Documento Sobre Infecciones Respiratorias Altas
Documento Sobre Infecciones Respiratorias Altas
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La estructura del sistema respiratorio se divide en dos partes, la vía aérea superior y la vía aérea inferior.
° Vía aérea superior: se compone por la cavidad nasal, la faringe y la laringe. Esta estructura tiene las
características anatómicas idóneas para cumplir la función de protección, especialmente la cavidad nasal
que debido a su ángulo de 90° respecto a la tráquea y la presencia de los cornetes permiten concentrar
el aire en una corriente pequeña permitiendo calentar, humidificar y filtrar el aire que se inhala. En la
nariz se efectuará el primer filtrado a través del vello nasal. A su vez, todas las estructuras del árbol
respiratorio están recubierto por un manto mucoso, capaz de atrapar las impurezas del aire y, mediante
el movimiento de los cilios de las células epiteliales de la mucosa respiratoria, se evacúan las sustancias
irritantes hacia la faringe desde donde podrán ser expulsadas mediante la tos. La faringe, estructura
formada por músculo constrictor, comprende desde la parte posterior de la cavidad nasal hasta la
laringe. Se divide en tres partes anatómicas: la nasofaringe, la orofaringe y la laringofaringe. La primera
división anatómica, la nasofaringe, se comunica lateralmente con el oído medio mediante las Trompas
de Eustaquio. La orofaringe, también denominada bucofaringe, se limita desde el velo del paladar hasta
la epiglotis, y podemos encontrar las amígdalas palatinas (o anginas). Por último, la laringofaringe,
también hipofaringe o laringe inferior, comprende desde la epiglotis hasta la entrada de la laringe. En la
mucosa faríngea encontramos gran cantidad de vasos linfáticos, muchos de ellos se comunican con las
amígdalas, cumpliendo así la función de prevención de infecciones. La laringe, además de ser una vía de
comunicación con las vías respiratorias inferiores, es el órgano encargado de la fonación.
° Vía aérea inferior: La vía aérea inferior está compuesta por la tráquea, los bronquios y bronquiolos, y
los pulmones. La tráquea es un tubo fibromuscular de entre 10-12 cm de longitud y 16-18 mm de
diámetro, formada por anillos de cartílago en forma de “C” incompletos en su parte posterior, los anillos
traqueales, que se unen posteriormente a la pared membranosa de la tráquea, otorgando así rigidez
estructural a la vía aérea. La tráquea se bifurca a la altura de la 4a o 5a vértebra torácica en dos ramas
laterales, los bronquios. Los bronquios siguen la misma estructura de la tráquea de tubo formado por
anillos cartilaginosos. A continuación, los bronquios se ramifican formando un árbol. Los bronquiolos
son las vías aéreas más distales, tienen un diámetro menor de 2 mm, no tienen cartílago en su pared y
se dividen en br terminales y br respiratorios. Los br terminales son puramente vía aérea de
conducción (diámetro de 0,6 mm) mientras que los br respiratorios (diámetro igual o menor de 0,5 mm)
contienen alvéolos en sus paredes, participando en el intercambio gaseoso. El acino o lóbulo pulmonar
primario es la unidad básica del intercambio gaseoso y está formado por un br terminal y de 2 a 5
generaciones de br respiratorios que, a su vez, se abren a los ductus y sacos alveolares. La unión de
varios acinos (aproximadamente 12) constituye un lóbulo pulmonar secundario, que es la unidad
pulmonar más pequeña separada por septos de tejido conectivo.
Protegidos por la caja torácica encontramos los pulmones, dos estructuras de forma cónica con su ápex
en la parte superior y la base, o cara diafragmática, en la parte inferior. El pulmón derecho, más
voluminoso, se divide por las cisuras en tres lóbulos (superior, medio e inferior), mientras que el
izquierdo consta de dos (superior e inferior). La caja torácica está formada por las vértebras torácicas,
las costillas, el esternón y el cartílago costal. No es una estructura estática, sino que el engranaje de las
diferentes estructuras permite el movimiento de expansión lateral y anteroposterior de la parrilla costal,
fundamental para admitir el aumento de volumen pulmonar durante la inspiración.
Ambos pulmones están separados por el mediastino, un espacio comprendido entre el esternón y la
columna vertebral que aloja el corazón, el timo, la tráquea, los bronquios, el esófago y los vasos
sanguíneos mayores. Los pulmones están envueltos por la pleura, una membrana serosa formada por
dos hojas, la pleura visceral (en unión con la superficie pulmonar) y la pleura parietal (en contacto con la
caja torácica y el diafragma). Entre ambas pleuras encontramos la cavidad pleural, espacio que contiene
el líquido pleural. El líquido pleural, con un volumen mínimo de 1.2 ml entre pleuras, tiene la función de
mantener ambas membranas unidas, aunque manteniendo la capacidad de deslizarse suavemente la
una sobre la otra durante la dinámica respiratoria.
Una infección del tracto respiratorio se define como cualquier enfermedad infecciosa del tracto
respiratorio superior o inferior.
Las infecciones del tracto respiratorio superior (TRS) son de múltiples etiologías y son las infecciones que
afectan la nasofaringe, orofaringe, laringe, tráquea, oído y senos paranasales. Debe recordarse que la
mucosa del tracto respiratorio superior es continua, por lo que una infección en cualquiera de sus
sectores puede propagarse hacia sus sectores inferiores.
Resfriado común.
El resfriado común, catarro o constipado, es una enfermedad infecciosa viral frecuente del aparato
respiratorio superior que afecta la nariz, los senos paranasales, la faringe y la laringe. Es autolimitada y
puede afectar a personas de todas las edades. se resuelve de forma espontánea al cabo de unos 5-7 días
Epidemiología y Transmisión.
Los adultos presentan un resfriado común una media de dos veces al año y los niños una media
ligeramente superior al doble. Si tenemos en cuenta la incidencia según el sexo, en los adolescentes la
tasa de infección es mayor en los varones que en las hembras y entre los adultos sucede al revés. En
cuanto a su incidencia estacional, depende del tipo de virus que lo produzca.
La transmisión depende del contacto cercano con una persona infectada que permita una exposición a
las secreciones respiratorias. La contaminación de las manos con secreciones nasales y el contacto de las
mismas con otras personas u objetos contaminados (puertas, mesas y otros) es el sistema común de
transmisión de estos virus causantes del resfriado común.
Etiología.
Rinovirus: es el virus más frecuentemente implicado (24 a 52% de los casos), que cuenta con 100
serotipos conocidos.
Coronavirus: son los virus más implicados en los resfriados de adultos (10-15%).
Fisiopatología.
Manifesaciones clínicas.
Los síntomas que caracterizan al resfriado común son la intensa secreción y la congestión nasal con
obstrucción nasal uni o bilateral, malestar general, disminución del olfato (anosmia) y del gusto
(hipogeusia), estornudos, tos, ojos llorosos (la inflamación obstruye los canales de drenaje de los
conductos lagrimales), alteración del timbre nasal de la voz, pérdida de hambre, frecuentemente dolor
de garganta y a veces dolor de cabeza que se localiza en la frente y alrededor de los ojos, dolor muscular
y fiebre leve.
Diagnóstico.
Diagnóstico etiológico: es difícil de realizar y no está indicado por ser un cuadro clínico de carácter
banal, al no existir un tratamiento etiológico eficaz y porque los resultados se obtendrían
cuando el paciente ya habría evolucionado de forma favorable.
Tratamiento.
No existe un tratamiento específico, sino que la pauta de tratamiento farmacológico es para remitir la
molesta sintomatología. Debido a que es una enfermedad muy «popular» se tiende a la automedicación,
con consecuencias negativas como el uso de antibióticos. Los antibióticos sólo se deben administrar en
el caso de sobreinfección bacteriana.
1. Medidas generales.
Alivio de la obstrucción nasal con lavados nasales frecuentes con suero salino e inhalaciones de
vapor.
2. Tratamiento sintomático: Los antipiréticos y los analgésicos pueden aliviar la fiebre y odinofagia. Los
descongestivo nasales pueden reducir la obstrucción nasal. Antihistamínicos que producen beneficios
clínicos solo en casos de rinorrea profusa y estornudos.
Prevención.
El objetivo es tratar de disminuir la cadena de transmisión que se produce a través del contacto con las
secreciones nasales infectadas y estar atento a motivar al paciente.
El lavado regular de manos, evitar contacto con personas afectadas y ambientes cerrados, taparse la
boca al estornudar o toser para evitar el contagio, el uso de pañuelos desechables y el taparse la boca al
toser o estornudar son medidas higiénicas preventivas. Asimismo, debemos protegernos del frío y de los
cambios climáticos bruscos y no permanecer mucho tiempo en lugares cerrados con mucha gente o con
ambiente cargado. Se han experimentado distintos tipos de vacunas: unos contra rinovirus y
coronavirus.
Faringoamigdalitis aguda.
La faringitis y la amigdalitis son infecciones de la garganta que causan inflamación. Cuando las amígdalas
son las más afectadas, se denomina amigdalitis. Cuando la garganta es la más afectada, se denomina
faringitis. Si tiene ambas, se denomina faringoamigdalitis. La faringoamigdalitis (FA) se define como un
proceso inflamatorio de la faringe y las amigdalas palatinas generalmente de causa infecciosa y
presentación aguda.
Epidemiología.
Es una de las causas más frecuentes de consulta al pediatra (20%) y representa el 55% de todos los casos
de infección respiratoria. La mayor incidencia se sitúa entre los 3 y 15 años de edad, sin predilección de
sexos, y preferentemente en los meses fríos (invierno y primavera).
Etiología.
La mayoría de las FA agudas (70-80%) son de causa viral, curso benigno y resolución espontánea en 3-4
días. Son las causas bacterianas, y en concreto el estreptococo beta hemolítico del grupo A o S.
pyogenes, las que mayores consecuencias clínicas pueden presentar y son responsables del 10-20% de
las FA.
Fisiopatología.
Las amígdalas participan en la vigilancia inmunitaria sistémica. Además, en las defensas amigdalinas
locales participa el revestimiento de epitelio plano con capacidad para procesar el antígeno y que
comprende las respuestas de los linfocitos B y T. Por lo tanto, cuando un gérmen vence las barreras
inmunitarias se liberan factores inflamaorios ocurre un proceso agudo febril que se acompaña de una
inflamación, con la presencia de eritema, acompañado o no de exudado, del área faringoamigdalar.
- Periodo de incubación.
Viral: 1-6 días; inactividad desde 1-2 días antes de la aparición de los síntomas hasta 3 semanas
después.
Manifesaciones clínicas.
El dolor al tragar es el sello distintivo de la faringoamigdalitis y a menudo se percibe como dolor referido
a los oídos. Los niños muy pequeños que no pueden quejarse de dolor de garganta usualmente
rechazan el alimento. Son frecuentes la fiebre elevada, el malestar general, la cefalea y los trastornos
gastrointestinales, así como la halitosis y una voz apagada. Las amígdalas están edematizadas y
enrojecidas y a menudo se observan exudados purulentos. Puede haber linfadenopatía cervical
dolorosa. La fiebre, la adenopatía, las petequias palatinas y los exudados son algo más comunes en la
faringoamigdalitis por EBHGA que en la viral.
Diagnóstico.
Tratamiento.
Los tratamientos sintomáticos para la faringoamigdalitis incluyen analgesia, hidratación y reposo. Como
ya hemos comentado, la mayoría (80%) de las FA son de etiología viral, autolimitadas, con resolución de
los síntomas en pocos días, e incluso las estreptocócicas se resuelven solas en 3-4 días, por lo que no es
necesario empezar un tratamiento inmediato (salvo en pacientes con enfermedad grave).
El fámarco elección será la penicilina en forma de penicilina g benzatina, se administra por vía
intramuscular en dosis única. Otra penicilina indicada el la penicilina v, que demostró igual eficacia sin
desarrollo de resitencias. Sin embargo, precisa un tratamiento más prolongado (10 días) y se adminstra
3-4 veces al día. La eritromicina, otros antibióticos apropiados son la amoxicilina oral administrada cada
8-12 horas resulta una alternativa razonable, también cefalosporinas como cefadroxil, Cefalexina y
cefradina.
La amigdalectomía debe ser considerada si se observan amigdalitis recidivantes por EBHGA (> 6
episodios/año, > 4 episodios/año durante 2 años, > 3 episodios/año durante 3 años) o si la infección es
grave y persistente a pesar de los antibióticos. Otros criterios para la amigdalectomía incluyen la apnea
obstructiva del sueño, el absceso periamigdalino recurrente y la sospecha de cáncer. Las decisiones
deben ser individuales, en base a la edad del paciente, múltiples factores de riesgo y la respuesta a las
recurrencias de la infección. Existen numerosas técnicas quirúrgicas para realizar la amigdalectomía,
como la electrocauterización, el microdesbridamiento, la ablación por radiofrecuencia, y la disección
quirúrgica.
Complicaciones.
La mayoría de los casos de faringitis y amigdalitis completan su curso sin problemas. Pero si la
enfermedad es causada por estreptococos, pueden ocurrir complicaciones poco frecuentes. Por
ejemplo, fiebre reumática, enfermedad reumática del corazón y enfermedad de los riñones. En casos
poco frecuentes, un saco de infección (absceso periamigdalino) puede desarrollarse en los tejidos
alrededor de las amígdalas.
Sinusitis.
Clasificación.
Sinusitis crónica: Es cuando la inflamación de los senos paranasales está presentes por más de 3
meses.
Se estima que los niños que presentan entre 6 a 8 resfríos por año pueden complicarse en un 5 a 10% de
los casos con sinusitis aguda, no se ha descrito predilección por raza ni sexo. La sinusitis crónica afecta al
15% de la población. La prevalencia de sinusitis es más alta en niños que sufren algún tipo de alergía
respiratoria y en niños mayores.
Los factores de riesgo comunes para la sinusitis incluyen factores que obstruyen el drenaje sinusal
normal (la rinitis alérgica, pólipos nasales, tubos nasogástricos o nasotraqueales, tapón nasal), e
inmunocompromiso (diabetes, infección por HIV).
Etiología.
3. Anomalías estructurales (tabique nasal desviado, un espolón óseo nasal, pólipos nasales, disfunción
mucociliar).
Fisiopatología.
Las membranas mucosas inflamadas de la cavidad nasal tienden a bloquear las entradas de los senos
paranasales. El aire en los senos paranasales es absorbido hacia el torrente sanguíneo, y desciende la
presión en el interior de ellos, causando dolor y atrayendo líquido hacia los senos paranasales. Este
líquido es un medio de cultivo para las bacterias. Entonces entran en los senos paranasales glóbulos
blancos (leucocitos) y más líquido, para combatir las bacterias. Este flujo de entrada aumenta la presión
y causa más dolor.
Manifesaciones clínicas.
La sinusitis causa signos y síntomas que incluyen rinorrea purulenta, presión y dolor en la cara,
congestión y obstrucción nasales, hiposmia, halitosis y tos productiva (en especial por la noche). El dolor
suele ser más intenso en la sinusitis aguda. La zona ubicada sobre el seno afectado puede estar dolorosa
a la presión, hinchada y eritematosa. La mucosa nasal aparece enrojecida y turgente. Se puede detectar
malestar general, fiebre, fatiga, disnea y cefalea, lo cual sugiere una extensión de la infección más allá de
los senos paranasales.
La sinusitis etmoidal determina dolor detrás de los ojos y entre estos, efalea frontal que suele
describirse como celulitis periorbitaria fisurante y lagrimeo.
La sinusitis esfenoidal causa dolor menos localizado que se irradia a las zonas frontal u occipital.
Diagnóstico.
Las infecciones de los senos suelen ser diagnosticadas por la clínica. Los estudios por la imagen no están
indicados en la sinusitis aguda a menos que existan hallazgos que sugieran complicaciones, en cuyo caso
se realiza TC. En caso de sinusitis crónica, se realiza TC, y en sinusitis maxilar crónica pueden ser
necesarias radiografías de los ápices de los dientes para descartar un absceso periapical. Raras veces se
hacen cultivos microbianos debido a que para que estos sean válidos se debe obtener la muestra por
endoscopía sinusal; el cultivo de un hisopo de secreciones nasales es inadecuado. El cultivo se realiza
sólo cuando falla el tratamiento empírico y en pacientes inmunocomprometidos, o en algunas causas de
sinusitis adquiridas en el hospital.
Tratamiento.
° Moderada: se administra corticoides aerosoles y orales; pueden ayudar a aliviar los síntomas, pero
suelen tardar por lo menos 10 días en lograr eficacia.