Guía Seminario 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 9

20829 – Introducción al Derecho de la Empresa

Prof. Laura Herrerías Castro

GUÍA DEL SEMINARIO 1:


ELEMENTOS ESENCIALES DEL CONTRATO Y VICIOS DEL
CONSENTIMIENTO

I. ELEMENTOS ESENCIALES DEL CONTRATO

Los elementos esenciales del contrato son aquellos sin los cuales el contrato no puede
existir. Los tres requisitos esenciales para que el contrato se constituya válidamente son
(artículo 1.261 CC):

- El consentimiento entre las partes


- El objeto del contrato
- La causa del contrato

1. Consentimiento contractual

El consentimiento es un acuerdo de voluntades entre dos o más personas sobre el objeto


y la causa del contrato. En el artículo 1.262 CC se define como el “concurso de la oferta
y de la aceptación sobre la cosa y la causa que han de constituir el contrato”.

El mismo artículo regula dos reglas específicas sobre cuándo existe este elemento esencial
del contrato:

- Cuando las partes se encuentran en lugares diferentes, como regla general, se


aplica la regla del conocimiento (“desde que el oferente conoce la aceptación”), a
pesar de que esta regla es modulada en exigencia de la buena fe, a través de la
teoría de la recepción (“o desde que, habiéndosela remitido el aceptante, no pueda
ignorarla sin faltar a la buena fe”).

- Cuando el contrato es concluido a través de dispositivos automáticos o


electrónicos, se aplica la regla de la expedición (“desde que se manifiesta la
aceptación”).

Solo pueden celebrar un contrato aquellos sujetos que tienen capacidad para contratar. El
Código Civil regula la capacidad de contratar en el art. 1.263 y lo hace en sentido
negativo:

“Los menores de edad no emancipados podrán celebrar aquellos contratos que las
leyes les permitan realizar por sí mismos o con asistencia de sus representantes y
los relativos a bienes y servicios de la vida corriente propios de su edad de
conformidad con los usos sociales”.

1
20829 – Introducción al Derecho de la Empresa
Prof. Laura Herrerías Castro

Por ejemplo, en principio es válido un contrato de compraventa celebrado con un menor


a cambio de golosinas sin que sea necesaria la asistencia de sus representantes legales.
Cuestión distinta sería si se tratara de un contrato de préstamo hipotecario.

Tras la reforma derivada de la Ley 8/2021, de 2 de junio, por la que se reforma la


legislación civil y procesal para el apoyo a las personas con discapacidad en el ejercicio
de su capacidad jurídica, las personas con discapacidad pueden prestar su consentimiento
contractual. En ocasiones, no obstante, serán necesarias medidas de apoyo para considerar
el otorgamiento del consentimiento como válido.

Finalmente, hay casos en los que por determinadas circunstancias en que se encuentran
ciertas personas no se les permite la realización de ciertos contratos por incurrir en alguna
prohibición legal para contratar 1. En estos casos no hay un problema de capacidad para
contratar, sino que son supuestos en los que la ley prohíbe la celebración del contrato.
Entre otros preceptos, el art. 1.459 CC impide a determinadas personas poder comprar
ciertos bienes, por ejemplo, los tutores o quienes presten funciones de apoyo a personas
con discapacidad no pueden adquirir los bienes de la persona a quien representan.

2. Objeto

Este segundo elemento es el bien o servicio que una de las partes ofrece a la otra. Para
que exista contrato, el objeto debe ser:

a. Posible: según el art. 1.272 CC, no podrán ser objeto de contrato las cosas o
servicios imposibles. Sin embargo, el objeto del contrato puede ser una cosa
futura, como la compraventa de la cosecha año siguiente. Para que la
imposibilidad provoque la ausencia de objeto del contrato ha de reunir varios
requisitos: a) ser originaria, es decir, debe existir en el momento de la celebración
del contrato, b) ser total y no meramente parcial, c) ser absoluta, es decir, no puede
ser ejecutada por nadie.

b. Lícito: según el art. 1.271 CC pueden ser objeto del contrato todas las cosas que
no estén fuera del comercio y todos los servicios que no sean contrarios a las leyes
o las buenas costumbres. Por ejemplo, es nulo el contrato por el que uno se obliga
a matar a otro a cambio de dinero.

c. Determinado o determinable: según el art. 1.273 CC el objeto del contrato ha


de estar determinado en el momento de la perfección del contrato o ser
determinable, en el sentido de que cabe su determinación posterior sin necesidad
de un nuevo pacto entre las partes.

1
Artículo 1264 CC: “Lo previsto en el artículo anterior se entiende sin perjuicio de las prohibiciones legales
o de los requisitos especiales de capacidad que las leyes puedan establecer”.

2
20829 – Introducción al Derecho de la Empresa
Prof. Laura Herrerías Castro

3. Causa

La causa es el fin o resultado perseguido por las partes con la celebración del contrato.
La jurisprudencia del Tribunal Supremo la ha definido como la “función económica-
social que justifica que un determinado negocio jurídico reciba la tutela y protección del
ordenamiento jurídico”2 .

El artículo 1274 CC establece la causa de determinados tipos de contrato:


- Contratos onerosos: “la prestación o promesa de una cosa o servicio por la otra
parte”.
- Contratos remuneratorios: “el servicio o beneficio que se remunera”.
- Contratos de pura beneficencia: “la mera liberalidad” del donante.

La causa del contrato ha de reunir tres requisitos:

a) Existencia: todo contrato ha de tener causa, pues los contratos sin causa no
producen efecto alguno3.

b) Licitud: la causa es ilícita cuando se opone a las leyes y la moral. Por ejemplo, es
ilícita la causa del contrato que persigue el intercambio de prestaciones ilícitas,
como la compraventa de estupefacientes no sujetos a prescripción médica 4.

c) Veracidad: la causa es falsa cuando los contratantes mienten sobre la causa al


expresarla5. Pueden darse dos tipos de simulación:

i. Simulación absoluta: consiste en que las partes manifiestan celebrar un


contrato cuando realmente no quieren celebrar ninguno. En tal caso, el
contrato aparente (contrato simulado) es radicalmente nulo por ausencia
de causa.

ii. Simulación relativa: consiste en que las partes manifiestan celebrar un


contrato cuando en realidad pretenden otro. El caso más frecuente es el de
celebración de un contrato de compraventa cuando en realidad las dos
partes pretenden realizar una donación. Bajo el contrato simulado se
esconde un contrato disimulado que es válido si cumple los requisitos
esenciales del art. 1.261 CC.

2
Sentencia de la Sala Primera del Tribunal Supremo, n.º 695/2016, de 24 de noviembre de 2016
[ECLI:ES:TS:2016:5235]
3
Artículo 1277 CC: “Aunque la causa no se exprese en el contrato, se presume que existe y que es lícita
mientras el deudor no pruebe lo contrario”.
4
Artículo 1275 CC: “Los contratos sin causa, o con causa ilícita, no producen efecto alguno. Es ilícita la
causa cuando se opone a las leyes o a la moral”.
5
Artículo 1276 CC: “La expresión de una causa falsa en los contratos dará lugar a la nulidad, si no se
probase que estaban fundados en otra verdadera y lícita”.

3
20829 – Introducción al Derecho de la Empresa
Prof. Laura Herrerías Castro

4. ¿Y la forma?

La forma del contrato es la manera en que se exterioriza el acuerdo de voluntades. Esta


forma puede ser verbal, escrita, mediante gestos (un apretón de manos), etc. La forma del
contrato está sujeta al principio antiformalista o de libertad de forma (art. 1278 CC 6). Por
lo tanto, salvo que la ley lo exija o las partes acuerden una determinada forma como
presupuesto de validez del contrato, los contratos serán considerados válidos cualquiera
que sea la forma en que se celebren.

Aunque como regla general los contratos son válidos cualquiera que sea la forma, en
ocasiones se requiere una forma concreta (p.ej. documento escrito o documento público)
que constituye un elemento esencial del contrato. Son los llamados casos de forma
esencial o ad solemnitatem o contratos formales. En estos casos, no hay contrato hasta
que no se adopte la forma prescrita. No obstante, la exigencia de forma como requisito
esencial es excepcional y debe interpretarse restrictivamente. Por ejemplo, la forma es
esencial en la donación de bienes muebles e inmuebles (art. 632-633 CC), la constitución
de una hipoteca (art. 1875 CC) o en las capitulaciones matrimoniales (art. 1.327 CC).

En resumen, solo en aquellos casos en que se especifique en la normativa o en el propio


contrato que una forma concreta es presupuesto necesario para la validez y eficacia de un
contrato, la falta de dicha forma conllevará la nulidad de pleno derecho de dicho contrato.

II. LOS VICIOS DEL CONSENTIMIENTO

El contrato exige que la voluntad de cada contratante se haya formado de manera


consciente, racional y libre. Sin embargo, hay casos en que la voluntad contractual se ha
formado defectuosamente, bien por falta de conocimiento de la verdadera realidad (error,
dolo), bien por falta de libertad que sufre un contratante (intimidación, violencia). Son
estos los casos de vicios del consentimiento o vicios de la voluntad, que el Código Civil
enumera en el art. 1.265 CC y regula en los preceptos siguientes 7.

1. Error

El error consiste en una falsa representación mental de la realidad por parte de un sujeto
que afecta a la formación de su voluntad, de modo que, de no haber incurrido en el mismo,
aquel no hubiera celebrado el contrato, o no en esas condiciones.

6
Artículo 1278 CC: “Los contratos serán obligatorios, cualquiera que sea la forma en que se hayan
celebrado, siempre que en ellos concurran las condiciones esenciales para su validez”.
7 Artículo 1265 CC: “Será nulo el consentimiento prestado por error, violencia, intimidación o dolo”.

4
20829 – Introducción al Derecho de la Empresa
Prof. Laura Herrerías Castro

Los requisitos para que el error anule el consentimiento son:

a) Esencialidad: el error esencial que permite anular el contrato puede recaer sobre
el objeto o sobre la persona.

i. Según el art. 1.266 CC el error deberá recaer “sobre la sustancia de la cosa


que fuere objeto del contrato, o sobre aquellas condiciones de la misma
que principalmente hubiesen dado motivo a celebrarlo”. Por ejemplo, en
los contratos de productos y servicios de inversión, es esencial el error que
recae sobre los riesgos de la inversión o sobre el coste de cancelación
anticipada del producto.

ii. El error puede recaer sobre la persona, aunque en tal caso “sólo invalidará
el contrato cuando la consideración a ella hubiera sido la causa principal
del mismo” (art. 1.266 II CC). El error puede recaer sobre las cualidades
de las personas, por ejemplo, sobre sus conocimientos técnicos.

b) Excusabilidad: implica que la persona afectada por el error no podría haber


evitado incurrir en él por medio del ejercicio de una diligencia normal o media.
Según el Tribunal Supremo, la función de la excusabilidad es impedir que el
ordenamiento proteja a quien ha padecido el error, cuando este no merece esa
protección por su conducta negligente. Por lo tanto, el error es inexcusable cuando
quien lo padece no ha empleado la diligencia normalmente exigible, de tal modo
que cualquiera en su situación habría tenido un conocimiento exacto de la
realidad. La valoración de este extremo requiere tener en consideración los
siguientes criterios:

i. La diligencia de quien sufre el error, que dependerá de sus circunstancias


personales (edad, estudios, etc.) y su condición de profesional del sector o
experto en la materia. También hay que tener en consideración otras
circunstancias como si contaba con asesoramiento profesional o con la
posibilidad de consultar registros públicos.

ii. La conducta del otro contratante: si al tiempo de la conclusión del contrato


el otro contratante conoce el error que padece la otra parte y no le informa
de ello, el error será excusable, siempre que el silencio del otro contratante
sea ilícito por ser contrario a un deber precontractual de información hacia
la persona afectada por el error. Si el silencio es lícito, la excusabilidad se
juzgará atendiendo a la diligencia desplegada por quien sufre el error.

5
20829 – Introducción al Derecho de la Empresa
Prof. Laura Herrerías Castro

2. Violencia

La violencia como vicio del consentimiento (violencia viciante) incluye el conjunto de


casos en los que “para arrancar el consentimiento se emplea una fuerza irresistible” por
la otra parte contratante o por un tercero (artículo 1267.1 CC). Distinta de la violencia
viciante es la violencia absoluta, que se caracteriza por el empleo de una fuerza física
sobre una persona que excluye totalmente su voluntad (p.ej. Cuando uno levanta la mano
en una subasta porque otro se la levanta a la fuerza). En este último caso no se trata de un
vicio del consentimiento sino de una falta absoluta del consentimiento.

3. Intimidación

Incluye el conjunto de casos en los que “se inspira a uno de los contratantes el temor
racional y fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona o bienes, o en la
persona o bienes de su cónyuge, descendientes o ascendientes” (artículo 1267.2 CC). En
todo caso, “para calificar la intimidación debe atenderse a la edad y a la condición de la
persona” (artículo 1267.3 CC). El temor reverencial (“temor de desagradar a las
personas”) no tiene eficacia anulatoria (artículo 1267.4 CC).

Los requisitos para que se estime la concurrencia de intimidación son:


a) A una parte se le inspira “temor racional y fundado”.
b) Tiene que incluir la amenaza de un daño cualificado (“de sufrir un mal inminente
y grave”).
c) Debe existir un nexo causal entre la amenaza y la prestación del consentimiento:
no hay intimidación si aun existiendo una amenaza ello no provoca temor en la
víctima o si no es la amenaza la que lleva al contratante a concluir el contrato. El
contrato debe ser consecuencia directa de la amenaza del mal.
d) La amenaza ha de ser provocada por el otro contratante o un tercero 8.

4. Dolo

Incluye el conjunto de casos en los que “con palabras o maquinaciones insidiosas de parte
de uno de los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no
hubiera hecho” (artículo 1.269 CC). Por tanto, dolo es sinónimo de engaño en la fase de
formación del contrato. Aunque el art. 1.269 CC solamente alude a un comportamiento
activo, se admite también el dolo negativo o por omisión (reticencia dolosa) que consiste
en el callar consciente de un contratante cuando según la ley o la buena fe le es obligado
manifestarse.

El dolo exige la concurrencia de varios requisitos:

8
Artículo 1268 CC: “La violencia o intimidación anularán la obligación, aunque se hayan empleado por un
tercero que no intervenga en el contrato”.

6
20829 – Introducción al Derecho de la Empresa
Prof. Laura Herrerías Castro

a) Una conducta dolosa, es decir, una acción u omisión realizada por un contratante
con el fin de engañar al otro contratante.
b) El dolo ha de ser determinante (causante) de la celebración del contrato, existiendo
una relación de casualidad entre la conducta dolosa y la celebración del contrato.
c) El dolo debe ser grave e importante9.
d) El dolo debe ser causado por el otro contratante y no por un tercero.
e) No hay dolo cuando este ha sido empleado por las dos partes contratantes (dolo
recíproco).

En cambio, no es necesario que haya voluntad de causar un daño patrimonial ni que el


dolo sea excusable por la parte que lo sufre, por lo que hay dolo viciante aunque la víctima
no haya actuado con la diligencia necesaria.

Finalmente, no constituye un supuesto de dolo el denominado dolus bonus, que hace


referencia a las exageraciones y afirmaciones empleadas por un sujeto para ensalzar las
cualidades de los productos que vende, con el fin de atraer clientes y realizar más ventas.
Se considera válido en la medida en que no sobrepasen los limites tolerados por los usos
negociales.

5. Rescisión del contrato por lesión o por fraude de acreedores

El contrato que cuenta con todos los elementos esenciales no viciados se trata de un
contrato válido y plenamente vinculante. Aun así, hay un conjunto de supuestos en que el
contrato puede ser rescindido, es decir, declarado sin efectos. Estos supuestos son los que
se enumeran en el artículo 1.291 y siguientes del Código Civil.

III. LA NULIDAD Y ANULABILIDAD DEL CONTRATO

El Código Civil no distingue entre nulidad y anulabilidad, sino que regula una única
categoría en los arts. 1.300 y ss. Las consecuencias de la declaración de nulidad de un
contrato (en sentido amplio, sea por ser nulo de pleno derecho o anulable) son que “los
contratantes deben restituirse recíprocamente las cosas que hubiesen sido materia del
contrato, con sus frutos, y el precio con los intereses, salvo lo que se dispone en los
artículos siguientes” (artículo 1303 CC). Si la devolución del objeto no fuera posible, por
haberse perdido, “deberá restituir los frutos percibidos y el valor que tenía la cosa cuando

9
Artículo 1270 CC: “Para que el dolo produzca la nulidad de los contratos, deberá ser grave y no haber
sido empleado por las dos partes contratantes. El dolo incidental sólo obliga al que lo empleó a indemnizar
daños y perjuicios”. El dolo incidental se produce cuando la conducta insidiosa no determina la celebración
del contrato, aunque facilita su conclusión, de modo que el contrato se hubiera celebrado igualmente de no
existir la conducta dolosa, aunque en otras condiciones o con otro contenido.

7
20829 – Introducción al Derecho de la Empresa
Prof. Laura Herrerías Castro

se perdió, con los intereses desde la misma fecha” (artículo 1307 CC). No obstante,
existen ciertas diferencias entre la declaración de nulidad y la de anulabilidad.

- El contrato es nulo de pleno derecho cuando falta alguno


de los elementos esenciales del contrato previstos en el art.
1.261 CC: consentimiento, objeto o causa.

- Los contratos nulos de pleno derecho son ineficaces


desde la perfección del contrato.

- La sentencia que declare el contrato nulo de pleno


derecho será meramente declarativa, dado que la condición
Contratos nulos de existe desde la perfección del contrato y no requiere de una
pleno derecho sentencia judicial.

- La declaración de nulidad de pleno derecho, como se


fundamenta en la infracción de la ley, no está sujeto a plazo
de prescripción ni de caducidad.

- Los contratos nulos de pleno derecho no pueden ser


confirmados, dado que faltan los elementos esenciales del
artículo 1261 CC (artículo 1.310 CC).

- El contrato es anulable en los casos enumerados en el art.


1.301 CC (vicios del consentimiento). También son
anulables los contratos celebrados por menores de edad
que no tienen capacidad suficiente o por discapacitados
necesitados de medidas de apoyo para el ejercicio de la
capacidad jurídica.

- La sentencia que anula el contrato es constitutiva, por lo


que el contrato será eficaz excepto que la víctima solicite
al juzgado o Tribunal anular el contrato.
Contratos anulables
- Un contrato anulable despliega plenos efectos, excepto si
es anulado por el juzgado o Tribunal, y por tanto la víctima
puede ser demandada para que cumpla el contrato, que
mantiene su validez.

- La declaración de anulabilidad está sujeta a término de


caducidad de cuatro años (artículo 1301.1 CC) desde que
la violencia o intimidación cesaron (artículo 1301.2 CC) o
desde la consumación del contrato (artículo 1301.3 CC).

8
20829 – Introducción al Derecho de la Empresa
Prof. Laura Herrerías Castro

- Los contratos anulables pueden ser confirmados expresa


o implícitamente (artículo 1311 CC), lo cual implica la
extinción de la acción de anulación (artículo 1309 CC). La
confirmación también conlleva la depuración de todos los
defectos del contrato (artículo 1313 CC).

f) Esquema resumen

También podría gustarte