Filosofía Como Praxis Terapéutica-3
Filosofía Como Praxis Terapéutica-3
Filosofía Como Praxis Terapéutica-3
Ponencia presentada por José Ramos Salguero, Dr. en Filosofía. Congreso Nacional de Filósofos Jóvenes. Granada, abril
de 2008
En esta ponencia quiero ofrecer mi visión crítica de la nueva corriente de filosofía aplicada denominada “Práctica
Filosófica” (PF) y, en particular, del Asesoramiento Filosófico (AF) individual, como contribución a su desarrollo desde mi
incipiente ejercicio (he estrenado la primera consulta filosófica de Andalucía oriental y soy conductor del primer café
filosófico auspiciado por la Administración local, en la Biblioteca provincial en Granada de la Junta de Andalucía, de lo cual
han dado cuenta diversos medios de comunicación local: prensa —diario Ideal--, televisión –Telenieve y Canal Sur,
programa “El club de las Ideas”-- y radio –Radio Albolote-). Esta nueva actividad, que se presenta como nueva profesión
basada en una vieja práctica, se encuentra aún en ciernes. Su presentación teórica es magra y esquemática y sus
concepciones metodológicas diversas. Por eso procede que sus prot/agonistas, los primeros que luchamos por su
constitución o institución cultural, expongan su concepción de la idea matriz del proyecto y desarrollen los principios
teóricos de su práctica.
Toda teoría es una interpretación, pero en una coyuntura incipiente como ésta del AF lo es mucho más. Explicarlo es
interpretarlo, porque por ahora es una idea, más que una teoría constituida. Lo que sigue constituye, pues, mi
interpretación, o es una de las interpretaciones constituyentes. De todos modos, sólo será un apunte de lo que
eventualmente querría convertir en un libro. No puede ser otra cosa en una ponencia. Seguiré el siguiente guión:
Filosofía.
estudio académico, que no es que sea una perversión sino que no es esto, aunque sea un fundamento. Cuando se
comprende qué es la filosofía académica, no se discute). Mi matiz: no es filosofía aplicada, sino filosofía real, actual,
existencial, verdadera. Es, más bien, aplicación no de la filosofía académica sino del saber académico sobre la filosofía. Es
aplicarse a filosofar, aplicarse a la filosofía, cuya noticia abstracta tranmite la Academia después de Platón (en la Academia
de Platón misma, que era una comunidad formativa, sí era filosofar, y la “Academia” actual transmite la noticia de esa
Academia original).
Se trata de apuntes y sugerencias que podrían desarrollarse más detenida y académicamente, y es precisamente mi
intención cumplir este desafío; estoy elaborando poco a poco un posible libro sobre ello. No cabe otra cosa en una
existencia y no esencia): CRISIS (Grecia –del mito al lógos--, MODERNIDAD, HEGEL, HUSSERL Y
HEIDEGGER, CRÍTICA, CRITICISMO (antirrelativismo, juicio y resolución propia como convicción crítica), FE EN LA
ILUSTRACIÓN como radical antropológico trascendental que da sentido a todo discurso y habla (argumento
definitivo de Habermas, relativismo como irreflexión y contradicción pragmática), fuerza moral, teoría auténtica del
animal teórico a fuer de práctico: ideas y creencias, alienación, autenticidad, Epicteto, “intelectualismo moral”, el
la medicalización o patologización de las crisis como alienación de la responsabilidad y autonomía. “PRAXIS” en Grecia y
en Achenbach. “TERAPIA”.
1. Noticia histórica fundación, asociaciones, extensión y aplicaciones hasta llegar a España: cfr. Barrientos.
2. Achenbach: Jung (cita), Gadamer, ocurrencia: filosofar, diálogo hermenéutico autocomprensivo, claridad, autonomía,
autenticidad.
3. Idea, pues: muchos problemas, como dice Jung, que trata la psicoterapia o que no se tratan y antes trataban los
confesores, no son patológicos, sino normales crisis y problemas de la vida, de los que se ocupa tradicionalmente la
filosofía.
4. Demanda atendida, sentido de la ocupación y reivindicación crítica: búsqueda de la sabiduría, no del saber, es decir:
de la vivencia personal, asimilación vital de la teoría necesaria para la vida.
Sobre esto:
a) es cierto que a veces se define la filosofía como búsqueda del saber, es decir, ciencia frente a mito u opinión,
evitando pudorosamente el sonrojo de “sabiduría” como virtud o realización personal.
b) Eso se debe a que la razón madura que surge en Occidente tiene muchos intereses, los abarca todos. Uno de
ellos es el “científico”, el que Habermas ha precisado como interés técnico de emancipación del dominio de la
naturaleza que llevas a las ciencias naturales empírico-analíticas. Y así se subraya a veces con unilateralidad
rendimiento de la reflexión de los primeros filósofos presocráticos, orillando lo que tiene de reflexión ética y
ocupación política (muchos de ellos fueron redactores de constituciones políticas: Parménides, invitado
humanista y ética (“carácter es destino”; confundimos el lógos particular con el universal y vivimos dormidos
con almas húmedas). Mucho más por cuanto, como resultado de la crisis de identidad surgida históricamente
con el dogmático reduccionismo positivista, el objetivismo fisicalista, de las ciencias la filosofía tiene complejo
(ya en Hegel y aun en Marx, y luego Husserl) de dudosa y cuestionada racionalidad y cientificidad.
Pero ya en Sócrates, expresa y centralmente, la filosofía se ocupa no ya del saber ético y político en
c)
particular, sino de la dimensión personal como fundamento de la colectiva e irreductible a ella. Sócrates, el
creador del neologismo “filosofía”, insiste, con su “conócete a ti mismo”, en la dimensión moral personal
que busca la justicia como condición de la felicidad, aunque valiéndose de la razón, hasta el punto de que
d) Así, el conocimiento del todo, la verdad abstracta, separada de lo personal, se ordena a la guía de la vida: el
conocimiento de uno mismo aúna lo universal y lo individual, como ya avisaba Heráclito (“sabio es que
reconozcas, siguiendo no a mí sino al Lógos, que todo es uno”, al igual que “muchos conocimientos no dan
comprensión y sabiduría”). Así se explicita y desarrolla en Platón: toda su magna especulación metafísica,
epistemológica sirve a la política pero centrándose en la ética aunque, de nuevo, eso implica racionalidad,
lógica, rigor conceptual. Y en su Academia se ocupa de todo este complejo proyecto racional.
e) Pero la Academia, al desarrollar la teoría necesaria y crítica como guía de la vida, ha transmitido la tradición
especulativa. Lo personal ha ido quedando, según se desarrolla la complejidad de las sociedades, en el
ámbito privado. Aunque no debemos engañarnos: la dimensión práctica de la filosofía, de los intereses de la
razón, no son sólo privados o individuales, sino colectivos, y se han ido encarnando, en Occidente, en las
instituciones públicas. Así, como señala O. Wilde, lo más moderno, la ciencia y la democracia, es un invento
Con la crisis del positivismo, y en tanto desde el Medievo la Iglesia se ha ocupado en parte de la orientación
f)
moral personal, la dimensión individual de la filosofía se ha quedado al cargo de la responsabilidad
La FP se presenta con una reividicación de sabiduría personal, práctica, moral. Nota la falta de orientación
individual en la cultura actual, en parte ocupada por la psicoterapia, de base filosófica. Y critica a la Academia
como “teórica”, poco práctica y sabia. Antiacademia es reivindicación sapiencial, práctica. Como diría Leibniz,
lleva razón en lo que afirma, pero no en lo que niega o reprocha: es justo y necesario reivindicar la función
personal de la sabiduría como objetivo de la filosofía, pero esta tarea no es propia de la Academia.
Por otra parte la FP reivindica la sabiduría como “filosofía perenne”, criticando el pluralismo relativista de las
doctrinas filosóficas. Lleva razón de nuevo: la misma noción de “filosofía” descarta el relativismo, aquí hay que
deshacer el equívoco del género literario “filosofía” y el criterio canónico de la auténtica filosofía, aunque se
constituya frente a la filodoxia sofística. Pero es tarea de descubrimiento y definición personal, no abstracta y
dogmática.
También el movimiento FP o AF critica por falta de “práctica” a la filosofía “académica”. Pero es ciega, con
ello, a la dimensión práctica colectiva e institucional, ausente en Oriente, el proceso de progreso institucional,
jurídico y político, de la Ilustración y su fuerza transformadora de la sociedad. Pues no sólo somos individuos, sino
animales sociales.
toda filosofía, que, como bien definiera Kant, es metafísica y epistemología, pero al servicio del interés humano
fundamental, el ético: como se puede corroborar en toda la historia de la filosofía, que por eso es auténticamente
filosófica.
Pero esto no es justo: es verdad lo que afirma, no lo que niega a la Academia, como diría Leibniz. TODA LA
MOTIVACIÓN DE LA TRADICIÓN FILOSÓFICA ES MORAL Y POLÍTICA. HAY UNA CONTINUIDAD. Sólo que no olvida
la dimensión FILO (crítica, lógica, discursiva, esfuerzo del concepto, teoría seria como guía de la vida) y afirma la
autonomía personal en el pluralismo moral. Su función es transmisora y crítica, teórica y abstracta: lo concreto lo
Tópico de la crítica del público y los malos estudiantes que no asimilan. Incomprensión del papel práctico de la
pero eso es asunto de percibirlo desde el propio Juicio. Por eso la distinción relevante es FILOSOFÍA Y FILODOXIA
JUICIO, DISCERNIMIENTO PERSONAL: NO SÓLO SÓCRATES SINO, MÁS EXPLÍCITAMENTE, KANT: CRITICISMO
AUTOCRÍTICO DE JUEZ Y NO ABOGADO, INGENIO NATURAL, PREMISAS DEL SENTIDO COMÚN, CONOCIMIENTO
POR PRINCIPIOS Y NO POR DATOS, QUÉ ES ILUSTRACIÓN, JUICIO REFLEXIONANTE DE LA TERCERA CRÍTICA.
Sin este juicio no se reconoce ningún tipo de filosofía ni de verdad: CITAS DE ZUBIRI Y DE KANT.
Y eso es lo que se quiere activar en la consulta con el método dialógico crítico, mayéutico, crítico y dialéctico
Algo elemental (Ortega y yo: esencial pero, por simple, olvidadizo). Dar relieve y fundamento filosófico a lo
elemental, al huevo de Colon de este S. Holmes alemán, Gerd Achenbach, que aplicó lo que leyó en Jung sobre el
carácter filosófico y no patológico de los problemas de muchos clientes de su psicoterapia. Bajo el reconocimiento
de que hay problemas propios de la vida, crisis sustantivas, como reconoció Hegel, de la evolución de la
conciencia, y no una anormalidad. Más cita de A. Ellis reconociendo que su cognitivismo (paradigma fundamental
entre los establecidos académicamente, aunque desarrollo tercero de la psicología “científica” hasta la ACT como
resdescubrimiento de los valores que orientan la conducta aunque hayan de ser computados logísticamente, algo
ya reconocido e integrado frente al conductismo duro que nos reducía a máquinas o animales) es una aplicación
de la filosofía a la terapia individual que busca resolver el problema (moral) de la felicidad y/o malestar, y que no
necesita comentario.
Acción filosófica, pues, no mutante. Es decir, como adherente y practicante de ese emergente movimiento de PF,
no estoy de acuerdo (y sí en esto con Lino Camprubí Bueno) con la autopresentación del movimiento PF, al
menos en España en Mónica Cavallé, en cuanto quiere dar una lección, elevar un reproche a la Filosofía
académica por haber desvirtuado el fin sapiencial, personal y práctico de la filosofía que ellos quieren recuperar. Y
es que llevaba razón Leibniz al decir que los filósofos llevan razón en lo que afirman pero no en lo que niegan al
absolutizar su parcial descubrimiento. Recogen con ello una impresión parcial, superficial y nada autocrítica sobre
sentido, su historia y su encarnación social práctica. Cuando en realidad lo que aporta este movimiento no es, en
lo que de original tiene, no más que una práctica o aplicación de la filosofía, no una nueva filosofía, ya que se
remite a Sócrates y la filosofía antigua grecorromana, que no eludía el significado de lo buscado como no mero
saber o ciencia sino sabidURÍA y virtud moral para la autorrealización de la vida individual, aunque, es cierto, esto
se eluda en las explicaciones didácticas que elucidan la etimología del término con pudor.
La reivindicación PF y en particular AF/OF es lo sapiencial, es decir, personal y práctico del saber; es decir: lo
moral. Pero resulta que es perfectamente perceptible y demostrable, a lo largo de toda la historia de la filosofía,
la continua y común motivación central moral del pensamiento. Además, tomemos una figura de la modernidad
Kant. En Kant (primero, precisamente, a quien no cita Mónica C., que se planteó la diferencia y relación entre
filosofía académica y mundana o de interés general antropológico) encontramos la misma noción de filo/sofía que
Sócrates acuñó en su término y sentido, sólo que con una explicitación aclaratoria y precisa: criticismo, como
acuñación kantiana no de una filosofía sino de la filosofía en general, en el siglo que se llamó a sí no sólo del
Esclarecimiento o Ilustración, término que se aplica retrospectivamente a Grecia y que une antigüedad y
renacimiento moderno, sino “siglo filosófico, pese a la diversidad de sus doctrinas. La crítica desarrolla el filo- de
la filosofía a partir del verbo krineín: juicio, confrontación (como la que hubo originalmente entre Sócrates y
sofistas), partiendo, como Sócrates de la “crisis” o enfrentamiento entre posturas diversas (lo que exige ya razón
como juicio), y la humildad realista de que necesitamos saber lo que confiamos que es aprendible y da
fundamento al ser y a nuestra inquietud y búsqueda. Orillando los extremos del miedoso dogmatismo y el
perezoso o débil escepticismo y su consecuencia práctica, el relativismo. Porque Kant notó con claridad y expresó
con audacia algo elemental: que hay un motivo subjetivo (volitivo) que condiciona el éxito de la búsqueda
filosófica y de la autonomía y certeza: la pereza y cobardía. Como podría ser pereza y cobardía no asumir la
[En cuanto a –sofía, también Kant es socrático: el interés prioritario de la filosofía es práctico y se remite
expresamente al ideal del sabio antiguo y estoico para expresar el sentido integral de la filosofía.]
Lo que ocurre es que Juicio implica juicio propio, como se dice ya en la propia KrV, luego en la tercera Crítica del
Juicio o Discernimiento, se urgía en Respuesta a la pregunta Qué es Ilustración (falta la distinción de la KrV entre
el par. 40 de la KU).
Y también que una condición de posibilidad (necesaria, aunque no suficiente) de enterarse de la verdad que
orienta en la vida es el quererlo de verdad, o sea, necesitarlo, como señala Ortega, maestro de claridad en las
cuestiones fundamentales: sólo puede saber (saber es saber a qué atenerse en el problema que es la vida) quien
lo necesita.
Aparte noticia histórica y sentido inicial y fundamental (positivo, práctico, no crítico), se requeriría delimitación
respecto a la tradición histórica de la filosofía “académica” misma con la que se discute o dialoga críticamente,
con la que se quiere conectar, así como delimitación respecto a la psicoterapia establecida, aparte
principios/supuestos y métodología. Dejemos ahora lo primero, por falta de tiempo, y digamos sólo algo –por la
misma limitación—sobre la psicoterapia: también este término fue acuñado original por Sócrates: la filosofía es la
psicoterapia o cura del alma. Sólo que, se diría, la radical e integral. En respuesta a pregunta en el debate
posterior: pero una cosa es el nivel de la discusión pública crítica y científica sobre la fundamentación de la
esencia, y otra el nivel pragmático y fáctico de la institucionalización social de la nueva práctica profesional: en
éste, conviene no usar el término de terapia que, legalmente, ha quedado circunscrito a la clínica de la salud
mental. Así que filosofoterapia en sentido amplio; en sentido estricto, propagandístico y profesional, no lo es: es
filosofía.
b) la critica por teórica (con lo que muestra una superficial, por una parte, e incoherente, por otra,
comprensión de la coimplicación entre teoría y práctica), abstracta (o sea, separada de la vida concreta
individual y práctica, pero sin reparar en que esta dimensión es responsabilidad de ada sujeto, no de la teoría ni
de la academia), renuncia a la praxis sapiencial (falso porque está siempre predicada en todos los autores,
selecciona sólo a la filosofía como teoría de la ciencia, olvida la encarnación social e histórica del pensamiento
ilustrado en la trasformación liberadora de las instituciones: ciencia, democracia, y, de nuevo, olvida que la
Cavallé añade un tópico erróneo a su crítica desde la filosofía comparada: reivindicación de la experiencia
personal o “experiencia directa” como criterio epistemológico, olvidando dos cosas: que no hay intuición sin
mediación discursiva y experiencia previa y que hay un hiato entre experiencia y teoría o interpretación, porque,
paradójicamente, no hay experiencia decible sin teoría (ignorancia o falta de asimilación de la filosofía de la
ciencia). Aunque es verdad que la cerebralización (denunciada por E. Fromm) es problema contemporáneo pero
de la teoría o la academia sino de la cultura y la gente. Otra confusión, pues: se confunde academia filosófica con
espíritu de la época, no se distingue en la academia lo que hay de valor clásico y puede servir para criticar lo
actual y lo que hay de reflejo de lo actual. Por todo ellos, los cargos de la PF contra la Academia son
impertinentes porque:
práctica, es decir, en el poder práctico de la teoría y la necesidad de una teoría correcta para una eficaz
práctica; que debe ser ilustración (que lleva a la visión clara de la verdad) crítica y/o dialógica, re/flexiva,
partiendo de la tensión divisoria complicada y complicante entre verdad y apariencia o entre saber y opinión;
e) hay que distinguir entre profesores y autores, que forman el núcleo de su mensaje;
necesariamente abstracta o separada de la propia vida (cuya asimilación depende de cada cual,
intransferiblemente) del acervo de la filosofía: no es ni debe ser una comunidad de vida practicante (eso ya lo es
g) y comprender esto, así como el valor genuinamente filosófico de toda la tradición académica, es asunto
h) hay que apercibirse de que la filosofía occidental que transmite la academia se ha encarnado
de la Ilustración, tanto moderna como griega. Por eso en Occidente hay justicia y bienestar (tecnociencia y
transformación personal, sino auténtica revolución colectiva, como no se ha visto más que en Occidente.
i) Lo que ocurre es que, en cuanto a la relación heterónoma de pupilaje ante la tutoría paternalista de iglesia
o estado o superstición frente a ciencia, Occidente, la filosofía occidental toda, ha desarrollado la autonomía
personal que implica pluralidad y diferencia crítica (mínimos filosófico y/o racional) frente a comunitarismo de
máximos, sea cristiano o comunista. Libertad para la iniciativa particular de asociacionismo diverso, de incidencia
k) Por ello la distinción clarificadora no es, como en Mónica C., entre “filosofía sapiencial y filosofía
académica”, sino entre filosofía y filodoxia o sofística, contraposición fecunda en virtud de la cual se
constituye la filosofía misma con autoconciencia crítica y dialéctica, aunque el género literario “filosofía” englobe a
las dos. Por cierto: tampoco pueden identificarse cósica y maniqueamente filosofía y sofística con autores o
doctrinas determinados: es una tensión inmanente a cualquiera de ellos, que sólo puede reconocer cada yo.
l) así que hay que discriminar no f académica y la otra (sapiencial, la sabiduría eterna disemina en Occidente
y con migajas en Occidente), sino, dentro de la académica, que lo recoge todo, entre la buena y la mala, y lo
mismo dentro de la otra, no admitiendo gato por liebre. En realidad, hay una única que se disemina por todas
partes.
ll) lo principal: las categorías, principios, supuestos y métodos que maneja la PF y en particular el AF/OF se
por ser otra actividad, otra cosa más que por su falta de sintonía con la sabiduría práctica personal y la autonomía
creativa del movimiento de PF; no a esa independencia, porque provenimos de la filosofía académica y la
necesitamos como institución cultural garante de la objetividad del conocimiento; integración en la universidad desde
y con gente del movimiento, no absorbidos por ella y su plantel previo de profesores. Lo que pasa es que en la
Universidad de Madrid no hay ningún profesor universitario, como sí ocurre en Sevilla y Granada, que sea filósofo
asesor o sintonice con la PF. Por cierto, como enseña Hegel, la conciencia en su camino no siempre sabe el final, el
telos que la mueve, y actúa por autoafirmación, por barruntos e “intuiciones” que luego se han de precisar y
com/prender. Como Barrientos o como Leo y yo, que hemos barruntado la conveniencia de conexión con la
Universidad como timbre de prestigio social de esta nueva práctica profesional. // Además: siempre hay críticas de
todo e incomprensión parcial y de algunos grupos: eso no debe ser obstáculo para lo que, sobre todo, necesitamos:
que avance la implantación social de esta alternativa profesional y social en conexión con la Universidad, como ya
está haciendo Barrientos y en parte aquí en Granada (lo de Barcelona es una impostura de R. Guzmán, puaf, pero en
fin, también vale). Por tanto, a Dios rogando y con el mazo dando. No podemos esperar a la plena y autoconsciente,
absoluta fundamentación teórica del AF, que es lo que busco yo, sino ir haciendo camino, perfectible como todos.
Javier Noya ya cuenta con un Máster en Orientación Filosófica: eso es oficial, universitario, serio, indiscutible: una
acreditación oficial, una titulación universitaria. Claro que Barrientos, como Leo y yo, no tiene semejante Master, sino
que lo ha creado y lo imparte. Hay que hacer ese Master en Granada entre Leo y yo.
Sobre Universidad, nivel académico del AF y mi curriculo personal: debería haber ya en Granada, como en Sevilla y otras partes del mundo,
asignaturas y títulos de postgrado de esta materia. Leo entrará en el Departamento como Titular de Estética, y ya le basta o bastaría. La cuestión
sería que yo entrara en la Universidad como profesor de la nueva disciplina. Y al efecto querría escribir un libro yo, para autorizarme como autoridad
en la materia, que se titulase algo así como “Teoría crítica de una nueva profesión: el asesoramiento filosófico”: la fundamentación teórica
necesaria, en crítica con la autopresentación “crítica” del movimiento de PF. Y que me promocionara en la Universidad de Granada, si es verdad que
va a haber huecos por jubilación, Leopoldo, que ya está dentro, y es apreciado por P. Gómez y G. Leal, como a mí me aprecia Remedios, a quien
tendría que contactar, y en parte también, qué ironía, L. Sáez. Yo soy un buen teórico y profeta de esta buena nueva achenbachiana, y más serio
académica y filosóficamente que Mónica, que más bien está versada en pensamiento oriental, pero sin contraste crítico con la filosofía seria de
Occidente, y eso que es la mejor expositora de la nueva profesión en España (de R. K., mejor ni hablar, porque no lo merece). En cuanto a Miguel,
no estoy en condiciones de promocionarlo, porque antes lo necesito yo, y tampoco estoy seguro de su valía académica como para que llegue a la
Universidad a enseñar: no tiene la madurez filosófica requerida para eso. En cuanto a mí, me mueve sobre todo la vocación por servir a la sociedad,
y sólo secundariamente hacerle justicia a mi ilusión vocacional por enseñar en la Universidad auténtica filosofía. Que este es el orden de estas
¿Filosofoterapia junto a psicoterapia? ¿Por qué no? NO sólo igual sino mejor. La psicoterapia auténtica es
filosófica pero rudimentaria y diletante. Otra cosa es la psiquiatría. La psicoterapia en parte (la “humanista”) lo ha
reconocido, sólo faltaba sacar la consecuencia coherente que sacó Achenbach, y si no la sacó fue porque estaba
segura como práctica establecida, sin temor gremial y autodefensivo a esta consecuencia. Y si no lo reconoce,
entonces merece la crítica cultural, filosófica precisamente, como ya ha hecho o empezado Marinoff, de alienación
tecnocrática y medicalista de la responsabilidad moral. Fromm ha reconocido que la neurosis es un problema moral
mal resuelto. Y que la auténtica y más válida psicología es la que existió como saber filosófico antes. Ellis lo ha dicho
con todas las letras. Lo que no quita el enriquecimiento mutuo, sin incurrir en una guerra de nombres y reservas
profesionales. Hay problemas para la psicoterapia y problemas genuinamente filosóficos: los morales, que depende de
una cosmovisión. Filosofar es lo que tiene que hacer todo hombre oportunamente, que es cuando tiene crisis
a) Cuidado del alma radical e integral, término acuñado por Sócrates al mismo tiempo que “filosofía”. Se
ocupa de crisis, inquietudes, malestares, no de trastornos de las capacidades (emotividad, pensamiento, percepción)
(que tratan enfermedades orgánicas, neurológicas), en cuanto confían en y reivindican la autonomía y recuperar la
alienación de responsabilidad, la plenitud de conciencia y comprensión respecto a la propia vida: es lo que reivindica
e) Las psicoterapias no psiquiátricas son filosóficas, pero incompletas, sucedáneas y desfiguradas, en mayor
menor grado. Cognitivismo y logoterapia son filosofía aplicada. Las psicoterapias fenomenológias y existenciales son
filosofía, sólo que amparadas profesionalmente en la figura de profesional de la psicología o psiquiatría médica, en
--PRINCIPIOS Y SUPUESTOS:
a) Ni más ni menos que filo/sofía como búsqueda crítica y fundamentada personal (autónoma y auténtica),
previa a toda doctrina o cosmovisión determinada (ontológica y ética): el denominador común racional antropológico
como epistemología normativa que le da sentido y no anula la filo/sofía. Filosofía, pues, tal como nació culturalmente,
como teoría del conocimiento que se funda en el establecimiento de la diferencia entre mito y logos, verdad y
apariencia, saber y opinión. De otro modo, ¿para qué filosofar como no sea desvirtuar el logos en palabra dominante
demagógica, que prostituye la verdad en persuasión? Filosofía como teoría crítica del conocimiento. Sócrates, Kant y,
en general, el racionalismo clásico como filosofía genuina frente a la filodoxia o sofística. Como AF o FP no es sino
filosofía en acción, aplicada a la persona, la aclaración de qué es filosofía (en Sócrates) nos aclarará igualmente: a
quiénes va dirigida o con quién es será efectiva, los supuestos y el método del AF, en qué relación está con la filosofía
de Occidente y Oriente o con la filosofía perenne, etc. Es filosofía verdadera, realmente real: actual, existencial; que
sólo puede serlo cuando es personalizada. Y esa exposición constituye “mi” visión del AF. También nos dirá
quién está en situación de ofrecer este servicio: no meramente el Licenciado en Filosofía (condición necesaria, mas no
suficiente): el que haya vivido y experimentado en sí mismo el valor del filosofar para la vida, en su vida, en la propia
vida. Lo cual no es cuestión de reglamentar colegialmente sino decidida por quien se sienta llamado, quien filosofe,
quien sea auténtico filósofo… y con preparación académica que puede entonces hacer efectiva. Nadie puede dar lo que
no tiene: no puede guiar más allá de donde ha ido, ni aclarar o cuestionar lo que no se ha cuestionado ni aclarado. En
suma: podrá darlo aquel que haya re/conocido en su vida el conocimiento académico, quien lo haya comprobado en
alguna medida. Nadie cuestionará lo que no se ha cuestionado; dará por válido lo que él mismo da por válido. Aunque
puede pedir metódica sistemáticamente cuentas y mayeutizar la autoaclaración del que acude a la consulta, para que
se resuelva y colaborar o implicarse o complicarse en el proceso, con lo que recibirá al tiempo que da, como ocurre
b) Confianza que alienta la crítica (o el escepticismo metódico en sentido etimológico radical como búsqueda)
en una verdad objetiva que aplicar subjetivamente como sabiduría de vida. Por tanto, rechazo de principio al
relativismo escéptico (crítica acertada de Lino Camprubí a Marinoff en tanto recetario pretaportér de relativismo
posmoderno sin crítica ni objetividad, como relativismo posmoderno). La comprensión de la verdad libera,
transforma, potencia. Convicción de que la verdad objetiva es lo único que libera. Y la verdad es composición, no
componenda.
c) Por tanto, concepción de la filosofía como mayéutica, crítica, dialéctica (abierta, genuina, crítica). CRISIS: término
también usado por la medicina (momento decisivo, inflexión importante, en el curso de la salud, sea para mejorar o para
empeorar), pero menos privatizado y restringido a este uso. Comprender las crisis de la vida (o incluso la vida como crisis
permanente: Heráclito) es decisivo para elegir el modo de abordarlas. Estamos en una sociedad consumista y hedonista
cuyo equívoco mensaje consiste en inducirnos “la filosofía” (la axiología, lo que implica o supone una cosmovisión entera,
con su metafísica, su epistemología, su ética y su política) de que lo bueno y lo normal es evitar las crisis, esquivar
cualquier alteración, cualquier obstáculo y cualquier esfuerzo. Es lo que garantiza, objetivamente, la infelicidad. La primera
vez que un niño se cae al suelo, mira a sus padres y pregunta, con la mirada, que se le sugiere como el modo de
reaccionar al suceso, si llorando, riendo o desconsiderándolo como irrelevante. De la filosofía depende, como todo, la
pedagogía. Cómo entendemos, pues, cuál es la filosofía de la crisis, de los problemas, en general y en cada tipo concreto,
con que contamos y operamos, sea como sociedad o como individuos. Examinarlo.
Tratar crisis con crítica buscando criterio y discriminación. Crítica es enjuiciamiento y justificación y por tanto
diálogo o resolución a través del lógos que es ley o justicia legitimante y reintegra cada cosa en su lugar, la coordina
con las demás, considerando todas las partes, examinando un asunto y la propia vida para poder com/prenderlos. El
diálogo efectivo, método propuesto y practicado por Sócrates para filosofar o buscar la sabiduría como saber que ilumina
la vida, ayuda a clarificarse, permite comprobar, cuestionar o confirmar una posición. Procura la autoaclaración a través
del otro que, como un espejo, refleja las posibles distorsiones o desfiguraciones de la propia posición; facilita la reflexión o
respondiendo al cuestionamiento del consultor, que impide el autoengaño, dificulta la equivocación y representa la
exigencia indeclinable del imperio de la razón como verdad a la que atener la propia vida. Comprensión, reconocimiento,
responsabilidad, autonomía: principios y objetivos que nítidamente diferenciarían el asesoramiento o asistencia filosófica
de cualquier terapia en la que psicoterapeuta opera como experto en que se confía. Más claramente: se trata de que el
consultante realice el descubrimiento y la reconstrucción y acceda por sí mismo, con la ayuda del consultor, de la verdad
que anda buscando. Lo que se oye se olvida, lo que se ve se recuerda, lo que se hace se aprende . El aprendizaje más
significativo, asimilativo y eficaz es el que opera por construcción y descubrimiento propio. Tener la experiencia del
éureka, de la a/letheia, no recibir una verdad y reconocerla lógicamente, abstractamente. El consultante tiene que salir del
laberinto por sí mismo aunque reciba pistas o avisos o, mejor, aunque se le diga por fuera que no ha salido todavía,
aunque se lo parezca. El consultor ayuda a enfrentarse o confrontarse con uno mismo, hace las veces del otro interior, a
quien representa, de las distintas voces que hay que coordinar. El consultor es un cuestionante, un tábano socrático, un
cirujano que hurga en el pensamiento, que sondea sus pliegues y profundidades con la sonda de la pregunta afilada e
insobornable, que detecta las incongruencias, contradicciones, autoengaños. Principio y método coinciden: el método es el
mensaje.
d) Diferenciación entre filosofía expresada y filosofía creída; en términos de Ortega: entre ideas y
creencias; de Freud: entre razones y racionalizaciones; de Nietzsche: entre valores e idealizaciones; de Sócrates:
e.1) Filos: significa, como condición de posibilidad de la verdad salvadora y guía, la voluntad personal
(voluntad es cosa exclusiva de sujeto, y sujeto sólo cabe individual, personal, pues connota consciencia) querer pero
no como deseo o curiosidad sino como NECESIDAD: “sólo puede saber el que lo necesita”, el que encuentra la
verdad como respuesta a una pregunta o inquietud o malestar. El que supera prejuicios: precipitaciones y
prevenciones, sombras, ídolos, alienaciones, idealizaciones o racionalizaciones. Así, pues, contra la ceguera superficial
de la crítica del movimiento de PF a la filosofía académica pidiéndole peras al olmo (que ella nos asegurara,
absurdamente, lo intransferiblemente personal), Sócrates y Platón (la caverna filodóxica) están desarrollados en
Roger Bacon, Francis Bacon, Descartes, Kant, Hegel, Marx, Husserl, Freud, Heidegger, Habermas: en toda la tradición.
Reconstruir este esquema, actualizarlo: filos es 1) humildad o reconocimiento de ignorancia, o sea, más bien,
de necesidad de conocimiento, de luces, de orientación, de visión distinta o nueva para romper el cortocircuito del
problema o crisis en que está la propia existencia. 1.1) Es decir, reflexión viva, como pupa viva, auto/nomía como
momento de hacer examen de conciencia y “aplicarse el cuento”, los cuentos, teorías o doctrinas que abstractemente
suscribía. Momento de reconocimiento: en la hora de la verdad, la verdad de la vida, de la vida propia. Cuando se
necesita ilustración que no es cultura abstracta, información, erudición, noticia, es decir: esclarecimiento, verlo y
tenerlo claro; dar-se cuenta de modo genuino o con autenticidad, propiedad o apropiado, personalmente (“Pero,
¿no te das cuenta o no te da vergüenza? No, porque no me afecta”). Juicio propio, sapere aude, etc. (citas
kantianas). 2) Confianza: quien acude a una consulta es porque necesita, y por eso está dispuesto a creer: no está en
la situación del relativista, que en realidad sólo puede decir tonterías que ni él se cree en el fondo, porque está exento
experiencia, de acomodados que frivolizan porque no les duele. Sólo puedo probar la verdad cuando soy puesto a
prueba, estoy en crisis, y me juego la vida. “El Dasein es el ente en cuyo ser le va su ser”. El que necesita, cree, más
aún que el que desea; o, más bien, sólo desea, y por tanto espera, quien necesita. Se da confianza cuando uno
espera porque necesita, en la crisis que pone a prueba las convicciones, y por eso es el momento de expurgar las
tonterías, las frivolidades, ajustar las incongruencias y allanar las contradicciones. Es el momento del elenchós, la
refutación, la catarsis de prejuicios, abstracciones, de remover la broza que se ha ido formando en la propia mente o
espíritu y comprobar que es lo apropiado y verdadero que queda. El momento de abandonar el cinismo del
relativismo; la primera fase del encuentro con el lógos, la primera toma de contacto con el diálogo y la mayéutica. La
actividad de quien ama, amor que actúa, eros que impulsa y apremia del que hablar Platón como condición del
ascenso dialéctico a la contemplación de la verdad, a la iluminación de nuestra caverna mental y existencial. Para
hallar la verdad que ilumina la vida, hay que estar en situación de voluntad de verdad, que no es mera curiosidad ni
juego intelectualista. Y tras la fase de catarsis, la elucidación: la definición, el definir se, el resolverse, llegar a
En suma, no hay iniciación en la verdad sino por la crisis existencial: ella es la que moviliza el filo de la
filosofía, del filosofar como acción. El encuentro o conflicto con lo inesperado: una consecuencia imprevista de la
propia conducta, el desafío de la diferencia de criterio de un próximo que nos afecta. Una visión, un esquema se
confronta con otro: de esa fricción tiene que salir la luz. La pluralidad, la confrontación provocan crisis y reclaman
crítica: juicio, sopesamiento o ponderación. Y la verdadera o más profunda crisis es la que no cuenta aún con el
criterio de la crítica, que habrá de revelarse como lo que comprende o coordina, como la coordinación o conciliación
misma, como la justicia del ajuste que produce la discriminación: la elección y resolución que criba y aparta lo
No habrá sofía si no hay auténtico filo. La filosofía es un estado real del alma provocado en/por la propia
vida. Es una función vital, una operación; operación mental, anímica, del ánimo, no un conjunto de ideas o criterios
embotellados. No es algo que se estudia sino algo que se hace. Es cuestión de existencia, no de determinación lógica
de esencia, fragua de conceptos; es actualidad: ahora es el momento y ahora se actúa o activa. Es siempre y sólo una
crisis existencial la que nos pone filosóficos, la que nos lleva a la verdadera filosofía, la que nos empuja a filosofar y
echar mano de la teoría de modo práctico y personal. Por eso decía Ortega que “sólo puede saber el que lo
necesita, quien con ese saber cubre un hueco, manquedad o defecto que padecía”, porque “saber es saber a qué
atenerse”. La idea de que la crisis no es algo excepcional, irregular o patológico, sino normal, propio de la vida, está
Lo que nos lleva a la segunda parte de la expresión “filo-sofía”, la sofía como genuino saber, probación,
comprobación propia, reconocimiento personal de lo eruditamente “conocido” y oído o leído. Ése era el objetivo del
pensar socrático, y de todos los clásicos de la filosofía que, en lugar de cuestionar y disolver, han aportado luz y
comprensión de todos los temas de la filosofía. Los filósofos, no los sofistas que dudan y cuestionan porque no viven
lo cuestionado teórica y abstracta. Sofía es comprensión e integración personal, práctica y no sólo teórica. (mirar mis
apuntes a 1º C de este año). La sofía son convicciones (episteme) en la teórico y lo práctico. La auténtica teoría que
segregamos por razones e intereses prácticos, la luz de la razón que ilumina y calienta, la verdad que libera y
transforma o activa, porque somos teóricos a fuer de prácticos. De modo que si falla la “teoría” es porque falta teoría,
Luego viene el diálogo, que significa propiamente dialéctica, es decir, transcurso, evolución o despliegue; no
e. 1.1.) Filos: significa al mismo tiempo JUICIO PROPIO y auténtico, personal, convicto, pues sólo el
individuo es sujeto real de las actividades espirituales: querer, creer, saber, pensar. Voluntad de verdad. Es búsqueda,
pues, de Einsicht, insight, visión, captación, comprensión, intuición propia, reconocimiento, ajajá. Sólo sabe o
conoce el que reconoce, reconstruye, ejecuta personalmente el camino de la com/prensión (dialéctica en Platón y
Hegel). La auto/nomía o sapere aude (sapere: saborear, comprobar, asimilar, reconocer: desde la propia experiencia
reflexionada el sentido de la historia de la filosofía que entonces se revela, reconstruir) que implica reflexión o
autoexamen como condición del reconocimiento propio y ajeno, en sí y en los otros, de la verdad común y
objetiva, de las leyes que rigen la vida. Cuando vivo en mí la verdad de que hablan las teorías y los filósofos de la
historia transmitidos por la Academia, cuando mi aprendizaje es significativo, sólo entonces puedo comprender e ir
dicho y lo no dicho. Citas de Kant y Zubiri. El verdadero conocimiento sólo puede ser saber, es decir, sabiduría,
descubrimiento e integración personal, enteramiento, realizing. Si no, es mera doxografía o, peor, filodoxia. Heráclito:
mucha erudición no da comprensión. Escuchar al Lógos común, sintonizar desde mi experiencia auténtica con las
otras voces filosóficas, y poder entablar así un diá-logo o dia-Lógos con ellos. El verdadero saber/sabor no puede
in/struirse, inocularse, sino sólo e/ducirse. Tal era la tesis de Sócrates frente a los sofistas, la sofía y la enseñanza
de la areté, que era el objetivo (la sofía) buscado por Sócrates. Nadie puede meterle nada a nadie en la cabeza. Por
eso Sócrates no pretendía decir a nadie qué debía pensar o hacer, al contrario de la instrucción y erudición y retórica
sofística, sólo ayudar a que cada cual desarrollara el proceso del único saber verdadero, el que tiene a cada cual por
sujeto. Para empezar, hay que querer o necesitar otras luces u otra visión. Mas el auténtico ciego no es sino quien no
quiere ver : “quiere”: está en situación. Es inútil hablar a quien, aunque oiga, no escucha, porque escuchar implica
¿Cómo se ayuda a educir su saber a cualquiera? Bien dialogando cuando él mismo está en trance de ver,
discernimiento ya incoado por sí, provocando la crisis y aplicando como fórceps la pregunta, para que cada cual se
respondiera: fuera responsable de su vida. Se vive lo que se comprende, aquello que convence, de lo que uno está
convencido, de lo que es convicción en uno (las creencias de Ortega, frente a las flotantes ideas). Siempre es así:
nadie hace caso de nadie sino sólo aparentemente; cada cual sólo hace caso de sí mismo, aunque el encendimiento
del sí mismo esté estimulado desde fuera. En todo momento actuamos según lo que preferimos. Por eso nos
encontramos con las incongruencias en nuestra propia vida: porque muchas doctrinas que suscribimos
intelectualmente o reconocemos teóricamente no han sido segregadas por nosotros mismos como el gusano segrega
su seda; de ahí que, en un conflicto, optemos por lo que nosotros creemos, por lo que en nosotros, hasta ese
momento, está establecido como convicción teórico-práctica. A lo cual llamamos “falta de voluntad”, cuando no es
sino falta de saber, pero no de teoría abstracta, de mera lógica, sino de sabiduría. Los conflictos y las crisis ponen a
Cuando alguien viene a la consulta, está en la disposición requerida para encontrar la verdad de su vida, en
la actitud filosófica en general, aunque en concreto y sobre la marcha tenga que deshacer nudos y resistencias. Venir
a una consulta filosófica es querer enterarse o reintegrarse, recapacitar-se. Lo que puede faltar cuando simplemente
f) Sofía significa que se confía en una verdad real (existencial, actual; no esencial o conceptual, lótica o
abstracta) por encontrar: la verdad que nos hará libres y nos realizará transformando nuestras limitaciones, liberando
nuestros poderes de plenitud vital. Por tanto, antirrelativismo y postulación de una sabiduría perenne, sí, pero no
identificable ni concretable en ninguna concreta dogmática y heterónomamente propuesta como canon universal
allende el reconocimiento. Al lema de Kant atréveta a saber hay que añadir la sugerencia de Hegel: atrévete, pues, a
equivocarte, pues el error forma parte de la verdad, es parte de la verdad, es verdad parcial, es camino a la verdad,
pues lo verdadero es el todo, ya que no cabe ni puede haber nada fuera de la verdad. Es la convicción a priori
absoluta mejor elucidada aún que en Kant. De Sócrates a Habermas, filosofar implica el postulado antirrelativista así
como el postulado de la averiguación crítica, reflexiva, trascendental, a priori: vía conciencia, vía lenguaje (vía
semántica, vía pragmática), la agustiniana convicción de que la verdad late dentro del alma: si no fuera así, no podría
reconocerse ninguna, y de haber alguna, así (a priori, por reflexión trascendental) debería poder descubrirse. Por eso
Sócrates no le dictaba a nadie ni deberes ni reproches: cada cual puede hallar la verdad, y sólo puede hallar si y
cuando quiera (filos-). Y de ahí que de Sócrates a Habermas el método filosófico, la vía de averiguación de la verdad
o, mejor aún, de la convicción y resolución personal, sea el diálogo o la acción comunicativa (Habermas es Sócrates
g) concepción vital de la verdad o de la verdad como vida y, por tanto, procesualidad, evolucionismo,
progresividad. No hay acceso in/mediato a la verdad total, porque la verdad no es unicidad simple sino multiplicidad
concreta y dinámica, totalidad, totalización. Dialéctica o relación lógica de etapas. Integración de perspectivas
h) la convicción de que la situación, el contexto y el rol del cliente cuando llega a una consulta filosófica, y
que no es otra que la actitud filosófica misma, es decisiva para el éxito de la ayuda. El que busca encuentra. Y para
buscar la clarificación que libera de la crisis, nada mejor que un filósofo, sin duda. Por lo demás, ya está demostrado
estadísticamente que el nivel de éxito psicoterapéutico es semejante entre las diversas escuelas y que el factor
decisivo es la sintonía entre cliente y consultor: confianza que genera confianza como fuerza para la vida. Ejercicio y
--OBJETIVO:
Reconstrucción de la identidad [filosofía propia sobre sí y sobre todo: quién soy yo, qué pienso, adónde voy, cómo
actúo, por qué, si soy coherente, por qué no, qué querría de la vida, de mí, del mundo, qué pienso del mundo, de los
hombres, de la religión, de la ética, de la política, del arte, de la ciencia, por qué hay ser y no nada, qué querría haber
hecho con mi vida, que recordaran de mí, si querría que recordaran, por qué recuerdo, etc., etc.,]. Promoción del
ajajá [vida consciente, examinada, razonada, responsable]. A propósito de crisis personales, sean metafísicas, éticas,
epistemológicas. El propio de la genuina filosofía (genuina: la que se genera cada vez de nuevo y se comprueba).
Re/capacitación (reflexión y liberación de potencia: to realice o enterarse): reconsideración, metanoia en valores que
guían la vida, discernidos desde el lógos, porque el lógos no es sólo técnica, cálculo, sino principio, valor (Lógos y
Sócrates frente a sofistas que los reducen y desvirtuan). La discriminación crítica, hallando criterio, de quien está en
filosofía como praxis terapéutica: añadir interrogante: Sí y no. Sí, en cuanto es filosofía en acción, filosofar, genuina
filosofía o acción filosófica. Lo cual es examen y cura de la propia alma o vida, aplicación personal en un conflicto; no
transmitir teorías en abstracto sino aplicarlas prudencialmente, discrecionalmente en el propio y diferente concretum
personal y circunstanciado del consultante. Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo . Esa
personalización, que en y desde la Academia siempre queda, como es lo lógico y apropiado en la Academia, como
responsabilidad y camino personal, se concreta aquí. Pero como la acción filosófica es esencialmente dialógica para ser
efectiva (Sócrates dixit), procede la ayuda, no es que sea una ayuda contingente y venal, sino consustancial a la acción
filosófica. Antes se hacía con un confesor, después con un psicoterapeuta, ahora con el filósofo. No es que no haya
doctrina o que valga cualquiera, es que tiene que reconstruirla la persona del consultante.
HIGIENE MENTAL, EXAMEN DE CONCIENCIA, REFLEXIÓN SISTEMÁTICA QUE HA DE ESTABLECER IDEALMENTE, LA
QUE TODOS DEBERÍAMOS TENER, PUES SER HOMBRE AUTÉNTICO ES FILOSOFAR. Y por eso “filósofo”, propiamente,
sería quien se aplica esto en su vida o/y con la de otro. El académico es historiador de las ideas, lógico, epistemólogo
de la ciencia.
que proceda. Por tanto, revisión de esquemas (Sócrates), scripts, y consiguiente transformación liberadora.
--MÉTODO:
El diá-logo auténtico, método por antonomasia de la filosofía para su fundador, Sócrates. Lógos y dia-logos.
Mayéutico, crítico, dialéctico, hermenéutico: buscando como criterio de credibilidad el Einsicht, penetración,
inteligencia, comprensión, intuición, reconocimiento, ajajá, asimilación. Reconstruccionismo del propio pensamiento
e identidad con ocasión de un problema, con el supuesto de que un problema no es aislable de lo demás.
Lo demás, en concreto, son técnica y su uso artístico, lo que propicia el esquema real de todo proceso de
A QUIÉN VA DIRIGIDA, QUÉ DEMANDA VIRTUAL SATISFACE. Función del consultor: Por supuesto que este
planteamiento expresa el ideal, el sentido, el modelo. Esta práctica consiste en realizarlo a través de sus nudos y
cobardía, la componenda, el autoengaño. Habrá quien busque delegar su responsabilidad, encontrar complicidad,
quien pida recetas, quien no quiera profundizar en el conocimiento de uno mismo, que implica a) el conocimiento de
la verdad o legalidad objetiva y b) el examen de uno mismo, como sujeto particular, ante ella.
QUIÉNES PUEDEN OFRECER ESTE SERVICIO, REQUISITOS PROFESIONALES. Función del consultor: analista, sparring,
12-01-09, lunes:
Acción filosófica, praxis terapéutica: porque en filosofía no se trata meramente de ciencia o saber sino de sofía o
sabiduría, de verdad moral, de evidencia personal y existencial como respuesta a problema personal, pues “saber es
saber a qué atenerse” (Ortega). En tal caso sólo vale lo que uno reconoce a efectos de resolución y convicción
personal, vital: sólo puede saber el que lo necesita (Ortega), sólo accede a auténtica crítica el que está en crisis, que
es la situación normal de la vida humana; sabe el que padece, recuerda el que echa de menos. En realidad, lo mismo
que en la ciencia empírica, movida por interés técnico (Habermas): la necesidad aguza el ingenio. Tan relevante como
sofía es en Sócrates, reformador moral, la filo-. Se trata de llegar a la propia captación o comprensión o einsicht o
noésis significativa. Filos es humildad, confianza y valentía cuando hay crisis: cuando ya no me vale mi prejuicio,
cuando no puedo permitirme el cinismo relativista y cuando tengo que echarle coraje a la vida. Entonces, juicio propio
vitales, operativas, así como el autoengaño que está en la base del prejuicio y el error. Por lo demás, error es verdad
parcial, no sinóptica ni dialéctica. Y ya desde Sócrates la filosofía es cuidado del alma, terapia en sentido amplio,
higiene humana: mental y moral. Habermas: fuerza, aunque sea débil, de la convicción, poder comunicativo,
formación racional de la voluntad: el papel de la teoría para la práctica como supuesto de toda filosofía como
ilustración, de la racionalida occidental. Revisión y comprensión del “intelectualismo moral”: el que sabe lo que es
bueno actúa bien; es imposible meter nada en la cabeza; sólo uno puede darse cuenta reflexivo como condición del
recíproco y el reconocimiento, aunque eso requiere crisis, que es cambio y por tanto lo normal de la vida, pues sólo
puede saber el que lo necesita, y Hegel: dialéctica como ciencia de la experiencia de la conciencia.
Lo que reivindica, pues, la PF o AF no es sino el sentido genuino de la filo-sofía desde Sócrates y en toda la
tradición. La filosofía frente a la filodoxia como tarea intransferiblemente personal (Kant, Zubiri). No ha de confundirse
con la filosofía académica, que tiene su función abstracta, impersonal, teórica y pública, frente a la injusta crítica de
Cavallé a la Academia. Aunque es verdad que la filosofía se convirtió en mero análisis y en filosofía de la ciencia,
infectada por el cientificismo, que en realidad, para toda la filosofía clásica, es mera sofistería epistemológica.
Aparte significado o supuestos de filo-sofía, el método no puede ser sino el diá-logo, como en Sócrates y
Habermas. O ser auténticos, como en Heidegger, mera glosa del mito de la caverna platónico. Más aún, desde su
inicio presocrático, la filosofía es mística postcrítica, radicalmente lógica, esto es, metafísica versus sensista
fenomenista hedonista.