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Concilio de Calcedonia
IV concilio ecuménico
de la Iglesia católica
Eutiquio
En 444, dos años después de la muerte de Cirilo, un anciano archimandrita de
Constantinopla, llamado Eutiquio, comenzó a predicar que la naturaleza humana de
Cristo estaba absorbida por la divina, de modo que, en la unión de ambas, no había
sino una naturaleza. Eutiquio se proclamaba seguidor de Cirilo de Alejandría; sus
tesis tuvieron muchos seguidores, entre ellos Dióscoro, sucesor de Cirilo en la
sede de Alejandría. La herejía de Eutiquio se denomina monofisita, del griego monos
(«uno») y physis («naturaleza»)
El «latrocinio de Éfeso»
Artículo principal: Latrocinio de Éfeso
Eutiquio no aceptó la autoridad del sínodo y recurrió al papa León I. Este
respondió con la Epístola Dogmática, en la que reafirmaba la doctrina de las dos
naturalezas. Esta solución no fue aceptada por Eutiquio ni por sus partidarios; a
instancias de Dióscoro, el emperador romano de Oriente, Teodosio II, monofisita,
convocó un sínodo general en Éfeso en agosto del año 449. Este acontecimiento es
denominado por los historiadores católicos «latrocinio de Éfeso», siguiendo una
expresión del papa León I. El nuevo sínodo declaró la absolución de Eutiquio,
anatematizando la doctrina de las dos naturalezas, y depuso a Flaviano, patriarca
de Constantinopla, quien fue conducido al destierro y falleció a consecuencia de
los malos tratos que le dispensaron sus captores.
El papa movió todos los hilos a su alcance para modificar la situación: escribió al
emperador Teodosio II, a su hermana Pulqueria, partidaria del entendimiento con
Roma, e intentó hacer intervenir al emperador de Occidente, Valentiniano III. Se
abrió una profunda crisis entre León I y Dióscoro, patriarca de Alejandría, quien
llegó a excomulgar al papa.
El Concilio
Concilio de Calcedonia
El Concilio se reunió en Calcedonia en octubre de 451. Asistieron unos 600 obispos,
de los que solamente dos eran occidentales, dejando aparte los legados pontificios.
Frente a la mayor estabilidad del imperio romano oriental, en occidente hay que
tener en cuenta que en ese año 451 se produciría el enfrentamiento con los hunos de
Atila (Batalla de los Campos Cataláunicos) y la famosa intervención, legendaria o
cierta [cita requerida], evitando que el huno marchara sobre Roma, del propio papa
León I. Unos años más tarde, en 455, en una situación similar, los vándalos de
Genserico saquearon Roma, pero el papa consiguió que se respetara la vida de sus
habitantes y que no fuera incendiada.
Los partidarios de Eutiquio debieron aceptar la Epístola del papa para continuar
formando parte de la Iglesia. Trece obispos egipcios, sin embargo, rehusaron
aceptarla, arguyendo que solo aceptarían «la fe tradicional».
Siguiendo, pues, a los Santos Padres, todos a una voz enseñamos que ha de
confesarse a uno solo y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto
en la divinidad y el mismo perfecto en la humanidad, Dios verdaderamente, y el
mismo verdaderamente hombre de alma racional y de cuerpo, consustancial con el
Padre en cuanto a la divinidad, y el mismo consustancial con nosotros en cuanto a
la humanidad, semejante en todo a nosotros, menos en el pecado [Hebr. 4, 15];
engendrado del Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en
los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen,
madre de Dios, en cuanto a la humanidad; que se ha de reconocer a uno solo y el
mismo Cristo Hijo Señor unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio,
sin división, sin separación, en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas
por causa de la unión, sino conservando, más bien, cada naturaleza su propiedad y
concurriendo en una sola persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en
dos personas, sino uno solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo,
como de antiguo acerca de Él nos enseñaron los profetas, y el mismo Jesucristo, y
nos lo ha trasmitido el Símbolo de los Padres. Así, pues, después de que con toda
exactitud y cuidado en todos sus aspectos fue por nosotros redactada esta fórmula,
definió el santo y ecuménico Concilio que a nadie será lícito profesar otra fe, ni
siquiera escribirla o componerla, ni sentirla, ni enseñarla a los demás.
En su canon 28, el Concilio aprobó que la sede de Constantinopla fuera la segunda
en importancia después de Roma, yendo en contra de lo estipulado en Nicea donde la
segunda sede más importante era Alejandría, lo que exacerbó aún más los caldeados
ánimos de la Iglesia en Egipto que vio que no solo era depuesto su patriarca, sino
que además era degradada en categoría, lo que desembocaría en el año 457 en el
cisma del patriarcado de Alejandría declarado por Timoteo Eluro y que da origen a
la Iglesia copta. Sin embargo la decisión del canon 28 fue tomada en ausencia de
los legados del papa y anulada por este.2 El ya nombrado Anatolio, que presidía,
escribió así al papa refiriéndose a esto: «quedando reservada a la autoridad de
Vuestra Beatitud toda la validez y la aprobación de tal acto».345
Se dice que en este concilio fue la primera vez que se utilizó el término griego
prosopon, que quiere decir máscara, para referirse a persona, como hoy conocemos el
término.
Cánones
El trabajo del concilio se completó con una serie de 30 cánones disciplinarios,
cuyos epítomes antiguos son:
Consecuencias
La principal consecuencia del Concilio fue el cisma de los monofisitas. El
patriarca de Alejandría no aceptó el concilio y finalmente terminó por escindir su
patriarcado del resto de la Iglesia. Muchos obispos repudiaron también el concilio
arguyendo que la doctrina de las dos naturalezas era prácticamente nestoriana. En
las principales sedes apostólicas del Imperio romano de Oriente, se abrió un
período de disputas entre monofisitas y ortodoxos, con diversas vicisitudes, en las
que intervinieron a menudo los emperadores. Aquí tiene su origen el cisma con las
Iglesias ortodoxas orientales, que aún hoy rechazan los resultados del Concilio: la
Iglesia copta que nació de la ruptura del patriarcado de Alejandría, la Iglesia
ortodoxa siríaca, que nació de la ruptura del patriarcado de Antioquía, la Iglesia
apostólica armenia, la Iglesia ortodoxa de Malankara de la India, la Iglesia
ortodoxa de Etiopía y la Iglesia ortodoxa de Eritrea.
Predecesor:
Concilio de Éfeso Concilio de Calcedonia
del 8 de octubre al 1 de noviembre de 451 Sucesor:
Concilio de Constantinopla II
Véase también
Facundo de Ermiane
Enseñanza ortodoxa oriental sobre el Filioque
Referencias
Schwartz, II, vol. I, pars altera, p. 81 (277) (Act. III); Mansi, VI, 971 (Act.
II)
Pio XII, CARTA ENCÍCLICA SEMPITERNUS REX CHRISTUS.
Anatolio a León M. Ep. 132, 4 (Migne PL 54, 1084; Mansi, VI, 278 s.)
«CATHOLIC ENCYCLOPEDIA: Council of Chalcedon». www.newadvent.org. Consultado el 7
de diciembre de 2018.
Migne, Jacquies Paul, Patrologia Latina, 54, 1038 & 1143
"NPNF2-14. The Seven Ecumenical Councils | Christian Classics Ethereal Library"
The Decrees of the Ecumenical Councils, Vol. 1, ed. Norman P. Tanner, S.J. (1990),
75–76.
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