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“Año del Bicentenario de la consolidación de nuestra

Independencia, y de la conmemoración de las heroicas batallas de


Junín y Ayacucho”.

ALUMNO: ENRIQUE SANTIAGO SIGUAS RAMIREZ

ASIGNATURA: PSICOLOGÍA GENERAL

DOCENTE: ALANA CALDERÓN HUARMIYURI

CICLO: I

CARRERA: EDUCACIÓN FÍSICA

TEMA: BASES BIOLÓGICAS DE LA CONDUCTA HUMANA


EL CEREBRO: FUNCIONES
LA NEUROCIENCIA

Iquitos – Perú

2024
Bases biológicas de la conducta y el
comportamiento humano
Las bases biológicas de la conducta y el comportamiento humano tienen un papel
crucial para entender por qué somos como somos. Estudiar psicología te proporcionará
los conocimientos necesarios para comprender estas bases y saber cómo aplicarlas.

¿Qué son las bases biológicas de la conducta y el comportamiento?

Las bases biológicas de la conducta aúnan el saber de dos disciplinas. En primer


lugar, toman como base la biología y las actitudes de supervivencia del reino animal. El
segundo elemento relevante es la psicología, más adaptada a la realidad de los seres
humanos y su forma de actuar.

Los objetivos de estas bases son establecer (o no) relaciones de determinación entre
nuestra naturaleza y las formas de actuar en solitario o en sociedad. Ámbitos como
el emprendimiento o las relaciones sociales se pueden analizar mejor. Lo que sí es
importante señalar es que, en estos casos, el análisis que se busca es global. Por lo
tanto, e indudablemente, habrá numerosas generalizaciones.

Este es un punto importante, y es que lo que se busca es realizar medias estadísticas. No


se trata de analizar caso por caso la psicopatología sino, más bien, de entender por qué
actuamos de determinada manera. Y esto sirve para los contextos que consideramos
sanos, pero, también, para los patológicos.

Principales ejes biológicos de nuestra conducta

Lo cierto es que los condicionantes biológicos son varios y, dependiendo de la persona,


uno u otro tendrá más peso. Aunque el organismo humano es una máquina casi perfecta,
lo cierto es que no siempre funciona igual y, por ello, hay variaciones en función de
cada individuo. Es ahí donde gana importancia la generalización como pauta.

Hay que señalar, además, que suele existir una interrelación entre las diferentes
vertientes. Los tres principales ejes biológicos que condicionan nuestras actitudes y
comportamiento son el sistema nervioso, el sistema endocrino y la genética. También
hay que recordar que hay evolución en los comportamientos a lo largo de la vida.

El sistema nervioso

La configuración cerebral y el funcionamiento del sistema nervioso son elementos


fundamentales para entender nuestras acciones. No en vano, los miles de millones de
neuronas de nuestro cerebro accionan nuestros comportamientos, aunque luego puedan
estar influidos por otros factores.

La disciplina encargada de estudiar los factores del sistema nervioso con nuestras
acciones es la neurociencia. Eso sí, hay que tener en cuenta las diferencias entre el
sistema nervioso infantil, adulto y los problemas que puedan aparecer por
enfermedades.
Es indudable que las alteraciones o problemas que podamos tener influyen en el
comportamiento. Ahora bien, la actuación del sistema nervioso es, fundamentalmente,
adaptativa.

La gran diferencia del homo sapiens, con respecto a otras especies, está en esa
capacidad de decisión racional. Por lo tanto, la arquitectura de nuestro cerebro
influye, y lo hace decisivamente, en nuestras conductas y comportamiento.

El sistema endocrino

Un elemento que influye, también, en el comportamiento humano, es el sistema


endocrino.

¿Qué es el sistema endocrino?

Cuando hablamos de sistema endocrino, nos referimos al conjunto de glándulas que


segregan hormonas, imprescindibles para la homeostasis.

¿Cómo funciona el sistema endocrino?

El sistema endocrino funciona liberando hormonas, estimulando o inhibiendo


procesos químicos, según las necesidades que tenga el organismo. Por esa razón, es tan
importante que funcione correctamente.

La segregación de hormonas, de la que es responsable el sistema endocrino, también


genera o predispone a determinadas actitudes. Es importante señalar que, en función de
las hormonas que se segreguen, estos cambios serán más o menos permanentes.

Un ejemplo paradigmático es el de la libido. Otras conductas puntuales, generadas


también por la secreción de hormonas, son la mayor o menor pasividad, generadas a su
vez por las neuronas del cerebro. Las depresiones, o la predisposición a las mismas,
tienen mucho que ver con estos mecanismos.

En definitiva, el sistema endocrino puede influir de muchas maneras en cómo nos


comportamos. Esta es la razón por la que convendrá conocer su funcionamiento e
interrelación con otras zonas del organismo.

La genética

La genética ya se ha sugerido, históricamente, como factor que determinaba


conductas de padres e hijos. Sin embargo, es importante señalar que la socialización y
la cultura tienen un peso decisivo.

Dicho esto, hay que señalar que el descubrimiento del genoma humano en 2000 ha
permitido afinar los estudios. Hoy sí, se puede determinar que, al igual que en
determinadas enfermedades, la herencia genética puede influir en los
comportamientos.

Ahora bien, los estudios actuales van mucho más allá de la herencia genética, también
denominada epigenética. Hoy se trata de comprobar también, sin más, qué genes
pueden influir más o menos en determinadas actitudes o predisposiciones. Si las
alteraciones genéticas influyen en las enfermedades, también lo hacen en nuestros
comportamientos.

El estudio, pues, de la genética, tiene una importancia capital en todo lo relacionado con
la conducta.

¿Cómo integrar este saber práctico?

Los análisis deberían ser multidisciplinares para que sean efectivos. Esto es, que este
grupo de factores deben estudiarse en conjunto para tener respuestas completas.

Por ejemplo, hay condicionantes genéticos que, a su vez, influirán en comportamientos


del sistema nervioso y endocrino. Esto hace que un análisis por separado resulte poco
útil y nada realista. Tomar en conjunto todas estas disciplinas permitirá entender mejor
las pautas de conducta. No ha de extrañar, pues, que en los estudios de Psicología se le
dé una importancia creciente a esta cuestión.

Es importante señalar, sin embargo, que, aunque los condicionantes biológicos pesan, el
factor ambiental también lo hace. Esto es, que dónde vivimos influye, y mucho. Otros
elementos, como la procedencia social, también serán determinantes.

Los descubrimientos científicos de las últimas décadas han arrojado luz a cuestiones
que, en el pasado, solo eran especulativas o intuitivas. Entender que, como especie,
tenemos unos condicionantes biológicos al igual que otros mamíferos abre la puerta a
una comprensión mejor en varios ámbitos.

El conocimiento de las bases biológicas de la conducta es vital para diversas ciencias.


Es por ello que, en los estudios de psicología, pasa a ser una materia de estudio central.
Funciones del cerebro
El cerebro controla la respiración, la frecuencia cardíaca, la digestión, la temperatura,
los cinco sentidos y el movimiento. El cerebro también permite pensar, comunicar,
manejar las emociones y formar opiniones. También tiene muchas otras funciones
cruciales.

Funciones de cada zona del cerebro

Cada parte del cerebro tiene una función diferente:

 La parte frontal del cerebro es el centro de las emociones, la inteligencia y el


razonamiento. Es la zona que determina gran parte de su personalidad. Los
recuerdos se almacenan principalmente en ambos lóbulos temporales.
 El lado derecho de su cerebro controla los músculos y la sensibilidad del lado
izquierdo del cuerpo. El lado derecho también dirige la capacidad de resolución
de problemas y las facultades espaciales, por ejemplo, la capacidad de apreciar
la distancia y reconocer rostros. Controla muchas actividades artísticas y de
imaginación.
 El lado izquierdo de su cerebro controla los músculos y la sensibilidad del lado
derecho del cuerpo. También controla la mayoría de las habilidades verbales y
del lenguaje.
 El tallo (o tronco) encefálico controla las funciones básicas del organismo, como
la respiración, la circulación de la sangre y la deglución (tragar) de alimentos.
También controla el movimiento y los sentidos de los músculos de los ojos, el
rostro, la cabeza y el cuello. Esto incluye tragar, sentir sabores y escuchar.
 La parte posterior del cerebro (lóbulos occipitales) controla el sentido de la vista.
 El cerebelo es la parte del cerebro ubicada justo debajo de la corteza visual.
Controla la coordinación y ayuda con el equilibrio y el movimiento.
Se podría decir que el cerebro humano es uno de los órganos más complejos del cuerpo
humano, a la vez que aún la más desconocida. Se trata de un órgano que pertenece a
nuestro sistema nervioso, un sistema (como el reproductivo o el digestivo) más
complejo todavía. Además, de las partes del cerebro dentro de este órgano hay mil
millones de neuronas, las cuales, gracias a sus conexiones, nos dan la capacidad de
razonar, experimentar emociones o comprender. Es el órgano a través del cual
percibimos la realidad de forma única y que se encarga de otras muchas funciones
como la de hacer que otros órganos funcionen.

Son muchas las incógnitas que en ciencia nos quedan por descubrir de este
interesantísimo órgano. También, son muchas las patologías que surgen si una o varias
de sus estructuras no funcionan correctamente. Además, la clasificación de sus partes
tampoco es fácil. En este artículo trataremos de nombrar lo más estructuradamente
posible las partes del cerebro. Más adelante, explicaremos cuáles son sus funciones. No
es que cada parte tenga una función exacta, sino que se complementan unas estructuras
con otras.

¿Qué es y cómo se dividen las partes del cerebro?

El cerebro forma parte de Sistema Nervioso y dentro de él nos encontramos con el


encéfalo que, a su vez, se compone de tres partes principales: el cerebro, el cerebelo y
el tallo cerebral. En este artículo solo hablaremos de las partes del cerebro y sus
funciones.

El cerebro adulto pesa alrededor de 1,5 kg (con lo que supone solo el 2% de nuestro
peso corporal) y, para que esté protegido se encuentra dentro del cráneo rodeado por el
líquido cefalorraquídeo. Otros datos interesantes es que es 78% agua, 10% grasa y un
8% de proteína. Así, se encarga de percibir y procesar estímulos y generar respuestas a
ellos.

A continuación, señalamos y describimos brevemente las estructuras que componen el


cerebro. Podemos dividir el cerebro en dos hemisferios (el izquierdo y el derecho) y
luego, cada hemisferio está compuesto por los cuatro lóbulos cerebrales que lo
componen (el prefrontal, el temporal, el occipital y el parietal). Otras estructuras
interesantes, que se encuentran dentro del cerebro y de sus lóbulos, y de las que se
ayuda el cerebro para cumplir cada una de sus funciones son: la corteza cerebral, los
ganglios basales, el sistema límbico, el hipotálamo, el tálamo, el hipocampo y la
amígdala. En el siguiente apartado, te explicamos qué funciones y de qué se encargan
cada una de estas partes del cerebro.

Partes del cerebro y sus funciones

A continuación describiré las partes del cerebro:

1. Hemisferios

En teoría, el hemisferio izquierdo se encarga más concretamente del razonamiento, el


lenguaje y habilidades matemáticas y resolución de problemas. Si se daña alguna
zona de esta región, la persona puede ver afectado su lenguaje como escribir, expresarse
o comprender el lenguaje.
Por otro lado, se piensa que el hemisferio derecho es el encargado de la parte más
emocional, entender la música y el arte y la expresión no verbal. Esto se traduce en
el reconocimiento de cara, de melodías, las voces, o de procesar los recuerdos y
pensamientos en imágenes.

No obstante, ambos hemisferios trabajan en equipo, es decir, de forma conjunta, a través


de otra estructura que se denomina cuerpo calloso.

2. Lóbulos

Hasta donde ser ha estudiado, cada lóbulo cumple unas funciones específicas:

El lóbulo frontal está encargado de controlar el movimiento de todo el cuerpo, también


del movimiento ocular y de articular el habla, así como procesar la atención y la
memoria del trabajo. Lesiones en este lóbulo podrían provocar afasias o aprosodias,
según la zona dañada. Además, este lóbulo también tiene que ver con la personalidad y
el comportamiento.

Seguido del frontal, encontramos el lóbulo parietal. Este lóbulo asume las funciones
del procesamiento de las sensaciones corporales, así como de identificar objetos a
través del tacto y también tiene que ver con la atención. Lesiones en esta parte del
cerebro podrían derivar en síndrome de heminegligencia o también es el “culpable”
del síndrome del miembro fantasma cuando hay alguna extremidad amputada.

El lóbulo temporal lo podemos localizar cerca de las orejas y se ocupa del sentido del
oído, del procesamiento del sonido, así como del lenguaje hablado, procesar e
integrar la información recibida a través de este sentido. Por lo tanto, sus lesiones
derivan en afasias auditivas (ej.: afasia de Wernike) o sorderas corticales.

Por último, el lóbulo occipital, que se encuentra en la parte posterior del cráneo. El
occipital es el responsable de recibir la información visual y procesarla. Por lo que, a
su vez, sus lesiones serían responsables de cegueras y agnosias visuales (ej.:
prosopagnosia, anosognosia, etc.).

3. Corteza cerebral

Es la capa que recubre el resto de las partes del cerebro. Son esos pliegues que se
visualizan cuando vemos la imagen externa de este órgano. Básicamente, se encarga de
los estímulos que llegan de las estructuras más profundas e integrarlos para
realizar procesos complejos.

4. Ganglios basales

Ubicados debajo de la corteza cerebral, son pequeñas estructuras que lo que hacen es
realizar movimientos complejos que ya han sido aprendidos, es decir, movimientos
automáticos como escribir o andar. Dichas estructuras son el putamen, el núcleo
caudado y el globo pálido.
5. Sistema límbico

Esta es una de las estructuras más interesantes porque tiene que ver con las
recompensas y el placer. Además, es de las partes del cerebro más antiguas, ya que
permite la supervivencia. También se relaciona con las emociones y el sueño. Tiene
que ver igualmente con la adquisición de adicciones.

6. Hipocampo

Se encuentra en el lóbulo temporal y es el encargado de funciones cognitivas como la


memoria y el aprendizaje.

7. Tálamo

Integra los estímulos que percibimos del exterior a través de los órganos de los
sentidos (piel, ojos, oídos, lengua y nariz) para enviarlos a estructuras superiores. Es,
básicamente, una vía para recibir muchas señales sensoriales.

8. Hipotálamo

El hipotálamo se trata de una estructura independiente, siendo el centro de control de


la homeostasis o proceso por el cual nuestro cuerpo se regula internamente para
encontrar el equilibrio fisiológico. Por lo tanto, controla la temperatura corporal, la
ingesta y los líquidos corporales. Se relaciona con todas las funciones viscerales y
endocrinas, siendo uno de los centros más importantes en la producción de hormonas.

9. Amígdala

Forma parte del sistema límbico y se encuentra en cada uno de los lóbulos temporales.
Tiene que ver con reacciones emocionales y, por tanto, de supervivencia, además de
estar relacionada con la memoria emocional y la ansiedad.

Conclusiones

Lo cierto es que existe más incógnitas sobre las partes del cerebro y sus funciones
que certezas. Por eso, es tan importante la investigación del Sistema Nervioso, en
general, y de las patologías relacionadas con la neurología, la neurofisiología o con las
psicología y la psiquiatría. El cerebro es quien manda y si algo ahí dentro no funciona
correctamente, aparecen anomalías.

Las funciones de las partes del cerebro, o al menos, muchas de ellas, se saben por los
avances en neuroimagen y distintas lesiones cerebrales y las patologías que se han
desarrollado a partir de ellas. Es muy famoso el caso de Phineas Cage. Este hombre
tuvo un accidente laboral en el que una barra de metal le atravesó la cabeza. La zona
dañada fue el lóbulo frontal. Parece un milagro pero Cage no solo sobrevivió sino que
recuperó ciertas funciones. Sin embargo, una secuela importante que el accidente le dejó
es que su personalidad cambió por completo: la paciencia brillaba por su ausencia y se
volvió una persona muy impulsiva y fácil de irritar. Es un caso muy estudiado porque se
demostró que cambios en las partes del cerebro producen modificaciones en las
funciones cognitivas y, también, en la manera de ser y comportarse, lo cual nos
lleva a hacernos muchísimas más preguntas y a darnos cuenta de lo desconocido que es,
en realidad, el cerebro humano.

¿Qué es la neurociencia y cuál es su


importancia?
¿Te has preguntado cómo funciona tu mente? Va más allá del cerebro y esta disciplina
tiene mucho qué enseñarnos

Durante la segunda mitad del siglo XIX se publicó un libro cuyo protagonista, el
príncipe Myshkin, tenía epilepsia; por aquellos años, la neurología aún no tenía un
tratamiento efectivo para esta enfermedad y en la novela, este personaje, aún siendo de
una acaudalada familia rusa, creció alejado de sus padres y hermanos en una casa de
reposo en Suiza y no pudo recibir una educación formal, tuvo un tutor. Dicha obra,
escrita entre 1868 y 1869, se llama El Idiota y su autor es Fiódor Dostoyevski.

El escritor ruso, uno de los más influyentes en la literatura universal, fue diagnosticado
a los 25 años con epilepsia y en siete de sus obras - incluída la famosa Los hermanos
Karamázov - describió, no sólo las dificultades que enfrentaban las personas con este
diagnóstico, sino también cuál era la sensación a nivel físico que las y los pacientes
tenían antes de una crisis y cómo se sentían después de haberla presentado.

Fue hasta 1873, cuando John Hungling Jackson, considerado el padre de la neurología
británica y de la epileptología moderna, definió a la enfermedad como “una descarga
súbita, rápida y excesiva de células cerebrales” y comenzó una nueva era en la
comprensión de la epilepsia, la cual avanzó en el siglo XX, con la llegada de los
primeros tratamientos con fármacos, en 1912, y con la aparición de estudios médicos
como el primer encefalograma, en 1929.
Los párrafos anteriores nos dejan ver que el estudio del cerebro, el sistema nervioso, la
conducta y los padecimientos mentales tomaron relevancia en el siglo XIX y se fueron
consolidando durante el siglo XX, cuando el desarrollo de nuevas tecnologías (como los
encefalogramas, tomografías o electroencefalogramas) permitieron una mayor
comprensión de campos del conocimiento como la neurología, la psiquiatría y la
psicología.

¿En qué momento surge la neurociencia?

A lo largo del siglo pasado, los padecimientos médicos relacionados con la neurología y
el comportamiento humano se volvieron asuntos de salud pública, tomando en cuenta
que después de la Primera y Segunda Guerra Mundial, millones de personas sufrieron
daños físicos y mentales que implicaron el desarrollo de nuevas técnicas de
rehabilitación, lo que promovió avances en el campo de la medicina.

Sin embargo, en la comprensión del sistema nervioso, el cerebro y los patrones de


conducta, además de la medicina, intervinieron disciplinas como la biología, la
fisiología, la neurobiología y la psicología. Aunque esta colaboración entre diversas
áreas del conocimiento ya sucedía, durante los años 60 el Massachusetts Institute of
Technology (MIT) de Estados Unidos promovió el Neuroscience Research Program,
cuya finalidad era conectar a académicas y académicos de universidades de todo el
mundo implicados en estas líneas de investigación.

Y aunque formalmente, es hasta la segunda mitad del siglo XX cuando la neurociencia


se establece como una disciplina, sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX,
cuando Wilhelm von Waldeyer-Hartz, un profesor de anatomía y patología alemán,
acuñó el término “neurona” para describir a un tipo de célula que representa la unidad
estructural y funcional del sistema nervioso, la cual transmite información a través de
impulsos nerviosos, químicos y eléctricos, desde un lugar del cuerpo hacia otro.

Sin embargo, quien es considerado uno de los pilares de la neurociencia moderna es el


español Santiago Ramón y Cajal, ganador del Premio Nobel de Medicina en 1906, junto
al italiano Camillo Golgi, por su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso. Su
libro La textura del sistema nervioso del hombre y los vertebrados, continúa siendo -a
más de cien años de su publicación- una de las obras de neurociencia más citadas del
mundo.
¿Cuál fue la aportación de Santiago Ramón y Cajal que lo convierte en uno de los
“padres” de la neurociencia? Aquí vale la pena mencionar que, además de sus
conocimientos médicos, era un diestro dibujante y fotógrafo, lo cual le permitió
documentar su trabajo con ilustraciones e imágenes que robustecieron su teoría sobre la
“doctrina de la neurona”.

El médico español aprendió en 1887 la tinción desarrollada por el italiano Gamillo


Golgi, la cual coloreaba las células cerebrales y permitía ver a detalle las neuronas, las
cuales comenzó a estudiar como unidades individuales que se comunicaban con otras,
enviando y recibiendo información, lo cual fue relevante en la comprensión de los
procesos cerebrales.

¿Cuál es la importancia de la neurociencia?

Ha pasado más de un siglo desde que Cajal estableció las bases de la neurociencia y más
de cinco décadas desde que nació formalmente como una rama interdisciplinaria del
conocimiento; desde entonces, una mejor comprensión, no sólo del funcionamiento del
cerebro, sino del sistema nervioso y los procesos relacionados con la mente, han
permitido avances en la neurología, la psiquiatría, la psicología e incluso en la
educación.

Por ejemplo, entender qué áreas del cerebro y del sistema nervioso participan en la
movilidad, la visión, el habla y los procesos de aprendizaje, permite a las y los
investigadores encontrar nuevos fármacos o desarrollar métodos de rehabilitación para
personas que han sufrido Eventos Vascular Cerebrales (EVC), tienen trastornos del
neurodesarrollo o enfermedades mentales.
La neurociencia también puede ayudar a las y los científicos a entender mejor las
funciones cognitivas, los patrones de comportamiento y la manera en la que el sistema
nervioso se relaciona con otras partes del cuerpo; lo cual, tiene aplicaciones tanto en la
educación, como en la investigación sobre adicciones e incluso en problemas de salud
pública como la obesidad.

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