Dzibilchaltún

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Dzibilchaltún es una zona arqueológica en el estado de Yucatán, México,

que conserva los restos de uno de los centros urbanos más antiguos de
la cultura maya. La palabra Dzibilchaltún se compone de cuatro palabras
mayas: dzib (escritura), il (locativo), chal (plano) y tun (piedra), y se
puede traducir como "lugar donde hay escritura en las piedras planas".
Dzibilchaltún estuvo habitado desde el año 500 a.C. hasta la conquista
española alrededor de 1540 d.C. El asentamiento era concéntrico y
cubría unos 19 km2, con alrededor de 8.400 estructuras.
Dzibilchaltún es un sitio que reúne una ciudad prehispánica, un parque
eco-arqueológico y el Museo del Pueblo Maya. El museo alberga
vestigios mayas y españoles, como objetos de barro, pinturas, armaduras
y armas españolas, estelas mayas, piedras y dinteles tallados. También
hay una capilla franciscana del siglo XVI, construida en la plaza central
de la ciudad prehispánica cuando los colonizadores europeos llegaron a
Yucatán. Esta capilla fue utilizada para convertir los mayas al
cristianismo hasta el siglo XVII, y hoy en día es un ejemplo del contacto
entre la cultura mesoamericana y europea.
El monumento más importante de Dzibilchaltún es el Templo de las Siete
Muñecas, que lleva su nombre por las siete muñecas de arcilla cruda
colocadas debajo del piso del templo. El templo también es conocido
como el Templo del Sol porque, durante los equinoccios de primavera y
otoño, el sol naciente es visible a través de sus aberturas. Este templo se
considera un tributo al conocimiento matemático y astronómico de los
mayas.
Dzibilchaltún también cuenta con un cenote de unos 40 metros de ancho,
100 de largo y 40 de profundidad, uno de los mayores de la
península. En el cenote se han encontrado objetos arqueológicos,
principalmente vasijas de cerámica.

Dzibilchaltún significa en lengua maya "Lugar donde hay escritura en las


piedras", en alusión a las numerosas lápidas conmemorativas encontradas
en el sitio, llamadas también estelas. Según los expertos, hubo
asentamientos desde el año 500 a.C., es posible que desde antes, y perduró
hasta la conquista de los españoles alrededor del año 1540 d.C.

El asentamiento abarcó unos 19 km2 siendo de tipo concéntrico, en los que


se han hallado alrededor de 8,400 estructuras. La parte central está
compuesta por numerosas construcciones monumentales que abarcan unas
25 hectáreas. En el resto del área se encuentran conjuntos arquitectónicos
dispersos con pirámides y edificios abovedados. Se cree que pudo haber
alcanzado una población hasta de 40,000 habitantes lo que la coloca como
una de las ciudades antiguas más grandes de Mesoamérica.

Por su cercanía con la costa, su economía aprovechó tanto los productos


marinos del litoral del Golfo, produciendo sal, haciendo herramientas de
caracol y consumiendo alimentos del mar, así como los de tierra adentro,
sembrando y cosechando maíz.

Aparte de las estelas, en donde sobresale la número 19, que es considerada


una obra maestra del arte escultórico maya, destaca la "mampostería
verdadera", es decir, piedras unidas con argamasa y cuñas, así como las
bóvedas construidas con el sistema de piedras saledizas.

La ciudad conserva 12 sacbés (sak bé oob) o caminos blancos, la mayoría de


los cuales parten del centro y se dirigen hacia las construcciones de la
periferia; uno de ellos conduce al cenote Xlakáh, que en maya significa
"pueblo viejo", uno de los más grandes y profundos encontrados hasta hoy
día en Yucatán, y del cual se han rescatado gran número de piezas
arqueológicas, principalmente vasijas. Sus aguas cristalinas cubiertas de
lirios que flotan en la superficie han sido testigos eternos de la grandeza de
este lugar, cobrando inigualable belleza al ser a travesadas por los rayos del
sol.

El edificio más sobresaliente de esta zona es El Templo de las Siete Muñecas


o Templo del Sol, que es una subestructura cuadrangular de lo que alguna
vez fue un templo monumental, y llamado así por una ofrenda que se
encontró en su interior de siete figuras de barro con forma humana.

El fenómeno arqueo-astronómico del equinoccio ocurre en Dzibilchaltún, los


días 21 de marzo y 21 de septiembre, al amanecer, cuando la puerta del
Templo de las Siete Muñecas se ilumina con el resplandor del Sol que
aparece en el horizonte y, en un momento dado, el disco celeste queda al
centro de la puerta y crea un espectáculo de luz y sombra en la fachada
poniente.

Estos días, se puede observar la increíble precisión de la astronomía maya


integrada a su arquitectura. Los mayas utilizaban el sol como base para la
planeación de sus vidas debido a que dependían de la agricultura. Con el
equinoccio de primavera iniciaban la siembra y con el equinoccio de otoño la
cosecha.

Dzibilchaltún reúne en un solo sitio a una ciudad prehispánica, un parque


eco-arqueológico y el Museo del Pueblo Maya, que alberga vestigios mayas
y españoles, desde objetos de barro hasta pinturas, armaduras y armas
españolas, varias estelas mayas, piedras y dinteles tallados en excelentes
condiciones. También cuenta con una capilla franciscana del siglo XVI en
medio de la ciudad maya.

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