Guía Seminario 1
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Los elementos esenciales del contrato son aquellos sin los cuales el contrato no puede
existir. Los tres requisitos esenciales para que el contrato se constituya válidamente son
(artículo 1.261 CC):
1. Consentimiento contractual
El mismo artículo regula dos reglas específicas sobre cuándo existe este elemento esencial
del contrato:
Solo pueden celebrar un contrato aquellos sujetos que tienen capacidad para contratar. El
Código Civil regula la capacidad de contratar en el art. 1.263 y lo hace en sentido
negativo:
“Los menores de edad no emancipados podrán celebrar aquellos contratos que las
leyes les permitan realizar por sí mismos o con asistencia de sus representantes y
los relativos a bienes y servicios de la vida corriente propios de su edad de
conformidad con los usos sociales”.
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Prof. Laura Herrerías Castro
Finalmente, hay casos en los que por determinadas circunstancias en que se encuentran
ciertas personas no se les permite la realización de ciertos contratos por incurrir en alguna
prohibición legal para contratar 1. En estos casos no hay un problema de capacidad para
contratar, sino que son supuestos en los que la ley prohíbe la celebración del contrato.
Entre otros preceptos, el art. 1.459 CC impide a determinadas personas poder comprar
ciertos bienes, por ejemplo, los tutores o quienes presten funciones de apoyo a personas
con discapacidad no pueden adquirir los bienes de la persona a quien representan.
2. Objeto
Este segundo elemento es el bien o servicio que una de las partes ofrece a la otra. Para
que exista contrato, el objeto debe ser:
a. Posible: según el art. 1.272 CC, no podrán ser objeto de contrato las cosas o
servicios imposibles. Sin embargo, el objeto del contrato puede ser una cosa
futura, como la compraventa de la cosecha año siguiente. Para que la
imposibilidad provoque la ausencia de objeto del contrato ha de reunir varios
requisitos: a) ser originaria, es decir, debe existir en el momento de la celebración
del contrato, b) ser total y no meramente parcial, c) ser absoluta, es decir, no puede
ser ejecutada por nadie.
b. Lícito: según el art. 1.271 CC pueden ser objeto del contrato todas las cosas que
no estén fuera del comercio y todos los servicios que no sean contrarios a las leyes
o las buenas costumbres. Por ejemplo, es nulo el contrato por el que uno se obliga
a matar a otro a cambio de dinero.
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Artículo 1264 CC: “Lo previsto en el artículo anterior se entiende sin perjuicio de las prohibiciones legales
o de los requisitos especiales de capacidad que las leyes puedan establecer”.
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3. Causa
La causa es el fin o resultado perseguido por las partes con la celebración del contrato.
La jurisprudencia del Tribunal Supremo la ha definido como la “función económica-
social que justifica que un determinado negocio jurídico reciba la tutela y protección del
ordenamiento jurídico”2 .
a) Existencia: todo contrato ha de tener causa, pues los contratos sin causa no
producen efecto alguno3.
b) Licitud: la causa es ilícita cuando se opone a las leyes y la moral. Por ejemplo, es
ilícita la causa del contrato que persigue el intercambio de prestaciones ilícitas,
como la compraventa de estupefacientes no sujetos a prescripción médica 4.
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Sentencia de la Sala Primera del Tribunal Supremo, n.º 695/2016, de 24 de noviembre de 2016
[ECLI:ES:TS:2016:5235]
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Artículo 1277 CC: “Aunque la causa no se exprese en el contrato, se presume que existe y que es lícita
mientras el deudor no pruebe lo contrario”.
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Artículo 1275 CC: “Los contratos sin causa, o con causa ilícita, no producen efecto alguno. Es ilícita la
causa cuando se opone a las leyes o a la moral”.
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Artículo 1276 CC: “La expresión de una causa falsa en los contratos dará lugar a la nulidad, si no se
probase que estaban fundados en otra verdadera y lícita”.
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4. ¿Y la forma?
Aunque como regla general los contratos son válidos cualquiera que sea la forma, en
ocasiones se requiere una forma concreta (p.ej. documento escrito o documento público)
que constituye un elemento esencial del contrato. Son los llamados casos de forma
esencial o ad solemnitatem o contratos formales. En estos casos, no hay contrato hasta
que no se adopte la forma prescrita. No obstante, la exigencia de forma como requisito
esencial es excepcional y debe interpretarse restrictivamente. Por ejemplo, la forma es
esencial en la donación de bienes muebles e inmuebles (art. 632-633 CC), la constitución
de una hipoteca (art. 1875 CC) o en las capitulaciones matrimoniales (art. 1.327 CC).
1. Error
El error consiste en una falsa representación mental de la realidad por parte de un sujeto
que afecta a la formación de su voluntad, de modo que, de no haber incurrido en el mismo,
aquel no hubiera celebrado el contrato, o no en esas condiciones.
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Artículo 1278 CC: “Los contratos serán obligatorios, cualquiera que sea la forma en que se hayan
celebrado, siempre que en ellos concurran las condiciones esenciales para su validez”.
7 Artículo 1265 CC: “Será nulo el consentimiento prestado por error, violencia, intimidación o dolo”.
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a) Esencialidad: el error esencial que permite anular el contrato puede recaer sobre
el objeto o sobre la persona.
ii. El error puede recaer sobre la persona, aunque en tal caso “sólo invalidará
el contrato cuando la consideración a ella hubiera sido la causa principal
del mismo” (art. 1.266 II CC). El error puede recaer sobre las cualidades
de las personas, por ejemplo, sobre sus conocimientos técnicos.
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2. Violencia
3. Intimidación
Incluye el conjunto de casos en los que “se inspira a uno de los contratantes el temor
racional y fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona o bienes, o en la
persona o bienes de su cónyuge, descendientes o ascendientes” (artículo 1267.2 CC). En
todo caso, “para calificar la intimidación debe atenderse a la edad y a la condición de la
persona” (artículo 1267.3 CC). El temor reverencial (“temor de desagradar a las
personas”) no tiene eficacia anulatoria (artículo 1267.4 CC).
4. Dolo
Incluye el conjunto de casos en los que “con palabras o maquinaciones insidiosas de parte
de uno de los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no
hubiera hecho” (artículo 1.269 CC). Por tanto, dolo es sinónimo de engaño en la fase de
formación del contrato. Aunque el art. 1.269 CC solamente alude a un comportamiento
activo, se admite también el dolo negativo o por omisión (reticencia dolosa) que consiste
en el callar consciente de un contratante cuando según la ley o la buena fe le es obligado
manifestarse.
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Artículo 1268 CC: “La violencia o intimidación anularán la obligación, aunque se hayan empleado por un
tercero que no intervenga en el contrato”.
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a) Una conducta dolosa, es decir, una acción u omisión realizada por un contratante
con el fin de engañar al otro contratante.
b) El dolo ha de ser determinante (causante) de la celebración del contrato, existiendo
una relación de casualidad entre la conducta dolosa y la celebración del contrato.
c) El dolo debe ser grave e importante9.
d) El dolo debe ser causado por el otro contratante y no por un tercero.
e) No hay dolo cuando este ha sido empleado por las dos partes contratantes (dolo
recíproco).
El contrato que cuenta con todos los elementos esenciales no viciados se trata de un
contrato válido y plenamente vinculante. Aun así, hay un conjunto de supuestos en que el
contrato puede ser rescindido, es decir, declarado sin efectos. Estos supuestos son los que
se enumeran en el artículo 1.291 y siguientes del Código Civil.
El Código Civil no distingue entre nulidad y anulabilidad, sino que regula una única
categoría en los arts. 1.300 y ss. Las consecuencias de la declaración de nulidad de un
contrato (en sentido amplio, sea por ser nulo de pleno derecho o anulable) son que “los
contratantes deben restituirse recíprocamente las cosas que hubiesen sido materia del
contrato, con sus frutos, y el precio con los intereses, salvo lo que se dispone en los
artículos siguientes” (artículo 1303 CC). Si la devolución del objeto no fuera posible, por
haberse perdido, “deberá restituir los frutos percibidos y el valor que tenía la cosa cuando
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Artículo 1270 CC: “Para que el dolo produzca la nulidad de los contratos, deberá ser grave y no haber
sido empleado por las dos partes contratantes. El dolo incidental sólo obliga al que lo empleó a indemnizar
daños y perjuicios”. El dolo incidental se produce cuando la conducta insidiosa no determina la celebración
del contrato, aunque facilita su conclusión, de modo que el contrato se hubiera celebrado igualmente de no
existir la conducta dolosa, aunque en otras condiciones o con otro contenido.
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se perdió, con los intereses desde la misma fecha” (artículo 1307 CC). No obstante,
existen ciertas diferencias entre la declaración de nulidad y la de anulabilidad.
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f) Esquema resumen