Racionalidad Economica
Racionalidad Economica
Racionalidad Economica
RACIONALIDAD
ECONOMICA
Preparatoria Morelos
CCH UNAM
Materia: Administración
Prof. Guillermo Lara Morales
SEPTIEMBRE 2017
RACIONALIDAD ECONÓMICA
2
Racionalidad económica según el
economista Oskar Lange
“La obtención del máximo beneficio en la empresa
capitalista se realiza a través de la aplicación de
cierto principio general de comportamiento que se
llama principio de la racionalidad económica, o
también simplemente principio económico.
Se trata del principio general del comportamiento
racional, en las condiciones en que el fin y los
medios de la acción están cuantificados.”
3
Racionalidad como eficiencia
“Este principio enseña que el grado máximo de
realización del fin se obtiene actuando de forma
tal que por un gasto dado de medios se obtenga el
grado máximo de realización del fin, o que por un
grado dado de realización del fin, se gaste un
mínimo de medios.” Oskar Lange: capítulo 5 de Economía Política, vol.
1. Fondo de Cultura Económica.
5
Quizá la cosa no sea tan fácil
como parece…
Un ejemplo tomado de la web http://fractalteams.com/ebook_falacias/logica-irracional-del-ser-
humano.html
Lucía acaba de terminar un master en bioingeniería en Valencia y se encuentra
en la situación de decidir entre tres opciones. Opción 1:
buscar cuanto antes un empleo en Valencia, lo que le proporcionaría ingresos y
una nómina para comprarse un coche.
Opción 2: Una empresa le hace una oferta de trabajo en Alicante, lo que la
obligaría a cambiar de residencia. El trabajo corresponde a la rama alimentaria
y no a la rama médica que corresponde a sus expectativas, pero es de
incorporación inmediata y, según le parece a Lucía: bien remunerado.
Opción 3: la universidad le propone realizar unas prácticas de seis meses en el
departamento de I+D de un laboratorio pionero en investigaciones médicas.
6
Comparando las opciones de dos en dos, prefiere la
opción uno a la segunda porque disponer de un coche
es su ilusión desde que se sacó el carné, y le
proporcionaría una ansiada libertad de movimiento.
La segunda supondría mudarse a Alicante y alejarse de
su familia y de su novio. Puesto a tener un trabajo, que
sea en Valencia. Entre la segunda y la tercera, prefiere
la segunda, porque es comparar el modesto importe de
una beca con un sueldo en Alicante que considera
generoso.
7
¡Preferencias no transitivas!
Sin embargo, entre realizar prácticas en un laboratorio
pionero que le puede proporcionar experiencia y prestigio,
y trabajar en una empresa (aún no encontrada) haciendo un
trabajo aún no definido por un sueldo aún desconocido,
prefiere aceptar la beca que buscar trabajo en Valencia, es
decir, la tercera opción antes que la primera.
Por lo que tenemos opción 1 > opción 2 > opción 3 >
opción 1
“Para que nuestras preferencias sean siempre transitivas
necesitamos capacidades de razonamiento de las que
carecemos”. Kwame Anthony Appiah, Experimentos de ética , Katz, Buenos
Aires/ Madrid 2010, p. 71.
Mercados de “competencia
perfecta”
Estas son, en efecto, las idealizadas condiciones de los
“mercados de competencia perfecta” sobre los que se
centra el análisis económico estándar (marginalista):
Libre concurrencia. Ningún agente puede influir en el
mercado. El número de compradores y vendedores es
muy alto y las cantidades producidas o demandadas
por cada uno de ellos son tan pequeñas en relación con
el total que su influencia sobre los precios es
inapreciable.
9
Homogeneidad del producto. Para que haya libre
competencia es necesario que el consumidor sea
indiferente a comprar el producto de una empresa o
de otra, por tanto los productos tienen que ser
exactamente iguales; sólo así se hará realidad que si
una empresa pusiera el precio por encima del
establecido por el mercado, los consumidores
dejarían de comprarlo. La homogeneidad debe
incluir todas las condiciones de venta tales como
garantías o financiación.
10
Información y racionalidad de los agentes. En los
mercados de libre competencia los agentes
económicos conocen los precios de todos los
productos y factores, sus características y la existencia
de posibles sustitutos.
En el momento de decidir entre diferentes alternativas,
los consumidores elegirán aquellas que maximicen su
utilidad y los productores las que maximicen sus
beneficios.
11
Debido al coste de adquirir más información, llega siempre
un momento en que renunciamos a seguir investigando (aunque
ello pueda tener como consecuencia una decisión incorrecta).
Por otra parte, para que la decisión sea la correcta, además de
información se necesita racionalidad: cierta capacidad para
analizarla y valorarla. Los agentes deben poder adoptar
decisiones que satisfagan sus preferencias. El análisis
económico estándar considera que los gustos y preferencias
están dados, son transitivos e invariables (al menos a corto
plazo).
12
Racionalidad económica estándar
Así, como explica Kolm, “el ideal del economista no
es sólo reducir los hechos [económicos] a
‘comportamiento’ de individuos, sino también
‘explicar’ esos actos por las elecciones de dichos
individuos, y estos mediante la aplicación de sus
‘preferencias’ sobre sus medios y con sus
conocimientos. Se asume que esas preferencias
representan los gustos y deseos de los individuos, y
se los describe formalmente mediante un orden que
clasifica las alternativas de la elección.”
13
“Ésta [la elección] consiste en detenerse sobre el
‘elemento máximo’ preferido a todos los otros
posibles. Es el famoso ‘comportamiento
maximizador’, cumbre de la ‘teoría de la utilidad’,
que representa y define al agente sedicentemente
‘racional’, avatar moderno y culminación del
Homo economicus tras dos siglos de abstracción
teórica y despojamiento de todos los rasgos no
necesarios.” Serge-Christophe Kolm, Philosophie de l’économie, Seuil, París
1986, p. 85.
14
Se supone que los agentes en el mercado (Homo
economicus) siempre tienden a maximizar su utilidad o
beneficio, así como a reducir los costes y riesgos.
Cada individuo ha de ser egoísta, no altruista o envidioso
(es decir, se supone que no le afecta la situación de ningún
otro). Y ello no porque lo exija la racionalidad como tal sino
porque “el altruismo o la envidia generalizados serían fatales
para las propiedades que se supone ha de tener un mercado
competitivo walrasiano”. Antoni Doménech, “Ética y economía de bienestar: una
panorámica”, en O. Guariglia (ed.), Cuestiones morales, Trotta-CSIC, Madrid, 1996, p. 201.
15
Fines dados y no cuestionados
16
Por eso, en este contexto, a menudo la racionalidad
se equipara a la conducta auto-interesada o incluso
egoísta (donde no se hacen consideraciones aparte de
los objetivos individuales del agente económico).
Debido al desinterés de la mayoría de planteamientos
económicos por analizar la “racionalidad” misma de
los objetivos de los agentes, esta concepción de la
racionalidad se reduce a comprobar la consistencia
lógica de las elecciones económicas.
17
Teoría de la elección racional
La racionalidad económica estándar ha tratado de extenderse
(de forma “imperialista”) a otras ciencias sociales y humanas.
La teoría de la elección racional es un enfoque teórico que
interpreta los fenómenos sociales y políticos a partir de
supuestos básicos que derivan de principios de la economía
estándar o “neoclásica”: el comportamiento de los individuos
en sistemas sociales y políticos es similar al de los agentes
en el mercado (siempre tienden a maximizar su utilidad o beneficio y a reducir los costes y
riesgos). Una buena explicación breve en Kwame Anthony Appiah, Experimentos de ética , Katz, Buenos
Aires/ Madrid 2010, p. 71.
18
El actor individual es la unidad de análisis de esta
teoría. Se asume que todo individuo se guía por su interés
personal, por tanto, todos los individuos son egoístas; y
todo individuo tiene la capacidad racional, el tiempo y la
independencia emocional necesarias para elegir la mejor
línea de conducta, independientemente de la complejidad
de la elección que deba realizar.
Esto no implica necesariamente que los individuos reales se comporten de esa
manera. Pero se supone que así podemos explicar el comportamiento observado
en un agregado, como un mercado, tal y como defienden los economistas
neoliberales como Gary S. Becker o Milton Friedman.
19
Herbert Simon: racionalidad
acotada
21
Agentes acotados
Una fábula de Esopo: un niño metió su mano en un tarro
lleno de avellanas. Tomó tantas como pudo, pero al intentar
sacar la mano del recipiente no podía pasarla por el cuello
del jarrón. No quería perder las nueces pero tampoco podía
sacar la mano; rompió a llorar amargamente su desgracia.
Uno que por allí pasaba le dijo: “Conténtate con la mitad y
verás como podrás sacar tu mano”.
Moraleja: no lo quieras todo de una vez. Refrán castellano:
más vale pájaro en mano que ciento volando...
22
Buscando atajos
“Los modelos de racionalidad acotada utilizan reglas
de decisión rápidas y frugales para la búsqueda de
soluciones que no implican la optimización”. Gigerenzer
y Selten (coords.): Bounded Rationality. The Adaptive Toolbox, The MIT Press,
Cambridge (Mass.) 2001.
23
Finitud humana y reglas
heurísticas
A causa de la finitud humana (limitación de
nuestras facultades cognitivas, emocionales,
morales…) ¡usamos reglas heurísticas!
Appiah: “Si nos resulta imposible actuar según
exige la razón pura [propuesta por los teóricos de
la elección racional], podríamos tratar de
desarrollar reglas –para moldear nuestras
creencias (…), organizar nuestras preferencias y
tomar decisiones– que tengan la siguiente
propiedad:”
“dado nuestro modo de ser y el modo de ser del
mundo que nos rodea, si seguimos estas reglas
[atajos heurísticos] obtendremos una alta
probabilidad de hacer o pensar o preferir lo que
haríamos o pensaríamos o preferiríamos si
tuviéramos todas las capacidades lógicas del mundo
y todo el tiempo que necesitáramos para ejercerlas.
Nosotros, criaturas imperfectas, debemos seguir
reglas según las cuales podamos vivir y que nos
conduzcan con toda la frecuencia posible a hacer lo
que haría alguien que contara con un raciocinio
perfecto.” Kwame Anthony Appiah, Experimentos de ética , Katz, Buenos Aires/
Madrid 2010, p. 72.
Métodos heurísticos
27
Las heurísticas funcionan efectivamente en
la mayoría de las circunstancias, sin
embargo, también pueden conducir a
errores sistemáticos en la toma de
decisiones o el desarrollo de juicios.
La ideación de soluciones heurísticas
frecuentemente arranca de un razonamiento
por analogía.
28
Kahneman y Tversky:
perpectivismo
Daniel Kahneman y Amos Tversky han
desarrollado la denominada teoría de las
perspectivas (prospect theory) según la
cual los individuos toman decisiones, en
entornos de incertidumbre, que se apartan
de los principios básicos de la probabilidad.
A este tipo de decisiones lo denominaron
atajos heurísticos.
29
Una de las manifestaciones de los atajos heurísticos
es la aversión a la pérdida. De este modo, la gente
prefiere sistemáticamente no perder 10 euros antes
que ganar 10 euros (lo cual supone una asimetría
“irracional” en la toma de decisiones).
La importancia de las investigaciones de Tversky y
Kahneman radican en su utilidad para modelizar
comportamientos “no racionales”, que se apartan de
la concepción neoclásica del Homo economicus.
30
Sobre la “teoría de la perspectiva” de
Kahneman y Tversky cf. Appiah, op. cit., p.
108-110.
RACIONALIDAD
CAPITALISTA
32
Normas que emanan
directamente de la economía
“En el pasado, la normatividad social estuvo en
manos de la tradición, de las religiones y de la
ideología. Actualmente, las normas de
comportamiento que rigen emanan directamente
de la economía.
Por eso lo gestionamos todo: las familias, los
amores, los divorcios, los niños, los enfermos,
las fiestas, las diversiones, las aficiones, los
disgustos, las depresiones, las creencias, por
supuesto, el trabajo e incluso la misma política.”
“La izquierda no ha sabido asumir este nuevo
paradigma, en el que la economía es reina: principio y
fin del sentido de las personas y de las cosas. No hay
otro argumento eficaz que la cuenta de resultados. Para
defender a los inmigrantes hay que demostrar que es más
lo que aportan en dinero al PIB y a la Seguridad Social
que lo que reciben. Para justificar una reforma educativa
no sirve el valor de tener un nivel de formación alto, sino
su traducción en puestos de trabajo y en valor añadido
para las empresas. Y así sucesivamente. La izquierda ni
ha entendido este nuevo paradigma, ni ha sido capaz de
hacer propuestas para modificarlo. Y por eso se ha ido
desdibujando…” Josep Ramoneda, “El desplome”, 29 de mayo de 2011
Racionalidad bajo el capitalismo
35
“El problema económico esencial de todas las
sociedades es el conflicto entre los deseos casi
ilimitados de los individuos de bienes y
servicios y los recursos limitados que pueden
utilizarse para satisfacerlos.” S. Fisher, R. Dornbusch y R.
Schmalensee, Economía, McGraw-Hill, Madrid 1989, p. 3. Ay, qué imperialismo
intelectual… Pero ahora no podemos detenernos en ello.
37
Digresión: recordemos la def. de
eficiencia en el sentido de Pareto
El concepto de eficiencia de Pareto (también
llamado óptimo de Pareto u óptimo paretiano) es
aquella situación en la cual se cumple que no es
posible beneficiar a más elementos de un sistema sin
perjudicar a otros.
Se basa en criterios de utilidad: si algo genera o
produce provecho, comodidad, fruto o interés sin
perjudicar a otro, provocará un proceso natural de
optimización hasta alcanzar el punto óptimo.
38
En análisis económico se denomina óptimo de Pareto a
aquel punto de equilibrio en el que ninguno de los
agentes afectados podrá mejorar su situación sin reducir
el bienestar de cualquiera de los otros agentes.
Por tanto, mientras que uno de los individuos incluidos
en el sistema de distribución, producción o consumo
pueda mejorar su situación sin perjudicar a otro nos
encontraremos en situaciones no óptimas en el sentido
paretiano.
39
Un óptimo insensible a la
injusticia
El óptimo de Paretiano no es sensible a los
desequilibrios e injusticias en la asignación de
recursos, factores, bienes y servicios, o en la
propiedad de éstos.
En efecto, una situación en la que se distribuyan 10 unidades de un bien para su
consumo entre dos individuos permite obtener 10 óptimos distintos de Pareto
con independencia de la justicia de tal asignación.
Serían óptimos de Pareto tanto una distribución del tipo 10 a 0, como otra del
tipo 5 a 5: en ambos casos, para mejorar la situación de un individuo
irremediablemente se empeoraría la situación del otro, al tener que ceder una de
las unidades del bien o servicio (aunque el primero parta de 0 y el último de 10).
40
Seguimos con Mora Rodríguez,
tras la digresión paretiana:
“La racionalidad con arreglo a fines sostiene y
fundamenta esta afirmación porque certifica que el
mercado, en condiciones de competencia perfecta,
posibilita que cada individuo egoísta actúe
racionalmente al maximizar las oportunidades con
las que cuenta para alcanzar los fines que persigue.
El mercado perfecto se nos presenta, bajo estas
condiciones, como la encarnación de la
racionalidad con arreglo a fines.”
41
“La teoría económica en la economía capitalista se exhibe como una
herramienta, un mecanismo, un instrumento técnico (no contaminado
políticamente) que nos proporciona a los individuos –respetando nuestra
libertad e individualidad– un medio para que podamos conseguir los fines
elegidos libremente. La economía sería una técnica racional al servicio de
los individuos y la sociedad.
Partiendo de estas definiciones de economía y racionalidad, y suponiendo
que el hombre es egoísta por naturaleza, la solución racional a nuestros
problemas económicos es nítida: como individuos, ser cada día más
egoístas, como sociedad, promover que el mecanismo de mercado se vaya
extendiendo y perfeccionando cada día hasta alcanzar mayores cotas...”
Mora Rodríguez, op. cit.p. 16.
42
No todos los medios son
utilizables
Ahora bien, podemos preguntarnos: la racionalidad con
arreglo a fines, supuestamente ejemplificada en su forma
depurada por el mercado capitalista, ¿se halla realmente
separada de la racionalidad conforme a valores?
Alejando Mora Rodríguez: “La versión más descarnada de
la racionalidad con arreglo a fines, presentada por
Maquiavelo en El Príncipe cuando enuncia que el fin
justifica los medios, parece sugerir que todos los medios
son utilizables. No obstante, hay medios que eran
intocables en la práctica, por ejemplo la integridad de la
familia más íntima del Príncipe [y del propio Príncipe].”
43
Límites infranqueables
“El marco institucional de la economía capitalista exige,
por ejemplo, que se respete la propiedad privada de los
individuos en todo el proceso del intercambio. Ese es un
límite infranqueable.
Podemos afirmar que la racionalidad con arreglo a
fines nunca actúa en el vacío, siempre lo hace en un
marco institucional que la limita, que restringe
determinadas acciones como posibles porque no respetan
los valores o principios del marco. (...)” [las negritas son
mías, J.R.]
44
“Pero el que se respeten unos determinados
principios durante todo el proceso, porque así lo
exige el marco institucional, es tanto como decir
que las acciones racionales con arreglo a fines
que propone la economía capitalista están
recortadas previamente por el actuar de una
racionalidad con arreglo a valores (racionalidad
presente en todo marco institucional).” [las
negritas son mías, J.R.]
45
Un huésped normativo no
declarado
“En los manuales al uso, al estudiar la economía capitalista
primero se exige el respeto de los principios del marco
institucional capitalista, principios que se incluyen en los
supuestos que por construcción hay que respetar en todo el
proceso; y a continuación se impide que se vuelva a hablar
de principios al hacer una tajante división entre economía
positiva y normativa.
El problema está en que bajo la capa de lo positivo y
científico se esconde un huésped normativo no
declarado.” [las negritas son mías, J.R.]
46
“El estudio del equilibrio general competitivo permite llegar a la
conclusión de que, en un marco institucional caracterizado por la
propiedad privada, la actuación paramétrica respecto a los
precios de los agentes individuales, y dada la distribución de la
riqueza, en condiciones teóricamente ideales, el sistema de
mercado competitivo conduce a una asignación eficiente de los
recursos productivos.
No es infrecuente que, tras obtener este resultado, algunos
teóricos concluyan que la mejor forma de organización social es
aquella que permite el funcionamiento sin roces del libre
mercado...”
47
“...y que las deficiencias resultantes del mismo desde el punto de vista de
la distribución de la renta se derivan exclusivamente de la tecnología, las
preferencias individuales y la distribución heredada de la riqueza, que
constituyen datos para el economista.
No es infrecuente que algunos teóricos concluyan esto, pero es incorrecto
porque dicha postura sólo podría mantenerse como mínimo bajo una larga
cláusula condicional que rezara: ‘Si se considera que la mejor forma de
organización social es la propiedad privada, si se considera que no existen
objetivos sociales cualitativamente distintos de los individuales, si se
considera que la participación del agente en el proceso productivo no
conforma sus preferencias, si se considera que el tipo de técnicas utilizadas
no está condicionado por el marco institucional, si se considera que la
eficiencia constituye el objetivo fundamental de la sociedad…’.”
48
“Y esta cláusula no puede defenderse desde el punto de
vista de la teoría de eficiencia por las limitaciones que la
misma se impone en sus planteamientos.
Un economista la puede defender como ciudadano, pero
en este caso el respaldo científico se desvanece, y nos
encontraremos, en el mejor de los casos, con un buen
especialista en cálculo económico, que es, al margen de
su profesión, un ciudadano muy conservador”. Alejandro Mora
Rodríguez, “La racionalidad de la economía capitalista y la vida digna de las personas”, Papeles de
relaciones ecosociales y cambio global 107, Madrid 2009, p. 18.
49
Así, el economista dentro de la mainstream
economics capitalista desconoce sus
propios supuestos normativos.
Y confunde el sistema económico capitalista
con la economía a secas porque no percibe
que cuando formula sus esquemas teóricos lo
hace asentado sobre un marco institucional
concreto, el capitalista.
50
“La discusión, por tanto, ya no es entre dos tipos de
racionalidades, con arreglo a fines (de la economía capitalista), y
con arreglo a valores (de los partidarios de la vida digna), sino
más bien sobre qué valores concretos, sobre qué principios,
edificamos nuestras construcciones teóricas y científicas.” Alejandro
Mora Rodríguez, “La racionalidad de la economía capitalista y la vida digna de las personas”,
Papeles de relaciones ecosociales y cambio global 107, Madrid 2009, p. 19
51
El valor de la vida digna
Alejandro Mora Rodríguez se refiere a una
racionalidad de la vida digna (en un sentido
análogo a Franz Hinkelammert, que habla de
racionalidad reproductiva).
“La vida es la posibilidad de tener fines, pero no es un
fin (...) Ninguna acción calculada de racionalidad
medio-fin es racional si en su consecuencia elimina al
sujeto que sostiene esta acción. Este círculo lo
podemos llamar racionalidad reproductiva del sujeto.”
52
Racionalidad reproductiva del
sujeto
“Se refiere a las condiciones de posibilidad de la vida
humana. Esta racionalidad fundamental se nos
impone como necesaria, porque el cálculo medio-fin
como tal no revela el efecto de un fin realizado sobre
estas condiciones de posibilidad de la vida humana. A
la luz de la racionalidad medio-fin algo puede parecer
perfectamente racional, sin embargo, a la luz de la
racionalidad reproductiva del sujeto puede ser
perfectamente irracional.” Franz Hinkelammert, “Utopía y antiutopía
ética”, en Enrique Dussel, Ética de la liberación en la edad de la globalización y la exclusión,
Trotta, Madrid 1998, p. 11-12.
53
Racionalidad de la vida digna
Así, a partir del valor de la vida digna (definida como
“aquella que permite conservar, reproducir y desarrollar la
vida de cada persona en comunidad”, sugiere Mora
Rodríguez), tendríamos también una racionalidad de la vida
digna.
“El poder participar en las decisiones que afectan a la propia vida nos aleja de
despotismos más o menos ilustrados; y la vida en la comunidad no es un añadido
para redondear la frase, la comunidad es condición necesaria para la vida humana; al
igual que el entorno natural, sin la vida de otros la vida de cada persona sería
imposible, es condición de posibilidad de cada vida.” Alejandro Mora Rodríguez, “La
racionalidad de la economía capitalista y la vida digna de las personas”, Papeles de relaciones ecosociales
y cambio global 107, Madrid 2009, p. 12.
54
Y más allá de nuestra propia
especie…
55