Contrato de Arrendamiento
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Contrato de Arrendamiento
I. Concepto.
Del mismo concepto legal, se desprende que el contrato de arrendamiento puede ser de 3
clases, sin embargo, nos referiremos solo al primero.
a. Arrendamiento de cosa
b. Arrendamiento de obras
c. Arrendamiento de servicios
En este contrato intervienen dos partes, sin embargo, conforme al principio general
establecido en el artículo 1438 del Código Civil, nada obsta a que cada parte este compuesta
por una o más personas, ya sean estas, naturales o jurídicas.
Tal como señala el artículo 1919 del Código Civil, intervienen las partes denominadas
“arrendador” y “arrendatario”. El arrendador, se obliga a conceder el goce de una cosa, a
ejecutar una obra o prestar un servicio; y el arrendatario, se obliga a pagar un precio
determinado por este goce, obra o servicio.
a) Una cosa, cuyo goce temporal ha de concederse por una de las partes a la otra; o un
hecho, que una de las partes debe ejecutar y que a su vez puede consistir en la
ejecución de una obra o en la prestación de un servicio.
b) Un precio, que el arrendatario se obliga a pagar; precio que toma el nombre de renta
cuando se paga periódicamente.
c) El consentimiento de las partes, en la cosa (incluyendo la obra o servicio) y en el
precio. Debe haber un efectivo concierto de voluntades acerca de celebrar un
contrato de arrendamiento, ya que, de lo contrario, podríamos estar ante un
contrato de comodato.
IV. Características
1. Es un contrato bilateral, tal como señala el artículo 1915, ya que genera obligaciones
tanto para el arrendador y al arrendatario. Uno entrega materialmente una cosa, o
cumple un servicio o ejecuta una obra material, y el otro paga un precio a cambio.
2. Es un contrato principal, porque subsiste por sí solo, sin necesidad de otra
convención; tampoco es un contrato destinado a garantizar el cumplimiento de otra
convención.
3. Por regla general, es consensual. Lo normal es que el arrendamiento se entienda
perfecto, por el solo acuerdo de las voluntades, incluso cuando recae en inmuebles.
Sin embargo, el arrendamiento de predios rústicos, es solemne, debiendo constar
por escritura pública o privada, y en este casi, con la presencia de 2 testigos,
conforme al artículo 5 del DL N° 993 de 1975.
4. El arrendamiento es un título de mera tenencia. Quien recibe una cosa en
arrendamiento, solo tiene sobre ella la calidad de mero tenedor, y por ende
reconoce dominio ajeno, sin que, por regla generalísima, pueda llegar a adquirir el
dominio por prescripción. Este caso, opera de manera excepcionalísima, lo que se
encuentra regulado en el artículo 2510 regla 3° del Código Civil, siendo esta la única
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1. Concepto.
Se entiende por tal aquel contrato por medio del cual una de las partes, llamada
arrendador, se obliga a conceder el goce de una cosa a la otra de las partes, llamada
arrendatario, la que se obliga a pagar por ese goce un precio determinado. Si bien el
Código Civil en su artículo 1915, alude “al goce de una cosa”, también se confiere el uso de
esta.
b. Las cosas cuyo arrendamiento esté prohibido por la ley. Por ejemplo, las
viviendas adquiridas por el SERVIU no pueden arrendarse ni venderse hasta
después de transcurrido un tiempo, desde la adquisición del inmueble.
c. Las cosas consumibles. Ello porque si consideramos que el arrendatario, al
término del contrato, debe restituir la misma cosa, sin perjuicio del
detrimento que puede haber experimentado por el uso conforme a su
naturaleza y el transcurso del tiempo, no se podría cumplir.
c) El precio. Se llama precio lo que el arrendatario debe pagar por el goce de la cosa
arrendada. Puede consistir ya en dinero, ya en frutos naturales de la cosa arrendada.
(artículo 1917 del Código Civil). Asimismo, el artículo 1918 dispone que “el precio
podrá determinarse de los mismos modos que en el contrato de venta”, lo que
significa que debemos aplicar los artículos 1808 y 1809 del Código, que establecen:
a. El precio debe ser determinado por los contratantes
b. Podrá asimismo dejarse la determinación del precio al arbitrio de un tercero,
y mientras ello no ocurra, no habrá arrendamiento.
durante el tiempo del contrato; a ello convergen todas las obligaciones que la ley impone
al arrendador”.
Será aquel que las partes hubieren estipulado, y a falta de pacto, al momento de
celebrar el contrato o en el plazo que se desprenda de la finalidad con que se
arrendaron las cosas. La cosa ha de entregarse en el tiempo convenido, y en el
silencio de las partes, inmediatamente de celebrado el contrato de arrendamiento.
b. Lugar de la entrega.
Según el art. 1920 del Código Civil, “La entrega de la cosa que se da en arriendo
podrá hacerse bajo cualquiera de las formas de tradición reconocidas por la ley”.
Advierte Alessandri, que el artículo no es del todo exacto. No cabe duda que se
aplica a las cosas muebles, y en ese caso, nos remitimos al art. 684 del Código,
Sin embargo, “si la cosa es inmueble es imposible aplicar el art. 1920 en los
términos en que esta redactado, porque en ese caso habría que inscribir el título,
lo que es absurdo, ya que no se trata de transferir el dominio de la cosa
arrendada”. De esta manera concluye que, la entrega del inmueble deberá
hacerse, colocando el predio a disposición del arrendatario, sea entregándole las
llaves, sea colocándolo en él para que goce en debidas condiciones.
Consagra el art. 1927 del Código esta obligación. Sin embargo, debemos distinguir entre
las reparaciones necesarias, útiles y voluptuarias, teniendo presente que de todas
maneras, las partes pueden modificar las reglas.
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a. Reparaciones necesarias.
• Regla general. Son de cargo del arrendador. Se entiende por ellas, aquellas
indispensables para la subsistencia misma de la cosa. Si el arrendador no
las hiciere, podrá hacerlas al arrendatario, a costa del primero, siempre y
cuando se cumplan los siguientes requisitos:
1. Que el arrendatario no las haya hecho necesarias por su culpa; y
2. Que el arrendatario haya dado noticia al arrendador, “lo más
pronto”, dice la ley, para que las hiciese por su cuenta (art. 1935 del
Código Civil). Se entiende que dada la noticia, el arrendador nada
hace, obligando al arrendatario a afrontar las reparaciones por su
cuenta, pero con cargo al arrendador. Este requisito no operará, “si
la noticia no pudo darse en tiempo”.
• Excepción: tratándose de las reparaciones locativas: Conforme al art. 1940
del Código, son tales, “las que según la costumbre del país son de cargo de
los arrendatarios, y en general, las de aquellas especies de deterioro que
ordinariamente se producen por culpa del arrendatario o de sus
dependientes, como descalabros de paredes o cercas, albañales y
acequias, rotura de cristales, etc.”
b. Reparaciones útiles.
• Regla general: serán de cargo del arrendatario, sin perjuicio de poder
separar y llevarse los materiales, siempre y cuando no se provoque
detrimento a la cosa arrendada, a menos que el arrendador esté dispuesto
a abonar al arrendatario lo que valdrían los materiales, considerándolos
separados (art. 1936 del Código Civil).
• Excepción: serán de cargo del arrendador, si este consintió en las mejoras,
con al expresa condición de abonarlas.
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Dispone al efecto el art. 1929 del Código Civil: “Si fuera de los casos previstos en
el artículo precedente, el arrendatario es turbado en su goce por el arrendador
o por cualquiera otra persona a quien éste pueda vedarlo, tendrá derecho a
indemnización de perjuicios”.
Se trata de vías de hecho en que incurre el arrendador o un tercero, sobre el cual
el arrendador posee el ascendiente suficiente, como para haberle impedido
realizar la conducta que perturba al arrendatario en el goce del bien.
Si se trata de terceros sobre los cuales el arrendador nada puede hacer, o que
ningún vínculo tienen con él, será el arrendatario quien asumirá su propia
defensa (art. 1930, inc. 1º del Código Civil). Se trata de la misma solución
consagrada a propósito de la compraventa, cuando el comprador sufre una
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Los cuatro últimos incisos del art. 1930 del Código Civil, consagran la obligación
de saneamiento de la evicción que pesa sobre el arrendador, cuando el
arrendatario es turbado o molestado en su goce por terceros que justifican algún
derecho sobre la cosa, y la causa de este derecho es anterior al contrato de
arrendamiento.
Al efecto, distingue el Código dos situaciones:
• Si la privación que sufre el arrendatario en el goce de la cosa es de escasa
magnitud, y puede continuar obteniendo el beneficio que perseguía al
contratar: tendrá derecho a exigir una rebaja en la renta del arriendo,
por el tiempo que reste al contrato;
• Si la privación que sufre el arrendatario es de tal magnitud, que es de
presumir que de haber faltado esa parte no habría contratado: podrá
exigir que cese el contrato (es esta una norma similar a la del último
inciso del art. 1852 del Código Civil, en la compraventa).
En cuanto a la indemnización a que tiene derecho el arrendatario en los casos
anteriores, distinguimos también:
• Si la causa del derecho alegado y justificado por el tercero fue conocida
del arrendador, pero no del arrendatario: deberá el arrendador
indemnizar todos los perjuicios ocasionados al arrendatario;
• Si la causa del derecho alegado y justificado por el tercero debió ser
conocida del arrendador, pero no lo fue del arrendatario: deberá el
arrendador indemnizar todos los perjuicios ocasionados al arrendatario;
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Puede ocurrir también que el impedimento para el goce de la cosa sólo sea parcial, o
que la cosa se destruya en parte. En estos casos, el juez decidirá, de no haber acuerdo
entre las partes, entre:
• Acoger la demanda de terminación de contrato; o
• Conceder una rebaja del precio o renta.
• Si el vicio era conocido del arrendador al tiempo del contrato: tendrá derecho el
arrendatario para que se le indemnice el daño emergente y el lucro cesante
• Si el vicio era tal que el arrendador debió por los antecedentes previos preverlo
o por su profesión conocerlo: tendrá derecho el arrendatario para que se le
indemnice el daño emergente y el lucro cesante.
Sin embargo, carecerá el arrendatario del derecho a ser indemnizado, en los siguientes
casos (art. 1934 del Código Civil):
• Si contrató a sabiendas del vicio redhibitorio que afectaba a la cosa y no se obligó
el arrendador a sanearlo;
• Si el vicio era tal, que el arrendatario no pudo, sin grave negligencia de su parte
ignorarlo;
• Si renunció expresamente a la acción de saneamiento por el mismo vicio,
designándolo. Nótese que no basta con renunciar a la acción, sino que debe
“designarse” el vicio, o sea, explicitarlo (señalar que la cosa contiene “tales y
cuales defectos”), lo que constituye una norma similar a la prevista en la
compraventa, respecto a la evicción (art. 1852, inc. 3º, cuando la ley exige que
el peligro de la evicción sea especificado, para que el vendedor quede exonerado
incluso de la obligación de restituir el precio de la compraventa).
5. Obligación de restituir al arrendatario la suma recibida por concepto de garantía,
si procede.
Aunque la ley nada dice al respecto, se ha impuesto como costumbre, que el
arrendatario entregue al arrendador, al momento de celebrar el contrato, una
garantía, usualmente ascendiente a una renta de arrendamiento, aunque nada
impide que pueda pactarse una suma superior. Podría estimarse que se trata en
realidad de una prenda en dinero, entregada por el constituyente (el arrendatario o
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El arrendatario no sólo responde por sus hechos propios, sino también por los
hechos culpables de los miembros de su familia, huéspedes y dependientes (art.
1941) y de sus subarrendatarios (art. 1947).
b. Facultad para subarrendar y ceder los derechos en el contrato.
En relación con la obligación del arrendatario de cuidar la cosa, cabe referirse a la
posibilidad de que pueda o no subarrendar o ceder sus derechos en el contrato.
En todo caso, recordemos que distinto es el efecto si se trata de un subarriendo o
de la cesión de derechos, pues en el segundo caso, el arrendatario abandona la
relación jurídica, y el cesionario lo sustituye frente al arrendador.
Distinguimos al respecto entre lo regulado en el Código Civil, en la Ley Nº 18.101
sobre arrendamiento de predios urbanos y en el Decreto Ley Nº 993 sobre
arrendamiento de predios rústicos:
a. El subarrendamiento o cesión de derechos en el Código Civil: conforme al
art. 1946, el arrendatario no tiene en principio la facultad para subarrendar
o ceder sus derechos en el contrato, a menos que el arrendador lo hubiere
autorizado expresamente. Si se hubiere otorgado dicha autorización, el
subcontrato no podrá extenderse más allá del plazo del contrato de
arrendamiento ni podrá comprender otras materias, lo que resulta lógico,
pues sabemos que el subcontrato está limitado por el contrato.
b. El subarrendamiento o cesión de derechos en la Ley Nº 18.101: inversa es
la solución en el marco de la Ley Nº 18.101 sobre arrendamiento de predios
urbanos, en el caso de inmuebles destinados a la habitación con plazo fijo
superior a un año: en ella, conforme al art. 5º, el arrendatario siempre podrá
subarrendar, salvo cláusula expresa que se lo prohíba; en este último caso,
el arrendatario podrá poner término anticipado al contrato sin la obligación
de pagar la renta por el período que falte. Dado los términos del art. 5º, si
estamos ante un contrato de duración indefinida o con plazo fijo inferior a
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modo, no aplicamos el Nº 1 del art. 1551 del Código Civil, sino que el Nº 3, siendo
necesaria la interpelación judicial al arrendatario, para constituirlo en mora.
Si requerido por el arrendador, el arrendatario no restituye la cosa arrendada,
será condenado al pleno resarcimiento de todos los perjuicios de la mora, y a los
demás que competa como injusto detentador (entre ellos, podría ser condenado
al pago o devolución de los frutos naturales o civiles de la cosa, que el arrendador
hubiera podido percibir con mediana inteligencia y cuidado teniendo la cosa en
su poder).
6. Derecho a pedir al Tribunal que lo autorice para retener bienes del arrendatario,
cuando éste le adeude rentas o indemnizaciones.
7. Derecho a inspeccionar la cosa arrendada, durante la vigencia del contrato, en
los términos que expusimos a propósito de las obligaciones del arrendatario.
8. Derecho a destinar la suma percibida por concepto de garantía, a cubrir los
gastos efectuados por las reparaciones que deben ejecutarse en el mueble o
inmueble arrendado, cuando se trate de deterioros de los cuales el arrendatario
era responsable, así como también al pago de servicios básicos y de los gastos
comunes que no hubieren sido satisfechos por el arrendatario.
Bibliografía.
1. Apunte de contrato de arrendamiento. Juan Andrés Orrego.
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