Sentencia
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37625/2019
Y VISTOS Y CONSIDERANDO:
1º) La pretensión de autos como los hechos atinentes a
ella han sido narrados en la resolución de fecha 27/08/2019, e, in
extenso, por el Sr. Fiscal Federal en el dictàmen por el emitido, por lo
que por razones de celeridad procesal, es dable remitirse a la
exposicion allì contenida.
2º) En cuanto al fondo de la cuestión, cuadra recordar
que el artículo 43 de la Constitución Nacional establece que “toda
persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo,
siempre que no exista otro remedio judicial más idóneo, contra todo
acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en
forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías
reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley…”.
Asimismo el artículo 1ero de la ley 16986 – ciñendo su
aplicación a los actos u omisiones de autoridad pública declara que
“la acción de amparo será admisible contra todo acto u omisión de
autoridad pública que, en forma actual o inminente, lesione,
restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta, los derechos o garantías explícita o implícitamente
reconocidos por la Constitución Nacional, con excepción de la
libertad individual tutelada por el habeas corpus…”.
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3º) A su vez, corresponde poner de relieve que en orden
al sistema legal previsto por la ley, la admisión del amparo, según
reiterada doctrina y jurisprudencia, queda subordinada a la
verificación de tres presupuestos: a) que el acto de autoridad pública
impugnado esté viciado de arbitrariedad ilegalidad manifiesta (art. 1º
ley 16.986), b) que no exista otro remedio judicial que permita tener
la protección o garantía constitucional de que se trata (art. 2º), aspecto
éste último acogido en la Carta Magna en su art. 43 en cuanto
establece “...siempre que no exista otro medio judicial más idóneo...”;
y, finalmente c) que la determinación de la eventual invalidez del acto
no requiera una mayor amplitud de debate o de prueba.
Ello así porque se trata de un remedio procesal
excepcional sólo utilizable en las delicadas y extremas situaciones en
la que, por carencia de otras vías legales aptas, peligra la salvaguardia
de derechos fundamentales, requiriéndose para su apertura
circunstancias de muy definida excepción, tipificadas por la presencia
de arbitrariedad, irrazonabilidad o ilegalidad manifiestas que
configuren la existencia de un daño concreto y grave, sólo
eventualmente reparable por esta acción urgente y expedita (ver CSJN
doctr. de fallos 297:93; 330:1279; 306:1253; C.N. C.A.F.; Sala IV
“De Privitellio, S s/amparo” del 14/08/12).
4º) Liminarmente, atento el desistimiento de la acción y del
derecho formulada por la amparista Sandra Elizabeth Masolini., cabe
señalar que la litis ha quedado definitivamente trabada entre los co-
actores, Sres., Carolina Inés Alderete, Tamara Aranguren, Carla
Vanesa Carvajal, Juan Ignacio Catramado, María Celeste Dos Santos,
Carlos Rodrigo García, Belén Girod, María Guillermina Giménez
Rodríguez, Sandra Gómez, Mónica Susana González, Gustavo
Fernando Blanco, Alejandra Silvia Gutiérrez Barquín , Laura Kogoj,
Gustavo Silvio Kavaliuskas, María Gabriela Lofller, Alejandra M
López, Leonor Vanesa López, Claudia Marina Nazer, Javier Andrés
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inscripción aquí en juego) invocada por la co-demandada, Estado
Nacional- Ministerio de Salud de la Nación.
6º) Sin embargo, conforme se advierte a tenor de
las facturas agregadas a la causa en el Anexo IV, ha quedado probado
respecto de los coactores Claudia Marina Nazer, Daniela Fernanda
Salazar, Rossana Helena Vitry, Daniela Edith Rearte, Javier Andrés
Mennielli, Juan Ignacio Catramado y Mabel Marmol, que hasta el
año 2018 la Superintendencia de Servicios de Salud, otorgaba a los
amparistas, las providencias por escrito autorizándolos para que
pudieran contratar con las obras sociales y/o prepagas como agentes
de salud, que les exigían el visto bueno de la autoridad de contralor.
Incluso esta práctica ha sido reconocida conforme
los dichos de la propia co-demandada Estado Nacional-Ministerio de
Salud de la Nación al esgrimir su defensa, en cuanto sostuvo que “,
las costumbres administrativas –como en el caso, la actitud de la SSS
al otorgar el Vº Bº- no constituyen una fuente de derechos” (vide
tercer párrafo de fs. 531).
Ello impone concluir, que la conducta de la
Administración tuvo aptitud suficiente como para generar en los
referidos amparistas, una legítima expectativa acerca de la posibilidad
de ejercer su profesión en las condiciones en que lo venían haciendo,
aunque no tuvieran título universitario.
Siguiendo el temperamento expuesto, cabe recordar
que el principio de “expectativa legítima” o“confianza legítima” fue
reconocido en el ámbito del derecho administrativo por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en los precedentes de fallos
293:617 “Los Pinos”; 298:233 “Maderera Lanín” entre muchos otros,
y, explicado por la doctrina.
El Dr. Coviello ha expuesto la noción y las
características del instituto y su aplicación en la jurisprudencia
internacional y en la República Argentina en el artículo publicado por
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También ha señalado que: “El "onus probandi" deviene
un imperativo del propio interés del particular interviniente; es la
circunstancia de riesgo que consiste en que quien no prueba los
hechos que alega, pierde el pleito, si de ello depende la suerte de la
litis, debiendo proponer y practicar la prueba en la etapa procesal
oportuna (confr. Fassi, "Cód. Proc. Civ. y Com.", T. II, pág. 162 y
ss.)”. Autos: MIGUEL Alfredo c/ E.N. s/ RETIRO POLICIAL D., H. y
G. de C. G. - Fecha: 14/09/1993 C.NAC.CONT.ADM.FED., SALA II.-
En tales condiciones, la doctrina de la “expectativa
legítima” o“confianza legítima”, respecto de los co-amparistas que
no fueron los referidos en el considerando 6º del presente, no puede
serles aplicada.
FALLO :
I) Haciendo parcialmente lugar a la
presente acción de amparo respecto de los co-actores Claudia Marina
Nazer, Daniela Fernanda Salazar, Rossana Helena Vitry, Daniela
Edith Rearte, Javier Andrés Mennielli, Juan Ignacio Catramado y
Mabel Marmol, y, ordenando en consecuencia, a la Superintendencia
de Seguros de Salud, que conceda un plazo razonable a dichos
profesionales, para que puedan adecuar sus titulaciones de
conformidad con lo prescripto en la Resolución SSS 797/2011,
debiendo aquélla, durante dicho término, abstenerse provisoriamente
de exigirles a los referidos amparistas el requisito previsto en la
Resolución 789/09 MS, a los fines de su inscripción en el Registro
Nacional de Prestadores, haciendo constar dicha circunstancia.
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CECILIA G. M. de NEGRE
JUEZ FEDERAL
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