Activación Conductual
Activación Conductual
Activación Conductual
La depresión no es algo dentro de uno, si no más bien uno está dentro de una situación (situación
depresiva). La depresión no es tampoco una reacción a una circunstancia o situación acaecida. La
situación se constituye por l configuración de circunstancias dadas y modos de responder a ellas.
Las circunstancias pueden ser maso menos fáciles de identificar según se trate de acontecimientos
recientes (pérdida de algo valioso), o de cambios vitales paulatinos (deterioro de algo que era
valioso). Los modelos de respuesta de tratan tanto de lo que uno hace (rumia) como al lo que deja
de hacer (ej. Dejar de relacionarse). Se entiende que lo que uno hace o deja de hacer son pautas
aprendidas que constituyen un modo típico de responder ante ciertas vicisitudes de la vida.
Situación límite
La situación se refiere a un peculiar modo de vivir la relación con el propio mundo. Se trata de la
co-constucción mutua de ese mundo.
Un estilo de personalidad se refiere a las maneras aprendidas a lo largo del desarrollo, derivadas
de constelaciones maternales, pautas de apego, historias de reforzamiento y demás condiciones
descritas en la psicología, que conforman modos de ser.
Atmosfera emocional
No solamente estamos en el mundo, si no que siempre estamos de algún modo, bien o mal. El
estado de ánimo puede estar marcado por una emoción polarizada en la relación con algún objeto
o construir una determinada sintonía con el mundo general.
El sentimiento existencial en la depresión se caracteriza por una particular disminución del mundo
como un lugar de posibilidades. Un mundo que ya no se ofrece cercano puede que resulte
indiferente si no es que amenazante.
La actitud de las personas hacia los eventos y hacia su propia experiencia es decisiva, tanto para
mantener la situación depresiva como para salir de ella. Mientras una actitud de evitación tiende a
instaurar y mantener una situación depresiva, una actitud de activación puede ser la solución.
La situación depresiva se concibe en términos de bajo nivel de reforzamiento positivo, y/o alto de
control aversivo.
La evitación conductual toma una gran variedad de formas desde “retirarse de las actividades
habituales” hasta los “pensamientos rumiativos”. Algunos ejemplos de evitación son:
El terapeuta puede mostrar con los propios datos del cliente que lo que le pasa se entiende de
acuerdo con el modelo y, lo que es más importante, que ello indica lo que hay que hacer y no
hacer.
1) Lo que sucedió que pudo dar lugar a la situación actual
2) Se sitúa el efecto de lo que pasó
3) Se sitúa el estado de ánimo y como se siente. Lo que se hace y se deja de hacer en relación
con lo que se siente
4) Reacciones, esfuerzos e intentos por salir de esa situación y solucionar el problema. Estos
esfuerzos por más lógicos y razonables que son, no parecen que sean eficaces y, parece
que están contribuyendo a la propia situación depresiva.
5) Resultado de lo que uno hace- resultado del patrón evitativo.
De acuerdo con Ferster, la depresión resulta de una historia de aprendizaje en el que las acciones
de los individuos no dan lugar a reforzadores positivos del ambiente y las acciones de escape o
evitación de condiciones aversivas resultan reforzadas negativamente.
Cuando los esfuerzos no resultan recompensados, la gente se centra más en responder a su propia
privación que en operar sobre las posibles fuentes de reforzamiento ambienta, dando lugar al
encerramiento en si mismo, desesperanza. El repertorio de conductas adaptativas del individuo se
reduce, haciendo menos cosas que puedan cambiar algo y hacen más cosas que lo sumergen en la
depresión, evitando, escapando y rumiando. Se gastan más esfuerzos en evitar o escapar de
consecuencias aversivas anticipadas.
1) El terapeuta tratará de determinar y convenir con el cliente cuáles son sus objetivos.
2) El primer contacto es a través de la entrevista. Se orientará sobre el tipo de intervención y
el proceso que se seguirá.
3) Si el proceso esta en disposición al final de la primera sesión, se le propondrá el registro de
su actividad y su estado de ánimo, que continuará durante el tiempo de la intervención.
4) Se le pide que rellene algunos cuestionarios.
5) Se recabará información relativa a los objetivos y metas personales, incluyendo los valores
que se tienen en las distintas áreas vitales.
6) Se realiza un análisis funcional que expondrá el cliente y constataá con él.
7) Se propondrá el plan de intervención.
La entrevista clínica
La AC establece una relación directa entre las actividades que se desarrollan y el estado anímico.
Desde el inicio se le explica al cliente que es conveniente disponer de un registro de sus actividades
que incluya como se encuentra cuando las lleva a cabo.
1) Proporciona una línea base con la que podrá valorarse la positiva evolución del caso.
2) Ofrece información funcional sobre las actividades que deben ser promovidas o
extinguidas.
3) Permite aprender de forma aplicada la lógica del tratamiento.
4) Puede servir como estrategia a reactivar tras la finalización de la terapia si se produce una
recaída.
Cuando el terapeuta pide al cliente que complete los registros es necesario que tenga en cuenta:
Para motivar el cumplimiento, los terapeutas explican a los clientes que al completarlo ganarán
una visión mucho más exacta de lo que pasa fuera de las sesiones de consulta, e indican al cliente
que debe actuar como un “científico” en el sentido de no dar las cosas por supuestas, si no recabar
con detalle la información, sin fiarse de la memoria, de forma que se revele el autentico peso de
ciertas conductas sobre el estado de ánimo. Completar con el cliente varias casillas de las horas
previas a la consulta es una buena manera de ilustrar su correcto cumplimiento y demostrar que es
sencillo y factible.
Tras su entrega en la siguiente consulta, la revisión junto con el cliente del registro y la importancia
que el terapeuta le confiera, son otros elementos que influyen en la motivación para seguir
completándolo.
Es importante recolectar información relativa a los valores del cliente. Con la determinación de los
valores, el terapeuta contará con datos útiles para comprender que conductas son las que, al estar
inhibidas o bloqueadas, pueden estar influyendo negativamente en el estado de ánimo del sujeto.
No solo se deben disminuir los síntomas de la depresión, si no que se deben activar conductas
significativas y dejar de repetir acciones que solo llevan al agotamiento o a un alivio a corto plazo.
Análisis funcional
Las conductas que tratarán de potenciarse son aquellas que más probablemente conducirán a un
contacto con el reforzamiento del entorno, a resolver problemas y a mejorar la calidad de vida en
general; las conductas que han de disminuirse son aquellas que hacen la vida del cliente más difícil
o suponen interferencia en el manejo de las propias necesidades.
Si no se percibe atentamente el mundo y los cambios contingentes originados por las propias
acciones; difícilmente la persona será capaz de emitir conductas potencialmente reforzantes
durante suficiente tiempo.
Cada vez que se produzca un comportamiento deben preguntarse si se aproxima o aleja del
reforzamiento positivo y no suponerlo a partir de su topografía.
Conducta: se buscan los déficits de repertorios (las situaciones que el sujeto sabe que debe de
llevar a cabo, pero no es capaz de llevarlas a la práctica).
El paciente debe ser comprendido, motivado y se tienen que solventar las dificultades que surgirán
a lo largo de la terapia.
Es importante evaluar el tipo de ideas, planes, intentos previos frustrados, o la preparación actual
de materiales para acometer el suicidio.
Validación
Consiste en demostrar a los clientes comprensión de sus experiencias y de los sentimientos
derivados de esas experiencias. Se puede utilizar la clarificación, la paráfrasis y el reflejo.
Con sus propias palabras el terapeuta debe de hacer notar al cliente triste o afectado por algo que
se hace cargo del dolor, y que es capaz de contextualizarlo en la historia personal del cliente y en
las circunstancias que actualmente vive.
Ausencia de prejuicios
Es fundamental privarse de prejuicios y adoptar una actitud pragmática, basada en los hechos que
hay por delante, libre de hostilidad o críticas hacia los clientes.
Es necesario mostrar una actitud cálida. La capacidad para reconfortar debe surgir de una
preocupación genuina por el cliente, debe trabajarse la expresividad. Un ambiente terapéutico
acogedor estimulará que el cliente siga asistiendo a terapia a pesar de encontrarse muy mal en
determinados momentos o, aunque si progreso no sea tan bueno como esperaba.
El terapeuta debe buscar la ocasión durante la consulta para reforzar las conductas de activación
que se puedan dar en ese mismo momento. Se debe estar siempre atento a lo que sucede incluso
dentro de la sesión.
Directividad medida
Capacidad de motivación
El terapeuta debe de saber como motivar, tanto al inicio como a lo largo de todo el proceso de
intervención. Debe de mostrarse siempre positivo y esperanzado ante cualquier cambio que está
por venir.
“aprendemos más de nuestros fracasos que de nuestros éxitos, reconocer que algo no está
funcionando aporta información para reconocer que debemos de cambiar de estrategia”.
Cuando alguien se siente deprimido le resulta difícil apreciar las sutiles mudanzas de humor que
puede darse, como consecuencia de los cambios en las circunstancias de alrededor y en las
acciones que uno lleva a cabo. Observar estos cambios, aunque sean pequeños, repasando junto
con el terapeuta las actividades del registro, es la manera de preparar al cliente para la fase de
intervención.
Es importante actuar de afuera a adentro, y no de acuerdo con lo que uno siente, hay que llevar a
cabo las acciones para alterar como uno se siente.
No creer que se está siendo un timador. Planificar las actividades de acuerdo con un plan y con un
estado de ánimo
Hay que animar al sujeto a que lleve a cabo la actividad independientemente de que antes de
empezar se sienta triste, apagado, sin energía, sin verle sentido, culpable, hundido, o con deseo de
desaparecer.
Empezar poco a poco y graduar las actividades extensas de acuerdo con los pasos en que se puede
dividir
Algunos clientes querrán comprometerse con actividades muy extensas temporalmente, vigorosas
o que impliquen un notable esfuerzo. El terapeuta debe de transmitir que tal actitud puede tener
una contrapartida, ya que, si no se logra al 100, la frustración posterior podría empeorar el ánimo.
Empezar de poco a poco, resulta más prudente y es lo que el terapeuta debe de recomendar.
Las actividades que son extensas o poseen muchos pasos deben programarse descomponiéndolas
en tareas más específicas que son más sencillas de abordar.
Concretar la frecuencia, duración, intensidad, los días y horas en que se llevarán a cabo las
actividades, y otros detalles si es necesario
Es recomendable que cuando el cliente salga de sesión tenga claro cuantas veces llevará a cabo la
actividad y que días y horas son dispuestas para ello. Para facilitar el cumplimiento, se apuntará en
la hoja de registro o en una agenda o calendario (de la forma que sea más conveniente para el
cliente). Contar a otras personas es recomendable ya que genera compromiso.
Iniciar la programación por actividades que pueden tener un reforzamiento más cercano, aunque
también se planifiquen los que la tendrán a la larga
Se deben orientar hacia metas específicas y pequeñas o breves en el tiempo, lo que aumenta la
probabilidad de cumplimiento con independencia del estado anímico, dando una sensación de
avance o logro, crucial para contrarrestar la situación depresiva.
Es recomendable incluir alguna actividad como arreglarse, cortarse el pelo, pasear al perro,
hacerse la propia comida, dar un paseo de 20 min, comprar algo sencillo, ya que es fácil que
generen pronto una sensación positiva.
Además, se incorporan actividades que, progresivamente impliquen más tiempo y esfuerzo y cuyo
reforzador llegue después de un intervalo de tiempo mayor.
Apostar por las actividades que tendrán reforzamiento natural, aquellas asociadas a los valores del
sujeto
Son las actividades asociadas a aspectos importantes de la vida del sujeto las que deben incluirse
mayormente en la programación de actividades. El terapeuta debe recordarle al cliente el fin
ultimo de la actividad. Las tareas que más pronto tienen un reforzador natural son siempre las más
recomendables para empezar la activación.
Se le pregunta a la persona que solía hacer o gustar cuando no estaba deprimida, esto ayuda a
detectar actividades cuyo reforzador natural se alcanza más directamente.
A la hora de elegir actividades es preferible cubrir distintas áreas vitales y tener en cuenta un
amplio abanico de dificultad y tiempo.
Facilitar el trabajo a través de registros ya preparados con las actividades
Se deben trasladar las tareas de activación programadas a un registro que resulte claro, fácil de
comprender y versátil, se pueden añadir avisos que motiven u orienten.
El terapeuta puede añadir claves, avisos, recordatorios o pistas con el objetivo de no olvidar las
tareas programadas en la consulta. Una felicitación genuina del terapeuta es algo motivante.
Las conductas de evitación se definen por su función y no por su tipografía, lo más característico es
ve la evitación de forma pasiva (aislarse, quedarse en cama viendo la tv, usar el celular, beber o
fumar en exceso), en ocasiones se pueden llevar a cabo actividades muy variadas (hacer deporte,
quedarse en el trabajo muchas horas) donde se evitan tareas necesarias. Todas las formas de
evitación son formas de enfrentarse a la depresión y a los propios problemas.
Las personas en un estado depresivo tienen más dificultades para planificar, buscar alternativas o
tomar decisiones, por lo que, en un primer momento, el terapeuta al actuar de forma directiva
sugiriendo esta estrategia, y el cliente al dejar por escrito sus alternativas, adoptan una medida
adecuada.
Los reforzadores directos que se propongan no deben suponer nunca un apoyo de las conductas
depresivas. Se pueden utilizar contratos conductuales clásicos que ayuden a conseguir los
objetivos mientras comienza a actuar el reforzamiento natural.
La AC considera que los pensamientos rumiantes deben abordarse directamente en algunos casos.
Puede tratase de conductas problema al ser formas de evitación. Se tratan los pensamientos
porque su presencia puede interferir en el tratamiento l hacer menos accesible y visible los efectos
reforzantes de algunas actividades.
El terapeuta no cuestiona la irrealidad o distorsión del contenido, ni busca evidencias en su contra,
si no que se centra en el proceso mismo de rumiar y en el contexto en que se da.
Cuando el terapeuta vea que el cliente pueda estar perpetuando su estado depresivo por la rumia,
debe seguir una estrategia para ayudarle a cortarla. Se le ayuda a analizar las consecuencias a
medio plazo de la rumia, adoptar una actitud de solución de problemas, atender a la experiencia,
volver a enfocarse en la tarea que tenía entre manos y aprovechar una actividad distractora
durante un rato.
El terapeuta de la AC debe detectar los posibles déficits de habilidades que vuelven complicado el
acceso a ciertos reforzadores que pueden ser importantes para el cliente. Si para alcanzarlos son
necesarios otros entrenamientos, se deberán incorporar en la intervención. El terapeuta debe
centrarse en aquellos déficits que resultan clave para las metas del cliente.
Durante los contactos de evaluación además de recabar información que servirá para la
intervención, se explicará el modelo de intervención, el modo de trabajar y se responde a
cualquier duda del cliente.
Conviene que en cada encuentro el cliente y el terapeuta elaboren juntos durante los primeros 5-
10 minutos la agenda de la sesión. La agenda consiste en seleccionar 3, 4º 5 aspectos que deben
formar parte de la sesión ese día.
Tras la instauración de la agenda pueden recogerse las puntuaciones generales del estado anímico
durante la semana o cada quince días. Las tareas que deben revisarse son:
1. Fase de evaluación
a. Se aporta una información clara y precisa sobre la depresión y la dinámica general
de este tratamiento.
b. En cada sesión y durante toda la terapia, el cliente y terapeuta organizan el tiempo
de su encuentro a partir de la agenda.
c. El terapeuta indica la necesidad de que el cliente se monitorice por medio del
registro diario de actividades y estado de ánimo.
d. El terapeuta puede solicitar que se complete el BDI-II, EROS, RPI, BADS.
e. Se elabora un modelo explicativo a través del análisis funcional, que justifique el
trabajo a lo largo del resto de la terapia.
Assess (evaluar): una buena y atenta evaluación es la clave para que el resto de la terapia
transcurra sin problemas. Con el análisis de los antecedentes y consecuentes de las
conductas problemáticas, el clínico poseerá las claves para saber con qué actividades
iniciarán tratamiento.
Counter (contrarrestar): contrarrestar la evitación con la activación estructurada y una
solución efectiva de los problemas. Con la AC ayuda a contrarrestar los patrones evitativos
por medio de la restructuración de actividades y la solución de problemas, se aprenden a
identificar los patrones de evitación y a poner en práctica acciones alternativas.
Take time to get specific (tomarse tiempo para lograr ser específico): se anima a los
clientes a ser concretos respecto a las conductas a incrementar o disminuir.
Include monitoring (incluir monitorización): gracias al registro y la monitorización resulta
más claro donde es más probable que se dé la conducta problemática y qué consecuencias
tiene.
Validate (validar): validar al cliente es una actividad fundamental.
Assign Activities (asignar actividades): hoy la programación de actividades y su
estructuración es la técnica de intervención básica de la AC.
Trouble Shoot (solucionar problemas): hoy a lo largo de la intervención aparecerá la
frustración y los problemas el terapeuta debe enfrentarlos.
Encourage (alienta): hoy los clientes necesitarán palabras de ánimo, de esperanza y
aliento.
se tiene que estar preparado para que el cliente diga que no ha cumplido nada de lo programado o
peor aún que mienta por vergüenza y diga que sí lo ha cumplido, que piense tirar la toalla. Hoy la
labor del terapeuta es llevar a cabo una evaluación conductual que ayude a identificar porque han
surgido las dificultades o se ha intensificado el malestar del cliente, una vez detectados estos
factores, se enfrentará la situación como una tarea por resolver, en vez de culpar a los pacientes se
adoptará un enfoque de resolución de problemas.
es difícil que una terapia para la depresión transcurra sin ningún contratiempo. El terapeuta debe
saber reaccionar ante los problemas y contar con estrategias claras.
Planificar de nuevo las tareas dividiéndolas en los pasos previos y ensayándolas para hacerlos más
asumibles contrarrestará algunas dificultades. También se pueden facilitar las actividades
simplificándolas o sustituyéndolas por otras que también lleven el mismo reforzamiento.
Cuando surgen problemas con el cumplimiento, es importante revisar si este escalonamiento fue
demasiado optimista por lo que es necesario subdividir lo más.
La persona que sufre depresión se siente incapaz de acometer actividades que para otras personas
y para él mismo en otros momentos de su vida resultaban sencillas. Es recomendable no pensar en
todo lo que está por delante, sino dirigir la atención y las fuerzas exclusivamente al paso que en
ese momento se da.
si las conductas aumentan el nivel de actividad del cliente, pero no otorgan sentido a su vida es
muy probable que la terapia acabe sin éxito. Para prevenir esto es necesario fundamentar la
selección de las actividades en los valores o intereses reales del cliente.
Problemas por la ausencia del registro de la actividad, estar incompleto o sin datos del humor o la
emoción
Aunque los cambios de humor sean sutiles o muy leves, es importante reflejarlos, pues esas
variaciones aportan información crucial.
Problemas con otras reacciones emocionales y pensamientos que interfieren con la activación
No solo el bajo estado de ánimo puede llevar al cliente a no cumplir el plan de activación, también
pueden ser emociones como el enfado, la vergüenza, el asco, o emociones positivas como estar
alegre y despreocupado. Aquí es importante la idea de actuar de acuerdo con un plan y no por una
emoción.
Lo primero que se debe hacer es verificar si las dudas están justificadas y en caso de que así sea,
tratar de enfocar el caso, desde una actitud colaborativa y de solución de problemas. Hoy con
respeto y tacto se indagará en las razones de esta falta de sinceridad, y se aprovecharán estas
razones para conocer más a fondo los problemas del cliente y mejorar el tratamiento. Se intentará
reenfocar la prescripción de los registros lo que abrirá medidas para que en el futuro se garantice
su veracidad.
con el repaso de las hojas de registro y de las actividades programadas se facilita establecer un
vínculo entre las acciones y estados de ánimo positivos. Una vez descubierta esta asociación es útil
componer apuntes que incluyan pistas para ayudar a auto animarse y encontrarse mejor
rápidamente.
1. ¿Qué contextos o situaciones incrementan mi vulnerabilidad a caer deprimido?
2. ¿Qué comportamientos contribuyen a mantenerme en un ciclo depresivo?
3. ¿Qué conductas antidepresivas necesito mantener o incrementar?
4. ¿Qué puedo hacer para incrementar las posibilidades de que siga adelante con mis
conductas antidepresivas?
Durante las últimas consultas se puede entrenar como poner en marcha la estrategia de solución
de problemas ante la aparición de situaciones de riesgo concretas. Estos planes deben
estructurarse y detallarse de la forma más completa posible, de manera que no existan dudas en
su realización. Es bueno que se compongan de pasos concretos como:
1. Durante un mes voy a volver a registrar mi estado de ánimo y mis actividades durante la
semana
2. Voy a hacer un listado de actividades que debo incorporar de nuevo
3. Voy al programar cuando las voy a hacer y cómo
4. Voy a premiarme si lo logro cada semana
5. Voy a apuntar mi estado de ánimo cada semana y trasladarlo a una gráfica
6. Voy a involucrar a mis familiares de esta manera…
Sesiones de refuerzo
El objetivo de estas sesiones es recuperar al cliente lo más rápidamente posible. Se recuerdan los
objetivos que se plantearon y las claves de organización de las conductas antidepresivas y sanas
que manejaron o que se programan ahora por primera vez. Hoy el terapeuta debe invitar al cliente
a tomar un papel activo, hoy recordarle brevemente las claves de la intervención y permitir que el
cliente siga estructurando por sí solo su vida.
La práctica de mindfulness