Recurso Didáctico Pedro Páramo

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LITERATURA: DESAFÍO Y PARTICIPACIÓN1


Flora Ovares
Margarita Rojas G.

Presentación
La enseñanza actual de la asignatura de Español ha ido desplazando paulatinamente en
los últimos años el estudio de la literatura. Esta orientación se manifiesta, por un lado, en la
eliminación de los contenidos de literatura de los programas oficiales y, por otro, en un determi-
nado enfoque del estudio de las obras literarias propuestas. El contacto con éstas se ha
sustituido con descripciones atomistas del texto, descontextualizaciones, interpretaciones que
privilegian la figura del autor, las corrientes o los movimientos literarios en sí mismos.
Desde nuestra perspectiva, en cambio, el objeto de estudio de la literatura no debe ser el
escritor, ni la teoría literaria ni los métodos y las técnicas de análisis, pese a la indiscutible
importancia que poseen todos estos aspectos. Movidas por la convicción de que el objeto de
estudio de la literatura en secundaria debe ser el texto literario, hemos elaborado una unidad
didáctica que desarrolla, a propósito de la novela Pedro Páramo, una propuesta distinta para
trabajar, profesor y estudiante, un texto narrativo en secundaria. Esta unidad didáctica consta de
un cuaderno de trabajo para el profesor y una guía de análisis para el estudiante. Esta última
parte ofrece una serie de ejercicios para que él observe, analice e interprete el texto. Su meta, por
lo tanto, es suscitar problemas sobre éste. Además, ordena la observación de los problemas de
acuerdo con algunas categorías básicas de análisis y trata de orientar el análisis integrando la
descripción del texto con su interpretación.
En el cuaderno del profesor, además de la guía de análisis y las orientaciones generales
para utilizarla, se incluyen sugerencias de actividades de contextualización, comprensión y
motivación, la síntesis del análisis total de la novela, una referencia suscinta a algunas categorías
metodológicas empleadas y una bibliografía selectiva y ordenada.
La unidad didáctica cumple con dos objetivos: por un lado contribuir a la comprensión de
este texto; por otro, ofrecer un procedimiento de análisis que se puede utilizar para estudiar otras
obras narrativas.
A continuación ofrecemos, para la discusión de este congreso, un resumen de algunas de
las actividades propuestas en esa unidad, tanto en el cuaderno de trabajo del profesor como en la
guía del estudiante, con la esperanza de que se convierta en un aporte útil para mejorar la
enseñanza de la literatura en el país.

1. Actividades de compresión inicial


La unidad didáctica contempla varios tipos de actividades que tienen como principales
objetivos los siguientes: la motivación inicial para la lectura de la obra; su comprensión básica y,
fundamentalmente, el trabajo directo del estudiante con el texto.
La idea básica es que durante el desarrollo de estas actividadesla función del profesor sea

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Ponencia presentada en el III Congreso Costarricense de Filologia, Linguistica y Literatura Isaac
Felipe Azofeifa, octubre de 1987 y publicada en la Memoria. revista Comunicación (Cartago, Instituto
Tecnológico de Costa Rica) pp. 91-95.
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aclarar las dudas y orientar el trabajo, pero no ofrecer soluciones acabadas: la meta fundamental
es propiciar un trabajo activo de parte del estudiante.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que antes de un análisis detallado de la obra, es
necesario asegurarse que el alumno comprenda en general de qué trata la obra, cómo está
organizada, etc. Para ello, se pueden proponer actividades que estimulen el interés del estudiante
por la lectura y el análisis. Por ejemplo, en el caso de Pedro Páramo, se podrían realizar
actividades como la siguiente: en subgrupos los estudiantes distinguen los fragmentos que se
refieren a la historia de Pedro Páramo de los que se refieren a la de Juan Preciado. Esta actividad
se puede organizar como una competencia, en la cual el profesor va anotando en la pizarra los
aciertos de cada uno de los subgrupos. Un juego similar se podría realizar distinguiendo los
distintos narradores que aparecen en cada fragmento. Igualmente, poniendo en orden cronológico
de los sucesos narrados.

2. Actividades de contextualización
La lectura, por parte del estudiante, de una obra literaria significa el enfrentamiento con
un objeto que posee una naturaleza particular. La experiencia con los medios de difusión masiva
condiciona necesariamente la percepción del estudiante sobre la literatura. Principalmente, los
mensajes verbales de los medios se caracterizan por una estructura simplificada y deshistorizada.
Por esto, el estudiante no tiene el hábito de preguntarse por el origen y las circunstancias de los
hechos con los que toma contacto, tanto en los mismos medios masivos como en los artísticos.
Al contrario, la literatura es una manifestación cultural inseparable de otros terrenos del quehacer
humano. Toda obra artística adquiere su significación profunda en el contacto vivo con un
destinatario que la interroga y se la explica a partir de sus propias y específicas premisas
culturales, variables en cada época, cultura y grupo social.
Por todo lo anterior, el estudio de una obra literaria en secundaria también requiere un
segundo tipo de actividades, que son previas o paralelas a su lectura y análisis. Estas actividades,
que podrían denominarse "actividades de contextualización", llenan varias necesidades pedagó-
gicas:
-pueden ser desarrolladas como labores de investigación previa, por parte de los estudiantes;
-permiten dedicar las lecciones al análisis de la obra;
-posibilitan que el estudiante se ponga en contacto con las fuentes donde esa información está ya
elaborada;
-por lo anterior, sirven al mismo tiempo como trabajo de expresión escrita: práctica de resumen,
fichas, esquemas y expresión oral;
La contextualización puede incluir aspectos como:
-información sobre el escritor: deben preferirse los datos que sirvan para la ubicación histórica de
la novela, por ejemplo: nombre, fecha y lugar de nacimiento y muerte, otras obras, pertenencia a
grupos o generaciones. Sin embargo, también otro tipo de informaciones puede resultar útil en el
momento de la motivación;
-sobre la obra: fecha y lugar de escritura y publicación; fecha de la primera edición; género;
-ubicación dentro de grupos, corrientes o escuelas;
-datos generales sobre la época y los acontecimientos políticos, culturales, religiosos, etc. más
importantes. Esta parte de la contextualización permite un acercamiento a otras disciplinas del
curriculum escolar, como las asignaturas de Estudios Sociales y Psicología.
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Las actividades de contextualización sólo adquirirán su verdadera dimensión si parten de


los problemas que plantea la obra y sirven a su mejor comprensión y disfrute. De esta manera, se
diferenciarán radicalmente de ciertas prácticas tradicionales que separan el contexto del texto,
por ejemplo, cuando el profesor "resume" y a veces dicta a los estudiantes las características de
tal movimiento literario o la biografía de tal autor y le pide que las confronte con la obra.

3. Actividades de motivación
Hay un tercer tipo de actividades previas o paralelas al análisis propiamente dicho, que
podrían denominarse actividades de motivación. Estas, repetimos, también deben referirse a las
experiencias o los intereses de los estudiantes; igualmente, tampoco se debe olvidar que tienen
que relacionarse directamente con los contenidos propuestos por el texto.
Por ejemplo, cuando el estudiante debe leer Pedro Páramo, es decir, en su adolescencia,
se encuentra en un momento en el que para él es fundamental preguntarse por el sentido de la
vida y la muerte. Por eso, y porque esa novela cuestiona profundamente dicho tema, una
actividad de motivación podría aprovechar estas circunstancias:
-los estudiantes investigan en su medio -familia, barrio, iglesia- la concepción de la vida, la
muerte y el más allá, el cielo y el infierno, la comunicación con los muertos, etc.;
- redactan un pequeño informe con los datos recolectados;
- en subgrupos discuten los informes;
- en el momento oportuno del análisis de la novela, el profesor recuerda las discusiones acerca de
este punto.
El ejemplo anterior demuestra cómo, sin apartarse del texto, es posible vincular la
situación real del estudiante y sus propias experiencias con los contenidos literarios. Además, al
respecto es necesario subrayar el hecho de que leer Pedro Páramo en San Carlos no es lo mismo
que leerlo en Limón. En esta última región, por ejemplo, la coexistencia de diferentes culturas y
religiones con distintas nociones de la vida y la muerte, hace que en una misma aula este
problema se interprete desde más de una visión, todas igualmente válidas. Por lo tanto, el
profesor de español en Limón, al tiempo que encuentra una dificultad más en la explicación del
texto, posee un horizonte cultural de mayor riqueza en cuanto a las posibilidades de interpreta-
ción.

4. Análisis del texto y actividades de apoyo


Como se dijo, la lectura del texto literario plantea una serie de retos a su comprensión y
estudio, derivados de su particular complejidad. Precisamente por esto, el análisis de todo texto
sirve, en el sistema educativo, para lograr la maduración de las capacidades de generalización y
abstracción, proceso central de la época de la adolescencia. Para esto, es decisiva la progresiva
adquisición de algunas categorías metodológicas objetivas.
Con el fin de que la asimilación de éstas sea válida y realmente contribuya a la madurez
intelectual del estudiante, es esencial tener en cuenta tres aspectos: primero, que sea el mismo
estudiante, mediante su propia experiencia con el texto, quien construya los nuevos conceptos.
Segundo, que las categorías metodológicas se deduzcan del análisis y no que sean definidas
previamente por el profesor o un libro. Por último, es muy importante que la discusión de estos
conceptos surja de necesidades que plantee al estudiante la lectura del texto.
Ante la posibilidad de ser organizadas como juegos, las actividades de apoyo que
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proponemos como ejemplos, defienden la idea de que un análisis hecho mediante categorías
metodológicas contribuye a un mayor disfrute del texto. Durante la lectura de Pedro Páramo, el
texto plantea al profesor y los estudiantes el enigma de las distintas voces que hablan y cuentan.
Se trata, en otras palabras, del problema del narrador. Para introducir esta categoría, en la unidad
se sugiere la siguiente actividad:
- el estudiante lee la letra de una canción -folklórica, de moda, etc.- en la que se pueda observar
claramente la diferencia entre cantante y personaje-hablante, por ejemplo:

El general nos decía:


"-Peleen con mucho valor,
Les vamos a dar parcelas
Cuando haya repartición-."

Dijo Emiliano Zapata:


"-Quiero Tierra y Libertad-."
Y el gobierno se reía
Cuando lo iban a enterrar.
(Corrido de Juan sin Tierra)

-discute en grupo asuntos como los siguientes: ¿quién canta?; ¿a quién o quiénes sucedió lo que
se canta?; si uno de los estudiantes canta la canción, ¿quiere esto decir que a él o ella sucedió lo
que canta?;
-el estudiante lee y analiza textos en los que aparezcan varios narradores, por ejemplo, un
narrador femenino y otro masculino, uno que participe en la acción y otro que no lo haga, etc.;
- el profesor propone y orienta la discusión para que los estudiantes distingan autor (real) de
narrador;
-se discute lo que sucede respecto del narrador en Pedro Páramo.
Además de las actividades que hemos denominado "de apoyo al análisis", existen las que
se dirigen propiamente al análisis del texto. Esto, antes que nada, remite a lo explicado al inicio
de esta ponencia, es decir, a recuperar el texto como el verdadero objeto de estudio de la clase de
literatura. En segundo término, esta perspectiva ubica el lugar correcto de los distintos niveles del
análisis. Por ejemplo, el conocimiento de las figuras retóricas debe servir para explicar los
nuevos significados que el texto propone. Para ilustrar, veamos la aliteración que aparece en el
fragmento 33 de Pedro Páramo, en el cual se narra la muerte de uno de los personajes femeninos
de la novela: "de su boca borbotaba un ruido de burbujas muy parecido al del estertor". En este
momento de la lectura, es importante que el estudiante fije su atención en la materialidad del
texto, es decir, en la particular organización de sonidos. Por ejemplo, se le puede sugerir la
siguiente actividad:
-el estudiante lee en voz alta la frase;
-indica cuáles sonidos se repiten;
-una vez identificada la figura, señala cuál es la función de esta aliteración, tomando en cuenta el
significado de la frase.
De esta manera, el análisis del aspecto más material del texto -lo fonético-, puede
conducir a un significado que engloba aspectos más complejos. Además, sin necesidad de que el
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profesor lo explicite, habrá comprendido la profunda imbricación entre los niveles estilístico y
significativo.
Actividades tan sencillas -en apariencia- como ésta, indican que el análisis no debe
entenderse en el sentido reduccionista que opone los denominados aspectos formales a los
significados. El análisis textual, como se ha dicho, es el que orienta todas las actividades (de
comprensión, contextualización, de apoyo, etc.). Por lo tanto, las categorías que se utilizan en el
análisis deben conducir a los significados que moviliza el texto en sus propuestas más profundas,
como trataremos de ejemplificar a continuación.
En los últimos tres fragmentos de Pedro Páramo se narra la muerte del personaje, pero el
texto no ofrece una sola versión del hecho. El profesor puede proponer al estudiante que lea en el
libro estos fragmentos y discuta asuntos como los siguientes:
-¿de cuál otro acontecimiento (en otros fragmentos) se dan también varias versiones?
-¿sucede algo parecido en otro libro que usted haya leído?
Como resulta evidente, el estudio del narrador no se agotaría en una clasificación de los
tipos de narradores que aparecen en la novela, sino que conduciría a la discusión de aspectos tan
trascendentales como el hecho de que existen distintas perspectivas de un mismo acontecimiento,
como sucede en la vida real. El estudiante entonces entendería no sólo que el texto no le ofrece
una respuesta única ni una verdad absoluta ante este complejo fenómeno sino que también le
exige un papel activo en la interpretación.
Todo texto artístico reacciona críticamente ante determinados asuntos; en Pedro Páramo,
por ejemplo, se cuestiona, entre otras cosas, el funcionamiento de la autoridad patriarcal. Para
discutir este aspecto, se podría organizar una actividad como la siguiente:
-el estudiante caracteriza la actitud de Pedro Páramo como padre y esposo frente a sus hijos, sus
esposas y mujeres;
-observa cuál es la consecuencia de ese comportamiento en relación con Susana San Juan y
Miguel Páramo;
-compara ese comportamiento con las escenas relativas a la infancia de Pedro Páramo;
-los estudiantes dialogan sobre este modelo de esposo y padre.
Por último, la obra literaria, como todo texto artístico, ofrece un mundo representado que
tiene que ver con asuntos de la cultura y la historia. En el fragmento 63 de Pedro Páramo, por
ejemplo, se informa y se interpreta literariamente todo el periplo de la revolución mexicana -en
veinte renglones-. Un lector que desconozca este acontecimiento histórico debe, por fuerza,
buscar información adicional que le permita entender lo que hace el texto literario con este
referente. El profesor debe, por un lado, orientar esa búsqueda, para lo que puede recurrir, por
ejemplo, al apoyo de otras asignaturas como Estudios Sociales. Pero además, de mayor interés
resultaría la posibilidad de que el estudiante llegue a distinguir, mediante la comparación, el
modo en que un texto literario condensa la información sobre un determinado hecho histórico y
la manera en que un texto de historia presenta este acontecimiento. Esto, en última instancia,
remite al problema de la naturaleza del texto artístico: la revolución mexicana de Pedro Páramo
es y no es la revolución mexicana de la Historia.

5. Papel de la expresión oral y escrita


Si bien este no es el tema central de nuestra ponencia, a lo largo de la exposición de las
actividades para el estudio de la literatura, se ha sugerido cuál puede ser el lugar que ocupe el
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aprendizaje de las técnicas de expresión oral y escrita. Tradicionalmente se cree que el estudiante
ya posee un desarrollo de su pensamiento adecuado a su edad y que el colegio sólo debe ofrecerle
técnias para que exprese o canalice este pensamiento formado. Por el contrario, afirmamos que el
desarrollo de la expresión oral y escrito es paralelo al proceso de conceptualización. Si el
estudiante no ha incrementado adecuadamente sus capacidades de observación, síntesis y
generalización, es decir, si su pensamiento no ha madurado, no hay técnica capaz de lograr que
exprese lo que no existe. El objetivo de la enseñanza del Español, además de dotar de ciertos
conocimientos mínimos de la asignatura, es lograr que el alumno desarrolle determinadas
capacidades mentales. Ejercicios como los propuestos anteriormente lo enfrentan con los retos y
problemas que hacen posible esa madurez.
De forma paralela y en un nivel complementario, se lograrán las destrezas expresivas y
comunicativas, que son inherentes a la madurez conceptual. En otras palabras, creemos que las
técnicas de redacción, ortografía, etc. no pueden plantearse como contenidos del programa de
Español, sino que deben derivarse de las necesidades del estudio del verdadero objeto de la
asignatura, es decir, la lengua y la literatura. Como puede deducirse de nuestra propuesta, es el
enigma de la vida y la muerte en Pedro Páramo lo que puede convertirse en motivo para redactar
un informe, hacer una mesa redonda, escribir una ficha bibliográfica, hacer una entrevista u
organizar una discusión en clase.

Conclusiones
Creemos haber demostrado, en esta síntesis de lo que desarrollamos en forma completa
en la unidad didáctica para el estudio de Pedro Páramo, la utilidad que posee una opción distinta
de la enseñanza de la literatura en secundaria. A manera de conclusión, recordamos algunas ideas
claves que orientan nuestra concepción sobre este asunto. El contacto con la literatura ejercita
dos conductas simultáneas: el lector vive y se involucra en las situaciones del texto y al mismo
tiempo es consciente de que se trata de hechos "ficticios". Al leer, el adolescente se enfrenta a
situaciones similares a las que experimenta en su vida: los conflictos familiares, el amor, las
dudas existenciales, y logra objetivarlas. Así la literatura le ayuda a equilibrar su comportamiento
emocional ante estas situaciones.
De esta manera, la literatura ofrece de particular al estudiante el hecho de que, ante
situaciones similares a las que experimenta el lector, no presenta un significado único. A
diferencia de los productos masivos, esta mayor complejidad de la obra literaria despierta en el
estudiante el interés por el análisis, la observación y la síntesis.
La literatura, además, se distingue porque propone valores y modelos que pueden servir al
estudiante que construye en su adolescencia un proyecto de vida.
Por lo tanto, al estudiar literatura en secundaria, consideramos que el punto de partida del
trabajo debe ser siempre la observación detenida del texto literario y su peculiar complejidad: hay
que propiciar en todo momento que el enfrentamiento directo del estudiante con el texto se
constituya en un verdadero desafío. La lectura le propondrá sin duda muchos problemas, enigmas
y retos, que él mismo debe resolver, con la orientación discreta del profesor. De esta manera, la
adquisición de nuevos conceptos es parte de un proceso en el que el estudiante participa activa-
mente y no el resultado del dictado del profesor o de un libro.

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