P. Santiago Tata Bomburi Dia 9

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9no DÍA DE

NOVENA FIESTA
PATRON
SANTIAGO
TATA BOMBURI

Hombre de fe, un ejemplo a seguir


Canto
Introducción:José es y debe ser un gran ejemplo para cada uno de nosotros. ¡Fue un padre y un marido
ejemplar, un gran trabajador, un hombre de fe! Esta novena fue una oportunidad para conocerlo más a fondo.
También para confiar a San José nuestras peticiones personales, a él, ¡Santo Patrono de los trabajadores
como de la familia!
Cada día, estuvimos invitados a descubrir este gran hombre, a este gran Santo, gracias a una meditación
brotada de la Palabra de Dios. Concluyamos esta novena rezando junto a quien es un ejemplo de vida para
cada uno de nosotros. Animémonos a ser a ejemplo de José hombres y mujeres fieles a Dios…

Intención del día: por cada devoto que ha participado de esta novena, que podamos tener la fuerza de la fe
para dar testimonio. Pidamos por la próxima Asamblea Latinoamericana de la Iglesia, para aportemos
nuestro granito de arena que nos hace responsables de la vida de nuestra comunidad.

Pedido de Perdón:
∙ónanos por ser tus testigos en todo tiempo y circunstancia- Señor, ten piedad.
∙ Perdónanos por nuestra cobardía y desgano. -Cristo, ten piedad.
∙ Perdónanos por no dar testimonio de fe en familia. - Señor, ten Piedad.

Invocamos al Espíritu Santo Espíritu Santo llena de alegría y paz mi corazón y da sabiduría a mi mente
para poder entender la Palabra de Dios. Amén.
Palabra de Dios: Efesios 6, 11-18
Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha
no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de
este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio. Por lo tanto, tomen la
armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado
todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como
coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el
escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la
salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Eleven constantemente toda clase de oraciones
y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los
hermanos. Palabra del Señor

Lectura: podemos preguntarnos: “¿Qué era un sueño nocturno para depositar en él tanta confianza?”.
Aunque en la antigüedad se le prestaba mucha atención, seguía siendo poco ante la realidad concreta de la
vida. A pesar de todo, san José se dejó guiar por los sueños sin vacilar. ¿Por qué? Porque su corazón estaba
orientado hacia Dios, ya estaba predispuesto hacia Él. A su vigilante “oído interno” sólo le era suficiente una
pequeña señal para reconocer su voz.
Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?
Cada familia cristiana es una “comunidad de vida y de amor” que recibe la misión “de custodiar, revelar y
comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de
Cristo Señor por la Iglesia su esposa. Es una comunidad que busca vivir según el Evangelio, que vibra con la
Iglesia, que reza, que ama. Para vivir el amor hace falta fundarlo todo en la experiencia de Cristo, en la vida
de la Iglesia, en la fe y la esperanza que nos sostienen como católicos. En estas líneas queremos reflexionar
especialmente sobre la responsabilidad que tienen cada miembro de la familia en sostenerse en la fe, claro
que los Padres están ahora a ejemplo de como lo hizo San José, como ejemplos a seguir, en el cultivo de la fe
en la propia familia.
José nos muestra el camino para que cada día podamos hacer un pasito más en conocer, vivir y transmitir la
fe que madura en el amor y lleva a la esperanza. Los hijos también, conforme crecen, se convierten en
protagonistas: pueden ayudar y motivar a los padres y a los hermanos para ser cada día más fieles a sus
compromisos bautismales. José descubrió que el secreto de la unidad familiar es saber que el centro está en
Dios, hoy una ayuda más que necesaria es el Sacramento de la Eucaristía como centro de la vida cristiana,
como centro de la Familia. La familia necesita descubrir la belleza del domingo, la maravilla de la Misa, la
importancia de la escucha de la Palabra, la participación consciente y activa en cada gesto. Participar juntos,
como familia, en la misa del domingo es una la mejor manera de alimentar la unidad, el amor, la paciencia,
etc. También cuando los hijos son pequeños. Los padres pueden enseñarles, poco a poco, que la Eucaristía es
la oportunidad de estar con Jesús. Son cosas que luego quedan grabadas en los corazones para toda la vida.
La semana se vive de un modo distinto si arranca del domingo y desemboca en el domingo. Durante la
semana, la familia busca vivir aquello que ha escuchado, que ha vivido en la celebración eucarística
dominical. A la vez, se prepara con el pasar de los días para el encuentro íntimo y personal con Cristo que
tendrá lugar, Dios mediante, el domingo siguiente. Solo una familia que se alimenta de Eucaristía será capaz
de dar testimonio de lo cree. La familia que reza, la familia que estudia su fe, también sabe vivir aquello que
ha llevado a la oración, busca aplicar lo que ha conocido gracias a la bondad del Padre que nos ha hablado en
su Hijo. La mejor escuela para vivir como cristianos es la familia. Las indicaciones que podrían ofrecerse son
muchísimas, como son muchas las enseñanzas que encontramos en la Biblia y que ilustran ampliamente cuál
es el modo de vivir según el Evangelio. La Palabra no invitaba a ponernos la coraza de fe, a buscar la oración
como medio para fortalecer la fe, cuanto ms fuerte esa esa coraza si se sostiene de la fe de la familia, de la
oración en familia, de vivir y leer la palabra en familia. Vivir el Evangelio implica crear un clima en el hogar
en el que se lleva a la práctica el principal mandamiento: la caridad. El amor debe ser el criterio para todo y
para todos. San José nos ha mostrado a lo largo de esta novena, que nos configuramos con lo que creemos, él
pudo ser imagen de Dios Padre, para Jesús en la tierra, dar ejemplo con la vida de lo que creía, ser testimonio
viviente de la palabra, en su trabajo, en su matrimonio, en cada momento de su vida que no fueron fáciles.
En definitiva, nos ha mostrado con su vida que no hay verdadera vida cristiana allí donde no hay abnegación.
Hay vida cristiana allí donde cada uno renuncia al propio “yo”, cuando aprende a desapegarse de lo material
para abrirse confiadamente a la providencia del Padre de los cielos. San José no ha mostrado el camino, junto
a María y Jesús, lo hermoso que es ser familia “misioneras” comunicando, con su testimonio y con palabras
oportunas, que Dios ama a todos, que Cristo ofrece la Salvación, que la Iglesia es la gran familia de Dios
para llevar al mundo la buena Noticia del Amor del Padre.
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?

Oración, ¿Qué le decimos a Dios?


Cada uno pone sus intenciones.

Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?


Un Altar familiar: como fruto de esta novena te invitamos a armar en casa un altar para rezar en familia. Un
altar familiar, o mesa de oración como algunos la llaman, ayuda no sólo a crear en la familia el hábito de la
oración, sino además les recordaría que su hogar debe ser un lugar de adoración.
El altar familiar deberá incluir algunos elementos que demuestren que es un lugar especial. Un mantel
bordado o de algún color litúrgico le da al altar familiar una identidad propia. Un crucifijo, pequeñas
imágenes de santos favoritos y velas pueden ser colocadas también. Una Biblia, libros de oración y
Rosario, son cosas necesarias que nos ayudan a centrar el corazón en Dios cuando rezamos en Familia
¡Animate!
Acción, ¿A que me comprometo con Dios?
Pidamos para que cada miembro de la familia sea entusiasta misionero de la Buena Noticia a ejemplo de
Jóse: José Ayúdanos a ser testimonio de fe

-Pedimos por la Iglesia, para que la alegría de sabernos hijos tuyos nos haga vivir nuestra fe con ilusión y
esperanza. Roguemos al Señor.
-Como Familia misionera, queremos ser alegres, valientes y solidarios. Roguemos al Señor
- Pedimos por las Familias Misioneras, que anuncian tu mensaje por los cinco continentes y dan su vida por
los demás. Roguemos al Señor.
-Pedimos por cada uno de nosotros, para que nos animemos a dar testimonio de lo que creemos. Roguemos
al Señor.

Terminamos con estas palabras del Papa Francisco:


«Levántate, toma contigo al niño y a su madre» (Mt,13), dijo Dios a san José.
El objetivo de esta Carta apostólica es que crezca el amor a este gran santo, para ser impulsados a implorar
su intercesión e imitar sus virtudes, como también su resolución.
En efecto, la misión específica de los santos no es sólo la de conceder milagros y gracias, sino la de
interceder por nosotros ante Dios, como hicieron Abrahán[26]y Moisés[27],hace Jesús, «único mediador» (1
Tm,5), que es nuestro «abogado» ante Dios Padre (1 Jn,1), «ya que vive eternamente para interceder por
nosotros» (Hb7,25; cf.Rm,34).

Los santos ayudan a todos los fieles «a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad»[28].Su
vida es una prueba concreta de que es posible vivir el Evangelio.

Jesús dijo: «Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt,29), y ellos a su vez son ejemplos de
vida a imitar. San Pablo exhortó explícitamente: «Vivan como imitadores míos» (1 Co4,16)[29].San José lo
dijo a través de su elocuente silencio.

Ante el ejemplo de tantos santos y santas, san Agustín se preguntó: «¿No podrás tú lo que éstos y éstas?». Y
así llegó a la conversión definitiva exclamando: «¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva!»[30].

No queda más que implorar a san José la gracia de las gracias: nuestra conversión.
A él dirijamos nuestra oración:

Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó
su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén.

Oraciones a San José

Letanías de San José

Señor, ten misericordia de nosotros.


Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Ilustre descendiente de David, ruega por nosotros.
Luz de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.
Custodio del Redentor, ruega por nosotros.
Casto guardián de la Virgen, ruega por nosotros.
Padre nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros.
Celoso defensor de Cristo, ruega por nosotros.
Servidor de Cristo, ruega por nosotros.
Ministro de salud, ruega por nosotros.
Jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.
José, justísimo, ruega por nosotros.
José, castísimo, ruega por nosotros.
José, prudentísimo, ruega por nosotros.
José, valentísimo, ruega por nosotros.
José, fidelísimo, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.
Modelo de trabajadores, ruega por nosotros.
Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.
Custodio de Vírgenes, ruega por nosotros.
Sostén de las familias, ruega por nosotros.
Apoyo en las dificultades, ruega por nosotros.
Consuelo de los desgraciados, ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.
Patrono de los exiliados, ruega por nosotros.
Patrono de los afligidos, ruega por nosotros.
Patrono de los pobres, ruega por nosotros.
Patrono de los moribundos, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
V.- Le estableció señor de su casa.
R.- Y jefe de toda su hacienda.
Oremos: Oh Dios, que en tu inefable providencia, te dignaste elegir a San José por Esposo de tu Santísima
Madre: concédenos, te rogamos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo al que veneramos como
protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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