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“EL AZÚCAR EN LA SANGRE

ENDULZA, PERO CON EL TIEMPO


DISGUSTA”

Por: Rodolfo Huamani Llano N.S: 5to B


En la era digital, las redes sociales han
transformado la manera en que interactuamos, nos
entretenemos e incluso como percibimos nuestra
salud y bienestar. Las redes sociales, con su
atractiva rapidez y capacidad para llegar a millones
de personas, han creado un ambiente donde la
información y tendencias se difunden a una
velocidad acelerada. En este contexto, cabe
preguntarse: ¿Acaso el número de vistas vale más
que nuestra salud? ¿Qué responsabilidad tienen las
plataformas en la promoción de la salud?

Bien sabemos que la población se deja llevar por el contenido de redes sociales.
En estas plataformas, a menudo se promueve una imagen de perfección y
morbosidad que influye profundamente en los hábitos y comportamientos de los
usuarios. Un fenómeno particularmente preocupante es el de las transmisiones
de personas alimentándose de manera excesiva sin considerar los riesgos para
su salud. Estas prácticas realizadas para generar unas cuantas vistas pueden
tener consecuencias desbastadoras para el bienestar a largo plazo. Como autor
me propongo explorar los riesgos de esta tendencia y abogar por una
alimentación más consciente y saludable.
En primer lugar, es innegable que consumir grandes cantidades de alimentos de
manera regular puede tener un impacto negativo en la salud. Según la
organización mundial de la salud (OMS), la obesidad y las enfermedades
relacionadas con la mala alimentación como la diabetes y las enfermedades
cardiacas, han alcanzado niveles epidémicos a nivel mundial. Estos riesgos son
ignorados para quienes realizan estos actos en busca de popularidad
momentánea.
Además, al trasmitir estos excesos, se normaliza un comportamiento alimenticio
irresponsable. Los espectadores, especialmente los más jóvenes, pueden llegar
pensar que estos hábitos son normales o incluso deseables, imitando
comportamientos peligrosos, sin comprender las consecuencias. Por ejemplo,
un estudio de la Universidad de Harvad revela que los adolescentes son
particularmente susceptibles a imitar comportamientos que ven en redes
sociales, lo que puede llevar a hábitos alimenticios poco saludables.
Por otro lado, cabe destacar la presión social y mental sobre los creadores de
contenido, es considerable. El influencer fernanflooo ha compartido
públicamente como la presión para mantener y aumentar audiencia lo llevo a
desarrollar problemas de ansiedad y estrés, sintiéndose obligado a realizar
actos cada vez más extremos. Está necesidad de querer destacar puede tener
impactos significativos en su salud integral y a nivel colectivo en la post-
modernidad
Así mismo, la responsabilidad de las plataformas de redes sociales que
deben asumir su papel en la difusión de estos contenidos y establecer
políticas que limiten la promoción de comportamientos que pongan en riesgo
la salud de los usuarios. Es esencial implementar medidas para desalentar
estos actos y fomentar contenidos más saludables. Facebook e Instagram,
por ejemplo, han comenzado a implementar restricciones en la promoción de
productos de peso entre los usuarios de 18 años.
No obstante, la realidad es que la balanza se inclina más hacia la promoción
de contenido atractivo pero dañino. La presión por obtener “me gusta” y
seguidores puede llevar a los creadores de contenido a priorizar la iniciativa
sobre la autenticidad y lo superficial sobre lo saludable y correcto. Además, la
falta de regulación y supervisión en las redes significa que cualquier persona
puede autoproclamarse experto en nutrición, lo que aumenta el riesgo de
desinformación.
Finalmente, desde nuestra perspectiva la educación y concienciación, son
claves para combatir esta tendencia. Un programa de concientización y
reflexión implementado en las escuelas de Estados Unidos demostró que los
estudiantes, que recibieron educación sobre lo alimentos saludables tenían
un 40% menos de probabilidades de desarrollar malos hábitos influenciados
por las redes. Es relevante que se eduque a los usuarios sobre los riesgos de
estos comportamientos y se promueva una alimentación equilibrada y
armoniosa.
En resumen, las redes sociales tienen una influencia significativa en la salud
integral, si bien la potencia de ser herramientas tecnológicas poderosas para
el cambio positivo actualmente está contribuyendo más al problema que a la
solución, las plataformas de redes sociales deben asumir su responsabilidad
y promover contenidos que fomenten hábitos saludables, como individuos,
debemos ser conscientes de las influencias que permitimos en nuestra
alimentación. Solo así podremos disfrutar de una vida plena y un proyecto de
vida orientado, sin los riesgos que trae consigo el seguir tendencias
perjudiciales en busca de popularidad.

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