Las Trampas Del Deseo
Las Trampas Del Deseo
Las Trampas Del Deseo
hombre. Hamlet en el acto segundo, escena II, ofrece un canto memorable sobre la
condición humana, canto alusivo al título de esta reseña. ''¡Qué infinito en capacidad! ¡Qué
parecido a dios en su comprensión!'' Semejantes apreciaciones adicionales del dramaturgo,
¿no están exentas de ironía? Por extraño e inaceptable que parezca tales supuestos sobre
la naturaleza humana han permeado la teoría económica. Configuran la conocida teoría de
elección racional. De acuerdo con Ariely (2008), ''esta idea básica llamada racionalidad
constituye el fundamento de las teorías, predicciones y recomendaciones económicas''
(pág. 17). El interés del presente libro consiste en ofrecer una alternativa teórica
proveniente de la economía conductual, además, ilustra con diversos experimentos sociales
las regularidades cognitivas que subyacen en cualquier decisión; para el interés del campo
de estudio, experimentos relativos a las decisiones económicas.
La publicación original del libro – catalogado como un bestseller – en el año 2008 por
la editorial Harper Collins se realizó con el título Predictably Irrational: The Hidden
Forces That Shape Our Decisions. A diferencia de la traducción realizada por la editorial
Ariel titulada Las trampas del deseo. No es de extrañar, y cabe suponer, que la edición
en español, por lo menos en cuanto al título, difiera del texto original con fines
publicitarios. Sin embargo, el título de la edición en inglés resume la tesis principal del
autor: las decisiones económicas son irracionalmente previsibles - Predictably
Irrational -, y obedecen a ''fuerzas ocultas'' de las cuales no somos plenamente
conscientes, o por lo menos no son consideradas relevantes en la consecución de una
elección. A estas ''fuerzas ocultas'' se les denomina ''efectos contextuales'', ''influencias
irrelevantes del entorno inmediato (...), emociones irrelevantes, estrecheces de miras,
y otras formas de irracionalidad'' (Ariely, 2008, p. 260).
Cada capítulo describe e ilustra con experimentos los ''efectos contextuales'' investigados
por el autor. Éste hace un esfuerzo por comparar continuamente la economía estándar y la
economía conductual, a partir del polémico supuesto de la racionalidad económica. De
acuerdo con Ariely (2008):
''(...) la capacidad de reconocer lo que nos separa del ideal constituye una parte
importante de la empresa de tratar de conocernos realmente a nosotros mismos, y una
parte, además, que promete numerosos benefi cios prácticos. Comprender la
irracionalidad es importante para nuestras acciones y decisiones cotidianas, y también
para entender la forma en que diseñamos nuestro entorno y las opciones que éste nos
presenta'' (Ariely, 2008, p. 17) (Las cursivas son mías).
Esta caracterización permite señalar ''la falacia de la oferta y la demanda''. En este sentido,
en contraposición a la economía estándar, la demanda es un acontecimiento enteramente
dependiente de la fijación en ocasiones arbitraria de los precios por parte de la dinámica
misma de la oferta. Es necesario entender las nociones de anclaje, coherencia arbitraria y
la influencia del recuerdo en las elecciones. El anclaje indica el conjunto de precios iniciales
que sirven como punto de referencia al sujeto para posteriores decisiones sobre pagar o no
por un determinado precio; aspecto que depende de un ''gregarismo'', es decir, las cosas se
juzgan como buenas o malas en relación al patrón de elección de un conjunto poblacional
relevante; o ''autogregarismo'' en el cual se atribuye un valor en función de una decisión
aparentemente independiente de cualquier variable externa que influya en ésta; sin
embargo, establece el patrón posterior de elecciones a tomar. Se adopta entonces un
patrón de comportamiento (coherencia arbitraria) a partir de un anclaje y el recuerdo
disponible de las decisiones tomadas.
Otro ejemplo de los llamados ''efectos contextuales'' son dos situaciones que generan
conductas y resultados no directamente relacionados con el precio y el incentivo
económico. Primero, el denominado ''precio cero'' camuflado en la palabra gratis. Segundo,
el papel de las normas sociales como incentivo de conductas deseables. Ariely expone con
una serie de experimentos sociales que el adjetivo gratis adjunto a una oferta constituye
una fuente de ''excitación irracional'', una motivación demasiado irresistible para no pagar
el precio de cualquier bien o servicio, aún cuando semejante elección no sea consistente
ante la variación de las circunstancias y no genere ningún tipo de beneficio superior
comparable con las demás alternativas disponibles. Ello se debe a que en cualquier
transacción o compra suelen sopesarse las ventajas y desventajas de lo susceptible de ser
adquirido, ante la palabra gratis, de acuerdo con el autor, desaparecen las desventajas;
sencillamente son desapercibidas. La adquisición entonces ante semejante circunstancia
suele ser inevitable.
Ahora bien, la primera consideración expuesta constituye la razón por la cual las compañías
han aprovechado tan bien el efecto del ''precio cero'', aumentando sus ventas. Por otro
lado, ha sido una política convencional de las empresas utilizar incentivos económicos, por
ejemplo, salarios altos, para motivar la ejecución eficiente del trabajo realizado por los
empleados. Estrategia ubicada en el ámbito de las normas mercantiles. Sin embargo,
existen otra clase de normas con resultados más apremiantes para ambos bandos; las
normas sociales que suscitan intercambios sin pedir en la inmediatez algún tipo de
compensación. A diferencia de las normas mercantiles no se expresan sobre un
determinado precio y versan generalmente sobre objetivos sociales. La investigación indica
que el dinero constituye una motivación inmediata, y sin lugar a dudas importante para
satisfacer un amplio espectro de necesidades, pero los intercambios provocados por las
normas sociales sugieren motivaciones estables en el largo plazo con beneficios recíprocos
para empleados y empresarios.
Hay que resaltar una imprecisión teórica del autor: la etiqueta de irracionalidad. Las
observaciones finales de Kahneman (2003), en el discurso ofrecido como Premio Nobel de
Economía 2002, apuntan a reconocer vías alternativas en la resolución de problemas y en
la toma de decisiones. Esto es, el uso de la intuición o el razonamiento. De ahí se deriva el
interés por incorporar ''una psicología del sentido común, del agente intuitivo en los
modelos económicos''. La denominada irracionalidad no hace justicia a los diversos
beneficios que surgen de la intuición cuando los problemas o elecciones demandan
inmediatez, o poco gasto de esfuerzo cognitivo. Una herramienta fundamental que se
revela en la ejecución rápida y eficiente de una elección, cabe mencionar la importancia de
la intuición en las decisiones de un enfermero en un accidente o de un médico en una sala
de emergencias. La economía conductual no apela a la irracionalidad para caracterizar
estas decisiones.
Esto no implica desconocer los esfuerzos del autor por divulgar este conocimiento, lo que
incita a utilizar expresiones conceptuales más accesibles al público en general como la
''racionalidad'' o la ''previsión irracional''. En términos estrictos, ¿es necesario hablar de la
''intuición previsible''? Dejo al lector esta útil cuestión para que reflexione detenidamente.
Le recomiendo que extienda la discusión a temas tan interesantes y diversos en la
psicología como la percepción, las emociones, el bienestar, el recuerdo y el olvido. Dan
Ariely finaliza el libro resaltando un par de lecciones que se derivan de las investigaciones
descritas: en primer lugar, ''todos somos peones en un juego cuyas fuerzas nos vemos en
gran medida incapaces de comprender'' (pág. 262); segundo, a pesar de la detallada
irracionalidad no somos indefensos; una adecuada compresión de ésta permite diseñar
herramientas ''para superar nuestras deficiencias intrínsecas'' (pág. 263). A propósito de la
primera lección, estimado lector ''¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y
tiempo y sueño y agonías?''.
En este audio, te resumiré el libro "Las trampas del deseo: Cómo la psicología nos impulsa
a decisiones irracionales" de Dan Ariely. En él, el autor explora cómo nuestras decisiones,
incluso las económicas, no siempre son racionales y están influenciadas por factores
externos que ni siquiera somos conscientes.
La irracionalidad previsible
Ariely argumenta que la economía tradicional se basa en la idea de que las personas somos
seres racionales que tomamos decisiones de manera lógica y consciente. Sin embargo, la
evidencia sugiere que esto no siempre es así. De hecho, cometemos errores sistemáticos en
nuestras elecciones, incluso cuando tenemos toda la información disponible.
El autor llama a esta tendencia "irracionalidad previsible". Esto significa que, aunque
nuestras decisiones no sean racionales, podemos predecir cómo vamos a actuar en
determinadas situaciones. Esto se debe a que nuestras decisiones están influenciadas por
una serie de "efectos contextuales", como la comparación social, el efecto ancla y la
aversión a la pérdida.
Relatividad del valor: El valor que le damos a las cosas no es absoluto, sino que
depende de las opciones con las que las comparamos. Por ejemplo, si vemos un
producto con un descuento, es más probable que lo compremos, incluso si no lo
necesitamos.
Precio cero: La palabra "gratis" es irresistible para la mayoría de las personas.
Tendemos a pensar que cualquier cosa que sea gratis es buena, incluso si no la
necesitamos o no tiene valor.
Normas sociales: Las normas sociales también influyen en nuestras decisiones. Por
ejemplo, es más probable que donemos a una causa benéfica si vemos que otras
personas lo están haciendo.
Ser consciente de nuestros sesgos: El primer paso para superar nuestros sesgos es
ser consciente de ellos. Una vez que sabemos cómo nos afectan, podemos empezar
a tomar decisiones más racionales.
Considerar todas las opciones: Cuando tomamos una decisión, es importante
considerar todas las opciones disponibles, no solo la primera que nos viene a la
mente.
Tomarnos nuestro tiempo: Las decisiones apresuradas suelen ser irracionales.
Tómate tu tiempo para pensar en tus opciones y considerar todas las consecuencias
antes de tomar una decisión.
Buscar el consejo de otros: A veces, la mejor manera de tomar una decisión
racional es pedir consejo a otras personas. Esto puede ayudarnos a ver la situación
desde diferentes perspectivas y evitar tomar decisiones impulsivas.
Conclusión
"Las trampas del deseo" es un libro fascinante que nos ayuda a comprender cómo nuestras
decisiones están influenciadas por factores externos. Al ser conscientes de nuestros sesgos
y tomar decisiones más racionales, podemos mejorar nuestras vidas y crear un mundo más
justo y equitativo.
Espero que este resumen en audio te haya sido útil. Si quieres saber más sobre el
libro, te recomiendo que lo leas.