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Rumor de verde luna

Federico García Lorca

Rumor de verde Luna


Antología poética

S e l e c ci ó n , n o t a s y a c t i v i d a d e s

Juan Ramón Torregrosa


Pablo Antón

Ilustraciones

Alfonso Ruano


Vicens Vives
A mi hermano Moisés
A.R.

A mi nieta Helena
J.R.T.

A mi madre, luna lunera


P.A.P.

SALA INFANTIL

Prim era edición, 2020

D epósito Legal: B. 21.632-LXII


ISBN: 978-84-682-7001-2
N úm . de O rden V.V.: NS26

© JUAN RAM ÓN TORREGROSA


Sobre la selección, las notas y las actividades.
© PABLO ANTÓN
Sobre la selección, las notas y las actividades.
© ALFONSO RUANO
Sobre las ilustraciones.
© EDITORIAL VICENS VIVES, S.A.
Sobre la presente edición según el art. 8 del Real Decreto Legislativo 1/1996.

O bra protegida p o r el RDL 1/1996, de 12 de abril, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley
de Propiedad Intelectual y po r la norm ativa legal que lo modifica. Prohibida la reproducción total o
parcial p o r cualquier m edio, incluidos los sistemas electrónicos de almacenaje, de reproducción, así
com o el tratam iento inform ático. Reservado a favor del Editor el derecho de préstam o público,
alquiler o cualquier otra form a de cesión de uso de este ejemplar.

IMPRESO EN ESPAÑA. PRINTED IN SPAIN


Indice

Rumor de verde luna

Infancia, inocencia y juego 9

Al son de la m úsica y la danza 21

Dulces penas de am or 33

Sufrim iento y deshum anización 53

Voces de m uerte 71

Actividades 99
Rumor de verde luna

M oreno de verde luna,


voz de clavel varonil:
¿Q uién te ha quitado la vida
cerca del G u ad a lqu ivir?
,
Infancia inocencia y juego

Am anecía
en el naranjel.
Abejitas de oro
buscaban la miel.
TIO V IV O

Los días de fiesta


van sobre ruedas.
El tiovivo los trae
y los lleva.

Corpus azul.
Blanca Nochebuena.1

Los días abandonan


su piel, como las culebras,
con la sola excepción
de los días de fiesta.

Estos son los mismos


de nuestras madres viejas.
Sus tardes son largas colas
de moaré y lentejuelas.2

Corpus azul.
Blanca Nochebuena.

El tiovivo gira
colgado de una estrella.

1 Entre los días de fiesta en los que se instalan ferias para los niños destacan
el Corpus, festividad religiosa de exaltación de la Eucaristía (Corpus Christi)
que se celebra en primavera (de ahí que Lorca la califique de azul), y la N o­
chebuena (blanca, por alusión a la nieve).
2 El moaré es una tela brillante muy usada en los vestidos de fiesta que produ­
ce reflejos, al igual que las lentejuelas.

11
R U M O R DE VERDE LUNA

Tulipán de las cinco


partes de la tierra.

Sobre caballitos
disfrazados de panteras
los niños se comen la luna
como si fuera una cereza.

¡Rabia, rabia, M arco Polo!


Sobre una fantástica rueda,
los niños ven lontananzas
desconocidas de la tierra.3

Corpus azul.
Blanca Nochebuena.

3 Montados en el tiovivo, que tiene la forma de un tulipán invertido, los niños


se imaginan viajando por los cinco continentes del planeta (las cinco par­
tes de la tierra) y por lugares o países lejanos (lontananzas), superando y ha­
ciendo rabiar así a uno de los viajeros más famosos de la historia, el venecia­
no Marco Polo, que en el siglo x m llegó hasta la lejana y misteriosa China.

12
R U M O R DE VERDE LUNA

C A N C IÓ N TO N TA

Mamá.
Yo quiero ser de plata.

Hijo,
tendrás mucho frío.

Mamá.
Yo quiero ser de agua.

Hijo,
tendrás mucho frío.

Mamá.
Bórdame en tu almohada.

¡Eso sí!
¡Ahora mismo!

14
INFANCIA, IN O CEN CIA Y JUEGO

M EM ENTO 1

A ire de llano

La luna ya se ha muerto
do-re-m i
la vamos a enterrar
do-re-fa
en una rosa blanca
do-re-m i
con tallo de cristal
do-re-fa.
Bajó hasta la chopera
do-re-m i
se enredó en el zarzal2
do-re-fa.
¡Me alegro porque era
do-re-m i
presumida de más!
do-re-fa.
No hubo para ella nunca
do-re-m i
marido ni galán3
do-re-fa.
¡Cóm o se pondrá el cielo!
do-re-mi.

1 Con la palabra latina memento (‘acuérdate’ ) se designa la parte de la misa en


la que se pide a Dios que se acuerde de los vivos y de los difuntos.
2 zarzal: matorral de zarzas, unos arbustos muy espinosos.
3 galán: joven agradable y guapo que desea conquistar a una muchacha.

15
R U M O R DE V E R D E LUNA

¡ay cómo se pondrá!


do-re-fa
cuando llegue la noche
do-re-m i
y no la vea en el mar
do-re-fa.
¡Acudid al entierro!
do-re-m i
cantando el pío pa
do-re-fa.
Se ha muerto la M am bruna
do-re-m i
de la cara estelar4
do-re-fa.
¡Campanas de las torres
do-re-m i
doblar que te doblar!
do-re-fa.
Culebras de las fuentes5
do-re-m i
¡cantar que te cantar!
do-re-fa.

4 Este poema es una recreación de la famosa canción infantil de origen francés


«Mambrú se fue a la guerra», que trata sobre la supuesta muerte del duque de
M arlborough (Mambrú) en la Guerra de Sucesión española a comienzos del
siglo x v iii. Lorca adjudica a la luna el nombre del duque británico, de ahí la
feminización del nombre (Mambruna).
5 Esto es, ‘el chorro de agua que sale del caño de una fuente’.

16
R U M O R DE VERDE LUNA

EL LAGARTO E ST Á LLO R A N D O

El lagarto está llorando.


La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta
con delantaritos1 blancos.

Han perdido sin querer


su anillo de desposados.

¡Ay, su anillito de plomo,


ay, su anillito plomado!

Un cielo grande y sin gente


monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo,


lleva un chaleco de raso.2

¡Miradlos qué viejos son!


¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay, cómo lloran y lloran!,


¡ay! ¡ay! ¡cómo están llorando!

1 delantaritos: diminutivo popular de delantalitos.


2 raso: tela de seda brillante.

18
R U M O R DE VERDE LUNA

A D IV IN A N Z A D E LA G U IT A R R A

En la redonda
encrucijada,
seis doncellas
bailan.
Tres de carne
y tres de plata.
Los sueños de ayer las buscan
pero las tiene abrazadas
un Polifemo de oro.1
¡La guitarra!

1 La guitarra flamenca tiene seis cuerdas (doncellas), tres gruesas o graves (de
carne) y tres más delgadas o agudas (de plata), que, al ser pulsadas, vibran
(bailan) y producen sonidos que confluyen ante la boca u oído de la caja de
resonancia (redonda encrucijada). La música flamenca ancestral (los sue­
ños de ayer) revive en las seis cuerdas, que se fijan (abrazadas) al mástil y al
cuerpo de madera luciente (de oro) de la guitarra. El cuerpo de la guitarra se
compara con el de Polifemo, el gigante de un solo ojo que aparece en el poe­
ma épico de Homero Odisea.

2,0
Al son de la música y la danza

¡O h C uba! ¡O h ritmo de semillas secas!


Iré a Santiago.
¡O h cintura caliente y gota de m adera!
Iré a Santiago.
A rpa de troncos vivos. Caim án. Flor de tabaco.
Iré a Santiago.
BA LCÓ N

La Lola
canta saetas.1
Los toreritos
la rodean,
y el barberillo,
desde su puerta,
sigue los ritmos
con la cabeza.
Entre la albahaca
y la hierbabuena,2
la Lola canta
saetas.
La Lola aquella,
que se miraba
tanto en la alberca.3

i La saeta es un cante religioso flamenco que se interpreta al paso de las proce­


siones en Semana Santa, a menudo desde un balcón.
2 La albahaca y la hierbabuena son plantas aromáticas que, colocadas en mace­
tas, suelen adornar los balcones de las casas,
3 alberca: estanque con agua para el riego de huertos y jardines.

23
R U M O R DE VERDE LUNA

CRÓ TALO

Crótalo.
Crótalo.
Crótalo.
Escarabajo sonoro.1

En la araña
de la mano
rizas el aire
cálido,
y te ahogas en tu trino
de palo.2

Crótalo.
Crótalo.
Crótalo.
Escarabajo sonoro.

1 Debido a su forma redondeada y a su color negro, el crótalo o castañuela pa­


rece un escarabajo sonoro.
2 trino de palo: ‘gorjeo o canto (trino) producido por la madera (palo)’, el ma­
terial con que se fabrican las castañuelas.

24
AL SO N DE LA M Ú S I C A Y LA D A N Z A

LA G U IT A R R A

Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rom pen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil
callarla.
Es imposible
callarla.
Llora m onótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.

25
R U M O R DE VERDE LUNA

Llora flecha sin blanco,


la tarde sin mañana,
y el prim er pájaro muerto
sobre la ram a.1
¡Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.2

1 En el cante jondo la guitarra acentúa con sus sonidos desgarrados el drama­


tismo de canciones flamencas dolientes. De ahí la insistencia de Lorca en aso­
ciar su sonido con el llanto y sus motivos: un dolor antiguo (cosas lejanas),
lo inalcanzable (camelias blancas, flor propia de climas lluviosos incompati­
ble con la arena estéril del Sur caliente), la desorientación (flecha sin blan­
co), la angustia existencial, la desesperanza (tarde sin mañana) y la muerte.
2 cinco espadas: los cinco dedos de la mano del guitarrista.

26
A L S O N D E LA M Ú S I C A Y LA D A N Z A

A IR E N E G A R C ÍA

Criada

En el soto,
los alamillos bailan
uno con otro.
Y el arbolé,
con sus cuatro hojitas
baila tam bién.1

¡Irene!
Luego vendrán las lluvias
y las nieves.
Baila sobre lo verde.

Sobre lo verde verde,


que te acompaño yo.
¡Ay cómo corre el agua!
¡Ay mi corazón!2

En el soto,
los alamillos
bailan uno con otro.
Y el arbolé,
con sus cuatro hojitas
baila también.2

1 Un soto es un lugar junto a los ríos o en las vegas poblado de árboles, entre
los que suelen abundar los álamos. Para arbolé, lee la nota 1 de la página 40.
2 La invitación a bailar y gozar de la primavera (lo verde) antes de que llegue el
invierno de la vejez (las lluvias y las nieves) constituye una versión con aire
popular del tópico literario clásico Carpe diem (‘Aprovecha el momento’).

27
VALS EN LAS R A M A S

una

y tres.
Por la luna nadaba un pez.
El agua duerme una hora
y el mar blanco duerme cien.
La dama
estaba muerta en la rama.
La monja
cantaba dentro de la toronja.
La niña
iba por el pino a la piña.
Y el pino
buscaba la plumilla del trillo.
Pero el ruiseñor
lloraba sus heridas alrededor,

1 En este poema Lorca intenta imitar el ritmo del vals (que se suele bailar
con un compás de tres) mediante el uso de la enumeración, de estribillos
de tres versos y de pareados con rima consonante.
2 toronja: ‘pomelo’, fruta de sabor agrio.
3 trillo: instrumento consistente en un tablón con trozos de pedernal o cu­
chillas de acero en una de sus caras con el que se separa el grano de la paja.
Y yo también
porque cayó una hoja

y tres.
Y una cabeza de cristal
y un violín de papel.
Y la nieve podría con el mundo
si la nieve durmiera un mes,
y las ramas luchaban con el mundo
una a una,
dos a dos,
y tres a tres.
¡Oh duro marfil de carnes invisibles!
¡Oh golfo sin hormigas del amanecer!
Con el m uuu de las ramas,
con el ay de las damas,
con el croo de las ranas,
y el gloo amarillo de la miel.4
Llegará un torso de sombra
coronado de laurel.
Será el cielo para el viento
duro como una pared
y las ramas desgajadas
se irán bailando con él.5
Una a una
alrededor de la luna,
dos a dos
alrededor del sol, ^
y tres a tres
para que los marfiles se duerman bien

El uso de onomatopeyas (muuu, croo, gloo) contribuye a reforzar el


carácter rítmico y musical del poema, que acaba convirtiéndose en una
danza cósmica con las ramas desgajadas bailando por el cielo.
La reiterada caída de las hojas, como en un sueño alucinado, simboli­
za la muerte por amor del poeta (ese ruiseñor que llora sus heridas),
de ahí que la composición esté plagada de imágenes surrealistas rela­
cionadas con la muerte. Ese es el sentido que cabe atribuir al agua que
duerme, a la dama muerta en la rama, a la frialdad de la nieve, al du­
ro marfil y la cabeza de cristal, a la imagen del poeta como un torso de
sombra coronado de laurel (símbolo de la frustración amorosa), a las
ramas desgajadas y también a ese violín con el que se toca la melodía
del vals pero que es tan solo de papel.
Dulces penas de amor

¡A y qué trabajo me cuesta


quererte como te quiero!
Por tu am or me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.
R O M A N C E PASCU AL D E LOS P E L E G R IN IT O S 1

Hacia Rom a caminan


dos pelegrinos,
a que los case el Papa
porque son prim os.2

Sombrerito de hule3
lleva el mozuelo,
y la pelegrinita,
de terciopelo.

Al pasar por el puente


de la Victoria,
tropezó la madrina,
cayó la novia.

Al llegar a palacio,
suben arriba,
y en la sala del Papa
los desaminan.4

Le ha preguntado el Papa
cómo se llaman.

1 Lorca tomó esta canción popular de la tradición oral y la armonizó. Aunque


se titula Romance, la estrofa utilizada es la seguidilla. Pelegrino es la forma
antigua de peregrino (‘creyente que viaja a un lugar santo’).
2 Por motivos de consanguinidad, cuando dos primos quieren casarse en la re­
ligión católica deben obtener el permiso o dispensa del Papa.
3 hule: tela resistente que se plastifica para hacerla impermeable.
4 desaminar: asturianismo de ‘examinar’, ‘interrogar’.

35
R U M O R DE V ER D E LUNA

Él le dice que Pedro


y ella que Ana.

Le ha preguntado el Papa
qué edad tienen.
Ella dice que quince
y él diecisiete.

Le ha preguntado el Papa
de dónde eran.
Ella dice de Cabra
y él de Antequera.5

Le ha preguntado el Papa
que si han pecado.
Ella dice que un beso
que le había dado.

Y la pelegrinita,
que es vergonzosa,
se le ha puesto la cara
como una rosa.

Y ha respondido el Papa
desde su cuarto:
¡Quién fuera pelegrino
para otro tanto!6

5 Cabra y Antequera son dos importantes pueblos de la provincia de Córdoba,


distantes entre sí unos setenta kilómetros.
6 ‘Ojalá fuera yo el peregrino para recibir un beso de esta muchacha!’.

36
R U M O R DE VERDE LUNA

SER EN A TA 1

Por las orillas del río


se está la noche mojando
y en los pechos de Lolita
se mueren de amor los ramos.

Se mueren de am or los ramos.

La noche canta desnuda


sobre los puentes de marzo.
Lolita lava su cuerpo
con agua salobre y nardos.2

Se mueren de amor los ramos.

La noche de anís y plata


relumbra por los tejados.
Plata de arroyos y espejos.
Anís de tus muslos blancos.

Se mueren de amor los ram os.3

1 Una serenata es una composición poética o musical que se recita o canta de


noche, en la calle, normalmente para festejar a una mujer.
2 En este breve poema, Lorca nos presenta la frustración amorosa de una sen­
sual muchacha que una primaveral noche de marzo “muere de am or” en el
encierro de su casa mientras se lava desnuda. El agua salobre (‘salada’) y los
nardos (flores blancas de olor intenso, especialmente por la noche) con que
se lava son simbólicos de su deseo erótico no satisfecho.
3 La personificación de la noche (que “canta desnuda” ) y de los ramos (que
“mueren de am or” ) se funde y confunde con la sensualidad y el sentimien­
to de Lolita. La noche estrellada (‘blanca’, como las pequeñas flores del anís)
y la luz plateada de la luna no solo relumbran en los tejados y los arroyos si­
no también en el espejo de Lolita y en sus muslos blancos.

38
R U M O R DE V ER D E LUNA

ARBO LÉ, ARBO LÉ

Arbolé, arbolé
seco y verdé.1

La niña del bello rostro


está cogiendo aceituna.
El viento, galán de torres,
la prende por la cintura.

Pasaron cuatro jinetes


sobre jacas andaluzas
con trajes de azul y verde,
con largas capas oscuras.

«Vente a Córdoba, muchacha.»


La niña no los escucha.

Pasaron tres torerillos


delgaditos de cintura,
con trajes color naranja
y espadas de plata antigua.

«Vente a Sevilla, muchacha.»


La niña no los escucha.

Cuando la tarde se puso


morada, con luz difusa,

1 Lorca imita los cantares tradicionales antiguos al añadir una -é a árbol y al


cambiar la acentuación de verde por verdé. El olivo del que la joven coge acei­
tunas es seco por la apariencia del tronco y verde por el color de sus hojas.

40
R U M O R DE V E R D E LUNA

pasó un joven que llevaba


rosas y mirtos de luna.2

«Vente a Granada, muchacha.»3


Y la niña no lo escucha.

La niña del bello rostro


sigue cogiendo aceituna,
con el brazo gris del viento
ceñido por la cintura.4

Arbolé, arbolé
seco y verdé.

2 La rosa es un símbolo del amor. El mirto, un arbusto de flores blancas (de lu­
na), simbolizaba la fecundidad y la fidelidad en la Grecia clásica.
3 Córdoba, Sevilla y Granada representan la esencia de la Andalucía mítica lor-
quiana.
4 La hermosa muchacha que protagoniza este romance rechaza las insinua­
ciones amorosas de jinetes y toreros, trajeados con vistosos colores, así como
las de un joven cargado con flores. Ella prefiere quedarse con su incorpóreo
(y gris) amor, el viento, que la rodea con sus brazos. En Andalucía existía la
creencia popular de que el viento podía dejar preñada a una mujer.

42
DO S M U C H A C H A S

LA LO LA

Bajo el naranjo lava


pañales de algodón.
Tiene verdes los ojos
y violeta la voz.1

¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!

El agua de la acequia
iba llena de sol.
En el olivarito
cantaba un gorrión.

I El uso del artículo ante un nombre propio (“ la Lola” ) es un rasgo del


lenguaje popular con el que se nos da a entender que la joven que “ lava
pañales” en el río es probablemente una sirvienta.
R U M O R DE V E R D E LUNA

¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!

Luego cuando la Lola


gaste todo el jabón,
vendrán los torerillos.

¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!2

AM PARO

Am paro,
¡qué sola estás en tu casa
vestida de blanco!

(Ecuador3 entre el jazmín


y el nardo.)

Oyes los maravillosos


surtidores de tu patio,
y el débil trino amarillo
del canario.

Por la tarde ves temblar


los cipreses con los pájaros,

2 Este poema recrea el tópico de la muchacha que tiene una relación amorosa
cuando va a lavar al río, aunque el encuentro se posponga aquí a la llegada de
“ los torerillos”. El escenario rebosa sensualidad y vitalismo: el naranjo en flor,
el agua que discurre por la acequia, el sol radiante, el canto del gorrión ...
3 ecuador: a mitad de camino, mezcla.

46
R U M O R DE V E R D E LUNA

mientras bordas lentamente


letras sobre el cañamazo.4

Amparo,
¡qué sola estás en tu casa
vestida de blanco!

Am paro,
¡y qué difícil decirte: yo te am o!5

4 cañamazo: tela de cáñamo fuerte y áspera apropiada para bordar en ella.


5 En contraste con la Lola, que espera a los torerillos en el marco de una na­
turaleza exuberante y libre, Amparo está sola y encerrada en su casa, oyen­
do brotar el agua de la fuente del patio y el “débil trino” del canario encerra­
do en una jaula, mientras borda “ lentamente letras” en un cañamazo y espera
en vano la llegada de un pretendiente porque a ella es “difícil” decirle: “ ¡yo te
am o!”. Su vestido blanco, como las flores del jazmín y el nardo, alude a su vir­
ginidad y a su ansia de celebrar una boda que jamás llegará. Amparo, de una
condición social muy diferente a la de la Lola, está condenada a envejecer y
morir (como lo presagian los simbólicos cipreses) sin conocer el amor.

48
DULCES PEN A S DE A M O R

G A C E L A 1 D E L A M O R D E SE SPE R A D O

La noche no quiere venir


para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.

Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir


para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos m i m ordido clavel.

Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir


para que por ti muera
y tú mueras por m í.2

1 gacela: poema breve de asunto amoroso.


2 El amor descrito en el poema es tan arrebatador que ni la noche, ni el día,
ni una naturaleza y un entorno hostiles (sol de alacranes, lluvia de sal, sa­
pos, turbias cloacas) lograrán impedir el encuentro de los amantes. La fuerza
de esta pasión ciega funde amor y muerte, un tópico literario frecuente en la
poesía clásica y en la de Lorca, como veremos en el poema siguiente.

49
R U M O R DE V E R D E LUNA

EL PO ETA P ID E A SU A M O R Q U E LE E S C R IB A

A m or de mis entrañas, viva muerte,


en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.1

El aire es inmortal. La piedra inerte


ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.2

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,


tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.3

Llena pues de palabras mi locura


o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.4

1 El poeta, atormentado porque no recibe carta de su amado, “ se marchita” co­


mo una flor y cree que es preferible “perder” a su amado antes que “vivir sin
m í” (esto es, ‘sin el amado’, que habita en el interior del amante), una expre­
sión tomada de un verso de Santa Teresa que dice: “Vivo sin vivir en m í”.
2 Al contrario que la piedra, que no tiene vida (es inerte) y por tanto no sufre
(“ ni conoce la sombra ni la evita” ), el “corazón interior” sí padece y por esa
razón rechaza las frías muestras de amor (miel helada) provenientes de la lu­
na (símbolo de muerte y, aquí también, del amado).
3 El placer y el sufrimiento que acarrea a veces el amor se refleja en el modo
antitético con que se describe al amado en el v. 1 (viva muerte) o en la con­
cepción del amor como un “ duelo (‘combate’ ) de mordiscos y azucenas”.
4 El poeta le pide al amado que le escriba (Llena de palabras mi locura) o in­
terrumpa su relación con él y lo deje en paz con su dolor. Una vez más, Lor-
ca utiliza expresiones inspiradas en versos de otros poetas, como fray Luis de
León (“ noche serena” ) y san Juan de la Cruz (“ noche oscura del alma” ).

50
Sufrimiento y deshumanización

¡A y de m il ¡A y de m il ¡A y de m il
M e defiendo con esta m irada
que m ana de las ondas p o r donde el alba no se atreve,
yo, poeta sin brazos, perdido
entre la m ultitud que vomita,
sin caballo efusivo que corte
los espesos musgos de mis sienes.
BA LA D A IN T E R IO R

El corazón
que tenía en la escuela
donde estuvo pintada
la cartilla prim era,1
¿está en ti,
noche negra?

(Frío, frío,
como el agua
del río.)

El prim er beso
que supo a beso y fue
para mis labios niños
como la lluvia fresca,
¿está en ti,
noche negra?

(Frío, frío,
como el agua
del río.)

M i prim er verso.
La niña de las trenzas
que miraba de frente,
¿está en ti,
noche negra?

1 cartilla: librito que contenía las letras del alfabeto y los primeros ejercicios
para aprender a leer.

55
R U M O R DE V E R D E LUNA

(Frío, frío,
como el agua
del río.)2

Pero mi corazón
roído de culebras,
el que estuvo colgado
del árbol de la ciencia,
¿está en ti,
noche negra?

(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)3

M i amor errante,
castillo sin firmeza,4
de sombras enmohecidas,
¿está en ti,
noche negra?

2 Sintiéndose acongojado, el poeta le pregunta a la noche dónde ha ido a parar


su infancia inocente y feliz, representada por los sentimientos puros (el co­
razón), el descubrimiento del amor (el prim er beso que supo a beso) o sus
primeros versos. Pero la funesta noche negra no conserva esos recuerdos y,
como en el juego infantil en que un niño esconde un objeto y otro intenta
encontrarlo, le contesta al poeta que en ella no los hallará (Frío, frío).
3 En la noche negra sí se encuentra (Caliente, caliente), en cambio, el corazón
atormentado (roído de culebras) del poeta desde que este descubrió la ca­
ra dolorosa del mundo, al igual que les ocurrió a Adán y Eva cuando comie­
ron la fruta del simbólico árbol de la ciencia del Bien y del Mal que les ofreció
la serpiente (Génesis, 2-3), razón por la cual Dios los expulsó del Paraíso y les
hizo conocer el dolor.
4 El poeta alude a su desorientación amorosa.

56
R U M O R DE VERDE LUNA

(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)

¡Oh, gran dolor!


Admites en tu cueva
nada más que la sombra.
¿Es cierto,
noche negra?

(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)

¡Oh, corazón perdido!


¡R equiem ceternam ! 5

5 Con esta frase latina comienza la oración por las almas de los muertos antes
del entierro: Requiem ceternam dona eis, Domine (‘Dales el descanso eterno,
Señor’ ). El poeta considera que su corazón infantil ha muerto.

58
SU FRIM IEN TO Y DESH U M A N IZA CIÓ N

P R E C IO S A 1 Y EL A IR E

Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.2
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.3
Y los gitanos del agua
levantan, por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.

Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.

1 Preciosa es también el nombre de la protagonista de la novela ejemplar La gi-


tanilla de Miguel de Cervantes, una muchacha de quince años que asombra a
todos por su hermosura, honestidad y destreza en el baile.
2 La joven toca el pandero, comparado con una luna de pergamino por su for­
ma redonda y por estar hecho de piel; el sendero es anfibio porque va junto
al agua de un río (los cristales) y por un lugar arbolado (laureles).
3 El cuerpo armado de los carabineros se encargaba de vigilar las costas y fron­
teras y de perseguir el contrabando. La presencia de ingleses en la costa anda­
luza se debe al comercio del vino y a la explotación de las minas.

59
R U M O R DE V E R D E LUNA

Al verla se ha levantado
el viento, que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira a la niña tocando
una dulce gaita ausente.4

— Niña, deja que levante


tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.

Preciosa tira el pandero


y corre sin detenerse.
El viento-hom brón la persigue
con una espada caliente.5

Frunce su rum or el mar.


Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.6

4 San Cristóbal es un santo de figura gigantesca que protege a los viajeros. El


poeta personifica al viento com o un hom bre m uy corpulento, como San
Cristobalón, que “ se levanta” al ver a Preciosa y, tocando una “dulce gaita” se­
ductora (‘el sonido del viento’ ), la persigue con intención de violarla.
5 La espada caliente es una metáfora de evidente contenido sexual.
6 La naturaleza, personificada, reacciona asustada ante la furia del viento: cre­
cen las olas del mar, cuya superficie se frunce, se mueven las hojas de los oli­
vos mostrando su envés de color verde claro (palidecen), el monte frondoso
en sombra (umbría) suena como una flauta y la superficie de la nieve produ­
ce un sonido parecido a un gong (‘instrumento de percusión formado por
un disco que vibra al ser golpeado por una maza').

6o
R U M O R DE V ER D E LUNA

¡Preciosa, corre, Preciosa,


que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por dónde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.7

Preciosa, llena de miedo,


entra en la casa que tiene
más arriba de los pinos
el cónsul de los ingleses.8

Asustados por los gritos,


tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.

El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe,

7 El viento verde (‘lujurioso’ ) es como un sátiro (‘ser mitológico y lasci­


vo con aspecto de hombre barbado que tiene patas y orejas cabrunas y
cola de caballo’) que persigue a Preciosa al igual que los sátiros acosan
a las ninfas de los bosques.
8 cónsul: persona autorizada en un estado extranjero para proteger a las
personas y a los intereses de los individuos de su país.
R U M O R DE V ER D E LUNA

LA A U R O R A 1

La aurora de Nueva York tiene


cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime2


por las inmensas escaleras3
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca


porque allí no hay mañana ni esperanza posible:4
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran5 y devoran abandonados niños.

1 aurora: amanecer.
2 gime: se lamenta de dolor.
3 Los edificios de Nueva York solían tener en el exterior escaleras de incendios
de hierro.
4 Lorca expresa en estos versos una visión angustiada de la ciudad de los ras­
cacielos, que el poeta conoció en plena crisis económica de 1929 . La naturale­
za, simbolizada por la aurora, ha sido degradada y destruida: por eso las pa­
lomas son negras y las aguas están podridas.
5 taladran: agujerean.

64
R U M O R DE V E R D E LUNA

Los primeros que salen comprenden con sus huesos


que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos


en im púdico6 reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes7
como recién salidas de un naufragio de sangre.8

6 impúdico: que no siente vergüenza de mostrar lo más íntimo o de exhibir las


fealdades del cuerpo o de otra clase.
7 insomnes: que no pueden dormir.
8 El poeta quiere expresar el horror y la angustia de la vida en Nueva York con
imágenes propias de una pesadilla, en la cual el dinero (monedas en enjam­
bres furiosos), la vida mecanizada y artificial (cadenas y ruidos) o la esclavi­
tud del trabajo (sudores sin fruto) acaban con la vida pura en contacto con
la naturaleza (paraíso, amores deshojados) y con toda esperanza de futuro
(luz sepultada, naufragio de sangre).

66
SU FRIM IEN TO Y D ESH UM A NIZACIÓN

C IU D A D SIN SU EÑ O

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.


No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan las cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no
sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los
astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.


No duerme nadie.
H ay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.1

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!


Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes

1 Para el poeta, el descanso nocturno es imposible en Nueva York, una ciudad


deshumanizada que nunca duerme, como se la describía ya hace un siglo.
Lorca, acostumbrado al mundo rural granadino, tan apegado a la Naturaleza,
presenta Nueva York como una “jungla” en la que las alimañas (criaturas de
la luna, iguanas, cocodrilo) amenazan a los insomnes y a los que sufren por
amor (el corazón roto), y en la que ni los muertos pueden descansar en paz.

67
R U M O R DE VERDE LUNA

y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso


y el que teme la muerte la llevará sobre los hom bros.2

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las
vacas.
Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aun andando por un paisaje de esponjas grises y barcos
mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra
lengua.3

¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!


A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención
del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un
zapato,
hay que llevarlos al m uro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,

2 Para el poeta la vida no es un sueño, como afirmaba Calderón de la Barca en


su drama La vida es sueño, sino una angustiosa pesadilla real. Muy afectado
por una ruptura amorosa, Lorca no podía olvidar “los besos [que] atan las
bocas” y vio en la ciudad de Nueva York un trasunto de su sufrimiento.
3 En un mundo dominado por la muerte, Lorca sueña con que la vida renazca:
“los caballos [símbolo de la vitalidad y la naturaleza libre] vivirán en las ta­
bernas”, “las mariposas” [símbolo del espíritu] resucitarán, y todos “veremos
brillar nuestro anillo [símbolo del amor] y manar rosas de nuestra lengua”.

68
R U M O R DE V ER D E LUNA

donde espera la mano momificada del niño


y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.4

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.


No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panoram a de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las
sienes,
abrid los escotillones5 para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.6

4 El poeta advierte a los que conservan su inocencia natural (los que guar­
dan todavía “huellas de zarpa y aguacero” o el muchacho que llora “porque
no sabe la invención del puente”) que este es un mundo de horror y muerte
(“iguanas y sierpes”, “la dentadura del oso”, “la mano momificada del niño”).
5 escotillón: trampilla situada en el piso de los escenarios que se utiliza para
hacer salir o desaparecer de la escena personas o cosas.
6 Si alguien “cierra los ojos” ante esta realidad horrible de “amargas llagas en­
cendidas”, hay que acuciarlo (“¡azotadlo, hijos míos!”) para que descubra la
cruda realidad del mundo en que vivimos, un escenario teatral de falsedad
y muerte. “El veneno y la calavera de los teatros” es una alusión a Hamlet, la
tragedia de Shakespeare.

70
Voces de muerte

¡A y qué cam ino tan largo!


¡A y mi jaca valerosa!
¡A y que la m uerte me espera
antes de llegar a Córdoba!
R O M A N C E D E LA LUNA, LU N A

La luna vino a la fragua


con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.1

— Huye luna, luna, luna.


Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

— Niño, déjame que baile.


Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.2
— Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.

1 La luna, personificada como una bailarina lujuriosa (lúbrica) y pura al mis­


mo tiempo, acude a la herrería donde los gitanos han dejado solo al niño
junto a la fragua (‘horno en que se caldean los metales para forjarlos’). Su
vestido es blanco (por la luz que desprende), como la flor de los nardos, y
abultado porque lleva debajo un polisón (‘armazón que se ponían antigua­
mente las mujeres atado a la cintura para ahuecar el vestido por detrás’). Sus
senos ( pechos’) son también blancos y fríos, como el metal del estaño, y sus
brazos (‘los rayos lunares’) se mueven en una danza que encandila al niño.
2 Esto es, muerto encima del yunque (‘pieza de hierro sobre la que se golpean
los metales previamente puestos al rojo vivo en la fragua para moldearlos’).

73
R U M O R DE V E R D E LUNA

— Niño, déjame, no pises


mi blancor alm idonado.3

El jinete se acercaba
tocando el tam bor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.4
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.5
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cóm o canta la zumaya,6


¡ay, cómo canta en el árbol!

3 La luz de la luna es como un vestido blanco lavado con almidón (‘sustancia


que se empleaba para blanquear y endurecer la ropa’).
4 El galope del caballo sobre el llano suena como un tambor, sonido que presa­
gia la muerte del niño. Tanto la luna como el jinete son representaciones tra­
dicionales de la muerte.
5 Los gitanos, morenos como el bronce, regresan cansados, ajenos a la tragedia
que ha ocurrido en la fragua.
6 zumaya: autillo, ave rapaz nocturna parecida a la lechuza. Su canto suele ser
anuncio de mal agüero.
R U M O R DE V ERDE LUNA

Por el cielo va la luna


con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,


dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.7

7 velar: ‘pasar la noche despierto al cuidado de alguien o algo’; en este caso, el


aire vela la fragua donde los gitanos encuentran muerto al niño.

76
VOCES DE M U ER T E

C A N C IÓ N D E JIN E T E

En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?1

... Las duras espuelas


del bandido inmóvil
que perdió las riendas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!2

En la luna negra,
sangraba el costado
de Sierra Morena.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.3

1 En el siglo xix los bandoleros abundaban en zonas montañosas de Andalucía


como Sierra Morena, que les servía de refugio después de sus asaltos.
2 perfume de flor de cuchillo: el olor de la sangre que mana de la herida.
3 La noche, como si fuese un jinete a caballo, pica con sus estrellas o espuelas
(que suelen tener forma estrellada) sus ijares (‘partes laterales del vientre’)
para que el caballo cabalgue más de prisa.

77
R U M O R DE VERDE LUNA

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negra,
¡un grito! y el cuerno
largo de la hoguera.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?4

4 Todo en el poema contribuye a crear una atmósfera alucinatoria en torno


al caballo que camina con su jinete muerto: la luna negra, el caballo negro
y frío, el costado sangrante de Sierra Morena, el grito en la noche, el hu­
mo (el cuerno largo) de la hoguera...
R U M O R DE VERDE LUNA

SO R PR E SA

Muerto se quedó en la calle


con un puñal en el pecho.
No lo conocía nadie.
¡Cóm o temblaba el farol!
Madre.
¡Cóm o temblaba el farolito
de la calle!
Era madrugada. Nadie
pudo asomarse a sus ojos
abiertos al duro aire.
Que muerto se quedó en la calle
que con un puñal en el pecho
y que no lo conocía nadie.

8o
VOCES DE M U ERTE

R O M A N C E SO N Á M BU LO

Verde que te quiero verde.


Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura,
ella sueña en su baranda,1
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.2

Verde que te quiero verde.


Grandes estrellas de escarcha
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,

1 baranda: metáfora por ‘lugar elevado’, ‘montaña’.


2 La muchacha de este romance, incapaz de soportar el dolor por la ausencia
de su novio, se suicida una noche arrojándose a un aljibe (‘depósito donde se
recoge el agua ). La muerte de la joven se evidencia en los “ojos de fría plata”
con los que ya no puede “mirar”, en la presencia de la “luna” y de la “sombra”
(símbolos de muerte), en el “sueño” de la muchacha y en la obsesiva y reitera­
da alusión al color verde, que en este poema representa la muerte. Por otro la­
do, el sentido onírico del romance se anuncia ya desde su título: “sonámbulo”.

8l
R U M O R DE V ER D E LUNA

y el monte, gato garduño,3


eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?...
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la m ar amarga.4

— Com padre, quiero cambiar


mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando
desde los puertos de Cabra.5
— Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
— Compadre, quiero m orir
decentemente en mi cama.

3 gato garduño: pequeño mamífero carnicero nocturno parecido al lince.


4 Al amanecer, varias señales de frialdad y aspereza anuncian la tragedia que
se está culminando: “grandes estrellas de escarcha”, “la lija de las ramas” de la
higuera y el monte que, como un “gato garduño, eriza sus pitas agrias”. La jo­
ven ya está “soñando en la mar amarga”, que, desde antiguo, simboliza tam­
bién la muerte.
5 El novio, que es contrabandista, regresa herido y le dice al padre de la joven
(quien le ha salido al encuentro) que desea abandonar su vida delictiva (caba­
llo, cuchillo) por otra más tranquila y hogareña (casa, espejo, manta), tras ca­
sarse con su novia. Los puertos de Cabra son pasos entre montañas situados
en este pueblo cordobés, una zona famosa por el bandolerismo en el siglo xix.

82
R U M O R DE VERDE LUNA

De acero, si puede ser,


con las sábanas de holanda.6
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
— Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
— Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres


hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.7
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.

6 holanda: tela muy fina y de gran calidad.


7 El “rastro de sangre” lo deja el contrabandista, el “rastro de lágrimas”, el pa­
dre, que llora la muerte de la muchacha; de ahí su lamentación anterior: “Si
yo pudiera, mocito, / este trato [el del matrimonio] se cerraba. / Pero yo ya
no soy yo / ni mi casa es ya mi casa”.

84
VOCES DE M U ERTE

M il panderos de cristal
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde,


verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
— ¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
R U M O R DE V ER D E LUNA

— ¡Cuántas veces te esperó!


¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe


se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.8
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la m ontaña.9

8 Tras suicidarse en el aljibe, la joven flota sobre la superficie del agua, ilumina­
da por un carámbano (‘trozo de hielo largo y puntiagudo’) o rayo de luna.
9 Después de dejar malherido al bandolero, los guardias civiles se presentan
“borrachos” ante la casa para capturarlo. El “barco sobre la mar” y el “caballo
en la montaña” son una alusión al contrabandismo.

86
VOCES DE M U ERTE

LA C O G ID A Y LA M U E R T E 1

A las cinco de la tarde.


Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida2
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y solo muerte
a las cinco de la tarde?

El viento se llevó los algodones


a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Com enzaron los sones de bordón
a las cinco de la tarde.

1 El 11 de agosto de 1934 , el torero y escritor Ignacio Sánchez Mejías, amigo de


Lorca, sufrió una gravísima cornada en el muslo derecho en la plaza de toros
de Manzanares (Ciudad Real). Tras pasar la noche en la enfermería del coso
taurino, fue trasladado a un hospital madrileño, donde murió en la mañana
del día 13 , después de una terrible agonía. Este poema es la primera parte de
las cuatro de que consta el famoso Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.
2 La blanca sábana es el sudario con que se envuelve un cadáver, y la espuerta
una cesta con asas para transportar materiales en la construcción, en este ca­
so cal, usada para blanquear los nichos en el cementerio.
3 El fatídico verso “a las cinco de la tarde” da al poema un tono de letanía, ora­
ción en la que el pueblo responde de forma repetitiva a una persona que reza.

87
R U M O R DE V E R D E LUNA

Las campanas de arsénico y el humo


a las cinco de la tarde.

En las esquinas grupos de silencio


a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde .4
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde ,
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida5
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama


a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.

4 Todo parece anunciar la muerte inevitable: la falta de algodones para tapo­


nar la herida; el cristal y el níquel de los instrumentos quirúrgicos corroídos
por el óxido; el asta del toro (el leopardo), desolada porque ha herido al to­
rero (la paloma); las guitarras que empiezan a sonar tristes (el bordón es la
cuerda de la guitarra que emite un sonido grave) y las campanas a muerto (el
arsénico es venenoso), mientras el toro ha salido triunfante (corazón arriba)
y grupos silenciosos de personas esperan el desenlace de la cogida.
5 El yodo es una sustancia química que se usa como desinfectante. La muerte
se está incubando en la herida del torero (puso huevos en la herida).

88
R U M O R DE VERDE LUNA

El cuarto se irisaba de agonía


a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trom pa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde.
y el gentío rom pía las ventanas
a las cinco de la tarde .6
A las cinco de la tarde.
¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

6 El poeta describe la larga y terrible agonía del torero en la cama (ataúd con
ruedas) de la enfermería, quien oye la llegada de la muerte con su danza ma­
cabra (huesos y flautas), delira hasta el amanecer (el cuarto se irisaba) en su
lucha contra la muerte (el toro ya mugía por su frente) y ve cómo la heri­
da se le gangrena (trompa de lirio por las verdes ingles) y la gente se asoma,
apenada, por las rejas de la ventana para interesarse por él.

90
C A SID A D E LAS PALO M AS O SC U R A S

Por las ramas del laurel


vi dos palomas oscuras.
La una era el sol,
la otra la luna.
«Vecinitas», les dije,
«¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En m i garganta», dijo la luna.
Y yo que estaba caminando
con la tierra por la cintura
vi dos águilas de nieve
y una muchacha desnuda.
La una era la otra
y la muchacha era ninguna.
«Aguilitas», les dije,
«¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En mi garganta», dijo la luna.
Por las ramas del laurel
vi dos palomas desnudas.
La una era la otra
y las dos eran ninguna.

1 El poeta desea saber cuál es su destino, que no es otro que el amor y la muer­
te (¿dónde está mi sepultura?). Para Lorca, amor y muerte son dos caras de
la misma moneda, de igual modo que el sol (símbolo masculino y de vida)
se complementa con la luna (símbolo femenino y de muerte), la rapaz águila
con la pacífica paloma o la garganta con la cola. En la unión de contrarios, la
única certeza es la muerte: “La una era la otra / y las dos eran ninguna”.

92
D E SPE D ID A

Si muero,
dejad el balcón abierto.

El niño come naranjas.


(Desde mi balcón lo veo.)

El segador siega el trigo.


(Desde mi balcón lo siento.)

¡Si muero,
dejad el balcón abierto!
ÍNDICE DE POEMAS

Infancia, inocencia y juego


Tiovivo 11
Canción tonta 14
Memento 15
El lagarto está llorando 18
Adivinanza de la guitarra 20

Al son de la música y la danza


Balcón 23
Crótalo 24
La guitarra 25
A Irene García 27
Vals en las ramas 28

Dulces penas de amor


Romance pascual de los pelegrinitos 35
Serenata 38
Arbolé, arbolé 40
Dos muchachas 44
Gacela del amor desesperado 49
El poeta pide a su am or que le escriba 50

94
Sufrimiento y deshumanización
Balada interior 55
Preciosa y el aire 59
La aurora 64
Ciudad sin sueño 67

Voces de muerte
Romance de la luna, luna 73
Canción de jinete 77
Sorpresa 80
Romance sonámbulo 81
La cogida y la muerte 87
Casida de las palomas oscuras 92
Despedida 93

95
Federico García Lorca (1898-1936)

Federico García Lorca nació el 5 de junio de


1898 en Fuente Vaqueros, una localidad grana­
dina situada en plena vega del río Genil. Hijo de
un rico propietario de tierras casado con la jo ­
ven maestra del pueblo, su infancia acomodada
y feliz transcurrió en contacto con la naturaleza y las gentes humildes
del campo. Dotado de una gran sensibilidad y una desbordante im agi­
nación, m uy pronto dio pruebas de sus habilidades artísticas.
A los once años se trasladó con su familia a Granada, donde com pa­
ginó las clases de música y piano con los estudios de bachillerato y los
primeros cursos de Filosofía y Letras y Derecho. Mal estudiante e in­
capaz de adaptarse al nuevo ambiente urbano, el joven Federico sufrió
una honda crisis que lo indujo a escribir sus primeros poemas. Aquellos
años supusieron para él el final del paraíso de la infancia y el comienzo
de una etapa dominada por la angustia y la búsqueda de su propia iden­
tidad. Su prim er libro en prosa, Impresiones y paisajes (1918) fue fruto de
varios viajes de estudios por Andalucía, Castilla, León y Galicia, en uno
de los cuales tuvo la oportunidad de conocer a Antonio Machado. Por
entonces descubrió su vocación poética, que acabó prevaleciendo sobre
su pasión por la música.
En 1919 consiguió que su familia le permitiera proseguir sus estudios
en M adrid, y una vez en la capital se instaló en la famosa Residencia de
Estudiantes, donde conoció a varios jóvenes con una mentalidad artísti­
ca renovadora y vanguardista, como Salvador Dalí, Rafael Alberti y Luis
Buñuel. Estimulado por el ambiente cultural de la Residencia, entre 1919

96
y 1921 mantuvo una intensa vida intelectual y creativa que fructificó en
el estreno de su primera obra de teatro (El maleficio de la mariposa) y en
la publicación de Libro de poemas (1921), un volumen en el que se tras­
luce su añoranza de la infancia, su am or por la naturaleza y una angus­
tia existencial que ya no le abandonaría jamás.
De regreso a Granada, en 1921 entabló una profunda amistad con el
compositor gaditano Manuel de Falla, con el que compartía el amor por
la música y la admiración por la poesía tradicional. Un año más tarde,
Falla, Lorca y el pintor Ignacio Zuloaga organizaron un concurso de
cante jondo para reivindicar esta música de origen antiquísimo y de­
fender su universalidad. El mundo del cante flamenco, como manifes­
tación del espíritu andaluz más primitivo y puro, le inspiró su logrado
Poema del cante jondo, no publicado en libro hasta 1931. Esta corriente
de poesía neopopular culminó en sus dos siguientes volúmenes de poe­
sía, Canciones (1927) y, sobre todo, Romancero gitano (1928), un poema-
rio que fundía de manera magistral las raíces míticas del universo gita­
no, el vehículo form al del romance y las aportaciones de la poesía más
vanguardista de la época. Este último libro lo consagró como poeta y le
proporcionó una abrum adora popularidad.
Pero a Lorca no le complació esta fama, que con frecuencia respon­
día a una lectura un tanto superficial y folklórica de sus romances. En
aquella época, además, sufría una profunda crisis amorosa a causa de su
ruptura con el escultor Em ilio Aladrén. Por recomendación del profe­
sor Fernando de los Ríos, Lorca decidió alejarse de España y residir una
temporada en Estados Unidos. Su estancia en Nueva York, y luego en
Cuba, desde el 25 de junio de 1929 hasta mediados de 1930, transformará
radicalmente su poesía y su visión de la vida. En los poemas de Poeta en
Nueva York, no publicado íntegramente hasta 1940, el escritor granadi­
no denunciaba la deshumanización de la gran ciudad, que por entonces

97
vivía las terribles consecuencias del crack de la Bolsa en 1929. Con un
lenguaje surrealista rico en imágenes oníricas, Lorca expresó su rechazo
de la sociedad capitalista, tan opuesta al mundo rural del que él proce­
día, y su solidaridad con los desfavorecidos.
El Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, impresionante elegía escrita a la
muerte del torero amigo en 1934, y los libros Diván del Tamarit y Sonetos
del amor oscuro, unos poem arios que no se publicarían hasta después de
la muerte del escritor, completaron la obra excepcional y única de uno
de los poetas más universales de la lengua española.
Com o autor teatral, su otra gran pasión, alcanzó el éxito en 1927 con
el estreno de M ariana Pineda y, sobre todo, en los años de la Segunda
República con obras como Bodas de sangre (1933), Yerma (1934) y Doña
Rosita la soltera o El lenguaje de las flores (1935). Por entonces Lorca se
había embarcado en la creación y dirección del teatro universitario La
Barraca, cuyo propósito era acercar el teatro clásico español al pueblo.
Financiada por el Ministerio de Educación, aquella estimulante expe­
riencia le sirvió para ahondar en su intención de convertir el teatro «en
una tribuna donde los hombres pueden poner en evidencia morales
viejas o equivocadas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del
corazón y el sentimiento del hombre». Ese propósito se manifiesta en La
casa de Bernarda Alba, drama concluido en junio de 1936 pero que no se
pudo estrenar hasta 1945 y en la ciudad de Buenos Aires.
El 14 de julio de 1936, ante la amenaza de un golpe de Estado contra
la República, Lorca se trasladó de M adrid a Granada para reunirse con
su familia. Tras estallar la rebelión militar, decidió refugiarse en casa de
un amigo poeta y falangista, en la creencia de que allí estaría a salvo. Pe­
ro el 16 de agosto fue detenido por los falangistas y dos días más tarde
fue fusilado en la carretera de Víznar a Alfacar. El mundo entero reac­
cionó con indignación, pues los fascistas habían asesinado a la poesía.

98
a c t i v i d a d e s
Infancia, inocencia y juego

[T] El poema «Tiovivo» nos traslada al mundo de la infancia y la


fantasía a través de una atracción de feria. ¿C ó m o describe
Lorca el tiovivo? ¿D e dónde "c u e lg a "? ¿Q u é se "com en " los
niños al montar en los caballitos?

[ 2] Para el poeta, el tiovivo es el símbolo de los días de fiesta. ¿Con


qué imágenes expresa que los días festivos se alargan y son
muy alegres? Del mismo modo que un tiovivo da vueltas, algu­
nos versos del poema se repiten. ¿A qué alude el estribillo?

[~3~1 Para componer «Tiovivo», Lorca se inspiró en un evocador poe­


ma de Antonio M achado que comienza con los versos: "P e g a ­
sos, lindos pegasos, / caballitos de m adera". Léelo y di en
qué coincide con el de Lorca. ¿Q u é emociones despierta
el tiovivo en M achado?

[Tj «Canción tonta» es un diálogo entre una madre y un hijo


semejante a una nana. ¿Q u é dos primeros deseos expresa
el niño? ¿Po r qué crees que la madre le replica que tendrá
"m ucho frío "? Sin embargo, ¿por qué accede a conceder­
le el tercer deseo?

[5] Lorca nos habla de la muerte de la luna en la canción infantil


«Memento». ¿Po r qué dice que la luna era "presumida de más"
y que jamás tuvo "marido ni galán "? ¿Y por qué se enfadará el
cielo? A pesar de que un entierro es un acontecimiento triste, en
este poema resulta más bien una celebración. ¿Q u é simboliza la
luna, que hace que todos se alegren de su muerte?

101
a c t i v i d a d e s

fe] «M em ento» remite a la canción popular titulada «Mam brú se


fue a la guerra», que trata sobre la muerte de un general in­
glés. Escucha esa canción y fíjate en la letra. ¿Q u é coinciden­
cias encuentras entre la canción y el poema de Lorca?

Como a los niños les encantan los animales, en la literatu


ra infantil abundan las historias cuyos protagonistas son
animales personificados. Así sucede en «El lagarto es­
tá llorando». ¿Q u é cualidades y acciones humanas se
atribuye a los lagartos en este poema? ¿Q u é es lo que
lamentan? ¿Po r qué conceden tanto valor a ese objeto?
El hecho de que los lagartos sean tan viejos ¿qué
sentimiento despierta en el lector?

La poesía tiene mucho de juego verbal, de modo que no resulta


extraño que a Lorca se le ocurriera componer un poema-adivi­
nanza. Ese es el caso de «Adivinanza de la guitarra», en donde
la personificación desempeña un cometido importante. ¿Q u ié ­
nes son las protagonistas de este poema y qué están haciendo?
Averigua quién es Polifemo y di por qué crees que Lorca esco­
gió una metáfora basada en este personaje de la Odisea.
En este poema se alude al origen ancestral de la música flamen­
ca. ¿Con qué palabras se refiere Lorca a ello? Busca informa­
ción sobre cuál es el origen del flamenco. Resúmela en ocho o
diez líneas.

Escribe una adivinanza, en verso o en prosa, sobre un instru­


mento musical, como el tambor o el violín.

102
Al son de la música y la danza

PO La primera vocación de García Lorca no fue la poesía, sino la


música, y la educación musical que recibió fue decisiva para su
creación poética. Amigo del compositor Manuel de Falla, am ­
bos se sintieron atraídos por las canciones populares y, en par­
ticular, por el flamenco, al que el poeta dedicaría su Poema del
cante jondo. En «Balcón», perteneciente a este libro, nos pre­
senta una típica escena popular. Lee las notas al poema. ¿Q u é
rasgos definen a la saeta? ¿Cuándo y dónde se suelen cantar?
Busca y visualiza algunas grabaciones de esta variedad de
cante flamenco. ¿En qué coinciden con el poema de Lorca?

|~2~| La castañuela o crótalo es un instrumento musical carac­


terístico del baile flamenco. En el poema «Crótalo»
¿por qué Lorca lo llama "escarabajo son o ro "? ¿Q ué
otras metáforas aparecen en esta composición? ¿Con
qué recursos retóricos imita el poeta el sonido del
crótalo?

[ 3 ] El sonido de la guitarra flamenca en cantes como la soleá o la


siguiriya, cuyo tema principal suele ser la pena y el dolor, es de
un hondo dramatismo. De ahí que en el poema «La guitarra»
se diga que este instrumento “ llora''. ¿Q u é comparaciones,
imágenes, estribillos y paralelismos emplea Lorca para explicar
el dolor característico del cante jondo?

[ 4 ] La métrica y la rima de los tres poemas anteriores proceden


también de la poesía popular. ¿Q u é tipo de versos y rima em ­
plea en ellos?

103
a c t i v i d a d e s

[5] El poema «A Irene García» es una recreación popular del tópico


literario conocido como Carpe diem, frase tomada de unos ver­
sos de un poema latino de Horacio ("M ientras hablamos, huye
el tiempo envidioso. / Vive el día de hoy. Captúralo. / No fíes
del incierto m añana"). Así pues, ¿por qué Lorca le pide a Irene
que baile “ sobre lo ve rd e "? ¿Q u é función desempeña la natu­
raleza en el poema?

[g] Son innumerables los poetas que han recreado este tópico li­
terario; entre ellos cabe destacar a Ausonio, Juan de la Encina,
Jorge Manrique, Garcilaso de la Vega, Góngora, Juana de Ibar-
bourou, y, en nuestros días, Francisco Brines, Ricardo M olina o
Luis Alberto de Cuenca. Localiza algunos de los poemas sobre
el carpe diem de estos escritores, tráelos a clase y recítalos en
voz alta. Luego, entre todos, haced una votación para escoger
el que os haya gustado más.

[ 7 ] En el poema «Vals en las ramas» Lorca intenta imitar


el ritmo del vals. Señala y comenta qué recursos utili­
za para que este poema “ suene" de modo parecido a
un vals.

En «Vals en las ramas» aflora el mundo del subcons­


ciente. De ahí el recurso a imágenes irracionales y oní­
ricas. Señala algunas de estas imágenes y explica qué
emociones o sentimientos despiertan en ti.

[ 9] En su disco Omega, el cantaor flamenco Enrique Morente nos


ofrece una versión muy personal de este poema. Escúcha­
la y expresa una opinión razonada sobre esta versión cantada.
¿Crees que refleja bien el tono de «Vals en las ramas?

104
Dulces penas de amor

[T] El «Romance pascual de los pelegrinitos» cuenta la historia de


dos primos que viajan a Roma. ¿Con qué propósito acuden a la
ciudad santa? Una vez en Roma, ¿qué les preguntan y qué res­
ponden ellos? ¿En qué versos advertimos que la muchacha es
ingenua y muy atractiva?

[TI Este poema no responde al esquema métrico de los romances,


sino al de la seguidilla. ¿En qué consiste esta estrofa, que desde
antiguo se acompaña de música y danza?

[ 3] Lorca músico varios poemas populares, entre ellos el de los pe­


legrinitos. En internet puedes encontrar con facilidad las versio­
nes sobre este "rom ance" de La Argentinita, Estrella Moren-
te, Carmen Linares o Teresa Berganza. Escucha algunas de estas
versiones y di cuál de ellas te gusta más y por qué.

En «Serenata» Lorca nos muestra el ansia de amor de una mu­


chacha a través de una escena llena de sensualidad. ¿Q u é ac­
ciones lleva a cabo la noche? ¿C ó m o se ilumina la escena?
¿Q u é elementos del poema tienen una carga erótica y en qué
verso se refleja el deseo insatisfecho de la muchacha? ¿Cóm o
explicas la frase con que Lorca lo formula?

La bella muchacha que nos presenta «Arbolé, arbolé» recha­


za a varios pretendientes. ¿Quiénes son y adonde se dirigen?
¿D e qué colores van vestidos? ¿Cóm o reacciona ella ante sus
proposiciones? Finalmente, ¿con "q uién" decide quedar­
se la joven y qué color lo identifica? Los elementos de
a c t i v i d a d e s

la naturaleza en la poesía de Lorca son siempre muy simbólicos.


¿A qué árbol se refiere el poema y cuántos años puede vivir?
¿Q u é relación podría guardar ese árbol con la decisión final de
la muchacha?

|~6~1 Este poema es un romance cuya estructura está basada en una


serie de paralelismos y repeticiones. ¿Con qué versos empieza
y acaba «Arbolé, arbolé», y qué se consigue con ese recurso?
¿Q u é paralelismos adviertes entre la segunda y la pe­
núltima estrofas? Señala otros paralelismos y repeti­
ciones que determinan el desarrollo del romance.

[7] «Dos muchachas» está compuesto por dos poemas


que contrastan entre sí. En el primero de ellos, «La
Lola», ¿cóm o es la protagonista y en qué se ocupa?
Enumera los elementos de la naturaleza en los que es­
tá inmerso el personaje. ¿Q u é tienen en com ún? Por
otro lado, ¿en qué estación del año sucede la acción? ¿Q u é re­
lación tiene esa estación con el tema del poema y con la edad
de la Lola?

][] El segundo poema, «Amparo», ¿cómo es la protagonista y en


qué se ocupa? ¿Q u é simboliza el blanco de su vestido? Amparo
pertenece a una clase social muy diferente a la de la Lola. ¿C ó ­
mo contrastan los lugares en que cada una de ellas se encuen­
tra? ¿Q u é distintos pájaros aparecen en cada poema? ¿Po r qué
crees que Lorca escogió precisamente estas aves? ¿Q u é con­
traste, en fin, se produce entre el amor de una y otra mujer?

jT| La «Gacela del amor desesperado» plantea la necesidad de re­


encontrarse que sienten los amantes cuando están separados.
¿Q u é elementos personificados pretenden impedir su unión?
La voluntad de los enamorados, sin embargo, es inquebran­
table. ¿Q u é desagradables obstáculos habrán de salvar y
con qué imágenes se expresan? A pesar de todo, ¿se aca­
bará produciendo el encuentro de los amantes? ¿Q u é sig­
nificado simbólico tiene morir en los dos últimos versos?

106
a c t i v i d a d e s

Al igual que «Arbolé, arbolé», este poema tiene una estructura


perfecta basada en los paralelismos y las repeticiones. ¿Q u é lu­
gar ocupan las estrofas que presentan los dos impedimentos
para el reencuentro de los amantes? ¿ Y las cuatro
estrofas donde el poeta expresa el modo en que
los enamorados salvarán los obstáculos? ¿Cóm o
se redondea el poema?

«El poeta pide a su amor que le escriba» nos de­


muestra que el amor puede provocar los sentimientos
y emociones más dulces, pero también los más amar­
gos. ¿Q u é expresiones contrarias o antitéticas aparecen en el
soneto? Señala las alusiones y las imágenes relacionadas con
la muerte y la noche. ¿Q u é relación tienen con el ruego que el
poeta le hace a su am ado? En tu opinión, ¿por qué Lorca em ­
plea en el soneto expresiones que evocan versos o palabras de
San Juan de la Cruz, Santa Teresa o fray Luis de León? ¿Q u é ti­
po de amor expresaban estos poetas místicos?

El poem a anterior es uno de los denominados «Sonetos del


amor oscuro», una colección de sonetos que Lorca escribió en­
tre 1935 y 1936 y que no vieron la luz hasta muchos años des­
pués. Averigua quién era su destinatario. ¿Crees que el poe­
ta pudo vivir sus relaciones amorosas de forma abierta y libre?
¿Po r qué? ¿Q u é opinas tú sobre el hecho de que una persona
no pueda vivir su amor y su sexualidad con plena libertad?

En esta sección sobre el amor encontramos situaciones amoro­


sas diversas y otras que presentan alguna similitud entre sí. ¿En
qué poemas podríamos decir que triunfa el amor? ¿Q u é poe­
mas reflejan una relación amorosa que no está bien vista
por la sociedad? ¿En qué composiciones afloran la deses­
peración o la frustración? ¿En qué poemas se relacionan
el amor y la muerte?
Sufrimiento y deshumanización

|71 Como en otros poemas, Lorca recurre en «Balada interior» a


un juego infantil para mostrar precisamente la pérdida de la
inocencia propia de la infancia. ¿Q u é es lo que el poeta dice
haber perdido? ¿Cuál es su estado de ánimo en el momento de
componer el poema?

~2\ Lee el pasaje del Génesis (2-3) en el que se relata la expulsión


de Adán y Eva del Paraíso. ¿Po r qué crees que Lorca alude a
este pasaje bíblico? En tu caso, ¿crees haber perdido también el
"paraíso" de la infancia? ¿Po r qué? Si has experimentado esa
“ pérdida” , ¿fue traumática para ti? En tu opinión, ¿lo fue para
Lorca? Argumenta tus respuestas.

[ 3] La personificación de la naturaleza es uno de los recursos más


frecuentes en el Romancero gitano, famoso poemario de Lorca
al que pertenece «Preciosa y el aire». ¿Con qué rasgos
humanos se caracteriza al viento? ¿Q u é otro elemen­
to aparece personificado en el poema? ¿En qué ver­
sos interviene directamente Lorca en el romance y con
qué propósito? En el poema abundan las referen­
cias eróticas. Señálalas.

[4 ] La alusión al sendero de "laureles" por el que


camina Preciosa nos evoca el mito de Apolo y Dafne.
¿Q u é refiere este mito y en qué aspectos coincide con la
historia de «Preciosa y el aire»? ¿Q u é consigue Lorca al fusio­
nar en su romance elementos mitológicos y otros que pertene­
cen a la realidad cotidiana?

108
a c t i v i d a d e s

a En «La aurora» el poeta granadino nos presenta una visión ho­


rrenda y deshumanizada de la ciudad de Nueva York. Las imá­
genes que emplea parecen salidas de una pesadilla y muchas
veces no tienen lógica: son imágenes surrealistas como "h u ra­
cán de negras palomas" o "monedas en enjambres fu ­
riosos". ¿Po r qué son ilógicas esas expresiones? ¿Q u é
impresión te producen?

[6~1 En esta descripción de Nueva York la naturaleza está


ausente y las personas son víctimas del modo de vi
da propio de una gran ciudad con rascacielos. ¿Q u é le ocurre a
la luz de la aurora cuando trae el nuevo día? (vv. 1, 5, 9 y 17)
¿Sobre qué se sustenta la aurora? (v. 2) ¿Cóm o son las palomas
(v. 3), las aguas (v. 4) y los nardos (v. 8 )? ¿Cóm o están los ni­
ños y qué les ocurre? (vv. 11-12) ¿Q u é comprenden las perso­
nas al salir de sus casas? (vv. 13-14)

[7] Según Lorca, la organización social y el capitalismo oprimen a


los seres humanos. ¿Q u é visión nos ofrece el poeta del dine­
ro (vv. 11-12), las leyes (v. 15), el trabajo (v. 16) y la ciencia (v.
18)? ¿Compartes esta crítica o piensas que Lorca tiene la visión
subjetiva de alguien acostumbrado al contacto con la naturale­
za que llega a Nueva York en plena crisis de 1929?

|~8~l En otros poemas de Poeta en Nueva York, el libro que compo­


ne durante su estancia en esta ciudad, insiste en la denuncia de
la deshumanización de la vida y en la necesidad de estar alerta.
¿Con qué imágenes y elementos de pesadilla construye Lorca
su visión negativa de la metrópolis en las dos primeras estrofas
de «Ciudad sin sueño»? Sin embargo, en las estrofas cuarta y
quinta se vislumbra una esperanza a tanto dolor. ¿En qué con­
siste esta esperanza? ¿Po r qué hay que estar “ alerta" y no
cerrar los ojos ante la horrible realidad descrita?

[ 9] La imagen que el poeta granadino ofrece de la vida en


Nueva York ¿sigue vigente? ¿En qué sentido? ¿Crees
que la vida en una población rural es más humanizada

109
a c t i v i d a d e s

que en la ciudad? ¿D ónde preferirías vivir tú, en la ciudad o en


el campo? Argumenta tus respuestas.

Rol La medida de los versos, así como su disposición y ritmo, son


muy diferentes en estos poemas a los que observamos en su
poesía de tipo popular. ¿Crees que esta elección es adecua­
da al tema que trata? ¿Po r qué? ¿Con qué repeticiones y cons­
trucciones paralelísticas nos transmite Lorca la sensación de an ­
gustia? ¿Q u é imágenes surrealistas del poema te han cautivado
más?

110
Voces de muerte

\J] En el «Romance de la luna, luna», Lorca nos habla de un ni­


ño gitano que está solo en la fragua y queda deslumbrado por
la belleza de la luna. ¿Q u é simboliza la luna? ¿Cóm o intenta el
astro seducir al niño? ¿Se siente el niño atraído por ella? Qué
rasgos caracterizan a esta bailarina? ¿Cóm o intenta el niño re­
chazarla? ¿Q u é alusiones del poema anticipan su trágico final?

[ 2] En esta composición, Lorca emplea recursos propios del ro­


mancero tradicional pero maneja también metáforas muy mo­
dernas, plásticas y expresivas. ¿Q u é efecto consigue con la re­
duplicación y la alternancia de tiempos verbales? ¿C o n qué
metáforas se refiere a los senos de la luna, a su luz, al llano por
donde el jinete se acerca y a los gitanos? ¿Q u é efecto consigue
Lorca con la dramatización del romance?

[ 3] En muchos de sus poemas, Lorca prefiere crear una atmósfera


de misterio a contar una historia con un argumento y unos per­
sonajes concretos y definidos. Es lo que ocurre en «Canción de
jinete», donde apenas sabemos qué ha sucedido. ¿Q u é le pre­
gunta el poeta al caballo? ¿Q u é palabras del romance relacio­
narías con la muerte?

[ 4 J En «Canción de jinete», la naturaleza y otros objetos adquieren


rasgos de seres vivos y participan del trágico suceso. ¿Q u é ele­
mentos del romance aparecen personificados? ¿Q u é
cualidades se les atribuyen? ¿Crees que el poema
te seduciría más si se dieran más explicaciones
sobre lo sucedido? Razona tu respuesta.

111
a c t i v i d a d e s

J5J En «Sorpresa» la muerte adquiere, como en la soleá o la sigui-


riya del cante flamenco, un desolado dramatismo. El motivo
de este breve pero intenso poema es el asesinato en la calle y
en plena madrugada de una persona que nadie conoce. ¿Q u é
elementos acentúan el dramatismo de esta muerte? ¿Po r qué
crees que se titula «Sorpresa»?

jf] También en el famoso «Romance sonámbulo» se nos


cuenta una trágica historia de modo fragmentario. A
través del diálogo que mantienen los dos compadres,
¿qué deducimos que se narra en el poema?

0 ¿Po r qué crees que Lorca califica de sonámbulo a este ro­


mance? ¿Q u é efecto produce la obsesiva repetición del ad­
jetivo verde? Comenta las imágenes empleadas en los versos
que van desde "Grandes estrellas de escarcha" hasta "eriza
sus pitas agrias", así como la de los dos siguientes versos: “ Mil
panderos de cristal / herían la madrugada".

1F] La muerte del torero Ignacio Sánchez Mejías inspiró a Lorca su


famoso «Llanto», una conmovedora elegía en la que el poeta
expresa su dolor por la cogida y la muerte de su amigo, a la vez
que describe su terrible agonía y elogia las virtudes y los valores
del torero. ¿Q u é consigue el poeta con la repetición insistente
de la hora de la cogida? ¿Q u é hechos concentra en estas "te ­
rribles cinco de la tarde", como si todo sucediera simultánea­
mente? ¿Q u é propósito tenía Lorca al obrar de ese modo?

Í9~l Lee las cuatro partes del «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías» y
prepara una escenificación a varias voces que puede ir acompa­
ñada con música y danza.

ñol El libro postumo de Lorca Diván del Tamarit está compuesto


por una primera sección de 12 gacelas (poema de origen orien­
tal y de asunto amoroso) y una segunda de 9 casidas (cuya te­
mática suele ser la nostalgia y la pérdida). El poemario de Lorca
es un homenaje a la poesía arábigo-andaluza y en él trata del

112
a c t i v i d a d e s

amor y la muerte, dos asuntos íntimamente unidos para el poe­


ta granadino. Ese es el caso de la «Casida de las palomas os­
curas», la última composición del libro. Para evidenciar ese
vínculo entre amor-vida y muerte, ¿qué elementos opues­
tos funde Lorca a lo largo del poema? Repara también en
el color de las águilas y el de las palomas: ¿de qué color
suelen ser en realidad cada una de estas aves? No obstan­
te, ¿cóm o aparecen descritas las palomas en el antepenúl­
timo verso? ¿Po r qué? Por otra parte, ¿qué sentido pode­
mos atribuir al reiterado verso de "L a una era la o tra "? ¿Y
a los versos en que afirma que "la muchacha era ningu­
na" y que "las dos eran ninguna"?

[Til El amor de que trata Lorca en esta casida — y en el resto de es­


te poemario o diván— es de carácter homosexual y está con­
denado al fracaso, a la muerte, porque es un amor frustra­
do. Esa idea la apunta en el verso donde menciona el lugar por
donde vuelan las palomas oscuras, "las ramas del laurel", un
árbol que nos remite al mito de Apolo y Dafne. Como hemos
visto en una actividad anterior, ¿por qué este mito simboliza la
frustración amorosa?

[12] El breve poema «Despedida» fue escrito hacia 1927 cuando


nada hacía presagiar el trágico final del poeta en 1936. Aunque
la muerte está presente en toda la obra de Lorca, este hecho
dota al poema de un hondo patetismo. ¿Cóm o murió el poeta
y dónde está enterrado? En «Despedida», ¿por qué desea Lor­
ca que, cuando él muera, dejen el "balcón abierto"?

113
CUCAIS! A

1. Oscar Wilde 8 . Cornell Woolrich


El Gigante egoísta El ojo de cristal
y otros cuentos Charlie saldrá esta noche
Ilustraciones de P. J. Lynch Ilustraciones de Tha

2. Steven Zorn 9. Varios autores


Relatos de fantasmas La rosa de los vientos
Antología poética
Ilustraciones de John Bradley
Ilustraciones de Jesús Gabán
3. William Irish
10. L. FrankBaum
Aprendiz de detective
El mago de Oz
Un robo m uy costoso
Adaptación de Germán Vives
Ilustraciones de Rubén Pellejero
Ilustraciones de Robert Ingpen
4. Edith Nesbit
11. Reiner Zimnik
Melisenda
Los tambores
Ilustraciones de P. J. Lynch
Ilustraciones de Reiner Z im n ik
5. Isaac Asim ov 12. Mary Hoffman
Amigos robots Un tirón de la cola
Ilustraciones de D. Shannon Ilustraciones de Jan Ormerod

6 . Martin Waddell 13. Anónim o


La Biblia. Historias El jorobado y otros cuentos
del Antiguo Testamento de «Las mil y una noches»
Ilustraciones de G. Patterson Versión de Brian Alderson
Ilustraciones de M . Foreman
7. Varios autores
Arroyo claro, fuente serena. 14. Rudyard Kipling
Antología lírica infantil Las aventuras de Mowgli
Ilustraciones de C. Ranucci Ilustraciones de Inga Moore
15. Horacio Quiroga 24. Hugh Lupton
Anaconda La voz de los sueños
y otros cuentos de la selva y otros cuentos prodigiosos

Ilustraciones de A. Domínguez Ilustraciones de Niamh Sharkey

16. Hans Christian Andersen 25. Charles Dickens


Cuento de Navidad
La Reina de las Nieves
Adaptación de P. Antón Pascual
Ilustraciones de P. J. Lynch
Ilustraciones de C. Birmingham
17. Varios autores
26. Horacio Quiroga
La Bella y la Bestia
y otros cuentos maravillosos El devorador de hombres

Ilustraciones de P. J. Lynch Ilustraciones de François Roca

18. Charles Perrault 27. Steven Zorn


Relatos de monstruos
Riquete el del Copete
Ilustraciones de Jean Claverie Ilustraciones de John Bradley
28. Rudyard Kipling
19. Anónimo
Los perros rojos
Simbad el marino
El ankus del rey
Adaptación de Agustín Sánchez
Ilustraciones de Francisco Solé
Ilustraciones de Amélie Veaux
29. Miguel de Cervantes
20. Daniel Defoe
Don Quijote
Robinson Crusoe
Adaptación de Agustín Sánchez
Adaptación de Eduardo Alonso
Ilustraciones de Svetlin
Ilustraciones de Robert Ingpen
30. Brendan Behan
21. Eduardo Soler El príncipe y el gigante
Atina y adivina Ilustraciones de P. J. Lynch
Ilustraciones de N. López Vigil
31. H. C. Andersen
22. Victor Hugo El ruiseñor
El jorobado de Notre Dame y otros cuentos
Adaptación de Miguel Tristan Ilustraciones de C. Birmingham
Ilustraciones de A. Urdíales 32. Juan Ramón Jiménez
23. Jerry Pinkney Estampas de Platero y yo
Fábulas de Esopo Selección de J.R. Torregrosa
Ilustraciones de Jerry Pinkney Ilustraciones de Jesús Gabán
33. G. A. Bürger 41. JulesVerne
Las aventuras del barón Miguel Strogoff
de Munchausen Adaptación de J.M. Pérez Zúñiga
Adaptación de Eduardo Murías Ilustraciones de Javier Serrano
Ilustraciones de Svetlin
42. Joanot Martorell
34. Jonathan Swift Tirante el Blanco
Los viajes de Gulliver Adaptación de Ismael Torres
Adaptación de Martin Jenkins Ilustraciones de Jesiís Gabán
Ilustraciones de Chris Riddell
43. Colin McNaughton
35. Charles Dickens
Jolly Roger
Oliver Twist
Ilustraciones de C. McNaughton
Adaptación de Pablo Antón
Ilustraciones de C. Birmingham 44. Maria Angelidou
Mitos griegos
36. Juan Ramón Jiménez
Ilustraciones de Svetlin
El iris mágico.
Antología lírica 45. Cario Collodi
Selección de }. R. Torregrosa Pinocho
Ilustraciones de Jesús Gabán Adaptación de Agustín Sánchez
37. M ino Milani Ilustraciones de Robert Ingpen
Un ángel, probablemente 46. Charles Dickens
Ilustraciones de G. De Conno Historia de dos ciudades
38. Rudyard Kipling Adaptación de J.R. Torregrosa
Kim Ilustraciones de Víctor Ambrus
Adaptación de Eduardo Alonso
47. Miguel Hernández
Ilustraciones de F. Solé y F. del Amo
Corazón alado.
39. Agustín Sánchez Aguilar Antología poética
La leyenda del Cid Selección de J. R. Torregrosa
Ilustraciones de Jesús Gabán Ilustraciones de Jesús Gabán

40. Walter Scott 48. J.M. Barrie


Ivanhoe Peter Pan
Adaptación de Manuel Broncano Adaptación de Agustín Sánchez
Ilustraciones de John Rush Ilustraciones de Robert Ingpen
49. Robert L. Stevenson 58. José María Merino
La isla del tesoro El oro de los sueños
Adaptación de Francisco Antón Ilustraciones de Jesús Gabán
Ilustraciones de Robert Ingpen
59. Jesús Ballaz
50. Sonya Hartnett La laguna de oro y otras
El burrito de plata leyendas de Am érica Latina
Ilustraciones de Laura Carlin Ilustraciones de Jesús Gabán
51. Peninnah Schram 60. Charles Dickens
El rey de los mendigos Grandes esperanzas
y otros cuentos hebreos Adaptación de J.M. Pérez Zúñiga
Ilustraciones de G. De Conno Ilustraciones de I. Ghiuselev
52. Arthur Conan Doyle
61. Gabriel García Márquez
El misterio de los bailarines
Relato de un náufrago
Lucero de Plata
Ilustraciones de G. De Conno
Ilustraciones de Tha
62. Robert Swindells
53. Hans Christian Andersen
Mitos y leyendas
La sirenita
del Antiguo Egipto
Ilustraciones de C. Birmingham
Ilustraciones de S. Lambert
54. Mark Twain
63. Arthur Conan Doyle
Tom Sawyer
El hombre del labio torcido
Adaptación de J.M. Pérez Zúñiga
El carbunclo azul
Ilustraciones de Robert Ingpen
Ilustraciones de Tha
55. Francés Hodgson Burnett
El jardín secreto 64. R. L. Stevenson
Adaptación de Rebeca Martín El diablo de la botella

Ilustraciones de Inga Moore El ladrón de cadáveres


Ilustraciones de G. De Conno
56. Reinhardt Jung
El libro de los relatos perdidos 65. Vicente Blasco Ibáñez
de Bambert Cuentos escogidos
Ilustraciones de Emma C. Clark Ilustraciones de Francisco Solé

57. Ted Hughes 66. Martin Baltscheit


El Hombre de Hierro Solo un día
Ilustraciones de Laura Carlin Ilustraciones de Jesús Gabán
67. Ulrich Hub 74. Mary Joslin
En el Arca a las ocho Cuentos sabios
Ilustraciones de Jórg M ühle Ilustraciones de Christina Balit

68. Catherine Gendrin 75. L. Frescura y M. Tomatis


Cuentos del olivo Massimo no tiene arreglo

Ilustraciones de Judith Gueyfier Ilustraciones de Eugenia Á talos

76. Federico García Lorca


69. Jules Verne
Rumor de verde luna.
Veinte mil leguas
Antología poética
de viaje submarino
Selección y notas de
Adaptación de E. Alonso
Juan Ram ón Torregrosa
Ilustraciones de Tha y Pablo Antón
70. Martin Baltscheit Ilustraciones de Alfonso Ruano
El oso y la corneja
77. Dick King-Smith
Ilustraciones de Wiebke Rauers
Babe, el cerdito valiente
71. Jules Verne Ilustraciones de M ary Rayner
Viaje al centro de la Tierra
78. Anna Sewell
Adaptación de Eduardo Alonso Belleza Negra
Ilustraciones de I. Ghiuselev
Adaptación de J. M. Pérez Zúñiga
73. Kenneth Grahame Ilustraciones de C. Birm ingham
El dragón bondadoso
Ilustraciones de Inga Moore

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