Ap1700 2023 (63018)

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LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

Magistrado Ponente

AP1700-2023
Radicación Nº 63018
Acta No.108

Bogotá D.C., siete (7) de junio de dos mil veintitrés 2023.

I. VISTOS:

Se pronuncia la Sala sobre la admisibilidad de la demanda


de casación presentada por el defensor de MIGUEL ÁNGEL
SUÁREZ MOLANO contra la sentencia de 19 de octubre de 2021
emitida por la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá, a través
de la cual confirmó la condena proferida por el Juzgado 52 Penal
del Circuito con Función de Conocimiento de la misma ciudad por
el delito de acceso carnal abusivo con menor de catorce años
agravado.

II. HECHOS:

En la madrugada del 28 de mayo de 2016, cuando Sandra


Patricia Yara Tique salió de su casa ubicada en la diagonal 40 C
sur No. 12 B-19 de Bogotá para llevar a su mamá al terminal de
transporte, dejó a sus tres menores hijos bajo el cuidado de su
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Casación 63018
MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ MOLANO

compañero sentimental MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ MOLANO


quien, aprovechando la ausencia de la madre, accedió
carnalmente vía vaginal a su hijastra J.L.C.Y., de 10 años de
edad.

Los hechos se conocieron porque en ese momento la víctima


dio gritos de auxilio, los que fueron escuchados por su hermana
mayor A.C.Y.T., de 13 años, y una vecina que vivía en el piso de
abajo.

Esa misma mañana y tras enterarse de lo sucedido, Sandra


Patricia Yara Tique llevó a su hija J.L.C.Y. al Hospital Militar
Central, en donde fue valorada por un profesional de la salud,
quien dictaminó hallazgos a nivel genital compatibles con el
episodio de abuso sexual.

III. ACTUACIÓN PROCESAL:

1. El 7 de junio de 2016, ante el Juzgado 57 Penal Municipal


con Función de Control de Garantías de Bogotá, la fiscalía
formuló imputación contra MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ MOLANO
como presunto autor del delito de acceso carnal abusivo con menor
de catorce años agravado, conducta descrita y sancionada en los
artículos 208 y 211 num. 5 del Código Penal. El procesado no
aceptó los cargos y se le impuso medida de aseguramiento de
detención preventiva en establecimiento de reclusión.

2. El 6 de septiembre de 2016, ante el Juzgado 52 Penal del


Circuito con Función de Conocimiento de Bogotá, se realizó la
audiencia de acusación en la que se llamó a juicio a MIGUEL
ÁNGEL SUÁREZ MOLANO, como presunto autor del delito por el

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que se le formuló imputación. Allí, la fiscalía adicionó la calificación


jurídica y también acusó por el delito de actos sexuales con menor
de catorce años agravado (art. 210 ibídem).

La audiencia preparatoria se llevó a cabo el 26 de octubre de


2016. El juicio oral se desarrolló entre el 13 de enero y el 13 de
octubre de 2017. El 22 de noviembre de 2017 el Juzgado profirió
la sentencia de primera instancia en la que declaró a MIGUEL
ÁNGEL SUÁREZ MOLANO como autor del delito de acceso carnal
abusivo con menor de catorce años agravado al tiempo que lo
absolvió por el de actos sexuales con menor de catorce años. En
consecuencia, le impuso la pena principal de 192 meses de prisión
y la accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derecho y
funciones públicas por el mismo lapso de la privativa de la libertad.
Le negó la suspensión condicional de la ejecución de la pena y la
prisión domiciliaria.

3. La Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá, al resolver


los recursos de apelación interpuestos por el procesado y su
defensor, en sentencia proferida el 19 de octubre de 2021
confirmó en su integridad la decisión recurrida.

4. Contra el fallo de segundo grado el abogado de MIGUEL


ÁNGEL SUÁREZ MOLANO presentó demanda de casación.

IV. LA DEMANDA DE CASACIÓN

Al amparo de la causal prevista en el numeral 3º del artículo


181 del Código de Procedimiento Penal, el demandante formuló
dos cargos.

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Casación 63018
MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ MOLANO

Primer cargo. Violación indirecta de la ley sustancial


derivada de un error de derecho por falso juicio de legalidad.

Acusó la sentencia de segunda instancia de estar fundada


exclusivamente en una prueba que violó las reglas de producción
probatoria. Se trata de la entrevista que rindió la víctima J.L.C.Y.
ante la funcionaria del C.T.I., Isabel Cristina Díaz Alonso, en la
que la niña aseguró que su padrastro MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ
MOLANO la accedió carnalmente «en la madrugada del día en que
su mamá fue a llevar a su abuela al terminal».

El motivo de inconformidad del recurrente se contrajo a que,


ante la retractación de la víctima en el juicio, lo legalmente
permitido era que se introdujera esa entrevista a manera de
testimonio adjunto y no de prueba de referencia, como así, de
manera equivocada, lo declaró el Tribunal.

Como sustento de su argumento citó algunos


pronunciamientos de esta Sala de Casación en los que se advierte
que la diferencia entre una prueba de referencia y un testimonio
adjunto radica en la disponibilidad del testigo: si éste no
comparece al juicio o asiste pero no está disponible para declarar,
la entrevista previa cuya incorporación se pretende deberá
ingresar como prueba de referencia. En cambio, si el testigo
acude al juicio y se retracta, el contenido de lo que manifestó por
fuera del debate público se incorporará como testimonio adjunto,
caso en el cual el juez, teniendo ante sí las dos versiones opuestas
-la de la entrevista y la del juicio- deberá, conforme las reglas de
la sana crítica y valorando en conjunto todo el acervo probatorio,
determinar cuál le amerita mayor credibilidad.

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En este caso, dijo el demandante -con apoyo en el


salvamento de voto que expresó uno de los magistrados que
integraron la Sala de Decisión que profirió la sentencia de
segunda instancia-, el Juzgado y Tribunal obviaron las exigencias
procesales que debían acreditarse para permitir el ingreso como
testimonio adjunto de esa entrevista y, sin mayor rigor, la
valoraron para, a partir de esa versión incriminatoria ilegalmente
incorporada, declarar probada la responsabilidad penal del
procesado.

Pidió, en consecuencia, casar la sentencia y proferir una


absolutoria de reemplazo a favor de MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ
MOLANO.

Segundo cargo. Falso raciocinio

Pese a que el demandante no enunció la causal de casación


por medio de la cual enfiló su ataque, dijo que la sentencia
contiene un error trascendente porque en ella se realizaron
«valoraciones probatorias de manera caprichosa, desatendiendo
los supuestos de la lógica, la ciencia y la experiencia, tal y como lo
prescribe el ordinal 3 del artículo 181, de la Ley 906 de 2004»,
hipótesis fáctica que, entiende la Sala, se adscribe, al error de
hecho por falso raciocinio.

El recurrente sostuvo que el Tribunal realizó una


apreciación inexacta de las pruebas recopiladas y presentadas
durante el juicio oral, en particular, las declaraciones de los
médicos Omar Javier Rodríguez Torres del Hospital Militar
Central y María Enoice Cifuentes Sánchez del Instituto Nacional
de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Según el recurrente, los

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diagnósticos de los profesionales de la salud son contradictorios


e incongruentes, y no proporcionaron certeza con respecto a la
ocurrencia del acceso carnal. Además, argumentó que las
opiniones de los médicos no tuvieron «un sustento técnico
científico», porque mientras el primero informó que el «signo de
sangrado antiguo muy escaso» que encontró en la zona vaginal de
la menor pudo generarse entre 6 horas y 5 días antes, la segunda
declaró que durante los primeros 8 días se genera una lesión
reciente y tan solo podrá considerarse como antigua después de
10 días de ocurrida la causa que la originó.

Sobre el particular, criticó también que la médica María


Enoice Cifuentes Sánchez no le hiciera un nuevo examen físico a
la menor, pues tras «notar irregularidades en su relato», -como que
al médico Rodríguez Torres la niña le dijo que MIGUEL ÁNGEL la
había penetrado dos veces mientras que a ella le manifestó que
había sido solo una- era su obligación auscultarla nuevamente.
En todo caso, concluyó el libelista, esta médico forense nunca
informó en el juicio sobre hallazgos microscópicos en las
muestras recopiladas en placa e hisopo del introito vaginal (como
fluidos, pelos, etc.), así como en las prendas de vestir que portaba
la menor, las cuales también fueron objeto de análisis y que,
según la fiscalía, siempre estuvieron sometidas a cadena de
custodia. Por último, el demandante echó de menos una
inspección al lugar de los hechos, porque, de haberse realizado,
se hubiera descartado la presencia de evidencias microscópicas
o huellas del abuso sexual.

Por todo lo anterior, pidió casar la sentencia de condena y,


en su lugar, emitir una de reemplazo en la que se absuelva a
MIGUEL ÁNGEL SÚAREZ MOLANO de los cargos por los que fue

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acusado, en tanto nunca se acreditó, más allá de toda duda, la


ocurrencia de los hechos y la responsabilidad del procesado.

V. CONSIDERACIONES DE LA CORTE:

1. De conformidad con el artículo 180 de la Ley 906 de 2004,


el recurso extraordinario de casación tiene como finalidad «la
efectividad del derecho material, el respeto de las garantías de los
intervinientes, la reparación de los agravios inferidos a estos, y la
unificación de la jurisprudencia».

Con tal propósito, el inciso 2º del canon 184 de la misma


codificación fijó las reglas mínimas de admisión, estableciendo que
no se seleccionará la demanda en la que i) el actor carezca de
interés para acceder al recurso, ii) no se invoque la causal
conforme a la cual se edifica el reproche de las contempladas en el
artículo 181 ibidem, iii) omita desarrollar los cargos
correspondientes o, iv) fundadamente se logre establecer que no se
requiere de la sentencia para cumplir las finalidades previstas en
el aludido precepto 180; lo anterior, salvo que alguno de esos
propósitos permita superar los defectos técnicos que exhiba el
libelo y decidir de fondo.

2. la demanda examinada no satisface los requisitos básicos


que exige el referido artículo 184 para su admisión, como pasa a
explicarse.

3. Primer cargo. Violación indirecta de la ley sustancial


derivada de un error de derecho por falso juicio de legalidad.

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Para el recurrente, en esencia, el Tribunal cometió tres


errores: primero, valoró, sin el rigor y las exigencias procesales
que le demandaba el hecho de tratarse de un testimonio adjunto,
la entrevista incriminatoria que presentó la víctima ante la
funcionaria del C.T.I. Isabel Cristina Díaz Alonso; segundo,
calificó esa misma entrevista como prueba de referencia cuando,
en verdad, eventualmente pudo tratarse de un testimonio adjunto
porque la testigo sí compareció al juicio a rendir su declaración
pero se retractó de su señalamiento contra MIGUEL ÁNGEL
SUÁREZ MOLANO; y tercero, sustentó la decisión de condena
exclusivamente en la primera versión la cual, según el censor, no
ingresó legalmente al juicio porque la fiscalía no cumplió con la
carga de incorporar ese elemento material probatorio con el lleno
de los requisitos que la ley impone para habilitar su admisión y
valoración.

Presentado así el panorama sobre el cual radica la


controversia, estima la Sala conveniente recordar que cuando el
testigo es un menor de edad y, además, es la presunta víctima de
un delito sexual, la fiscalía cuenta con varios mecanismos
procesales para incorporar al juicio sus versiones. Así lo recordó
y analizó la Corte de manera detallada en la sentencia SP934-
2020, en la que explicó que el acusador puede: (i) asegurar el
testimonio de la víctima como prueba anticipada, según lo
previsto en el artículo 274 de la Ley 906 de 2004; (ii) llevar la
versión de la víctima al juicio como prueba de referencia, incluso
si aquélla es convocada como testigo al juicio; y (iii) optar por
llevar el menor al juicio y allí recepcionar su testimonio.

Dadas las especiales condiciones mentales de los menores


en proceso de desarrollo, es común que estos se retracten de los

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señalamientos incriminatorios que previamente hicieron contra


la persona investigada. Esto puede deberse a factores como su
corta edad al momento en que ocurrieron los hechos, la pérdida
de memoria, el bloqueo inconsciente debido a un síndrome de
estrés postraumático, la alienación, el adoctrinamiento o la
implantación de falsos recuerdos, entre otros. En estos casos, es
posible incorporar sus declaraciones anteriores como testimonio
adjunto. En la sentencia SP5295-2019 la Sala explicó las
diferencias entre éste y la prueba de referencia, así como sus
implicaciones procesales, en los siguientes términos:

«7.2.4.3. La posibilidad de incorporar declaraciones


anteriores al juicio oral cuando el menor es presentado como
testigo en el juicio oral

7.2.4.3.1. Como testimonio adjunto, cuando el testigo se


retracta o cambia su versión

Según se indicó en precedencia, en la decisión CSJSP, 25 ene


2017, Rad. 44950 la Sala desarrolló la jurisprudencia sobre los
requisitos para la incorporación de declaraciones anteriores cuando el
testigo se retracta o cambia su versión. En esencia se dijo que: (i) la
principal diferencia de esta figura con la prueba de referencia consiste
en que el testigo debe estar disponible en el juicio oral; (ii) la
disponibilidad no debe entenderse como la simple presencia física, sino
como la posibilidad de que las partes puedan interrogarlo y
contrainterrogarlo; (iii) precisamente porque la posibilidad de ejercer el
derecho a la confrontación es lo que legitima la incorporación de estas
versiones, así como su valoración sin las cortapisas establecidas en el
artículo 381; y (iv) deben agotarse los requisitos que permiten
materializar los derechos de las partes, que fueron ampliamente
explicados en ese proveído.

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En la decisión CSJ SP, 11 jul 2018, Rad. 50637, la Sala hizo las
siguientes precisiones frente al manejo de esta figura cuando se trata de
testigos menores de edad:

Como lo anterior se estableció en un caso donde la declarante era


mayor de edad, deben hacerse las siguientes precisiones frente a los
casos de niños que comparecen a la actuación penal en calidad de
víctimas: (i) según se indicó en precedencia, la Fiscalía cuenta con
múltiples opciones para el manejo del testimonio de las víctimas menores
de edad; (ii) cada una de esas posibilidades está sometida a los
requisitos y limitaciones allí referidos, que deben ser considerados en la
planeación del caso; (iii) el ordenamiento jurídico es más laxo cuando se
trata de la incorporación de este tipo de declaraciones a título de prueba
de referencia; (iv) para que opere la incorporación de una declaración
anterior al juicio oral a manera de declaración anterior incompatible con
lo declarado en juicio –“testimonio adjunto”-, es requisito indispensable
que la parte contra la que se aduce tenga la oportunidad de formular
preguntas sobre lo expuesto por el declarante por fuera del juicio oral, de
lo que depende la “disponibilidad” del testigo; (v) esta oportunidad debe
garantizarse, incluso con las limitaciones inherentes a la práctica del
testimonio de menores; y (vi) si esto último no es posible, por la
indisponibilidad del testigo o por cualquier otra razón, la declaración
anterior tendrá el carácter de prueba de referencia, porque encaja en la
definición del artículo 437 y, además, por la completa imposibilidad de
ejercer el derecho a la confrontación.

Así, mientras en la decisión CSJSP, 28 Oct. 2015, Rad. 44056 la


Sala se pronunció sobre la posibilidad de incorporar las declaraciones
rendidas por fuera del juicio oral, cuando se trata de niños que
comparecen en calidad de víctimas de abuso sexual u otros delitos
graves, incluso cuando estos son presentados como testigos en el juicio,
en esta oportunidad se aclara que ello puede hacerse a título de prueba
de referencia o de declaraciones anteriores incompatibles con lo
declarado en juicio (“testimonio adjunto”), lo que dependerá, en
esencia, de que el menor esté disponible como testigo, esto es, que
pueda ser interrogado y contrainterrogado sobre lo que expresó con

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antelación, sin perjuicio de las cautelas que deben tomarse para


garantizar su integridad.

7.2.4.3.2. La incorporación de declaraciones anteriores


del menor, a título de prueba de referencia, cuando el niño es
presentado como testigo en el juicio oral

Tal y como se acaba de indicar, en la decisión CSJSP, 28 oct 2015,


Rad. 44056 la Sala analizó la posibilidad de incorporar declaraciones
anteriores del menor, a título de prueba de referencia, así la Fiscalía no
haya hecho uso de la prueba anticipada o de otras herramientas para
evitar la doble victimización del menor y, en consecuencia, haya optado
por presentarlo como testigo en el juicio oral.

En esa oportunidad, la Sala analizó el caso de una niña de cuatro


años que fue víctima de abuso sexual. Luego de analizar la
jurisprudencia de la Corte Constitucional y de esta Corporación, dejó
sentado que la incorporación de ese tipo de declaraciones es posible, así
el testigo haya sido presentado en juicio (…).

Así, es claro que en los planos legislativo y jurisprudencial, desde


hace varios años existe consenso frente a la necesidad de evitar que en
los casos de abuso sexual los niños sean nuevamente victimizados al
ser interrogados varias veces sobre los mismos hechos y, principalmente,
si son llevados como testigos al juicio oral, lo que puede convertir para
ellos el procedimiento en el escenario hostil a que hacen alusión el
Tribunal Constitucional de España y el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos en las decisiones citadas por la Corte Constitucional en la
sentencia C-177 de 2014 atrás referida1.

A pesar de la tendencia proteccionista ampliamente desarrollada


por la jurisprudencia en las sentencias atrás referidas, es posible que el
niño víctima de abuso sexual sea presentado como testigo en el juicio
oral, tal y como sucedió en el caso que ocupa la atención de la Sala. Ante

1 “La Corte hizo alusión, entre muchas otras, a la sentencia C57 del 11 de marzo de 2013, emitida por el Tribunal
Constitucional de España, donde se relaciona la línea del tribunal ibérico sobre este aspecto. Además, trajo a colación
varios pronunciamientos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, entre ellos el emitido en el caso Gani contra
España”:

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situaciones como esta, cabe preguntarse si las declaraciones rendidas


por el menor antes del juicio oral son admisibles como prueba para todos
los efectos. La Sala considera que sí, por las siguientes razones:

En primer término, por la vigencia del principio pro infans, de


especial aplicación en atención a la corta edad de la víctima y la
naturaleza de los delitos investigados, tal y como se destaca en la
jurisprudencia atrás referida. Aunque el principal efecto de la aplicación
de este principio es que el niño no sea presentado en el juicio oral, el
mismo adquiere especial relevancia cuando el menor es llevado como
testigo a este escenario, porque una decisión en tal sentido incrementa
el riesgo de que sea nuevamente victimizado y, en consecuencia, obliga
a los funcionarios judiciales a tomar los correctivos que sean necesarios
para evitarlo.

Lo anterior por cuanto es posible que para el momento del juicio


oral el niño no esté en capacidad de entregar un relato completo
de los hechos, bien porque haya iniciado un proceso de superación del
episodio traumático, porque su corta edad y el paso del tiempo le impidan
rememorar, por las presiones propias del escenario judicial (así se tomen
las medidas dispuestas en la ley para aminorarlo), por lo inconveniente
que puede resultar un nuevo interrogatorio exhaustivo (de ahí la
tendencia a que sólo declare una vez), entre otras razones. Todo esto
hace que su disponibilidad como testigo sea relativa, razón de más
para concluir que las declaraciones rendidas antes del juicio son
admisibles bajo los requisitos y limitaciones propios de la prueba de
referencia.

Lo contrario sería aceptar que el niño víctima de abuso sexual,


presentado como testigo en el juicio oral (en contravía de la tendencia
proteccionista ya referida), esté en una situación desventajosa frente a
otras víctimas que, en atención a su edad y a la naturaleza del delito,
fueron interrogados una sola vez, generalmente poco tiempo después de
ocurridos los hechos, y su declaración fue presentada como prueba de
referencia, precisamente para evitar que fueran nuevamente
victimizados.

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Por lo tanto, la Sala concluye que las declaraciones


rendidas por fuera del juicio oral por un niño víctima de abuso
sexual, son admisibles como prueba, así el menor sea presentado
como testigo en este escenario.

Así, a la luz de lo expuesto en las referidas decisiones (44056 de


2015, 44950 de 2017 y 50637 de 2018, entre muchas otras), resulta
claro que: (i) la Fiscalía cuenta con diversas opciones para el manejo de
las declaraciones de niños víctimas de abuso sexual: la práctica del
testimonio como prueba anticipada, la presentación de declaraciones
anteriores a título de prueba de referencia y la práctica del testimonio del
menor en el juicio oral; (ii) si opta por esta última opción y la
disponibilidad del testigo es relativa –por su edad, porque el paso del
tiempo le impida recordar lo sucedido, etcétera-, puede solicitar la
incorporación de las declaraciones anteriores a título de prueba de
referencia; (iii) si el testigo presentado en juicio está disponible, en el
sentido atrás indicado –para ser interrogado y contrainterrogado-, puede
apelar a la figura del testimonio adjunto en el evento de que el declarante
se retracte o cambie su versión; (iv) cuando ello sucede, debe cumplir los
requisitos desarrollados en la sentencia 44950 de 2017, sin perjuicio del
cuidado que debe observarse para salvaguardar la integridad del menor;
y (v) desde el año 2015 a la fecha (véase, entre otras la decisión 50637
de 2018), la Sala ha hecho hincapié en la necesidad de que la Fiscalía,
en cuanto sea posible, hago uso de la prueba anticipada, pues la misma
permite un adecuado punto de equilibrio entre la protección de los niños
y la materialización de los derechos del procesado, sin perjuicio de que
facilita la obtención de una mejor evidencia, bien porque la declaración
sea más cercana a los hechos, porque quede mejor documentada y
porque las partes puedan formular preguntas a la luz de sus respectivas
teorías, lo que, sin duda, favorece la calidad del testimonio.»

Aplicando la doctrina de la Corte al caso bajo análisis es


posible concluir que: (i) no es ilegal la incorporación, como
testimonio adjunto, de las declaraciones incriminatorias previas
que realizó la menor víctima contra MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ
MOLANO, pues en la audiencia de juicio oral se produjo el

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fenómeno de la retractación; (ii) por el contrario, la legalidad de


la introducción de esa entrevista se derivó de la posibilidad que
tuvo la parte contra la cual se adujo la prueba -en este caso, la
defensa- de contrainterrogar a la testigo y ejercer así el derecho
de contradicción; (iii) en ese orden, la labor de los jueces
unipersonal y colegiado era confrontar ambas versiones y,
aplicando las reglas de la sana crítica, ponderar la credibilidad
que ofrecía cada una de ellas, como en efecto lo hicieron; y, por
último, (iv) no es cierto, como se demostrará más adelante, que
la sentencia condenatoria esté soportada exclusivamente en la
entrevista que J.L.C.Y. presentó ante la psicóloga del C.T.I. Isabel
Cristina Díaz Alonso, en la que aseguró que su padrastro
MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ MOLANO la accedió carnalmente, pues
el caudal probatorio está conformado por una multiplicidad de
elementos de juicio que convergen en apoyo de la hipótesis
acusatoria y que, analizados en conjunto, lograron superar el
estado de duda sobre la ocurrencia de los hechos y la
responsabilidad penal del procesado.

Si bien es cierto el Tribunal incurrió en una imprecisión al


calificar esa entrevista como prueba de referencia, también lo es
que el Juzgado sí la reconoció y valoró como un testimonio
adjunto, lo confrontó con el relato que la menor suministró en el
juicio y concluyó, con apoyo en los demás elementos de
conocimiento, que la segunda versión en la que la niña aseguró
que la acusación contra su padrastro por abuso sexual fue un
invento que entre ella y su hermana mayor A.C.Y.T. planearon
para «sacarlo del camino» porque sentían celos de que él «le
comprara cosas a su hermano menor y a ellas no», no era creíble.
Así quedó consignado en la sentencia:

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De la información arrimada al juicio se desprende que la menor


JLCY en diferentes escenarios y ante diversas personas, manifestó́ que
en la madrugada del 28 de mayo de 2016, cuando contaba con 10 años
de edad y se encontraba durmiendo en la habitación que su
progenitora, SANDRA PATRICIA YARA TIQUE, compartía con MIGUEL
ÁNGEL SUAREZ MOLANO, éste, aprovechando que su compañera
sentimental y madre de la menor había salido a llevar a la mamá al
terminal de transporte y quedaban solos en la vivienda en compañía de
la también menor ACYT, quien dormía en otro cuarto, y otro menor de
3 años de edad hijo del acusado, procedió́ a accedería vía vaginal, previa
manipulación sexual que consistió en tocamientos y besos en la boca y
en su área vaginal.

Esto se lo dijo inicialmente a su señora madre; al médico del


Hospital Militar Central, Dr. OMAR JAVIER RODRIGUEZ TORRES; a la
psicóloga del CTI, Dra. ISABEL CRISTINA DIAZ ALONSO, y a la médico
del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Dra.
MARIA ENOCIE CIFUENTES SANCHEZ.

No obstante, JLCY y su hermana ACYT, de 13 años de edad, al


rendir testimonio en juicio fueron enfáticas en señalar que el hecho no
sucedió y que los cargos en contra de MIGUEL ANGEL SUAREZ
MOLANO los venían inventando desde hacía tiempo, por los celos que
les generaba que su padrastro le llevara cosas a su hermanito menor y
a ellas no.

Sin embargo, de los medios probatorios arrimados al dossier,


considera este Despacho que lo inicialmente narrado por JLCY ante su
progenitora, ante el médico del Hospital Militar Central, ante la médico
forense y ante la psicóloga del CTI, comporta mayor credibilidad y
permite asegurar que lo allí vertido fue lo que en realidad acaeció, y el
cambio de versión en juicio obedeció a otras circunstancias que la
llevaron a retractarse.

No es el hecho de no creerle a las menores la versión que dieron


en la audiencia de juicio, simple y llanamente porque no dijeron, como
lo alega la defensa, lo que la Fiscalía hubiere querido que contaran,

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esto es, no es que no se les crea por el simple hecho de no haber


mantenido su versión inicial. Lo que sucede es que cuando se dan esa
clase de situaciones, como fue expuesto por la Agente del Ministerio
Público, aplica lo que la Corte Suprema de Justicia ha señalado como
el testimonio adjunto.

Esto quiere decir que en esos eventos en los que se escucha


el testimonio de una persona específica y determinada en la
audiencia de juicio, y esa persona se retracta de lo inicialmente
manifestado, procede hacer una valoración de las declaraciones
anteriores que ante cualquier otra autoridad o en cualquier otro
escenario haya podido rendir, para efectos de cotejar esas
diferentes versiones y establecer cuál de ellas brinda mayor
credibilidad y fiabilidad. -Resalta la Corte-.

El anterior extracto de la sentencia también deja en


evidencia que el censor faltó al principio de corrección material
que le impone la carga de guardar fidelidad a la realidad del
proceso a la hora de confeccionar la censura, pues no es cierto
que la decisión condenatoria esté soportada exclusivamente en la
entrevista que la víctima rindió ante la funcionaria del C.T.I.
Isabel Cristina Díaz Alonso. Como se vio, la menor sostuvo su
señalamiento contra MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ MOLANO ante los
médicos Omar Javier Rodríguez Torres del Hospital Militar
Central y María Enoice Cifuentes Sánchez del Instituto Nacional
de Medicina Legal y Ciencias Forenses a quienes, según se lee en
la sentencia de primera instancia, «les narró cómo “MIGUEL”, su
padrastro, la madrugada del 28 de mayo de 2016, aprovechando
que su mamá se había ido a llevar a su abuela al terminal de
transporte, la hizo pasarse a su cama, la desnudó, le quitó los
pantalones, le dio besos en la boca y en la vagina y le metió el
pene en la vagina».

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Casación 63018
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Esta versión, lejos de estar huérfana de prueba que la


corrobore, está respaldada con el dictamen que rindió el Médico
Omar Javier Rodríguez Torres, quien el mismo 28 de mayo de
2016, horas después de ocurridos los hechos, la valoró y
encontró, como hallazgos significativos, un sangrado escaso y
antiguo (que según el galeno pudo ser generado entre 6 horas y
5 días antes), enrojecimiento en labios menores y horquilla
vulvar, laceración hacia las 6 horas en himen, en carúnculas
mirtiformes y dolor a la palpación de esa zona. Estos signos,
concluyó el fallador con apego la sana crítica, son compatibles
con el episodio de abuso sexual del que horas antes fue víctima
la menor J.L.C.Y.

En el mismo sentido, la existencia de otras pruebas que


confirmaron la ocurrencia del delito y la responsabilidad penal
del procesado descarta la trascendencia del primer cargo, que
intentó argumentar la ilegalidad de utilizar la entrevista de
J.L.C.Y ante la funcionaria del C.T.I, Isabel Cristina Díaz Alonso.
Como ya se demostró, la prueba no presenta vicios de legalidad
y el demandante no acreditó cómo el fallo sería diferente si ese
elemento material probatorio se hubiera marginado del juicio.
Para el efecto, obsérvese cómo también el Tribunal consideró esa
entrevista como una prueba más -y no la única- que contribuyó
a inclinar la balanza a favor de la tesis acusatoria:

En virtud del testimonio rendido por la psicóloga Isabel Cristina


Díaz Alonso, según el relato de la menor, se tiene que el abuso sexual
ocurrió en la habitación de la mamá cuando esta salió a trasladar al
terminal de transporte a su abuela, situación que el acusado aprovechó
para darle besos en la boca y en la vagina, además, le daba cachetadas
para que se callara. En dicha entrevista le fueron exhibidos unos

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muñecos anatómicos con los cuales refirió, me metió esta parte acá
haciendo alusión al pene dentro de su vagina generando dolor.

Acorde con el informe presentado, observa la Sala, la técnica


utilizada fue la entrevista semi estructurada, bajo los protocolos de
SATAC Córner House donde la menor, para entonces de 10 años, hace
un relato claro, sostenido, concreto e hilado de los hechos,
manteniéndolo intacto en la versión entregada al médico general del
Hospital Militar. En tal virtud, reiteró en esta última, verosímilmente,
que el acusado le "METIÓ EL PENE EN LA VAGINA, ME DOLIÓ"; ello
armoniza, sin hesitación alguna, con la forma y circunstancias
expuestas en el audio que recogió la citada entrevista.

Es así como, en efecto, el médico general del Hospital Militar


Central, Omar Javier Rodríguez Torres, ginecobstetra, refirió en juicio
que el 28 de mayo de 2016 practicó un examen físico a la menor
J.L.C.Y., por el área de urgencias debido a una sospecha de abuso
sexual.

(…)

Ciertamente, tal manifestación, de manera aislada, no


constituye, por si sola, prueba incriminatoria suficiente para probar
responsabilidad del acusado, más aún si en cuenta se tiene que el
profesional en la salud refirió en su testimonio no poder asegurar con
certeza que se trató de acceso carnal. No obstante, tales hallazgos,
analizados en conjunto con los demás elementos de prueba, ofrecen
una perspectiva diferente de cara al delito y responsabilidad penal
evidenciando, con un conocimiento más allá de toda duda, su
realización por parte del acusado, pues la retractación posterior de la
víctima, como se verá, resulta ineficaz.

De tal suerte que la condena fundada en prueba, incluso,


indirecta, acompañada de medios de conocimiento que la
complementan, como también de referencia, cumple con el estándar

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probatorio del artículo 381 de la Ley 906 de 2004, suficiente para


descartar la presencia, como se sugiere en este asunto, de duda.

Obsérvese, por ejemplo, cómo el referido médico, así como la


profesional de la Salud del INML y CF, María Enoice Fuentes Sánchez,
aseguran que la lesión que presentaba la menor en su zona genital
sobrevino entre las 06 horas anteriores y, máximo, 05 días a la
evaluación científica, hallándose, claramente, dentro de ese rango el
momento en que, creíblemente, aseguró la menor haberse quedado en
compañía del acusado mientras su progenitora salió al terminal de
transporte, y fue abusada. -Subraya la Sala-.

En últimas, el casacionista no colmó la carga argumentativa


que le era exigible por virtud de la causal de casación alegada -
falso juicio de legalidad-, pues además de identificar la prueba
sobre la cual en su criterio recayó la ilegalidad y explicar los
fundamentos legales o jurisprudenciales para afirmar que tiene
tal carácter, era su obligación acreditar que al excluir dicho
elemento probatorio se impondría absolver a su representado.

En conclusión, no basta, entonces, con señalar de manera


general que la entrevista realizada a la menor por fuera del juicio
oral es ilegal porque el Tribunal la calificó como de referencia
cuando en verdad, se trataba de un testimonio adjunto, cuya
incorporación, según el censor, no se ajustó a las reglas
procesales establecidas para ello (las cuales tampoco mencionó).

El cargo, por lo tanto, será inadmitido.

4. Segundo cargo. Falso raciocinio

La demostración del falso raciocinio exige que el demandante


precise: (i) qué dice el medio probatorio de manera objetiva, (ii) en

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qué consistió la inferencia que se hizo de este medio en la


sentencia cuestionada, (iii) cuál fue el mérito persuasivo otorgado
por el fallador, (iv) el postulado lógico, la ley científica o la máxima
de experiencia desconocida por el fallo, señalando cuál sería su
correcta consideración y, (v) la trascendencia del error. A partir
de este ejercicio dialéctico deberá indicar cuál debe ser la correcta
inferencia de la prueba y señalar cómo la enmienda del error
evidenciado, apoyado en el examen conjunto de todos los medios
probatorios, daría lugar a una declaración de derecho
esencialmente diversa y opuesta a la cuestionada.2

El segundo cargo de la demanda presentada en nombre de


MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ MOLANO, además de no identificar la
causal de casación a través de la cual se promueve el ataque
(recuérdese que el censor la tituló «[e]rror de hecho, al realizar
valoraciones probatorias de manera caprichosa, desatendiendo
los supuestos de la lógica, la ciencia y la experiencia»), carece de
una argumentación adecuadamente estructurada. El sustento se
limita a repetir lo que ya se había alegado en el recurso de
apelación, es decir, que la condena se basa exclusivamente en las
versiones que la víctima suministró por fuera del juicio oral en
las que acusó a su padrastro de haberla accedido carnalmente,
cuando lo cierto, según el demandante, es que ese hecho no
ocurrió, como así lo declaró la menor en su testimonio.

Para el demandante, los jueces de instancia debieron creer


la versión que entregó la niña en el juicio (que todo fue un plan
que fraguó con su hermana mayor para «sacar del camino» a
MIGUEL ÁNGEL) y descartar la historia que contó a su
progenitora Sandra Patricia Yara Tique, a los médicos Omar

2 AP3209del 6 de agosto de 2019, radicado 54166.

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Javier Rodríguez Torres del Hospital Militar Central y María


Enoice Cifuentes Sánchez del Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses, así como a la psicóloga del C.T.I. Isabel
Cristina Díaz Alonso, a quienes les dijo que su padrastro,
aprovechando que en la madrugada del 28 de mayo de 2016 se
quedó a solas con ella, la accedió carnalmente.

Lo que se observa a partir de esas postulaciones es que el


demandante se limitó a proponer una serie de conclusiones que,
en su sentir, resultan más lógicas que las de los jueces de
instancia. Con dichos argumentos, quiso edificar un falso
raciocinio, simplemente enunciando la violación de los postulados
de la sana crítica en la valoración del testimonio de la víctima y
pretendiendo elevar a la categoría de máxima de la experiencia la
proposición de que «siempre que un testigo se retracta en el juicio
de su inicial versión incriminatoria, está diciendo la verdad»,
apreciación que, lejos de ser una norma de la práctica en tanto
carece de los principios de generalidad y universalidad, solo
recoge la conclusión del defensor sobre la forma en que debieron
ponderarse todas las pruebas y sus razones para considerar que
aquéllas (los dictámenes médicos y la entrevista psicológica) no
tiene ningún valor suasorio en orden de demostrar que MIGUEL
ÁNGEL SUÁREZ MOLANO accedió carnalmente a su hijastra
J.L.C.Y.

El demandante, en consecuencia, no sustentó en forma


adecuada sus reproches y, por el contrario, dedicó sus esfuerzos
a disentir de la decisión y el mérito probatorio asignado en la
sentencia al cúmulo de pruebas que se practicaron -incluido el
testimonio de la víctima en el que los jueces vislumbraron ciertos
patrones de alienación y mendacidad-, con lo cual desnaturalizó

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el recurso de casación que, como se sabe, no es el escenario para


insistir en argumentos debatidos y derrotados con anterioridad.
No se trata, en últimas, de una tercera instancia.

Bajo esas consideraciones, el cargo será inadmitido.

5. No hay lugar, en fin, a la admisión de la demanda.


Tampoco procede superar los defectos para hacer uso de la
facultad oficiosa contemplada en el inciso 3º del artículo 184 de
la Ley 906 de 2004 porque no se advierte afectación del derecho
material, de las garantías de los intervinientes o la necesidad de
unificar la jurisprudencia.

6. Contra esta determinación no proceden recursos


ordinarios; únicamente, el mecanismo de insistencia, de
conformidad con lo previsto en el artículo 184 de la Ley 906 de
2004, en los términos explicados por la Corte, a partir del fallo
CSJ SP, 12 sep. 2005, rad. 24322 y que han sido reiterados en
CSJ AP800-2022, Rad. 56595, CSJ AP856-2022, Rad. 61012,
CSJ AP922-2022, Rad. 54103, entre otros.

VI. DECISIÓN

Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de


Casación Penal,

RESUELVE:

PRIMERO-. INADMITIR la demanda de casación presentada


por el defensor de MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ MOLANO contra la
sentencia proferida el 19 de octubre de 2021 por la Sala Penal del

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Tribunal Superior de Bogotá que confirmó la condena impuesta


por el Juzgado 52 Penal del Circuito con Función de Conocimiento
de la misma ciudad el 22 de noviembre de 2017 por el delito de
acceso carnal abusivo con menor de catorce años agravado
cometido sobre J.L.C.Y.

SEGUNDO-. ADVERTIR que conforme al artículo 184 de la


Ley 906 de 2004, es facultad del recurrente elevar petición de
insistencia frente a lo decidido.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

Presidente

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NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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