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Intervención Neuropsicológica en Discapacidad y

Trastornos del Aprendizaje

Intervención
neuropsicológica en
la disfunción cerebral
infantil
La intervención neuropsicológica en la disfunción cerebral infantil

La intervención neuropsicológica se preocupa por el desarrollo de programas de


intervención y rehabilitación de las funciones cognitivas, tanto en sujetos sanos
como en lesionados cerebrales. El tratamiento psicológico de los problemas
emocionales derivados de la disfunción cerebral también entra dentro del ámbito
de la intervención cognitiva.

El objetivo último de la neuropsicología es capacitar a la persona para poder


desenvolverse del mejor modo en su medio ambiente. Sus fundamentos científicos
se basan en la plasticidad del sistema nervioso que puede modificar sus conexiones
como fruto de la estimulación. De igual modo que el aprendizaje produce cambios

estructurales permanentes en el cerebro gracias al desarrollo de nuevas sinapsis, la


rehabilitación neuropsicológica también produce modificaciones estructurales
dentro del sistema nervioso.

En el apartado A fondo dispones de un vídeo con el que podrás ampliar información


sobre la eficacia de los programas de intervención neuropsicológica sobre la
plasticidad cerebral.

De este modo, la intervención neuropsicológica no solo trata de restaurar o


compensar las funciones psíquicas deterioradas por una disfunción cerebral, sino
que también tiene un papel fundamental en la prevención, especialmente en los
niños de riesgo biológico con mayores probabilidades de presentar disfunción
cerebral y dificultades de aprendizaje. En este caso, el objetivo de la intervención
es la prevención de la disfunción cerebral y sus posibles consecuencias tratando de
minimizar las consecuencias negativas de la disfunción sobre la conducta emocional
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y otros procesos cognitivos.

En el apartado A fondo tienes a tu disposición un vídeo de Francisco Mora en el que


explica el concepto de neuroeducación y su aplicación en el aula.
(UNIR)

Como resultado de una alteración durante el desarrollo del sistema nervioso se


producen dos tipos de disfunciones o discapacidades de mayor o menor gravedad:
⯈ Las disfunciones mayores son alteraciones cognitivas de mayor gravedad y peor
pronóstico como consecuencia de una alteración anatómica y funcional más
severa del sistema nervioso.

⯈ Las discapacidades menores son alteraciones perceptivomotoras, cognitivas y


comportamentales de importancia variable en las que no existe una lesión
neuroanatómica significativa.

Las principales características de las discapacidades mayores y menores en la infancia


se pueden ver en la tabla 1.

Tabla 1. Características de las discapacidades mayores y menores en la infancia. Fuente: (Portellano, 2005).

La disfunción cerebral mínima (DCM) es una amplia categoría diagnóstica que ha


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recibido numerosas denominaciones, entre ellas:

⯈ Trastornos psicomotores (hiperactividad e hipoactividad).


⯈ Trastornos de aprendizaje (dislexia, discalculia, disortografía y disgrafía).
⯈ Trastornos del lenguaje (comprensivo, expresivo o articulatorio).
(UNIR)

⯈ Trastornos de la expresión motriz gruesa o fina.


⯈ Trastornos en los procesos cognitivos (memoria, razonamiento y funciones
ejecutivas).
⯈ Trastorno por déficit de atención.
⯈ Trastornos emocionales.
⯈ Trastornos de conducta de origen neuro disfuncional.

Todos ellos tienen en común que limitan el rendimiento escolar del niño y que
provocan problemas de adaptación. Aunque la DCM puede presentarse de un
modo aislado, es frecuente que se exprese a través de la presencia de más de un
trastorno.

El problema afecta a muchos niños durante su edad escolar, estimándose que más
del 10 % de la población infantil presenta distintos grados de discapacidad cerebral
menor. Estos niños presentan alteraciones perceptivas, psicomotoras, cognitivas y
comportamentales que se derivan de daño cerebral sutil, a pesar de tener una
capacidad intelectual normal. Pueden estar causadas por trastornos genéticos,
irregularidades bioquímicas, daño cerebral perinatal o por otras enfermedades y
también por daño cerebral padecido durante las etapas críticas del desarrollo y la
maduración del sistema nervioso.

Uno de los problemas de las discapacidades menores es que su presentación puede


demorarse varios años después de haberse producido el proceso disfuncional en el
sistema nervioso, sin que se haga patente el problema hasta que un determinado
sistema funcional se activa o bien cuando existen demandas escolares a las que el
niño no puede responder con normalidad. Por ejemplo, una hipoxia cerebral en el
momento del parto puede producir hemorragia subclínica en el lóbulo parietal sin
evidencia en pruebas de neuroimagen. El cuadro puede materializarse en un
trastorno discalcúlico al comienzo de los aprendizajes sistemáticos del cálculo, a
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partir de los seis años, sin que muchas veces sea posible realizar un diagnóstico
previo del problema.

En muchas ocasiones las manifestaciones pasan desapercibidas lo que impide que


se utilicen medidas de rehabilitación neuropsicológica específicas que permitan
mejorar
(UNIR)

sus condiciones de vida. Antes de los 4 años no es fácil su diagnóstico mediante la


exploración neurológica o las técnicas de neuroimagen anatómica, ya que en
numerosas ocasiones ofrece «falsos negativos» por lo que solamente a partir de la
edad escolar se podría hacer de un modo más preciso.

El diagnóstico de la disfunción cerebral infantil antes de esta edad solo se puede


realizar de un modo fiable mediante la evaluación neuropsicológica, ya que
permite llegar donde no llegan las pruebas de neuroimagen anatómica,
neurofisiológicas o la exploración neurológica. En ocasiones las diferencias entre
niños es solo cuestión de distintos ritmos de aprendizaje, pero a veces estas
diferencias no permiten alcanzar las cuotas de desarrollo esperadas, y es necesario
la intervención de un especialista que permita la detección temprana de
alteraciones en el desarrollo de diferente naturaleza.

Los resultados obtenidos en la evaluación neuropsicológica inicial constituyen el


punto de partida del proceso de rehabilitación del daño o la disfunción cerebral en
la infancia. La terapia cognitiva se basa en los puntos fuertes (áreas preservadas) y
en los puntos débiles (áreas no preservadas). En base a esto se establecen dos
técnicas: restauración y sustitución.

⯈ La restauración o reentrenamiento consiste en la ejercitación de una función


mental que ha resultado afectada con el objetivo de producir su recuperación
funcional, se basan en la estimulación continuada de las funciones alteradas o
insuficientemente desarrolladas en el niño.

⯈ Intenta compensar los déficits mediante la estimulación de los puntos débiles


observados en la evaluación neuropsicológica.
• Tiene una larga tradición en el contexto educativo, ya que muchos métodos
pedagógicos como el de Montessori o el de Frostig (Frostig, 1982), se basan en
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la estimulación continuada de las funciones alteradas o insuficientemente


desarrolladas en el niño.

l uso de soportes informáticos también se basa en técnicas de compensación o


restauración. Los programas de rehabilitación mediante programas de software
(UNIR)

pueden ser de gran utilidad en la recuperación de trastornos de memoria, atención


o funciones ejecutivas. Sin embargo, hay que señalar algunas limitaciones derivadas
de la utilización de la informática, como su escasa capacidad de generalización o la
falta de validación ecológica, al tiempo que la limitada capacidad para interactuar
entre el terapeuta y el paciente.

⯈ La sustitución o compensación interviene sobre los puntos fuertes o sobre las


habilidades preservadas para compensar el déficit. Su objetivo es mejorar la
capacidad cognitiva del niño o el adolescente con el fin de que tenga una mejor
adaptación en su día a día a través del desarrollo de nuevas conductas o
habilidades que sustituyan a las que ha perdido. La utilización de prótesis,
agendas, señalizadores, ayudas externas o la utilización de lenguaje de signos en
niños con graves problemas de lenguaje son algunos ejemplos de técnicas de
sustitución. tratan de estimular las funciones cerebrales preservadas o, lo que es
igual, los puntos fuertes del perfil neuropsicológico.

La utilización de estrategias de restauración y sustitución puede ir variando a lo


largo del tratamiento en función de los cambios observados en el transcurso de la
terapia. Las técnicas mixtas activan simultáneamente tanto las funciones
preservadas como las no preservadas, combinando en diferente proporción las
técnicas de sustitución y restitución, por lo que se pueden realizar de manera
conjunta estimulando tanto las funciones no preservadas como las preservadas.

Por otra parte, es importante mencionar que, en ocasiones, es necesario realizar


cambios en el entorno que permitan una mayor adaptación al reducir el impacto
funcional de las alteraciones que presenta. Entre estas modificaciones encontramos
las adaptaciones curriculares o las modificaciones de la propuesta educativa que
son para que el alumno pueda participar en las experiencias educativas ordinarias.
En el apartado A fondo tienes disponible un vídeo de profesionales de distintos
ámbitos de la neuroeducación que explican cuáles son las claves del aprendizaje.

Por ejemplo, en el tratamiento de los déficits de memoria se puede actuar:

⯈ Estimulando las capacidades residuales mediante el uso de estrategias de apoyo


fonológico para facilitar el recuerdo de palabras, o ampliar el tiempo de
presentación y el número de repeticiones de una lista de palabras o de imágenes
que se deben memorizar.

⯈ Utilizando técnicas mnemotécnicas para consolidar el aprendizaje.

⯈ Reorganizando su ambiente para que la carga de exigencias de memoria


disminuya. Utilizando ayudas externas para facilitar la memoria, con
señalizadores, indicadores, agendas (convencionales y electrónicas) o alarmas.

Por lo tanto, no se trata de modelos excluyentes, se pueden combinar a lo largo de


la intervención neuropsicológica en función de la fase de recuperación en la que se
encuentre el individuo con el objetivo último de contribuir a la mejora de su calidad
de vida.

En este sentido, Anderson considera que la rehabilitación neuropsicológica tiene


que incluir estas tres estrategias:

⯈ Restauración de la función.
⯈ Adaptación funcional.
⯈ Modificación del entorno.
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A esto añade intervenciones dirigidas a los problemas emocionales y conductuales


asociados, como por ejemplo programas de modificación de conducta o programas
de reducción de ansiedad.
(UNIR)
Por otra parte, el autor recomienda incluir la intervención en la familia, de forma
que se proporcionen estrategias de actuación a los padres, que reduce el número
de conductas problemáticas y el estrés de los progenitores, así como la intervención
en la escuela.

Los modelos de intervención neuropsicológica no son excluyentes.

Restauración

Intervención
conductual y Compensación
emocional

Tratamiento
neuropsicológico

Intervención Modificación
en la escuela del entorno

Intervención
en la familia

Figura 1. Modelos de intervención neuropsicológica.

1.1. Intervención psicoeducativa


Muchas patologías que se expresan a partir de la escolaridad obligatoria ya están
presentes desde el momento en que el niño comienza Educación Infantil. Lo que
sucede es que la expresión semiológica de un problema neuropsicológico no es
igual en la etapa escolar que en la preescolar. La mayoría de los niños disléxicos
tienen deficiente conciencia fonológica en la etapa preescolar, y un adecuado
diagnóstico precoz de las dificultades infantiles, así como su tratamiento
pueden mitigar la
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intensidad de los síntomas que vayan a presentar posteriormente. Hay una amplia
evidencia de la eficacia de la intervención precoz en problemas de lenguaje,
psicomotricidad o en alteraciones cognitivas.
(UNIR)

Todos los profesores que trabajan con niños, y especialmente los que lo hacen en la
escuela infantil con franjas de edad de 0 a 6 años, deberían tener en cuenta las
siguientes consideraciones:

Consideraciones a tener en cuenta en franjas de edad de 0 a 6 años


⯈ No excluir la hipótesis de disfunción cerebral en caso de que el alumno presente fracaso escolar.

⯈ Cuando se observen signos de inmadurez o dificultad para el aprendizaje persistentes en el

alumno, es necesario alertar a los servicios de orientación. Existe la falsa creencia de que los
escolares inmaduros, con el paso del tiempo, mejoran espontáneamente. En realidad, este
hecho no siempre es así, Muchas veces empeoran sus dificultades al no haber sido
adecuadamente evaluados ni tratados.
⯈ Mantener una actitud positiva hacia el niño con disfunción neurocognitiva, evitando posturas

extremas de sobreprotección o incomprensión frente a su problema.


⯈ Actuar coordinadamente con los profesionales que han diagnosticado o que realizan el

tratamiento neuropsicológico del pequeño. Resulta imprescindible la colaboración entre


terapeutas y maestros para evitar actitudes pedagógicas inadecuadas.

Tabla 2. Consideraciones importantes en la franja de edad de 0 a 6 años.

Las aportaciones de la neuropsicología son fundamentales a la hora diseñar


programas de intervención psicoeducativa, entendida esta como el conjunto de
acciones que desarrolla el profesor con el fin de optimizar el proceso de aprendizaje
de cualquier alumno, para lo que contará con la guía de un pedagogo, psicólogo o
psicopedagogo del centro (Martín y Solé, 2011).

La intervención psicoeducativa comprende varias etapas (Lago y Onrubia, 2011):


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Figura 3. Etapas de la intervención psicoeducativa. Fuente: basado en (Lago y Onrubia, 2011).

Como hemos comentado, en el diseño de estos programas de intervención


educativa va a ser fundamental considerar los avances del campo de la
neuropsicología aplicada a la educación. Desde esta perspectiva, uno de los autores
(UNIR)

más relevantes ha sido Luria y su modelo de procesamiento de la información que


ha dado lugar al diseño de diferentes programas según la función en la que se
centren entre los que encontramos (Martín y Rodríguez, 2016):

⯈ Programas para el desarrollo de la atención.

⯈ Programas centrados en la integración sensorial o para el desarrollo de


habilidades visuales, auditivas, táctiles y de integración sensorial, de forma que
mejoren la calidad de entrada de la información.

⯈ Programas de motricidad, equilibrio y vestibulares, de desarrollo lateral y de


sentido espaciotemporal.

⯈ Programas para trabajar el lenguaje, las inteligencias múltiples, la creatividad y/o


las funciones ejecutivas.

⯈ Programas dirigidos a la mejora de las dificultades del aprendizaje, la dislexia, la


discalculia, las dificultades del lenguaje.
⯈ Programas para mejorar el déficit de atención e hiperactividad, los trastornos del
desarrollo o el autismo, entre otros.

El punto de partida de la rehabilitación cognitiva debe ser cada paciente, su


realidad, sus necesidades y sus intereses. Siempre que se tengan en cuenta
premisas de carácter científico para desarrollar el proceso de rehabilitación
cognitiva, es aconsejable que exista un contexto lúdico partiendo de la propia
experiencia del paciente y evitando el excesivo dogmatismo teórico.

En el apartado A fondo tienes a tu disposición un vídeo en el cual podrás ver un


ejemplo del aprendizaje basado en las inteligencias múltiples aplicado en un aula
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española.
Considerar estos principios para el diseño de intervenciones psicoeducativas
permite integrar en el aula técnicas y metodologías adecuadas para estimular las
áreas cerebrales relacionadas con la atención, la memoria, la motivación, etc., lo
que influirá de forma positiva en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
(UNIR)

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