Información Psicologia, Bases, Cerebro, Neurociencia
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CICLO: I
Iquitos – Perú
2024
Bases biológicas de la conducta y el
comportamiento humano
Las bases biológicas de la conducta y el comportamiento humano tienen un papel
crucial para entender por qué somos como somos. Estudiar psicología te proporcionará
los conocimientos necesarios para comprender estas bases y saber cómo aplicarlas.
Los objetivos de estas bases son establecer (o no) relaciones de determinación entre
nuestra naturaleza y las formas de actuar en solitario o en sociedad. Ámbitos como
el emprendimiento o las relaciones sociales se pueden analizar mejor. Lo que sí es
importante señalar es que, en estos casos, el análisis que se busca es global. Por lo
tanto, e indudablemente, habrá numerosas generalizaciones.
Hay que señalar, además, que suele existir una interrelación entre las diferentes
vertientes. Los tres principales ejes biológicos que condicionan nuestras actitudes y
comportamiento son el sistema nervioso, el sistema endocrino y la genética. También
hay que recordar que hay evolución en los comportamientos a lo largo de la vida.
El sistema nervioso
La disciplina encargada de estudiar los factores del sistema nervioso con nuestras
acciones es la neurociencia. Eso sí, hay que tener en cuenta las diferencias entre el
sistema nervioso infantil, adulto y los problemas que puedan aparecer por
enfermedades.
Es indudable que las alteraciones o problemas que podamos tener influyen en el
comportamiento. Ahora bien, la actuación del sistema nervioso es, fundamentalmente,
adaptativa.
La gran diferencia del homo sapiens, con respecto a otras especies, está en esa
capacidad de decisión racional. Por lo tanto, la arquitectura de nuestro cerebro
influye, y lo hace decisivamente, en nuestras conductas y comportamiento.
El sistema endocrino
La genética
Dicho esto, hay que señalar que el descubrimiento del genoma humano en 2000 ha
permitido afinar los estudios. Hoy sí, se puede determinar que, al igual que en
determinadas enfermedades, la herencia genética puede influir en los
comportamientos.
Ahora bien, los estudios actuales van mucho más allá de la herencia genética, también
denominada epigenética. Hoy se trata de comprobar también, sin más, qué genes
pueden influir más o menos en determinadas actitudes o predisposiciones. Si las
alteraciones genéticas influyen en las enfermedades, también lo hacen en nuestros
comportamientos.
El estudio, pues, de la genética, tiene una importancia capital en todo lo relacionado con
la conducta.
Los análisis deberían ser multidisciplinares para que sean efectivos. Esto es, que este
grupo de factores deben estudiarse en conjunto para tener respuestas completas.
Es importante señalar, sin embargo, que, aunque los condicionantes biológicos pesan, el
factor ambiental también lo hace. Esto es, que dónde vivimos influye, y mucho. Otros
elementos, como la procedencia social, también serán determinantes.
Los descubrimientos científicos de las últimas décadas han arrojado luz a cuestiones
que, en el pasado, solo eran especulativas o intuitivas. Entender que, como especie,
tenemos unos condicionantes biológicos al igual que otros mamíferos abre la puerta a
una comprensión mejor en varios ámbitos.
Son muchas las incógnitas que en ciencia nos quedan por descubrir de este
interesantísimo órgano. También, son muchas las patologías que surgen si una o varias
de sus estructuras no funcionan correctamente. Además, la clasificación de sus partes
tampoco es fácil. En este artículo trataremos de nombrar lo más estructuradamente
posible las partes del cerebro. Más adelante, explicaremos cuáles son sus funciones. No
es que cada parte tenga una función exacta, sino que se complementan unas estructuras
con otras.
El cerebro adulto pesa alrededor de 1,5 kg (con lo que supone solo el 2% de nuestro
peso corporal) y, para que esté protegido se encuentra dentro del cráneo rodeado por el
líquido cefalorraquídeo. Otros datos interesantes es que es 78% agua, 10% grasa y un
8% de proteína. Así, se encarga de percibir y procesar estímulos y generar respuestas a
ellos.
1. Hemisferios
2. Lóbulos
Hasta donde ser ha estudiado, cada lóbulo cumple unas funciones específicas:
Seguido del frontal, encontramos el lóbulo parietal. Este lóbulo asume las funciones
del procesamiento de las sensaciones corporales, así como de identificar objetos a
través del tacto y también tiene que ver con la atención. Lesiones en esta parte del
cerebro podrían derivar en síndrome de heminegligencia o también es el “culpable”
del síndrome del miembro fantasma cuando hay alguna extremidad amputada.
El lóbulo temporal lo podemos localizar cerca de las orejas y se ocupa del sentido del
oído, del procesamiento del sonido, así como del lenguaje hablado, procesar e
integrar la información recibida a través de este sentido. Por lo tanto, sus lesiones
derivan en afasias auditivas (ej.: afasia de Wernike) o sorderas corticales.
Por último, el lóbulo occipital, que se encuentra en la parte posterior del cráneo. El
occipital es el responsable de recibir la información visual y procesarla. Por lo que, a
su vez, sus lesiones serían responsables de cegueras y agnosias visuales (ej.:
prosopagnosia, anosognosia, etc.).
3. Corteza cerebral
Es la capa que recubre el resto de las partes del cerebro. Son esos pliegues que se
visualizan cuando vemos la imagen externa de este órgano. Básicamente, se encarga de
los estímulos que llegan de las estructuras más profundas e integrarlos para
realizar procesos complejos.
4. Ganglios basales
Ubicados debajo de la corteza cerebral, son pequeñas estructuras que lo que hacen es
realizar movimientos complejos que ya han sido aprendidos, es decir, movimientos
automáticos como escribir o andar. Dichas estructuras son el putamen, el núcleo
caudado y el globo pálido.
5. Sistema límbico
Esta es una de las estructuras más interesantes porque tiene que ver con las
recompensas y el placer. Además, es de las partes del cerebro más antiguas, ya que
permite la supervivencia. También se relaciona con las emociones y el sueño. Tiene
que ver igualmente con la adquisición de adicciones.
6. Hipocampo
7. Tálamo
Integra los estímulos que percibimos del exterior a través de los órganos de los
sentidos (piel, ojos, oídos, lengua y nariz) para enviarlos a estructuras superiores. Es,
básicamente, una vía para recibir muchas señales sensoriales.
8. Hipotálamo
9. Amígdala
Forma parte del sistema límbico y se encuentra en cada uno de los lóbulos temporales.
Tiene que ver con reacciones emocionales y, por tanto, de supervivencia, además de
estar relacionada con la memoria emocional y la ansiedad.
Conclusiones
Lo cierto es que existe más incógnitas sobre las partes del cerebro y sus funciones
que certezas. Por eso, es tan importante la investigación del Sistema Nervioso, en
general, y de las patologías relacionadas con la neurología, la neurofisiología o con las
psicología y la psiquiatría. El cerebro es quien manda y si algo ahí dentro no funciona
correctamente, aparecen anomalías.
Las funciones de las partes del cerebro, o al menos, muchas de ellas, se saben por los
avances en neuroimagen y distintas lesiones cerebrales y las patologías que se han
desarrollado a partir de ellas. Es muy famoso el caso de Phineas Cage. Este hombre
tuvo un accidente laboral en el que una barra de metal le atravesó la cabeza. La zona
dañada fue el lóbulo frontal. Parece un milagro pero Cage no solo sobrevivió sino que
recuperó ciertas funciones. Sin embargo, una secuela importante que el accidente le dejó
es que su personalidad cambió por completo: la paciencia brillaba por su ausencia y se
volvió una persona muy impulsiva y fácil de irritar. Es un caso muy estudiado porque se
demostró que cambios en las partes del cerebro producen modificaciones en las
funciones cognitivas y, también, en la manera de ser y comportarse, lo cual nos
lleva a hacernos muchísimas más preguntas y a darnos cuenta de lo desconocido que es,
en realidad, el cerebro humano.
Durante la segunda mitad del siglo XIX se publicó un libro cuyo protagonista, el
príncipe Myshkin, tenía epilepsia; por aquellos años, la neurología aún no tenía un
tratamiento efectivo para esta enfermedad y en la novela, este personaje, aún siendo de
una acaudalada familia rusa, creció alejado de sus padres y hermanos en una casa de
reposo en Suiza y no pudo recibir una educación formal, tuvo un tutor. Dicha obra,
escrita entre 1868 y 1869, se llama El Idiota y su autor es Fiódor Dostoyevski.
El escritor ruso, uno de los más influyentes en la literatura universal, fue diagnosticado
a los 25 años con epilepsia y en siete de sus obras - incluída la famosa Los hermanos
Karamázov - describió, no sólo las dificultades que enfrentaban las personas con este
diagnóstico, sino también cuál era la sensación a nivel físico que las y los pacientes
tenían antes de una crisis y cómo se sentían después de haberla presentado.
Fue hasta 1873, cuando John Hungling Jackson, considerado el padre de la neurología
británica y de la epileptología moderna, definió a la enfermedad como “una descarga
súbita, rápida y excesiva de células cerebrales” y comenzó una nueva era en la
comprensión de la epilepsia, la cual avanzó en el siglo XX, con la llegada de los
primeros tratamientos con fármacos, en 1912, y con la aparición de estudios médicos
como el primer encefalograma, en 1929.
Los párrafos anteriores nos dejan ver que el estudio del cerebro, el sistema nervioso, la
conducta y los padecimientos mentales tomaron relevancia en el siglo XIX y se fueron
consolidando durante el siglo XX, cuando el desarrollo de nuevas tecnologías (como los
encefalogramas, tomografías o electroencefalogramas) permitieron una mayor
comprensión de campos del conocimiento como la neurología, la psiquiatría y la
psicología.
A lo largo del siglo pasado, los padecimientos médicos relacionados con la neurología y
el comportamiento humano se volvieron asuntos de salud pública, tomando en cuenta
que después de la Primera y Segunda Guerra Mundial, millones de personas sufrieron
daños físicos y mentales que implicaron el desarrollo de nuevas técnicas de
rehabilitación, lo que promovió avances en el campo de la medicina.
Ha pasado más de un siglo desde que Cajal estableció las bases de la neurociencia y más
de cinco décadas desde que nació formalmente como una rama interdisciplinaria del
conocimiento; desde entonces, una mejor comprensión, no sólo del funcionamiento del
cerebro, sino del sistema nervioso y los procesos relacionados con la mente, han
permitido avances en la neurología, la psiquiatría, la psicología e incluso en la
educación.
Por ejemplo, entender qué áreas del cerebro y del sistema nervioso participan en la
movilidad, la visión, el habla y los procesos de aprendizaje, permite a las y los
investigadores encontrar nuevos fármacos o desarrollar métodos de rehabilitación para
personas que han sufrido Eventos Vascular Cerebrales (EVC), tienen trastornos del
neurodesarrollo o enfermedades mentales.
La neurociencia también puede ayudar a las y los científicos a entender mejor las
funciones cognitivas, los patrones de comportamiento y la manera en la que el sistema
nervioso se relaciona con otras partes del cuerpo; lo cual, tiene aplicaciones tanto en la
educación, como en la investigación sobre adicciones e incluso en problemas de salud
pública como la obesidad.