El Saneamiento en El Derecho Contractual

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O
DEL
UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUMBES
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA
ESCUEL
A

DERECHO CIVIL VII: FUENTES DE LAS OBLIGACIONES CONTRATOS


"El saneamiento en el derecho contractual: Doctrina y casuística.
"

REDACTADO POR:
ADRIANA DEL AGUILA SOTO
PARA:
HUGO CHANDUVI VARGAS

TUMBES-PERU
RESUMEN
El contrato a favor de tercero pertenece a los contratos regulados en Perú a
través de la figura de la Estipulación a favor de tercero que a su vez forma parte de la
Declaración unilateral de la voluntad. Se trata de una categoría de contratos en los que
se establece una prestación o beneficio (bien o servicio) a favor de un tercero
(beneficiario), que debe estar identificado con suficiente certeza, pero no es requisito
que exista al momento de la celebración del contrato, debido a que puede ser designado
posteriormente. Es una figura que puede incluirse en una diversidad de contratos, como
la compraventa o el arrendamiento, entre otros. A su vez, ha sido objeto de regulación
internacional en diversos instrumentos como en los Principios UNIDROIT sobre
Contratos Comerciales Internacionales, entre otros.

Su finalidad económica se plasma en un mecanismo que obtiene dos resultados:


el cumplimiento de una obligación por parte del promitente frente al estipulante que
ejecuta la prestación a favor del tercero, y que el estipulante vea satisfecho su interés
respecto del propio beneficiario a través del promitente. Asimismo, el contrato a favor
de tercero se asemeja estrechamente al subcontrato, pero existen características
fundamentales que permiten diferenciarlos.

Palabras claves: Estipulación en favor de tercero, estipulación, subcontrato.


ABSTRAC
The contract in favor of a third party belongs to the class of contracts regulated
in Mexico by the figure of Stipulation in favor of a third party, which at the same time is
part of the unilateral declaration of will. This is a category of contracts in which a
benefit (good or service) is established in favor of a third party (beneficiary), which
must be identified with sufficient certainty, but which does not need not exist at the time
of the conclusion of the contract, since it may be designated further on. This agreement
is a figure that can be included in a variety of contracts, such as purchase and sale, lease,
among others. At the same time, it has been subject to international regulation in many
instruments as the UNIDROIT Principles of International Commercial Contracts,
among others.

The economic purpose of the contract is embodied in a mechanism that obtains two
results: the fulfilment of an obligation by the promisor towards the stipulator by
performing the service in favor of the third party, and the stipulator's interest towards
the promisee himself through the promisor. Likewise, the contract in favor of a third
party is closely similar to a subcontract, but there are certain characteristics between the
two which make it possible to differentiate them.

Keywords: Stipulation in favor of a third party, stipulation, subcontract.


Tabla de contenido
INTRODUCCION............................................................................................................................5
SANEAMIENTO EN EL DERECHO CONTRACTUAL..........................................................................7
1. Contrato...........................................................................................................................7
2. Partes del contrato y terceros..........................................................................................9
Partes del contrato.............................................................................................................10
Terceros..............................................................................................................................11
3. Concepto........................................................................................................................13
4. Clases de saneamiento...................................................................................................14
CASO PRACTICO.........................................................................................................................15
CONCLUSIONES..........................................................................................................................20
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS..................................................................................................21
INTRODUCCION
La obligación de saneamiento tiene su origen en la mancipatio romana, llevada a
cabo mediante el cobre y la balanza y de conformidad con la Ley de las Doce Tablas. El
mancipante vendedor estaba obligado a garantizar la propiedad del comprador en el
caso que un tercero impugnase la validez del derecho adquirido por éste último.

Más tarde en la compraventa consensual se incluía una cláusula accesoria por la


cual se establecía que el vendedor es responsable por los vicios jurídicos que presente la
cosa vendida. La cantidad que el vendedor se obligaba a pagar al comprador en caso de
evicción, podía variar del simple al cuádruplo, pero generalmente el vendedor se
obligaba a pagar el doble del precio recibido (stipulatio duplae). Posteriormente el
Derecho romano consideró la obligación de sanear como un elemento de la
compraventa que operaba aun cuando no hubiera pacto.

El derogado código civil de 1852, inspirado en el Código de Napoleón, reguló


solamente la evicción y el saneamiento en quince artículos. El, también, derogado
Código civil de 1936 trató del saneamiento por evicción y por vicios redhibitorios en las
disposiciones generales de los contratos, limitando su aplicación a los contratos
onerosos en los que se transfiera la propiedad, posesión o uso de una cosa.

El Código civil vigente de 1984 clasifica a las obligaciones de saneamiento en


cuatro rubros: 1) disposiciones generales; 2) saneamiento por evicción; 3) saneamiento
por vicios ocultos; y 4) saneamiento por hechos propios del transferente. Sus normas
son aplicables tanto a los contratos a título oneroso como a título gratuito.

La obligación de sanear por evicción, por vicios redhibitorios y por hechos


propios del transferente tiene lugar por ministerio de la ley, aunque las partes no la
hayan estipulado expresamente. Las partes contratantes pueden convenir que la
obligación de sanear sea aumentada, disminuida o suprimida totalmente. Pero la
convención no funciona cuando se pretenda liberar o limitar la obligación de
saneamiento del transferente por un hecho voluntario suyo o cuando éste, en la
celebración del contrato, ha actuado con dolo o culpa inexcusable, porque no se puede
tolerar que el transferente se aproveche de su propio fraude, ni se puede admitir que el
adquirente haya querido que lo engañen impunemente.

La obligación de saneamiento del transferente por sus hechos propios, por


evicción y por vicios ocultos es objetiva, puesto que responde prescindiendo de su
culpabilidad, por el solo hecho de que el adquirente no puede destinar el bien a la
finalidad de la adquisición. El dolo o la culpa del transferente solamente agrava su
responsabilidad haciéndola extensiva al resarcimiento de los daños por haber conocido
o estado en la posibilidad de conocer que no le pertenece el derecho que transfiere o que
el bien cuyo derecho transfiere adolece de vicios ocultos.

Para el Derecho peruano, evicción no es la simple interposición de una demanda


de evicción, sino el despojo al adquirente del bien adquirido por efecto de una
resolución judicial o administrativa firme dictada en el procedo judicial de evicción o en
el respectivo proceso administrativo. Vicio oculto o redhibitorio es el defecto grave y
oculto que se encuentra en el bien adquirido a título oneroso o gratuito. Saneamiento es
la obligación de resarcir que tiene el transferente frente al adquirente impedido de
destinar el bien a la finalidad de la adquisición como consecuencia de la evicción, los
vicios ocultos o hechos del propio transferente.
SANEAMIENTO EN EL DERECHO CONTRACTUAL

1. Contrato

Nuestro Código Civil define al contrato de la siguiente manera:

“Artículo 1351.- El contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear,

regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial.”

De esta definición tenemos que hacer algunas observaciones:

a) De la expresión "acuerdo de dos o más partes para crear, regular... " pareciera

que nuestro legislador ha tomado como posición aquella doctrina, actualmente

superada, de la voluntad. En dicha doctrina, se creía que la voluntad interna o

subjetiva del actor era el elemento idóneo para crear efectos jurídicos, es decir,

que basta la declaración del sujeto para que se generen efectos jurídicos.

b) Cabe destacar que un acuerdo no siempre va a ser un contrato, pero éste siempre

va a ser una subcategoría de aquel. Me explico, la noción de acuerdo no es dada

por el legislador, pero sí por la doctrina como una expresión genérica que alude

a la unión de dos o más voluntades. Los acuerdos pueden tener por objeto

relaciones jurídicas patrimoniales (como el contrato) pero también puede haber

los que tienen relaciones jurídicas extramatrimoniales (es el caso del

matrimonio).

c) Del mismo modo, se abre la polémica, ya superada también, de si lo que buscan

las partes son efectos jurídicos o efectos prácticos.

d) Es gracias a la autonomía privada que la manifestación de voluntad de las partes,

y no su voluntad subjetiva, ¡haga posible la creación, modificación o extinción

del reglamento negocia!; ya que, dicho poder otorgado por el ordenamiento


jurídico hace que las disposiciones o preceptos contractuales sean vinculantes a

ambas partes.

e) Los contratos son fuente de obligaciones y otros efectos. Téngase en

consideración de que el contrato no solo tiene efectos obligatorios sino también

reales.

f) Todo contrato debe de tener un contenido patrimonial y la prestación debe de ser

económicamente estimable. Para determinar cuándo una prestación tiene

contenido patrimonial la doctrina ha seguido dos posturas, la subjetiva o la

objetiva. El criterio que la teoría subjetiva emplea es aquel que considera que el

carácter patrimonial de la prestación es dado por la estimación de las partes de la

relación obligatoria, es decir, que son las partes las que determinan la valoración

económica de la prestación. De modo contrario, la teoría objetiva, la cual

seguimos, indica que el criterio-parámetro para valorar si una prestación es

económicamente estimable (y por tanto jurídicamente debida) es aquel que

realiza su valorización en términos socioeconómicos usuales que puede, incluso,

ser percibido por un tercero (el juez).

g) Por último, es pertinente mencionar que en el contrato se pueden identificar dos

perspectivas: una estática y otra dinámica.

En la estática: “El contrato es fuente de situaciones jurídicas subjetivas y

relaciones jurídicas o fuente de creación, regulación, modificación, transferencia

o extinción de situaciones jurídicas subjetivas y de relaciones jurídicas."

En la dinámica: "El contrato se situará ante la situación jurídica subjetiva y la

relación jurídica creada, regulada, modificada, transferida o extinguida por el

contrato y se verifica de qué modo el contrato -que ha sido su fuente- continúa


siendo eficaz, idóneo, para que a través de dicha situación alcance los fines

prácticos que llevaron a las partes a contratar."

Es decir, que para que el contrato sea eficaz no se necesita solamente la

configuración de una situación jurídica subjetiva y una relación jurídica -

momento estático- sino además la verificación de que dicha situación jurídica y

relación jurídica (que el contrato ha regulado) realicen plenamente las

finalidades de las partes -momento dinámico-

En resumen: el ordenamiento jurídico delega a los particulares el poder de crear

reglas vinculantes, este poder autónomo es la autonomía privada. Los actos de

autonomía privada son los negocios jurídicos, dentro de ellos están los contratos que

pueden ser definidos como el resultado de las declaraciones de voluntad de las partes,

resultado que consiste en la creación de un reglamento de intereses encaminado a la

satisfacción de los intereses de la voluntad negocial

2. Partes del contrato y terceros

Una vez terminada esta parte introductoria, comenzaremos por mencionar los 4

elementos que conforman la estructura del contrato y que a su vez determinan su validez

y eficacia.

a) Las partes del contrato.

b) El acuerdo o consentimiento.

c) El objeto.

d) La causa.
e) La formalidad obligatoria

Para fines de esta parte del trabajo sólo nos vamos a enfocar en el literal a.

Partes del contrato


Si se entiende que requisito de toda relación jurídica obligatoria es la

identificación de las partes, no debería haber problema en sostener que en los contratos

(como fuente de obligaciones) las partes constituyen, también, un elemento de validez o

existencia.

En definitiva: "Conocer quién asume el compromiso y frente a quién lo asume,

es tan importante como conocer qué cosa es lo que uno se obliga hacer. Por lo tanto, los

sujetos son, al igual que el objeto, un requisito o elemento esencial del contrato."

Parte, es aquella persona a quien le pertenece el interés que se va a regular a

través del negocio jurídico (contrato). Para Messineo parte contractual es un centro de

intereses27 que en principio puede estar conformada por un sujeto que persigue un

interés determinado con el contrato, pero puede suceder también que la posición de

parte contractual esté conformada por varios sujetos que tienen un interés en común

(parte compleja o compuesta). Entonces se puede afirmar que sin importar el número de

sujetos de derecho que puedan intervenir, estos siempre van a constituir una parte única

con respecto a las demás partes que intervienen el contrato. Por otro lado, se llamará

contraparte a aquella parte que actúa en contraposición con la otra.

La parte, puede ser considerada o determinada también bajo dos perspectivas

a) Parte en sentido formal: es la persona que celebra el negocio jurídico

personalmente.
b) Parte sustancial o material: es la persona que ha quedado vinculada a través

del negocio jurídico.

Por lo general, ambas partes coinciden en la misma persona, pero hay casos

excepcionales en donde la persona que celebra el contrato no es la que queda vinculada

a él, sino otra.

En estos casos excepcionales encontramos al representante y al nuncio.

En la representación se le otorga a una persona la legitimidad para producir

mediante su actividad la mutación de una esfera jurídica distinta a la suya. De ese modo,

el representado es la parte sustancial ya que es la persona interesada en los efectos del

negocio y el representante es la parte formal por ser él que actúa y celebra el contrato.

En el caso del nuncio, éste también tiene la facultad de celebrar el contrato cuyos

efectos vincularán a otra persona, sin embargo, el sólo puede declarar la voluntad de

otro ya que su actividad consiste en transmitir exactamente lo que otro ha dicho,

indicando esa circunstancia a la otra parte.

La diferencia entre nuncio y representante está en que mientras este declara su

voluntad en nombre de otro, aquel solo declara la voluntad de otro.

Terceros
A pesar de que resulta "relativamente fácil" la identificación de quién es un

tercero en un contrato, creemos que es conveniente formular algunos comentarios al

respecto.

Podríamos definir al tercero como aquel sujeto que no es parte (formal o

material) del contrato, de ese modo los efectos del negocio no pueden recaer sobre él

(principio de relatividad de los efectos del contrato). Así las cosas, los terceros son
ajenos a la relación jurídica (como nexo jurídico que une a las partes) que compone al

contrato cuyos efectos sólo tienen eficacia entre las partes contractuales.

El contrato, entonces, no puede generar efectos perjudiciales ni beneficiarios

hacia los terceros. Sin embargo, de esta afirmación no se puede llegar a la conclusión de

que el contrato no existe para ellos y que, por lo tanto, lo puedan desconocer, es decir,

que el contrato no les sea oponible.

Como menciona Mosset "El contrato es oponible frente a todos, erga omnes. Es

un error creer que sólo los derechos reales se dan erga omnes y que por eso son

absolutos. Toda relación jurídica, sea real o personal, se da erga onmes y debe de ser

respetada por los terceros; su violación apareja siempre responsabilidad."

Para terminar esta parte de nuestro trabajo queremos mostrar, a modo de

ejemplo, como interviene el tercero en el contrato de promesa del hecho de un tercero.

En este contrato, el promitente le promete al promisorio que un tercero realizará

un hecho y que en caso de que esto último no suceda, el promitente le pagará una

indemnización. Nótese que el contrato es válido y eficaz entre las partes del contrato, no

existe vinculación con el tercero; en caso de que éste no realice el hecho, el promisorio

no le puede exigir el cumplimiento del hecho prometido, porque no tiene vinculación

alguna con este, es decir, no hay una relación jurídica obligatoria entre promisorio y

tercero. La relación jurídica se compone entre promisorio y promitente, el tercero es

ajeno a las situaciones jurídicas subjetivas que van a derivar del contrato.

De ese modo, se comprende que el promisorio tiene una situación jurídica

potestativa y el promitente una situación jurídica de sujeción en caso de que el tercero

incumple, o mejor dicho no realice, el hecho que ha sido prometido. No hay un efecto

jurídico hipotético ante la concreta no realización del hecho por parte del tercero que lo
haga participar como responsable solidario junto con el promitente en la indemnización.

El promisorio, tiene la potestad de exigir el pago de la indemnización en caso de que el

tercero no haga el hecho sólo al promitente y no al tercero.

3. Concepto.
Artículo 1485.- En virtud del saneamiento el transferente está obligado a

responder frente al adquirente por la evicción, por los vicios ocultos del

bien o por sus hechos propios, que no permitan destinar el bien

transferido a la finalidad para la cual fue adquirido o que disminuyan su

valor.

Se adquiere un bien en propiedad, uso o posesión para destinarlo a la producción

de otros bienes o servicios, o para revenderlo, donarlo, entregarlo en garantía, en

préstamo, exhibirlo, guardarlo, consumirlo, para cualquier uso lícito que se le pueda dar

en el futuro de acuerdo a su naturaleza, para usufructuarlo, etcétera.

Por ejemplo, si el caballo comprado para fines de reproducción es impotente

(vicio oculto), o si A vende a B un bien que es de propiedad de C, por lo que éste

demanda al comprador por reivindicación y obtiene una sentencia que lo declara

propietario y condena a ese comprador a desocuparlo (el comprador es eviccionado del

bien); o el propietario de un fundo vende la parte baja conservando las tierras altas y,

después de la venta, desde las tierras altas desvía el curso de las aguas dejando sin agua

a las tierras bajas vendidas (el comprador se ve perjudicado por un hecho propio del

vendedor), es evidente, en estos tres ejemplos, que el adquirente no podrá destinar el

bien para la finalidad de la adquisición, por lo que su transferente debe resarcirlo del

perjuicio sufrido.
El art. 1485 define al saneamiento en los siguientes términos: “En virtud del

saneamiento el transferente está obligado a responder frente al adquirente por la

evicción, por los vicios ocultos del bien o por sus hechos propios, que no permitan

destinar el bien transferido a la finalidad para la cual fue adquirido o que disminuyan su

valor”. Es decir, el saneamiento es la institución destinada exclusivamente a que el

transferente compense (indemnice, resarza) al adquirente por la privación de su derecho

a destinar el bien a la finalidad para la cual fue adquirido o que disminuya su valor para

ese efecto como consecuencia de la evicción, los vicios ocultos del bien o los hechos

propios del transferente.

4. Clases de saneamiento

La obligación de saneamiento es de tres clases: a) Saneamiento por evicción; b)

Saneamiento por vicios ocultos o redhibitorios; y c) Saneamiento por hecho propio del

transferente.

El transferente solamente está obligado a sanear por la pérdida sufrida injustamente

por el adquirente como consecuencia de la evicción, los vicios ocultos o el hecho propio

del transferente, que hacen inútil el bien para la finalidad para la cual fue adquirido o

cuando disminuyan considerablemente su valor para dicha finalidad. El transferente está

obligado a salvaguardar al adquirente contra las consecuencias de no poder destinar el

bien a la finalidad estipulada en el contrato debido a la evicción, los vicios ocultos o por

sus hechos propios; el transferente responde ante su adquirente independientemente de

su dolo o culpa, los cuales tienen relevancia únicamente para la indemnización de

daños.
Procede la obligación de sanear tanto en los contratos a título oneroso como en los a

título gratuito por los que se transfiere la propiedad, uso o posesión de un bien. Si la

naturaleza jurídica, explicación o fundamente del saneamiento no consiste en asegurar

la equivalencia entre lo que se da como prestación y lo que se recibe como

contraprestación, sino que el adquirente pueda destinar el bien adquirido a la finalidad

de la adquisición prevista en el contrato, y, a falta de previsión, a su destino normal, y

que si no puede darle ese destino por efecto de la evicción o de los vicios ocultos, sea

indemnizado por todos los perjuicios sufridos, lo mismo da que el contrato traslativo sea

a título oneroso o gratuito.

CASO PRACTICO
I. Hechos

"Cuando acepté la oferta del Real Madrid, dijeron que había caducado".
Estas fueron las palabras que el ahora excapitán del Real Madrid, Sergio
Ramos, dio durante su ceremonia de despedida. De esta manera, el jugador
llegó al final de su trayectoria en el club merengue, dejando detrás sí 22
títulos en el Santiago Bernabéu.

El caso se torna curioso por las palabras dadas por el mismo Ramos, quien
aseguró que desconocía que dicha oferta contaba con fecha de caducidad,
pero al mismo tiempo afirmó que fue él mismo quien le informó a
Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, que planificara la siguiente
temporada sin él.
Según el diario El Español, las negociaciones entre Ramos y el presidente
del club habrían iniciado el 30 de diciembre del 2020, donde se le ofreció al
jugador una oferta de un año de contrato con una rebaja salarial del 10%
por las consecuencias de la pandemia. Sin embargo, el jugador habría
rechazado dicha propuesta inicial y las conversaciones se fueron alargando
hasta que el club informó al jugador sobre una oferta final con el 31 de
marzo de 2021, como fecha límite para contestar. Es antes de dicha fecha
que Sergio Ramos le informa a Florentino Pérez que forme la plantilla sin
él, dejando a entender que rechazaba la oferta.

Después de pasada la fecha límite de la oferta, específicamente recién la


semana pasada, Ramos decidió dar marcha atrás a su negativa e informó
al club su intención de aceptar la oferta. No obstante, como ya había
quedado claro, la fecha límite para responder era el 31 de marzo, por lo que
se le comunicó a Ramos que la oferta había caducado.

Este caso nos permite analizar la importancia de la aceptación oportuna de


la oferta para la formación del consentimiento del contrato. Para poder
explicar mejor este tema, y poder explicar por qué la decisión del Madrid
resulta ser de justicia, analizaremos la normativa vigente en el derecho
español respecto a la oferta y la aceptación en los contratos. Asimismo,
veremos el caso según la normativa peruana.

II. El contrato y su consentimiento en el Derecho español

La figura del contrato se encuentra regulado por el artículo


1254º del Código Civil español. Este artículo especifica que el contrato
existe desde que una o varias personas deciden obligarse, respecto de otra u
otras, a entregar algún bien o a prestar algún servicio. De dicho artículo se
deriva que los contratos son aquellos negocios jurídicos destinados a crear,
modificar, transferir o extinguir derechos patrimoniales.

Para poder configurar un contrato, este debe contar con ciertos elementos
esenciales, ya que la falta de estos acarrea la nulidad del contrato. Estos
elementos se encuentran presentes en el artículo 1261 del Código Civil
español:

Artículo 1261. No hay contrato sino cuando concurren los requisitos


siguientes:
1.º Consentimiento de los contratantes.
2.º Objeto cierto que sea materia del contrato.
3.º Causa de la obligación que se establezca.

Para efectos del presente análisis nos enfocaremos en el primer requisito, el


consentimiento de los contratantes. Para ello, debemos remitirnos
al artículo 1262 el cual menciona que: “El consentimiento se manifiesta
por el concurso de la oferta y de la aceptación sobre la cosa y la causa que
han de constituir el contrato”. En este sentido, podemos ver que el modo de
manifestar el acuerdo de voluntades entre las partes regulado por el Código
Civil español es el de la conjunción de dos declaraciones. Por un lado,
encontramos a la oferta, por el otro, la aceptación de dicha demanda. La
concurrencia de estas dos manifestaciones termina de formar el contrato.

III. El consentimiento en el Derecho peruano

El consentimiento en los contratos se encuentra regulado por el artículo


1373º del Código Civil , el cual establece que “el contrato queda
perfeccionado en el momento y lugar en que la aceptación es conocida por
el oferente”. De esta manera, al igual que el Código Civil español, se
establece que el consentimiento supone la concurrencia de la oferta con la
aceptación.

Por un lado, la oferta se considera a aquel ofrecimiento realizado a una


persona determinada, la cual obliga al oferente. Esta tiene como
requisitos: (i) que sea completa; (ii) que se emita con la intención de
contratar; (iii) que se determine el oferente. Asimismo, se considera que, en
caso de la celebración de contratos solemnes, la oferta debe seguir la
misma forma exigida en el contrato,

Por otro lado, encontramos a la aceptación como aquella manifestación de


voluntad realizada por el destinatario en donde se comunica al oferente la
conformidad con los términos de la oferta. Al igual que la oferta, la
aceptación necesita cumplir ciertos requisitos para poder ser considerada
válida, los cuales son: (i) que sea congruente con la oferta; (ii) que sea
oportuna (dentro del plazo de la oferta); (iii) que se dirija al
oferente; (iv) que cumpla con la forma requerida.

IV. ¿Qué falló en la aceptación de Sergio Ramos?

Como ya mencionamos anteriormente, el contrato se perfecciona a través


de la oferta y la demanda. En el caso de Sergio Ramos, lo que hubo fue una
oferta por parte del Real Madrid con un plazo establecido, el cual era como
fecha límite el 31 de marzo de 2021. Como Sergio no manifestó su
voluntad antes de dicha fecha, la oferta se consideró como rechazada.
Asimismo, si bien Sergio Ramos otorgó una aceptación a dicha oferta, esta
se realizó recién en junio, cuando el plazo dado por la oferta ya había
expirado. Dicho en otras palabras, la oferta no fue oportuna, fue realizada
fuera de tiempo, por lo que para dicho tiempo la oferta ya no estaba
vigente.

Cabe destacar que, en la legislación nacional, según el artículo 1376, la


aceptación tardía o la oportuna que no sea conforme a la oferta equivalen a
una contra oferta. Asimismo, el oferente también puede optar por acepta la
aceptación, con tal de que de inmediato aviso al aceptante. Por lo tanto, en
el caso de Sergio Ramos, a la luz de nuestra legislación, la oferta podría
haber sido aceptada por el Madrid, si es que este como oferente hubiera
estado de acuerdo. Lastimosamente, hace unos días, el Real Madrid
anunció que el jugador se retiraría del club, lo cual supone que cualquier
intento de continuar con las negociaciones ha terminado.
CONCLUSIONES

Podemos concebir al saneamiento por evicción como aquella


obligación indemnizatoria que tiene el transferente frente al adquirente
cuando a este un tercero, con derecho anterior, le prive total o parcialmente
del uso, posesión o propiedad de un bien en virtud de una sentencia judicial
o administrativa.

Podemos concebir al saneamiento por vicios ocultos como aquella


obligación indemnizatoria que tiene el transferente frente al adquirente por
haberle enajenado un bien afectado de un vicio importante, no advertible al
momento de la transferencia, que impida la finalidad para la cual fue
adquirido o disminuya su uso a lo largo del tiempo.

Podemos concebir al saneamiento por hechos del propio


transferente como aquella obligación de no hacer correspondiente al
transferente frente al adquirente que involucra no realizar perturbaciones
reales de hecho (materiales) o de derecho (jurídicas) que puedan
desencadenar en la disminución del valor del bien transferido, reducción en
sus cualidades o que lo hagan inútil para la finalidad para la cual fue
adquirido.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 ARIAS SCHREIBER PEZET, Max (2011). Exégesis del Código Civil


peruano de 1984. Contratos –Parte General. Tomo I. Lima: Normas
Legales.
 DEGRAVE, Elise (2005). “La réparation et le remplacement d’une chose
vendue non conforme”. En: Annales de Droit de Louvain, vol, 65, n. 1-2,
pp. 129-195.
 ROSENVALD, Nelson (2010). Código Civil Comentado. Doutrina e
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São Paulo: Manole, pp. 502-503.
 ROSENVALD, Nelson (2010). Código Civil Comentado. Doutrina e
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São Paulo: Manole, pp. 508-510.
 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal (2012). Teoría general del contrato. Tomo
II. Lima: Instituto Pacífico.

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