Los emblemas heráldicos.

Novecientos aíros de historia

las fuentes más copiosas en esos datos: los armoriales y las colecciones de sellos.
No se apreciaban las circunstancias y características que habían acompañado a
la utilización real de los emblemas heráldicos; interesaba sólo cómo eran y las
costumbres que regían su elección, pero no qué grupos sociales los usaban, cuán-
do, dónde, para qué... Continuó olvidada una parte importante de la realidad
humana de las armerías, lo que equivale a mutilar sus aspectos de mayor valor
como testimonio histórico. Para poder explicar ciertos momentos del desarrollt'
de las armerías, ante esta carencia hubo de exagerarse o desviarse la influenci.:
de algunos hechos, como tendremos ocasión de exponer. Para obtener una visió::
completa del hecho histórico del uso de emblemas heráldicos es necesario u:-
enfoque histórico, arqueológico y social, considerar el hecho no como estátic
y uniforme, sino cambiante de una época a otra) de un país a otro, partiendo c,
los testimonios originales de cada uno e interpretándolos a través de los hombr..
que los crearon y los usaron.
Como consecuencia, de toda la amplísima gama que pueden abarcar '.

mensajes, voluntarios e involuntarios, transmitidos por aquellas representac:

nes, solamente se tomaron en cuenta los que corresponden a la constituc:
gráfica de las armas aisladamente, a sus figuras y colores. No son éstos, cie::
mente, ni los más numerosos ni los más interesantes. Las significaciones
no de muy variable alcance- quedan así reducidas a las que pueden atribu.-
-tér:-'
al momento de la inicial adopción de las armas, poco más que las fundad:t.
semejanzas fonéticas o conceptuales con un nombre; son excluidas toda.
demás que llegarán a poseer esas mismas armas en sus representaciones gr.i: -
posteriores. Al considerar ahora las causas humanas, se percibe la existen;
la eficacia de aquel género de motivos, no derivados de un razonamiento, q-.-
rechazaban como un estigma en el siglo xvIII. Su acción en el sistema her,l,,
es ya admitida, pero limitada también a la composición gráfrca de las arr:',,'
en consecuencia, al momento de ser adoptadas, prescindiendo de todo .--
sucesivo. Probablemente, tan tímido desarrollo de la iniciada orientación :-.
se deba, en gran parte, a su dificultad. Exige un previo examen cuidad, -
muchas representaciones de armerías dispersas, para deducir de ellas r:: -
nunca existe una explicación coetánea válida- las significacion.--.
-pues
tidos y motivos que nos interesan. Éstos, además, pueden aparecer dif.-.
desde diversos puntos de vista: de quien procuró la representación, de ;.
la contemplaban en su época y el nuestro actual. Pero el mayor escollo c
quizá en que es necesario desenvolverse en un campo ordenado de man.:
alejada de nuestra mentalidad moderna. Las estructuras lógicas, las int.. -
de la racionalidad son allí escasas: predominan notoriamente los compc)::.' '
tos intuitivos, la imitación, la costumbre, que llevan consigo la falta de rr-

36
- -
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-
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ap srloqpzs :Oit-6zt 'dd'¡'1or,'7¿6¡'euar¡'g¿5¡ 'uaq¡'atqtuaqssa§uoy :ualoqtsuassr¡, aq)*ppaq pun a¿p:::
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-Esrr?lrrrrrs E I» rNaHsv otlJ uar5 :o¡druafa :od 'sandsaq 'v96I e$ey Na^g-r{vov In¿d eP sol ua elueu¡edDur,r¿ ;.
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epn ue:ernbpe 'su:n8g- seryu;8 suur.rol se¡ 'sorrp¡e.raq serueJqu¡a sol uE 'Erpayg pEpE EI ua ua8uurt t" .:-
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anbrypt?q:I ua etuelupplplJap sElu I sariloru.tp sal etqo ns ue nEernolsEd '-
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of,rlguetsrs opoul ep Jouodxe uu Jod Elualq es f -
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JBJaPTSuO' IB SBuEurnq SEsnBf, sEI P esOPEPrnf, sBru uorf,uetB uelseJd enb saj, -
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-ESEd IeP EtuesJs sogB sol ePsec'lErf,os srJolsrq EI erf,er{ sof,rJolsrq sorPQS¡ :,
(sozuerruoJ
IuJeuaB uorf,EtuerJo BI Jod opueSns enJ enboJua ouluF,l else sns u'r
'ESn sol anb (of,rJotsrq
PEParf,os 8l aP ofaga.r oluenJ ue oru()i-- -'
oruof, sof,rplBJeq ssruelqlua sol ep JolE^ Ie opol JeJouo, B rE8ell elqrsod ras -:: -
oleldtuof, d oueurnq enborua elsa aluErpeu elueluelos 'sErusrlu rs ua sErJarL:-,
ue enb seIU Gsoqf,ar{ sose aP sBsnB3 sBI u3 EJor{P eJetlue) 3s orPnlse :orpJrr.r
Ie
(uU (sof,UuJ8
ours oruof, ou oJed'souorstrususJl Á ugronqrne 'seruJoJ sns sptu'. -
sordoJd sol'o8enl epsep'uesa.ratul'sop?sn uoJenJ r( uo¡altsxa aluetulueJ eltb
olrqug Ia ua (?lle uo3 oPuEuorf,nlo^e'peparcos 3l ue soPPussur ours'og:aq -, -
Solril '. -
35 slUeUelUOnJeJ' Uel OrUOf, 'SOUrSrUr rS UA SOPBJJef, Ou UeJePrSuOf, eS
sBurelquJe so-I 'euratxo erf,uenuur JernblBnJ aP aluorPuedepul e EPsuedr' ': -
-srxe Eun 'aluarualuapr^a 'oprual pr{ ou enbJod 'oluaruoru EpeJ ep f .lr:En- .-
ep sBrJuBlsunf,Jr3 sBI uo3 uorJsleJ ue uBsrldxa as Í (ouEurnq elueSE Ia ¡lr-.r .
eJduers 'sorurs¡pur.rB^ sor{f,erl uof, uBzEIue es o3rplBJer{ EIuelsrs Iep sepnrrs.:
Íola¡druo: of,rJglsrq of,Jeru un ua BÁ uenlrs es soruoruEsel sol 'sorpnlse sols-: .- l
-ru3luoJ IeP er{f,u¿sua o^enu un'uorf,BrTdus aluEuodrur ?un euodns'ocr8o¡,,: -
(lErJos-of,rJolsil{ JE(upll soluBJJpod anb .--
-of,rJglsrq Jo(etu o 'anbo¡ua o.\3t11:
'eluElrf,ur e of,rJ usrqruBl oJed (lrrJJrp f ofa¡duroc topu8r:..
eluE eJqB es enb BruBJouBd Iap Eapr pun soruaJpuet 'oJlo 3 sIBd un aP i od'.-.: -
osJnf,suEJl Ie uoJ'aluaurepunJoJd osnlf,ur 6uerq(uEf, solsa enb r('rla'sa1e:n:':'-
-?rf,os seluEuorrrPuos eP slueuBr{JaJlsJ uaPuedaP soPltuss f souotcerqlu: -
enb sourrpEgB rS'olr39l otuerruEuozeturt ua sopEpunJ ou seleluelu sos¡:,--
eP ugrJerolEA I «oluerrurJQnf,sep» IeP orgEJSorJolsrq odu¡e¡ IB BPPSell rl --: -
-seP selqrsod opls uEq olos selBnlf,E seuorf,EtuerJo sEI osa Jod'¡cSoSoJJoC -- -
orqll atsa ap olrsodo¡d .( uoze¿ '1
 Los en'rblemas heráldicos. Novecientos años de historia

nouuelle3a. Dos años más tarde se imprime la primera edición de su obra Traité
d'héraldique (ed. Picard, París, 1979). En ella acepta plenamente el fundamento
del análisis histórico-antropológico: la existencia de dos géneros de valores en los
emblemas heráldicos3s. Y en las primeras palabras del libro, pues aparece en la
solapa de la cubierta anterior36, aceptación reiterada a continuación en la p. 15
de la .rlntroduction" de la obra. Como hizo Seyler un siglo antes, establece varios
periodos en la historia de lo emblemas, en los que ha sido diferente la manerrr
de usarlos. Pero desde el principio manifiesta una actitud de previa renuncia ...
recorrer el camino3T y "Ilbéraldique médiéuale: une discipline nouuelle. Armo;-
ries et histoire des mentalités" (p. 250) se presenta como proyecto de futur,,.
no como realidad alcanzable en el presente. Todo esto se mantiene sin variacio:-
en la segunda y sucesivas ediciones (1993,L997,2003), en las que se cambi¿r ..
explicación de los orígenes del uso de emblemas tras el coloquio celebrado .:'
Bressanone sobre este tema en el año 198138. Sin embargo, no abandona esta lín..'
de investigación. Prefirió dar a conocer sus reflexiones en trabajos parciales. ::
necesariamente referidos a los emblemas heráldicos, con lo que lograron prol'--
blemente una mayor difusión. Fueron después publicados en sus libros Ijbenr:"
et le sinople: études d'héraldique médiéuale (Le Léopard d'or, París, 1982), Fig;''
et couleurs. Étud" sur la symbolique et la sensibilité médiéuales (Le Léopard .i'
París, 1986) y Couleurs, imdges, symboles. Érudes d'histoire et d'anthropc,l
(Le Léopard d'or, París, 1988). Después de las fechas de estos libros ha ses-. .
dando a conocer trabajos del mismo género.
Fuera del círculo de los estudiosos, al aislamiento contribuyó en gran m::'
la hipertrofia de la relación de las armerías con las genealogías, que osclrr..
ocultó otras relaciones interdisciplinares más interesantes y fructíferas. Sólo .
consecuencia de una costumbre, arraigada durante muchos años, se continri.: --
teniendo, en ocasiones,la agrupación "Genealogía y Heráldica», análogir :.
"Geografía e Historia" o "Física y Química", propias .i.
ya fenecidas, como -
del siglo xrx. Hoy sería injustificable; los más recientes estudios sobre l,r. , '
rías y los aspectos más frecuentados ahora en el campo de las genealogírri :
sus centros de atención respectivos alejados entre sí, de modo que los c(':-:

34 La primera, fascículo 20 de Typologie ¿les sources tlu moym áge occidental,Turnhout, 1976. pp.
gunda, artículo publicado en Pour la Scimce, l (noviembre 19771,pp.50-59, reproducido en L'henttt':.
études d' b érald i que nú d i éuale, Le Léopard d'or, París, 19 82, pp. 9 -26.
35 Véase 1ap.225.
36 "...á la fois marqnes de possession et ornements décoratifs 1.. .l étude des phénoménes de goút ,: .'
les amtoiries d'une époqtte, tl'une région, d'une classe sociale Í...1 étude des annoiries en tdtrt LItr ,!
toire sociale et mentale".
37 Ya en las pp. 32-34 renuncia a recoger los testimonios gráficos a causa de su difícil datircior:. :,.'
sólo uno válido.
38 Véase la p.48.

38
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'eBf-ILI'dd'(Zeeil 7'sa1onatpay¡¡ sorprysT ap o1or¿ods1 pppaDos pl
ap uyapg :outtpnarpay¡'"so^uJfqo f sopotauI sns uá uor)E^oua.¡ eun e¡ed sauolxáUeu ¿err39¡eaue8 Erf,uerJ B^enu
eun unr¡¡?" 'sgorv¡ A \rf,vlrn9 acr ocuvd opJEnpE ¡od Blsando¡d etuer¡ratualJeJ opluJ¡uof, ap ugtra¡dury 6¡
'sEIJeLuJE sEI E
aluelue^Isnllxa soP¿lPeP salenuelq saleuolf,Purelur sornbo¡or ap uolJurqale)
e¡ 'sosorpruse ap olm4) orusrru lJ ue'ase¡Jur as g¿51 ua anb d urrp¡gre¡1 I erSo¡eauag ap seleuolf,EuJalut sosa¡8uo:r
sol ua Jtuf,rüBpe:udas rerr¡qnd uulans as serJaluu spqrup ep sauoDerrunuror su¡'¡¿51 ep;uud e'enb orperuolurs sg
'so)rplereq sprxalqua sol Jp seluerpuedapur uos ("'sa:eqnuu¡ ser8a¡e:¡sa'sauot¡e¡8ru¡'¿¡ttgua8 e¡:uaraq) orr8g¡eaua8
o¡rqup Ie ua ua,(n¡rur as ,(oq anb sauorrsont seqcnur'seurapy'sa¡euos.rad serJaru.re sel uoJJrlsxa anb ¡a ua ¡eoos i
plf,uJprJuloJ E I 6f
¡e.roduat'ocge:8oa8 of,Jeru IJ urpJoqsJp se¡8o¡eeua8 sel opuunf,'aluauratuapua'a¡qtsodurr se
-tuoq ordoJd ¡ap oluanurf,ouoJ Iep elueuodrur auEd Eun elueruoluePr^a sa 6EIIIIUE]
EI :olusrrurf,Pu ns ePseP eJquroq IE EInJuI^ anb EJntf,nJlsa EI 3P oluallulf,ouoJ If
'sslueprJuro) seeJe seuarJ ue uEJElue[ueldurof, as enb'sodrt soqruB op soruolullsa:
(?^IlIuueP ua'el¿.rl ¡(
sol aP of,rJolsn{ otuarunJoP ourof, JoIEA ns oPol JeEJlxa eP
'orssrJuonf,esuoJ .¿( s?snEf, sns oPuszrlEue (o1xa1uo3 un uo, ugIJÉleJ ue alualut.r
-euozet ueuodxe es ssJErlrue! sozel sol ePuoP'ser¡nue¡ sEI oP Blrolsq asJElur"
alons enb ol ?rJ?r.l seuorf,Brlu sBJeru sBI ePsaP'oprualuor ns ep uorf,E¡Tdu¡B EunáI'.
'er8o¡eauag EI ep errcd EI Jod A'BrJolsrH EI ap odureJ Ia ue lllr,l aluetueJepupl:
Jas ap eq rs
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Ienbe ap oseJSoJd oJnlnJ Iep ourrusf, of,rluetnE Ie
(sEpBzrlEJaua8
-senu ua 'uEf,.rBru anb ou unE BrSolopoleul Á sanbo¡ua ap uorJElII;:
EI 'sof,rplgJor{ seurelquro sol ep olpnlse le ercd'e¡r¡anbe¡ ErJue8Ja^uof, Irrr.r:. -
elsg'EJr89lEeua8 uorf,B8rtse^ur EI rod uarqurBl sopEJlsn[ solf,adsB Brf,Br{ egutP -:'
oJrJglsrq Oruorurlsal oruof, uorf,Ezrlrtn slnJ
(oueunq oluslluslJodluos
IaP soF.r-
sorto 'sEruelqtua sollanbe ua te¡¡eq souIepod sEruapp oJed'opplEges soueq ou: -
'ua8ralrp so^rpedsal soqurnJ sol6rnbe ep rrued E :rEIntIt lep peplruepl BI ap L
-eJdxo BI apuerduof, es olos sErJeruJE sEI ep rs
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ep rrlnpap repod EJBd alqrpurJseJdril asBq se BuosJed ?un eP e:r8o¡uauaS u, -
-od I s¿lcuepueJse sel op oluarrurJouoJ Ie 'orquef, ug 'sellf,lldxe seru seluelti ..
uEluens eJdruers rsEf, enbJod'socrp¡erag ssruslqrus sol e sEqenJd ouo¡ JrJJllr-:- "
uEJqEq sErSolBsueS sEI sef,e^ sBrursrJ?J olgs 'solr8olB3ue8 seuenbse sol uol u,
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'Eq?uode lprf,uBlsns EpEu enb ouJopB o olueueldurof, oJalu un'ef,UBt8 L: -
(ol8rs oJlssnu oP ssPsJaP sEJatuui -.
-snlr Eun J3s ep usqBSEd ou ssrJsr.uJE sBI
sBf,r8gl¿eue8 serqo sEI ue :Erf,uopuodap efiP ep uorf,Enlls ?un Elrqnf,ua 'F..
ug'sodruB3 sogruE ue sauu sof,Iur,l sol uEJnlllsuof, EuJepou Á IBAaIPeuIoft'.] - -
3p sslqou se[Purl sol 3P seruJu s?l .( sBrSolPaueS sel usJe sel9nf, Jaf,ouo] , :
'socrp¡eraq setuelqure sol op olpnlsa Ia ErEd EJlSoloanbre-oJlrolslq uolrt't--- .
JEfEnJ ep soluB aJeu uorJErJosE ET'6rsosBf,se Ánu¡ uos ssf,ItEtual sEIJuaP::.
orqll etse eP olrsodord ,( uozBu 'I
 Los emblemas heráldicos. Novecientos años de historia

bre, porque influirá tanto en lo puramente físico, en su herencia genética, como

en su trayectoria social. Es sólo en este último aspecto ¡ evidentemente, sólo en
el ámbito temporal, geográfico y social en el que tuvieron vigencia las armerías.
donde confluyen y se podrían acoplar entre sí los testimonios genealógicos con
los heráldicos. Las relaciones, entendidas de aquel modo restrictivo o de este otro
amplio, han de establecerse siempre a partir de la "lectura, de los testimonios he-
ráldicos, puesto que son por naturalezauna mera forma plástica, de la cual hemos
de extraer un contenido conceptual, hemos de interpretar sus significados.

Evolución continua. Periodos

Quizá el rasgo más importante del sistema heráldico sea el de constituir un con-
junto dinámico, en continuo cambio, que, como lengua viva, se re-crea cada vr.
que se usa, porque hasta la época de decadencia se usaba como expresión espor-
tánea, no como reconstitución arqueológica. Después de los procesos creativt -
de la primena etap\ en las sucesivas elecciones de emblemas, en sus combin.',-
ciones, en sus formas de presentación, en sus mismos diseños se va re-creando .
conjunto heráldico. Sus elementos se influyen entre sí y reciben constantemer::.
influencias exteriores. Todo este proceso de evolución o fermentación está impr: .

sado por una actitud humana de imitación, igual que ocurre con otras creacior:,-
colectivas: lenguaje, vestidos, etc.
El cambio es perpetuo; la evolución es continua, pero su velocidad varía. H.
etapas de evolución más lenta y otras, por el contrario, innovadoras, en la que se .i. -
leran los cambios, en probable consonancia con otros fenómenos sociales. E incl::-
parece observarse que la velocidad alcanzada es cada vezmayori en el siglo xI la .'.
lución fue pausada; más rápida la del siglo xIv y con celeridad incomparablem.-''
mayor se está desarrollando la actual,la que nos ha tocado vivir, quizá sin que :-
demos perfecta cuenta del hecho. Y en esos cambios de la sociedad en su conju:--
tanto en los aspectos meramente formales como en los ideológicos que los suster:'
tiene un papel esencial la imitación. De modo más o menos consciente, cad¿1 -
tiende a copiar lo que ve a su alrededor, en su círculo de relación, en las gentc- .
su condición social, de su región ¡ naturalmente, de su tiempo. De esta mans:.
difunden los cambios,las novedades: sin ruido, sin estridencias, sin acontecimic:''
fuera de lo común. No son noticia; rarísima vez los recogen las crónicas, porc-'-
transformación progresiva y suave necesita una perspectiva en el tiempo p¿lr.,
advertida. Pero la difusión avanz de modo imparable, al modo que lo hac.:-
procesos de la Naturaleza;su eficacia reside en el grandísimo número de per.
implicadas y en la consolidación que posee lo establecido de manera no forz¿rJ.:

-40-
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'¡elrateur oDedse Ie uE 'saJelrlrtu seuorJun, sEI ep sepu(a1e s¿uos¡ad e ,( sa.rot.re¡ur
sedec er:eq 'peparcos e¡ ue 'rse uapuerua aS 'ugrsn rp epñgt eun uer8ol soJlplerau
ser.ualqua so¡'¡euosred l.reqrure¡ ugr)pf,Urluapr ap JaIJEJBI Iep Erf,uenf,asuof, oruo'l
'OttI Á SZZ| arlue oPenlIS esr¿raPlsuoc apend orIPIPraq opo¡.red opun8es ¡g
'of,rplpJar{ eruelsrs ¡a e;ed elcueuodu¡r ue¡8 e:-
,( sofalduor sose¡o¡d re3n1 uauarl IBnJ Ie etueJnp 'uor)eul.ro¡ ap oporrad un elsr\ -
(otsendxa satue opltuas ue sarlurJl so¡ ardurats sopureplsuor)
Ie SZZI E stI I aCI
'eursPow PEPS EI ue ErJuePef,eP ns oIUDln r( *
f Ínrx Iep seug p Juar^erqos anb'srsr¡c EI Írux Ie uof, ora8r¡ o^les- áP -
-oserleJ
-uloc anb 'o¡lo.rresap ¡e Írrx oprs 1e ua sauaSr.ro sol :salstueruepun, sedela oJtr:- -
ep srsrlgue Ia atuerpeu osJnf, ns sou¡a.rrn8es'euedsg E elueJaJeJ ol uE'uorf,nl(, '
ns opualSlrrp f euralsls Ie opuelepou¡ odu¡art orusnu IE uE^ sauorf,f,Eal selsa .i si
-uelsunf,Jr¡ serdo¡d sns un8as opeuorf,Jeal Eq pEperf,os Bppf,'socrp¡g.raq sErue]q.-.
sol etuv'odualt Iep osJnf,sueJt Ie ue souJelxe saJolf,B, sol uof, ope8n[uoc uru -
oruof, EJor1E Jeurruexe euer^uoJ Íer¡uelsxa ns ua8r.r anb sosaco.¡d so¡ tas ep oF
ns otrJf,sep soruoH'ouJruoual ¡ap ora¡duloJ oluerrurJouof, Ie se(u souJef,¡a¡e .i .
-lplgJeq setuelqtua ep osn ¡ap'seueurnq (serurt¡r.r sESnEf, sBI ue elueuepun¡ord >-.
¡e¡tauad atru.rad ocrSo¡odolue-of,rJgtsrq opBurruouep souaq anb anbo¡ua ¡1
'of,rplerar{ olun[uo: alqerre^ e]uauelqop ¡e.rauodxe r( rapuarduro¡ e¡ed alu¡:
se peprTrrn ns o.¡ad 'sepu¡u ou 'seprng ¡s rod ep uos secggrSoaS f sa¡erodruat s; -.
-rlrp sB-J'an¡ anb o¡ ap ezrrrafqo uor¡dr.rcsap ou o.rad'ocrp¡ereq Bruelsrs le ns L'.t.':
'
'¡olne ¡ap orcrn[ e 'enb ol ep uorsardxa :peplleeJ EI ep epeía1e erdoln e.rnd r'-:
'encrqn f ¡e.roduralur'sa¡unueur sofarl sotupl ap uorcrsodxe E-I'soJrplgJer{ soli .
sol ua elcueuodu¡r ¡elrder'o,{rlp o¡.lod (uouen e:Éo¡ouorc r( ecgerSoa8 s..
-ueurp sE'I 'f,la 'secrlr¡od I secrtuouof,e serJuelsunc.n¡ ¡od 'uorf,ef,lunu¡oJ ap -'
-nteu sEI^ se¡ rod s¿prnuur'sa.ru¡n8a.r¡l uerqtust uos uor:e8edo.rd ep seeJe sr''-
'sotrrrpnlu salue anb ¡e oaueluodsa f Ie¡nleu ral)eJe) ase ep ElJuanf,esuor r -.
'son8rluo¡ sodu¡e¡ ue uef,aluof,e anb so¡ uoJ saluaJegoc Á selqrredu¡oc eluar---
-ef,au uos e;ernb¡un: odu¡e¡ un uo sorgrxpf, so1 'uorf,E^Jasqo ap eaJe Ia oprj'::
opour ep souretelrp ou anb e.rdurers 'sacrrl:a.rrp sese JIJqnJSap a¡qrsod s3 IS LI,
Iru uE ¿seJlseeru seeull s?rusrru seun'seunuloJ seJrJlJeJIp seun sepot uaui:-:
aJlua saluaJegof, uos? soduref, setueJaJrp Ánur ua so[uslJasqo anb seuor]',
-sueJt sel :algptr^aur a8¡ns etun8a¡d e¡'e.ra¡aoe as peprlolerr e¡ anb sol ua !
oun ue'opor.rad opeunuJalep un ue soprf,ee)e sorqrue3 sosJe^Ip sol JEZIIEUT :
orqll etse ap otrsodord ,( uozEu 'I
 I-os emblemas heráldicos. Novecientos aíros de historia

tica del período es la gran influencia ejercida por las formas del área anglofrancesa.
Es, entre nosotros, la era de la caballería, que trae la inclinación a los adornos 1,
galas vistosos y ricos. Decae la sencillez, el relieve cromático en los emblemas del
escudo, porque no son ya necesarios. La tendencia desborda en los ornamentos
exteriores, en elementos paraheráldicos como las cimeras, los soportes, las divisas.
los collares, en los que se desarrolla el gusto por el fasto y la riqueza.
Entre 1450 y 1550 se sitúa la reacción de signo nobiliario. Contra el derecho
de cualquier persona a adoptar las armas que le pluguieran, siempre que no usurp¿l-
se las de otro de su entorno, se impone la tesis contraria, que sólo los nobles pueder:
lícitamente usar armerías. Las causas de esta reacción son varias. Por un lado,la co-
rriente de opinión que consideraba las armerías como «marcas de honor" a trar-é:
de su carácter de rememoración de un pasado cierta o supuestamente glorioso. Po:
otro, se vio favorecida por la fuerte disminución en el uso del sello que se obser..:
a fines del siglo xrv, disminución del orden del 50% en Navarra y del25% en C.:-
taluña. El sello de placa era el principal muchas veces el único- soporte de l.:-
-y
armerías y emblemas en las clases inferiores. Este recorte por abajo del conjun:
heráldico desplaza su centro de gravedad hacia las clases superiores y suprime
entrada de formas nuevas, menos regulares y más creativas.
Por último, enla caída del Antiguo Régimen,los emblemas heráldicos se c( "
sideraron englobados entre los conceptos proscritos de "nobleza,, y "feudalism,
No pudo salvarse un aspecto histórico, porque no existía parala opinión gene:
formada por los libritos que presentaban un sistema heráldico intemporal v i:-
cuo, despegado de la realidad; además de falso, carente de interés. La consecue: -
fue el descrédito del sistema heráldico que aún padecemos y todavía peor Qr::
descrédito fue el desconocimiento de su verdadero ser y de su historia. Se oculr
verdadero carácter, su auténtica manera de insertarse en la sociedad de la Eu:
occidental desde el siglo xu. Es lo que pretendemos exponer en estas páginir..

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