Material Docente - La Expropiación (2023)

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MATERIAL DOCENTE

LA EXPROPIACIÓN

Eduardo Cordero Q.
Doctor en Derecho
Profesor de Derecho Administrativo
Pontificia Universidad Católica de Chile

2023
INDICE

I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 4
II. LOS ANTECEDENTES DE LA EXPROPIACIÓN ......................................................... 6
§1. LA EXPROPIACIÓN PREVIA AL CONSTITUCIONALISMO .............................................................. 6
§2. EL PERÍODO LIBERAL .......................................................................................................................... 6
§3. CONSTITUCIONALISMO SOCIAL Y LA EXPROPIACIÓN: LA REFORMA AGRARIA Y
NACIONALIZACIÓN ..................................................................................................................................... 7
§4. EL ACTUAL MARCO CONSTITUCIONAL ........................................................................................... 7
III. CONCEPTO Y RÉGIMEN JURÍDICO .............................................................................. 9
§1. LA EVOLUCIÓN DE LA EXPROPIACIÓN Y SU CONCEPTO ............................................................. 9
1.1. Los alcances de la expropiación: la privación de inmuebles para obras públicas a las
privaciones en sentido amplio del dominio ............................................................................................ 9
1.2. El concepto de expropiación y su distinción con otras instituciones ........................................... 13
§2. EL RÉGIMEN JURÍDICO DE LA EXPROPIACIÓN EN CHILE......................................................... 17
IV. LOS ELEMENTOS EN LA EXPROPIACIÓN ................................................................ 18
§1. LOS SUJETOS QUE INTERVIENEN EN LA EXPROPIACIÓN .......................................................... 19
1.1. La entidad expropiante.................................................................................................................. 19
1.2. El expropiado ................................................................................................................................. 22
1.3. El tercero beneficiario .................................................................................................................... 24
§2. EL OBJETO DE LA EXPROPIACIÓN .................................................................................................. 26
2.1. Los bienes expropiables .................................................................................................................. 26
2.2. La adquisición del bien expropiado a título originario .............................................................. 26
2.3. La inexpropiabilidad ..................................................................................................................... 28
§3. LA LEY QUE AUTORIZA LA EXPROPIACIÓN ................................................................................. 30
§4. LA CAUSA EXPROPIANDI................................................................................................................... 30
4.1. Concepto .......................................................................................................................................... 30
4.2. Los efectos de la ausencia de la causa expropiandi: nulidad y retrocesión ................................ 31
§5. LA INDEMNIZACIÓN .......................................................................................................................... 33
5.1. El contenido de la expropiación: el daño patrimonial efectivamente causado. El problema del
lucro cesante ............................................................................................................................................ 33
5.2. La indemnización provisional y la indemnización definitiva ................................................... 34
5.3. El pago de la indemnización y sus efectos .................................................................................... 35
5.4. La indemnización y la compensación con las plusvalías............................................................. 36
V. EL PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO .................................................................. 38
§1. INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................. 38
§2. EL PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO Y SU INSTRUCCIÓN ..................................................... 38
2.1. El inicio del procedimiento ............................................................................................................ 38
2.2. Los actos de instrucción ................................................................................................................. 38
2.3. La etapa de término: la dictación del acto expropiatorio............................................................ 39
2.4. La ejecución del acto expropiatorio: el pago de la indemnización y la toma de posesión
material ................................................................................................................................................... 41
VI. LA IMPUGNACIÓN DEL ACTO EXPROPIATORIO Y OTRAS ACCIONES
DERIVADAS DE LA EXPROPIACIÓN ................................................................................... 42
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

§1. LA IMPUGNACIÓN DE LA LEGALIDAD DEL ACTO EXPROPIATORIO ....................................... 42


§2. LA IMPUGNACIÓN DEL MONTO DE LA INDEMNIZACIÓN PROVISIONAL ............................... 44
§3. OTRAS ACCIONES VINCULADAS CON LA EXPROPIACIÓN .......................................................... 44
3.1. La ampliación de la expropiación................................................................................................. 44
3.2. La caducidad de la expropiación .................................................................................................. 45
3.3. El procedimiento incidental de indemnización a terceros........................................................... 47
VII. LA EXTINCIÓN DEL ACTO EXPROPIATORIO ................................................... 47

3
I. INTRODUCCIÓN

La satisfacción del interés general o público requiere en muchas ocasiones de la


imposición de límites a la libertad y a la esfera patrimonial de los ciudadanos, que han
ido forjando a partir de su libertad de trabajo (artículo 19 Nº 16 de la Constitución) y del
derecho a desarrollar actividades económicas lícitas (artículo 19 Nº 21), y que se
garantizan a través del derecho constitucional de propiedad (artículo 19 Nº 24). En
efecto, las relaciones que tienen los ciudadanos, ya sea entre ellos o con el propio Estado,
da lugar a una continua generación de derechos o situaciones subjetivos de contenido
patrimonial, que al final son “propiedades” en el más amplio sentido del término. A su
vez, la prosecución del interés general por parte de la Administración puede afectar a
ese proceso y a su resultado de tres formas básicas: a) extrayendo y excluyendo
actividades y bienes del ámbito de la actividad privada; b) sacrificando derechos, bienes
o intereses patrimoniales, y c) lesionando en cualquier otra forma tales derechos, bienes
o intereses patrimoniales privados.

La primera de esas tres formas de incidencia es una consecuencia inevitable de la


existencia y función misma del Estado, aun cuando su intensidad depende del grado de
activismo e intervención social de este. Esto tiene lugar a través de la reserva, al sector
público, de determinados recursos o servicios esenciales (como sucede con la explotación
de sustancias minerales no concesibles, conforme al artículo 19 Nº 24 inciso 6º) o
determinando que ciertos bienes deben pertenecer a la nación toda mediante una ley
(artículo 19 Nº 23).

Ambas son medidas que operan con carácter general, mediante las cuales se produce el
deslinde entre el campo propio de las actividades, recursos y bienes en la disposición de
la libre actividad dirigida a la constitución de riqueza o propiedad de los sujetos privados,
de un lado, y el correspondiente a los bienes y a las actividades, cuya disposición
(titularidad y realización) queda reservada al poder público, significativamente a la
Administración pública. De esta forma, se configura un estatuto constitucional de los
bienes y actividades.

Pero existen dos técnicas más, que se producen ya no en términos abstractos y generales,
sino con relación a actividades, derechos, bienes e intereses legítimos concretos de
personas o grupos de personas determinados o determinables. Y ello, en cuanto tienen
lugar siempre en términos de conflicto entre un interés público específico y una posición
privada de contenido patrimonial individualizada o individualizable (la propiedad
establecida, en el sentido más amplio del término). Dada la supremacía del interés
general, pero también -al mismo tiempo- la garantía de la propiedad creada y establecida,
ese conflicto se resuelve siempre mediante una recomposición del equilibrio entre ambos
que, si posibilita la realización del interés público, asegura la indemnidad final de la esfera
patrimonial privada afectada. En ambos casos, pues, lo que está en juego es la composición,
el ajuste entre el interés público y el privado, por lo que en ellos se hace presente -desde
la perspectiva de este último- la cuestión de la garantía patrimonial de los administrados.

A su vez, estos dos supuestos se diferencian entre sí en los términos siguientes:

a) En un caso, el interés público puede exigir frontal y directamente el sacrificio


(parcial o total) de la situación patrimonial (la propiedad) privada, como condición
misma para su debida materialización. En este caso estamos ante la expropiación,
que es un mecanismo de privación singular de bienes, derechos o intereses
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b) privados de contenido patrimonial y, al propio tiempo, de garantía patrimonial


(artículo 19 Nº 24 incisos 3º a 5º).

c) En el otro, el interés público puede no requerir de un sacrificio patrimonial, pero


en la acción desplegada por la Administración puede incurrir en un mal
funcionamiento (en especial, en ilegalidad; por ejemplo, la clausura indebida de
un establecimiento comercial), produciendo consecuencias perjudiciales para los
privados afectados; o bien causar indirectamente -incluso actuando con plena
corrección o legalidad- una lesión en la esfera patrimonial de un particular (por
ejemplo, poniendo término a una concesión sobre un bien público, para construir
una obra de mayor envergadura). Aquí el conflicto derivado de la lesión no se
produce por ser esta necesaria al interés público, sino por resultar indirectamente
la misma de la realización de este. Tal hipótesis aparece cubierta por la
institución de la responsabilidad patrimonial de la Administración pública (artículo
38 inciso 2º).

De esta forma, mediante las instituciones de la expropiación y la responsabilidad se da a


los ciudadanos una protección íntegra a la garantía patrimonial frente a las exigencias
que demanda la realización del interés público.

En un nivel intermedio se encuentran las limitaciones a los derechos privados,


particularmente a la propiedad, justificada en la función social de la misma. Consiste en
la imposición de restricciones negativas (límites de altura, prohibición de edificación,
restricción en los precios de productos, etc.), pero que se imponen con carácter general,
a diferencia de lo que sucede con la expropiación y la responsabilidad que deriva de la
lesión patrimonial, asumiendo el carácter de cargas públicas con carácter general que los
ciudadanos tienen el deber jurídico de soportar y no dan lugar, por ello, a compensación
indemnizatoria alguna.

Sin embargo, no siempre resulta fácil la distinción entre la simple limitación de la


propiedad privada derivada de la función social y una privación del dominio, que da
derecho a indemnización, como sería el sacrificio de determinados animales, para
prevenir una posible enfermedad.
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II. LOS ANTECEDENTES DE LA EXPROPIACIÓN

§1. La expropiación previa al constitucionalismo

La expropiación en Chile encuentra sus antecedentes directos con la consolidación del


Estado liberal de Derecho, particularmente de la fórmula acuñada bajo la revolución
francesa: “Nadie podrá ser privado de ella sino cuando la necesidad pública, legalmente
constatada, lo exija evidentemente, y con la condición de una previa y justa indemnización”
(artículo 17 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano).

Con anterioridad, no existía tal garantía y la autoridad utilizaba otras formas de


privación, como era la potestad tributaria, la aplicación intensa de la pena de confiscación
de bienes, así como otras medidas de privación de la propiedad de carácter no penal. Sin
embargo, en la búsqueda de un título general que habilitara al Estado para realizar tal
función, se recurrió a la institución medieval del ius eminens o dominio eminente,
especialmente bajo los cánones del ius racionalismo de autores como Hugo Grocio y
Vattel, como bien dará cuenta Andrés Bello: “La utilidad pública exige que el soberano tenga
la facultad de disponer de todas las especies de bienes que pertenecen colectiva o distributivamente
a la nación; al establecerse la cual, se presume que no concedió la propiedad de ciertas cosas sino
con esta reserva. La facultad de disponer, en caso necesario, de cualquier cosa contenida en el
Estado, se llama dominio eminente, o simplemente dominio” (Tratado de Derecho
Internacional Privado, 1847).

La posibilidad de que estas medidas pudieran dar lugar a indemnización se buscó en el


Derecho natural, al considerarse que solo podían ser lícitas si se reconocía al propietario
el derecho al valor del bien expropiado, ya que en caso contrario la medida sería injusta
o contraria a derecho (rescriptum contra jus nuturale ac gentium).

§2. El período liberal

A pesar de estos antecedentes, la consolidación de la institución de la expropiación como


una mecanismo de garantías para los titulares del derecho de propiedad solo tendrá lugar
a partir de las revoluciones liberales de fines del siglo XVIII, sobre la base de cuatro
presupuestos básicos: a) se exige de una necesidad pública; b) aquella debe ser declarada
por la ley; c) es condición necesaria el pago de una indemnización justa, y d) esta
indemnización se debe pagar de forma previa a su materialización.

En dicha línea, la Constitución de Cádiz de 1812 dispuso: “No puede el Rey tomar la
propiedad de ningún particular o corporación, ni turbarle en la posesión, uso y aprovechamiento
de ella; y si en algún caso fuere necesario para un objeto de conocida utilidad común tomar la
propiedad de un particular, no lo podrá hacer sin que al mismo tiempo sea indemnizado y se le
dé el buen cambio a vista de hombres buenos” (art. 172, ap. 10). Por su parte, en nuestra
historia constitucional, esta garantía aparece en la Constitución de 1818, disponiendo
que: “No puede el Estado privar a persona alguna de la propiedad y libre uso de sus bienes, si no
lo exige la defensa de la Patria, y aun en ese caso, con la indispensable condición de un rateo
proporcionado a las facultades de cada individuo, y nunca con tropelías e insultos” (artículo 9º);
para consolidarse posteriormente en la Carta de 1833, que aseguró a todos los habitantes
de la República “La inviolabilidad de todas las propiedades, sin distinción de las que
pertenezcan a particulares o comunidades, i sin que nadie pueda ser privado de la de su dominio,
ni de una parte de ella por pequeña que sea, o del derecho que a ella tuviere, sino en virtud de
sentencia judicial; salvo el caso en que la utilidad del Estado, calificada por una lei, exija el uso

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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

o enajenación de alguna; lo que tendrá lugar dándose previamente al dueño la indemnización


que se ajustare con él, o se avaluare a juicio de hombres buenos” (artículo 12 Nº 5).

§3. Constitucionalismo social y la expropiación: la reforma agraria y


nacionalización

Durante el siglo XX la garantía patrimonial sufrió un sinnúmero de avatares, producto


del avenimiento del Estado social y la constitucionalización de la función social, que
lentamente se fue consolidando desde la Constitución de 1925, particularmente con la
reforma introducida por la Ley Nº 16.615, de 1967. Sin lugar a dudas, el derecho de
propiedad recogido en el artículo 10 Nº 10 de la Carta fundamental fue una de las
disposiciones que sufrió modificaciones sustantivas, que necesariamente iban a
repercutir en la expropiación.

Esto se aprecia particularmente en la garantía del pago previo de la indemnización, que


respecto de la expropiación de predios rústicos para la reforma agraria se permitió en
cuotas anuales de 15 años (Ley Nº 15.295, de 1963); y luego, a 30 años (Ley Nº 16.615,
de 1967), estableciendo posteriormente una cláusula general para la nacionalización de
actividades y empresas mineras (Ley Nº 17.450, de 1971), marcando nuestra historia
institucional, producto de la crisis institucional de 1973, que dará inició a un período
marcadamente liberal y con una fuerte protección del derecho de propiedad.

§4. El actual marco constitucional

Los antecedentes directos sobre la materia se encuentran en el trabajo realizado por la


“Comisión de Estudios de la Nueva Constitución” (CENC). Ahora bien, tal como ocurrió
con la Constitución de 1925, el tema de mayor enjundia doctrinal era el concepto,
fundamentación y alcance de la propiedad. Para su estudio se creó una Subcomisión, cuyo
trabajo se contiene en un informe presentado a la CENC.

Esta Comisión realizó un profundo y detenido estudio sobre la garantía del derecho de
propiedad, el que duró aproximadamente ocho meses y se desarrolló en torno a las
treinta sesiones. Fruto del mismo y de su revisión posterior es el artículo 19 Nº 24, del
cual se distinguen tres aspectos centrales:

a) La protección del derecho de propiedad como una institución jurídica, cuyo contenido
esencial debe ser respetado por el legislador, y que comprende todo bien de contenido
pecuniario, ya sea corporal o incorporal, acogiendo una visión amplia del concepto de
propiedad a nivel constitucional. La propiedad como institución garantizada
constitucionalmente cumple una función primordial, que consiste en asegurar al
titular del derecho un espacio de libertad en el terreno patrimonial que le haga
posible una conformación de la vida personal bajo la propia responsabilidad, tal como
exige el valor central de todo el orden dogmático constitucional, contenido en el
artículo 1 de la Constitución.

“La Constitución asegura a todas las personas: ... 24°. El derecho de propiedad en sus
diversas especies sobre toda clase de bienes corporales o incorporales”.

b) La función social de la propiedad, que opera en el plano general estableciendo las


limitaciones que conforman el contenido material de este derecho, en razón de los
intereses generales de la Nación, la seguridad nacional, la utilidad y la salubridad
públicas y la conservación del patrimonio ambiental.

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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

“Sólo la ley puede establecer el modo de adquirir la propiedad, de usar, gozar y disponer
de ella y de las limitaciones y obligaciones que deriven de su función social. Esta
comprende cuanto exijan los intereses generales de la Nación, la seguridad nacional, la
utilidad y la salubridad públicas y la conservación del patrimonio ambiental”.

c) La protección de la integridad patrimonial frente a toda medida que implique una privación
del dominio y que se produce a través de la institución de la expropiación, que
reconoce a su vez varios elementos:

i. Comprende toda privación del dominio, ya sea total o parcial, incluyendo las
que denomina atributos o facultades esenciales del dominio. En este caso la
propiedad debemos entenderla en un sentido lato, como la titularidad sobre
todo derecho de contenido patrimonial, lo que concuerda con el término
«bien», que comprende tanto bienes corporales como incorporales (derechos
reales y de crédito).

ii. Esta privación solo puede tener lugar a través de una ley, la que puede ser
general (habilita para expropiar) o especial (expropia de forma directa).

iii. Debe existir una causa expropiandi, ya sea de utilidad pública o interés
nacional (se suprime el interés social, propia de los procesos de reforma
agraria), la que en todo caso debe ser calificada por el legislador.

iv. El expropiado tiene el derecho de impugnar el acto expropiatorio, ya sea en


razón de su ilegalidad (nulidad) o del monto de la indemnización.

v. La indemnización comprende el daño patrimonial efectivamente causado y se


fijará de común acuerdo o judicialmente. A su vez, a falta de acuerdo, se debe
pagar en dinero efectivo y al contado.

vi. La toma de posesión material del bien expropiado previo pago de la


indemnización. A falta de acuerdo, es posible que se fije una indemnización
provisional que permita la toma de posesión material, por parte de una
comisión de peritos.

“Nadie puede, en caso alguno, ser privado de su propiedad, del bien sobre que recae o de algunos de los
atributos o facultades esenciales del dominio, sino en virtud de ley general o especial que autorice la
expropiación por causa de utilidad pública o de interés nacional, calificada por el legislador. El expropiado
podrá reclamar de la legalidad del acto expropiatorio ante los tribunales ordinarios y tendrá siempre
derecho a indemnización por el daño patrimonial efectivamente causado, la que se fijará de común acuerdo
o en sentencia dictada conforme a derecho por dichos tribunales.
A falta de acuerdo, la indemnización deberá ser pagada en dinero efectivo al contado.
La toma de posesión material del bien expropiado tendrá lugar previo pago del total de la
indemnización, la que, a falta de acuerdo, será determinada provisionalmente por peritos en la forma que
señale la ley. En caso de reclamo acerca de la procedencia de la expropiación, el juez podrá, con el mérito
de los antecedentes que se invoquen, decretar la suspensión de la toma de posesión”.

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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

III. CONCEPTO Y RÉGIMEN JURÍDICO

§1. La evolución de la expropiación y su concepto

1.1. Los alcances de la expropiación: la privación de inmuebles para obras públicas


a las privaciones en sentido amplio del dominio

La expropiación ha experimentado cambios importantes en su configuración y, por


tanto, en la forma en que puede ser conceptualizada. En una primera etapa, esta
institución estuvo limitada solo a los casos de privación total del derecho de propiedad, no
concibiéndose privaciones de otros tipos de derechos, como podría ser un crédito u otro
derecho real, así como otras restricciones parciales que se podían imponer, como
servidumbres para la localización de infraestructura pública o la prohibición de realizar
cambios o alteración en el bien. En segundo término, también estaba limitada a los bienes
inmuebles, principalmente el suelo que era considerado el principal factor de riqueza en
una economía centrada en las actividades agrarias. De esta forma se dejaban fuera los
bienes muebles, como pueden ser las obras de artes, piezas arqueológicas o de valor
histórico, así como todo tipo de cosa incorporal o derechos. Por último, el objetivo
fundamental de la expropiación era la ejecución de obras públicas, siendo un instrumento
capital para el desarrollo de caminos, redes de ferrocarril y obras de urbanización en la
expansión de las vetustas ciudades medievales.

En este sentido, la expropiación aparece como una potestad que se atribuye a los órganos
de la Administración para la obtención de bienes inmuebles que permitieran la ejecución
de obras públicas, indemnizando la privación total del domino de los particulares sobre
los mismos.

Sin embargo, esta visión decimonónica se ve superada a comienzos del siglo XX frente
a una mayor intervención del Estado en la sociedad, particularmente en diversos sectores
económicos relevantes, dando lugar a una ampliación de la garantía del derecho de
propiedad y, como consecuencia de aquello, de los presupuestos para el ejercicio de la
potestad expropiatoria o, como dirá Alejandro NIETO, a una evolución expansiva del
concepto de la expropiación forzosa.1

Este fenómeno encuentra su origen en la doctrina alemana del período entreguerras,


particularmente en el jurista alemán Martín WOLFF (1872-1953) en su disertación
Reichsverfassung und Eigentum2. El objeto de su trabajo fue ampliar el contenido y los
alcances de la garantía del derecho propiedad, haciendo retroceder o poniendo freno a
las tendencias socializadoras que aparecían con toda claridad en el artículo 153 de la
Constitución de Weimar de 1919. Así se llega a postular que la garantía constitucional de
la propiedad comprende no sólo el derecho de propiedad definido en el parágrafo 903 del BGB
sino “cualquier derecho patrimonial (crédito, acción derecho real, derecho de autor)”.3

Martín WOLFF fue seguido en esta tesis por la mayoría de los especialistas4. En el mismo sentido

1 NIETO (1962), pp. 67-124.


2 Este trabajo está contenido en un libro homenaje Festgabe für Wilhelm Kahl, del año 1923.
3 Idem. p. 3.
4 Véase TRIEPEL (1924); ANSCHUET (1929), p. 607; GIESE (1921), p. 392, y POETZSCH-HEFFTER (1928),

p. 482. En un sentido contrario se pronunció HOFACKER (1926), pp. 36 y ss.

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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

se pronunció el Tribunal Supremo Alemán (Reichsgericht o RGZ)5, que fue eliminando


paulatinamente las características tradicionales de la institución de la expropiación, manteniendo
esta interpretación incluso tras la llegada al poder del nacionalsocialismo6. Lo importante es que,
según TRIEPEL, esta garantía sería no solo un límite para la Administración, sino también para
el legislador7. A partir de esta doctrina no hay diferencia entre la expropiación y una simple
limitación al ejercicio del derecho de propiedad, ya que toda intromisión por parte del poder
estatal en la esfera patrimonial privada quedaba cubierta por la correspondiente indemnización,
prevista para las expropiaciones8. Con posterioridad, no solo se ha confirmado la vigencia de esta
interpretación a la luz de la Ley Fundamental de Bonn por parte del Tribunal Constitucional
Alemán y la doctrina, sino que se ha reforzado la protección, al punto de que se ha extendido la
garantía constitucional a las posiciones jurídico-públicas con contenido patrimonial.

De esta forma, en los ordenamientos comparados, lo que en su época se denominó la


“garantía de la inviolabilidad del dominio”, hoy ha pasado a convertirse en una “garantía de
la integridad del patrimonio”, que comprende no solo el derecho real de propiedad, sino
todo derecho o situación jurídica de contenido patrimonial, ya sea de naturaleza jurídico-
privada o pública, tales como créditos, acciones, derechos reales distintos del dominio,
efectos patrimoniales derivados de actos administrativos, etc.

En el caso de Chile la extensión de la garantía de la propiedad a la protección de la integridad


patrimonial está estrechamente marcada por el objeto sobre el cual recae dicho resguardo,
abarcando por la vía jurisprudencial no solo las cosas o bienes corporales, sino también aquellas
cosas o bienes incorporales. En efecto, esto surge en un caso planteado ante la Corte Suprema en
el año 1968 y que devino en la inconstitucionalidad de una norma con fuerza ley por atentar en
contra de la titularidad de un derecho de propiedad sobre cosa incorporal (“Troncoso G.H., Julia”)9.

5 Se puede ver en las siguientes sentencias del RGZ 103, S. 200 (201 f.); 109, S. 310 (319); 111, S. 123

(130); 111, S. 320 (328); 121, S. 166 (168); 128, S. 165 (171); 129, S. 146 (148); 136, S. 113 (123); 139, S.
177 (188). Las referencias han sido tomadas de los comentarios de PAPIER, H. J. Art. 14 apartado I i), en
MAUNZ, DÜRIG, HERZOG (2001), nota 95.
6 En palabras de Carl SCHMITT, se produjo una “disolución de la noción de expropiación”. SCHMITT (1929),

p. 459.
7 Werner WEBER sintetiza de la siguiente forma la interpretación seguida por el Tribunal Supremo

Alemán del artículo 153: “a) La Constitución protege en el art. 153 inc. 1º, frase 1ª, como propiedad, no
solo la propiedad sobre las cosas, sino todos los derechos privados subjetivos, incluyendo los créditos, pero
no los derechos de familia ni los públicos subjetivos. Esta protección se dirige, con fuerza jurídica
obligatoria, no solo contra la administración sino también contra el legislador, y b) Una expropiación con
derecho a indemnización tendría lugar siempre que, a través de un acto de autoridad, sea administrativo
o legal, se viera afectado uno de los derechos protegidos. Por cierto, debe tratarse de una intervención
individual en los derechos de una persona determinada, quedando por lo demás cubiertas por el art. 153
inc. 1º frase 2ª, las leyes que en forma general determinen el contenido y los límites de los derechos”. Véase
WEBER (1954), p. 331.
8 Véase BRAHM (1992), pp. 411-414.
9 El caso “Troncoso G.H., Julia” se origina a raíz de la interposición de un recurso de inaplicabilidad a un

contrato de arrendamiento del artículo 2 transitorio del DFL Nº 9 de 1968, el que disponía la vigencia
inmediata de su artículo 11, por el cual el plazo mínimo de todo contrato de arrendamiento sobre predios
rústicos sería de 10 años. En caso de celebrarse por un menor plazo, se entendía pactado por el lapso de
10 años. El caso que suscita el pronunciamiento del tribunal fue el conflicto planteado entre arrendador y
arrendatario de un predio rústico, contrato celebrado en 1965 y pactado por un período de 3 años, al
término del cual el arrendatario se negó a la restitución asilándose en la norma ya comentada. Interpuesto
el recurso de inaplicabilidad, la Corte Suprema lo acoge, señalando que el arrendador había adquirido un
derecho personal a la restitución del predio al cabo de los tres años convenidos, sobre el cual como cosa
incorporal tenía propiedad, sin importar la circunstancia de que la ocasión de hacerlo valer se presentara
en una época posterior, en que una nueva ley se encuentre vigente. Tal propiedad estaba amparada por el
artículo 10 N° 10 de la Constitución de 1925, por lo que, siendo inconstitucional en este caso, resultaba
inaplicable el artículo 2 transitorio del DFL N° 9 de 1968. Cfr. Sentencia de la Corte Suprema de 24 de
diciembre de 1968, en RDJ, T. 65, 1968, 2ª parte, sec. 1, pp. 392 y ss. Existe un caso anterior (Sentencia
de la Corte Suprema de 21 de diciembre de 1949. Aída Blanco, inaplicablidad. en RDJ, T. 47, 1950, sec. 1,

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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Esta doctrina pasó a ser jurisprudencia uniforme de la Corte Suprema (véase “Torres Díaz”10,
“Burgos Cerrutti”11 y “Rosas Steck”12, entre otros casos) y se ha consolidado en la dogmática jurídica
chilena, casi sin discusión13. Así las cosas, se experimenta una extensión del derecho de propiedad,
ya que la expresión “el derecho de propiedad en sus diversas especies” unido a una interpretación
sistemática con el Código Civil, da a entender que hay un derecho de propiedad sobre las cosas
incorporales, las que consisten en derechos reales y personales. Dicho, en otros términos, se puede
ser propietario no solo de cosas corporales, cualquiera sea su naturaleza física, sino que también
de derechos, como son el usufructo, las servidumbres o los créditos. De esta forma, si se violenta
o se priva a una persona de su derecho a cobrar un crédito o se le imponen cargas que hacen
imposible su cobro, se está afectando su derecho de propiedad sobre el crédito que está
garantizado constitucionalmente.

Esta situación es reconocida por el Excmo. Tribunal Constitucional, quien ha sostenido que: “El
artículo 19 número 24 de la Constitución Política del Estado asegura a todas las personas el derecho de
propiedad sobre toda clase de bienes corporales o incorporales. Esta Magistratura no desconoce que a raíz
de haberse asegurado el derecho de propiedad sobre bienes incorporales, primero a través de la
jurisprudencia y luego por medio del precepto constitucional aludido, se han producido efectos que han
generado una cantidad abundante de debates y críticas, particularmente entre los cultores del derecho civil.
No le corresponde a esta Magistratura resolver ninguno de esos debates ni referirse a ninguna de esas
críticas. El texto de la Constitución es claro y su sentido inequívoco: la Constitución asegura el derecho de
propiedad sobre bienes incorporales y a ello debe atenerse esta Magistratura para resolver este caso …”.14

En tal sentido, esta Magistratura ha reconocido la garantía del derecho de propiedad no solo
sobre bienes corporales, sino también respecto de bienes incorporales, como sucede con los
derechos personales que emanan de un contrato (STC Roles Nºs. 505/2006, 506/2006, 698/2006,
y 1309/2010).15

El problema es que no se han establecido los medios para dar un resguardo efectivo a estos
derechos, particularmente a través del instituto de la expropiación. Y esto ha hecho que los
problemas de privación de derechos de contenido patrimonial que no respondan al concepto
clásico de propiedad como derecho real, al final no se resuelven por la vía de la indemnización,
sino como una cuestión de constitucionalidad centrada en el legislador.

pp. 30 y ss.), pero que no tuvo la relevancia e influencia del caso anterior, sin perjuicio de que este tema es
tocado muy superficialmente, como lo destaca GUZMÁN BRITO (1995), p. 237, nota 251.
10 SCS Rol Nº 10.096, de 15 de septiembre de 1972, FM, N° 166, septiembre, 1972, p. 220.
11 SCS Rol Nº 10.055, de 15 de junio de 1973, en FM, N° 175, junio, 1973, p. 93.
12 SCS Rol Nº 11.212, de 14 de marzo de 1975, en FM, N° 196-197, marzo-abril de 1975, p. 3.
13 Con una abundante cita jurisprudencial véase, los trabajos de FUENTES (1996) y (1998).
14 STC Roles Nºs. 505, de 2006 y 506, de 2006.
15 Así ha dicho que “la Constitución no formula distinción o exclusión alguna que impida al legislador regular y

limitar todas las especies de propiedad en el marco habilitante ya transcrito y establecer reglas para balancear los
legítimos intereses públicos con la defensa de la propiedad privada. Cabe concluir entonces que la Carta Fundamental
establece los mismos criterios limitativos, cualquiera sea el bien objeto del derecho de propiedad adquirido, y que, en
definitiva, es a esta Magistratura a quien le corresponde precisar, en esta sede de control, hasta dónde la ley, por esta
vía, puede limitar el derecho de propiedad o imponerle obligaciones que no importen transgredir el estatuto
constitucional de este derecho” (STC Rol Nº 1309, de 2010). Por otra parte, ha sostenido que “de acuerdo con
lo dispuesto en el artículo 19 N° 24, inciso primero, de la Constitución Política, ésta reconoce a toda persona “el
derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes corporales e incorporales”, por lo cual sobre
los derechos emanados de un contrato de trabajo que son bienes incorporales y entre los cuales está el de percibir la
remuneración pactada, sus titulares tienen propiedad. Pero, en el caso del contrato de trabajo a plazo, del mismo no
emana, ni siquiera para las personas que gocen de fuero durante el tiempo en que esté vigente, el derecho a convertirlo
en indefinido y de ahí que la decisión judicial que autorice al empleador a ponerle término no vulnera la propiedad
sobre un derecho adquirido” (STC Rol Nº 698, de 2006); y que “… también es claro que el deudor de un precio
establecido por contrato también tiene, respecto de su cuantía, una especie de propiedad. Si bien su principal crédito
es el derecho a usar las instalaciones, por las cuales paga el precio pactado, no es menos cierto que sobre este último
también ha adquirido un derecho que, a su respecto, es un bien incorporal que consiste en no pagar más de lo pactado”
(STC Roles Nos 505, de 2006 y 506, de 2006).

11
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Un hito relevante en la materia tiene lugar con la Ley Española de Expropiación Forzosa
de 1954, que consagra un concepto amplio y material de expropiación como toda
privación singular de la propiedad privada o de derechos o intereses patrimoniales
legítimos cualesquiera que sean las personas o las entidades a que pertenecen. Además,
se construye enlazando esta institución con la responsabilidad de la Administración, que
no tiene como factor de atribución la ilicitud o culpa en su actuación, sino que la lesión
que pueda causar en la esfera patrimonial del particular por su funcionamiento normal o
anormal.16

Por su parte, en el Derecho norteamericano esta tendencia ha tenido lugar a través de


lo que se conoce como la expropiación regulatoria (Regulatory Taking) o expropiación
indirecta (Indirect Expropiation), conceptos que se han ido construyendo por la
jurisprudencia de la Suprema Corte de los Estados Unidos a partir del caso Pennsylvania
Coal v. Mahon, de1922, sobre la idea de que la regulación en principio no implican una
indemnización, salvo que vaya “demasiado lejos” (if the regulation goes too far it will be
recognized as a taking). Este concepto ha llevado a la doctrina a distinguir entre una “mera
regulación” de la propiedad, que no da lugar a indemnización, frente a una “expropiación
regulatoria”, que gatilla una compensación patrimonial por parte del Estado, lo que
exige un esfuerzo para determinar qué elementos o condiciones se exigen para delimitar
la frontera en uno y otro caso. A su vez, estas categorías han pasado al Derecho
internacional a través de diversos tratados internacionales que establecen un estatuto de
protección a los inversionistas frente a la expropiación formal y la expropiación
regulatoria, creando un sistema especial de solución de controversias.
Chile ha celebrado más de 50 tratados bilaterales de inversión, encontrándose vigentes
aproximadamente 40 de ellos, además de diversos tratados de libre comercio (TLC) que incluyen
un capítulo de inversión, con cláusula de expropiación regulatoria. En estos casos, es condición
necesaria que la controversia no se haya radicado en los tribunales nacionales, debiendo conocer
de ellas el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), que
es una institución del Banco Mundial con sede en Washington.17

Los reparos que se han presentado en nuestro país frente a este régimen dicen relación con el
trato desigual que se da al inversionista nacional, que no tiene este nivel de protección y que,
además, enfrenta una jurisprudencia judicial que no acepta la indemnización por expropiación
regulatoria, sobre la base de que el Estado no incurre en responsabilidad, salvo que exista falta
de servicio, la que excluye las medidas regulatorias que se adopten en razón del interés general,
las que son siempre legítimas y no indemnizables.18

En el caso de Chile, el problema se ha presentado por la incongruencia que se presenta


entre lo dispuesto por la Constitución, que acoge un concepto amplio de expropiación,
que implica la privación no solo del derecho de propiedad stricto sensu, del bien sobre que
recae o de alguno de los atributos o facultades esenciales del dominio; frente al Decreto
Ley Nº 2.186, Ley Orgánica de Procedimiento de Expropiaciones, que continúa anclado
en un concepto estricto, vinculado a una idea de privación total de la propiedad,
especialmente inmobiliaria, sin ocuparse de la privación de derechos patrimoniales de
otra naturaleza, ni menos aún estableciendo un sistema de responsabilidad frente a la
imposición de cargas públicas que implican privaciones a los atributos y facultades
esenciales del dominio.

16 GARCÍA DE ENTERRÍA (1956).


17 Véanse PÁEZ (2006), pp. 5-36; MONTT (2006), pp. 33-70, y LÓPEZ (2004).
18 Véase MATUTE (2014).

12
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Por su parte, la expropiación en Chile solo tiene lugar de oficio por la autoridad, pues no
se considera la posibilidad que el expediente se pueda incoar a solicitud del expropiado.
De esta forma la indemnización se busca por la vía de la responsabilidad patrimonial de
la Administración, pero el ordenamiento contiene norma expresa que permite cubrir las
lesiones que se ocasionen por actividad lícita, pero que el particular no tiene el deber
jurídico de soportar, al implicar un quiebre del principio de igualdad ante las cargas
públicas. Si bien la jurisprudencia en algunas sentencias sostuvo esta posibilidad a partir
de la aplicación de normas constitucionales19, a partir del año 2010 solo ha admitido
casos de responsabilidad en los supuestos de falta de servicio20, dando cuenta de la
enorme falencia en el reguardo de la garantía patrimonial en Chile, especialmente en los
supuestos de expropiaciones sobre atributos o facultades esenciales del dominio.

1.2. El concepto de expropiación y su distinción con otras instituciones

a) El concepto de expropiación

El concepto de expropiación está estrechamente unido al alcance de la garantía de la


integridad patrimonial, especialmente respecto de tres aspectos:
a) El contenido protegido;
b) La intensidad de las medidas que pueden afectar dicho contenido, y
c) Los sujetos que la pueden llevar a cabo.

En cuanto a su contenido, a nivel constitucional se protege el derecho de propiedad en


sus diversas especies, sobre toda clase de bienes, ya sean corporales e incorporales. Esto
permite comprender dentro de la garantía a todo derecho de contenido patrimonial, ya
sean derechos reales, como la propiedad, el usufructo, servidumbre, derechos reales
administrativos (concesiones mineras o derechos reales de aprovechamiento de aguas),
o similares; como también derechos personales o créditos, así como todo título de
contenido pecuniario.

Pero también se comprende no solo el derecho en sí mismo, sino que también dos
elementos más: i) el bien sobre el cual recae el derecho, y ii) alguno de los atributos o
facultades esenciales del dominio. El primer caso se presenta cuando no se extingue
jurídicamente el derecho, pero materialmente su objeto deja de existir por acto de
autoridad, como en los casos en que el bien es declarado incomerciable o se adoptan
medidas que disminuyen significativamente su valor económico. En el segundo, se da en
los casos en que, sin afectar la titularidad del dominio, se restringe el conjunto de
facultades que se tiene, afectando sustancialmente su uso y aprovechamiento, como sería
la prohibición para explotar un recurso natural, obligando a cerrar una empresa o
industria.

En relación con la intensidad de las medidas sobre dicho contenido, para que constituya
una expropiación, la Constitución utiliza el término “privación” para distinguirlo de las
“limitaciones” que emanan de la función social. En tal sentido, la única forma para que
proceda la indemnización por las medidas que afecten el contenido patrimonial de los

19 “Comunidad Galletué con Fisco”, 1984; “Hexagon con Fisco”, 1987; “Sociedad Agrícola y Forestal Casagranda”,

1997; “Quintana Olivares y Otros con SAG”, 2001, y “Sociedad Agrícola Lolco con Fisco”, 2004.
20 “Sociedad Inmobiliaria Maullín”, 2010; “Productos Fernández S.A. con Ministerio de Salud”, 2012; “Ensquerré

Hermanos Limitada con Municipalidad de Concepción”, 2013; “Universidad de Magallanes con Servicio Agrícola
y Ganadero”, 2013.

13
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

derechos sobre los cuales es titular una persona o personas determinadas, exige un
estándar más elevado que una mera regulación o limitación, pues debemos estar ante
una privación o sacrificio, que es un concepto jurídico indeterminado que se debe apreciar
en cada caso en concreto, especialmente con los criterios que ha ido delineando la
jurisprudencia. En este aspecto, son orientadores algunos principios, como la igualdad
ante las cargas públicas (artículo 19 Nº 20), pues una medida que solo debe ser soportada
por una o más personas en beneficio de la comunidad, supone un reparto desigual de una
carga que debe ser compartida por toda la sociedad a través de la respectiva
indemnización. En la misma línea también se formula la teoría del sacrificio especial (Die
Sonderopfertheorie), en cuanto la medida que afecta a personas determinadas de forma
desigual y especial y les impone en favor de la colectividad un sacrificio especial, no
exigido del resto de los ciudadanos, otorga el derecho a ser indemnizado, pues no se trata
de fijar o regular de forma general o unitaria para todas las personas.

En tercer lugar, la expropiación es una medida que habitualmente se entrega en su


aplicación a órganos de la Administración del Estado, en muchas ocasiones con cierto
margen de discrecionalidad para determinar la oportunidad y el objeto sobre el cual se
ejercerá. Por tal razón, la ley realiza una habilitación general, determinando los
supuestos en que concurre la causa expropiandi, permitiendo que los órganos y servicios
públicos determinen en cada caso los supuestos en que será procedente. Sin embargo,
nuestra Constitución también acepta la posibilidad que la expropiación pueda tener lugar
a través de leyes singulares, ratificando algo que ha ocurrido históricamente, sin
perjuicio que puedan plantearse algunas discusiones, como ha ocurrido en el Derecho
comparado.

En Chile nos encontramos con algunos casos de expropiaciones legislativas, como ocurrió con el
Decreto Ley Nº 93, de 20 de octubre de 1973, por el cual se expropió el edificio de la Empresa
Periodística “Clarín Limitada”, para la construcción de los Tribunales Militares de la ciudad de
Santiago. Así se dispuso: “Declárase de utilidad pública y exprópiase el inmueble ubicado en la ciudad
de Santiago, en calle Alonso Ovalle esquina de Gálvez, que tiene el N.o 102 por calle Gálvez y 1194 por
calle Alonso Ovalle, perteneciente a la Empresa Periodística "Clarín Limitada", que tiene el rol de avalúo
N.o 438-120, de la Tesorería Comunal de Santiago”.

En el Derecho comparado un caso de gran repercusión fue la expropiación de los bienes del grupo
“Rumasa, S. A.” dispuesta directamente en España por el Decreto-Ley 2/1983, de 23 de febrero,
luego convertido en Ley 7/1983, de 29 de junio; disposición legislativa directa y materialmente
expropiatoria, cuya posibilidad constitucional como tal fue aclarada por la controvertida
Sentencia del Tribunal Constitucional Nº 111/1983, de 2 de diciembre.

Con estos elementos podemos sostener que la expropiación es aquel “acto estatal que tiene
por objeto la privación total o parcial de la propiedad o del bien en que esta recae de titularidad
de un tercero, así como de los atributos o facultades del dominio, previa habilitación legal por
causa de utilidad pública o interés nacional, sujeto al pago de una indemnización por el daño
patrimonial efectivamente causado”.

Para el Tribunal Constitucional la expropiación es un modo de adquirir el dominio en el ámbito


público consistente en el acto administrativo, unilateral y coactivo de la Administración del
Estado, por el cual se priva a una persona de la titularidad de un bien o un derecho o de las
facultades esenciales de ambos, fundado en una ley habilitante que justifica la causa de utilidad
pública o interés nacional, mediante un procedimiento reglado y previo pago de la indemnización
por el daño patrimonial efectivamente causado. Desde este punto de vista, la expropiación reúne
dos instituciones en una: por un lado, refleja la potestad expropiatoria del Estado y, por el otro,
los mecanismos de garantía y protección de quien se ve privado de algún bien ya sea corporal o
incorporal. (STC Rol Nº 3.110, considerando 8º).

14
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Por su parte la Corte Suprema ha señalado que “En lo esencial, la expropiación es la privación forzada
de la propiedad (o de uno o más de los atributos esenciales del dominio) por la autoridad estatal competente,
recibiendo el afectado la correspondiente indemnización. Desde un punto de vista descriptivo la
expropiación comprende: (i) un acto de autoridad; (ii) por el cual forzadamente; (iii) se priva de la
propiedad o de uno o más atributos esenciales del dominio u otros derechos; (iv) por el procedimiento y la
autoridad estatal competente de acuerdo a la ley; (v) acreditando motivos de bien común o interés público;
(vi) previo pago de la correspondiente indemnización; (vii) inscribiendo el título en el Conservador de
Bienes Raíces” (SCS Rol Nº 19.167-2018, de 14 de enero de 2020, considerando 6º) .

b) La distinción con otras instituciones

La expropiación puede tener similitudes con otras instituciones, ya sea del Derecho civil,
penal e incluso del Derecho administrativo. Por tal razón, resulta relevante establecer
cuáles son sus rasgos distintivos.

i. La venta forzada

Si bien la compraventa es un acto consensual (artículo 1793 del Código Civil), también
se consideran en nuestro ordenamiento casos de venta forzada, como sucede en la etapa
de remate en un juicio ejecutivo (artículo 497 del Código de Procedimiento Civil); la
compra de acciones de accionistas disidentes de una sociedad anónima frente a
determinados acuerdos adoptados por la Junta General de Accionistas (artículo 69 de la
Ley 18.046, de sociedades anónimas), o la enajenación forzada de bienes que deben
realizar determinadas autoridades gubernativas y administrativas (artículo 45 de la Ley
Nº 20.880).

Por tal razón, no es extraño que algunos autores consideren a la expropiación como una
venta forzada. Sin embargo, aquello no se corresponde con la naturaleza y régimen
jurídico de esta institución, pues mientras la compraventa es un contrato que sirve de
título a un modo de adquirir derivado, como es la tradición, la expropiación es un acto
administrativo unilateral, que produce efectos aun en contra de la voluntad del
expropiado y que da lugar a un modo de adquirir originario, tal como da cuenta el
artículo 20 del Decreto Ley Nº 2.186: “Pagada al expropiado o consignada a la orden del
Tribunal el total o la cuota de contado de la indemnización convenida o de la provisional, si no
hubiere acuerdo, el dominio del bien expropiado quedará radicado, de pleno derecho, a título
originario en el patrimonio del expropiante y nadie tendrá acción o derecho respecto del dominio,
posesión o tenencia del bien expropiado por causa existente con anterioridad”.

ii. La confiscación

La confiscación es una sanción penal que consiste en la privación de todo o parte del
patrimonio de la persona que ha cometido un delito. Se debe distiguir de la figura del
comiso que, como bien se sabe, también es una pena que consiste en la pérdida de los
instrumentos o efectos de delito. En este caso, la confiscación es una pena principal que
recae sobre los bienes del condenado, independiente a que aquellos hayan sido el medio
para cometer un delito o el fruto del mismo.

Por tal razón, se trata de una pena que está proscrita constitucionalmente, salvo en el
caso de las asociaciones ilícitas: “No podrá imponerse la pena de confiscación de bienes, sin
perjuicio del comiso en los casos establecidos por las leyes; pero dicha pena será procedente respecto
de las asociaciones ilícitas” (artículo 19 Nº 7 letra g)

15
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

iii. La nacionalización

La nacionalización es otra institución que tiene elementos que la acercan a la


expropiación, pero que presenta características diversas, a pesar de la indefinición que
ha tenido su concepto. En general, consiste en la transferencia a titularidad estatal de
unidades económicas, de bienes o recursos naturales, que tienen una importancia estratégica, y
tiene lugar por razones de interés nacional. Así ocurrió en Francia con la nacionalización del
carbón en 1944, y los bancos, gas y electricidad en 1946; en Inglaterra, con la
nacionalización de la aviación civil y comercial, además del carbón, en 1946, los
ferrocarriles y la electricidad en 1947 y el acero de 1949. Estos procesos también
tuvieron lugar en Latinoamérica, como en México a comienzos del siglo XX,
posteriormente fundados en la Resolución Nº 1803, de la Asamblea General de la ONU,
de 1962, sobre Soberanía Permanente sobre los Recursos Naturales, como ocurrió la
nacionalización de la gran minería del cobre en Chile, en 1971 y la industria de petróleo
en Venezuela, en 1976, extendiéndose a diversos países de nuestro entorno.

A su vez, en la medida que se trata de un acto soberano, las posibilidades de una


compensación patrimonial son limitadas, no siempre cubriendo el monto total de los
recursos y bienes nacionalizados, pues en caso contrario se haría imposible la operación.
En todo caso, siempre estos procesos han estado sujetos a discusión frente a la política
de proteccion de las inversiones, pero se debe entender en el contexto de una política
económica que coloca como eje central la iniciativa estatal.

Sobre la materia es posible encontrar diversos trabajos, destacando la obra de KATZAROV (1963),
sobre Teoría de la Nacionalización. En un extenso estudio, se pueden extraer las principales
diferencias que existirían entre ambas instituciones: a) La expropiación tiene un alcance
restringido, como es la limitación o la desposesión, por necesidades sociales, de una propiedad
privada, en cambio la nacionalizacion sustrae los medios de produccion de la iniciativa privada y
la transfiere a la colectividad, asegurando que su utilización sea siempre en interés público; b) En
cuanto a su objeto, la expropiación recae sobre derechos de propiedad determinados,
normalmente inmuebles, mientras que la nacionalización comprende unidades económicas
completas, tomadas como una universalidad (bancos, compañías de seguros, industrias o recursos
minerales); c) La expropiación tiene lugar sobre la base de un interés público, que es el marco de
validez de dicha medida, pudiendo ser discutida en sede judicial, en cambio la nacionalización
tiene lugar en virtud de un texto constitucional, que establece que determinados bienes no pueden
ser objeto de propiedad privada y que pertenecen a toda la colectividad, y d) La expropiación
tendría un carácter más bien procesal, a fin de demostrar la existencia del interés público o la
necesidad social, en cambio la nacionalización tiene un carácter material, pues tiene como
fundamento que una actividad o bienes solo pueden ser realizados o pertenecer a la colectividad.
En Chile uno de los principales teóricos de la nacionalización fue Eduardo Novoa Monrreal, cuyos
trabajo sirvieron de fundamento para el proceso de nacionalización de la gran minería del cobre
que tuvo lugar a través de la Ley de Reforma Constitucional Nº 17.450, de 197121. En tal sentido,
este autor señalaba que la nacionalización era la vía “para la recuperación del derecho permanente
sobre los recursos y riquezas naturarales por el correspondiente Estado …”, indicando que en los casos
de Francia e Inglaterra, las nacionalizaciones “… se apartan de las reglas tradicionales sobre pago en
efectivo y pago total y que, en algunos casos, opera aún con efecto retroactivo”.

iv. La requisición

21 Véanse los diversos trabajos de NOVOA (1971), pp. 513-515; (1972), (1974) y (1976), este último sobre
la defensa de las Nacionalizaciones ante Tribunales Extranjeros.

16
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

La requisición es la institución más cercana a la expropiación, pero tiene como principal


diferencia las condiciones en que opera y el procedimiento. En efecto, las requisiciones
tienen lugar en estados de anormalidad constitucional y se trata de medidas que se
pueden adoptar para garantizar el restablecimiento del orden y la protección de la
población. Por tal razón, el procedimiento es inmediato, omitiendo todas las etapas o
fases que requiere un procedimiento expropiatorio, quedando para una discusión
posterior la determinación y pago de los perjuicios que ha sufrido el particular.

En nuestra Constitución se considera la medida de requisición para el estado de asamblea y de


catástrofe (artículo 43), indicándose que “Las requisiciones que se practiquen darán lugar a
indemnizaciones en conformidad a la ley. También darán derecho a indemnización las limitaciones que se
impongan al derecho de propiedad cuando importen privación de alguno de sus atributos o facultades
esenciales y con ello se cause daño” (artículo 45).

Sobre esta materia, la Ley Nº 18.415, Orgánica Constitucional de los Estados de Excepción,
dispone que “La autoridad al hacer una requisición practicará un inventario detallado de los bienes,
dejando constancia del estado en que se encuentren. Copia de este inventario deberá entregarse dentro de
cuarenta y ocho horas a quien tuviere el o los bienes en su poder al momento de efectuar la requisición”
(artículo 18). A su vez, se dispone que “El monto de la indemnización y su forma de pago serán
determinados de común acuerdo entre la autoridad que ordenó la requisición y el afectado por la medida.
Este acuerdo deberá ser, en todo caso, aprobado por la autoridad de Gobierno Interior correspondiente al
lugar donde se practicó, dentro del plazo de diez días de adoptado. A falta de acuerdo, el afectado podrá
recurrir, dentro del plazo de treinta días, ante el Juez de Letras en lo Civil competente. El Tribunal dará
a esta presentación una tramitación incidental, fijando en su sentencia el monto definitivo de la
indemnización que corresponda, la que deberá ser pagada en dinero efectivo y al contado” (artículo 19).
Por último, se dispone que la acción indemnizatoria prescribirá en el plazo de un año, contado
desde la fecha de término del estado de excepción (artículo 20).

§2. El régimen jurídico de la expropiación en Chile

En nuestro ordenamiento, la expropiación está regulada por disposiciones de diversa


naturaleza y jerarquía:

a) En primer término, las bases de esta institución se encuentran en la Constitución, en


el marco de la garantía de la integridad patrimonial contenida en el artículo 19 Nº 24.
En tal sentido, se establecen disposiciones de contenido material, en relación con las
medidas que producen este efecto expropiatorio (privación); los bienes que pueden
ser objeto de estas (propiedad, bien sobre que recae y atribuciones o facultades
esenciales del dominio) y el derecho a la indemnización por el daño patrimonial
efectivamente causado que, a falta de acuerdo, se debe pagar en efectivo, al contado,
y de forma previa a la toma de posesión material. Luego, se consagran garantías
normativas, como la reserva legal para su realización y la existencia de causa
expropiandi, y garantías jurisdiccionales, para impugnar la legalidad del acto
expropiatorio y el monto de la indemnización.

b) En el siguiente nivel, nos encontramos con el Decreto Ley Nº 2.186, que aprueba la Ley
Orgánica de Procedimiento de Expropiaciones (DL Nº 2.186). Se trata de un cuerpo legal
pre-constitucional, aunque fue dictado a propuesta de la Comisión de Estudios de la
Nueva Constitución, teniendo como referencia el Acta Constitucional Nº 3 de 1976.
En todo caso, aquello no es óbice para que varias de sus disposiciones se encuentren
tácitamente derogadas, como sucede con el interés social como causa expropiandi
(artículo 1º) o el pago en cuotas o anualidades de la indemnización (artículo 19).

17
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Este cuerpo legal es fundamentalmente de carácter procedimental al regular la etapa


administrativa y jurisdiccional. A su vez, se aplica con carácter general respecto de
toda expropiación en los aspectos que no sean desplazados por una ley especial.

c) A su vez, en la instancia judicial, en lo no regulado por sus disposiciones, se aplican


las disposiciones comunes a todo procedimiento contenidas en el Libro I del Código
de Procedimiento Civil.

d) Por último, se aplican las normas legales especiales previstas para determinados
procedimientos de expropiación, como sucedía en materia urbanística, conforme a
los artículos 83 y siguientes de la Ley General de Urbanismo y Construcciones.

IV. LOS ELEMENTOS EN LA EXPROPIACIÓN

De acuerdo al concepto de expropiación que se ha formulado, es posible distinguir


diversos elementos que la conforman:

a) Los sujetos que intervienen, distinguiéndose entre la entidad expropiante, el


expropiado y el tercero beneficiario.

b) El objeto de la expropiación, que en este caso sería la titularidad patrimonial sobre el


bien, el objeto material o bien sobre que recae y los atributos o facultades esenciales
del dominio.

c) Una ley que la autorice, ya sea de forma general y especial.

d) La causa expropiandi, que justifica este acto de privación y que solo pueden ser dos
admitidas constitucionalmente: utilidad pública o interés nacional, que es calificada
por el legislador.

e) La indemnización, que comprende el daño patrimonial efectivamente causado.

f) Un procedimiento administrativo, que tiene por objetivo determinar la procedencia de


la expropiación, el monto del bien expropiado y la dictación del acto expropiatorio,
salvo que sea la propia ley la que realice, dejando para un procedimiento ulterior la
determinación del monto de la indemnización.

g) El acto expropiatorio, que normalmente es a través de un acto administrativo, aunque


también se considera la posibilidad que lo pueda hacer directamente la ley.

Para el Tribunal Constitucional la expropiación puede ser conceptualizada a partir de varios


elementos. En primer lugar, expropiar es privar a una persona de la titularidad de un bien o de
un derecho, dándole a cambio indemnización. En segundo lugar, la expropiación es un acto de
autoridad. Ello resalta, primero, que los privados no pueden llevarla a cabo. La facultad de
expropiar le pertenece al Estado. Segundo, que se trata de una transferencia coactiva, pues es
independiente de la voluntad del propietario o aun contra ella. Tercero, que está sujeta a un
procedimiento de derecho público. Dicho procedimiento tiene tres fases. La primera corresponde
al legislador, quien debe calificar la causal de la expropiación y otorgar la potestad para expropiar.
La segunda es la fase administrativa, en que se dicta el acto expropiatorio. Y la tercera es la etapa
judicial, que es eventual, pues se da en el caso de que haya divergencias sobre el acto expropiatorio
o sobre la indemnización. Cuarto, que es un acto unilateral de la Administración, es decir, que no
viene precedido ni justificado en conducta alguna del expropiado. Quinto, que es el ejercicio de
una potestad pública. La existencia de esta potestad es lo que distingue un genuino acto
expropiatorio de una vía de hecho. En esta última hay un apoderamiento puramente fáctico de

18
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

bienes privados por la Administración, sin que medie declaración expresa ni procedimiento
expropiatorio alguno. En sexto lugar, en la expropiación el Estado adquiere la propiedad de que
coactivamente ha privado al administrado. En la expropiación el Estado priva a alguien de su
dominio para incorporarlo a su patrimonio y luego destinarlo a una finalidad pública, definida o
no previamente en detalle. Finalmente, en la expropiación hay una causal que la explica. Se
expropia por utilidad pública o por el interés general; no como consecuencia de alguna obligación
particular que pesa sobre el administrado, ni como producto de alguna sanción que se pretende
imponer al mismo.22

A continuación analizaremos cada uno de ellos, dejando para un apartado posterior el


estudio del procedimiento y el acto expropiatorio.

§1. Los sujetos que intervienen en la expropiación

1.1. La entidad expropiante

En nuestro ordenamiento la titularidad de la potestad expropiatoria solo puede ser


atribuida a entidades públicas, dentro de las cuales se distinguen tradicionalmente la
Administración, el Legislador y los órganos jurisdiccionales.

Si bien no resulta admisible la atribución de la potestad expropiatoria a particulares o entidades


privadas, en nuestro ordenamiento nos encontramos con una figura similar, como son las
servidumbres legales, que se pueden constituir, incluso en contra de la voluntad de los
propietarios, respecto de quienes tienen un título jurídico-administrativo, como sucede con los
titulares de concesiones mineras (artículos 19 Nº 24 inciso 6º de la Constitución; 8 de la Ley Nº
18.097, orgánica constitucional de concesiones mineras; 109 y 120 y ss. del Código de Minería);
de derechos de aprovechamiento de aguas (artículos 25 y 69 y ss. del Código de Aguas); de
concesiones eléctricas (artículos 48 y ss. de la Ley General de Servicios Eléctricos); de concesiones
sanitarias (artículo 9 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 382, de 1988 del Ministerio de Obras
Públicas), y de concesiones de telecomunicaciones (artículo 19 de la Ley General de
Telecomunicaciones).

En estos casos, se otorga a los titulares de estas concesiones o derechos la facultad para imponer
servidumbre, aunque deben asumir el pago de la indemnización a los propietarios que se verán
afectados por estas instalaciones. En el Derecho comparado se utiliza como mecanismo la
expropiación, que tiene como tercer beneficiario a los concesionarios, pero en Chile se ha optado
por descentralizar el procedimiento y colocarlo de cargo de estos, entendiendo que aquello puede
hacer más ágil su constitución. En todo caso, si se analiza con detenimiento la figura de estas
servidumbres legales, lo cierto es que reúnen todos los elementos de una expropiación en manos
de particulares.

Lo más habitual es que la potestad expropiatoria se atribuya a órganos que formen parte de
la Administración del Estado mediante ley. Así, en nuestro ordenamiento son titulares de
esta potestad:

a) El Ministerio de Obras Públicas.

Artículo 3º.- Además de las funciones previstas en los artículos precedentes, el Ministerio de Obras Públicas
tendrá a su cargo las siguientes materias: a) Expropiación de bienes para las obras que se ejecuten de

22 STC Rol Nº 253, considerando 13º. En el mismo sentido, STC Rol Nº 1.298, considerando 59º; STC Rol

Nº 1.576 considerando 7º; STC Rol Nº 2.759 considerando 9º; STC Rol Nº 2.912 considerando 63º; STC
Rol Nº 3.100 considerando 22º y 41º; STC Rol Nº 3.099 considerando 22º; STC Rol Nº 3.305 considerando
5º, STC Rol Nº 3.110; considerando 8º; STC Rol Nº 5.270 considerando 9º; STC Rol Nº 4.953
considerando 9º; STC Rol Nº 3.717 considerando 9º, y STC Rol Nº 6.734 considerando 8º.

19
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

acuerdo con la presente ley y el decreto ley Nº 2.186, de 1978 (Decreto con Fuerza de Ley Nº 850, de
1998).

b) El Ministerio de Bienes Nacionales.

Artículo 41.- Decláranse de utilidad pública y autorízase al Presidente de la República para expropiar, a
través del Ministerio, los inmuebles situados dentro del radio urbano de las ciudades o pueblos que, por su
ubicación, cabida y deslindes, sean indispensables para la instalación y funcionamiento de organismos
estatales, y de la administración civil.
La facultad que confiere el inciso anterior sólo podrá ejercerse en casos de imprescindible necesidad, y
mediante decreto supremo fundado, el que expresará con exactitud las razones que justifiquen la
expropiación. Esta se someterá a las disposiciones constitucionales y legales pertinentes (Decreto Ley Nº
1.939, de 1977).

c) Los Servicios de Vivienda y Urbanización.

Artículo 4º.- Para el cumplimiento de sus funciones, el SERVIU podrá expropiar, comprar, permutar,
vender, dar en comodato o arrendamiento toda clase de inmuebles, fijando precios o rentas, licitar, dar y
recibir en pago, aceptar cesiones, erogaciones, donaciones, herencias y legados y, en general, adquirir a
cualquier título o enajenar a título oneroso bienes muebles o inmuebles […] (Decreto Nº 355, de 1977,
del Ministerio de Vivienda y Urbanismo).23

d) Las Municipalidades.

Artículo 65.- El alcalde requerirá el acuerdo del concejo para: g) Expropiar bienes inmuebles para dar
cumplimiento al plan regulador comunal (Ley Nº 18.695, Orgánica Constitucional de
Municipalidades).

e) La Dirección de Fronteras y Límites (DIFROL)

Artículo 13°- Declárense de utilidad pública y autorízase la expropiación de los documentos, mapas y otras
piezas originales así como de los libros y otros elementos materiales indispensables para los intereses
nacionales.
Las expropiaciones que efectúe la Dirección de Fronteras y Límites del Estado, por aplicación
del precepto anterior, se regirán, en lo que les sean aplicables, por los procedimientos establecidos en la ley
N° 3.313 y la toma de posesión del objeto que se expropia se hará con la intervención de un notario
designado por el Ministro de Relaciones Exteriores.
Las Casas de Martillo deberán comunicar al Ministerio de Relaciones Exteriores y a la
Biblioteca Nacional, con anticipación de treinta días, la subasta, pública o privada, de obras, folletos, mapas
y cualquier otro impreso, de los referidos en el inciso primero de este artículo, acompañando los
correspondientes catálogos. Las reparticiones señaladas tendrán derecho preferente para adquirirlos (Ley
Nº 16.592, que crea la Dirección de Fronteras y Límites).

El caso más complejo dice relación con las expropiaciones que puede llevar adelante el
legislador. En general, la función que cumple la ley en esta materia es establecer la
regulación general de la expropiación y la calificación de la causa expropiandi (utilidad
pública o interés nacional). Acto seguido, la Administración debe concretar dichos
preceptos, determinando los supuestos para ejercer esta potestad, los bienes sobre los

23 Esta norma es el “Reglamento Orgánico de los Servicios de Vivienda y Urbanización”, que ejecuta el

Decreto Ley Nº 1.305, de 1976, que restructura y regionaliza el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Si
bien este cuerpo legal no le atribuye potestad expropiatoria a los SERVIUs, este cuerpo legal funcionó a
las antiguas las Corporaciones de Servicios Habitacionales, de Mejoramiento Urbano, de la Vivienda y de
Obras Urbanas, siendo su sucesor legal, incluyendo sus facultades y obligaciones, dentro de las cuales se
encuentra la potestad expropiatoria. Así, por ejemplo, el artículo 3 Nº 4 del DFL Nº 483, de 1966, que
aprobaba la Ley Orgánica de la Corporación de Mejoramiento Urbano, le atribuía potestad expropiatoria.

20
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

cuales ha de recaer, llevando adelante el procedimiento, incluyendo la dictación del acto


expropiatorio, la indemnización del expropiado y la toma de posesión material de los
bienes. Sin embargo, durante el siglo XX el legislador no se ha limitado solo a fijar este
marco regulatorio, sino que derechamente ha declarado la expropiación de bienes
determinados, fijando normas sobre el procedimiento para materializarla y la fijación del
justiprecio.

Así, por ejemplo, nos encontramos con la Ley Nº 5.603, de 1935, que expropió “para la Caja de
Colonización Agrícola ciento sesenta hectáreas del fundo "El Talhuén", perteneciente a don Pedro Ossa
Videla, ubicado en el departamento de Ovalle”; la Ley Nº 7.400, de 1943, que expropió “para construir
un edificio escolar del terreno situado en la localidad de Rauco, del departamento de Curicó, que pertenece
a doña Rosa Céspedes viuda de Rubio […] El terreno se encuentra frente al edificio de la Municipalidad
de Rauco, calle Balmaceda de por medio”; la Ley Nº 14.003, de 1960, que declaró de utilidad pública
y expropió “en favor del Servicio Nacional de Salud de las propiedades situadas en la esquina surponiente
de las calles Goycolea y Valdivia, de la ciudad de Yumbel”; el Decreto Ley Nº 254, de 1974, que declaró
de utilidad pública y expropió “las pertenencias mineras o concesiones del yacimiento de carbonato de
calcio "El Way", de la provincia de Antofagasta”, que fueron entregados a la Industria Nacional de
Cemento S. A. (INACESA) -de propiedad de CORFO en aquella época- para la explotación directa
del mineral; el Decreto Ley Nº 801, de 1974, que expropió “las acciones de la serie A de la emisión
de la Compañía de Teléfonos de Chile, las que en lo sucesivo serán de propiedad de la Corporación de
Fomento de la Producción”; o el artículo 4º de la Ley Nº 17.995, que autorizó “por causa de utilidad
pública, la expropiación en favor del Fisco de los bienes de dominio del Colegio de Abogados de Chile que
se encuentran actualmente destinados al funcionamiento de los Servicios de Asistencia Judicial”, aunque
posteriormente fue derogado por la Ley Nº 18.189, de 1982.

Las expropiaciones realizadas directamente por ley se caracterizan por no dejar margen
a la Administración para determinar su oportunidad y procedencia, pues es el legislador
el que adopta dicha decisión. Por tal razón son conocidas como “expropiaciones
legislativas”. A su vez, si bien constituyeron una práctica bastante habitual en el siglo
pasado, no han dejado de plantear alguna discusión respecto de su constitucionalidad, al
tratarse de leyes singulares que establecen una excepción al régimen general, con fuertes
reparos frente al principio de igualdad ante la ley. Además, desde el punto de vista de las
garantías jurisdiccionales, se cierra la posibilidad para que el expropiado pueda
impugnar la “legalidad” del acto expropiatorio y, en su caso, cuestionar los criterios y la
forma para fijar la indemnización. En todo caso, nuestra Constitución le otorga cierta
cobertura, al establecer que la ley puede autorizar de forma general o especial la
expropiación, dando fundamento para que esta particular forma de expropiación se
pueda seguir llevando a cabo, aunque -en nuestra opinión- aquello no significa que se
deban respetar las garantías que establece la Carta fundamental sobre la materia, como
es la reparación íntegra del daño patrimonial efectivamente causado; el pago en efectivo,
al contado y de forma previa a la toma de posesión material, si no existe acuerdo entre
las partes.

Por último, también se habla de expropiaciones judiciales a las medidas adoptadas por parte
de los órganos jurisdiccionales que implican una privación del dominio, ya sea en el
ámbito penal, como ocurre con la pena de comiso; o en el ámbito civil, con la venta y
enajenación forzosa de bienes en los procedimientos para satisfacer el cumplimiento de
obligaciones pecuniarias. Sin embargo, se trata de figuras diversas, pues no estamos
frente a actos que se puedan calificar de expropiación, ya que no existe una causa de
utilidad pública o interés nacional que justifique dichas medidas, ni muchos menos una
indemnización a favor de la persona afectada.

21
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

1.2. El expropiado

Tiene la condición de expropiado el propietario o titular del bien que es objeto de la


expropiación. En todo caso, esta condición no obedece a factores de carácter personal,
sino que es una condición real o ad rem, es decir, en relación a la calidad de titular de los
bienes y derechos que se expropian.

En tal sentido, las excepciones que la legislación establece para la expropiación no las
hace con relación al status subjetivo, sino en relación con los bienes y derechos que pueden
ser objeto de esta privación. Por tal razón, cualquier sujeto de derecho, sea público o
privado, puede tener la condición de expropiado, aunque en algunos supuestos se deban
cumplir algunos requisitos adicionales, como sucede con los edificios que albergan las
misiones diplomáticas y consulares de los Estados extranjeros.

La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, establece que los locales de la misión
son inviolables. Así, los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin
consentimiento del jefe de la misión. Además, se establece que los locales de la misión, su
mobiliario y demás bienes situados en ellos, así como los medios de transporte de la misión, no
podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o medida de ejecución (artículo 22). Por
su parte, la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963, que entró en vigor en 1967,
dispone que los locales consulares gozarán de la inviolabilidad y no podrán ser objeto de ninguna
requisa, por razones de defensa nacional o de utilidad pública. Sin embargo, si fuere necesaria la
expropiación, se tomarán las medidas posibles para evitar que se perturbe el ejercicio de las
funciones consulares y se pagará al Estado que envía una compensación inmediata, adecuada y
efectiva (artículo 31).

En este sentido, una situación particular se ha presentado en la comuna de Arica con los terrenos
denominados “El Chinchorro”, que pertenecían al Fisco Peruano y el año 2005 fueron
transferidos al Gobierno Regional de Tacna. Este terreno habría sido adquirido en 1935 para ser
destinado a la población del Perú que residía en Arica y que no tenían la intención de trasladarse
a la ciudad de Tacna luego de la Guerra del Pacífico (1881) y del Tratado de Lima (1929). Sin
embargo, aquello no se materializó, quedando el sitio abierto y casi abandonado. En 1996 la
Municipalidad de Arica pavimentó una franja de este terreno, para facilitar el acceso a la carrera
Panamericana, generando las reacciones de las autoridades peruanas. Así, el Cónsul del Perú
presentó un recurso de protección (SCS Rol Nº 485-96, de 29 de abril de 1996) y un reclamo de
ilegalidad municipal (SCS Rol Nº 4.654-96, de 1 de octubre de 1997) en contra de la
Municipalidad de Arica, los que en definitiva fueron rechazados, pues estrictamente no se trataba
de una expropiación, sino que una servidumbre legal de tránsito de uso público que se inscribió
en el registro respectivo. En todo caso, si bien estos terrenos pertenecían al Fisco Peruano, no se
encontraban acogidos al régimen de las misiones consulares y diplomáticas, como tampoco a las
disposiciones del Tratado de Lima de 1929 respecto de los bienes declarados en favor del Perú
(malecón de atraque y línea del ferrocarril), pues se habían adquirido en 1935 a partir de una
compraventa otorgada en Francia, aunque también se indica que habría sido producto de una
donación de un ciudadano peruano que, a su vez, lo adquirió a una compañía minera. En definitiva,
se trata de bienes patrimoniales que pueden ser expropiados, como se ha planteado de forma
reiterada por las autoridades locales, aunque no se pueden soslayar el factor político y las
relaciones diplomáticas que el Estado mantiene con las naciones vecinas, que exigen un
tratamiento especial en su gestión.

Desde un punto de vista material, el expropiado es el titular del bien o derecho. Sin
embargo, pueden presentarse algunas situaciones particulares:

a) Que sobre el bien exista más de un titular del derecho, como puede suceder con un
inmueble, que tendrá un propietario, pero también se puede dar la situación de otros
gravámenes o derechos reales, como usufructos, servidumbres o derechos de uso y
habitación. En estos supuestos, el monto de la indemnización sigue siendo única,

22
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

aunque se debe distribuir entre los titulares de estos derechos en proporción a su


valor respectivo es que, a falta de acuerdo, se debe determinar judicialmente en el
proceso de liquidación o en un procedimiento incidental (artículos 20 y 23 y ss. del
DL Nº 2.186).

b) La determinación del propietario o titular del derecho. Esta situación puede dar lugar
a problemas más complejos, pues la calidad de propietario o titular de un derecho
puede ser una cuestión disputada o no del todo clara, aun cuando el bien se encuentre
sujeto a un sistema registral. Ahora bien, en los sistemas registrales nuestro
ordenamiento presume propietario a la persona a cuyo nombre aparece inscrito el
bien, como sucede respecto de los bienes raíces y los derechos reales constituidos
sobre ellos (artículo 700, 724 y 728 del Código Civil); las concesiones mineras
(artículos 91 y 99 del Código de Minería); los vehículos motorizados (artículo 38 de
la Ley Nº 18.290), entre otros.

Sin embargo, el DL Nº 2.186 establece que en el acto expropiatorio se debe indicar


“el nombre del o de los propietarios o de los que aparezcan como tales en el rol de avalúos o
los datos que faciliten su determinación”. Como hemos señalado, este antecedente está
vinculado a la expropiación de inmuebles, que es el objeto central de este cuerpo
normativo, haciendo referencia al catastro de terrenos e inmuebles que lleva el
Servicio de Impuestos Internos, en el cual se enlista o enrola cada uno de estos
inmuebles bajo un número identificador que se denomina Rol de Avalúo, el cual
cumple una función estrictamente tributaria: determinar la base imponible del
impuesto territorial. No cabe duda que durante mucho tiempo ha resultado más
simple y segura la identificación de los inmuebles en el catastro que lleva este
Servicio, en lugar de determinar la inscripción precisa que los ampara en el registro
de propiedad del Conservador de Bienes Raíces. No obstante, durante largo tiempo
se ha presentado una disconformidad entre los datos en el catastro tributario con el
registro de la propiedad, a pesar que durante las dos últimas décadas se han ido
corrigiendo y consolidando con la entrega de información que deben realizar los
notarios y conservadores al Servicio de Impuestos Internos respecto de las
operaciones inmobiliarias, aunque aquello no es necesariamente total o íntegro,
debido a la distinta función que cumplen. Por tal razón, es posible que el
procedimiento de expropiación tenga lugar respecto de una persona inscrita en el
catastro territorial (rol de avalúo) que no necesariamente se corresponde con los
datos de la inscripción de dominio en el Conservador de Bienes Raíces.

Un caso interesante es “Vinor S.A. con Fisco de Chile”, en donde no se siguió el procedimiento de
expropiación en contra del propietario y poseedor inscrito, pues se estuvo al nombre contenido
en el rol de avalúos. En una primera instancia, la Corte Suprema declaró inadmisible los recursos
de casación en la forma y en el fondo, pues sostuvo que conforme al artículo 6º del DL Nº 2.186,
solo se contempla como requisito “… precisar la individualización del bien objeto de la expropiación
y su rol de avalúo para los efectos de la contribución territorial junto con el nombre del o los propietarios o
de los que aparezcan como tales en el rol de avalúos, es decir, basta que señale el nombre del aparente
propietario” (SCS Rol Nº 9953-2011, de 19 de diciembre de 2001). Sin embargo, se presentó un
recurso de reposición frente a esta resolución y en definitiva anulo de oficio la sentencia,
acogiendo la acción de nulidad de derecho público del acto expropiatorio, partiendo de la base
que el expropiado tiene “… protegido su derecho de dominio a través de garantías sustantivas y
procedimentales, esto es: a) Garantía de recibir el pago de la indemnización previo a la toma de posesión
material del bien; b) Garantía de accionar, particularmente contra legalidad del acto expropiatorio y del
monto indemnizatorio. En otras palabras, no es posible llamar expropiado a un sujeto al que no le han
sido reconocidas tales garantías, tanto es así que de acuerdo con el texto constitucional “siempre” debe
conferirse al propietario el derecho a reclamar de la procedencia de la expropiación y a la indemnización”.
Así, en los casos en que el procedimiento expropiatorio no se ha seguido contra el propietario y
poseedor inscrito, a esta persona “… se le sustrajo no sólo de su bien inmueble sino también de la

23
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

posibilidad de deducir los reclamos ante los tribunales ordinarios de justicia, que el texto constitucional le
reconoce “siempre” como garantía, todo ello ocasionado por la irregularidad inicial del acto expropiatorio”
(SCS Rol Nº 9953-2011, de 20 de diciembre de 2013, considerandos 12º y 14º).

Desde la perspectiva del procedimiento, la situación de los expropiados es distinta debido,


nuevamente, a una visión estricta de la institución. Así, es posible distinguir:

a) El propietario o titular del derecho objeto de la expropiación, quien debe ser


individualizado en el acto expropiatorio, y

b) Los titulares de derechos reales o personales sobre el bien expropiado. Como se ha


señalado, el pago de la indemnización extingue no solo el dominio del expropiado,
sino también los derechos reales que lo afecten o limiten, con excepción de las
servidumbres legales. Además, se extinguen los arrendamientos, comodatos y demás
contratos que constituyan títulos de mera tenencia, ocupación o posesión en favor de
terceros, y todas las prohibiciones, embargos, retenciones y medidas precautorias
que afectaren al bien expropiado.

Para la indemnización se debe distinguir:

i. Los titulares de los derechos extinguidos podrán hacerlos valer sobre la


indemnización, con las mismas preferencias y privilegios, al momento de su
liquidación de la indemnización (artículos 20 inciso 2º y 3º del DL 2.183). En
todo caso, se dispone que solo pueden hacer valer sus derechos en este proceso
“los titulares de derechos reales constituidos con anterioridad al acto expropiatorio y los
acreedores que antes de esa fecha hayan obtenido resoluciones judiciales que embaracen o
limiten el dominio del expropiado o el ejercicio de sus facultades de dueño” (artículo 23),
y

ii. El daño patrimonial efectivamente causado a los arrendatarios, comodatarios o a


otros terceros cuyos derechos se extingan por la expropiación y que, por no ser
de cargo del expropiado, no pueda hacerse valer sobre la indemnización, será de
cargo exclusivo de la entidad expropiante, siempre que dichos derechos consten
en sentencia judicial ejecutoriada o en escritura pública, pronunciada u otorgada
con anterioridad a la fecha de la publicación del acto expropiatorio. En este caso,
la acción se debe tramitar en un procedimiento incidental (artículo 20 inciso
final).

Este tratamiento no deja de plantear más de algún reparo, puesto que los propietarios o
titulares de derechos son los únicos a los que se reconoce la calidad de expropiados y
pueden ejercer las acciones previstas en el DL Nº 2.186, particularmente la impugnación
de la legalidad del acto expropiatorio y el monto de la indemnización, mientras que los
titulares de derechos reales y personales solo intervienen cuando el monto de la
indemnización ya ha sido fijado, siendo que en muchos casos podrán tener un interés
mayor que el propietario, como sería en el caso del usufructuario de un inmueble, que
puede usar y explotar el bien durante toda su vida, dejando al nudo propietario en un
lugar secundario.

1.3. El tercero beneficiario

Por regla general, la condición de titular de la potestad expropiatoria suele coincidir con
la de beneficiario de la misma, quien adquiere de forma originaria la titularidad sobre el

24
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

bien o derecho, en la medida que representa la utilidad pública o interés nacional que
justifica la expropiación. Pero también puede suceder que el beneficiario sea un tercero
que no sea la Administración expropiante, pudiendo incluso serlo un particular, con lo
cual se desvincula la calidad de titular de la potestad y destinatario final del bien
expropiado.

Nuestro ordenamiento reconoce algunos casos que opera esta figura:

i. Los destinarios de viviendas sociales, que se emplazan en los inmuebles


expropiados comprendidos en los programas de construcción, alteración o
reparación de vivienda aprobados por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo
(artículo 51 de la Ley Nº 16.391).

ii. Las empresas concesionarias de servicios sanitarios, respecto de los


inmuebles expropiados por el Ministerio de Obras Públicas para ejecutar las
obras relacionadas con la producción y distribución de agua potable y con la
recolección, tratamiento y disposición de aguas servidas (artículo 12 de la Ley
Nº 18.777). En este caso, la empresa debe asumir el pago de la indemnización.

iii. La Empresa de Transporte de Pasajeros METRO S.A., respecto de los


inmuebles expropiados por el Ministerio de Obras Públicas para ejecutar las
obras derivadas directamente de su objeto social (artículo 10 de la Ley Nº
18.772). También se dispone que: “El valor de las expropiaciones y demás gastos
que se originen de la aplicación de lo dispuesto en el inciso anterior serán de cargo de
la sociedad anónima”.

iv. La Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), respecto de los terrenos


expropiados por el Ministerio de Minería y que determine el Presidente de la
República para el cumplimiento de sus fines, en especial para la instalación y
operación de las faenas de exploración, explotación, refinación e
industrialización, para campamentos, para almacenamiento y transporte por
cañerías, caminos o puertos (artículo 7º del Decreto con Fuerza de Ley Nº 1,
de 1987), caso en que también deben asumir el pago de la indemnización.

v. Los concesionarios de obras públicas, respecto de los bienes inmuebles


expropiados por el Ministerio de Obras Públicas necesarios para la
construcción de las obras y sus servicios complementarios (artículo 18 del
Decreto con Fuerza de Ley Nº 900, de 1996). En todo caso el pago de la
indemnización es de cargo del concesionario, sin perjuicio que el Fisco pueda
concurrir total o parcialmente al pago de las expropiaciones si así lo
establecieren las bases de licitación. Además, estos bienes pasarán a dominio
fiscal al extinguirse la concesión.

La falta de regulación de esta figura ha plateado algunos problemas, especialmente desde


el punto de vista procesal, puesto que en los casos ii, iii, iv y v las entidades beneficiarias
deben asumir el pago de la indemnización, pero la legislación general contenida en el
DL 2.186 no les reconoce la legitimidad para impugnar el monto de la indemnización,
como sí lo hace respecto de la entidad expropiante (artículo 12). A su vez, resulta
discutible que la entidad expropiante pueda en estos casos impugnar el monto de la
indemnización, siendo que el costo de la misma ha sido asumido por el tercero
beneficiario.

25
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

§2. El objeto de la expropiación

2.1. Los bienes expropiables

Al formular el concepto de expropiación, nos hemos referido al contenido protegido, que


no es sino el objeto de la expropiación. En tal sentido, el objeto de esta institución
comprende el derecho de propiedad en sus diversas especies, sobre toda clase de bienes,
ya sean corporales e incorporales. Por tal razón, estas privaciones pueden recaer sobre
todo derecho de contenido patrimonial, ya sean derechos reales, derechos personales o
créditos, así como todo título de contenido pecuniario.

Además, la expropiación comprende no solo la privación total del bien o derecho, sino
también las privaciones parciales, ya sea material o jurídicamente, como sucede con la
merma o restricciones de los atributos o facultades esenciales del dominio.

Uno de los problemas que se plantean en nuestro ordenamiento es que el DL 2.186 supone la
privación total o parcial del dominio, más precisamente de su objeto material, pero no considera
los supuestos de una privación de sus atributos jurídicos, vinculados a las facultades de uso, goce
y disposición. Como ya hemos señalado, en estos casos se ha tratado de obtener una reparación
por la vía de la responsabilidad patrimonial, la que en la última década ha sido negada por la Corte
Suprema, sobre la base de que no existe un juicio del reproche en el actuar de la autoridad cuando
se adoptan medidas regulatorias que implican estas restricciones. En todo caso, hay algunos
supuestos en que nuestra legislación acoge esta posibilidad, como la Ley Nº 18.755, que establece
normas sobre el Servicio Agrícola y Ganadero, que autoriza el pago de indemnizaciones a
propietarios de bienes o productos no contaminados o sanos, que haya sido necesario sacrificar,
beneficiar o destruir, como asimismo por las restricciones de uso de predios rústicos dispuestas
por el Servicio para prevenir, controlar o erradicar alguna enfermedad o plaga (artículo 7 letra j).

En cuanto a la expropiación de cosas incorporales, nos encontramos con la Ley Nº 20.504 que
modificó el Régimen de Transporte Público Concesionado, y que en su artículo primero
transitorio autorizaba, por causa de utilidad pública, la expropiación de los contratos de concesión
para el servicio de transporte remunerado de pasajeros (Transantiago). Por su parte, la Ley Nº
18.097, Orgánica Constitucional de concesiones mineras, regula su expropiación en sus artículos
10 (concesión de exploración) y 11 (concesión de explotación).

2.2. La adquisición del bien expropiado a título originario

El principal efecto del acto expropiatorio es producir la extinción del derecho de


propiedad en el patrimonio del expropiado y radicar su titularidad en la entidad
expropiante o en el tercero beneficiario, según corresponda. Sin embargo, aquel no se
produce con su sola notificación, pues nuestro ordenamiento establece como condición
previa y esencial el pago de la indemnización, ya sea de común acuerdo o mediante la
consignación de la indemnización provisional.

En tal sentido, el artículo 20 del DL Nº 2.186 dispone que el pago, en cualquiera de sus
formas, hace que “… el dominio del bien expropiado quedará radicado, de pleno derecho, a
título originario en el patrimonio del expropiante y nadie tendrá acción o derecho respecto del
dominio, posesión o tenencia del bien expropiado por causa existente con anterioridad”. Por su
parte, y como contrapartida, “en la misma oportunidad se extinguirá, por el ministerio de la
ley, el dominio del expropiado sobre el bien objeto de la expropiación o sobre la parte de éste
comprendida en ella, así como los derechos reales, con excepción de las servidumbres legales, que
lo afecten o limiten. Se extinguirán, también, los arrendamientos, comodatos y demás contratos
que constituyan títulos de mera tenencia, ocupación o posesión en favor de terceros, y todas las
prohibiciones, embargos, retenciones y medidas precautorias que afectaren al bien expropiado”.

26
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Este efecto es de mucha importancia, puesto que opera por el solo ministerio de la ley.
Por lo tanto, al momento de realizar el pago, comienza a extinguirse en el patrimonio
del expropiatorio su derecho de propiedad, junto a los demás derechos reales o
personales que lo puedan afectar, naciendo a favor de la entidad expropiante un derecho
ex novo, libre de cargas y gravámenes, salvo las servidumbres legales que le puedan
afectar.

Esto confirma que la expropiación no es una transferencia compulsiva ni un título-modo


derivativo, sino que se trata de un modo originario para adquirir el dominio. En todo
caso, siendo precisos, el hecho que tiene la virtud de producir este efecto no es la ley, ni
el acto expropiatorio, sino que el pago de la indemnización, ya sea definitiva o
provisional.

Por su parte, en el caso de los bienes inmuebles, nos encontramos ante un supuesto en
que no se requiere de inscripción o, en su caso, dicha inscripción solo dará cuenta de la
historia de la propiedad raíz, más no constituye prueba ni garantía de posesión que, a su
vez, permite presumir al propietario. En este caso, la prueba del dominio es el acto del
pago de la indemnización en el marco de un procedimiento de expropiación.

Por tal razón, no constituye un deber para la Administración inscribir el inmueble a


nombre de la entidad expropiante o del beneficiario. En tal sentido, el artículo 20 inciso
3º dispone que: “El Conservador respectivo cancelará de oficio las inscripciones vigentes de los
derechos extinguidos, al momento de inscribir la cosa expropiada a nombre del expropiante. El
Conservador enviará al juez que conoce del procedimiento expropiatorio copia de las inscripciones
canceladas, sin cargo de impuestos ni derechos. El incumplimiento de esta obligación no obsta a
la extinción de los referidos derechos”.

En todo caso, bien es sabida la importancia que tiene la inscripción como medida de
publicidad y como un mecanismo para acreditar la posesión, así como la historia que ha
tenido el inmueble expropiado. Por lo demás, se han planteado serios problemas cuando
se ha llevado a cabo una expropiación, se ha realizado el pago para la toma de posesión
material y, luego, se ha construido la obra pública, sin cancelar ni realizar inscripción
alguna, quedando en el registro de propiedad las inscripciones “de papel” a nombre de la
persona expropiada, quienes han ejercido acciones para reivindicar el bien y la
Administración se ha encontrado con la imposibilidad de encontrar el expediente
expropiatorio y la prueba de haber realizado el pago.

Un caso emblemático en este sentido es “Biava Alvial con Fisco de Chile”, en el cual una familia
ejerció la acción reivindicatoria de parte de los terrenos que comprendía una de las vías
principales de la ciudad de Temuco, como era la Avenida Caupolicán, y que fueron expropiados
para la construcción de la Carretera Panamericana (actual Ruta 5 Sur) en 1961. Producto de las
nuevas obras concesionadas que se ejecutaron, el camino público quedó transformado en calle o
avenida, mientras que el nuevo camino concesionado fue construido por fuera del radio urbano
de la ciudad. Habiendo pasado varias décadas de aquel hecho, no quedó testimonio de la
expropiación ni el pago de la indemnización, y solo fue posible encontrar la inscripción de dominio
en el registro de propiedad a nombre del patriarca de la familia, don Miguel Biava Chuini, ya
fallecido. De esta forma, la Sucesión Biava ejerció la acción reivindicatoria, la que fue acogida por
la Corte Suprema, considerando que “el Fisco no alegó modo de adquirir alguno, y no acreditó por
ninguno de los medios para adquirir el dominio, que es dueño del retazo objeto de esta acción”.24

24 SCS Rol Nº 3870-04, de 28 de marzo de 2007.

27
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Un caso similar tuvo lugar respecto de una calle emplazada en la comuna de Cerro Navia, la cual
nunca fue expropiada y se mantenía inscrita a nombre de un particular, a pesar de que estuvo más
de 50 años destinada al uso público. En este caso, se acogió la acción reivindicatoria y se ordenó
la restitución del inmueble a su poseedor inscrito: “… de conformidad con lo que prescribe el artículo
724 del Código Civil, nadie puede adquirir la posesión de una cosa inmueble inscrita previamente, sino por
inscripción de la misma en el registro pertinente del correspondiente Conservador de Bienes Raíces
(Sentencia Corte Suprema Rol N° 86-2008), cuestión que no acontece en la especie, conforme quedo
establecido en el fallo que se revisa pues, el actor nunca ha dejado de ser dueño de la cosa a reivindicar y de
hecho el Servicio de la Vivienda y Urbanismo, así también lo reconoció en el proceso”.25

2.3. La inexpropiabilidad

El artículo 9 letra a) del DL Nº 2.186 establece como causal de impugnación del acto
expropiatorio la “inexpropiabilidad” del bien afectado, aun cuando esta sea temporal. Al
efecto, existen varias razones que permiten explicar esta causal, todas las cuales dicen
relación con la legalidad del objeto del acto administrativo.

La doctrina entiende que un acto administrativo puede ser anulado cuando adolece de ilegalidad
en el objeto. A su vez, dicha ilegalidad se basa en que el objeto no cumpla con tres condiciones
básicas, a saber, que sea lícito, determinado y posible. Por su parte, la licitud del objeto se traduce
en que este no sea contrario al ordenamiento jurídico, comúnmente denominado como el vicio de
“violación de ley”. En este caso se expresa en que el acto está concretamente prohibido por las
normas o, incluso, puede que sea contrario a los principios generales del derecho administrativo
(igualdad, proporcionalidad, buena fe, etc.). También comprende aquellos supuestos en que el
objeto no se corresponde con lo determinado por la ley. En cuanto a la determinación del objeto,
este debe ser cierto, por lo cual no cabe que sea impreciso u obscuro. Por último, que el objeto sea
posible se traduce en dos casos. El primero, es que sea imposible realizar desde una perspectiva
material. En ese caso habría una imposibilidad de hecho o física, como la aplicación de una medida
disciplinaria a una persona que ya no es funcionario público o la orden de demoler un edificio
inexistente. Por otra parte, también la doctrina sostiene que puede existir una imposibilidad
jurídica, lo que se traduce en que el ordenamiento jurídico no admite la posibilidad de ejecución
del acto administrativo, como sería la medida de ordenar la clausura de un establecimiento
comercial no teniendo facultades legales. En todo caso, se debe advertir que es muy difícil
distinguir entre la licitud del objeto y la posibilidad jurídica de poder ejecutarla, ya que en uno y
otro caso existe un problema de calificación jurídica para determinar si el acto se encuentra
conforme o no al ordenamiento jurídico, que es lo mismo de preguntarse si es jurídicamente
posible.

Ahora bien, en este caso la inexpropiabilidad del bien afectado constituye un vicio en el
objeto del acto expropiatorio, ya sea porque: 1) es ilícito expropiar bienes que el
ordenamiento jurídico ha declarado como inexpropiables, y 2) es jurídicamente imposible
llevar a efecto la expropiación, dada la naturaleza de los bienes o por expresa disposición
legal.

De esta forma, la inexpropiabilidad supone la imposibilidad absoluta o relativa de que


determinados bienes puedan ser objeto de expropiación. Estos supuestos de
inexpropiabilidad pueden ser expuestos en el siguiente orden:

a) En primer término, la imposibilidad absoluta de expropiación dice relación con aquellos


bienes que no admiten la posibilidad de apropiación, como sucede con los bienes que
la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres (artículo 19 Nº 23 de la
Constitución y artículo 585 del Código Civil), o con aquellos bienes cuyo uso está
entregado a todos los habitantes de la nación (artículo 19 Nº 23 de la Constitución y

25 SCS Rol Nº 75.910-2021, de 7 de junio de 2013, Badilla Cardosa Mario con Serviu Metropolitano y Otros.

28
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

artículo 589 del Código Civil). En este caso, estamos frente a bienes que se
encuentran fuera del comercio y que no admiten ser aprovechados bajo el régimen
de la propiedad. Si bien existen diversos órganos y servicios públicos que
administran y conservan estos bienes, estos no lo hacen en calidad de propietarios,
sino en virtud de potestades públicas expresamente atribuidas por la ley.

b) También se puede considerar como de imposibilidad absoluta aquellos bienes que


carecen de contenido patrimonial, y que solo dan cuenta de determinadas situaciones
jurídicas que representan una ventaja para su titular, pero que no tienen contenido
pecuniario, como la titularidad en un cargo público, la autorización para operar en
determinadas rutas o vías, etc. Por tal razón, se ha sostenido que la expropiación solo
afecta a las titularidades de carácter patrimonial, por lo que no son susceptibles de
expropiación las titularidades de orden estrictamente personal, comprendiendo a los
derechos de la personalidad y de carácter familiar, o el hecho de la imposición de
prestaciones personales de hacer.26

c) Por su parte, la imposibilidad relativa dice relación con aquellos bienes que el
legislador expresamente impide su expropiación bajo determinadas circunstancias.
El DL Nº 2.186 considera dos casos en que se produce una inexpropiabilidad relativa
o temporal:

i. Cuando la entidad expropiante se desiste de la expropiación por decisión


unilateral (artículos 32 y 35), y

ii. Cuando la autoridad judicial deja sin efecto el acto expropiatorio en los casos
que se establecen plazos de caducidad dentro del procedimiento
expropiatorio. Esto ocurre en tres supuestos: i) cuando no se publica el
extracto del acto expropiatorio dentro del plazo de 90 días de su dictación
(artículo 7º); ii) cuando no se dicte el acto expropiatorio adicional o
modificatorio dentro de 60 días, en el caso que se ordene judicialmente la
expropiación total o parcial, así como la modificación de la forma de pago
(artículo 9), y iii) cuando no se ha instado judicialmente a la toma de
posesión material dentro del plazo de 60 días desde la publicación del acto
expropiatorio (artículo 21 inciso 3º).

En ambos supuestos, esto es, cuando la expropiación haya sido desistida o dejada sin
efecto por caducidad, el bien no podrá ser expropiado por la misma entidad dentro del año
siguiente a la fecha en que la expropiación quedó desistida o dejada sin efecto (artículo 35).

Fuera de los casos ya mencionados, no es posible encontrar en nuestro ordenamiento


otros supuestos de inexpropiabilidad. Por lo demás, en todos los casos mencionados nos
encontramos ante un vicio en el objeto del acto por ilicitud o imposibilidad jurídica de
llevar adelante la expropiación, en la medida en que es el propio ordenamiento el que ha
declarado dichos bienes fuera del comercio, o que se trata de titularidades que no son de

26 SANTAMARÍA PASTOR (2016), T. II, p. 496. También se puede consultar el trabajo de LINAZASORO

CAMPOS, Gonzalo, Propiedad y cosas incorporales, derechos protegidos constitucionalmente a través de este derecho
real, en “Estudios de Derecho civil: Código y dogmática en el sesquicentenario de la promulgación del
Código Civil”, Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Valdivia, abril de 2005, Santiago de Chile,
LexisNexis, 2005.

29
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

contenido pecuniario o expresamente el legislador ha determinado su imposibilidad


temporal.

§3. La ley que autoriza la expropiación

Como toda potestad pública, la potestad expropiatoria requiere de una habilitación legal
previa (artículos 6 y 7 de la Constitución). En este caso en particular, la Carta
Fundamental dispone que la expropiación puede ser autorizada por una ley general o
especial.

Lo más habitual es que la ley autorice la expropiación a través de una regulación general,
entregando a los órganos administrativos la determinación de la oportunidad y el
procedimiento para materializarse. De esta forma, se hace una declaración general de
utilidad pública o interés nacional, para autorizar la expropiación. Así sucede, por
ejemplo, con el artículo 59 de la Ley General de Urbanismo y Construcción, el cual
dispone: “Decláranse de utilidad pública todos los terrenos consultados en los planes reguladores
comunales, planes reguladores intercomunales y planes seccionales destinados a circulaciones,
plazas y parques, incluidos sus ensanches, en las áreas urbanas, así como los situados en el área
rural que los planes reguladores intercomunales destinen a vialidades”.

Sin embargo, también nos encontramos con leyes que expropian directamente, que es lo que
antes (supra §7 a) llamamos expropiaciones legislativas, esto es, aquellos casos en que la
ley directamente realiza la expropiación y luego entrega a la Administración los criterios
y procedimientos para fijar el monto de la indemnización y la toma de posesión material.

§4. La causa expropiandi

4.1. Concepto

Todo acto humano se realiza en vista de un fin que se desea alcanzar, lo cual constituye
-al mismo tiempo- la causa de dicho obrar. Desde su configuración a fines del siglo XVII,
la expropiación se justifica en razón de una necesidad pública que debe ser satisfecha, lo
cual es reconocido tempranamente en nuestras Constituciones, perfilándose en el siglo
XX en torno a tres conceptos: la utilidad pública, el interés nacional y el interés social,
este último especialmente asociado a los procesos de reforma agraria.

Sin embargo, la Constitución de 1980 redujo la causa expropiandi solo a la utilidad pública
y el interés nacional, entendiendo que el concepto de interés social estaba comprendido
en esta última27. Se trata de conceptos jurídicos determinados, que debiesen ser
precisados en cada caso, aunque es evidente que en ningún momento amparan el ejercicio
de esta potestad para el interés particular de una persona o grupo determinado de
personas. Ahora bien, para evitar la tensión que se podría producir sobre la concurrencia
de estos conceptos o su calificación jurídica, la Constitución tuvo particular cuidado de
entregar dicha determinación al legislador, quien lo puede hacer de forma general o
particular, limitando la revisión judicial en este punto, aunque aquello no obsta que se
pueda plantear una discusión desde el punto de vista constitucional respecto de la forma
en que el legislador habría hecho dicha calificación, apartándose de los principios y
normas constitucionales.

27 Sesión Nºs. 184, de 3 de marzo, y 201, de 13 de abril, de la CENC.

30
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

El punto fue discutido en la Comisión de Estudios de la nueva Constitución, a partir de una


propuesta de la Subcomisión de Derecho de Propiedad, presidida por don José María Eyzaguirre.
Sobre este punto en particular se sostuvo lo siguiente: “Es necesario que la ley se base en la utilidad
pública o en el interés social. Se produjo en el seno de la Subcomisión una gran discusión sobre quién debe
calificar la utilidad pública o el interés social, prevaleciendo el criterio de que la calificación debe realizarla
exclusivamente el legislador y de que los tribunales de justicia no pueden entrar a revisar esta calificación,
porque es factible que ello los convierta en verdaderos legisladores y les dé injerencia ya demasiado política
en cuanto a enmendarle los acuerdos a éste”.28

En general, la utilidad pública está vinculada a obtención de bienes necesarios para


prestar un servicio público (v. gr. escuelas, hospitales, infraestructura sanitaria, eléctrica,
etc.), o garantizar uso de infraestructura pública por parte de la comunidad (v. gr.
carreteras, calles, plazas o áreas verdes). Por su parte, el concepto de interés nacional
comprende el interés social (v. gr. viviendas sociales o reforma agrafia), así como los
intereses generales de la nación como unidad política, muchas veces vinculados a los
temas de orden público o seguridad nacional (v. gr. fortificaciones o instalaciones
militares).

El Tribunal Constitucional ha señalado que la utilidad pública está referida a la doble condición
del fin de uso. Por una parte, es “útil” porque produce un beneficio directo en la población por la
extensión de un servicio (tranvía, ferrocarril, agua, alcantarillado, escuelas, museos, hospitales,
postas, cementerio o Registro Civil) o un rendimiento indirecto por el establecimiento de las
condiciones para el disfrute de un bien público bajo reglas abiertas e igualitarias (plazas, calles,
parques, puertos, aeropuertos, campos deportivos, etc.). Y la utilidad es “pública” por variadas
razones. Primero, porque su objeto es permitir, de modo principal o subsidiario, el ejercicio de
derechos fundamentales de los ciudadanos (salud, educación, movilización, vivienda, cultura,
adecuadas condiciones de vida y salubridad). Segundo, porque permite incrementar en el largo
plazo la capacidad de un país para producir bienes y servicios, determinando la calidad de vida de
los ciudadanos. En tercer término, se trata de una expropiación que transforma materialmente
bienes privados en bienes jurídicamente públicos, sean bienes nacionales de uso público, fiscales
o municipales. Por último, esta transformación produce una transferencia de riqueza que permite
satisfacer fines públicos que no eran posibles de alcanzar mediante procedimientos regulares.29

4.2. Los efectos de la ausencia de la causa expropiandi: nulidad y retrocesión

El hecho que el acto expropiatorio no se corresponda con los supuestos de utilidad


pública o interés nacional calificados por el legislador, conlleva a su nulidad. Por tal
razón, el DL Nº 2.186 la considera como una de las causales de impugnación de la
legalidad del acto expropiatorio (artículo 9º letra a).

Una cuestión distinta se presenta en el evento que no se materialice dicha causa, es decir,
que se expropie un inmueble y en definitiva no se ejecute la obra pública o no se destine
al fin previsto por la ley para autorizar su expropiación. En estos casos se configura lo
que en Derecho comparado se conoce como la retrocesión o reversión, que es el derecho
que corresponde al expropiado o a sus causahabientes para recobrar la totalidad o la
parte sobrante de lo expropiado, en caso de no ejecutarse la obra o de no establecerse el
servicio que motivó la expropiación, así como si desapareciere la afectación, abonando
una indemnización.

Ahora bien, esta institución se ha ido forjando por la jurisprudencia, hasta ser
posteriormente recogida por la legislación. Sin embargo, se han planteado serios

28 Sesión Nº 36, de 30 de abril de 1974, de la CENC.


29 STC Rol Nº 2.759, considerando 21º.

31
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

problemas en relación con el plazo para poder ejercerla, pues no existe un término
preciso y, a falta de norma expresa, se ha reconocido su imprescriptibilidad, lo que lleva
aparejado la afectación perpetua del bien expropiado a la causa expropiandi. Por tal razón,
en algunas legislaciones se ha establecido un plazo para esta afectación, el que una vez
cumplido extingue la acción de reversión y el gravamen que pesa sobre el bien.

En el caso de España, la denominada Ley Cambo, de 24 de julio de 1918, se hizo cargo del tema
modificando el artículo 43 de la Ley de Expropiación Forzosa de 1879 y estableciendo que el
derecho de reversión solo se podía ejercitar hasta el plazo de treinta años de la terminación del
proceso de expropiación. Sin embargo, la Ley de Expropiación Forzosa de 1954 no establecía
plazo alguno para el ejercicio de este derecho, por lo que la jurisprudencia entendió que se trataba
de una facultad perpetua e imprescriptible. Además, se trataba de un derecho patrimonial que
podía ser objeto de transferencia, así como de transmisión a los herederos. Dada la incertidumbre
que esta situación planteaba, la Ley Nº 38/99 de Ordenación de la Edificación modificó la Ley de
Expropiación Forzosa de 1954, estableciendo que no habrá derecho a la reversión en el caso que
“la afectación al fin que justificó la expropiación o a otro declarado de utilidad pública o interés social se
prolongue durante diez años desde la terminación de la obra o el establecimiento del servicio” (artículo
54.2 b).

En el caso de México, la Ley de Expropiación de 1935 dispone que si los bienes no fueren
destinados total o parcialmente al fin que dio causa a esta dentro del término de cinco años, nace
a favor del propietario afectado el derecho para solicitar a la autoridad la reversión total o parcial
del bien de que se trate, o la insubsistencia de la ocupación temporal o limitación de dominio, o el
pago de los daños causados. En todo caso, el propietario tiene un plazo de 2 años para ejercer este
derecho de reversión, contados a partir de la fecha en que sea exigible (artículo 9).

En Argentina la materia está regulada en la Ley Nº 21.499 de 1977, estableciendo que procede la
acción de retrocesión cuando al bien expropiado se le diere un destino diferente al previsto en la
ley expropiatoria, o cuando no se le diere destino alguno en un lapso de dos años computado
desde que la expropiación quedó perfeccionada. La acción por retrocesión prescribe a los tres
años, computados desde que, habiendo quedado perfeccionada, al bien se le dio un destino ajeno
al que la determinó, o desde que, no habiéndosele dado al bien destino alguno, hubieren
transcurrido los plazos de dos años, aunque antes se debe intimar a la autoridad y esperar que
transcurran seis meses sin iniciar los trabajos (artículos 35, 39 y 50).

En Chile esta institución no tiene reconocimiento legal expreso. Por tal razón, la
jurisprudencia se ha inclinado en rechazar las demandas que se han presentado sobre la
materia, salvo en el conocido caso de “Jorge Barahona Urzúa con Corporación de Reforma
Agraria (CORA)”, de 9 de octubre de 1981, en el cual la Corte Suprema sostuvo: “Que la
acción de retrocesión, también llamada por los tratadistas reversión del dominio, tiene lugar
cuando el Órgano Expropiador no cumple con el destino asignado por la Constitución y la Ley,
al bien expropiado. Nuestra legislación positiva, como se ha expresado, no contempla la
retrocesión, pero tampoco la suprime expresamente […] Que la propiedad de un bien no podía
ser extraída a los habitantes de Chile, sino por causa de utilidad pública o de interés social
calificada por el legislador. Por lo tanto, el constituyente deseó expresamente que la expropiación
se realizara con tales fines y que el legislador no la otorgara sino para el cumplimiento efectivo
de su función social y que propendiera a la distribución de la propiedad y a la constitución de la
propiedad familiar”30. Por último, termina señalando: “… Que, por todo lo precedentemente
manifestado, ajustándose esta Corte a la equidad natural, la ausencia de ley expresa que establezca
la retrocesión, debe concluirse que lo solicitado en la demanda debe acogerse, en el caso particular
de que se trata, y que los jueces recurridos al revocar la sentencia del juez a quo y negar lugar a

30 SCS de 9 de octubre de 1981, considerandos 19º y 20º, en RDJ, T. 78, (1981), Nº 3 (septiembre-

diciembre), Sección 5º.

32
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

ella, han hecho un uso errado de sus atribuciones, incurriendo en una falta y ocasionando un
agravio al recurrente que debe ser reparado por esta vía”.31

Esta sentencia es considerada un leading case en materia de expropiación, a pesar de que no se han
acogido posteriormente acciones similares. Resulta llamativo su análisis respecto del origen y
sentido del derecho de propiedad, el cual fundamenta no solo en textos positivos (considerando
9º y 12º), sino también en pasajes bíblicos e históricos (considerando 10º y 11º). Además, en
relación con los hechos, de las lamentables circunstancias en que tuvieron lugar: “[…] Que
conforme a la equidad, con que debe ser resuelto este asunto (considerando 6°), es de utilidad dejar
testimonio de las circunstancias materiales y legales con que el propietario expropiado D. Jorge Baraona
Puelma, fue privado del dominio del predio denominado "Hijuela Grande de la Hacienda Nilahue". El
abogado D. Valentín Robles Letelier, representante de las partes coadyuvantes del actor, afirmó en estrados,
en su alegato en la Audiencia de 17 de abril de 1980, sin ser contradicho por el abogado fiscal señor
Vergara, que la consignación para la toma de posesión material del bien expropiado, se efectuó a las 6 de
la mañana en la Tesorería Fiscal respectiva y que a las 8 de la misma mañana llegaron al predio
representantes de CORA, acompañados de sesenta carabineros, periodistas y fotógrafos nacionales y
extranjeros, y que se procedió a expulsar del fundo al señor Baraona, a su cónyuge y a tres hijos inválidos,
sin respetarse en ese momento su derecho a quedarse con su casa habitación y sus hectáreas de reserva; al
día siguiente el señor Baraona murió de un ataque al corazón” (considerando 24º).

§5. La indemnización

5.1. El contenido de la expropiación: el daño patrimonial efectivamente causado.


El problema del lucro cesante

Nuestra Constitución dispone que la indemnización en la expropiación comprende “el


daño patrimonial efectivamente causado”. Luego, el DL Nº 2.186 agrega que dicho daño
debe ser “una consecuencia directa e inmediata de la misma”. Lo anterior, permite descartar
una posible indemnización del daño moral, así como aquellos daños indirectos o
mediatos, pues no existe una relación causal entre estos y el acto expropiatorio.

En relación al daño moral, la Corte Suprema ha sostenido que “… los acápites sustentados en daños
extrapatrimoniales o morales, como ya se dijo, efectivamente son improcedentes en la especie, desde que la
expropiación, corresponde a un mecanismo gubernamental en virtud del cual, debe coordinarse, por un lado,
la protección y resguardo al derecho de propiedad de todo ciudadano, conforme lo ordena el artículo 19 N°
24 de la Carta Fundamental, con la función social de la propiedad, toda vez que a través de aquella se
crean condiciones que contribuyen al bienestar general de la comunidad y por lo mismo no incorporan otros
daños que los estrictamente materiales causados al momento de la expropiación”.32

En cuanto a la causalidad, se ha afirmado que “… en esta materia la indemnización resulta procedente


cuando existe, en primer lugar, un perjuicio, daño o detrimento en el patrimonio del afectado, esto es, cuando
éste ha resultado alterado o disminuido como consecuencia de la expropiación, lo que implica una relación
de causalidad entre el proceso expropiatorio y el perjuicio; además, se requiere que el daño en comento
corresponda a una consecuencia directa e inmediata del acto de autoridad, importando lo primero que se
desprenda en línea recta y no indirecta de dicho proceso, en tanto que la exigencia de inmediatez implica
que ha de surgir enseguida de él, vale decir, de manera contigua o muy cercana, por oposición a mediato o
lejano”33. A su vez, también ha indicado que “… de conformidad con las normas sobre interpretación
de las leyes, dispuestas en los artículos 19 al 24 del Código Civil, los conceptos utilizados por dicha
normativa revelan que debe existir un perjuicio real, cierto o verdadero, y que provenga del acto
expropiatorio, por lo cual el daño es directo cuando procede del acto expropiatorio, y es inmediato, cuando
existe razonable relación de cercanía o proximidad, y si bien el lucro cesante es indemnizable debe

31 Idem, considerando 27º.


32 SCS Rol Nº 7.060-2019, de 6 de diciembre de 2019, considerando 5º.
33 SCS Rol Nº 4.738-2017, de 2 de abril de 2018, considerando 7º. También en SCS Rol Nº 2317.2009, de

20 de septiembre de 2011, considerando 9º.

33
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

acreditarse debidamente” (SCS Rol Nº 4373-2015, sentencia de 21 de enero de 2016, considerando


18º).

Ahora bien, la discusión en esta materia se ha centrado en determinar si la indemnización


solo debe comprender el daño emergente, esto es, el empobrecimiento real y efectivo que
sufre el expropiado; o también el lucro cesante, que es la utilidad o beneficio que se deja
de percibir producto de la expropiación. La situación es muy patente en los casos de
expropiación de unidades económicas, ya sean industrias o locales comerciales, pero
también se presenta en inmuebles particulares que están arrendados a terceros y que
generan un fruto civil permanente, como es la renta de arrendamiento.

En tal sentido, la jurisprudencia ha señalado que uno de los principios que domina la
indemnización es la reparación integral del daño, por lo tanto “… la indemnización que
corresponde otorgar debe ser íntegra o plena, dejando al afectado en una posición igual o
equivalente a aquella anterior a la ocurrencia del acto expropiatorio”.34

En esta línea, la Corte Suprema acepta que la indemnización comprenda el lucro cesante,
aunque ha señalado que este daño debe ser cierto, efectivo y no potencial, que aparezca
debidamente acreditado, mediante pruebas irrefutables.35

En tal sentido, se ha sostenido que : “… el análisis de lo dispuesto en el artículo 38 del Decreto Ley N°
2.186, norma que establece que la indemnización se refiere al daño patrimonial efectivamente causado con
la expropiación, que debe ser una consecuencia directa e inmediata de la misma, permite sostener que el
pago de esta indemnización no sólo comprende el daño emergente sino que también el lucro cesante, pues
ambos conceptos integran el daño material, debiendo solamente cumplirse con la exigencia de ser una
consecuencia “directa e inmediata” del acto por el cual la autoridad ha privado al propietario de un bien,
requisito que permite delimitar claramente el tipo de lucro cesante que es indemnizado. […] si el
expropiado logra acreditar que el acto expropiatorio constituye la fuente de pérdidas de ganancias, cuya
cuantía logra también probar, es procedente su indemnización. Entenderlo de otra manera significaría
limitar la indemnización ex ante con independencia de la prueba de la existencia y cuantía del perjuicio,
lo que atenta contra la reparación integral del daño, derecho que asiste al expropiado conforme la
Constitución”.36

Así, por ejemplo, se ha resuelto que son daños indemnizables al arrendatario cuyo derecho se
extinguió por la expropiación del inmueble, los beneficios y/o utilidades esperadas, el traslado a
otro lugar, como la no realización de las actividades esperadas.37

5.2. La indemnización provisional y la indemnización definitiva

La Constitución y el DL Nº 2.186 distinguen entre dos tipos de indemnizaciones:

a) La indemnización provisional, que es fijada por una comisión de peritos


independientes y cuyo pago de forma previa y al contado, permite a la
Administración realizar la toma de posesión material del bien expropiado. Por
tal razón, constituye una garantía para el propietario frente a la urgencia que
puede tener la Administración para acceder el bien expropiado, pues el hecho de
percibir dicho monto no lo inhabilita para poder impugnarla judicialmente y
obtener una reparación integral.

34 SCS Rol Nº 40.241-2017, de 16 de junio de 2018, considerando 9º.


35 SCS Rol Nº 4373-2015, de 21 de enero de 2016, considerando 18º.
36 SCS Rol Nº 4373-2015, de 21 de enero de 2016, considerando 10º. En el mismo sentido, SCS Rol Nº

15.909-2015, de 16 de marzo de 2016, considerando 13º.


37 SCSs Roles Nos 6169-2011, 3650-2009 y 2524-2004.

34
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

b) La indemnización definitiva, que es el monto final que percibirá el propietario. Este


se puede determinar en varios supuestos:

i. Cuando el expropiante y el expropiado convienen en el monto de la


indemnización, su forma y plazo de pago, incluso la dación en pago de bienes
determinados. En este caso, el acuerdo deberá constar en escritura pública
firmada por la entidad expropiante y el propietario del bien expropiado, en la
que conste que este se allana a la expropiación y a la entrega material, el
monto de la indemnización que se ha convenido y la forma en que ella será
pagada (artículo 11);

ii. Cuando el expropiado no impugna el monto de la indemnización provisional,


la que pasa a ser definitiva, y

iii. Cuando la indemnización provisional es impugnada por alguna de las partes


y su monto debe ser determinado por la autoridad judicial.

5.3. El pago de la indemnización y sus efectos

El pago de la indemnización se puede hacer de forma voluntaria o mediante consignación.

a) En el primer supuesto, esto es, si se hubiere producido acuerdo entre expropiante y


expropiado, el pago de la indemnización se hará directamente a este cuando no
hubiere constancia de gravámenes o prohibiciones que afecten al bien expropiado,
salvo servidumbres legales. La idea es evitar que con el pago no se consideren a
terceros que tengan otros derechos reales o personales sobre el bien, como podría
ser un usufructo, servidumbre o algún acreedor en cuyo favor se ha decretado alguna
medida precautoria. En todo caso, si los terceros titulares de los respectivos derechos
están de acuerdo respecto de la forma como se pagará la indemnización, también es
posible realizar el pago.

En este caso, el pago directo o por acuerdo de las partes hace que la indemnización
provisional pase a ser definitiva.

También se podrá seguir el mismo procedimiento, aun cuando el expropiado haga


reserva para reclamar el monto de la indemnización provisional (art. 15 inc. 2º). En
tales circunstancias, se pagará directamente al propietario expropiado el monto
provisional de la indemnización mediante escritura pública, en la cual deberá
allanarse a la expropiación y a la entrega material del bien expropiado. Esto permite
allanar a la Administración la toma de posesión material del bien, aunque quede
pendiente la discusión de la indemnización definitiva en sede judicial.

b) En caso de no existir acuerdo, la indemnización deberá pagarse en efectivo al


contado, tal como lo dispone la Constitución, que prima en este punto sobre lo
establecido en el artículo 16 del DL Nº 2.186. En caso que el expropiado se niegue a
recibirlo, deberá realizarse el pago mediante su consignación en la cuenta corriente
del Tribunal (artículo 17).

El artículo 16 del DL Nº 2.186 dispone que “si no se produjere acuerdo, la indemnización se pagará
en la forma señalada en la ley que autorizó la expropiación. Si dicha ley no señala que deba pagarse a
plazo, se entenderá que ella debe ser pagada de contado y en dinero efectivo”. Sin embargo, la

35
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Constitución expresamente dispone que “A falta de acuerdo, la indemnización deberá ser pagada en
dinero efectivo al contado” (artículo 19 Nº 24 inciso 4º). Por tal razón, debemos entender que en
esta parte está derogada dicha disposición legal, pues no es admisible el pago a plazo, salvo que
exista acuerdo con el expropiado.

Una vez realizado el pago, ya sea de común acuerdo o por consignación, se producen dos
efectos importantes:

a) La adquisición a título originario del bien expropiado y la extinción de los derechos que
lo gravan. El artículo 20 del DL Nº 2.186 dispone que una vez realizado el pago
el dominio del bien expropiado quedará radicado, de pleno derecho, a título
originario en el patrimonio del expropiante y nadie tendrá acción o derecho
respecto del dominio, posesión o tenencia del bien expropiado por causa existente
con anterioridad. Como consecuencia de lo anterior, en la misma oportunidad se
extinguirá, por el ministerio de la ley, el dominio del expropiado sobre el bien
objeto de la expropiación o sobre la parte de este comprendida en ella, así como
los derechos reales, con excepción de las servidumbres legales, que lo afecten o
limiten. Se extinguirán, también, los arrendamientos, comodatos y demás
contratos que constituyan títulos de mera tenencia, ocupación o posesión en favor
de terceros, y todas las prohibiciones, embargos, retenciones y medidas
precautorias que afectaren al bien expropiado.

b) La subrogación real de la indemnización por el bien expropiado. Una vez realizado el


pago, la indemnización subrogará al bien expropiado para todos los efectos
legales. En este caso, los titulares de los derechos extinguidos podrán hacerlos
valer sobre la indemnización, con las mismas preferencias y privilegios que
tenían, de acuerdo con las normas que se establecen para el procedimiento de
liquidación de la indemnización (artículos 23 y ss. del DL Nº 2.186).

5.4. La indemnización y la compensación con las plusvalías

Uno de los efectos que puede producir la expropiación son las plusvalías que genera a
los terrenos colindantes o que no resultan afectados por la misma. Es bastante habitual
que la construcción de una obra pública, como puede ser la apertura y construcción de
una carretera, de obras de urbanización, estaciones del ferrocarril o del metro, produzca
como efecto inmediato un aumento de valor de los terrenos del entorno, producto de una
mejora sustantiva en la conectividad, los nuevos servicios y la calidad de vida que van a
ofrecer. De esta forma, la expropiación de parte de estos terrenos, lejos de ser una carga,
constituye una bendición, al materializar obras públicas que significan, por ejemplo, una
mejor accesibilidad de terrenos rurales que antes eran inaccesibles, provocando un
aumento sustantivo de su valor para el desarrollo de nuevos proyectos inmobiliarios,
como de actividades hoteleras, turísticas o gastronómicas, que antes eran imposibles de
realizar.

En tal sentido, resulta razonable plantearse un mecanismo de compensación entre la


indemnización que se debe pagar por la expropiación y las plusvalías o mayor valor que
adquieren los inmuebles, puesto que aquello se debe fundamentalmente a la inversión de
recursos públicos que generan un doble beneficio al expropiado: la indemnización por el
“daño patrimonial” y el mayor valor que adquieren los terrenos no expropiados.

Por tal razón, la Ley General de Construcciones y Urbanización de 1953 (artículo 55) y
la Ley General de Urbanismo y Construcciones de 1975 (artículo 88), se hicieron cargo
del punto. Así, este último cuerpo legal dispuso en su texto original lo siguiente:

36
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Artículo 88.- Siempre que una propiedad adquiera mayor valor a consecuencia de una
expropiación parcial de ella, se deducirá del monto de la indemnización el mayor valor
que adquiera la parte no expropiada con motivo del destino que se dé a la parte
expropiada.
Si este mayor valor fuere superior al monto que se fije para la expropiación, se
considerará, en este caso, compensado totalmente el precio de la expropiación con el
referido mayor valor.

Sin embargo, esta disposición no pudo ser aplicada, puesto que la Ordenanza General de
Urbanismo y Construcción no se hizo cargo de reglamentar esta disposición, tal como
lo sostuvo la Contraloría General de la República (Dictamen Nº 49.515, de 1978). El
punto era bastante discutible, pues la Ley General de 1953 disponía en el inciso final del
artículo 55 que “La Ordenanza determinará las normas para calcular los mayores valores y
deducciones a que se refiere el inciso primero”, pero dicha disposición fue eliminada del
artículo 88 de la Ley General de 1975.

En todo caso, con la entrada en vigencia de la Constitución de 1980, se planteó un


problema más complejo, pues el artículo 19 Nº 24 inciso 4º dispuso que: “A falta de
acuerdo, la indemnización deberá ser pagada en dinero efectivo al contado”, con lo cual no se
deja margen para deducir de la indemnización un monto por el mayor valor producto de
la plusvalía, disminuyendo la cuantía de lo que en definitiva se va a pagar, más aun si los
propietarios no están dispuestos a aceptar dicha compensación.

Sin embargo, con la Ley Nº 20.791, que modificó la Ley General de Urbanismo y
Construcciones en materia de afectaciones de utilidad pública de los planes reguladores,
nuevamente se abrió la discusión sobre esta norma, especialmente respecto de la
oportunidad para calcular el mayor valor producto de la expropiación y la forma como
se debe materializar aquello, como da cuenta el Informe de la Comisión de Vivienda del
Senado, de 06 de junio de 2014 (Sesión 23, Legislatura 362). El texto definitivo aprobado
y que ahora está vigente es el siguiente:

Artículo 88.- Tratándose de expropiaciones parciales se deducirá o imputará del monto


de la indemnización el cambio de valor que adquiera la parte no expropiada como
consecuencia de las inversiones que realice el Estado vinculadas con dicha expropiación,
o del plan o instrumento de planificación que declaró la utilidad pública.

De la disposición parece entenderse que debe ser la Comisión de Peritos la que deberá
determinar el monto de dicha plusvalía, para luego descontarlo del monto de la
indemnización provisional. Sin embargo, en nuestra opinión, resulta difícil salvar los
reparos frente a la norma constitucional que dispone el pago en dinero efectivo y al
contado a falta de acuerdo, puesto que no es posible que el pago pueda ser sustituido con
una compensación de plusvalías. Por otra parte, determinar con certeza en qué momento
se produce el mayor valor, resulta complejo, pues basta el anunció de la realización de
obras públicas, para que rápidamente se genere un proceso de especulación que
necesariamente produce una creciente plusvalía, mucho antes que se inicie cualquier obra
y, obviamente, que se haya dictado algún acto expropiatorio.

37
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

V. EL PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO

§1. Introducción

Como toda potestad pública, la expropiación se concreta en un acto formal que reconoce
un procedimiento administrativo previo. En todo caso, este presenta algunas
particularidades, que encuentran su origen en un prejuicio que tenían los liberales
franceses, pues consideraban que la propiedad privada estaba a mejor recaudo frente a la
jurisdicción civil, que daba mayores garantías para autorizar la transferencia de la
propiedad, previo pago de la indemnización. Por tal razón, los modelos iberoamericanos
tienden a seguir esta estructura procedimental, que ha sido tomada de la Ordenanza
Napoleónica de 8 de marzo de 1810, y que la divide en una etapa administrativa y otra
judicial.

Es así como el DL Nº 2.186 sigue en parte este modelo, distinguiendo claramente una
etapa administrativa que da inicio al procedimiento, con los respectivos actos de
instrucción y la dictación del acto expropiatorio, aunque en su ejecución va a requerir de
la intervención de la autoridad judicial si no cuenta con el acuerdo del expropiado, como
veremos a continuación.

§2. El procedimiento expropiatorio y su instrucción

2.1. El inicio del procedimiento

En Chile el procedimiento expropiatorio solo se inicia de oficio, a diferencia de lo que


sucede en algunos ordenamientos comparados frente a determinadas privaciones del
dominio, que permiten la apertura del expediente a solicitud de parte.

En estos casos, se dicta una resolución que identifica el bien objeto de la expropiación,
dando cuenta del texto legal que hace la declaratoria de utilidad pública y el
cumplimiento de las condiciones o supuestos previstos por la ley para su procedencia.

2.2. Los actos de instrucción

Una vez iniciado el procedimiento, corresponde realizar los actos de instrucción, que
tendrán un doble objetivo: i) identificar el bien expropiado, si fuese procedente, y ii)
determinar el monto de la indemnización provisional.

i. La identificación del bien expropiado puede tener lugar a través de la dictación de una
resolución de estudio. Se trata de un trámite que no es obligatorio y se ordenará en el
caso que se deban determinar algunas características o condiciones que tenga el bien.
Este acto administrativo se debe publicar en el Diario Oficial. Además, si el bien se
encuentra inscrito en el Conservador de Bienes Raíces o en el de Minas, o sujetos a
cualquier otro régimen o sistema de inscripción conservatoria, la resolución debe
anotarse al margen de la inscripción de dominio o de la que haga sus veces e
inscribirse en el Registro de interdicciones y prohibiciones de enajenar o su
equivalente, si lo hubiere. Cumplidas estas condiciones, esta resolución producirá
efectos respecto de terceros, dentro de los cuales destacan los siguientes:

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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

a) El bien se hará incomerciable y no podrá ser objeto de acto o contrato alguno, ni


aun de venta forzada en pública subasta, que importe enajenación o gravamen del
mismo, que afecte o limite su dominio, posesión o tenencia, o que impida o
dificulte su toma de posesión material.

b) Los actos y contratos celebrados en contravención a esta disposición serán nulos


y no podrán ser invocados en contra del expropiante, bajo ningún pretexto o
circunstancia.

c) Si el bien fuere enajenado, total o parcialmente, los trámites de la expropiación


se continuarán con el propietario, como si no se hubiese enajenado.

d) El propietario y los poseedores o detentadores del bien cuya expropiación se


encuentra en estudio, están obligados a permitir a los funcionarios de la entidad
expropiante la práctica de las diligencias indispensables para el reconocimiento
de aquel, las que pueden tener lugar con auxilio de la fuerza pública.

Los efectos de la resolución expirarán ipso jure a los 90 días de su publicación en el


Diario Oficial, y la entidad expropiante no podrá renovarla antes de transcurridos
tres años desde la expiración de sus efectos. Sin embargo, puede en cualquier tiempo
expropiar sin la dictación de esta resolución, pues -como hemos dicho- no es
condición previa para dictar el acto expropiatorio (artículo 2º).

Por último, se establece una sanción penal para quienes maliciosamente y en


perjuicio del expropiante dañaren, inutilizaren o destruyeren el bien objeto de la
resolución de estudio publicada, inscrita y anotada, en su caso, o retiraren de él bienes
que constituyen inmuebles por adherencia, o partes o piezas que le hagan disminuir
su valor o perder su aptitud para el objeto de la expropiación (artículo 3º).

ii. La determinación del monto de la indemnización provisional comienza con el


nombramiento de una comisión de peritos independientes. En este caso, la entidad
expropiante debe nombrar una comisión de tres miembros encargada de determinar
el monto provisional de la indemnización. Ellos serán elegidos de una lista de peritos
que apruebe el Presidente de la República por decreto del Ministerio de Hacienda.
Esta comisión debe elaborar un informe con la determinación del monto, el cual es
vinculante para la entidad expropiante y será el que en definitiva deberá constar en el
acto expropiatorio como indemnización provisional (artículos 4 y 5). Lo anterior
constituye a una excepción a la regla general consagrada en el artículo 38 de la LBPA,
el cual dispone al efecto que “salvo disposición expresa en contrario, los informes serán
facultativos y no vinculantes”.

2.3. La etapa de término: la dictación del acto expropiatorio

Una vez cumplidos los actos de instrucción, corresponde la dictación del acto
expropiatorio, el cual debe cumplir con los requisitos generales de todo acto
administrativo (artículos 3 y 41 de la Ley Nº 19.880) y los requisitos especiales que
establece el artículo 6º del DL Nº 2.186:
a) Debe ser un Decreto Supremo si emana del Presidente de la República o de un
ministro que lo dicta por “orden del Presidente de la República”, o una resolución
si emana de otra autoridad administrativa;
b) Debe indicar su número, lugar de expedición y fecha;

39
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

c) Se debe individualizar el bien objeto de la expropiación y su rol de avalúo para


los efectos de la contribución territorial, si lo tuviere;
d) Dentro de los motivos de derecho, se debe indicar la disposición legal que haga
procedente la expropiación y, en caso de que esta hubiere sido autorizada por ley
general, la causa en que se funda;
e) Se debe señalar el nombre del o de los propietarios o de los que aparezcan como
tales en el rol de avalúos o los datos que faciliten su determinación. Como ya
hemos señalado, en estos casos es habitual que se coloque la expresión de
“presunto propietario”, ya que el rol de avalúos es un registro para efectos
tributarios y no de prueba de posesión o dominio;
f) Se debe indicar el monto provisional de la indemnización, con señalamiento de la
comisión que lo fijó y de la fecha de su informe.
g) Por último, también se indica que este acto debe indicar la forma y plazos de pago
de la indemnización que corresponda conforme a la ley. Se debe entender que
aquello solo puede tener lugar con acuerdo del expropiado, pues en caso contrario
la indemnización se debe pagar en dinero efectivo al contado, como lo dispone la
Constitución.

En cuanto a sus efectos, la notificación del acto expropiatorio se debe hacer mediante su
publicación en extracto en el Diario Oficial en los días primero y quince de cada mes
(artículo 7º del DL Nº 2.186, en relación con el artículo 48 de la Ley Nº 19.880).

También se contemplan otras medidas de publicidad, como es la publicación en un diario


o periódico de la provincia en que esté ubicado el bien expropiado o la parte afecta a
expropiación, así como la entrega de copia del extracto del acto expropiatorio por parte
de Carabineros de Chile a la persona que ocupe o detente el bien expropiado. Sin
embargo, la única notificación formal es la publicación realizada en el Diario Oficial: “La
notificación a que se refieren los incisos precedentes se entenderá perfeccionada con la sola
publicación del extracto en el Diario Oficial y su fecha será la de esa publicación” (artículo 7
inciso 4º).

El plazo para realizar la publicación es de 90 días contados desde la fecha del acto
expropiatorio. Es importante tener presente que se trata de un plazo de caducidad, es
decir, opera ipso iure, no está sujeto a suspensión ni interrupción y, una vez cumplido, el
acto expropiatorio quedará sin efecto y el bien será inexpropiable temporalmente por el
plazo de un año desde dicha fecha (artículo 7º inciso 1º y 35).

Ahora bien, desde la publicación del acto expropiatorio se producen los mismos efectos
que tiene la resolución de estudio, esto es:

a) Si se encuentra sujeto a un sistema de inscripción conservatoria, el acto


expropiatorio se debe anotar al margen de la inscripción de dominio o de la que
haga sus veces e inscribirse en el Registro de interdicciones y prohibiciones de
enajenar o su equivalente, si lo hubiere. Cumplidas estas condiciones, esta
resolución producirá efectos respecto de terceros;

b) El bien se hará incomerciable y no podrá ser objeto de acto o contrato alguno, ni


aun de venta forzada en pública subasta, que importe enajenación o gravamen del
mismo, que afecte o limite su dominio, posesión o tenencia, o que impida o
dificulte su toma de posesión material;

40
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

c) Los actos y contratos celebrados en contravención a esta disposición serán nulos


y no podrán ser invocados en contra del expropiante, bajo ningún pretexto o
circunstancia;

d) Si el bien fuere enajenado, total o parcialmente, los trámites de la expropiación


se continuarán con el propietario, como si no se hubiese enajenado.

e) Por último, también es aplicable la sanción penal prevista en el artículo 3º del DL


Nº 2.186, para quienes maliciosamente y en perjuicio del expropiante dañaren,
inutilizaren o destruyeren el bien objeto de la resolución de estudio publicada,
inscrita y anotada, en su caso, o retiraren de él bienes que constituyen inmuebles
por adherencia, o partes o piezas que le hagan disminuir su valor o perder su
aptitud para el objeto de la expropiación.

2.4. La ejecución del acto expropiatorio: el pago de la indemnización y la toma de


posesión material

Si bien el acto expropiatorio es un acto administrativo que se presume legal y causa


efectos (ejecutoriedad) desde su publicación en el Diario Oficial, la entidad expropiante
no puede llevar de oficio su ejecución en contra de la voluntad del expropiado. Estamos
ante un caso de ejecución impropia del acto administrativo, pues nuestro ordenamiento
entrega a la autoridad judicial el conocimiento y resolución de los aspectos vinculados
al pago y toma de posesión material.

En tal sentido, si existe acuerdo con el expropiado, la determinación de la indemnización


definitiva, el pago y la entrega material del bien expropiado se realiza de común acuerdo
por escritura pública (artículo 11 inciso 3º). En caso contrario, la entidad expropiante
deberá realizar el pago por consignación en la cuenta del tribunal competente e instar ante el
mismo por la toma de posesión material, so pena de caducidad si paraliza sus gestiones por
más de 60 días: “La entidad expropiante deberá instar judicialmente por la toma de posesión
material del bien expropiado dentro del plazo de sesenta días, contados desde la publicación del
acto expropiatorio en el Diario Oficial y, si así no lo hiciere, el expropiado podrá pedir al
Tribunal que declare que el acto expropiatorio ha quedado sin efecto” (artículo 21 inciso 3º y
35).

En este caso, “instar judicialmente por la toma de posesión material” se traduce en realizar
todas las gestiones para alcanzar dicho objetivo, como es el pago de la indemnización,
ya sea de común acuerdo o por consignación, comparecer ante el tribunal respectivo y
acreditar el cumplimiento de dicha condición, solicitando, si fuese procedente, el auxilio
de la fuerza pública para tal efecto. Por tal razón, se dispone que: “Para proceder a la toma
de posesión material de todo o parte del bien expropiado, según corresponda, el juez ordenará, a
petición de la entidad expropiante, el auxilio de la fuerza pública, con facultades de allanamiento
y descerrajamiento” (artículo 20 inciso final).

Aquello no significa que en dicho plazo se deba haber materializado la toma de posesión
material, sino que se deben realizar todas las actuaciones necesarias para tal objetivo, sin
paralizarla por más de 60 días. Así, por lo demás, lo ha entendido la jurisprudencia.

En efecto, la Corte Suprema ha sostenido que “… el legislador sólo exige al ente público respectivo que
inste por la toma de posesión material del bien expropiado dentro del plazo de sesenta días contado desde
la publicación del acto expropiatorio en el Diario Oficial, mas no requiere que en ese término se materialice
dicha toma de posesión o que en ese plazo se verifique la efectiva consignación, en la cuenta corriente del

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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

tribunal, de la suma de dinero correspondiente a la indemnización provisional pertinente. Por la inversa,


tales diligencias pueden llevarse a cabo con posterioridad, sin afectar la validez ni la vigencia del acto
expropiatorio, toda vez que el imperativo contenido en el citado inciso 3° del artículo 21 alude,
exclusivamente, a una manifestación de voluntad de parte de la autoridad, que demuestra de manera
evidente su intención de concretar el acto expropiatorio previamente acordado”38. En el mismo sentido,
ha señalado que “…39 el artículo 21 del D.L. N°2.186 impone al Fisco el deber de instar por la toma de
posesión del inmueble en aras de la seguridad jurídica del expropiado, con el fin de otorgarle certeza acerca
de la voluntad estatal de hacerse dueño del inmueble, esto es, le impone la obligación de exteriorizar esa
voluntad, mas no exige que ella se concrete dentro del plazo establecido en la disposición citada, sólo es
exigible que dicha voluntad quede claramente asentada”.

Por su parte, si bien el pago de la indemnización radica, de pleno derecho, el domino del
bien expropiado en el patrimonio de la entidad expropiante, por razones de seguridad
jurídica se debe proceder a su inscripción en el registro respectivo. Así, se dispone que
el Conservador respectivo, a requerimiento del expropiante, lo inscribirá a nombre de
este, con la sola presentación de una copia autorizada de la escritura pública en que
conste el acuerdo de las partes o, a falta de acuerdo, con la sola presentación de una copia
autorizada del acto expropiatorio, del Diario Oficial en que conste la notificación del
mismo o de una copia de la publicación en dicho diario autorizada ante notario, y de un
certificado del Secretario del Tribunal, en que conste haberse ordenado la entrega
material del bien expropiado por resolución ejecutoriada (artículo 22).

VI. LA IMPUGNACIÓN DEL ACTO EXPROPIATORIO Y OTRAS


ACCIONES DERIVADAS DE LA EXPROPIACIÓN

La Constitución dispone que: “El expropiado podrá reclamar de la legalidad del acto
expropiatorio ante los tribunales ordinarios y tendrá siempre derecho a indemnización por el
daño patrimonial efectivamente causado, la que se fijará de común acuerdo o en sentencia dictada
conforme a derecho por dichos tribunales”. Esto debe ser complementado con la regulación
que establece el DL Nº 2.186, junto a otras acciones jurisdiccionales, y que podemos
dividir de la siguiente forma:
a) La impugnación de la legalidad del acto expropiatorio
b) La impugnación del monto de la indemnización
c) Otras acciones:
i. La ampliación de la expropiación;
ii. La caducidad de la expropiación, y
iii. El procedimiento incidental de indemnización a terceros.

§1. La impugnación de la legalidad del acto expropiatorio

Como se ha señalado, el expropiado podrá reclamar de la legalidad del acto expropiatorio


ante los tribunales ordinarios. En general, se trata de una acción contenciosa de nulidad,
pues tiene por objeto determinar si el acto expropiatorio cumple con el bloque de
legalidad o el marco regulatorio que la rige, pues en caso de ser negativa la respuesta, el
juez deberá dejar sin efecto el acto expropiatorio y retrotraer sus efectos hasta el
momento de su dictación.

A este respecto, el DL Nº 2.186 regula esta acción en los supuestos de las letras a) y d)
del artículo 9º:

38 SCS Rol Nº 19.167-2018, de 14 de enero de 2020, considerando 7º.


39 SCS Rol Nº 44.386-2017, de 22 de octubre de 2018, considerando 12º.

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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Artículo 9°- Dentro del plazo de treinta días, contados desde la publicación en el Diario
Oficial del acto expropiatorio, el expropiado podrá reclamar ante el juez competente para
solicitar:
a) Que se deje sin efecto la expropiación por ser improcedente en razón de la
inexpropiabilidad, aún temporal, del bien afectado, o fundado en la falta de ley que
la autorice o en la no concurrencia de la causa legal invocada en el acto expropiatorio;
[…]
d) Que se modifique el acto expropiatorio cuando no se conforme a la ley en lo relativo
a la forma y condiciones de pago de la indemnización.

El juez competente para conocer de esta acción, así como de todas las acciones vinculadas
a expropiación, es el juez letrado de mayor cuantía en lo civil dentro de cuya jurisdicción
se encontrare el bien expropiado (artículo 39). Si el bien estuviere situado en el territorio
jurisdiccional de más de un juez, será competente cualquiera de ellos.

Esta regla tiene algunas excepciones:

a) En caso de que la expropiación recayere sobre bienes incorporales, será


competente el juez correspondiente al del domicilio de su dueño y, si este
estuviere domiciliado en el extranjero, lo será el juez de letras de mayor cuantía
en lo civil de Santiago;

b) Si el expropiante fuere el Fisco, será competente el juez de letras de mayor


cuantía de asiento de la Corte de Apelaciones que corresponda, y

c) Por último, la primera gestión judicial de la entidad expropiante o del expropiado


y, en su caso, el pago de la indemnización provisional (pago por consignación),
radicará en el juez a quien competa el conocimiento de todos los asuntos a que
dé lugar la expropiación del bien a que se refiera.

Como bien indica la norma, el plazo es de 30 días hábiles contados desde la publicación
del acto expropiatorio (artículos 9 y 40). A su vez, esta reclamación se tramitará
conforme a las reglas del juicio sumario (artículo 680 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil) que se sigue en contra de la entidad expropiante.

Por su parte, la impugnación no suspende o paraliza los efectos y ejecución del acto
expropiatorio, aplicando la regla general de todo acto administrativo (artículos 3º inciso
final y 57 de la Ley Nº 19.880), pero considerando que se trata de una impugnación que
puede dejar sin efecto la expropiación, el juez puede ordenar su suspensión, pudiendo
exigir caución por los perjuicios que aquello pudiere originar (artículo 9 inciso 3º).

Si bien no existen criterios legales para determinar los supuestos en que se puede
ordenar la paralización, se puede recurrir a lo dispuesto en el artículo 57 de la Ley Nº
19.880, esto es, cuando el cumplimiento del acto recurrido pudiere causar daño
irreparable o hacer imposible el cumplimiento de lo que se resolviere, en caso de acogerse
el recurso. Así, si se trata de un edificio o industria que es necesario desocupar y demoler
para ejecutar una obra pública, el juez deberá evaluar si a priori resulta plausible la
reclamación y si la ejecución del acto expropiatorio puede causar un daño que no se
pueda reparar o resarcir, para dar lugar a la medida.

43
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

Por último, es importante señalar que en el caso que el juez declare que se debe modificar
la forma y condiciones de pago no ajustadas a la ley, y la entidad expropiante no adopta
el acto expropiatorio adicional o modificatorio dentro del plazo de 90 días, contados
desde que el fallo quede ejecutoriado, opera la caducidad del acto expropiatorio por el
solo ministerio de la ley (artículo 9 inciso 2º).

§2. La impugnación del monto de la indemnización provisional

Como hemos señalado, la indemnización provisional es fijada por una comisión de peritos
independientes, la cual es vinculante para la entidad expropiante en orden a que debe
constar en el acto expropiatorio. A su vez, esta indemnización constituye una garantía
para el expropiado frente a la urgencia que puede tener la Administración por acceder al
bien expropiado. En efecto, se asegura al expropiado el pago de una indemnización fijada
por personas independientes a la entidad expropiante, sin perjuicio de que pueda también
reservarse el derecho de impugnar su monto en sede judicial.

Dadas las características y la forma en que se fija este monto, el DL Nº 2.186 establece
algunas reglas particulares:

i. En cuanto a la legitimación para impugnar este monto, no solo puede ejercer la


acción el expropiado, sino también la entidad expropiante, ya que no ha podido
discutir la cuantía del mismo en sede administrativa (artículo 12). De hecho, esta
situación se ha hecho cada vez más habitual y no ha dejado de plantear algunos
problemas desde el punto de vista procesal, pues la entidad expropiante termina
demandando al expropiado, quien no ha participado en la fijación de su monto y
menos aún en la dictación del acto expropiatorio.

ii. El término para reclamar comienza con la publicación del acto expropiatorio, hasta
30 días hábiles posteriores a la toma de posesión material, es decir, es más extenso que
el plazo para reclamar de la legalidad del acto expropiatorio. No aparece una
razón que permita comprender esa diferencia, salvo una situación que ocurre en
los hechos: el particular toma conocimiento de la expropiación cuando la
Administración llega a su propiedad para realizar la toma de posesión material,
pues no se ha enterado de la publicación del acto expropiatorio en el Diario
Oficial, como tampoco del pago por consignación realizado ante un tribunal que,
sobre esa base, ha autorizado esta actuación. En este caso, ya no tiene posibilidad
de reclamar de la legalidad del acto expropiatorio, menos aun solicitar su
suspensión y tampoco es consciente que ya no es propietario del bien expropiado,
debido a que ya se ha realizado el pago. Así las cosas, lo único que le queda es
retirar el monto consignado y reclamar por la diferencia, si considera que no se
corresponde con el daño patrimonial que efectivamente ha sufrido.

iii. En cuanto al procedimiento, el artículo 14 establece algunas reglas especiales


respecto de los requisitos que debe cumplir la demanda, el término probatorio y
la prueba, así como de los recursos que se pueden interponer.

§3. Otras acciones vinculadas con la expropiación

El DL Nº 2.186 establece otras acciones que se deben mencionar, ya que tienen particular
interés dentro del procedimiento expropiatorio.

3.1. La ampliación de la expropiación

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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación

El artículo 9 establece en sus letras b) y c) que el expropiado podrá reclamar ante el juez
competente para:

- Que se disponga la expropiación total del bien parcialmente expropiado cuando la


parte no afectada del mismo careciere por sí sola de significación económica o se
hiciere difícil o prácticamente imposible su explotación o aprovechamiento, y

- Que se disponga la expropiación de otra porción del bien parcialmente expropiado,


debidamente individualizada, cuando esta, por efecto de la expropiación se
encontrare en alguna de las circunstancias antes señaladas.

En este caso no nos encontramos frente a un problema de legalidad del acto


expropiatorio, como tampoco sobre una discusión en cuanto su monto. El tema central
es el perjuicio que deriva de una expropiación que solo comprende una parte de un bien,
quedando el resto con una minusvalía importante, sobre todo porque no puede ser objeto
de algún tipo de explotación económica. Por tal razón, los supuestos para que se acoja
esta demanda son:

a) Que nos encontramos ante la expropiación parcial de un bien, normalmente un


terreno o un inmueble;

b) Que la parte no expropiada careciere por sí sola de significación económica o se


hiciere difícil o prácticamente imposible su explotación o aprovechamiento, y

c) Que la causa directa de dichos efectos sea el acto expropiatorio.

En tales condiciones, y en la medida que se prueben cada uno de estos elementos, el juez
debe acceder a la demanda, ordenando la expropiación de la parte no afectada
originalmente o de una porción de esta.

En cuanto al tribunal competente y el procedimiento que se debe seguir, se aplican las


mismas reglas respecto de la impugnación de la legalidad del acto expropiatorio,
incluyendo el plazo para poder ejercer esta acción: 30 días desde la publicación del acto
expropiatorio (artículo 9º). La única diferencia es que el juez no puede ordenar la
paralización o suspensión de los efectos del acto expropiatorio, puesto que en este caso
no se está discutiendo su legalidad.

Por último, es importante señalar que en el caso que el juez declare el derecho a la
expropiación total del bien parcialmente expropiado, o el derecho a que se extienda la
expropiación a otras porciones del mismo bien, y la entidad expropiante no adopta el
acto expropiatorio adicional o modificatorio dentro del plazo de 90 días, contados desde
que el fallo quede ejecutoriado, opera la caducidad del acto expropiatorio por el solo
ministerio de la ley.

3.2. La caducidad de la expropiación

La caducidad es una institución de carácter general que ha tenido una particular


aplicación en el ámbito del Derecho administrativo, con la finalidad de consolidar las
situaciones jurídicas en plazos más breves y acotados.

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En el caso de la expropiación, nos encontramos frente a la figura de la caducidad-plazo,


para diferenciarla de la caducidad-sanción, y que opera en los casos expresamente
establecidos por la ley, conllevando la extinción irrevocable de un derecho o la
posibilidad de realizar alguna actuación, acción o trámite.

Para tal efecto, se requiere que la ley expresamente establezca un plazo dentro del cual
debe actuar la Administración o el particular y que dentro del mismo no se hayan
realizado determinadas actuaciones, acciones o trámites, provocando la preclusión de las
mismas y, en determinados supuestos, la extinción de derechos y acciones. Además, por
sus características, la caducidad opera por el solo ministerio de la ley y no admite
interrupción o plazo.

Ahora bien, el DL Nº 2.186 establece tres supuestos en los que impone plazos de
caducidad para la realización de una actuación y que, frente a la omisión de la misma,
conlleva la extinción del acto expropiatorio:

a) La publicación en extracto del acto expropiatorio en el Diario Oficial dentro del


plazo de 90 días de su fecha (artículo 7º inciso 1º);

b) La entidad expropiante deber instar judicialmente por la toma de posesión


material del bien expropiado dentro del plazo de 60 días, contados desde la
publicación del acto expropiatorio en el Diario Oficial (artículo 21 inciso 3º);

c) En los casos en que se debe adoptar por la entidad expropiante un acto


expropiatorio adicional o modificatorio dentro del plazo de 90 días, contados
desde que la sentencia quede ejecutoriada, en relación con las reclamaciones
presentadas para que se declare:

- El derecho a la expropiación total del bien parcialmente expropiado, o el


derecho a que se extienda la expropiación a otras porciones del mismo
bien (artículo 9 letra b y c), y

- La necesidad de modificar la forma y condiciones de pago no ajustadas a


la ley (artículo 9 letra d).

Una vez cumplido el plazo, los efectos de la caducidad son los siguientes:

a) Se tendrá por no verificada la expropiación y se cancelarán las inscripciones del


acto expropiatorio y demás inscripciones, subinscripciones y anotaciones
practicadas;

b) El bien no podrá ser expropiado por la misma entidad dentro del año siguiente a
la fecha en que la expropiación fue dejada sin efecto, y

c) El expropiado tendrá siempre derecho a la reparación total del daño que se le


haya causado con la expropiación, mediante el pago, en dinero y de contado, de
la indemnización que ajustare con la entidad expropiante o, en subsidio, de la que
determine el juez competente.

Por último, a pesar de tratarse de una caducidad, el DL Nº 2.186 dispone que el derecho
para alegarla deberá ejercerse dentro de un año, contado desde el vencimiento de los
plazos respectivos.

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3.3. El procedimiento incidental de indemnización a terceros

Se trata de una acción independiente para aquellas personas que no han podido hacer
efectivos sus derechos en el proceso de liquidación de la indemnización.

En tal sentido, se dispone en el inciso final del artículo 20 que el daño patrimonial
efectivamente causado a los arrendatarios, comodatarios o a otros terceros cuyos
derechos se extingan por la expropiación y que, por no ser de cargo del expropiado, no
pueda hacerse valer sobre la indemnización, será de cargo exclusivo de la entidad
expropiante.

Para tal efecto, dichos derechos deben constar en sentencia judicial ejecutoriada o en
escritura pública, pronunciada u otorgada con anterioridad a la fecha de la resolución de
estudio (si se ha dictado) o, en su caso, del acto expropiatorio.

Esta acción se sujetará al procedimiento incidental; aunque la primera gestión deberá


notificarse personalmente, o si el juez lo autoriza, por cédula, a la entidad expropiante.
A su vez, su interposición en ningún caso impedirá la toma de posesión material del bien
expropiado.

VII. LA EXTINCIÓN DEL ACTO EXPROPIATORIO

El acto expropiatorio se puede extinguir por causas normales y anormales. Se extingue


de forma normal, cuando ha producido todos sus efectos, esto es, el pago de la
indemnización definitiva al expropiado y la toma de posesión material del bien
expropiado. A su vez, se extingue de forma anormal, en los siguientes supuestos:

a) Por sentencia judicial que acoja el reclamo de legalidad en contra del acto expropiatorio
en los supuestos de las letras a) y d) del artículo 9 del DL Nº 2.186.

b) Por la declaración de caducidad del acto expropiatorio, en los supuestos ya analizados y


que están previstos los artículos 34 y 35 del DL Nº 2.186.

c) Por desistimiento de la entidad expropiante. En efecto, la entidad expropiante podrá


desistirse de la expropiación por decisión unilateral adoptada en el mismo órgano y
de igual modo que el acto expropiatorio, en cualquier momento, hasta el trigésimo
día siguiente a la fecha de la sentencia ejecutoriada que fije el monto definitivo de la
indemnización (artículo 32). En estos casos, se producen los mismos efectos de la
caducidad, ya que se deben cancelar todas las inscripciones y subinscripciones del
acto expropiatorio, quedando el bien como inexpropiable durante el plazo de un año,
además de tener que reparar al expropiado el daño que se le haya causado con la
expropiación desistida (artículo 35).

También somos de la opinión que en estos casos es posible que el acto expropiatorio
quede sin efecto en virtud de las acciones y recursos generales previstos en la legislación
administrativa, como son:

a) Los recursos administrativos ordinarios (reposición y jerárquico) y


extraordinario (revisión), regulados en los artículos 59 y 60 de la Ley Nº 19.880;

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b) La invalidación del acto expropiatorio, conforme al artículo 53 de la misma ley,


y

c) La nulidad de derecho público, particularmente en los supuestos de ilegalidades


no reguladas por el DL Nº 2.186, como ha sucedido con el procedimiento
expropiatorio que no ha sido llevado respecto del propietario y poseedor inscrito.

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