Contrato de Locacion o Alquiler 1
Contrato de Locacion o Alquiler 1
Contrato de Locacion o Alquiler 1
Una gran parte de nuestra población usa bienes que pertenecen a otros,
es por eso la importancia social del contrato de Alquiler o Locación, el
cual afecta de una forma directa la familia en tal situación.
EL CONTRATO DE LOCACION
DEFINICIÓN
Otra acepción muy parecida sería: El arrendamiento o locación es un contrato por el cual
una persona se compromete a proporcionar a otra el goce temporal de una cosa mediante un
precio proporcional al tiempo.
REGIMEN LEGAL
El contrato de locación está reglamentado por las disposiciones contenidas en los artículos
1708 al 1762 del Código Civil, pero por mandato del artículo 1134, del Código Civil, las
partes pueden acordar cláusulas y situaciones distintas a las contenidas en estos artículos,
bajo la condición de que no sean violatorias al orden público y las buenas costumbres.
a) El Contrato de Locación de cosas, por el cual una de las partes se obliga a permitir el
disfrute a la otra de un bien durante cierto tiempo, y por un precio determinado que éste se
obliga a pagar; y
b) El Contrato de Locación de obras, mediante el cual una de las partes se obliga a realizar
algo por la otra, mediante un precio convenido.
Sin embargo, el mismo Código Civil aclara que existen muchas clases particulares de
locación. Al respecto, en su artículo 1711, dispone que "estas dos clases de locación se
subdividen además en muchas especies particulares. Se llama alquiler, el de casas y
muebles; arrendamiento, el de las haciendas rurales; salario, el del trabajo o servicio;
aparcería, el de los animales, cuyo provecho se divide entre el propietario y aquel a quien se
les confía; los jornales, destajos o ajustes alzados, para ejecutar una obra mediante un
precio determinado, es también locación, cuando se suministra el material por la persona
que hace la obra. Estas tres últimas clases se sujetan a reglas particulares".
Como podemos ver, el contrato de locación refiérese a cosas y obras, y cada una de estas
categorías se subdivide en especies particulares, pero el contrato que nos interesa tratar aquí
es el que se refiere al alquiler o arrendamiento de inmuebles.
Al igual que todos los contratos, el Código Civil, establece las condiciones esenciales para
su celebración, las cuales son:
1.- El consentimiento de las partes, que se obligan una respecto a la otra, sin la cual
sería nulo de pleno derecho;
2.- La capacidad legal de las partes para contratar, es decir ser dueño o tener poder legal o
especial para celebrar el contrato, tener la edad requerida por la ley, y aún teniendo la edad
requerida, no estar interdicto o imposibilitado legalmente para ello;
4.- Una causa lícita; es decir que no contravenga la ley, ni a las reglas del orden público
ni las buenas costumbres.
Existe libre consentimiento de las partes para concertar el precio del inquilinato, no
obstante la existencia de las disposiciones del artículo 1 de la ley 38, del 24 de octubre de
1966, que dispone una escala de precios conforme al valor del inmueble. Debido a la
fluctuación del valor de la moneda dominicana y al aumento en el valor de los inmuebles,
dicha regulación legal ha quedado en desuso, en razón de que los precios previstos en la
citada ley 38 (con un máximo de RD$35,000.00) no se corresponden con el valor real de
los inmuebles hoy día.
En el contrato de venta las obligaciones del vendedor y del comprador son de ejecución
instantánea: el vendedor entrega el objeto vendido y el comprador paga el precio acordado.
En el contrato de arrendamiento la ejecución es de carácter sucesivo, pues el cumplimiento
se extiende durante toda la vigencia del contrato.
En nuestro país con relación al precio se han experimentado algunas fórmulas que van
desde el pago en moneda extranjera o con índices móviles, tomando en consideración las
tasas de cambio de moneda de otras latitudes, para evitar que la depreciación de la moneda
nacional afecte los niveles de precios ajustados originalmente. Nuestra Constitución
prohíbe y anula cualquier contrato que obligue al pago en moneda extranjera, y en este
sentido se ha pronunciado la honorable Suprema Corte de Justicia.
e) Es un contrato Conmutativo, porque las partes pueden percibir las ventajas al momento
de suscribir el Contrato de Alquiler.
En principio puede dar en alquiler el propietario, o la persona a quien este le otorgue poder
para ello; pero el Código Civil de manera dispersa contiene disposiciones que le reconocen
la capacidad legal de ciertas personas que no obstante no poseer la calidad de propietarios
pueden dar en alquiler un inmueble entre los cuales se cuentan: los esposos, los tutores, los
usufructuarios y los menores emancipados.
El Propietario.
Es el poseedor del derecho de propiedad sobre el inmueble alquilado, esté amparado por un
título de propiedad o sea un poseedor de buena fe.
En muchos casos, el propietario otorga poder a otra persona para que en su nombre y en su
presentación proceda a arrendar el inmueble, y en otros casos esos poderes recaen en manos
de Administradores, a quienes el propietario les confiere poder para arrendar, cobrar y
desalojar si fuere necesario el inmueble de su propiedad.
El Esposo.
En caso de disolución de la comunidad, sea por divorcio o muerte, la mujer o sus herederos,
no están obligados por los arrendamientos hechos por el marido por un período mayor de
nueve años, sino por el tiempo que queda para vencerse el plazo de arrendamiento. Ahora
bien en cuanto a los arrendamientos hechos por un período menor de nueve (9) años y
mayores de tres (3) años antes del plazo de su vencimiento si se trata de bienes rurales y
luego de dos (2) años para fincas urbanas, quedan sin efecto, a menos que su ejecución no
haya empezado antes de la disolución de la comunidad.
Los Tutores.
Los Tutores tienen facultad para dar en arrendamiento los bienes inmuebles propiedad de
los menores bajo su guarda. Ahora bien, no pueden tomar en arriendo el inmueble, salvo
autorización otorgada al protutor por el Consejo de familia.
Esta facultad para arrendar los bienes de un menor de edad cesa cuando dicho menor es
emancipado o cumple la mayoría de edad. En tales casos, el arrendamiento será regido por
las reglas establecidas por el legislador en nuestro Código Civil.
Los Usufructuarios
Tiene libre disposición de arrendar los bienes inmuebles, por un período igual al que
establece el Código Civil en el título del Contrato de Matrimonio y los derechos respectivos
de los esposos.
Por principio jurídico, los menores de edad no tienen capacidad legal para celebrar ningún
tipo de contratos, excepto aquellos que han sido emancipados.
2.- Conservar la cosa arrendada a fin de que sirva a los fines del arrendamiento.
5-.- Responder frente al arrendatario por los daños o pérdidas sufridos por él a
consecuencia de los vicios o defectos de la cosa arrendada.
8- Conservar la cosa en estado de servir para el uso para la que ha sido alquilada. Por ser el
contrato de inquilinato, de cumplimiento sucesivo, el propietario está obligado a realizar
todas las reparaciones al inmueble, para que la comodidad que debe disfrutar el inquilino
no se vea disminuida.
La obligación de conservación no obliga al propietario en caso de destrucción parcial o
total del inmueble alquilado, por caso fortuito o de fuerza mayor, o culpa del inquilino,
quien deberá reconstruirlo. Sin embargo, nuestros reglamentos sanitarios son rigurosos y
las condiciones de salubridad e higiene del inmueble están a cargo del dueño de la casa.
También consideramos válidas las cláusulas que ponen a cargo del inquilino el pago de los
servicios públicos, agua, luz, teléfono, etc.
Por último es prudente señalar que en la práctica suele suceder que el inquilino que habita
una vivienda de poco valor y por consiguiente de muy bajo alquiler (pago) y en
conocimiento de la obligación del propietario de hacer las reparaciones que propendan a la
habitabilidad en condiciones óptimas del inmueble alquilado, lo que amerita una inversión
que en la mayoría de los casos no puede realizar el propietario y en consecuencia da la
libertad de hacerla al inquilino, contemplando dicha inversión como pago por anticipado
del inmueble alquilado.
El artículo 1721 del Código Civil señala de manera clara, precisa y concisa que: "se debe
dar garantía al inquilino de todos los vicios y defectos de la cosa alquilada que impidan su
uso, aún cuando los conociere el inquilino en el momento de suscripción del contrato de
inquilinato. Pero si de estos vicios o defectos resultare alguna pérdida para del inquilino,
estará obligado el propietario a indemnizarle.
El propietario debe dar garantía por los vicios ocultos que tenga el inmueble, y que impidan
o disminuyan el uso del arrendamiento, de conformidad con su destino.
El propietario del inmueble alquilado está obligado a garantizar al inquilino que no será
perturbado en el ejercicio de su derecho y en el pacífico disfrute del inmueble, ni de hecho
ni de derecho.
Obligaciones.-
El contrato de inquilinato, sea verbal o escrito, impone al inquilino una serie de
obligaciones, las cuales debe cumplir, y de no hacerlo entonces estaría violando el contrato.
El artículo 1728 del Código Civil describe las obligaciones que gravitan sobre el inquilino o
arrendatario, las cuales son:
1- Usar la cosa alquilada como buen padre de familia, lo que quiere decir, darle a la cosa
arrendada un uso racional, conforme a sus condiciones propias, el destino y el objeto para
el cual fue entregada en arrendamiento, y a falta de convención debe darle el uso que se
deduzcan de las circunstancias, apegados al sentido común y a las buenas costumbres.
4- Responder por los daños y perdidas sufridas por el inmueble durante su posesión, salvo
que no sea por culpa suya.
6- Responsabilidad del Inquilino: los deterioros y pérdidas que sucedan por causa de las
personas de su casa, o por la de subarrendamientos realizados por él.
Como pudimos observar no sólo el propietario está obligado a conservar el inmueble dado
en alquiler, sino también del inquilino, quien debe entregarlo al momento de la expiración
del contrato, en buen estado. En este sentido se distinguen dos situaciones distintas: cuando
el propietario haya levantado, antes de iniciarse el inquilinato, un acto contentivo de las
condiciones en que fue entregado el inmueble y a la expiración del inquilinato se han
producido deterioros por causa del inquilino en esta circunstancia el inquilino está obligado
a entregar la cosa en el estado que le fue entregada, salvo si los deterioros sobrevinieran a
consecuencia de un caso fortuito o de fuerza mayor, en cuyo caso para poder eximirse de
responsabilidad deberá aportar las pruebas de estas circunstancias.
Debemos afirmar sin ningún tipo de reservas que la obligación fundamental que pesa sobre
del inquilino es la realización del pago de los alquileres vencidos en los plazos convenidos
en el contrato de inquilinato.
El inquilino de un inmueble tiene libre disfrute del mismo, por lo que tiene derecho, entre
otras cosas: Primero, a no ser molestado en el disfrute del dominio útil del inmueble
(artículo 1726); esto es, a realizar todas las actividades que no colidan con el orden público
y las buenas costumbres, siempre que no violen las estipulaciones del contrato y hacer
todas conexiones e instalaciones que hagan habitable el inmueble, sin que estas cambien la
estructura física del mismo, y Segundo, a ocuparlo junto a su familia y cónyuge, aunque al
momento del contrato no haya estado casado.
Cuando del inquilino incumple sus obligaciones, el propietario posee varios medios para
garantizar su derecho:
1) Solicitar la resolución judicial del contrato, con la consecuente expulsión del inquilino.
3) Proceder de conformidad con el artículo 2102 del C.C., sobre los bienes que guarnecen
los lugares alquilados.
4) Cuando el inquilino ha efectuado depósito y fianza puede retenerlas hasta que se realice
el pago.
5) Cuando el contrato ha sido suscrito por un fiador solidario, por ser éste un codeudor,
puede perseguírsele para obtener el cobro de los alquileres adeudados.
El artículo 1728 del Código Civil impone al inquilino la obligación de usar la cosa
alquilada según el destino previsto, el uso predeterminado en el contrato, por las partes
suscribientes, o en su defecto los jueces deben intuir la intención de los contratantes debido
al poder soberano de apreciación de los jueces.
El artículo 1729 del Código Civil es claro al señalar que cuando el inquilino le da un uso
distinto a la casa alquilada, el propietario puede pedir la rescisión del contrato. Pero
además, nuestra legislación prohíbe al inquilino la instalación de negocios o la realización
de actividades en el inmueble alquilado que estén reñidas con la moral o sean contrarias al
orden público.
El contrato de inquilinato, al igual que todos los contratos y convenciones que efectúen las
personas, para ser reputado como válidos deben estar sometidos a los requisitos generales
establecidos en el artículo 1108 del Código Civil dominicano.
De manera que las partes o elementos importantes en la formación del contrato de alquiler
son:
a) Una cosa que sea objeto del contrato de alquiler, es decir, un inmueble.
b) Dos o más personas que tengan la capacidad necesaria para celebrar el contrato, es
decir, un propietario o una persona que ejerza tal calidad, y un inquilino.
Por entender que todos los elementos enunciados precedentemente han sido de una manera
u otra explicados en nuestra exposición, vamos a analizar brevemente lo relativo a la
capacidad de las personas para contratar, por considerar que el mismo puede prestarse a
confusión con relación a la capacidad general de las personas para enajenar, debido a que el
contrato de alquiler es un acto administrativo y no de enajenación, de lo que resulta la
capacidad de los menores emancipados, los pródigos, los administradores de los bienes de
otro, como es el caso del marido, el tutor, etc., para consentir un contrato de alquiler.
Son las prohibiciones y obligaciones a que se somete al inquilino en cuanto al uso del in-
mueble, o sea, se estipula si es para uso Comercial o para habitarla con la familia, así como
en cuanto a las reparaciones y mejoras, etc.
El precio del alquiler de un inmueble puede ser fijado libremente por consenso de las
partes, salvo de que se trate de aumento del mismo o el caso en que el valor del inmueble
esté por debajo de la suma de Treinta y Cinco Mil Pesos (RD$35,000.00).
Casos en los cuales procede Solicitar la Rebaja del Precio del Alquiler
La ley establece de manera expresa las causas en que el inquilino puede solicitar la rebaja
del precio del inquilinato, pero dicha rebaja será aplicada a partir de la resolución que lo
ordene, por lo que no opera con relación a las mensualidades vencidas a esa fecha.
El inquilino puede solicitar la rebaja del precio del arrendamiento, en las siguientes
circunstancias:
Es válido el arriendo de la cosa ajena porque éste solamente crea un derecho personal (un
derecho de crédito) entre el propietario y el arrendatario, que de ninguna manera implica
transmisión del derecho real de propiedad.
Así pues, el subarrendador no puede afectar al arrendador sino por efecto de la acción
oblicua, si el locatario principal no satisface por sí mismo las obligaciones resultantes del
subarrendamiento.
Siendo las disposiciones del artículo 1717 del Código Civil una prerrogativa a favor del
inquilino, vale deducir que no procede la demanda en desalojo por haberse subalquilado
parte o la totalidad del inmueble a condición de que el contrato de inquilinato se haya
realizado verbalmente.
Son válidas las cláusulas que impongan la prohibición absoluta de ceder el arrendamiento o
la de subarrendar, y aquellas que no permiten cesiones o subarrendamientos sino con la
aprobación del arrendador.
Pero además, este tipo de contrato presenta otros inconvenientes, tales como el aumento del
precio del alquiler, las condiciones en que se entrega el inmueble a favor del inquilino ante
un eventual comprador del inmueble, la duración del contrato, etc. Pero es bueno aclarar
que tanto el Código Civil como algunas leyes adjetivas plantean algunas excepciones
perniciosas relativas a los contratos verbales de inquilinato.
La Garantía.
El artículo 2102 del Código Civil establece que el privilegio de los alquileres y
arrendamientos de los inmuebles, son los frutos de las cosechas del año, y el precio de todo
el ajuar de la casa alquilada o del predio rústico.
Es por eso que el artículo 1752 del Código civil obliga al inquilino proveer la casa alquilada
de muebles suficiente, a no ser que de seguridad para responder del alquiler.
En virtud a esa garantía el arrendador puede por mandato del artículo 819 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, previo mandamiento de pago y en caso de urgencia por
autorización del juez de paz, trabar embargo conservatorio sobre los bienes muebles o
frutos que guarnecen en la casa o finca arrendada.
El artículo 1 de la Ley 4314, del 22 de Octubre del 1955, G. O. No. 7904 modificada por la
Ley 1788 del 5 de febrero de 1988 exige a los propietarios y encargados de inmuebles, el
depósito en el Banco Agrícola, las sumas que exijan como depósito, adelanto, anticipo o
cualquiera que sea la denominación para garantizar el pago de los alquileres o el
cumplimiento de cualquier otra obligación legal o convencional derivada del contrato.
El párrafo I del referido artículo exige que el inquilino pague en dinero efectivo el valor
equivalente a por lo menos un mes de alquiler en los contratos cuyo término de
vencimiento sea de un año; de dos meses, en los contratos de un año y medio en adelante
hasta dos años; de tres meses cuando el contrato es por dos años y medio o de tres años,
salvo que las partes acuerden una suma mayor. Esta garantía debe ser depositada en el
Banco Agrícola de la República Dominicana y muchas veces además del depósito, los
arrendatarios exigen la presentación de un fiador solidario, para el caso de que del inquilino
no tenga la solvencia económica suficiente como para cubrir sus compromisos.
El término es una condición del contrato de inquilinato. Aunque no existe límite para el
término, todo ello queda evidenciado en los artículos 1709 y 1737 del Código Civil, el
primero cuando señala que una de las partes se obliga a permitir el disfrute a la otra durante
cierto tiempo, y el segundo, cuando dice que el arrendamiento termina de pleno derecho a
la expiración del término fijado.
Para que pueda operar la tácita reconducción hace falta que el inquilino se haya mantenido
ocupando el inmueble y que el propietario no se haya opuesto a ello. Normalmente el
propietario señala su oposición dándole aviso al inquilino, en la forma establecida en el
artículo 1736, lo cual no es indispensable para poner fin a un arrendamiento de duración
determinada, aunque su finalidad, pues, es de manifestar la intención del propietario de no
renovar el arrendamiento.
En todo contrato de locación suscrito de manera escrita se establece el término del mismo.
Pero no obstante a esto, el artículo 3 del Decreto 4807 del 1959, le otorga al Contrato de
Alquiler un carácter de perpetuidad relativa, toda vez que prohíbe el desahucio de un
inquilino por la llegada del término del contrato de Alquiler.
En principio el propietario solamente puede demandar la rescisión del contrato, cuando del
inquilino ha incurrido en una violación a las disposiciones del contrato o a una incurrido en
una de las faltas establecidas en el código Civil.
El propietario no puede rescindir el Contrato de Alquiler, aunque declare querer ocupar por
sí mismo la casa alquilada, no habiendo convenio en contrario. En caso de que las partes
hayan convenido en el contrato que pueda el propietario venir a ocupar la casa, está
obligado a notificar su intención de hacerlo con una anticipación de tres días a lo menos.
Ahora bien, si el propietario necesita desalojar al inquilino, cuando el inmueble vaya a ser
ocupado personalmente por el propietario o por una de las personas establecidas en la parte
final del artículo 3 del decreto 4807, del 1959, o cuando el inmueble vaya a ser objeto de
reparación, reedificación o nueva construcción, se debe solicitar el desahucio por ante el
control de Alquileres de Casas y Desahucios.
Contrato Escrito
Es aquel en el cual las condiciones que rigen la convención con relación al inquilinato están
consignadas por escrito en un acto que puede ser auténtico. La importancia de este tipo de
contrato radica, en que se pueden fijar de manera clara las condiciones que lo rigen, entre
las cuales podemos destacar el uso, el precio, el tiempo y la relación frente a terceros, como
lo es el subalquiler. Además, el contrato de alquiler escrito goza del beneficio que establece
el artículo 1134 del Código Civil, razón por la cual el documento resultante de la
convención es ley para las partes contratantes, y sólo puede ser atacado cuando contravenga
la moral, las buenas costumbres y algunos aspectos que nuestra Suprema Corte de Justicia
considera de orden público y de interés social.
Es cuando las condiciones de la convención que rige la relación del inquilinato están
consignadas en un acto, sea autentico o bajo firma privada.
La importancia del contrato escrito radica, en que se pueden fijar de manera clara las
condiciones que lo rigen, entre las cuales podemos destacar, el uso, el precio, el tiempo y la
relación frente a tercero, como lo es el subinquilinato.
El Contrato Verbal
La existencia del consenso entre las partes es suficiente para celebrar un contrato de
inquilinato sin necesidad de suscribir las convenciones del mismo. Lo cual implica que no
se requiere ninguna formalidad para la existencia del inquilinato, más que la voluntad de las
partes, quedando sus relaciones normadas por las disposiciones previstas por las leyes a
este respecto.
Pero este contrato puede producir los inconvenientes previstos en los artículos 1715, 1716 y
1717 del Código Civil, en cuanto a la prueba o la existencia del mismo, en cuanto al precio
y al subalquiler.
Si una de las partes niega la existencia del contrato de inquilinato, solamente puede ser
probado mediante el juramento deferido a la parte que lo niega, el testimonio es
inadmisible, no importa que el precio sea ínfimo. Es importante señalar que el artículo 1ro.
de la Ley 38 de fecha 24 de Octubre de 1966, fija el precio por alquiler de los inmuebles
cuyo valor no excedan de la suma de treinta y cinco mil pesos, pero esta disposición ha
quedado implícitamente derogada debido al aumento del precio de los inmuebles.
En caso de que del inquilino alegue ser propietario, el juez de paz debe ordenar el
sobreseimiento de la demanda, hasta tanto el tribunal competente decida sobre la propiedad.
Es oportuno señalar la marcada diferencia que existe entre las terminologías rescisión y
resiliación.
Tanto las disposiciones del Código de Procedimiento Civil, como las del decreto 4807,
establecen las causas por las cuales se puede solicitar la resiliación del contrato de
inquilinato.
En regla general la resiliación del contrato, se resuelve por la pérdida de la cosa y por el
incumplimiento del arrendador o arrendatario con sus obligaciones. Las disposiciones de
este artículo son muy genéricas, dado que no las señala, pero dentro de esas causas
podemos enumerar las siguientes: 1.- La falta de pago de los alquileres vencidos; 2- El
término del contrato; 3- Insuficiencia de muebles que signifiquen la garantía para responder
por el inquilinato; 4- El subarrendamiento prohibido en el contrato.
El Decreto 4807 de 1959, ha establecido causas por las cuales se puede desahuciar al
inquilino, las cuales son las siguientes: 1- La falta de pago; 2- Uso del inmueble para un fin
distinto al establecido, siempre que sea perjudicial al propietario o contrario al orden
público o a las buenas costumbres y 3- Por haber subalquilado parcial o total el inmueble,
no obstante haberlo prohibido en el contrato; 4- Para la reconstrucción, reedificación o
nueva construcción del inmueble y 5- Cuando va a ser ocupado por el propietario, su
cónyuge, parientes o afines
De estas cinco causas establecidas, solamente las dos últimas: 4- Para la reconstrucción,
reedificación o nueva construcción del inmueble y 5- Cuando va a ser ocupado por el
propietario, su cónyuge, parientes o afines son causas de desahucios, porque las demás son
causas de resiliación, para lo cual no se necesita el desahucio. Además que excluye dentro
de las causas de la Resiliación, la llegada del término.
Las disposiciones del artículo precedentemente citado, regulan las dos causas de resiliación
del contrato de inquilinato: la primera es la pérdida de la cosa alquilada, como sería la
destrucción de una casa, por cualquier causa; mientras que la segunda, la condiciona a una
falta imputable al inquilino, como sería la violación del contrato de inquilinato, la falta de
pago, entre otras. Pero las disposiciones de los artículos 1736 y 1737, del Código Civil y el
artículo 3 del Decreto 4807 incluyen el desahucio como causa de resiliación del contrato de
inquilinato. A todo lo cual le agregamos la voluntad de las partes.
3- Insuficiencia de muebles, los cuales son la garantía del pago del inquilinato.
6- Pérdida de la Cosa.
En las últimas dos causas la rescisión del contrato opera de pleno derecho. (Artículos 1722
y 1737, Código Civil).
En todos los casos en que el propietario deba demandar al inquilino en rescisión del
contrato, puede solicitar al juez que ordene el pago del precio del arriendo hasta el tiempo
necesario para el nuevo arriendo, esto es sin perjuicio de los daños y perjuicios que puedan
resultar por el uso.
b.- A la expiración del término fijado, cuando se hizo por escrito, sin necesidad de notificar
el desahucio
Se puede demandar la resiliación del contrato por causa de desahucios en los casos
siguientes:
b.- Es aquel que se lleva a cabo mediante una autorización al respecto que se hace por ante
el Control de Alquileres de Casas y desahucios, en virtud a las disposiciones del artículo 3
del Decreto 4807. Cuyas causas son las siguientes: Cuando el inmueble vaya a ser objeto de
reparación, reedificación o nueva construcción o cuando vaya a ser ocupado personalmente
por el propietario o su cónyuge, o por parientes de uno de ellos, ascendientes, descendientes
o colaterales hasta el segundo grado inclusive, durante dos años por lo menos.
El decreto arriba señalado crea una confusión al asimilar los términos desahucio y desalojo,
y eso es así porque prohíbe desahucio del inquilino de un inmueble por persecución del
propietario, salvo las causas señaladas en su artículo 3, en el que incluye entre esas causas
la falta de pago, el sub inquilinato prohibido en el contrato, el uso distinto y cambio de la
estructura del inmueble, causas estas que son motivo de rescisión, procedimientos para los
cuales no se necesita la autorización del control de Alquileres.
En el primer caso se notifica el plazo establecido en el artículo 1736, según sea el caso, y
luego se apodera al Tribunal de Primera Instancia, para que se pronuncie sobre la
Resiliación y el desalojo; mientras que en las dos últimas causas se debe apoderar
administrativamente el Control de Alquileres de Casas y Desahucio, y en segundo grado la
Comisión de apelación,
Cuando se haya notificado un desahucio no puede el inquilino, aunque continúe en el
disfrute de la cosa, invocar la tácita reconducción.
El término o duración en los Contratos de Alquiler constituye uno de los componentes más
controvertidos en los arrendamientos de inmuebles urbanos. El artículo 1709 del Código
Civil prevé la temporalidad del arrendamiento al definirlo como un contrato mediante el
cual una parte se obliga a dejar gozar a la otra una cosa durante cierto tiempo y el artículo
1737 del mismo código dispone que el arrendamiento termina de pleno derecho a la
expiración del término fijado cuando se hace por escrito.
Ni la muerte del inquilino ni la venta del inmueble alquilado ponen fin al arrendamiento,
salvo cláusula en el contrato indicando lo contrario.
Ahora bien, si a la llegada del termino el inquilino sigue en el disfrute del inmueble, sin que
el propietario haya formulado su oposición a esto, se presume que lo hace en las mismas
condiciones estipuladas en el contrato por el término de tres meses o más, sin que pueda ser
desahuciado sino después de notificada la fecha con arreglo a la ley.
El nuevo contrato será regulado por el artículo 1736, que hace relación a los
arrendamientos verbales.