Metales y Metaloides2024
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INTRODUCCIÓN
Se llama metales a los elementos químicos situados a la izquierda y centro de la tabla del sistema
periódico. Se clasifican en metales alcalinos y alcalinotérreos de los grupos I y II A, los metales
de transición y los grupos III y IV A. Algunos elementos intermedios como el Arsenico del grupo
VA se estudian habitualmente junto a los metales. En todos estos grupos se encuentran metales
muy relevantes desde el punto de vista toxicológico.
Sus características químicas se basan en su estructura electrónica que condiciona las preferencias
de enlace en que predominan el enlace metálico, que se establece entre átomos del mismo
elemento, caracterizado por la formación de estructuras cristalinas en que cada átomo comparte
los electrones de muchos de sus vecinos, y el enlace iónico, sobre todo entre los metales alcalinos
y alcalinotérreos y los no metales.
Así, los elementos metálicos dan lugar a diferentes tipos de compuestos:
Los metales en forma inorgánica son los componentes fundamentales de los minerales de la
corteza terrestre por lo que se cuentan entre los agentes químicos tóxicos de origen natural más
antiguamente conocidos por el hombre.
El contacto humano con compuestos metálicos se produce a través del agua y los alimentos,
normalmente a dosis bajas, pero su toxicidad a lo largo de la historia se ha expresado sobre todo
por una exposición profesional en las actividades mineras y, más anecdóticamente, al emplearse
con fines homicidas. Los principales autores clásicos que se ocuparon de temas toxicológicos
describieron ya intoxicaciones crónicas por metales relacionados con la minería de los elementos
más tóxicos como el mercurio o el plomo. Por otra parte el semi-metal arsénico ha sido uno de
los tóxicos más empleados con fines suicidas y homicidas.
En la actualidad las fuentes de exposición a estas substancias se han ampliado mucho en relación
con la actividad agrícola e industrial.
Por otra parte hay que recordar que la mayoría de los oligoelementos considerados
imprescindibles para el correcto funcionamiento del organismo en concentraciones traza son
metálicos: Fe, Cu, Mn, Zn, Co, Mb, Se, Cr, Sn, Va, Si y Ni. Algunos de los alcalinos (Na, K) y
alcalinotérreos (Ca) y el Mg son cationes de extraordinaria importancia para el correcto
funcionamiento celular y se encuentran en alta concentración. Una de las principales funciones
de los oligoelementos metálicos es formar parte de las denominadas metaloenzimas en las que
intervienen como coenzimas. En algunos casos, como el Zn, estabilizan estados intermedios. En
otros como el Fe o el Cu en la citocromooxidasa actúan en reacciones redox como
intercambiadores de electrones.
Se consideran a continuación algunos aspectos de la toxicología de los metales que es común al
conjunto de ellos y después se estudiarán en detalle tres de los elementos seleccionados entre los
que presentan mayor interés toxicológico.
Era clásica, por ejemplo, la presencia de plomo en el agua procedente de las tuberías. Algunas
de las epidemias tóxicas alimentarias más graves han implicado elementos metálicos, como el
mercurio (Hg) en la enfermedad de Minamata o de las producidas por compuestos
organomercuriales empleados como fungicidas en el tratamiento del grano. La fuente de
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FACTORES TOXICOCINÉTICOS
detectarse durante más tiempo en lugares considerados de eliminación como pelo y uñas. La
sangre, orina y pelo son las muestras biológicas más empleadas para medir una exposición o
dosis. Las dos primeras para determinar una exposición reciente y la última para determinar una
exposición anterior y su evolución en el tiempo.
CUADROS CLÍNICOS
Los metales, como cualquier otro grupo de agentes químicos, pueden producir una patología
aguda, desarrollada rápidamente tras el contacto con una dosis alta, o crónica por exposición a
dosis baja a largo plazo.
La toxicidad aguda por metales es poco frecuente. Son muy escasas las intoxicaciones suicidas
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u homicidas por vía digestiva, capaces de producir cuadros clínicos muy graves o fulminantes,
con afectación digestiva, cardiovascular, neurológica o hepatorrenal. Una situación clínica más
frecuente es el cuadro de fiebre de los metales, tras exposición respiratoria en el medio laboral a
humos metálicos.
Las intoxicaciones subagudas o crónicas, predominantemente de origen laboral, han disminuido
con el control en las empresas de los valores límites ambientales para agentes químicos. Las
exposiciones a dosis bajas a largo plazo, procedentes de fuentes alimentarias o ambientales,
pueden producir los cuadros típicos de intoxicación crónica, como ha sucedido en el caso
mencionado del Arsenico As o manifestarse en forma de efectos aislados, como la disminución
de coeficiente intelectual en niños expuestos al plomo (Pb).
Otro posible efecto a largo plazo es la carcinogénesis. La International Agency for Research on
Cancer (IARC) ha incluido en el Grupo I (Agentes carcinógenos en humanos) a: arsénico, berilio,
cadmio, cromo (VI) y níquel. Circunstancias de exposición clasificadas en el mismo grupo son
la producción de aluminio y la fundición de hierro y acero.
- Penicilamina (ß,ß-dimetilcisteína): Se emplea por vía oral para las intoxicaciones por plomo,
arsénico y mercurio.
- Desferoxamina: forma complejos con el hierro 14.
PLOMO (Pb)
El plomo es un metal pesado, gris y blando muy difundido en la corteza terrestre. Se encuentra
en la naturaleza como mezcla de 3 isótopos (206, 207 y 208). Su forma más abundante es el
sulfuro de plomo (PbS), formando las menas de galena. Con frecuencia está asociado a otros
metales, como plata, cobre, cinc, hierro y antimonio. Forma compuestos en estado de valencia
2+ y 3+, orgánicos, como acetato, tetraetilo y tetrametilo e inorgánicos, como nitrato, arsenato,
carbonato, cloruro, óxidos y silicato. Por su bajo punto de fusión fue uno de los primeros metales
empleados por el hombre y su intoxicación crónica, el saturnismo, se conoce desde la
antigüedad.
La principal fuente ambiental de plomo ha sido la gasolina, de la que se está suprimiendo. La
exposición al plomo en medio profesional se produce en actividades de minería, fundiciones,
fabricación y empleo de pinturas, baterías, tuberías, plaguicidas, envases con soldaduras de
plomo, vajillas y cerámicas. En los últimos años se ha prestado especial atención al impacto
ambiental de los perdigones empleados en la caza. El uso de aditivos de plomo en las pinturas de
uso doméstico se ha ido restringiendo en las últimas décadas, sobre todo por el peligro que
representan para los niños.
Aunque no suele producir intoxicaciones agudas, su acumulación en el organismo hace que la
exposición a dosis bajas a largo plazo, en el medio laboral o a través del aire, el agua o los
alimentos dé lugar a la expresión de una toxicidad crónica. Partiendo de que la exposición a una
cierta concentración de plomo es inevitable, se considera que la concentración sanguínea de
plomo normal en la población no especialmente expuesta es de 10 µg/dl como máximo y que el
nivel a partir del cual hay que tomar medidas en los niños es de 10-14 µg/dl.
El plomo (Pb) penetra en el organismo por todas las vías. En los pulmones se absorbe bien en
forma de humos o partículas finas que son fagocitadas por los macrófagos alveolares. La
absorción gastrointestinal depende de la solubilidad del tipo de sal y del tamaño de las partículas.
Los adultos no absorben por esta vía más del 20-30% de la dosis ingerida pero en los niños se
alcanza hasta un 50%. La absorción cutánea tiene escasa importancia aunque pueden absorberse
las formas orgánicas. Además, el plomo de los proyectiles termina solubilizándose y
distribuyéndose desde los tejidos donde han quedado alojados.
En la sangre, la mayor parte del plomo absorbido se encuentra en el interior de los hematíes.
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Desde aquí se distribuye a los tejidos alcanzándose una mayor concentración en huesos, dientes,
hígado, pulmón, riñón, cerebro y bazo. En los dos primeros territorios se acumula el 95% de la
carga orgánica total de plomo. El hueso es el territorio preferente de acumulación, en substitución
del Ca y, aunque no causa allí ningún problema, puede ser origen de reaparición de toxicidad
crónica por movilización. Así, la vida media del plomo en la sangre es de 25 días en el adulto
(experimentos a corto plazo), 10 meses en el niño (exposición natural), 90 días en el hueso
trabecular y 10-20 años en el cortical.
Atraviesa la barrera hematoencefálica, con mayor facilidad en los niños, y se concentra en la
substancia gris. También atraviesa la placenta.
La eliminación se produce sobre todo por orina y heces. La eliminación urinaria normal es de 30
µg/24 h. No está claro qué proporción del plomo detectado en las heces corresponde a la parte
no absorbida.
Las principales dianas del plomo son una serie de sistemas enzimáticos con grupos tiol, sobre
todo dependientes de zinc. Entre los de mayor expresión clínica destacan dos enzimas que
intervienen en la síntesis del grupo hemo: la delta-aminolevulínico deshidrasa (ALA-D) y la
ferroquelatasa. Su inhibición por el plomo Pb interfiere con la síntesis del hemo y se traduce en
un aumento de la coproporfirina urinaria y un aumento de la protoporfirina eritrocitaria. Otros
sistemas enzimáticos afectados se relacionan con alteraciones en la integridad de las membranas
celulares. Estos dos tipos de efecto tienen como consecuencia una anemia normocrómica y
normocítica que presenta un punteado basófilo característico en los hematíes. Este punteado está
constituido por agregados de ARN degradado, normalmente eliminado por la enzima pirimidina-
5-nucleotidasa, que se encuentra inhibida.
La similaridad química del plomo con el calcio, le permite interferir con diversas vías
metabólicas en la mitocondria y en sistemas de segundos mensajeros que regulan el metabolismo
energético, así como en los canales de Ca dependientes de voltaje, que intervienen en la
neurotransmisión sináptica, a los que inhibe, y en las proteín-kinasas dependientes de calcio, que
activa. Esta interferencia con al Ca, en las células endoteliales de los capilares cerebrales, está en
la base de la encefalopatía aguda, ya que produce una disrupción de la integridad de las uniones
intercelulares fuertes que caracterizan a la barrera hematoencefálica y da lugar a un edema
cerebral. Las alteraciones del desarrollo psicomotor en los niños, relacionadas con exposiciones
a bajas dosis de plomo Pb, están condicionadas por la mayor permeabilidad al tóxico de los
capilares inmaduros junto a las mencionadas alteraciones en la neurotransmisión, de mayor
impacto en fases de desarrollo de la organización del SNC. Diversos sistemas de
neurotransmisión afectados por el plomo Pb son los regulados por la acetilcolina, dopamina,
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- SNC: encefalopatía subaguda y crónica con afectación cognitiva y del ánimo. La cefalea y
astenia son síntomas iniciales acompañados de insomnio, irritabilidad y pérdida de la líbido.
También se puede producir una encefalopatía aguda si se alcanzan niveles hemáticos de Pb
suficientemente altos (100 µg/dl) con ataxia, coma y convulsiones. Es la presentación clínica más
grave en los niños. Pueden presentar una fase prodómica con vómitos y letargia unos días antes
de la crisis.
- SNP: polineuropatía periférica de predominio motor sobre todo en extremidades superiores y
en el lado dominante. La afectación comienza con una destrucción de las células de Schwann
seguida de desmielinización y degeneración axonal.
- Sistema hematopoyético: anemia con punteado basófilo en los hematíes.
- Sistema gastrointestinal: dolor abdominal de tipo cólico. Anorexia, vómitos y crisis de
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estreñimiento alternando con diarrea. Puede aparecer un ribete gris o azulado gingival.
- Riñón: el plomo se acumula en las células tubulares proximales y produce insuficiencia renal.
También se asocia con hipertensión arterial y gota.
Los niños presentan cambios neuropsicológicos como alteraciones en el aprendizaje, reducción
en cociente intelectual, cambios de comportamiento con hiperactividad, vocabulario escaso,
reducción de crecimiento, pérdida de agudeza auditiva y deficiencias en el tiempo de reacción y
en la coordinación mano/ojo.
Para el diagnóstico de la intoxicación por plomo se emplean dos tipos de procedimientos
analíticos: 1.- Determinación directa de plomo en sangre y orina o tras provocación por quelación
con EDTA; 2.- Biomarcadores de efecto, entre los que se cuentan la determinación de ALA y
porfirinas, la hemoglobina y hematocrito y el punteado basófilo de los hematíes.
En el tratamiento de las intoxicaciones agudas por ingestión de sales solubles se practica lavado
gástrico cuya eficacia puede comprobarse mediante una radiografía simple de abdomen, ya que
el plomo es radio-opaco.
Los quelantes indicados en la intoxicación por plomo son el BAL, empleado a dosis de 3 mg/kg
por vía intramuscular, seguido por la pauta de administración de EDTA cálcido disódico iniciada
4 horas después, a dosis de 935 mg en 500 ml de suero fisiológico a pasar en 6 horas, repetido
cada 12 horas durante 5 días.
El BAL atraviesa la barrera hematoencefálica y actúa en los espacios intra y extracelular.
En las intoxicaciones crónicas se emplea la misma pauta o bien la d-penilcilamina por vía oral,
empezando a dosis de 10 g/Kg/día en 4 tomas hasta alcanzar 40 mg/Kg/día, durante 2 semanas.
Es preciso evaluar la eficacia del tratamiento mediante la verificación de la eliminación urinaria.
MERCURIO (Hg)
Es un miembro del grupo II de los elementos metálicos con un Peso molecular de 200,6. Su
símbolo químico procede del latín hydrargyros que significa plata líquida, lo que indica su
aspecto. Es el único elemento metálico líquido y algo volátil a temperatura ambiente. Su forma
más frecuente en la naturaleza es como cinabrio, mineral compuesto de sulfato mercúrico (HgS).
Se encuentra en tres formas primarias: Hg elemental o metálico en estado de valencia 0,
compuestos inorgánicos mercurosos (1+) y mercúricos (2+) y compuestos orgánicos (alquilo,
fenilo...) en que se une en enlace covalente a un átomo de C. El Hg elemental está presente en
numerosos instrumentos de medida (termómetros, barómetros...), interruptores y tubos
quirúrgicos especiales, así como en las amalgamas dentarias, en las que supone el 50%.
La liberación antropogénica ambiental se calcula en 2.000 toneladas al año.
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Las principales fuentes de contaminantes mercuriales han sido la actividad minera, residuos
industriales de plantas cloroalcali o de fabricación de vinilo y fungicidas, pinturas antifúngicas,
fotografía, pirotecnia, baterías secas y pilas, industrias papeleras y laboratorios médico-
veterinarios y dentales.
Son más tóxicos los compuestos orgánicos por su mayor capacidad de penetración en el SNC.
Se consideran niveles normales de Hg en sangre los inferiores a 10 µg/l y en orina de 20 µg/l. La
dosis letal oral humana de cloruro mercúrico es de 30-50 mg/kg.
La OMS considera aceptable una concentración en el agua de 0,001 mg/L y una ingesta semanal
tolerable de 5 µg/kg de Hg total y 3,3 µg/kg de metilHg.
La exposición al Hg se puede producir por todas las vías.
El Hg elemental se absorbe muy poco desde el tubo digestivo (menos del 0,01%). Su vía principal
de absorción es por inhalación del vapor, que se produce de forma espontánea a temperatura
ambiente, con una penetración a través de la membrana alveolo-capilar del 75% de la dosis
inhalada. Hay una débil penetración por vía cutánea. En la sangre difunde al interior de los
hematíes donde es oxidado a ión mercúrico, al igual que en los tejidos, por una vía catalizada por
catalasas peroxisomales, en un proceso que es reversible. El Hg no oxidado es capaz de penetrar
a través de la barrera hematoencefálica y la placenta. En el SNC queda atrapado en forma de ión
mercúrico. Su eliminación es urinaria y digestiva en forma de ión mercúrico. También se produce
una cierta eliminación pulmonar del Hg vapor. Su vida media en el organismo es de 60 días.
La absorción digestiva del Hg inorgánico es algo más eficaz (2-10% de ClHg2, menor en el
ClHg) y es la principalmente implicada en intoxicaciones agudas. También se han descrito
intoxicaciones relacionadas con la aplicación cutánea de cremas o jabones que lo contienen. El
cloruro mercúrico, cuyo mecanismo de transporte de membrana se desconoce, se distribuye en
la sangre entre los hematíes y el plasma. No atraviesa la barrera hematoencefálica. Se elimina
sobre todo por vía renal, con una vida media de 30-60 días.
Las formas orgánicas se absorben por todas las vías. Los derivados arilo y de cadena larga se
comportan a partir de aquí de forma análoga a los inorgánicos. El Metil Hg se distribuye
ampliamente en los distintos tejidos, con preferencia por los más ricos en lípidos como el cerebro
y el tejido adiposo. Se elimina sobre todo por las heces experimentando ciclo enterohepático, lo
que prolonga su vida media hasta 70 días. Un 10% se transforma en el catión divalente y se
elimina como él.
La toxicidad del Hg está determinada por su gran afinidad por los grupos SH- en que reemplaza
al hidrógeno. También es capaz de reaccionar con grupos amida, carboxilo y fosforilo. Esto
produce graves alteraciones en proteínas con actividad enzimática, con funciones de transporte
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ARSÉNICO (As)
El arsénico As se encuentra en la tabla periódica entre el P y el Sb, y tiene propiedades similares
al fósforo. Es un metaloide, es decir, con propiedades intermedias entre metales y no metales;
por ello forma aleaciones con metales, pero también enlaces covalentes con el carbono,
hidrógeno y oxígeno. Forma compuestos trivalentes inorgánicos (trióxido arsenioso, arsenito de
Na), y orgánicos (asrfenamina) y pentavalentes inorgánicos (pentaóxido arsénico, arseniato de
Pb, ácido arsénico). En la naturaleza está ampliamente distribuido en una serie de minerales como
compuestos de cobre, níquel y hierro, y sulfuro y óxido de arsénico. En el agua se suele encontrar
en forma de arsenato o arsenito, ambas muy hidrosolubles.
Por su alta toxicidad, ubicua presencia y propiedades organolépticas ha representado un papel
central en la historia de la Toxicología.
Debido a que su uso ha disminuido mucho en los últimos años, el número de intoxicaciones y
envenenamientos también se ha reducido considerablemente en los países desarrollados. Sin
embargo, el consumo de agua de pozo con altas concentraciones de arsénico es un problema
sanitario muy grave en algunos países como India.
Los compuestos del arsénico se han empleado como plaguicidas en la agricultura, como
conservantes de la madera y como aditivos alimentarios para el ganado, en la industria de vidrio
y cerámica, en aleaciones de cobre y plomo y como medicamentos. Los alimentos marinos, ricos
en arsénico, son una fuente de cierta importancia en la dieta. La combustión de carbón y la
fundición de metales son las principales fuentes de arsénico en el aire.
La toxicidad del arsénico depende de su estado de oxidación y su solubilidad. El arsénico (As)
pentavalente es 5-10 veces menos tóxico que el trivalente y los derivados orgánicos son menos
tóxicos que los inorgánicos.
La dosis letal oral probable en humanos de trióxido de arsénico está entre 10 y 300 mg. La
concentración considerada normal en sangre es inferior a 5 µg/l.
La OMS fija el límite máximo del arsénico (As) en agua en 10 µg/l, aunque es frecuente que el
agua subterránea exceda mucho esta concentración.
El arsénico se absorbe por todas las vías con la eficacia suficiente para producir toxicidad aunque
la preferente es la vía digestiva con una eficacia superior al 90%. A través de la piel intacta la
absorción es escasa aunque se facilita con la irritación que la propia substancia produce. En la
sangre se encuentra en el interior de los hematíes y unido a las proteínas plasmáticas. El
aclaramiento desde la sangre se produce en tres fases: la primera rápida, con una desaparición
del 90% en 2-3 h; la segunda, de hasta 7 días; y la tercera, más lenta. Tras una dosis aguda se
produce una distribución a todos los órganos con una mayor concentración en hígado y riñón.
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Tras exposición crónica se alcanzan altas concentraciones en piel, pelo y uñas por su rico
contenido en cisteínas.
La vía metabólica de las formas inorgánicas es la metilación mediante metiltransferasas
produciéndose ácido metilarsónico y dimetilarsínico. La forma pentavalente debe ser primero
reducida a trivalente.
La principal ruta de eliminación es la orina, y una pequeña cantidad lo hace por las heces, bilis,
sudor, células descamadas, pelo y leche.
Los mecanismos fundamentales de acción tóxica del arsénico son:
- Interacción con los grupos sulfhidrilos de las proteínas, alterando varias rutas enzimáticas: el
arsénico trivalente inhibe el complejo piruvato deshidrogenasa, con disminución de la
producción de acetilcoenzima A y de la síntesis de ATP en el ciclo del ácido cítrico.
- Sustitución del fósforo en varias reacciones bioquímicas: el arsénico As pentavalente compite
con el fosfato en los sistemas de transporte intracelular y desacopla la fosforilación oxidativa
llegando a fomar ADP-arsenato en lugar de ATP.
horas.
La intoxicación aguda se caracteriza por la aparición de un cuadro gastroenterítico grave con
vómitos, dolor abdominal y diarrea coleriforme, con sequedad y ardor en la boca y garganta y
disfagia. Produce un shock hipovolémico por deshidratación y vasodilatación generalizada.
Además, por acción directa, se produce una disminución de la contractilidad miocárdica con
taquiarritmias. Los síntomas neurológicos comienzan con debilidad y calambres musculares, con
depresión del SNC y coma. También puede haber una insuficiencia hepática y renal y el
fallecimiento se produce por fallo multiorgánico. Si el paciente no fallece puede aparecer una
polineuropatía mixta 1 ó 2 semanas después. Entonces aparecen también lesiones cutáneas con
eritema, hiperpigmentación e hiperqueratosis.
La intoxicación crónica ha sido observada en medio profesional, en pacientes tratados a largo
plazo con medicaciones arsenicales y por consumo habitual de agua de pozo con alta
concentración de arsénico.
Su diagnóstico clínico es difícil porque los síntomas que aparecen inicialmente son poco
característicos. Puede haber o no alteraciones gastrointestinales, y una serie de trastornos
inespecíficos, principalmente anorexia, pérdida de peso, debilidad y malestar general. Otros
síntomas pueden hacerse más o menos evidentes, facilitando el diagnóstico: dermatitis,
estomatitis, neuropatía periférica con incoordinación y parálisis y alteraciones hematológicas.
Los trastornos cutáneos son similares a los descritos en la fase tardía de la intoxicación aguda.
La polineuropatía puede terminar con un cuadro de ataxia y parálisis. Hay anemia con leucopenia,
fenómenos de malabsorción e insuficiencia hepática lesional con esteatosis, necrosis
centrolobular y cirrosis. También es frecuente la ictericia obstructiva provocada por el
incremento de tamaño del hígado. Puede aparecer una miocardiopatía y una insuficiencia renal.
Existe una arteriopatía generalizada con necrosis distales.
En el estudio de los pacientes afectados por el consumo de agua de pozo se ha descrito un cuadro
clínico en tres estadios:
Usos tan diversos y su larga vida media no permiten el reciclaje, por lo que se acumula
progresivamente en el ambiente.
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Por afinidad química, se le encuentra junto al zinc, en proporción muy variable. Las
principales fuentes de contaminación son: la minero metalurgia de metales no ferrosos, la
metalurgia del hierro y acero, la fabricación de fertilizantes fosfatados, la incineración de
residuos de madera, carbón o “plásticos”, la combustión de aceite y gasolina y las
aplicaciones industriales de cadmio. La concentración de cadmio en aire de áreas industriales
varía de 9,1 a 26,7 mg/m3 frente a 0,1 a 6 ng/ m3 en el aire de áreas rurales. El tiempo de
permanencia del cadmio en suelos es de hasta 300 años y el 90% permanece sin
transformarse. El cadmio llega al suelo de los terrenos agrícolas por deposición aérea (41%),
con los fertilizantes fosfatados (54%), por aplicación de abono de estiércol (5%) y, en el
Perú, frecuentemente por efluentes que contienen residuos líquidos y sólidos de plantas
hidrometalúrgicas de cadmio. Hemos encontrado que, en suelos contaminados, los niveles
de cadmio alcanzan valores de hasta 1 mg de Cd/g y el agua de ríos contaminados puede
contener hasta 0,14 mg de Cd por L.
En no expuestos ocupacionalmente, la alimentación y el tabaco constituyen las dos fuentes
principales de exposición. Los fumadores pueden absorber cantidades comparables a la
ingestión diaria normal con la dieta (IDD), es decir, inhalan 0,1 a 0,2 mg de Cd por cigarrillo,
con una absorción aproximada del 50%. Por esto, los fumadores deben forman un grupo
especial, cuando se investiga exposición a cadmio.
El cadmio entra en la alimentación humana con los vegetales y productos animales. Se fija
a las plantas más rápidamente que el plomo. Los frutos y semillas contienen menos cadmio
que las hojas. El pescado, los crustáceos, el riñón e hígado de animales acumulan cadmio
en grado relativamente elevado. La IDD se estima entre 10 y 85 mg. Algunos países, como
Japón y Canadá, tienen dietas con valores de Cd más elevados. Organizaciones
internacionales han propuesto como límite tolerable medio en la IDD 70 mg/ semana. El
agua potable contribuye en menor grado, pues debe contener un máximo de 1 mg Cd/ L.
En cuanto a la exposición industrial, el cadmio ingresa por inhalación de humos y vapores o
por ingesta de los polvos de óxido de cadmio de sus compuestos. Los puestos de trabajo
más agresivos en exposición laboral se hallan en la industria metalúrgica primaria de cadmio
y de plomo–zinc, en la producción y uso de pigmentos de cadmio, en la producción de
estabilizadores de plásticos con cadmio y en la fabricación de baterías de cadmio-níquel. En
el hombre, los efectos por exposición a cadmio están bien documentados: es irritante y
tóxico respiratorio, tóxico renal, causa cierto tipo de osteomalacia y se le ha asociado con
cáncer.
Toxicocinética
En condiciones “normales” de distribución, el cadmio absorbido se excreta principalmente
por orina y en menor cantidad con la bilis, aunque pequeñas porciones puedan eliminarse
con sudor, pelo y aún secreción gastrointestinal, pero el cadmio Cd que sale con heces en
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Poblaciones adultas del medio urbano pueden retener hasta 1,77 mg Cd/día; así, en
personas de 50 años hay cantidades acumuladas de hasta 32 mg; de ellos, la corteza renal
contiene aproximadamente 50 mg Cd/g, en un rango que varía entre 15 y 85. Se sabe, por
otro lado, que la concentración de cadmio en el hígado depende del daño de la función renal
inducida por el metal, que disminuye la reabsorción del cadmio-metalotioneína e incrementa
su excreción urinaria. Sólo entonces la concentración de cadmio en hígado excede la de nivel
renal.
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El modelo toxicocinético
Toxicodinámica
El cadmio es un xenobiótico y, por tanto, un metal tóxico y no esencial para el organismo,
que se acumula en los tejidos humanos. Los órganos blanco son riñón y pulmón. En
exposición laboral o ambiental, sus principales efectos tóxicos son: neumonitis química,
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