1 Paper El Cerebro Emocional Braidot N.

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Autor: Néstor Braidot

“Consiguen adivinar lo que siente una persona observando su actividad cerebral”

El título de este apartado no es casual, tampoco pertenece al estilo de mis presentaciones.

Lo transcribí textualmente de una de las revistas científicas que recibo porque introduce y deja
en claro desde el inicio lo siguiente:

Las emociones no residen


en el corazón, como dicen
desde hace siglos los
poetas, sino en el cerebro.

Si bien esto no es una novedad para quienes nos nutrimos de los avances de las neurociencias
para desarrollar nuevas aplicaciones, resulta sumamente “emocionante”… sí… ¿por qué no
decirlo? enterarnos de que se ha logrado desarrollar un modelo computacional capaz de
vincular patrones neuronales con determinados sentimientos1.

Los artífices de este trabajo extraordinario son científicos de la Universidad Carnegie Mellon,
en los Estados Unidos, uno de los países más avanzados del mundo en la aplicación de
tecnologías para estudiar el cerebro.

1
Si te interesa leer la investigación completa en inglés puedes hacerlo en:
http://www.plosone.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pone.0066032

1
Combinando resonancia magnética funcional por
imágenes (fMRI) con un equipo capaz de
interpretar las señales cerebrales y vincularlas a
determinadas emociones, se logró interpretar si
los participantes se sentían alegres, tristes o
experimentaban otro tipo de emoción mientras
se observaba su actividad cerebral.

Patrones de actividad neuronal de felicidad También se descubrió que hay sentimientos que
(izquierda) y de tristeza (derecha). dejan huellas distintas, y que estas huellas son
muy parecidas entre los seres humanos.
Fuente: Identifying Emotions on the Basis of Neu-
ral Activationhttp://www.plosone.org

Uno de los aspectos más relevantes de la citada investigación fue desarrollar una técnica que
permitiera medir las emociones mientras éstas se experimentaban, para lo cual una de sus
etapas consistió en generarlas en forma natural mientras los participantes observaban
imágenes que desencadenaban diferentes sentimientos.

Se comprobó que era posible identificar las emociones que iban experimentando con un alto
grado de exactitud y que las denominadas “huellas emocionales” no se generan en regiones
específicas del cerebro, como la amígdala (una estructura sin la cual no podríamos
experimentar, por ejemplo, el miedo), sino que, además, se expresan en patrones que
recorren otras regiones.

La conclusión de esta investigación es que existen tres factores principales de organización de


las huellas neuronales de la emoción (lo traduzco textualmente): “el valor positivo o negativo
de los sentimientos; la intensidad de los sentimientos; el componente social de los
sentimientos” y que, a nivel neuronal, los humanos codificamos cada emoción de manera
similar.

2
Aplicaciones

Las aplicaciones de estos avances a otras disciplinas son extraordinarias. Por ejemplo:

• Las empresas podrán obtener información mucho más confiable sobre los sentimientos
que generan las marcas: ¿aceptación? ¿alegría? ¿indiferencia? ¿rechazo? Esto mismo
puede extrapolarse a todas las variables de marketing, como el precio de un producto, los
puntos de venta, los pre-test de las campañas publicitarias, etcétera.

• Será posible saber si las personas están contentas o infelices en su trabajo (dominio de una
nueva corriente, denominada espiritualidad en las organizaciones y los negocios) teniendo
presente que los seres humanos sabemos poco de nosotros mismos a nivel consciente. La
mayor parte de los procesos que determinan nuestro estado de ánimo y nuestras
decisiones tienen un origen metaconsciente. Nada mejor que el cerebro para expresarlo.

• La neuropolítica podrá obtener información confiable sobre la imagen de un candidato


para diseñar las campañas.

• Los partidos políticos podrán elegir a aquellos que generan emociones positivas y pasar a
un plano “invisible” a los que pueden convertirse en un lastre.

• La neuroeconomía sumará estos avances a sus estudios sobre la racionalidad del


consumidor, un tema que la neurociencia ha puesto en jaque en numerosas oportunidades
al demostrar que la mayor parte de las decisiones que tomamos los humanos son
emocionales.

• El neuroliderazgo podrá avanzar en el diseño de técnicas para elegir a los mejores


candidatos, ya que ha sido demostrado en un sinnúmero de oportunidades que el cociente
intelectual no es indicador de un desempeño eficaz, sino otras capacidades (como la
empatía y la seducción) que es necesario medir con métodos más confiables.

En los siguientes apartados profundizaremos sobre otros temas, ya que para comprender las
emociones es necesario saber qué son y cómo se generan sus neurocircuitos a nivel cerebral.
Para ello recurriremos especialmente a trabajos de neurocientíficos que han dedicado su vida
a estudiar los estados neuronales asociados a estos procesos, caso de Joseph LeDoux, Antonio
Damasio y Rodolfo Llinás, entre otros verdaderamente notables.

3
¿Qué son las emociones? Aprendamos sobre ellas

Uno de los neurocientíficos contemporáneos más brillantes, Rodolfo Llinás, que dedicó gran
parte de su vida a entender la relación entre la actividad cerebral y la conciencia, sostiene lo
siguiente:

Las emociones, al igual que los pensamientos, son estados funcionales del
cerebro porque allí se genera nuestro «yo» (la conciencia de nosotros mismos)2.

Admito que explicar el amor, la compasión, la culpa o el odio como un “estado funcional del
cerebro” puede resultar raro y quizás chocante para algunas personas, sin embargo, la
neurociencia lo confirma cotidianamente con sus investigaciones.

En líneas generales, las siguientes son las acepciones más frecuentes que puedes hallar en la
bibliografía especializada3:

• Las emociones son estados que articulan aspectos


neurocognitivos con sensaciones físicas, actúan como filtros en
la percepción y son potentes fijadores de la memoria.

• Sin emociones no podríamos desarrollar nuestra creatividad,


tomar decisiones acertadas y, fundamentalmente, “sobrevivir”.

Por ejemplo, si estamos en una esquina y se nos viene un coche encima, el cerebro no tiene
tiempo para razonar si nos corremos o no, o para qué lado nos corremos, es la zona emocional
la que acorta el tiempo de respuesta desencadenando una reacción tan rápida que parece
automática. ¿Por qué?

2 Llinás Rodolfo R. (2003), El cerebro y el mito del yo, Bogotá, Norma.

3 Vease Braidot N., Cómo funciona tu Cerebro, Editorial Planeta, España (2013), Capítulos 8 y 9.

4
Joseph LeDoux, un experto en el estudio de
las emociones como procesos biológicos,
Tálamo
halló una explicación anatómica para estos Hipotálamo
mecanismos4. Amígdala

Neocorteza
Descubrió que, junto a la vía neuronal que va
desde el tálamo a la corteza cerebral existe
un conjunto de fibras nerviosas que comunica
directamente el tálamo con la amígdala, y
llegó a la conclusión de que en el cerebro
humano hay una especie de atajo que
permite que la amígdala reciba algunas Si bien las emociones se expresan en patrones
señales en forma ultrarrápida desde los que recorren varias regiones del cerebro, la
sentidos. amígdala actúa como principal receptor de los
estímulos emocionales: recibe la información
Así, un estímulo sensorial (por ejemplo, el desde el tálamo y la dirige hacia la corteza.
rugido de un tigre) se divide en dos impulsos
que recorren caminos diferentes luego de Según Joseph LeDoux: las vías neuronales que
llegar al tálamo. dirigen la información desde la amígdala hacia
la corteza son mucho más ricas en cantidad de
El primero, al que denominó vía rápida, va neuronas que las que actúan en sentido
por el “atajo” hacia la amígdala, que genera contrario (aproximadamente diez veces).
una respuesta automática y casi instantánea:
Ello puede explicar por qué la influencia de las
huir, correr. Milésimas de segundo más tarde,
emociones en las funciones ejecutivas del
la información llega a la corteza cerebral. A cerebro es tan importante.
este recorrido LeDoux lo denominó vía lenta.

En el primer caso (vía rápida) actuamos prácticamente por instinto, en el segundo (vía lenta),
se activa la conciencia.

Esto significa que ante una situación de peligro (LeDoux hizo muchas investigaciones sobre el
miedo), es la amígdala la que genera la primera reacción y no la neocorteza (donde residen las
funciones cognitivas más importantes, como el pensamiento).

4 LeDoux, Joseph (1996), The Emotional Brain, New York, Simon and Shuster. Junto a otros investigadores, demostró
que en el cerebro existen vías neuronales que transmiten información sensorial desde el tálamo a la amígdala, sin
intervención de la corteza. Esto constituye una evidencia de que existe un procesamiento de las emociones que es
previo a la conciencia que se tiene sobre éstas.

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Como vemos, las emociones involucran no solo aspectos cognitivos (en los que interviene la
corteza), sino también, y fundamentalmente, fisiológicos y conductuales. Por ello, si se aparece
de repente un perro enorme o un coche se nos viene encima, aun cuando el daño haya sido
nulo o mucho menor que el susto, la angustia que nos provoca ese hecho se “archivará” en la
memoria con un estado orgánico asociado.

Este estado puede implicar la creación de un patrón de respuesta, tanto fisiológica como
conductual, que puede dar origen a un marcador somático, afectando las decisiones futuras
en forma no conciente.

También puede ocurrir que los tiempos de reacción tan rápidos de la amígdala nos jueguen
una mala pasada, ya que involucran reacciones primitivas, poco elaboradas, como gritar o
pegar.

Estas reacciones normalmente traen problemas, sobre todo en ámbitos familiares o de


trabajo, ya que las decisiones basadas únicamente en respuestas emocionales (reactivas), sin
participación los mecanismos cerebrales superiores, como el razonamiento, pueden llevarnos
hacer cosas de las cuales nos arrepentiremos más de una vez.

Recuerde:

Una emoción y los cambios fisiológicos que se


generan en el momento de experimentarla quedan
asociados en el cerebro a la situación que se ha
vivido, creando una especie de patrón que
MARCADOR
resurgirá cuando se produzca una experiencia SOMÁTICO
similar.

El cerebro genera
respuestas
emocionales no
conscientes que se
reflejan en cambios
corporales.

Estas respuestas
guían el proceso de
toma de decisiones.
“En una situación de peligro, el miedo llega
primero en forma de calor, palpitaciones,
temblores.
Después, se afirma la conciencia real del
miedo y su causa”.

Antonio Damasio.

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