdominal sin neumoperitoneo a
tensión. Estos 163 pacientes pertenecieron a dos centros diferentes en los que me
desempeñé como Residente y Cirujano de Staff. Como Residente en el Servicio
de Cirugía III del Hospital San Roque de Córdoba y como Cirujano de Staff en el
Servicio de Cirugía General del Sanatorio San Martín de Santiago del Estero.
El presente es un estudio retrospectivo de tipo observacional sin grupo de
control.
Los datos evaluados fueron extraídos de fichas individuales realizadas a cada
uno de los pacientes operados con esta técnica y posteriormente fueron volcados
a una tabla de referencias para su posterior análisis estadístico.
Los datos evaluados fueron:
• Sexo
• Edad
• Diagnóstico anatomopatológico de la pieza operatoria
• Tiempo operatorio
• Porcentaje de realización de colangiografía intra-operatoria
• Índice de conversión a otra modalidad terapéutica
• Dolor postoperatorio que fue evaluado con la Escala Visual
Análoga (EVA) en una tabla de 100 mm que luego fue
dividida de 0 a 10 mm otorgándosele a cada 10 mm un
punto quedando conformada así una tabla de 0 a 10 siendo
el 0 la ausencia de dolor o molestias leves como sensación
de distensión o ardor y el 10 el máximo dolor imaginable,
todos los pacientes tuvieron en el postoperatorio control
analgésico con anti-inflamatorios no esteroides (AINEs) y
en aquellos con intenso dolor se efectuó un rescate con
nalbufina sub-cutánea.

También fueron evaluadas la estadía hospitalaria en horas de internación, las


complicaciones y las dificultades observadas con esta técnica. Finalmente en los
últimos 10 pacientes se efectuó una biopsia de piel y músculo de la incisión
umbilical con el objeto de conocer la repercusión de la tracción en estos tejidos y
en los últimos 5 pacientes se midió la fuerza de tracción con una balanza de tiro
(romana) en kilogramos-fuerza.

58
RESULTADOS

Fueron intervenidos quirúrgicamente con esta técnica 163 pacientes, de los


cuales 119 pertenecieron al sexo femenino y 44 al masculino. La edad tuvo una
media de 49 años con extremos entre 16 y 84 años.(Tabla I )
Tabla I. Sexo y edad.

Sexo Número Porcentaje


Masculino 44 27 %
Femenino 119 73 %

16 años---------------49---------------84 años

El tiempo operatorio osciló entre 30 y 130 minutos con una media de 63


minutos. (Tabla II)
Tabla II. Tiempo operatorio en minutos

30 minutos Media: 63 minutos 130 minutos

Cuando se midió el tiempo que se tardó en la colocación del aparato de


tracción parietal, el mismo varió entre 1,30 y 3,20 minutos con una media de 2,45
minutos. Los mayores tiempos fueron tomados en pacientes con panículo adiposo
importante o cuando hubo necesidad de liberar adherencias intra-abdominales.
De los 163 pacientes colecistectomizados, cuarenta y dos presentaron litiasis
vesicular simple, veintidós colecistitis aguda, noventa y tres colecistitis crónica,
tres vesículas biliares esclero-atróficas, dos poliposis vesiculares y una
colesterolosis grado II.(Tabla III)
Tabla III. Patología vesicular.

Patología vesicular Número Porcentaje


Litiasis vesicular 42 25,76%
Colecistitis crónica 93 57,05%
Colecistitis aguda 22 13,45%
Escleroatrófica 3 1,84%
Poliposis 2 1,22%
Colesterolosis 1 0,61%

La Mirizzigrafía pudo ser realizada en 124 pacientes (76,07%), 33 de las


cuales fueron colecistocolangiografías de Royer, que utilizamos al principio de

59
nuestra experiencia. Las causas por las que no se realizó colangiografía fueron: la
presencia de cístico fino que imposibilitaron su canulación, los pacientes con
poliposis diagnosticada y pacientes con cálculo único por ecografía.
De la totalidad, tres pacientes requirieron conversión. Uno, al inicio de
nuestra experiencia, que fue convertido a neumoperitoneo por la presencia de
múltiples adherencias y dos a cirugía a cielo abierto por gran dificultad en la
disección de los elementos a nivel del triangulo de Calot por importante proceso
flogótico a su nivel. El índice de conversión fue de 1,84 %. (Tabla IV )
Tabla IV. Causas de conversión a otra técnica.

Causa Número Porcentaje


Adherencias 1 0,613 %
Calot dificultoso 2 1,226 %
TOTAL 3 1,84 %

En 17 pacientes se dejó a nivel del hiato de Winslow, un drenaje que


consistió en un equipo perfus multi-perforado. Las causas que motivaron esta
colocación fueron básicamente el sangrado en “napa”, las colecistitis agudas con
placas de gangrena parietal y en aquellos pacientes con cístico muy fino donde la
colocación del clip del conducto cístico generó el temor de un mal ajuste del
mismo.
La estadía hospitalaria tuvo una media de 25 horas con extremos entre 14 y
120 horas.
La morbilidad de la serie estuvo representada por 5 abscesos de pared a nivel
de la herida umbilical, 3 hematomas de la región peri-umbilical, 1 bilirragia a
través de un drenaje que fue inicialmente de 60 cc y fue declinando hasta
agotarse al cuarto día de postoperatorio en su hogar y que fue debida a la caída
del clip cístico constatada por Rx. directa de abdomen y posterior fistulografía.
Se detectó a los 8 meses de operada, una litiasis residual de colédoco, que fue
resuelta con una papilotomía endoscópica.
No detectamos en la serie eventraciones de ninguno de los sitios de acceso,
la morbilidad de la serie fue de 6,13 %. No hubo mortalidad. (Tabla V)

Tabla V. Morbilidad

Complicación Número Porcentaje


Absc. de pared 5 3,067 %
Hematoma Umbilical 3 1,840 %
Bilirragia 1 0,613 %
Litiasis residual 1 0.613 %
TOTAL 10 6,13 %

60
La medición del dolor postoperatorio de realizó mediante la escala visual
análoga (EVA) arrojando los resultados que se observan en la Tabla VI
Tabla VI: EVA – Dolor postoperatorio

Dolor 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Nro. 18* 20 30 5 34* 29 8 6 3 6 4

* Pacientes convertidos a otra modalidad.

Si tomamos arbitrariamente como 6 el valor de dolor aceptable para este tipo


de enfermos, 144 pacientes (88,3%) tuvieron dolor aceptable, dentro de estos 144
pacientes se encuentran los pacientes que requirieron conversión de su cirugía.
En lo que respecta a la toma biopsia de piel y músculo en los 10 pacientes, el
informe anatomopatológico no demostró cambios traumáticos mas allá del
producido por el electro-cauterio utilizado en la apertura de la incisión umbilical.
(Ver figura XX)

Figura XX: Imagen microscópica donde se observa tejido adiposo, conectivo y muscular con
leve edema y pequeño foco de hemorragia. Biopsia perteneciente al orificio umbilical donde se
colocó el retractor abdominal.(Se corrobora ausencia de signos microscópicos de tricción
tisular).

61
DISCUSIÓN

La colecistectomía laparoscópica es sin duda alguna el adelanto científico-


tecnológico más importante en cirugía de las últimas décadas. La conjunción de
un viejo procedimiento diagnóstico y la tecnología han hecho posible este avance
que ha redundado en un enorme beneficio para los pacientes que requieren de
una colecistectomía. (67, 91, 92, 93 , 94, 98)
La rápida recuperación post-operatoria es debida a un menor trauma
quirúrgico por la disminución del tamaño de la incisión, la ausencia de sección
muscular y peritoneal que se traducen en menor dolor post-operatorio y menores
cuidados y riesgos de eventración ( 91,98) . El reintegro laboral precoz, es también
una de las ventajas de esta técnica y es consecuencia de un menor trauma
quirúrgico, esto implica una franca disminución de los costos socio-laborales.
Este procedimiento mini-invasivo trajo aparejado una mejoría en los resultados
cosméticos. Estos son algunos de los jalones más importantes que la colocan en
ese lugar de preferencia.
Como todo nuevo procedimiento, no sólo tuvo beneficios para el paciente,
sino también una constelación de problemas y complicaciones. Así por ejemplo,
se acrecentó el interés en las lesiones quirúrgicas de la vía biliar principal, que
con la laparoscopia, no sólo aumentaron en número sino también en gravedad
porque son más altas que en cirugía convencional y la solución más compleja.
La alternativa para resolver este problema apunta a mejorar los resultados en la
curva de aprendizaje para disminuir la incidencia de tan grave complicación. (18,
23,26, 78, 84,94)
También la litiasis residual y el uso de la Mirizzigrafía en forma
rutinaria generaron discusión. Con la aceptación casi universal de la
colangiografía intra-operatoria en forma rutinaria, el problema de la litiasis
residual quedó prácticamente resuelto, permitiendo en la actualidad la solución
de la litiasis coledociana por vía laparoscópica. Por otra parte, el conocimiento de
la anatomía biliar y el reconocimiento de una lesión de la vía biliar en forma
precoz, son dos importantes argumentos a favor del uso de la misma. (84,93)
Es importante recordar también que las variantes anatómicas de la
encrucijada biliar y de la unión cístico-coledociana son frecuentes y la
colangiografía puede prevenir al cirujano de cometer un error.
Las complicaciones inherentes a la técnica de realización del
neumoperitoneo, al incremento de la presión intra-abdominal y a la utilización
del CO2 para la creación de una cavidad real donde poder llevar a cabo la
colecistectomía, produjo otro grupo de complicaciones, que en un inicio no
llamaron la atención de los cirujanos. Fueron los anestesiólogos los primeros en
observar las repercusiones fisiológicas y hemodinámicas del neumoperitoneo;
repercusiones conocidas desde la época de la laparoscopia diagnóstica y que se

62
vieron incrementadas y magnificadas, fundamentalmente por la masificación de
la video-cirugía y por la prolongación en el tiempo del neumoperitoneo.
Así, las lesiones viscerales y vasculares por la punción a ciegas en la
introducción de la aguja de Veress y primer trócar fueron motivo de diferentes
publicaciones. (11,16,73,105,42,88,25,29,95,67, 61) La embolia gaseosa, (10,22,77,81) (sea por
la inyección directa de gas en un vaso o por absorción del mismo), el enfisema
subcutáneo, (26,67) neumomediastino, neumotórax, neumopericardio, (20,41,67,68,77)
arritmias, (19,28,31,67,83,101) severos trastornos hemodinámicos y respiratorios en
pacientes con co-morbilidad cardiorrespiratoria previa, (14,26,70,80,47,48,49,54,89,100) el
efecto spray y metástasis, (1,35,36,44,45,63,69,104,107) trastornos en la temperatura,
(39,69,74,75,76)
etc., por nombrar las más conocidas, han motivado a diferentes
autores a la búsqueda de soluciones a estos problemas.
A fin de lograr un ordenamiento, estas complicaciones pueden ser divididas
en dos grandes grupos: el primero es aquel que versa sobre la técnica de
realización del Neumoperitoneo, fundamentalmente las punciones a ciegas; (73) el
segundo, está compuesto por aquellas complicaciones dependientes del gas
utilizado y sus repercusiones.
Dentro del primer grupo, para la creación de un espacio real dentro de la
cavidad abdominal, se requiere de la introducción de CO2 a la misma; la aguja de
Veress es en la actualidad el vehículo más utilizado. Algunos grupos utilizan la
introducción directa del primer trócar, otros, la técnica de Hasson o sus
modificaciones. (12, 17,50,55,60, 64, 95) Los dos primeros son introducidos a ciegas y
son los responsables de la mayoría de las complicaciones de este primer grupo.
Las mismas, por mencionar algunas, son las lesiones vasculares (arteriales o
venosas) (16, 25, 30, 61, 67, 73,77,81,88, 95, 105) , con la consiguiente hemorragia que puede
ser leve o masiva de acuerdo a la magnitud del vaso lesionado y al tamaño de la
lesión. En pocos casos, la inyección del gas directamente dentro del vaso puede
conducir a la embolia gaseosa (22, 77, 81) . En un análisis de complicaciones de
neumoperitoneo en el Hospital San Roque, registramos en una cirugía
ginecológica, la lesión de una arteria que requirió de conversión urgente y
reparación vascular en una paciente que presentaba un shock hipovolémico. (67)
Otro tipo de lesiones se dan en vísceras huecas, (11, 16, 25, 19, 42, 73, 88, 95, 105)
estas reconocen el mismo mecanismo de producción que las vasculares y el
riesgo se ve incrementado en pacientes con cirugía abdominal previa con
presencia de adherencias a la pared abdominal. El reconocimiento intra-
operatorio de estas lesiones conduce a una solución más fácil y menos riesgosa,
mientras que las que no son reconocidas tienen una mayor morbi-mortalidad.
La introducción de la aguja y la consiguiente inyección de gas en el omento
o en los mesos, principalmente en pacientes con mesos hipergrasos, que pasa
desapercibida inicialmente, puede producir retención de CO2 y la consiguiente
hipercapnia. La inyección de CO2 en epiplón ocurriría en alrededor del 0,3 %. (26)

63
Otra complicación que puede ocurrir por una colocación defectuosa de la
aguja de Veress, principalmente en pacientes obesos, es la aparición de
enfisema subcutáneo, que en la mayoría de los casos es de poca cuantía y no trae
consecuencias, pero si el mismo es moderado o importante puede acarrear la
aparición de acidosis o hipercapnia por su absorción. Según diferentes autores el
enfisema subcutáneo rondaría el 0,4 al 0,5 % (26, 67) Si bien la técnica de Hasson
(38)
y sus modificaciones (17, 55) han intentado resolver el problema de las
punciones, la insuflación del CO2 se hace en forma rápida lo que puede acarrear
serias complicaciones, fundamentalmente cardio-respiratorias.
El índice de complicaciones inherentes a este primer grupo según diferentes
autores sería para la inyección de CO2 en omento de 0,3 %, 0,4 % enfisema
subcutáneo, 0,08 de lesiones intestinales menores, 0,33 de mayores, de las cuales
el 15 % no son reconocidas durante la cirugía. (11, 16, 25, 26, 29, 42, 67, 73, 88, 95, 105) y
que en la laparoscopia diagnóstica serían menos frecuentes que en la terapéutica.
(11)
Las lesiones duodenales son las que conllevan mayor mortalidad. (29) Las
lesiones vasculares mayores oscilarían entre el 0,03 y 0,05 , mientras que las
menores rondarían el 0,07. (16, 25, 30, 61, 67, 73, 88, 95, 105)
Deziel, (25) sobre 77.604 casos, recolectó trece lesiones aórticas, cinco de la
vena cava inferior, once de arterias ilíacas, siete de venas ilíacas, cincuenta y
siete lesiones de intestino delgado, treinta y cinco de colon, doce de duodeno y
cinco gástricas. Gregory reporta la perforación de la vejiga urinaria (37)
En el segundo grupo de complicaciones, conviene seguir los lineamientos
descriptos por Joris (49), quien los divide en:

1 Problemas ventilatorios
2 Problemas hemodinámicos
3 Problemas relacionados con la posición del paciente y personalmente
agregaría un grupo de
4 Misceláneas, para otros tipos de complicaciones no mencionadas por Joris
(efecto spray, metástasis, infecciones, inmunidad, hipotermia,
complicaciones incisionales, trastornos de la perfusión renal, trastornos de
la hemostasia, omalgia, formación de adherencias, etc.).

1- PROBLEMAS VENTILATORIOS.

Los principales problemas ventilatorios relacionados al neumoperitoneo son


el aumento de la presión arterial de CO2 (PaCO2), neumotórax,
neumomediastino, neumopericardio, embolia gaseosa y Síndrome de Mendelson.
(10, 20, 22, 32, 41, 49, 58, 67, 68, 77, 81, 91)

La elevación de la PaCO2 se produce durante la insuflación y puede ser aún


mayor si se eleva la cabecera del paciente; este problema se resolvió
parcialmente realizando una hiperventilación, aunque ha sido insuficiente debido

64
quizás a la depresión ventilatoria inducida por la anestesia. (49)
Los factores que influenciarían el incremento de la PaCO2 serían la duración
del neumoperitoneo, la anestesia y el aumento de la presión intrabdominal.
Como es bien sabido el CO2 es un gas con alta difusibilidad, por ende su
difusión a través de la membrana peritoneal podría ser una de las explicaciones
de este incremento, aunque se sostiene que el gas es más difusible a través de la
pleura que del peritoneo. Sin embargo, esta difusibilidad peritoneal sería la
responsable de alrededor de un 10% de este aumento. Otras explicaciones a este
incremento serían el aumento del espacio muerto fisiológico y la depresión de la
ventilación por la anestesia. La elevación del diafragma conduce a un desajuste
entre ventilación y perfusión pulmonar, se ha descrito un aumento de la
diferencia arterio-alveolar de CO2 que se refleja en un aumento del espacio
muerto fisiológico.
El incremento de la PaCO2, es significativamente mayor en pacientes con
trastornos cardio-respiratorios previos, es decir en pacientes ASA II - III y en
pacientes obesos.
Este aumento y la consiguiente acidosis arterial pueden tener repercusiones
deletéreas en diferentes órganos. Por todo esto es que los anestesiólogos
recomiendan mantener la PaCO2 dentro de valores fisiológicos. (35-45 mmHg.)
El neumotórax, neumopericardio y neumomediastino pueden ser
ocasionados por el pasaje del gas a través de orificios congénitos; en el caso del
neumomediastino, éste se puede producir también en casos de cirugía de la unión
esófago-cardial. El neumotórax puede ser ocasionado por la ruptura de bullas
enfisematosas debido al aumento de insuflación alveolar secundaria al
incremento de la ventilación por minuto durante la creación del neumoperitoneo.
Estas complicaciones son potencialmente graves y pueden desencadenar
trastornos respiratorios y hemodinámicos severos.
La embolia gaseosa es tal vez la complicación más temida y fatal de la
laparoscopia. Ésta puede estar producida, como ha sido mencionado, por la
inyección directa de gas en un vaso durante la insuflación, puede producirse
durante la cirugía, o también, más allá de la misma por atrapamiento del gas en
la circulación portal.
La fisiopatología del embolismo gaseoso estará regida también por el tamaño
de las burbujas de gas y la velocidad de entrada. La insuflación rápida de gas
puede producir un “cierre gaseoso” a nivel de la vena cava y en la aurícula
derecha. Se producirá una obstrucción del retorno venoso con disminución del
gasto cardíaco e incluso colapso. (49)
El diagnóstico de embolia gaseosa se basa en la detección de émbolos de gas
en el lado derecho del corazón o en la identificación de los cambios fisiológicos
comunes a las embolias.
Finalmente dentro de los problemas ventilatorios debemos mencionar al

65
Síndrome de Mendelson o síndrome de aspiración ácida. Es un problema que se
debe tener presente ante todo paciente que será sometido a laparoscopia. Los
factores de riesgo son la regurgitación o reflujo que pueden ser facilitados por el
aumento de la presión intrabdominal. (49)

2- PROBLEMAS HEMODINÁMICOS

Los cambios hemodinámicos durante la laparoscopia son consecuencia de


los efectos combinados del neumoperitoneo y de la posición del paciente. ( 47, 48,
49, 54, 89, 100)
Además de estos cambios, pueden, por la misma causa, observarse un
aumento del reflejo del tono vagal y arritmias. (19, 28,31, 67, 101)
La insuflación con presiones superiores a 10 mmHg induce un descenso del
gasto cardíaco, elevación de la tensión arterial y aumento de la resistencia
vascular sistémica y pulmonar. El descenso del gasto cardíaco es proporcional al
incremento de la presión intra-abdominal. Diferentes autores (47,48,72,100)
concluyen que siempre existe un descenso del gasto cardíaco
independientemente de la posición del paciente. Estos resultados han sido
confirmados con la ecocardiografia transesofágica. La laparoscopia produciría un
descenso del gasto cardíaco de alrededor del 35 %; este descenso es
probablemente multifactorial como puede observarse en el Cuadro1.

CUADRO 1 : Mecanismos que inducen disminución del gasto cardiaco y aumento de tensión
arterial

66
La disminución del gasto cardíaco y el aumento de la presión intra-
abdominal pueden tener repercusión importante a nivel de los órganos intra-
abdominales. Así por ejemplo se constató que una presión intra-abdominal de 20
mmHg aumenta en un 500% la resistencia vascular renal, mientras que la función
renal y el índice de filtración glomerular disminuyen a menos del 25 %, lo que
implica serios riesgos en pacientes renales.
Las arritmias son complicaciones conocidas de la laparoscopia; en la década
del 70 se atribuyeron a la hipercapnia, que como es sabido es arritmógena. En la
actualidad el papel de la hipercapnia como etiología de las arritmias ha sido
desplazado por la teoría de que sería el aumento en el tono del reflejo vagal uno
de los principales factores desencadenantes de las mismas. Las extrasístoles
ventriculares son por lejos, las más frecuentes, pero pueden aparecer la
bradicardia e incluso la asistolia. Estas arritmias acontecen con más frecuencia al
inicio de la insuflación momento en que los cambios hemodinámicos son más
intensos. Otros autores (28), han demostrado en pacientes de edad durante la
colecistectomía laparoscópica, un aumento del intervalo del QT y de la
dispersión del QT, considerando que la significación clínica de este incremento
debe aún ser establecida. En pacientes ambulatorios este incremento puede ser el
que ocasiona arritmias ventriculares o “torsades du point”.

3- PROBLEMAS RELACIONADOS CON LA POSICION DEL PACIENTE.

Los cambios posicionales son necesarios durante diferentes procedimientos


laparoscópicos, así por ejemplo, la elevación de la cabecera de la camilla en la
cirugía de abdomen superior o viceversa en la cirugía pelviana. Los efectos
pueden dividirse en cardiovasculares, respiratorios y lesiones nerviosas. (49)
A- Efectos cardiovasculares
Los cambios de posición en el paciente sometido a cirugía laparoscópica
pueden acarrear, per se, cambios hemodinámicos que en la mayoría de los
enfermos no tienen ninguna consecuencia; distinto es cuando el paciente tiene
una cardiopatía previa, por ejemplo coronaria, donde los cambios
hemodinámicos de volemia e incremento de la tensión arterial pueden tener
mayor repercusión.
Otros efectos cardiovasculares, se producen por el desplazamiento del gas
del neumoperitoneo comprimiendo, por ejemplo a nivel pelviano, el lecho venoso
y produciendo atrapamiento sanguíneo con rémora, que puede desencadenar
embolia o, en su defecto, en un paciente con insuficiencia cardiaca, al
desinsuflar, un aporte brusco de sangre hacia el corazón y descompensar la
insuficiencia pre-existente. Los cambios del gasto cardíaco ya han sido expuestos
anteriormente.

67
B- Efectos respiratorios.
La posición de Trendelenburg facilita la formación de atelectasias,
disminuye la capacidad funcional residual, la volemia pulmonar total y la
distensibilidad pulmonar. Los cambios respiratorios con la cabeza elevada no han
sido suficientemente estudiados pero el desplazamiento del CO2 hacia arriba, con
la consiguiente compresión diafragmática y por ende, de la base pulmonar
podrían acarrear complicaciones de tipo atelectásica.
C- Lesiones nerviosas:
La lesión nerviosa depende pura y exclusivamente de la posición del
enfermo y no del neumoperitoneo, por lo que no será considerada en este trabajo.

4- MISCELANEAS

Dentro de este grupo, hemos decidido incluir aquellas complicaciones del


neumoperitoneo que no encajan en ninguno de los anteriores.
La aparición de metástasis en los sitios de inserción de los trócares, fue lo
que primero llamó la atención del llamado “efecto spray” del neumoperitoneo. El
incremento de lesiones neoplásicas secundarias en la herida operatoria e hígado
notado en pacientes con cáncer operados por Celioscopia, orientó en la búsqueda
de la causa de dicho incremento. El neumoperitoneo, produciría una
volatilización de células neoplásicas con la consiguiente dispersión e
implantación de las mismas (35) . Algunos autores (44, 104) sugieren también que el
incremento de la presión intra-abdominal estimula el crecimiento tumoral y
recomiendan la utilización de baja presión de insuflación. (36, 45, 63) Otros, (107)
refieren que la velocidad de insuflación del CO2 sería un importante factor a
tener en cuenta y que ésta, incrementaría la dispersión celular intra-peritoneal,
aunque no sería la responsable de los implantes a nivel de la herida. Diferentes
autores manifiestan que la hipotermia ocasionada por el neumoperitoneo
disminuiría el crecimiento tumoral, (69) mientras que algunos autores refieren que
la dispersión celular es independiente del tipo de gas utilizado, también se refiere
que la fijación de los trocares disminuiría la implantación a este nivel. (1)
No sólo a nivel de dispersión de células neoplásicas se logró observar
efectos adversos del neumoperitoneo, sino que también se atribuyeron al mismo,
la dispersión de gérmenes en pacientes operados por laparoscopia que
presentaron un foco infeccioso localizado o difuso (abscesos – peritonitis). Sare
(86)
concluye en su trabajo que el neumoperitoneo promovería el crecimiento
bacteriano intra-abdominal y podría disminuir el normal clearence bacteriano,
habiendo notado un aumento en las complicaciones infecciosas postoperatorias
en pacientes apendicectomizados. Algunos autores comunicaron la implantación

68
ectópica de embarazos, por ejemplo, en la región sub-hepática. (3)
En lo referente a la hipotermia, el CO2, tal como es utilizado en la mayoría
de los centros que realizan cirugía laparoscópica, produciría una disminución de
la temperatura corporal, que parece no representar un peligro real para el
paciente, sin embargo, algunos grupos de trabajo (74, 75) han insistido en este tema
y decidieron incluir controles de temperatura corporal como parte habitual del
monitoreo y buscar una alternativa a este problema, proponiendo desde el uso de
retractores abdominales, el precalentamiento del CO2 o el reemplazo del mismo
por Helio. ( 39,69,74, 75, 76)
Si bien es conocido que la formación de adherencias postoperatorias en
cirugía laparoscópica es menor que en cirugía convencional, Molinas, (62) en
estudios sobre reproducción, atribuye a la hipoxemia que ocasiona el
neumoperitoneo un incremento en la formación de adherencias y concluye que la
asociación de oxígeno disminuye la formación de las mismas.
Por otra parte, diversos autores (34, 59) han atribuido al neumoperitoneo
trastornos en la funcionalidad hepática y disminución en los factores de la
coagulación hepato-dependientes.
Joris refiere una disminución de la perfusión renal en pacientes sometidos a
neumoperitoneo, esto podría convertirse en un problema serio en pacientes con
disminución previa de la función renal. Por otro lado en un estudio randomizado
realizado por Hazebroeck, (40) no se notó ninguna alteración de la funcionalidad
renal en pacientes que recibieron un transplante renal cuya nefrectomía fue
realizada en forma laparoscópica con neumoperitoneo. La insuflación de una
bolsa en el abdomen de perros ocasionó una caída del 40 % de filtración
glomerular. (91) Por otra parte existiría una disminución de la renina plasmática y
cambios hemodinámicos sistémicos y renales. (97) Es básicamente por estas
posibles complicaciones que algunos autores recomiendan el uso de la tracción
abdominal en pacientes con trastornos de la función renal. (70)
Larsen (56) refiere, que la cirugía con neumoperitoneo incrementaría el stress
quirúrgico, basando sus resultados en el dosaje de cortisol, insulina, glucosa y
proteína C-reactiva. Por su lado, Stone, (97) en un excelente trabajo donde realiza
mediciones en diferentes etapas de la insuflación, nota una franca elevación de lo
que llama “hormonas de stress” (aldosterona y vasopresina) principalmente en la
etapa post-insuflación.
Otro de los trastornos frecuentes, es la omalgia postoperatoria, (26)
complicación que según algunos autores puede aparecer hasta en un 70 % de los
casos. (9) Es por esto, que algunos (87) proponen el uso de neumoperitoneo a
presiones de alrededor de 9 mm Hg. con lo que la incidencia de esta
complicación se reduciría al 11 %.
Por todo lo expresado anteriormente, es que desde hace varios años
diferentes autores proponen diversas soluciones a estos problemas. Estas

69
soluciones oscilan desde la utilización de técnicas abiertas para la realización del
neumoperitoneo, la utilización de otros gases, la disminución de la presión intra-
abdominal o diferentes sistemas de tracción parietal asociada o no a una
insuflación a baja presión de CO2. (2, 6, 12, 15, 17, 38, 50, 60, 64, 65, 67, 71, 95, 96)
Se han propuesto por ejemplo, la Técnica de Hasson y sus modificaciones
(12,17,55,64,95)
en un intento de evitar la lesiones viscerales o vasculares. Con ella se
evitan las lesiones, pero la insuflación del gas se realiza en forma rápida, lo que
no es favorable para el paciente por la abrupta distensión del abdomen y los
cambios que esto genera. El reemplazo del CO2 por Helio, (71) con un incremento
del gasto operativo difícil de sobrellevar; el calentamiento del gas (39,76) y
finalmente, las diferentes propuestas de no utilización del neumoperitoneo, todas
ellas basadas fundamentalmente en la tracción de la pared abdominal anterior.
( 2,15,65,95)

Dentro de los objetivos de la presente Tesis, además de presentar el sistema


de tracción y la técnica de colecistectomía sin neumoperitoneo, hemos querido
evaluar su viabilidad y sus resultados, para finalmente tratar de recomendar este
procedimiento.
Si bien he iniciado esta experiencia con la utilización de la técnica sin
neumoperitoneo a tensión con un sistema de tracción parietal en 1994, es
importante reconocer que el Dr. Speranza (95) fue tal vez el primero en realizarla
en nuestro país, aunque los primeros trabajos con aparatos de tracción parietal se
hayan iniciado previamente en otros países. (21)
En primer lugar, quisiéramos abordar algunos aspectos que nos parecen
importantes en lo que se refiere al aparato de tracción. Este es de acero
inoxidable y se desarma en piezas múltiples que facilitan la limpieza y
esterilización; estas piezas son fácil y rápidamente armables lo que representa
una ventaja. Por otra parte, el aparato posee tres juegos de valvas
intercambiables de diferentes longitudes lo que permite, de acuerdo a la
contextura del paciente, llegar con la separación y tracción a cualquier parte del
abdomen otorgándole una gran versatilidad. La barra de tracción que se
encuentra fija a la camilla de operaciones, permite el acompañamiento de las
valvas intra-abdominales a cualquier cambio en la posición de la camilla; esto es
importante, ya que como es sabido, en algunas oportunidades es necesario elevar
la cabecera del paciente o girar la camilla hacia la izquierda para mejorar la
presentación de la vesícula biliar y desplazar los órganos del abdomen superior.
De no existir un cambio adaptativo de las valvas, éstas ejercerían la tracción en
forma irregular e insuficiente.
En lo que respecta a la técnica de colocación, como se desprende de lo
explicado en dicho ítem, el instrumento de tracción y trócar, ingresan por el
mismo orificio umbilical, lo que implica una incisión de mayor tamaño, pero que
no cambia los resultados postoperatorios en cuanto a recuperación, dolor o

70
cosmética respecto de la cirugía realizada con neumoperitoneo. El tiempo
empleado para la colocación del retractor tuvo una media de 2,45 minutos,
tiempo que en nuestra experiencia es similar o sensiblemente menor al utilizado
en la realización del neumoperitoneo. Una de las ventajas de una incisión
umbilical de mayor tamaño es que la extracción de la pieza operatoria es mucho
más fácil evitando forcejeos, apertura de la pieza, derramamiento de bilis y
cálculos y ampliación de la herida a ciegas transformando una cirugía elegante en
engorrosa. Otra de las ventajas, a nuestro entender, es que si bien el cierre de la
herida umbilical demanda más tiempo que en la cirugía con neumoperitoneo,
dicho cierre es obligatorio disminuyendo la posibilidad de eventraciones. Éstas
aparecen en la cirugía con neumoperitoneo entre el 1 y 6 %. (24)
En lo que respecta a la técnica de la colecistectomía propiamente dicha,
podemos asegurar que lo único que cambia es la disposición de los trócares; los
mismos se encuentran dispuestos detrás del retractor con las valvas desplegadas
porque si se colocasen entre dos valvas por ejemplo, los movimientos del
instrumental se verían impedidos en algún momento de la cirugía por una de las
valvas. Afirmamos esto por habernos sucedido al inicio de la experiencia donde
distribuíamos los trócares de acuerdo a la técnica pre-establecida por la escuela
francesa. Cuando analizamos las diferentes propuestas de tracción abdominal,
Akimaru (2) y Bezzi (7) , utilizan aparatos que se ubican en forma sub-cutánea, a
nuestro entender la colocación de este tipo de retractores es traumática ya que
implica una importante liberación de tejido celular sub-cutáneo en el caso de los
llamados retractores planos, por otra parte en uno de los trabajos, mencionan que
la separación es a nivel del Hipocondrio derecho y no de todo el abdomen como
el propuesto en este trabajo. Bossuto (9) y Speranza (96) , proponen ejercer la
tracción tomando toda la pared abdominal lo que coincide con el aparato
propuesto por nosotros, con la diferencia que usan sistemas de tracción
hidráulicos o eléctricos, lo que nos da la sensación de que la tracción que se
ejerce sobre los tejidos es mas difícil de controlar que cuando se lo hace en
forma manual como lo proponemos . Por otra parte en ninguno de los trabajos se
menciona la posibilidad de desarmar completamente el instrumento como en el
nuestro y esto es de suma importancia a la hora de realizar su limpieza y
esterilización, ni tampoco, la existencia de valvas de diferentes longitudes como
el que se describe, que permite acceder a cualquier región del abdomen y pelvis.
Fueron operados con esta técnica 163 pacientes, de los cuales 119,
pertenecieron al sexo femenino y 44 al masculino, el mayor número de mujeres
se debe a que como es habitual, la patología litiásica de la vesícula biliar es más
frecuente en este sexo.
La edad media de la serie fue de 49 años con extremos entre 16 y 84 años.
Cuando evaluamos el tiempo que se tardó en la colocación del retractor
abdominal, el mismo tuvo una media de 2,45 minutos; los tiempos menores

71
fueron obtenidos en pacientes delgados, con escaso tejido celulo-adiposo. En
aquellos pacientes con algún grado de obesidad, el tiempo demandado fue mayor,
lo mismo en pacientes que tenían cirugías previas en hemi-abdomen superior con
presencia de adherencias. En estos últimos, la colocación del retractor fue
realizada cuidadosamente y siempre bajo visión directa, lo que nos permitió ir
seccionando las adherencias en forma cómoda y sin riesgo alguno.
Una vez colocado el retractor, posicionadas y fijadas las valvas, con tracción
firme y regular se logra el espacio real necesario para llevar a cabo la cirugía, con
la video-cámara se realiza una semiología intra-operatoria satisfactoria
observando perfectamente la introducción del resto de los trócares, que, como he
explicado anteriormente, se colocan por detrás del retractor.
De los 163 pacientes, 93 tenían colecistitis crónica, 42 litiasis vesiculares
simples, 22 colecistitis aguda, 3 colecistitis esclero-atróficas, 2 poliposis y 1
colesterolosis; esto demuestra que se pueden abordar los diferentes estados de la
patología litiásica vesicular al igual que en la cirugía con neumoperitoneo, con
una buena visibilidad a la hora de liberar las adherencias de otros órganos con la
vesícula biliar, lo mismo que la disección de los elementos del triángulo de
Calot.
El tiempo operatorio tuvo una media de 63 minutos con extremos entre 30 y
130 minutos. El mayor tiempo quirúrgico lo tuvimos cuando existió un
importante proceso inflamatorio y en pacientes obesos; ya que la presencia de
mesos hipergrasos como así también la ausencia de gas a presión, que comprime
las vísceras hacia abajo, hicieron más dificultoso el procedimiento. Los cambios
de posición de la camilla juegan un rol importante, fundamentalmente por la
elevación de la cabecera y la rotación de la misma hacia la izquierda, lo que
permite el desplazamiento de las vísceras hacia abajo y a la izquierda
favoreciendo una mejor visualización del hipocondrio derecho. En estos
pacientes solemos utilizar tiras de tela que sujetan ambas raíces de los miembros
inferiores del paciente (articulaciones coxo-femorales) a la camilla lo que permite
elevar la cabecera hasta su máximo sin que el enfermo se desplace. El recurso
del separador en forma de mano es también una alternativa a tener en cuenta,
aunque no lo hemos utilizado porque su colocación implica la realización de un
nuevo orificio y no tuvimos la necesidad de dicha separación. De todas maneras
es un instrumento que se debe tener a disposición.
La Mirizzigrafía fue efectuada en 124 pacientes (76,07%), de las cuales las
primeras 33 fueron colecisto-colangiografías por punción vesicular al inicio de
nuestra experiencia.

72
Las causas por las que no se realizaron colangiografías fueron:

1- la existencia de un conducto cístico fino que hizo imposible su


canulación

2- los pacientes con poliposis vesicular

3- litiasis vesicular única.

De todas formas el rango de realización de la colangiografía se encuentra


cercano a los publicados en cirugía con neumoperitoneo (84,93) sin criterios de
selección (Ej.: cálculo único, poliposis, Heuer-Jensen).
Del total de pacientes, tres requirieron conversión (1,84 %), uno a cirugía
con neumoperitoneo por la existencia de múltiples adherencias al inicio de la
experiencia. En este caso se decidió realizarla con neumoperitoneo porque en ese
momento, el cirujano lo consideró menos riesgoso. En la actualidad creemos que
en estos pacientes el uso del retractor es mucho mejor, ya que la liberación de las
adherencias se realiza sin ninguna dificultad y con un mayor margen de
seguridad.
Las otras dos conversiones fueron a cirugía a cielo abierto debido al
importante proceso inflamatorio a nivel del triángulo de Calot que impedía una
adecuada identificación de los elementos, situación que no hubiera cambiado si la
cirugía hubiese sido hecha con neumoperitoneo.
Es importante destacar que seguimos un criterio estricto respecto a las
conversiones independientemente de que la cirugía sea realizada con
neumoperitoneo o tracción abdominal; si la identificación de los elementos es
dificultosa después de diez minutos de trabajo sobre el triángulo de Calot o existe
sangrado profuso que no se puede cohibir sin estar seguro de que no se lesionará
algún elemento noble, decidimos sin dilaciones y sin intentar ningún tipo de
coagulación o colocación de clips a ciegas, la conversión. Ésta actitud nos ha
permitido mantener la serie de colecistectomías laparoscópicas (con o sin
neumoperitoneo) sin lesión quirúrgica conocida a la fecha.. De todas maneras el
índice de conversiones de la presente serie es similar o menor a aquellas
publicadas con neumoperitoneo. (43,66,84,85,99,106)
En 17 pacientes decidimos dejar un drenaje (equipo perfus multi-perforado)
a nivel del hiato de Winslow y lo realizamos en pacientes que tenían sangrado en
“napa”, en las colecistitis agudas con placas de gangrena y en algunos pacientes
con conducto cístico muy fino donde la colocación del clip generó la sospecha de
un mal ajuste del mismo. Normalmente el tubo fue extraído alrededor de las 48

73
horas de postoperatorio en la mayoría de los pacientes, que habitualmente ya
estaban en su domicilio y habían sido dados de alta con el drenaje sin que éste
represente riesgo para ellos.
La estadía hospitalaria tuvo una media de veinticinco horas con extremos
entre catorce y ciento veinte horas. Normalmente el alta fue otorgada de acuerdo
a la recuperación individual de cada paciente y a la gravedad de la patología
vesicular como así también las dificultades intra-operatorias. La estancia
hospitalaria no difiere de lo publicado por diferentes autores (46) ni a la de los
pacientes que hemos operado con neumoperitoneo. No iniciamos ningún
protocolo de cirugía laparoscópica de corta estancia fundamentalmente por que
en la provincia (Santiago del Estero) muchos pacientes viven en el interior con
malas condiciones de transporte y caminos.
La morbilidad de la serie fue de 6,13 % y estuvo representada por cinco
abscesos de pared a nivel de la herida umbilical, tres hematomas de la región
peri-umbilical, una bilirragia de 60 cc. por el tubo de drenaje a las 24 horas de
operada y que se agotó al cuarto día en su domicilio; la misma fue ocasionada
por la caída del clip del conducto cístico. La colocación del drenaje, como lo
expusimos anteriormente, fue de utilidad evitándole la formación de un bilioma
postoperatorio que hubiese requerido de un posterior drenaje percutáneo. Si bien
habíamos efectuado una colangiografía intra-operatoria, al quinto día de operada
le realizamos una fistulografía por el equipo perfus multi-perforado que
habíamos dejado como drenaje y que había agotado su debito 24 hs. previas,
confirmando una fuga de aspecto filiforme a través del conducto cístico por
pérdida del clip.
Una paciente, a los 8 meses de operada, presentó elevación de bilirrubina y
fosfatasa alcalina con episodio de dolor en hipocondrio derecho por litiasis
residual única de colédoco que fue resuelta por papilotomía endoscópica. El
índice de litiasis residual fue de 0,62 % lo que al igual que en morbilidad, no
difiere de lo publicado por otros autores. (93)
La mortalidad de la serie fue de 0 %.
En lo que respecta al dolor postoperatorio, 144 pacientes (88,3%),
presentaron dolor aceptable, el mismo fue evaluado con la EVA, aunque es
importante reconocer que la medición del dolor es subjetiva y depende en parte
de factores psicológicos.
En lo que se refiere a las biopsias tomadas de piel y músculo, el informe
anatomo-patológico no mostró signos de tricción debido al retractor, sólo
pudieron observarse los cambios propios del termocauterio del electro-bisturí de
la sección aponeurótica y peritoneal que demuestra que la tracción no produce
isquemia ni lesiones que puedan incrementar el dolor o favorecer la formación de
abscesos o hematomas de la herida. Por otro lado cuando medimos la fuerza de
tracción, esta tuvo una media de 10 Kg.- fuerza, las mayores fuerzas de tracción

74
fueron efectuadas principalmente en pacientes jóvenes con buena tonicidad
muscular y en aquellos pacientes con sobre-peso, mientras que en pacientes de
edad, con menor tonicidad muscular, requirieron menor fuerza de tracción.
Finalmente, describiremos las dificultades y ventajas que observamos con la
tracción parietal.
Dentro de las dificultades, debemos decir que al inicio de la experiencia la
movilidad hepática de ascenso y descenso por la ausencia del neumoperitoneo
que fija al hígado fue un problema que superamos con un simple ajuste de
“tiempos” y movimientos. En la actualidad no representa un problema, y puedo
decir que al igual que cuando se inicia la experiencia en cirugía laparoscópica,
existe una curva de aprendizaje que se debe superar; la cirugía laparoscópica sin
neumoperitoneo no es la excepción.
Como expresamos anteriormente, la obesidad y la ausencia de depresión
visceral son también dificultades que presenta la cirugía sin neumoperitoneo; la
solución a estos problemas radica en los cambios en la posición de la camilla o,
como proponen algunos autores, agregar a la tracción parietal una insuflación
mínima para lograr una mejor visibilidad, con esta última opción no tenemos
experiencia. Si bien otros autores han referido menor visibilidad en la cirugía con
tracción (57), aducen que la ausencia de depresión visceral es el factor primordial
de la misma. Nosotros coincidimos con aquellos que manifiestan una visibilidad
similar entre ambos procedimientos (46) , destacamos que la ausencia de la
mencionada depresión visceral es fácilmente solucionada con los cambios de la
posición del paciente, principalmente la lateralización de la camilla de
operaciones hacia la izquierda y la elevación de la cabecera, la ausencia de gas
intra-abdominal nos permite que esta elevación pueda ser importante sin que el
gas se desplace hacia arriba ocasionando algún trastorno.
También debemos contar dentro de las dificultades, el posicionamiento del
aparato de rayos X o arco en C, ya que la cadena que sostiene el retractor impide
una adecuada movilidad; esto fue resuelto ingresando el cabezal del aparato de
rayos desde el lado izquierdo del paciente.
Por último, dentro de las dificultades, el tiempo de cierre de la herida
umbilical es más prolongado por que el mismo implica puntos de sutura para el
peritoneo, aponeurosis y piel. De todas formas, este cierre obligatorio,
disminuye la posibilidad de eventraciones post-operatorias que oscila entre el 1 y
6 % según algunas publicaciones cuando se utiliza el neumoperitoneo (24); no
detectamos ninguna en la presente serie. Es probable que el orificio dejado por la
introducción del trocar de 12 mm en la cirugía con neumoperitoneo requiera
también del cierre de la brecha aponeurótica para disminuir la incidencia de
eventraciones.
En lo que se refiere a las ventajas y coincidiendo con otros autores (4,9,70,85) ,
podemos decir que la cirugía laparoscópica sin neumoperitoneo, evita la

75
posibilidad de producir lesiones viscerales o vasculares por la introducción de la
aguja de Veress o trócares a ciegas. En esta serie no observamos ninguna.
Evita las complicaciones inherentes al uso del CO2 expuestas en la
introducción, al igual que aquellas producidas por el incremento de la presión
intra-abdominal porque son inexistentes.
El uso libre de la aspiración evita la des-insuflación y consecuente “caída”
del campo operatorio con la consiguiente pérdida de tiempo y visibilidad.
Facilita la extracción de la pieza operatoria ya que la incisión umbilical es un
poco más grande y evita forcejeos y ampliación de la herida para extraer la
vesícula biliar.
Permite el uso de instrumental de cirugía convencional, esto es importante a
la hora de extraer cálculos por rotura de la vesícula.
Disminuye los costos operativos ya que no se utiliza CO2 y se pueden re-
utilizar los trocares en forma prolongada que son caros y que pierden gas después
de algunas cirugías tanto los descartables como los metálicos a los que se deben
cambiar las válvulas.
No modifica los principios cosméticos de la cirugía laparoscópica ya que no
existen diferencias entre la que usa neumoperitoneo como en la que se usa la
tracción.
Se puede utilizar anestesia peridural o raquídea en pacientes seleccionados,
lo que disminuiría los costos anestésicos y es una opción beneficiosa para las
mujeres embarazadas.

76
CONCLUSIONES

Como conclusión se puede afirmar que la técnica de colecistectomía


laparoscópica sin neumoperitoneo con el sistema que he diseñado es totalmente
viable, tiene escasas dificultades que han sido resueltas satisfactoriamente y evita
las complicaciones del neumoperitoneo presentando ventajas con respecto a él.
El aparato de tracción aquí presentado es sumamente versátil, útil y la
técnica de colecistectomía no varía excepto por los sitios de colocación de los
trócares.

Podemos destacar entre las dificultades a:


*- La movilidad de ascenso-descenso de las vísceras abdominales, resuelta con
un ajuste de tiempos.

*- La obesidad y la presencia de mesos hipergrasos, ya que la ausencia de gas a


presión que los comprima hacia abajo, disminuye la visión, situación que se
resolvió con los cambios de posición de la camilla de operaciones.

*- Tuvimos dificultades en la ubicación del aparato de rayos X por la presencia


de la cadena del retractor que se resolvió ingresándolo desde la izquierda del
paciente.

*- Por último y dentro de lo que podemos considerar como una desventaja,


mencionamos el cierre por planos de la herida umbilical, para disminuir la
posibilidad de eventraciones post-operatorias.

Dentro del grupo de las ventajas podemos concluir que:


*- La introducción del primer trocar bajo visión directa y la no utilización de
aguja de Veress previene cualquier lesión visceral o vascular.

*- La falta de CO2 a presión dentro de la cavidad abdominal evita sus


complicaciones ya sea por la absorción y sus repercusiones fisiológicas, o por el
aumento de la presión intra-abdominal, como así también por la posibilidad que,
por orificios naturales, se desplace el gas a otras cavidades (Pleura, Mediastino).

77
*- La ausencia del neumoperitoneo a tensión, permite la utilización a discreción
de la aspiración sin la posibilidad que disminuya la visibilidad, ahorrando el
tiempo de espera de una nueva insuflación.

*- También se previene la hipotermia mencionada por diferentes autores.

*- Se disminuyen los costos porque no se requiere de un insuflador y tanque de


CO2.

*- Los trócares pueden ser utilizados durante mucho tiempo, y en ocasiones se


puede aprovechar el instrumental de cirugía convencional.

*- No modifica en absoluto los principios cosméticos de la cirugía laparoscópica


como tampoco la recuperación post-operatoria.

*- La incisión umbilical, un poco más amplia que en la cirugía con


neumoperitoneo a tensión, permite la extracción de la pieza operatoria con mayor
facilidad.

*- La posibilidad tangible del uso de anestesia peridural es otra ventaja de esta


modalidad que podría favorecer este tipo de cirugía en embarazadas.

Por todo lo expresado anteriormente se puede afirmar que:

“La colecistectomía laparoscópica sin neumoperitoneo con


un sistema de tracción parietal posee las ventajas de toda
cirugía laparoscópica asociada a las ventajas de la
realizada a “cielo abierto”.

78
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