c40105 Bloque de Constitucionalidad
c40105 Bloque de Constitucionalidad
c40105 Bloque de Constitucionalidad
BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD-Noción
No ofrece ninguna duda que todos los convenios internacionales del trabajo
ratificados por Colombia fueron integrados a la legislación interna, por
disposición expresa del inciso cuarto del artículo 53 de la Constitución. Esto
significa que, de manera general, todos estos convenios adquieren el carácter de
normas jurídicas obligatorias en el derecho interno por el solo hecho de su
ratificación, sin que sea necesario que se dicten nuevas leyes para incorporar su
contenido específico en el ordenamiento jurídico del país o para desarrollarlo.
Es preciso distinguir entre los convenios de la OIT, puesto que si bien todos los
que han sido “debidamente ratificados” por Colombia, “hacen parte de la
legislación interna” -es decir, son normas jurídicas principales y obligatorias
para todos los habitantes del territorio nacional, sin necesidad de que una ley
posterior los desarrolle en el derecho interno- no todos los convenios forman
parte del bloque de constitucionalidad, en razón a que algunos no reconocen ni
regulan derechos humanos, sino aspectos administrativos, estadísticos o de otra
índole no constitucional. Igualmente, es claro que algunos convenios deben
necesariamente formar parte del bloque de constitucionalidad, puesto que
protegen derechos humanos en el ámbito laboral. Adicionalmente, la Corte
Constitucional puede, como ya lo ha hecho, de acuerdo con criterios objetivos,
indicar de manera específica qué otros convenios forman parte del bloque de
constitucionalidad en sentido lato, en razón a que son un referente para
interpretar los derechos de los trabajadores y darle plena efectividad al principio
fundamental de la protección del trabajador y al derecho al trabajo. Cuando
algún convenio prohíba la limitación de un derecho humano durante un estado de
excepción o desarrolle tal prohibición, corresponde a la Corte señalar
específicamente su pertenencia al bloque de constitucionalidad en sentido estricto,
como también lo ha realizado en sentencias anteriores.
Los convenios de la OIT ratificados por Colombia son fuente principal y son
aplicables directamente para resolver las controversias. Además, es importante
recalcar que los convenios que integran el bloque de constitucionalidad en sentido
lato orientan la interpretación de la norma suprema, y que aquellos convenios que
forman parte del bloque de constitucionalidad en sentido estricto prevalecen en el
orden interno. Así habrán de valorarlos especialmente los jueces y los
funcionarios administrativos.
Magistrado Ponente:
Dr. MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
III. LA DEMANDA
Expresa que el Código Sustantivo del Trabajo fue proferido mediante los decretos
2663 y 3742 de 1950, los cuales fueron adoptados como legislación permanente a
través de la ley 141 de 1961. Por eso, el mencionado Código respondió a los
lineamientos de la Constitución de 1886, bajo la cual “el tema de la incorporación
de los tratados internacionales al ordenamiento jurídico interno se entendió
predominantemente bajo la denominada teoría dualista: es decir, los contenidos de
un instrumento internacional perfeccionado (o sea, aprobados por el Congreso y
ratificados por el Ejecutivo), no se consideraban elementos integradores de la
normatividad hasta tanto ellos no fueran transpuestos a ésta mediante leyes en
sentido material, posteriores a la respectiva ley aprobatoria del instrumento.
Mientras ello no sucediera, dichas normas internacionales – aun en el caso de estar
ratificadas por el gobierno colombiano -, podían tener existencia y validez ante los
sujetos de derecho internacional involucrados, pero en el ámbito interno no tenían
efectos, aún en contra de normas internas que les fueran contrarias.”
Anota que los artículos 21 y 215 de la anterior Constitución sirvieron de base para
la teoría dualista y que, a pesar de los amplios debates que se suscitaron entre las
tesis monista y dualista, ésta última predominó durante la vigencia de la
Constitución de 1886.
Agrega que tanto los decretos que le dieron vida al CÓDIGO SUSTANTIVO DEL
TRABAJO como la ley que los incorporó de manera definitiva a la legislación
respondieron a la teoría dualista y que ello permite comprender “que el CÓDIGO
SUSTANTIVO DEL TRABAJO en su artículo 19 considere a ‘los convenios’ de
la OIT en sí mismos (se entiende que los ratificados por el Estado) como meras
normas supletorias en la labor de aplicar el Derecho del Trabajo.” En efecto, bajo
las tesis dualistas no se podía admitir que un tratado internacional del trabajo
“constituyera, por sí mismo, ‘norma exactamente aplicable al caso controvertido’,
aun en el caso de que hubiera sido perfeccionado. Por eso, según el artículo 19, el
operador jurídico sólo puede recurrir a ese convenio luego de que haya agotado la
analogía legis o iuris, los principios derivados del Código, ‘la jurisprudencia, la
costumbre o el uso y la doctrina.”
Por lo tanto, concluye que “un convenio internacional del trabajo ratificado (y
promulgado), es una norma jurídica válida y obligatoria, de carácter erga
omnes, en el ámbito interno estatal.” Para el efecto introduce la diferenciación
entre las normas autoejecutivas o autoaplicables – que son las que “una vez
incorporadas al ordenamiento interno del país que las recibe, fundamentan
directamente derechos subjetivos, es decir, pueden aplicarse de inmediato sin
necesidad de emitir normas internas que las adopten, desarrollen o potencien
(vale decir, sin necesidad de desarrollo reglamentario) – y las normas
programáticas – que son aquellas que “[d]esde el punto de vista jurídico,
exigen a los Estados que se obligan con los tratados que las contienen, efectuar
un desarrollo legislativo o reglamentario interno de las mismas (ley, decreto,
resolución), para que puedan aplicarse individualizada y directamente en sus
ámbitos territoriales.”
Agrega que los tratados internacionales imponen a los Estados las obligaciones
de respetar, proteger y cumplir sus normas y que estas obligaciones comportan
exigencias de conducta y de resultados para el Estado. De allí deduce que
“dentro de la obligación genérica de cumplir y, dentro de ella, la específica de
obtener un resultado, se impone al Estado, entre otras acciones, adoptar las
medidas legislativas necesarias para lograr la plena efectividad de los derechos
contenidos en los tratados internacionales, mediante la adecuación de su
ordenamiento interno con el objetivo y las disposiciones del respectivo
instrumento internacional.” Por consiguiente, considera que la expresión
demandada del artículo 19 del CÓDIGO SUSTANTIVO DEL TRABAJO deja
al Estado colombiano como transgresor de los principios de la Convención de
Viena y de las obligaciones establecidas por la doctrina internacional para los
Estados que han ratificado un tratado, con lo cual se vulneraría el artículo 9 de
la Constitución.
IV. INTERVENCIONES
“(...) existe una clara diferencia a nivel jerárquico entre los tratados que
reconocen derechos humanos y que impiden su limitación en estados de
excepción y los de trabajo, toda vez que estos una vez ratificados hacen
parte de la legislación interna al margen de la Constitución, mientras que
aquellos tienen una prevalencia respecto de la Constitución...
“Así las cosas, yerra el demandante al decir con base en la teoría monista
de los tratados internacionales ratificados por Colombia, que se deberá
aplicar de manera directa los mismos sobre las demás normas de derecho
interno, por cuanto la teoría monista lo que permite es que los tratados
ingresen al derecho interno formando una unidad normativa que en todo
caso no podrá serlo en desmedro del derecho escrito que emana de
nuestras instituciones, al cual deberán acudir de manera directa los
jueces de la República (...), a excepción de los tratados que hacen parte
del bloque de constitucionalidad por prevalecer en el orden interno.
“(...)
En el escrito se afirma:
Luego, manifiesta su desacuerdo con lo manifestado por el actor acerca de que, por
obra de la norma demandada, Colombia transgrede los principios del derecho
internacional. Ello, por cuanto “hoy en día el Juez debe aplicar TODOS los
tratados internacionales que se encuentren ratificados al ser parte del ordenamiento
jurídico interno por vía de su ley aprobatoria. No podemos confundir la jerarquía
de un tratado con su aplicabilidad.// En efecto, el hecho de que el artículo 93 de la
Carta Política establezca que los tratados de derechos humanos debidamente
ratificados por Colombia y que no pueden ser limitados en estados de excepción
tengan rango constitucional, no implica de ninguna forma que los tratados en
materia laboral que no cumplan con estos parámetros no deban ser aplicados por
los Jueces de la República como una ley, no como norma constitucional.”
Volviendo a los tipos de obligaciones que surgen para los Estados a partir de los
tratados, afirma que “si lo que busca la norma demandada es aplicar un tratado que
ha sido ratificado por Colombia, nos encontraríamos frente a una norma que se
encuentra obsoleta frente a la Constitución Política, caso en el que el artículo 19
del C.S.T. debe ser considerado parcialmente inexequible...” Aclara, sin embargo,
que “si el objeto y fin de la norma en mención es aplicar fuentes del derecho
internacional en el derecho interno, el artículo 19 no tendría por qué ser declarado
inconstitucional.”
Al respecto manifiesta que si el artículo 19 del C.S.T. tiene por fin dar
cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 9 de la Constitución - que prescribe que
“[l]as relaciones exteriores del Estado se fundamentan en (...) el reconocimiento
de los principios del Derecho Internacional aceptados por Colombia” -, y de esta
manera persigue “aplicar los principios generales del derecho que se encuentren
plasmados en diferentes tratados en materia laboral, no vemos por qué este artículo
debe ser declarado inconstitucional por la Corte. Lo anterior siempre y cuando esta
aplicación se haga en el interregno entre la suscripción y la ratificación del tratado
y sea indispensable para evitar que el Estado incurra en responsabilidad
internacional por ir en contra del objeto y fin del tratado.”
Manifiesta que el tipo de reconocimiento del derecho internacional que hacen los
distintos Estados depende de si se trata del Derecho Internacional consuetudinario,
del Derecho internacional derivado de los tratados o del derecho institucional
internacional emanado de las organizaciones internacionales. En relación con el
derecho internacional que surge de los tratados expresa que en la mayoría de los
Estados el derecho constitucional no establece su adopción automática, sino que
su integración en el derecho interno se verifica mediante un procedimiento especial
de recepción, “que más que a la consideraciones teóricas de las doctrinas dualistas
obedece a las exigencias de la técnica constitucional de la separación de poderes...”
Luego, al referirse a los tratados internacionales de derechos humanos y al artículo
93 de la Carta explica: “Del análisis de esta norma [el artículo 93 de la
Constitución] se infiere que los convenios internacionales sobre derechos humanos
han alcanzado la categoría de derecho consuetudinario internacional, debiéndose
adoptar en Colombia automáticamente dichas normas, proclamando además la
superioridad del Derecho Internacional General sobre el derecho interno, siempre y
cuando se trate de tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso,
que reconozcan derechos humanos y que prohíban su limitación los estados de
excepción. En tales casos deben prevalecer en el orden interno. Lo que significa
que este queda subordinado al primero; y lo que es más importante desde el punto
de vista práctico: la norma internacional no necesitaría de ninguna especie de acto
de recepción para se aplicada en el ordenamiento interno colombiano y
prevalecería sobre éste en caso de conflicto.”
Concluye así:
De ora parte, expresa que “para todos es claro que las recomendaciones de la OIT
no son sujeto de ratificación por los Parlamentos Nacionales de los países
miembros, limitándose la fuerza de su aplicación a un consejo de autoridad
competente. En efecto, ni las recomendaciones ni los convenios que no se
encuentran ratificados tienen poder vinculante; pero es claro, y la H. Corte
Constitucional lo ha manifestado en diversas oportunidades, que su sentido y
alcance no es otro que el querer de la colectividad y un deber ser que deslinda la
mera subjetividad para arrimarnos a lo deseable y deseado, como quiera que se
trata de los mínimos apetecibles dentro de los postulados de la justicia social, la
equidad, entre otros.”
Expresa que la norma acusada puede ser interpretada, por lo menos, de dos formas:
i) que todos los convenios de la OIT, incluidos los ratificados por Colombia, son
normas de aplicación supletoria en materia laboral; y ii) que todos los convenios de
la OIT que no han sido ratificados por el país son normas de aplicación supletoria,
dado que los ya ratificados hacen parte del ordenamiento interno. Anota que la
primera interpretación no se ajusta a la Constitución, dado que el artículo 53 de la
misma dispone que los convenios internacionales de trabajo debidamente
ratificados hacen parte de la legislación interna. En cambio, considera que la
segunda lectura de la norma sí está en armonía con lo dispuesto por la
Constitución, y especialmente, con el artículo 53. Esta interpretación debe
entonces conducir a la declaración de constitucionalidad de la norma, en virtud del
principio de conservación del derecho.
7. INTERVENCIÓN DE LA CONFEDERACIÓN GENERAL DE
TRABAJADORES DEMOCRÁTICOS – CGTD
Carlos Rodríguez Mejía y Natalia López Ortiz participaron dentro del proceso, en
representación de la Comisión Colombiana de Juristas. Afirman que la expresión
demandada debe ser declarada inexequible. Además solicitan que la Corte amplíe
el objeto de análisis dentro del proceso para lo cual habría de declarar que existe
unidad normativa entre la expresión demandada y la frase que la sigue a
continuación, que reza: “y recomendaciones adoptadas por la organización y las
conferencias internacionales del trabajo.” Con respecto a esta frase, los
intervinientes solicitan que se declare la inconstitucionalidad de la expresión “la
organización y”.
Con base en lo anterior, afirman que el artículo 19 del C.S.T. hace referencia a
los dos tipos de recomendaciones y que, dado el carácter obligatorio de las
recomendaciones formuladas por los órganos de control de la OIT, como lo ha
expresado la misma Corte, debe declararse la inexequibilidad de la expresión “la
organización y.” Dicen los intervinientes:
Los ciudadanos Edgar Hernán Fuentes Contreras y Diana Carolina Vélez Posada
intervinieron en el proceso para solicitar que se declare la constitucionalidad
condicionada tanto de la expresión demandada como del vocablo
“recomendaciones”, contenido en el mismo artículo 19 del C.S.T.
Aclaran que en el sistema jurídico colombiano existen por lo menos dos casos “que
se acercan al modelo formulativo que poseen los pronunciamientos de la OIT: las
leyes cuadro y la disposiciones constitucionales.” Sobre las primeras manifiestan
que ellas se limitan a crear las reglas generales, mientras que los aspectos
normativos restantes son confiados al Ejecutivo, quien los desarrolla a través de
decretos reglamentarios ampliados.” Sobre las segundas exponen que “la
optimización de los principios y de los derechos fundamentales, bajo la estructura
de la eficacia, ha creado, como bien lo ha reiterado la Corte Constitucional, una
nueva relación entre derechos fundamentales., principios y jueces, en la cual el
logro de la eficacia de los derechos esta dada por el otorgamiento, de manera
prioritaria, al juez, y no ya a la administración o al legislador de la responsabilidad
de que ellos sean aplicados (...) es innegable que con la Constitución de 1991 los
derechos son aquello que los jueces dictan a través de la sentencia de tutela.”
Por lo tanto, afirman:
“(...)
Así, concluyen que “se puede entender que las expresiones del artículo 19 del
C.S.T. deben ser interpretadas de la siguiente forma:
Por lo tanto, considera el representante del Ministerio Público que “el precepto
legal en cuestión constituye precisamente una regla de integración normativa
frente a las probables lagunas que el juez pueda encontrar en la ley laboral en el
desarrollo de su función de aplicarla.” Por ello, asevera que:
“(...) antes que definir el lugar jerárquico que les corresponde a los
convenios internacionales del trabajo en nuestra legislación interna lo
cual es, según el demandante, el designio del legislador en el caso de la
norma acusada junto con la degradación de tales convenios a la
condición de norma supletoria, el auténtico sentido que ostenta la norma
acusada es el de establecer una norma de integración normativa a la cual
pueda acudir el operador jurídico cuando se encuentre ante una situación
no prevista con exactitud en la ley.
Competencia
Cuestión previa
1 El silencio acerca del lugar que ocupaban los tratados internacionales dentro de la normatividad nacional también se presentó en
relación con los tratados de derechos humanos. Es así como en la misma sentencia C-221 de 1992 se hace referencia a
disposiciones del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, sin determinar cuál es su posición dentro
de la jerarquía normativa.
debidamente ratificados, hacen parte de la legislación interna. Ello es aplicable al
Convenio número 98 de la Organización Internacional del Trabajo, relativo al
derecho de sindicalización y de negociación colectiva, aprobado por la Ley 27 de
1976 y ratificado por el Gobierno Nacional el 16 de noviembre de 1976, y el cual
contempla las mismas o similares conductas del artículo 354 del C. S. del T.”
“La Corte ha señalado con claridad ‘que siempre que se habla de bloque
de constitucionalidad, se hace porque en la Constitución una norma suya
así lo ordena y exige su integración, de suerte que la violación de
cualquier norma que lo conforma se resuelve en últimas en una
violación del Estatuto Superior5’. Esto significa que la incorporación de
una norma al bloque de constitucionalidad debe tener fundamento
expreso en la Carta. Es lo que ocurre con los tratados de derechos
humanos, los cuales fueron integrados expresamente por la Constitución
al bloque de constitucionalidad al señalar que sus normas prevalecen en
el orden interno y al prescribir que los derechos y deberes
constitucionales serán interpretados de conformidad con los tratados de
derechos humanos ratificados por Colombia (CP art. 93) 6. Con todo, la
Constitución colombiana no señala en ninguna de sus disposiciones que
el conjunto de los tratados ratificados por Colombia debe ser tenido en
cuenta por la Corte al examinar la constitucionalidad de las leyes. Esto
significa, si se sigue el principio que permite identificar la normatividad
que conforma el bloque de constitucionalidad, que no todos los tratados
internacionales forman parte de él.”
en los tratados internacionales conforman el bloque de constitucionalidad, pues esta calidad sólo se predica de aquellos derechos
que no pueden ser suspendidos durante los Estados de Excepción.
“En reiterada jurisprudencia, la Corte ha considerado que una norma de
carácter legal puede vulnerar la Carta Política no sólo por violar
directamente unos de sus artículos sino, también, cuando conculca una
serie de normas cuyo texto no forma parte del articulado constitucional,
pero al que éste otorga, expresamente, un cierto carácter de
"supralegalidad". Lo anterior ocurre, particularmente, en el caso de los
tratados internacionales de derechos humanos a que se refiere el artículo
93 del Estatuto Superior7, de las leyes orgánicas8 (C.P., artículo 151), de
las leyes estatutarias9 (C.P., artículo 152) y, como se verá adelante, de
los tratados que integran el contenido normativo del artículo 101 de la
Carta. Podría afirmarse que el texto de la Constitución, junto con el
conjunto de normas antes mencionadas, conforman lo que la
jurisprudencia y la doctrina han denominado el bloque de
constitucionalidad en sentido lato, es decir aquellas disposiciones que
pese a no tener, todas ellas, rango constitucional, sirven de parámetro de
control de constitucionalidad10.
“(...)
“(...)
600A/95 (MP. Alejandro Martínez Caballero), SC-287/97 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz).
9 Véanse las sentencias SC-578/95 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz) y SC-358/97 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz).
10 SC-358/97 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz).
en blanco cuyo contenido debe ser completado a la luz de lo dispuesto
en los mencionados instrumentos internacionales. Por vía de la remisión
expresa que a ellos efectúa el artículo 101 de la Constitución, los
tratados que definen los límites del territorio colombiano entran a formar
parte del bloque de constitucionalidad lato sensu, y, por lo tanto, las
normas que expidan las autoridades públicas no pueden contravenirlos a
riesgo de ser declaradas inexequibles por violar el artículo 101 del
Estatuto Superior. Sin embargo, es menester precisar que, aun cuando se
conviertan en parámetro para llevar a cabo el control de
constitucionalidad de las leyes, los tratados sobre límites no tienen valor
constitucional sino un valor normativo similar al de las leyes orgánicas y
las leyes estatutarias, es decir, ostentan una jerarquía intermedia entre la
Constitución y las leyes ordinarias. En esta medida, las normas que
expida el Congreso de la República no pueden modificar lo dispuesto en
los anotados convenios internacionales, cuyo contenido sólo puede ser
alterado mediante la suscripción de otro tratado que expresamente lo
modifique, según se desprende de lo dispuesto en el inciso segundo del
artículo 101 de la Carta.”
10. En relación con los convenios internacionales del trabajo la noción del
bloque de constitucionalidad se aplicó por primera vez para hacer referencia al
convenio 169, sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes. Así,
en la sentencia SU-039 de 1997, M.P. Antonio Barrera Carbonell,11 en la cual se
concedió el amparo impetrado por el Defensor del Pueblo en favor de la
comunidad indígena UWA, con el objeto de que fuera consultada en relación con
una licencia ambiental que había sido concedida para un proyecto de explotación
petrolera en tierras de su resguardo, se afirmó que el convenio hacía parte del
bloque de constitucionalidad y se utilizó para fijar los alcances de la consulta:
“(...)
11Salvaron el voto los magistrados Hernando Herrera Vergara, Fabio Morón Díaz y Vladimiro Naranjo Mesa, y el conjuez Jaime
Vidal Perdomo.
comporta la adopción de relaciones de comunicación y entendimiento,
signadas por el mutuo respeto y la buena fe entre aquéllas y las
autoridades públicas, tendientes a buscar...”
Con base en ello se declaró que no se había configurado realmente una consulta,
razón por la cual se concedió la tutela y se ordenó que se practicara la
mencionada consulta con la comunidad indígena.
La sentencia C-418 de 2002 versó sobre una demanda dirigida contra el inciso
primero del Artículo 122 del Código, que establecía que la autoridad minera
delimitaría las zonas mineras indígenas, y acusaba la norma por cuanto no
contemplaba la consulta para esa demarcación. En la sentencia la Corte se refirió
en distintas ocasiones a la necesidad de consultar con las comunidades indígenas
cuando se trata de la explotación de recursos naturales en sus territorios. Por lo
tanto, consideró que para la delimitación debía “darse aplicación a la regla
contenida en el artículo 330 de la Constitución en armonía con los dispuesto en el
convenio 169 de la OIT (ley 21 de 1991) y en aplicación de lo dispuesto en los
artículos 93 y 94 del Estatuto Superior.” Por lo tanto, en la parte resolutiva la
Corte declaró que la norma era constitucional, “bajo el entendido que en el
procedimiento de señalamiento y delimitación de las zonas mineras indígenas se
deberá dar cumplimiento al parágrafo del Artículo 330 de la Constitución y al
Artículo 15 del Convenio 169 de la OIT, aprobado por la Ley 21 de 1991.”
11. En la sentencia T-568 de 1999, M.P. Carlos Gaviria Díaz, se planteó por
primera vez la integración de los convenios internacionales del trabajo al bloque
de constitucionalidad para tratar sobre asuntos estrictamente laborales. La
sentencia, que versó sobre el despido de trabajadores sindicalizados de las
Empresas Varias de Medellín que continuaron participando en un cese de labores
- a pesar de que la asamblea permanente que habían convocado había sido
declarada ilegal por el Ministerio del Trabajo - concedió el amparo impetrado.
En la ratio decidendi de la providencia se expresó que, al analizar el caso, las
autoridades gubernamentales y judiciales habían desconocido el derecho
12 En el numeral sexto se dispuso: “SEXTO. Declarar EXEQUIBLES, únicamente por los cargos analizados en esta sentencia, la
expresión “siempre y cuando las correspondientes autoridades comunitarias, dentro del plazo que se les señale, no hubieren
ejercitado su derecho preferencial a obtener el título minero para explorar y explotar, con arreglo a lo dispuesto por el Capítulo
XIV de este Código;” contenida en el literal f) y el literal h) del artículo 35 de la Ley 685 de 2001, en el entendido de que las
autoridades mineras deberán cumplir los parámetros establecidos en torno a la consulta previa, esto es, dándole a los grupos
étnicos las respectivas oportunidades para conocer, revisar, debatir y decidir sobre el tema puesto a su consideración, pudiendo al
efecto resolver autónomamente sobre el ejercicio de su derecho de preferencia.”
Igualmente, en el numeral decimotercero se resolvió: “DECIMO TERCERO. Declarar EXEQUIBLE el artículo
127 de la Ley 685 de 2001, en el entendido de que el señalamiento de que trata este artículo deberá hacerse a más
tardar dentro del proceso de consulta establecido en el artículo 122 de esta ley, en términos de la sentencia C-418 de
2002.”
13 La sentencia contó con las aclaraciones de voto de los magistrados Álvaro Tafur Galvis y Jaime Araujo Rentería, y con el
salvamento de voto de los magistrados Alfredo Beltrán Sierra, Jaime Córdoba Triviño y Clara Inés Vargas Hernández
aplicable, por cuanto no habían atendido lo dispuesto en los convenios
internacionales del trabajo y en los tratados de derechos humanos:
“(...)
Contra la sentencia se elevó una solicitud de nulidad por parte del apoderado de las
Empresas Varias de Medellín, la cual fue denegada mediante el Auto de Sala Plena
078-A de 1999, M.P. Carlos Gaviria Díaz. Entre los argumentos planteados por el
recurrente se encontraba el de que la Sala había modificado unilateralmente la
jurisprudencia, “al incorporar dentro del bloque de constitucionalidad los
convenios y recomendaciones de la OIT, sin considerar la naturaleza jurídica de los
mismos, ni el modus operandi que la propia Constitución prevé al respecto en el
artículo 53." La Sala Plena respondió este cargo de la siguiente manera:
14Salvaron el voto los magistrados Eduardo Cifuentes Muñoz y Vladimiro Naranjo Mesa. Aclaró su voto el magistrado Álvaro
Tafur Galvis.
12. A partir de las anteriores decisiones, se puede apreciar que los convenios
internacionales del trabajo han sido invocados como elementos de juicio en
distintas sentencias de la Corte Constitucional sobre asuntos laborales. En varias
providencias se ha mencionado expresamente que los convenios forman parte
del bloque de constitucionalidad.
“(...)
“Esto quiere decir que para efectos del significado que en nuestro
ordenamiento ha de tener la voz salario y, sobre todo, para la protección
judicial del derecho a su pago cumplido, deben integrarse todas las sumas
que sean generadas en virtud de la labor desarrollada por el trabajador, sin
importar las modalidades o denominaciones que puedan asignarles la ley
o las partes contratantes. Así, no sólo se hace referencia a la cifra
quincenal o mensual percibida por el empleado -sentido restringido y
común del vocablo-, sino a todas las cantidades que por concepto de
primas, vacaciones, cesantías, horas extras -entre otras denominaciones-,
tienen origen en la relación laboral y constituyen remuneración o
contraprestación por la labor realizada o el servicio prestado.
15 La sentencia contó con una aclaración de voto del magistrado Eduardo Cifuentes Muñoz.
“Las razones para adoptar una noción de salario expresada en estos
términos, no sólo se encuentran en la ya referida necesidad de integración
de los diferentes órdenes normativos que conforman el bloque de
constitucionalidad, sino que son el reflejo de una concepción garantista
de los derechos fundamentales, que en materia laboral constituye uno de
los pilares esenciales del Estado Social de Derecho...”
14. Por otra parte, en distintas providencias se han invocado los convenios 87 o 95
(o ambos) al juzgar sobre la constitucionalidad de las normas acusadas.
Así, en la sentencia C-567 de 2000, M.P. Alfredo Beltrán Sierra, entre otras
decisiones, se declaró la inconstitucionalidad de una norma que prohibía la
coexistencia de dos o más sindicatos de base en una misma empresa. En la
sentencia se indicó que “la Corte, al avocar el tema, sólo puede realizar el examen
de las normas legales impugnadas frente a la Constitución, y también, en este caso,
al Convenio 87 de la O.I.T., que según jurisprudencia de la Corporación, hace
parte del denominado ‘bloque de constitucionalidad’ (sentencias T-418 de 1992;
C-225 de 1995; y, T-568 de 1999, entre otras).” Por lo tanto, en la providencia se
cotejó la norma demandada con el art. 39 de la Constitución y las disposiciones del
convenio 87 de la OIT, luego de lo cual concluyó que la norma vulneraba el
derecho de asociación sindical:
“(...)
17 La sentencia contó con salvamentos parciales sobre diferentes puntos de los magistrados Antonio Barrera Carbonell, Carlos
Gaviria Díaz y José Gregorio Hernández Galindo; Carlos Gaviria Díaz, José Gregorio Hernández Galindo y Alfredo Beltrán
Sierra; Eduardo Cifuentes Muñoz, Vladimiro Naranjo Mesa y Álvaro Tafur Galvis; y Fabio Morón Díaz.
18 Aclaró su voto la Magistrada Cristina Pardo.
19 También se ocuparon del punto acerca del valor jurídico de los convenios internacionales del trabajo las sentencias C- 381 y C-
385 de 2000, ambas con ponencia del Magistrado Alejandro Martínez Caballero; T-1211 de 2000, M.P. Alejandro Martínez
Caballero; T-474 y T-1303 de 2001, las dos con ponencia del Magistrado Marco Gerardo Monroy Cabra; C-201 de 2002, M.P.
Jaime Araujo Rentería; T- 135 de 2002, Álvaro Tafur Galvis; y T-952 de 2003, M.P. Álvaro Tafur Galvis.
20 Salvaron parcialmente su voto los magistrados Alfredo Beltrán Sierra y Clara Inés Vargas Hernández.
sobre el proyecto de reforma constitucional, la Corte acudió a distintos convenios
al efectuar el juzgamiento de algunas normas de la ley, para determinar si
representaban una sustitución de la Constitución, para lo cual eran relevantes los
tratados que integran el bloque de constitucionalidad. Las mencionadas normas
fijaban topes máximos a las pensiones con cargo a recursos públicos, eliminaban
los regímenes pensionales especiales, determinaban la edad mínima para jubilarse,
ordenaban la revisión de las pensiones otorgadas en contra del ordenamiento
vigente y congelaban por un período determinado los sueldos y pensiones pagados
con recursos públicos. Por lo tanto, procedió también a analizar las normas a la luz
de los convenios sobre las prestaciones de invalidez, vejez y sobrevivientes
(convenio 128) y sobre la negociación colectiva (convenios 98, 151 y 154), de
informes de la Comisión de Expertos de la OIT y de casos adelantados ante el
Comité de Libertad Sindical, para concluir finalmente que las normas juzgadas no
constituían una sustitución de la Constitución.
“(...)
“27. En este orden de ideas, los parámetros de validez del trabajo infantil
y, por ende, la normatividad referente al señalamiento de la edad mínima
para acceder a la vida productiva, tienen su determinación en un marco
constitucional compuesto por el preámbulo y los artículos 44, 45, 67, 93
y 94 del Texto Superior, en armonía con las disposiciones previstas en la
Convención sobre los Derechos del Niño (Ley 12 de 1991) y en los
Convenios No. 138 sobre la “Edad Mínima de Admisión de Empleo”
(Ley 515 de 1999) y No. 182 sobre la “Prohibición de las Peores
Formas de Trabajo Infantil y la Acción Inmediata para su Eliminación”
(Ley 704 de 2001), ambos proferidos por la O.I.T.
Luego, la sentencia recurre en forma extensa a los dos convenios de la OIT para
analizar las normas demandadas. Ello la conduce a declarar la inconstitucionalidad
de una disposición, por ir en contravía de ellos, y a declarar la exequibilidad
condicionada de otras dos, en el entendido de que deben interpretarse a la luz de
los convenios.21
21
Dicen así los numerales pertinentes de la parte resolutiva:
“Segundo.- Declarar EXEQUIBLE la expresión: ‘Prohíbese el trabajo de los menores de catorce (14) años y es
obligación de sus padres disponer que acudan a los centros de enseñanza’, contenida en el inciso 2° del artículo
238 del Decreto-Ley 2737 de 1989, siempre y cuando se entienda que la prestación subordinada de servicios por
parte de menores de quince (15) años y mayores de catorce (14), se encuentra sujeta a las condiciones previstas
en los Convenios Nos. 138 ‘sobre la Edad Mínima de Admisión al Empleo’ y 182 ‘sobre la prohibición de las
peores formas de trabajo infantil’ de la OIT, desarrolladas en los fundamentos Nos. 31 y 33 de esta providencia.
‘La opinión de que los convenios internacionales que tienen que ver
con el derecho al trabajo quedarían por fuera del bloque de
constitucionalidad porque en los Convenios de la OIT no hay
mención expresa de que queda prohibida su limitación en los estados
de excepción y porque su prevalencia es en el orden interno (inciso
1° artículo 93 de la Constitución Política), es una opinión que se cae
de su peso si se considera que el bloque de constitucional se
fundamenta en los dos incisos del artículo 93, el segundo de los
cuales dice: “Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se
interpretarán de conformidad con los tratados internacionales sobre
derechos humanos ratificados por Colombia”, lo cual significa que es
en virtud del inciso 2° del artículo 93 que los Convenios 87 y 98 de la
OIT hacen parte del bloque de constitucionalidad (Ver C-010/2000).
La otra objeción consistente en que los Convenios de la OIT no
harían parte del bloque de constitucionalidad porque el artículo 53 de
la C.P. los ubica dentro de la legislación interna , es inconsistente
porque el inciso 4° del artículo 53 de la C.P. cuando determina que
“Los convenios internacionales del trabajo debidamente ratificados
hacen parte de la legislación interna”, lo que hace es reafirmar aún
más el deber de interpretar los derechos humanos (dentro de ellos los
derechos sociales) de conformidad con los tratados internacionales.
No tendría coherencia que se protegieran todos los derechos humanos
menos los que se refirieran al derecho al trabajo, cuando en la
Constitución de 1991 el trabajo es un derecho fundante (artículo 1°
C.P.), una finalidad de la propia Carta (Preámbulo), un derecho
fundamental (artículo 25). En consecuencia, los Convenios de la OIT
integran el bloque de constitucionalidad en virtud del inciso 2° del
artículo 93 de la C.P. y tal característica se refuerza con lo
determinado en el inciso 4° del artículo 53 ibídem.”
23Sentencia T-1319 de 2001, MP Rodrigo Uprimny Yepes, Fundamento 12., tesis reiterada en las sentencias T-235ª de 2002 y
C-04 de 2003.
disfrutadas, “por año cumplido de servicio y proporcionalmente por fracción de
año.” En la sentencia se declaró la inexequibilidad de la expresión “por año
cumplido de servicio y”, de manera que la compensación deberá hacerse por la
fracción de año que indique el Congreso, sin que pueda ser superior a 6 meses.
En la providencia se expresó acerca de los convenios de la OIT y el bloque de
constitucionalidad:
“(...)
24 Determina la citada norma: “Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los
tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia”.
forman parte del bloque de constitucionalidad. Así, en un primer momento se
enfatizó que todos los convenios internacionales del trabajo hacen parte de la
legislación interna – en armonía con lo establecido en el inciso 4 del artículo 53 de
la Constitución. Luego, varias sentencias empezaron a señalar que varios
convenios de la OIT hacen parte del bloque de constitucionalidad y,
posteriormente, se hizo una distinción entre ellos para señalar que algunos
pertenecen al bloque de constitucionalidad en sentido estricto y otros al bloque de
constitucionalidad en sentido lato.
No ofrece ninguna duda que todos los convenios internacionales del trabajo
ratificados por Colombia fueron integrados a la legislación interna, por disposición
expresa del inciso cuarto del artículo 53 de la Constitución. Esto significa que, de
manera general, todos estos convenios adquieren el carácter de normas jurídicas
obligatorias en el derecho interno por el solo hecho de su ratificación, sin que sea
necesario que se dicten nuevas leyes para incorporar su contenido específico en el
ordenamiento jurídico del país o para desarrollarlo.
Hasta el año 2002, Colombia había ratificado 55 convenios, de los 185 que había
aprobado la OIT hasta 2003. Pues bien, los convenios ratificados por Colombia
también se refieren a una amplia diversidad de temas, que abarcan desde los
derechos humanos fundamentales en el trabajo (como los convenios Nos. 87 y 98,
relativos a la libertad sindical, al derecho de sindicación y a la negociación
colectiva; los Nos. 29 y 105, relativos a la abolición del trabajo forzoso, etc.) hasta
las estadísticas del trabajo (convenio 160), pasando por los asuntos de la
simplificación de la inspección de los emigrantes (convenio 21), de la inspección
del trabajo (convenios 81 y 129) y de la preparación de las memorias sobre la
aplicación de convenios por parte del Consejo de Administración de la OIT
(convenio 116).
Ello sugiere que para establecer cuáles convenios ratificados por Colombia
integran el bloque de constitucionalidad es necesario que la Corte proceda a
decidirlo de manera específica, caso por caso, tal como lo ha venido haciendo en
las sentencias anteriormente citadas.
19. Así, pues, hacen parte del bloque de constitucionalidad aquellos convenios que
la Corte, después de examinarlos de manera específica, determine que pertenecen
al mismo, en atención a las materias que tratan. De esta manera, los convenios
internacionales del trabajo hacen parte del bloque de constitucionalidad cuando la
Corte así lo haya indicado o lo señale en forma específica. Así lo hizo, por
ejemplo, en las sentencias que se mencionaron atrás acerca del convenio 169, sobre
pueblos indígenas y tribales, y de los convenios 87 y 98, sobre la libertad sindical y
sobre la aplicación de los principios de derechos de sindicalización colectiva.
20. En conclusión, es preciso distinguir entre los convenios de la OIT, puesto que
si bien todos los que han sido “debidamente ratificados” por Colombia, “hacen
parte de la legislación interna” (C.P:, art. 53, inciso cuarto) -es decir, son normas
jurídicas principales y obligatorias para todos los habitantes del territorio nacional,
sin necesidad de que una ley posterior los desarrolle en el derecho interno- no
todos los convenios forman parte del bloque de constitucionalidad (C.P., art. 93),
en razón a que algunos no reconocen ni regulan derechos humanos, sino aspectos
administrativos, estadísticos o de otra índole no constitucional. Igualmente, es
claro que algunos convenios deben necesariamente formar parte del bloque de
constitucionalidad, puesto que protegen derechos humanos en el ámbito laboral.
Adicionalmente, la Corte Constitucional puede, como ya lo ha hecho, de acuerdo
con criterios objetivos, indicar de manera específica qué otros convenios forman
parte del bloque de constitucionalidad en sentido lato (C.P. art. 93, inciso 2), en
razón a que son un referente para interpretar los derechos de los trabajadores y
darle plena efectividad al principio fundamental de la protección del trabajador
(C.P., art. 1) y al derecho al trabajo (C.P. arts. 25 y 53). Cuando algún convenio
prohíba la limitación de un derecho humano durante un estado de excepción o
desarrolle tal prohibición, corresponde a la Corte señalar específicamente su
pertenencia al bloque de constitucionalidad en sentido estricto (C.P., art.93, inciso
1), como también lo ha realizado en sentencias anteriores.
El carácter normativo obligatorio de los convenios de la OIT ratificados por
Colombia impide que sean considerados como parámetros supletorios ante
vacíos en las leyes.
21. Lo anterior indica que de ninguna manera los convenios internacionales del
trabajo pueden ser considerados simplemente como parámetros supletorios en el
ordenamiento laboral. Independientemente de la definición acerca de cuáles son
los convenios que forman parte del bloque de constitucionalidad, es claro que
todos forman parte de la legislación interna, lo que significa que no pueden ser
relegados, por regla general, a parámetros supletorios de interpretación ante vacíos
normativos en el orden legal.
No siempre existe una norma exactamente aplicable a las controversias. Pues bien,
para llenar el vacío específico, se puede también acudir a los convenios ratificados
por Colombia, no porque sean normas supletorias, sino porque son fuente principal
y directa de derecho que pueden servir de base para llenar el vacío. En este sentido,
su aplicación, no su nivel normativo ni su fuerza jurídica, se torna, para ese caso,
supletoria. En esta eventualidad, el convenio también debe haber sido ratificado
por Colombia (artículo 53 C.P.).
VII. DECISIÓN
RESUELVE
25 La Convención de Viena sobre el derecho de los tratados, de 1969, contempla en sus artículos 18 y 27 los principios de la
buena fe y del pacta sunt servanda, así: “18. Obligación de no frustrar el objeto y el fin de un tratado antes de su entrada en
vigor. Un Estado deberá abstenerse de actos en virtud de los cuales se frustren el objeto y el fin de un tratado: a) si ha firmado el
tratado o ha canjeado instrumentos que constituyen el tratado a reserva de ratificación, aceptación o aprobación, mientras no haya
manifestado su intención de no llegar a ser parte en el tratado: o b) si ha manifestado su consentimiento en obligarse por el
tratado, durante el periodo que preceda a la entrada en vigor del mismo y siempre que esta no se retarde indebidamente.” Y “26.
‘Pacta sunt servanda’. Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe.”
ALFREDO BELTRÁN SIERRA
Magistrado
Magistrado Ponente:
Dr. MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA
1. Aunque comparto la decisión tomada en la sentencia de la referencia, creo que
la Corte Constitucional habría podido avanzar más en la definición de la relación
entre los convenios internacionales del trabajo y el bloque de constitucionalidad,
tal como se proponía en el proyecto presentado a la Sala Plena.
3. Sin embargo, pienso que se podría haber avanzado más, tal como se proponía en
la ponencia. En concreto considero que se debió acoger la propuesta de incorporar
al bloque de constitucionalidad los convenios contenidos en la Declaración
relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, aprobada por la
Organización Internacional del Trabajo, en el año de 1998. Ello habría significado
la inmediata inclusión dentro del bloque de constitucionalidad de los convenios
Nos. 29, relativo al trabajo forzoso u obligatorio; 105, referido a la abolición del
trabajo forzoso; 100, relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra
masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor; y 111, acerca
de la discriminación en materia de empleo y ocupación. Dada la importancia que
se ha reconocido internacionalmente a estos convenios – razón por la cual hacen
parte de la categoría de los convenios sobre derechos humanos fundamentales -, su
incorporación al bloque de constitucionalidad debió haberse decidido en esta
ocasión. Ahora habrá de esperarse a sentencias posteriores para hacerlo.
4. Los siguientes párrafos que fueron retirados del proyecto de sentencia habían
tratado los puntos mencionados:
“Al respecto conviene precisar que la misma OIT ha clasificado los convenios
internacionales de trabajo en distintas categorías. En su publicación de 1985 sobre
los convenios y recomendaciones internacionales del trabajo, la OIT incluye una
guía clasificada de las normas internacionales del trabajo que ordena los
convenios en las siguientes categorías:27
26
Los convenios internacionales del trabajo ratificados por Colombia se encuentran publicados en un libro del mismo
nombre, editado por el Ministerio de Trabajo y Protección Social, en el año 2000. Al final del libro aparece un
listado de todos los convenios aprobados por la OIT hasta abril de 2000 y de los convenios que han sido aprobados -
y ratificados - por Colombia.
27
Cfr. Organización Internacional del Trabajo (1985): Convenios y recomendaciones internacionales del trabajo
1919-1984, adoptados por la Conferencia Internacional del Trabajo. Ginebra, Oficina Internacional del Trabajo, pp.
XIX-XXIX. La clasificación se refiere también a las recomendaciones de la OIT, pero para los efectos de esta
sentencia se ha restringido el análisis a los convenios internacionales del trabajo. En el libro de von Potobsky y
Bartolomei se presenta una clasificación ligeramente diferente, realizada también por la OIT, en el año de 1988. Ver
von Potobsky, Gerardo/ Bartolomei de la Cruz, Héctor G. (1990): “La Organización Internacional del Trabajo. El
sistema normativo internacional. Los instrumentos sobre derechos humanos fundamentales.” Editorial Astrea, Buenos
Aires, pp. 500 ss.
- La de administración del trabajo, que comprendería los convenios sobre el
mismo tema, sobre la inspección del trabajo, sobre estadísticas del trabajo y
sobre la consulta tripartita;
- La de relaciones de trabajo, que se refiere al convenio sobre negociación
colectiva;
- La de condiciones del trabajo, donde entrarían distintos tipos de convenios, a
saber: los que versan sobre los métodos para la fijación de salarios mínimos y
la protección del salario; los que tratan sobre las condiciones generales del
empleo, en temas como la jornada de trabajo, el trabajo nocturno, el descanso
semanal y las vacaciones pagadas; los relacionados con la seguridad e higiene
en el trabajo, referidos a la seguridad y salud de los trabajadores, a la
protección contra riesgos específicos y a la protección de determinadas ramas
de actividad;
- La de seguridad social, que abarca los convenios referidos al mismo tema de
manera general, y a la protección de las diversas ramas de seguridad social, en
puntos como la asistencia médica y las prestaciones monetarias de enfermedad,
las prestaciones de vejez, de invalidez y sobrevivientes, las prestaciones en
caso de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, las prestaciones
de desempleo y las prestaciones de maternidad;
- La de trabajo de las mujeres, que comprende tanto los convenios sobre la
igualdad de oportunidades y de trato, como los relacionados con la protección
de la maternidad, con el trabajo nocturno y con los trabajos subterráneos;
- La del trabajo de los menores, que incluye los convenios sobre edad mínima,
sobre trabajo nocturno de los menores, sobre el examen médico y sobre el
trabajo subterráneo;
- La de los trabajadores migrantes, que abarca los convenios sobre el mismo
tema;
- La de los trabajadores indígenas y poblaciones tribales, que abarca los
convenios referidos al reclutamiento, a los contratos de trabajo y a las
sanciones penales de trabajadores indígenas, y a las poblaciones indígenas y
tribales;
- La de los trabajadores en los territorios no metropolitanos, que comprende los
convenios sobre política social, el derecho de asociación, la inspección del
trabajo y las normas de trabajo en territorios no metropolitanos;
- La de categoría especiales de trabajadores, dentro de la que caben los
convenios referidos a la gente de mar – que tratan sobre puntos como sus
documentos de identidad, la marina mercante, la continuidad en el empleo, su
colocación y contratos de enrolamiento, las condiciones de admisión al trabajo,
los certificados de capacidad, las condiciones generales de empleo, su
seguridad, higiene y bienestar y su seguridad social -, a los pescadores, a los
trabajadores portuarios, a las plantaciones y al personal de enfermería.
“(...)
28
Los convenios dejados de lado o retirados por la OIT se encuentran identificados en los sitios
www.ilo.org/public/spanish/standards/norm/sources/titles.htm y www.ilo.org/ilolex/spanish/convdisp2.htm, de la
OIT. De acuerdo con la última, que comprende los convenios aprobados hasta 2003, 28 de los 185 convenios
aprobados hasta ese año han sido dejados de lado o retirados por la OIT. Se trata de los convenios identificados con
los números 4, 15, 20, 21, 28, 31, 34 a 40, 43, 46, 48 a 51, 60, 61, 64 a 67, 86, 91 y 104.
29
Ver al respecto la página de Internet www.ilo.org/public/spanish/standards/norm/sources/titles.htm. La lista de
tratados ratificados por Colombia se encuentra en el libro citado del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, del
año 2000.
30
El mencionado convenio 138 de 1973 modificó los convenios sobre la edad mínima en la industria, de 1919 y
1937; en el trabajo marítimo, de 1920 y 1936; en la agricultura, de 1921; en las actividades de pañoleros y fogoneros,
en 1921; en los trabajos no industriales, de 1932 y 1937; en la pesca, de 1959, y en el trabajo subterráneo, de 1965.
los convenios sobre el trabajo nocturno de las mujeres y los niños, mediante el
convenio 171 de 1990; y con la revisión del convenio 107 sobre pueblos
indígenas y tribales, por medio del convenio 169.
“Al mismo tiempo, hay otros convenios que lejos de haber sido “dejados de lado”,
han cobrado especial trascendencia y han sido objeto de aceptación generalizada
por los Estados que suscribieron la Carta Constitutiva de la OIT. Entre tales
convenios se destacan los que protegen y desarrollan los alcances de derechos
fundamentales, también reconocidos por la Constitución colombiana.
“(...)
“De acuerdo con esta declaración [la Declaración relativa a los principios y
derechos fundamentales en el trabajo, aprobada por la Organización Internacional
del Trabajo, en el año de 1998], todos los miembros de la OIT, por el solo hecho
de serlo e independientemente de que hubieran ratificado los convenios
específicamente referidos a los principios sobre los derechos fundamentales del
trabajo, están obligados a respetar, promover y hacer realidad esos derechos.
Precisamente, con el afán de lograr la vigencia y efectividad de estos derechos
fundamentales en el trabajo, la OIT se compromete a prestar toda la colaboración
necesaria a los Estados para asegurar su goce pleno por parte de los trabajadores.
Así mismo, la OIT creó un sistema de seguimiento especial de la mencionada
declaración de 1998, para lo cual estableció la obligación de todos los Estados que
aún no han ratificado todos los convenios fundamentales de presentar informes
anuales sobre los cambios que se hayan producido en su legislación y práctica
institucional acerca de los principios y derechos fundamentales establecidos en la
Declaración. Dice la parte resolutiva de la Declaración:
“El número de países que, al 31 de diciembre de 2003, había ratificado los ocho
convenios fundamentales que desarrollan los mencionados principios y derechos
fundamentales en el trabajo es el siguiente:
31
El texto completo de la declaración, y notas sobre sus antecedentes y su trascendencia se pueden consultar en el
sitio www. ilo.org.declaration. Es importante anotar que tradicionalmente se consideraba que los convenios referidos
a los derechos humanos fundamentales en el trabajo se referían a tres temas, a saber: la libertad de asociación y la
libertad sindical, la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso y la eliminación de la discriminación en
materia de empleo y ocupación. La declaración preserva estas tres materias, pero les incorpora una más, cual es la de
la abolición efectiva del trabajo infantil.
Convenio nº 98: Convenio relativo a la aplicación de los principios del
derecho de sindicación y de negociación colectiva. Ratificado por 154
países.
Convenio nº 29: Convenio relativo al trabajo forzoso u obligatorio.
Ratificado por 142 países. Ratificado por 163 países.
Convenio nº 105: Convenio relativo a la abolición del trabajo forzoso.
Ratificado por 161 países.
Convenio nº 100: Convenio relativo a la igualdad de remuneración entre la
mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual
valor. Ratificado por 161 países.
Convenio nº 111: Convenio relativo a la discriminación en materia de
empleo y ocupación. Ratificado por 159 países.
Convenio nº 138: Convenio relativo a la edad mínima. Ratificado por 131
países.
Convenio nº 182: Convenio relativo a las peores formas del trabajo infantil.
Ratificado por 147 países.32
“19. Pues bien, las características anotadas sobre los principios y derechos
fundamentales en el trabajo, unidas a que los ocho convenios que los desarrollan
versan sobre materias concernientes al reconocimiento de derechos humanos y
guardan relación estrecha con derechos constitucionales protegidos por la
Constitución (C.P., art. 93), permiten afirmar que por lo menos estos ocho
convenios fundamentales del trabajo hacen parte del bloque de constitucionalidad
en el país. Advierte la Corte que respecto de los convenios 87, 98, 138 y 182 ya la
Corte había reconocido su pertenencia al bloque. Sin embargo, respecto de los
demás no había un pronunciamiento expreso y específico en ese sentido, como el
que en esta sentencia se hace.
32
Ver al respecto el punto 23 de la introducción de los Expertos Consejeros en la Declaración de la OIT a los
exámenes de las memorias anuales con arreglo al seguimiento de la Declaración de la OIT relativa a los principios y
derechos fundamentales en el trabajo, de marzo de 2004. Acerca del punto se plantea en el mismo documento, en el
punto 22: “La ratificación de los convenios fundamentales pone explícitamente de manifiesto el compromiso de los
Estados Miembros de dar cumplimiento a sus disposiciones en derecho y en la práctica. Es alentador observar que
cada vez son más los países que están ratificando estos instrumentos fundamentales de la OIT (...) o adoptando
iniciativas específicas con tal fin.” La aceptación generalizada de los principios y derechos fundamentales del trabajo
se deduce también del grado de cumplimiento de la obligación de los Estados de presentar informes anuales sobre el
cumplimiento de los mismos. Al respecto, en la misma introducción se manifiesta que desde que se había iniciado el
proceso de exámenes anuales de cumplimiento de la declaración, en 2000, solamente cinco Estados no habían
presentado nunca el informe que les correspondía. Ver al respecto el sitio
http://www.ilo.org/dyn/declaris/DECLARATIONWEB.ANNUALREVIEWLIST.
Convenio nº 105: Convenio relativo a la abolición del trabajo forzoso.
Aprobado mediante la ley 54 de 1962 y ratificado en 1963.
Convenio nº 100: Convenio relativo a la igualdad de remuneración entre la
mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual
valor. Aprobado mediante la ley 54 de 1962 y ratificado en 1963.
Convenio nº 111: Convenio relativo a la discriminación en materia de
empleo y ocupación. Aprobado mediante la ley 22 de 1967 y ratificado en
1969.
Convenio nº 138: Convenio relativo a la edad mínima. Aprobado mediante
la ley 515 de 1999 y ratificado en 2001.33
Convenio nº 182: Convenio relativo a las peores formas del trabajo infantil.
Aprobado mediante la ley 704 de 2001 y ratificado en enero de 2005. 34”
Fecha ut supra,
33
El convenio y la ley aprobatoria fueron declarados exequibles mediante la sentencia C-325 de 2000, M.P.
Vladimiro Naranjo Mesa.
34
El convenio y la ley aprobatoria fueron declarados exequibles mediante la sentencia C-535 de 2002, M.P. Jaime
Araujo Rentería.
ACLARACION DE VOTO DEL MAGISTRADO
JAIME CORDOBA TRIVIÑO
Con todo, habría sido igualmente importante que la Corte definiera con mayor
amplitud, como se propuso en la ponencia original presentada por el Magistrado
MANUEL JOSE CEPEDA ESPINOSA, la incorporación al bloque de
constitucionalidad los convenios contenidos en la declaración relativa a los
principios y derechos fundamentales en el trabajo, aprobada por la OIT en 1998.
Fecha ut supra
JAIME CORDOBA TRIVIÑO
MAGISTRADO
ACLARACION DE VOTO A LA SENTENCIA C-401 DEL 2005 DEL
MAGISTRADO JAIME ARAUJO RENTERIA
BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD-Alcance
Magistrado Ponente:
MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA
Con el respeto acostumbrado por las decisiones de esta Corte, me permito aclarar
mi voto, con base en las siguientes razones:
1. En primer lugar, considero que no es del caso abordar en este fallo el tema del
bloque de constitucionalidad, por las consecuencias que puede tener el hacer una
enumeración general de convenios internacionales del trabajo que regulan
derechos humanos, que puede dejar por fuera otros convenios de la misma
categoría y cuya inclusión en el bloque debe apreciarse en cada caso. Igualmente
estimo que no es pertinente tocar el punto de la costumbre internacional, pues de lo
que se trata es de que por la vía del derecho internacional, un tratado solo obliga a
nivel interno cuando se han cumplido todas las etapas de su suscripción y
aprobación.
Es por esta razón que no estoy de acuerdo con afirmar que siempre deben aplicarse
los convenios de la OIT, pues bien puede ocurrir que sean menos protectores de los
derechos de los trabajadores que las normas internas. Es decir, que cuando la
norma internacional forma parte del bloque de constitucionalidad, en principio
prima el tratado (problema de jerarquía), pero si no hace parte de ese bloque tiene
el mismo valor normativo de una ley y dado un conflicto entre normas, hay que
aplicar las reglas de antinomia, de solución de conflictos entre normas, y debe
primar la norma más protectora. Inclusive, puede darse el caso de tratados que
sean incompatibles con la legislación interna.
En mi concepto la norma acusada establece una regla para resolver los casos en
que en el subsistema normativo no haya norma aplicable. Por ejemplo, delitos de
carácter internacional. El supuesto regulado por el artículo 19 del Código
Sustantivo del Trabajo es el de que no haya norma aplicable al caso controvertido,
esto es, una forma de llenar los vacíos que se pueden presentar en un subsistema
normativo.
Lo que me parece importante recalcar aquí es que los convenios hacen parte de la
legislación interna y pueden aplicarse como norma semejante para llenar los vacíos
normativos, así como el carácter obligatorio de esos convenios en el ámbito
interno. A mi juicio, la norma tiene la utilidad de permitir la aplicación de esos
convenios cuando no existe norma del subsistema aplicable al caso de que se trate.
Los convenios que consagran derechos humanos son parte del bloque de
constitucionalidad, pero si no lo son, equivalen a la ley.
3. En tercer lugar, creo conveniente presentar una corta exposición del trasfondo
histórico-filosófico que se encuentra a la base de mi posición.
De otra parte, creo necesario recordar que las normas de derecho internacional
constituyen un mínimo de garantías a respetar y a desarrollar por el derecho
interno. Así, en algunos casos las normas de derecho interno han desarrollado estos
principios convirtiéndose en normas que brindan una mayor protección o garantía
de los derechos. En otros casos, las normas de carácter internacional constituyen
una garantía de un mínimo de derechos inviolables, lo cual cumple el papel de
garante de los derechos mínimos sobretodo en épocas de regímenes autoritarios o
no garantistas.
Para resumir mi tesis, sostengo que en la aplicación de normas, cuando hay dos
órdenes jurídicos vigentes de igual jerarquía, uno de derecho internacional y otro
de derecho interno, pueden presentarse dos situaciones jurídicas:
1. Que las normas sean iguales, esto es, igualmente protectoras. En este caso no
se presentarían problemas para su aplicación.
2. Que las normas sean distintas, esto es, desiguales en cuanto a la protección
de los derechos. En este caso se debe aplicar la norma más protectora.
Fecha ut supra.