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• Este trabajo forma parte de una investigación más amplia titulada "La nulidad del matri·
monio canónico por patologías psíquicas y sexuales como modelo para una refonna del
régimen chileno de nulidad matrimonial", que corresponde al Proyecto FONDECYT
1939731/1993 .
•• Abreviaturas: c '= canon; can. = canon; cc '= cánones; Catecismo= Catecismo de la Iglesia
Católica. 2ed. (Madrid 1992); e l e = Codex [uris CarlQnici (Código de Derecho Canóni-
CO de 1983); Code:x = ídem; GS - Constitución Gaudjum el SfH!S del Concilio Vaticano
D; LMC '= Ley del Matrimonio Civil (Chile 1884).
G, CANDELIER, L'influence du Concile Vatican J/ sur les cheft de nullité de mariage, en
Revue de Droit Canonique 35 (1985) 5-25; 89-128; 1. VELA,; De personalismo in jure
matrimoniales novi codicis. en Periodica 79 (1990) 37-67.
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lar valoración, sin embargo. no obedece sólo a una razón de orden meramente natu-
ral; a ella hemos de agregar una segunda, esta vez de orden sobrenaturaL toda vez
que entre bautizados "no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por
eso mismo sacramento" (c. 1055,2).
2. Ahora bien, '"Las propiedades esenciales del matrimonio son la tmidad y la indi-
solubilidad. que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular finneza por razón
del sacramento" (c. 1056). Esta afirmación, contenida en el segundo de los cánones
que el Código de Derecho Canónico dedica al matrimonio, reconoce que la indiso-
lubilidad no es sólo propiedad esencial del matrimonio cristiano, sino de todo
matrimonio como realidad natural creada por Dios; entre cristianos, esa propiedad -y
la llllidad- tan solo alcanza una especial firmeza por razón del sacramento. Es lo que
lleva a la Iglesia a excluir el divorcio de su ordenamiento jurídico, y a enseñar que
'"el divorcio es una ofensa grave a la ley natural" además de "inmoral a causa del
desorden que introduce en la célula familiar y en la sociedad" (Catecismo 2384 -
2385). Como bien sabemos, el divorcio "pretende romper el contrato, aceptado
libremente por los esposos, de vivir juntos hasta la muerte" (ihid); en efecto, como
consecuencia del mutuo consentimiento emitido por los cónyuges nace a la vida
jurídica un vínculo que hasta ese momento no existía, el vínculo conyugal que da
origen al matrimonio in fieri, que por su misma naturaleza es indisoluble, y que el
divorcio pretende romper en un momento posterior. creando una realidad. nueva, la
de un vínculo que, después de haber nacido a la vida jurídica, deja de existir.
Diferente es la institución de la nulidad matrimonial: por las circunstancias que
luego explicaremos y que constituyen el núcleo de este trabajo. nunca surgió un
vínculo conyugal; es cierto que los presuntos cónyuges en su momento pretendieron
dar nacimiento a esta nueva realidad jurídica, pero ello en la práctica no ocurrió. De
allí que la sentencia de nulidad tan sólo declara que en realidad no hubo nunca
matrimonio; a diferencia de lo que ocurre con la sentencia de divorcio que constituye
una realidad nueva: un vínculo que hasta entonces existía, a partir de ella, deja de
tener existencia jurídica.
3. Como se trata de un sacramento, el matrimonio otorga a los cónyuges las gracias
que necesitan para llevar adelante la no siempre fácil vida matrimonial, ayudándoles
a su mutuo crecimiento humano y espiritual como pareja y como familia. Pero es un
hecho incontrovertible, pues aparece de la realidad cotidiana, que no siempre los
matrimonios cristianos logran superar las dificultades que se agolpan en su transcu-
rrir, y, de hecho, muchos proyectos matrimoniales quedan tnmcos. Circunstancias de
diversa naturaleza se hacen presente para que ello suceda así: no pocas veces se trata
simplemente de una falta de respuesta generosa a las gracias del sacramento; otras en
cambio, suponen la presencia de circunstancias que impidieron que naciera el contra-
to, produciendo la nulidad del mismo.
Por razones que no es del caso analizar, la actividad de los tribunales eclesiásti-
cos se ha centrado casi exclusivamente en tomo a juicios de nulidad matrimonial,
constituyendo en la actualidad una dimensión importante en el actuar de la Iglesia.
De esta manera, la nulidad matrimonial no es sólo un instituto específicamente
delimitado en el derecho canónico, sino que. además, tiene una indudable proyec-
ción pastoral en la actual actividad eclesial.
En las páginas que siguen pretenderemos presentar una visión sistemática del
régimen de nulidad matrimonial en derecho canónico. centrándonos principalmente
en los capítulos que originan dicha nulidad.
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PRINCIPIOS GENERALES
2 F. AZNAR GIL, El nuevo derech o matrimunial canónico, 2ed. (Salamanca 1985) 186.
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produce en el entendimIento. cuandu ha)" error. o en la voluntad. cuando ha)" vIolen-
cia y miedo; ¡ii) esta discordancia entre lo querido y lo manifestado puede ser cons-
ciente y querida por el contrayente; nos encontramos en los capítulos de simulación
o exclusión que pueden referirse al matrimonio mismo o a algún elemento o propie-
dad esencial del mismo; jv) y todavía en tomo a los capítulos que miran al consen-
timiento. es posible hablar de consentimiento condicionado; el actual ordenamiento
canónico recoge esta posibilidad. dándole validez en detenninadas circunstancias.
pero negándola expresamente en otras.
e) Finalmente. un tercer grupo de capítulos de nulidad se sitúa en tomo a la
forma. No basta que la persona que emite un consentimiento matrimonial sea hábil y
capaz para emitirlo; es necesario, además, que ese consentimiento se exprese en la
fonna que la misma Iglesia ha ido definiendo a lo largo de los siglos. El incwnpli-
miento de estas formalidades acarrea también la nulidad del matrimonio.
IMPEDIMENTOS MATRlMONIALESJ
A. GENERALIDADES
l. El ius connubii constituye un derecho fwldamental del hombre y también del
cristiano; lo reconoce el propio Código de Derecho Canónico cuando establece que
"pueden contraer matrimonio todos aquel10s a quienes el derecho no se lo prolube"
(c. 1058). Siendo, pues. un derecho básico. cualquier limitante que se pretenda
imponerle -y los impedimentos lo son- ha de ser extraordinaria y basada en hechos lo
suficientemente graves como para hacerlos prevalecer sobre este derecho ñmdamen-
tal. De allí que el Código sea muy cauto al fijar la autoridad competente para definir
estos impedimentos en la Iglesia: sólo la autoridad suprema de la Iglesia puede
declarar auténticamente cuando el derecho divino protúbe o dirime el matrimonio, y
sólo ella tiene el derecho a establecer otros impedimentos respecto a los bautizados
(c. 1075). Como 10 hemos recién sefialado, cuando hablamos de impedimentos nos
referimos a aquellas circunstancias que. determinadas por la ley y existiendo en la
misma persona de los contrayentes. obstaculizan el matrimonio alli1que la persona
sea naturalmente capaz para consentir.
El mismo Código, sin embargo, faculta al Ordinario del lugarA para prohibir en
un caso particular el matrimonio de sus propios súbditos. pero sólo temporalmente,
por causa grave y mientras ésta dure (c. 1077,1). Es lo que se conoce como el veli-
3 La bibliografía sobre estos temas es abWldante. En esta nota y en las demás me limitaré a
seftalar tan sólo un par de títulos: J. FORNÉS, Los impedimento..f matrimoniales en el
nuevo Código de Derecho Canónico. en Estudios de Derecho Canónico y Derechu
Eclesiástico (Madrid 1983) 99-128; J. F. CASTAÑO, Naturaleza y función de los impedi-
mentos matrimoniales, en Queslion; Canoniche (Studia Universitatis S. Thomae in Urbe
23, Milano 1984) 176-96.
4
Por el nombre de Ordinario del lugar se entiende, además del Romano Pontífice, los
obispos diocesanos y todos aquellos que, aún interinamente, han sido nombrados para
regir una Iglesia particular o una comunidad a ella equiparada (prelatura territorial, aba-
día territorial, vicariato apostólico, prefectura apostólica y administración apostólica eri-
gida de manera estable), y también quienes en ellas tienen potestad ejecutiva ordinaria, es
decir, los vicarios generales y episcopales (c.134, 368)
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111m que se impone, en ocasiones, después de tUla sentencia que declara la nulidad de
un matrimonio y se hace respecto del cónyuge responsable de la misma cuando el
capitulo de nulidad reviste suficiente gravedad; como consecuencia de este vl!lilum
el afectado con la prohibición no puede contraer nuevas nupcias mientras no se le-
vante dicha prohibición, lo que se hará sólo una vez acreditado que ha superado el
motivo que incide en él y que día origen a la nulidad, v. gr. una enfermedad psfqui-
ca. Sin embargo, se trata de una prohibición y no de W1 impedimento, precisamente
porque el establecimiento de estos sólo corresponde a la autoridad suprema de la
Iglesia; de manera que si se contrae nuevo matrimonio contraviniendo dicha prohi-
bición , éste será válido. aunque ¡licito. Sólo la autoridad suprema de la Iglesia puede
añadir a esta prohibic ión fijada en senlencia judicial. Wla cláusula dirimente
(C. 1077.2).
2. A 10 largo de los siglos, especialmente a partir de la baja Edad Media, que es
cuando se configura la doctrina clásica del matrimonio canónico cuyo núcleo centra!
perdura hasta ahora, los impedimentos constituyeron un titulo importante en el estu-
dio del matrimonio y de su mJ1idad. Con el paso de los años, sin embargo, diversas
circunstancias fueron haciendo que la legislación sobre los impedimentos sufriera
una reducción progresiva y constante: pueden mencionarse, por ejemplo, cambios de
mentalidad y modos de vida que han llevado a considerar de diferente manera algu-
nos hechos yana considerarlos en contraste con el matrimonio; la aparici~n y gene~
ralizaci6n del matrimonio civil que ha permitido '8 la Iglesia concentrar su atención
más en los aspectos religiosos del mismo; la nueva visión personalista del matri-
monio acentuada a partir del Concilio Vaticano n, que lo entiende como una rela-
ción que concierne esencialmente a la persona de los contrayentes y que ha llevado a
dejar de lado aspectos que más bien obedecían a una preocupación social y a exi-
gencias de tutela de interés público; etc. 5
El actual Código de Derecho Canónico ha simplificado notablemente la materia
que nos ocupa. Así. eliminó la clásica distinción entre impedimentos dirimentes e
impedientes, recogiendo sólo la primera. En sede distinta se ocupa de las prohibicio-
nes, entendidas como limitaciones dirigidas a los ministros encargados de asistir a!
matrimonio, en lID elenco de situaciones que recogen el interés de la Iglesia por cui-
dar de manera especial el matrimonio de determinadas personas6 .
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B IMPI'D1Mt:N7VS COMUNt:S AL D ERE('HO <'.4NONI("O I Al. })ERECHII
CIVIL
AlgilllOS de los impedimentos canónicos no difieren. en lo sustancial, con los reco-
nocidos por las legislaciones civiles y. en particul ar. con nuestra ley de matrimonio
civil Se ha d icho con razón que el matrimonio civil no es sino el matrimonio canó-
nico en clave laica; y en maleria de impedimentos hay una prueba notable de ello.
Tanto en el Codex como en nuestra ley civil encontramos los siguientes.
a) edad7 (c. 1083; arto 4 N° 2 LMC). si bien no coinciden. pues en derecho canónico
las edades fijadas son 14 y 16 ai10s para la muj er y el hombre. respectivamente. en
tanto que la ley civ il chilena es de 12 y 14 respecti vamente 8.
b) impotencia9 (c. 1084; arto 4 N° 3 LMC). también con lUla diferencia que no deja
de ser importante. pues mientras en der«ho canónico se trata sólo y nada más de la
impotencia coeundi. esto es, la imposibilidad de reali7$ la cópula conyugal, en
nuestra ley civil se comprendería. además. la impotencia generandi o esterilidad
como lo entiende la mayoría de la doctrina y la jurisprudencia l0.
c) vínculo O ligamen I I (c. 1085; arto 4 N° I LMC); concebi do en los mismos ténni-
nos en ambos ordenamientos.
d) crimen u hom icidio 12 (c. 1090; art. 6 LMC). más extenso en derecho canónico.
que no sólo impide al cónyuge sobreviviente contraer matrimonio con el asesino o
cómplice en el asesinato de su marido o mujer. co.mo sanciona la ley de matrimoni o
civil, sino también impide al asesino del propio cónyuge contraer matrimoni o con
aquella persona para casarse con la cual asesinó a su marido o mujer.
Bajo la vigencia del Código de Derecho Canónico de 191 7 este impedimento
comprendía cuatro figuras diversasl3 : i) adulterio con palabra de matrimonio; ii)
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adulterio con tentativa de matrimonio atUlque sólo fuese civil; iii) adulterio con con-
yugicidio; y iv) conyugicidio cometido por ambos flsica o moralmente sin mediar
adulterio. La nueva legislación eliminó el componente del adulterio, suprimiendo las
dos primeras figuras y modificando la tercera. de manera que el impedimento quedó
limitado al conyugicidio cometido por WlO o ambos implicados. Cuando el codifica-
dor canónico de 1917 codificó el impedimento incluyendo el componente del adulte-
rio lo hacía recogiendo el derecho anterior, que así lo establecía; era éste el derecho
canónico vigente en 1884 cuando nuestros legisladores aprobaron el matrimonio
civil 14 , de allí que recogieron entre los impedimentos la figura del adulterio, si bien
como impedimento diverso del de crimen y referido sólo a la mujer, en los si,guientes
ténninos: "La mujer no podrá contraer matrimonio con su co-reo en el delito de
adulterio" (art. 7 LMC). Este impedimento continúa vigente en Chile, por lo que la
reforma de la figura canónica ha traído lUla nueva disparidad entre ambos ordena-
mietltos.
e) parentesco por consanguinidad l5 (c. 1091; arto 5 LMC), igual en ambos dere-
chos en lo que respecta en la línea recta, pero, más estricto en derecho canónico en la
línea colateral, donde lo extiende hasta el cuarto grado inclusive, contado según el
cómputo romano que es el que adopta el nuevo Código dejando de lado el cómputo
germánico o canónico que usó la Iglesia durante siglos. En todo caso, respecto del
tercer y cuarto grado colateral es posible la dispensa.
f) parentesco por ajinidadl6 (c. 1092; arto 5 LMC), igual en ambos derechos tanto
en la línea recta como en la colateral, si bien en ésta se trata de una innovación
reciente del nuevo Código, pues durante la vigencia del Código de Derecho Canóni-
co de 1917 la afinidad dirimía el matrimonio en la línea colateral hasta el segtmdo
grado inclusive contado según el cómputo getmánico, o sea, hasta el cuarto grado en
cómputo romano (c. 1077 ele 1917).
g) parentesco legal l ? (c. 1094; arto 27 ley 7.613, arts. 18 y 36 ley 18.703) si bien
hay variaciones, pues el canon dirime el matrimonio en línea recta o en segundo
grado de línea colateral, en tanto que la ley chilena anula el matrimonio que con-
traiga el adoptante con el adoptado, o el adoptado con el viudo o viuda del adop-
tante, y tratándose de adopción plena, rigen las nonnas generales de la ley de matri-
mente palabra de matrimonio o atentaron éste, aunque sólo sea civilmente; 2° los que
durante el mismo matrimonio legitimo consumaron entre sí adulterio y uno de ellos mató
al cónyuge; 3° los que de común acuerdo, cooperando fisica o moralmente, dieron muerte
al otro cónyuge, aunque no haya mediado adulterio".
14 Vid. J. DoNOSO, Instituciones de Derecho Canónico Americano 2 (Valparaiso 1848)
159-60.
15 G. PAGGIOLO, Mariage entre co/laleraux du troisieme degré, en Studia Canonica 9
(Ottawa 1975) 95-104; G. OESTERLE, Consanguinité, en Diclionnaire de Droit Canoni-
que 4 (parís 1949) 232-48; WAHL, The matrimonial impediments 01 consanguinity and
affinily (Washington 1934).
16 WAHL (n.15); P. DlB, Affinilé, en Dictionnaire de Droit Canonique 1 (parís 1935) 264-
85; C. FURNO, Defondamento affinitatis in C.J.e., en Apollinaris 23 (1950) 312-30.
17 1. BORRERO ARIAS, El nuevo régimen jurídico del impedimento matrimonial de paren-
tesco legal en el Derecho español yen el C.J.e. de 1983,; en Ius Canonicum 24 (1984)
48 p. 807-83; 1. MANTECÓN SANCHO, El impedimento matrimonial canónico de paren-
tesco legal (Pamplona 1993).
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Illullio cIviL impidil;ndosl' el matrinwnio por razones de consanguinidad en los gra-
dos J"l'ciéll indicados tantu respecto lk Ins paricntes biolúgicos COIllO de los auopli-
\ os
Fl legislador civil regula otros Jos i1l1pedimcntos dirimcntes, lino de los cuales nu
tienc el mismo tratamiemo en el derecho dl' la Iglesia. y el otro simpkmente no cst;i
cOlltemplauo. Ll primero es el impedimento de di:'II1l'lIciu (an. 4 N" 5 Ll'v1C). quc en
derecho canónico no tiene esta calificación sino que se regula entre los cúnoncs
J"L'(eridos al consentimiento matrimonial constituyendo una incapacidad para contraer
matrimonio. Lugar más exacto jurídicamente hablando, pues mientras los impedi-
mcntos constituyen 1113S hien inhahifidudL's, la demencia es propiamente Ulla ÚIC(//hl-
,.¡dod
El otro es el impedimento que priva de contraer válido matrimonio ci\-il a quien
dc palabra o por escrito no puede expresar su voluntad (arl. 4 N" 4 LMC l. Cumo lo
Sl'll,lIé. no se incluye entre los impedimentos dirimentes del (·odex.
Los impedimentos, mientras existen los hechos quc los configuran, impiden la cele-
bración válida de un matrimonio. Estos hechos configurantes pueden cesar y, conse-
cuentemente. desaparece el impedimento quedando la persona interesada, hábil para
contraer un válido matrimonio: es lo que sucede, v. gr. con el viudo o con el que ha
18 e IOXA.I ""Fs iJlviÍlido elmatrill1Ollio entre dos personas. una de las cuales fue bautinlda
en la Iglesia Católica () recibida en su seno y no se ha apartado de ella por acto formal. v
otra no bautizada.'" .
19 c.l087 ""Atentan inválidamente el matrimonio quienes han recibido [as órdenes sagra-
d<ls."
20 C.1088 '"Atentan inválidamente el matrimonio quienes estiÍn vinculados por \"010 público
perpetuo de castidad en un instituto religioso."'
21 e 1089 "No puede haber matrimonio entre un hombre y una mujer raptada o al menos
retcoida con miras a contraer matrimonio con eIJa. a no ser que desput!s la mujer, separa-
da del raptor y hallándose en lugar seguro y libre. elija voluntariamente el matrimonio"
22 e1093 "El impedimento de pública honestidad surge del matrimonio inválido después
dI! instaurada la vida en común. o del concubinato notorio o público; y dirime el matri-
n~onio en ~l primer grado de linea recta entre el varón y las consanguíneas de la mujer. y
VICeVCrS(l.
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alcanzado la edad mínima para casarse. Puede suceder, sin embargo, que, no obstan-
te subsistir los hechos que configuran W1 impedimento, el interesado pueda obtener
autorización de la competente autoridad para contraer tul matrimonio válido: es lo
que se llama la dispensa 23 .
La dispensa es definida por el Código de Derecho Canónico como la "relajación
de una ley meramente eclesiástica en un caso particular" (c. 85); la nonna que esta-
blece el impedimento no pierde vigencia, pero, por razones de justicia y equidad se
puede autorizar a que, para un caso concreto, la referida nonna no rija. Sólo son dis-
pensables los impedimentos de derecho eclesiástico; no lo son los de derecho naru-
ral, v. gr. la impotencia, salvo supuestos excepcionales en que el Papa actúa en ejer-
cicio de su potestad vicaria, como el privilegio Paulin024 . Por expresa disposición
codicial "'nunca se concede dispensa del impedimento de consanguinidad en línea
recta o en segundo grado de línea colateral" (c. 1078.3).
El Código se encarga de regular quiénes y en qué circunstancias pueden dispen-
sar: la Santa Sede se ha reservado algunos casos que, en circunstancias excepciona-
les quedan reducidos sólo al impedimento del orden en el caso de tos presbíteros,
impedimento que bajo ninguna circtulstancia puede ser dispensado por otra autori-
dad (ce. 1078, 1079, 1080). Para los demás impedimentos dispensables la dispensa
la otorga el Ordinario del lugar25 , y en su caso, el párroco, el ministro sagrado debi-
damente delegado, el sacerdote o diácono que a~istan al matrimonio, o el confesor,
según las precisas nonnas que el Código fija al efecto (ce. 1078-1082).
Obtenida la disperu;a, es claro que, no obstante que subsistan los hechos que
configuran el impedimento, el matrimonio contraído será perfectamente válido, al
menos en cuanto al impedimento dispensado se refiere.
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llalis\a qm' L'l ('ullcilio Vaticano Il dio al matrimonio: pero talllbi~n los aY<!!lCes que
;¡ lo largll de este siglu han alcanzadu la psiquiatría, la psicologia y la misma se.\:()-
losía De est,¡ m;l!H?ra, los capítulos de nulidad n:kridos al cOllselltimiento hall
<ldqllirido una importancia relevante en la doctrina y lajurispruJencia. No deja de
llamar la aTención a un jurista ci\'il ad\'l.:rtir d rol protagonista que asumió el Tribu-
nal de la Rota Romana L'!l l<i configuración de algunu de I.?'stos eapilUlos ,¡cogiendo,
lkslk bs llUeyaS perspecti\'.lS plankadas por el Com:ilio, lns a\'anees de la CiL'IlCÍcI
UllllL'lllporánea en aquellos ,ímbitos que ded(lll directa rdación con d matrimonitl )
sus actores. la persona de los cónyuges: actitud quc sorprelllk gratamente eIl COIl-
I!'aste con la de los tribunales ciyiles que se entienden a SI mismos meros aplic"dores
de la ley formal. La inteligente lahor desarrollada por los jueces rotales, qUl' más de
alguno ha calificado como la aVl:ntura más apasionante del derecho canónico dt: este
siglo, cu[minó con el reconocimiento [('gislativo de algunos de los capÍTulos de Iluli-
Jad que ahor" 8bordaremos. situando el derecho canónico matrinlOnia[ e1l un lugar
de a\'8nzad8. superando con mucho nuestra decimonónica lt:gislación.
a) illsl/jlciell/e l/SUde nClil/ (c. [()l)S, I ).:' para CílIllraLT Illalril111Jllin Sl' requll'l"l'
alllL'S qUl' nada conocer aquello que Sl: desea cOIltraer: ele ,dlí que d ('(Jt/ex esta-
bkzca que son incapaces de contraer matrimonio '\juiel1cs carecen de 5utklc11lC \\5,)
de razón". Se trata de un requisito que se sitúa en el plano de la intc[igcncia, y cs.
por l'nde. previo a la decisión de [a voluntad, Para casarse es necl'silrio sl/fi,-jcl/fe \hU
de ra7.ón. d que la doctrina y la jurisprudencia l'lltienden relacionado con la impor-
tancia del compromiso que se va a adquirir: de allí que no l:S Ileces~lrio que 18 Pl'lSU-
na esté del todo priv<ido eh: uso de razón, sino que basta con que no tensa el uso de
razón suficiente l'11 relación con el matrimonio. La doctrina Y' 18 jurisprudencia
entienden que para contraer matrimonio se exige un mayor grado de uso de razón
4ue para pecar mortalmente y para celebrar otros contratos,
Este insuficiente uso de razón puede ser total (amencia) o parcial (demencia):
habitual o sólo actual. Es indiferente: importa solamente uetenninar si la persona, al
momento de consenlir. estaba en uso de su razón o no. Se plantea aquí el tema de los
intervalos lúcidos. es decir. aquellos períodos en los que el entermo parece recuperar
transitoriamente el uso de sus facultades mClltales; en realidad es cada vez md) ur la
Joetrina y jurisprudencia qUl: liene fuertes recelos a estos inte1"\'alos. llegando,
incluso. a negar su existencia. pues la enfermedad no cesaría sino que tan sólo remi-
tiría en su gravedad. Cualquiera sea la posición, en lodo caso, hay que probar e[
suficiente uso de razón 28 .
27 c. lüLJ:;.] "Son incapaces de contraer matrimonio: 1°, quienes carecen de suficiente uso
de razón;" Lit, F_ ("ASIAÑIIM D¡',\,(;I\I){). /'0 el1ujenocirin mental)' el c0/1III/lIImllll)III
!/Iu!rifl/oniul u lu /1/;; de /u p,)"Í(juiafria y de la jurisprudencia de /0 Sagrada Rola RO/llu-
na (Valladolid 1955); E. TIJI·:RO. Calificación jurídica de la amencia en el S/.\felllu
¡¡¡arrimoniul (,(J/lónico, en 11/.1' Cal10lliClJnl 115 ( 1978) 1S3-220.
28 Cfr. AZNAR, Jo) flllel'O (n.2) 318-19.
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Situación diversa es la del débil mental. es decir, cuando la enfernledad mental
no incide en el contrayente con la gravedad suficiente para privarle del uso de razón
para consentir. "El débil mental posee suficiente uso de razón para contraer matri-
monio pues la enfermedad que padece solamente produce el resultado de alterar,
disminuir o debilitar pennanente o temporalmente la capacidad natural, volitiva, sin
eliminarla completamente", como sucede con la amencia o la demencia. Bajo la
vigencia del Código de 1917 la Rota entendió que la debilidad así concebida no
excluía la capacidad para consentir. Ahora, con el nuevo Código, es posible que la
debilidad mental se proyecte en W1 doble sentido como causa de nulidad: a) como
estadio en la evolución de una amencia habitual, en cuyo caso reviste la gravedad
que corresponde a la amencia y se radicaría en la hipótesis de esta nonna, (c.
1095.1)~ b) como Wl supuesto de faha de la debida discreción de juicio en cuyo caso
se situaria en la nonna siguiente (c. 1095,2)29.
b) grave defecto de discreción de juicio (c. 1095,2)30: para emitir un válido consen-
timiento matrimonial no basta saber lo que es el matrimonio, o sea, tener suficiente
uso de razón. Es necesario, además, poseer la discreción de juicio para valorar críti-
camente la decisión que se va a tomar, esto es, la capacidad de personalizar la deci-
sión de casarse, de manera que, valorando lo que el matrimonio va a suponer para la
concreta existencia del que va a contraer, éste mueva libremente su voluntad a con-
sentir: se sabe 10 que es el matrimonio (suficiente uso de razón), se personaliza y
valora críticamente lo que el matrimonio va a suponer para la vida futura (discreción
de juicio) y se toma la decisión de consentir matrimonialmente. Se puede, en conse-
cuencia, tener suficiente uso de razón, pero carecer de discreción de juicio.
Esta facultad estimativa que es la discreción de juicio no es un lertium e/emen-
tum entre la facultad cognocitiva y la facultad volitiva; así lo ha entendido el tribunal
de la Rota, para el cual esta facultad estimativa reúne tanto operaciones especulati-
vas como ponderativas, de allí que comprenda la facultad de juzgar y razonar, o sea,
de afinnar o negar alguna cosa respecto a otra; y la de relacionar los juicios para
extraer otros nue vos. Por eso, la facultad crítica desarrolla una operación superior a
la meramente cognocitiva31.
Confonne a lo anterior, la falta de discreción de juicio puede proceder por defi-
ciencias de las facultades intelectiva, volitiva y afectiva; y aún, en el supuesto de que
cada una de ellas acruara correctamente, también habría falta de discreción de juicio
si entre ellas no existe la debida annonía. Es por lo que señalábamos recién que la
debilidad menlal podría reconducirse, como capítulo de nulidad, a la falta de discre-
437
ción de juicio; habría aqui lUla deficiencia de la facullad intelectiva. Pero también la
inmadurez afectiva puede originar este capítulo, pues, como lo ha señalado la Rota,
el desorden afectivo inhibe los medios de vigilancia o control y la inteligencia no
basta para neutralizar la influencia de los afectos; ese mismo desorden afectivo des-
truye la armonía de las varias estructuras de la personalidadJ2
Junto a la madurez intelectiva y afectiva. la discreción de juicio supone también
la madurez de la voluntad. Es posible detectar que en ciertas circwlstancias las per-
sonas carecen de la libertad interna necesaria para decidir sobre su matrimonio, de
manera que su voluntad carece dc la discreción necesaria, actuando, en consecuen-
cia. coartada internamente. Es lo que se llama la falta de libertad interna 33 , pues
opera en la psiquis del contrayente, sin que externamente se produzca violencia
sobre él. Un ejemplo, por lo demás recientemente fallado en el Tribunal Eclesiástico
de Valparaíso. puede facilitamos la comprensión de este concepto: dos jóvenes se
conocieron en la universidad; ella empezaba a superar lentamente la conmoción que
le había causado a los 12 años conocer su condición de adoptada, Durante el polo-
leo. a insinuaciones del muchacho, mantuvieron relaciones íntimas, hecho que dejó
huellas en la joven; producto de estas relaciones la muchacha quedó embarazada. lo
que terminó con Wl aborto al que se sometió por expresa petición del joven que se
encargó de facilitarle los medios. Los padres adoptivos de la muchacha nWlca se
enteraron de este hecho que la marcó definitivamente, al pWltO que comprendió que
nWlca podría casarse con un hombre distinto. El drama se le presentó cuando. final-
mente. decidieron casarse. pues, aunque la muchacha se dio cuenta que ya no lo
amaba. entendía que no podía hacer otra cosa sino casarse con él. El peritaje al que
fue sometida dmante el proceso mostró, precisamente, wm grave falla en la madw-ez
de su volWltad.
El defecto de discreción de juicio, para que configure este capítulo de nulidad. ha
de ser grave y referido a los derechos y deberes esenciales del matrimonio que
mutuamente se han de dar y aceptar J4 .
e) incapacidad para asumir las ohlixaciones esenciales del matrimonio (c.
1095,3°)35: en la emisión del consentimiento matrimonial es posible distinguir tres
momentos: el conocimiento de lo que es el matrimonio, lo que supone la capacidad
intelectiva o suficiente uso de razón a que se refiere el N° I del can. 1095; la facultad
estimativa o valorativa para apreciar críticamente el matrimonio. lo que supone la
438
suficiente discreción de j uicio a que se reficre el N° 2 del can. 1095: pero es necesa-
rio. además. tener la capacidad sulicicnte para asumir las obligaciones esenciales que
supone el matrimonio. de manera que no vale conocer lo que es el matrimonio)
tener la discreción de juicio nt;cesaria para valorarlo críticamente si. junto a ello, no
se pueden asumir las cargas que impone. cuando esto se origina por causas de natu-
raleza psíquica.
Se trata de un capítulo lluevo. desalTollado principahnellfe a pm1ir de la di:!cada
de los sesenta por la jurisprudenci a rotal y que obtuvo sanción legis lativa recién en
el Código de J 983. Sus orígenes se relacionan con cienas dt:sviacioncs de tipo psi-
\.':osexual. como la homosexualidad. el lesbianismo y la satiriasis que hacían incapa-
ces. a los que las padecían. de asumir las obligaciones esencialt!s que les imponía el
matrimonio. v. gr. la fide lidad, nu obstante su uso de razón y discreción de juicio.
Así. mienlHls los dos primeros ntulIeros de este I.:anon se concentran en el matrimo·
nio in fieri. esto es, en el acto mi smo de la emisión del consentimiento. este capítulo
se centra en la capacidad de aSLUllir las obligaciollt.!s que deberán desalTollarse en el
matrimonio in fá cf{) esse; aptUlté\. en consecucm:ia. al objeto formal del consenti-
miento. de manera que d contrayente. no obslanle su capac idad para emitir en teona
lUl consentimiento. en la práctica se cncuelllra imposibilitado de cwnplir el objeto de
dicho consentimiento. Y esta imposibil idad o incapacidad debe tener su origen en
causas de naturaleza psíquica.
En los proyectos de Códi go se mencionaba expresamente que el origen de esta
illcapacidad debía estar en causas psicosexuales, con lo que se respondía a los
supuestos concretos que permitieron a la jurisprudencia ir desarrollando este capítulo
de nulidad. Sin embargo hay otros defectos de origen psíquico que. sin ser psicose-
xualcs. incapacitan a quien los padece de asumir obligaciones esenciales, v. !,'T. la
inmadurez afectiva que, si bien puede dar origen al capítulo de falla de discreción de
juicio. puede también producir una incapacidad de las que estudiamos, toda vez que
el matrimonio exige una capacidad de entrega y oblación que. por lo general. falta en
las personas irunaduras36 . De allí que. en la redacción final se prefirit!ra la forma
más amplia de causas de naturaleza psíquica. Estas causas pueden ser múltiples: v.
gr. las anomalías o desviaciont!s o anonnalidades psicosexuales: las anomalías psi-
I,;Opáticas. la s psicopatías, las sociopatías, que suelen incapacitar a las personas que
las padecen para unas mínimas rcJal.:iones inlcrpcrsonales; la ilUlladurez psicológica
en general y la afectiva en p<u1ic.:ular. como rcden s~ñalé: además de otros supuestos
como la personalidad compulsiva-obsesiva. la neurosis fóbico·obsesiva. la paranoia.
la psicosis maníaco·depresiva. etc.) 7
Apar1e de su origen psíquico. la incapacidad debe ser actual al momento del
consentimiento, pues una incapacidad sobrevenida no afecta la validez del matrimo-
nio. Debe ser grave, !,rravedad que no necesariamente coincide con la brravedad clíni·
ca que la origina; tengamos presente que la nulidad la produce la incapacidad para
consentir, incapacidad que tit:ne su origen. a su vez. en una causa de natural eza
36 Cfr. J.L. ACEDA!. LUJAN ; F.R. AZNAK GIL (ed.), .Jllri.~prlld(!n(·w matrimonilll de 10.\
tribU/lO/e.l· ecle.úá.~(icO.f e.~pañolcs (Salamanca 1991 ) 169
)) [bid.
psíquica. Se discute si ha de ser absoluta o relativa 38 y si ha de ser perpetua o lempo -
ra1 39 . Finalmente, la incapacidad debe referirse en concrelo a las obligaciones esen-
ciales del matrimonio, tema en cuyo perfil la doctrina y la jurisprudencia lodavia lie-
nen mucho que añadir4°.
d) una observaciónfina/: la inclusión en el Código de los capítulos que acabamos de
estudiar. en especial el de falta de discreción de juicio (c. I095.2°) y el de ¡ncapoc:i-
las assumendi (c. l095,3Q) implicó en los codificadores una no poca dosis de auda-
cia por los riesgos que esto suponía; en efecto, en los lemas referidos a la psiquis la
exactitud médica resulta muy dificil, hecho agravado por la a veces gran divergencia
que existe entre las distintas escuelas de psiquiatria. No obstante esto, los codifit:a-
dores, aún conscientes del riesgo, optaron por consagrarlos legislalivamente, por
entender que la protección jurídica de los fieles en un tema de tal importancia así lo
exigía41 .
Ahora bien, desde la entrada en vigencia del Codex en el adviento de 1983. estos
capítulos de nulidad se han transformado en los más invocados en los tribunales
eclesiásticos al punto que bien puede afinnarse que en más de W1 ochenta por ciento
de los procesos en tramitación los capíndos invocados son alguno o algunos de ellos.
Esto ha motivado lUla justa expectación y alanna, pues la excesi va facilidad y
laxitud en el tratamiento judicial de estos capítulos puede abrir las puertas a un
divorcio encubierto. Es por lo que en diversos momentos Juan Pablo 1I ha ulilizado
su tradicional encuentro anual con el Tribunal de ·'a Rota Romana para llamar la
atención sobre este hecho. recalcando que en estos capírulo s se trata de verdadera
incapacidad y no de simple dificultad: "para el canoni sta debe quedar claro el prin-
cipio de que sólo la incapacidad y no ya la dificultad a prestar el consentimiento y a
realizar una verdadera comWlidad de vida y de amor, hace nulo el matrimonio. El
fracaso de la W1ión conyugal, por otra parte, no es nIDlca en sí mismo lUla prueba
para demostrar tal incapacidad de los contrayentes, los cuales pueden haber olvida-
do, o usado mal, los medios tanto naturales como sobrenatwales puestos a su dispo-
sición, o bien, no haber aceptado los límites inevitables y los pesos de la vida conyu ~
gal , ya por bloqueos de naturaleza inconsciente, ya por leves patologías que no
atacan la sustancial libertad hwnana, ya finalmente por deficiencias de orden moral.
Una verdadera incapacidad sólo es hipnotizable en presencia de una seria fonna de
440
anomalia <.juc. como se quil!ra definir. debc atal:ar sustancialmente la capa cidad de
entender y de querer del conlray~nte,,·n.
Elmislllo Pontífice. al año siguiente recordaba a los jueces rotales la notoria difi-
cullad que. en el campo de las ciencias psicológica y psiquiátrica, los mismos exper-
tos encuentran para dctinir de un modo satisfactorio. el concepto de nonnalidad. En
todo caso. cualquiera que sea la definición dada por la psicología y la psiquiatría,
ell a debe siempre ser verificada a la luz de los conceptos de la antropología cristiana.
pUl!S. señalaba Juan Pablo 11 , "el concepto de normalidad. esto es, de la normal con-
dil.:ión hwnana en este mundo, comprende también una moderada forma de dificultad
psico lógiCét" ·I.1 . Confonne a (,,' sto. no está muy a lejado de la verdad Wl juez del Tri-
bunal rotal (,,~ uando ha escril o: "pienso que no exagero en ahsoluto al mantener que el
concepto de nonnalidad propuesto por casi toda la gama contemporánea de psiquia-
tria y de psicologia clinica no es aceptable para la antropología cristiana ... En otras
palabras. el número de per:-;oflas 'nonnalmente anonnales' es legión y sería una inne-
gable vio lación de la justicia privarles de sus derecho s humanos y cdcsiales"44.
42 Acta Apmtolicae Sedis 79 (Citta del Vaticano 1987) [453-59 L'U~'se"'ato!'e Romuno.
ed. español 12 (22 marzo 1987) 19~20.
43 Acta Apostolicae Scdis 80 (Citti\. del Vaticano 1988) 1178-85 :co COs,\wvatore RomullO.
ed. español 6 (7 febrero 1988) 21-22.
44 C. BURKE, Reflexiones en tomo al canon 1095 , en Ange/im", 69 (Roma 1992) 493-517
esp. 502-3= Morlilo!' &4.:1e~· ius/¡(:II:i 11 7 (Roma 1992) 133-50.
441
elIUI 1/111.\ (c.1099)
ErrO!
f
pcrsonil t1sica(e1097.1")
{ ('/J (JI la, 11
. ferror no doloso (c.1 097.2
cualidad
- _ error doloso (el 09X)
48 Y. DOMINE. I 'errare scmplice ¡momo ulle propricró del matrimonio (' il SilO injlllsso
sI/l/a I'tJlidiró del medes;mo (Parma 1966); N. DI' L\JCA, 8n'l'i njles.\"Íoni in rema di 'errar
iuris' nel lila/riman/o canoniclJ, en 11 diri({{) Fcde.\·iaslico 92 (198IiI) 110-18; U
NAVARRETE, De SOISII dausulae 'J)lImn/(!i/1l non de/erminel l'o/¡mtalem' can l099. en
Periodic1/ 81 (1992) 469-520
49 Cfr. F. A/NAR. CometJ(ario al ca/lOIl 1099, en Código de J)erecho Canónico t:dlción
hilinxiie comentada. 7ed. (BAC. Madrid 1986) 533
50 A. BERNARDEL Compendio de J)erechoMalrimonial ('anónieo (Madrid 1986) 140.
51 l/lP¡':Z AI.ARCÚN; NA VARRO Y ALLS, Curso (n.29) 213
52 M.L ALDANONlX) SALAVERRiA, Melllalidad dil'urcisla y consentimienlo Inolrimollial
(Salamanca 1982); D. COI.EUA, l.'influs.HJ della mellfaliltÍ dil'or=islica nella validilá del
malrimonio (Roma 1986).
442
de modo directo o indirecto. El error es direclo wando el COnlrayenl e conoce al otro
COIl e l que va a casarse. pero. de hechu. se casa con a Iro. Es un supuesto di fíci lmente
verilicahlc Jlo rque supone Wla suslitución de personas (que podría darse en el
matri monio por procurador o entre personas que padect=n algún defecto, como la
(cguera o en el caso aún más improbable que el matrimonio se celebre en la oscuri ·
dad).
El enor es indirecto cuando el contrayente no <.:onoce fisicamente al otro, sino
que lo identifica sólo por alguna denominación o cua lidad inconfundibl e. v. gr. el
primogén ito de tal persona o el ún ico hijo marino de tal otra. Como se trata de una
cualidad identifi cantc de la persona. el error, en definitiva . es en la persona misma.
El Cód igo de 1983 , como lo veremos en seguida. ademas de esle error en la per·
sona ha consagrado legislativamcnte al error en la cualidad. lo que no sucedía bajo el
imperio del Código de 1917 que. salvo la situación espec ial de error en la condición
de esclavitud del otro contrayente. sólo aceptaba el ll amado error redundans. es
decir. el error en una cualidad del contrayente pero dI: tal naturaleza que redW1da en
la identidad misma de la pcn;ona~ ti que hemos llam ado e /,r(J/, indirecto. La interpre-
tación con que la Rota apli có esta nonn a fije estricté:l. pUl:s. además de exigir que el
comrayente que padecía el erra r no hubiese conoci do previ amente de manera directa
al a iro. requería que la cualidad sobre la que se padccia error tiJera de lal manera
indi viduali 7..antc que sólo se diera en esa persona singul ar y no en otra. Por esta
razón rut:ron numerosas las se ntencias que se pro·nunciaron negativamente a la nuli·
dad pedida cuando las cualidades no eran indi vidual izantes. como la virginidad. la
eswrilidad, perversiones sexuales. religiosidad simul ada. malos antecedentes soc ia-
les. ctc, Sin embargo, a partir de la década de los setenta se desarrolló una tendencia
algo más abierta en la jurisprudenc ia de la Rota. ampliando el concepto de errOr
redumkm s al estimar que la noción de persona es algo mas que su identidad fisica,
pues se configura también con aquellas cualidades morales, jurídicas y socia les que
cstán tan íntimamente unidas a la persona fisica que. ta ltando dicha cualidad. la pero
sana resulta completamente di stinta 54 . A l haberse aceptado en la nueva coditl cación
el error en la cualidad como figu ra autónoma ya no resulta necesario acudi r a esta
figura indirecta.
ii) error en!a cualidad (c . 1097,2(1)55: el Código lo ex presa en los siguientes ténni-
nos: "el en·or acerca de una cualidad de la persona) aunque sea causa del contrato. no
53 A . M OSTAJ¡\ R ODRI(j IJEl. El error :;obre la p erSOl/a )' súb,.e sus cualidades el! el cal/.
1097 del ni/evo Código, en F..Hudio.\' canónicos en homenaje al Profesor D Lamberto dlJ
Echeverría (Salamanca 1988) 307-30; F. VERA UR RANO, F.I error sobre la pers ona en el
matrimonio según el nUCI'o código, en Revisla I~.~pañ ola de Derecho Can ónico 43
(1986) 359-409.
54 La sentencia rotal que sirve de paradigma es W1a coram Canals de 21 abril 1970. Cfr.
t {)PEZ A LA RCÚN; N AVAR RO VAU $, Cuno (n.29) 202 ; AZNAR. El nuevo (n. 2) 343. La
sentencia en 11 Jiriu Q 1~·I.:df!,üa:;' lm ( 1<)70111) 3· 22 = F.phemer;de.~ ¡uris Cononici (1970)
442-45.
55 J.1. BAÑARES, En lorn o a/,,.otamiento del 'error 'lllaliwr;s' en el Código aelllUt. en III.~
Cammicum 56 (1988) 647-62 ; N. BARTONE, Error in qlwlilale personae _ p";nd p i e <; ,.j.
leri giurüprudemiali olla luce del nuovo codice di diritto ccJt!onico, en 1I Dirilto di
Famiglia e del/e Persone 13 (1984) 811-20.
443
dirime el matrimonio. 3. no ser que se pretenda esta l:ualiJad direl:ta y prínc ip.llmen-
te
La primera afirmación que flu ye de este canon es que el error aeC'rca de una I:ua-
lid ad del otro contrayente no anula al malrimoniu aUIl 4uc esa cualidad haya sidu
¡,:(\usa dt'1 conlralO. La razón est<1 en que: "Cuando un suj eto está decidido a l onlracr
nupcias con una persona detcnninad<l y ulIlocida. no ubsta a su validez que esta per-
:;oml l:<ln..::;.ca ue cualidades que aqu¿l creía que las tt:nía (o. a la inversa. que tiene las
qlH.: el 0 11'0 no creía que posl:ia). porqUl: ha contraído Ill <l lrimonio COIl la per so na
querida para cónyuge. conoci da e identitiGlda por su pn:sencia. por su desc ripc.:ión
I.: ircunst andada o por una cualidad singu lar e incon fu ndi hk prupia de ella. As í. pues.
el elTor sobre cual idades no idemifi cames no anula el matrimon io. por lo que.' . si la
pl.'rsona con la que celehra l a~ nupci as no es honrada. sino d~s holll;': s la : o 110 es ri<.:'I.
:sino pobre; o no está sana . sino enft!mla; o no es prolitica. sino estéril. etc .. el
matrimonio no podrá declararse nulo por error en tales cualidades u otras semejílll -
les. pues se estima que el en'or es ml:ramente accidentar' 56 ,
Hay ocasiones. sin embargo. en que el elTar sobre Wla cualidad del otro contra-
yente. puede acaITear la nulidad dd matrimonio: ello sucede cuando. a tenor del
Codex. la cualidad se pretenda directa y principalmente,
ESla figura. nueva en el derecho canónico vigente. rct.:ogc una vieja docrrina de
San Alfonso María de Ligorio según la cual . si el conscntimientu se dirige .di recta y
principalmente a la cualidad y menos principalmelHe a la persona. el CITar en la cua -
lidad redunda en CITor en la sustancia y. en conseclIt!Ilcia. anula al ma.trimnnio ; ~n
cambio si el consentimienlO se dirige principalmente a la persona y secundari a.lllcntL'
a la cualidad. como en el caso de CITO!" simple recién vi slo. el eITor no redunda en la
perso na y el matrimonio es válido. Un ejemplo ayudara a t::Iltender: si Juan quiere
casarse con Teresa porque cree que es noble. y n:sulta que Teresa no es noble. en
este caso el error no redu nda en la suslancia porqut' Juan quiere casarse con Teresa
que. además. es noble, En cambio si Juan quiere casarse con una noble y e li ge a
Teresa porque es noble. el error en este caso si redundaría en la sustancia y el matri-
monio st::ría írrito. En realidad a Juan le interesa poco que sea Teresa u otra; lo real-
ml!nlc vál ido para él es ljue sea noble. En cambio. en el caso anterior Juan qui ere
específicam ente a Teresa. cuya fi gura le resulta especialmente atractiva porque.
además. está adamada con el atributo de la nobleza.
De las diversas dudas que susc ita esta nueva fi gura. una de no puca relevanci a es
cómo debe ser esta cualidad. pues como lo señalan López Alarcón y Nav¡mo Vall s.
un excesivo subjelivismo en la determinación de la cualidad puede llevar a una tri -
vialización del matrimonio "haciendo depender la validez de las nupcias del error
sobre fútiles cua lidades y de t::rigir al contrayente en árbitro de la validez de su
m~trímonio", Por lo mismo estos autores entienden que el error debería recaer sobre
cualidad importante de la otra parte. "cuya importanci a vendrá determinada por el
aprec io en que la tenga el contrayente. siempre que esa importancia le venga <Hri-
huida genéricamente por la conciencia social y su carenci a incida gravemente en el
desenvol vimiento de las relaciones conyugales,,57. Para otros. en cambio. la redac-
444
c lón literal del ~anon 110 eXigiría lanlO: "solamente que dicha cualidad sea la causa
del contrato matrimonial ~ qUt.: se pretenda directa y principahnente,,58: nos parece.
sin embargo. que con cstc último planteamiento. e l riesgo de trivialización es real.
En todo caso. la cualidad buscada direcla y principalmente por el contrayente no
ha de ser creada artificiosa ~ do losamente por d otro (u ocultada dolosamente): en
otras palabras. quien padece este trror lo padece de huena fe, De lo contrario esta-
ríamos en la figura del error doloso que veremos de inmediato.
¡ji) error doloso en la wulidad (c . 1098)59. lo especi fic a el Codex en los siguientes
lenni nos: "Quien contrae el matrimonio engañado por dolo provocado para obtener
su consentimiento. acerca de wm cualidad del otro contrayente. que por su oaturo-
leza puede pellillbar gravemente el consorcio de vida conyugal, contrae inválida-
mente".
Se recoge en este canon otra novedad legislativa, pues el dolo en el derecho
matrimoniaL hasta el actual Cudex. no había tenido fuerza irritante de! matrimonio,
no obstante que la doctrina desde antes del Concilio Vaticano II se pronunciaba en
su favor. y en e! mismo Conci lio hubo algunos votos en la fase preparatoria que se
manifeslaron en su fa vor.
Por dol o. en t!ste caso. hemos de entender cualquier maquinación que cau:..e
error en el contrayem e: por consiguiente quedan fuera de esta figura olTas conductas
insidiosas que. sin provocar errOr. podrían viciar el consentimiento por indebida
influencia sobre la voluntad del co ntrayente. De esta manera el acto de vo luntad que
es el consentimiento es causado dire,-:tamente por el error padecido por el c Ontra~
yente en su intelecto y s6 lo indirectamente por el dolo. el cual alcanza directamente
el intelecto del contrayente.
Las condiciones para que opere este capítulo de nulidad matrimonial son las
siguientes:
a) imención deliberada de engai\ar. ya por dolo comisivo (maquinaciones que indu-
cen al erro .. mediante palabras. hechos. comportamientos. etc.), ya por dolo omisivo
(oc ultación (1 silencio);
b) esta intención y dolo no necesariamente tiene que st:r del otro contrayenle; puede
ser d~ un tercero;
1,;) el dolo tiene que ir dirigido a obtener del contrayente engañado su consentimiento
matrimonial;
d) el dol o tiene que haber SIdo eficaz. esto es. el contrayente debe resultar efectiva-
mente engañado:
e) materia del error dolosamente provocado tic:nc que ser Wla cualidad del otro con-
trayente: no su persona ni las cuali dades de un tercero;
f) esta cualidad sobre la que se padece error tiene que ser. en palabras del caoon. de
aquellas "que por su naruraleza puede perturbar gravemente e! consorcio de vida
conyugal". El Código no define cuáles podrian ser esas cualidades; por el contrario,
expresamente se decidió en el proceso codificador que fuera la doctrina y la j wispru-
44 5
dcnda las que detcmlinasen mas concretam.:nte el elenco de estas cualidades. Segun
Aznar éstas serían. en principio. todas aquellas que se oponen al can. 1055. 1 donde
S~ d~scribe en qué <:Ollsístc el estado de vida matrimonial60. por lo que podrían ellll·
Illerars~ aquellas cualidades graves que difi cultaran o imposibi litaran la procreación
(v. gr. esterilidad). o que im pidíeran cumplir u obtem:r L'I hien de los cónyuges (v . gr.
cu;¡ li dades espirituales, social~s. elc)61 .
Con Casraüü 62 ~nlend emos que no es necesario qLle la gra ve perturbaci ón exi sta
)'" \!/l (t(,;(o. sino que la cualidad exigida es aquel1 n qlle puede per1urhar, aunque
todavía no perturbe en el momento de contraer.
Se ha discutido si este l'apí tulo de nulidad es aplicable a situac iones producidas
antes de 19&3 toda vez que s~ trata de un capítulo no contemplado en el anterior
Código de Derecho Canónico. Las op iniones no son lmanimes. pues para algunos se
trataria de una nonna de derecho positivo, de manera que sólo se aplicaría en siru a·
ciones producidas después d~ 1983 ; para otros se trataria de una norma que simple·
mente habría positivado principios de derc¡;ho natural, por lo que serían aplicab les a
situaciones anteriores; para otros. en fin, este camm no sería un nuevo capítulo de
nulidad, sino que habría sistematizado de otra manera un capítulo ya aplicado con
anterioridad por la jurisprudencia a partir de la COI"Qm Canals de 1970 al dar una
nueva inlerpretación al error redundan:> ; de esta manera. esh:: capítulo se aplicaría a
casos anteriores a 1983. Cualquiera sea la razón que tengan los dos últimos plan.
teamientos, lo cierto es que la tendencia mayorita"ria es hoy aplicarlo a situaciones
anteriores al Código vigente .
3. Ignora ncia de la naturaleza del matrimonio (c.l096)63: hemos dicho que cl error
es un juicio positivo pero falso del objeto por el cual se mueve la vohmtad, en talllo
que la ignorancia es la carencia dt: ciencia sobre ese mismo objeto. Sin embargo la
incidencia de la ignorancia en la voluntad que cunsclente en matrimonio es similar 3
la del error. toda vez que n o~ encontramos no anh: un supuesto de vacio o nada. sino
de tUl conoci miento parcial o insuficiente del objelO del matrimonio . Dc allí que nos
ocupamos del lema al Iril tar de este vic io del consenlimi ento, si bien, técni camente.
se trilt~ de figuras diversas.
La ignorancia que puede anular el matrimonio L' S sólo la que se refiere a alguno s
de los elementos identificadores del matrimonio en unciados en el c.l096.1 en los
siguientes témlinos: "Para que pueda haber consentimi ento matrimonial. es necesario
que los contrayentes no ignoren al menos que el matrimonio es un consorcio perma-
60 C. I 055, 1: ""La alianza matrimonial. por la que el varón y la mujer constituyt."Il entre si un
consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges
ya la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dig·
nidad de sacramento entre bautizados."
6\ Aí'.NA R. HI nuevo (n.2) 349.
62 J. CASTANO. 11 dolo l/el I1w,,·jmoiIlO. en La nI/ova legj.~/a:jollt! nwlrimoniale (:".t!"ómcQ, .J1
conun:w · elenumli es:w m: ;ali. diJcl1i. vi:; (Sludi Giuridici X. Ciná del Vaticano 1986)
101·16 esp. 112.
63 f. GoNlAL EZ y GONZÁLEZ. /gnorancia y c:onselllimielllo malnmonial (León 1980); J. M .
SERRANO RUIZ. Sobre el COIwdmienlfl que se requiere pora la valide: del malrimonio,
en Angelicum 50 (197 3) 357· 75.
446
nente entre un varón y lUla mujer. ordenado a la procreación de la prole mediante
una cierta cooperación sexual"
Por de pronto es menester poner de relieve que lo que el Código pide no es un
conocimiento técnico y acabado sino que. al utilizar la expresión al menos, tan sólo
exige un conocimiento vulgar habida consideración a que el derecho a contraer
matrimonio es un derecho que corresponde a todos, cualquiera sea su grado de cultu-
ra. Pero este conocimiento mínimo tiene que ser tal que el contrayente no ignore:
i) que el matrimonio es lUl consorcio. es decir, que se contrae para fonnar una
comlU1idad que no sólo implica el aspecto corporal, sino también el espirituaL
asociándose para conseguir juntos el bien de ambos;
ii) permanente. es decir que no es transitoria o momentánea; sin embargo, no se
exige conocer que este consorcio es indisoluble:
¡ii) entre un varón y unu mujer, o sea, es heterosexual, por lo que debe constar, al
menos elementalmente, la diferenciación de los sexos:
iv) ordenado a la procreación de la prole, de manera que no se trata de un consorcio
con meros fines amicales o sociales o de simple compañía, sino que la procreación
de la prole es una finalidad que necesariamente tiene que estar presente;
v) mediante lino cierla cooperación sexual. tema que había sido debatido en la
jurisprudencia y que el Código ha zanjado acogiendo la llamada tesis maximalista.
según la cuaL aun cuando no se conozcan los ponnenores de la cópula, hay que
conocer, al menos que se requiere una cierta acdvidad de los órganos sexuales, que.
además, difieren en el varón y la mujer.
Junto a lo anterior, el parágrafo segundo del canon establece una presunción,
según la cual "esta ignorancia no se presume después de la pubertad". esto es, des-
pués de los doce años en la mujer y catorce en el hombre.
b) Violencia: el canon 125, situado entre las nonnas generales que el Código pro-
porciona respecto de los actos jurídicos. establece en su primer parágrafo. que "se
tiene como no realizado el acto que una persona ejecuta por una violencia exterior a
la que de ningún modo ha podido resistir". Esta violencia proyectada al derecho
matrimonial como capítulo de nulidad puede tener una doble modalidad: violencia
fisica y violencia moral o miedo. Es el seglmdo de los vicios del consentimiento.
1) violencia física (c.IJ03)64. se trata de hechos extemos en los que se emplea la
fuerza fisica por parte de un tercero, por medio de los cuales se actúa sobre los órga-
nos de expresión del contrayente haciéndole manifestar extemamente un consenti-
miento que en su fuero intemo no existe. Como puede advertirse, el supuesto es muy
raro y, de hecho, la Rota Romana ha sentenciado tan sólo dos casos en que se alega-
ba este capítulo. ambos. por lo demás hace más de cincuenta años.
En la actualidad es posible advertir una cierta ampliación de este concepto.
incluyendo en este capítulo la violencia hecha no directamente sobre los órganos de
expresión del contrayente sino sobre su voluntad. pero de fonna tan poderosa que
pierde la fuerza moral con la que pensar, seria y serenamente, en las posibilidades de
evitar el matrimonio. Se trataría de algunas hipótesis de miedo reverencial y en el
llamado consensus rejlexe e/icilus, esto es, cuando el contrayente, sometido a una
grave amenaza en un momento determinado se decide, en un momento posterior, a
celebrar matrimonio canónico, cuando ya ha cesado la amenaza pero subsistiendo
447
sus l:nnsl'l'Ut:ncias: es el caso. v. gl'. del que l:untr;:It.' matrimonio ci vil haju ClmenaZ,l
y. dc-spUt:s. decide celebrar el matrimonio t:anóni co para regulari zar su sítuación6S.
2) vio lencia moral () mit,!do (c.l 103 )66: la violencia ~e produce por un agente externo
y actúa sobre el ({,"trayente causándole temor o mi edo. de manera qUI!. movido por
estt' temor o miedo decide contraer matrimonio como única so luci ón para evitar
di cho temor. A di I'c n': lH:ia de la viokllcia fí sica que .actúa directamen te sobre los
órganos de expresión dd CO lllr a)C nh~. ~sl a . si bi en proviene exh;rmIlW..'ntl·. al:túa
intcmamente en el contrayente, qui l!ll. IIHlV ido por d temor. decide lllan ifeSl<lr q uerer
lo que n:almentc nu ljuiere, La viol encia, así. es mediata en relaci ón ¡;un el consell-
timiento matrimonial. el cual es emitido directamente por el miedo causado por la
viülencia.
Ahora hien. de íll: uerdo <tI callon 125,2. el acto r ~íl li z.. do por mi edo gra\'~ inj us-
l a m~nt~ infundido es valido . " no ser qUl' el d~ rcc h o determine olra COSíl ; o:sto. POf '
qm,' ord inariamcntL' ··L' I miedo ni quila d uso dI.: la rai',ún ni ~lId e ser causa de silllu-
ladón del contrato, sino que la voluntad del conlrayl:ntc, aW1que coaccionada, ver-
dadcramentc elige el matrimonio para librarse del mal con que se la amenaza: y en
t;stc caso hay cUllsemimiento, porque {'(meta )'oIUll hl.~ t.'s f semper 'I;/Jlllnla:~/'67, Sin
embargo, en sede malrimonial el miedo es ¡lTitanle, pues la fa cuhad vo lili va resulta
cspcci ahncntc afectada y con·esponde al derecho cuid ar ljUt." d i lls COIIII/t!l i se (,!jer:r.a
COIl el mínimo dI:! libertad rCljuerida ; en todo caso, no está claro cnlno: los autmes que
la nulidad sea por derecho natural o por derecho eclesiástico,
Los requi sitos para que el mi edo sea invalidante so n: i) que sea gr,lvc: ii) extrin ·
se eo ~ iii) indecli nable :
i) grave: la gravedad ha de considt:rarse lomando en <:U..:l1Ia la entidad del !lIal 'Hllt:·
nazada y la seri¡:dad de la amenaza; pero uo pUt:lÍl! dejarse de lado el elemento sub·
jetivo de quien 10 padece, pues bien puede trat arse de un hecho que, en ténninos
abso lutos no se<i de gravedad. pero cuyo inllujo \!11 d contrayente, por sus particula -
res circunstancias, sea dt" entidad suficiente como para producirle I1I1:. ntÜ trepidalio ,
Si la violencia ex terna mas que miedo h¡lCe "Iue el contrayente ínclllTa en situa -
ciones psicologieas de terror, nos salimos dd itlnhito de la violenc ia, fi sica y mora l.
y no s situamos en otro capítulo de nulidad, la incapacidad de prestar un válido con·
sentimiento matrim unial por una pérdida transitoria del uso de razón, asimilable all'
1095, 1.
ii) eXlrinseco: es necesario que la ca llsa que lo produce SCéi exlt:mll al comrayentl'
que 10 padece. causa que ha de ser humana y libre. Se excluyen. en consecuencia. los
hechos ciegos de la naturaleza , cualquiera sea el miedo que provo quen en el StUeto,
Sc excluyen también las causas difusas cuyo origen está en circunstancias ambienta·
les y/o psicológi cas, a no ser que alguno o alguno!i, valiéndose de ellas, las utiliL:l"n
448
para provocar miedo en el contrayente. 1)0.; la misma manera se excluye t.:l miedo
pr(IJu¡;ido Int e rnamente por causas sn brenaturalL-s (miedo (JI ca stigo eterno) a no ser
qm' <l1¡;uiclI . apl"(l"echúndos.: J e los c'icrllpll lo:-, religiosos del cOlllrayente. lo uti lice
<': 11 Slt faH!r act uando COmtl agenle I.!X ICrnO,
Mcnuón L'spcc ial m L~ r~CL'n la s anu: na/ as eh:' suicidio: el! un pri ncipio la jurispru -
.kncl<l l' lltcmlitl que ."i.: Irat aba dL' un mi edo tlh illl r inset'lJ. 4w': no invali daha el
1II;III"I IIIOnio. ~\' ha prOd lJ(.'l dn . sin I!Jllbargo . una evoluci ón CIJ la jurisprudencia dc
!llanera que hoy se entiende que di c has aJllcm-lzas puc<.kn constituirse cn un elemento
objcti\'o. IOda vel que ln:-, efectos del sui cidio amcnazado puede n trans!úrlllarse t:ll
un ma l p.n a 1.'1 L' ()JlIray\~ 1l 1e ··ya por la tln tura que causa a su alma . u la infitmia que
qui zri" le ha llL- sllhrevenir. ya por lo s daüos materiales que pudi ercm derivarsl:"ú!o:,
¡ii) indcc lil/ahh:: l:S decir que el co ntrayente se vea obli gado a c(lsarse para librarse
del miedo grave que paticee. No necesariame nte el mi edo se C.l US'1 para obtener un
conselltimiento matrimonial. pero eSle se ve por el contrayente COIllO úni ca alterna·
tiv a para evi tarlo. De esta manera, el miedo actúa como causa de la deci sión matrj·
Illtlllial y ha de ser antecedente. El miedo co ncomitanH.'. que exi ste en el momento
de! m:llrimon io. no puede recond uci rse a esle capítulo de nulidad. toda ve/oque no es
causa dcl m,lI ri Jllonio: una cosa c: s ~asa rsc f1/11" miedo y olra diversa es caS¡;Jrse con
llli¡:d t 1 (J 'J
3 ) IIIIt(d o iI1Jil't' t."/o71l: el miedo no necesariame nte tiene que ser infe rido P¡lnl obte ner
del¡lofiem un .. decis ión matrimoniaL puede ser ·in ICrid o para otra finalidad , Pero en
el cOlllraycnLl:. no amenazado para cas arse, la uniel alternativa posihle para verse
libre del miedo. es el Illatrimoniu.
E l Cód igo de 19 17 no contempla expresamente esta figura , aunque 1<1 jurispru-
denci a la acept ó. El actual Código vi no a sall l:i unar leg(llmente esta jurisprudencia ya
aceptada.
4) mh'do re l'f:rt!nc:ia¡7 1: una modalidad del miedo co mún . !lO contemplada c:l\ presa·
menl e ni en el Código de 1tJ17 ni en el actua l. pero desarrollada por la doctrina Y' la
iuri!iprudcm:ia es el mic:.do rC\,(,l"t.' flda! que Amar define COtllO "d originadu por el
temor de desagradar o indi gnar a las personas de quien uno de alguna manera depen-
de·· 7:O.. Se trata de lIna figura en que esta especial circun~tancia de dependencia o
sllbordinación 1110daliza la del mi edo común conJiriéndole sus peculiaridades ,
i ) por de pronto . el miedo li ene que ser conferido por una persona vinculada con e l
contrayente por re laciones que co locan a este e n situac ión de de pl:ndencia O subor-
6& L(w¡-:I A!. AI<l'O:--'; ; NAV AR RO VAl.I.S. ("lIrs(l (11 ,29) 224 . Vid. J.M. CASADO Alli\ !) . Influio
dt! las /J/II eI10: m "t:
suicidio en t'I L'Ot1St:f/fIllII\!IJ(O matrill/onial (Pamplona 1965)
7U A. Vlli\U:, ( ' 1111 IOS- e 'metu.I' iudire/lo, en /l J)iriffo r.á:le,ntJsfJ('o 78 (ll}6.!S) 12-19; V.
Se pos,w /{ 'l1I t!tIlS' i rldin:flo t:S.\Tre ('(// 1,\' 11 di il/O'/llidilá del fII (tlrinWI/IO ('lIllO/Ji,·/).
l O/!I ,
en An1!elh'l/n/ 50 (1973 1431--1 7
71 p , 7..'1..\1111'1 ,11. A' ote in 1t!lI/o di 'lIIl'rU,\ rel'('n~l!/ i(Jlis· . en 11 lJirilfo HcdcsiastinJ 90 (1979)
206- 19; E, GRA/tAN1 . In lelllO di ml!/1/.1 r (' I'(' l'ell tialis . en If ¡)iritl /) t·o.-!c,I'¡ú,\·tit'o 70
(1951}) 77-81 ; P. Lo t"CONU. / 11 lenlll de 1/IIlOn' rt'l'enm:/lIIí' '(/ .\()("('/"O ;1I(· /I.~.\II,\· '. en 11
/)i ,.;1I0 /o."C:('/l>.<;W /t' 102 ( 199 1) 259-65,
449
di nadún cualquiera sea la n<lluralo.a tic é-sta. como la de p:uenICS{;o. ecullómic ...
lahoral. ele. A su vez. el alc\:tado por este miedo reverencial debe tener rcspeclO <id
superior mm ¡¡cti!ud de n:vcrcncia 4uc le haga te mer. (':(1Il fundamento. que. de con·
tradecirlo. incurri rá pcnnancnh:melltC en su indignac ión.
ii) clma l tem ido por cl contraycnte ha de ser la indignadóll grave y perman ente. No
bas!a d Si lll Pil' temor o el dest'o de agradar al superior ,
¡ii) el riesgo de la indi gnación grave y duradera ha de se r como (t)llsecuencia dI! la
nql:aliv3 él contraer el matrimonio deSl'ad o por el superior. Si la indignación se pro-
dujt'ra por otras razones. enlo\lL' !.: s 110 actuarí a CUIllO L'aU~¡¡ del matrimoni o. y eSl e
-.;cria vá li do.
jv ) result an espcl'Íallllcll tc rde ~a ll ~~s par,a \'a lorar la gra\ cd,.d dd miedo. las ci n.: uns·
tancias ~ lI bjc ti \'as dd qtle~p~ d~ c~' d mi edo reHn.:IH: ia l. po rqll~. pr~e i samen t t:. por ICl
esp¡;;;ial vincuhll:iún tle:e$J\! COII :-iU superior. causas ohjct ivamente levcs pucth,,'n dar
origen. l'1l los casos com:n:tus a eSle capí Lulo de Il ul idad .
l .a cas uística anali zada p ~lt' la j uri spruckllCi a es amplia: indignación duro(h:r<l.
amCI1H Za de ex pulsión de casa. ruegos de la madre ellferma. temor ti pcrjudj¡.·¡¡r la
sahJd d el padre. o aún su mucn\.! . de 7} Y los med ios suelen St'f lus mandatos iJl\pe-
rat ivos encam inados ¡j imponer un matri moni o detel1 ui nado. los ruegos tenaceS e
inoportuno s. las ¡j{;litw.ks <HJuslas y seVl:l'as. clc . No lo SOIl . en cambio. los consejos.
las sugerencias. las exhol1aciones. que. en gcne r:.tI . C;lell dentro del actua r propio de
Ivs pad rcs o de los superiores: si el aconscjad'l SlgUl' los \:onsejos movido por d
do..:st!o dt: complacer al superior. no nos t:nn mt ramos anLe t:sta figu ra 7-1
m iento imern o de la volunt ad SI.' prcs ume que está conforme con las palabras () sig-
nos empleados a! celehrar el matrimoni o",
Puede suceder, sin embargo. que esa concordancia no se pro duzca. ue manera
que no coincidan la voluntad int erna con la exteriori zada . Nos encontramos ante la
figura de la simulación que el ('oc/ex describe así: ··Pero si lino de los contrayentes. ú
ambos. excl uye con un ac to pos it ivo de la voluntad el matrimoni o mislllu o UII 1! le-
mento esenc ial dd m a lrimo ni() o una propit:dad esenc ia l. contrae inváli dame nte·'
(c. 11 01,2).
Di stingue el derecho canónico cntre la simulación tota l y la parci al. Es (otal
cuando se excluye el matrimon io mismo, de manera que el acto que se cdebr<J
7J Ihid .357.
74 LOPEZ A I, IRCON; N AVARRO V AI.I.S. ( '",,," (n .29) 227-8.
75 L . (j l.lTlf':RREZ M ARTiN, Vu/unlad y del:/ara('j(in en el mu("¡monio ('o/lIt'lIIurios al t ' I I (} 1
d/tl Cád(l.{/J dI! Dt!I'l!cho ('lIIuí"ic(I (Salamanca 1990); AA , VV .. [,u .l'ill1l1 hc iolll' d(!/ con-
SI!II.\'fJ matrimonia/e canoJ/ico (Ciltá del Vaticano 1990)
450
resulta vaciado totalmente de cOlllen ido_ Es pardal cuando lo t!xduido es lUla pro-
piedad o un demento esencial del matrimonio. de manera que el acto reaJizado
queda vaciado de pru1e de su contenido esencial. En la primera. falta el animus ccn-
'rahendi. no hay intención de contraer matrimoni o aunque externamente se diga lo
contrario. En la parcial ese (mimlls existe. pero orientado a celebrar un acto distinto
al matrimonio canónico. toda Vt!'1. quc. al pri varle de algwlOs de sus elementos esen-
ciales. en definitiva no se quien!· contraer matrimonio tal como lo entiende la Iglesia.
Ambas traen como consecuencia la nulidad de l matrimonio basado en la misma
razón: la mayor importancia que el derecho canónico otorga a la voluntad interna por
sobre la decl arada. y esto por razones dc seguridad jurídica y de tutela a tcrcero s.
Algunos. empero prefieren fundar la nulidad causada por la simulación en el mismo
derecho natural: en la tolal porque. al constituirse el matrimonio por el
consentimient o (c. I 057. 1). su fahet. que es lo que sucede en let simulación tOlal. Jo
hace nulo. En la parcial. porque los elementos esencietles del matrimonio están defi-
nidos por el mismo derecho naturaL no dependi endo de la volwltad de uno o de
ambos contrayentes 76.
Amén de las especificidades propias de cada uno de estos tipos de simulaciones,
hay elementos que son comunes a ambas:
i) en cuanto a los sujetos. la simulaci ón tanto total como parcial puede ser hecha por
lino o por ambos contrayentes, y en este último caso, puede operar mediando pacto
previo ü ser simplemente concurrente. Cuando IjS unilateral opera propiamente una
reserva mental.
ii) en cuanto al liCi o de vollimad ha de ser un aclO positivo, es decir. "la determina-
ción resuelta y cx:presa de conseguir el obj eto apetecido en relac ión con un matri-
monio concreto, excluyéndolo total o parcialmente". Es por lo que no es suficiente
tUl deseo vago. un propósito indeciso. las objeciones o reparos al matrimonio o al
otro cónyuge, o las ideas erróneas sobre el matrimonio. En todo caso, siendo acto
positivo. pucde serlo explícito o implícito 77 .
¡ii) en cuanlO al objetu. tratándose de la simul ación tota l lo excluido es el matrimo-
nio mismo. y como el matrimonio nace por el consentimiemo, en defmitiva 10 que la
simulación total excluye es d mismo consentimiento matrimonial. de allí que en ésta
el matrimonio es nulo por falta del consentimiento.
En la simulación parcial. en cambio, lo excluido es un elemento o propiedad
esencial del matrimonio.
a) Simulación tota/78 : sabemos que es la excl usión del matrimonio mismo. Hay una
manifestación externa de quen::r contraer matrimonio, un matrimonio que interna-
mente es rechazado por ambos o por uno de los co ntrayentes por un acto positi vo de
la voluntad. Se produce. pues, cuando no se quiere el matrimonio, o cuando se le
quiere para tines muy diversos a aquellos que le son propios, como querer a la cón-
yuge tan só lo para recibir a las visilas, excluyendo radicalmente la ínfima comunidad
de vida y 1lI1lor conyugal.
451
Se produce aquí la conjunción de una UlIISd (,ol11rahendi con una causa simu-
lalldÍ: por la primera se decide la celebración fonnal de un matrimonio para obtener
un fin cualquiera, como la posibilidad de pennanccer en país extranjero o una mejor
posición social: por la segwlda se excluye el mismo matrimonio v. gr. porque se ama
a una tercera persona o se desea conservar la libertad que se disfrutaba como soltero.
b) Simulan/m parcial: ella OClUTe cuando lo excluido no es el matrimonio mislllo
sino alguna de sus propiedades o de sus elementos esenciales. Tradicionalmente la
simulación parcial se ha configurado con respecto a alguno de los tres bienes del
matrimonio: hOl1um prolis (prok). hOI1UIII lidei (fidelidad). hOl/um sacramell1¡
(indisolubilidad), y tanto la doctrina como la jurisprudencia distinguían, respecto de
los dos primeros, el derecho y su ejercicio. de manera que había simulación sólo
cuando se excluía el derecho, pero no cuando lo excluido era solamente el uso del
derecho: esta distinción apuntaba prácticamente a hacer más efectivo el}m'vr marri·
/1/vn;i, toda vez que la misma jurisprudencia rotal estableció la presunción que, en
caso de duda. debía presumirse que lo excluido era el uso y no el derecho mismo y.
en consecuencia, el matrimonio era válido.
Este planteamiento está siendo fuertemente contestado por la doctrina y la misma
jurisprudencia, poniendo de relieve la contradicción en que incurriría quien. acep-
tando un derecho, excluyera al mismo tiempo su ejercicio, especialmente en algunos
derechos cuyo ejercicio se confunde prácticamente con el derecho mismo: esto.
además de que esta distinción, posible conceptualmente, en la práctica muy difícil-
mente es hecha por el contrayente simulador. De hecho, ya hay varias sentencias
rotales que se pronW1cian en este sentido.
1) exc/usián del honum I)/'o/is 79: el c.I 055, 1, primero del título dedicado en el Códi-
go al matrimonio, lo describe como "La alianza matrimoniaL por la que el varón y la
mujer constituyen entre sí W1 consorcio de toda la vida, ordenado por su miSil/U
índole natural al hien de los cál~vllges y a la generación y educación de la prole ":
esta norma se complementa, en lo que ahora nos inten.:sa, con el c.I 061 ,1, que
entiende que el matrimonio es rato y consmnado "si los cónyuges han realizado de
modo humano el aclo conyugal apto de por sí para engendrar la prule, al que el
matrimonio se ordena po" S/I misma naturaleza y mediante el cual los cónyuges se
hacen una sola carne".
Estas disposiciones nos permiten configurar esta exclusión en un dobk capitulo de
nulidad:
i) exclusión del derecho al acto cvnyugul de p()r sí apt() para engendrar prolt>: que
puede configurarse de diversos modos, como la exclusión total de todo trato íntimo-
sexual entre los cónyuges, o la sustitución de la cópula apta para engendrar la prole
con otras prácticas sexuales v. gr. la cópula onanística o la práctica de actos contra
natura. Según Bemárdez, habría que incluir aquí aquellos casos en que ambos cón-
yuges acuerdan practicar la continencia periódica en uso de métodos naturales de
control de natalidad, si se excluyera completamente el trato Íntimo en los períodos
fét1iles de la mujer so . De la misma manera habría que considerar como simulación
452
parcial la exclusión de la cópula sin excluir la prole, admitiendo ésta medi ante técni-
cas modernas como la inseminación artificial 81 .
ii) exclus iim de la prole sin excluir la copula ('onyugol: el acto conyugal se orienta
per S(~ a la generación de la pro le. lo que impone a lO!' cónyuges la obligación de
aceptar la prole qut! venga sin realizar acto algwlo que vaya contra cll a. ya para evi-
lar su concepción, ya para eliminar al ser concebido. Una modalidad de esta exclu-
sión sería la vasectomía masculina o la esterili zación femenina previas al matrimo-
nio .
Acabo de señalar que, de acuerdo al c. 1055. 1. el matri monio se ordena por su
misma índole natural a la generación y educadim de la prole. La exclusión de la
educación de la prol e ¿configuraria esta simulación? parece que no; se trataría de un
deber complement ari o que. por lo demás. es suplido hoy por la sociedad en témünos
suficientemente amp li os como para config w-arl0 82.
2) exclusión del honum.f1de¡83; "Esta unión íntima, en cuanto donación mutua dI! dos
personas, lo mismo que el bien de los hijos, exigen la plena fidelidad de los cónyu-
ges ..." (GS.48), fidelidad que es vocación y mandamiento para los esposos cristianos
;'por enc ima de toda prueba y dificultad" (Familiaris consortio 20). En el proyecto
de Dios sobre el matrimon io escá la fidelid ad que mutuamente se han de guardar
marido y mujer. de allí que la exclusión de este deber desdibuja en su esencia el
matrimo nio.
Son elementos indicadores de esta exclusión la intenci ón de perseverar en el
com..:.ubinato anteri or. la excesiva proclividad a las rl!laciones sexuales, al adulterio
con el novio anterior poco después de la boda, lUla arraigada mentalidad liberal.
Tradicionalmente se entendió que se daba esta exclusión del bonum fidei cuando
se excluía también la wtidad. Hoy, sin embargo, un sector de la doctrina entiende
que la oh ligación de la fidelidad no se confunde con la obligación de la unidad
(contra la que atentaría la poligamia, es decir, la existenc ia simultánea de dos o más
mal(imonios). constituyendo Wl capítul o autónomo de nulidad, puesto que aquí no se
hacen si multáneos dos o más matrimonios sino Wl matrimonio con una u~i ón propia
del matrimonio 84 pcro que no es matrimonio.
3) exclusión del honum sacramenli 8S ; el bonum sacramen fi consiste en la indisolu-
bilidad, propiedad esencial del matrimonio a tenor del c. 1056. En consecuencia,
atentan contra el bien del sacramento quienes excluyen que el matrimonio contraído
45 3
lo sea para toda la vida 8ú . Esto sucederá cuando se pretenda contraer Ull matrimonio
disoluble mediante el recmso al divon..:ill civil reservándose el derecho a pedir el
divorcio si el matrimonio no resulta una experiencia grata. aun cuando. de hecho. no
se pida. En nuestro país. esto habría que entenderlo referido a la demanda de nulidad
matrimonial civil por incompetencia del oficial civil. Se configmaría también este
capítulo cuando sc contrae matrimonio a prueba o incluso. matrimonio temporal: en
ambas hipótesis. el matrimonio contraído no es indisoluhle.
No hemos de olvidar que entre los requisitos COllllUles de la simulación está el
que sea puesta con un acto positivo de la volwltad; esto supone, en consecuencia.
que no se da exclusión cuando sólo hay opiniones de uno o ambos contrayentes.
sobre la conveniencia del divorcio como institución sociaL
Cuando hablamos del elTor iuris hicimos referencia al error pervicax uno de
cuyos supuestos es, precisamente. el error sobre la indisolubilidad matrimonial
cuando la persona ha crecido y se ha fonnado en un ambiente generalizadamente
divorCÍsta. En estos casos "1(1 personalidad del contrayente está tan penetrada por el
elTor. que ya no puede ni quiere obrar de otra manera a como piensa. Por lo tanto, en
dichos supuestos no sería necesario el acto positivo de la voluntad en contra de la
indisolubilidad para declarar la nulidad del matrimonio "87. Pero ya nos movemos en
otro capítulo de nulidad, el elTor. y no en el de la simulación.
4) exclusión de la sacramentalidac¡88: según el c. 1055,2, "entre bautizados no
puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento". En
atención a esta idcnlidad entre contrato y sacramento. se considera por la doctrina
que la sacramentalidad no constituye una propiedad esencial del matrimonio, por lo
que su exclusión importaría la exclusión del mismo matrimonio y equivaldría a una
simulación total.
Ahora bien, 1Ul fenómeno de proporciones lamentablemente crecientes es el de
los llamados católicos sociológicos, es decir, de aquellos bautizados que han perdido
la fe; la pérdida de la fe, no obstante el bautismo, no necesariamente supone la
exclusión de la sacrarnentalidad del matrimonio que se desea contraer in lacte F.cc/c-
siae. Cuando este fiel manifiesta su deseo de contraer matrimonio canónico, hay 4LlC
entender que hay en él la intención de hacer lo que hace la Iglesia y. por ende, su
matrimonio será sacramento, y consccuencialmente válido desde esta perspectiva:
será preciso un acto positivo de su voluntad que excluya la sacramentalidad para 4ue
nos encontremos ante una simulación de esta especie, y su matrimonio sea nul0 89 .
454
5) exclusión del "hien de los cónyuges .. 90: hemos visto que el c.l 055,1 entiende que
el matrimonio. por su misma índole natural. cstú ordenado "al bien de los cónyuges y
a la generación )' educación de la prole". canon que. a diferencia del Código de
1t)17. no establece una jerarquía entre dichos fines ni distingue entre fines primarios
)- secundarios. /\sL el hien de lo.\" ¡·(jnyur,.;cs constituye en la actual nOIlnativa un tin
dclmatrlll1onio. cuya exclusión aealTearia la nulidad del mismo.
Sin el1lhargo su contenido nu esli.Í allll claramente definido. Siguiendo a Lópe¡
\Iarcón y NavaIl"o Valls 91 podemos decir que "cabe la simulación parcial por
l·.\Tlusión del bien de los cónyuges cuando mediante acto positivo de voluntad se
,'xcluye dicho bien ordenando el matrimonio a fines egoístas. como serín servirse del
otro cónyuge Ulmo instrumento pn!"8 satisfacer intereses no m<ltrimoniales o abu-
sivos de los mntrimoniaks. o intrnducir intcneionndalllentc hlctores contrarios d
dicho bien. como hacer sufhr al cónyuge. inducirlo o perder la fe. negarle toda ayuda
o el débito conyugaL ele.
En otros tél111inos, excluir el humun c"oninKulII es tanto como servirse un cónyuge
de! matrimonio para reordenarlo al mal de los cónyuges, especialmente el dafio con-
trario a los bienes generales que derivnn del !1lntrimonio y que se condensan en la
tendencia a un perfeccionamiento personal en los órdenes religioso. psíquico. corpo-
ral. familiar, profesionaL soci8l y. en fIn, en todo aquello que puede favorecer el per-
feccionamiento en comunidad de dos personas que son y se tienen por esposos".
6) I!xclusián del derecho a lu C()l!Il1r!iól7 de I'ÍI-/¡/J2: no aparece C0l110 tlll supuesto
explícito de simulación en el Código vigente. aunque en el proceso codificador se
eonlemplaha expresamente; la ambigüedad de la fmse y 18 inutilid8d de la misma por
considerar qtH.' coinciJia con la exclusión Jd matrimonio mismo, motivaron su eli-
minación. Se trata igualmente de una figura cuyos contornos deberán ser precisados
!odnvía por la doctrina y la jurisprudencia: en todo caso. concuerdo con los profeso-
res antes citadüs 9.l cuando enlienJen que "el Jerecho a la comuniJau de vida no se
identifIca con ninguno Je los ekmentos esenciaks Jcl maLrimonio, sino que los
supera como principio integrador y orgúnicu de la viJa matrimonial" Es por lo que
una exclusión de este tipo significaría ··que el simulador no quiere que se instaure el
("ol1sortiunJ fo!Íus vitul! y entonces estaríamos en presencia de un supuesto de simu-
lación total, pues se excluye el matrimonio mismo ... en otros ténninos. la cxclusión
del ius ad vitae comlllul1iol1em equivale a exclusión de la relación intel"]Jersonal
propia del matrimonio, porqUt: si no se estabkce esa relación no hay consortium
totius vitae"
455
D, ( 'UVSf;NTlMIENTO ( 'ONDI( '/()Y.JI)(} l e, ll 02)'"
Se cntit.:ndc por condición el hecho fUluro (' iHcierto dd (:nal el sujeto que la POllt'
hace depende r la va lidez de un !l ~goc i o jurídicu. SI..' tral a de una instil ul: iún apa r~
c ida ell el ámbito dd m:.tlrinwnio ("anón ico como C'onsCcllt'Jlcía de su conc\:pc;oll
( ontr;J ctual y desarrollada a pan;1" dd siglo XII. Ln condídón apan.'l"ió l·.'\pn..· s~!Il H..'!l1L'
rl.'!:\ulada en el Código de 1917 y, 110 ohsLanlc qUi.! se trata de una figura no ::; ;clllpn:
n:¡,;ogida en [as legislaciones estatales por las especi ales dilic ultades que implica e/l
re lación con el matrimonio. fue recogida también en cl Código actua L si bien co n
Illodific(lciones notables.
En efec lo. de acuerdo al (.", 11 0 2. 1 "no puede contraerse vá lidamente ma tr imonio
bajo c.: ondición de fUI uro". COllsli lu)'l: qui z¡i la pri ncipal innovación en rd ac ioll con
el Cúd igH <t ruerim- que regula ba en su c. 1092 nn . 1 y 2 la condición de fui uro. Como
bien se ha señalado "'ha prt:dominado la defensa de la I:L'nidumhre y cstahi lid<l d d~ 1
matrim onio sobre la libcrt<ld de los contrayentes para di~pon~r de aquél'"'):'
En cambio "El matrimonio contraído bajo cOlldi ciún de pasado (l de pr ~~enle es
válido o no, según quc se vcritique o no aCjU el!(l quc es ohjc1o de la condi ción"
(c.l l 02,2). Se Irala de la ll amada condic ión im p r opi ~1. toda vez que no hay de por
medio un hccho futuro e incierto s ino UIl hecho )' <1 <'lC3ccido () prescnlc al n U ) lIll~nw
de aponersc la condición de lIlallera qUl' el mismo C;': ISh: t'1l su entidatl ohjd i u l aun-
que e::; inc il..'l10 subjetivamente para el que apo!lc la. condidóll . Es lo que ~ucl..'(.kri ;t \ .
gr. si .:1 m:.mimonio se cel ebra hajo condic ión de que el otro sea ft~rtil. () Sl:iJ vil'-
gl:n 96 . Como el Código lo indi ca ~xprcsamenle, la nulidad del matri monio depL'lllkrá
de quc no se verifique el hecho; en nuestro ejempl o si no se verificó el hecho d\.' qu\.'
fu era fértil o virgen, el matrimoni o sería Ilulo cn .
Para que opere la cond ición es menester un acto pos iti vo de la vollUlIad: no basta
el s imple deseo, ni 1<1 voluntad interpretati va, habit ual O presunta. Y para su li('i lutl.
se requiere, por exigem; ia del mi smo Código, li ccnda esc ril tt dd Ordinario del lugar
(c, 1102.3),
Ahora bien , hay ent re la condidón y el error de cua lidad una ciclta proximidad
toda vez que se dirigen al mi smo ohjeto: una cualidad de la otra parte. Sin embargo.
los supuestos psícológicos so n di stinto s en uno y otro caso, pues mientras en ~I t.:rror
el cónyuge equivocado está convenc ido que el otro tiene la cualidad que él busc a
dil'f.! r.'I(/ y principalmenh;, . en cl matrimonio condi cionado. el contrayente que apone
la condi ción no tiene esa cC' rtí.:'I.a: preci samente hay aquí illí.:c rtitlumbre subj etiva,
94 D. LLAMAI.ARES r l: R NANl.lI~Z , COl/die¡lm }' I/w/ rimonio el! el derech o cW¡úll iro (León
19 76): Ma. J. VIU.A ROB I.EDO, Jil matrimonio condiciol/al (Madrid 1984); L.A
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9) 1.OJ>El. A I.AIH:ÚN ; N AVA RR O VAl I.~. ('llrSO (n ,2 9 ) 233.
96 J. FORN":.s. /-:1 consenlimien/o nwt";mollial y /(1 condición 'si prole.\ tW,H: etur(l '. en /IIS
('(Jlfmric um 17 (1977) 255-94 .
97 L. DEL AMO, Nufidud por condición de pa.wdo o de presel1fc puesta y no cumplido , en
Curso de derecho ma/n'lI/oniol y procesal canónicO pura prolesionales del fi)/'o 1
(Salamanca 1975) 23-37.
45ó
JI! NIJLIDADES RELATIVAS A LA FORMA CANONICA98
A. (iENERALlDADES
I.a norrna básica es el c. 1117 que. eTl síntesis. establece que están obligados a la
fonna jurídica ordinaria o l'xtraonlinaria para la validez de su matrimonio:
al los bautizados en la Iglesia Católica o recibidos en el!a y no se han apartado de
ella por acto Conna!, cuando se casan entrc sí:
b) los mismos. cuando se casan con parte no católica. Se (,'xceptúa el caso de que el
no católico sea cristiano orient¡¡L caso en el cual la !i.mna es exigida sólo para la lici-
Lw...l.
Por el contrario. no están obligados a la fomu canónica:
a) los no bautizados que contraen entre sí:
b) los bautizados en Iglesia que no sea la católica que se casan entre sÍ. siempre que
lino o los dos no se hubiese convertido y hubiese sido recibido en la Iglesia Católica:
c) los bautizados en la Iglesia Católica que con posterioridad la abandonen mediante
acto fonnal, v. gr. mediante la adscripción a una confesión acatólica, o una comuni-
cación escrita dirigida al párroco o al Ordinario manifestando la decisión de abando-
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nar la Iglesia Católica, etc.; ha de tratarse de un acto externo en el que aparezca con
claridad el deseo de separarse fonnalmente de la Iglesia Católica.
101 C.I3l,l: "La potestad de régimen ordinaria es la que va aneja de propio derecho a \DI
oficio; es delegada la que se concede a lUla persona por sí misma, y no en razón de su
oficio".
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para asistir al matrimonio; y es probable cuando esas razones son graves o los argu-
mentos son sólidoslO2
Opera la suplencia en caso de error común cuando 103 : i) falta la competencia del
ministro sagrado (la suplencia no opera en el caso del laico delegado); ii) se da un
hecho público y notorio que parece atribuir competencia a quien carecía de ella, v.gr.
el saccrdole se presenta revestido cn la Iglesia para asistir al matrimonio, lo que hace
pensar de inmediato a quienes se encuentran presentes que tiene la facultad para
hacerlo; iii) que el hecho es de suyo apto para inducir a en'OL "De lo que se sigue
que en circunstancias normales de celebración de un matrimonio ... siempre ha lugar
a la suplencia. tanto porque se da 1m error común de hecho -el que el sacerdote salga
revestido y dispuesto a asistir al matrimonio es un hecho capaz de inducir a error-,
como de derecho, porque la mayoría de los asistentes pensará que posee facultad de
asistencia "1 (j,!.
Como y'<l lo señail'. la suplencia de jurisdicción en materia de matrimonio opera
sólo respecto de los testigos cualilicados 4ue son ministros sagrados (Ordinario del
lugar, párroco. otros sacerdotl's {) diáconos). No se aplica cuando el 4ue asiste al
matrimonio como testigo cualificado es un laico delegado.
e) Además del testigo cualificado, que tiene en la ceremonia lUla actividad especí-
fica, el c.II08 exige para la validez del matrimonio la presencia de dos testigos
comWles; se trata de dos personas sin más exigencias que las de tener suficiente uso
de razón y estar presentes conscientemente duraóle la celebración dcJ matrimonio de
manera que puedan dar testimonio del hecho dc haberse celebrado.
Consiste en la celebración del matrimonio sólo ante los dos testigos comunes, sin la
presencIa del testigo cualificado, porque no lo hayo no se puede acudir a él sin
grave dificultad. en los casos que seilala el c.1116: a) peligro de muerte: b) fuera de
peligro de muerte cuando se prevea pllldentemente que la falta del testigo cualifi-
cado por alguna dc las dos razones señaladas va a prolongarse durante un mes; e) en
todos estos casos si hay otro sacerdote o diácono que pueda estar presente. ha de ser
llamado y debe presenciar el matrimonio juntamente con los testigos. Este no
adquiere el carácter de testigo cualificado. por lo 4ue el matrimoJlio es válido sólo
por la presencia de los testigos comunes.
102 T.!. ]IMENEZ llRRESTI, Comentario al c 14.J, en Código de Derecho Canónico, Edición
bilingüe comenlada, 7ed. (BAC, Madrid 1986) 112.
103 L. SENDER, Errore comul1c C asislen=a al matrimonio, en Monitor Fcclesiasticus 99
(1974189-111.
104 LO\'IJ Al.ARCON; NAVARRO VALI~S, lll/'SO (n.29) 251.
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1 \ 1.1 TIIIM()N/O SrX'RnV (ccl 130-1 131)
Hemos dicho que la fOlTIla canónica establecida para la validez del matrimonio es
lUla exigencia flexible, 10 que se advierte no sólo al autorizar una fonna canónica
extraordinaria con una ritualidad diferentl: y más simple que la de la forma ordinaria,
sino también en la posibilidad de su dispensa. En otras palabras, la autoridad que en
su caso corresponda puede dispensar de esta exigencia no obstante lo cual elmatri-
1110nio es plenamente válido.
La dispensa puede operar por una doble vía: i) eximiendo totaluH:nte de la ronna;
ii) sustituyendo la fonna canónica por otra fonna pública, pudiendo serlo incluso el
matrimonio civil.
Los principales supuestos contemplados por el Código se sitúan en caso de
peligro de muerte (c.l 079); matrimonios mixtos, es decir, de un bautizado en la
Iglesia Católica o recibido en ella y que no se haya apartado de la Iglesia mediante
un acto fonnal, con un bautizado adscrito a Wla Iglesia o comunidad eclesial que no
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se halle en comuni ón plena con la Iglesia Católica (cc. 1124-1 127 )1 07; y sanación en
la ra íl.. institución ésta que consiste en la cO!lva li dltciún tic tul matrimonio nulo con-
cedida por la autoridad compt:wntc. sin que haya de renovarse el consentimiemo
10<.1161-11651,
107 (i.T¡':RRAl>UO, IJúpetl.la dullo forma canolHca e "/!lehra=ione de; malrimon i müti. en
fJuuderni di IJiril/ o Fcdesial~ 4 (1992) 296- 308.
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