2024-3T El Libro de Marcos
2024-3T El Libro de Marcos
2024-3T El Libro de Marcos
CONTENIDO
Introducción .............................................................................................2
1. El comienzo del evangelio ................................................................ 5
Para el 6 de julio de 2024
3. Controversias ................................................................................... 19
Para el 20 de julio de 2024
4. Parábolas .........................................................................................26
Para el 27 de julio de 2024
3. Controversias ................................................................................... 19
Para el 20 de julio de 2024
4. Parábolas .........................................................................................26
Para el 27 de julio de 2024
EL EVANGELIO DE MARCOS
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Todas las citas bíblicas sin otra indicación han sido extraídas de La Biblia,
Nueva Reina-Valera 2000 Actualizada (NRV-2000), © 2020, Sociedad Bíblica
Emanuel. biblia.editorialaces.com
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Lección 1: Para el 6 de julio de 2024
EL COMIENZO DEL
EVANGELIO
Sábado 29 de junio
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 13:1–5, 13; Hechos 15:36–39;
Marcos 1:1–15; Isaías 40:3; Daniel 9:24–27.
PARA MEMORIZAR:
“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio
del reino de Dios. Decía: ‘El tiempo se ha cumplido, el reino de Dios está cerca.
¡Arrepiéntanse, y crean al evangelio!’ ” (Mar. 1:14, 15).
EL MISIONERO FRACASADO
Lee Hechos 12:12. ¿Cómo se lo presenta a Marcos en el libro de Hechos?
Parece verosímil que Juan Marcos, el más probable autor del Evangelio de
Marcos, era un hombre joven cuando ocurrieron los hechos registrados en He-
chos 12, tal vez a mediados de la década del año 40 del primer siglo. Se lo presenta
en el versículo 12 como el hijo de una mujer llamada María. Evidentemente, ella
era adinerada y simpatizante de la iglesia, y fue anfitriona de la famosa reunión
de oración –celebrada en su hogar– que registra Hechos 12. Tanto la historia de
la huida de Pedro de la prisión, y de los hechos que le siguieron, como la sub-
siguiente muerte de Herodes, están repletos de contrastes asombrosos y aun
jocosos entre Pedro y el rey. Juan Marcos, en realidad, no juega ningún papel en
la historia, pero la presentación que se hace de él en este punto es la preparación
para su posterior conexión con Pablo y Bernabé.
Lee Hechos 13:1 al 5 y 13. ¿Cómo se vinculó Juan Marcos con Saulo y
Bernabé, y cuál fue el resultado?
¿Quién no sabe por experiencia lo que significa retroceder ante algo, o incluso
fracasar rotundamente, sobre todo en cuestiones espirituales o que tienen que
ver con la senda cristiana? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
En Hechos 15:38 se da la razón por la que Pablo rechazó al joven. Juan Marcos
se había apartado de ellos y no continuó en la obra del ministerio. La actitud
de Pablo era comprensible, aunque categórica. La vida misionera, sobre todo en
el mundo antiguo, era dura y exigente (ver 2 Cor. 11:23-28). Pablo dependía de
sus misioneros asociados para que lo ayudaran a llevar la carga de una tarea
y unas condiciones muy desafiantes. Desde su perspectiva, alguien que había
desertado tan rápidamente no merecía un lugar en un equipo misionero que
luchaba cara a cara con las fuerzas del mal.
Bernabé no estuvo de acuerdo. Él veía potencial en Marcos y no quería dejar
atrás al joven. La disputa que se suscitó entre Pablo y Bernabé respecto de Juan
Marcos fue tan profunda que se separaron. Pablo eligió a Silas para que fuera
con él, y Bernabé tomó a Marcos. Hechos no explica por qué Bernabé decidió
llevar a Marcos consigo. En verdad, este es el último pasaje del libro de Hechos
que menciona a ambos hombres, pero no el último lugar del Nuevo Testamento
donde se lo nombra a Marcos.
Lee Colosenses 4:10, 2 Timoteo 4:11, Filemón 1:24 y 1 Pedro 5:13. ¿Qué
detalles acerca de la recuperación de Marcos parecen sugerir estos textos?
EL MENSAJERO
Lee Marcos 1:1 al 8. ¿Quiénes son los personajes en estos versículos?
¿Qué hacen y dicen?
Lee Éxodo 23:20, Isaías 40:3 y Malaquías 3:1. ¿Qué tienen en común
estos tres pasajes?
Éxodo 23:20 se refiere a un ángel que Dios enviaría delante de los israelitas
para conducirlos a Canaán. Isaías 40:3 describe a Dios haciéndose presente en
el desierto con un camino preparado por él para su pueblo. Malaquías 3:1 se
refiere a un mensajero que va delante del Señor para preparar su camino. Los
tres pasajes hablan de un viaje. El texto en Isaías tiene muchos vínculos con
el ministerio de Juan el Bautista y se enfoca también en el camino del Señor.
En el Evangelio de Marcos, al Señor Jesús se lo presenta realizando un viaje. La
rápida narración realza el sentido de este viaje que conducirá hacia la Cruz y la
muerte sacrificial de Jesús en nuestro favor.
Pero es mucho lo que debe acontecer antes de que él llegue a la Cruz. El viaje
está recién comenzando, y Marcos nos dirá todo acerca de él.
A tono con la cita del Antiguo Testamento en Marcos 1:2 y 3, Juan el Bautista
hace un llamado al arrepentimiento, a abandonar el pecado y a volver a Dios
(Mar. 1:4). Vestido como el antiguo profeta Elías (compara con 2 Rey. 1:8), Juan
habla en Marcos 1:7 y 8 acerca de Uno que vendría después de él y que es más
poderoso que él. La declaración de que no es digno de desatar la correa de las
sandalias del que vendría demuestra la exaltada perspectiva que tiene de Jesús.
EL BAUTISMO DE JESÚS
Lee Marcos 1:9 al 13. ¿Quién está presente en el bautismo de Jesús y qué
sucede?
Juan bautiza a Jesús en el río Jordán y, cuando asciende del agua, ve los
cielos abiertos y al Espíritu Santo descender sobre él como una paloma. Es-
cucha entonces la voz de Dios desde el Cielo: “Tú eres mi Hijo amado. En ti me
complazco” (Mar. 1:11).
Estos eventos señalan la importancia del bautismo de Jesús. El Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo están presentes y declaran juntos el inicio del ministerio de
Jesús. La importancia de este evento encontrará su eco en la escena de la cruz
registrada en Marcos 15. Muchos de los elementos de la narración reaparecerán
en esa escena.
El Espíritu impulsó a Jesús al desierto (Mar. 1:12). La palabra griega original
traducida como “impulsó” es ekballō, el término comúnmente usado en el Evan-
gelio de Marcos para referirse a la expulsión de demonios. La presencia del Es-
píritu Santo aquí ilustra su poder en la vida de Jesús. El Señor ya está iniciando
el viaje de su ministerio e inmediatamente se enfrenta a Satanás. El aspecto de
la lucha en esta escena se muestra mediante la referencia a los cuarenta días
de la tentación, a la presencia de animales salvajes y al servicio que los ángeles
brindaron a Jesús.
Una característica inusual de la escena con la que comienza el Evangelio
de Marcos es la presentación de Jesús como un personaje divino y humano a
la vez. Como divino, él es el Cristo, el Mesías (Mar. 1:1) anunciado por un men-
sajero (Mar. 1:2, 3), alguien más poderoso que Juan (Mar. 1:7), el Hijo amado
sobre quien el Espíritu desciende (Mar. 1:10, 11). Pero vemos lo siguiente acerca
de su dimensión humana: es bautizado por Juan (no a la inversa, Mar. 1:9), es
impulsado por el Espíritu (Mar. 1:12), es tentado por Satanás (Mar. 1:13), está con
animales salvajes (Mar. 1:13) y es atendido por ángeles (Mar. 1:13).
¿Por qué estos contrastes? Esto apunta a la asombrosa realidad de Cristo,
nuestro Señor y Salvador, nuestro Dios y, sin embargo, también un ser humano,
nuestro Hermano y Ejemplo. ¿Podríamos abarcar completamente esta idea con
nuestra mente? No es posible. Pero es algo que aceptamos por fe y nos mara-
villamos por lo que esta verdad nos revela acerca del amor de Dios hacia la
humanidad.
¿Qué nos dice acerca del asombroso amor de Dios el hecho de que, aunque Jesús
es Dios, estuvo dispuesto a asumir nuestra humanidad a fin de salvarnos?
7 años literales
69 semanas
En esta profecía, un día representa un año (Núm. 14:34; Eze. 4:6). La profecía
comienza en el año 457 a.C. con el decreto emitido por Artajerjes, rey de Persia,
para completar la reconstrucción de Jerusalén (ver Esdras 7).
Sesenta y nueve semanas proféticas habrían de extenderse hasta el año 27
d.C., cuando Jesús fue bautizado y ungido con el Espíritu Santo al comienzo de
su ministerio.
Su crucifixión habría de ocurrir tres años y medio después.
La terminación de la última de las setenta semanas ocurrió en el año 34
d.C., cuando Esteban fue apedreado y el mensaje del evangelio comenzó a ser
predicado a los gentiles, así como también a los judíos.
¿Cuándo fue la última vez que estudiaste la profecía de las 70 semanas? ¿Cómo
puede el conocimiento de esta profecía incrementar tu fe no solo en Jesús, sino
también en la confiabilidad de la Palabra profética?
El mensaje del primer ángel anuncia el comienzo del juicio previo al re-
greso de Cristo predicho en la profecía de los 2.300 días de Daniel 8:14; este
comenzó en 1844. El Juicio trae el Reino de Dios a su pueblo perseguido (Dan.
7:22). La exhortación del primer ángel a reverenciar, glorificar y adorar a Dios
es el llamado al discipulado dirigido al mundo en los últimos días mientras los
poderes bestiales de Apocalipsis 13 presentan a un dios falso a quien reverenciar,
glorificar y adorar.
Así como el mensaje de Jesús en Marcos 1 está íntimamente ligado a las
profecías de Daniel en el inicio de la proclamación del evangelio, el mensaje del
primer ángel también está estrechamente ligado a Daniel al final de la historia
de la Tierra.
UN DÍA EN EL MINISTERIO
DE JESÚS
Sábado 6 de julio
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 1:16-45; Juan 1:29-42; Marcos
5:41; Lucas 6:12; Levítico 13.
PARA MEMORIZAR:
“Y les dijo: ‘Vengan en pos de mí y los haré pescadores de hombres’ ” (Mar. 1:17).
“SÍGUEME”
Lee Marcos 1:16 al 20. ¿Quiénes eran los hombres a los que Jesús llamó
como discípulos y cuál fue su respuesta?
El Evangelio de Juan completa el cuadro (lee Juan 1:29-42). Parece que los
hermanos eran seguidores de Juan el Bautista y escucharon su proclamación
de que Jesús era “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan
1:29). Ellos encontraron a Jesús y pasaron tiempo con él cerca del río Jordán.
En consecuencia, su aceptación del llamado de Jesús al ministerio no fue una
reacción alocada o impensada sino algo que habían considerado detenidamente.
¿Por qué no aporta Marcos más detalles? Probablemente, para destacar el
poder de Jesús. Él llama, y unos pescadores dispuestos responden, como con-
secuencia de lo cual ni la vida de ellos ni el mundo volverían a ser iguales.
¿Qué has sido llamado a abandonar para para seguir a Jesús? (Reflexiona en las
implicaciones de tu respuesta, especialmente si no puedes pensar en algo).
Jesús se levantó antes del amanecer y fue a un lugar desierto, tranquilo, para
orar. Marcos 1:35 destaca la oración como el foco de la acción de Jesús. Todas las
otras formas verbales que forman parte de esa declaración se encuentran en un
formato resumido: se levantó, salió, se fue (todas expresadas mediante el tiempo
verbal conocido en griego como aoristo, indicando así acción completada). Pero
el verbo “orar” está conjugado en tiempo imperfecto, una forma usada para
expresar, particularmente aquí, un proceso en curso. Él estaba orando, seguía
orando. El texto destaca también cuán temprano se levantaba Jesús para orar,
lo que implica que el tiempo que dedicaba a orar a solas era considerable.
A lo largo de los evangelios, se nos presenta a Jesús como una persona de
oración (ver Mat. 14:23; Mar. 6:46; Juan 17). Este parece ser uno de los secretos
del poder del ministerio de Jesús.
Lee Lucas 6:12. ¿Qué nos enseña esto acerca de la vida de oración de Jesús?
Si Jesús mismo necesitó dedicar tanto tiempo a orar, ¿cuánto tiempo deberíamos
nosotros pasar en oración? ¿Qué nos dice el ejemplo de Jesús acerca de ello?
¿Cómo podemos ser cuidadosos para no hacer cosas que obstaculicen la difusión
del evangelio, independientemente de cuán buenas sean nuestras intenciones?
CONTROVERSIAS
Sábado 13 de julio
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 2:1-3:6; Miqueas 6:6-8; 1 Samuel
21:1-6; Marcos 3:20-35; Lucas 12:53; 14:26.
PARA MEMORIZAR:
“También les dijo: ‘El sábado fue hecho para el hombre, no el hombre para el sá-
bado. Así, el Hijo del hombre es también Señor del sábado’ ” (Mar. 2:27, 28).
LA CURACIÓN DE UN PARALÍTICO
Lee Marcos 2:1 al 12. ¿Qué quería el paralítico cuando fue traído ante
Jesús, y qué recibió?
El hombre estaba paralítico; sus cuatro amigos, por lo tanto, tuvieron que
llevarlo hasta Jesús. Tras perforar el techo y hacer descender al hombre hasta
la presencia de Jesús, Marcos 2:5 destaca el hecho de que Jesús vio la fe de ellos.
¿Cómo puede la fe resultar visible? Al igual que el amor, llega a ser visible en
virtud de las acciones que motiva, como lo ilustra claramente la persistencia
de los amigos.
La necesidad obvia del hombre era física. Sin embargo, cuando llega ante
la presencia de Jesús, las primeras palabras que Jesús pronuncia tienen que
ver con el perdón de pecados. El hombre no pronuncia palabra alguna durante
toda la escena. En lugar de ello, son los dirigentes religiosos quienes objetan
(mentalmente) lo que Jesús acaba de decir. Consideran que sus palabras son
blasfemas, que difaman a Dios y que significan arrogarse prerrogativas que
pertenecen solo a Dios.
Jesús sale al encuentro de sus objetores en su mismo terreno usando un
estilo de argumentación típicamente rabínico llamado “de lo menor a lo mayor”.
Una cosa es decir que los pecados de una persona son perdonados; otra cosa es
lograr que una persona paralítica vuelva a caminar. Si Jesús puede hacer que el
hombre vuelva a caminar por el poder de Dios, su aseveración acerca del perdón
de pecados resulta corroborada.
Lee Miqueas 6:6 al 8. ¿Cómo explica este texto lo que está sucediendo
entre Jesús y los dirigentes religiosos?
¿Cómo podemos evitar caer en la misma trampa que estos hombres, tan obsesio-
nados por las formas de la religión que perdieron de vista lo que era realmente
importante en la religión verdadera (ver Santiago 1:27)?
¿Quiénes son los que hoy podrían ser vistos como los recaudadores de impues-
tos de los tiempos de Jesús? ¿Cómo podemos ajustar nuestra manera de pensar
acerca de ellos?
Jesús responde con la historia de cuando David comió los panes de la pro-
posición (1 Sam. 21:1-6). Los panes de la proposición eran reemplazados durante
el sábado. Por lo tanto, el viaje de David pudo bien haber sido una huida de
emergencia ese mismo día. Jesús argumenta que si era justificado que David y
sus hombres comieran de los panes de la proposición en sábado, entonces es-
taba justificado que sus discípulos recogieran granos y los comieran en ese día.
Jesús indica además que el sábado fue creado para beneficio de la huma-
nidad, no a la inversa, y que el fundamento de tal aseveración es que él es Señor
del sábado.
Lee Marcos 3:1 al 6. ¿Cómo ilustra esta historia el punto de Jesús de que
el sábado fue hecho para la humanidad?
Jesús vuelve a tener una controversia acerca del sábado con los dirigentes
religiosos. (Nota, sin embargo, que la controversia nunca es acerca del sábado
en sí). Los dirigentes religiosos quieren acusar a Jesús si sana en sábado. Jesús
no rehúye la confrontación con ellos. Él establece un contraste entre hacer lo
bueno y hacer lo malo, entre salvar la vida y quitarla. La respuesta a su pregunta
es obvia; hacer el bien y salvar la vida es mucho más apropiado como actividad
sabática.
Jesús procede a sanar al hombre, lo que enfurece a sus oponentes, quienes
inmediatamente empiezan a planificar su muerte. La ironía de la historia radica
en que quienes procuran sorprender a Jesús quebrantando el sábado estaban
transgrediendo el sábado al maquinar su muerte en ese mismo día.
¿Qué principios acerca de la observancia del sábado puedes extraer de estas his-
torias y de los desafíos que enfrentamos en nuestros días para guardarlo?
Lee Marcos 3:31 al 35. ¿Qué quiere la familia de Jesús y cómo responde él?
PARÁBOLAS
Sábado 20 de julio
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 4:1-34; Santiago 1:21; Isaías
6:1-13; Salmos 104:12; Daniel 4:10-12.
PARA MEMORIZAR:
“Dijo también: ‘Miren lo que oyen. Con la medida con que miden los medirán
otros, y aun les será añadido. Al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que
tiene le será quitado’ ” (Mar. 4:24, 25).
Cuando leen las parábolas de Jesús en los evangelios, las personas a menudo
quieren saltar rápidamente a la interpretación que Jesús da de ellas. Después de
todo, ¿no es este el punto principal de estas historias, enseñar alguna verdad
espiritual útil para la vida cristiana? Sí, pero a veces Jesús no explica la parábola
en las breves declaraciones “el reino de Dios es como” o “el que tiene oídos para
oiga, oiga”.
En consecuencia, es bueno aminorar la marcha y simplemente analizar
el relato mismo a fin de captar la dirección en la que apuntan sus diversas
características narrativas. Hacer esto con la parábola del sembrador aporta
una variedad de ideas. La semilla es la misma en cada caso, pero cae en cuatro
clases diferentes de suelo. El tipo de suelo influye grandemente en el resultado
para la semilla. En lugar de ser una historia continua, la parábola constituye en
realidad cuatro historias, en sus escenarios, contadas hasta el final. La extensión
de tiempo para completar la historia se prolonga con cada historia sucesiva.
La semilla que cae en el camino es devorada inmediatamente por las aves.
“Al sembrar, parte de la semilla cayó junto al camino, y las aves del cielo la
comieron” (Mar. 4:4).
La semilla que cae en los pedregales demora algunos días o semanas en
alcanzar su fallido resultado, que incluye el secamiento a causa del Sol.
La semilla que cae entre espinos demora aún más en alcanzar su infructífero
final, y estos la terminan ahogando.
La semilla que cae en el buen suelo es la que tiene el desarrollo más prolon-
gado, presumiblemente toda una estación de crecimiento, en armonía con el
patrón normal de un cereal.
Tres de las historias tienen que ver con el fracaso; solo la última se refiere al
éxito, a una cosecha copiosa. La longitud de las historias, la creciente extensión
de cada relato sucesivo y el hecho de que solo uno de ellos tiene que ver con el
éxito, todo apunta al riesgo del fracaso, pero también al resultado abundante
del éxito.
La parábola parece señalar hacia el costo del discipulado y a los riesgos que
este implica, pero también a la recompensa resultante de seguir a Jesús.
LA INTERPRETACIÓN DE JESÚS
Jesús había terminado con la parábola, sin dar inmediatamente ninguna
explicación. De acuerdo con el texto (Mar. 4:1), la presentó ante una gran mul-
titud. Solo después, ante un grupo menor (Mar. 4:10), explicó su significado.
Lee Marcos 4:13 al 20. ¿Cómo interpreta Jesús la parábola del sembrador?
Lee Isaías 6: 1 al 13. ¿Qué le ocurre aquí a Isaías y cuál es el mensaje que
se le comunica para Israel?
LA LÁMPARA Y LA CESTA
Lee Marcos 4:21 al 23. ¿Cuál es el énfasis especial de Jesús en la parábola
de la lámpara?
Lee Marcos 4:24 y 25. ¿Qué lección está Jesús enseñando con la parábola
del almud o cesta para medir cereales?
En muchos lugares del mundo, los productos frescos son vendidos en mer-
cados al aire libre. En esos lugares, es típico que los vendedores tengan un
recipiente para medir la cantidad de los productos que ofrecen. Es común que
esos vendedores agreguen un poco más de lo solicitado para hacer así sentir
al comprador que es tratado con equidad. Jesús se vale de cuán bien tratan los
vendedores a sus clientes para argumentar acerca de la disposición a recibir
la verdad. Si alguien es receptivo y acepta la luz, obtendrá aún más; pero si la
rechaza, perderá incluso lo que tenía antes.
¿Cómo podemos aprender mejor el principio de que con la misma medida que
usemos se nos medirá? Piensa en ello en relación con todas nuestras interaccio-
nes con otros.
Esta parábola destaca cómo algo tan diminuto crece hasta convertirse en
algo notablemente grande. Las semillas de mostaza miden entre 1 y 2 milíme-
tros de diámetro. La planta descrita aquí es probablemente la mostaza negra
(Brassica nigra), que tiene semillas muy pequeñas (más de setecientas de ellas
juntas pesan apenas un gramo). Aunque no son las más diminutas del mundo,
son bastante pequeñas, especialmente en comparación con la planta que pro-
ducen, que puede alcanzar una altura de tres metros. Jesús destaca el hecho de
que aun los pájaros anidan en sus ramas. Esta última referencia alude a Salmos
104:12 y a Daniel 4:10 al 12. El Salmo 104 se refiere al poder de Dios cuando creó
el mundo, y Daniel 4 representa a Nabucodonosor como un gran árbol debajo
del cual todos encuentran sombra y alimento.
El punto que Jesús destaca es que el Reino de Dios, que fue muy pequeño al
comienzo, llegará a ser grande e impresionante. En los días de Jesús, la gente
pudo haber mirado con desprecio al predicador galileo itinerante, cubierto de
polvo y con su pequeño grupo de discípulos, pero el tiempo ha mostrado que
su reino de gracia sigue expandiéndose por todo el mundo.
“Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo, por testimonio a
todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14). Considera cómo era la
“iglesia” cuando Jesús hizo esa predicción. ¿Por qué esta es una predicción tan
notable y reafirmadora de la fe para nosotros?
PARA MEMORIZAR:
“Pero Jesús no le permitió, sino que le dijo: ‘Vete a tu casa, a los tuyos, y cuén-
tales las grandes cosas que el Señor ha hecho contigo y cómo tuvo compasión
de ti’ ” (Mar. 5:19).
¿Qué esperanza puedes extraer de esta historia en cuanto al poder de Jesús para
ayudarte en cualquier cosa con la que estés luchando?
Lee Marcos 5:25 al 34. ¿Qué interrumpe la marcha hacia la casa de Jairo?
El relato se traslada súbitamente a otra escena que evoca piedad. Una mujer
sufre terriblemente a causa de una enfermedad durante doce años. Esta historia
acerca de Jairo y de la mujer enferma es el segundo relato sándwich de Marcos
(ver Mar. 3:20-35, que fue estudiado en la lección 3). En esta historia, los dos
personajes contrastantes, Jairo y la mujer, acuden a Jesús en busca de ayuda.
La mujer se acerca a Jesús desde atrás y toca su manto. Inmediatamente
recupera la salud. Pero Jesús se detiene y pregunta: ¿Quién ha tocado mi ropa?”
La mujer, que había estado tan enferma, estaba de pronto recuperada. Pero
temía que Jesús estuviera disgustado por lo que había ocurrido. Aquello fue un
viaje vertiginoso para las emociones de ella. Pero Jesús quería sanar su alma,
no solo su cuerpo.
Volviendo a Jairo (ver Mar. 5:35-43), también su experiencia fue un viaje
vertiginoso para este principal de la sinagoga. Jesús solo permitió que Pedro,
Santiago y Juan lo acompañaran, junto con los padres de la muchacha. Jesús
declara entonces que ella no está muerta, sino dormida. Hace salir a todos los
plañideros y enlutados, y se dirige a la habitación donde yace la niña muerta.
Tomando su mano, dice: “talita cumi”. Marcos traduce estas palabras: “Niña, a
ti te digo, levántate”. La palabra talita significa en realidad “cordero” y pudo ha-
berse tratado de una expresión cariñosa acostumbrada para designar a un niño
en el ambiente del hogar. La orden de que nadie lo supiese es parte del patrón
teológico revelación/secreto que recorre el Evangelio de Marcos y que apunta
a quién es Jesús; algo que, en última instancia, no puede permanecer oculto.
RECHAZO Y ACEPTACIÓN
Lee Marcos 6:1 al 6. ¿Por qué Jesús fue rechazado por la gente de su
propio pueblo?
Lee Marcos 6:7 al 30. ¿Qué contraste existe entre la misión de los doce
apóstoles y la decapitación de Juan el Bautista?
¿Has sido alguna vez rechazado como lo fue Jesús, o tuviste que pasar por alguna
crisis difícil de entender? ¿Qué aprendiste de esas experiencias que podría ayu-
darte la próxima vez que algo así suceda?
Tras volver de su misión, los discípulos van con Jesús a una zona tranquila
de la costa oriental del mar de Galilea para descansar, pero una gran multitud
de cinco mil hombres llega al lugar antes que ellos. Jesús ve que son como ovejas
sin pastor. Los instruye durante todo el día.
Al atardecer, los discípulos recomiendan despedir a la multitud para que
vayan a buscar comida, pero Jesús les dice que alimenten al gentío. El diálogo
subsiguiente (Mar. 6:35-38) ilustra el hecho de que los discípulos están pen-
sando en términos humanos acerca de cómo resolver el problema. Pero Jesús
lo soluciona alimentando milagrosamente a la gran multitud con apenas cinco
panes y dos peces.
Las características de esta historia encajan en el concepto popular del Mesías
en la época de Jesús. La expectativa era que el Mesías liberaría a Israel de sus
enemigos y traería justicia y paz. La presencia de un gran número de hombres
en un ambiente desértico podría tener ciertos visos de revuelta militar (compara
con Juan 6:14, 15; Hech. 21:38).
Esta noción se ve reforzada por la referencia a que Jesús vio a esas personas
como “ovejas sin pastor”, una cita parcial de Números 27:17, donde Moisés pide
a Dios que designe un líder como sucesor suyo para Israel. Esta fraseología
acerca de un pastor para el pueblo de Dios aparece por doquier en el Antiguo
Testamento, típicamente en referencia a la falta de un líder o rey para Israel
(compara con 1 Rey. 22:17; 2 Crón. 18:16; Eze. 34:5, 6).
No obstante, Jesús no satisfizo sus falsas expectativas, sino que envió a
sus discípulos aparte y despidió a la multitud. En lugar de liderar una rebelión
contra Roma, ¿qué hizo entonces Jesús? Se retiró a una montaña para orar, no
precisamente lo que la multitud esperaba.
En lugar de la opinión popular acerca del Mesías como un rey que libera
a Israel, él viene a liberar a las personas de la esclavitud del pecado. Él es, en
verdad, el Señor de la naturaleza. Pero no vino a gobernar, sino a dar su vida en
rescate por muchos (Mar. 10:45).
¿Qué debería decirnos esta historia acerca de por qué es importante una com-
prensión correcta de la profecía? Si una comprensión errónea de la primera ve-
nida de Cristo condujo a varios al desastre, ¿cuánto peor podría ser el caso de
muchos hoy si tuvieran una comprensión equivocada de la segunda venida?
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 7; Isaías 29:13; Éxodo 20:12;
Marcos 8:1-21.
PARA MEMORIZAR:
“Nada exterior al hombre puede entrar en él y contaminarlo. Más bien lo que sale
del hombre es lo que lo contamina” (Mar. 7:15).
¿Podríamos tener algunas “tradiciones” que tal vez estén en conflicto con los
principios de la Ley de Dios? De ser así, ¿cuáles podrían ser?
Lee Marcos 7:20 al 23. ¿Qué contamina a una persona, según Jesús?
¿Por qué el prejuicio contra otras razas y nacionalidades es tan contrario a la en-
señanza de Jesús? ¿Cómo podemos ser limpiados de este mal?
Jesús no eligió el camino más corto para regresar a Galilea desde Tiro y Sidón.
Parece que se dirigió al norte desde la región de Tiro, subió por el territorio de
Sidón y luego descendió hacia el interior por el noreste del Mar de Galilea, para
llegar finalmente cerca del mar mismo. Fue un recorrido indirecto, lo que proba-
blemente le permitió dedicar tiempo adicional a la instrucción de sus discípulos.
El texto no indica quién fue exactamente la persona que trajo al hombre
ante Jesús, pero el problema de este era suficientemente evidente: no podía oír
y tenía dificultades para hablar. La pérdida de la audición aísla a las personas
de su entorno, mientras que la sordera profunda puede hacer que resulte de-
safiante para una persona aprender a hablar. El problema de este hombre pudo
haber sido de larga data.
Jesús comprende la difícil situación del hombre y lo lleva aparte. La manera
en que el Señor sana a esta persona es curiosa, particularmente para un lector
moderno. Pone sus dedos en los oídos del hombre, escupe, toca la lengua del
afectado y suspira o gime profundamente. Jesús toca las partes afectadas que
sanará en el hombre, pero ¿por qué el suspiro o el gemido? “Suspiró al pensar
en los oídos que no querían abrirse a la verdad y las lenguas que se negaban a
reconocer al Redentor” (DTG 371).
Jesús restauró milagrosamente la audición del hombre e hizo que fuera capaz
de hablar con claridad. Su suspiro ilustra los límites que Dios se ha impuesto a sí
mismo en relación con la libertad de elección de la humanidad. Él no forzará la
voluntad. Todos los humanos son libres de elegir a quién permitirán que dirija
su vida: al Príncipe de la vida o al de las tinieblas. Jesús podía abrir los oídos de
los sordos, pero no forzaría los corazones incrédulos para que lo reconocieran
como el Mesías.
Esta breve historia también ilustra lo que Dios puede hacer por quienes se
vuelven por propia decisión a él. Tal vez hayas experimentado reticencia a com-
partir tu fe, sintiendo que tu lengua estaba atada en cuanto a lo que debías decir.
Este milagro es animador, pues demuestra que Jesús puede abrir tus oídos para
que seas sensible a las necesidades de otros y compartas con ellos una palabra
oportuna que los ayude en su senda.
¿Qué estás haciendo con los dones de la audición y del habla (en verdad son do-
nes) que has recibido? ¿Cómo los estás usando?
Lee Marcos 8:14 al 21. ¿Qué habían olvidado los discípulos y qué obser-
vación hizo Jesús a partir de ello?
INSTRUYENDO A LOS
DISCÍPULOS: PARTE 1
Sábado 10 de agosto
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 8:22-38; Mateo 20:29-34; Juan
12:25; Marcos 9; Malaquías 4:5, 6; Lucas 9:30, 31.
PARA MEMORIZAR:
“Luego Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: ‘Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame’ ” (Mar. 8:34).
VIENDO CLARAMENTE
Lee Marcos 8:22 al 30. ¿Por qué necesitó Jesús dos toques para sanar al
hombre ciego? ¿Qué lecciones surgen de este relato?
Los evangelios reportan el caso de varias personas ciegas curadas por Jesús.
Además de este pasaje de Marcos 8, la sanación del ciego Bartimeo se reporta en
Marcos 10:46 al 52 (Mateo se refiere a dos ciegos [Mat. 20:29-34]) y Juan 9 narra
la historia de la curación efectuada por Jesús en favor de un ciego de nacimiento
enviado a lavarse en el estanque de Siloé.
Pero esta historia de Marcos 8 es singular, ya que solo aparece allí y es el
único milagro de Jesús que requiere dos acciones para producir salud perfecta.
Como parte de la historia, un detalle conmovedor es que Jesús toma al hombre
de la mano y lo conduce fuera del poblado. Uno puede percibir su simpatía por
la limitación del hombre.
Pero ¿por qué dos toques? Aunque este es el único de sus milagros que incluye
dos acciones, eso no implica una falta de poder de parte de Jesús. En lugar de
ello, se trata probablemente de una parábola actuada; es decir, de una acción
destinada a ilustrar el hecho de que la percepción espiritual a veces requiere
cierto tiempo para desarrollarse. Esta interpretación se ve corroborada por
el patrón literario de esta sección de Marcos, donde la instrucción dada a los
discípulos acerca de sus futuras muerte y resurrección tiene la curación de un
hombre ciego al comienzo y al final. La restauración de la visión llega a ser así
una metáfora acerca del discipulado perspicaz.
Los docentes aman las preguntas. Estas son a menudo la llave para abrir o
desbloquear el entendimiento de un estudiante. En este pasaje de Marcos 8 se
encuentra el punto de inflexión del libro. Tres características confirman esta
aseveración. Primero, Jesús interroga a sus discípulos acerca de su identidad,
algo que no había hecho hasta este punto. Segundo, Pedro es la única persona
no endemoniada que declara que Jesús es el Mesías. Tercero, inmediatamente
después de esta revelación acerca de quién es Jesús, él comienza a explicar
adónde se encamina: a la Cruz.
¿Por qué pide Jesús a sus discípulos que no digan a nadie que él es el Mesías?
Parece algo ilógico para el establecimiento del Reino de Dios. Sin embargo, la
palabra “mesías” tenía en los días de Jesús una connotación de derrocamiento
del Gobierno romano. Jesús no había venido para ser esa clase de mesías; de allí
su llamado al silencio acerca de su identidad.
¿Qué nos enseña esta historia acerca de algunos momentos en los que es impor-
tante no decir ciertas cosas, sin importar cuán ciertas puedan ser?
“El que ama su vida la perderá; y el que desprecia su vida en este mundo, para
vida eterna la guardará” (Juan 12:25). ¿Cómo has experimentado la realidad de
estas palabras?
LA MONTAÑA Y LA MULTITUD
Lee Marcos 9:1 al 13. ¿Qué vieron Pedro, Santiago y Juan una noche con
Jesús?
¿En qué situaciones, si las hubo, has tenido que clamar: “Creo, ayuda mi incredu-
lidad”? ¿Qué aprendiste de esas experiencias?
INSTRUYENDO A LOS
DISCÍPULOS: PARTE 2
Sábado 17 de agosto
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 10; Génesis 1:27; 2:24; Gálatas
4:1, 2; Romanos 6:1-11; Isaías 11:1-16.
PARA MEMORIZAR:
“Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, sino para servir y dar
su vida en rescate por muchos” (Mar. 10:45).
¿Cómo puedes revelar mejor el carácter de Jesús a los niños que están a tu
alrededor?
LA MEJOR INVERSIÓN
Lee Marcos 10:17 al 31. ¿Qué lecciones cruciales acerca de la fe y del costo
del discipulado para cualquier persona, rica o pobre, se revelan aquí?
Lee Romanos 6:1 al 11. ¿Cómo revelan estos versículos la realidad de la gracia de
Dios en nuestra vida, tanto al justificarnos como al hacernos nuevas personas
en él?
Jesús se acerca cada vez más a Jerusalén durante sus viajes y, a medida que
avanza, pone delante de sus discípulos lo que sucederá allí. No se trata del
escenario que ellos tienen en mente o el que desean escuchar. La precisión de
Jesús en cuanto al esquema de su muerte y su resurrección es impactante. Pero,
cuando se trata de algo que uno no quiere oír, resulta demasiado fácil ignorarlo.
Esto es aparentemente lo que Jacobo y Juan hacen cuando se acercan a Jesús
con un pedido privado. Jesús les pide que sean más concretos, y ellos le res-
ponden que quieren sentarse a su derecha y a su izquierda en su gloria. Es fácil
criticar su pedido como una búsqueda egocéntrica de posiciones. Pero estos dos
hombres se han dedicado al ministerio de Jesús, y sus deseos probablemente
no eran de naturaleza completamente egoísta.
Jesús procura ayudarlos a profundizar su comprensión de lo que implica lo
que están solicitando. Les pregunta si pueden beber su copa o ser bautizados con
su bautismo. Su copa será la del sufrimiento en Getsemaní y en la cruz (compara
con Marcos 14:36), mientras que su bautismo será su muerte y sepultura (Mar.
15:33-47), eventos estos que están en paralelo con su bautismo en Marcos 1.
Pero Santiago y Juan no captan el sentido de las palabras de Jesús y res-
ponden, con superficialidad, que en efecto pueden. Jesús profetiza entonces
que en verdad beberán su copa y serán bautizados con su bautismo. Santiago
fue el primero de los apóstoles en morir como mártir (Hech. 12:2). Juan fue el
más longevo de los apóstoles y fue enviado al exilio en la isla de Patmos (Apoc.
1:9). Pero Jesús indica que los lugares ocupados en ocasión de la glorificación
son establecidos por Dios.
¿Cómo respondieron los otros discípulos a la réplica de Jesús? No demasiado
bien. La misma palabra griega, aganakteō, “enojarse, indignarse” –usada en
Marcos 10:41 para los discípulos– designa, en Marcos 10:14, el enojo de Jesús
ante el intento de mantener a los niños apartados de él.
Jesús reúne entonces a todo el grupo para compartir una de sus más pro-
fundas enseñanzas. Les señala que los gobernantes paganos usan el poder para
obtener ventajas personales. Pero, en el Reino de Dios, el poder debe siempre ser
usado para elevar y bendecir a otros. Jesús está a la cabeza como Rey del Reino
de Dios. ¿De qué manera? Al entregar su propia vida en rescate, no precisamente
lo que sus seguidores esperaban escuchar.
¿Qué significa como cristiano ser un “siervo” o “servidor” de otros? ¿Cómo mani-
fiestas este principio en tu interacción diaria con otras personas?
¿De qué maneras has clamado a veces: “Jesús, Hijo de David, ten misericordia de
mí”? ¿Qué sucedió entonces y qué aprendiste de esta experiencia?
CONTROVERSIAS EN
JERUSALÉN
Sábado 24 de agosto
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 11; 1 Reyes 1:32-48; Zacarías
9:9, 10; Isaías 56:7; Jeremías 7:11; Marcos 12:1-34.
PARA MEMORIZAR:
“Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que su
Padre que está en los cielos perdone también sus ofensas” (Mar. 11: 25).
LA ENTRADA TRIUNFAL
Lee Marcos 11:1 al 11; y Zacarías 9:9 y 10. ¿Qué está sucediendo aquí?
La acción de montar sobre un asno sugiere humildad. ¿Por qué es ese un rasgo
tan importante, especialmente para los cristianos? ¿Hay algo de que podamos
enorgullecernos a la luz de la Cruz?
¿Qué cosas de tu vida necesitan ser limpiadas por Jesús? ¿Cómo ocurre esto?
Un día después de que Jesús limpió el Templo, los líderes religiosos lo con-
frontan en sus atrios y le preguntan con qué autoridad había actuado el día
anterior. No pretenden escuchar la verdad, sino entramparlo. Si dice que su
autoridad proviene de Dios, ellos negarán que un simple carpintero de pueblo
tenga tal autoridad. Si él dice que su autoridad es humana, lo despreciarán
como a un tonto.
Pero Jesús percibe la trampa y les dice que contestará su pregunta si ellos
responden primero una suya. Lo que les pregunta es si el bautismo de Juan
el Bautista provenía de Dios o de los hombres. Ellos se dan cuenta al instante
de que son ellos quienes han sido entrampados. Si admiten que ese bautismo
provenía de Dios, Jesús les dirá: “¿Por qué no le creyeron?” Si dicen que fue una
iniciativa humana, temen la reacción de la gente. Así que, mienten y responden
que no saben. Esto da a Jesús la oportunidad de rehusarse a contestar la pre-
gunta de ellos.
Lo que Jesús estaba haciendo en esta historia era dirigir a los líderes religiosos
una solemne advertencia acerca del desenlace de su conducta. Vista desde esta
perspectiva, su parábola es un amoroso preaviso. Aún no es muy tarde para que
cambien y eviten un juicio seguro. Algunos de ellos se arrepentirán, cambiarán y
aceptarán a Jesús. Otros, no.
Hasta este punto del Evangelio de Marcos, la mayoría de los líderes religiosos,
con pocas excepciones, son antagónicos a Jesús. Esto es particularmente cierto
en el caso de Jerusalén, donde Jesús ha confrontado al liderazgo acerca de la ado-
ración en el Templo, algo que se encuentra en el corazón mismo del judaísmo.
Por lo tanto, el hecho de que un escriba escuchara las disputas y apreciara las
respuestas de Jesús demuestra honestidad y valentía frente a la animosidad
prevaleciente contra él. Habría sido más fácil simplemente permanecer en un
segundo plano y solo observar, aun simpatizando con Jesús. Pero este hombre
no hace eso.
El escriba penetra hasta el corazón mismo de la religión con su pregunta
acerca de cuál de los mandamientos es el más importante. Jesús responde con
simplicidad y claridad citando la Shemá, la confesión de fe del judaísmo tomada
de Deuteronomio 6:4 y 5. El más importante de los mandamientos, dice Jesús,
es amar a Dios con todo el corazón, el alma, la mente y las fuerzas; es decir, con
la totalidad del ser. Jesús concede un extra al escriba al mencionar el segundo
mandamiento en orden de importancia: cita nuevamente el Antiguo Testa-
mento, esta vez Levítico 19:18. Este mandamiento consiste en amar al prójimo
como a uno mismo.
La gente se pregunta a veces cómo es posible exigir el amor. El contexto
cultural del mandato que aparece en Deuteronomio ayuda a esclarecer esto.
Ese lenguaje es tomado de los antiguos pactos o tratados entre partes, y el tér-
mino traducido como “amor” se refiere al hecho de ser fiel a los requerimientos
convenidos en el acuerdo, cumpliéndolos fielmente. Por lo tanto, aunque no
se descarta el afecto profundo entre las partes, ese término está mucho más
centrado en las acciones que demuestran esa lealtad.
El escriba fue honesto y apreció la claridad y la simplicidad de la respuesta
de Jesús, reconociéndolas a viva voz. Uno puede imaginar los ceños fruncidos de
los otros líderes religiosos puesto que el escriba honesto afirma que la respuesta
de Jesús es válida, algo que ninguno de ellos estuvo dispuesto a hacer. Jesús
también expresó su reconocimiento hacia el escriba por su respuesta honesta
al decirle que no estaba lejos del Reino de Dios. No estar lejos no significaba
estar dentro. Lo que el escriba todavía necesitaba era reconocer quién era Jesús
y seguirlo, un paso adicional en el camino de la fe.
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 12:41-44; 13:1-32; Daniel 9:24-
27; 7:25; 1 Tesalonicenses 4:13-18.
PARA MEMORIZAR:
“Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en las nubes con gran poder y
gloria. Entonces él enviará a sus ángeles y juntará a sus elegidos de los cuatro
vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo” (Mar. 13: 26, 27).
L a lección de esta semana comienza con una muy breve historia que se
encuentra al final de Marcos 12. En ella, Jesús pronuncia una profunda
declaración acerca de una pequeña acción realizada por una viuda. No
obstante, la sección principal de la lección de esta semana tiene que ver con
Marcos 13, donde se registra, entre otras cosas, una asombrosa profecía acerca
de la suerte final del Templo. Este capítulo, junto con sus paralelos en Mateo 24
y Lucas 21, se refiere tanto a la destrucción de Jerusalén como, mucho después,
al fin del mundo.
Lo que Marcos 13 deja muy en claro es que la profecía abarca el lapso que va
desde el tiempo del profeta, Jesús, hasta el tiempo del fin y su segunda venida.
Este patrón sigue lo que se conoce como “la interpretación historicista de la
profecía acerca del tiempo del fin” en oposición al intento de circunscribir estas
profecías al pasado o al futuro lejano.
Como muchas de las enseñanzas de Jesús en Marcos, la instrucción del Señor
se da en respuesta a una pregunta o a un malentendido por parte de sus discí-
pulos. Estas preguntas o interpretaciones erróneas dan a Jesús la oportunidad
de enseñar verdades vitales para la vida y la experiencia cristianas. Jesús no solo
predice el futuro, sino también instruye a sus discípulos, tanto entonces como
ahora, acerca de cómo prepararse para las pruebas venideras.
68 Reavivados por su Palabra: Hoy, Marcos 4.
Domingo 1° de septiembre | Lección 10
Como hemos notado, el complejo del Templo era una estructura asombro-
samente bella. El historiador judío Flavio Josefo destaca que el Pórtico Real, del
lado sur del complejo, tenía 162 pilares de un diámetro tal que hacían falta tres
hombres con los brazos extendidos y tomándose de las manos para abarcar uno
de ellos (Antigüedades, 15.11.5). Jesús dice que todo será destruido. Una profecía
tal, concerniente a esta asombrosa estructura, habrá sin duda sonado al oyente
como el fin del mundo.
“Al ser atraída la atención de Cristo a la magnificencia del Templo, ¡cuáles
debieron de haber sido los pensamientos que guardó para sí el Rechazado! El
espectáculo que se le ofrecía era bello en verdad, pero dijo con tristeza: ‘Lo veo
todo. Los edificios son de veras admirables. Ustedes me muestran esas murallas
como aparentemente indestructibles; pero escuchen mis palabras: Llegará el día
en que no será dejada aquí piedra sobre piedra que no sea destruida’ ” (DTG 581).
Los discípulos quieren saber entonces cuándo se cumplirá la predicción que
Jesús ha hecho. Por lo tanto, en Marcos 13:4, un pequeño grupo integrado por
Pedro, Santiago, Juan y Andrés le pregunta acerca del momento exacto. Quieren
saber cuándo sucederán todas estas cosas y cuál será la señal que indique que
están a punto de ocurrir.
Lo que resulta llamativo en Marcos 13:5 al 13 es que Jesús dedica la mayor
parte del tiempo, no a describir la caída de Jerusalén, sino a advertir a sus dis-
cípulos acerca de lo que pueden esperar mientras cumplen su ministerio de
establecer la iglesia cristiana temprana. No habría de ser sencillo.
En verdad, serán perseguidos, encarcelados y, algunos de ellos, ejecutados.
Pero, a lo largo de todo ello, Jesús indica que aún no sería el tiempo. No deben
dejarse engañar por los eventos tumultuosos. Además, el Espíritu Santo les dará
las palabras para hablar en el momento oportuno, aun cuando la familia y los
amigos los abandonen.
Lo que podemos aprender de estas palabras introductorias en la profecía de
Jesús es que el pueblo de Dios no debe temer el tumulto y la prueba. Debe ser
vigilante, pues el Espíritu de Dios lo conducirá a través de la tribulación.
¿Cuál ha sido tu propia experiencia con las pruebas que sobrevienen como con-
secuencia de seguir a Jesús? Si no has tenido ninguna, podrías tal vez necesitar
preguntarte si estás en verdad siguiéndolo?
LA ABOMINACIÓN ASOLADORA
Lee Marcos 13:14 al 18. ¿Qué clave da Jesús para entender qué es “la
abominación asoladora”?
Así como lo predijo Jesús, Jerusalén cayó. ¿Cómo podemos aprender a confiar en
él y en todas las predicciones de la Biblia?
LA GRAN TRIBULACIÓN
Lee Marcos 13:19. ¿A qué se refiere este versículo?
Lee Marcos 13:20 al 23. ¿Qué esperanza ofrece Dios a su pueblo durante
el tiempo de persecución y qué advertencia le hace al final?
Cuando Jesús advirtió sobre los falsos cristos, su movimiento había recién comen-
zado; sin embargo, fue capaz entonces de hacer una predicción tan asombrosa,
que se ha hecho realidad (aun hoy hay personas que afirman ser Jesús). ¿Cómo
debería el cumplimiento de esta predicción aumentar nuestra confianza en la
Palabra de Dios?
Este evento no es otro que el regreso de Cristo en gloria, precedido por se-
ñales en el Sol, la Luna y las estrellas. El Nuevo Testamento está lleno de pro-
fecías que apuntan hacia este maravilloso evento. El apóstol Pablo lo describe
en detalle en 1 Tesalonicenses 4:13 al 18, donde dice que quienes han muerto
en Cristo serán traídos nuevamente a la vida y llevados junto con los santos
vivientes para encontrarse con Cristo en el aire. En 1 Corintios 15, el apóstol
habla en detalle acerca de la realidad de la resurrección de los muertos, lo que
ocurre en ocasión del regreso de Cristo.
Pedro describe también ese gran día en 2 Pedro 3:3 al 13. Allí explica que el
Señor no retarda su promesa, sino que quiere que todos se arrepientan. Apoca-
lipsis también contiene vívidas descripciones del retorno de Cristo (ver Apoc.
1:7; 6:12-17; 14:14-20; 19:11-21). El Nuevo Testamento enseña consistentemente
que el retorno de Cristo será personal, literal, visible y audible. Todos lo verán
cuando venga.
Sin embargo, ¿a qué se refería Jesús cuando usó las expresiones “esta gene-
ración”, “ese día” y “esa hora”? Estas palabras han preocupado a muchos porque,
obviamente, la generación a la que habló Jesús ha muerto hace mucho.
Se han sugerido varias explicaciones para este pasaje. Algunos argumentan
que la palabra “generación” puede referirse a una raza o pueblo, los judíos en
este caso. Esto implicaría que el pueblo judío no perecería antes de que Cristo
regrese. Otra solución es que la palabra en cuestión haga referencia a la gene-
ración de quienes sean testigos del cumplimiento de todas las señales, quienes
no morirán antes del regreso de Cristo.
Una solución más simple es notar que en Marcos 13:30 Jesús usa la palabra
“esta” en la expresión “esta generación”, mientras que en Marcos 13:32 emplea la
palabra “ese” en la frase “de ese día y de la hora”. En Marcos 13, la palabra “esta”
(houtos, hautē, touto) aparece con mayor frecuencia en los versículos 1 al 13,
antes de la destrucción de Jerusalén. Por su parte, la palabra “ese” caracteriza
la última parte del capítulo.
Por lo tanto, lo más probable es que “esta generación” se refiera a la genera-
ción que vivía en el siglo primero, quienes fueron testigos de la destrucción de
Jerusalén, como lo describe Marcos 13:30. No obstante, Marcos 13:32 se refiere en
cambio a la segunda venida de Cristo, lo que está aún en el futuro y distaba del
primer siglo. En consecuencia, Marcos 13:32 utiliza la expresión “ese día” para
referirse a eventos distantes en el tiempo respecto del primer siglo.
APRESADO Y JUZGADO
Sábado 7 de septiembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 14; Juan 12:4-6; Romanos 8:28;
Éxodo 24:8; Jeremías 31:31-34; Zacarías 13:7.
PARA MEMORIZAR:
“Decía: ‘¡Abba, Padre! Todas las cosas son posibles para ti. ¡Aparta de mí esta copa!
Sin embargo, no lo que yo quiero, sino lo que tú quieras’ ” (Mar. 14:36).
INOLVIDABLE
Lee Marcos 14:1 al 11. ¿Qué dos historias están entrelazadas aquí y cómo
se complementan entre sí?
Marcos 14:1 indica que habían transcurrido dos días desde la Pascua. Esta
reunión ocurrió probablemente el martes de noche o el miércoles de esa semana.
Los líderes religiosos tenían un plan y un momento oportuno para llevarlo a
cabo. Solo necesitaban un medio para alcanzar su objetivo, y provendría de un
lugar sorprendente.
Este pasaje es el quinto relato sándwich de Marcos (ver la lección 3). La
historia del complot contra Jesús está conectada con la de una mujer que ungió
la cabeza de Jesús con un costoso perfume. Dos personajes paralelos realizan
acciones opuestas, mostrando un irónico contraste.
El asombroso obsequio que la mujer ofreció a Jesús contrasta con la perfidia
de Judas al traicionar a su Señor. En este Evangelio no se consigna el nombre de
ella. Él, en cambio, es identificado como uno de los Doce. El valor del regalo de
ella es declarado. El precio de la traición de él es solo una promesa de dinero.
No se da una razón específica por la que ella hace esto, pero los invitados a
la cena quedan consternados por lo que consideran un gran despilfarro, equi-
valente a la paga de casi un año de trabajo, cuando el perfume es derramado
sobre Jesús. Él interviene, sin embargo, en defensa de ella y dice que lo que
acaba de hacer será incluido en la proclamación del evangelio al mundo en
memoria de ella. Es algo inolvidable. En efecto, los cuatro evangelios registran
esta historia de una manera u otra, probablemente a causa de las palabras de
Jesús al conmemorar la acción de esta mujer.
La traición de Judas también es inolvidable. Marcos da a entender que su mo-
tivación fue la codicia. El Evangelio de Juan lo dice explícitamente (Juan 12:4-6).
Marcos juega con la palabra “bueno” para ilustrar que existen dos motiva-
ciones o tramas diferentes en juego en estas historias. En Marcos 14:6, Jesús
declara “buena/hermosa” la acción de la mujer. Él dice que siempre es posible
hacer “bien” a los pobres (Mar. 14:7), y en Marcos 14:9 dice que la acción de ella
es parte de la “buena noticia/evangelio”. En Marcos 14:11, Judas busca una opor-
tunidad o “buen momento” para traicionar a Jesús. Lo que este juego de palabras
sugiere es que el complot de los hombres para destruir al Mesías llegaría a ser
parte de la historia del evangelio porque da frutos al cumplirse la voluntad de
Dios de entregar a su Hijo para la salvación de la humanidad.
LA ÚLTIMA CENA
Lee Marcos 14:22 al 31 y Éxodo 24:8. ¿Qué gran relevancia para la fe
cristiana se encuentra en este relato?
Marcos 14:12 observa que este es el primer día de la fiesta de los Panes sin
Levadura, cuando se sacrificaba el cordero pascual. La cena se realizaba al atar-
decer del jueves.
En la Última Cena, Jesús instituye un nuevo servicio conmemorativo. Es
una transición que parte de la celebración de la Pascua judía y se vincula di-
rectamente con la salida de Israel de Egipto y su transformación en el pueblo
del Pacto de Dios en el Sinaí. En Éxodo 24:8, cuando se ratifica el Pacto, Moisés
rocía al pueblo con la sangre de los sacrificios y dice: “Esta es la sangre del pacto
que el Señor ha hecho con ustedes acerca de estas cosas”.
Es llamativo el hecho de que en la Cena del Señor, instituida aquí por Jesús,
no se hace mención alguna al cordero de la cena pascual. Esto puede deberse a
que Jesús es el Cordero de Dios (Juan 1:29). El pan de la Cena del Señor representa
su cuerpo. El Nuevo Pacto (compara con Jer. 31:31-34) es sellado con la sangre de
Jesús, la cual está representada por la copa y su contenido. Él dice: “Esto es mi
sangre del nuevo pacto, que es derramada en favor de muchos”.
Entonces, en medio de todo esto, Jesús predice que sus discípulos lo aban-
donarán. Cita Zacarías 13:7, que habla de la espada que hiere al pastor y de la
resultante dispersión de las ovejas. Jesús es aquí el pastor, y sus discípulos son
las ovejas. Es un mensaje duro y deprimente. Pero Jesús agrega una palabra de
esperanza al repetir la predicción acerca de su resurrección, y añade que irá de-
lante de ellos a Galilea. El joven que estaba en la tumba vacía de Jesús se refiere,
en Marcos 16:7, a esa predicción que, por lo tanto, tiene un peso especial aquí.
Pero todo esto es demasiado difícil de aceptar para los discípulos, especial-
mente para Pedro, quien argumenta que todos los demás pueden caer menos
él. No obstante, Jesús continúa con el lenguaje solemne y predice que Pedro lo
negará tres veces antes de que el gallo cante dos veces. La predicción jugará un
papel crucial en la escena del juicio de Jesús y la negación de Pedro; por ello,
juega también un papel crucial aquí.
¿Qué aprendiste de las ocasiones en las que prometiste a Dios que harías o no
algo y terminaste no haciendo lo que prometiste hacer o haciendo lo que prome-
tiste no hacer?
GETSEMANÍ
Lee Marcos 14:32 al 42. ¿Qué pidió Jesús en oración en Getsemaní y cómo
fue contestada su oración?
¿QUIÉN ERES?
Lee Marcos 14:60 al 72. Compara cómo respondió Jesús ante los acon-
tecimientos y cómo lo hizo Pedro. ¿Qué lecciones podemos aprender de
las diferencias?
JUZGADO Y CRUCIFICADO
Sábado 14 de septiembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 15; Lucas 13:1; Salmos 22:18;
Juan 20:24-29; Juan 1:1-3; Daniel 9:24-27.
PARA MEMORIZAR:
“Y a la hora novena Jesús exclamó a gran voz: ‘Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?’, que
quiere decir: ‘¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?’ ” (Mar. 15:34).
Poncio Pilato fue gobernador de Judea entre los años 26 y 36 d.C. No era un
líder amable, y varias de sus acciones causaron consternación entre los habi-
tantes del país (compara con Luc. 13:1). El juicio de Jesús resultó en una sentencia
de muerte por blasfemia. Sin embargo, bajo el Gobierno romano, los judíos no
podían ejecutar personas en la mayoría de los casos, así que trajeron a Jesús
ante Pilato para que lo condenara.
El cargo contra Jesús ante Pilato no es mencionado, pero es posible deducirlo
a partir de la breve pregunta que le dirige al Señor: “¿Eres tú el Rey de los judíos?”
(Mar. 15:2). En los tiempos del Antiguo Testamento, Israel ungía a sus reyes, así
que no es difícil ver cómo el término Messiah (“ungido”) podía ser convertido
en un presunto reclamo de homenaje propio de un rey, en competencia con el
emperador. Por lo tanto, la acusación presentada ante el Sanedrín contra Jesús
fue de blasfemia, mientras que la esgrimida contra él ante el gobernador fue de
sedición, lo que podía conducir a la muerte.
La ironía radica en el hecho de que Jesús es tanto el Mesías como el Rey de
los judíos. Sus condenas por blasfemia y sedición estaban equivocadas. Debió
haber recibido, en cambio, homenaje y adoración. Pero Jesús aún actúa como
un rey. Su respuesta a Pilato: “Tú lo dices” (Mar. 15:2, RVR 1960) es evasiva. Él
no rechaza el título ni lo confirma. Esta respuesta puede sugerir que es un rey,
pero de una clase diferente (compara con Juan 18:33-38).
Marcos 15:6 introduce en la narración la costumbre de liberar a un prisionero
durante la Pascua. En Marcos 15:9, Pilato pregunta si quieren que suelte al “Rey
de los judíos”, y aunque usó tal vez el título de manera irónica, la ironía está en
realidad jugando en su contra.
Marcos 15:9 y 10 es un estudio de percepción y de falta de ella. Pilato se da
cuenta de que los líderes religiosos entregaron a Jesús por envidia, pero no
percibe que, al formular la pregunta a la multitud, está haciendo el juego a los
dirigentes religiosos. Estos incitan a la multitud y piden la crucifixión de Jesús.
Pilato retrocede. La crucifixión era una manera demasiado terrible de morir,
sobre todo para alguien a quien él consideraba inocente. Cuán dolorosamente
irónico es que el gobernador romano quisiera liberar al Mesías, mientras que
los dirigentes religiosos lo querían crucificado.
Estos hombres no tenían idea de lo que estaban haciendo. ¿Por qué, sin embargo,
su ignorancia no los excusará el Día del Juicio?
LA CRUCIFIXIÓN
Lee Marcos 15:21 al 38. ¿Qué terrible y dolorosa ironía aparece aquí?
En este punto del relato de la Pasión, Jesús es una víctima silenciosa, con-
trolada por gente empeñada en su muerte. A lo largo del Evangelio, y hasta su
arresto, él estuvo a cargo de la acción. Ahora, en cambio, es objeto de la actividad
de otros. Aunque era un robusto predicador itinerante, la flagelación que había
recibido, sumada a la falta de alimento y sueño, lo agotaron al punto de que un
extraño tuvo que cargar su cruz.
En la cruz, su ropa le fue quitada y llegó a ser propiedad de los soldados,
quienes echaron suertes sobre ella para ver de quién sería (compara con Sal. 22:18).
La crucifixión era un método de ejecución que no significaba un derramamiento
importante de sangre. Los clavos utilizados para fijar a una persona a la cruz
(compara con Juan 20:24-29) atravesaban probablemente las muñecas, debajo de
las palmas, donde no hay vasos sanguíneos importantes. Tanto en hebreo como
en griego, la palabra traducida como “mano” puede designar tanto a esta como al
antebrazo. La palma de la mano carece de las estructuras necesarias como para
soportar el peso del cuerpo en una crucifixión. El nervio medio o mediano se
encuentra ubicado a lo largo del antebrazo y habría sido aplastado por los clavos,
provocando así un dolor insoportable en los brazos. La respiración era dificultosa.
Para conseguir una buena bocanada de aire, los crucificados tenían que empujar
su cuerpo hacia arriba usando como apoyo los pies clavados y flexionando sus
brazos, lo cual nuevamente provocaba un dolor atroz. La asfixia por agotamiento
era una de las causas de muerte.
Jesús fue víctima de burlas y humillaciones tremendas durante su crucifi-
xión. Como ya se ha visto, el Evangelio de Marcos se caracteriza por un motivo o
tema teológico de revelación/secreto según el cual Jesús pide a las personas que
guarden silencio acerca de quién es él. Consecuentemente, títulos cristológicos
como “Señor”, “Hijo de Dios” y “Cristo” no aparecen con frecuencia en la narración.
Este elemento cambia en la cruz. Jesús no puede ser ocultado. Resulta irónico
que sean los líderes religiosos quienes utilizan esos títulos para burlarse de Jesús.
¡Cómo se condenan a sí mismos estos hombres!
Una de sus declaraciones de burla se destaca. En Marcos 15:31, ellos dicen:
“A otros salvó. A sí mismo no puede salvarse”. Para demostrar su punto acerca
de la impotencia de Jesús en la cruz, aseveran que ayudó a otros (el verbo griego
puede significar “salvar”, “sanar”, “rescatar”). Así, irónicamente, admiten que él
es el Salvador. La ironía va más allá, pues la razón por la que no podía salvarse,
o no quería hacerlo, era porque estaba salvando a otros.
Lee Juan 1:1 al 3 y piensa en lo que este pasaje nos dice acerca de Jesús, el mismo
Jesús que está siendo crucificado aquí, en Marcos. ¿Cómo podemos abarcar con
nuestra mente lo que la muerte de Cristo significa para nosotros?
LLEVADO A DESCANSAR
Lee Marcos 15:42 al 47. ¿Cuál es la relevancia de la intervención de José
de Arimatea, especialmente en vista de que los discípulos de Jesús habían
desaparecido?
EL SEÑOR RESUCITADO
Sábado 21 de septiembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 15:42-47; 16; Colosenses 2:10-
12; 1 Corintios 15:1-8; Daniel 9:24-27; Juan 20:11-18.
PARA MEMORIZAR:
“Pero él les dijo: ‘No se asusten. Ustedes buscan a Jesús nazareno, que fue cru-
cificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto’ ”
(Mar. 16:6).
L a crucifixión de Jesús fue un oscuro fin de semana para los discípulos mien-
tras no solo lidiaban con la muerte de su Maestro, sino también temían por
su propia vida (Juan 20:19).
En Marcos 16, el último capítulo del Evangelio de Marcos, veremos lo que
sucedió tras la muerte de Jesús.
Consideraremos en primer lugar el momento en que ocurrió la resurrección
de Jesús y por qué las mujeres fueron al sepulcro ese domingo de mañana. Los
adventistas hemos evitado a veces referirnos a la mañana de la resurrección
porque es usada erróneamente para apoyar la presunta sacralidad del domingo.
Veremos, en cambio, que podemos regocijarnos por la resurrección ocurrida
aquel domingo a pesar de la teología errónea que, desafortunadamente, ha
surgido a partir de ello.
En segundo lugar, la lección explica los primeros versículos de Marcos 16,
vinculando este texto con un tema presente en todo el libro. El estudio corres-
pondiente al lunes y al martes se ocupará de estos conceptos.
En tercer lugar, como conclusión de nuestra lección semanal, las lecciones
del miércoles y del jueves examinarán el resto de Marcos 16 y considerarán la
misión que este texto nos propone. Este estudio concluirá desafiando al lector
de Marcos a llevar el evangelio al mundo entero.
Reavivados por su Palabra: Hoy, Lucas 9. 89
Lección 13 | Domingo 22 de septiembre
REGOCIJO EN LA RESURRECCIÓN
Lee Marcos 15:42 a 16:6. ¿Qué ocurre aquí y por qué esta historia es tan
relevante para el relato de la resurrección?
No hay una sola palabra en la Biblia que sugiera la sacralidad del domingo
como un recordatorio de la resurrección. Ese recordatorio es el bautismo.
“Porque fuimos sepultados junto con él para muerte por medio del bautismo, a
fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en nueva vida” (Rom. 6:4).
Independientemente de la teología errónea acerca del culto dominical, de-
bemos como adventistas regocijarnos por la resurrección de Jesús, ocurrida
el domingo de mañana. Jesús ha triunfado sobre la muerte en virtud de su
muerte y resurrección, y es gracias a esta que estamos seguros de nuestra propia
resurrección.
“¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericor-
dia nos regeneró para una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo
de entre los muertos” (1 Ped. 1:3). Observa la certidumbre que Pedro tenía acerca
de la resurrección de Jesús. ¿Cómo podemos nosotros tener esa misma certeza?
Desde el comienzo del Evangelio, el lector sabe que Jesús es el Mesías. Pero
en el texto mismo, la primera persona no endemoniada que lo reconoce como
tal es Pedro, en Marcos 8:29. ¡Y esta declaración ocurre recién en la segunda
mitad del libro!
A lo largo del Evangelio de Marcos, Jesús pide a las personas que mantengan
en reserva quién es él o sus curaciones milagrosas. En Marcos 1:44, dice a un
leproso que no cuente su sanación a nadie. En Marcos 5:43, pide a Jairo y a su
esposa lo mismo acerca de la resurrección de su hija. En Marcos 7:36, dice a un
grupo que no digan a la gente acerca de su curación de un sordomudo. Y luego
ordena a sus discípulos no decir a la gente que él es el Mesías (Mar. 8:30; ver tam-
bién Mar. 9:9). No cabe duda de que la principal razón por la que Jesús les pedía
que guardaran silencio era para disponer del tiempo necesario para terminar su
ministerio de acuerdo con el tiempo profético anunciado en Daniel 9:24 al 27.
Ahora, en esta escena, aun después de que se les ha dicho que Jesús ha re-
sucitado, las mujeres, temerosas y asombradas, huyen del sepulcro y, al menos
en un primer momento, tampoco ellas hablan acerca de lo que ha sucedido.
No obstante, el silencio no dura mucho. Al llegar al final del libro de Marcos,
leemos lo siguiente: “Y ellos salieron y predicaron en todas partes. Y el Señor
los ayudaba, y confirmaba la palabra con las señales que seguían” (Mar. 16:20).
De esa manera, el secreto acerca de quién es Jesús y de lo que ha hecho es
finalmente dado a conocer ampliamente. El libro concluye diciendo que ellos
“predicaron en todas partes”.
Casi todo Marcos 16:9 al 20 tiene paralelismos con otros pasajes del Nuevo
Testamento: el encuentro de María Magdalena con Jesús en el sepulcro (Mat.
28:1, 9, 10; Juan 20:11-18; comparar con Luc. 8:2); dos hombres ven a Jesús en una
zona rural (Luc. 24:13-35); los once reciben la comisión de predicar (Mat. 28:16-
20; Luc. 24:36-49; Juan 20:19-23).
La primera persona en ver a Jesús resucitado es María Magdalena (Juan
20:11-18). Otras mujeres también lo vieron (Mat. 28:8-10). Es significativo que
las primeras personas que ven a Jesús resucitado son mujeres. Puesto que las
mujeres no tenían un estatus elevado como testigos en el mundo antiguo,
si el relato acerca de la resurrección hubiera sido ficticio, habría sido mucho
más probable que seleccionara a hombres como sus primeros testigos. Pero
no fueron hombres, no los discípulos, sino una mujer. Ella va entonces a dar la
buena noticia a los discípulos, pero, no es de sorprenderse, ellos no creen en
su testimonio, muy probablemente porque les parecía fantasioso y, además, y
desafortunadamente, porque provenía de una mujer.
Los defensores de la autenticidad del reporte de la resurrección de Jesús han
usado este hecho, que una mujer fue la primera persona en ver a Jesús resucitado,
como una poderosa evidencia en favor de la veracidad del relato.
De hecho, en caso de haber fraguado el relato, ¿por qué habrían dado una
imagen tan mala de ellos mismos? Jesús tuvo que reprenderlos por su “incre-
dulidad y dureza de corazón”. Desde el momento del arresto de Jesús, y en sus
sucesivas apariciones posteriores a la resurrección, los evangelios describen
a los seguidores de Jesús de forma muy negativa: huyen, niegan conocerlo, no
creen, etc. Esto no tendría sentido si el relato fuera ficticio.
En contraste, su audaz e inquebrantable proclamación posterior acerca del
Cristo resucitado, así como la esperanza que ella ofrece a todos, es una evidencia
poderosa en favor de la veracidad de sus afirmaciones.
“Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). ¿Qué
consuelo podemos recibir y deberíamos recibir de esta promesa a medida que
procuramos también proclamar el evangelio “en todas partes”?