Material Docente - La Expropiación (2023)
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LA EXPROPIACIÓN
Eduardo Cordero Q.
Doctor en Derecho
Profesor de Derecho Administrativo
Pontificia Universidad Católica de Chile
2023
INDICE
I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 4
II. LOS ANTECEDENTES DE LA EXPROPIACIÓN ......................................................... 6
§1. LA EXPROPIACIÓN PREVIA AL CONSTITUCIONALISMO .............................................................. 6
§2. EL PERÍODO LIBERAL .......................................................................................................................... 6
§3. CONSTITUCIONALISMO SOCIAL Y LA EXPROPIACIÓN: LA REFORMA AGRARIA Y
NACIONALIZACIÓN ..................................................................................................................................... 7
§4. EL ACTUAL MARCO CONSTITUCIONAL ........................................................................................... 7
III. CONCEPTO Y RÉGIMEN JURÍDICO .............................................................................. 9
§1. LA EVOLUCIÓN DE LA EXPROPIACIÓN Y SU CONCEPTO ............................................................. 9
1.1. Los alcances de la expropiación: la privación de inmuebles para obras públicas a las
privaciones en sentido amplio del dominio ............................................................................................ 9
1.2. El concepto de expropiación y su distinción con otras instituciones ........................................... 13
§2. EL RÉGIMEN JURÍDICO DE LA EXPROPIACIÓN EN CHILE......................................................... 17
IV. LOS ELEMENTOS EN LA EXPROPIACIÓN ................................................................ 18
§1. LOS SUJETOS QUE INTERVIENEN EN LA EXPROPIACIÓN .......................................................... 19
1.1. La entidad expropiante.................................................................................................................. 19
1.2. El expropiado ................................................................................................................................. 22
1.3. El tercero beneficiario .................................................................................................................... 24
§2. EL OBJETO DE LA EXPROPIACIÓN .................................................................................................. 26
2.1. Los bienes expropiables .................................................................................................................. 26
2.2. La adquisición del bien expropiado a título originario .............................................................. 26
2.3. La inexpropiabilidad ..................................................................................................................... 28
§3. LA LEY QUE AUTORIZA LA EXPROPIACIÓN ................................................................................. 30
§4. LA CAUSA EXPROPIANDI................................................................................................................... 30
4.1. Concepto .......................................................................................................................................... 30
4.2. Los efectos de la ausencia de la causa expropiandi: nulidad y retrocesión ................................ 31
§5. LA INDEMNIZACIÓN .......................................................................................................................... 33
5.1. El contenido de la expropiación: el daño patrimonial efectivamente causado. El problema del
lucro cesante ............................................................................................................................................ 33
5.2. La indemnización provisional y la indemnización definitiva ................................................... 34
5.3. El pago de la indemnización y sus efectos .................................................................................... 35
5.4. La indemnización y la compensación con las plusvalías............................................................. 36
V. EL PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO .................................................................. 38
§1. INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................. 38
§2. EL PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO Y SU INSTRUCCIÓN ..................................................... 38
2.1. El inicio del procedimiento ............................................................................................................ 38
2.2. Los actos de instrucción ................................................................................................................. 38
2.3. La etapa de término: la dictación del acto expropiatorio............................................................ 39
2.4. La ejecución del acto expropiatorio: el pago de la indemnización y la toma de posesión
material ................................................................................................................................................... 41
VI. LA IMPUGNACIÓN DEL ACTO EXPROPIATORIO Y OTRAS ACCIONES
DERIVADAS DE LA EXPROPIACIÓN ................................................................................... 42
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I. INTRODUCCIÓN
Ambas son medidas que operan con carácter general, mediante las cuales se produce el
deslinde entre el campo propio de las actividades, recursos y bienes en la disposición de
la libre actividad dirigida a la constitución de riqueza o propiedad de los sujetos privados,
de un lado, y el correspondiente a los bienes y a las actividades, cuya disposición
(titularidad y realización) queda reservada al poder público, significativamente a la
Administración pública. De esta forma, se configura un estatuto constitucional de los
bienes y actividades.
Pero existen dos técnicas más, que se producen ya no en términos abstractos y generales,
sino con relación a actividades, derechos, bienes e intereses legítimos concretos de
personas o grupos de personas determinados o determinables. Y ello, en cuanto tienen
lugar siempre en términos de conflicto entre un interés público específico y una posición
privada de contenido patrimonial individualizada o individualizable (la propiedad
establecida, en el sentido más amplio del término). Dada la supremacía del interés
general, pero también -al mismo tiempo- la garantía de la propiedad creada y establecida,
ese conflicto se resuelve siempre mediante una recomposición del equilibrio entre ambos
que, si posibilita la realización del interés público, asegura la indemnidad final de la esfera
patrimonial privada afectada. En ambos casos, pues, lo que está en juego es la composición,
el ajuste entre el interés público y el privado, por lo que en ellos se hace presente -desde
la perspectiva de este último- la cuestión de la garantía patrimonial de los administrados.
En dicha línea, la Constitución de Cádiz de 1812 dispuso: “No puede el Rey tomar la
propiedad de ningún particular o corporación, ni turbarle en la posesión, uso y aprovechamiento
de ella; y si en algún caso fuere necesario para un objeto de conocida utilidad común tomar la
propiedad de un particular, no lo podrá hacer sin que al mismo tiempo sea indemnizado y se le
dé el buen cambio a vista de hombres buenos” (art. 172, ap. 10). Por su parte, en nuestra
historia constitucional, esta garantía aparece en la Constitución de 1818, disponiendo
que: “No puede el Estado privar a persona alguna de la propiedad y libre uso de sus bienes, si no
lo exige la defensa de la Patria, y aun en ese caso, con la indispensable condición de un rateo
proporcionado a las facultades de cada individuo, y nunca con tropelías e insultos” (artículo 9º);
para consolidarse posteriormente en la Carta de 1833, que aseguró a todos los habitantes
de la República “La inviolabilidad de todas las propiedades, sin distinción de las que
pertenezcan a particulares o comunidades, i sin que nadie pueda ser privado de la de su dominio,
ni de una parte de ella por pequeña que sea, o del derecho que a ella tuviere, sino en virtud de
sentencia judicial; salvo el caso en que la utilidad del Estado, calificada por una lei, exija el uso
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Esta Comisión realizó un profundo y detenido estudio sobre la garantía del derecho de
propiedad, el que duró aproximadamente ocho meses y se desarrolló en torno a las
treinta sesiones. Fruto del mismo y de su revisión posterior es el artículo 19 Nº 24, del
cual se distinguen tres aspectos centrales:
a) La protección del derecho de propiedad como una institución jurídica, cuyo contenido
esencial debe ser respetado por el legislador, y que comprende todo bien de contenido
pecuniario, ya sea corporal o incorporal, acogiendo una visión amplia del concepto de
propiedad a nivel constitucional. La propiedad como institución garantizada
constitucionalmente cumple una función primordial, que consiste en asegurar al
titular del derecho un espacio de libertad en el terreno patrimonial que le haga
posible una conformación de la vida personal bajo la propia responsabilidad, tal como
exige el valor central de todo el orden dogmático constitucional, contenido en el
artículo 1 de la Constitución.
“La Constitución asegura a todas las personas: ... 24°. El derecho de propiedad en sus
diversas especies sobre toda clase de bienes corporales o incorporales”.
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“Sólo la ley puede establecer el modo de adquirir la propiedad, de usar, gozar y disponer
de ella y de las limitaciones y obligaciones que deriven de su función social. Esta
comprende cuanto exijan los intereses generales de la Nación, la seguridad nacional, la
utilidad y la salubridad públicas y la conservación del patrimonio ambiental”.
c) La protección de la integridad patrimonial frente a toda medida que implique una privación
del dominio y que se produce a través de la institución de la expropiación, que
reconoce a su vez varios elementos:
i. Comprende toda privación del dominio, ya sea total o parcial, incluyendo las
que denomina atributos o facultades esenciales del dominio. En este caso la
propiedad debemos entenderla en un sentido lato, como la titularidad sobre
todo derecho de contenido patrimonial, lo que concuerda con el término
«bien», que comprende tanto bienes corporales como incorporales (derechos
reales y de crédito).
ii. Esta privación solo puede tener lugar a través de una ley, la que puede ser
general (habilita para expropiar) o especial (expropia de forma directa).
iii. Debe existir una causa expropiandi, ya sea de utilidad pública o interés
nacional (se suprime el interés social, propia de los procesos de reforma
agraria), la que en todo caso debe ser calificada por el legislador.
“Nadie puede, en caso alguno, ser privado de su propiedad, del bien sobre que recae o de algunos de los
atributos o facultades esenciales del dominio, sino en virtud de ley general o especial que autorice la
expropiación por causa de utilidad pública o de interés nacional, calificada por el legislador. El expropiado
podrá reclamar de la legalidad del acto expropiatorio ante los tribunales ordinarios y tendrá siempre
derecho a indemnización por el daño patrimonial efectivamente causado, la que se fijará de común acuerdo
o en sentencia dictada conforme a derecho por dichos tribunales.
A falta de acuerdo, la indemnización deberá ser pagada en dinero efectivo al contado.
La toma de posesión material del bien expropiado tendrá lugar previo pago del total de la
indemnización, la que, a falta de acuerdo, será determinada provisionalmente por peritos en la forma que
señale la ley. En caso de reclamo acerca de la procedencia de la expropiación, el juez podrá, con el mérito
de los antecedentes que se invoquen, decretar la suspensión de la toma de posesión”.
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En este sentido, la expropiación aparece como una potestad que se atribuye a los órganos
de la Administración para la obtención de bienes inmuebles que permitieran la ejecución
de obras públicas, indemnizando la privación total del domino de los particulares sobre
los mismos.
Sin embargo, esta visión decimonónica se ve superada a comienzos del siglo XX frente
a una mayor intervención del Estado en la sociedad, particularmente en diversos sectores
económicos relevantes, dando lugar a una ampliación de la garantía del derecho de
propiedad y, como consecuencia de aquello, de los presupuestos para el ejercicio de la
potestad expropiatoria o, como dirá Alejandro NIETO, a una evolución expansiva del
concepto de la expropiación forzosa.1
Martín WOLFF fue seguido en esta tesis por la mayoría de los especialistas4. En el mismo sentido
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5 Se puede ver en las siguientes sentencias del RGZ 103, S. 200 (201 f.); 109, S. 310 (319); 111, S. 123
(130); 111, S. 320 (328); 121, S. 166 (168); 128, S. 165 (171); 129, S. 146 (148); 136, S. 113 (123); 139, S.
177 (188). Las referencias han sido tomadas de los comentarios de PAPIER, H. J. Art. 14 apartado I i), en
MAUNZ, DÜRIG, HERZOG (2001), nota 95.
6 En palabras de Carl SCHMITT, se produjo una “disolución de la noción de expropiación”. SCHMITT (1929),
p. 459.
7 Werner WEBER sintetiza de la siguiente forma la interpretación seguida por el Tribunal Supremo
Alemán del artículo 153: “a) La Constitución protege en el art. 153 inc. 1º, frase 1ª, como propiedad, no
solo la propiedad sobre las cosas, sino todos los derechos privados subjetivos, incluyendo los créditos, pero
no los derechos de familia ni los públicos subjetivos. Esta protección se dirige, con fuerza jurídica
obligatoria, no solo contra la administración sino también contra el legislador, y b) Una expropiación con
derecho a indemnización tendría lugar siempre que, a través de un acto de autoridad, sea administrativo
o legal, se viera afectado uno de los derechos protegidos. Por cierto, debe tratarse de una intervención
individual en los derechos de una persona determinada, quedando por lo demás cubiertas por el art. 153
inc. 1º frase 2ª, las leyes que en forma general determinen el contenido y los límites de los derechos”. Véase
WEBER (1954), p. 331.
8 Véase BRAHM (1992), pp. 411-414.
9 El caso “Troncoso G.H., Julia” se origina a raíz de la interposición de un recurso de inaplicabilidad a un
contrato de arrendamiento del artículo 2 transitorio del DFL Nº 9 de 1968, el que disponía la vigencia
inmediata de su artículo 11, por el cual el plazo mínimo de todo contrato de arrendamiento sobre predios
rústicos sería de 10 años. En caso de celebrarse por un menor plazo, se entendía pactado por el lapso de
10 años. El caso que suscita el pronunciamiento del tribunal fue el conflicto planteado entre arrendador y
arrendatario de un predio rústico, contrato celebrado en 1965 y pactado por un período de 3 años, al
término del cual el arrendatario se negó a la restitución asilándose en la norma ya comentada. Interpuesto
el recurso de inaplicabilidad, la Corte Suprema lo acoge, señalando que el arrendador había adquirido un
derecho personal a la restitución del predio al cabo de los tres años convenidos, sobre el cual como cosa
incorporal tenía propiedad, sin importar la circunstancia de que la ocasión de hacerlo valer se presentara
en una época posterior, en que una nueva ley se encuentre vigente. Tal propiedad estaba amparada por el
artículo 10 N° 10 de la Constitución de 1925, por lo que, siendo inconstitucional en este caso, resultaba
inaplicable el artículo 2 transitorio del DFL N° 9 de 1968. Cfr. Sentencia de la Corte Suprema de 24 de
diciembre de 1968, en RDJ, T. 65, 1968, 2ª parte, sec. 1, pp. 392 y ss. Existe un caso anterior (Sentencia
de la Corte Suprema de 21 de diciembre de 1949. Aída Blanco, inaplicablidad. en RDJ, T. 47, 1950, sec. 1,
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Esta doctrina pasó a ser jurisprudencia uniforme de la Corte Suprema (véase “Torres Díaz”10,
“Burgos Cerrutti”11 y “Rosas Steck”12, entre otros casos) y se ha consolidado en la dogmática jurídica
chilena, casi sin discusión13. Así las cosas, se experimenta una extensión del derecho de propiedad,
ya que la expresión “el derecho de propiedad en sus diversas especies” unido a una interpretación
sistemática con el Código Civil, da a entender que hay un derecho de propiedad sobre las cosas
incorporales, las que consisten en derechos reales y personales. Dicho, en otros términos, se puede
ser propietario no solo de cosas corporales, cualquiera sea su naturaleza física, sino que también
de derechos, como son el usufructo, las servidumbres o los créditos. De esta forma, si se violenta
o se priva a una persona de su derecho a cobrar un crédito o se le imponen cargas que hacen
imposible su cobro, se está afectando su derecho de propiedad sobre el crédito que está
garantizado constitucionalmente.
Esta situación es reconocida por el Excmo. Tribunal Constitucional, quien ha sostenido que: “El
artículo 19 número 24 de la Constitución Política del Estado asegura a todas las personas el derecho de
propiedad sobre toda clase de bienes corporales o incorporales. Esta Magistratura no desconoce que a raíz
de haberse asegurado el derecho de propiedad sobre bienes incorporales, primero a través de la
jurisprudencia y luego por medio del precepto constitucional aludido, se han producido efectos que han
generado una cantidad abundante de debates y críticas, particularmente entre los cultores del derecho civil.
No le corresponde a esta Magistratura resolver ninguno de esos debates ni referirse a ninguna de esas
críticas. El texto de la Constitución es claro y su sentido inequívoco: la Constitución asegura el derecho de
propiedad sobre bienes incorporales y a ello debe atenerse esta Magistratura para resolver este caso …”.14
En tal sentido, esta Magistratura ha reconocido la garantía del derecho de propiedad no solo
sobre bienes corporales, sino también respecto de bienes incorporales, como sucede con los
derechos personales que emanan de un contrato (STC Roles Nºs. 505/2006, 506/2006, 698/2006,
y 1309/2010).15
El problema es que no se han establecido los medios para dar un resguardo efectivo a estos
derechos, particularmente a través del instituto de la expropiación. Y esto ha hecho que los
problemas de privación de derechos de contenido patrimonial que no respondan al concepto
clásico de propiedad como derecho real, al final no se resuelven por la vía de la indemnización,
sino como una cuestión de constitucionalidad centrada en el legislador.
pp. 30 y ss.), pero que no tuvo la relevancia e influencia del caso anterior, sin perjuicio de que este tema es
tocado muy superficialmente, como lo destaca GUZMÁN BRITO (1995), p. 237, nota 251.
10 SCS Rol Nº 10.096, de 15 de septiembre de 1972, FM, N° 166, septiembre, 1972, p. 220.
11 SCS Rol Nº 10.055, de 15 de junio de 1973, en FM, N° 175, junio, 1973, p. 93.
12 SCS Rol Nº 11.212, de 14 de marzo de 1975, en FM, N° 196-197, marzo-abril de 1975, p. 3.
13 Con una abundante cita jurisprudencial véase, los trabajos de FUENTES (1996) y (1998).
14 STC Roles Nºs. 505, de 2006 y 506, de 2006.
15 Así ha dicho que “la Constitución no formula distinción o exclusión alguna que impida al legislador regular y
limitar todas las especies de propiedad en el marco habilitante ya transcrito y establecer reglas para balancear los
legítimos intereses públicos con la defensa de la propiedad privada. Cabe concluir entonces que la Carta Fundamental
establece los mismos criterios limitativos, cualquiera sea el bien objeto del derecho de propiedad adquirido, y que, en
definitiva, es a esta Magistratura a quien le corresponde precisar, en esta sede de control, hasta dónde la ley, por esta
vía, puede limitar el derecho de propiedad o imponerle obligaciones que no importen transgredir el estatuto
constitucional de este derecho” (STC Rol Nº 1309, de 2010). Por otra parte, ha sostenido que “de acuerdo con
lo dispuesto en el artículo 19 N° 24, inciso primero, de la Constitución Política, ésta reconoce a toda persona “el
derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes corporales e incorporales”, por lo cual sobre
los derechos emanados de un contrato de trabajo que son bienes incorporales y entre los cuales está el de percibir la
remuneración pactada, sus titulares tienen propiedad. Pero, en el caso del contrato de trabajo a plazo, del mismo no
emana, ni siquiera para las personas que gocen de fuero durante el tiempo en que esté vigente, el derecho a convertirlo
en indefinido y de ahí que la decisión judicial que autorice al empleador a ponerle término no vulnera la propiedad
sobre un derecho adquirido” (STC Rol Nº 698, de 2006); y que “… también es claro que el deudor de un precio
establecido por contrato también tiene, respecto de su cuantía, una especie de propiedad. Si bien su principal crédito
es el derecho a usar las instalaciones, por las cuales paga el precio pactado, no es menos cierto que sobre este último
también ha adquirido un derecho que, a su respecto, es un bien incorporal que consiste en no pagar más de lo pactado”
(STC Roles Nos 505, de 2006 y 506, de 2006).
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Un hito relevante en la materia tiene lugar con la Ley Española de Expropiación Forzosa
de 1954, que consagra un concepto amplio y material de expropiación como toda
privación singular de la propiedad privada o de derechos o intereses patrimoniales
legítimos cualesquiera que sean las personas o las entidades a que pertenecen. Además,
se construye enlazando esta institución con la responsabilidad de la Administración, que
no tiene como factor de atribución la ilicitud o culpa en su actuación, sino que la lesión
que pueda causar en la esfera patrimonial del particular por su funcionamiento normal o
anormal.16
Los reparos que se han presentado en nuestro país frente a este régimen dicen relación con el
trato desigual que se da al inversionista nacional, que no tiene este nivel de protección y que,
además, enfrenta una jurisprudencia judicial que no acepta la indemnización por expropiación
regulatoria, sobre la base de que el Estado no incurre en responsabilidad, salvo que exista falta
de servicio, la que excluye las medidas regulatorias que se adopten en razón del interés general,
las que son siempre legítimas y no indemnizables.18
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Por su parte, la expropiación en Chile solo tiene lugar de oficio por la autoridad, pues no
se considera la posibilidad que el expediente se pueda incoar a solicitud del expropiado.
De esta forma la indemnización se busca por la vía de la responsabilidad patrimonial de
la Administración, pero el ordenamiento contiene norma expresa que permite cubrir las
lesiones que se ocasionen por actividad lícita, pero que el particular no tiene el deber
jurídico de soportar, al implicar un quiebre del principio de igualdad ante las cargas
públicas. Si bien la jurisprudencia en algunas sentencias sostuvo esta posibilidad a partir
de la aplicación de normas constitucionales19, a partir del año 2010 solo ha admitido
casos de responsabilidad en los supuestos de falta de servicio20, dando cuenta de la
enorme falencia en el reguardo de la garantía patrimonial en Chile, especialmente en los
supuestos de expropiaciones sobre atributos o facultades esenciales del dominio.
a) El concepto de expropiación
Pero también se comprende no solo el derecho en sí mismo, sino que también dos
elementos más: i) el bien sobre el cual recae el derecho, y ii) alguno de los atributos o
facultades esenciales del dominio. El primer caso se presenta cuando no se extingue
jurídicamente el derecho, pero materialmente su objeto deja de existir por acto de
autoridad, como en los casos en que el bien es declarado incomerciable o se adoptan
medidas que disminuyen significativamente su valor económico. En el segundo, se da en
los casos en que, sin afectar la titularidad del dominio, se restringe el conjunto de
facultades que se tiene, afectando sustancialmente su uso y aprovechamiento, como sería
la prohibición para explotar un recurso natural, obligando a cerrar una empresa o
industria.
En relación con la intensidad de las medidas sobre dicho contenido, para que constituya
una expropiación, la Constitución utiliza el término “privación” para distinguirlo de las
“limitaciones” que emanan de la función social. En tal sentido, la única forma para que
proceda la indemnización por las medidas que afecten el contenido patrimonial de los
19 “Comunidad Galletué con Fisco”, 1984; “Hexagon con Fisco”, 1987; “Sociedad Agrícola y Forestal Casagranda”,
1997; “Quintana Olivares y Otros con SAG”, 2001, y “Sociedad Agrícola Lolco con Fisco”, 2004.
20 “Sociedad Inmobiliaria Maullín”, 2010; “Productos Fernández S.A. con Ministerio de Salud”, 2012; “Ensquerré
Hermanos Limitada con Municipalidad de Concepción”, 2013; “Universidad de Magallanes con Servicio Agrícola
y Ganadero”, 2013.
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derechos sobre los cuales es titular una persona o personas determinadas, exige un
estándar más elevado que una mera regulación o limitación, pues debemos estar ante
una privación o sacrificio, que es un concepto jurídico indeterminado que se debe apreciar
en cada caso en concreto, especialmente con los criterios que ha ido delineando la
jurisprudencia. En este aspecto, son orientadores algunos principios, como la igualdad
ante las cargas públicas (artículo 19 Nº 20), pues una medida que solo debe ser soportada
por una o más personas en beneficio de la comunidad, supone un reparto desigual de una
carga que debe ser compartida por toda la sociedad a través de la respectiva
indemnización. En la misma línea también se formula la teoría del sacrificio especial (Die
Sonderopfertheorie), en cuanto la medida que afecta a personas determinadas de forma
desigual y especial y les impone en favor de la colectividad un sacrificio especial, no
exigido del resto de los ciudadanos, otorga el derecho a ser indemnizado, pues no se trata
de fijar o regular de forma general o unitaria para todas las personas.
En Chile nos encontramos con algunos casos de expropiaciones legislativas, como ocurrió con el
Decreto Ley Nº 93, de 20 de octubre de 1973, por el cual se expropió el edificio de la Empresa
Periodística “Clarín Limitada”, para la construcción de los Tribunales Militares de la ciudad de
Santiago. Así se dispuso: “Declárase de utilidad pública y exprópiase el inmueble ubicado en la ciudad
de Santiago, en calle Alonso Ovalle esquina de Gálvez, que tiene el N.o 102 por calle Gálvez y 1194 por
calle Alonso Ovalle, perteneciente a la Empresa Periodística "Clarín Limitada", que tiene el rol de avalúo
N.o 438-120, de la Tesorería Comunal de Santiago”.
En el Derecho comparado un caso de gran repercusión fue la expropiación de los bienes del grupo
“Rumasa, S. A.” dispuesta directamente en España por el Decreto-Ley 2/1983, de 23 de febrero,
luego convertido en Ley 7/1983, de 29 de junio; disposición legislativa directa y materialmente
expropiatoria, cuya posibilidad constitucional como tal fue aclarada por la controvertida
Sentencia del Tribunal Constitucional Nº 111/1983, de 2 de diciembre.
Con estos elementos podemos sostener que la expropiación es aquel “acto estatal que tiene
por objeto la privación total o parcial de la propiedad o del bien en que esta recae de titularidad
de un tercero, así como de los atributos o facultades del dominio, previa habilitación legal por
causa de utilidad pública o interés nacional, sujeto al pago de una indemnización por el daño
patrimonial efectivamente causado”.
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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Por su parte la Corte Suprema ha señalado que “En lo esencial, la expropiación es la privación forzada
de la propiedad (o de uno o más de los atributos esenciales del dominio) por la autoridad estatal competente,
recibiendo el afectado la correspondiente indemnización. Desde un punto de vista descriptivo la
expropiación comprende: (i) un acto de autoridad; (ii) por el cual forzadamente; (iii) se priva de la
propiedad o de uno o más atributos esenciales del dominio u otros derechos; (iv) por el procedimiento y la
autoridad estatal competente de acuerdo a la ley; (v) acreditando motivos de bien común o interés público;
(vi) previo pago de la correspondiente indemnización; (vii) inscribiendo el título en el Conservador de
Bienes Raíces” (SCS Rol Nº 19.167-2018, de 14 de enero de 2020, considerando 6º) .
La expropiación puede tener similitudes con otras instituciones, ya sea del Derecho civil,
penal e incluso del Derecho administrativo. Por tal razón, resulta relevante establecer
cuáles son sus rasgos distintivos.
i. La venta forzada
Si bien la compraventa es un acto consensual (artículo 1793 del Código Civil), también
se consideran en nuestro ordenamiento casos de venta forzada, como sucede en la etapa
de remate en un juicio ejecutivo (artículo 497 del Código de Procedimiento Civil); la
compra de acciones de accionistas disidentes de una sociedad anónima frente a
determinados acuerdos adoptados por la Junta General de Accionistas (artículo 69 de la
Ley 18.046, de sociedades anónimas), o la enajenación forzada de bienes que deben
realizar determinadas autoridades gubernativas y administrativas (artículo 45 de la Ley
Nº 20.880).
Por tal razón, no es extraño que algunos autores consideren a la expropiación como una
venta forzada. Sin embargo, aquello no se corresponde con la naturaleza y régimen
jurídico de esta institución, pues mientras la compraventa es un contrato que sirve de
título a un modo de adquirir derivado, como es la tradición, la expropiación es un acto
administrativo unilateral, que produce efectos aun en contra de la voluntad del
expropiado y que da lugar a un modo de adquirir originario, tal como da cuenta el
artículo 20 del Decreto Ley Nº 2.186: “Pagada al expropiado o consignada a la orden del
Tribunal el total o la cuota de contado de la indemnización convenida o de la provisional, si no
hubiere acuerdo, el dominio del bien expropiado quedará radicado, de pleno derecho, a título
originario en el patrimonio del expropiante y nadie tendrá acción o derecho respecto del dominio,
posesión o tenencia del bien expropiado por causa existente con anterioridad”.
ii. La confiscación
La confiscación es una sanción penal que consiste en la privación de todo o parte del
patrimonio de la persona que ha cometido un delito. Se debe distiguir de la figura del
comiso que, como bien se sabe, también es una pena que consiste en la pérdida de los
instrumentos o efectos de delito. En este caso, la confiscación es una pena principal que
recae sobre los bienes del condenado, independiente a que aquellos hayan sido el medio
para cometer un delito o el fruto del mismo.
Por tal razón, se trata de una pena que está proscrita constitucionalmente, salvo en el
caso de las asociaciones ilícitas: “No podrá imponerse la pena de confiscación de bienes, sin
perjuicio del comiso en los casos establecidos por las leyes; pero dicha pena será procedente respecto
de las asociaciones ilícitas” (artículo 19 Nº 7 letra g)
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iii. La nacionalización
Sobre la materia es posible encontrar diversos trabajos, destacando la obra de KATZAROV (1963),
sobre Teoría de la Nacionalización. En un extenso estudio, se pueden extraer las principales
diferencias que existirían entre ambas instituciones: a) La expropiación tiene un alcance
restringido, como es la limitación o la desposesión, por necesidades sociales, de una propiedad
privada, en cambio la nacionalizacion sustrae los medios de produccion de la iniciativa privada y
la transfiere a la colectividad, asegurando que su utilización sea siempre en interés público; b) En
cuanto a su objeto, la expropiación recae sobre derechos de propiedad determinados,
normalmente inmuebles, mientras que la nacionalización comprende unidades económicas
completas, tomadas como una universalidad (bancos, compañías de seguros, industrias o recursos
minerales); c) La expropiación tiene lugar sobre la base de un interés público, que es el marco de
validez de dicha medida, pudiendo ser discutida en sede judicial, en cambio la nacionalización
tiene lugar en virtud de un texto constitucional, que establece que determinados bienes no pueden
ser objeto de propiedad privada y que pertenecen a toda la colectividad, y d) La expropiación
tendría un carácter más bien procesal, a fin de demostrar la existencia del interés público o la
necesidad social, en cambio la nacionalización tiene un carácter material, pues tiene como
fundamento que una actividad o bienes solo pueden ser realizados o pertenecer a la colectividad.
En Chile uno de los principales teóricos de la nacionalización fue Eduardo Novoa Monrreal, cuyos
trabajo sirvieron de fundamento para el proceso de nacionalización de la gran minería del cobre
que tuvo lugar a través de la Ley de Reforma Constitucional Nº 17.450, de 197121. En tal sentido,
este autor señalaba que la nacionalización era la vía “para la recuperación del derecho permanente
sobre los recursos y riquezas naturarales por el correspondiente Estado …”, indicando que en los casos
de Francia e Inglaterra, las nacionalizaciones “… se apartan de las reglas tradicionales sobre pago en
efectivo y pago total y que, en algunos casos, opera aún con efecto retroactivo”.
iv. La requisición
21 Véanse los diversos trabajos de NOVOA (1971), pp. 513-515; (1972), (1974) y (1976), este último sobre
la defensa de las Nacionalizaciones ante Tribunales Extranjeros.
16
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Sobre esta materia, la Ley Nº 18.415, Orgánica Constitucional de los Estados de Excepción,
dispone que “La autoridad al hacer una requisición practicará un inventario detallado de los bienes,
dejando constancia del estado en que se encuentren. Copia de este inventario deberá entregarse dentro de
cuarenta y ocho horas a quien tuviere el o los bienes en su poder al momento de efectuar la requisición”
(artículo 18). A su vez, se dispone que “El monto de la indemnización y su forma de pago serán
determinados de común acuerdo entre la autoridad que ordenó la requisición y el afectado por la medida.
Este acuerdo deberá ser, en todo caso, aprobado por la autoridad de Gobierno Interior correspondiente al
lugar donde se practicó, dentro del plazo de diez días de adoptado. A falta de acuerdo, el afectado podrá
recurrir, dentro del plazo de treinta días, ante el Juez de Letras en lo Civil competente. El Tribunal dará
a esta presentación una tramitación incidental, fijando en su sentencia el monto definitivo de la
indemnización que corresponda, la que deberá ser pagada en dinero efectivo y al contado” (artículo 19).
Por último, se dispone que la acción indemnizatoria prescribirá en el plazo de un año, contado
desde la fecha de término del estado de excepción (artículo 20).
b) En el siguiente nivel, nos encontramos con el Decreto Ley Nº 2.186, que aprueba la Ley
Orgánica de Procedimiento de Expropiaciones (DL Nº 2.186). Se trata de un cuerpo legal
pre-constitucional, aunque fue dictado a propuesta de la Comisión de Estudios de la
Nueva Constitución, teniendo como referencia el Acta Constitucional Nº 3 de 1976.
En todo caso, aquello no es óbice para que varias de sus disposiciones se encuentren
tácitamente derogadas, como sucede con el interés social como causa expropiandi
(artículo 1º) o el pago en cuotas o anualidades de la indemnización (artículo 19).
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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
d) Por último, se aplican las normas legales especiales previstas para determinados
procedimientos de expropiación, como sucedía en materia urbanística, conforme a
los artículos 83 y siguientes de la Ley General de Urbanismo y Construcciones.
d) La causa expropiandi, que justifica este acto de privación y que solo pueden ser dos
admitidas constitucionalmente: utilidad pública o interés nacional, que es calificada
por el legislador.
18
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
bienes privados por la Administración, sin que medie declaración expresa ni procedimiento
expropiatorio alguno. En sexto lugar, en la expropiación el Estado adquiere la propiedad de que
coactivamente ha privado al administrado. En la expropiación el Estado priva a alguien de su
dominio para incorporarlo a su patrimonio y luego destinarlo a una finalidad pública, definida o
no previamente en detalle. Finalmente, en la expropiación hay una causal que la explica. Se
expropia por utilidad pública o por el interés general; no como consecuencia de alguna obligación
particular que pesa sobre el administrado, ni como producto de alguna sanción que se pretende
imponer al mismo.22
En estos casos, se otorga a los titulares de estas concesiones o derechos la facultad para imponer
servidumbre, aunque deben asumir el pago de la indemnización a los propietarios que se verán
afectados por estas instalaciones. En el Derecho comparado se utiliza como mecanismo la
expropiación, que tiene como tercer beneficiario a los concesionarios, pero en Chile se ha optado
por descentralizar el procedimiento y colocarlo de cargo de estos, entendiendo que aquello puede
hacer más ágil su constitución. En todo caso, si se analiza con detenimiento la figura de estas
servidumbres legales, lo cierto es que reúnen todos los elementos de una expropiación en manos
de particulares.
Lo más habitual es que la potestad expropiatoria se atribuya a órganos que formen parte de
la Administración del Estado mediante ley. Así, en nuestro ordenamiento son titulares de
esta potestad:
Artículo 3º.- Además de las funciones previstas en los artículos precedentes, el Ministerio de Obras Públicas
tendrá a su cargo las siguientes materias: a) Expropiación de bienes para las obras que se ejecuten de
22 STC Rol Nº 253, considerando 13º. En el mismo sentido, STC Rol Nº 1.298, considerando 59º; STC Rol
Nº 1.576 considerando 7º; STC Rol Nº 2.759 considerando 9º; STC Rol Nº 2.912 considerando 63º; STC
Rol Nº 3.100 considerando 22º y 41º; STC Rol Nº 3.099 considerando 22º; STC Rol Nº 3.305 considerando
5º, STC Rol Nº 3.110; considerando 8º; STC Rol Nº 5.270 considerando 9º; STC Rol Nº 4.953
considerando 9º; STC Rol Nº 3.717 considerando 9º, y STC Rol Nº 6.734 considerando 8º.
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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
acuerdo con la presente ley y el decreto ley Nº 2.186, de 1978 (Decreto con Fuerza de Ley Nº 850, de
1998).
Artículo 41.- Decláranse de utilidad pública y autorízase al Presidente de la República para expropiar, a
través del Ministerio, los inmuebles situados dentro del radio urbano de las ciudades o pueblos que, por su
ubicación, cabida y deslindes, sean indispensables para la instalación y funcionamiento de organismos
estatales, y de la administración civil.
La facultad que confiere el inciso anterior sólo podrá ejercerse en casos de imprescindible necesidad, y
mediante decreto supremo fundado, el que expresará con exactitud las razones que justifiquen la
expropiación. Esta se someterá a las disposiciones constitucionales y legales pertinentes (Decreto Ley Nº
1.939, de 1977).
Artículo 4º.- Para el cumplimiento de sus funciones, el SERVIU podrá expropiar, comprar, permutar,
vender, dar en comodato o arrendamiento toda clase de inmuebles, fijando precios o rentas, licitar, dar y
recibir en pago, aceptar cesiones, erogaciones, donaciones, herencias y legados y, en general, adquirir a
cualquier título o enajenar a título oneroso bienes muebles o inmuebles […] (Decreto Nº 355, de 1977,
del Ministerio de Vivienda y Urbanismo).23
d) Las Municipalidades.
Artículo 65.- El alcalde requerirá el acuerdo del concejo para: g) Expropiar bienes inmuebles para dar
cumplimiento al plan regulador comunal (Ley Nº 18.695, Orgánica Constitucional de
Municipalidades).
Artículo 13°- Declárense de utilidad pública y autorízase la expropiación de los documentos, mapas y otras
piezas originales así como de los libros y otros elementos materiales indispensables para los intereses
nacionales.
Las expropiaciones que efectúe la Dirección de Fronteras y Límites del Estado, por aplicación
del precepto anterior, se regirán, en lo que les sean aplicables, por los procedimientos establecidos en la ley
N° 3.313 y la toma de posesión del objeto que se expropia se hará con la intervención de un notario
designado por el Ministro de Relaciones Exteriores.
Las Casas de Martillo deberán comunicar al Ministerio de Relaciones Exteriores y a la
Biblioteca Nacional, con anticipación de treinta días, la subasta, pública o privada, de obras, folletos, mapas
y cualquier otro impreso, de los referidos en el inciso primero de este artículo, acompañando los
correspondientes catálogos. Las reparticiones señaladas tendrán derecho preferente para adquirirlos (Ley
Nº 16.592, que crea la Dirección de Fronteras y Límites).
El caso más complejo dice relación con las expropiaciones que puede llevar adelante el
legislador. En general, la función que cumple la ley en esta materia es establecer la
regulación general de la expropiación y la calificación de la causa expropiandi (utilidad
pública o interés nacional). Acto seguido, la Administración debe concretar dichos
preceptos, determinando los supuestos para ejercer esta potestad, los bienes sobre los
23 Esta norma es el “Reglamento Orgánico de los Servicios de Vivienda y Urbanización”, que ejecuta el
Decreto Ley Nº 1.305, de 1976, que restructura y regionaliza el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Si
bien este cuerpo legal no le atribuye potestad expropiatoria a los SERVIUs, este cuerpo legal funcionó a
las antiguas las Corporaciones de Servicios Habitacionales, de Mejoramiento Urbano, de la Vivienda y de
Obras Urbanas, siendo su sucesor legal, incluyendo sus facultades y obligaciones, dentro de las cuales se
encuentra la potestad expropiatoria. Así, por ejemplo, el artículo 3 Nº 4 del DFL Nº 483, de 1966, que
aprobaba la Ley Orgánica de la Corporación de Mejoramiento Urbano, le atribuía potestad expropiatoria.
20
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Así, por ejemplo, nos encontramos con la Ley Nº 5.603, de 1935, que expropió “para la Caja de
Colonización Agrícola ciento sesenta hectáreas del fundo "El Talhuén", perteneciente a don Pedro Ossa
Videla, ubicado en el departamento de Ovalle”; la Ley Nº 7.400, de 1943, que expropió “para construir
un edificio escolar del terreno situado en la localidad de Rauco, del departamento de Curicó, que pertenece
a doña Rosa Céspedes viuda de Rubio […] El terreno se encuentra frente al edificio de la Municipalidad
de Rauco, calle Balmaceda de por medio”; la Ley Nº 14.003, de 1960, que declaró de utilidad pública
y expropió “en favor del Servicio Nacional de Salud de las propiedades situadas en la esquina surponiente
de las calles Goycolea y Valdivia, de la ciudad de Yumbel”; el Decreto Ley Nº 254, de 1974, que declaró
de utilidad pública y expropió “las pertenencias mineras o concesiones del yacimiento de carbonato de
calcio "El Way", de la provincia de Antofagasta”, que fueron entregados a la Industria Nacional de
Cemento S. A. (INACESA) -de propiedad de CORFO en aquella época- para la explotación directa
del mineral; el Decreto Ley Nº 801, de 1974, que expropió “las acciones de la serie A de la emisión
de la Compañía de Teléfonos de Chile, las que en lo sucesivo serán de propiedad de la Corporación de
Fomento de la Producción”; o el artículo 4º de la Ley Nº 17.995, que autorizó “por causa de utilidad
pública, la expropiación en favor del Fisco de los bienes de dominio del Colegio de Abogados de Chile que
se encuentran actualmente destinados al funcionamiento de los Servicios de Asistencia Judicial”, aunque
posteriormente fue derogado por la Ley Nº 18.189, de 1982.
Las expropiaciones realizadas directamente por ley se caracterizan por no dejar margen
a la Administración para determinar su oportunidad y procedencia, pues es el legislador
el que adopta dicha decisión. Por tal razón son conocidas como “expropiaciones
legislativas”. A su vez, si bien constituyeron una práctica bastante habitual en el siglo
pasado, no han dejado de plantear alguna discusión respecto de su constitucionalidad, al
tratarse de leyes singulares que establecen una excepción al régimen general, con fuertes
reparos frente al principio de igualdad ante la ley. Además, desde el punto de vista de las
garantías jurisdiccionales, se cierra la posibilidad para que el expropiado pueda
impugnar la “legalidad” del acto expropiatorio y, en su caso, cuestionar los criterios y la
forma para fijar la indemnización. En todo caso, nuestra Constitución le otorga cierta
cobertura, al establecer que la ley puede autorizar de forma general o especial la
expropiación, dando fundamento para que esta particular forma de expropiación se
pueda seguir llevando a cabo, aunque -en nuestra opinión- aquello no significa que se
deban respetar las garantías que establece la Carta fundamental sobre la materia, como
es la reparación íntegra del daño patrimonial efectivamente causado; el pago en efectivo,
al contado y de forma previa a la toma de posesión material, si no existe acuerdo entre
las partes.
Por último, también se habla de expropiaciones judiciales a las medidas adoptadas por parte
de los órganos jurisdiccionales que implican una privación del dominio, ya sea en el
ámbito penal, como ocurre con la pena de comiso; o en el ámbito civil, con la venta y
enajenación forzosa de bienes en los procedimientos para satisfacer el cumplimiento de
obligaciones pecuniarias. Sin embargo, se trata de figuras diversas, pues no estamos
frente a actos que se puedan calificar de expropiación, ya que no existe una causa de
utilidad pública o interés nacional que justifique dichas medidas, ni muchos menos una
indemnización a favor de la persona afectada.
21
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
1.2. El expropiado
En tal sentido, las excepciones que la legislación establece para la expropiación no las
hace con relación al status subjetivo, sino en relación con los bienes y derechos que pueden
ser objeto de esta privación. Por tal razón, cualquier sujeto de derecho, sea público o
privado, puede tener la condición de expropiado, aunque en algunos supuestos se deban
cumplir algunos requisitos adicionales, como sucede con los edificios que albergan las
misiones diplomáticas y consulares de los Estados extranjeros.
La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, establece que los locales de la misión
son inviolables. Así, los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin
consentimiento del jefe de la misión. Además, se establece que los locales de la misión, su
mobiliario y demás bienes situados en ellos, así como los medios de transporte de la misión, no
podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o medida de ejecución (artículo 22). Por
su parte, la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963, que entró en vigor en 1967,
dispone que los locales consulares gozarán de la inviolabilidad y no podrán ser objeto de ninguna
requisa, por razones de defensa nacional o de utilidad pública. Sin embargo, si fuere necesaria la
expropiación, se tomarán las medidas posibles para evitar que se perturbe el ejercicio de las
funciones consulares y se pagará al Estado que envía una compensación inmediata, adecuada y
efectiva (artículo 31).
En este sentido, una situación particular se ha presentado en la comuna de Arica con los terrenos
denominados “El Chinchorro”, que pertenecían al Fisco Peruano y el año 2005 fueron
transferidos al Gobierno Regional de Tacna. Este terreno habría sido adquirido en 1935 para ser
destinado a la población del Perú que residía en Arica y que no tenían la intención de trasladarse
a la ciudad de Tacna luego de la Guerra del Pacífico (1881) y del Tratado de Lima (1929). Sin
embargo, aquello no se materializó, quedando el sitio abierto y casi abandonado. En 1996 la
Municipalidad de Arica pavimentó una franja de este terreno, para facilitar el acceso a la carrera
Panamericana, generando las reacciones de las autoridades peruanas. Así, el Cónsul del Perú
presentó un recurso de protección (SCS Rol Nº 485-96, de 29 de abril de 1996) y un reclamo de
ilegalidad municipal (SCS Rol Nº 4.654-96, de 1 de octubre de 1997) en contra de la
Municipalidad de Arica, los que en definitiva fueron rechazados, pues estrictamente no se trataba
de una expropiación, sino que una servidumbre legal de tránsito de uso público que se inscribió
en el registro respectivo. En todo caso, si bien estos terrenos pertenecían al Fisco Peruano, no se
encontraban acogidos al régimen de las misiones consulares y diplomáticas, como tampoco a las
disposiciones del Tratado de Lima de 1929 respecto de los bienes declarados en favor del Perú
(malecón de atraque y línea del ferrocarril), pues se habían adquirido en 1935 a partir de una
compraventa otorgada en Francia, aunque también se indica que habría sido producto de una
donación de un ciudadano peruano que, a su vez, lo adquirió a una compañía minera. En definitiva,
se trata de bienes patrimoniales que pueden ser expropiados, como se ha planteado de forma
reiterada por las autoridades locales, aunque no se pueden soslayar el factor político y las
relaciones diplomáticas que el Estado mantiene con las naciones vecinas, que exigen un
tratamiento especial en su gestión.
Desde un punto de vista material, el expropiado es el titular del bien o derecho. Sin
embargo, pueden presentarse algunas situaciones particulares:
a) Que sobre el bien exista más de un titular del derecho, como puede suceder con un
inmueble, que tendrá un propietario, pero también se puede dar la situación de otros
gravámenes o derechos reales, como usufructos, servidumbres o derechos de uso y
habitación. En estos supuestos, el monto de la indemnización sigue siendo única,
22
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
b) La determinación del propietario o titular del derecho. Esta situación puede dar lugar
a problemas más complejos, pues la calidad de propietario o titular de un derecho
puede ser una cuestión disputada o no del todo clara, aun cuando el bien se encuentre
sujeto a un sistema registral. Ahora bien, en los sistemas registrales nuestro
ordenamiento presume propietario a la persona a cuyo nombre aparece inscrito el
bien, como sucede respecto de los bienes raíces y los derechos reales constituidos
sobre ellos (artículo 700, 724 y 728 del Código Civil); las concesiones mineras
(artículos 91 y 99 del Código de Minería); los vehículos motorizados (artículo 38 de
la Ley Nº 18.290), entre otros.
Un caso interesante es “Vinor S.A. con Fisco de Chile”, en donde no se siguió el procedimiento de
expropiación en contra del propietario y poseedor inscrito, pues se estuvo al nombre contenido
en el rol de avalúos. En una primera instancia, la Corte Suprema declaró inadmisible los recursos
de casación en la forma y en el fondo, pues sostuvo que conforme al artículo 6º del DL Nº 2.186,
solo se contempla como requisito “… precisar la individualización del bien objeto de la expropiación
y su rol de avalúo para los efectos de la contribución territorial junto con el nombre del o los propietarios o
de los que aparezcan como tales en el rol de avalúos, es decir, basta que señale el nombre del aparente
propietario” (SCS Rol Nº 9953-2011, de 19 de diciembre de 2001). Sin embargo, se presentó un
recurso de reposición frente a esta resolución y en definitiva anulo de oficio la sentencia,
acogiendo la acción de nulidad de derecho público del acto expropiatorio, partiendo de la base
que el expropiado tiene “… protegido su derecho de dominio a través de garantías sustantivas y
procedimentales, esto es: a) Garantía de recibir el pago de la indemnización previo a la toma de posesión
material del bien; b) Garantía de accionar, particularmente contra legalidad del acto expropiatorio y del
monto indemnizatorio. En otras palabras, no es posible llamar expropiado a un sujeto al que no le han
sido reconocidas tales garantías, tanto es así que de acuerdo con el texto constitucional “siempre” debe
conferirse al propietario el derecho a reclamar de la procedencia de la expropiación y a la indemnización”.
Así, en los casos en que el procedimiento expropiatorio no se ha seguido contra el propietario y
poseedor inscrito, a esta persona “… se le sustrajo no sólo de su bien inmueble sino también de la
23
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
posibilidad de deducir los reclamos ante los tribunales ordinarios de justicia, que el texto constitucional le
reconoce “siempre” como garantía, todo ello ocasionado por la irregularidad inicial del acto expropiatorio”
(SCS Rol Nº 9953-2011, de 20 de diciembre de 2013, considerandos 12º y 14º).
Este tratamiento no deja de plantear más de algún reparo, puesto que los propietarios o
titulares de derechos son los únicos a los que se reconoce la calidad de expropiados y
pueden ejercer las acciones previstas en el DL Nº 2.186, particularmente la impugnación
de la legalidad del acto expropiatorio y el monto de la indemnización, mientras que los
titulares de derechos reales y personales solo intervienen cuando el monto de la
indemnización ya ha sido fijado, siendo que en muchos casos podrán tener un interés
mayor que el propietario, como sería en el caso del usufructuario de un inmueble, que
puede usar y explotar el bien durante toda su vida, dejando al nudo propietario en un
lugar secundario.
Por regla general, la condición de titular de la potestad expropiatoria suele coincidir con
la de beneficiario de la misma, quien adquiere de forma originaria la titularidad sobre el
24
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
bien o derecho, en la medida que representa la utilidad pública o interés nacional que
justifica la expropiación. Pero también puede suceder que el beneficiario sea un tercero
que no sea la Administración expropiante, pudiendo incluso serlo un particular, con lo
cual se desvincula la calidad de titular de la potestad y destinatario final del bien
expropiado.
25
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Además, la expropiación comprende no solo la privación total del bien o derecho, sino
también las privaciones parciales, ya sea material o jurídicamente, como sucede con la
merma o restricciones de los atributos o facultades esenciales del dominio.
Uno de los problemas que se plantean en nuestro ordenamiento es que el DL 2.186 supone la
privación total o parcial del dominio, más precisamente de su objeto material, pero no considera
los supuestos de una privación de sus atributos jurídicos, vinculados a las facultades de uso, goce
y disposición. Como ya hemos señalado, en estos casos se ha tratado de obtener una reparación
por la vía de la responsabilidad patrimonial, la que en la última década ha sido negada por la Corte
Suprema, sobre la base de que no existe un juicio del reproche en el actuar de la autoridad cuando
se adoptan medidas regulatorias que implican estas restricciones. En todo caso, hay algunos
supuestos en que nuestra legislación acoge esta posibilidad, como la Ley Nº 18.755, que establece
normas sobre el Servicio Agrícola y Ganadero, que autoriza el pago de indemnizaciones a
propietarios de bienes o productos no contaminados o sanos, que haya sido necesario sacrificar,
beneficiar o destruir, como asimismo por las restricciones de uso de predios rústicos dispuestas
por el Servicio para prevenir, controlar o erradicar alguna enfermedad o plaga (artículo 7 letra j).
En cuanto a la expropiación de cosas incorporales, nos encontramos con la Ley Nº 20.504 que
modificó el Régimen de Transporte Público Concesionado, y que en su artículo primero
transitorio autorizaba, por causa de utilidad pública, la expropiación de los contratos de concesión
para el servicio de transporte remunerado de pasajeros (Transantiago). Por su parte, la Ley Nº
18.097, Orgánica Constitucional de concesiones mineras, regula su expropiación en sus artículos
10 (concesión de exploración) y 11 (concesión de explotación).
En tal sentido, el artículo 20 del DL Nº 2.186 dispone que el pago, en cualquiera de sus
formas, hace que “… el dominio del bien expropiado quedará radicado, de pleno derecho, a
título originario en el patrimonio del expropiante y nadie tendrá acción o derecho respecto del
dominio, posesión o tenencia del bien expropiado por causa existente con anterioridad”. Por su
parte, y como contrapartida, “en la misma oportunidad se extinguirá, por el ministerio de la
ley, el dominio del expropiado sobre el bien objeto de la expropiación o sobre la parte de éste
comprendida en ella, así como los derechos reales, con excepción de las servidumbres legales, que
lo afecten o limiten. Se extinguirán, también, los arrendamientos, comodatos y demás contratos
que constituyan títulos de mera tenencia, ocupación o posesión en favor de terceros, y todas las
prohibiciones, embargos, retenciones y medidas precautorias que afectaren al bien expropiado”.
26
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Este efecto es de mucha importancia, puesto que opera por el solo ministerio de la ley.
Por lo tanto, al momento de realizar el pago, comienza a extinguirse en el patrimonio
del expropiatorio su derecho de propiedad, junto a los demás derechos reales o
personales que lo puedan afectar, naciendo a favor de la entidad expropiante un derecho
ex novo, libre de cargas y gravámenes, salvo las servidumbres legales que le puedan
afectar.
Por su parte, en el caso de los bienes inmuebles, nos encontramos ante un supuesto en
que no se requiere de inscripción o, en su caso, dicha inscripción solo dará cuenta de la
historia de la propiedad raíz, más no constituye prueba ni garantía de posesión que, a su
vez, permite presumir al propietario. En este caso, la prueba del dominio es el acto del
pago de la indemnización en el marco de un procedimiento de expropiación.
En todo caso, bien es sabida la importancia que tiene la inscripción como medida de
publicidad y como un mecanismo para acreditar la posesión, así como la historia que ha
tenido el inmueble expropiado. Por lo demás, se han planteado serios problemas cuando
se ha llevado a cabo una expropiación, se ha realizado el pago para la toma de posesión
material y, luego, se ha construido la obra pública, sin cancelar ni realizar inscripción
alguna, quedando en el registro de propiedad las inscripciones “de papel” a nombre de la
persona expropiada, quienes han ejercido acciones para reivindicar el bien y la
Administración se ha encontrado con la imposibilidad de encontrar el expediente
expropiatorio y la prueba de haber realizado el pago.
Un caso emblemático en este sentido es “Biava Alvial con Fisco de Chile”, en el cual una familia
ejerció la acción reivindicatoria de parte de los terrenos que comprendía una de las vías
principales de la ciudad de Temuco, como era la Avenida Caupolicán, y que fueron expropiados
para la construcción de la Carretera Panamericana (actual Ruta 5 Sur) en 1961. Producto de las
nuevas obras concesionadas que se ejecutaron, el camino público quedó transformado en calle o
avenida, mientras que el nuevo camino concesionado fue construido por fuera del radio urbano
de la ciudad. Habiendo pasado varias décadas de aquel hecho, no quedó testimonio de la
expropiación ni el pago de la indemnización, y solo fue posible encontrar la inscripción de dominio
en el registro de propiedad a nombre del patriarca de la familia, don Miguel Biava Chuini, ya
fallecido. De esta forma, la Sucesión Biava ejerció la acción reivindicatoria, la que fue acogida por
la Corte Suprema, considerando que “el Fisco no alegó modo de adquirir alguno, y no acreditó por
ninguno de los medios para adquirir el dominio, que es dueño del retazo objeto de esta acción”.24
27
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Un caso similar tuvo lugar respecto de una calle emplazada en la comuna de Cerro Navia, la cual
nunca fue expropiada y se mantenía inscrita a nombre de un particular, a pesar de que estuvo más
de 50 años destinada al uso público. En este caso, se acogió la acción reivindicatoria y se ordenó
la restitución del inmueble a su poseedor inscrito: “… de conformidad con lo que prescribe el artículo
724 del Código Civil, nadie puede adquirir la posesión de una cosa inmueble inscrita previamente, sino por
inscripción de la misma en el registro pertinente del correspondiente Conservador de Bienes Raíces
(Sentencia Corte Suprema Rol N° 86-2008), cuestión que no acontece en la especie, conforme quedo
establecido en el fallo que se revisa pues, el actor nunca ha dejado de ser dueño de la cosa a reivindicar y de
hecho el Servicio de la Vivienda y Urbanismo, así también lo reconoció en el proceso”.25
2.3. La inexpropiabilidad
El artículo 9 letra a) del DL Nº 2.186 establece como causal de impugnación del acto
expropiatorio la “inexpropiabilidad” del bien afectado, aun cuando esta sea temporal. Al
efecto, existen varias razones que permiten explicar esta causal, todas las cuales dicen
relación con la legalidad del objeto del acto administrativo.
La doctrina entiende que un acto administrativo puede ser anulado cuando adolece de ilegalidad
en el objeto. A su vez, dicha ilegalidad se basa en que el objeto no cumpla con tres condiciones
básicas, a saber, que sea lícito, determinado y posible. Por su parte, la licitud del objeto se traduce
en que este no sea contrario al ordenamiento jurídico, comúnmente denominado como el vicio de
“violación de ley”. En este caso se expresa en que el acto está concretamente prohibido por las
normas o, incluso, puede que sea contrario a los principios generales del derecho administrativo
(igualdad, proporcionalidad, buena fe, etc.). También comprende aquellos supuestos en que el
objeto no se corresponde con lo determinado por la ley. En cuanto a la determinación del objeto,
este debe ser cierto, por lo cual no cabe que sea impreciso u obscuro. Por último, que el objeto sea
posible se traduce en dos casos. El primero, es que sea imposible realizar desde una perspectiva
material. En ese caso habría una imposibilidad de hecho o física, como la aplicación de una medida
disciplinaria a una persona que ya no es funcionario público o la orden de demoler un edificio
inexistente. Por otra parte, también la doctrina sostiene que puede existir una imposibilidad
jurídica, lo que se traduce en que el ordenamiento jurídico no admite la posibilidad de ejecución
del acto administrativo, como sería la medida de ordenar la clausura de un establecimiento
comercial no teniendo facultades legales. En todo caso, se debe advertir que es muy difícil
distinguir entre la licitud del objeto y la posibilidad jurídica de poder ejecutarla, ya que en uno y
otro caso existe un problema de calificación jurídica para determinar si el acto se encuentra
conforme o no al ordenamiento jurídico, que es lo mismo de preguntarse si es jurídicamente
posible.
Ahora bien, en este caso la inexpropiabilidad del bien afectado constituye un vicio en el
objeto del acto expropiatorio, ya sea porque: 1) es ilícito expropiar bienes que el
ordenamiento jurídico ha declarado como inexpropiables, y 2) es jurídicamente imposible
llevar a efecto la expropiación, dada la naturaleza de los bienes o por expresa disposición
legal.
25 SCS Rol Nº 75.910-2021, de 7 de junio de 2013, Badilla Cardosa Mario con Serviu Metropolitano y Otros.
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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
artículo 589 del Código Civil). En este caso, estamos frente a bienes que se
encuentran fuera del comercio y que no admiten ser aprovechados bajo el régimen
de la propiedad. Si bien existen diversos órganos y servicios públicos que
administran y conservan estos bienes, estos no lo hacen en calidad de propietarios,
sino en virtud de potestades públicas expresamente atribuidas por la ley.
c) Por su parte, la imposibilidad relativa dice relación con aquellos bienes que el
legislador expresamente impide su expropiación bajo determinadas circunstancias.
El DL Nº 2.186 considera dos casos en que se produce una inexpropiabilidad relativa
o temporal:
ii. Cuando la autoridad judicial deja sin efecto el acto expropiatorio en los casos
que se establecen plazos de caducidad dentro del procedimiento
expropiatorio. Esto ocurre en tres supuestos: i) cuando no se publica el
extracto del acto expropiatorio dentro del plazo de 90 días de su dictación
(artículo 7º); ii) cuando no se dicte el acto expropiatorio adicional o
modificatorio dentro de 60 días, en el caso que se ordene judicialmente la
expropiación total o parcial, así como la modificación de la forma de pago
(artículo 9), y iii) cuando no se ha instado judicialmente a la toma de
posesión material dentro del plazo de 60 días desde la publicación del acto
expropiatorio (artículo 21 inciso 3º).
En ambos supuestos, esto es, cuando la expropiación haya sido desistida o dejada sin
efecto por caducidad, el bien no podrá ser expropiado por la misma entidad dentro del año
siguiente a la fecha en que la expropiación quedó desistida o dejada sin efecto (artículo 35).
26 SANTAMARÍA PASTOR (2016), T. II, p. 496. También se puede consultar el trabajo de LINAZASORO
CAMPOS, Gonzalo, Propiedad y cosas incorporales, derechos protegidos constitucionalmente a través de este derecho
real, en “Estudios de Derecho civil: Código y dogmática en el sesquicentenario de la promulgación del
Código Civil”, Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Valdivia, abril de 2005, Santiago de Chile,
LexisNexis, 2005.
29
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Como toda potestad pública, la potestad expropiatoria requiere de una habilitación legal
previa (artículos 6 y 7 de la Constitución). En este caso en particular, la Carta
Fundamental dispone que la expropiación puede ser autorizada por una ley general o
especial.
Lo más habitual es que la ley autorice la expropiación a través de una regulación general,
entregando a los órganos administrativos la determinación de la oportunidad y el
procedimiento para materializarse. De esta forma, se hace una declaración general de
utilidad pública o interés nacional, para autorizar la expropiación. Así sucede, por
ejemplo, con el artículo 59 de la Ley General de Urbanismo y Construcción, el cual
dispone: “Decláranse de utilidad pública todos los terrenos consultados en los planes reguladores
comunales, planes reguladores intercomunales y planes seccionales destinados a circulaciones,
plazas y parques, incluidos sus ensanches, en las áreas urbanas, así como los situados en el área
rural que los planes reguladores intercomunales destinen a vialidades”.
Sin embargo, también nos encontramos con leyes que expropian directamente, que es lo que
antes (supra §7 a) llamamos expropiaciones legislativas, esto es, aquellos casos en que la
ley directamente realiza la expropiación y luego entrega a la Administración los criterios
y procedimientos para fijar el monto de la indemnización y la toma de posesión material.
4.1. Concepto
Todo acto humano se realiza en vista de un fin que se desea alcanzar, lo cual constituye
-al mismo tiempo- la causa de dicho obrar. Desde su configuración a fines del siglo XVII,
la expropiación se justifica en razón de una necesidad pública que debe ser satisfecha, lo
cual es reconocido tempranamente en nuestras Constituciones, perfilándose en el siglo
XX en torno a tres conceptos: la utilidad pública, el interés nacional y el interés social,
este último especialmente asociado a los procesos de reforma agraria.
Sin embargo, la Constitución de 1980 redujo la causa expropiandi solo a la utilidad pública
y el interés nacional, entendiendo que el concepto de interés social estaba comprendido
en esta última27. Se trata de conceptos jurídicos determinados, que debiesen ser
precisados en cada caso, aunque es evidente que en ningún momento amparan el ejercicio
de esta potestad para el interés particular de una persona o grupo determinado de
personas. Ahora bien, para evitar la tensión que se podría producir sobre la concurrencia
de estos conceptos o su calificación jurídica, la Constitución tuvo particular cuidado de
entregar dicha determinación al legislador, quien lo puede hacer de forma general o
particular, limitando la revisión judicial en este punto, aunque aquello no obsta que se
pueda plantear una discusión desde el punto de vista constitucional respecto de la forma
en que el legislador habría hecho dicha calificación, apartándose de los principios y
normas constitucionales.
30
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
El Tribunal Constitucional ha señalado que la utilidad pública está referida a la doble condición
del fin de uso. Por una parte, es “útil” porque produce un beneficio directo en la población por la
extensión de un servicio (tranvía, ferrocarril, agua, alcantarillado, escuelas, museos, hospitales,
postas, cementerio o Registro Civil) o un rendimiento indirecto por el establecimiento de las
condiciones para el disfrute de un bien público bajo reglas abiertas e igualitarias (plazas, calles,
parques, puertos, aeropuertos, campos deportivos, etc.). Y la utilidad es “pública” por variadas
razones. Primero, porque su objeto es permitir, de modo principal o subsidiario, el ejercicio de
derechos fundamentales de los ciudadanos (salud, educación, movilización, vivienda, cultura,
adecuadas condiciones de vida y salubridad). Segundo, porque permite incrementar en el largo
plazo la capacidad de un país para producir bienes y servicios, determinando la calidad de vida de
los ciudadanos. En tercer término, se trata de una expropiación que transforma materialmente
bienes privados en bienes jurídicamente públicos, sean bienes nacionales de uso público, fiscales
o municipales. Por último, esta transformación produce una transferencia de riqueza que permite
satisfacer fines públicos que no eran posibles de alcanzar mediante procedimientos regulares.29
Una cuestión distinta se presenta en el evento que no se materialice dicha causa, es decir,
que se expropie un inmueble y en definitiva no se ejecute la obra pública o no se destine
al fin previsto por la ley para autorizar su expropiación. En estos casos se configura lo
que en Derecho comparado se conoce como la retrocesión o reversión, que es el derecho
que corresponde al expropiado o a sus causahabientes para recobrar la totalidad o la
parte sobrante de lo expropiado, en caso de no ejecutarse la obra o de no establecerse el
servicio que motivó la expropiación, así como si desapareciere la afectación, abonando
una indemnización.
Ahora bien, esta institución se ha ido forjando por la jurisprudencia, hasta ser
posteriormente recogida por la legislación. Sin embargo, se han planteado serios
31
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
problemas en relación con el plazo para poder ejercerla, pues no existe un término
preciso y, a falta de norma expresa, se ha reconocido su imprescriptibilidad, lo que lleva
aparejado la afectación perpetua del bien expropiado a la causa expropiandi. Por tal razón,
en algunas legislaciones se ha establecido un plazo para esta afectación, el que una vez
cumplido extingue la acción de reversión y el gravamen que pesa sobre el bien.
En el caso de España, la denominada Ley Cambo, de 24 de julio de 1918, se hizo cargo del tema
modificando el artículo 43 de la Ley de Expropiación Forzosa de 1879 y estableciendo que el
derecho de reversión solo se podía ejercitar hasta el plazo de treinta años de la terminación del
proceso de expropiación. Sin embargo, la Ley de Expropiación Forzosa de 1954 no establecía
plazo alguno para el ejercicio de este derecho, por lo que la jurisprudencia entendió que se trataba
de una facultad perpetua e imprescriptible. Además, se trataba de un derecho patrimonial que
podía ser objeto de transferencia, así como de transmisión a los herederos. Dada la incertidumbre
que esta situación planteaba, la Ley Nº 38/99 de Ordenación de la Edificación modificó la Ley de
Expropiación Forzosa de 1954, estableciendo que no habrá derecho a la reversión en el caso que
“la afectación al fin que justificó la expropiación o a otro declarado de utilidad pública o interés social se
prolongue durante diez años desde la terminación de la obra o el establecimiento del servicio” (artículo
54.2 b).
En el caso de México, la Ley de Expropiación de 1935 dispone que si los bienes no fueren
destinados total o parcialmente al fin que dio causa a esta dentro del término de cinco años, nace
a favor del propietario afectado el derecho para solicitar a la autoridad la reversión total o parcial
del bien de que se trate, o la insubsistencia de la ocupación temporal o limitación de dominio, o el
pago de los daños causados. En todo caso, el propietario tiene un plazo de 2 años para ejercer este
derecho de reversión, contados a partir de la fecha en que sea exigible (artículo 9).
En Argentina la materia está regulada en la Ley Nº 21.499 de 1977, estableciendo que procede la
acción de retrocesión cuando al bien expropiado se le diere un destino diferente al previsto en la
ley expropiatoria, o cuando no se le diere destino alguno en un lapso de dos años computado
desde que la expropiación quedó perfeccionada. La acción por retrocesión prescribe a los tres
años, computados desde que, habiendo quedado perfeccionada, al bien se le dio un destino ajeno
al que la determinó, o desde que, no habiéndosele dado al bien destino alguno, hubieren
transcurrido los plazos de dos años, aunque antes se debe intimar a la autoridad y esperar que
transcurran seis meses sin iniciar los trabajos (artículos 35, 39 y 50).
En Chile esta institución no tiene reconocimiento legal expreso. Por tal razón, la
jurisprudencia se ha inclinado en rechazar las demandas que se han presentado sobre la
materia, salvo en el conocido caso de “Jorge Barahona Urzúa con Corporación de Reforma
Agraria (CORA)”, de 9 de octubre de 1981, en el cual la Corte Suprema sostuvo: “Que la
acción de retrocesión, también llamada por los tratadistas reversión del dominio, tiene lugar
cuando el Órgano Expropiador no cumple con el destino asignado por la Constitución y la Ley,
al bien expropiado. Nuestra legislación positiva, como se ha expresado, no contempla la
retrocesión, pero tampoco la suprime expresamente […] Que la propiedad de un bien no podía
ser extraída a los habitantes de Chile, sino por causa de utilidad pública o de interés social
calificada por el legislador. Por lo tanto, el constituyente deseó expresamente que la expropiación
se realizara con tales fines y que el legislador no la otorgara sino para el cumplimiento efectivo
de su función social y que propendiera a la distribución de la propiedad y a la constitución de la
propiedad familiar”30. Por último, termina señalando: “… Que, por todo lo precedentemente
manifestado, ajustándose esta Corte a la equidad natural, la ausencia de ley expresa que establezca
la retrocesión, debe concluirse que lo solicitado en la demanda debe acogerse, en el caso particular
de que se trata, y que los jueces recurridos al revocar la sentencia del juez a quo y negar lugar a
30 SCS de 9 de octubre de 1981, considerandos 19º y 20º, en RDJ, T. 78, (1981), Nº 3 (septiembre-
32
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
ella, han hecho un uso errado de sus atribuciones, incurriendo en una falta y ocasionando un
agravio al recurrente que debe ser reparado por esta vía”.31
Esta sentencia es considerada un leading case en materia de expropiación, a pesar de que no se han
acogido posteriormente acciones similares. Resulta llamativo su análisis respecto del origen y
sentido del derecho de propiedad, el cual fundamenta no solo en textos positivos (considerando
9º y 12º), sino también en pasajes bíblicos e históricos (considerando 10º y 11º). Además, en
relación con los hechos, de las lamentables circunstancias en que tuvieron lugar: “[…] Que
conforme a la equidad, con que debe ser resuelto este asunto (considerando 6°), es de utilidad dejar
testimonio de las circunstancias materiales y legales con que el propietario expropiado D. Jorge Baraona
Puelma, fue privado del dominio del predio denominado "Hijuela Grande de la Hacienda Nilahue". El
abogado D. Valentín Robles Letelier, representante de las partes coadyuvantes del actor, afirmó en estrados,
en su alegato en la Audiencia de 17 de abril de 1980, sin ser contradicho por el abogado fiscal señor
Vergara, que la consignación para la toma de posesión material del bien expropiado, se efectuó a las 6 de
la mañana en la Tesorería Fiscal respectiva y que a las 8 de la misma mañana llegaron al predio
representantes de CORA, acompañados de sesenta carabineros, periodistas y fotógrafos nacionales y
extranjeros, y que se procedió a expulsar del fundo al señor Baraona, a su cónyuge y a tres hijos inválidos,
sin respetarse en ese momento su derecho a quedarse con su casa habitación y sus hectáreas de reserva; al
día siguiente el señor Baraona murió de un ataque al corazón” (considerando 24º).
§5. La indemnización
En relación al daño moral, la Corte Suprema ha sostenido que “… los acápites sustentados en daños
extrapatrimoniales o morales, como ya se dijo, efectivamente son improcedentes en la especie, desde que la
expropiación, corresponde a un mecanismo gubernamental en virtud del cual, debe coordinarse, por un lado,
la protección y resguardo al derecho de propiedad de todo ciudadano, conforme lo ordena el artículo 19 N°
24 de la Carta Fundamental, con la función social de la propiedad, toda vez que a través de aquella se
crean condiciones que contribuyen al bienestar general de la comunidad y por lo mismo no incorporan otros
daños que los estrictamente materiales causados al momento de la expropiación”.32
33
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
En tal sentido, la jurisprudencia ha señalado que uno de los principios que domina la
indemnización es la reparación integral del daño, por lo tanto “… la indemnización que
corresponde otorgar debe ser íntegra o plena, dejando al afectado en una posición igual o
equivalente a aquella anterior a la ocurrencia del acto expropiatorio”.34
En esta línea, la Corte Suprema acepta que la indemnización comprenda el lucro cesante,
aunque ha señalado que este daño debe ser cierto, efectivo y no potencial, que aparezca
debidamente acreditado, mediante pruebas irrefutables.35
En tal sentido, se ha sostenido que : “… el análisis de lo dispuesto en el artículo 38 del Decreto Ley N°
2.186, norma que establece que la indemnización se refiere al daño patrimonial efectivamente causado con
la expropiación, que debe ser una consecuencia directa e inmediata de la misma, permite sostener que el
pago de esta indemnización no sólo comprende el daño emergente sino que también el lucro cesante, pues
ambos conceptos integran el daño material, debiendo solamente cumplirse con la exigencia de ser una
consecuencia “directa e inmediata” del acto por el cual la autoridad ha privado al propietario de un bien,
requisito que permite delimitar claramente el tipo de lucro cesante que es indemnizado. […] si el
expropiado logra acreditar que el acto expropiatorio constituye la fuente de pérdidas de ganancias, cuya
cuantía logra también probar, es procedente su indemnización. Entenderlo de otra manera significaría
limitar la indemnización ex ante con independencia de la prueba de la existencia y cuantía del perjuicio,
lo que atenta contra la reparación integral del daño, derecho que asiste al expropiado conforme la
Constitución”.36
Así, por ejemplo, se ha resuelto que son daños indemnizables al arrendatario cuyo derecho se
extinguió por la expropiación del inmueble, los beneficios y/o utilidades esperadas, el traslado a
otro lugar, como la no realización de las actividades esperadas.37
34
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
En este caso, el pago directo o por acuerdo de las partes hace que la indemnización
provisional pase a ser definitiva.
El artículo 16 del DL Nº 2.186 dispone que “si no se produjere acuerdo, la indemnización se pagará
en la forma señalada en la ley que autorizó la expropiación. Si dicha ley no señala que deba pagarse a
plazo, se entenderá que ella debe ser pagada de contado y en dinero efectivo”. Sin embargo, la
35
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Constitución expresamente dispone que “A falta de acuerdo, la indemnización deberá ser pagada en
dinero efectivo al contado” (artículo 19 Nº 24 inciso 4º). Por tal razón, debemos entender que en
esta parte está derogada dicha disposición legal, pues no es admisible el pago a plazo, salvo que
exista acuerdo con el expropiado.
Una vez realizado el pago, ya sea de común acuerdo o por consignación, se producen dos
efectos importantes:
a) La adquisición a título originario del bien expropiado y la extinción de los derechos que
lo gravan. El artículo 20 del DL Nº 2.186 dispone que una vez realizado el pago
el dominio del bien expropiado quedará radicado, de pleno derecho, a título
originario en el patrimonio del expropiante y nadie tendrá acción o derecho
respecto del dominio, posesión o tenencia del bien expropiado por causa existente
con anterioridad. Como consecuencia de lo anterior, en la misma oportunidad se
extinguirá, por el ministerio de la ley, el dominio del expropiado sobre el bien
objeto de la expropiación o sobre la parte de este comprendida en ella, así como
los derechos reales, con excepción de las servidumbres legales, que lo afecten o
limiten. Se extinguirán, también, los arrendamientos, comodatos y demás
contratos que constituyan títulos de mera tenencia, ocupación o posesión en favor
de terceros, y todas las prohibiciones, embargos, retenciones y medidas
precautorias que afectaren al bien expropiado.
Uno de los efectos que puede producir la expropiación son las plusvalías que genera a
los terrenos colindantes o que no resultan afectados por la misma. Es bastante habitual
que la construcción de una obra pública, como puede ser la apertura y construcción de
una carretera, de obras de urbanización, estaciones del ferrocarril o del metro, produzca
como efecto inmediato un aumento de valor de los terrenos del entorno, producto de una
mejora sustantiva en la conectividad, los nuevos servicios y la calidad de vida que van a
ofrecer. De esta forma, la expropiación de parte de estos terrenos, lejos de ser una carga,
constituye una bendición, al materializar obras públicas que significan, por ejemplo, una
mejor accesibilidad de terrenos rurales que antes eran inaccesibles, provocando un
aumento sustantivo de su valor para el desarrollo de nuevos proyectos inmobiliarios,
como de actividades hoteleras, turísticas o gastronómicas, que antes eran imposibles de
realizar.
Por tal razón, la Ley General de Construcciones y Urbanización de 1953 (artículo 55) y
la Ley General de Urbanismo y Construcciones de 1975 (artículo 88), se hicieron cargo
del punto. Así, este último cuerpo legal dispuso en su texto original lo siguiente:
36
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Artículo 88.- Siempre que una propiedad adquiera mayor valor a consecuencia de una
expropiación parcial de ella, se deducirá del monto de la indemnización el mayor valor
que adquiera la parte no expropiada con motivo del destino que se dé a la parte
expropiada.
Si este mayor valor fuere superior al monto que se fije para la expropiación, se
considerará, en este caso, compensado totalmente el precio de la expropiación con el
referido mayor valor.
Sin embargo, esta disposición no pudo ser aplicada, puesto que la Ordenanza General de
Urbanismo y Construcción no se hizo cargo de reglamentar esta disposición, tal como
lo sostuvo la Contraloría General de la República (Dictamen Nº 49.515, de 1978). El
punto era bastante discutible, pues la Ley General de 1953 disponía en el inciso final del
artículo 55 que “La Ordenanza determinará las normas para calcular los mayores valores y
deducciones a que se refiere el inciso primero”, pero dicha disposición fue eliminada del
artículo 88 de la Ley General de 1975.
Sin embargo, con la Ley Nº 20.791, que modificó la Ley General de Urbanismo y
Construcciones en materia de afectaciones de utilidad pública de los planes reguladores,
nuevamente se abrió la discusión sobre esta norma, especialmente respecto de la
oportunidad para calcular el mayor valor producto de la expropiación y la forma como
se debe materializar aquello, como da cuenta el Informe de la Comisión de Vivienda del
Senado, de 06 de junio de 2014 (Sesión 23, Legislatura 362). El texto definitivo aprobado
y que ahora está vigente es el siguiente:
De la disposición parece entenderse que debe ser la Comisión de Peritos la que deberá
determinar el monto de dicha plusvalía, para luego descontarlo del monto de la
indemnización provisional. Sin embargo, en nuestra opinión, resulta difícil salvar los
reparos frente a la norma constitucional que dispone el pago en dinero efectivo y al
contado a falta de acuerdo, puesto que no es posible que el pago pueda ser sustituido con
una compensación de plusvalías. Por otra parte, determinar con certeza en qué momento
se produce el mayor valor, resulta complejo, pues basta el anunció de la realización de
obras públicas, para que rápidamente se genere un proceso de especulación que
necesariamente produce una creciente plusvalía, mucho antes que se inicie cualquier obra
y, obviamente, que se haya dictado algún acto expropiatorio.
37
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
V. EL PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO
§1. Introducción
Como toda potestad pública, la expropiación se concreta en un acto formal que reconoce
un procedimiento administrativo previo. En todo caso, este presenta algunas
particularidades, que encuentran su origen en un prejuicio que tenían los liberales
franceses, pues consideraban que la propiedad privada estaba a mejor recaudo frente a la
jurisdicción civil, que daba mayores garantías para autorizar la transferencia de la
propiedad, previo pago de la indemnización. Por tal razón, los modelos iberoamericanos
tienden a seguir esta estructura procedimental, que ha sido tomada de la Ordenanza
Napoleónica de 8 de marzo de 1810, y que la divide en una etapa administrativa y otra
judicial.
Es así como el DL Nº 2.186 sigue en parte este modelo, distinguiendo claramente una
etapa administrativa que da inicio al procedimiento, con los respectivos actos de
instrucción y la dictación del acto expropiatorio, aunque en su ejecución va a requerir de
la intervención de la autoridad judicial si no cuenta con el acuerdo del expropiado, como
veremos a continuación.
En estos casos, se dicta una resolución que identifica el bien objeto de la expropiación,
dando cuenta del texto legal que hace la declaratoria de utilidad pública y el
cumplimiento de las condiciones o supuestos previstos por la ley para su procedencia.
Una vez iniciado el procedimiento, corresponde realizar los actos de instrucción, que
tendrán un doble objetivo: i) identificar el bien expropiado, si fuese procedente, y ii)
determinar el monto de la indemnización provisional.
i. La identificación del bien expropiado puede tener lugar a través de la dictación de una
resolución de estudio. Se trata de un trámite que no es obligatorio y se ordenará en el
caso que se deban determinar algunas características o condiciones que tenga el bien.
Este acto administrativo se debe publicar en el Diario Oficial. Además, si el bien se
encuentra inscrito en el Conservador de Bienes Raíces o en el de Minas, o sujetos a
cualquier otro régimen o sistema de inscripción conservatoria, la resolución debe
anotarse al margen de la inscripción de dominio o de la que haga sus veces e
inscribirse en el Registro de interdicciones y prohibiciones de enajenar o su
equivalente, si lo hubiere. Cumplidas estas condiciones, esta resolución producirá
efectos respecto de terceros, dentro de los cuales destacan los siguientes:
38
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Una vez cumplidos los actos de instrucción, corresponde la dictación del acto
expropiatorio, el cual debe cumplir con los requisitos generales de todo acto
administrativo (artículos 3 y 41 de la Ley Nº 19.880) y los requisitos especiales que
establece el artículo 6º del DL Nº 2.186:
a) Debe ser un Decreto Supremo si emana del Presidente de la República o de un
ministro que lo dicta por “orden del Presidente de la República”, o una resolución
si emana de otra autoridad administrativa;
b) Debe indicar su número, lugar de expedición y fecha;
39
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
En cuanto a sus efectos, la notificación del acto expropiatorio se debe hacer mediante su
publicación en extracto en el Diario Oficial en los días primero y quince de cada mes
(artículo 7º del DL Nº 2.186, en relación con el artículo 48 de la Ley Nº 19.880).
El plazo para realizar la publicación es de 90 días contados desde la fecha del acto
expropiatorio. Es importante tener presente que se trata de un plazo de caducidad, es
decir, opera ipso iure, no está sujeto a suspensión ni interrupción y, una vez cumplido, el
acto expropiatorio quedará sin efecto y el bien será inexpropiable temporalmente por el
plazo de un año desde dicha fecha (artículo 7º inciso 1º y 35).
Ahora bien, desde la publicación del acto expropiatorio se producen los mismos efectos
que tiene la resolución de estudio, esto es:
40
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
En este caso, “instar judicialmente por la toma de posesión material” se traduce en realizar
todas las gestiones para alcanzar dicho objetivo, como es el pago de la indemnización,
ya sea de común acuerdo o por consignación, comparecer ante el tribunal respectivo y
acreditar el cumplimiento de dicha condición, solicitando, si fuese procedente, el auxilio
de la fuerza pública para tal efecto. Por tal razón, se dispone que: “Para proceder a la toma
de posesión material de todo o parte del bien expropiado, según corresponda, el juez ordenará, a
petición de la entidad expropiante, el auxilio de la fuerza pública, con facultades de allanamiento
y descerrajamiento” (artículo 20 inciso final).
Aquello no significa que en dicho plazo se deba haber materializado la toma de posesión
material, sino que se deben realizar todas las actuaciones necesarias para tal objetivo, sin
paralizarla por más de 60 días. Así, por lo demás, lo ha entendido la jurisprudencia.
En efecto, la Corte Suprema ha sostenido que “… el legislador sólo exige al ente público respectivo que
inste por la toma de posesión material del bien expropiado dentro del plazo de sesenta días contado desde
la publicación del acto expropiatorio en el Diario Oficial, mas no requiere que en ese término se materialice
dicha toma de posesión o que en ese plazo se verifique la efectiva consignación, en la cuenta corriente del
41
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Por su parte, si bien el pago de la indemnización radica, de pleno derecho, el domino del
bien expropiado en el patrimonio de la entidad expropiante, por razones de seguridad
jurídica se debe proceder a su inscripción en el registro respectivo. Así, se dispone que
el Conservador respectivo, a requerimiento del expropiante, lo inscribirá a nombre de
este, con la sola presentación de una copia autorizada de la escritura pública en que
conste el acuerdo de las partes o, a falta de acuerdo, con la sola presentación de una copia
autorizada del acto expropiatorio, del Diario Oficial en que conste la notificación del
mismo o de una copia de la publicación en dicho diario autorizada ante notario, y de un
certificado del Secretario del Tribunal, en que conste haberse ordenado la entrega
material del bien expropiado por resolución ejecutoriada (artículo 22).
La Constitución dispone que: “El expropiado podrá reclamar de la legalidad del acto
expropiatorio ante los tribunales ordinarios y tendrá siempre derecho a indemnización por el
daño patrimonial efectivamente causado, la que se fijará de común acuerdo o en sentencia dictada
conforme a derecho por dichos tribunales”. Esto debe ser complementado con la regulación
que establece el DL Nº 2.186, junto a otras acciones jurisdiccionales, y que podemos
dividir de la siguiente forma:
a) La impugnación de la legalidad del acto expropiatorio
b) La impugnación del monto de la indemnización
c) Otras acciones:
i. La ampliación de la expropiación;
ii. La caducidad de la expropiación, y
iii. El procedimiento incidental de indemnización a terceros.
A este respecto, el DL Nº 2.186 regula esta acción en los supuestos de las letras a) y d)
del artículo 9º:
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Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Artículo 9°- Dentro del plazo de treinta días, contados desde la publicación en el Diario
Oficial del acto expropiatorio, el expropiado podrá reclamar ante el juez competente para
solicitar:
a) Que se deje sin efecto la expropiación por ser improcedente en razón de la
inexpropiabilidad, aún temporal, del bien afectado, o fundado en la falta de ley que
la autorice o en la no concurrencia de la causa legal invocada en el acto expropiatorio;
[…]
d) Que se modifique el acto expropiatorio cuando no se conforme a la ley en lo relativo
a la forma y condiciones de pago de la indemnización.
El juez competente para conocer de esta acción, así como de todas las acciones vinculadas
a expropiación, es el juez letrado de mayor cuantía en lo civil dentro de cuya jurisdicción
se encontrare el bien expropiado (artículo 39). Si el bien estuviere situado en el territorio
jurisdiccional de más de un juez, será competente cualquiera de ellos.
Como bien indica la norma, el plazo es de 30 días hábiles contados desde la publicación
del acto expropiatorio (artículos 9 y 40). A su vez, esta reclamación se tramitará
conforme a las reglas del juicio sumario (artículo 680 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil) que se sigue en contra de la entidad expropiante.
Por su parte, la impugnación no suspende o paraliza los efectos y ejecución del acto
expropiatorio, aplicando la regla general de todo acto administrativo (artículos 3º inciso
final y 57 de la Ley Nº 19.880), pero considerando que se trata de una impugnación que
puede dejar sin efecto la expropiación, el juez puede ordenar su suspensión, pudiendo
exigir caución por los perjuicios que aquello pudiere originar (artículo 9 inciso 3º).
Si bien no existen criterios legales para determinar los supuestos en que se puede
ordenar la paralización, se puede recurrir a lo dispuesto en el artículo 57 de la Ley Nº
19.880, esto es, cuando el cumplimiento del acto recurrido pudiere causar daño
irreparable o hacer imposible el cumplimiento de lo que se resolviere, en caso de acogerse
el recurso. Así, si se trata de un edificio o industria que es necesario desocupar y demoler
para ejecutar una obra pública, el juez deberá evaluar si a priori resulta plausible la
reclamación y si la ejecución del acto expropiatorio puede causar un daño que no se
pueda reparar o resarcir, para dar lugar a la medida.
43
Eduardo Cordero Q. Material Docente: La Expropiación
Por último, es importante señalar que en el caso que el juez declare que se debe modificar
la forma y condiciones de pago no ajustadas a la ley, y la entidad expropiante no adopta
el acto expropiatorio adicional o modificatorio dentro del plazo de 90 días, contados
desde que el fallo quede ejecutoriado, opera la caducidad del acto expropiatorio por el
solo ministerio de la ley (artículo 9 inciso 2º).
Como hemos señalado, la indemnización provisional es fijada por una comisión de peritos
independientes, la cual es vinculante para la entidad expropiante en orden a que debe
constar en el acto expropiatorio. A su vez, esta indemnización constituye una garantía
para el expropiado frente a la urgencia que puede tener la Administración por acceder al
bien expropiado. En efecto, se asegura al expropiado el pago de una indemnización fijada
por personas independientes a la entidad expropiante, sin perjuicio de que pueda también
reservarse el derecho de impugnar su monto en sede judicial.
Dadas las características y la forma en que se fija este monto, el DL Nº 2.186 establece
algunas reglas particulares:
ii. El término para reclamar comienza con la publicación del acto expropiatorio, hasta
30 días hábiles posteriores a la toma de posesión material, es decir, es más extenso que
el plazo para reclamar de la legalidad del acto expropiatorio. No aparece una
razón que permita comprender esa diferencia, salvo una situación que ocurre en
los hechos: el particular toma conocimiento de la expropiación cuando la
Administración llega a su propiedad para realizar la toma de posesión material,
pues no se ha enterado de la publicación del acto expropiatorio en el Diario
Oficial, como tampoco del pago por consignación realizado ante un tribunal que,
sobre esa base, ha autorizado esta actuación. En este caso, ya no tiene posibilidad
de reclamar de la legalidad del acto expropiatorio, menos aun solicitar su
suspensión y tampoco es consciente que ya no es propietario del bien expropiado,
debido a que ya se ha realizado el pago. Así las cosas, lo único que le queda es
retirar el monto consignado y reclamar por la diferencia, si considera que no se
corresponde con el daño patrimonial que efectivamente ha sufrido.
El DL Nº 2.186 establece otras acciones que se deben mencionar, ya que tienen particular
interés dentro del procedimiento expropiatorio.
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El artículo 9 establece en sus letras b) y c) que el expropiado podrá reclamar ante el juez
competente para:
En tales condiciones, y en la medida que se prueben cada uno de estos elementos, el juez
debe acceder a la demanda, ordenando la expropiación de la parte no afectada
originalmente o de una porción de esta.
Por último, es importante señalar que en el caso que el juez declare el derecho a la
expropiación total del bien parcialmente expropiado, o el derecho a que se extienda la
expropiación a otras porciones del mismo bien, y la entidad expropiante no adopta el
acto expropiatorio adicional o modificatorio dentro del plazo de 90 días, contados desde
que el fallo quede ejecutoriado, opera la caducidad del acto expropiatorio por el solo
ministerio de la ley.
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Para tal efecto, se requiere que la ley expresamente establezca un plazo dentro del cual
debe actuar la Administración o el particular y que dentro del mismo no se hayan
realizado determinadas actuaciones, acciones o trámites, provocando la preclusión de las
mismas y, en determinados supuestos, la extinción de derechos y acciones. Además, por
sus características, la caducidad opera por el solo ministerio de la ley y no admite
interrupción o plazo.
Ahora bien, el DL Nº 2.186 establece tres supuestos en los que impone plazos de
caducidad para la realización de una actuación y que, frente a la omisión de la misma,
conlleva la extinción del acto expropiatorio:
Una vez cumplido el plazo, los efectos de la caducidad son los siguientes:
b) El bien no podrá ser expropiado por la misma entidad dentro del año siguiente a
la fecha en que la expropiación fue dejada sin efecto, y
Por último, a pesar de tratarse de una caducidad, el DL Nº 2.186 dispone que el derecho
para alegarla deberá ejercerse dentro de un año, contado desde el vencimiento de los
plazos respectivos.
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Se trata de una acción independiente para aquellas personas que no han podido hacer
efectivos sus derechos en el proceso de liquidación de la indemnización.
En tal sentido, se dispone en el inciso final del artículo 20 que el daño patrimonial
efectivamente causado a los arrendatarios, comodatarios o a otros terceros cuyos
derechos se extingan por la expropiación y que, por no ser de cargo del expropiado, no
pueda hacerse valer sobre la indemnización, será de cargo exclusivo de la entidad
expropiante.
Para tal efecto, dichos derechos deben constar en sentencia judicial ejecutoriada o en
escritura pública, pronunciada u otorgada con anterioridad a la fecha de la resolución de
estudio (si se ha dictado) o, en su caso, del acto expropiatorio.
a) Por sentencia judicial que acoja el reclamo de legalidad en contra del acto expropiatorio
en los supuestos de las letras a) y d) del artículo 9 del DL Nº 2.186.
También somos de la opinión que en estos casos es posible que el acto expropiatorio
quede sin efecto en virtud de las acciones y recursos generales previstos en la legislación
administrativa, como son:
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