La Dieta Vegetariana

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MÓDULO 1: VISION GLOBAL DE LA DIETA VEGETARIANA.

PERSPECTIVA DE LA DIETA DESDE LA MEDICINA NATURISTA. (Autor


Pedro Ródenas. Ldo. En Medicina y Máster en Medicina Naturista)

1º PARTE: VISIÓN GLOBAL DE LA DIETA VEGETARIANA


1.1 En que consiste alimentarse
1.2 Dieta equilibrada
1.2.1 ¿Qué nos dice la naturaleza?
1.2.2 ¿Qué nos dice la ciencia?
1.2.3 ¿Qué nos dice la práctica
1.3 Las diferentes dietas
1.4 Dieta vegetariana y motivaciones
1.5 Evolución de la dieta vegetariana

2º PARTE: LA IMPORTANCIA DE LA ALIMENTACIÓN EN LAS DIFERENTES ETAPAS


DE LA VIDA

1.6 La alimentación vegana


1.7 La dieta vegana y necesidades de nutrientes
1.8 Alimentación de la mujer embarazada
1.9 Alimentación durante la lactancia
1.10 Alimentación en la infancia
1.11 Alimentación en la adolescencia
1.12 Alimentación en la tercera edad
1.13 Alimentación para el deportista

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1º PARTE: VISIÓN GLOBAL DE LA DIETA VEGETARIANA

1.1 EN QUÉ CONSISTE ALIMENTARSE

Además de conseguir los nutrientes para obtener la energía necesaria para


mantener y desarrollar nuestro organismo, alimentarse es también influir en un
ecosistema externo para mantener nuestro propio ecosistema. Comer es un acto de
comunión con el entorno que puede hacerse desde la prepotencia o desde el
respeto. Podemos pensar que todo lo que crece en nuestro planeta está a nuestra
disposición sin límite, o que podemos nutrirnos respetando y favoreciendo al
máximo la vida a nuestro alrededor. Incluso podemos creer que con nuestra
intervención (procesado, refinado, abonos y piensos químicos, alimentos
transgénicos...) podemos mejorar el alimento que la naturaleza nos ha dado.
Como vemos, el acto de alimentarse va más allá de sentarnos en la mesa; se
prolonga y se funde con una actitud ante la vida: ¿Hemos de esperar que la ciencia
vaya descubriendo los nutrientes necesarios (las vitaminas a principios del siglo XX,
los bioflavonoides y antioxidantes a finales del siglo XX...) para conocer cuál es la
dieta adecuada, o hemos de entender que en los alimentos tal como nos los brinda
la naturaleza ya están presentes, en la proporción y energía potencial adecuada, los
nutrientes conocidos y los todavía desconocidos?
Basta conocer la complejidad y eficacia de los procesos metabólicos que mantienen
el equilibrio o la homeostasis en nuestro organismo, para no dudar de la sabiduría
de la energía que todo lo mueve. Tenemos que alimentarnos cada día y no
podemos esperar. En realidad, llevamos miles de años alimentándonos, incluso
antes de que naciera la ciencia. La ciencia es un muy buen instrumento para ir
confirmando lo que la naturaleza nos dicta.

1.2 DIETA EQUILIBRADA

De pequeños comemos lo que nos ponen en la mesa, y de adultos lo que nos


apetece. Está claro, en general, dedicamos poco tiempo a reflexionar sobre la dieta.

1.2.1 ¿QUÉ NOS DICE LA NATURALEZA?

 Que los alimentos adecuados para el ser humano están sobre nuestro
planeta desde que el hombre existe. Sería impensable creer que aparecimos
antes que nuestro sustento.

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 Que nuestro metabolismo está diseñado para aprovechar los alimentos al
máximo, en las condiciones en que nos los entrega la propia naturaleza;
El fuego es un invento posterior que puede facilitar la ingestión de otros
alimentos que no podríamos incorporar crudos.
 Que hay mecanismos que mantienen un equilibrio u homeostasis en nuestro
ecosistema exterior, del cual dependemos, y por lo tanto conseguir y
producir alimentos respetándolos es una garantía de supervivencia.
 Que cuanto más cerca estamos de la fuente de energía (el sol) más
ordenada es ésta, y más vitalidad tiene un alimento. En la luz solar el orden
es máximo y el potencial energético el mayor. Las algas y vegetales (los
productores) crudos son los alimentos que contienen más energía y orden.
El calor y su consumo de “segunda mano”, a través de los animales que los
han ingerido, destruyen estas cualidades. Las semillas son el mejor ejemplo:
crudas germinan y se perpetúan, cocinadas o incorporadas a la proteína
animal ya no tienen vida potencial.
 Que cuantas más transformaciones recibe un alimento, más energía se
pierde en el proceso. Esto se entiende perfectamente por la ley del “diezmo
ecológico” de Hardin: el contenido total de energía en cada nivel trófico
(cada piso de la pirámide alimentaria) es solo alrededor de una décima parte
del que tiene el nivel que le precede.

P irámide Alimentaria

Fuente: Pedro

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Resumiendo, podemos interpretar que nuestra dieta debe incluir básicamente
alimentos completos, integrales, poco elaborados, producidos de forma biológica o
ecológica, y fundamentalmente crudos. Todo ello con el objetivo de obtener la
máxima cantidad de energía con el mínimo gasto energético, con la calidad
necesaria, y sin agredir al medio que nos nutre.

1.2.2 ¿QUÉ NOS DICE LA CIENCIA?

La ciencia ha intentado siempre cuantificar lo que nos rodea, y aunque existen


cosas que todavía no puede medir directamente, como la vitalidad de los alimentos
(un alimento es vital, cuando además de sus nutrientes, contiene el potencial de
energía, que todavía no podemos cuantificar, pero que se manifiesta, por ejemplo,
a través de su capacidad de germinar, crecer y multiplicarse, proceso que nunca
sucederá con el mismo alimento cocinado), sí que ha demostrado que los nutrientes
de síntesis (vitaminas), o fuera de su contexto (antioxidantes), no tienen los
mismos resultados positivos que cuando están integrados en el alimento, donde
recibe el efecto sinérgico del resto de sus componentes.
Desde el punto de vista nutricional, valorar la composición de los alimentos resulta
útil. Orientativamente también sirve, al margen de los criterios de calidad que
acabamos de destacar, para construir una dieta equilibrada.
A grandes rasgos, se considera una dieta equilibrada la que aporta un 12-15% de
proteínas, un 50-60% de hidratos de carbono, un 25-30% de grasas, un 1-2% de
vitaminas y minerales, 30-50 g de fibra, y dos litros y medio de agua diarios
aportados por la bebida y los propios alimentos. Las necesidades de cada
aminoácido que componen las proteínas, de cada tipo de grasa, de cada uno de los
minerales y oligoelementos, de las vitaminas... también han sido cuantificadas.
Además, estas cifras se modifican en cada etapa de la vida (infancia, pubertad,
embarazo, madurez y vejez) lo que complica todavía más el cálculo de una dieta
teóricamente ideal.

1.2.3 ¿QUÉ NOS DICE LA PRÁCTICA?

La práctica nos dice que hemos de unir calidad y cantidad en los alimentos. Hemos
de tener tanto en cuenta su integridad (que esté completo), su vitalidad, su
procedencia, su forma de producción, conservación y consumo (crudo o cocinado),
como su composición nutricional.

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La experiencia también nos dice que el cuerpo es mucho más inteligente de lo que
alcanzamos a comprender. Los mecanismos de homeostasis o autorregulación
interna, los que procuran mantenernos sanos a pesar nuestro, son capaces de
absorber, según sus necesidades, más o menos cantidad de un mismo nutriente
con el mismo aporte. Esto ocurre constantemente en nuestro organismo con el
calcio, el hierro, el yodo, etc. en los distintos periodos de la vida. También es capaz

de convertir unos nutrientes en otros; hidratos de carbono en grasas por ejemplo.


Puede almacenar nutrientes y utilizarlos cuando los necesita, y puede fabricarlos
cuando no los tiene a partir de su flora microbiana biosintética, etc.
En líneas generales el acto de comer no se ha de convertir en una jungla de
números y datos. Llevamos siglos comiendo y desconociendo estas cifras. Ahora
que hay personal sanitario cualificado que las conocen podemos utilizar este
conocimiento para aconsejar una dieta sana y equilibrada.

1.3 LAS DIFERENTES DIETAS VEGETARIANAS

La dieta omnívora es la más extendida, en ella se incluyen todo tipo de alimentos,


vegetales y animales, en todas sus presentaciones. Es la dieta que tiene mayor
impacto negativo sobre el medio que le rodea debido al alto consumo de recursos
que utiliza.
La dieta ovo-lacto-vegetariana, comúnmente denominada vegetariana, incluye
toda clase de vegetales y huevos, leche y sus derivados.
Existen variaciones, según se eliminen huevos (lactovegetariana) o productos
lácteos (ovovegetariana). Tiene un menor impacto medioambiental, puesto que
consume menos recursos al utilizar prioritariamente alimentos que están al inicio de
la cadena alimentaria. Sólo hay que pensar que para producir un kilo de proteína
animal se han de consumir a veces hasta veinte kilos de proteína vegetal, que
podrían nutrir directamente a varias personas con el ahorro energético y económico
que esto significa.

Un nuevo concepto que aparece en los años 90, a finales del pasado siglo, en
Estados Unidos y Gran Bretaña, es el de flexivegetariano o flexiteriano: aquella
persona vegetariana que consume puntualmente carne (de mamífero o ave) y
pescado.

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Vegetalianos, son aquellos que sólo comen alimentos vegetales, y no incluyen
ningún producto ni derivado animal en su dieta, con lo que se alimentan sin
sacrificar animales igual que los vegetarianos, pero además tampoco los “utilizan”
para conseguir sus productos. Es más, hay miembros de este colectivo, los
veganos, que tampoco hacen servir utensilios, ropas productos o calzado, que
procedan de la explotación de animales. Tiene menor impacto ambiental que las
dietas vegetarianas.

La dieta macrobiótica divide a los alimentos en yin y yang, y según este criterio
establece su consumo para lograr el equilibrio a través de siete niveles. En los
primeros estadios se consume pescado y carne de ave además de una proporción
importante de cereales, llegando al consumo casi exclusivo de cereales y algo de
líquido en el séptimo nivel.
En la dieta frugívora, sólo se incluyen frutos y semillas, aquellos alimentos que su
cosecha no causa la destrucción de la planta (tomates, legumbres, cereales como el
maíz, frutas frescas, frutos secos dulces y oleaginosos...), sino más bien al
contrario, puesto que en algunos (tomate, sandía) al consumirlos, sus semillas se
esparcen facilitando su reproducción. Esta dieta hoy en día es muy minoritaria.

La dieta crudívora supone eliminar el consumo de los alimentos cocinados y


procesados. Además de cualquier alimento crudo, se incluyen aquellos que no
hayan sido sometidos a temperaturas que superen los 40 grados. La dieta crudívora
más practicada es la crudivegana, que es la que tiene menor impacto ambiental.
Es bueno recordar que las semillas, cereales y legumbres, se pueden tomar crudos
si han sufrido un proceso de germinación.

Según el documento de posicionamiento de la Academia Americana de Nutrición y


Dietética: “Las dietas veganas, lacto-vegetarianas y lacto-ovo-vegetarianas bien
planificadas son adecuadas y satisfacen las necesidades de nutrientes y promueven
el crecimiento normal en todas las etapas del ciclo vital, incluyendo el embarazo y
la lactancia, la infancia, la niñez, la adolescencia y la edad adulta, y también para
atletas.”

Según los profesionales sanitarios, cuanto más restrictiva es la dieta, mayor


conocimiento de los elementos nutricionales se exige al que la práctica para evitar
problemas carenciales. Por eso cuando alguien comenta que sigue una alimentación
vegetariana o vegana, los médicos o dietistas informados, ya no le dicen que es

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una dieta desequilibrada, pero sí insisten en que han de vigilar mucho lo que comen
y la frecuencia con que lo hacen, ya que podrían enfermar.
Y siendo ésta una buena recomendación, lo curioso y paradójico del caso es que
esos mismos profesionales de la nutrición no se plantean, ni se preocupan de
aconsejar, ni exigen los mismos conocimientos, a quienes siguen una alimentación
omnívora, digamos “normal”, cuando es de sobras conocido que hoy en día, en el
mundo “desarrollado”, exceptuando los accidentes, la mayor causa de mortalidad
(cardiopatías, cáncer, hipertensión...) está relacionada con los errores en la dieta
“normal”, fundamentalmente por el exceso de nutrientes de origen animal y de
productos refinados.
Es decir, se sobrevalora el riesgo de dietas más restrictivas mientras no se
considera el de la dieta habitual, cuando en realidad es la que produce más
estragos en la sociedad en que vivimos. Hay que aprender a comer bien,
equilibradamente, se siga la dieta que se siga.

1.4 DIETA VEGETARIANA Y MOTIVACIONES

Existe un interés en la sociedad y en la ciencia por averiguar cuál es la dieta ideal


para el hombre. Es evidente que el ser humano no puede estar pendiente de los
últimos descubrimientos de la ciencia analítica para conocer lo que debe comer. De
ser así se diría que el resto de los seres vivos de nuestro planeta no siguen una
dieta adecuada porque son irracionales. No olvidemos que para la ciencia las
vitaminas, los antioxidantes y los bioflavonoides, componentes casi milagrosos de
los alimentos, no existían hasta que se descubrieron; y sin embargo estaban ya ahí,
como los que todavía están por descubrir. Además, hay muchos parámetros de un
alimento que no se pueden medir, como su vitalidad.
Está claro que la alimentación apropiada para el hombre existe desde que éste está
sobre la tierra. Sería absurdo pensar que fuimos “diseñados” antes que nuestro
alimento. Por lo tanto, una visión global del ser humano integrado en su entorno
nos dirá en primer lugar que los alimentos se han de consumir completos,
integrales, de la misma manera que nos los sirve la naturaleza; y de estos hemos
de ver los que, por nuestra constitución, nuestra fisiología y nuestros sentimientos,
nos corresponden.

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CUESTIONES ANTROPOLÓGICAS

Cuando aparecen nuestros primeros antepasados nuestro planeta era un gigantesco


vergel donde el alimento estaba al alcance de la mano. El estudio sobre el reciente
descubrimiento como precursor más antiguo del hombre del “australopithecus
ramidus”, aporta como interés su dieta a base de hojas y frutas, dando la razón a la
lógica de Thomas Henry Huxley cuando decía que “el hombre fue primero que el
hacha y que el fuego, luego el hombre primitivo no pudo ser nunca cazador ni
carnívoro”. La antropología dice que posteriormente, en un largo periodo seco en la
tierra, aparecieron las sabanas o estepas y el hombre tuvo que alimentarse de
cereales y protegerse de los animales depredadores. Fue más tarde cuando
apareció el hombre cazador, que tuvo que desarrollar su agresividad para poder
matar a sus presas, ante la dificultad de encontrar alimento vegetal a causa de las
adversidades climatológicas (glaciaciones, por ejemplo).

CUESTIONES ANATÓMICAS

Si recurrimos a la anatomía comparada veremos que, aunque hayan pasado


algunos millones de años, estructuralmente la fisiología o constitución del ser
humano todavía está adaptada a una dieta no carnívora. Nuestro punto de
referencia son los actuales primates superiores que se alimentan
fundamentalmente de frutas y raíces.
La longitud del intestino, la acidez de los jugos digestivos, la dentadura y el tipo de
masticación del ser humano nos dicen claramente que nuestro organismo no está
diseñado para desgarrar, y digerir la carne. Incluso nuestras características para
capturar el alimento, manos con dedos prensiles, con uñas planas, sin garras, nos
recuerdan nuestro pasado frugívoro.

CUESTIONES ECOLÓGICAS

Las mismas tierras que se dedican al ganado alimentarían de ocho a diez personas
más si se dedicaran a la agricultura, puesto que la obtención de la proteína vegetal
es mucho más barata y ocasiona menos gasto energético que la de la proteína
animal. No olvidemos que el animal debe comer, además de para obtener energía,
para desplazarse y para hacer todas sus funciones, de forma que sólo aprovecha un
10% de la que obtiene para incorporarla a su propio organismo.

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El comer abundantemente crudo, al evitar el fuego, reduce también un importante
gasto energético.

CUESTIONES SOCIALES

La agresividad y la violencia se incrementan mientras se considere que el hombre


puede seguir matando por gusto, ya que no necesita comer carne para alimentarse.
¿Cuántas personas prescindirían de la carne si ellas mismas tuvieran que sacrificar
los animales que comen? Esto demuestra que existe algo dentro nuestro (quizás la
capacidad de compadecerse de los demás seres vivos) que nos recuerda nuestro
origen no carnívoro. Los carnívoros se abalanzan sobre sus presas, las destrozan
con sus dientes y se las comen crudas, y pensar eso de una persona nos molesta.
Quien respeta a los animales es más fácil que respete a las personas.

CUESTIONES ÉTICAS

¿Es ético tener durante toda su vida a un animal enjaulado en un espacio que no le
permite ni andar, con la luz encendida las 24 horas para que no distinga el día de la
noche y pueda comer continuamente y engordarse rápidamente, con el único fin de
que se convierta en una pechuga para nuestro plato? ¿Es lícito matar a otros seres
vivos cuando su muerte resulta innecesaria? Es cierto que hay quien dirá que
también se matan las lechugas, pero hay que reconocer que la diferencia es
abismal en cuanto a la agresividad y al daño que hacemos. La dieta que realmente
nos permite vivir sin quitar ningún tipo de vida, es la frugívora, puesto que los
frutos son la ofrenda que los vegetales nos hacen conservando su propia vida. Así
se puede hacer realidad la frase de Buda que dice: “Comed para satisfacer vuestra
hambre y bebed para saciar vuestra sed. Satisfaced las necesidades de vuestra
vida como la abeja que liba las flores sin destruirlas ni quitarles su perfume”

CUESTIONES FILOSÓFICAS

¿Existiría plan más perfecto para la continuidad de la vida humana y del planeta en
que vivimos que la dieta que parece estar diseñada para nosotros, la que tiene
mayor colorido y aroma, la que apenas necesita preparación para hacerla
comestible, la que es más económica y ecológica puesto que consume menos
recursos naturales y, además, la que nos permite vivir sin destruir a ningún ser
vivo, fuera al mismo tiempo la dieta más saludable? Este plan permitiría que en la

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medida que uno respetase su entorno se mejorara a sí mismo, y en la mesura que
agrediera al medio en que vive se autodestruyera. ¿Cabría una estrategia más
solidaria y de mayor satisfacción personal para la coevolución de los que
compartimos este planeta?

CUESTIONES CLÍNICAS O DE SALUD

Los estudios más recientes sobre alimentación van confirmando las bondades de los
alimentos de origen vegetal sobre los de origen animal. Todo el mundo habla de la
dieta mediterránea, fundamentalmente hortícola, como una de las más sanas. Los
estudios epidemiológicos dicen que los vegetarianos tienen un 40% menos de
posibilidades de padecer cáncer o enfermedades del corazón. El descubrimiento de
los antioxidantes, los bioflavonoides... nos habla de lo saludables que son los
vegetales y frutos de las plantas. No parece pues del todo incierta la hipótesis de
que cuando más nos acercamos a la alimentación vegetariana-frugívora, más
saludable es la dieta.

CUESTIONES NUTRICIONALES

Para acabar de confirmar esta idea creo que es interesante volver a situar al ser
humano en relación a su entorno. Veremos que al igual que existe una homeostasis
o mecanismo de autorregulación que mantiene el equilibrio en nuestro interior,
también está escrito este mensaje en nuestro exterior.
¿Por qué está tan limitada la absorción de hierro vegetal en relación al hierro de
origen animal? Sencillamente, porque hay tanto hierro en el mundo vegetal que si
se absorbiera en la misma proporción que el de origen animal nos intoxicaríamos
rápidamente.
¿Por qué las frutas frescas y jugosas tienen tan pocas proteínas? Para evitar el
exceso de proteínas que se daría al consumir la gran cantidad de hidratos de
carbono y vitaminas que necesitamos y que se encuentran en las frutas.

¿Por qué muchas vitaminas se incorporan en forma de precursores como los


betacarotenos y no en forma completa? Porque su riqueza y abundancia en la
naturaleza necesita de un mecanismo que permita al organismo regular la cantidad
que precisa.
¿Por qué las frutas y verduras tienen un porcentaje tan elevado de agua?
Justamente porque necesitamos incorporar diariamente de dos a tres litros de este
líquido elemento.

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¿Por qué los cereales integrales impiden la absorción de una parte del calcio que
consumimos? Por el mismo motivo que tenemos limitada la absorción de hierro: por
su alta presencia en los alimentos que consumimos. Los problemas de osteoporosis
son más problemas de fijación del calcio que de aporte.
Decididamente todo esto nos hace pensar que algunos inconvenientes que la
dietética tradicional atribuye a la dieta vegetariana, no son más que la expresión de
la armonía que reina en la naturaleza y que hemos de aprender a interpretar.

CONCLUSIÓN (PERSONAL DEL AUTOR)

Atendiendo a las características físicas, psíquicas y espirituales del ser humano, y


teniendo en cuenta todo lo citado anteriormente, parece que de entre las distintas
tendencias vigentes en la forma de alimentarse, en esa búsqueda y retorno hacia la
dieta ideal, la dieta vegetariana y sus variantes y la dieta vegetaliana o
vegana (sin derivados animales) son las más recomendables y totalmente viables
hoy en día. Lógicamente cada uno conoce sus limitaciones personales, las de la
sociedad en que vive, y la de los recursos que dispone en la zona que habita.
También existen los condicionantes genéticos que hacen que todos no seamos
iguales y que no respondamos igual a nuestra dieta, aunque cada vez más se habla
de la epigenética, de cómo la expresión de los genes puede estar condicionada por
el medio ambiente que incluye la dieta. Es decisión individual acercarse o alejarse
de aquello que a uno le parece más o menos coherente.
En este caso la ciencia analítica sirve de instrumento para ir confirmando o
modificando las conclusiones a las que llegamos a través de una visión sistémica,
holística o integral de la realidad. Mientras tenemos un criterio coherente con el que
alimentarnos.

1.5 EVOLUCIÓN DE LA DIETA VEGETARIANA

La dieta vegetariana y el movimiento que representa, el vegetarianismo, aunque


para muchos le puede parecer una moda reciente, existe desde tiempos
inmemoriales. Ya en el siglo VIII A. C., el “jainismo” practicaba el ahimsa, la no
violencia hacia las demás personas y los animales, por lo que su dieta era
vegetariana. Lo mismo hicieron otros colectivos religiosos como los sacerdotes
egipcios, o los esenios que hay quien los relaciona con Jesucristo. Actualmente la
mayoría de los “adventistas del séptimo día “también siguen una dieta vegetariana.

Muchos han sido los personajes relevantes de la historia que siguieron y


defendieron una dieta vegetariana. Entre ellos se citan a Homero, Zoroastro, Buda,

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Pitágoras, Hipócrates, Platón, Epicuro, Séneca, San Agustín, Leonardo da Vinci,
Spinoza, Newton, Voltaire, Franklin, Rousseau, Goethe, Hufeland, Bernard Shaw,
Letamendi, Tolstoi, Edison, Gaudí, Gandhi, etc.
Hoy en día el vegetarianismo, y aún más el veganismo, son movimientos en
crecimiento e instalados con fuerza en la sociedad moderna. Desde la creación de
las primeras asociaciones vegetarianas, en la primera mitad del siglo XVIII, lugar
de encuentro de reducidas minorías, hemos pasado en pleno siglo XXI a la
inmersión de los vegetarianos en todas las esferas de la sociedad, desde el mundo
artístico al científico.
El país con más vegetarianos es la India, con un 38%. Israel es el segundo con un
13%. Alemania y Reino Unido tienen un 9% de vegetarianos. En España, según el
informe “The green revolution” de 2017, habría un 1,3% de vegetarianos, un 0,2%
de veganos y un 6,3% de flexitarianos.

2º PARTE: IMPORTANCIA DE LA ALIMENTACION EN LAS DIFERENTES


ETAPAS DE LA VIDA

1.6 ALIMENTACIÓN VEGANA

Si la opción es la de seguir una dieta vegana, sin productos animales, el consejo


es el que sigue.

 Consumir fruta fresca del tiempo diariamente como desayuno o merienda, o


incluso en verano en las dos ocasiones. Para una buena digestión sólo es
aconsejable de postre la manzana o la pera que se consideran frutas neutras.
 Las frutas cítricas o ácidas (limón, naranja, mandarina, kiwi, piña tropical...)
por su acción de inhibir la ptialina, fermento necesario para digerir los
hidratos de carbono, se recomienda tomarlas solas o mezcladas entre sí.
 La ensalada cruda diaria nunca debe faltar como primer plato al mediodía o
en la cena o en ambos casos. Se ha visto que comer caliente produce a nivel
de la mucosa digestiva una afluencia de leucocitos (células defensivas del
organismo) como si de una agresión se tratara, cosa que no sucede si se
toma antes algo crudo. Las ensaladas pueden ser muy variadas, incluyendo
además de las clásicas lechuga, escarola, zanahorias, cebollas, y del habitual
apio, tomate, rabanito...achicoria, aguacate, maíz, germinado de alfalfa,
diente de león, frutos secos oleaginosos crudos (piñones, nueces...). Las
semillas de girasol, sésamo, calabaza... también pueden incorporarse. Lo
ideal es aliñarla con aceite de oliva de primera presión, prensado en frío, poca

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sal y a ser posible marina, y una cucharada sopera de levadura de cerveza.
 Las verduras cocinadas, hervidas, al vapor, al horno, en puré o en sopa,
tampoco deben faltar diariamente, al igual que los cereales integrales (pan,
arroz, mijo, quinoa, copos de avena, trigo o maíz...). Los frutos secos
oleaginosos, preferentemente crudos, es bueno tomarlos diariamente (doce
almendras, o doce avellanas, o treinta piñones, o cinco nueces...) en invierno
y unas tres o cuatro veces a la semana en verano. Lo mismo es válido para
las frutas secas dulces (veinte uvas pasas, o cinco higos secos, o cinco
ciruelas pasas, o cinco orejones...).
 La pasta preferiblemente integral (fideos, macarrones, espaguetis...) puede
tomarse dos o tres veces a la semana, al igual que las imprescindibles
legumbres (lentejas, garbanzos, soja, judías secas...) y las algas si apetecen.
Puede consumirse también con esta frecuencia algo de bollería (madalenas,
galletas...) o pastelería (tartas de fruta...) integral.

No olvidemos tampoco que hoy en día existen en el mercado productos obtenido a


partir de legumbres y cereales que pueden incorporarse a esta dieta: seitán o
gluten del trigo, tofu o “queso” elaborado a partir de la leche o licuado de soja,
hamburguesas de arroz... También la melaza o miel de caña, compotas y otros
productos elaborados, forman parte de la alimentación del vegetaliano.

1.7 DIETA VEGANA Y NECESIDADES DE NUTRIENTES

Con esta dieta quedan cubiertas todas las necesidades diarias de nutrientes:
proteínas (legumbres o cereales integrales, frutos secos oleaginosos, semillas,
levadura de cerveza...), hidratos de carbono (fruta fresca y seca, verdura,
cereales, pasta integral, miel, bollería integral...), grasas (dos o tres cucharadas
soperas diarias de aceite de oliva, aceitunas, aguacate, frutos secos
oleaginosos...), vitaminas, minerales y fibra (fruta, verdura, cereales, frutos
secos...). El agua tan necesaria está presente en gran proporción en los alimentos
como la fruta y la verdura. El plus añadido que se ha de tomar diariamente, entre
uno o dos litros según haga frío o calor (se pierde mucho agua con el sudor), es
aconsejable ingerirla fuera de las comidas, puesto que si bebemos
abundantemente mientras comemos los jugos gástricos y digestivos se diluyen
más de lo necesario, con lo que se dificulta la digestión, y además podemos
arrastras hacia el intestino alimentos que deberían permanecer más tiempo en el
estómago.

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En cuanto a las proteínas ya no hay discusión sobre su carencia en esta dieta. Es
más, las últimas investigaciones en colectivos veganos han demostrado, en
contraste con las anteriores investigaciones en ratas, que no es necesario
suplementar cereales y legumbres para cubrir las necesidades básicas de
proteínas, pudiéndose tomar tranquilamente por separado sin miedo a déficits de
aminoácidos.

El único punto conflictivo y en discusión de esta dieta está en el aporte de


vitamina B12, puesto que se dice que es de origen exclusivo animal y por lo
tanto sólo puede encontrarse en productos vegetales que hayan sufrido un
proceso en el que han intervenido bacterias (col fermentada, tempeh...). Con los
nuevos métodos de medición (radio ensayo diferencial) se ha venido a demostrar
que la vitamina B12 que se encontraba en algas, levaduras y alimentos
fermentados, en realidad eran sustancias precursoras de dicha vitamina, y que por
lo tanto el cuerpo sólo aprovechaba una pequeña parte. En algunos veganos se
ha visto que la flora microbiana de su intestino delgado (yeyuno-ileón) la sintetiza
en el mismo lugar donde se absorbe, lo que explicaría que la incidencia de anemia
perniciosa no fuera superior en este colectivo que la media normal, a pesar de no
tomar alimentos animales. Como garantía, no estaría de más hacer de vez en
cuando un análisis de control, y si se descubre un déficit tomar alimentos
(levadura de cerveza...) enriquecidos con esta vitamina.

1.8 ALIMENTACIÓN DE LA MUJER EMBARAZADA

El embarazo requiere un mayor aporte de nutrientes. La energía recomendada es


la normal para un adulto (2.500 calorías) con un incremento aproximado de 100-
150 calorías por trimestre (aumento de 300 a 450 calorías en el último trimestre)

Requerimientos aumentados:
 El hierro recomendado en un varón adulto es de 1 mg al día, en la mujer
1,5 mg y en el embarazo de 2 a 3 mg día. Para abordar esta cantidad se
necesita consumir unos 30-60 mg al día de hierro. Una dieta vegetariana
sin hierro adicional, cubre esta necesidad (manzanas, albaricoques, frutos
secos, legumbres, algas ,levadura de cerveza. ..), ya que la vitamina C
aumenta la absorción de hierro entre un 8 y un 11 %. En la dieta
vegetariana se consumen de 400 a 500 mg al día de vitamina C.

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 La necesidad de calcio y fósforo (algas, levadura de cerveza, germen de
trigo, frutos secos, cereales integrales, legumbres...) también aumenta
durante el embarazo. Igualmente las necesidades de vitaminas A, C y D se
ven aumentadas.
 Las necesidades de proteínas se incrementan entre un 10 y un 15%.
 Durante el embarazo se ha de aumentar el consumo de alimentos ricos en
ácido fólico
o (levaduras, espárragos, germen de trigo, patatas, huevos...) y
vitamina B12

 El yodo es necesario para la producción de hormonas tiroideas que


intervienen en el metabolismo de la mayoría de las células y que son
imprescindibles en el proceso de crecimiento y desarrollo de todos los
órganos, y en especial del cerebro. El déficit de yodo, según la OMS, es la
principal causa de lesión cerebral del feto y del lactante, así como de
problemas en el desarrollo psicomotor de los niños, llegando a producir
incluso retraso mental. El consumo de sal yodada puede provocar
hipertensión, debido al desequilibrio en su composición. La sal yodada es el
resultado de añadir yodo a la sal común, que no es más que un producto
químico resultado del refinado de la sal completa (sal marina o de mina).
En mi opinión es mucho mejor consumir habitualmente alimentos ricos en
yodo, puesto que en ellos los minerales están incorporados en forma
orgánica que el cuerpo puede regular mejor en su aprovechamiento. El
consumo regular de algas es un excelente alternativa al suplemento
farmacológico.

Errores a corregir en la dieta de la embarazada

 Es recomendable no consumir sal de cocina, puesto que incrementa la


retención de líquidos, lo cual es problemático, sobretodo en el tercer
trimestre en que la presión abdominal del feto dificulta la circulación de
retorno. Sólo al inicio del embarazo, cuando hay vómitos, es recomendable
tomar agua en la que se ha disuelto una cucharada de sal marina por litro.

 El estreñimiento es importante prevenirlo y tratarlo con la dieta y si es


necesario con semillas de linaza. Evitar los laxantes.

 La sustitución de fruta, especialmente la cítrica, por lácteos, ha limitado


el consumo de vitamina C, tan importante para prevenir hemorragias en
periodo puerperal.

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 Es importante evitar durante el embarazo el alcohol, el tabaco, el café y la
medicación.

1.9 ALIMENTACIÓN DURANTE LA LACTANCIA

La alimentación de la madre durante la lactancia es tan importante como durante


el embarazo, se debe alimentar al bebé y recuperar las fuerzas y la pérdida de
sangre del parto. Por lo tanto no hay que bajar la guardia y seguir con los
consejos dietéticos del embarazo y mantener la restricción de bebidas
alcohólicas, excitantes (café, té…), tabaco y tomar sólo la medicación
imprescindible bajo control médico.

Alimentos que favorecen la producción de leche materna


 Agua abundante.
 Zumos de frutas y verduras frescas.
 Licuado de alfalfa.
 Avena, especialmente en forma de licuado (leche de avena).
 Frutos secos (almendras, avellanas, piñones…) y chufas, que
pueden ingerirse preferentemente en forma de licuados u horchatas.
 Sopas de verdura y ensaladas crudas.
 Infusiones de hinojo y anís verde.

1.10 ALIMENTACION EN LA INFANCIA

La infancia es un período importante en nuestra salud porque es cuando nos


construimos como personas y creamos nuestros hábitos que nos van a
acompañar durante toda la vida.

¿Cuándo deben introducirse los distintos alimentos en la dieta del bebé?


Aceptando sin discusión que la leche materna es el alimento propio del lactante, el
conflicto se establece al decidir la época y el orden de incorporación del resto de
alimentos. La propia fisiología humana nos ayuda a orientarnos.

La producción de enzimas
Es importante conocer que nacemos con un aparato digestivo inmaduro, ya que
todavía no disponemos de las diferentes enzimas necesarias para digerir los
alimentos. Es durante los primeros meses de vida que el organismo empieza a
secretarlas. La lactasa, enzima que digiere la leche, aparece a las pocas horas de

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nacer. La maltasa y la sacarasa que ayudan a la digestión de diferentes hidratos
de carbono de la dieta, se encuentran en cantidades suficientes para ser efectivas,
como muy pronto, a partir del tercer o cuarto mes de vida.

Las lipasas que desdoblan las grasas y las amilasas están a punto a partir del
sexto o séptimo mes.

Las enzimas proteolíticas, que metabolizan las proteínas, están presentes desde el
inicio pero sólo en pequeñas cantidades, de acuerdo con la escasa proporción de
proteínas de la leche materna, 0,9 grs/100 ml, frente a los 3,5 grs/100 ml de la
leche de vaca. Su nivel aumenta hacia el séptimo u octavo mes.

Introducción de los alimentos


La dieta infantil debe seguir el curso trazado por la maduración enzimática del
aparato digestivo.

El punto de partida, siempre que no existan problemas que lo impidan, es la


lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses en régimen de libre
demanda. En su defecto existen leches vegetales maternizadas que se toleran
mejor que las derivadas de leche de vaca. Hasta los doce o dieciocho meses la
leche de la madre se mantendrá, pero compartirá su protagonismo inicialmente
con los vegetales en orden creciente a su complejidad, desde las sencillas frutas
frescas a las contundentes legumbres:

1. Hacia el cuarto o sexto mes (según se esté siguiendo lactancia materna o


no) se incorporan, entre mamadas, no junto a la toma de pecho, los zumos
naturales de fruta recién hechos. Hay que procurar no mezclar las
diferentes frutas y empezar con pequeñas cantidades para ir
aumentándolas progresivamente. Después de los zumos se añaden las
papillas crudas de frutas.

2. A partir del sexto o séptimo mes se agregan las verduras y hortalizas


preparadas como puré. Sólo se le añade aceite crudo al servir. La sal, como
el azúcar, productos químicos que el niño no conoce y que en absoluto
necesita, han de evitarse.

3. Las semillas oleaginosas crudas (piñones, almendras, avellanas...) pueden


introducirse en el séptimo u octavo mes, incorporándolas en los purés de
verduras o en forma de leche (licuados).

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4. Los cereales (trigo, arroz, avena, quinoa...), integrales a ser posible, entran
a formar parte de la dieta diaria del bebé hacia el octavo o noveno mes,
añadiéndolos a las sopas de hortalizas o verduras.

5. A partir del año, y no antes, se recomienda incluir legumbres secas


(judías secas, garbanzos, lentejas, soja...). Al inicio se pasan por el
pasapures y se dan no más de dos o tres veces semana. Si las legumbres
son tiernas (guisantes o judías tiernas) se pueden añadir al octavo o
noveno mes.

Si se escoge la opción de proporcionar alimentos de origen animal ya sea de


manera continua (dieta omnívora) o de manera puntual (flexiteriano) se debe
tener en cuenta que:

Los alimentos de origen animal resultado de una transformación de los


vegetales por otros seres vivos, por lo tanto con elementos mucho más
complejos, conllevan una mayor dificultad digestiva:

- Los derivados lácteos, como el queso fresco o el yogur natural, no son


recomendables hasta que se inicia el destete, tomándolos dos o tres veces a la
semana.

- La leche de vaca es mejor no tomarla, puesto que a partir


aproximadamente del año y medio la lactasa se inactiva y hay serias dificultades
para digerirla, lo que se suma a sus características alérgenas. Además, apenas
contiene ácidos grasos esenciales, imprescindibles para un buen desarrollo del
tejido nervioso. En cambio la leche de almendras, al igual que la materna es muy
rica en ácidos grasos esenciales.
- El huevo se aconseja tomarlo a partir del año y medio o dos años, y
como máximo dos a la semana, ya que contiene sustancias que bloquean la
absorción del hierro y pueden producir anemia ferropénica en el lactante.
- Carnes y pescados no deberían consumirse antes de los dos años.
Se ha de destacar la importancia de que el bebé reciba unos diez minutos
diarios de sol en su piel para favorecer la transformación de la provitamina D en
vitamina D, necesaria para la formación de su esqueleto.

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Niños vegetarianos
La incorporación de alimentos como la carne y el pescado es optativa. Un niño
puede desarrollarse perfectamente sin ellos. Si se quiere, en este caso, puede
enriquecerse la dieta con levadura de cerveza, germen de trigo, el polen, o
concentrados de proteína vegetal como el tofu, el seitán etc.

El proceso de desarrollo y crecimiento de un niño vegetariano es más


lento y se completa más tarde, lo cual alarga el tiempo de pubertad y juventud, y
mejora la longevidad, como demuestra el estudio de diversas poblaciones
vegetarianas.

1.11 ALIMENTACIÓN EN LA ADOLESCENCIA

El tipo y calidad de los alimentos adecuados para el adolescente son los mismos
que en el adulto. La diferencia está en la proporción de algunos. Al ser una etapa
de crecimiento importante y de mayor actividad, ha de incrementarse la cantidad
de nutrientes plásticos (proteínas) y energéticos (hidratos de carbono y grasas de
buena calidad).

Los cambios hormonales de la pubertad necesitan también de un aporte


importante de enzimas, vitaminas, minerales y oligoelementos que acaben de
“construir” un cuerpo sano, sin interferencias constantes de sustancias tóxicas o
alérgenas que el organismo deba eliminar (alcohol, café, tabaco, aditivos,
conservantes….) y que sobrecargan los emuntorios (piel, hígado, riñones,
pulmones, ganglios linfáticos…) iniciando el camino de futuras patologías (acné,
dermatitis, migrañas, asma…).

1.12 ALIMENTACION EN LA TERCERA EDAD

El 90% de las personas de más de 70 años padecen arteriosclerosis cerebral y de


otros vasos (riñones, corazón, extremidades...). La causa principal está en la
sobrealimentación grasa y proteica que genera además exceso de peso,
hipertensión, diabetes, gota, reumatismo... y en el déficit de vitaminas (B1,
B12…), oligoelementos (zinc, magnesio, hierro…) e hidratos de carbono. También
influyen el tabaco, el alcohol y el estrés.

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Consejos generales
 La calidad de la alimentación no tiene que ver con las calorías sino con el
contenido en sustancias nutritivas y completas.
 Es importante consumir alimentos vegetales e integrales para favorecer el
peristaltismo intestinal y evitar el estreñimiento por distensión abdominal.
 Disminuir la sal de la dieta para prevenir la hipertensión.
 Disminuir el consumo de grasas y proteínas para disminuir calorías (ideal
1.800 a 2.000 calorías) y depósitos de colesterol y lipoproteínas.
 Disminuir el consumo de alcohol.
 Conseguir una buena masticación. Si hay problemas de dentadura triturar
los alimentos.

Nutrientes recomendados
 Proteínas de calidad fácilmente asimilables: cereales, preferiblemente
integrales, frutos secos (cremas, patés o licuados), purés de legumbres,
soja y derivados, algas, lácteos y derivados (cuajada, yogur...) y máximo
un huevo a la semana.
 Grasas: aceites ricos en ácidos grasos poliinsaturados (semillas y frutos
secos)
 Hidratos de carbono: cereales, preferiblemente integrales (pan
dextrinado, sopas de copos...), frutas dulces, miel. Evitar azúcar refinado.
 Vitaminas, minerales, oligoelementos y fibra: Frutas frescas, hortalizas
crudas, frutos secos oleaginosos, algas, y verduras con poca cocción (al
vapor).
 Agua: beber de 4 a 8 vasos diarios para prevenir el estreñimiento y la
deshidratación.

Vigilar el aporte de:


 Calcio (frutos secos, algas, lácteos, leche de soja, tofu. ..)
 Hierro (soja, levadura de cerveza, algas, manzanas, albaricoques, frutos
secos dulces u oleaginosos...)
 Vitamina B1 o tiamina (levadura de cerveza, cereales integrales, germen
de trigo...)
 Vitamina B12 (suplementos si son necesarios).
 Magnesio (almendras y avellanas, cereales integrales, algas...)

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1.13 ALIMENTACION PARA EL DEPORTISTA

La dieta equilibrada para el deportista debe cumplir los mismos principios que la
dieta en individuos sanos con pequeñas variaciones:

1. Debe ser algo más rica en hidratos de carbono (60-70%) para tener
buenas reservas de glucógeno, preferentemente carbohidratos complejos
(cereales, legumbres, hortalizas, frutos secos…)

2. La proporción de lípidos ha de ser algo menor que la habitual (20-25%) y


preferentemente de origen vegetal, para evitar las grasas saturadas y sus
consecuencias (colesterol, enfermedades coronarias…). Más cantidad
impediría el aporte adecuado de hidratos de carbono.

3. La cantidad de proteínas se ha de mantener igual (10-15%). La utilización


de las proteínas para obtener energía produce urea (metabolito tóxico)
que ha de ser eliminada por la orina, con un gran consumo de agua, lo
que favorece la deshidratación durante la actividad física.

4. Aunque un déficit de vitaminas puede disminuir el rendimiento físico, si un


deportista sigue una dieta equilibrada difícilmente tendrá carencias. La
suplementación vitamínica sólo está justificada en deportistas con dietas
desequilibradas o desorganizadas.

Alimentación pre-competición

 El rendimiento del atleta depende más de la dieta de los días anteriores


que exclusivamente de la previa a la competición.

 La comida previa a la competición debe seguir la línea de ser rica en


hidratos de carbono, baja en grasas y moderada en proteínas. Se ha de
realizar dos o tres horas antes del ejercicio (si es desayuno una o dos horas
es suficiente) para que la digestión gástrica e intestinal se haya consumado
antes de que la sangre se derive a los músculos, si no podría producirse
dolor abdominal y flato.

 Evitar los alimentos grasos: fritos, rebozados, embutidos, bollería, salsas o


platos con mucha grasa.

 Evitar los dulces o alimentos o bebidas muy azucaradas, ya que el aumento


de glucosa en sangre obliga al páncreas a liberar más insulina que podría
producir una hipoglucemia temporal (“una pájara”) durante la actividad. La
insulina también frena la lipolisis y obliga a vaciar más las reservas de

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glucógeno acelerando la fatiga o cansancio.

 La hidratación es importante. Por ello debe beberse abundante líquido no


azucarado (agua y zumos naturales) antes, durante y después del ejercicio.

 Lo más aconsejable es beber unos 600 ml. de líquido una o dos horas antes
del ejercicio, 300-450 ml unos quince minutos antes y de 90 a 180 ml, si
es posible, durante el tiempo que dure la actividad cuando esta es superior
a treinta minutos. Lo aconsejable es el agua algo fresca (los líquidos fríos
salen del estómago más rápidamente) porque se absorbe rápidamente en
el intestino y ayuda a disminuir la temperatura corporal.

 Las bebidas deportivas muy concentradas disminuyen la cantidad de agua


absorbida. Mejor tomar agua, bebidas isotónicas y después de la actividad
física zumos naturales o caldos vegetales para recuperar minerales y
oligoelementos.

Alimentación post-competición

 Hay que recuperar las pérdidas de líquidos, glucosa, minerales y


oligoelementos (calcio, sodio…).

 Teniendo en cuenta que el cansancio disminuye el apetito, la dieta post-


competición no debe ser muy calórica (2.300-2.500 Kcal/día).

 Para rellenar los depósitos de glucógeno hepático y muscular, lo ideal es


hacerlo antes de los 90-120 minutos, ya que más tarde el aprovechamiento
de los carbohidratos se reduce a la mitad.

 La dieta debe ser hiperglucídica, con hidratos de carbono complejos (pasta,


cereales, legumbres, frutos secos…) y abundante en agua, sales minerales
y vitaminas (frutas y verduras), sobretodo las del grupo B (cereales
integrales, levadura de cerveza…).

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BIBLIOGRAFÍA
1. AGUILAR MIGUEL La dieta vegetariana. Ediciones Temas de Hoy. 1990.
2. CAMPBELL T. COLIN, JACOBSON HOWARD Integral. Editorial Sirio. 2013.
3. CAMPBELL T. COLIN, CAMPBELL THOMAS M. El Estudio de China. Editorial
Sirio. 2011.
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Safeliz. 1999.
5. RÓDENAS PEDRO El Médico Naturista Opina. Ed. Océano. 2000.
6. SABATÉ JOAN Nutrición vegetariana. Ed. Safeliz 2005
7. SEIGNALET, JEAN La Alimentación, la 3ª Medicina. RBA. Libros. 2004.
8. ALFONSO E. Curso de medicina natural en cuarenta
lecciones. Ed. Kier. 1974. BROWN S. La biblia
vegetariana. Ed. RBA Libros, S.A. 2002.
9. EQUIPO REVISTA INTEGRAL. Embarazo y nacimiento
gozosos. Monográfico nº 4 de Integral. Ed. Integral.
10. PAMPLONA J. Enciclopedia de los alimentos y su poder
curativo. Ed. Safeliz. 1999. RIBAS S. y ROSES F.
Conceptos básicos en nutrición deportiva. Ed. Santiveri.
1995. RÓDENAS P. El Médico Natuista Opina. Ed.
Océano. 2000.
11. SCHNEIDER E. La salud por la nutrición. Ed. Safeliz.
1986.
12. SUSSMAN V. La alternativa vegetariana. Monográfico nº.
9 de la revista Integral. Ed. Integral. 1978.

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