Suelos de La Region Inia

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Capítulo 1

Caracterización físico-química de los


suelos de la Región de Aysén
Christian Hepp K.1

1.1 Introducción
El suelo sustenta gran parte de la vida en el planeta y es un recurso que debe ser
manejado con criterios y técnicas sustentables. Si bien puede considerarse al
suelo como un recurso renovable, ya que los procesos pedogénicos están activos,
es también un ente frágil y que puede perderse con relativa facilidad a través de
procesos erosivos o de agotamiento, producto de sistemas de manejo inadecuados.
En agricultura, la producción de alimentos es uno de los fines más importantes
de los suelos, por lo que es necesario conocer sus características, propiedades
y potenciales, ya que ellos presentan una amplia variación. La variabilidad y
potencialidad de los suelos se relaciona principalmente a las condiciones climáticas
imperantes, los materiales de origen y los procesos que han actuado en la formación
de los mismos.

Este capítulo presenta en forma resumida las principales características de los


suelos de la región de Aysén, con foco en aquellos relacionados con la producción
silvoagropecuaria.

1.2 Origen de los suelos


La región de Aysén estuvo cubierta de hielos durante la última glaciación, la cual dio
paso al período conocido como Holoceno y que se inició aproximadamente 11.000
años a.c., con el retiro de los hielos. En Aysén existen aún muchos remanentes de los
grandes glaciares que cubrieron los valles y que modelaron gran parte del paisaje

1
Investigador principal, Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Tamel Aike, Coyhaique, Chile.
E-mail: chepp@inia.cl

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que se observa en la actualidad. Los glaciares se encuentran aún en una fase de
retroceso, la que se ha visto acelerada por los fenómenos de cambio climático que
afectan al planeta.

El efecto de los glaciares está presente en la mayoría de los valles regionales. La


acción del hielo sobre las rocas fue generando procesos mecánicos de disgregación,
agrietamiento y movilización, además de la formación de muchos lagos, a través
de diques morrénicos (Figura 1.1). La acción de los ríos continúa el proceso erosivo
y va generando acumulaciones de materiales con diferentes granulometrías en sus
márgenes, generando terrazas en diferentes situaciones. La acción fluvio-glacial
explica en gran parte los tipos de materiales que se encuentran en el subsuelo de
muchos valles de la región.

Figura 1.1. Glaciar en el Valle Exploradores (zona sur de Aysén) donde se observa el material
arrastrado por el hielo y la formación de morrenas.

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Figura 1.2. Acción del volcanismo, que provoca el depósito de toneladas de cenizas
volcánicas sobre los valles de la región (Fuente: MercoPress).

A pesar de la gran influencia de la acción fluvio-glacial, los suelos actuales de


la región de Aysén en gran parte se han generado a través de otro fenómeno: el
volcanismo (Figura 1.2). La región cuenta con diferentes volcanes activos, aún en la
actualidad, lo que además indica que es un proceso continuo en el tiempo.

La actividad volcánica se ha caracterizado por la emisión de grandes cantidades


de cenizas volcánicas (arenas volcánicas y materiales de mayor diámetro), las
que se han depositados sobre los valles (Figura 1.3). Estos depósitos durante los
últimos 12.000 años han sido el material base para la formación de los suelos en
gran parte de la región. A través de los procesos de meteorización, con acciones
de tipo mecánico, físico, químico y biológico, se han ido formando los suelos que
predominan en la actualidad. Se trata por lo tanto de suelos relativamente jóvenes.

Se originaron así los suelos volcánicos de la región, que cubren casi la totalidad de
los suelos de las vertientes occidental (Zona Húmeda) y oriental (Zona Intermedia)
de Aysén. Hacia las zonas más secas de la Zona de Estepa, se suelen encontrar suelos
más antiguos y evolucionados, los que tienen un origen fluvio-glacial, pero también
cuentan con presencia de cenizas volcánicas en sus perfiles.

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Figura 1.3. Cenizas volcánicas depositadas en el valle del río Cajón en agosto de 1991, en la
erupción del volcán Hudson. El material fue depositado sobre el suelo, que en esa fecha estaba
cubierto de nieve.

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1.3 Suelos con potencial silvoagropecuario
La región de Aysén cuenta con un territorio que abarca una superficie de 10.949.000
ha, siendo la tercera región de mayor tamaño en el país, detrás de Antofagasta y
Magallanes. Se trata de una región muy montañosa, que cuenta además con una
zona de archipiélagos con una multiplicidad de islas, canales y fiordos en la zona
occidental. Junto a ello, tiene amplias zonas cubiertas de hielo (Campos de Hielo
Norte y Sur), cuerpos de agua y zonas de altura, sobre el límite vegetacional. A ello
se suma una amplia red de parques y reservas nacionales, con extensas áreas de
conservación, que cubren más de la mitad del territorio regional.

De esta forma, sólo una fracción de la superficie regional presenta condiciones para
la producción silvoagropecuaria. Un estudio desarrollado en la zona (Hepp, 2014 a)
dividió la región en 68 valles de interés productivo, lo que sumó un total de cerca
de 1,5 millones de hectáreas, es decir, un 14,5% de la superficie regional. En base a
ese estudio, sólo un 7,9% de dicha superficie fue catalogada como “arable” (clase
de capacidad de uso III y IV, con uso preferentemente agrícola). Ello representa sólo
un 1,2% de la superficie total regional.

El cuadro 1 muestra la distribución de superficie de suelos regionales en las


cuatro provincias. De ellas, la provincia de Coyhaique es la que concentra la mayor
proporción de suelos con potencial productivo (41%). Se aprecia también que hay
casi 620.000 ha de potencial netamente ganadero (clase VI) y 460.000 ha de uso
preferentemente forestal.

Cuadro 1. Superficie silvoagropecuaria en valles con potencial productivo de la región de Aysén


Cuerpos
Provincia III IV IV VI VII* VIII** agua y Poblados Totales
otros
ha ha ha ha ha ha ha ha ha
Aysén 327 46.497 35.397 84.349 118.565 44.577 19.253 581 349.547
Coyhaique 1.197 62.524 34.399 373.809 129.981 23.956 14.334 606 640.807
General 1.418 4.069 19.206 73.189 75.508 25.033 9.657 199 208.279
Carrera
Capitán 0 10.527 44.503 87.815 136.027 68.866 24.904 113 372.755
Prat
Totales 2.943 123.617 133.505 619.162 460.081 162.432 68.148 1.499 1.571.388
*con potencial forestal **áreas clase VIII dentro de polígonos estudiados
Fuente: adaptado de Hepp y Stuardo (2014), estudio INIA-UdeC-SAG

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Sin embargo, para el desarrollo de actividades agropecuarias, es importante también
conocer la superficie que efectivamente puede ser intervenida con dichos fines, ya
que una proporción de los suelos “agrícolas o ganaderos” se encuentran en realidad
cubiertos de bosque nativo. El cuadro 2 desglosa esa situación y se observa que el
38% de los suelos arables están bajo bosque, mientras que un 49% de las clases de
capacidad de uso (CUS) V y VI también lo están. En su conjunto, más de 400.000 ha
de CUS III a VI se encuentran cubiertas de bosque.

Cuadro 2. Superficie silvoagropecuaria y proporción cubierta de bosque en la región de Aysén.


% respecto valles % respecto De ellos: suelos
USO Ha agropecuarios total regional bajo bosques (ha)
Arable 126.560 9,40% 1,16% 48.202 (38%)
Ganadero limitación 133.505 10% 1,23% 370.413 (49%)
humedad
Ganadero 619.162 46,20% 5,90%
Subtotal agropecuario 879.227 65,60% 8,10% 418.615 (47,6%)
Forestal y ganadero 460.081 34,40% 4,40%
marginal (VII)
Total 1.339.308 12,30%
Fuente: adaptado de Hepp (2014 a), estudio INIA-UdeC-SAG

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1.4 Influencia climática
La región de Aysén presenta una variación climática latitudinal, pero las diferencias
mayores se observan a nivel transversal, es decir, desde la costa hacia el interior. En
general, el régimen térmico puede considerarse principalmente mésico (T° media
anual superior a 8°C) en la zona occidental y frígido (T° media anual bajo 8°C) en la
zona más fría oriental y en los sectores de mayor altitud. La gran división éste-oeste
está demarcada por la Cordillera Andina Patagónica (Hepp, 2014 b).

1.4.1 Zona de Archipiélagos

En la zona de archipiélagos, el clima predominante es de tipo templado húmedo


litoral (Cfb’ni) caracterizado por precipitaciones intensas que pueden superar los
3.000 mm anuales, llegando en algunos sectores a cerca de 7.000 mm/año (Silva,
2014).

1.4.2 Zona Húmeda

La Zona Húmeda, que abarca la vertiente occidental de la cordillera, tiene un clima


templado húmedo costero (Cfbn), con abundantes precipitaciones. Un ejemplo es
Puerto Aysén, con un promedio anual de precipitaciones de 2.640 mm (promedio
53 años). Las lluvias ocurren todo el año, siendo más intensas en invierno, aunque
no hay meses secos. La temperatura media anual de la misma localidad es de 9°C,
mientras que la máxima media llega a 12,8°C y la mínima media anual a los 6°C.
El mes más cálido (enero) presenta una temperatura media de 13,6°C, una máxima
media de 17,9°C, y una mínima media de 6°C. El mes más frío (julio) tiene una
temperatura media de 3,8°C, una máxima media de 6,8°C, y una mínima media de
1,6°C. La amplitud térmica media entre el mes más cálido y el más frío es de 9,8°C
(Hepp et al, 2018).

En la figura 1.4 se aprecia la variación de temperaturas medias anuales en la región,


donde predominan condiciones mésicas en la zona occidental y más bien frígidas en
muchos sectores orientales y de mayor altitud.

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Leyenda
T° Media Anual
< 4°C
4 - 6°C
6 - 8°C
8 - 10°C
> 10°C
Localidades

Figura 1.4. Régimen térmico en la región de Aysén: Temperatura media anual (°C) en diferentes
zonas de la región de Aysén. (Creado en base a modelo desarrollado por Hijmans, et al (2005).

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1.4.3 Zona Intermedia

En la Zona Intermedia, ubicada en la vertiente oriental de la cordillera, es frecuente


el clima andino boreal (Cfc), mientras que en zonas más bajas (habitualmente bajo
500 m sobre el nivel del mar) se encuentra el clima templado húmedo intermedio.
En este último caso, la precipitación promedio anual puede fluctuar habitualmente
entre los 800-1.200 mm y en localidades como Coyhaique, la temperatura media
anual está en torno a los 8,1°C, la máxima media anual es de 13°C, mientras que la
temperatura mínima media anual es de 4,4°C. El mes más cálido (enero) presenta
una temperatura media de 13,7°C, una máxima media de 19,5°C, y una mínima
media de 8,8°C. El mes más frío (julio) tiene una temperatura media de 2,0°C, una
máxima media de 5,5°C, y una mínima media de -0,4°C. La amplitud térmica media
entre el mes más cálido y el más frío es de 11,7°C.

1.4.4 Zona de Estepa

El clima andino boreal (Cfc) también puede encontrarse en sectores altos de la Zona
Esteparia, con transición hacia condiciones más frías, en que empieza a predominar
el clima de estepa fría (Csc). Por ejemplo, en Balmaceda se registra una precipitación
promedio anual de 588 mm (50 años). En dicha localidad, la temperatura media
anual es de 6,4°C, la máxima media anual es de 11,6°C, mientras que la temperatura
mínima media anual es de 2,2°C. El mes más cálido presenta una temperatura
media de 12°C, una máxima media de 18,1°C, y una mínima media de 6,7°C. El
mes más frío tiene una temperatura media de 0,2°C, una máxima media de 3,8°C, y
una mínima media de -2,7°C. La amplitud térmica media entre el mes más cálido
y el más frío es de 11,8°C (en base a datos de DMC, 2014). Las precipitaciones son
principalmente invernales, existiendo meses secos en el verano (Silva, 2014).

En toda la zona oriental son frecuentes los fuertes vientos del oeste, que afectan
esta zona especialmente en la primavera.

En la figura 1.5 se aprecia que la precipitación promedio anual presenta una clara
tendencia desde la occidental, con un régimen pluviométrico údico (húmedo) hasta
la zona oriental, que presenta un régimen más xérico (seco).

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Leyenda
Precipitación media anual
< 200 mm
200 - 400 mm
400 - 600 mm
600 - 800 mm
800 - 1.000 mm
1.000 - 1.200 mm
1.500 - 2.000 mm
2.500 - 3.000 mm
< 3.000 mm
Localidades
Red Vial

Figura 1.5. Régimen pluviométrico de la región de Aysén: precipitaciones promedio anuales


(mm) en diferentes zonas de la región de Aysén. (Creado en base a modelo desarrollado por
Hijmans, et al (2005).

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1.5 Deforestación e incendios
La región de Aysén fue colonizada recién el siglo pasado, especialmente durante la
primera mitad del siglo XX. Este proceso tuvo fuerte influencia sobre los recursos de
bosques, ya que los campos fueron habilitados principalmente con el uso del fuego,
lo que generó extensas zonas afectadas por incendios descontrolados. Se estima
que varios millones de hectáreas fueron quemadas, la gran mayoría de zonas con
fuertes pendientes, donde los suelos presentaban además una gran inestabilidad.
Ello generó efectos devastadores en muchos valles y se iniciaron procesos profundos
de erosión, los que aún se encuentran activos en la actualidad.

El fuego, además de quemar el bosque nativo u otra vegetación predominante,


tuvo efectos directos sobre el suelo y sus componentes. En los incendios intensos,
producto de las altas temperaturas, suele combustionar también la materia orgánica
del suelo, con lo que se elimina una fuente importante de nutrientes y organismos
vivos que participan en su descomposición. Se alteran así muchos ciclos biológicos,
particularmente aquellos relacionados con la fracción orgánica, por ejemplo, el caso
del nitrógeno y el azufre.

También se produce volatilización de nutrientes y acumulación de fracciones


inorgánicas en las cenizas remanentes. De hecho, en los primeros años posteriores a
los incendios, el suelo contiene nutrientes inorgánicos disponibles en formas de fácil
absorción por las plantas. Sin embargo, se producen desequilibrios de nutrientes y
pérdida de fracciones más solubles, por escorrentía o lixiviación. El suelo también
sufre pérdidas de estructura, ya que sustancias ligantes de tipo orgánico ya no están
presentes. Al afectarse la materia orgánica del suelo, la porosidad y capacidad de
absorción de agua del mismo se ve mermada.

Producto de los incendios intensos, se ve afectado el microclima, al eliminarse gran


parte de la biomasa presente y así alterarse profundamente las tasas de evaporación,
las que antes eran reguladas por la presencia de la vegetación. La eliminación de
la cubierta forestal implica que desaparecen las barreras de biomasa que permiten
amortiguar la precipitación y regular la caída de agua sobre el suelo. La infiltración
de agua en el suelo se ve reducida, por la pérdida de materia orgánica y también
la existencia de fenómenos hidrofóbicos en superficie. La acción directa de la
precipitación sobre el suelo estimula la pérdida de partículas superficiales, generando
canales y cárcavas producto de la escorrentía aumentada. En los valles, las pendientes
han quedado expuestas y la erodabilidad se ve fuertemente aumentada (Figura 1.6).

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Figura 1.6. Valle de Emperador Guillermo, región de Aysén, afectado por incendios del siglo XX.

1.6 Órdenes de suelos en Aysén


Un estudio reciente (Stolpe y Hepp, 2014), liderado por el INIA y realizado en
conjunto con la Universidad de Concepción y el Servicio Agrícola y Ganadero,
reconoció 68 valles de interés silvoagropecuario en la Región de Aysén. En dicho
trabajo, se procedió también a clasificar taxonómicamente los suelos en la mayoría
de esos valles, además de establecer la capacidad de uso y potenciales probables.

En la figura 1.7 A y B se muestra la ubicación de los valles clasificados, tanto


en la zona norte como en la zona sur de Aysén. Allí se aprecia que la superficie
potencialmente agropecuaria se encuentra concentrada en valles relativamente
pequeños y angostos, lo que habla de la condición montañosa de la región. Asimismo,
se aprecia que hay una mayor concentración de dicha superficie en la zona central
de la región de Aysén.

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Como se señaló anteriormente, los suelos de la región han tenido un origen de
base fluvioglacial y en la mayoría de los casos el material parental se compone
de cenizas volcánicas relativamente jóvenes, producto de sucesivas erupciones
prehistóricas y recientes. Es así como se han clasificado suelos correspondientes
a seis órdenes taxonómicas, de acuerdo al grado de desarrollo alcanzado, como
también de las condiciones climáticas y ambientales predominantes: Entisoles,
Inceptisoles, Mollisoles, Andisoles, Histosoles y Spodosoles.

Valles Zona Norte Región de Aysén Valles Zona Sur Región de Aysén
A B

Figura 1.7: Valles con potencial productivo silvoagropecuario de la zona norte (A) y de la zona
sur (B) de la región de Aysén.

Un suelo perteneciente al orden Entisol (Figura 1.8A) se caracteriza por no presentar


desarrollo de horizontes en el perfil, o ser éste muy escaso. Son suelos recientes,
no necesariamente delgados y no hay trazas de eluviación. Entre los entisoles
encontrados se clasificaron en los grandes grupos de Endoaquents (entisoles con
evidencia de humedad en el perfil) y Udipsamments (perfiles arenosos en ambiente
de clima húmedo).

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A B

Figura 1.8. Órdenes de suelo en la región de Aysén: Entisol (A); Inceptisol (B)

Otro orden taxonómico descrito corresponde a los suelos Inceptisol (Figura 1.8B),
que son de desarrollo incipiente, aún con poca diferenciación de horizontes, escasa
eluviación que no evidencia todavía un horizonte B. Generalmente en Aysén son
suelos derivados de cenizas volcánicas recientes, con escasa intemperización.
Muchas veces se trata de suelos más bien delgados, en zonas de pendiente, aunque
también se encuentran en valles y zonas más planas y pueden ser allí más profundos.
Entre los grandes grupos, se clasificaron: Humixerepts (inceptisol rico en humus,
pero desarrollado en ambiente xérico); Haploxerepts (suelo sencillo con subsuelo
poco desarrollado y en ambiente seco o xérico); Dystrudepts (inceptisol con baja
saturación de bases, en ambiente húmedo); y Humaquepts (suelo rico en humus y
con evidencia de humedad o falta de drenaje).

También se encontraron suelos pertenecientes al orden Mollisol (Figura 1.9A),


característicos de estepa o pradera, en general bastante fértiles y aptos para el
cultivo, si las condiciones climáticas actuales son favorables. En este orden se
encuentran los mejores suelos agrícolas del mundo. En Aysén, los molisoles se
encontraron principalmente en la zona oriental (Pampa Patagónica), donde las
condiciones de bajas temperaturas y falta de humedad en verano pueden ser muy
limitantes. Sin embargo, con posibilidades de riego, pueden ser suelos bastante
productivos. Tienen un mayor desarrollo de perfil, con horizontes más diferenciados,
con un horizonte superficial oscuro. Generalmente no presentan problemas de
acidez. Los grandes grupos descritos fueron: Haploxerolls (molisol con menor
desarrollo de perfil, en una zona xérica); Paleoxerolls (suelo con mayor desarrollo y
complejidad, más antiguo, desarrollado en ambientes xéricos); y Argixerolls (suelos
con horizonte argílico, rico en arcillas, también desarrollado en ambiente xérico).

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A B

Figura 1.9. Órdenes de suelo en la región de Aysén: Mollisol (A); Andisol (B)

Sin duda, el orden más frecuente en muchas zonas de la vertiente occidental y


oriental de la Cordillera Patagónica es el Andisol (Figura 1.9B). Se trata de suelos
de origen volcánico, con baja densidad aparente, alto contenido de materia
orgánica y, generalmente una elevada retención de fósforo, especialmente en las
zonas más húmedas. El material generador son las cenizas volcánicas, las que se
pueden encontrar en diferentes niveles de intemperización, según su antigüedad.
En esos suelos es muy frecuente encontrar “suelos enterrados”, es decir, suelos que
habiendo alcanzado un grado de desarrollo, fueron tapados por nuevos eventos de
depósito de cenizas, ligado a la actividad volcánica. Los andisoles clasificados fueron:
Hapludands (andisoles sencillos, con poco desarrollo del subsuelo, en ambientes de
clima húmedo; Fulvudands (suelos con presencia de un horizonte superficial oscuro,
profundos, con un alto contenido de humus); y Haploxerands (similares a Hapludands,
pero desarrollados en ambientes más secos).

En diferentes zonas, pero especialmente en la Zona Húmeda de Aysén, se encuentran


suelos del orden Histosol (Figura 1.10A). Se trata de suelos muy orgánicos, pero que
no llegan a congelarse. Tienen alto contenido de materia orgánica descompuesta y
durante gran parte del año se encuentran saturados con agua. Son los típicos suelos
de turberas y zonas pantanosas. Se describieron los grandes grupos: Haplosaprists
(Suelo con bajo desarrollo en subsuelo y con materia orgánica en alto grado de
descomposición); Haplohemists (similar al anterior, pero con material orgánico
menos descompuesto).

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A B

Figura 1.10. Órdenes de suelo en la región de Aysén: Histosol (A); Spodosol (B)

Finalmente, en la zona sur de Aysén, en un sector localizado del valle del río Mayer,
se encontró un suelo del orden Spodosol (Figura 1.10 B), que se caracteriza por
ser suelos desarrollados en ambientes fríos y de alta pluviometría. Son de textura
arenosa y muy susceptibles a la lixiviación. Presentan compuestos como óxidos de
hierro y aluminio en el horizonte B. Fe y Al en horizonte de iluviación (horizonte B).
Es muy característica la presencia de un horizonte de eluviación (horizonte E) desde
el cual se han movilizado dichos compuestos, quedando éste de una coloración muy
clara. Estos suelos son típicos de ambientes forestales siempreverdes, más comunes
en el hemisferio norte. El suelo descrito pertenece al gran grupo Haplorthods
(spodosol con escaso bajo desarrollo en subsuelo, drenaje excesivo y sujeto a
lixiviación).

1.7 Características físicas de los suelos y Aysén


El suelo, como ente vivo, es el sustrato de los ecosistemas que sustenta y tiene
componentes físicos, químicos y biológicos. Las características de los suelos y
su posición determinan la capacidad de éstos para el desarrollo de actividades
productivas o bien de conservación. A continuación se señalan las principales
propiedades físicas de los suelos de la región de Aysén.

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1.7.1 Profundidad

La profundidad del suelo se relaciona con las condiciones en que éste se ha


desarrollado y el material parental que le ha dado origen. Como es de esperar, la
profundidad del suelo es extremadamente variable, ya que depende de muchos
factores, como por ejemplo la posición topográfica. La profundidad del suelo
determina también el volumen que pueden explorar los sistemas radiculares de
las plantas. En Aysén, en los Andisoles en sectores de valles, es frecuente que se
trate de suelos profundos, producto de sucesivos depósitos de cenizas volcánicas.
La profundidad del suelo se puede evaluar en calicatas, donde también se
puede describir el desarrollo del perfil y sus eventuales horizontes. En cuanto
a la profundidad, los suelos que superan los 1,5 m se pueden considerar “muy
profundos” y aquellos que superan 1 m como “profundos”. Un suelo “delgado”
tendría una profundidad inferior a 50 cm.

1.7.2 Topografía

La región de Aysén se caracteriza por el predominio de sectores montañosos


y una multiplicidad de valles angostos. Ello determina que la mayoría de los
suelos esté en sectores con diferentes grados de pendiente, lo que debe tomarse
en cuenta a la hora de determinar el uso preferente de los mismos. En general,
para los usos agropecuarios se considera como límite una gradiente de 15%, la
que ya presenta fuertes limitaciones por la inclinación.

Otra variable importante de considerar es la posición topográfica, que se


relaciona con la ubicación del suelo dentro del relieve, por ejemplo, al tratarse
de lomajes, laderas, terrazas u otras. Los aspectos topográficos tienen relación
con el movimiento del agua en el suelo y determinan también aspectos de
erodabilidad del mismo. Junto a lo anterior, la topografía incide también en
factores de desarrollo y diferenciación de los suelos a través de la exposición.
Ello se refiere, por ejemplo, a las diferencias entre laderas de exposición norte
y sur, ya que ambas se diferencian en cuanto a la irradiación que reciben y ello
incide en el ambiente térmico lumínico e hídrico, que a su vez define algunas
características vegetacionales.

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1.7.3 Textura

La textura se define como la proporción de tres tipos de partículas que componen el


suelo: arena, limo y arcilla. Cada una de estas partículas, con un límite máximo de 2
mm de diámetro, tiene rangos de tamaño, que son: arena (0,05 – 2 mm); limo (0,05
- 0,002 mm); y arcilla (<0,002 mm). En los suelos de la región de Aysén predominan
texturas de tipo franca a franca arenosa e incluso areno-francosa. En el cuadro 3 se
muestran algunas texturas más típicas de los suelos andisoles de la zona intermedia
de Aysén. Se aprecia que los contenidos de arcilla son, en promedio, muy bajos. En
suelos de las zonas de estepa y de microclima es frecuente encontrar mayores
contenidos de arcilla y es posible detectar clases texturales de tipo franco arcillosa.
La textura de los suelos predominantes de tipo franco arenosa también define
algunas propiedades hídricas de ellos, con drenaje relativamente rápido.

Cuadro 3. Texturas predominantes en suelos de la Zona Intermedia de Aysén.


Profundidad 0-10 cm
Promedios % arena % limo % arcilla
Min 65,5 28 6,6
Max 45,8 13,7 2,2
83,7 43 15,3
Profundidad 10-30 cm
Promedios % arena % limo % arcilla
Min 69,4 24,9 5,7
Max 51,6 13,9 0,9
82,9 42,9 13
Fuente: Hepp (2022, no publicado).

1.7.4 Estructura

La baja presencia de arcillas y el predominio de las fracciones arenosas en muchos


suelos de Aysén, implican que ellos no se presentan muy estructurados, siendo poco
plásticos y no adhesivos o sólo ligeramente adhesivos. Los contenidos de materia
orgánica elevados en el horizonte superficial pueden generar una mayor estructura,
generalmente de bloques finos y pequeños, pero que se tiende a debilitar en
profundidad. Ello determina que estos suelos débilmente estructurados sean
fácilmente erosionables, ya sea por acción hídrica o eólica. En zonas orientales de la
región es posible encontrar suelos de mayor estructura y con menor erodabilidad.

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1.7.5 Densidad y Porosidad

En los suelos se diferencia la densidad real (densidad de la fracción sólida o


partículas) y la densidad aparente (densidad que considera los espacios porosos del
suelo) (Figura 1.11). En el cuadro 4 se muestran algunos resultados de análisis de
densidad realizado en suelos de la zona intermedia de Aysén, a dos profundidades.
Las densidades aparentes (Da) y real (Dr) se calculan mediante las fórmulas:

Da = peso seco suelo inalterado (g) / volumen que ocupa (cm3)

Dr = peso seco de la fracción sólida (g) / volumen que ocupa esta fracción (cm3)

Por su parte, la porosidad total del suelo se expresa en porcentaje y equivale a


100 – (Da/Dr * 100). Esta expresión corresponde a todo el espacio poroso del suelo,
incluyendo macroporos y microporos.

Cuadro 4. Densidad aparente, densidad real y porosidad total de suelos de la Zona Intermedia
de Aysén.
0-10 cm Densidad suelo (g/cm3)
Porosidad total (%)
DA (aparente) DR (real)
Promedios 0,82 1,88 56,6
Min 0,57 1,76 40,4
Max 1,12 2,2 69,7
10-30 cm Densidad suelo (g/cm3)
Porosidad total (%)
DA (aparente) DR (real)
Promedios 0,83 1,98 58,1
Min 0,41 1,76 39,4
Max 1,2 2,11 79,3
Fuente: Hepp (2022 no publicado)

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Figura 1.11. Cilindros para muestreo de densidad en suelos

En el cuadro 4 se aprecia que la densidad aparente de los suelos volcánicos


predominantes en la zona intermedia de Aysén es baja, siendo habituales los valores
inferiores a 0,8 g/cm3. La densidad real también es más baja que en suelos minerales
de la zona central del país, también influenciado por los mayores contenidos de
materia orgánica. La porosidad total promedio, de entre 56-58% indica que la
fracción de poros en el suelo es alta. Dada la textura, estos suelos presentan alta
macroporosidad, con relativa baja capacidad de retención de agua.

1.7.6 Agua del suelo

La dinámica del agua en el suelo depende de varios de los factores analizados


anteriormente y determinan sus características en cuanto a constantes hídricas y
de infiltración. El cuadro 5 muestra algunos resultados de análisis realizados en la
zona intermedia de Aysén en suelos de origen volcánico (Figura 1.12). En promedio,
se determinaron valores de capacidad de campo (CC) de 36-41% y punto de

32 BOLETÍN INIA N° 444


marchitez permanente de 18-24%. En base a estos valores promedio, la humedad
aprovechable contenida en los primeros 30 cm del suelo sería, en promedio, de
423,2 m3/ha, equivalente a 42,3 litros por metro cuadrado o, lo que es lo mismo,
42,3 mm de lámina de agua.

Cuadro 5. Constantes hídricas y humedad aprovechable en suelos de la zona intermedia de


Aysén.
Humedad aprovechable (m3/ha)
0-10 cm %CC %PMP % HA en primeros 10 cm
Promedios 40,5 23,9 16,6 130,4
Min 16,8 8,8 48
Max 62,7 35,9 219,5
Humedad aprovechable (m3/ha)
10-30 cm %CC %PMP % HA en siguientes 20 cm
Promedios 36,8 17,7 19,1 292,8
Min 10,9 5,7 106,1
Max 67 33 722,5
Fuente: Hepp (2022 no publicado)

Figura 1.12. Medición de infiltración de agua en el suelo

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 33


Estos andisoles presentan texturas con alto contenido de arenas (texturas areno
francas a franco arenosas), gran porosidad total (cercana a 60% en promedio,
como se vio anteriormente) y baja densidad aparente, lo que los hace perder agua
con mayor facilidad por acción de la gravedad. En contraste, el alto contenido de
materia orgánica de los suelos mejora su capacidad de retención de humedad en
comparación a texturas similares de suelos de bajo contenido orgánico.

La infiltración corresponde al ingreso del agua en el suelo y su movimiento en el perfil.


Mediciones de infiltración realizadas en diferentes suelos de la zona intermedia
de Aysén (Figura 1.12), muestran que estos suelos tienen una gran capacidad de
infiltración (Figuras 1.13 y 1.14), siendo ésta inicialmente muy rápida y tendiendo
a estabilizarse en el tiempo. Los valores obtenidos iniciales caen en una categoría
inicial “muy rápida” (sobre 250 mm/h), mientras que la velocidad estabilizada de
infiltración (tasa) se consideraría “moderada” (20-60 mm/h). Según FAO, valores
típicos de velocidad de infiltración para suelos franco arenosos fluctuarían entre
20-30 mm/h.

Figura 1.13. Infiltración acumulada en un suelo volcánico de la zona intermedia de Aysén

34 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 1.14. Tasa de infiltración en un suelo volcánico de la zona intermedia de Aysén

1.8 Características químicas de los suelos


Un suelo sano debe movilizar los nutrientes desde las reservas, transformar nutrientes
de los fertilizantes en formas disponibles, almacenar los nutrientes solubles y prevenir
la lixiviación. Asimismo, debe ofrecer un suministro equilibrado de nutrientes a las
plantas, junto con almacenar y suministrar agua suficiente a las plantas.

Para lograr lo anterior, es necesario mantener una aereación adecuada del suelo
de modo de mantener un suministro de oxígeno para las plantas. También se debe
controlar la fijación de nutrientes y su transformación a compuestos insolubles, de
modo de proveer elementos nutritivos durante toda la temporada de crecimiento
vegetal. El suelo debe mantener una actividad biológica que permita la mineralización
de nutrientes desde la materia orgánica y también asegurar un equilibrio en sus
sistemas de intercambio iónico y pools lábiles y no-lábiles de nutrientes.

La figura 1.15 resume la dinámica de nutrientes y su reciclaje en el sistema. La


química del suelo está por lo tanto muy ligada también a los parámetros físicos y
biológicos de éste. De esta forma, la “fertilidad” del suelo es una resultante de estos
tres componentes.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 35


Entrega de nutrientes y reciclaje

Producción animal (objetivo 2) PRODUCTO ANIMAL


SALE DEL SISTEMA

Producción de la pradera PRODUCTO VEGETAL


CL o cultivo (objetivo 1) SALE DEL SISTEMA
IM
A

Demanda planta y% x%

Solución del suelo:


Déficit / Superhabit

Eficiencia ???
SUELO: FERTILIZACIÓN
Suministro de nutrientes

Figura 1.15. Dinámica de nutrientes en el sistema suelo-planta-animal-atmósfera

Un estudio realizado en base a antecedentes de análisis de suelos del laboratorio


de INIA Tamel Aike, permitió obtener valores promedio para diferentes nutrientes
en distintas zonas agroclimáticas de Aysén (Zonas húmeda, intermedia, de estepa y
microclima). En el cuadro 6 se resumen algunas variables químicas del suelo, como
los nutrientes N-P-K-S disponibles, los niveles de acidez (pH) y los contenidos de
materia orgánica.

Cuadro 6. Parámetros químicos promedio de suelos de cuatro zonas agroclimáticas de la región


de Aysén (Muestras tomadas a 0-20 cm).
N P K S M.O.
ZONA pH
mg/kg mg/kg mg/kg mg/kg %
Estepa 49,8 13,9 342,7 1,6 6,0 8,8
Intermedia 38,9 13,8 202,2 2,4 6,0 10,5
Húmeda 64,8 8,9 119,3 5,1 5,5 14,6
Microclima 10,4 12,4 350,8 2,2 6,9 3,8
Fuente: Hepp (2014 c)

36 BOLETÍN INIA N° 444


En el cuadro se aprecia que existen diferencias entre las diferentes zonas. Los niveles
de azufre y fósforo disponible son habitualmente los más limitantes, existiendo
respuesta a su aplicación en la mayoría de los casos. Los niveles de potasio disponible
suelen ser menos restrictivos, salvo en la zona húmeda. Los suelos de las zonas de
estepa e intermedia son ligeramente a moderadamente ácidos, y tienden a ser
fuertemente ácidos en la zona húmeda. En las zonas de microclima, la tendencia
es a suelos más neutros. Los contenidos de materia orgánica son altos en las zonas
intermedia y húmeda, siendo menores en las otras zonas.

En el cuadro 7 se entregan promedios para diferentes variables de fertilidad de


suelo para las diferentes zonas agroclimáticas de Aysén. Los niveles de bases de
intercambio son elevados en general, salvo para la zona húmeda, donde son bajos.
Al revés, el contenido de aluminio intercambiable es muy bajo en las zonas de
estepa, intermedia y microclima, pero elevado en la zona húmeda. Ello implica que
ésta última zona tenga niveles de saturación de aluminio que son limitantes para
muchas especies y frecuentemente se hace necesario reducir la acidez mediante
prácticas de encalado. También se entregan promedios de capacidad tampón de
fósforo, que indica la cantidad de kilos de fósforo que es necesario agregar al suelo
para aumentar en 1 mg/kg el nivel de fósforo Olsen del suelo. También se indican
promedios para la retención de fósforo, la que es baja en las zonas de estepa y
microclima y media en la zona intermedia. No se cuenta aún con suficientes datos
en la zona húmeda, donde las condiciones de acidez y mayor contenido de aluminio
en el suelo permiten suponer elevada retención de fósforo.

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Cuadro 7. Capacidad de intercambio catiónico, saturación de aluminio, capacidad tampón de
fosforo (CP) y retención de fósforo. Promedios de diferentes zonas agroclimáticas de Aysén.
Ca Mg K Na Al CICe %Sat Al CP % ret P
ZONA
cmol+/kg % kg P/ppm %
Estepa 9,6 2,7 0,9 0,2 0,000 13,1 0,30 13,6 37,6
Intermedia 9,7 1,5 0,6 0,1 0,014 12,1 0,98 20,8 60,3
Húmeda 1,9 0,6 0,4 0,1 0,504 3,7 17,99 26,3
Microclima 16,3 3,7 0,9 0,2 0,000 21,8 0,10 5,6 20,0
Fuente: Hepp (2014 c)

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