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1.

Introducción

El contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, regular, modificar o


extinguir una relación jurídica patrimonial (obligación) (art. 1351 del Código Civil).
Es la manifestación más importante del acto jurídico patrimonial. La satisfacción de
nuestras múltiples necesidades, como alimentación, vestido, vivienda, educación,
salud, recreación, etcétera, solamente es posible mediante el contrato. En el mundo
moderno es imposible nuestra existencia sin contratar. La rescisión y
la resolución son dos formas de ineficacia funcional[1] del contrato. Se rescinde o
se resuelve un contrato que existe válidamente. (Torres Vásquez, 2012, p. 1129)

2. Base legal de la rescisión y resolución

De acuerdo con el Código Civil.

Artículo 1370.- Rescisión

La rescisión deja sin efecto un contrato por causal existente al momento de


celebrarlo.

Artículo 1371.- Resolución

La resolución deja sin efecto un contrato válido por causal sobreviniente a su


celebración.

Artículo 1372.- Efectos retroactivos de la rescisión y resolución

La rescisión se declara judicialmente, pero los efectos de la sentencia se retrotraen


al momento de la celebración del contrato.

La resolución se invoca judicial o extrajudicialmente. En ambos casos, los efectos


de la sentencia se retrotraen al momento en que se produce la causal que la
motiva.
Por razón de la resolución, las partes deben restituirse las prestaciones en el
estado en que se encontraran al momento indicado en el párrafo anterior, y si ello
no fuera posible deben rembolsarse en dinero el valor que tenían en dicho
momento.

En los casos previstos en los dos primeros párrafos de este Artículo, cabe pacto en
contrario. No se perjudican los derechos adquiridos de buena fe.

3. Rescisión

Si bien la rescisión comparte con la anulabilidad que ambas tienen su origen en


una causa existente al momento de la celebración del contrato, lo cierto es que se
trata de dos figuras distintas. El acto rescindible está válidamente celebrado y no
tiene problemas en su estructura, no es un negocio jurídico inválido, pero por
previsión legal, puede tornarse en ineficaz por producir un perjuicio a alguna de las
partes o a algún tercero. (Soria Aguilar, 2015, pp. 140-141)

En cambio, en la anulabilidad existen problemas estructurales en el negocio


jurídico, deficiencias o defectos de los elementos esenciales del acto que pueden ser
alegados por la parte afectada quien puede obtener la invalidez del negocio a través
de la acción de anulabilidad. (Ídem)

Según una doctrina nacional, resulta indispensable, diferenciar la rescisión de


la invalidez de la relación contractual pues esta se produce por las causales
de nulidad (art. 219) y anulabilidad (art. 221) del acto jurídico. De lo expuesto
aparece que si bien en la rescisión el contrato no se encuentra viciado en su origen
de un modo que determine su nulidad o anulabilidad tiene, empero, un germen que
puede conducirlo a su disolución. (Arias Schreiber Pezet, 2011, pp. 105-106)

Jurisprudencialmente se afirma que las causales que ocasionan la nulidad o


la anulabilidad contractual no son las mismas que ocasionan la rescisión del
contrato válidamente celebrado, pues estas últimas dificultan su ejecución o lo
hacen no ejecutable. (Exp. 353-2001-Lima. Data 30,000. G.J).

Concibe la judicatura a la rescisión contractual como un remedio jurídico que se


aplica a los contratos válidamente celebrados, dejándolos sin efecto por causales
existentes al momento de su celebración y no obedece a alguna irregularidad en la
formación del contrato, sino al hecho que el contrato regularmente celebrado
contribuye a obtener un resultado injusto o contrario al derecho, por lo que afecta al
contrato mismo. (Exp. Nº 353-2001- Lima. Data 30,000. G.J.)

De acuerdo con una doctrina italiana, la rescisión es definida, en términos


generales, como el remedio que la ley prevé para tutelar la libertad contractual
cuando se está en presencia de una situación de aprovechamiento de una de las
partes contratantes que determina que la otra asuma obligaciones en condiciones
inicuas. (Torres Vásquez, 2012, p. 1130)

De la legislación, doctrinas y jurisprudencias expuestas podemos definir a


la rescisión como un supuesto de ineficacia funcional (válido) que la ley prevé
como remedio ante la posibilidad de que una de las partes del contrato cause un
perjuicio a la otra a través del aprovechamiento de su situación que determine que
esta última tenga que asumir obligaciones inicuas debido a una causal existente al
momento de la celebración contractual.

No podemos olvidar el propósito del derecho, el cual se puede responder


contestando a la pregunta ¿para qué existe el derecho?; y no respondiendo a la
pregunta ¿qué hace el derecho? Ese propósito o finalidad del derecho siempre ha
sido, es y presumiblemente será, alcanzar la justicia.

En efecto, en palabras de de Trazegnies, «el derecho constituye una permanente y


desesperanzada búsqueda de la justicia». En consecuencia, esta —la justicia— no se
puede dar cuando se presenta una lesión en un contrato, pues como indica Sánchez
Román, «toda lesión practicada conscientemente es un acto de injusticia». (Barboza
Beraún, 2009, pp. 55-56)

Consideramos que sacrificar la justicia en aras de la seguridad es un despropósito


jurídico, pues un derecho injusto es realidad un derecho inseguro. En buena cuenta,
no puede existir seguridad jurídica sin justicia. Esto llevado al campo de los
contratos puede traducirse en el concepto de justicia contractual —título que por
cierto lleva uno de los libros de Mosset Iturraspe. (Ibídem, p. 56)

3.1. Acción rescisoria por lesión


Una de las figuras que tiene como objetivo impedir un resultado injusto o contrario
al derecho es la acción rescisoria por lesión a la que concebimos como aquel acto
de justicia correctiva mediante el cual al derecho le está permitido ingresar al
contrato (oneroso, conmutativo, típico o atípico) celebrado entre dos partes cuando
advierta una desproporción grosera, al momento de celebrarse, entre las
prestaciones (elementos objetivo) y un aprovechamiento de una de las partes
(elemento subjetivo) del estado de necesidad (elemento subjetivo) de la otra. Ya
que, de lo contrario, o sea permitir tal clase acto, sería ir en contra de uno de los
fines del derecho: la justicia.

La rescisión solo es aplicable en los casos de lesión (art. 1447), venta de bien ajeno
(art. 1539) y compraventa sobre medida (art. 1575).

4. Resolución

De conformidad con una doctrina italiana, la resolución significa disolución. La


«disolución» del contrato es evocada en una norma de alcance general, como el art.
1372 del Código Civil italiano: que primero asigna al contrato «fuerza de ley entre
las partes», y luego agrega que este «No puede ser disuelto sino por mutuo
consenso o por causas admitidas por la ley». La norma abre el Capítulo V, dedicado
a los efectos del contrato: se manifiesta así la vinculación entre resolución del
contrato y efectos de este; por consiguiente entre la resolución y la categoría de
la ineficacia. (Roppo, 2009, p. 859)

Ello separa claramente a la resolución (en cuanto remedio) de los remedios


reconducibles a la invalidez, y en particular de la anulabilidad. La invalidez afecta
el contrato, por un vicio que este lleva en sí; y la ineficacia -es decir la cancelación
de los efectos contractuales- es su consecuencia. En cambio, la resolución afecta no
el contrato, sino directamente y solo sus efectos: hace el contrato ineficaz, sin tocar
la validez. En otras palabras: la invalidez atañe al contrato como acto; la resolución
como relación. (Ídem)

Para una doctrina nacional, la resolución es el remedio que confiere el


ordenamiento jurídico en protección del interés particular de la parte contratante que
sufre el incumplimiento de la contraparte, la imposibilidad de la prestación
esperada, la sobrevenida excesiva onerosidad de la prestación, etc. En términos del
art. 1371, la resolución deja sin efecto un contrato válido por causal sobreviniente a
su celebración. (Torres Vásquez, 2012, p. 1135)

Jurisprudencialmente se dice que puede suceder que las prestaciones pactadas en un


contrato no se ejecuten, por causas (culpa o dolo) atribuibles a la parte que debió
ejecutarlas, por caso fortuito o fuerza mayor o por mutuo acuerdo de las partes. Este
supuesto, en el que el contrato es dejado sin efecto por causal sobreviviente a su
celebración, se denomina resolución del contrato. (Res. 1150-2005-TC-SU)

Asimismo, la resolución contractual puede derivar de: (i) la imposibilidad


sobreviniente de la prestación; (ii) el incumplimiento contractual o (iii) la voluntad
de las partes. (Soria Aguilar, 2015, p. 140)

De la legislación, doctrinas y jurisprudencias expuestas podemos definir a


la resolución como un supuesto de ineficacia funcional (válido) que la ley prevé
como remedio ante el incumplimiento de una de las partes del contrato (por dolo o
culpa, por imposibilidad sobreviniente o por mutuo acuerdo) en perjuicio de la otra
debido a una causal posterior a la celebración del contrato.

5. Similitudes

 Ambas figuras dejan sin efecto un contrato válido (correctamente constituido en


su estructura interna).

 Ambas figuras no perjudican los derechos de terceros adquiridos de buena fe.

6. Diferencias

 La rescisión deja sin efecto el contrato por una causal existente al momento de
celebrarlo (coetánea), mientras que la resolución lo deja sin efecto por una
causal sobreviniente (posterior a su celebración).

 Por un lado, la rescisión se declara judicialmente, mientras que


la resolución podrá ser declarada judicial o extrajudicialmente.
 La rescisión opera retroactivamente al momento de su celebración, mientras que
la resolución opera retroactivamente al momento de la causal que la motiva.

 Finalmente, la rescisión es aplicable en los casos de lesión (art. 1447), venta de


bien ajeno (art. 1539) y compraventa sobre medida (art. 1575), mientras que los
casos de resolución operan convencionalmente o por ministerio de la ley.

Diferencias entre rescisión y resolución. Fuente: Casación 12818-2017, Lima

7. Conclusiones

La rescisión es un supuesto de ineficacia funcional (válido) que la ley prevé como


remedio ante la posibilidad de que una de las partes del contrato cause un perjuicio
a la otra a través del aprovechamiento de su situación que determine que esta última
tenga que asumir obligaciones inicuas debido a una causal existente al momento de
la celebración contractual.

La rescisión solo es aplicable en los casos de lesión (art. 1447), venta de bien ajeno
(art. 1539) y compraventa sobre medida (art. 1575).
Una de las figuras que tiene como objetivo impedir un resultado injusto o contrario
al derecho es la acción rescisoria por lesión a la que concebimos como aquel acto
de justicia correctiva mediante el cual al derecho le está permitido ingresar al
contrato (oneroso, conmutativo, típico o atípico) celebrado entre dos partes cuando
advierta una desproporción grosera, al momento de celebrarse, entre las
prestaciones (elementos objetivo) y un aprovechamiento de una de las partes
(elemento subjetivo) del estado de necesidad (elemento subjetivo) de la otra. Ya
que, de lo contrario, o sea permitir tal clase acto, sería ir en contra de uno de los
fines del derecho: la justicia.

La resolución es un supuesto de ineficacia funcional (válido) que la ley prevé como


remedio ante el incumplimiento de una de las partes del contrato (por dolo o culpa,
por imposibilidad sobreviniente o por mutuo acuerdo) en perjuicio de la otra debido
a una causal posterior a la celebración del contrato.

8. Bibliografía

ARIAS SCHREIBER PEZET, Max (2011). Exégesis del Código Civil peruano de
1984. Contratos-Parte General. Tomo I, Lima: Normas Legales.

BARBOZA BERAÚN, Eduardo (2009). “La lesión en el Código Civil de 1984”.


En: Homenaje a Fernando de Trazegnies Granda, Tomo 2, Lima: PUCP, pp. 53-73.

ROPPO, Vincenzo (2009). El Contrato. Lima: Gaceta Jurídica.

SORIA AGUILAR, Alfredo (2015). “La Ineficacia del Negocio Jurídico”. En:
Forseti, n. 1, pp. 134-142, Lima: Universidad del Pacífico.

TORRES VÁSQUEZ, Aníbal (2012). Teoría general del Contrato. Tomo II, Lima:
Instituto Pacífico.

[1] La ineficacia estructural supone un defecto en la estructura del negocio jurídico


(elementos esenciales) y en el caso concreto de la rescisión al no existir un defecto
en su estructura y estar debidamente constituido (válido) es que compartimos la
opinión del autor en que se trata más bien de un supuesto de ineficacia funcional.

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