Ponencia CNAA Torres Vega Et Al

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EL CONSUMO DE FAUNA EN EL SUR DE POZUELOS (PUNA DE JUJUY, AR-

GENTINA) VISTO DESDE EL REGISTRO ZOOARQUEOLÓGICO EN ESPA-


CIOS DOMÉSTICOS PREHISPÁNICOS TARDÍOS Y COLONIALES

Simposio Generalidades y particularidades en torno al estudio arqueológico de sociedades con


producción de alimentos en la Puna.
CNAA- Córdoba- Julio 2019

Torres Vega, Lucrecia M.R*1, Carlos I. Angiorama2 y Pablo H. Mercolli3

1- Instituto de Arqueología y Museo (UNT). San Martin 1545 - San Miguel de Tucumán
- e-mail: ltorresvega@gmail.com
2- Instituto de Arqueología y Museo (UNT) - ISES (CONICET). San Martin 1545 - San
Miguel de Tucumán. e-mail: carlosangiorama@gmail.com
3- Instituto Interdisciplinario Tilcara (UBA) – Belgrano 445 – Tilcara. e-mail: pmerco-
lli@hotmail.com

Palabras clave: zooarqueología - Puna de Jujuy - Período de Desarrollos Regionales - Período


Colonial - contextos domésticos.

Key Words: zooarchaeology - Puna de Jujuy - Período de Desarrollos Regionales - Período


Colonial - domestic contexts

Resumen

En esta ponencia presentamos un análisis comparativo de los resultados del estudio de


los conjuntos zooarqueológicos procedentes de contextos domésticos de sitios del sector sur de
la cuenca de Pozuelos (Puna de Jujuy, Argentina), con fechados que los ubican en los Períodos
de Desarrollos Regionales (900 - 1430 AD), Inka (1430 - 1536 AD) y Colonial Temprano (1536
- 1650 AD). Los análisis tienen como objetivo general abordar las prácticas relacionadas con
el consumo de animales por parte de las personas que habitaron la cuenca durante el lapso
temporal señalado.

En este sentido, nuestro interés está puesto en establecer comparaciones entre diversos
subconjuntos óseos indagando en las diferencias y similitudes presentes en las muestras
obtenidas mediante las excavaciones arqueológicas realizadas, en relación a: a) las diferentes
cronologías de los contextos de los cuales proceden los materiales analizados; b) la diversidad
de ecozonas en las cuales se emplazan los sitios estudiados en la microrregión; y c) la variedad
de actividades llevadas a cabo en los espacios domésticos intervenidos. Esto persigue la
finalidad de conocer las características que adquirieron las prácticas de consumo de fauna por
parte de los pobladores locales, y los cambios y las continuidades producidas al respecto en el
lapso temporal señalado, durante el cual los habitantes del área se vieron afectados por las
conquistas inkaica y europea.

Para el análisis de las colecciones zooarqueológicas focalizamos nuestro trabajo


teniendo en cuenta las especies presentes y su proporción, las clases de edad representadas, la
fragmentación de los conjuntos recuperados y las modificaciones producidas en los mismos,
tanto por agentes/procesos naturales (con el fin de evaluar la integridad de las muestras) como

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aquéllas efectuadas por acción de las antiguas actividades antrópicas (alteraciones térmicas,
marcas de corte, entre otras).

El análisis de los aspectos zooarqueológicos y contextuales nos permiten avanzar en la


discusión en torno a las especies consumidas, las implicancias de la existencia o ausencia de
fauna europea en los conjuntos, la diversidad de prácticas de caza o pastoreo identificadas y su
importancia relativa como estrategias económicas, las pautas de circulación y consumo de
recursos silvestres y domésticos, los patrones de selección de unidades anatómicas y los
contrastes o las similitudes en relación a este aspecto, el manejo de los animales de rebaño en
función de los productos deseados, y el acceso diferenciado a recursos animales entre las
distintas unidades domésticas analizadas y en distintos momentos de sus historias
ocupacionales.

Introducción

En esta ponencia presentamos un análisis comparativo de los conjuntos zooarqueológicos procedentes


de contextos domésticos del sector sur de la cuenca de Pozuelos (Puna de Jujuy, Argentina), con
fechados que los ubican en los Períodos de Desarrollos Regionales (900 - 1430 AD), Inka (1430 - 1536
AD) y Colonial Temprano (1536 - 1650 AD).

Estos análisis tienen como objetivo general conocer las características que adquirieron las prácticas de
consumo de fauna por parte de los pobladores locales, y los cambios y las continuidades producidas al
respecto en el lapso temporal señalado, durante el cual los habitantes del área se vieron afectados por
las conquistas inkaica y europea. Nuestro interés está puesto en establecer comparaciones entre diversos
subconjuntos óseos indagando en las diferencias y similitudes presentes en las muestras obtenidas
mediante las excavaciones arqueológicas, en relación a: a) las diferentes cronologías de los contextos
de los cuales proceden los materiales analizados; b) la diversidad de ecozonas en las cuales se emplazan
los sitios estudiados y c) la variedad de actividades llevadas a cabo en los espacios domésticos
intervenidos.

Para el análisis de las colecciones zooarqueológicas focalizamos nuestro trabajo en las especies
presentes y su proporción, las clases de edad representadas, las modificaciones producidas en los
mismos, tanto por agentes/procesos naturales como antrópicas (alteraciones térmicas, marcas de corte,
entre otras).

El análisis de los aspectos zooarqueológicos y contextuales nos permiten avanzar en la discusión en


torno a las especies consumidas, las implicancias de la existencia o ausencia de fauna europea en los
conjuntos, la diversidad de prácticas de caza o pastoreo identificadas y su importancia relativa como
estrategias económicas, las pautas de circulación y consumo de recursos silvestres y domésticos, los
patrones de selección de unidades anatómicas y los contrastes o las similitudes en relación a este aspecto,
el manejo de los animales de rebaño en función de los productos deseados, y el acceso diferenciado a
recursos animales entre las distintas unidades domésticas analizadas y en distintos momentos de sus
historias ocupacionales.

Sitios analizados

En este trabajo presentamos los resultados de los primeros estudios realizados sobre material faunístico
hallado mediante excavaciones en siete contextos de la cuenca Sur de la Laguna de Pozuelos: se trata,
en todos los casos, de recintos domésticos localizados en sectores de fondo de cuenca y quebradas
intermedias y cuyos fechados radiocarbónicos los ubican tanto en momentos prehispánicos tardíos como
coloniales.

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Sitio- Estructura Cronología Funcionalidad Localización
RH19.7-2 PDR I- PDR II 1216-1294 Doméstico Fondo de cuenca- Terrazas
RH19.7-1 PDR II 1287-1389 Doméstico Fondo de cuenca- Terrazas
TA1 PDRII 1312-1432 Doméstico Quebradas intermedias
RH10.1-2 PDR II 1327-1445 Doméstico Fondo de cuenca- Terrazas
CH25.2 Inka 1415-1498 Doméstico Quebradas intermedias
CH25.1 Colonial -- Doméstico Quebradas intermedias
RH10.1-1 Colonial Post 1652 Doméstico Fondo de cuenca- Terrazas

Río Herrana

Esta localidad arqueológica, se ubica en la cuenca media-baja del río homónimo (3700 msnm en el fondo
de valle y por arriba de los 3.900 msnm en la zona alta), y se han detectado, mediante prospección,
recintos aislados o adosados en pequeños grupos, que pueden estar asociados a estructuras de cultivo y
se encuentran sobre las laderas de una serie de terrazas. También se encuentran en la localidad, paneles
de arte rupestre (Rodríguez Curletto, 2014) y recintos cuadrangulares que podrían corresponder a
corrales. Angiorama (2011) plantea que este tipo de estructuras asociadas a las áreas productivas
configuraron el paisaje rural del Pucará de Rinconada.

Sobre la margen derecha del Río Herrana, paralelo al mismo, se encuentra un camino de tránsito
vehicular, que se dirige hacia la cuenca baja al NE, pasado por el Pucará de Rinconada y de allí se dirige
al N, hacia Rinconada y al E hacia Carahuasi. Este camino, hacia el SE, comunica con Cerro Blanco,
Almacen Cincel y Pan de Azúcar, mientras que hacia el O, se bifurca en tres direcciones diferentes: a)
hacia el SE, donde se comunica con Ciénaga Rodeo, hacia el S con Tabladitas, Río Candado y de allí
hacia Abra Pintada, mientras que hacia el SE se comunica con Casa Colorada; 2) hacia el O, donde se
encuentran lagunas y puestos de altura aguas arriba y 3) hacia el N hasta Rinconada. Esta zona del valle
mantiene vinculaciones con numerosos sitios de la zona, además de presentar una conexión especial en
cuanto a distancia y relación de paisaje con el Pukará de Rinconada, ubicado a solo 4km de distancia,
en la cuenca baja del río.

Río Herrana 19- Rh19

Rh19 es un conjunto de al menos ocho estructuras de forma circular, muros alargados de contención y
otros a manera de andenes, alineaciones de piedra y lajas de gran tamaño paradas. La estructura 7 es de
planta circular, los muros han sido construidos con rocas prismáticas. La estructura fue excavada
completamente siguiendo la estratigrafía natural, recuperando fragmentos cerámicos, materiales líticos,
restos óseos animales, minerales y carbón. Se definieron dos episodios de ocupación diferentes: el nivel
1 (Rh19.7-1) corresponde al último episodio de ocupación y fue fechado en 1287-1389 AD presenta un
tabique de división interno y varios rasgos: algunos de combustión difusos, otros con cubetas bien
formatizadas y pozos. El nivel 2 (Rh19.7-2) corresponde al primer episodio de ocupación que habría
tenido lugar entre el 1216-1294 AD. Presenta numerosos rasgos de combustión, pero sin el tabique
interno.

Río Herrana 10 (Rh10)

Rh10 ocupa una superficie de unos 1000m. x 500 m. con un gran dominio visual hacia el SE. Las
estructuras están ubicadas en la ladera de una terraza y forman parte de un conjunto con andenes y
canchones de cultivo, montículos de despedre, refugios construidos bajo aleros y recintos de planta y
técnicas constructivas variadas. Estos últimos, presentan en su mayoría, muros de construcción simple,
de piedras planas, de entre 40 y 60 cm de espesor. Algunos recintos se encuentran bien definidos y en
buen estado de conservación, siendo de tamaños y formas variables (cuadrangulares, rectangulares,
circulares, abiertos subcirculares, apoyados en un bloque). En estas laderas pueden observarse bloques

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de ignimbritas con arte rupestre, destacándose en el centro del sitio un bloque con grabados de
zoomorfos, antropomorfos y huellas (Rodríguez Curletto, 2014).

La estructura 1 es un recinto de planta rectangular con rocas planas dispuestas horizontalmente, algunas
apoyadas sobre rocas grandes. Fue construido durante época prehispánica tardía (nivel 2) y remodelado
durante la época colonial (nivel 1), luego de un período de abandono. Los elementos estudiados aquí
fueron recuperados mediante excavación total, siguiendo niveles naturales y corresponden a estos dos
momentos de la historia ocupacional del sitio.

Los otros recintos del sitio fechados hasta ahora, sumado a las características constructivas de las
estructuras mencionadas y al arte rupestre registrado, nos permiten afirmar que se trata de construcciones
que datan de momentos prehispánicos, es decir, contemporáneos a la primera ocupación de la Estructura
1 de Río Herrana 10 (denominada RH10.1-2). No sabemos si algunas de ellas se hallaban en uso también
durante la época colonial, cuando la estructura 1 fue nuevamente ocupada (RH10.1-1).

El episodio de ocupación más temprano (Nivel 2) tuvo lugar entre los años 1327-1445 AD y consistió
en una estructura aproximadamente cuadrangular, de la que se observan los muros S, E y O y las
esquinas hacia el N. El acceso al recinto estaba ubicado al S de la estructura y se colocaron verticalmente
rocas planas alargadas, a modo de jambas. Durante la excavación se recuperaron materiales cerámicos
y líticos, incluyendo dos puntas de proyectil pequeñas, como así también carbón en los fogones
formatizados.

En el episodio posterior (Nivel 1) se amplió la estructura hacia el N, derribando el muro, y se conformó


un piso a unos 20 cm por encima del primero. Con esta modificación el recinto de época colonial era de
plata rectangular, de 4,5 x 3m, con muros de aproximadamente 50cm de ancho, construidos con lajas
dispuestas en posición horizontal, con el empleado de argamasa. En algunos sectores, las paredes se
conservaron hasta 80cm de altura con respecto al piso de ocupación de época colonial. Durante esta
ocupación también se clausuró el primer vano de acceso y se abrió otro, sobre el muro E, junto al cual
se halló un sector del piso con signos de termoalteración, con cenizas y carbón dispersos en un área de
80 cm de diámetro. En este sector procede casi todo el material arqueológico de la ocupación colonial,
consistente en fragmentos cerámicos y huesos de fauna. Los fechados radiocarbónicos señalan que el
recinto fue ocupado en el l lapso comprendido entre 1649 y 1812 AD.

Tabladitas (Ta1)

Ta1 es un caserío pequeño conformado por estructuras dispersas entre áreas de cultivo y corrales,
ubicado en el sector medio de una quebrada de altura que comunica con Doncellas. El caserío, se
encuentra a pocos metros del curso de agua que recorre el fondo de la quebrada y al lado de una vega.

La localidad arqueológica consiste en estructuras tipo recintos en la parte alta y andenería en la parte
baja con presencia de abundante material arqueológico en superficie y paneles con arte rupestre
(zoomorfos, uncus y antropomorfos, todos pintados en color rojo1). Las estructuras son de forma
subrectangular y subcircular adosada a bloques de gran tamaño construidas con rocas prismáticas y
subredondeadas en forma de pirca. Se observan además lajas clavadas verticalmente en estructuras de
forma subcircular, aleros cerrados con muros de rocas prismáticas, morteros dispersos entre las
estructuras y abundante cantidad de fragmentos de palas líticas.

1
En relación al arte rupestre, Rodríguez Curletto (2014) describe varios paneles con pinturas con motivos. De entre las representaciones
zoomorfas ha identificado camélidos (con vistas derecha/izquierda, dos patas, cola y orejas de morfología variable, aislados, agrupados y en
fila. En algunos casos se encuentran camélidos con la cabeza hacia atrás y el pecho abultado (UT5), con el pecho abultado y dispuestos en fila
con otros dos (UT6), con el pecho abultado (UT7) o que muestran, a la altura de la unión entre el cuello y el lomo, sale una línea recta que no
se distingue con claridad si corresponde a una atadura que sale de su cuello o si se trata de la línea superior del lomo que debido al deterioro
de la pintura (UT7). Se destaca también un diseño zoomorfo con las orejas en forma de “V” (UT2).

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La estructura 1, consiste en un recinto circular con una única ocupación datada entre e 1312-1432 AD.
Se encontraron fragmentos cerámicos, palas líticas completas y fragmentadas, restos arqueofaunísticos
y otras evidencias materiales de actividades domésticas.

Chajrahuaico (Ch25)

CH25 es un pequeño caserío emplazado en el sector medio de una quebrada angosta que comunica el
sur de Pozuelos con el oeste. Esta quebrada está vinculada con la quebrada adyacente, ambas recorridas
por dos cursos de agua permanente, los ríos Salviayoc y Chajrahuaico, a 3683msnm. En este sitio se
localizaron cuatro estructuras habitacionales asociadas a un complejo de andenes que cubren una
superficie de media hectárea y están irrigados por al menos un canal que capta el agua del río Salviayoc.
El sitio se encuentra estratégicamente emplazado en un paisaje que brinda recursos variados, como una
vega de grandes dimensiones y un pequeño bosque de queñoas.

Los recintos habitacionales se encuentran ubicados muy próximas unas de las otras, y son muy
semejantes entre sí, tanto en su morfología como en la técnica constructiva de los muros. Se encuentran
en buen estado de conservación, manteniendo muro de hasta 1mt de altura. En cuanto a sus
características, son rectangulares y mantienen un tipo de arquitectura muraría semejante a la usada para
construir los andenes, mostrando una asociación directa con estos.

Las dataciones obtenidas a partir de la excavación de dos recintos domésticos y de las variedades
cultivadas en los andenes, nos permiten señalar que esta localidad arqueológica fue ocupada en época
tardía y reutilizada durante época colonial (Angiorama y Pérez Pieroni, 2012, Coronel, 2014).
Reforzando este aspecto temporal, en el sitio se halló también un horno de fundición metalúrgica de
época colonial (Angiorama y Becerra, 2010). Los materiales cerámicos hallados en la ocupación
colonial son mayormente similares a aquellos de momentos tardíos, incluyendo las características de
sus pastas. Tan solo hemos identificado un tipo de pasta no registrado en otros sitios del área pero que
puede ser comparable a estándares de pasta definidos con ocupación colonial como el Pukará de Turi,
en el Norte de Chile (Pérez Pieroni, 2013) (Angiorama, Pérez Pieroni, Becerra, Giusta, 2018). Estas
estructuras se encuentran asociadas a un área agrícola con andenes irrigados por un canal, construidos
en tiempos prehispánicos y reutilizados durante la colonial. Los estudios de microfósiles recuperados
en muestras de sedimentos permitieron identificar el cultivo de maíz durante época Inka y la presencia
de trigo para la ocupación colonial (Angiorama y Coronel, 2015; Pigoni, 2014). Por los tipos de fitolitos
hallados, proponemos que el maíz fue cultivado in situ, a diferencia del trigo, que podría haber ingresado
a los sedimentos de las estructuras agrícolas como parte de cenizas utilizadas como abono para el cultivo
de maíz. Es de destacar que los fitolitos de trigo presentan unas marcas de corte particulares, que, a
partir de estudios experimentales y etnográficos sugieren que estos cortes ocurren cuando se usa el trillo
de tablas para trillar los cereales, un instrumento incorporado a las prácticas agrícolas americanas al
menos desde el SXVIII (Angiorama, Coronel y Pigoni, 2016).

Las dos estructuras que se analizan en este trabajo fueron excavadas por completo y consisten en recintos
domésticos. La Estructura 1 (CH25.1) es de planta cuadrangular, de 3mts de lado, con muros de 40cm
de ancho construidos con rocas subesféricas, sin argamasa. En algunos sectores, las paredes se han
conservado hasta una altura de 50cm respecto al piso de ocupación. El recinto presentaba un vano
orientado hacia el SE, junto al que se halló un fogón en cubeta de uso reiterado, rodeado por un amplio
sector del piso con signos de termoalteración. Alrededor de la estructura de combustión, se encontró
casi todo el material arqueológicos que se conservó sobre el piso de ocupación (fragmentos cerámicos
y de huesos de fauna) (Angiorama y Pérez Pieroni, 2013). El fechado C14 dio como resultado
“moderno”. Sin embargo, por varios motivos consideramos como muy probable que la estructura en
cuestión haya sido habitada hace más de doscientos años (Angiorama 2012), ya que presenta las mismas
características arquitectónicas y estado de conservación que la 2, localizada junto a ella y fechada en el
SXV. En las rocas que conforman los muros de ambas estructuras se observan los mismos tipos de
líquenes y en las mismas concentraciones, un elemento que, combinado con los fechados

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radiocarbónicos que hemos efectuado para el área de estudio, nos ha resultado de utilidad para la
datación relativa de diversos tipos de estructuras. Sin embargo, no suponemos una ocupación
prehispánica para esta estructura, por las características de la cerámica hallada.

A su vez, tanto las características arquitectónicas como las de los líquenes presentes en ambos recintos,
difieren absolutamente de los de una estructura habitacional localizada a unos pocos metros de las
mencionadas, de una antigüedad de unos ciento cincuenta años, de acuerdo a las referencia de antiguos
habitantes del lugar. Además, como ya indicamos, se encuentran los restos de un horno de fundición de
tecnología europea de más de 300 años de antigüedad y la evidencia de reutilización de las estructuras
de cultivo, confirman la re-ocupación del lugar durante época colonial (Angiorama y Pérez Pieroni,
2013; (Pérez Pieroni, 2013).

La Estructura 2 (CH25.2) es un recinto de planta cuadrangular construido con rocas subesféricas, sin
argamasa y contada con un único episodio de ocupación, fechado por C14 entre el 1415-1498 AD (Inka)
(Angiorama y Pérez Pieroni, 2012).

Metodología

Realizamos el análisis arqueofaunístico considerando una metodología de uso corriente en la


bibliografía (Mengoni Goñalons, 1999). Utilizamos los índices de NR (Número Total de Restos Óseos),
NISP (Número de Especímenes Identificados por Taxón) (Payne, 1975) y un NISP discriminado por
parte esqueletaria para el caso de los camélidos ya que es la familia que se encuentra identificada casi
con exclusividad. Con la denominación de NID se concentraron los especímenes que no se pudieron
identificar.

Para la identificación anatómica y taxonómica se utilizaron muestras de referencia comparativas de


camélidos juveniles y adultos (llamas y vicuñas de la provincia de Jujuy), de vizcacha (Lagidium
viscacia), chinchilla (Lagidium sp), roedores varios (Rodentia), mulita (Euphractus sp) que se
encuentran en el Instituto Interdisciplinario Tilcara (UBA) y manuales y atlas osteológicos (Pacheco
Torres et. al. 1986, Altamirano 1983).

Incluimos una aproximación tafonómica y registramos el estadio de meteorización, siguiendo las


categorías propuestas por Behrensmeyer (1978) y la presencia de marcas por agente no-humano. Las
modificaciones culturales que se registraron fueron la alteración térmica, siguiente el criterio de la
coloración del hueso (e.g., Shipman et al. 1984; Stiner et al. 1995; Nicholson 1993; Shahack-Gross et
al. 1997, citos en Mengoni Goñalons, 1999) y la presencia de marcas de origen antrópico.

Para la determinación de perfiles etarios de camélidos, seguimos los criterios de fusión ósea en los
huesos largos (Kent, 1982; Mengoni Goñalons 1988, 1999) y la secuencia de brote y reemplazo en series
dentarias complementadas con el grado de desgaste (Puig y Monge 1983, Puig 1988 y Wheeler 1982,
Hofmann et al. 1983).

Para la determinación de especies en el interior del grupo Camelidae, dadas las características de la
muestra, solo se pudieron aplicar criterios osteométricos y de morfología dental en algunos casos. En
relación a las variables osteométricas, se tuvieron en consideración cuatro medidas de referencia
actuales, correspondientes a una llama de Rinconada (Mengoni Goñalons), dos de vicuña de Abra Pampa
(Mercolli ms y Mengoni Goñalons) y un guanaco de Valles Calchaquíes (Mengoni Goñalons y Elkin,
1990). En el caso de la morfología dental (Wheeler 1982), se tuvo en cuenta la forma general del diente,
su sección transversal, la presencia de esmalte en sus caras, la forma de la raíz y el desarrollo
diferenciado de la misma.

Resultados

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El conjunto total está compuesto por 1.180 especímenes óseos, dentro de los cuales, 432 (37%) fueron
identificados, al menos, a nivel de Familia. El resto de los fragmentos fueron contabilizados como NID
(n= 745; 63%).

Con respecto a los estadios de meteorización, prevalecen los estadios “0”, “1” (68.1%), estando los
demás estadios representados por porcentajes menores (26.1%, 5.6% y 0.2% para las restantes
categorías). Por su parte, las marcas no antrópicas solo han sido registradas en un fragmento de ulna
proximal de camélido correspondiente al nivel 2 de Rh19-7. Esta baja frecuencia sustenta que el
conjunto no fue afectado por estos agentes.

En relación a las marcas antrópicas, registramos marcas de corte en dos fragmentos de artiodáctilo para
el nivel 1 y dos fragmentos de camélido del nivel 2 de Rh19.7 y para un elemento de Ta1.12 asignable
a vicuña. Los especímenes termoalterados alcanzan solo el 14,9% de la muestra. En consecuencia,
predominan claramente los especímenes no termoalterados (85.05%).

Teniendo en cuenta lo anterior, se considera que las distintas agrupaciones de restos se han acumulado
sin sufrir grandes modificaciones pre o post-depositacionales, presentando un buen estado de
conservación. Sin embargo, se advierte sobre condiciones distintas en la formación de los conjuntos,
que abordaremos más adelante.

La mayoría de restos óseos identificados como Artiodactyla son fragmentos de huesos largos, de
costillas, de vértebras y superficies articulares, cuyos tamaños imposibilitan el reconocimiento. En un
primer momento, decidimos utilizar Artiodactilya teniendo en consideración la posible presencia de
cérvidos y de otros ungulados, pero dado que los camélidos son los artiodáctilos representados en todos
los conjuntos, es muy probable que los especímenes identificados con artiodáctilos pertenezcan a
camélidos.

RH19.7-2 (PDR I, ca. 1216-1294 AD)

El conjunto se compone de 451 elementos, de los cuales el 34,6% (N=156) han podido ser
identificados. Los resultados indican un claro predominio de camélidos (99,4%), por sobre cualquier
otro taxón. De acuerdo a los caracteres morfológicos determinados por Wheller (1982), analizamos 4
incisivos sueltos, que poseen rasgos que las asocian a llama/guanaco (forma espatulada, esmalte en
ambas caras, raíz desarrollada y abierta). Registramos también elementos (mandíbula, costillas, cuerpo
vertebral, radio-ulna, fémur, pelvis, y metapodio fragmentados) que, por comparación con material de
referencia, se considera que se trata de restos correspondientes a vicuñas3.

En esta ocupación, en la muestra correspondiente a camélidos (N=155) predominan los elementos


asignables al esqueleto apendicular4 (61.5%), seguidos por el esqueleto axial5 (30,1% - incluye dientes
y restos óseos, con representaciones del 4,5% y del 25,6% respectivamente) y las superficies articulares
indeterminadas (8,3%).

La representación de especímenes fusionados y no fusionados se consideró como una aproximación al


perfil etario. Si bien a nivel porcentual se observa una predominancia de los segundos sobre los primeros

2
En el caso de Rh19.7, de artiodáctilos se registraron marcas de corte sobre un fragmento de hueso largo indeterminado y sobre una superficie
articular indeterminada; para camélidos, en un fragmento de cráneo y en un astrágalo. Para Ta1.1, las marcas de corte se encontraron sobre un
fragmento de pelvis asignable a vicuña.
3
por comparacion con material de referencia: vicuña cría, vicuña adulto.
4
Del esqueleto apendicular hemos identificado, mayormente, huesos largos indeterminados, seguidos por huesos de las cinturas pélvica (isquion
y acetábulo) y escapular (espina de la escápula), patas delanteras (húmero, radio y ulna), patas traseras (fémur, rótula/patela, tibia), huesos
carpianos, metacarpianos, tarsianos y metatarsianos.
5
Entre los huesos del esqueleto axial identificados (NISP total=39), predominan los huesos del cráneo (46,2%), seguidos por los axiales
indeterminados y costillas (10,3% para ambos casos). Queremos destacar que, además de las costillas y de huesos pertenecientes a la cabeza
(bula, mandíbula indeterminada o incompleta, maxilar con dientes y orbital), hemos determinado la presencia de huesos pertenecientes a la
columna vertebral (vértebras indeterminadas, vértebras cervicales y torácicas, sacro)

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(no fusionados= 6, fusionados= 4) consideramos importante tener en cuenta que el limitado número
sobre el que fue posible registrar esta variable, por lo cual, nos lleva a ser cautos en la interpretación del
perfil etario. De forma preliminar, se puede señalar la presencia de especímenes correspondientes a
crías, juveniles y subadultos, ya que se encuentran elementos que indican la presencia de animales
mayores a los 11-17 meses, animales mayores de 36 meses y animales menores de 20 meses. Por su
parte, el análisis de la secuencia de brote y reemplazo en series dentarias, da cuenta de la presencia de
las categorías de edad “C1” (0 a 7 días) y “J1” (12 a 18 meses) y por rasgos morfológicos se adscriben
a la llama/guanaco).

Finalmente, consideramos importante mencionar que más del 90% de la muestra (N=451) no se
encuentra termoalterada. Para el caso de los camélidos, el 98% de los restos no han sufrido alteración
térmica. A su vez, se registraron bajas frecuencias de marcas de corte (sobre un fragmento de cráneo y
sobre un astrágalo) y con respecto a las fracturas registradas, son de tipo primario, transversales (n=12,
en costillas, vertebra torácica, costillas, huesos de la cintura pélvica y de las extremidades) y longitudinal
(n=77, en escápula, superficie articular indeterminada, huesos largos indeterminados y huesos
correspondientes tanto a las patas traseras como delanteras).

RH19.7-1 (PDR II, ca. 1287-1389AD)

El conjunto se compone de 388 restos, entre especímenes óseos y dientes, de entre los cuales el 35,2%
(N=137) han podido ser identificados. En este caso, predominan los artiodáctilos (56,6%- n= 77) por
sobre los camélidos (41,2%- n=56). En este conjunto se encuentra la mayor diversidad taxonómica de
la muestra total, ya que identificamos aves y roedor, pero la representación de los mismos es demasiado
baja.

En cuanto a la representación de partes óseas de camélidos, hemos registrado distintos elementos


correspondientes tanto al esqueleto apendicular6 (n=16- 53.7%) como también axial7 y dientes sueltos
(N=13 para el esqueleto axial y N=26 para dientes)8. Si bien no son exactamente iguales en términos
proporcionales, tampoco muestran un predominio absoluto de una por sobre otra, ya que, si bien la
categoría “dientes sueltos” es la más abundante, pueden corresponder a pocos individuos (incluso a uno
solo y estar sobreestimando la abundancia relativa)

Considerando a los camélidos, por comparación con material de referencia, se encuentran elementos
asignables a vicuñas, tanto adultos como crías. En este caso, se compararon mandíbulas con dientes,
fragmentos de occipital y costillas. Por las características la muestra no ha sido posible, ajustar la
diferenciación de morfotipos considerando otras variables.

Las piezas dentarias en series mandibulares, da cuenta de la presencia tanto de animales adultos como
de crías (de entre 0 y 7 días de edad). Las dos series mandibulares, incompletas9, son asignables a la
categoría de edad “A4” y la otra a “C1. La representación de especímenes fusionados y no fusionados,
señala una predominancia de los “no fusionados” por sobre los “fusionados”, pero, se debe dar cuenta
sobre el limitado número de elementos sobre los que se ha podido registrar esta variable (N=5). De
forma preliminar señalamos la presencia de especímenes correspondientes a crías (incluidos neonatos),
juveniles/subadultos y adultos.

6
Especímenes hallados correspondientes al esqueleto apendicular (camélidos): tibias (diáfisis proximal, epífisis sueltas, diáfisis distal), fémur,
húmero (epífisis sin fusionar y diáfisis distal), astrágalo, cuneiforme/ulnar acetábulo + isquion; metapodio (indeterminado y epífisis suelta),
falange (falange 1 proximal) y acetábulo de cintura pélvica. Por lo tanto tenemos representados patas traseras y delanteras.
7
Los elementos del esqueleto axial asignables a camélidos: huesos craneales indeterminados, vértebras (axis, cuerpo vertebral, vertebras
indeterminada), mandibular (con dientes e indeterminado), occipital y finalmente costillas.
8
Es de destacar que de este nivel de ocupación, se han registrado dientes sueltos (n=23) que no se han integrado en el porcentaje de “axial”,
sino que se han mantenido separados a fines analíticos
9
RH19.7-1 (PDR II, ca. 1287-1389AD): las dos series mandibulares presentes en este nivel, son, por comparación con material de referencia,
asignables a “vicuña”.

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En relación a las marcas (de corte, machacado, raspado, etc.), no se han registrado en ningún elemento
correspondiente a este nivel de ocupación. Por su parte el 78,9% (N=307) de los restos (aquí se
contabilizan todos los restos N=389 hallados en esta ocupación), no presentan signos de la acción del
calor, mientras que solo el 15,7% (N= 61) y el 5,4% (N=21) entran en las categorías “quemados” y
“carbonizados” respectivamente.

TA1 (PDRII, ca. 1312-1432 AD)

La muestra está integrada por 179 elementos, de los cuales el 52,5% (N=94) han podido ser
identificados. De entre estos, los restos asignables a camélidos alcanzan el 60% (N=57), seguidos por
los artiodáctilos (38.3%- N=36). Es interesante mencionar que aquí se halló un elemento (N=1)
correspondiente a un hueso largo de ave, sin poder alcanzar, mayor detalle a nivel familia/especie.

Considerando a los camélidos, a partir de las características osteométricas de falanges, se reconocieron


al menos dos rangos de tamaño: uno mayor y otro menor. Por comparación con medidas de referencia,
el primero correspondería a llamas (N=3) y el segundo a vicuña (N=1). Por el momento, los valores
osteométricos asignables a “llama” no permiten detectar una presencia clara de morfotipos muy grandes.
A su vez, la comparación con material de referencia de fragmentos de metapodio, radioulna, ulma,
pelvis, fémur y mandíbula, confirma la presencia de elementos asignables a camélidos silvestres (vicuña
“adulto”). El análisis de dientes, señala también la presencia de vicuñas (adultas, ver clases de edad).

En cuanto a la representación de partes óseas para camélidos (N=57), hemos registrado que el 71,9% de
la muestra corresponde al esqueleto apendicular, mientras que el 28,8% restante corresponden al
esqueleto axial (restos óseos y dientes sueltos, 19,8% y 58,8% respectivamente).

El análisis de la dentición demuestra que se encuentran animales contemplados en las categorías “Juvenil
1” (12 a 18 meses), “Juvenil 2” (18 a 24 meses) y “Adulto 3” (72 a 108 meses). La representación de
especímenes no fusionados y fusionados es concordante con los análisis de series mandibulares, ya que
muestra una predominancia de los fusionados (n=9) sobre los no fusionados (n=5), pero, y tal como
sucede en los casos anteriores, es necesario ser cautos en la interpretación del perfil etario. En este caso
se hallaron elementos correspondientes a animales que sobrevivieron más allá de los 20-36 meses y
otros que murieron antes que se produzca la fusión intermedia (juveniles/subadultos). Lo mismo ocurre
con la fusión tardía, que nos indican que el/los animal/es sobrevivió/eron los 34-45 meses (adultos),
mientras que un elemento sugiere que no superó este rango etario (juvenil/subadulto).

En relación a otras huellas de origen antrópico, advertimos que el 72% de la muestra no ha estado
expuesta a la acción del calor (Estadio 0), mientras que los restos calcinados (estadio 3), son los que le
siguen en abundancia ya que superan el 26%. A su vez, al considerar las fracturas y marcas de corte, es
de destacar la baja ocurrencia de las mismas, en cuanto a las fracturas, se han registrado de tipos
transversales y longitudinales y en el registro de estas marcas de corte solo se ha registrado en un
fragmentos de pelvis asignable a vicuña.

RH10.1-2 (PDR II- ca. 1327-1445AD)

El conjunto arqueofaunístico correspondiente a la primera ocupación de la estructura 1 de Río Herrana


10, (RH10-E1- nivel 2), se compone de 48 especímenes óseos, de los cuales 17 han podido ser
identificados. Incluye mayoritariamente restos de camélidos (n= 15) en comparación con los de
artiodáctilos (n= 2). No se ha podido avanzar en la identificaci´n de morfotipos por carecer de elementos
diagnósticos.

Entre los restos de camélido, predominan los restos correspondientes al esqueleto apendicular (70,6%-
n=10), representados por elementos correspondientes a las extremidades posteriores: fémur (diáfisis
proximal, trocánter menor, diáfisis media, diáfisis distal, epífisis suelta) y tibia (diáfisis proximal,

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epífisis suelta). Los únicos huesos correspondientes a la zona axial del esqueleto son dos vértebras
indeterminadas.

Considerando el tamaño y las características de la muestra, la fusión de los huesos solo pudo
determinarse en una muestra muy pequeña compuesta por tres epífisis sueltas de fémur y tibia, lo que
sugiere que se trata de animales subadultos. En relación a las marcas antrópicas y a la termoalteración,
no se han registrado marcas/huellas sobre ningún elemento y todos los restos están agrupados en la
categoría “No quemados”.

CH25.2 (Inka, ca. 1415-1498 AD)

El conjunto está conformado solamente por 11 elementos, de los cuales el 81,9% han sido identificados
(N=9). En el 77,8% (N=7) se trata de camélidos. No hemos podido avanzar en la diferenciación
interespecífica, dadas las características de la muestra.

Para el caso de los camélidos, de entre los huesos del esqueleto axial, aparecen representadas solamente
vertebras fragmentadas, mientras que el esqueleto apendicular está representado por elementos óseos
que corresponden a las patas delanteras y traseras (fragmentos de húmero distal, radioulna proximal y
diáfisis media de fémur respectivamente) y huesos largos indeterminados. En este caso, todas las epífisis
se encuentran fusionadas, lo que nos permite deducir que los animales consumidos aquí, sobrevivieron
a la fusión temprana (11-17 meses).

Finalmente, queremos mencionar que algunos elementos se encontraban carbonizados, mientras que los
restantes no presentan signos de termoalteración.

CH25.1 (Colonial)

En el piso de ocupación pudimos identificar solo 5 especímenes óseos, todos correspondientes a un


mismo fragmento de tibia (proximal + diáfisis) de camélido. La porción diafisiaria tiene fracturas frescas
de tipo logitudinal, no se encuentran termoalterados ni hemos registrado marcas de origen antrópico.

RH10.1-1 (Colonial, Post 1652)

Este conjunto, está conformado por 98 especímenes óseos, de los cuales 18 elementos han podido ser
identificados. En este caso, 5 elementos han sido adscriptos a la categoría “camélidos”, sin poder obtener
mayores precisiones sobre morfotipos ya que no se cuenta con elementos diagnósticos.

Entre los restos de camélido, predominan los restos correspondientes al esqueleto apendicular (n=4),
representados por elementos correspondientes a las extremidades posteriores y a la cintura pélvica: tibia,
fémur, navicular e isquion. El único elemento correspondiente a la zona axial del esqueleto es un cuerpo
de vértebra cervical.

Para establecer perfiles etarios, no se han podido aplicar las herramientas de secuencias de brote,
reemplazo y desgaste dental, ni la de fusión de los huesos, ya que no se han identificado los elementos
que se utilizan para este análisis. En relación a las marcas antrópicas y a la termoalteración, no se han
registrado marcas/huellas sobre ningún elemento y todos los restos están agrupados en la categoría “No
quemados.

Discusión y conclusiones

El análisis de los aspectos zooarqueológicos y contextuales nos permiten avanzar en la discusión en


torno a las especies consumidas, las implicancias de la ausencia de fauna europea en los conjuntos, la

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diversidad de prácticas de caza o pastoreo identificadas y su importancia relativa como estrategias
económicas, las pautas de circulación y consumo de recursos silvestres y domésticos, los patrones de
selección de unidades anatómicas y los contrastes o las similitudes en relación a este aspecto, el manejo
de los animales de rebaño en función de los productos deseados, y el acceso diferenciado a recursos
animales entre las distintas unidades domésticas analizadas y en distintos momentos de sus historias
ocupacionales.

Durante todo el segmento temporal estudiado, hay ciertos elementos que marcan una continuidad en el
uso del paisaje, como por ejemplo, el énfasis en el consumo de camélidos. A esto, se le suma la ubicuidad
de especímenes identificados como llamas en los conjuntos, haciendo visible el consumo de recursos
pastoriles durante toda la secuencia. Para contextos prehispánicos tardíos, tenemos registrados
camélidos silvestres, lo que estaría dando cuenta de un escenario de pastoreo con prácticas de caza como
parte de las estrategias económicas complementarias, situación que coincide con lo observado en otros
sitios arqueológicos que abarcan este segmento temporal. La circulación de estos recursos de caza
durante el PDR parece ser homogénea ya que han sido registrados en Ta1 y en Rh19 (en las dos
ocupaciones). Sin embargo, no fueron identificados restos asignables a “vicuña” para RH10.1-2,
también fechado en el PDRII, lo que quizás está relacionado con el tamaño y fragmentación del
conjunto.

En cambio, para momentos inkas y coloniales, si bien hemos identificado elementos correspondientes a
camélidos, no se pudo avanzar en la diferenciación interespecífica, por lo que tampoco podemos abordar
aquí la continuidad (o no) de prácticas de caza de vicuña y/o el papel de la misma en la colonia temprana
como fuente de dinero para el tributo (tal como lo sugieren Moreno y Lema, 2012).

En términos generales, la representatividad de otras especies no supera el 1% en la muestra total. La


bajísima representación de otras especies, nos lleva a contemplar, varias posibilidades: a) que el interés
por otras especies para la comunidad haya sido casi nulo, b) que el consumo de las mismas haya sido
netamente circunstancial y c) que no se encuentren representadas debido a que el grado de fragmentación
de los mismos ha hecho imposible su identificación.

La explotación de recursos silvestres, podría estar relacionada con el manejo de los rebaños, evitado así
sacrificar los propios animales (Gobel, 1994; Yacobaccio et al, 1998). Actualmente, esta estrategia se
lleva adelante a través de la diversificación del rebaño y de la alternancia en las especies a sacrificar,
pero se ha planteado que durante momentos prehispánicos la minimización de las tazas de matanza pudo
haber sido resuelta a través de la caza de camélidos silvestres. Los perfiles etarios, nos aportan
información en cuanto al manejo de animales del rebaño en función del producto deseado. Esto es
relevante ya que, de acuerdo a la estrategia que se implementaba con cada rebaño, se seleccionaban para
el sacrificio animales de diferentes edades ya que si lo que se buscaba consistía en la obtención de fibra
o animales cargueros, muy probablemente se los dejara vivir hasta el máximo de su vida útil. Por lo
contrario, si la intención era obtener carne y grasa, la matanza se focalizará en animales de edades
menores a los cuatro años. Las expectativas arqueológicas se espera que, para el primer caso, aparezcan
mayores cantidades de huesos fusionados y que los análisis de series mandibulares y maxilares señalen
la presencia de animales que superen los 6 o 7 años, mientras que el segundo escenario estaría
representado por la presencia de huesos sin fusionar y mandíbulas y maxilares que reflejen edades
menores. Obviamente estas estrategias no son lineales y los comportamientos de los pastores varían en
función de muchos factores (culturales y ambientales). Para los sitios aquí analizados, nos inclinamos

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más por una estrategia mixta (obtención de carne, fibra y/o carga) ya que encontramos tendencias
relativamente equilibradas entre especímenes fusionados y o fusionados.

En este sentido, los resultados indican, para los contextos prehispánicos tardíos, la presencia de animales
sacrificados antes de los 36 meses de edad, es decir, antes del período de maduración (comprendidos en
las categorías crías, juveniles y subadultos). Sin embargo, también registramos la supervivencia a esta
edad, pero con la fusión ósea no podemos determinar en qué momento murieron o fueron sacrificados.
Para momentos inka, todos los elementos alcanzaron la madurez osteológica (sobrevivieron a la fusión
tardía), lo que indica que se trató de animales de más de 34-45 meses (entre 3 y 4 años). El sacrificio de
animales inmaduros osteologicamente, suele enmarcarse en un aprovechamiento de carne,
principalmente. A los animales mayores a 4 años que aparecen representados, se los pudo utilizar para
la carga, pero no tenemos elementos que nos están sugiriendo esto desde las características de los
subconjuntos analizados.

Los patrones de descarte de unidades anatómicas en cada depósito también ofrecen información valiosa
en este sentido. En todos los conjuntos (independientemente del tamaño de la muestra) predominan las
partes más ricas en carne y con presencia de médula del esqueleto apendicular, también de aquellas
unidades con menor potencial de secado del esqueleto axial (cráneo, mandíbula, y algunas vértebras).
La baja representatividad de los elementos aptos para el secado, las cuales se corresponden
principalmente con la región axial, sugiere que estas unidades anatómicas pueden haber sido preparadas
para su consumo diferido, lo cual habría resultado en una incongruencia espacial en su descarte final.
Esto tiene sentido si nos situamos desde la perspectiva del uso de recursos alimenticios a nivel
doméstico, el cual involucra escalas de consumo acotadas. El consumo inmediato de ciertas unidades y
la conservación y consumo diferido de otras es concordante con los patrones de representación de partes
anatómicas observadas. De forma complementaria, e independientemente de las proporciones y de si se
trata de camélidos silvestres o domésticos, los resultados estarían indicando que existió un
aprovechamiento integral de los animales, ya que aparecen representadas todas las partes. Finalmente,
si bien las muestras son de diferentes tamaños, al considerar las secciones anatómicas representadas,
nuestra hipótesis, contempla un acceso similar/ equitativo por parte de las personas de este sector de la
cuenca, a las diferentes partes anatómicas. Sin embargo, debemos ser cautelosos en este sentido, para
discutir en profundidad si todas las personas tuvieron el mismo acceso a este tipo de recursos,
deberíamos obtener conjuntos de diferentes espacios de vivienda para comparar las proporciones
“calidad” de las mismas allí presentes (y también basureros).

Las diferencias de tamaño de los conjuntos, nos sugieren condiciones diferentes de formación de los
mismos, teniendo en consideración las distintas configuraciones de “lo doméstico” y de la ocupación
del espacio en la cuenca, puede estar relacionado con el tamaño de los subconjuntos analizados. Las
ocupaciones de Río Herrana se configuran como parte del espacio rural del Pucará durante épocas
tardías, siendo RH19 un “domicilio” y RH10 un “puesto temporal a nivel supradoméstico”; para la
misma época, la ocupación de Tabladitas está vinculada con un caserío más completo. Finalmente, es
importante reconocer que los elementos analizados proceden de recintos domésticos, en donde se han
llevado adelante también prácticas de limpieza y mantenimiento, lo que explica, en varios casos, lo
reducido del tamaño de los subconjuntos.

Mientras que a partir de la conquista las evidencias arqueológicas e históricas dan cuenta de la
concentración de la población en torno a los yacimientos de oro y plata de la Puna, en épocas
prehispánicas la distribución espacial de los habitantes estaba dada fundamentalmente en función de las

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actividades agropastoriles (Angiorama, 2011). No obstante a ello, los trabajos arqueológicos nos han
permitido confirmar la continuidad de la ocupación (o en algunos de los casos la reocupación) de ciertas
estructuras prehispánicas durante el período colonial. Sabemos que algunos de los grandes
asentamientos prehispánicos de la región continuaron siendo habitados, o al menos revisitados10, a pesar
de que la población indígena habría sido trasladada a los pueblos de reducción coloniales. Durante la
colonia, no solo habrían sido ocupados estos grandes asentamientos, sino también sitios menores11,
como Río Herrana y Chajrahuaico. En la mayoría de los casos, las características arquitectónicas de las
construcciones y los materiales asociados a ellas son las mismas en tiempos prehispánicos que en
tiempos coloniales. La asignación a momentos posteriores a la llegada de los europeos a la región se
basa en los resultados de fechados radiocarbónicos y en la presencia de ciertos bienes que se encuentran
en baja proporción (tipos de cerámica coloniales, piezas de hierro, motivos rupestres, restos de fauna
introducidos posconquista).

Los resultados alcanzados nos permiten sostener que muchos de estos espacios rurales, vinculados al
pastoreo y a la agricultura, principales actividades productivas prehispánicas tardías, continuaron siendo
habitados con infraestructura, bienes y recursos en todo similares a los de los momentos previos a la
llegada de los conquistadores. Tal es el caso de Rh10.1-1, donde es notorio que en una ocupación datada
en el siglo XVII los restos zooarqueológicos sean comparables a los de las ocupaciones datadas para el
período tardío. Esto puede estar en relación con una continuidad en los modos de vida después de la
llegada de los españoles (Angiorama, 2008; Pérez Pieroni, 2009; Angiorama y Pérez Pieroni 2009). Si
bien en esta segunda ocupación del recinto, se remodeló la estructura original, los materiales cerámicos
de la ocupación colonial son similares a los de momentos prehispánicos tardíos, tanto en sus formas,
como en sus acabados de superficie y pastas.

En Ch25, en la ocupación que asignamos a momentos coloniales, también ocurre que los materiales
cerámicos son mayormente similares a aquellos de momentos prehispánicos tardíos, incluyendo las
características de sus pastas. Aquí se ha identificado un tipo de pasta que no se encuentra en otros sitios
del área pero es comparable con el hallado en otros sitios con ocupación colonial, como el Pukará de
Turi, en el N de Chile. En tiempos de la colonia, también fueron reutilizados los andenes de cultivo, y
el estudio de microfósiles confirma la presencia de maíz y trigo en estas estructuras agrícolas. Por los
tipos de fitolitos hallados, proponemos que el maíz fue cultivado in situ, mientras que el trigo, podría
haber ingresado como parte de cenizas usadas como abono12.

El análisis de los elementos recuperados permite entrever que existió una continuidad de saberes y
prácticas de origen prehispánico, sin que esto significara un aislamiento del contexto colonial.
Chajrahuaico 25 es un ejemplo de lo expuesto: las personas que habitan este sitio en tiempos coloniales
cultivaban maíz en el lugar y al mismo tiempo obtenían trigo, probablemente de otra zona. En esta
misma línea, se explica la presencia de camélidos en el recinto 1. La recurrencia en la ocupación espacial
con respecto a momentos prehispánicos luego de la invasión europea y la consiguiente reubicación de
las poblaciones locales, para este caso, puede explicarse a través de factores tales como la presencia de
una chacra prehispánicas con infraestructura agrícola poco común para el sur de Pozuelos. Si bien la
llegada de los españoles marcó el comienzo de importantes transformaciones para las poblaciones y
paisajes locales, pero en sus resquicios, pueden detectarse también continuidades vinculadas al modo de

10
Tales son los casos de Doncelas (Vignati, 1938; Otonello, 1973; Alfaro, 1981-82), Pukará de Rinconada (Boman 1908, cito en Perez Pieroni,
2016); Moreta (Angiorama et al, 2017; Perez Pieroni y Angiorama, 2017)
11
Hemos hallado fragmentos cerámicos datados en época colonial en Santa Catalina 3, un tambo inka cercano a la localidad de Santa Catalina.
En casa Colorada 1, en la cuenca sur de Pozuelos, abunda el arte rupestre prehispanico y donde hoy se realizan numerosas ofrendas, hemos
recolectado una moneda de plata fechada en 1594 y un topu de bronce estañifero con a representacion del escudo de Carlos V. En Peña Colorada
1, hemos relevado 8 chullpas, una de las cuales se encontraba completamente techada, y los fechados obtenidos del techo de una de ellas ubica
su construcción o reacondicionamiento en tiempos colonales (el rango de calibracion comprende los SXVII y SXVIII completos), evidenciando
la contiuidad de este tipo de estructuras luego de la llegada de los españoles a la región.
En la quebrada de Pajchela, Vaquer recuperó restos de Bos Taurus en la excavación de un recinto de Casas Quemadas, junto a cerámica del
estilo Yavi-Chicha, restos de fauna local, clavos de metal y desechos de talla de vidrio con fechados que ubican las ocupaciones entre el 1543
y 1673 AD. Liristi? Pueblo Vejo de Potrero?
12
los fitolitos de trigo, presentan unas marcas de corte poco frecuentes. estudios experimentales y etnográficos señalan que estos cortes ocurren
cuando se usa el trillo de tablas, que fue incorporado a las prácticas agrícolas en ciertos lugars de América al menos desde el SXVIII.

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vida prehispánico tardío. En este sentido, es que sostenemos el planteo ya señalado por otros
investigadores: la conquista no tuvo consecuencias uniformes para todos los habitantes de la puna jujeña,
especialmente para aquellos no instalados en pueblos de reducción y/o vinculados con la actividad
minera desarrollada en determinados sectores de la región.

Para finalizar, y a modo de conclusión, queremos mencionar que el traslado de la población local
encomendada a los pueblos de reducción o a los emprendimientos de sus encomenderos, como también
de la población fuera del sistema de encomienda a los asientos mineros, no habría implicado el abandono
total de sus puestos o “estancias” rurales, en donde se evidencia la continuidad y la recurrencia en la
ocupación de ciertos lugares desde momentos prehispánicos. Investigaciones históricas vinculadas a
nuestra área de estudio y zonas vecinas mostraron que durante el período colonial las poblaciones locales
desarrollaron el pastoralismo como uno de sus principales sustentos económicos, lo que habría
significado una continuidad de las prácticas prehispánicas. Por otro lado, estudios etnográficos, destacan
que el pastoreo en la Puna implica que las unidades domésticas cuentan con más de una residencia,
como parte de sus estrategias de manejo de rebaños. En este sentido, la residencia de la población
indígena en los poblados adquirieron relevancia regional sobre la base de la minería, se habría articulado
con una más entre aquellas que ya formaban parte de su modo de vida pastoril.

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