Estudios CVC

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MARCO REFERENCIAL

El catéter es un dispositivo de plástico, en forma de tubo delgado y flexible que se instala dentro
de una vena gruesa del cuerpo, es compatible con el cuerpo y nos permite tener un acceso
directo al torrente de la sangre.

El material del que está hecho, le permite permanecer dentro del cuerpo, sin producir daños.

Las partes de un catéter son las siguientes:

 Cuerpo del
catéter (tubo
que queda
dentro del
cuerpo).
 1,2 o 3 vías o
extensiones
(tubo que
queda fuera
del cuerpo).
 Clamp (Pinza
para abrir o
cerrar el paso).
 Conector y/o tapón (es lo que sella el catéter)

El catéter sirve para la aplicación de medicamentos (antibiótico, analgésico, quimioterapia,


soluciones, etc.), toma de muestras sanguíneas para laboratorio y en caso necesario puede ser
utilizado para transfundir hemoderivados. Es necesario que se tengan los cuidados y
precauciones necesarios para que este en adecuado funcionamiento. El catéter puede durar
durante todo tratamiento (semanas o meses).

Tipos de catéteres.

Existen diversos tipos de catéteres los cuales tienen diferentes funciones que se enlistan a
continuación:

 Catéteres urinarios: Estos se clasifican en tres formas de uso aunque todos están
relacionados a la función de orinar o vaciar la orina del cuerpo cuando algo lo impide o
falla.
 Sondaje intermitente: Son catéteres temporales que se insertan varias veces al día para
desaguar y sacar la orina de la vejiga.
 Catéteres permanentes: Estos se utilizan a largo plaza pues se mantienen colocados en
la uretra por días y semanas, sostenidos por un globo al extremo de la vejiga. Con este
producto es clave el aseo y reemplazo cada pocos meses para evitar infecciones.
 Catéteres supra púbicos: Son aquellos que se insertan en la vejiga en un orificio debajo
del ombligo. Sin embargo, este proceso se realiza con anestesia general, local o la
epidural.

Catéteres intravenosos: Estos se enfocan en responder a las vías intravenosas ya sea por larga
o corta duración.

 Catéter venoso periférico: Su función es simple y de menor costo ya que es una vía
intravenosa de corta duración que se coloca en una vena de la mano, el antebrazo o el
pie y debe reemplazarse cada pocos días.
 Catéter venoso central: Es aquella que se coloca en el brazo, pierna, cuello o incluso en
el pecho para conectar a una vena que conduce al corazón. Estos se utilizan para la
administración de medicamentos a los pacientes que necesitan quedarse largos periodos
de tiempo en el hospital, incluso años. Funcionan para pacientes que deben realizarse
quimioterapia, diálisis o administración de nutrientes.

Catéteres cardíacos (Cateterismo cardíaco): Finalmente tenemos los catéteres cardiacos los
cuales se colocan en venas o arterias. Estos pueden utilizarse para tratamientos y diagnósticos.

Los CVC se usan para:

 Administrar un tratamiento a largo plazo con medicamentos para el dolor, las infecciones
o el cáncer, o para suministrar nutrición. Un catéter venoso central puede permanecer en
su lugar durante mucho más tiempo que un catéter intravenoso (IV), que administra
medicamentos en una vena cerca de la superficie de la piel.
 Administrar medicamentos que afectan el corazón, especialmente si se desea obtener
una respuesta rápida al medicamento.
 Administrar grandes cantidades de sangre o líquido con rapidez.
 Tomar muestras de sangre con frecuencia sin tener que «puncionar» a alguien con una
aguja.
 Medición de la presión venosa central P.V.C.
Un catéter venoso central puede permanecer en su lugar durante mucho más tiempo que un
catéter intravenoso (IV), que administra medicamentos en una vena cerca de la superficie de
la piel. Además, un catéter venoso central permite que una persona reciba medicamentos IV
en el hogar.
Técnica.

La canalización de una vía venosa central consiste en la inserción de un catéter biocompatible


en la circulación venosa central, para tratamiento y monitorización del paciente. El acceso a
esta circulación puede llevarse a cabo a través de una vena central o periférica, realizando la
canalización por venotomía o técnica percutánea. Por su sencillez, seguridad y mínima
morbilidad, las técnicas percutáneas son las más utilizadas y a las que nos referiremos.

Para la realización de este procedimiento es necesario realizar la correcta tecnica de higiene de


manos para disminuir el riesgo para el desarrollo de infecciones relacionadas a las líneas
vasculares, y tener el balance entre la seguridad del paciente, el uso de tecnología, cambios
necesarios para mejorar la atención a la salud, actividades de prevención y control de IAAS y su
costo efectividad.

La higiene de manos es la piedra angular para la prevención de las IACS. Es esencial cumplir
con la higiene de manos antes y después de la inserción de los CVC, así como cada vez que se
accede a las conexiones, se realiza la curación del mismo o se prepara la medicación que se va
a infundir por los mismos. La misma se debe realizar con un producto de base alcohólica o
alternativamente con agua y jabón antiséptico (yodo povidona jabonoso al 5% o clorhexidina
jabonosa al 4%). El establecimiento contará con el procedimiento escrito sobre las distintas
indicaciones y técnicas de higiene de manos (por fricción, lavado con agua y jabón e higiene de
manos quirúrgica), además deberá proporcionar la capacitación, entrenamiento y recursos
adecuado para sostener su cumplimiento. Uno de los errores sobre los que se debe trabajar es
sobre la creencia de que los guantes reemplazan a la higiene de manos. Este concepto debe
ser eliminado y revisado periódicamente.

Por otra parte todo el personal de salud que trabaje en una unidad donde se utilicen CVC debe
recibir capacitación sobre: 1) los tipos de CVC, sus indicaciones y cuáles son los más
adecuados según los requerimientos del paciente en particular; 2) el procedimiento para su
inserción y mantenimiento y 3) las medidas de prevención de IACVC.

Se tiene evidencia que capacitación regular del PS a través de distintos métodos como
simulación, talleres multidisciplinarios, intervenciones conductuales y recordatorios en el lugar
de trabajo, disminuye la incidencia de las IACVC.

Siempre que se incorpore tecnología o materiales nuevos que involucran los procedimientos
relacionados al manejo de CVC, se deberá realizar una nueva capacitación al PS.
Este tipo de canalización se puede realizar de dos formas.

La primera técnica “a través de aguja o vaina pelable”. Consiste en canalizar una vena con una
aguja de suficiente calibre para introducir a su través el catéter en la vena. Esta aguja puede ir
recubierta de una vaina de plástico, de forma que tras la canalización del vaso se retira la aguja
y se introduce el catéter a través de la vaina.

Tras ello, se retira la vaina o la aguja guía. Esta técnica se utiliza para la introducción de
catéteres de calibre fino en neonatos, pero su uso es restringido en el campo pediátrico por ser
más traumática que la canalización mediante técnica de Seldinger.

Sólo se utiliza en niños mayores y adolescentes para canalización a través de venas periféricas,
generalmente cefálicas o basílica.

La segunda técnica de Seldinger. Es útil tanto para la canalización venosa central por vena
periférica o central. Se procede del siguiente modo:
–Tras localizar el vaso a puncionar por sus referencias
anatómicas, se punciona con una aguja conectada a una jeringa
con suero heparinizado, sobre la que se ejerce una ligera presión
negativa, hasta que refluye sangre (indica que la punta de la
aguja se encuentra en la luz del vaso). Si tras la introducción de
la aguja no ha refluido sangre, debe retirarse lentamente
manteniendo la aspiración, sobre todo en la canalización de la
vena yugular interna y la femoral, ya que es posible que se haya
atravesado el vaso y refluya sangre al retirar la aguja. Si no se ha
conseguido puncionar el vaso, deben revalorarse la posición del
paciente y las referencias anatómicas, y realizar pequeñas
modificaciones en el punto de punción (lateral o medial). Si tras
3-5 punciones no se ha conseguido, nuevos intentos tendrán
poco éxito y facilitarán la aparición de complicaciones.

–Cuando refluye sangre, se retira la jeringa sin mover la aguja


(rotando la jeringa, no traccionándola) y se introduce a través de
la aguja la guía metálica por su parte blanda. Ésta debe
introducirse de forma suave y con facilidad. De no ser así,
pueden realizarse tanteos suaves con la guía tras efectuar
pequeñas modificaciones de la posición de la aguja (en retirada, cambio del ángulo de entrada,
rotación). Si no se consigue introducir la guía, se verificará la posición de la punta de la aguja
usando de nuevo la jeringa.

La mayor parte de los sets de canalización central disponen, además de la aguja metálica de
canalización, de una bránula (catéter plástico sobre aguja metálica fina tipo Abbocath®). Si se
utiliza esta bránula para la canalización o el vaso ya estaba canalizado previamente con otro
catéter de tamaño adecuado, pueden utilizarse estos dispositivos para introducir la guía
metálica a su través.

–Retirar la aguja (o la bránula) sujetando la guía metálica y ampliar el orificio cutáneo con bisturí
si el catéter a insertar lo requiere, ya que el dilatador sólo debe utilizarse para romper la pared
del vaso.

-Introducir el dilatador rotándolo hasta llegar a la pared del vaso y ejercer una presión constante
desde la parte más cercana posible al vaso, hasta vencer la resistencia de éste. Debe
comprobarse que la guía no se ha acodado (se mueve fácilmente dentro del dilatador). Se retira
el dilatador manteniendo la guía y ejerciendo compresión en la herida cutánea para evitar la
hemorragia.

–Deslizar el catéter venoso a través de la guía metálica hasta la posición deseada. No debe
introducirse el catéter en el vaso hasta que el extremo de la guía salga por la conexión del
catéter. Posteriormente, la guía debe retirarse a medida que el catéter progresa dentro de la
vena. Purgar las luces del catéter eliminando las burbujas de aire. Fijación a la piel: deben
fijarse las conexiones del catéter para evitar tracciones sobre su puerta de entrada.

–Realizar una radiografía de tórax para verificar la posición adecuada de la punta del catéter. La
localización ideal es la vena innominada distal o la vena cava, 1-5 cm proximal a la unión
cavoauricular. Cuando el catéter se introduce hasta la aurícula, los movimientos de la punta a
consecuencia de la movilidad del paciente pueden dañar su pared y ser causa de arritmias e
incluso de taponamiento cardíaco secundario a perforación de la pared.

Los lugares de acceso más utilizadas son: venas yugular interna, subclavia y femoral. Las
venas periféricas más utilizadas para la colocación de un catéter central insertado
periféricamente son: a) en el lactante y niño, las de la flexura del brazo (fundamentalmente la
antecubital, basílica y cefálica) y la vena yugular externa, y b) en el recién nacido, las
epicraneales y de miembro superior.
Elección del CVC.

Conexiones y equipos de infusión.

 Evitar desconexiones.
 Reducir manipulación de conexiones.
 Reservar siempre una válvula libre para administrar medicación en bolus.
 Desinfectarlas con alcohol 70º antes de dispensar medicación.
 Cambio de conexiones y equipos de infusión con técnica estéril c/ 72h o antes si precisa.
 Evitar reflujos de sangre pinzando el catéter por la parte más cercana al paciente.
 Anotar la fecha de cambio en los equipos y señalizar el contenido de las perfusiones y la
cantidad de fármaco.

Retirada del catéter venoso central (CVC).

 Limpiar la piel con clorhexidina alcohólica al 2%.


 Retirar los puntos de sutura y el catéter suavemente con técnica estéril.
 Aplicar apósito estéril.

Si se precisa cultivo de la punta del catéter:

 Cortar con bisturí estéril 5 cm de la punta.


 Introducir la punta en recipiente estéril de recogida de muestras.
 Etiquetar la muestra y cursar a laboratorio
Curación de catéter.

La curación del sitio de inserción del catéter venoso central se realiza cada 7 días o de forma
inmediata cuando el apósito esté húmedo, sucio o despegado, al grado que comprometa la
permanencia del catéter. Con este procedimiento se disminuyen los riesgos de una infección.

Cuando se realice la
curación del catéter es
importante registrar
cualquier anomalía como:

1. Si el paciente
presenta o ha
presentado fiebre
después de la
aplicación de
heparina y/o
ministración de
medicamentos.
2. Si se ha tenido
dificultad para la aplicación del medicamento o la heparina.
3. Si hubo necesidad de aplicar la heparina más de 1 vez.
4. Si presenta dolor en el sitio donde está instalado el catéter.
5. Si el apósito ha causado alguna molestia como: eritema, laceración, prurito, irritación,
ardor, etc.
6. Si se ha hinchado el brazo, le duele el hombro o ha notado algún cambio en la mano del
lado del catéter.

Cuidado de CVC.

Para el cuidado de los CVC se deben realizar los siguientes pasos:

1. Realizar la higiene de manos antes y después de manipular los CVC, así como de la
medicación que se infundirá a través de ellos.
2. Las curaciones del sitio de inserción se deben realizar con un antiséptico a base de
clorhexidina y se cambiarán los apósitos: 1) transparentes al menos cada 7 días o
inmediatamente si está sucio, suelto o húmedo; 2) gasa 2 días o antes si el apósito está
sucio, suelto o húmedo.
3. Siempre se procederá a efectuar la desinfección de los conectores del CVC, los
conectores sin aguja y puertos de inyección previa a acceder a ellos. Se recomienda la
desinfección a través del frotado del puerto durante 10 segundos con alcohol al 70%
seguido de 30 segundos de secado.
4. Evaluar diariamente la necesidad del CVC, implementando auditorías o incorporando su
evaluación en los pases de guardia, retirando los CVC que no sean esenciales.
5. Implementar la vigilancia de las IACVC en los establecimientos de salud. Asimismo, se
debe implementar el control del cumplimiento de los paquetes de medidas para prevenir
las IACVC.

Diversos trabajos han demostrado que el cambio de las tubuladuras destinadas a la infusión
puede realizarse de forma segura cada 96 hs. Recientemente un ensayo aleatorizado,
controlado y enmascarado, ha demostrado que la utilización del equipo de infusión se puede
extender de manera segura a 7 días con las reducciones resultantes de costos y carga de
trabajo.

No obstante, las tubuladuras que se utilizan para administrar fluidos que facilitan la proliferación
de microorganismos (sangre, hemoderivados, formulaciones lipídicas) deben cambiarse al
finalizar la infusión o de lo contrario dentro de las 24 horas de administrada. Asimismo, las
tubuladuras utilizadas para administrar infusiones de propofol se deben cambiar cada 6 o 12
horas, cuando el vial es reemplazado.
Tipos de infeccionas relacionadas a CVC.

La infección es la complicación más frecuente y grave de los catéteres venosos centrales


(CVC). Se estima en torno al 48% a partir de los 6 meses, siendo de 3,8-6,6 episodios/1.000
días de uso de catéter temporal y 1,6-5,5 episodios/1.000 días de uso de catéter tunelizado. El
empleo de un CVC tunelizado conlleva un aumento en el riesgo de bacteriemia de 20 veces vs
7 veces con respecto a la fístula. Suele ser la causa principal de retirada del catéter, produce
una alta morbilidad y supone la pérdida de un acceso vascular generalmente en pacientes que
no tienen otra posibilidad de acceso. El manejo de las infecciones varía en función de la
gravedad de la infección, la necesidad de mantener el catéter y el tipo de catéter (tunelizado o
no tunelizado).

Los microorganismos que producen la IACVC pueden ingresar a los mismos a través de dos
vías.

- Extraluminal: desde la piel adyacente al lugar de inserción del CVC, es la vía de infección más
importante, los microorganismos contaminan la superficie extraluminal del catéter hasta llegar a
la punta intravascular del mismo. Estas infecciones generalmente se producen durante la
primera semana desde el momento de la inserción y están relacionadas a fallas durante dicho
procedimiento.
- Intraluminal: 1) por contaminación directa del CVC o cualquier punto a lo largo de la vía al
manipular el sistema inadecuadamente (contaminación de los sitios de conexión o puertos de
acceso por manos del personal de salud (PS) o de la flora proveniente del propio paciente); 2)
con menor frecuencia por vía hematógena desde un foco infeccioso a distancia; y 3) raramente
por contaminación intrínseca de la infusión durante su fabricación, o extrínseca durante el
procedimiento de preparación o administración. Por lo general, las infecciones producidas a
través de esta vía se evidencian luego de la primera semana de colocación del CVC y se
relacionan al proceso de mantenimiento.

Luego de la inserción de un CVC, las proteínas plasmáticas comienzan a adherirse a él, lo que
puede dar lugar a la formación de una vaina de fibrina. Si los microorganismos acceden al CVC
por vía extra o intraluminal, primero se adhieren al mismo y comienzan a multiplicarse y generar
una capa protectora, dando como resultado la formación del biofilm, generando un entorno
protector contra la acción de la respuesta inmunológica del huésped y de los tratamientos
antimicrobianos.

Una infección del orificio del catéter. Se tomará cultivo del orificio o de la supuración con una
torunda. Con respecto al tratamiento antibiótico, no hay evidencia ni las guías clínicas se
pronuncian al respecto. En nuestra opinión, según el aspecto del orificio, se tratará con
antibiótico tópico (ciprofloxacino o gentamicina) o intravenoso (cefazolina) hasta el resultado del
antibiograma, para ajustar el antibiótico posteriormente y tratar durante 7-10 días. Si antes
aparecen signos de bacteriemia, se seguirá el protocolo correspondiente.

Las bacterias grampositivas son los microorganismos causantes de las IACVC más frecuentes,
aunque durante los últimos años los bacilos gramnegativos han cobrado mayor relevancia,
principalmente cepas multirresistentes, así como también distintas especies de Cándida. Los
microorganismos más frecuentemente hallados en las infecciones primarias de la sangre
asociadas a catéteres centrales en Unidades de Cuidados Intensivos de adultos polivalentes
fueron: K. pneumoniae (26,78%), seguida de Staphylococcus coagulasa negativo (13,34%), S.
aureus (9,5%), A. baumannii (6,8%), P. aeruginosa (6,39%); mientras que en las UCI neonatales
predominaron los cocos grampositivos. Los principales microorganismos hallados en estos
últimos casos fueron los Staphylococcus coagulasa negativo el 52% de los patógenos aislados
(S. epidermidis 21,05%, S. haemolyticus 11,11% y otros 21,05%, porcentajes sobre el total de
microorganismos hallados en estas infecciones), seguido de S. aureus (12,87%), K.
pneumoniae (6,43%) y Complejo Cándida parapsilosis (4,68%).
Normas generales de actuación,

 Ante la aparición de fiebre y/o escalofríos en un paciente portador de CVC deben


extraerse hemocultivos simultáneos de sangre periférica y de ambas ramas del catéter.
 El catéter debe ser retirado inmediatamente si existe sospecha de bacteriemia por
catéter asociada a shock o tunelitis con fiebre.
 En los casos de sospecha de bacteriemia por catéter ha de iniciarse antibioterapia
empírica a la espera del resultado de los hemocultivos.
 Siempre que se paute antibioterapia sistémica habrá que realizar sellado del catéter. El
sellado aislado no es efectivo.
Protocolo de síndrome febril en pacientes con CVC.
Manejo de pacientes con infección relacionada a CVC o CA de corta estancia.
Manejo de paciente con infección relacionada a CVC de larga estancia.
Antimicrobianos para el tratamiento etiológico de las infecciones relacionadas con los
CVC.

Cuando se define que un paciente tiene bacteriemia relacionada a catéter y se decide iniciar
tratamiento antimicrobiano. Para la duración de esta terapia, debe considerarse como día uno,
al primer día de negativización del cultivo.

El uso de vancomicina empírico debe considerarse cuando incrementa la prevalencia de S.


aureus meticilino-resistente (SAMR).

El uso empírico de un esquema antimicrobiano para cubrir bacilos Gram negativos, debe
basarse en los resultados de las pruebas de sensibilidad locales y en la gravedad de la
infección, esta se recomienda en pacientes neutropenicos, en pacientes con sepsis, con
enfermedad grave o en pacientes colonizados por estos microorganismos, hasta que se
dispone de los resultados de los cultivos y de las pruebas de sensibilidad antimicrobiana, para
evaluar el ajuste del tratamiento.

En pacientes críticamente enfermos son sospecha de bacteriemia relacionada a catéter (BRC),


con inserción femoral del catéter, el tratamiento empírico antimicrobiano debe incluir cobertura
para bacilos Gram negativos y Candida sp.

El tratamiento empírico, ante la sospecha de candidemia relacionada a catéter, debe


considerarse en pacientes sépticos con cualquiera de los siguientes factores de riesgo: nutrición
parenteral total (NPT), uso prolongado de antimicrobianos de amplio espectro, en pacientes
hemato-oncologicos.

En aquellos pacientes en quienes se desea intentar salvar el catéter (excepto en pacientes


infectados por Candida sp, Bacilos Gram negativos no fermentadores o S. aureus), puede
intentarse el sellado del catéter para salvarlo; si esto no se puede, se administra la terapia
antimicrobiana por el catéter colonizado.

El tratamiento en pacientes con bacteriemia o fungemia persistentes, debe administrarse


tratamiento antimicrobiano durante cuatro a seis semanas después del retiro del catéter.

En pacientes con endocarditis o tromboflebitis supurativa y en pacientes padiatricos con


osteomielitis, el ttratamiento debe prolongarse por seis a ocho semanas.

Si el paciente que tiene un CVC o un catéter arterial y desarrolla sepsis inexplicable o eritema
en el sitio de inserción debe retirarse el catéter y colocar si es necesario otro nuevo, en otro
sitio.
Sellado del catéter.

Duración de tratamiento de infecciones de cvc.

Situaciones particulares:
1. Infección del orificio del CVC: Administrar quinolona tópica. Si clínica sistémica o
sospecha de bacteriemia, realizar hemocultivo y actuar según lo indicado para BRC.
2. Infección urinaria o respiratoria en paciente con CVC: Administrar tratamiento oral. Si
clínica sistémica o sospecha de bacteriemia, realizar hemocultivo y actuar según lo
indicado para BRC.
Uso de lumen.
Cabe mencionar que existen diversos estudios que hacen recomendaciones acerca del modo
adecuado del uso de los puertos al igual que los fabricantes, quedando de la siguiente manera:

Línea Distal: situada en la punta de catéter en la vena cava superior, se destina pues a las
mediciones de PVC, en las que es necesario manipular e interrumpir el resto de perfusiones;
dispone además de un calibre grueso, se destinaría a su vez a fluidoterapia y medicación
puntual, especialmente con altos flujos y líquidos espesos, como la albúmina. También para
transfusiones.

Línea medial: aunque no parece que haya evidencia sobre la línea para perfundir Nutrición
Parenteral, ésta debe ser administrada por línea exclusiva y evitar manipulaciones esto es por
su alto grado de colonización bacteriana.

Línea Proximal: Se emplea para sedoanalgesia y/o aminas (por ejemplo Noradrenalina). El
efecto bolus en caso de estar en líneas más alejadas tampoco parece demostrado, ya que
hablamos en todo caso de venas de grueso calibre donde la medicación se diluye
inmediatamente en el flujo sanguíneo.
Cuidados post colocación de un CVC.

Algunos cuidado a tener en cuenta con un paciente con CVC son


 Mantener la zona de inserción del catéter limpia y seca.
 Vigilar y registrar el aspecto y flujo de sangre en el catéter.
 Realizar curas periódicas para prevenir infecciones.
 Administrar medicamentos y líquidos siguiendo las indicaciones del médico.
Un adecuado cuidado de enfermería es esencial para prevenir complicaciones asociadas al uso
de un CVC. Algunos de los cuidados más importantes son:

 Realizar una adecuada higiene de manos antes de cualquier manipulación del CVC.
 Mantener una técnica aséptica durante los procedimientos de inserción y cura.
 Realizar lavados diarios del puerto de acceso con solución salina heparinizada para
prevenir la formación de coágulos.
 Vigilar y evaluar diariamente el estado de la inserción del CVC, asegurándose de la
ausencia de signos de infección o disfunción.

Además de los puntos mencionados, es importante fomentar la educación del paciente y de sus
familiares sobre el cuidado del CVC. Esto incluye enseñarles cómo vigilar signos de infección,
cómo realizar una adecuada higiene alrededor del sitio de inserción y qué hacer en caso de
presentar algún problema o complicación.

Es importante recordar que los cuidados de enfermería en el manejo del CVC son
fundamentales para prevenir complicaciones graves. Un correcto cumplimiento de los
protocolos de cuidado y una vigilancia constante son clave para garantizar un acceso venoso
seguro y eficaz.
Los catéteres venosos centrales (CVC) desempeñan un papel fundamental en la administración
de medicamentos, la extracción de muestras sanguíneas y la monitorización hemodinámica en
los pacientes de la unidad de cuidados intensivos (UC). Sin embargo, su uso conlleva riesgos
potenciales, como infecciones y complicaciones relacionadas con la inserción y el manejo
incorrecto. Por esta razón, los cuidados de enfermería desempeñan un papel crucial para
minimizar estos riesgos y garantizar la seguridad y bienestar de los pacientes.
Los cuidados de enfermería adecuados incluyen la correcta inserción y fijación del catéter, el
manejo estéril durante los cambios de apósitos y la observación continua de signos de infección
o cualquier complicación asociada. Además, es esencial realizar lavados y curas periódicas
utilizando técnicas asépticas, así como asegurar la correcta manipulación y administración de
las soluciones y medicamentos. Estos cuidados no solo previenen infecciones relacionadas con
el CVC, sino que también ayudan a mantener la permeabilidad del catéter y a evitar
complicaciones graves, como la trombosis venosa.

Es importante que los profesionales de enfermería estén capacitados y actualizados en los


protocolos y prácticas recomendadas para el cuidado de los catéteres venosos centrales. Esto
implica la adquisición de habilidades técnicas, como una inserción adecuada del catéter y el
conocimiento de las técnicas de desinfección y asepsia. Además, la comunicación y
colaboración interdisciplinaria son fundamentales, ya que el trabajo en equipo entre médicos y
enfermeras garantiza una atención integral y segura para el paciente.
Recomendaciones de enfermería para el cuidado del catéter venoso central.
Patologías más frecuentes en pacientes con CVC.

Para manejar el riesgo de complicación de un procedimiento determinado, del punto de vista


operativo se puede sistematizar el procedimiento en factores. Para la instalación de un CVC se
puede hablar de factores dependientes del operador, factores dependientes del paciente y
factores dependientes del tipo de catéter a usar y que en mayor o menor medida determinan el
riesgo de una complicación en particular y pueden incidir en su prevención.
A continuación se revisaran las complicaciones más frecuentes o que revisten mayor gravedad
en relación a los accesos venosos centrales, algunos elementos diagnósticos de prevención y
manejo.

Neumotórax.

Es una complicación frecuente de la inserción de un CVC, con una incidencia estimada de 1,5-
3,1% para de acceso subclavio. Es raro en la cateterización de la vena yugular interna (VYI),
pero también ocurre 0<.1 a 0.2%, especialmente con punciones anteriores bajas o posteriores.

Consiste en la presencia de aire en la cavidad pleural; entre el pulmón y la pared torácica y es


causado por la punción accidental de la membrana pleural con pérdida de su integridad dejando
comunicados, a través de la vía aérea, la atmósfera con el espacio pleural y por la subsecuente
pasada de aire de la atmósfera hacia la cavidad pleural de menor presión.

Puede ser causado por la aguja, la guía, el dilatador o el catéter usados para el acceso yugular
o subclavio.

El diagnóstico de un neumotórax es a menudo tardío por lo que el operador debe estar atento.
Cuando es pequeño, asintomático, a menudo puede no requerir tratamiento y se resuelve en
forma espontánea, pero también se puede presentar como una emergencia y debe ser
sospechado, diagnosticado y tratado prontamente.

Sospecha Clínica: La aspiración de aire con la


jeringa durante una punción subclavia ya es
sospechoso de pérdida de la indemnidad pleural.

Los síntomas de un neumotórax incluyen, disnea,


taquicardia, hipotensión, agitación, tos seca, dolor
pleurítico o dolor de hombro.

La Rx de tórax es característica, no obstante a


veces la precocidad del examen para control de la
ubicación del CVC no da tiempo para evidenciar la separación de las pleuras.

Prevención: Los pacientes con mayor riesgo de neumotórax son aquellos que presentan
insuficiencia respiratoria ya sea ventilados o no. Es deseable en estos casos evitar las
punciones subclavias en favor de acceso yugular y en caso de no tener alternativas el concurso
de un operador experimentado.
Un acceso extra-torácico que puede ser más seguro es el abordaje axilar bajo visión de
ultrasonografía.

Manejo: Cuando el neumotórax es pequeño se puede resolver espontáneamente y basta con


observación clínica y control de imágenes diario. Si el paciente experimenta dificultad
respiratoria debe iniciar aporte de O2, monitoreo con SpO2 y hemodinámico mientras se avisa
al cirujano correspondiente para evaluar la instalación de un drenaje pleural. Cuando ocurre en
el paciente ventilado con presión positiva, en general requiere la instalación de un drenaje
pleural para evitar la ocurrencia del neumotórax hipertensivo.

Embolia aérea.

Es difícil determinar la incidencia real de Embolia Aérea (EA) relacionada a CVC pues la
mayoría de las veces cursa en forma subclínica, sin resultar en repercusiones severas y por lo
tanto no es notificado. No obstante, la instalación o retiro de un CVC puede hacer que
pequeñas cantidades de aire entren a la circulación venosa por lo que, de un punto de vista
operativo, este procedimiento se considera con riesgo relativo alto para EA, con incidencia
mayor al 25%. Cuando producto de EA, se busca repercusiones clínicas severas hay reportes
de 0.13 % de incidencia.

El aire se distribuye según la posición del paciente, siguiendo el flujo de la sangre y la gravedad
ubicándose en los lugares más altos, usualmente no causa mayores problemas, entra a la
circulación pulmonar y allí se reabsorbe.

Diferente es la situación al pasar a la circulación arterial, como embolia paradojal, donde al


alojarse en arterias cerebrales puede producir un accidente isquémico transitorio o incluso un
accidente cerebro-vascular, el 20% de los pacientes presenta foramen oval permeable

La morbilidad y letalidad de la EA está directamente relacionada al volumen de aire y a la


velocidad de acumulación. Estudios animales han escrutado el volumen necesario para producir
colapso circulatorio, así, un bolo de aire de 0,5 a 0.75ml/k de peso en conejos y 7,5 a 15ml/k en
perros son letales. En seres humanos hay reportes de colapso circulatorio con 150 a 300ml,
pero no hay una dosis letal establecida.

Prevención durante la inserción del catéter: Una técnica rigurosa, adecuada evaluación del
paciente y conocimiento de los factores que reconocidamente aumentan la probabilidad de este
evento son vitales. Un paciente bien hidratado y asegurarse que la vena en cuestión está bajo
el nivel del corazón en el momento del procedimiento es básico. Los pacientes con accesos
venosos en la mitad superior del cuerpo deben estar en posición de Trendelemburg, mientras
aquellos con accesos en las femorales deben estar en posición de Fowler.

Diagnóstico: Los métodos de detección de EA de mayor sensibilidad son ecocardiografía


trans-esofágica (ETE), Doppler precordial, catéter de swan-ganz y el doppler trans-craneano
(DTC), todos métodos o de baja disponibilidad o francamente invasivos de cara al
procedimiento.

En la práctica diaria en la instalación de un CVC los síntomas de una EA significativa puede ser
respiratorios, como disnea, tos, sensación de falta de aire, dolor torácico; o neurológicos que
van desde confusión al coma. Al examen pulmonar hay crepitaciones, sibilancias y polipnea. Si
el paciente está ventilado habrá una caída del et CO2 y de la SpO2.

Manejo: Los pilares del manejo en caso de EA significativa son: prevenir mayor entrada de aire;
reducción, si se puede, del aire intravascular; soporte hemodinámico.

Si bien es cierto el cuadro clínico de EA masiva es con aumento de resistencia vascular


pulmonar, falla de ventrículo derecho y bajo débito secundario, el soporte inicial de emergencia
pueden ser bolos de
epinefrina para
posteriormente
instaurar Dobutamina
a dosis de 5 ug por
kilo minuto titulando
hasta obtener
respuesta estable y
eventualmente
norepinefrina para
mejorar perfusión de
ventrículo izquierdo.

Mal posición de CVC.

Se define cuando el catéter está en el sistema venoso pero la punta del catéter no está en la
aurícula derecha VCS o VCI; o cuando el catéter está fuera del sistema venoso, doblado o
cuando el tercio distal del catéter no va paralelo a la pared de la vena.
La incidencia va de 5% para acceso yugular a 9% para acceso subclavio.

Los catéteres subclavios pueden ubicarse en la vena yugular interna ipsi-lateral o en la


subclavia contra-lateral. Los catéteres yugulares pueden seguir el curso de las subclavias y
también de la yugular del lado opuesto.

Diagnóstico: Cuando no se logra medición de PVC o hay un trazado anormal.

 Cuando no refluyen los lúmenes.


 Cuando hay problemas de permeabilidad del catéter.
 Cuando hay molestias al pasar volumen o medicamentos.
 Cuando hay trombosis de los lúmenes.
 Radiografía de control

Prevención: Contar con visión fluoroscópica al momento de instalar el CVC hace el diagnóstico
inmediato de mal posición con la posibilidad de intentar corregir al instante.

Manejo: La mayor parte de las veces un catéter mal posicionado debe ser reposicionado bajo
control radiológico o sencillamente retirado y reinstalado por el mismo acceso o en otra posición
anatómica. No obstante hay pacientes multi-puncionados cuyos accesos vasculares a veces
quedan limitados a una sola opción. En estos casos se debe sopesar el riesgo de daño
derivado de un catéter mal posicionado instalado con el riesgo de trombosis e infección etc. con
los riesgos de someter al paciente a nuevas punciones.

Perforación de grandes venas

La lesión de grandes venas en relación con la instalación o uso de un CVC, si bien es cierto es
de baja ocurrencia, existe y puede ser fuente de importante morbilidad e incluso mortalidad. La
incidencia es difícil de determinar, anualmente hay reportes de serios eventos relacionados con
esta complicación, lo que la hace una complicación, si bien infrecuente, no rara con un 0.25 a
0.4%. Durante la instalación de un CVC se puede producir por daño directo ocasionado por
guías, dilatadores, introductores. Estos últimos de una longitud más que suficiente para producir
lesiones vasculares intra-torácicas. También se puede producir perforación de VCS en forma
diferida con catéteres mal posicionados que al estar apoyados contra la pared venosa terminan
por desvitalizarla y permean hacia el mediastino.

Las pérdidas de continuidad de grandes venas incluso de la aurícula derecha pueden ser “bien
toleradas” cuando hay tejido intacto alrededor, buena coagulación y presiones venosas dentro
de rangos de normalidad. El mayor riesgo es hemorragia incontrolable, hemo-pericardio con
taponamiento que puede ser temporalmente alejado de la instalación del CVC, no vigilado y
desembocar en la muerte del paciente.

Prevención: Como se describe hay dos etapas en que se puede evidenciar la complicación de
rotura de grandes venas: el tiempo de inserción del catéter y el período de mantención. Por lo
tanto la estrategia de prevención o diagnóstico de estas lesiones se puede ordenar en estas
dos etapas.

Elegir el catéter de la longitud adecuada. Suele ocurrir, que catéteres mal seleccionados, muy
cortos, deben ser introducidos hasta el tope donde están los elementos de fijación a la piel y en
caso de quedar por sobre la carina no hay posibilidad de avanzarlo para reposicionar.

Diagnóstico y Manejo: La perforación de la VCS se puede presentar como hemotórax derecho


o derrame pleural o pericárdico de fluidos administrados.

La perforación de la VCS inferior o de aurícula derecha puede presentarse como


tamponamiento cardiaco, con hipotensión, incremento de las presiones yugulares, shock y
asistolia.Cualquier rotura venosa o de aurícula derecha en paciente con cardiopatía e
incremento de presiones en cámaras derechas o fuerte reposición de volumen va a tener una
evolución clínica más rápida. El gradiente de presión con el mediastino y la cavidad pleural
favorecerá la pérdida de volumen a estos espacios.
Las complicaciones mecánicas de los CVC como se ha descrito, son frecuentes, pueden ser de
gran importancia y tener graves consecuencias para el paciente. Afortunadamente las más
severas son de rara ocurrencia, pero existen y por eso siempre que se indica o instala un CVC,
debe haber certeza de los beneficios que se obtienen con su uso y de los riesgos que implica
instalarlo. Llevar la frecuencia de complicaciones a cero es imposible, pero se pueden prevenir
mediante una técnica rigurosa, adecuada evaluación del paciente, uso de ultrasonografía y uso
de radioscopía rutinaria.

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